En el acto de donación de los libros de Manuel García-Pelayo sitos en Madrid al Centro de Estudios Políticos y Constitucionales En enero de este mismo año de 2012 –ante la buena disposición de la Dirección del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales a aceptarlodecidí definitivamente donarle los libros de Manuel García-Pelayo sitos en Madrid. Envié entonces una “semblanza” de la biblioteca donde explicaba que sus libros -tan faltos de reposo y tan móviles como su propia vida- se encontraban repartidos entre Caracas y Madrid. Siendo la primigenia – añadía- la sección española, terminó acogiendo además los títulos que le interesaron intermitentemente a su dueño cada vez que venía a Europa, así como los de su interés en sus últimos años cuando aún siendo Presidente del Tribunal Constitucional impartía sus últimas lecciones en esta casa, al tiempo que escribía su último libro sobre el mismo tema de sus clases: El Estado de Partidos. En nombre de la Fundación Manuel García-Pelayo que presido propietaria de la totalidad de la biblioteca de nuestro epónimo- dono ahora esta parte de ella a la heredera de una de las tres instituciones españolas que signaron su vida (Residencia de Estudiantes, Instituto de Estudios Políticos y Tribunal Constitucional). La sección que ahora se dona constituye un valioso testimonio de los primeros y constantes afanes de MGP por los libros: de su respeto hacia los heredados de sus padres, no menos que de su curiosidad académica inicial y la que le siguió, sostenida y constante a todo lo largo de su vida. Como reiteradamente me ha expresado nuestra sobrina Cristina, -estudiosa de bibliotecas del XVIII venezolano y conocedora de la de su tío- constituye testimonio elocuente de aquellos primeros intereses familiares y estudiantiles, así como de sus inclinaciones primigenias de estudiante aventajado en condiciones de optar a una beca de la Junta de Ampliación de Estudios para estudiar en el extranjero, donde prepararía oposiciones a la Cátedra de Filosofía del Derecho que dirigía D. Luis Recasens Siches, su mentor. En los reputados centros académicos de su tiempo, en Viena y en Berlín siguió forjando su intelecto, llamado por los temas de su interés no menos que por las intensas e ineludibles preocupaciones de aquella época agitada y densa dentro y fuera de España. Así, los títulos sobre temas biográficos y literarios que interesaban a su madre, y los de temas militares y políticos de actualidad en los que está claro el rastro dejado por su padre, convivirían en sus estantes con los testimoniales de su paso como estudiante ganado por sus estudios de licenciatura y por los añadidos posteriormente en su post grado en Viena y en Berlín, uniéndose a otros títulos que muestran sus intereses de tiempos posteriores al tiempo que revelaban su universal curiosidad por otros tantos como recoge el relato de su “Autobiografía Intelectual” en los distintos momentos de su fecunda vida. Al hilo del desarrollo de su vocación intelectual, la biblioteca en cuestión se seguiría nutriendo en el sentido que expresan muchos títulos contenidos en ella, no menos expresivos, a su vez, de su insaciable curiosidad -de entonces y de siempre- por múltiples temas en relación con los cuales la seguiría enriqueciendo cada vez que regularmente viajaba a Europa desde América, adónde habría marchado en 1951 a la primera escala de su largo exilio voluntario americano: Buenos Aires, seguida en tiempos posteriores (durante los 28 años siguientes) por San Juan de Puerto Rico y Caracas. Dada la tendencia a encasillar a los personajes destacados de la vida intelectual en nichos de un interés específico, a veces con exclusión de otros -lo que en el caso de MGP se ha expresado vinculándolo preferentemente al tema constitucional- insistí en su momento en destacar la importancia de su afán universal por temas económicos, históricos, antropológicos, sociológicos y filosóficos que comencé a desplegar sin mayor especificidad en una especie de “semblanza intelectual” elaborada a poco de su fallecimiento y nutrida por el entusiasmo de Nicolás Pérez Serrano Jáuregui, donde percibo que los orígenes de ese interés universal por el conocimiento de tantísimos temas, se comenzó a gestar en relación con esta sección primigenia de su biblioteca de Madrid. En ella –junto a la herencia familiar ya mencionada están presentes, reitero- publicaciones debidas a su paso por los mencionados centros académicos europeos, cuando las lecciones de Spann, Kaufmann o Schmitt lo llevaban a adquirir interesantes títulos sobre los temas de estudio asequibles a los estudiantes de entonces. MGP recordaba (y lamentablemente nunca he encontrado ese libro sobre Scharnhorst) que en 1936 Carl Schmitt lo había despedido en su casa de Dahlen regalándole un libro sobre este personaje de tiempos napoleónicos en que el profesor copiara un aforismo de Jünger: “nadie muere antes de cumplir su propia misión, pero hay quien la sobrevive”. Curioso comentario si se piensa en la vida del estudiante que partía a la guerra de España y en los sucesos que la signaron después. Vinculados a sus intereses circunstanciales de los años duros de la postguerra en que derrotado se dedicaba a dar clases particulares a los aspirantes al ingreso en la Escuela Diplomática (guardo sus apuntes de entonces en el chalet de El Viso), se conservan en esta biblioteca otros títulos relacionados con su preocupación intelectual de entonces por la “historia de las formas políticas” interés que se plasmó brillantemente en su estudio sobre El Imperio Británico que José Ortega Spottorno publicó en la Revista en 1945 asumiendo el riesgo que suponía dar a la luz la obra de un “vencido”. Por esta y por muchas más razones, la variedad de los temas hacia los que GP se inclinaba y que revela esta biblioteca, es inefable y enorme. Mi primer contacto con ella lo fue, no con estantes, sino con metros cúbicos de libros que vi un día de 1966 (antes de casarme) en que me llevó a conocer la Residencia de Estudiantes donde había vivido, y el chalet que pensaba habitar si –como alguna vez pensaba- se volvía de Caracas. Días atrás lo recordaba yo con Luis López Vázquez, su sobrino que vivió con él en esta casa, porque tampoco olvidaba los inmensos “obstáculos” de libros movidos por él mismo que albergaba el chalet. Poco a poco su dueño los comenzó a poner en orden, tarea que proseguí yo bastantes años después, una vez casada, reforzada “con Antonia y paciencia”. La labor pudo irse completando a medida que la biblioteca se nutría con otros títulos, luego debidos a su paso por el Tribunal Constitucional y a nuevos intereses. Durante los últimos años –y hasta el presente- continué y traté de completar la tarea apoyada esta vez por Ricardo Nogales en la selección de aquellos ejemplares que más necesitaban encuadernación. A estas alturas, es tentadora la pregunta, ¿Por qué donarla cuando paralelamente tengo in mente la creación de una Fundación Internacional Manuel García-Pelayo a la cual pienso dotar –además- con el chalet de El Viso que Manolo tanto amaba? Y a esto puedo responder que me puede la circunstancia histórica en que vivo y el deseo de que estas cosas no desaparezcan y que más bien perduren donde puedan subsistir como merecen, es decir, dignamente. En 1982, a raíz del fallecimiento de MGP tuvieron lugar dos acontecimientos relacionados: la publicación de sus Obras Completas en Madrid por la institución que hoy nos acoge, y la creación de la Fundación Manuel García-Pelayo en Caracas, con muy buenos auspicios, tanto en Venezuela como en España. El curso de las cosas que tanto prometía al principio, no fue tan favorable no obstante, y la Fundación ha tenido que ceñir sus expectativas a sus posibilidades -que, sin embargo, han sido muchas- tanto más cuando se piensa en sus buenos resultados hasta hoy. Así, quienes la hemos llevado adelante, colaboradores y amigos que me han acompañado, pudimos convocar a muchas actividades y eventos: publicaciones internacionales, seminarios, ciclos de conferencias, etc. Todos ubicables en nuestra web, hoy en vías de actualización. El más memorable, la conmemoración de los 50 años del Derecho Constitucional Comparado, jubileo que se celebró en Caracas, donde la Fundación pudo expulsar del mercado librero a dos piratas que , si bien se quedaron con los beneficios que el autor nunca cobró ni disfrutó, sí contribuyeron a dar a conocer aquella obra a todos los vientos con enorme provecho para su divulgación, como reveló el interés que suscitó en toda Iberoamérica la publicación de Constitución y Constitucionalismo hoy que presentamos el año 2.000 en las tres instituciones españolas mencionadas por su relación con MGP (Residencia.., Centro .. y Tribunal…). Se recogían colaboraciones de España, Portugal e Iberoamérica, incluyendo sorprendentemente notables aportes del Brasil, para celebrar con orgullo el jubileo de un libro convertido ya en un clásico, que la Fundación publica a poco costo con provecho. Hoy continúa la labor, pero de un lado la circunstancia venezolana se ha hecho agreste y peligrosa mientras la europea se siente difícil y ciertamente limitada. Eso afecta sensible y ostensiblemente las posibilidades de acción de la Fundación. Así, si bien se prometía poder instalarla holgadamente en Venezuela, con actividades desplegadas (como se había planificado) en todas las áreas cultivadas por García-Pelayo, está hoy restringida y limitada a “lo que se pueda” hacer, contando –inclusode la timidez de sponsors que queremos cuidar, porque la circunstancia política lo hace completamente comprensible. Hubo que olvidarse de aquella imaginada sede holgada y noble que albergase instalaciones favorables al despliegue de seminarios, conferencias, simposia etc., y ceñirse a lo posible en medio de un ambiente hostil y casi irrespirable. Se había hecho carne el personalismo político hispanoamericano que yo había comenzado a trabajar en la Biblioteca Hispánica y en Seminarios en esta casa animada por Francisco Rubio Llorente y por Manuel Aragón Reyes su Director encargado de entonces, en medio de inolvidables alumnos hispanoamericanos y españoles allá por los 80. Actualmente pienso en positivo, no obstante, que cada vez que se entornan unas puertas es porque se pueden abrir otras. Porque se están abriendo otras. Y en este sentido tengo la grata y positiva sensación de que a la Fundación existente y a la Fundación ya imaginada y naciente que con la colaboración de todos quiero echar a andar en cuanto sea posible, se les pueden comenzar a abrir muchas oportunidades y ocasiones de mover a sendos mundos con buen viento, desde las serias y rigurosas perspectivas que la vocación americana de MGP (aún cuando él mismo a veces lo ignorara dejó a todos nosotros). El concurso conjunto, desde España lo podrá hacer posible. Sólo me queda, desearlo con claridad y vehemencia suficientes para integrar tantos talentos y voluntades de “ambos hemisferios” (como decían los gaditanos y como el propio MGP se preciaba de ser, con acierto). Porque están ahí, estamos ahí a la espera de las posibilidades y buena orientación que, desde estas posibilidades les deseemos y estemos dispuestos a brindar. Es mi voluntad y deseo A todos hoy, muchas gracias. Graciela Soriano Madrid, 30 de Noviembre de 2012.