testimonios en una parroquia durante la revolución armada 1810

Anuncio
TESTIMONIOS EN UNA PARROQUIA DURANTE LA REVOLUCIÓN ARMADA 18101817. CURA JOSÉ REMIGIO SÁNCHEZ DE PORRES
Ortiz Minique Yvette María Auxilio
Meléndez Vizcarra Dora
Meléndez Vizcarra Lorena
Universidad de Guadalajara
Departamento de Historia
Av. de los Maestros y calle Mariano Bárcena
Puerta No. 3, La Normal, CP 44260
Guadalajara, Jalisco.
clebs5@prodigy.net.com
doramelendes@megared.net.mx
lorenam@csh.udg.mx
Introducción
Los grandes movimientos sociales, culturales y científicos del siglo XVIII, tuvieron repercusiones
no sólo en las potencias europeas, sino también en sus posesiones, como sucedió con las
colonias españolas de América.
La Ilustración, movimiento generado por una serie de factores de diversa índole, trae
consigo una necesidad de madurez tanto intelectual como política, sin embargo, lo que más tiempo
tomará es el despertar la conciencia social de igualdad, elemento tan enunciado por los filósofos y
los nacientes sociólogos. Mientras el continente europeo se ve inmerso en una gran actividad, que
da paso al desarrollo económico-social, tecnológico e industrial, América ya ha conocido la primera
independencia, propiciada por ese espíritu de libertad que se ve cristalizada en la ruptura entre las
trece colonias de Norte América y la monarquía inglesa en el último tercio del siglo XVIII.
Asimismo, en septiembre de 1791 estalló la revolución en Haití que logró liberar a la isla de las
manos francesas.
Para la América hispánica la situación no difiere, esto a pesar de las reformas borbónicas y
su intento de cambiar la administración tornándose más tolerante en materia colonial, los
virreinatos españoles continúan con su política segregaria, la anhelada igualdad de las clases
sociales se encuentra en textos, edictos, escritos y demás publicaciones. Pero la realidad es otra,
el estigma racial permanece, no bastará un suspiro de tolerancia para contrarrestar el peso de casi
tres siglos de dominación española.
La formación del clero en los seminarios de finales del siglo XVII, implicó la preparación en
las nuevas tendencias de la ilustración, claro está que fue bajo la supervisión de un grupo de
teólogos, siempre vigilantes, especialistas en materia científica y filosófica; evitando así la
introducción de lo profano, recalcando la religiosidad, a la vez que apoyaban el conocimiento
científico. Todo ello llevó al futuro sacerdote a recibir una educación que le permitiría enfrentarse a
1
los cambios de la sociedad, a los cuestionamientos y dudas. Quizás lo más difícil fue establecer la
postura política del clero o del cura frente a la desestabilización del régimen virreinal ante los
hechos de Bayona.
Las opiniones se dividieron, se pensó en apoyar a la monarquía española, no así al Virrey;
otra vertiente apoyaría a ambos: Rey y Virrey, ¿pero qué pasaba cuando él o los curas se
encontraban en regiones apartadas? Allí donde los derroteros difundían las noticias, los edictos,
pronunciamientos y demás, eran transcritos en los libros de gobierno parroquial. Esto claro está es
lo obligado, pero ¿qué opinión tenía el párroco, dónde se plasman sus ideas y su tendencia? Para
más de alguno la gesta era inevitable, era el momento de aplicar el ideal de lo americano, de poder
gobernarse, asimismo, de obtener una igualdad de derechos y tal vez ofrecer a la corona española
su permanencia.
Aquí esto no nos ocupa, sino, más bien, hablar del caso de un curato apartado en una
accidentada región occidental de la Nueva Galicia, fundado en los primeros años del siglo XVII,
aquí los curas gozarán del beneficio de la minería, así su título les permitió inclusive poseer y
explotar minas, como también ser dueños de haciendas de beneficio. En principio se antoja una
vida de lujos pero no lo fue, sino todo lo contrario; testimonio de ello es la correspondencia
sostenida con el obispo donde, entre otras cosas, le suplica ver la posibilidad de su cambio a un
sitio más benigno por considerar a éste insalubre y de mucha “fragosidad”, dicho de otra forma
inhóspito.
El curato del Real de San Sebastián y minas de Hostotipac (jurisdicción), enclavado en la
Sierra Madre del Sur, de contrastante paisaje con sinuosos caminos y veredas, del cual llevó a
cabo una pormenorizada y minuciosa descripción de todos y cada uno de los rincones de esta
parroquia, fue por demás una gran labor, de ahí que hoy podemos gozar del resultado del penoso
recorrido efectuado por el cura José Remigio Sánchez de Porres, éste por espacio de ocho años
administró dicho curato mismos que le permitieron conocer las bondades y las penurias, no solo de
la feligresía sino del territorio y su naturaleza.
José María Remigio Sánchez es un hombre ilustrado nacido en el pueblo de Nuestra
Señora de San Juan de los Lagos el 1° de octubre de 1780, hijo de Don Miguel Sánchez y Doña
Nicolasa de Anda, su nombre lo recibe de su abuelo, propiamente por ser el primogénito y
conservándose así el linaje. Sánchez de Porres, estudió en el Seminario Conciliar Señor San José,
sus títulos los obtiene en 1805 y para 1808 ya se encuentra en el Real de San Sebastián en
calidad de auxiliar del cura Ignacio Isidro García, éste último muere al poco tiempo dejando
vacante el curato hasta que el 17 de marzo de 1810, toma posesión Remigio Sánchez
permaneciendo allí hasta finales de 1819.
2
La jurisdicción de curato del Real de San Sebastián entre 1810 y 1818 estaba comprendida
por 39 localidades, su categoría irá desde la cabecera hasta los ranchos, teniéndose noticia de
estos en el pormenorizado Plan de el Curato de el Real de San Sebastián, firmado en noviembre
de 1818, el documento es un manuscrito que el Párroco José Remigio Sánchez de Porres dedicó
al Obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas, a quien le externa su obediencia y de paso le comenta que
en la soledad de aquellos lugares lo escribe, esto simplemente con la esperanza de ser removido a
otro curato, es así que el 22 de diciembre de 1819 pasa al curato de Tequila.
Los primeros años de la administración parroquial de Remigio Sánchez coinciden con el
inicio del movimiento armado, como testimonio de ello queda registrado en el Libro Cuatro de
Gobierno de la parroquia del Real de San Sebastián, diversos sucesos originados entre 1810 y
1818 como fueron: “las actividades de los rebeldes, la ideología que se está difundiendo, los
errores de la misma, la condena de Hidalgo”.
En el Plan del Curato, escrito del Pbro. Sánchez, refiere a uno de los hombres más
trabajadores y ricos, de nombre Juan Esteban de Isas que vivía en la localidad denominada La
Estancia, conformada ésta por varios ranchos de los cuales se consideraba el más próspero y rico
el llamado El Remate, propiedad de Isas que el cura distingue como el rancho más fértil y rico de
toda la jurisdicción parroquial; al referirse a su propietario señala “el sujeto que lo posee es el más
laborioso que hay en todo el Curato, quién como digo antes es Juan Estevan de Ysas. Yo quisiera
hacer una digresión para elogiar como es justo, de los progresos y virtudes de este famoso
Feligrés, pero no viniendo al caso solo diré que el es un infeliz Mulato de Origen Tepatiteco, vino a
esta tierra buscando en que trabajar de operario, muy pobre y en el día tiene como 1600 pesos…”
Estos comentarios revelan una postura racista, que sin ningún miramiento queda plasmada en un
documento dirigido al Obispo, que seguramente pasó por manos del Secretario del mitrado
Cabañas, así de una forma tan natural se refiere a Remigio a Isas como un infeliz mulato, ello tras
aclarar que tiene virtudes, que es laborioso y da trabajo a mucha gente, dejándonos ver que
simplemente no se contraponen su situación de mulato con lo rico y generoso que es, pero no deja
de ser infeliz por su condición racial. Es aquí donde cabe la reflexión, pero no es válida si no
comprendemos el medio social en que se educó José Remigio, sus estudios eclesiásticos, de su
ordenación, de los cuales existen testimonios escritos que hablan de la importancia de poseer la
pureza de sangre.
También existe la posibilidad de que al referirse al mulato Isas, José Remigio establezca
consciente, o inconscientemente, una comparación con el dueño de la Hacienda de Caña, llamada
San Xavier, perteneciente a su hermano Pablo quien al no ser el primogénito quedó registrado
como Sánchez de Anda, esta hacienda era poseedora de diez mil surcos de caña, con 20 o 30
3
operarios, 50 mulas de carga y de tiro; esto junto con la descripción que hace de otras propiedades
que en su conjunto conformaban la localidad denominada La Estancia, deja entrever que al
referirse a los otros propietarios lo hace en términos de ranchos o rancheros mientras que su
hermano es poseedor de una hacienda, dándole así otro rango.
Todo lo anterior nos llevó a seleccionar a José Remigio Sánchez de Porres como un buen
ejemplo del cómo se miró y se vivió la independencia en una apartada región, de la que quedan
una serie de testimonios que nos ayudan a comprender mejor la idiosincrasia, la situación socioeconómica y la reacción ante la guerra. Otro elemento fundamental es el discurso y la postura
tanto del Virrey como del Obispo en turno, cuyos testimonios quedan manifiestos en los
documentos transcritos en los libros de Gobierno Parroquial, por lo que se digitalizó (en fotografía)
de la foja 155 a la foja 212, para hacer el presente trabajo. Tan sólo nos queda analizar ambas
fuentes para establecer cuál fue la realidad, las causas que llevaron al gobierno virreinal a lanzar
algunas proclamas y el cómo fueron recibidas e interpretadas en un pequeño curato.
Caso de Estudio
Se trata de 17 documentos, que como se dijo anteriormente corresponden al Libro de Gobierno
número Cuatro/1804-1848 (entre circulares, proclamas, edictos, bandos, órdenes, oficios, cédulas
y comunicaciones), breves algunos de ellos y otros de considerable extensión, los cuales una vez
que se paleografiaron, nos permitieron hacer los planteamientos que recién hemos asentado en el
párrafo precedente.
A continuación se enlistarán dichos documentos con sus pormenores a fin de que, cuando
se aborden en el texto, resulte más clara su alusión:
Documento 1:
Tipo de documento:
Asunto:
Proclama del Arzobispo Virrey
Exhortación a la unión, la paz y lealtad en la
México 23 de enero de 1810
Nueva España
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
Circular de Arzobispo de Guadalajara
24 de mayo de 1810
16 de febrero de 1810
155-166
Tenemos una circular que exhorta a la unión, desterrando los temores, enfatiza esa unión en las
ideas y los sentimientos de todos los habitantes y les recuerda el contenido de la circular de 808,
4
que, con motivo de los hechos de Bayona (abdicación de Carlos IV rey de España y su hijo
Fernando VII), les envió y donde él promueve la unión y la paz. Concluye con la consabida orden
de que el documento con la proclama deberá ser transcrito en el Libro de Gobierno y enviar el
original al siguiente curato de acuerdo al orden del derrotero (itinerario). Luego viene la nota donde
Remigio Sánchez certifica que queda transcrito en el libro de Gobierno, firmado por él en el Real
de San Sebastián el 24 de mayo de 1810, esto sucedía a escasos 16 días de la destitución del
Virrey por la Regencia establecida en Cádiz, provisionalmente se le otorgaba el poder a la Real
Audiencia.
En la proclama, el Arzobispo Virrey Javier Lizana y Beaumont se dirige a los vasallos del
rey Fernando VII. El virrey enfatiza, que como es habitual en él, se dirige a ellos como un padre
con sus propias palabras con estilo y dulzura. Les recuerda que le deben fidelidad al rey por el
juramento que han hecho y así entonces deben de sostenerlo, que de ser necesario deben de
defenderlo con su propia vida y con valentía. En el discurso se comprende la insinuación del virrey
sobre que, en caso de que la antigua España caiga bajo la dominación del tirano Napoleón, su
hermana la nueva España no reconocerá a otro rey que los Borbones y le dará asilo.
En cuanto Napoleón Bonaparte recibe el calificativo de águila rapante de Córcega, de la
misma forma figurativa señala que saltó los Pirineos. Es evidente no solamente el repudio sino la
intención de demostrar que Napoleón y su ejército logran la hazaña no por méritos militares, sino
por su perfidia, engaño y malicia. Hace la pertinente aclaración que aún quedan provincias
españolas sin ser sometidas y no caerá en su totalidad la antigua España.
Menciona la reciente guerra declarada a Dinamarca por parte de España, lo cual no debe
de sembrar el temor en las colonias, se refiere a la patria en común e insiste que Napoleón no
destruirá el imperio de Fernando en México, como corresponde a su investidura eclesiástica todo
ello lo hará invocando a dios y presumiendo de las pruebas que de ello tiene el rey.
Dentro del discurso se repiten los términos de engaño,
traición, perfidia, sorpresa del
ejército napoleónico o del propio Napoleón. Tranquiliza a la nueva España diciéndole que
Napoleón les subestima al pensar que sus habitantes no tienen carácter ni son ilustrados, que no
tiene ejército ni disciplina militar, en pocas palabras que no hay quién le enfrente en caso de
invadir la colonia. Lo cierto es que el Arzobispo-Virrey le había dedicado especial atención al
ejército reorganizándolo y dotándolo de armas recién compradas a Inglaterra, por consiguiente era
una forma de demostrar su tino y previsión al respecto.
Un aspecto social con repercusiones del orden económico-político, es el que pretende
esclarecer sobre las supuestas diferencias que Bonaparte percibe entre los peninsulares, criollos
ricos y el resto de la población, refiriéndose a los primeros dice que les considera “estar
5
sumergidos y afeminados en la opulencia” y de los segundos “están bajo el yugo duro e
insoportable, sepultados en las cavernas de las minas”. Lanza el virrey una advertencia a
Napoleón no sin antes hablar de las cualidades del ejército de la nueva España, para enseguida
decirle del odio que le profesan a él y al nombre francés; concluye llamándole persona sacrílega.
Cambia el tono del discurso al referirse al amado rey Fernando VII, pero nuevamente enfatiza la
sed de vengar a la patria en común y de exterminar la raza y memoria de los napoleones, a
quienes define como monstruos de la irreligión del despotismo.
Otra parte que vale la pena rescatar, y que no está por demás decirlo, es cuando comienza
recordándoles que son vasallos de Fernando VII, en esta parte se refiere a los diferentes recursos
naturales y humanos con que cuenta la nueva España, les llama inimaginables y enormes,
advierte que Napoleón desconoce dicho potencial, pero siembra el temor al decir lo que sucedería
de llevar éste a cabo sus negras intenciones de esclavizar a “este pueblo feliz, que hoy es la
envidia del universo”, “apoderándose del oro y la plata”. Lo más fascinante es la forma como
prosigue en su discurso de terror, advierte sobre la forma como actúa Napoleón Bonaparte en los
casos de invasión saqueando casas, iglesias, robando, violando tanto a las vírgenes como a las
matronas, además el les concede a sus soldados dos horas para saqueo y lujuria, entre paréntesis
el comentario del Pbro. Remigio Sánchez: 2y palpita el corazón al oírlo, la mano se estremece al
escribirlo”.
El discurso continúa y el virrey hace la pregunta: ¿permitirán tales atropellos los
descendientes de aquellos héroes que lucharon contra los sarracenos? ¿Los que se establecieron
en el Nuevo Mundo trayendo la religión católica y a Carlos V con sus sucesores?, menciona que
este vasto y rico territorio se puede convertir en sede de la monarquía y de la iglesia. Esto le
conduce a referirse a las dudas sobre qué partido tomar, aclarando que indudablemente debe de
ser el de la Nueva España y su virrey, agrega que no hay que hacer caso sobre lo que se dice
acerca de la pericia militar, lo numeroso y valeroso del ejército napoleónico, concluye que el
triunfo de este último se debe a su política maquiavélica.
Napoleón se encuentra mal informado por infames satélites (subordinados y/o mercenarios)
sobre las diferencias existentes entre criollos y gachupines, que se cree se basan en envidias,
resentimientos y odio. Enfatiza el virrey en la falacia, en la mentira que de seguro ha llevado al
corzo a construir torres.
No podemos pasar por alto que una de las grandes fallas del Arzobispo Virrey Lizana, es el
haber sido negligente en materia de controlar la divulgación de las ideas de emancipación que
directa o indirectamente se manifestaron a través de impresos, mismos que circulaban en la capital
y diversas poblaciones. De ahí que como medida previsora enviaría circulares y proclamas a los
6
diferentes rangos de gobierno civil y eclesiástico, al tener este último el contacto directo con la
población y el medio idóneo de la comunicación como lo fue el sistema del derrotero, es entonces
al clero que le dirige un buen número de proclamas.
Dentro del aspecto social pero que indudablemente atañe también al orden político,
económico y cultural es la aclaración hecha por el Virrey Lizana Beaumont, cuando explica que
en realidad no existe rivalidad ni diferencias entre los gachupines y los criollos, argumentando lo
siguiente:
“Los sencillos nombres de gachupín y criollo han servido por espacio de 300 años
para indicar solamente el nacimiento personal de los españoles habitantes de este
nuevo mundo; pero jamás han merecido distinción para el aprecio, los empleos y los
honores, ni en la consideración de las leyes, ni en el ánimo de los monarcas.
Gachupín es un español nacido en Europa, criollo es un español nacido en América;
gachupín es el padre del criollo; criollo es el hijo del gachupín; gachupín es el marido
de la hija del criollo, criollo es el abuelo de los hijos del gachupín ¿qué más? Los
criollos y los gachupines son como 2 hermanos entre sí o como un tío y un sobrino,
porque o todos son hijos de españoles o el gachupín es hermano del padre del criollo
o como tales han vivido tres siglos pacíficamente habitando unos y otros este
floreciente, rico y numeroso imperio y quien que no sea el atolondrado conquistador
del orbe podrá persuadirse una emulación perjudicial y una desavenencia de
voluntades entre el padre y el hijo, entre el marido y su esposa, entre dos hermanos
que tienen un mismo abuelo? El criollo da gustoso su hija y su caudal al español
europeo, quiere, ama tiernamente a aquella y cuida este lo conserva lo aumenta y lo
hace pasar florido a los nietos del español americano....”
La conclusión es que se trata de tan solo un término que se había venido usando desde 300 años,
que no puede tener otro significado que el de la procedencia, esto es, se aplica para los españoles
nacidos en España y queda demostrado que los fuertes lazos que les une a los criollos se han
dado a lo largo de la colonia y que el temible Napoleón no podrá romper, como sucede a lo largo
de toda la proclama vuelve a exhortarlos a la unión.
Aclara que tan solo son unos pocos los que se han dejado llevar por las influencias
extranjeras, pero que se trata de personas sin educación, ni ideas que en realidad no
desestabilizan al gobierno, pero sí molestan a la sociedad. Ni los hechos de la capital, ni los de
Valladolid o Querétaro, como tampoco en el caso de los pueblos donde hubo leves
acontecimientos y rumores. En cuanto a los que con su actitud han apoyado los sucesos
acaecidos en España, él como virrey los ha pretendido corregir, se lamenta por su mala salud en
más de una ocasión.
Describe el como en ocasión del Te Deum y triduo llevado a cabo por la iglesia, la actitud
del pueblo le conmovió hasta llegar a derramar lágrimas, cuando él mismo presenció que por las
calles iban fraternalmente enlazados al español con el indio, al soldado con el paisano, al clérigo
7
con el jornalero, al religioso con el artesano, quienes vitoreaban a Fernando VII y repudiaban a
Napoleón. Pide para el rey amor, unión dado que está a punto de perder la corona y con ello los
pueblos que le dio el cielo. Indica que la esperanza está depositada en los hermanos de América.
Se refiere a lo erróneo de las ideas entre otras cosas indecorosas de extranjeros filósofos y
políticos en cuanto al carácter débil de los que han nacido bajo la zona tórrida, entonces él aclara
“el clima de América no hace degenerar la sangre, ni las costumbres españolas, antes bien que los
rayos del sol que hieren más perpendicularmente sobre vuestras cabezas os hacen vivos en el
ingenio, más espirituosos en las virtudes y más entusiastas en el honor…”.
Argumenta que para la defensa y libertad de ambas, la vieja y la nueva España, de ser
necesario será capaz de él “junto con el clero secular y regular con un Crucifijo enarbolado a
reclutar nuevos soldados fuertes y animosos, que unidos a los que ya tenemos impidan violar esta
tierra por las impuras y sacrílegas plantas de las tropas francesas….”. Agrega a ello “y les diría lo
que el rey David dijo al gigante Goliat: tú atrevido vienes a mí con tropas y armas poderosas yo
saldré contra ti en nombre del Señor”. “Vuestro valor, nuestra unión recíproca, vuestros generosos
y abundantes auxilios pondrán en las orillas del mar del norte de este precioso continente un muro
impenetrable a las armas desoladoras del tirano de Europa...”.
Aclara que podría continuar consolándolos pero dadas las apremiantes circunstancias y su
mala salud se despide con el bastión y con el báculo pastoral en la otra mano da su bendición.
Documento 2:
Tipo de documento:
Asunto:
Orden Circular
Exhorta a los párrocos para que inculquen
Guadalajara, 13 de julio 1810
fidelidad a sus feligreses para con el gobierno
legal.
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
Obispo Juan Cruz
22 de agosto de 1810
171-174
Además del exhorto, critica el Obispo las proclamas del tirano Napoleón, de sus emisarios y
satélites, aclara que ninguna persona sensata puede leerlas sin repudiarlas, menciona que ya han
sido analizadas por las tres fuerzas más temidas: el Santo Tribunal de la Fe, el Superior Gobierno
de la Nueva España y la Real Audiencia de la Nueva Galicia. Indica que le corresponde al clero
inculcar el odio hacia “ese hombre que puja (mejora) a Maquiavelo, en su fuerza y astucia”. Paso
8
segundo lanza una crítica sobre el hermano de Napoleón, José a quien llama inepto para mandar
no solo a una nación sino inclusive a “una miserable tribu de hombres errantes”. Asegura que para
el logro de la encomienda como ya es costumbre en cumplimiento de su deber, tanto en lo
particular como en lo público, promuevan la fidelidad al rey Fernando VII. Por último agrega que
deberán de orientar a dos tipos de individuos aquellos que hablan sin entender el sentido de las
cosas y los que aún comprendiéndolas las paran o reprimen “malignamente”. No existe diferencia
alguna ni originalidad si le comparamos con la proclama del Virrey Arzobispo Lizana Beaumont del
16 de febrero y la presente del 13 de julio, firmada por el obispo Cabañas.
En la foja 173 el Cura Remigio Sánchez hace la aclaración “Con el anterior vino incluso un
bando que a la letra es del tenor siguiente”. Se trata de una proclama de José Napoleón rey de
España y de América, emitida en Madrid el 3 de octubre del año próximo anterior, dirigida al clero
de las Américas españolas y un ejemplar impreso sin fecha que se dirige a los ciudadanos de
América. En todo caso ambas proclamas son condenadas a ser quemadas por el Arzobispo Virrey
y la Real Audiencia, que lo mismo se haría en la plaza mayor de Guadalajara, advierte Cabañas
que no sean leídas ni que circulen en caso de haber sido introducidas en este reino. Dado en
México 16 de junio de 1810, lo firman Pedro Catani, Guillermo Aguirre y Tomás González. Lo copia
y firma José Remigio Sánchez.
Documento 3:
Tipo de documento:
Asunto:
Edicto del Santo Oficio
Exhibición
México, 26 de enero de 1811
sediciosos
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
y
presentación
de
documentos
19 de abril de 1811
174-177
Este documento es un edicto general de fe del Santo Oficio mediante el cual se exhortaba,
requería y mandaba a cualquier celoso, católico y fiel vasallo, so pena de excomunión mayor y
pecuniaria, a que trajesen, exhibiesen y presentaren las proclamas, bandos y cualquier otro papel
sedicioso, impreso o manuscrito, ante la Inquisición y sus comisarios y denunciaren a los que los
tuvieren, ocultaren y propagasen propuestas con espíritu de independencia y sedición.
Los inquisidores referían haberles llegado a sus manos tres distintas proclamas, la del
rebelde cura Hidalgo, otra de un patriota de Lagos y la de Ignacio Antonio Rayón en Tlalpujagua.
9
Hacen referencia de anteriores edictos, emitidos por esa institución desde 1790 hasta 1810, contra
todas aquellas personas que recibiesen papeles, mantuviesen trato y correspondencia con los
sediciosos y les prestasen ayuda y los que no denunciaren ideas revolucionarias transmitidas de
mano en mano con peligro de la patria y la religión.
De manera puntual y con base en las ideas asentadas en el manifiesto de Miguel Hidalgo y
Costilla, los inquisidores lo califican de hereje e impío por su ateismo y materialismo, de luterano,
de hipócrita, antemural de la religión y estado, de ateo cruel y deshonesto por haber alucinado a
tantos miserables y haberlos hecho víctima del proyecto de trastornar el trono y la religión.
Hacen alusión de como todos estos documentos condenados ya se han quemado públicamente en
la plaza y prohibidos bajo pena de alta traición.
El párroco de nuestra población lo recibió y copió a poco menos de tres meses de haberse
elaborado en la Inquisición de México.
Documento 4:
Tipo de documento:
Asunto:
Circular
Previene medios para difundir los programas y
21 de febrero de 1811
doctrinas de rebelión
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
Obispado de Guadalajara
31 de mayo de 1811
178
Pasados 42 días, de la trascripción del último documento, encontramos un circular
previniendo medios para difundir los programas y doctrinas de rebelión, elaborado por el
gobernador provisor y vicario del obispado. Se les pedía a los ministros continua predicación del
evangelio y clara explicación de los principios de la religión y moral cristiana en el curato para
consolidar la tranquilidad y sosiego que se disfrutaba y así alejar de los fieles las ideas falsas que
inspiraron a los rebeldes y que solo trajeron males, desgracias y convulsiones.
Paradójico fue que al término de la copia de este circular, el cura Sánchez, el mismo día
haya recibido también un bando del Virrey, por conducto del pueblo de Tomatlán, con un oficio
inserto del gobernador de la mitra de Guadalajara y no lo haya podido asentar en el libro de
gobierno dado que, manifestó la llegada de los insurgentes a San Sebastián del Oeste y por ello
no llegó a saber mas de dicho documento. Apenas si el circular anterior hablaba de consolidar la
tranquilidad y sosiego que se vivía.
10
Documento 5:
Tipo de documento:
Asunto:
Orden del Virrey
Concesión de premios y distinciones a personal
México, 30 de julio de 1811
militar por la defensa del virreinato
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
Inquisición en Guadalajara
31 de marzo de 1812
179
Pasaron casi 10 meses para que el párroco recibiera y copiara en el libro de gobierno, una
superior orden del virrey de México emitida dos meses después de la circular descrita en foja 178
pero cuya noticia llega con bastante retraso. Se trataba de la resolución de la máxima autoridad en
la Nueva España para conceder premios y distinciones y dar las gracias en nombre de la nación a
los jefes militares, oficiales y tropa por su papel preponderante en el restablecimiento y tranquilidad
del reino cuya lealtad había sido inalterable y por ello los declaraba beneméritos de la patria dado
que pusieron orden en las provincias seducidas.
Esta información fue dirigida a todos los fieles vasallos para que se conociese en las
ciudades, villas y lugares del reino a través de numerosos ejemplares que se publicaron y
remitieron a los tribunales, prelados eclesiásticos, magistrados y jefes militares.
Documento 6:
Tipo de documento:
Asunto:
Edicto del Santo Oficio
Exhibición
México, 26 de enero de 1811
sediciosos
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
Inquisición en Guadalajara
31 de marzo de 1812
13 de mayo de 1811
179-184
y
presentación
de
documentos
El último día del mes de marzo de 1812, se recibe en la población en cuestión, por parte del
comisario de la Inquisición en Guadalajara, un oficio que acompañaba un edicto, mismo que arribó
también con bastante retraso, se exhortaba a los clérigos por su pronta publicación, explicación y
de hacerlo entender a los pueblos por convenir así al servicio de ambas majestades. El edicto
11
inquisitorial no era otro sino aquel relacionado con las proclamas rebeldes de Hidalgo y otros
sediciosos que ya había sido copiado en toda su extensión por el mismo señor cura y el cual en
párrafos anteriores hemos descrito. El señor cura vuelve a transcribirlo en el libro parroquial e hizo
la anotación final de que concordaba en todo con el anterior copiado a fojas 174-177.
Cuando el oficio fue elaborado, la algidez del movimiento libertario estaba en pleno fragor,
aquí en Guadalajara, meses antes había llegado Miguel Hidalgo y Costilla con sus tropas, había
permanecido en la ciudad, donde logró organizar el primer gobierno independentista, había abolido
la esclavitud en los primeros días de diciembre de 1810; el 17 de enero de 1811 la batalla en
Puente de Calderón, a las afueras de la ciudad, tuvo en vilo a las autoridades civiles y
eclesiásticas; no en vano los afanes porque la estela sediciosa no se consolidara y aunque los
principales gestores rebeldes morirían en pocos meses, el aparato de defensa virreinal seguiría su
curso, no obstante que las comunicaciones llegaran a conocerse con mucha posterioridad, como lo
es el caso, el mandato de publicación en todos los rincones para fijar copia auténtica en la parte
acostumbrada, a continuación certificarlo y darle dirección al curato que por escala correspondiera
no cesó. Quedaban aún por delante defensas importantes para ambas partes en gesta.
Documento 7:
Tipo de documento:
Asunto:
Edicto del Arzobispado de Guadalajara
Denuncia de acciones rebeldes por parte de
11 de septiembre de 1811
clérigos
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
Arzobispado de Guadalajara
31 de marzo de 1812
184-187
Este edicto fue elaborado en las circunstancias que acabamos de mencionar en el párrafo
antecedente. Se ordenaba a los eclesiásticos:
“Que cuantas veces sean requeridos por el gobierno legítimo sobre dar informes o
comunicar noticias relativas a la persecución y destrucción de esas gavillas y de las
infernales tramas de la rebelión, estén prontos a decir cuanto supieren y aun a
comunicar oficiosamente cuantas juzgaren oportunas e interesantes, anteponiendo
así en uno como en otro caso la protesta, de que cuanto dicen es con el fin solo de
contribuir al sosiego y bien público; y suplicando así mismo que por su dicho no se
siga muerte ni derramamiento de sangre; en la firme inteligencia de que así concilian
las obligaciones de eclesiásticos con las de buenos ciudadanos y fieles vasallos.”
12
Esta ordenanza contenía diversos planteamientos y argumentaciones para hacer ver a los
ministros de la iglesia que el acusar, denunciar e informar a jueces, militares y políticos, las
acciones de los rebeldes, no constituía un crimen opuesto a la mansedumbre clerical y en estos
casos las voces de los sagrados cánones que prohibían a los clérigos tener influjo en penas
capitales y derramamiento de sangre no aplicaban, dado que se reconocía la necesidad en que
éstos se hallaban de cooperar por ese medio, tal vez único, en defensa de la más santa de las
causas y al decidido término de una sedición destructora.
La predicación, el ejemplo y los consejos de los ministros del altar ya no habían sido
eficaces para mover la obstinación de los sediciosos en su causa y para cuyo exterminio no
quedaba otro arbitrio más que la fuerza que ejercía el gobierno legítimo y para aplicarla con la
utilidad y tino, el auxilio en noticias oportunamente sabidas y comunicadas era lo que se
necesitaba, con mucha más razón si se avisaba a los magistrados de las conjuraciones que se
tramaban y de los atentados que se cometían contra la religión, la patria y el estado. La
propagación sin límite de los males públicos de toda especie sí que dolerían si estuviesen
apoyados en el delincuente silencio de algún clérigo que habiendo hablado a tiempo podía
haberlos precavido y del mismo modo, sí aún después de sucedidos en un lugar pudo evitar que
se cometiesen en otro.
Se trataba de la restauración del orden y bien público, la conservación de la patria, la de los
eclesiásticos mismos y la de los compatriotas y ciudadanos.
Documento 8:
Tipo de documento:
Asunto:
Edicto del Arzobispado de Guadalajara
Dispensa para comer carnes en los días
13 de febrero de 1812
cuadragesimales y de abstinencia
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
Oficio de la mitra
31 de marzo de 1812
188-190
En la misma fecha en que recibió el padre Sánchez los dos últimos documentos, asentaba
igualmente un tercero, consistente en oficio y edicto del obispado de Guadalajara relativos a
conceder a los fieles dispensa para que pudieran comer carnes saludables en los días
cuadragesimales y de abstinencia, mismos que ya se acercaban, a falta de bulas de la santa
cruzada. Todo lo anterior debido a la notoria escasez y carestía de alimentos de abstinencias que
13
se padecía por igual, ya en la propia ciudad como en el resto del obispado, derivado de la
cuadrillas de asesinos y ladrones que infestaban los caminos, quienes ponían trabas al tráfico y
comercio en todos los giros y que para el goce de esta dispensa habrían los creyentes de
contribuir y poner en las arcas o cepos una limosna según la tasa relativa a su clase y condición.
Documento 9:
Tipo de documento:
Asunto:
Decreto de la Corte de Cádiz
Celebración del aniversario de la publicación de
Cádiz, 15 de marzo de 1813
la Constitución de la monarquía española
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
Circular del Obispado de Guadalajara
19 de febrero de 1814
8 de febrero de 1814
191-192
Pasarían casi dos años para que se asentara un circular con decreto, elaborado por la
Corte, mismo en el que se preveía la celebración del aniversario de la publicación de la
Constitución de la monarquía española, el 19 de marzo; se decretaba vestirse la corte de gala
todos los años, habría besamanos e iluminación general, se cantaría un solemne Te Deum en
todas las iglesias y harían salvas de artillería todos los ejércitos en las plazas de la monarquía. Se
dispuso que la regencia provisional del reino lo entendiera y dispusiera lo necesario para su
cumplimiento haciéndolo imprimir, publicar y circular y por ello se mandó a todos los tribunales,
justicias, jefes, gobernadores y demás autoridades civiles, militares y eclesiásticas. El obispo de
Guadalajara, Juan Cruz, firmó el circular y once días después se recibe en San Sebastián del
Oeste.
El ministerio de gobernación de la península decretaba lo anterior en ausencia y por
cautividad de Fernando VII; recuérdese había una regencia provisional del reino nombrada por las
cortes generales y extraordinarias y se regían por la Constitución promulgada en Cádiz en 1812,
misma de la cual el decreto ordenaba la celebración de su aniversario de proclamación.
Documento 10:
Tipo de documento:
Asunto:
Decreto del Virrey de la Nueva España
Competencias de jurisdicción en todo el territorio
México, 10 de noviembre de 1813
14
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
13 de mayo de 1814
192-195
El sacerdote Sánchez recibió y trascribió un decreto expedido por el Virrey de la Nueva
España Félix María Calleja del Rey. El decreto de las cortes hablaba sobre competencias de
jurisdicción en todo el territorio de la monarquía que el supremo ministerio de ultramar había
comunicado casi seis meses antes. Doce eran los artículos que prevenían los casos a dirimir por el
Supremo Tribunal de Justicia sobre competencias de las audiencias entre sí y las de las
audiencias con los tribunales especiales, con jueces ordinarios u otras justicias.
Documento 11:
Tipo de documento:
Asunto:
Manifiesto del Ministro Universal de Indias
Regreso del soberano y restitución del Consejo
Madrid, 20 de julio de 1814
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
4 de octubre de 1815
195-197
Este manifiesto del Ministro Universal de Indias, el español Miguel de Lardizábal y Uribe,
hacía alusión de que en Madrid ya estaba Fernando VII como soberano para reinar en paz y en
justicia; de la restitución que éste había hecho del Consejo, destruido por las Cortes; recalcaba la
designación por parte del rey de cinco americanos en éste, además de otro en el Consejo y
Cámara de Castilla y dos más a la cabeza de ministerios importantes como lo eran el de Estado y
el de las Indias. Restablecido el ministerio que encabezaba, Lardizábal hacía ver que estando éste
bajo una sola mano, las suyas y, no habiendo otro objeto más que atender los asuntos que
surgiesen en las Indias, sus afanes y desvelos serían solventarlos para que ya no hubiesen
órdenes contradictorias que tantas veces se presentaron, ni tampoco pasarían meses o años sin
contestarse las peticiones o acciones que infinitas veces, en el pasado, no se atendieron.
Recalcaba que por su conducto, al rey de pronta manera, le llegarían todas las quejas, agravios o
solicitudes que se formularan.
Aquí es prudente recordar que este personaje, tras la jura de la Constitución de 1808, en
Bayona, se le designó representante de la Junta Central en Nueva España y aquí ejerció como tal;
15
escribió y publicó varios ensayos negando la legitimidad de las Cortes, lo que lo llevó a ser
arrestado y repatriado en 1811 y pasado el tiempo, en 1814, al regreso del rey a su trono, se le da
el ministerio de las Indias recién mencionado en el párrafo anterior. Cierra su manifiesto con la
alusión
“Acabad ya esa guerra destructora de vosotros mismos: conoced que la
independencia es una quimera impracticable y que el intentarla no puede producir
más que vuestra propia ruina. No haya entre vosotros esa fatal rivalidad de nacidos
en España o en América: no seáis ingratos a vuestros padres, que es la
monstruosidad más escandalosa, y de que tiembla la naturaleza y se horroriza. Sed
verdaderos y honrados españoles si queréis merecer el nombre de buenos
americanos; y si lo fuereis, contad seguramente con el rey y en segundo lugar contad
con su ministro, vuestro fiel y afectísimo paisano.”
Documento 12:
Tipo de documento:
Asunto:
Orden del Virrey de Nueva España
Orden sobre eclesiásticos rebeldes
México, 1º de septiembre 1816
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
Obispo de Guadalajara
9 de diciembre de 1816
Zapopan, 1º de diciembre de 1816
197-199
La superior orden dada por el Virrey de Nueva España, Félix Calleja, mandaba que por ser
notoria la pacificación del reino y esperándose el pronto restablecimiento de la tranquilidad pública
y las comunicaciones aun de las provincias más distantes y de la capital y por haber quedado en
su vigor y fuerza las leyes, bandos y órdenes que regían con respecto a los eclesiásticos,
seculares y regulares, que todavía se encontraban entre los rebeldes que acaudillaban gavillas u
operaban de cualquier modo a sostener el partido de los infieles, se abstuviesen en el resto de los
casos los comandantes generales y particulares de las divisiones o distritos comprendidos en la
diócesis del arzobispado a proceder contra cualquier eclesiástico.
Debía darse cuenta a la superioridad y aguardar su resolución. Se asentaba igualmente
que en el resto de las diócesis del reino los jefes militares debían proceder de la misma manera;
serían los obispos o cabildos quienes acordarían las providencias convenientes a tomar cuando
algún eclesiástico olvidase las obligaciones que le imponía su sagrado ministerio. Se encargaba
particularmente a jefes y comandantes que sus subordinados faltasen al miramiento, aprecio y
16
distinción a que era acreedora esta clase del estado que con celo cuidaban del pacto espiritual de
sus feligreses y los mantenían en la obediencia debida al rey.
Documento 13:
Tipo de documento:
Asunto:
Decreto Real
Prohibición de algunos Catecismos Políticos
España, 22 de marzo de 1816
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
3 de abril de 1817
199-202
Este decreto encargaba se recogiesen en las respectivas diócesis y territorios ejemplares
de folletos con título de catecismos políticos y religiosos recibidos en las escuelas de primeras
letras para la enseñanza de la niñez así como de los publicados y circulantes en los pueblos; la
doctrina que contenían éstos era subversiva, sediciosa y destructora del orden público y en
algunos se observaban errores teológicos. Prohibían la lectura y enseñanza de los catecismos
dado que los fiscales del Supremo Consejo de las Indias expresaron que dichos escritos eran
perjudiciales en España, y por ende mucho mas deberían serlo en los dominios ultramarinos,
especialmente en las provincias insurrectas donde sus gobernantes pusieron mayor conato en
esparcir esta clase de papeles incendiarios con el propósito de extraviar el espíritu de la juventud y
corromper la opinión pública trayendo consigo un diluvio de calamidades sobre los pueblos
sencillos e incautos que se dejaron deslumbrar con sus máximas y teorías por razón de sus títulos,
por su poco costo y prodigalidad con la que se esparcieron.
Se ordenaba proceder a recoger los ejemplares y advertir que se castigaría con la mayor
severidad a los maestros que los continuaran usando después de recogidos. En el viejo
continente, cuando este decreto se dio a conocer se remitieron cinco impresos: el primero titulado
Catecismo Político arreglado a la constitución de la monarquía española para ilustración del
pueblo, instrucción de la juventud y uso de las escuelas de primeras letras, por D. J. C., en
Córdoba, imprenta real de Don Rafael García Domínguez, 1812; el segundo, denominado
Catecismo Patriótico o breve exposición de las obligaciones naturales, civiles y religiosas de un
buen español, compuesto por un párroco del arzobispado de Toledo, Madrid, imprenta de Ibarra,
1813; el tercero llamado Lecciones políticas para el uso de la juventud española, por el Dr. Don
Manuel Cépero cura del Sagrario de Sevilla, impreso en Sevilla por Don José Hidalgo, 1813; el
17
cuarto, Catecismo Político Español Constitucional que a imitación que el de doctrina cristiana
compuesta por el Sr. Reynoso, por S. D. D. S. A., en Málaga, en la oficina de Don Luis Carrera,
1814; y el quinto, Catecismo Cristiano Político, por un magistrado para la educación de su hijo,
Ayuntamiento de Antequera para uso de sus escuelas, impreso en Atenquera por la viuda e hijos
de Gálvez, 1814.
Documento 14:
Tipo de documento:
Asunto:
Cédula Real
Comunicación de matrimonios reales
22 de marzo de 1816
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
3 de abril de 1817
203
El cura recibió y copió esta Cédula del rey relativa a su matrimonio con su sobrina Doña María
Isabel Francisca, así como también el matrimonio de su hermano Carlos con otra de sus sobrinas,
Doña María Francisca de Asís.
Documento 15:
Tipo de documento:
Asunto:
Oficio del Brigadier, Gobernador, Comandante
Comunicación de triunfo de tropas reales sobre
Militar e Intendente de provincia
los jefes insurgentes Mier y Sardà
Zacatecas, 23 de junio de 1817
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
Obispado de Guadalajara
11 de julio de 1817
26 de junio de 1817
209-210
La comunicación versaba sobre que el comandante general de San Luis Potosí, el día 15
de junio, acabó con todos los enemigos que se hallaban fortificados en el fuerte de Soto la Marina,
los cabecillas Mier y Sardà, compañeros de Mina. Recordemos que el revolucionario español
Francisco Javier Mina organizó la División Auxiliar del Congreso Mexicano para encuadrar las
fuerzas insurrectas desplegadas en territorio mexicano fue quien convenció a Fray Servando
18
Teresa de Mier para pelear por la Independencia del virreinato de la Nueva España. El mayor José
Sarda fue parte de esta lucha que igualmente cayó con Mier en la toma de este fuerte.
Documento 16:
Tipo de documento:
Asunto:
Decreto
Comunicación sobre los avances del general
Guadalajara, 23 junio de 1816
Mina y orden sobre esto
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
11 de julio de 1817
210-211
Por el arrojo del general Mina, a quien se adjetivaba como execrable y pérfido, al penetrar
hasta la provincia de San Luis Potosí para unirse a los rebeldes del Bajío y dar aliento a la
rebelión, a la cabeza de mas de 300 extranjeros se mandaba a los párrocos apurar los esfuerzos
de vigilancia y celo; así para estar a la mira de cuanto pudiera ocurrir y avisarlo con oportunidad,
como para inspirar en los feligreses los sentimientos mejores y mas conducentes, a consolidarlos
en su adhesión a la justa y santa causa; a excitarlos a sostenerla con vigor; a preservarlos de la
perversión y extravío; a prevenirlos contra tales enemigos con una patética descripción o
explicación de la horrenda y negra empresa de los insurrectos y con vivos y frecuentes anuncios
de los indecibles males que ello pudiera producir en lo espiritual y temporal si todos como son
obligados por todos títulos y aún por el de evitar su propia ruina no cooperaran a la destrucción del
movimiento libertario.
Documento 17:
Tipo de documento:
Asunto:
Oficio
Derrota de Mier y sus fuerzas
Guadalajara, 26 junio de 1816
Tramitación hecha por:
Fecha de trascripción y fojas:
11 de julio de 1817
211-212
19
Se ordenaba a los párrocos el esmero en dar gracias solemnes al todopoderoso en
reconocimiento a la ya mencionada, en párrafos anteriores, toma del punto Soto la Marina, por ser
este hecho singular e interesante a la iglesia y al estado, a la pacificación de este reino y a su
verdadera felicidad. La destrucción de los rebeldes extranjeros que le ocupaban y la aprehensión
del apóstata padre Mier y demás socios suyos y del infame Mina con cuanto allí tenían.
La visión de José Remigio Sánchez de Porres
Dentro de las proclamas, las circulares y demás documentos recibidos en el Curato del Real de
San Sebastián, existe una constante llamada a la unidad, a la defensa del Rey Fernando VII, el
absoluto repudio a las acciones bonapartistas y el fomento al odio a la figura de Napoleón
Bonaparte.
Como también a través de los documentos el Arzobispo Virrey, El Obispo de la Nueva
Galicia y otras autoridades, enfatizan la forma tan cordial como los diferentes grupos sociales
conviven bajo el mismo cielo novo hispano, sin embargo, en ninguna parte de los textos que
hemos estudiado, vemos reflejada la presencia de los mulatos y negros, inclusive en los padrones
de 1817 realizados por José Remigio Sánchez sobre su feligresía. La mayor de las sorpresas es
ver el índice tan elevado de mulatos, y la mención del término esclavo. De inmediato nos viene a
la mente el cuestionamiento ¿Dónde quedó la abolición de la esclavitud decretada por el propio
Hidalgo?, ¿Los edictos pronunciados sobre aspectos fundamentales como la tenencia de la tierra?
Ha siete años de dichos pronunciamientos, aquí en este apartado rinconcito de la Nueva
Galicia, la situación virreinal no ha cambiado, a excepción de la nota donde Sánchez de Porres
advierte que tiene que suspender la trascripción del derrotero por la presencia de los rebeldes
insurgentes, fuera de este evento no habrá alguna otra alusión a la insurgencia, entonces por un
lapso de siete cruciales años, no hubo señales del impacto social, económico o político que se
esperaba encontrar.
Todo concluye con el escrito que hemos referido al principio denominado Plan de el Curato
de el Real y Minas de San Sebastián, escrito por su cura Remigio Sánchez, mismo donde lejos de
realzar los logros o derrotas, tanto de los realistas como de los insurgentes, se pone en alto la
naturaleza, las bondades de la tierra, los errores en su aprovechamiento y las marcadas
diferencias sociales.
20
Fuente
Libro de Gobierno número Cuatro (1804-1848).
Archivo Parroquial del Curato de San Sebastián del Oeste Jalisco.
21
Descargar