NOMBRE DEL AUTOR: P.P.JUAN PABLO II LIBRO: EXHORTACION

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NOMBRE DEL AUTOR: P.P.JUAN PABLO II
LIBRO: EXHORTACION APOSTOLICA FAMILIARIS CONSORTIO
EDICIONES PAULINAS-MADRID 1981
AUTOR DE LA RESEÑA: NELA GARCIA SABANDO
MAGIS III – ECUADOR - 2010
RESEÑA SOBRE LA EXHORTACION APOSTOLICA FAMILIARIS CONSORTIO
INTRODUCCION
El tema de la Familia, es de mucho interés para mí, pues mi apostolado es en la pastoral
familiar. Además si Dios mismo, quiso encarnarse en una familia, entonces debe ser muy
importante para el desarrollo del ser humano. Y como dice el Papa Juan Pablo II, el futuro
del mundo y la iglesia pasa por la familia y si ésta está en crisis, es urgente que como
iglesia, nos preocupemos y nos ocupemos un poco más de la familia.
La exhortación apostólica Familiaris Consortio, escrita por el papa Juan Pablo II sobre la
misión de la familia cristiana en el mundo actual; está distribuida en cuatro partes.
La primera parte nos habla de la necesidad de conocer la situación actual de la familia de
hoy y el influjo que los avances científicos y tecnológicos tienen sobre su formación. En la
segunda parte, hace un enfoque del designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. La
tercera parte formada por 4 capítulos, exhorta a la familia a ¡ser lo que son! Y expone
ampliamente la misión de la familia cristiana en la sociedad, y en la iglesia, así como su
participación y misión en la transmisión de la vida. La cuarta parte, está dedicada a la vida
pastoral de la familia, tiene también 4 capítulos.
PRIMERA PARTE
El Papa Juan Pablo II, manifiesta a la Iglesia, la necesidad de conocer el contexto donde se
desenvuelve la familia de hoy, para orientar y entender mejor sus temores y esperanzas,
amenazas y fortalezas, en el cumplimiento de su tarea evangelizadora, partir de las
necesidades concretas de un mundo donde el poder y las riquezas están en manos de
unos pocos, el consumismo es su norma de vida, depredadores del ecosistema; y una
mayoría que sufre marginación y explotación; donde a la generalidad de las familias les
falta los medios más fundamentales para su supervivencia: alimentos, vivienda, medicina,
1
educación, trabajo. Un mundo donde la violencia intrafamiliar es común y muchas veces la
familia empieza a formarse por accidente; donde la familia es bombardeada de
antivalores, el divorcio esta a la puerta de cada matrimonio; el aborto se lo realiza con
mucha ligereza, y se rechazan las normas morales, imperando la ley del menor esfuerzo y
el individualismo. ¿Cómo vivir el proyecto de Dios en un mundo donde se quiere vivir
alejado de Dios?
Afortunadamente también encontramos aspectos positivos que nos permiten ver la luz en
medio de tanta oscuridad. Entre las que tenemos: mayor consciencia de los derechos de
los niños, de los seres humanos en general y en particular de la dignidad de la mujer, la
procreación es más responsable, hay más preocupación por la educación de los hijos.
Un mundo así de convulsionado hace que el cristiano se debata entre dos libertades como
dice San Agustín: “El amor de Dios llevado hasta el desprecio de sí y el amor de si mismo
llevado hasta el desprecio de Dios”1
Se hace entonces imperioso, una profunda reflexión que nos lleve a la promoción de los
valores evangélicos, de la igualdad y la justicia.
SEGUNDA PARTE
El hombre, imagen de Dios-Amor, es llamado a la existencia por amor y al mismo tiempo
para el amor. El Papa Juan Pablo II nos habla de dos formas de realizar la vocación innata y
fundamental del ser humano: el amor; a través del matrimonio y desde la virginidad.
En el matrimonio, la vocación al amor se vive, no solo desde el aspecto puramente
biológico, sino desde la totalidad de la personal. En el amor conyugal la pareja participa
del don creador que Dios les da, asumiendo la hermosa pero gran responsabilidad de ser
padres; además de ser insertos en la nueva y definitiva alianza, sostenida y enriquecida
por la fuerza redentora de Cristo.
La virginidad y el celibato por el Reino de Dios, es otra forma de expresar y vivir el amor de
Dios, con espíritu de servicio y entrega. Al renunciar a la fecundidad física, se hace fecunda
espiritualmente, siendo padres y madres de muchos. La virginidad debe ser vivida en gozo
y fidelidad a su vocación, para que sea realmente expresión de amor por Dios.
TERCERA PARTE
La familia está llamada a descubrir su identidad de “comunidad de vida y amor” y también
a descubrir su misión que es la de “custodiar, revelar y comunicar el amor”, como reflejo
1
San Agustín. De Civitate Dei, XIV, 28: CSEL 40, II, 56
2
vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo por la
Iglesia, su esposa.
El Papa Juan Pablo II, recogiendo lo expresado en el Sínodo ha puesto estos puntos
importantes como misión de la familia:
1.
2.
3.
4.
Formación de una comunidad de personas;
Servicio a la vida;
Participación en el desarrollo de la sociedad;
Participación en la vida y la misión de la Iglesia.2
1. La familia, comunidad de personas, está invitada a vivir fielmente e ir perfeccionando
desde el amor esa comunidad, asumida libremente y en el que expresan su deseo de
compartir su proyecto de vida, lo que son y lo que tienen, ante Dios, quien purifica y eleva
a la calidad de Sacramento, este amor humano, infundiendo en ellos el Espíritu Santo que
comunica el don de una comunión nueva de amor, imagen de la comunión de Cristo con la
Iglesia3. Así “ya no son dos sino una sola carne”4; dando sentido a la indisolubilidad del
matrimonio, sostenida en Cristo su fundamento y su fortaleza. Los cónyuges están
llamados a permanecer fieles entre sí, por encima de toda prueba y dificultad, en
obediencia a la voluntad del Señor “lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”5.
La Iglesia nos invita también a revisar y cuidar de los derechos de cada uno de los
miembros de la familia, y en particular de la mujer, recalca que el auténtico amor
conyugal debe considerar por igual la dignidad de la mujer, como dice San Ambrosio “no
eres su amo, sino su marido, no te ha sido dada como esclava, sino como
mujer…devuélvele sus atenciones hacia ti y se para con ella agradecido por su amor”6.
2. El matrimonio, debe estar abierto a la vida y participar en el plan creador de Dios. Por la
difícil situación actual y el crecimiento demográfico es necesaria la regulación de los
nacimientos, con criterios evangélicos, con el reconocimiento de la fertilidad para que de
manera natural y en base al diálogo de la pareja decidan cuándo y cuántos hijos tener.
En el campo moral, la Iglesia se considera maestra y madre para orientar a las parejas en
su vida conyugal, recordando la gracia del Sacramento del matrimonio, alimentado por la
Eucaristía, el sacramento de la reconciliación, la oración, la paciencia y la confianza filial en
2
E. Familiaris Consortio pag. 33
Ibid pag.35
4
Gn.2,24
5
Mt.19,6
6
San Ambrosio, Exameron V, 7, 19
3
3
Dios Padre. La misión de la familia es también ser la primera escuela de valores humanos,
cristianos y educar en la sexualidad de manera clara y apegada a los principios morales7.
3. La familia debe participar en el desarrollo de la sociedad, ya que es la célula
fundamental de ella, por tanto tiene la responsabilidad de humanizarla y transmitir sus
valores. No debe encerrarse en sí misma, sino abrirse a la solidaridad y acogida de los más
necesitados a imitación de Cristo. La función social de la familia, debe también
manifestarse en el quehacer político, en velar que las leyes del estado no ofendan ni
trasgredan los derechos y los deberes de la familia, y asumir su compromiso de
transformar la sociedad.
4. La familia es una comunidad de creyentes y por tanto debe ser evangelizadora de su
propia familia y de otras familias. La familia también posee una dimensión santificadora,
ya que en su amor conyugal y familiar se revive el amor de Dios a los hombres y el amor
de Cristo por la Iglesia.8
CUARTA PARTE.
La iglesia, con el fin de preparar a las parejas para el matrimonio, propone una
preparación remota, que se inicia desde la infancia, donde el niño se descubra a sí mismo
y crezca en un ambiente de valores; que vea el matrimonio como una vocación al igual
que lo es la vocación sacerdotal y/o religiosa. Una formación próxima, que se centra más
en los sacramentos y en temas relacionados a la vida de pareja. Una preparación
inmediata que se realiza unos meses antes del matrimonio, donde se profundizará sobre
la responsabilidad del matrimonio cristiano y sobre la liturgia del sacramento.
El Papa hace hincapié en que a más de las familias, los pastores de la iglesia deben asumir
la responsabilidad de atender a la familia, pues el futuro del mundo y de la iglesia pasa por
la familia.9 Formar un equipo con especialistas que puedan atender a la familia desde sus
vivencias y desde su preparación. Atender de manera diligente a los casos difíciles.
CONCLUSIONES PERSONALES.- La lectura de esta exhortación apostólica, me resultó
muy densa; es de un lenguaje muy elevado, pero muy interesante y sobre todo útil para
los agentes pastorales.
Un día mientras atendía a una señora (fisioterapia), me contó que la última vez que el
7
Exh.Familiaris Consortio, pag 59
Exh.Familiaris Consortio pag.95
9
Familiaris Consortio pag. 126
8
4
marido la golpeó, le dio 35 boyerazos (látigo de cuero de vaca), cuando yo pregunté cómo
pudo soportar tanto, me respondió mi mamá decía “la que se mete a marido debe ser
para toda la vida”… Este caso de tantos miles que hay, me hizo cuestionar lo que estaba
leyendo: la indisolubilidad del matrimonio. Luego concluí que con toda seguridad esta
“forma de matrimonio” no entra en los planes de Dios que es amor y que nos creó por y
para el amor.
La indisolubilidad del matrimonio, solo puede tener sentido desde el amor, el amor que
cuida, construye, dignifica, y respeta la alteridad del otro, amor que debe ser el reflejo del
amor de Dios por los hombre; San Pablo dice a los Efesios “maridos amen a sus esposas
como aman a sus propios cuerpos: amar a la esposa es amarse a sí mismo. Y nadie
aborrece su cuerpo, al contrario, lo alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que Cristo
hace por la Iglesia, pues nosotros somos parte de su cuerpo”
La situación de la familia y por ende de la sociedad carente de profundización de
generosidad, de claridad de lo que significa amar, de lo que supone el matrimoniosacramento, reducido “a casarse por la iglesia” como un acto meramente social, nos
desvía del camino. Realmente la convivencia humana es difícil; en el matrimonio es unir
dos vidas diferentes en el que cada uno aporta con su propia historia, su propio carácter,
sus cadaunadas y si no se está dispuesto a querer crecer juntos como pareja en el amor y
en la fe, el matrimonio puede convertirse en una dolorosa experiencia. Cabe recordar lo
que dice Thévenot ”la pareja es una tarea; una tarea que los cristianos han de realizar bajo
el movimiento consciente del Espíritu Santo”10
Ante la situación de las parejas divorciadas vueltas a casar; me resulta difícil comprender
el por qué no permitirles comulgar…si los que lo hacemos es porque lo necesitamos más
no porque lo merecemos. Si Jesús se acercó a los enfermos a los pecadores, si se quiso
quedar en la Eucaristía fue justamente para ser nuestra fortaleza. Yo creo que Jesús no los
excluiría. Es verdad que se corre el riesgo como dice el papa “seriamos causa de
confusión” pero estos caso requieren de un acompañante espiritual que conociendo de
cerca la circunstancia en que se dio el divorcio, sean los orientadores idóneos para
permitir o no la comunión; que no sea sólo porque el Papa lo dice.
Nela Garcia Sabando
Magis III Manta-Ecuador
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Javier thévenot “ Pautas éticas para un mundo nuevo” pag.33
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