Legorreta Cantera Héctor Gabriel 09617499-7 Grupo 1151 Sociología Teoría Política I Miguel Ángel Jasso Espinoza FES Acatlán • UNAM 1. ¿Qué es el revisionismo histórico? El revisionismo histórico es el estudio y reinterpretación de la historia. Tiene un uso académico legítimo y otro peyorativo. Su uso académico se refiere a la reinterpretación de hechos históricos a la luz de nuevos datos, o nuevos análisis más precisos o menos sesgados de datos conocidos. Su uso peyorativo se refiere a la manipulación de la Historia con fines políticos, prescindiendo del método científico y la revisión por pares, y por ello en este caso se considera una práctica pseudocientífica (por ejemplo, el negacionismo). El revisionismo presupone que entre los historiadores, o el público general, existe una forma generalmente aceptada de entender un acontecimiento o un proceso histórico y que hay razones para ponerla en duda. Esas razones pueden ser de distinto tipo: la puesta en valor de nuevos documentos, el cambio de paradigma historiográfico; o también el cambio de los valores desde los que se observa el pasado. En los casos de revisionismo no académico o pseudocientífico suele acusarse a quien lo practica de dedicarse al uso político de la historia y de no respetar la neutralidad y el espíritu crítico en la relación con las fuentes considerados básicos en el trabajo del historiador. El revisionismo académico En el ámbito académico, la revisión de las formas de entender el pasado forma parte de la tarea del historiador profesional. Una de las grandes polémicas revisionistas vino con el segundo centenario de la Revolución Francesa, con la llamada querella de los historiadores. Las explicaciones estructurales y marxistas de la década de 1960 fueron puestas en duda por historiadores que enfatizaban las decisiones politicas y la ideología, y que colocaban al terror como su motor explicativo. A partir de esta polémica ha sido habitual en algunos ámbitos académicos denominar revisionistas a los historiadores que utilizan explicaciones de los procesos históricos en términos de cultura política, ideología y decisión, en vez de estructuras sociales y condicionantes económicos. En el mundo anglosajón y en menor medida el francófono es muy común que la palabra revisionismo aparezca en el título de obras académicas haciendo referencia a su sentido más literal. Por ejemplo, S.P. MacKenzie, un historiador militar estadounidense, se sintió incómodo con el trato que la historiografía daba al Ensayo Imperialismo y Teología Legorreta Cantera Héctor Gabriel 09617499-7 Grupo 1151 Sociología Teoría Política I Miguel Ángel Jasso Espinoza FES Acatlán • UNAM compromiso de los soldados con la causa en los ejércitos revolucionarios. Ya fuese el ejército puritano de Cromwell, el de la leva en masa de la Revolución Francesa, el Ejército Libertador de Simón Bolívar, las Brigadas Internacionales en la guerra civil española, o las Waffen SS de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, le pareció que en demasiadas ocasiones se atribuían sus buenos resultados militares al compromiso ideológico de los soldados y no a su número, su armamento, o a la pericia de los oficiales. Emprendió entonces una tarea revisionista: se documentó sobre esas unidades militares y su comportamiento en diferentes batallas, victorias y derrotas, y lo comparó con el de las unidades regulares. El resultado le pareció inequívoco: los historiadores en muchas ocasiones habían atribuido los éxitos militares de esas unidades al compromiso de los soldados, aunque la comparación sistemática muestra que en circunstancias similares un ejército regular hubiese vencido de la misma manera. A veces, el simple paso del tiempo permite cambiar la perspectiva a la comunidad historiadores, pues un punto de llegada diferente invita a evaluar de forma nueva la trayectoria histórica pasada. Por ejemplo, parte de la historia económica y política española de la década de 1960 comparaba la España de Franco con las democracias europeas y veía la trayectoria del país desde siglo XIX como un fracaso: fracaso de la industrialización, fracaso del liberalismo político. Durante la década de 1990, desde los mismos valores se podía mirar al pasado, en especial al período de la restauración (1874-1923) y encontrar muchos rasgos positivos que permitieron desembocar a finales del siglo XX en una democracia avanzada. En vez de buscar en la historia los elementos que explicaban el punto de llegada "fracaso" (como la inexistencia de una revolución burguesa), algunos historiadores revisaron la historia y buscaron precursores del "éxito" (como la práctica parlamentaria casi ininterrumpida entre 1834 y 1923). Estos cambios de interpretación suelen venir acompañados de controversia historiográfica dentro del mundo académico. El revisionismo no académico y pseudocientífico Por otra parte, la actividad de revisar el pasado la puede practicar cualquier periodista o investigador aficionado y está protegida por la libertad de pensamiento y expresión. Además, como la historia es un terreno fecundo para la controversia política y en Ensayo Imperialismo y Teología Legorreta Cantera Héctor Gabriel 09617499-7 Grupo 1151 Sociología Teoría Política I Miguel Ángel Jasso Espinoza FES Acatlán • UNAM muchas ocasiones la legitimidad de apuestas políticas del presente se fundamenta en trayectorias históricas del pasado, la revisión histórica puede estar cargada de polémica (uso político de la historia). Casos famosos, como el del Revisionismo del Holocausto (negacionismo) (negar la existencia de un plan para el exterminio de los judíos en la Alemania Nazi), han dado lugar a legislación en algunos países que tratan esa versión de la historia como delito, considerando que se trata una de "una mentira deliberada, con fines políticos, que no tiene nada que ver con interpretar la evidencia histórica y, en cambio, se aproxima a la apología de un régimen criminal". En ocasiones, las fronteras entre el revisionismo académico y el pseudocientífico son objeto de disputa. A priori, los revisionistas externos al mundo académico pueden hacer un trabajo excelente en términos historiográficos. Del mismo modo, un historiador académico puede trabajar fuera del canon historiográfico y convertirse en una suerte de revisionista no académico. Sin embargo, los revisionistas que han alcanzado mayor resonancia en la opinión pública normalmente se han beneficiado más de la existencia de un público o grupo mediático ávido de polémica, que no de una aportación original conocimiento histórico. La figura del revisionista no académico suele presentarse como un Quijote que se esfuerza por hacer aparecer una supuesta verdad frente a un establishment que le margina. Algunos editores de historiadores académicos también han descubierto que entrar en polémica con estas figuras mediáticas les sirve para vender más libros. Las críticas al revisionismo no académico desde la historiografía profesional suelen hacer referencia su carácter pseudocientífico por la utilización fraudulenta de los mecanismos de verosimilitud con los que se construye un discurso histórico: utilización acrítica de documentos (como si lo que está escrito en un papel viejo fuese verdadero independientemente de las razones estratégicas de quien lo escribió), uso de citas falsas o forzadas, falta de contextualización o desvalorización caprichosa de información relevante. En contrapartida, las críticas a la historiografía académica suelen aducir que ésta nunca ha estado libre de prejuicios ideológicos, y que, por otra Ensayo Imperialismo y Teología Legorreta Cantera Héctor Gabriel 09617499-7 Grupo 1151 Sociología Teoría Política I Miguel Ángel Jasso Espinoza FES Acatlán • UNAM parte, cuando se construye como discurso científico neutro no suele interesar al público general y falla en su compromiso cívico.1 2. ¿“Imperialismo y Teología” puede ser considerado un texto de corte revisionista histórico? No, puesto que la información que aporta el libro con respecto a la historia tanto norteamericana como mexicana es nula, además que el autor no basa sus argumentos en alguna fuente historiográfica en específico, sino en fuentes bibliográficas que él mismo cita y que, a su vez, son trabajos históricos realizados con anterioridad. Todo el libro, en general, está basado en la idea de la teología del ‘Destino Manifiesto’, y es a partir de ahí donde el autor le da otro enfoque diferente a la historia pero que, puesto que hace juicios de valor y antepone sus creencias y convicciones personales al redactar, restan objetividad y carácter científico al libro. Puede ser que el libro sea, digamos así, ‘la historia desde la óptica de Salvador Borrego’, pero de ninguna forma puede ser revisionista, puesto que no aporta elementos nuevos a la historia, no aporta fuentes historiográficas nuevas, y en general no contribuye en nada a la historia en general. 3. ¿Qué diferencias hay entre “Imperialismo y Teología” y la historia oficial? El libro ‘Imperialismo y Teología’ es un libro que únicamente da una visión diferente de lo que es la Historia. Sin embargo, uno de los problemas que ofrce éste libro al lector es la gran cantidad de impresiciones históricas en las que el autor cae a lo largo del libro, así como la visión que ofrece (incluyendo la conclusión final del libro) al mezclar sus creencias y convicciones personales restándole objetividad y carácter científico2 al texto. Y para ambos casos, ejemplificaré ambos casos que acabo de mencionar, puesto que por la brevedad que exige el ensayo no podré analizar todas las omisiones e impresiciones históricas con las que cuenta el libro, al igual que todos los casos donde el autor emite juicios de valor más de acuerdo a sus creencias y convicciones que a una objetividad histórica. Omisiones e impresiciones históricas 1 Wikipedia, la enciclopedia libre. Revisionismo histórico. http://es.wikipedia.org/wiki/Revisionismo_hist%C3%B3rico. Domingo 03 de diciembre de 2006. 2 Científico: 3. Que tiene que ver con las exigencias de precisión y objetividad propias de la metodología de las ciencias. Diccionario Microsoft® Encarta® 2007 [CD] © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. Ensayo Imperialismo y Teología Legorreta Cantera Héctor Gabriel 09617499-7 Grupo 1151 Sociología Teoría Política I Miguel Ángel Jasso Espinoza FES Acatlán • UNAM En el Capítulo 2, titulado “Y volvieron los ojos hacia México”, Salvador Borrego menciona que Iturbide era buen militar, mas en el terreno político le faltaba información y le sobraba buena fe *…+. Carente de información, Iturbide (triunfante en 1821) no vio incoveniente en que se formara un Congreso con personas de las más diversas tendencias3. Sin embargo, el autor nunca menciona que Iturbide pretendía conservar los derechos de las clases privilegiadas y aristrocráticas de la Nueva España, y además pretendía obtener el poder del Gobierno emanado de la lucha independentista con previa alevosía. Esto está demostrado en el Plan de Iguala redactado y firmado por el mismo Iturbide el 24 de febrero de 1821: “III. Su gobierno será monarquía moderada, con arreglo a la constitución peculiar y adapteble del reino. “IV. Será su emperador el señor don Fernando VII *…+ o algún otro príncipe de la familia reinante *…+ “V. Las cortes establecerán en seguida la Constitución del Imperio Mexicano. “XIV. El clero secular y regular será conservado con todos sus fueros y prominencias”. Iturbide de ninguna manera era ingenuo, ni le faltaba información ni le sobraba poca fe. Cuando Iturbide firma con Juan O’Donojú los Tratados de Córdoba, instala la Junta Provisional Gubernativa, que estaba integrada por 38 personas de la clase aristocrática virreinal, y nombra una regencia para desempeñar el Poder Ejecutivo integrada él como Presidente, O’Donojú (virrey saliente de la Nueva España), Manuel de la Bárcena (canónigo), Isidro Yánez (oidor) y Manuel Velásquez de León (ex-secretario del virreinato). Dos miembros del poder saliente que oprimió al pueblo mexicano y un teólogo (del cual no tengo la referencia si estaba ligado a la Iglesia Católica) y él asumiendo el poder. Por otra parte, cuando Iturbide firma los Tratados de Córdoba sabía que Fernando VII no aceptaría el trono, por lo que se perfilaba directamente a ser el rey. La Junta Provisional Gubernativa fue instalada precisamente con el objetivo de convocar a elecciones para el Congreso Nacional (publicada el 17 de noviembre de 1821) en el que las provincias deberían elegir un diputado sacerdote, un militar, un abogado y un representante de los gremios dominantes en la región, por cada partido o división territorial de cada provincia; el Congreso se compondría de dos cámaras y la 3 Borrego, Salvador. Imperialismo y Teología. Tipografías Editoriales. 2ª. ed.: México, 2004. pp. 37 Ensayo Imperialismo y Teología Legorreta Cantera Héctor Gabriel 09617499-7 Grupo 1151 Sociología Teoría Política I Miguel Ángel Jasso Espinoza FES Acatlán • UNAM elección sería directa4. Salvador Borrego menciona que entre los 102 diputados, un grupo mayoritario logró establecer que “la soberanía nacional reside en éste Congreso”5, lo cual es mencionado de forma equivocada de acuerdo al suceso de los hechos, pues mientras Borrego menciona que éste suceso se dió cuando Iturbide ya gobernaba como emperador, la realidad es que el Congreso se instaló antes de nombrar un gobernante y formular una Constitución6. De igual forma, Salvador Borrego menciona que el Congreso perdía el tiempo en ridículos debates7, la realidad es que se debatía si México debía ser una monarquía (como lo planteaban los realistas, que estaban divididos en dos facciones: los iturbidistas [que eran amigos de Iturbide] y los borbonistas) o una República (como lo planteaban los insurgentes). Salvador Borrego, aunque ni siquiera toca este tema, no menciona que los realistas estaban conformados por la nobleza, el ejército y el clero, los mismos que mantenían en la pobreza y la opresión al pueblo desde el Virreinato de la Nueva España. Iturbide y sus partidarios por supuesto que de ingenuos no tenían nada. Borrego tampoco menciona la forma en la que fue declarado Emperador Agustín de Iturbide. No menciona, por ejemplo, que el sargento Pío Marcha y el coronel Epitafio Sánchez (incondicionales de Iturbide) el 18 de mayo de 1822 hicieron tomar las armas a algunos soldados del antiguo regimiento de Celaya, y seguidos del populacho recorrieron las calles de la Ciudad de México, gritando “¡Viva Agustín de Iturbide, emperador de México!”, hasta llegar8 a su casa. Iturbide pidió a sus acarreados que sometieran su petición al dictamen del Congreso, pues la mayoría le era adversa. Al día siguiente, el Congreso sesionó con muchas irregularidades, pues una muchedumbre al interior del Congreso (que durante la sesión tuvo que llamar a Iturbide para que reestableciera el orden) presionaba para que el Congreso votara a favor de Iturbide, y por otra parte no existía el quórum necesario para que se tomara una decisión. Aún así, Gómez Farías junto con otros diputados pugnaron para que se 4 Miranda Basurto, Ángel. La evolución de México. Ediciones Numancia. 1ª. ed., 4ª. reimpresión: México, 1994. pp 98. Borrego, Salvador. Imperialismo y Teología. Tipografías Editoriales. 2ª. ed.: México, 2004. pp. 37 6 Cfr. con Miranda Basurto, Ángel. La evolución de México. Ediciones Numancia. 1ª. ed., 4ª. reimpresión: México, 1994. pp 98. 7 Ihidem. 8 Miranda Basurto, Ángel. La evolución de México. Ediciones Numancia. 1ª. ed., 4ª. reimpresión: México, 1994. pp 99. 5 Ensayo Imperialismo y Teología Legorreta Cantera Héctor Gabriel 09617499-7 Grupo 1151 Sociología Teoría Política I Miguel Ángel Jasso Espinoza FES Acatlán • UNAM nombrara de inmediato a Iturbide. Puesta a votación, y con las presiones existentes, Iturbide fue nombrado emperador. El Imperio fue formado con una corte de la aristocracia colonial. Mientras Salvador Borrego menciona que los reclamos de Iturbide fueron contestados por los diputados asignándole un sueldo de diez mil pesos, que él disminuyó, y autorizándole un millón de pesos como pago por los servicios que había prestado a la nación, pero Iturbide los declinó9, por otra parte sí aceptó realizar un derroche monumental del tesoro público celebrando las ceremonias y fiestas de la coronación con ostentosidad y esplendor. Es correcta la afirmación que hace Salvador Borrego en cuanto a que el Congreso e Iturbide tenían mayor distanciamiento cada vez, al igual que la filtración de las logias masónicas en el poder. Sin embargo, Borrego comete otra imprecisión al asegurar que las logias llegaron a tratar en una “tenida” (sesión) la posibilidad de asesinar a Iturbide10. Es exagerado, puesto que lo que propusieron algunos diputados fue trasladar el Congreso a Texcoco, declarar nula la elección de Iturbide y proclamar un Gobierno Republicano que gobernara para la mayoría del Pueblo Mexicano y no para la aristocracia virreinal que se seguía beneficiando de las dádivas del Emperador. Otras imprecisiones más: Salvador Borrego menciona que ante el caos que estaba provocando el Congreso, Iturbide decidió (tardíamente) disolverlo el 31 de octubre de 1822, pero luego retrocedió y cuatro meses después lo reestableció. Con eso perdió autoridad, el caos aumentó, y 16 días más tarde Iturbide dimitió y se fue al extranjero11. La conspiración mencionada anteriormente fue descubierta, e Iturbide mandó arrestar a 19 diputados en agosto de 1822. El Congreso envió una representación ante el Emperador por considerar inviolables a sus miembros para dialogar con él. La reacción de Iturbide, en ese momento, fue disolver el Congreso. Lo que tampoco menciona Salvador Borrego es que Iturbide quiso formar un nuevo cuerpo legislativo formado por sus amigos y partidarios que se encargara de redactar la Constitución del Imperio, al que llamó Junta Nacional Instituyente. Dicha Junta impuso altísimos impuestos que perjudicaban a las mayorías empobrecidas, y puso en 9 Borrego, Salvador. Imperialismo y Teología. Tipografías Editoriales. 2ª. ed.: México, 2004. pp. 37 Op Cit., pp. 38 11 Ihidem 10 Ensayo Imperialismo y Teología Legorreta Cantera Héctor Gabriel 09617499-7 Grupo 1151 Sociología Teoría Política I Miguel Ángel Jasso Espinoza FES Acatlán • UNAM riesgo a la Federación, pues estados como Jalisco y Yucatán comenzaban a tener aspiraciones independentistas. Mientras tanto, Iturbide se trasladó a Jalapa, Veracruz, para impedir que Antonio López de Santa Ana hiciera el pronunciamiento de la República, descontento con el Emperador por no ver cumplidas las promesas que con anterioridad le había hecho. Iturbide llamó a Santa Ana para comparecer, sin embargo las explicaciones no le bastaron al Emperador, y lo citó en la Ciudad de México. Al irse Iturbide, Santa Ana proclamó instaurada la República. Vicente Guerrero y Nicolás Bravo se dirigieron a Chilpancingo y se levantaron en armas contra el Emperador. Iturbide, de inmediato, mandó tropas contra el ejército de Santa Ana, pero los generales que iban a cargo llegaron a un acuerdo con éste último, y firmaron el Plan de Casa de Mata, en febrero de 1823, en el que se solicitaba convocar un nuevo Congreso Constituyente y se desaprobaba la conducta del emperador12. Iturbide, al ver la presión ejercida y el anexamiento cada vez mayor de más tropas al Plan de Casa de Mata, reinstala el Congreso y exonera a los diputados arrestados. Sin embargo, el Congreso se hallaba resentido, y al ver el Emperador que efectivamente había perdido poder (pero por él mismo y sus acciones, cosa que no menciona Salvador Borrego) presentó su abdicación ante el Congreso el 19 de marzo de 1824. Sin embargo, el Congreso no solo se abstuvo de aceptarla, sino que declaró nula su elección como Emperador, por ser obra de la violencia y de la fuerza, y ordenó su pronta salida del país *…+13. Sin embargo, Salvador Borrego todavía hace un comentario erróneo en un pie de página, al decir que Iturbide fue espiado en el extranjero. Al regresar a suelo mexicano, en Tamaulipas, fue detenido e inmediatamente fusilado14. Iturbide salió del país, pero en su ausencia Iturbide habló con los directores de la política inglesa para explotar las minas de plata en suelo mexicano (es decir, privatizándolas al poder económico extranjero) así como para la venta de productos textiles. El Congreso, pendiente de los 12 Miranda Basurto, Ángel. La evolución de México. Ediciones Numancia. 1ª. ed., 4ª. reimpresión: México, 1994. pp 102. Ihidem 14 Borrego, Salvador. Imperialismo y Teología. Tipografías Editoriales. 2ª. ed.: México, 2004. pp. 38 13 Ensayo Imperialismo y Teología Legorreta Cantera Héctor Gabriel 09617499-7 Grupo 1151 Sociología Teoría Política I Miguel Ángel Jasso Espinoza FES Acatlán • UNAM rumores del regreso de Iturbide, declaró a éste último traidor de la Patria y fuera de la ley, siempre que se presentara en el país por cualquier motivo. Iturbide desembarcó en Tamaulipas con engaños. Sin embargo, fue reconocido por las fuerzas del General De la Garza, quien lo detuvo. Inmediatamente después, fue ejecutada la sentencia y, finalmente, fue fusilado. Juicios de valor y anteposición de creencias y convicciones personales del autor El autor, a lo largo del libro (Incluyendo sus conclusiones) expone y antepone sus convicciones personales por encima del carácter científico que debiera tener el libro. Existen muchos momentos del libro citables donde el autor antepone su catolicismo extremo al atacar de una forma casi irracional al protestantismo, o formulando comentarios racistas en contra de otras razas humanas. Sin embargo, citaré un párrafo que me pareció interesante para analizar en éste punto: “Paralelamente, la presión de Wilson impuso que en la Constitución mexicana se especificara (como principio inamovible) que la educación pública debe ser laica. Mediante el laicismo se induce a la juventud hacia el ateísmo, pues se enseña 15 como verdad ‘científica’ que la vida surgió por azar y que no existe Creador.” Éste párrafo contiene una imprecisión histórica, pues la separación de la Iglesia con el Estado Mexicano se da en la época juarista. Ya cuando se plasmó en la Constitución General de la República de 1917 fue para emancipar las Leyes de Reforma promulgadas por Juárez. Con respecto al juicio de valor que hace el autor, el laicismo no implica que te enseñen que no existe un Dios, Creador, o como se le quiera concebir a dicho ente. La Enciclopedia Microsoft Encarta 2007 lo define así: “Laico (del latín laicus), persona no perteneciente al clero o al estado religioso. A pesar de su definición en forma negativa, no perteneciente al clero, para la Iglesia el laico no es aquél que tiene menor categoría. Todos los cristianos se incorporan a la Iglesia por el bautismo. Tres son los estados en los que el cristiano puede ejercer su misión dentro de la iglesia: sacerdotal, religioso y laico. “A los laicos se les encomienda en especial, gestionar los asuntos temporales y ordenarlos según el designio de Dios, a través del ejercicio de su profesión o trabajo civil. Todos los cristianos, cada uno dentro de su estado, son llamados a la santidad, es decir, convocados a llevar una vida según la voluntad divina. Este reparto de tareas dentro de la Iglesia, le proporciona una mayor capacidad para 16 estar presente, a través de sus miembros, en las distintas estructuras sociales.” 15 16 Op Cit., pp. 73 "Laico." Microsoft® Encarta® 2007 [CD]. Microsoft Corporation, 2006. Ensayo Imperialismo y Teología Legorreta Cantera Héctor Gabriel 09617499-7 Grupo 1151 Sociología Teoría Política I Miguel Ángel Jasso Espinoza FES Acatlán • UNAM De acuerdo a dicha definición, nunca se menciona que el laicismo induzca a persona alguna a no creer en Dios, sino que únicamente no pertenece al clero o a la Iglesia. Esto por supuesto que es bueno para la educación, pues la ciencia, para ser objetiva, necesita contener los menores juicios de valor posibles, pues correría el riesgo de volverse dogmática y cerrada a nuevos descubrimientos o evidencias, tal como pasó con ella durante la Edad Media, donde la Iglesia condenó a muerte a miles de gentes por cuestionar lo establecido (y que fue impuesto con sangre y tortura a las personas de aquella época). Además, el laicismo no ha sido factor para que el catolicismo haya perdido terreno en México, pues el 90.4% de los mexicanos17, en el año 2000, profesaban dicha fe. Conclusiones Considero que el revisionismo histórico es bueno y hasta sano, pues puede contribuir a clarificar muchos aspectos de la Historia que nos son oscuros o desconocidos. Sin embargo, no comparto la idea de hacer un revisionismo cargado de juicios de valor, anteponiendo las creencias religiosas y siendo más una opinión personal de la historia que un revisionismo objetivo y real. Considero que para que se haga un revisionismo objetivo y crítico, el historiador (o cualquiera que lo haga) debe recurrir a las fuentes historiográficas existentes (o cualquier fuente nueva que pueda aportar) y hacer concientemente un análisis serio y objetivo, pues de cualquier otra forma pueden hacerse miles de libros pero que sólo quedarán en una interpretación personal de la historia, como para mí es éste libro, ‘Imperialismo y Teología’, de Salvador Borrego. 17 Almanaque Mundial 2006. Editorial Televisa. 52ª ed.: México, 2005. Ensayo Imperialismo y Teología