Emile Durkheim Émile Durkheim nació en Espinal, Francia, en 1858, en el seno de una familia judía. Se graduó en la École Normale Supérieure de París en 1882 y trabajó como profesor de Derecho y Filosofía. En 1887 comenzó a enseñar Sociología, primero en la Universidad de Burdeos y después en la de París. Murió en 1917. Es uno de los grandes clásicos de la Sociología; muchos de sus análisis no sólo han enriquecido la teoría sociológica, sino que además siguen siendo modelos de investigación empírica. Durkheim perteneció a la corriente Positivista. El Positivismo es un sistema Filosófico que admite únicamente el método experimental y rechaza toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. Tiene el mérito de haber sido el primero en tratar la Sociología como en la actualidad se considera la ciencia. Es el primero en poner en práctica el trabajo interdisciplinario; y rompe con la idea de lo social heredado, concretando la cultura como creación social. Este teórico pensó en establecer una ciencia "científica" que analizase y pudiese ordenar la sociedad imperante, la cual había sido modificada por la Revolución Industrial, repercutiendo en el ámbito social. Pensaba que los métodos científicos debían aplicarse al estudio de la sociedad, y creía que los grupos sociales presentaban características que iban más allá o eran diferentes a la suma de las características o conductas de los individuos. Además estudió la base de la estabilidad social, es decir, los valores compartidos por una sociedad, como la moralidad y la religión. Dichos valores (que conformaban la conciencia colectiva) son los vínculos de cohesión que mantienen el orden social. La desaparición de estos valores conduce a una pérdida de estabilidad social o anomia (del griego anomia, "sin ley") y a sentimientos de ansiedad e insatisfacción en los individuos. Explicó el fenómeno del suicidio como resultado de una falta de integración del individuo en la sociedad. Durkheim analizó esta correlación en su obra El Suicidio: un estudio sociológico, en 1897. Para explicar sus teorías en sus escritos se apoyó a menudo en material antropológico, especialmente en sociedades aborígenes. Otras de sus obras son: La División del Trabajo Social (1893); Las Reglas del Método Sociológico (1895); Las Formas Elementales de la Vida Religiosa (1912); Educación y Sociología (1922); Sociología y Filosofía (1924); La Educación Moral (1925); La Educación Moral y el Socialismo (1928); La Evolución de la Pedagogía en Francia (1938); Enseñanzas de la Sociología (1960). Los desarrollos de Durkheim son ejemplos paradigmáticos de la forma de trabajar las relaciones entre teoría y método: no es posible intentar interpretar sus planteamientos teóricos sin tener presente el Positivismo. Recién a finales del siglo XIX, con este teórico, las ideas expuestas por Comte lograron tener, en Francia, un seguidor de primera línea. LA DIVISION DEL TRABAJO SOCIAL A medida que las sociedades se hacen más voluminosas, se extienden sobre territorios más vastos. Las tradiciones y las prácticas, para poder plegarse a la diversidad de las situaciones y a la movilidad de las circunstancias, están obligadas a mantenerse en un estado de plasticidad y de inconsistencia que no ofrezca demasiada resistencia a las variaciones individuales. Éstas, al estar menos contenidas, se producen más libremente y se multiplican; de este modo cada uno sigue más su sentido propio. Al mismo tiempo, a partir de una mayor división del trabajo, cada cual se dirige a un punto diferente del horizonte, refleja un aspecto diferente del mundo, y el contenido de las conciencias difiere de un sujeto al otro. El problema central de la obra de Durkheim es la solidaridad social. La solución de este problema debía dar respuesta al interrogante sobre los vínculos que unen a los hombres en la sociedad. Había que determinar la naturaleza y las funciones de la solidaridad social en la sociedad "desarrollada" moderna, a diferencia de las sociedades primitivas o tradicionales, y explicar el tránsito histórico de una forma de la sociedad a otra. Para ello se planteó las siguientes tareas: 1) investigar la función de la división del trabajo, precisar a qué demanda social corresponde; 2) revelar las causas y condiciones de las cuales depende; 3) clasificar sus principales formas ya que, a su modo de ver, "aquí, al igual que en la biología lo patológico nos ayuda a comprender mejor lo fisiológico" La división del trabajo es una característica de la sociedad altamente desarrollada. A medida que la especialización del trabajo aumenta, los individuos se ven obligados a intercambiar su actividad, a cumplir funciones mutuamente complementarias, componiendo, así, un todo único. La solidaridad en la sociedad desarrollada es consecuencia natural de la división de los papeles en la producción. Durkheim estructura la dicotomía de las sociedades con la solidaridad mecánica y orgánica como dos eslabones de la cadena única de la evolución. Parte de la idea, propia de la sociología del siglo XIX, de la construcción de dos tipos de sociedad, entre los que existe sucesión histórica. En esta obra se propone examinar desde un punto de vista sociológico el problema de la división del trabajo, comparando dos tipos polares u opuestos de sociedad: las sociedades primitivas o arcaicas, con escasa población y división del trabajo y las sociedades avanzadas o modernas, más densas y con una división del trabajo mucho mayor. En las sociedades arcaicas, es un hecho la escasa división del trabajo; cuando la población es poco numerosa y está asentada en un territorio amplio, puede sobrevivir realizando el mismo tipo de tareas y explotando los mismos recursos. Debido a esto, los sujetos se diferencian poco entre sí; la sociedad está formada por familias o clanes, todos similares, que desarrollan la misma tarea. Como el grupo está constituido por unidades o segmentos iguales, este teórico lo llama "segmentado". La similitud es el principio que rige este tipo de sociedad, y el vínculo que une a sus integrantes constituye un tipo de solidaridad llamado solidaridad mecánica. En estas sociedades predomina la conciencia colectiva sobre la individual; la solidaridad se determina por la similitud de los individuos que la componen, por la identidad de las funciones sociales que cumplen esos individuos y el subdesarrollo de los rasgos individuales. La conciencia colectiva es el conjunto de creencias y sentimientos comunes, el término medio de los miembros de una sociedad. El derecho es el "símbolo" de la solidaridad; expresa la fuerza de la conciencia colectiva, y su misión es castigar severamente al individuo que ha infringido la costumbre o la ley. Durkheim considera que existe una dependencia funcional entre la fuerza de los vínculos sociales, característicos de algún tipo de solidaridad, y la magnitud relativa (volumen) de la conciencia colectiva, su intensidad. La solidaridad es más fuerte, si el volumen de la conciencia colectiva coincide con el volumen de las conciencias individuales, si la conciencia colectiva está expresada más intensamente y con mayor nitidez. Entonces no hay lugar para las desviaciones individuales, la conciencia colectiva reglamenta toda la vida del individuo y la autoridad colectiva es absoluta. Dependiendo de las diferentes sociedades, esta conciencia colectiva implica más o menos fuerza. En las sociedades en que domina la solidaridad mecánica, la conciencia colectiva engloba la mayor parte de las conciencias individuales. En estos casos la conciencia colectiva es por su contenido enteramente religiosa. El rasgo principal de las creencias y los sentimientos religiosos consiste en que son comunes a un cierto número de individuos que viven juntos y que tienen una intensidad promedia bastante elevada. Así, el autor identificaba lo social con lo religioso: "Todo lo que es social es religioso; esas dos palabras son sinónimos". Pero la religión abarca una parte en constante disminución de la vida social. El desarrollo de la división del trabajo en el cual crece el número de nuevas y variadas funciones, es el factor principal que debilita la conciencia colectiva. Este debilitamiento de la conciencia social se diferencia funcionalmente con el fin de corresponder a la creciente división del trabajo y a la organización social más complicada; es el resultado de que los hombres empiecen a cumplir funciones específicas particulares en la sociedad. Cuando la densidad de la población aumenta, la división del trabajo se hace mayor y las personas comienzan a diferenciarse entre sí. Como cada uno realiza tareas distintas, comienza a darse una independencia entre todos los miembros del grupo; éste deja de estar segmentado y presenta ahora una determinada "organización". La diferencia es el principio que rige este tipo de sociedad, y el vínculo que une a sus integrantes constituye la solidaridad orgánica, denominada así por Durkheim porque se parece al organismo con sus distintos órganos. La diferenciación de los miembros del grupo permite que cada uno de ellos desarrolle su propia individualidad, por tanto comienza a predominar la conciencia individual sobre la colectiva. En esta sociedad desarrollada cada individuo cumple una sola función especial de acuerdo a la división del trabajo social. Cada sujeto desarrolla sus dotes y talentos individuales de acuerdo a su rol profesional. La conciencia de que cada uno depende de otro y que todos están vinculados por un sistema único de relaciones sociales, creadas por la división del trabajo, genera el sentimiento de dependencia mutua, de solidaridad, de sus lazos con la sociedad. Bajo la solidaridad orgánica la conciencia colectiva toma nuevas formas y cambia su contenido, disminuye su volumen, convirtiéndose en una parte muy estrecha de las sociedades desarrolladas; su intensidad y grado de certeza también disminuyen. A medida que se desarrolla la división del trabajo, la conciencia colectiva se hace cada vez más débil y confusa. HECHO SOCIAL Para Durkheim, el objeto de la Sociología es el Hecho Social, esto es "toda manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exterior; o bien: que es general en el conjunto de una sociedad, conservando una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales." Por lo tanto el hecho social es coactivo, exterior, objetivo e independiente de los individuos. El estudio de los hechos sociales no puede prescindir de los fenómenos biológicos, físicos y psicológicos. Cada uno de ellos sólo puede ser explicado por otro hecho social. Los autores de Historia de la Sociología sostienen que: "Al nacer el individuo encuentra ya formadas leyes y costumbres, reglas de conducta, creencias religiosas y ritos, el idioma y el sistema monetario, que funcionan independientemente de él. Estos modos de pensar, actuar y sentir existen autónoma y objetivamente." Por lo tanto, una de las características del hecho social es la posibilidad de ejercer coacción sobre el sujeto, obligándolo a acomodarse a él. La presión que se ejerce sobre los individuos para impulsarlos a una acción determinada es consecuencia de la objetividad de los factores sociales. No es un producto de una entidad psicológica individual, de una mente, ya que no pueden ser modificados a voluntad con ella, sino que son coactivos, pues ejercen una presión social sobre el individuo; existen castigos inherentes a su cumplimiento, regulados conforme a derecho o no. Por lo tanto, los fenómenos sociales son producto de y afectan a una colectividad, un grupo social. Para reafirmar la definición de hecho social dada por Durkheim, conviene observar cómo son educados los niños, ya que toda educación radica en un esfuerzo continuo para imponer a los niños maneras de ver, de sentir y de obrar, a las cuales no habrían llegado espontáneamente. Esta presión que sufre el niño es la presión misma del medio social, que lo forma a su imagen, y del cual los padres y los maestros son representantes e intermediarios. El hecho social es externo, porque todas las personas nacen dentro de una sociedad que ya tiene una estructura y unas características determinadas, que condicionan su forma de ser y de comportarse. Por lo tanto las normas, creencias, etc., existen con anterioridad al individuo, y por ende fuera de él. Durante la infancia, a través de la educación se transmiten al niño las maneras de ser, sentir y actuar características de la sociedad, transformándose en hábitos, y así la exterioridad deja de percibirse. Otra característica de los hechos sociales es que son colectivos, porque existen independientemente de las manifestaciones individuales. LAS REGLAS DEL MÉTDO SOCIOLÓGICO La metodología de la investigación sociológica, elaborada por Durkheim, nos permite considerarlo como una destacado representante del Positivismo. Para él, el estudio de lo social debe someterse a ciertas normas metodológicas para poder llegar a ser científico. Uno de los rasgos de este método es el de ser exclusivamente sociológico. Debe basarse principalmente en la observación empírica del carácter externo de los hechos sociales, de su manifestación externa y visible, para elaborar enunciados científicos que expresen de forma concisa los datos recopilados. Durkheim aspira a la elaboración de leyes que expresen las regularidades y las relaciones causales halladas en los hechos sociales, para así poder predecir los cambios y controlar su evolución. Dentro de las reglas de este método, la primera y más fundamental es considerar los hechos sociales como cosas. Interpretar los fenómenos sociales como "cosas" significaba reconocer su existencia independiente del sujeto y estudiarlos objetivamente, como investiga su objeto tal o cual ciencia natural. Como no se puede observar directamente los estados colectivos de la conciencia, afirmaba que de ellos sólo se puede juzgar indirectamente, sobre la base de los datos objetivos acerca de distintas formas de conducta, así como por la manifestación de la conciencia colectiva en forma de instituciones sociales. El científico debe evitar sistemáticamente todos los prejuicios. Al igual que en el momento en que determina el objeto de sus investigaciones, se prohíbe el ejemplo de todos aquellos conceptos que se ha formado con independencia de la ciencia y para necesidades que nada tienen de científicas. Sin embargo, es posible tratar los hechos sociales científicamente sin quitarles nada de sus caracteres específicos. Debe liberarse el sociólogo de todas aquellas "falsas evidencias" que dominan al espíritu vulgar. A lo que intenta llegar Durkheim es a que los hechos sociales no pueden ser conocidos por intuición directa, sino sólo por observación y otros métodos empíricos, ni tampoco ser alterados a voluntad. En los momentos de investigación los únicos caracteres que se perciben son los que aparecen de modo más exterior. El científico sólo ha de tomar como objeto de investigación un grupo de fenómenos anteriormente definidos por ciertos caracteres exteriores que le son comunes. La sensación es fácilmente subjetiva: Los caracteres exteriores por los cuales define el objeto de sus investigaciones, deben ser lo más objetivos posibles. Cuando el sociólogo comprende la tarea de explorar un orden cualquiera de hechos sociales, debe esforzarse en considerarlos por el lado en que se presenten aislados de sus manifestaciones individuales. Durkheim exige dar definiciones objetivas a los conceptos, destacando los rasgos comunes para toda una clase de fenómenos. A su vez, diferenció y utilizó en la práctica de la investigación sociológica dos tipos de análisis: causal y funcional. La explicación sociológica es la explicación causal cuya esencia consiste en el análisis de la dependencia del fenómeno social del medio social. Criticaba todos los demás intentos de explicar la vida social. Este teórico defendió el determinismo social cuando en las ciencias sociales se iba reforzando la tendencia a interpretar el principio de la causalidad en el espíritu subjetivista, lo cual fue de suma importancia. También lo fue su planteamiento del análisis comparativo como exigencia necesaria de la indagación sociológica. Se puede afirmar con certeza que el método sociológico de Durkheim, en lo que se refiere a los postulados fundamentales de la investigación, conserva su importancia hasta nuestros días. EL SUICIDIO El suicidio como un hecho sociológico: Para Emile Durkheim el suicidio no es considerado como un acto individual, factores individuales y de exclusiva incumbencia de la psicología. Lo define como: “…todo caso de muerte que resulte directa o indirectamente de un acto positivo o negativo ejecutado por la misma víctima, a sabiendas de que habría de producir este resultado”1. 1 Durkheim Emile, El suicidio, México, Ed. Fontamara, 2011, Colección Argumentos, Número 130, p.14 Es importante considerar el conjunto de suicidios ocurridos en una sociedad dada durante una unidad de tiempo determinada e lugar de examinarse cada casa de forma individual, el total de dicho conjunto de suicidios constituye un hecho nuevo y sui generis que tiene su propia unidad, particularidad y naturaleza, siendo eminentemente social. De los resultados obtenidos se deduce que cada sociedad tiene en cada momento de su historia una aptitud definida para el suicidio, para medir dicho valores de crea la Tasa de mortalidad-suicidio que es un orden de hechos único y determinado, estabilidad y variabilidad, que se relaciona con un conjunto de caracteres distintivos, y relacionados entre sí. Se deben de analizar aquellas condiciones por cuyo medio es posible actuar, no solo los individuos aisladamente sino sobre el grupo. Los únicos factores que conciernen son los que hacen sentir su acción sobre el conjunto de la sociedad, pueden ser causas sociales muy generalizadas o causas propiamente sociales, analizando la naturaleza de las causas sociales, la forma en que producen su efecto y la relación con los estados individuales que acompañan a los diferentes tipos de suicidios. Concluyendo así que es elemento social del suicidio es su tendencia colectiva y sus relaciones con los demás hechos sociales.2 Suicidio Egoísta: Religión: el suicidio progresa con la ciencia ya que la sociedad religiosa ha perdido su cohesión, la fe se ha visto profundamente quebranta debido a que no ha podido resistir el choque de argumentos a los que se ha tenido que enfrentar con la ciencia. La religión se ha enfrascado a luchar contra la hostilidad las confesiones cada vez menos numerosas, a ejercer sobre sí misma un control severo y a sujetarse a una disciplina rigurosa conservando una moralidad cada vez más alta. En el caso de protestantismo se admite el libre examen individual, es una religión idealista que otorga al pensamiento y a la reflexión un lugar mucho más considerable que el monoteísmo judío. El Catolicismo es un sistema jerárquico de autoridades mucho más organizada, se considera a sí mismo como un arte maravillo de invariable tradición así todo lo que represente variación causa horror al pensamiento católico. El judaísmo consiste en un cuerpo de prácticas que reglamenta minuciosamente todos los detalles de la existencia, dejando poco espacio al juicio individual. Cuanto más numeroso y fuertes son los estados colectivos, más fuertemente 2 Ibídem pp. 15-21 está integrada la comunidad religiosa y posen más capacidad preservadora, deben de ser capaces de alimentar una vida colectiva y suficiente mente intensa. La iglesia protestante no tiene el mismo grado de consistencia que las otras dos y por ello es la que presente el mayor número en la tasa de suicidios.3 Familia: se le considera a la sociedad domestica como un poderoso medio preservación contra el suicidio, esta preservación es más completa cuanto más densa es la familia. A medida que la familia crece los suicidios disminuye. Esto es debido a los sentimientos colectivos dotados de energía, la conciencia de cada individuo repercute en la de los demás, siendo la familia un preservativo poderoso del suicidio preserva más cuanto más fuerte constituido se encuentre.4 Política nacional: Las grandes conmociones sociales, y las grandes guerras populares avivan el sentimiento colectivo, estimulan el espíritu patriota, la fe política, y la fe nacional. Todas las actividades van hacia un mismo fin que es la integración más fuerte, los hombres se ven obligados a acercarse para hacer frente al peligro común y el individuo piensa menos en sí mismo y más en el aspecto común.5 De todo esto se deduce que el suicidio varia en razón inversa del grado de integración de los grupos sociales de que forma parte el individuo, una sociedad desintegrada es igual a una personalidad individual por encima de la colectiva, no se reconocen las reglas de conducta más que las fundadas en los intereses privados para desarrollar una personalidad egoísta. En una sociedad integrada el individuo está a su servicio, es solidario además de que intercambia ideas y sentimientos mutuos y existe una mutua asistencia moral. El hombre no puede vivir si no se consagra a un objeto que le exceda ya que la vida es tolerable cuando se vislumbra en ella alguna razón de ser.6 3 4 5 6 Op.cit. pp. 115-130 Op.cit. pp. 146-153 Óp. Cit. pp. 153-159 Óp. Cit. pp. 159-163 Suicidio altruista Cuando un hombre esta desligado de la sociedad se mata fácilmente; también se mata cuando está integrado fuertemente a ella esto se puede ver en los suicidios de hombres llegados a el umbral de la vejez o enfermos que se consideran una “carga para su sociedad”, suicidios de mujeres a la muerte de sus esposos o de clientes y servidores al servicio de sus jefes. En estos casos el hombre se mata porque tiene el deber de hacerlo, lo hace en consideración a fines sociales por lo que impone ese sacrificio, tiene una dependencia tan estrecha que le impide separación, su personalidad individual en la sociedad cuenta muy poco, es totalmente absorbido por el grupo y el suicido es llevado acabo como un deber u obligación.7 Existe otro tipo de suicidio altruista no obligatorio donde la opinión de la sociedad no se impone formalmente pero no deja de ser favorable para el suicida, no tiene apego a su existencia y se le elogia ala renunciara a ella ante la menor solicitación de las circunstancias, se busca alcanzar una mayor estima se aspira a despojarse de un ser personal para abismarse en otra cosa que se considera como verdadera esencia. Esa situación es observable en el caso de los “héroes”. Los móviles por los que proceden ciertos suicidios altruistas se encuentran en la base de actos que todo el mundo considera morales.8 Suicidio anómico: Crisis industriales y financieras crean perturbaciones en el orden público ya que toda ruptura de equilibrio impulsa a la muerte voluntaria, los graves reordenamiento en el cuerpo social o un cataclismo inesperado acarrean al suicidio debido a que un ser vivo no puede ser feliz y ni siquiera vivir salvo cando sus necesidades son proporcionadas a sus medios, las tendencias que no son satisfechas se atrofian y como la tendencia a vivir es resultado de todas las demás, tiene que debilitarse si las otras se relajan. Cuando el individuo no puede contener sus aspiraciones o fines deseables se crea una fuente de tormentos ya que los deseos ilimitados son insaciables por definición, solo la conciencia puede regular la moral, para que los hombres limiten sus deseos debe de existir una ley 7 Óp. Cit. pp. 164-171 8 Óp. Cit. pp.189-191 de justicia o autoridad, el hombre procura mejorar su existencia y cuando este objetivo no es bien logrado lo conlleva a la desesperación. La sociedad perturbada por una crisis o repentinas transformaciones es incapaz de jugar ese papel de freno social y de conciencia superior a la de los individuos. Se presenta una restricción de necesidades o contención, además de la incapacidad de la sociedad de volver a plegar a los individuos a una nueva vida al instante como no están ajustados a la condición se vuelven intolerantes.9 La clase favorecida ya no está dispuesta a la misma resignación, adquiere codicias y apetitos, no saben dónde están los límites en los cuales detenerse. Este Estado de irregularidad o anomía: son las pasiones menos disciplinadas por la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a los individuaos lo necesario para lograr las metas de la sociedad.10 En el caso de los pobres se ven protegidos contra el suicidio por su misma condición de pobreza ya que cuanto menos posee uno menos inclinado se haya a extender sin límites el círculo de necesidades. La impotencia los obliga la moderación y los habitúa a ella donde la mediocridad es general viene a aumentar el deseo.11 9 Óp. Cit. pp. 191-203 10 11 http://definicion.de/anomia/ Ídem nota #9 Bibliografía: Las reglas del método sociológico, autor Emile Durkheim, reimpreso en 1997, Editorial Fondo de Cultura Económica http://www.icergua.org/latam/pdf/09-segsem/02-04cs2/doc02.pdf https://www.youtube.com/watch?v=mmNez7xLBSE&playnext=1& list=PLVUKJVn4A3687REYLofBNc3HkMdhDSK0C https://www.youtube.com/watch?v=OEK76qgywqc OBRA SOCIOLOLOGICA. (s.f.). Recuperado el 23 de Abril de 2013, de Icergua.org: http://www.icergua.org/latam/pdf/09segsem/02-04-cs2/doc02.pdf Durkheim Emile, El suicidio, México, Ed. Fontamara, 2011, Colección Argumentos, Número 130 http://definicion.de/anomia/