PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA – PR SECRETARÍA DE RELACIONES INSTITUCIONALES – SRI SECRETARÍA DEL CONSEJO PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL – SEDES CONSEJO PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL DE BRASIL - CDES SEGUNDA MESA REDONDA DE LA SOCIEDAD CIVIL BRASIL – UE BELÉM – PARÁ, 25 Y 26 DE ENERO DE 2010. CONVENCIONES SOBRE EL CLIMA, FUENTES ENERGÉTICAS MUNDIALES Y DESARROLLO SOSTENIBLE 1. Convenciones Internacionales sobre el Cambio climático En el planeta Tierra se han producido modificaciones del clima desde el comienzo de su existencia, hace 4.600 millones de años. No obstante, la influencia de la actividad humana en los ciclos naturales de los cambios climáticos ha aumentado considerablemente desde el comienzo de la revolución industrial en el siglo XVIII. Estos cambios se han intensificado y se manifiestan de diversos modos, entre los que destacan el calentamiento global, una mayor frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos1 y alteraciones en el régimen de precipitaciones lluviosas. Las primeras pruebas de los cambios de origen antropógeno en el clima del planeta empezaron a surgir en la década de los 60 del pasado siglo, con observaciones del aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, uno de los gases responsables del efecto invernadero. A raíz de estas observaciones, se celebró en 1979 la primera conferencia mundial sobre el clima en Ginebra, Suiza, que confirmó las pruebas de la influencia de las actividades antropógenas en el clima, resultante de la emisión de dióxido de carbono (CO2), metano y óxido nitroso (N2O). En 1988 se creó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés) a iniciativa del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). El primer informe del IPCC señalaba que las actividades antropógenas emisoras de gases de efecto invernadero (GEI) estaban aumentando de manera sustancial y que, si no se toman medidas, la temperatura media de la tierra se elevaría a un ritmo sin precedentes de 0,3°C por década. En este contexto, considerando los riesgos provocados por los cambios climático, se estableció en 1990, en el ámbito de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, en sus siglas en inglés). Durante la realización de la Cumbre de la Tierra en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil, en 1992, se abrió la posibilidad de adherirse a esta Convención Marco, que tiene como objetivo lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida una interferencia antropógena peligrosa en el sistema climático. Dicho nivel deberá alcanzarse en un plazo 1 Por ejemplo, olas de calor, tempestades, inundaciones, nevadas, sequías, huracanes y ciclones. F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... -2- suficiente que permita garantizar que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio del clima, que la producción de alimentos no se vea amenazada y que el desarrollo económico continúe de manera sostenible. La Convención se ocupa de emisiones fluidas y se limita a los gases de efecto invernadero2 no controlados por el Protocolo de Montreal3. Para la Convención Marco, cambio climático significa un cambio de clima que puede atribuirse directa o indirectamente a toda actividad humana que modifique la composición de la atmósfera terrestre y que se añade al provocado por la variabilidad climática natural observada a lo largo de períodos comparables. Como directrices para las negociaciones sobre el reparto de las cargas asociadas a la respuesta que ha de darse al cambio climático, la Convención establece principios que deben guiar las negociaciones. El más importante es el principio de la responsabilidad común, de todos los países, aunque diferenciada. Establece también que deberá considerarse la capacidad (económica y tecnológica) de los países para llevar a cabo una disminución de los GEI. La Convención reconoce el hecho de que los actuales niveles de concentración atmosférica de los gases de efecto invernadero se deben principalmente a las emisiones de los países industrializados en el pasado, lo que abre la posibilidad de que se invoquen las responsabilidades históricas de los países en el cambio climático. Partiendo de la definición de dichos principios, la Convención Marco determina que los países asuman compromisos para la mitigación del cambio climático y el reparto de los correspondientes costes. Para ello, los países se han dividido en tres grupos4: o o o Países del Anexo II: son los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), esencialmente países industrializados con economías de mercado; Países del Anexo I: son los países del Anexo II junto con los países cuya economía está en transición, esencialmente los países que pertenecían al bloque soviético; y Países no-Anexo I: los demás países, esencialmente los países en desarrollo. Los países del Anexo I se comprometieron en la Convención a limitar sus emisiones con el objetivo inicial de estabilizarlas en el año 2000 al mismo nivel que en 1990. Los países del Anexo II se comprometieron además a ayudar financiera y tecnológicamente a los países no-Anexo I. Éstos, por su parte, se comprometieron a poner en práctica programas nacionales de mitigación sin metas cuantitativas. Es importante destacar que esta estructura de compromisos es, en realidad, una aplicación del principio de la responsabilidad común, pero diferenciada. 2 3 4 Los GEI, según el protocolo de Kioto, son: dióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (N2O), metano (CH4), hidrofluorocarbono (HFC), perfluorocarbono (PFC) y hexafluoruro de azufre (HS6). El Protocolo de Montreal es el responsable del control de las substancias que destruyen la capa de ozono. Según CADERNOS NAE, 2005. F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... -3- El órgano supremo de la Convención es la Conferencia de las Partes (COP), responsable de velar por la aplicación de la Convención y tomar las decisiones necesarias para tal fin. La COP está integrada por los países signatarios de la Convención y se reúne anualmente para que ésta sea operativa. En la primera reunión de la Conferencia de las Partes, celebrada en Berlín en 1995, se estableció que el compromiso de los países de reducir las emisiones al nivel de 1990, hasta el año 2000, no era suficiente para lograr el objetivo de la Convención de estabilizar las emisiones. Por esta razón, se aprobó el Mandato de Berlín, un proceso negociador para la elaboración de un protocolo5. La negociación final tuvo lugar en la COP-3, en Kioto, en el año 1997. En esa Conferencia se decidió, por consenso, la adopción de un protocolo. El Protocolo de Kioto representó un intento de alcanzar el objetivo de la Convención; por eso definía metas cuantitativas para los países industrializados en lugar de medidas y políticas. En otras palabras, el Protocolo estableció que los países del Anexo I deberían reducir las emisiones de GEI en 5,2% (promedio), tomando como valor de referencia los niveles de emisiones de 1990. Dicha reducción debería ser efectiva entre 2008 y 2010. Los países del no-Anexo I siguieron sin la obligación de lograr metas cuantitativas. El principio del Protocolo consiste en elaborar una estrategia global de reducción de los niveles de GEI sin que se produzca un menoscabo significativo del entorno económico y social de las naciones afectadas. Para que la reducción de las emisiones sea viable, el Protocolo de Kioto contempla tres mecanismos suplementarios de flexibilización de los objetivos relativos a las emisiones de los países del Anexo I, mediante tres instrumentos: o Aplicación conjunta: los países con objetivos de reducción de emisiones pueden optar por la puesta en práctica, de manera conjunta, de proyectos de reducción en el país en el que el coste de la reducción sea menor. Este mecanismo puede ser practicado entre países del Anexo I; o Comercio de derechos de emisiones: los países con objetivos de reducción de emisiones pueden comercializar permisos para emitir GEI y realizar así sus objetivos de reducción. Es también un mecanismo utilizado entre países del Anexo I; o Mecanismo para un desarrollo limpio (MDL): permite que los países del Anexo I financien proyectos sostenibles en territorios de países no-Anexo I, al objeto de obtener unidades suplementarias de reducción de emisiones. Cabe mencionar que el Protocolo de Kioto, aunque fue negociado en 1997, no entró en vigor hasta 2005. Inicialmente fue suscrito por casi todos los países, pero no todos ellos lo ratificaron. Los Estados Unidos decidieron no ratificar el Protocolo6, al igual que Australia7. 5 6 El Mandato de Berlín puede resumirse en tres puntos: (i) se reafirman los principios de la Convención Marco; (ii) los países del Anexo I asumen compromisos más significativos que el de estabilización de las emisiones definido por la Convención; y (iii) no hay nuevos compromisos de los países no-Anexo I. En 1997, el Senado estadounidense aprobó la resolución Byrd-Hagel, que establecía que el Senado no ratificaría un protocolo a la Convención Marco que no mencionara explícitamente restricciones a las emisiones de los países en desarrollo. (CADERNOS NAE, 2005). F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... -4- La COP 13, celebrada en Balí en 2007, estableció una hoja de ruta que los países deben seguir. La "hoja de ruta" de Balí fue construida sobre la base de dos vías de negociación: el Protocolo de Kioto y la Convención Marco. Para seguir estas vías se crearon dos grupos de trabajo. El grupo de trabajo ad hoc Protocolo de Kioto (AWG-KP) tiene como objetivo definir nuevas metas para los países del Anexo I para el segundo período de compromisos del Protocolo de Kioto. Y el grupo de trabajo ad hoc de cooperación a largo plazo (AWG-LCA), también llamado Plan de acción de Balí, debe fijar objetivos a largo plazo para las acciones de lucha contra el cambio climático en el ámbito de la Convención, principalmente para los países en desarrollo, o sea, los del no-Anexo I. A tal fin, se utilizarán cinco elementos: (i) visión compartida; (ii) mitigación; (iii) adaptación; (iv) tecnología; y (v) financiación. Según el Plan de acción, se debe adoptar una visión compartida sobre las medidas de cooperación a largo plazo entre los países, al objeto de definir un objetivo global a largo plazo para la reducción de las emisiones8. En lo que se refiere a la mitigación, el Plan establece que para los países desarrollados (Anexo I) las medidas de mitigación, además de adecuarse a cada país, han de ser mensurables, descifrables y verificables. Para los países en desarrollo (no-Anexo I), las medidas de mitigación deben ajustarse al contexto del desarrollo sostenible, con apoyo tecnológico y financiero, y han de ser también mensurables, descifrables y verificables. En relación con las formas de mitigación adoptadas por los países en desarrollo, cabe citar las NAMA (acciones de mitigación nacionalmente apropiadas), que se diferencian de los objetivos de reducción. Las NAMA son políticas e incentivos positivos (financieros y tecnológicos) en los países en desarrollo para mitigar la emisión de GEI. La REDD -reducción de emisiones derivadas de la deforestación y degradación forestal- representa la posibilidad de reducir emisiones causadas por la deforestación y la degradación forestal, además del papel de conservación, gestión sostenible de los bosques y aumento de las reservas de carbono en los bosques de los países en desarrollo. Cabe señalar que Brasil aboga por que la REDD forme parte de las NAMA, sin que tenga un trato diferenciado. Se entiende por adaptación las modificaciones en procesos, infraestructuras y prácticas que permitan compensar los eventuales daños causados por el cambio climático. El IPCC define la adaptación como "el ajuste de los sistemas naturales, sociales y económicos en respuesta al estimulo climático actual o futuro y/o sus impactos, que pueden ser desfavorables (daños) o beneficiosos (oportunidades)" 9 . Según el Plan, los países desarrollados deben financiar medidas de adaptación en países en desarrollo, 7 8 9 Es oportuno mencionar que Australia, aunque no haya ratificado el protocolo de Quito, declaró que iba a limitar sus emisiones como si lo hubiese hecho. En opinión del gobierno de Brasil, ese objetivo debería definirse en función del aumento de la temperatura media global, que no debería superar los 2 °C. La Unión Europea aboga por un objetivo en términos de límite de concentración de emisiones, que debería ser de 450 ppmv. FREITAS, M.A.V. Mudanças Climáticas Globais – Situação Atual e Desafios Internacionais e Brasileiros (Cambios climáticos globales - situación actual y desafíos internacionales y brasileños). Seminario sobre el cambio climático (2009). F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... -5- principalmente en aquellos que contribuyen escasamente a las emisiones de GEI y van a sufrir sin embargo seriamente las consecuencias del cambio climático. Hasta la transferencia de tecnología muestra la necesidad de eliminar obstáculos y prever recursos para aumentar la escala de desarrollo y transferencia de tecnologías de los países desarrollados hacia los países en desarrollo. Por último, la financiación se refiere a la transferencia de recursos entre países del Anexo I y del no-Anexo I. Se entiende que los primeros tienen el deber, en el ámbito de la Convención Marco, de suministrar recursos a los países en desarrollo habida cuenta de las responsabilidades históricas de emisiones de GEI. 2. Emisiones de gases de efecto invernadero y contribución al calentamiento global: análisis comparado entre Brasil y la Unión Europea Brasil y la Unión Europea tienen situaciones diferentes en lo que se refiere a la contribución histórica al calentamiento global derivado de acciones antropógenas a través de la emisión de gases de efecto invernadero. Como el proceso de industrialización de Brasil es reciente, dado que se inició a mediados de la década de los 30 del pasado siglo, se admite que este país no ha contribuido al calentamiento global de la misma forma que los países desarrollados (la mayor parte de los países de la Unión Europea), cuyas emisiones de gases de efecto invernadero se iniciaron hace más de 260 años con la revolución industrial. Por esta razón, la mayor parte de la responsabilidad del calentamiento global recae en los países desarrollados. Recientemente, los países más desarrollados están intentando desviar la atención de los debates sobre el calentamiento global a las emisiones anuales en un claro intento de negar el pasado y atribuir una responsabilidad desproporcionada y exagerada a los países en desarrollo con bajas emisiones per cápita, especialmente Brasil, China e India. Este argumento choca con los criterios científicos del cambio climático y con los informes del IPCC, que prueban que los problemas actuales han sido causados por las emisiones acumuladas de los países desarrollados desde la revolución industrial. Por consiguiente, el diálogo entre las sociedades civiles brasileña y europea, representadas respectivamente por el Consejo de Desarrollo Económico y Social (CDES) y por el Comité Económico y Social Europeo (CESE), debe llegarse por uno de los principios fundamentales de la convención sobre el cambio climático, a saber, el de las responsabilidades comunes, pero diferenciadas. Es necesario aclarar que no se defiende la desconsideración total de las emisiones actuales y futuras como parte del problema en lo que se refiere a los cambios climáticos que afectarán a las próximas generaciones. Es necesario, no obstante, plantear la responsabilidad de las emisiones pasadas antes de considerarlas seriamente y desde una perspectiva justa. Resulta indispensable examinar la influencia que las emisiones del pasado tienen en el aumento de la concentración atmosférica de gases de efecto invernadero que provocan aumentos de la temperatura y son responsables de la eclosión, actualmente, de fenómenos meteorológicos extremos. Tales fenómenos exigen un esfuerzo de adaptación a millones de personas que ya están sufriendo las consecuencias del calentamiento global, que afecta severamente a las regiones más pobres de países F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... -6- poco desarrollados y a las regiones insulares. De esta manera, está empezando a crearse un contingente de refugiados climáticos, estimado en 20 millones de personas en 2008. Las perspectivas de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)10 advierten de que entre 25 millones y 1000 millones de personas pueden verse expulsadas de las tierras donde viven en las próximas cuatro décadas, lo que ya está sucediendo. Los informes del IPCC reconocen que las concentraciones globales de gases han crecido principalmente como resultado de actividades humanas desde 1750 y ahora superan con creces los valores preindustriales. Informan de que el aumento en la concentración de gas carbónico se debe esencialmente al uso de combustibles fósiles y a los cambios en el uso de la tierra, siendo éstos significativos aunque con una contribución inferior. La concentración del gas de efecto invernadero antropógeno más relevante, el CO2, ha pasado de 280 ppm en el período preindustrial a 390 ppm en 2009. Sucede sin embargo que los propios científicos afirman que 350 ppm de CO2 en la atmósfera ha de ser el límite máximo para evitar las consecuencias catastróficas del cambio climático. Si se hace un balance comparativo de las emisiones de Brasil y la Unión Europea, se observa que las emisiones de Europa son mayores en el sector de la energía eléctrica y la calefacción, responsables del 27% de los GEI. A continuación figuran el sector del transporte con 19%, la industria con 13% y la construcción con 10%. La Unión Europea ha emitido un total de 5177 millones de toneladas de CO2e (dióxido de carbono equivalente)11. En el caso de Brasil, la mayor parte de las emisiones procede de la deforestación y del uso del suelo. El único inventario de emisiones de gases de efecto invernadero de Brasil fue publicado en 2004 por el ministerio de ciencia y tecnología (MCT) con datos referentes a 1994. De acuerdo con dicho documento, las emisiones de Brasil en 1994 alcanzaron aproximadamente 1700 millones de toneladas de CO2e. Para datos posteriores a 1994 existen estimaciones del Ministerio de Medio Ambiente (MMA), basadas en fuentes oficiales y sectoriales y en el estudio Emisiones de gases de efecto invernadero en Brasil: importancia de la agricultura y el cultivo de pastos, que estima que las emisiones brasileñas alcanzaron 2022 millones de toneladas de CO2e en 2005, lo que representa un aumento de 17% respecto de 1994. Una vez más, la deforestación fue el responsable de la mayor parte del volumen total, con 1074 millones de toneladas de CO2e, es decir, un aumento de 8,1% desde 199412. Hubo, no obstante, un crecimiento notable en las emisiones de los sectores de la energía (43%) y el agropecuario (26,6%) y en los procesos industriales (73,6%). Como consecuencia de este aumento, la contribución de los sectores de la energía y agropecuario a la emisión total creció de 14,3% y 21,4% 10 11 12 IOM. Migration, Environment and Climate Change: assessing the evidence. Edited by Frank Laczko and Christine Aghazarm. Geneva, Switzerland: UNITED NATIONS UNIVERSITY UNU, Institute for Environment and Human Security, 2009. EEA. European Environment Agency. Energy and environment report 2008. Copenhagem: EEA, 2008. CERRI, C.C.; et all. Brazilian Greenhouse Gas Emissions: The importance of agriculture and livestock. (Emisiones de gases de efecto invernadero en Brasil: agricultura y pastos). In Scientia Agrícola, V. 76, p. 831-843, 2009. F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... -7- respectivamente en 1994 a 17,5% y 23,1% en 2005, mientras que la contribución de la deforestación bajo de 57,5% a 53,1%. Según el citado estudio, estos aumentos reflejan la expansión de la economía brasileña en dos momentos: durante la fase mejor del Plan Real antes de la desvalorización cambiaria de 1999 y a lo largo del gobierno del presidente Lula. Aún así, las emisiones de GEI procedentes de quemas en la selva amazónica contribuyen con una aportación muy significativa al total de las emisiones brasileñas. Por ello, reducir las emisiones de Brasil no implica modificar drásticamente las fuentes energéticas y frenar el crecimiento, la inclusión social y la distribución de la renta. la posibilidad de reducir en un 80% la deforestación puede visualizarse en la figura 1. Los datos muestran que la deforestación disminuirá desde un valor medio de 19.500 km² en el período 1995-2006, hasta 12.200 km2 (-37%) en el período 2006-2010. La tendencia por Eva Tello la reducción de la deforestación se está intensificando en los últimos años. Prueba de ello es que la deforestación en el bienio 2008/2009 fue de 7000 km2, situándose por debajo del objetivo previsto para el período 2011-2015. Figura 1. REDUCCIÓN DE LA DEFORESTACIÓN BRASILEÑA 2005-2020 Deforestación 1996–2005 Fuente: INPE/MCT. 3. Fuentes energéticas brasileñas y mundiales: situación actual y perspectivas A la hora de configurar su producción energética, los países tienen en cuenta criterios económicos, sociales, estratégicos y medioambientales. El perfil de las fuentes de un país refleja, además de la F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... -8- disponibilidad de recursos naturales, objetivos relacionados con el desarrollo económico. de este modo, considerando las particularidades naturales y económicas de los países, el perfil de las fuentes energéticas de cada uno de ellos es distinto, como se ve en las figuras 2 y 3. Gráfico 3 Fuentes Energéticas de Brasil (2007) Gráfico 2 Fuentes Energéticas Mundiales (2006) Biomasa 11% Renovables 2% Uranio 6% Carbón Mineral 26% Petróleo 34% Gas Natural 21% Biomasa 31% Renovables 15% Petróleo 38% Uranio 1% Gas Natural 9% Carbón Mineral 6% Fuente: BEN/2008 La producción mundial está basada, principalmente, en fuentes no renovables de energía, con una utilización considerable de combustibles fósiles. La utilización de petróleo y sus derivados, gas natural y carbón mineral representan el 34,4%, 20,5% y 26% respectivamente. El uranio representa el 6,2% y las fuentes renovables apenas un 12,9%, la biomasa un 10,7% y las demás fuentes el 2,2%. Si se consideran únicamente los países de la OCDE, el porcentaje de fuentes renovables en la producción energética alcanza tan sólo el 6,7%. En la Unión Europea, la utilización de fuentes renovables no es muy diferente, representando el 8,6% de la energía consumida en 2005. El objetivo de la Unión Europea es aumentar la utilización de fuentes renovables de energía en los próximos años, para alcanzar un 20% en el año 202013. En cambio, Brasil cuenta con una considerable participación de fuentes renovables en su producción energética: 46%. De ese total, la biomasa representa el 31,1% y la energía hidráulica el 14,9%. En cuanto a los combustibles fósiles, la utilización de petróleo y sus derivados, gas natural y carbón mineral representan el 37,4%, 9,3% y 6% respectivamente. La utilización de uranio representa tan sólo 1,4%. Si se compara la producción energética brasileña con la producción mundial, se observa que la primera está compuesta, en gran parte, por fuentes renovables de energía, a diferencia de la mundial, en la que estas fuentes representan una parte pequeña, como se ilustra en el Cuadro 1. Esta importante diferencia entre ambas producciones tiene repercusiones distintas en lo que se refiere a las emisiones de gases de efecto invernadero. En cuanto a la Unión Europea, su producción energética es la causa principal de sus emisiones de GEI, mientras que en Brasil la mayor parte de estas emisiones procede del uso de la tierra y de los bosques, como ya se ha señalado. 13 EEA. European Environment Agency. Op. Cit. F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... -9- CUADRO 1 FUENTES ENERGÉTICAS -CUADRO COMPARATIVO Países de la OCDE (2007) 6,7 Mundo (2006) 93,3 12,9 Brasil (2007) 87,1 45,9 54,1 Renovables No renovables 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100% Fuentes: BEN/2008 e Key World Energy Statistics. IEA, 2008. Otro aspecto que cabe destacar es el referente a la seguridad del abastecimiento de energía. La Unión Europea tiene dependencia de algunas fuentes, como el gas natural procedente de Rusia y del norte de África. Brasil es autosuficiente en algunas fuentes, como el petróleo. En este contexto, el abastecimiento de energía en Brasil no depende de variables externas lo que contribuye a crear una situación de seguridad energética. Esta característica revela la necesidad apremiante para la Unión Europea de ampliar considerablemente la utilización de fuentes renovables sean energética de manera que pueda disminuir su dependencia, principalmente, del gas natural14 . Además, el aumento de la utilización de fuentes renovables de energía en la producción europea podrá contribuir a la realización de los objetivos de reducción de GEI de los países de la Unión Europea. en lo que se refiere a las perspectivas de la producción energética brasileña, y considerando la importancia de la autosuficiencia de Brasil con relación al petróleo, es importante formular algunas observaciones sobre las reservas de petróleo halladas en una zona de Brasil bajo las capas salinas del subsuelo. Si bien el descubrimiento de estas reservas ha planteado la posibilidad de que las emisiones brasileñas aumenten, en la medida en que se pensó que el país podría dar prioridad a la utilización de esta fuente en detrimento de fuentes renovables como los biocombustibles, es conveniente destacar que la explotación de estas reservas no implica necesariamente un aumento de las emisiones. Dicha explotación podría hacerse de manera más eficaz, desde un punto de vista económico y 14 Dada la escasez de tierras cultivables, la Unión Europea no puede producir biocombustibles de primera generación a gran escala sin comprometer su seguridad alimentaria. F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... - 10 - medioambiental, usando mecanismos como la captura y el almacenamiento del CO2 y otras medidas compensatorias. Además, una parte de los recursos procedentes de esas reservas podría utilizarse en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías, impulsando la utilización de fuentes alternativas de energía y recuperación medioambiental. 4. Transición hacia una economía verde con sostenibilidad económica, social y medioambiental Limitar el aumento de la temperatura media del planeta a 2°C en el siglo XXI respecto de la de los niveles preindustriales es un objetivo estratégico global que exigirá transformaciones significativas en la economía y en la sociedad. Según el IPCC, este objetivo conlleva la estabilización de los gases de efecto invernadero en 350 ppm de CO2e, lo que implica iniciar una curva descendente de las emisiones antes de 2015. Ello exigirá la transición hacia una economía más verde con bajas emisiones de carbono, desafío éste que exigirá enormes recursos para inversiones, investigación e innovación y cambios radicales en los modelos de producción, distribución y consumo. En este sentido, el propio IPCC hizo un inventario de las principales tecnologías y prácticas para disminuir los gases de efecto invernadero que ya están disponibles en el comercio y otras que se desarrollarán hasta 2030 (anexo A). No obstante, la transición hacia una economía verde exigirá que los países más desarrollados transfieran tecnologías y recursos financieros a los países menos desarrollados, para evitar que el proceso de mitigación del calentamiento global no desemboque en un aumento de las desigualdades económicas y sociales a nivel mundial. es preciso aclarar también que esta transición deberá tener lugar de manera diferenciada y exigirá un fuerte compromiso de los gobiernos, organismos internacionales e instituciones financieras, empresas privadas, sindicatos, universidades y centros de investigación, así como de la sociedad civil organizada y de los medios de comunicación. A partir de la lectura e interpretación del cuadro de las principales tecnologías y prácticas para la disminución de gases de efecto invernadero, se observa que ya existe un amplio repertorio de tecnologías bajas en carbono que abarcan un amplio abanico de sectores. Por consiguiente, el uso de tales tecnologías dependerá del grado de desarrollo de cada país y de los sectores que más contribuyen al cambio climático. De esta manera, no es posible imaginar que puedan existir soluciones comunes y estándar para la Unión Europea y Brasil, que tienen realidades distintas en lo que se refiere al grado y la calidad del desarrollo económico y social y a la dotación en recursos naturales y biodiversidad. El informe final "Un desarrollo equitativo y responsable desde el punto de vista medioambiental" de la Asociación Internacional de Consejos Económicos y Sociales e Instituciones Similares (AICESIS), coordinado por el Consejo de Desarrollo Económico y Social (CDES) con la participación activa del Comité Económico y Social Europeo (CESE), señalar que "Hablar de desarrollo sostenible en sus tres pilares, económico, social y medioambiental, implica hablar de política energética dado que la disponibilidad de energía es imprescindible para el desarrollo económico; y el desarrollo de energías limpias es F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... - 11 - fundamental para la protección del medio ambiente y para la lucha contra el cambio climático. La relación entre desarrollo económico y sostenibilidad (incluida la política energética) es un ejemplo de la nueva visión de la relación entre los enfoques económico y social. junto a la visión tradicional de una relación entre progreso económico y desarrollo social en la que el primero es la base para el segundo, se está abriendo un espacio a la idea de que el desarrollo social y las políticas sociales son, de hecho, elementos interrelacionados e imprescindibles para el desarrollo económico." El informe citado de la AICESIS señala, no obstante, que "El debate no se centra únicamente en las fuentes de energía. Es, en realidad, de una amplitud extraordinaria. Abarca también otras cuestiones: la construcción de una nueva economía, de una nueva forma de relación de la sociedad con el Estado y de los Estados entre sí; cómo generar energía de manera rápida, barata y eficiente desde el punto de vista energético y económico mediante mayores inversiones en investigación, desarrollo e innovación (ID+I), teniendo en cuenta que el acceso a la energía es un derecho de todos los pueblos; cómo crear nuevos puestos de trabajo y fuentes de ingresos para los pequeños agricultores; cómo mitigar el cambio climático, cuando nadie quiere pagar la cuenta y todos siguen con sus emisiones; cómo impedir los desplazamientos erráticos por tierras ajenas de millones de hombres y mujeres desesperados en busca de oportunidades. Por último, se trata de buscar una manera de reducir modelos insostenibles de producción y consumo y, al mismo tiempo, responder a las aspiraciones de democracia, bienestar y desarrollo. Éstas son las cuestiones relevantes en este momento histórico." En efecto, el propio CDES, en su Informe sobre Sostenibilidad y Eficiencia Energética: Recomendaciones y Sugerencias, de 5 de noviembre de 2009, estableció algunas orientaciones para la transición brasileña hacia una economía verde con empleos ecológicos 15 y bajas emisiones de carbono. La idea principal es que la sostenibilidad es un concepto que presupone la integración dinámica entre la sostenibilidad económica social y medioambiental, dado que Brasil es todavía un país que necesita crecer y desarrollarse para aumentar la renta y la riqueza y, simultáneamente, reducir considerablemente las desigualdades regionales sociales y erradicar la pobreza, sin sacrificar el medio ambiente y la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras. En este sentido, el CDES propone que el país obre para alcanzar la seguridad energética junto con la alimentaria y la medioambiental, procurando a la vez aumentar el porcentaje de utilización de las energías renovables en la producción energética de Brasil. 15 Empleos verdes son los puestos de trabajo formales con prácticas comprobadas de trabajo decente que contribuyen significativamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y/o a mejorar o conservar la calidad del medio ambiente. Concepto disponible en Empleos verdes: hacia el trabajo decente en un mundo sostenible y con bajas emisiones de carbono. Organización Internacional del Trabajo (OIT), 2009. F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... - 12 - El informe recomienda, pues, que el país utilice parte de los recursos obtenidos con la explotación y producción sostenible de las reservas de petróleo antes mencionadas en la ampliación de proyectos de eficiencia energética y el desarrollo de investigaciones e innovaciones en energías renovables, incluido el biodiesel y el etanol de segunda y tercera generación. Insta a que la producción alimentaria y agroenergética de Brasil procure utilizar mejor los recursos naturales y no favorezca las biomasas sensibles, razón por la cual reconoce los probables beneficios creados por la división zonal agroecológica de la caña de azúcar16, al tiempo que reivindica la adopción de ese modelo y de la división zonal ecológica y económica (ZEE) para todos los productos agropecuarios. En el informe mencionado, el CDES señala, además, que la transición hacia una economía verde constituye un tema relevante para el gobierno y la sociedad brasileña. Recomienda que se multiplique el diálogo social sobre este concepto y se promuevan acciones eficaces para la expansión de la economía verde y la creación de empleos (que tengan como condición básica el trabajo decente), principalmente en los sectores siguientes: agricultura, ganadería, servicios forestales y medioambientales, construcción civil, saneamiento, transporte, movilidad urbana, industrial del reciclaje, eficiencia energética y nuevas fuentes de energía limpia y renovable. 5. La propuesta de Brasil para la COP 15 Los países en desarrollo, bajo la coordinación del G-77 y de China, no aceptan participar en el régimen de objetivos obligatorios, justificando este rechazo con el principio de la responsabilidad común, pero diferenciada. La Unión Europea propone que el desvío global en la evolución de las emisiones quede entre el 15 y el 30% en el conjunto de los países en desarrollo respecto de la situación de referencia para 2020 (sin acciones de mitigación). A pesar de no tener objetivos obligatorios, muchos de los mayores países en desarrollo están adoptando voluntariamente objetivos de reducción de sus emisiones (Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia y México, entre otros). El día 13 de noviembre de 2009, Brasil anunció un objetivo ambicioso basado en la idea de desviar la evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero que le está confiriendo, según la prensa internacional, un liderazgo entre los países en desarrollo. El objetivo de Brasil varía entre 36,1% y 38,9%, como se detalla en el cuadro 2. 16 El proyecto de ley de división zonal de la caña de azúcar fue elaborado por el gobierno federal el 17.9.2009. Prohíbe la construcción de nuevas fábricas y la expansión del cultivo de caña en cualquier zona de Amazonia, Pantanal y Bacia del Alto Paraguay o de vegetación procedente de de otros hábitat. Las prohibiciones previstas en la división zonal establecen que habrá 64 millones de hectáreas disponibles para el cultivo de caña de azúcar, y se podrá alcanzar el 7,5% del territorio nacional. Actualmente el cultivo de caña ocupa menos de 1% del territorio brasileño. Para más información, véase: www.mapa.gov.br. F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... - 13 - CUADRO 2 ACCIONES PARA REDUCIR LAS EMISIONES DE BRASIL HASTA 2020 Acciones para reducir las emisiones (NAMA) Uso de la tierra 2020 (tendencia) 1084 Magnitud de la Porcentaje de reducción en reducción 2020 (mi tCO2) 669 669 24,7% 24,7% Reducción de la deforestación en Amazonia (80%) 564 564 20,9% 20,9% Reducción de la deforestación en el Cerrrado (40%) 104 104 3,9% 3,9% Sector agropecuario 133 166 4,9% 6,1% Recuperación de pastos 83 104 3,1% 3,8% Integración agricola–ganadera 18 22 0,7% 0,8% Plantación directa 16 20 0,6% 0,7% Fijación biológica del nitrógeno 16 20 0,6% 0,7% 166 207 6,1% 7,7% Eficiencia energética 12 15 0,4% 0,6% Aumento del uso de biocombustibles 48 60 1,8% 2,2% Aumento de la oferta de energia de las centrales hidroeléctricas Fuentes alternativas (PCH, bioelectricidad, energia eólica) 79 99 2,9% 3,7% Energía Otras Siderurgia – Sustituir carbón de la deforestación por carbón de plantaciones Total 627 901 92 2703 26 33 1,0% 1,2% 8 10 0,3% 0,4% 8 10 0,3% 0,4% 975 1052 36,1% 38,9% Fuente: Casa Civil de la Presidencia de la República: De momento, los compromisos brasileños para la Conferencia de las Partes en Copenhague tendrán una acogida positiva en la prensa nacional, toda vez que son más ambiciosos que los objetivos presentados por algunos países del Anexo 1 como, por ejemplo, los Estados Unidos. Por eso han recibido el respaldo de amplios sectores de la sociedad, de defensores del medio ambiente, del mundo académico y de los políticos, tanto del gobierno como de la oposición. La propuesta brasileña para la COP 15 se incorporó a la Ley nº 12.187 de 29 de diciembre de 2000, por la que se instituyó la política nacional para el cambio climático, PNMC. También han surgido, entretanto, posiciones que discrepan de la propuesta brasileña. En lo que se refiere a la reducción de la deforestación en Amazonia, algunos críticos desearían que el gobierno se comprometiese a lograr el objetivo de cero emisiones, es decir, a suprimir la deforestación para 2020. En cuanto a la región del Cerrado, la crítica ha seguido un enfoque investido: consideró que el gobierno no está preparado para contener la fuerza de las empresas agrarias en la región Centro-Oeste y en nuevas fronteras agrícolas. Por consiguiente, tendría dificultades para lograr el objetivo de reducción de la deforestación en 40% para 2020. En lo que se refiere al sector de la energía, el problema central, según los críticos, es cumplir el objetivo de expansión de las empresas F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... - 14 - hidroeléctricas. La expansión de la oferta se dará principalmente en Amazonia y habrá grandes dificultades para la obtención de licencias medioambientales porque algunas de las nuevas plantas proyectadas inundarían tierras indígenas. Esta dificultad acarrearía un aumento de la proporción de energías no renovables en la producción energética brasileña mediante la aceleración de la reciente tendencia a construir centrales termoeléctricas que funcionan con derivados del petróleo. Una crítica más general hace alusión a la no cuantificación de los costes que implican las acciones de liquidación y a la falta de objetivos detallados. Hay quien considera que, a pesar de los problemas señalados, se han logrado de hecho progresos importantes en el establecimiento de compromisos cuantificados. Existen posibilidades concretas de lograr reducciones significativas de las emisiones en el sector de los transportes -con el aumento del transporte ferroviario (únicamente con las obras en curso del Programa de aceleración del crecimiento, PAC)-, en la industria y hasta incluso por los efectos positivos en la inflexión de la curva de emisiones causados por exenciones fiscales para incentivar el consumo de electrodomésticos más eficientes y de automóviles flexfluel con menor nivel de consumo de combustible. La propuesta del gobierno federal tampoco considera probables las reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero a raíz de la puesta en vigor, en 2010, de la ley que instituyó la política de cambios climáticos en el estado de Sao Paulo, que preconiza una reducción absoluta del 20% de las emisiones de GEI respecto del total de las emisiones registradas en 2005. En una reunión extraordinaria celebrada el 16 de noviembre de 2009, el CDES debatió la cuestión del cambio climático teniendo como telón de fondo la construcción de un modelo de desarrollo social, económico y medioambiental sostenible y la responsabilidad compartida entre gobiernos y sociedad. Se decidió, por unanimidad, apoyar las líneas generales de la propuesta brasileña para la COP 15 y la posición del gobierno brasileño de exigir sin demora en las negociaciones una definición, por parte de los países desarrollados, de la contribución en recursos financieros para llevar a cabo acciones de mitigación y adaptación en los países en desarrollo, depositarios de créditos climáticos y medioambientales. Además, con vistas a fortalecer el alcance de los compromisos contenidos en la propuesta del gobierno federal para la COP 15, el CDES destacó la necesidad de llevar a cabo y ampliar acciones para la eficiencia energética y el uso racional del agua, la lucha sin descanso contra la deforestación, el aumento de la proporción del transporte ferroviario, fluvial, por oleoductos, gasoductos y cintas transportadoras en el conjunto de los transportes de Brasil, la incorporación de más energías renovables en la producción energética y la reducción de gases de efecto invernadero en los sectores de la industria que más se emite principalmente las industrias que consumen mucha electricidad. Destacó que las inversiones en ciencia, tecnología e innovación son fundamentales en este ámbito. Sugirió, además, la incorporación de los principios y conceptos de la ciudad sostenible en las sedes de la copa del mundo de 2014 y en la sede de los juegos olímpicos de 2016, haciendo hincapié en las construcciones sostenibles, el trasporte colectivo de pasajeros y un uso amplio de energías renovables, para reducir las emisiones de CO2, mejorar la movilidad urbana y la calidad de vida en las ciudades, y la utilización de ese modelo como patrón futuro para todas las ciudades brasileñas con más de 300.000 habitantes. Por último, recomendó un esfuerzo conjunto para el acompañamiento y F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... - 15 - cumplimiento efectivo de los objetivos brasileños, con la participación del gobierno y de diferentes sectores de la sociedad brasileña en proceso de movilización permanente. Por último, cabe destacar que el CDES respalda la recomendación de la AICESIS, que aboga por la creación de una organización mundial del medio ambiente, en el marco de las Naciones Unidas, con la misión de definir normas medioambientales mínimas para garantizar una coherencia normativa y favorecer una mayor consideración de este asunto entre las instituciones multilaterales. Es urgente proceder a una reflexión sobre la creación de esta institución internacional dedicada a la gestión y el control de las complejas cuestiones ecológicas, a semejanza de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que pretende organizar las relaciones comerciales. La propuesta de creación de esta organización fue incluso anunciada por los presidentes de Brasil y Francia en noviembre de 2009. 6. Resultados de las negociaciones de la COP – 15 Si la decimoquinta Conferencia de las Partes fue interpretada como un fin en sí misma, no hay que olvidar los principales titulares de prensa: ¡la COP-15 ha sido un fracaso estrepitoso! ¡Hemos perdido la última oportunidad de salvar el Planeta! ¡Los líderes mundiales han sido incapaces de elaborar una declaración política con fuerza de ley! De hecho, lo que elaboraron las partes (192 países) es una carta de intenciones de 12 puntos, sin valor jurídico, objetivos específicos ni compromisos significativos, denominada Acuerdo de Copenhague, y redactada a partir de la negociación del grupo BASIC (Brasil, África del Sur, India y China) con los Estados Unidos y la Unión Europea en los momentos finales de la Conferencia. Incluso así, no fue aprobada por todos los países. No obstante, el rechazo de un documento sin valor de ley no tiene ningún efecto. Sin embargo, si la COP-15 se interpreta como un proceso, todavía es posible recuperar la esperanza en medio del caos. Es importante destacar que el interés y la toma de conciencia respecto del cambio climático han aumentado. Ya no es un tema del que se ocupan únicamente los gobernantes, científicos y defensores del medio ambiente. Se han apropiado de él otros sectores importantes de la sociedad entre los que destacan los empresarios, sindicatos, movimientos sociales y los medios de comunicación en general. Por consiguiente, la declaración deslavada y frustrante puede convertirse en el catalizador de una gran movilización popular en todos los rincones del planeta, para exhortar a los líderes mundiales a que adopten objetivos ambiciosos de reducción de las emisiones de CO2 y, principalmente, para que estén dispuestos a negociar un acuerdo vinculante en noviembre de 2010 en la Ciudad de México. Las expectativas de un mundo con emisiones de carbono más bajas y una sociedad más justa se han visto postergadas. Por ello, cabe esperar que el cambio climático sea una prioridad en el diálogo social protagonizado por el CDES y el CESE en 2010, erigiéndose en vectores de la toma de conciencia, movilización y organización de las respectivas sociedades civiles. Es más, han de reivindicar ante sus respectivos gobiernos y jefes de Estado que cumplan inmediatamente los compromisos y objetivos anunciados en la COP-15, y liderar las negociaciones que permitan obtener un acuerdo sólido en la COP-16. F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... - 16 - En la perspectiva de fortalecer la movilización de la sociedad civil a escala mundial, el CDES y el CESE podrían pedir conjuntamente a la AICESIS que adopte como asunto prioritario en su agenda, a partir de 2010, el cambio climático. De este modo, serían convocados más de 60 consejos y entidades similares para liderar el diálogo social en sus respectivos países, culminando todo ello con un acto público en noviembre de 2010 en la Ciudad de México. F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf .../... - 17 - ANEXO – A: Principales tecnologías y prácticas de reducción por sectores Sector Suministro energía Principales tecnologías prácticas comercialmente en la actualidad de reducción disponibles Principales tecnologías y prácticas de reducción proyectadas para ser comercializadas antes de 2030 de Mejora de la eficacia de la oferta y la distribución; cambio de combustible: carbón mineral por gas; energía nuclear; calor y energía renovables (hidroeléctrica, solar, eólica, geotérmica y bioenergía); calor y energía combinados; aplicaciones tempranas de captura y almacenamiento de carbono (por ejemplo, almacenamiento del CO2 extraído del gas natural). Captura y almacenamiento de carbono para plantas generadoras de electricidad que funcionan con gas, biomasa y carbón mineral; Energía nuclear avanzada; Energía renovable avanzada, incluidas la energía de olas y mareas, la solar concentrada y la solar fotovoltaica. Transporte Vehículos con carburantes más eficientes; vehículos híbridos; vehículos Biocarburantes de segunda generación; aeronaves más diesel menos contaminantes; biocarburantes; cambio del transporte eficientes; vehículos eléctricos e híbridos avanzados, con viario al ferroviario y fluvial y sistemas de transporte público; baterías más potentes y fiables. transporte no motorizado (en bicicleta, caminando); planificación del uso de la tierra y del transporte. Edificios Iluminación más eficiente, incluso durante el día; aparatos eléctricos y de calefacción y refrigeración más eficientes; mejora de las fuentes de calor y del aislamiento; energía solar pasiva y activa para calefacción y refrigeración; fluidos alternativos de refrigeración y recuperación y reciclaje de gases fluorados. Industria Equipamiento eléctrico más eficiente; recuperación de calor y energía; Eficiencia energética avanzada; captura y almacenamiento de reciclaje y sustitución de material; control de las emisiones de gases carbono en la fabricación de cemento, amoníaco y hierro; distintos del CO2; y una amplia gama de tecnologías específicas de electrodos inertes en la fabricación de aluminio. procesos industriales. Forestación/ bosques Forestación; repoblación forestal; gestión forestal; disminución de la Mejoras de las especies arbóreas para aumentar la productividad deforestación; gestión de la explotación de productos madereros; de la biomasa y el secuestro de carbono. Mejoras de las F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf planificación integrada de edificaciones comerciales, incluso con tecnologías como medidores inteligentes para control y suministro de información; energía solar fotovoltaica integrada en los edificios. .../... - 18 - Residuos utilización de productos forestales para la generación de bioenergía en tecnologías de los sensores remotos para análisis del potencial sustitución de combustibles fósiles. de secuestro de carbono de la vegetación/suelo y elaboración de mapas que recojan los cambios en el uso de la tierra. Recuperación de metano en los vertederos; incineración de residuos Tejados verdes y biofiltros para optimizar la oxidación del CH4. con recuperación energética; compostaje de los residuos orgánicos; tratamiento controlado de las aguas residuales; reciclaje y minimización de los residuos. Fuente: IPCC, WG2, 2007. _____________ F/CESE 335/2010 PT-PLI/cf