Cultura de Armenía Arquitectura El país destaca por su arquitectura religiosa, especialmente por los templos que fueron levantados desde el siglo V al IX. Esta etapa es considerada la edad de oro de esta disciplina en Armenia y durante ella los planos se diversifican, dejando atrás las plantas de basílica para avanzar a alzados más complejos. Es entonces cuando confluyen elementos inspirados en el arte arquitectónico bizantino y técnicas de construcción autóctonas de esta región del Cáucaso, como la cúpula central y el plano cruciforme. Algunos ejemplos se observan en la iglesia de Karmravor, de reducido tamaño, cúpula central y plano libre; iglesia de Odzun (planta de cruz inscrita en un sala rectangular) o la de Iglesia de Hripsime, en Vagharshapat, uno de los mejores muestras del periodo clásico. El Monasterio de Geghard, la catedral y las iglesias de Echmiadzin, las ruinas de Zvarnotz y los monasterios de Haghpat y Sanahin fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por ser precisamente representativos del apogeo de la arquitectura religiosa Armenia. Escultura En el año 2010 la UNESCO declaró Patrimonio Inmaterial de la Humanidad el arte de las cruces de piedra armenias, una tradición que se remonta al siglo IX y que constituye un verdadero símbolo de la espiritualidad del país. Se calcula que actualmente perduran alrededor de 40.000 jachkar, que es el nombre armenio que reciben estas estelas erigidas para la protección y salvación del alma. La mayoría de estos trabajos se localizan en exterior, alcanzan el metro y medio de altura y muestran trabajada en la piedra una cruz que descansa sobre una rueda de la eternidad, junto a motivos vegetales, figuras zoomorfas y santos. Algunos de los ejemplares más relevantes se pueden admirar en el Museo Histórico de Ereván y en el cementerio de Noraduz, que cuenta con casi un millar de ellos. Música La música folclórica de Armenia no se puede concebir sin la presencia del duduk, un instrumento de viento de doble lengüeta elaborado con madera de albaricoquero cuyos orígenes se remontan a 20 siglos atrás. Su sonido suave, triste y conmovedor está emparentado con el que escapa de instrumentos como el duduki y el nay, típicos en los países vecinos. Las raíces de la música duduk se remontan a los tiempos del rey armenio Tigran el Grande (s. I a. C.) y desde entonces ha acompañado a las canciones y los bailes tradicionales populares armenios. Suele ser interpretado por dos músicos, donde uno crea un tema continuo mientras el otro desarrolla improvisaciones complejas. La UNESCO lo incluyó en su listado de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Independientemente del duduk, en la tradición musical de Armenia también hay que destacar los cantos sharakan, música monofónica y melismática utilizada en la liturgia de la Iglesia Apostólica Armenia. Dentro de esta disciplina musical destaca Komitas Vardapet, un sacerdote y compositor armenio considerado el fundador de la música clásica armenia moderna. A finales del siglo XIX y XX viajó extensamente por todo el territorio armenio escuchando y grabando canciones populares, logrando una recopilación de 3000 canciones, muchas de las cuales adaptó al canto coral. Pintura El arte plástico armenio destaca por los frescos, presentes en los templos desde el siglo VIII, y los manuscritos, cuidadosamente ilustrados con miniaturas y elaboradas caligrafías. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando la pintura se aleja del mundo espiritual para presentar el mundo terrenal. La mayoría de los artistas armenios reconocidos internacionalmente eran hijos de emigrantes o se exiliaron durante la diáspora, como Edgar Chahine, Hovsep Pushman, Arshile Gorky y Martirós Saryán. Una excepción fue Minas Avetisyan, nacido en 1928 y conocido por el uso de colores brillantes y puros y por su enfrentamiento contra los soviéticos, lo que le convirtió en un artista disidente. Literatura El alfabeto armenio surgió a principios del siglo V de la mano de un clérigo erudito llamado Mesrop Mashtots, momento a partir del cual el arte del manuscrito armenio comienza su desarrollo. Antes de esta fecha, la tradición oral se ocupó del trasvase de conocimiento e historias. De entre las obras líricas destaca la epopeya armenia “Los temerarios de Sasún”, cuya historia presenta las vicisitudes de un joven rebelde que con la ayuda de Dios defiende a su patria. Declamada con tono lírico y rítmico, la epopeya se acompaña con la interpretación de cantos con rimas poéticas. Es tradición que la epopeya sea narrada durante la celebración de bodas, cumpleaños y otros eventos sociales de importancia. Fuera del escenario familiar también se interpreta en eventos culturales de importancia, además del Día de la Epopeya, celebrado el primer sábado de octubre. En todas las ocasiones, un narrador vestido el traje nacional recita la historia épica de David de Sasún acompañado de la melodía de un duduk. “Los Temerarios de Sasún” es considerada una de las obras más importantes del folklore de Armenia y una enciclopedia sobre el patrimonio cultural, la religión, la mitología, la filosofía, la cosmología, las costumbres y la ética del pueblo armenio. La UNESCO la incluyó dentro de su listado de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Costumbres El cristianismo está muy ligado a la identidad armenia. Y no sólo porque fuera el primer país del mundo en adoptar oficialmente esta religión en el año 301; su pasado azaroso y sufrido, que incluye la desgraciada relación con Turquía, país musulmán, lo ha convertido en un símbolo de su supervivencia como pueblo y de la esperanza que siempre se ha de tener. La Iglesia Apostólica Armenia, llamada por los armenios Iglesia Gregoriana, en homenaje a San Gregorio el Iluminador, sigue atrayendo a los jóvenes del país, quienes no han perdido su íntima relación con ella a pesar de los nuevos tiempos. El armenio es un pueblo temperamental, casi mediterráneo. También destaca por su hospitalidad, muy marcada por el sentimiento de desamparo y abandono que sintieron quienes tuvieron que escapar del país a principios del siglo XX. Quizás por ello la familia siga siendo el pilar fundamental dentro de la sociedad armenia, donde los vínculos matrimoniales son muy fuertes. Dentro de la familia se sigue manteniendo un gran respeto por los mayores, cuyas opiniones mantienen un gran peso en la toma de decisiones y frente a los cuales no se considera correcto hablar alto o fumar. Por ello, no es de extrañar que las bodas se celebren con verdadero entusiasmo. La ceremonia no se limita al rito mismo del casamiento, sino que también incluye el compromiso. Ya no perdura la tradición de las celebraciones de siete días y siete noches, aunque sí la idea de que cuantos más invitados, más prosperidad tendrá el matrimonio. Los padrinos juegan un papel muy importante dentro de la tradición del casamiento. En la tradición armenia, han de ser una pareja ejemplar de los cuales el joven matrimonio pueda aprender. Encargado de hacer el regalo de mayor coste, el padrino es también quien lleva a la novia al altar. En las bodas armenias es muy difícil ver las ropas tradicionales del país, asociadas ya solamente a celebraciones folclóricas. El traje del hombre incluye camisa de seda, anchos pantalones, una chaqueta corta conocida con el nombre de arkhaluk y una pieza de abrigo elaborada con lana y llamada chukha. Entre unas regiones y otras existen diferencias en los ropajes tradicionales masculinos. Las mujeres en cambio presentan una mayor homogenidad; visten vestido largo ajustado al pecho y con banda a la cintura. Sobre sus cabezas, un tocado de tejido de algodón con colgantes o varias bandas cubriendo por capas, según se viviera en el este o el oeste del país.