Estudiantes del Teatro Libre presentaron: Muertos Sin Sepultura Escrito por Claudia Castaño Dirección: Diego Barragán Elenco: María Clara Mojica (Lucie), Yerly Palomino (Francois), Fabio Espinosa (Henri), George Henry Gómez (Sorbier y Corbier), Ricardo Sánchez (Canoris), Camilo Machuca (Jean), Marcello Tessarolo (Landrieu), Cristian Bustos (Clochet) y Camilo Machuca (Pellerin). Esta obra, escrita por Jean Paul Sartre, pone en contraposición la reflexión existencialista y el pensamiento moralista, que rodea el pensamiento de cinco prisioneros que reflejan la desesperación, en una situación de límite, que determinará el resto de sus vidas. La obra evoca vivencias y reacciones propias, permitiendo que el espectador se una momentáneamente a las escenas, para después generar una meditación profunda sobre los alcances de un ser humano ante las colisiones y momentos críticos. En esta ocasión, la obra de Sartre, es realizada por los estudiantes de segundo semestre del primer periodo del 2012, de la carrera de Arte Dramático, del Teatro Libre en convenio con la Universidad Central. La obra es dirigida por el profesor Diego Barragán, quien indudablemente se atrevió a aceptar el reto de llevar a cada persona una sensación de cuestión ante la vida, y que junto a sus estudiantes lograron transmitir una atmósfera cargada de realidad y conmoción. Es verdaderamente gratificante ver cómo espectador, una propuesta de los futuros actores de las tablas colombianas. No soy la más experta en teatro; pero cómo una simple espectadora, sentí tenciones, tristezas y alegrías que trasmitieron los personajes. Aunque en algunos momentos la fuerza de algunas escenas se vieron caídas, tal vez por concentración, nervios o demás, resalto que fue un buen trabajo y un novedoso inicio que en realidad me atrapo. La constante tortura por pensar, por actuar y por callar, nos muestra una guerra no desde el campo de batalla en el que estamos acostumbrados a verlo, sino en un ambiente más frío y pasivo; nos ubica en un lugar y en un estado de la mente, donde el encierro no permite que exista una lucha física por la causa, sino que encierra una lucha más intelectual y sutil, donde las armas y la tortura se disputan de frente la voz o el silencio. La obra La trama de Muertos Sin Sepultura se desarrolla durante la guerra, donde cinco militantes de la resistencia francesa son capturados y encerrados en un desván oscuro, lleno de escombros de donde van siendo retirados uno por uno, para ser torturados hasta que otorguen información sobre su jefe. Este encierro los lleva a pensar sobre sí mismos, y cuestionar hasta qué nivel de fidelidad se puede llegar con tal de defender una causa. “La causa jamás da órdenes, jamás dice nada; somos nosotros los que decidimos sus necesidades” Muertos sin sepultura, Jean Paul Sartre Henri, Canoris, Lucie, Francois y Sorbier permanecen en un diálogo constante sobre sus posiciones, tratando de convencerse a sí mismos y a sus compañeros sobre lo subjetivamente correcto. Especialmente, tratan de ilustrar al pequeño Francois, quien cuenta con solo 15 años y es el único que no se convence de los ideales por los que lucho. Así transcurre el tiempo hasta que Jean, su jefe es capturado sin ser reconocido, lo cual cambia la situación, pues ahora ya no se trata de la guerra y la causa desde su subjetividad e individualidad, sino de un conjunto de defensa y secretos. El único consuelo que estos prisioneros tienen, es justificar sus conductas y sus condiciones con el hecho de salvar a sus compañeros y a su jefe. Es por esto que en un impulso de desesperación y meditándolo frívolamente, resuelven por asesinar a Francois, para guardar silencio y evitarle la tortura. Después de todas las torturas y quedando solo 3 prisioneros, el jefe de los policías, Landrieu, les ofrece un indulto, obligándolos a decidir si aceptarlo y salvarse o rechazarlo, y otorgar sentido a la muerte del muchacho y Sorbier. “creí ser completamente inútil, pero ahora veo algo para lo cual soy necesario; con un poco de suerte podre quizás decirme que no muero para nada” - Muertos Sin Sepultura, Jean Paul Sartre Es permisible, dentro de una obra como ésta, censurar la insensibilidad, crueldad y una violación al límite tolerable que tenemos por la ética moralista; pero debemos resaltar que nos lleva a explorar los casos mentales y físicos más extremos de nuestro ser. Es por esto que tal vez, al finalizar la obra, no nos llegue esa sensación de afán por desacreditar o justificar, sino más bien nos llegue un silencio reflexivo e introspectivo sobre cuál sería el mejor camino para continuar y poder seguir autoafirmando nuestra filosofía.