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CORREO
DEL
S Á B A D O
DE
17
DE
POLINIERE.
Dice un Autor moderno que la fi**»" es un ediílclo inmenso , cuya consti'ucclon excede á las fuerzas de un hombre solo. Unos ponen una piedra solamente , ai paso que otros fabrican ua piso entero. Después de tantos sistemas y
conjeturas como se hablan hecho, congenia que se aplicasen solamente á las
observaciones y experiencias, ya para conocer el valor de los sistemas, ya pa'* destruirlos ó ya para estorbar que tobasen demasiado séquito en las escuelas.
El espíritu de la observación es sin duda
ci mas raro * como que no basta el
tener ojos para ver, sino que es pieclso también el saber ver. No menor
•rte necesita una experiencia , como que
esta depende de un punto difícil de co8"'. Es preciso confesar que Rohau/t
•ooy/e y Hartsoeker no carecían de estas facultades; pero no las poseían con
tanta perfección como el presente filósofo.
PeJro PoUiñere nació en 8. de Septiembre de 1671. en Coulonce en la
Normandía baxa. Quedó huérfano de
padre á los 5. años, y su madre to^ó el mas solícito cuidado en su educación. Viendo su talento dos tios suyos,
íe hicieron ir á París , luego que hu"^o acabado las humanidades en Cací
y le pusieron en el Colegio de Harecurt, pava que estudiase hlosolia. Se
aplicó después á la teología ; pero su
afición principal se declaró por las MatemátlcHS, que estudió con Mr» ^^ ^«*
MADRID
FEBRERO
DE
175».
rlgnon. Fueron tales sus adelantamien»
tos en estas, que compuso uños EUmíHtos de Matemáticas i los 3a, afioa
de su edad.
Mr. ChamlUard Ministro de Estada
aue le habla iíido la educación de su
iil)0, fu» el Mecéms de esta obra. A
su cabeza puso un discurso sobre l«
ucilldad de IJS Matemáticas , haciendo
ver qi-ian útiles son para disipar las tinieblas del error y para el bien de U
Sociedad. Esta obra fue aplaudida de todos los luteligentcs.
No obstante Püliniere dirigía su estudio sobre esta ciencia al conocimiento de la física. Estaba persuadido á que
no es posible hacer progresos en ella,
sin saberlas á fondo. Así luego que las
hubo estudlido y enseñado > entro co»
confianza en la carrera de la física.
Fueron sUs progresos proporcionados á su talento y aplicación. Mr. de
Fontenclle y otros le rogaban que abriese los ojos á los Franceses en esta parte encaprichados por la física de la escuela. Procuró hacerla ridicula, coma
lo logró y abrió al mismo tiempo eu
el Colegio de Harcourt un curso de física experimental. Este fue un nuevo
espectáculo para los habitantes de París: todos acudían de tropel á oírle , pasmados de ver su destreza , y conocían
la notable diferencia que habla de esta .í la de la escuela, lo que fue un
golpe mortal para la física Aristotélica.
A todos era admirable su método y
facilidad en hacer experiencias: iodos
querían oírle, por lo que tuvo que ba<
c¿r en cada Colegio un curso de ex- y miembro de una sociedad , qu* ei<
periencias.
taba baxo la protección del Conde d«
Esto le instruyó mucho mas. Ima- Cl:rmont. Era de un genio admirable,
ginó nuevos instrumentos para hacerlas. frugal, laborioso, infatigable y siemDio á conocer muchos instrumentos que pre igual en ^u trat'. Am^ba el reno se conocían en Francia y los per- tiro, y trataba solo con los hombres
feccionó. Hiao virios descubrimientos, curiosos y atentos. Cidí año iba á
que fueron publicados en los Diailos de París á regentar sus clases ^ y las vaFrancia y Holanda. Simplificó los mi- caciones se retiraba á Vive. No se
croscopios , descubrió dlfeientts anima- limitaba en sus obras á ilustrar et tales en el suco de las plantas, y trabajó lento , sino que procuraba también
con igual suceso sobre los fósforos. En formar el corazón para la Religión.
fin el modo de hacer un barómetro lu- En su advertencia á su libro dice,,
minoso le hlz» no poco honor.
que la física es un preservativo conTodos estos descubrimientos y su buen tra la falsa cirncia , la credulidad y
modo de enseñar le granjeaban la aten- la superstición. Hablando de hs fuerción universal, y toios deseaban que zas moventes , dice que se conoce «n
|)ub¡ic3se sus 'E^xptrluicias jisicas •, libro ellas un ligero vestigio de la omnique fue tan bien recibido, que en un potencia de Dios que se nos preseninstante se concluyóla eJlcion. En 1718. ta en estas diferentes mJquinás, y en
hizo otra segunda muy considerablemen- las del ayre , después de haber dado
á conocer su pesadez y su resorte, le
te aumentada.
Su reputación iba creciendo mas y considera como obra de la sabiduVías cada dia. Bl Duque de Orteans , Re- ría del Toio-Poderoso que emplea con
gente á la sazón del Reyno , le hizo ha- tanto arte estos agentes considerables
cer un curso de experiencias en su ca- y formidables mas bien para nuestra
sa, de lo que quedó S. A. R. muy sa- conservación , que para nuestra destisfecho. El Cardenal de Fl¿añ le hizo trucción. En fin este filósofo debe ocuir también á palacio para que las repi- par un distinguido lugar entre los restiese delante det Rey, el qual quedó (auradores de la buena fibica.
muy gustoso, especialmente de la que
intltuliba d-'.l hongo Jitosójtco^
CaJa dia iba haciendo nuevos adeSe nos ha remitido este papel que
lantamientos , por cuya causa la ter- no dudamos logrará la aprobación del
cera edición que sallo en 1728. estu- Público , como otros varios que tievo mucho mas añadida. Todos los es- ne publicados su Autor en este periódico.
trangevos las aplaudieron, y fueron traducidas en diferentes lenguas. Alentada
con esto pensaba dar una quarta ediSetrata dt Jsaitt Rei/na de Ingtación de elUs mucho mas aumen- térra^
tada que tas anteriores, qu.mdo le asaltó la muerte en 9. de Febrero de
Isabel, á quien la admiración uni>734. en su casa de campo de Pi. versal ha colocado superior á U críHieras, cerca de í^ire á lo» 63. años tica , y yo diría casi al elogio, sude su edad. Después de su muerte se bí ndo al trono de Inglaterra tomapublico la nueva cdicioa que estaba ba las ríeiidas de un Imperio inquiedisponiendo.
t o , cuya ruina habían meditado mil
PoUn'urt er« Doctor en Medicimí enemigos > todos temibles y todos po«
W5i
derosos. Un Felipe II. cuya política
que no es coman ver vi^t) él 4ctoiec
sagaz y profunda saiii.i suscitar partidel carjcter de Isabel. Aun se adóos en todos los estados: un Duque
mira hoy como una Princesa joven
de Alva, el apoyo de su Señor por
sin experiencia , sin amigos , sin consus victorias y temido en la sOciei^id
sejo , sin I derecho decidido al tropor su entereza : un Duque de Puma
no pudo reynar con mas dignidad,
q^e unia á los artificios it.tlijnos la
autoridad y tranquilidad que ninguVentaja de la flema Española : una Cano de los Monaicas de su tiempo.
talina de McJicis, que prefciia acáMientras que toda la Europa estaDir con un delito, lo que hubiera poba entregada á las divisiones domesdido terminar del mismo mudo con
ticas ,' a las facciones , á las güeñas
Una virtud: un Duque de Guisa que
extrangeras, á ios vexienos, á la mila facilidad de ser ftliz le hacia emseria , á los asesinatos , á todos los
prenderlo todo : un Sixto Quinto cuya
horrores que har.in el siglo XVI. odiopolítica aspiraba á sujetar á sus leyes
so y celebre , la Inglaterra veía exlas Coronas : una Maria Estuardo cutenderse su comercio , afirmarse tus
yas desgracias han sido tan grandes
leyes y perfeccionarse su " policía. La
que no es fácil decidir si han obscurehistoria debe recoger atentamente los
cido ó aumentado el esplendor de
principios sublimes de una adminiscracioa
sus bellas calidades: además de todos
tan perfecta.
estos Isabel veía al «dedor de su troIsabel , sin que el Parlamento tuno escollos mas peligrosos que las temviese en esto otra parte que la de hapestades , que la amenazaban de lejos.
cer executar sus ordenes , logró dar es''OS católicos que sospechaban su creente grande espectácü o á la tierra , con
cia , aunque hacia todavía profesión
una moderación juiciosa que le hizo
de su Religión , parecían dispuestos á
despreciar sabiamente la brillante lo.
disputarla una corona , que según sus
cura de las conquistas: con un nobl¿
principios no le pertenecía , pues la
zelo del poder supremo i que supo igua
unión de Henrique con Ana Bolcna no
mente mantener con la insinuación
« a sino un concubinage. Los novadocon la fuerza: con principios fixos ^
res que la persecución habia unido
Invariables de gobierno, de que nad^
con demasiada estrechez, estaban repudo distraerla: con una atención es*
sueltos á dominar ó á sepultarse bacrusulosa en reprimir los abusos re"
xo las ruinas de! trono. Los Irlancientes ó en estrechailos en los limi"
deses, esclavos de la Corte de Roma
tes precisos que exigía la política*
y partidarios de la de Madrid, aucon una destreza singular en propor"
xiliaban ciegamente los proyectos de esclonar las ocasiones que jamas per-*
tas dos Coronas. Todos los grandes
dio: con el talento equivoco digna
formaban pretensiones ó para goberde alabanza ó de vicupciio de fo"•r á la Reyna , ó para casarse con
mentar ,y de eternizar discordias en•11* ó para destruirla. El Parlamen»
tre sus enemigos: con la elección siem• *° teoia grande ambición de autoripre noble , siempre sabia , siempre útil
dad , como que habia mucho tiempo que
de sus Ministros, de sus Generales y
c»recia de ella.
de sus favoritos. Con estos grandes
La Reyna vio todos estos escollos, talentos Isabel tuvo la apariencia de
y jos evitó con aquellos rasgos de po- Us virtudes solidas y brillantes , qué
lítica que forman un espectáculo ex- son el adorno y el apoyo del trono.
traño en la escena del mundo, por- Aunque soberanamente ambiclusa apa»
%t\ou pot f« Sélí-
es en !o que consiste el rocfo que si
gíon AngUcana aunque Indlferen'e á
todo culto: apasionada por la felicidad de sus vasallos, aunque solamente Idólatra de su propia gloria: lle>
na de franqueza y providad aunque
poco escrupulosa en su manejo unió
las pequeñas vanidades de muger
con los grandes sentimientos de los
héroes , las ridiculeces de un sexo con
las fatigas del otro, muchos defectos
de un particular con todas las calidades de un Soberano perfecto. Para que
Isabel sea juzgada como debe ser, so->
lo deberán juzgarla los Ministros y los
Reyes. D . J. G.
eleva.
El segumío no es otra cosa que el
anteijor mismo que cae por la noche so»
bre la tierra , porque ios vapores y exhalaciones que se elevan en el ayre después de haber sido calentadas durante
el dia , se enfrian y condensan luego que
el sol se pone, y adquieren de este
modo una gravedad suficiente para el
descenso. Esto es lo que se llama sereno.
El tercero no es formado por un
licor qué cae del ayre sobre las plantas
y yerbas en tanta cantidad , que no
se poJria atravesar un prado sin moj.irse mucho los pies , ni es tampoco
un agua que cae del ciclo, es el sw
dcr áti las plantas , y por consiguiente un humor que las es propio , y que
sale de sus vasos excretorios. Esta es
la razón porque las gotas de este ro«
CÍO se diferencian entre sí en magnitud
y cantidad, y ocupan diferentes lugares según la estructura, el diámetro,
cantidad y situación de estos mismos
vasos excretorios. Unas veces se les
ve juntos cerca del bástago en que
comienza la hoja , como en las venzas y adormideras: otras sobre el contorno de las hojas y sobre todas las
eminencias como en los berros: otras
en la parte superior de la hoja como en la yerba de prado , de modo
que no hay dos plantas de diferente
especie, en que esté el roció colocado
del mismo modo.
Lo que hace salir fuera de las
plantas este humor es el calor del
sal ; opinión tan probada por muchas
operaciones y experiencias que es su>
mámente adoptada. En fin el rocío
de ciertas plantas es á veces meloso,
lo que hace decir á los labradores que
llueve miel. Muchas veces es oleagno*so; es decir que salen de las plantas
miel y aceyte que se han hecho volátiles
por ei g<'an calor dd sol.
rentó ittintttétt
Del recia según JHuschemiroek.
Entre las varias indagaciones que
Gobre U física general hacia este sabio
ülósofo, se fixó con todo cuidado en
el rocío. Entre todos los meteoros aqüosos no halló otro que fuese menos
conocido. Todos saben que se da este nombre á ciertos vapores que caen
en forma de gotas sobre la tierra, las
plantas y árboles , y que quedan suspendidos en ellos ; pero ésta es una
noción muy imperfecta. Según este filósofo hay tres especies de rocíos: i.
el que se eleva desde la tierra en
el ayre: a. el que vuelve á caer del
ayre » la tierra; y el 3. el que se
advierte en forma de gotas sobre las
hojas de los árboles y de las plantas.
El primer rocío es producido por
el calor del sol que calentando la tierra desde el mes de Abiil hasta el
de Octubre, dilata, volatiliza y hace elevar al ayre el agua, los espíritus, sales y accytcs, y en una palabra todoi> ios cuerpos que la tierra et.cierra en su &eno. Quando estas
partes entran en el ayre, que es mas
frió que la tierra de donde salen , se
€9n^«ns4o y hacen visibles. En esto
B. El siguiente caso y otr^i
fianza tt atrevió I todas > sm respetar
va:iüs , qne quedan ya publicados,
muestran claramente que han acaecido muchas veces grandes cosas por pe«
quenas causas.
su calidad ni su virtud.
Como un Héroe de historia fabulosa pasó á buscar sus aventuras á
los países extrangeros , y sin duda
con este designio obligó á Carlos I .
entonces Principe de Galles , á pasar
con el á España para pedir á la in«
fama. Este Duque ocupado mas ea
su inclinación que en los intereses
de su Amo , se atrevió a la Duquesa de Olivares , muger del primer M i nistro de España , y por esta indiscreción se rompió el tratado de ma,Irimonio del Principe , que inmediatamente puso la mira en la Francia,
y mandó pedir á Henriqueta , hermana de Luis XIII. La amistad del Prinpe de Galles por Buckingham era
un velo que ocultaba los defectos de
este favorito á sus ojos , y así luego
que ocupó el Trono , le dio toda su
confianza , y le envió á Francia á con«
ciulr los tratados de su matrimonio
con Henriqueta. £1 ^ u q o e estuvo entonces para romper también este matrimonio por la mas atrevida Indiscreción. Persuadido á que la Beyn*
Doña Ana de Austria le tenia alguna inclinaciun , se atrevió á declarara
la su amor. La Reyna que á una virtud sólida juntaba una grandeza de
alma , digna de su nacimiento , no se
dio por ofendida de la temeridad del
Duque de Buckingham.
Este Ministro Inglés se vio al fia
obligado á conducir á Henriqueta á Inglaterra , y dexar la Corte de Francia , donde adquirió la reputación de
un Cortesano agradable pero de ua
mal negociante. Llevó á Londres su
inclinación por la Reyna Ana , de
la que se juzgaba amado , por haberse atrevido á decirla su pasión. Para
volver á su vista intentó segundo vlage á Francia , baxo del pretexto de
querer hacer un tratado contra la £s«
paña. No solo no le quiso oír la Rey.
V.
Lot Amores "Romanéeseos del Duqu*
it Bttckingfiam causan una guerfa dt
Reiígian •, y la tama de la RocheUa.
Al principio del siglo decimoséptimo se vieron tres Ministros ser el
destino de la Europa. Kl Cardenal de
Sichelieu en Francia , el Conde Duque
de Olivares en £<ipaña y el Duque de
Buckingham en Inglaterra. Todos tres
tenían por enemigos los Grandes y el
Pueblo : y todos tres eran igualmente diferentes en su carácter y en sus
pasiunes.
El Cardenal de Richelleu era vivo,
altivo y sanguinario ; pero de una
actividad increíble. Supo repararse de
las con)uraciones que se tramaban contra el , conservarse en el Ministerio,
y ganar la superioridad á los otros dos
Ministros. El Conde-Duque de Olivares era reservado , afable ^ circunspecto hasta en su flema ; psro no previo las desgracias que después le oprimieron. Bl Duque de Buckingham , que
era uno de los de su tiempo , se supo manejar mas como favorito , qut
como Ministro , y no eran las intrigas el modo con que gobernaba á Carlos I. , sino la superioridad que tenia sobre el. Sabia adquirirse el amor
de aquellos con quien quería tener sociedad , y ser insoportable con los que
no tenían talento de diverrirle ; con
los primeros se mostraba afable , condescendiente y generoso ; pero con los
segundos fiero é imperioso. Se creía
capaz de emprenderlo todo , porque
no tenia expeiiencia de nada» La gracia de su personal , su generosidad y
su magnificencia le hacían ser del
agrado de las mugeres , de las que
sedujo muchas , creyendo que algunas
no le podrían resistir « y e » esta con*
na Ana , sino que le negó el peimi-
de Inglaterra con una Armada forso para hacer sus ^ropoiicionei.
El Duque de Buckingham sentido midable , le asesinase un Iriinde's , y
de esta negación se liga sectetamen- que la armada lUgase , quando por
mcnte con los Hugonotes , y los su- estar ya concluido el dique , no pudo
bleva con la esperanza de podei osos so- pasar. En fin la Rochella se vio precónos de la Inglaterra. El objeto era cisada á rendirse , por mis esfuerla Rochella , y adonde habían de ir los zos que hicieron los Ing!cs:;s para deHugonotes. Lo» Rochelleses sabidores fendeili , con que la gloiia de U
de ello I se ponen todos sobre las casa de Richelieu fue el deshonor de
•armas > y «1 Duque de Buckingham la Inglaterra.
desembarca en la Isla de Rhé con sieMerece atención por lo particular
temil hombres. El partüo de los Hugonotes se hizo formidable , la turba- y extraño de su asunto la siguiente.
ción se derramó por toda la Francia,
y U Rochella estuvo para separarse de
ANÉCDOTA.
ella. El Cardenal de Richelieu , que
en nada se conocía mas su magnániEn la Ciudad de México había un
mo esüíritu , que en las urgentes des. hombre sin sombra , y se cuenta la
eracias' , por una prestncu de animo causa de esta particulaiidad del modo
• dmirable , por aquella vigilancia de siguiente : muchos mozos se ¡untaron y
«n Héroe y por todo al mismo tiem- proyectaron correr un gallo , el que
po , estorbó los males que amenaza- terminaron en una casa pública , adon»
ban al Estado. Construyo Navios, en- de convinieran entre sí , que el d'.a»
vió tropa comandada por hábiles Gcr blo se llevase al último , que salicr
nerales contra la Rochelh , y en su se de dicha casa. Sortearon sobre quien
«guimiento un grueso tren de A „ i
había de ser este, y la suerte tocó al
lleria ; con prontitud se aprovecho del que desde entonces fue siempre un enaborrecimiento que el Co.uie-Duque de te luminoso. El diablo había sin duOlivares tenia a los IngUses
obte- da oído su convenio , y se presentó á
niendo de él navios y gente, bl Du- la puerta , para realizarlo ; pero mi
que de Buckingham fue deshectio en la hombre con una gran paciencia y seIsla de Rhe , y precisado á retirarse renidad le dlxo : poco á poco caballeá Inglaterra sin exercito y sin hon- ro satanás , yo no soy el último que
ra El Cardenal pasa como General salgo , que es mi sombra. El diablo
á mandar el sitio de U Rochella, chasqueado con esta agudeza se lley su valor y su genio le facilitan lo vo la sombra , y dexó el cuerpo.
G:
que le negaba la experiencia y , se somete U tropa á su disciplina. Siendo
tiEDONDILLAS.
necesario cerrar la puerta a los socorros Ingleses , y hacerse dueño de la
Allá COR.amor riñó
mar , el Cardenal tenia á Quinto-Curla lucuru cierto día,
cio en la mano , y leyendo la despoique Á aquel Venus hactt
ctipcion del dique de Alexandro derail caricias y á ella no.
lante de Tiro , mandó executar otro
Ya mas enojada luego
delante de la Rochella , de cerca de
su rasca moños cogió,
4700. pies de largo. La fortuna que
y en los ojos le pi.co
estaba de parte de esta empresa , disde lo que Amor quedó ciegg,,
puso que al Duque de Buckingham , esSupo Jove el caso todo,
laudo dispaesto á íalic de los gu?rto$
y viendo t^l crueldad»
27^'
I Y el esclavo deluiqüente
goza alguna preeminencia
para igualar la sentencia
sin ser de a^uc/ diferente?
Luego es de notar la penet
que sufren en su reato,
ponienda al blanco y mulata
unidos á una cadena.
Pues si el uno se resiente
de lo que el otro se eleva,
resultará de esta prueba
el que ninguno escarmiente.
£1 Aplicado.
P.
S O N B T O.
Visto hé rtjugeresmil pundonorosas.
Mil de sjbi.is V críticas preciadas,
Mil que son un abismo de monadas.
Mil locas 1 mil alegres , mil juiciosasi
Mil he visto asimismo caprichosas,
Mil m.i'iss , mil horribles rematadas,
Mil lindas y de gracias adornadas.
Mil estiradas y otris cariñosas.
He visto mil mugeres altaneras.
Mil desenvueltas , mil con mucho
agrado.
Mil de una estimación alta y cumplida:
Visto he mugeres pues de mil maneras,
Mas con todo hasta ahora no he en»
contrado
Una muger tan sola que no pida.
P.
Lo que infuye ctn ti extmplo ti hillo sexo
tn las costumbres.
Desengaño para pocos tu defensa dt
muchos.
J U G U E T E »
Raro empeño impertinente
creer las gentes de Corte
qae fuera de el/a no hay porte
ni cultura entre otra gente.
Pero el tiempo les tiesmientt
con \oi hombres de importanciúí
quando en ella toia infancia
tiene aun el que mas se avispa^
mucho brillo , mucha chispa
y poquísima substancia,
JE/ castigo proporcionado á lot delitos y 4
las circunstancias de las personas.
Fábula ó juguete.
Un Mono muy baylador
se le escapó al Maese Juan
sin parar hasta Tetuan,
porque era gran andador.
Allí y sin perder instantes,
quiso ostentar sus primores^
con que cazó en sus amores
las Monas mas rozagantes.
Los mónitas cavilosos
viendo esta superchería,
le empeñaron á porfía
en imitarle envidiosos.
Y tanto en la nueva idea
trabajaron de repente,
que ya no es Mono átccnte
quien no bayla 3 la europea.
No es de extrañar ^ pues que vcmot
que al molde de un emtrangero
se muda ya un re^^noentero
que apenas lo conocemos.
Poique entre cultas personas
cunde toda monería,
quando es gusto y fantasía
de las etonitas mas monas.
El derecho en la fuerza,
Observación Política»
F Á B U L A .
El hombre Ubre culpado
suspende su libertad.
•
hasta l^urgar la malclacl
con que se mira ligado.
át\ nífio tuvo p*ieji.t,
y les dixo 3e es'c moJb.
Justo castillo tendrá
quien le dio ral picadura,
si Á Amor cegó la locura,
su lazarillo será.
^ ,
Un ratontUlo ligero
^73(i
se le escapó I un gato iiasluij
Y ya cobrado del susto
le habló desde su agujero:
I por qué nos ptrsiguit ñeroí
jqué te hicimos los ratones'!
Y respondió á eitas razones
el ¿ato con gran cachaza:
por armarte á ti una traza*
pues que nací eahaliero.
A quien no satisfaga la respuesta,
busqi^ele al Poderoso
%i en sus excesos le halla mas jut tsta.
•Sobre la fama
'
AVISO,
Fues viendo es peligrosa
por envuVia ó vanidad
la fama de habilidad,
y es en-muriendo infructuosa,
la pítima mas animosa
debe abatirse en su vuela,
,
si no le aitima el anhela
de otro interés : que es.«n sutn» -'i>
el que se eUve la •pluma .•
>.
í buscar \^ faiAá ^l^Ciffy;
Al mishto asunto.
C H A N Z A .
j Quieres tu nombre. Don Jaatt,
siga de edad en edad
por honor y utilidad
del que dan y el que dirá/ti
' Pues, amigo , con afán,
con níane'jo y con dineros
busca los cargos primeros;
porque'viviendo empleado^
tu nombre habrá perpetuado
la gUia de forasteros.
El Aplicado.
1.a presente oda es una composición de las mas bellas que se hallarán en este Periódico. Se ve en ella
U tu%vi<ÍA<l t <i4C ¡üntA con vaciaos
hermosas y íustai imágenes v* entreteniendo al lector, hasta ver contraído
con gala y belleza el pensamiento, que
aunque bastante común se ve hecho
nuevo por las galas de la fantasía.
Se quisiera que no le faltase la arma.
O D
J4.
Qual rayo que impelido
Por la potente mano
De Jove soberano
La vista ofusca., el pecho cstreme'cido
Dexa , eriza el cabello y compiU
mido
El animo osbcurece , y en un punto
Abrasa y pasma y yela todo jumo;
O qual de la Febea
Luz que por la alma cierra
En momentánea guerra
. Opuesta el esplendor mancha y afea
De la hermosa, nocturna y casta Dea,
Negándola sus rayos soberanos,
' Y horror y susto causa á los humanos;
O qúal del bronce duro
Al Ímpetu violento
Que el voraz elementa
Dá á la materia vil , que mal seguro
A todo mortal hace , y con obscuro
Pjvorc.Val.ma cubre, y al oido
Quebranta con el hórrido sonido;
Y del modo que fwro
El aquilón terrible
Que azota el mar horrible.
Inquieta al animoso marinero,
Y al pecho duro mas que duroacer»
iEstrcmece y aterra y le conmueve,
Quando horror , muerte y agua á un
tiempo bebe;
Tal mi pecho cuitado,
Señora , que algún dia
En placeres vivii
¡Placeres cieito falsos J anegado
Hoy por vuestro desprecio mal hadado
Yace entre el lloro, que incesante
riego,
Slurbado , absorto , triste , helado y
ciego.
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