Cambio social y transformaciones políticas en Jacona, Michoacán (una propuesta de esquema, 1920-1992) Marco Calderón Mólgora y Martín Sánchez Rodríguez El Colegio de Michoacán Introducción El objeto de las siguientes páginas es reflexionar sobre dos caras de una misma moneda: las características de los cambios políticos en el orden local, así como el impacto de ellos en la cultura política.1Analizaremos un caso específico: Jacona, también conocida como “Villa de las Flo­ res”, un poblado del noroeste del estado de Michoacán, ubicado en la región del bajío zamorano. La reflexión a partir de datos etnográficos e históricos de un caso específico permite plantear elementos significati­ vos para una discusión más documentada en tomo a la transición del sistema político mexicano. Sobre las etapas del poder local En Jacona es posible distinguir tres etapas en el desarrollo del poder local desde la segunda década del siglo xx hasta nuestros días. Entre 1920 y 1933 quien mandaba en la “Villa de las Flores” era Benjamín Guerra Méndez, un “cacique militar” que dependía del apoyo estatal para mantenerse como el hombre fuerte del pueblo. Si bien el goberna­ dor Lázaro Cárdenas (1928-1932) sostuvo a Méndez en el poder local, cuando fue presidente de la república (1934-1940), cambió de estrate­ gia y terminó con el cacicazgo militar al retirarle su apoyo.2 En la primera mitad de los años treinta, se inicia la segunda fase de la evolución del poder local, estrechamente ligada, en un primer mo­ mento, a la Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo ( c r m d t ), y, posteriormente, a la Confederación Nacional Campesina ( c n c ). En Jacona, como en muchos otros municipios michoacanos, el origen y desarrollo de la élite política local se ubica en el reparto agra­ rio así como en el apoyo del gobierno estatal hacia los ejidatarios. En la “Villa de las Flores”, el control sobre el gobierno municipal estuvo en manos de caciques ejidales. La etapa gloriosa del cacicazgo agrario cubre un período aproximado de cuarenta años: 1940-1980. El éxito económico alcanzado por ese grupo y las buenas relacio­ nes con el Estado, generaron en el municipio lo que Tapia (1992a) llama élite caciquil, compuesta por tres facciones y cuyos líderes prin­ cipales serían, por un lado, Ignacio Esqueda^ y los hermanos Miguel y Ramón García Vega;4 por otro, Armando Rodríguez Sánchez- y los her­ manos Manuel y Jesús Sámano.6 Francisco Zamudio Cortés7 y Margarito Zamudio R. dirigieron la tercera y última de las facciones agraristas en Jacona. En la medida que los ejidatarios se fueron transformando en em­ presarios, adquirieron autonomía política respecto al gobierno michoacano y en relación al partido a nivel estatal. De hecho, en Jacona el pri funcionó por varias décadas como un instrumento de la élite ejidal que les permitió controlar el gobierno local.s La elección de las autoridades municipales mediante la competencia entre partidos fue prácticamente inexistente a lo largo de cuarenta años. No siempre el presidente municipal ha sido parte de la élite, sin em­ bargo, indudablemente ha sido alguien que los representa y que está vinculado con alguno de los líderes por intereses económicos o lazos de compadrazgo. Lo que es bueno para la Com unidad Agraria es bueno para Jacona A los individuos que han compuesto el cabildo bajo el patrocinio de la Comunidad Agraria se les brinda todo tipo de apoyo y protección. En lo político el sostén se manifiesta en su designación como candidato del partido oficial o en las contribuciones económicas durante los tiempos de campaña. En lo económico, ser apoyado por los ejidatarios significa contar con recursos extraordinarios para la realización de obras de in­ fraestructura urbana complementarios a los asignados por los distintos niveles de gobierno; o, como ocurrió en 1992, para sostener la admi­ nistración municipal en tanto se resolvía el conflicto postelectoral. Contribuir al desarrollo económico del municipio a través de la ge­ neración de empleos, la donación de terrenos para obras comunitarias e incluso la participación económica directa en obras del interés colecti­ vo, alimentaron entre los jaconenses una forma de representación po­ lítica que Zepeda (1988) llama autodesignada: El ejercicio del poder, y su generación, es materia de los políticos, los gru­ pos sociales son objetos de la política o clientelas pasivas de sus represen­ tantes [...] A la representación autodesignada corresponde una cultura política que se funda en el escepticism o y la resignación. La ciudadanía es una ficción evidenciada cotidianamente en todos los órdenes de la vida social. Para todos es evidente que el ejercicio de las garantías individuales y sociales o el cumplimiento de la ley, es una abstracción si no va acom­ pañada del poder y la influencia política (pp.37-38). Jacona no escapa a esa forma de representación política y de hecho juega un papel importante en la reproducción de la élite caciquil. El desarrollo del municipio propiciado por ellos justifica, a juicio de la propia élite, el derecho al gobierno municipal; justifica también su posi­ ción social privilegiada. Desde su punto de vista, los intereses colecti­ vos del pueblo de Jacona sólo pueden ser satisfechos y representados legítimamente por ellos; sustentan el monopolio de la representación campesina a través de la c n c . Bajo estos argumentos, el control sobre la circulación de las autoridades municipales se ejerce en plenitud. Las normas y valores de la representación autodesignada, escepti­ cismo y resignación, son “funcionales” al orden; de hecho a lo largo de cuatro décadas no se generaron conflictos significativos por el control del gobierno municipal. Aun cuando la renovación de la autoridad local fuera un proceso sin partidos en donde el resultado se conocía de ante­ mano, los habitantes comunes y corrientes de Jacona consideraban legí­ timo el poder de los agraristas. El cambio social y económico La población de Jacona experimentó un cambio social y económico a partir del boom fresero en la década de los sesenta; se consolidó enton­ ces el desarrollo del municipio debido a la expansión de la agricultura para la exportación. Este proceso provocó grandes cambios en la es­ tructura social; significó el crecimiento urbano de la cabecera hacia la parte alta del pueblo al llegar de otras regiones numerosos sujetos con­ tratados como jornaleros. También creció la importancia relativa del sector secundario y terciario en términos de la p e a (Tapia, 1989: 127). En pocas palabras, la economía se complejizó. La modernización agrícola desde los cuarenta se vio asociada al crecimiento poblacional, sin embargo, a partir de los años sesenta, el cre­ cimiento demográfico se incrementó de forma significativa; según los datos censales, en el período 1960-1970 la población total casi se dupli­ có al pasar de 14 245 habitantes a 26 078. El desarrollo económico en el bajío zamorano, impulsado por la sustitución de importaciones, permitió la inserción de la economía re­ gional al mercado nacional e internacional de la agroindustria. El signo más evidente de ese fenómeno fue la proliferación de empresarios agrícolas cuya producción está destinada mayoritariamente al mercado internacional (véase cuadro i). Una década de transform aciones políticas El tercer período de la evolución del poder local se inicia en la década de los ochenta y se caracteriza por el creciente cuestionamiento de la autoridad política de la élite caciquil; la crisis de autoridad se ha manifiestado en sucesivos conflictos electorales a nivel municipal, primero al interior del p r i , y posteriormente, bajo la forma de lucha entre par­ tidos. Los ejidatarios no sólo promovieron transformaciones económicas, sino también contribuyeron al cambio social. Uno de los procesos más relevantes refiere a la migración de los jornaleros agrícolas que se han venido asentando en la cabecera municipal. Durante varios lustros, los jaconenses identificaron a los recién llegados como los de “arriba” -en Cuadro I Agroindustrias establecidas en los municipios de Zamora y Jacona Establecimiento y/o traspaso Socios identificados Olimpia, S.A. cambió su razón social a Empacadora Latinoamericana, S.A. 1963 Cía Japonesa, Sindicato de Trabajadores, Lic. A. Martínez Rojas, S. García Ortiz, Raymundo Carrillo, Lic. Armando García de Lamadrid. Extranjero Anáhuac, S.A. 1964 R. Reyes Martínez, Hnos. García Guzmán, Hnos. García Vega*, Roberto Ramírez Quintero* Ignacio Esqueda Zepeda* Extranjero Filial del Consorcio de USA: Betters Food Sales Ltd. Betters Food Sales Ltd. Admor. y accionista local principal C.P. Alejandro Páez. Otros accionistas son agricultores de Jacona como José Torres* Gregorio Rodiles, Rogelio Puga*, Trino Cruz*, Antonio Chávez Cacho. Extranjero Nombre 1985 ca 1980 1964 Intermex, S.A. 1986 ca 1990 Local Extranjero y Local Local Morales, S.A. 1966 Consorcio de USA: Ramsay Extranjero Impulsora Agropecuaria de Zamora, y hoy Empacadora del Celio, S.A. 1986 Ricardo Alcalá, Héctor Valdez F. Local América, S.A. 1969 R. Reyes Martínez Extranjero y Local “Alfredo V. Bonfil” 1975 Comunidad Agraria de Ejido-Jacona Oficial, Ban rural La Haciendita 1979 Fam. Verduzco Haro Local y Extranjero Fresas Jacona 1983 Feo. Zamudio Cortés más 23 socios de Jacona y de las familias de ejidatarios: Zamudio, Torres, Bravo, Cabrera, Berber y Romero Local Productos Agrícolas de Jacona 1983 Hnos. Rodiles Duarte*, Luis Guerra, Rogelio Puga* Local Cuadro I (continuación) Agroindustrias establecidas en los municipios de Zamora y Jacona Nombre Socios identificados Establecimiento y/o traspaso Maquiladora de Frutas del Valle de Zamora Agroindustria Exportadora Chapala ca 1968 Consorcio de USA, representante local: Juan Navarro Extranjero La Estrella, S.A. ca 1968 1978 Consorcio de USA: Griffin and Brandt A. Rodiles Duarte*, Benjamín Navarro Barragán*, Hnos. Sámano Zamora*, Armando Rodríguez Sánchez*, Héctor Valdez F. Extranjero Local Sociedad Cooperativa El Duero, hoy Soc. de Producción Rural “El Duero” 1970 1978 Los mismos socios que la precedente Local Empacadora de verduras (nombre provisional) 1986 Héctor Valdez F. Local y Extranjero José Luis López Peña, Consorcio de USA: Griffin and Brandt Extranjero 1965 1987 Hnos. A. y G. Martínez Domínguez Local 1986 Filial de la Cía. de Panificación Bimbo, S.A. Nacional Siasport Danone Extranjero “José Luis López” Empacadora agrícola del campo José Luis López Peña Local Zamora, S.A. Azteca Frutas Refrigeradas Cooperativa de Productores de Frutas y Hortalizas Refrigeradas Frexport ca Empacadora del Río Nuevo Agroindustria Exportadora F u k n te : Jesús Tapia Santamaría, 1992, Intermediación 1... J, pp. 422-425 N o ta : Personas marcadas con un asterisco son cjidatarios de Jacona contraposición a los del “centro”- , o a partir del nombre de su colonia. Provenientes de Jalisco, Guanajuato y otras regiones de Michoacán, los nuevos habitantes fueron instalándose en las partes alta y al sur del poblado original de Jacona (véase plano I), creando las colonias La Es­ peranza, Buenos Aires, Linda Vista, La Burrera y otras más. El poblamiento de las colonias se dio, en parte, dependiendo de sus lugares de procedencia (Rosado, 1992). La llegada de los colonos no presentó grandes problemas para la élite política. De hecho, durante los sesenta y setenta los habitantes de esas colonias adquirieron fama de violentas por las continuas riñas, ba­ laceras o asesinatos que ocurrían en sus vecindades. Con todo, el trabajo pastoral del sacerdote católico Luis Gustavo Franco4 y la indiferencia de las autoridades municipales ante la creciente demanda de servicios urbanos, permitieron la cohesión de los colonos. El primer resultado concreto fue la construcción del puente llamado “la Unidad”, encabeza­ dos por el padre Franco. Después, el problema del agua generó un movimiento popular muy importante. Los colonos lograron organizarse para reclamar intereses comunes encabezados por el profesor Femando Castillo. Poco a poco, el movimiento se fue politizando hasta llegar a participar en las eleccio­ nes municipales de 1983 bajo el registro del Partido Socialista Unifi­ cado de México ( p s u m ). Al interior del p r i , la lucha por el gobierno municipal comenzaba a modificarse. Por primera vez en la historia el sector popular reclamó abiertamente el derecho a nominar un candidato. Y esto se justificaba por el hecho de que para esa época, 1983, el sector más numeroso no era precisamente el campesino. Fue a través de la versión local de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares ( c n o p ) que algu­ nos habitantes de las colonias pasaron a formar parte del p r i , sin embar­ go, muchos de ellos quedaron excluidos. La capacidad de cooptación del partido oficial fue rebasada por la magnitud del fenómeno. Pese a los evidentes cambios de la estructura social, los métodos de control y las justificaciones ideológicas utilizadas por la primera gene­ ración de ejidatarios fueron reproducidas por sus hijos. Aun cuando muchos de ellos tuvieron la oportunidad de realizar estudios medios y superiores fuera de Jacona, a su regreso desarrollaron las mismas prác­ ticas políticas que sus padres. Desde los ochenta, los “nuevos ejidata- P la n o I Zonificación de la ciudad de Jacona, Mich. rios” ocuparon los puestos directivos en la Comunidad Agraria, las em­ presas agroindustriales o los comités y patronatos civiles. Ellos siguie­ ron reclamando el monopolio de la representación legítima aludiendo a su condición “campesina” . De cualquier manera, a partir de 1983, el pri ha visto cómo dismi­ nuyen sus votos y los “ejidatarios” han visto cuestionada su autoridad política. La oposición al tricolor en las elecciones municipales pasó del 6.5% en 1980, al 55.2% en 1983.10 Tres años más tarde, en 1986, un problema interno del pri provocó que el p a n triunfara con Ramón Puga Torres. La “Villa de las Flores” se vistió de Azul. Otra vez el sector popular reclamó el derecho a nomi­ nar candidato, pero una vez más fue la elite caciquil quien impuso a su representante. Si bien el sector popular no buscó el registro de otro par­ tido, no apoyaron al candidato oficial y el p a n logró triunfar. Las elecciones de 1989 El año de 1988 representó una coyuntura que permitió precipitar cier­ tas transformaciones del orden local que venían acumulándose con anterioridad y que se reflejaron a la hora de las elecciones municipales de 1989. La oposición adquiere entonces capacidad para desafiar al monopolio ejercido por la comunidad agraria sobre el gobierno muni­ cipal, independientemente de los conflictos internos del p r i . Un actor protagónico en los cambios ocurridos a partir de 1988 es el Partido de la Revolución Democrática ( p r d ). A diferencia de otras regiones del estado y del país, en Jacona no hubo una escisión signifi­ cativa del partido oficial y de la corriente democrática. La célula del f d n en Jacona se formó principalmente por estudiantes y profesionistas sin experiencia partidaria previa. En la formación del p r d confluyeron dos grupos que venían parti­ cipando desde las elecciones de 1983. Por un lado, la gente de Fernan­ do Castillo, apoyado por colonos y estudiantes; por otro, Rafael Ríos, líder paracaidista de la parte alta de Jacona, militante del Partido Co­ munista, del Partido Socialista Unificado de México, luego del Partido Mexicano Socialista, y, finalmente, del p r d ." Un grupo importante en la creación y desarrollo del p r d ha sido el de los estudiantes, aquellos que en 1983 apoyaron al movimiento de colonos y sostuvieron la candidatura de Fernando Castillo. Este grupo de jóvenes presentaba algunas características similares: 1) la mayoría de ellos realizaron estudios universitarios ( u n a m , e n a h , Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y otras); 2) si bien carecían de militancia política, simpatizaban con organizaciones de izquierda; 3) no habían pertenecido al pri y 4) poseían recursos académicos que les per­ mitieron ingresar al mercado -laboral sin necesidad de establecer rela­ ciones clientelares con la élite política. El primer presidente formal del comité municipal estatal del p r d fue Manuel Torres Puga, ingeniero civil y miembro del grupo de los profesionistas, desplazando de la dirección a Rafael Ríos. Gracias a su relación con Alanís, Ríos logró que se repitiera la elección; otra vez el triunfo fue para Manuel y, sin embargo, los conflictos no terminaron. Fue en este contexto de contradicciones internas cuando se formó la planilla perredista para las elecciones municipales de 1989. Después de múltiples negociaciones, Femando Castillo fue registrado como presi­ dente; la sindicatura quedó en manos del grupo de Ríos. Al pri la historia le había enseñado que los conflictos deberían resolverse en casa so pena de ceder el gobierno local a la oposición. De cualquier manera no por ello dejaría de haber pugnas internas. Otra vez la disputa entre el sector campesino y el popular se presentó y una vez más la élite postuló a su candidato. En esta ocasión ello no provocó des­ prendimiento del p r i . La unión aparente del partido oficial fue posible por el peligro que representaba el nuevo movimiento cardenista aban­ derado por el hijo del general Cárdenas. El p r d se presentó como un obstáculo real pues, en Jacona, como en muchas regiones michoacanas, el neocardenismo había levantado expectativas de cambio político muy impresionantes, aglutinando a múltiples estratos inconformes. Los perredistas argumentaron fraude electoral y tomaron la presi­ dencia municipal organizando un gobierno paralelo. Hubo violencia en el mercado municipal al enfrentarse la policía del gobierno electo y la policía paralela organizada por la oposición. Esto provocó la agudiza­ ción de los conflictos al interior del p r d . Tanto Femando Castillo como Rafael Ríos se desentendieron del movimiento postelectoral. El gobier­ no paralelo se mantuvo por varias semanas más gracias al apoyo de los profesionistas hasta que el 4 de abril de 1990 la policía judicial desalo­ jó a los inconformes. La planilla oficial ocupó entonces la presidencia. Las elecciones de 1992 Las elecciones de 1988 y los movimientos políticos posteriores obliga­ ron a los salinistas a promover cambios en la estructura del partido ofi­ cial. Por ejemplo, a nivel nacional, estatal y municipal se crearon los consejos políticos del partido. Era una reforma que proponía un nove­ doso método para la selección de candidatos. Todos los sectores ten­ drían voz y voto, además de los priístas distinguidos y también los representantes de la estructura territorial. Las expectativas sobre la de­ mocratización interna fueron mayores a los resultados reales, con todo, ese cambio tendría repercusiones políticas importantes en Jacona y también en otros municipios. En 1992 hubo elecciones para gobernador en Michoacán y el pro­ ceso desembocó en un conflicto postelectoral significativo. Tanto Cris­ tóbal Arias Solís, candidato del p r d , como Eduardo Villaseñor Peña, candidato del p r i , contendieron por el gobierno estatal. Fue el secreta­ rio de gobierno de Genovevo Figueroa Zamudio, Ausencio Chávez, quien finalmente se convirtió en gobernador interino después de que Villaseñor Peña pidiera permiso al Congreso Estatal. Esto fue así por las movilizaciones perredistas y por las negociaciones constantes con la Secretaría de Gobernación. En ese contexto postelectoral dio inicio el proceso de renovación de los gobiernos municipales. Otra vez la selección interna provocó con­ flictos en el Sol Azteca entre el grupo de Ríos y el grupo de los profe­ sionistas. Los problemas no fueron tan intensos como en la ocasión anterior por el hecho de que Rafael Ríos decidió buscar la presidencia municipal de su pueblo natal, Santiago Tangamandapio. Como candi­ dato a la presidencia de Jacona fue postulado el Ingeniero Manuel Torres Puga mediante una convención. Las contradicciones más intensas se dieron al interior del p ri . A tr a­ vés del Consejo Político Municipal, José Luis Ávalos Espinosa, f u e e l e ­ gido candidato, quien contaba con el apoyo del líder estatal de la c t m , Juan Villegas Torres. Los ejidatarios no lograron imponer a su r e p r e ­ sentante, Angelberto Pérez Berber; por primera vez en la historia el sec­ tor popular colocó a uno de los suyos en la antesala de la presidencia. Eso provocó que la élite formara una asociación civil llamada Frente Unido Independiente ( f u i ); buscaron el registro de una candidatura in­ dependiente y, al no lograrlo, recurrieron al registro del p f c r n . En las elecciones municipales de 1992 compitieron “cyatro” parti­ dos diferentes con posibilidades reales de obtener el triunfo: p a n , p r i , p r d y p f c r n . En la historia política local jamás se había dado una situa­ ción así y de hecho ese municipio fue el escenario de breves pero inten­ sas campañas de los cuatro institutos políticos. Tanto el pr i como el f u i p f c r n recurrieron a nuevas y viejas prácticas clientelares con miras a obtener el voto “ciudadano”. Aun cuando los ejidatarios no tuvieron el apoyo del pri estatal, lograron organizar actos y mítines tan numerosos como los priístas locales sin la ayuda de la organización sectorial, es decir, con recursos propios. Un aspecto importante en la campaña de los ejidatarios consistió en propalar las virtudes de sus administraciones anteriores; recordaron que debido a su apoyo económico se habían conseguido los terrenos donde se ubican los campos deportivos y la primera escuela secundaria; a tra­ vés de ellos se logró la construcción, en el año de 1968, de un puente sobre el río Celio; donaron terrenos en 1969 para la construcción del drenaje general del pueblo y en 1970 promovieron la donación de los terrenos para la construcción del mercado municipal.12 En 1992 el p r i , el p a n y el p r d , concentraron 6 573 votos, es decir, el 70% del total. Aun cuando los datos oficiales registran el mayor número de sufragios para el pri (3 134), la presidencia quedó en manos del p f c r n con 2 924 votos. Todo indicaba que la mayoría la tenía el pri y los otros tres partidos hablaron entonces de fraude electoral; incluso se pensaba llegar a una alianza en caso de perpetuarse la imposición. El Comité Municipal Elec­ toral no pudo reunirse en el municipio y el cómputo fue realizado en la propia Comisión Estatal Electoral que otorgó constancia de mayoría al candidato del p r i . P o c o s días más tarde, el Tribunal Estatal Electoral anuló cuatro casillas y el triunfo pasó al p f c r n , es decir, a la élite caciquil. El p a n , el pri y el p r d decidieron formar un Consejo Político Mu­ nicipal y tomaron el palacio de gobierno. Apenas unos días antes el p a n , el p r d y el p f c r n habían pensado en la posibilidad de unirse para recha­ zar el fraude electoral perpetrado por el p r i , sin embargo, todo cambió cuando el acta de mayoría fue finalmente entregada a los “ejidatarios”. Al parecer, la unión de esos partidos fue posible ya que pese a todas sus diferencias existía algo que los unificaba: el enemigo común, la élite caciquil cobijada en la Comunidad Agraria. El letrero colocado en la presidencia municipal a lo largo del conflicto postelectoral ofrece una imagen interesante del problema: “El poder económico les dará poder político, pero no les dará valor moral. Decimos no a los caciques'’. Firman, p r i , p a n y p r d . La ocupación del palacio por parte de la oposición obligó a Ángelberto Pérez y su planilla a adecuar las instalaciones del Auditorio Municipal como sede del gobierno. Aunque en esa ocasión no se creó un ayuntamiento paralelo, el conflicto fue más prolongado por la coor­ dinación entre priístas, panistas y perredistas. Los priístas exigían el reconocimiento de su triunfo, mientras que el p a n y el p r d pretendían la anulación del proceso para convocar a elecciones extraordinarias. Al final de un largo período de negociaciones a diversos niveles, se determinó crear un gobierno compuesto en donde tuvieran participa­ ción todos los partidos: la presidencia, la sindicatura, la tesorería y varios regidores fueron conservados por los ejidatarios; al p r i se le otor­ garon la secretaría del ayuntamiento y algunos regidores; al p a n y p r d sólo les tocó un regidor por partido. Conclusión: El orden y la cultura política local Al inicio del trabajo se había señalado que se trataba de reflexionar en tomo a dos caras de una misma moneda: las características de los cam­ bios políticos en el orden local, así como el impacto de ellos en la cul­ tura política. Respecto al primer punto se observan modificaciones importantes reflejadas en el procedimiento mediante el cual se renueva el gobierno municipal y en la pérdida (Je autoridad política por parte de la élite. Poco a poco los partidos juegan un papel novedoso, no sólo en la búsqueda del voto ciudadano, sino también en la participación del gobierno local. Esto habla de la crisis del modelo tradicional en donde la élite caciquil a través del p ri lograba sin dificultad la reproducción del orden tradicional. Pero el cambio no sólo obedece a dinámicas locales como las trans­ formaciones socioeconómicas de la región, sino que está cruzado por procesos estatales e incluso nacionales. Ya se ha dicho que la crisis política de 1988 obligó al pr i a la reestructuración de la organización territorial, así como a la modificación de los procedimientos para la selección de candidatos en toda la república. Ahora bien, la lógica del cambio al interior del partido no parece derivarse de una apuesta ciu­ dadana sino más bien clientelar, y, de hecho, la constitución de los con­ sejos políticos municipales son una respuesta a la crisis del cacicazgo local como forma de control electoral. Es por ello que en Jacona y en otros municipios michoacanos la relación PRi-poder local se volvió difí­ cil hasta llegar a romperse. En el ámbito del orden local no hay duda de que existen cambios importantes. Los problemas comienzan con la otra cara de la moneda, esto es, la cultura política. Siguiendo a Zepeda Patterson cabría cues­ tionarse: ¿las luchas y los conflictos derivados por el gobierno munici­ pal suponen cambias significativos en los valores propios de la repre­ sentación política autodesignada? También habría que preguntarse si la existencia de otros partidos políticos contribuye a la creación de una cultura ciudadana a nivel local. Las respuestas no son sencillas ni pueden ser demasiado optimis­ tas. Si se atiende a la variable del abstencionismo se observa que cerca de la mitad de los ciudadanos permanece indiferente a la política pues con un padrón de 18 762 individuos, sólo se registraron 9 815 votos. Ocho mil novecientos cuarenta y siete (47.69%) sujetos empadronados no ejercieron ese derecho. Es difícil conocer las causas del fenómeno, sin -embargo, la expresión de una ama de casa de la Colonia Nueva España ilustra una posición extrema: “No. Todos son iguales. Los par­ tidos políticos sólo buscan el trono, y cuando están en él, venga a nos tu reino”. Este ejemplo señala la reproducción de una cultura política autodesignada: la resignación y el escepticismo son evidentes. El grupo más reacio a la celebración de elecciones limpias es la élite caciquil. Si bien es cierto que ha logrado diversificar sus activida­ des económicas y ha alcanzado una posición económica que resalta en la región, ello no ha dado paso a que la democracia sea concebida como algo positivo y mucho menos necesario. Además es evidente que la élite no está sola y de hecho tiene capa­ cidad para movilizar grandes contingentes echando mano de las viejas prácticas priístas, acarreos y regalos con recursos propios. Una cuarta parte de los electores votaron por el p f c r n en 1992, sin saber, muchos de ellos, qué significa ese “partido”. El cambio social en el municipio de Jacona ha generado que el control clientelar del voto se vuelva una tarea onerosa por la pluralidad de actores inscritos en la misma arena política. La posibilidad de seguir utilizando al pri como instrumento para mantenerse en el gobierno municipal ha desaparecido para la pro­ pia élite. Es cierto que pudo recurrir a otro “partido” para colocarse en el cabildo, sin embargo, tuvo que compartir el gobierno municipal. Un problema relevante es que el apoyo a diferentes partidos políti­ cos y el cambio en la función tradicional del pr i se debe, en parte, a la insatisfacción de necesidades materiales de la población jaconesa. No es posible hablar aún de cultura ciudadana pues la lógica clientelar no ha desaparecido y la participación se orienta más por la necesidad que por la convicción. No obstante, poco a poco los partidos comienzan a configurar con mayor eficacia en la arena política electoral. Acostum­ brarse a la idea de que existen varios institutos políticos con posibili­ dades de triunfar no es poca cosa si se considera la historia política municipal, estatal e incluso nacional. Para concluir: el cambio^social en Jacona ha tenido repercusiones importantes en la forma en que se renueva la autoridad municipal, sin embargo, esa modificación no supone una transformación significativa en la cultura política; al menos, ese impacto no parece ser directo ni inmediato. Quizá, en la medida que la subsistencia logre realizarse in­ dependientemente de relaciones clientelares, se generará entonces una cultura política ciudadana. Bibliografía Eduardo, Burguesía, fresas y conflictos, México, El Cole­ gio de Michoacán, 1993. F r a n c o , Luis G. Casa sin puerta , México, B. Costa-Amic, 1975. 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Para mayores detalles sobre las etapas del poder local en Jacona, véase Sánchez y Calderón (1994). La trayectoria política de Ignacio Esqueda ha sido la siguiente: Secretario de la Junta de Mejoras Materiales 1963, regidor suplente en 1963, regidor propietario en el mismo año, presidente municipal interino en 1965 y 1967, secretario de finanzas del comité regional campesino de la Confede­ ración Nacional Campesina en 1968; ha ocupado diferentes cargos dentro del comité de festejos patrios de Jacona entre los años de 1975 a 1985 y del comité de la feria anual de la fresa entre 1979 y 1986; secretario de la Asociación Agrícola Local de Productores de Fresa del Municipio de Jacona en 1976, secretario del Comisariado Ejidal de Jacona en 1980, regi­ dor en 1983, tesorero del Patronato Pro Construcción del Colegio de Ba­ chilleres de Jacona, tesorero de la Junta Local Auxiliar de Sanidad Vegetal 4. 5. 6. del Valle de Zamora en 1984, presidente del Comisariado Ejidal de Jacona en 1985-1986 y presidente de la Asociación Local de Productores de Fresa de Jacona en 1985 (Tapia, 1992a: 401-402). Ramón García Vega se ha desempeñado como presidente de la Junta de Mejoras Materiales en 1963, regidor propietario en 1972, presidente de! Consejo de Colaboración Municipal en 1972, miembro del comité de f e s ­ tejos patrios en 1976, vocal de la Asociación Local de Productores de Fresa del Municipio de Jacona en 1976, vicepresidente del comité de f e s ­ tejos patrios en 1977 y secretario del Consejo de Colaboración Municipal en 1978 y 1980. D e Miguel García Vega sólo tenemos información de q u e es presidente del Frente Unido Independiente en 1993 y tesorero del s e c ­ tor campesino del comité de festejos patrios (Tapia, 1992a: 402). Guía, Octubre 25 de 1992, p. 23, Programa del Comité de Festejos P atrios de Jacona, Hoja impresa, 1993. Armando Rodríguez es hijo del que fuera uno de los primeros caciques ejidales en el municipio Martín Rodríguez Murillo; también es primo de los hermanos Sámano y ha ocupado los siguientes cargos: vocal de la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material en 1966, presidente del Comisariado Ejidal en 1974, miembro del comité de festejos patrios entre 1975 a 1986, vocal del Consejo de Colaboración Municipal en 1981 y regidor en 1984. Manuel Sámano se ha desempeñado como tesorero de la Junta de Mejoras Materiales en 1967, tesorero de la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material en 1969, tesorero del Comisariado Ejidal en 1970, tesorero de la Junta de Mejoramiento Material, Cívico y Moral en 1971, secretario del Consejo de Vigilancia de la Unión Regional de Productores de Fresa y Hortalizas del Valle de Zamora en 1972, presidente del Consejo de Co­ laboración Municipal en 1972, vocal del Patronato Pro-Construcción de la escuela secundaria en 1973, regidor en 1974, secretario del Consejo d e Vi­ gilancia de la u r p f h v z 1974, presidente del Consejo de Vigilancia del Comisariado Ejidal en 1974, regidor 1975; ha formado parte del comité de festejos patrios entre los años de 1975 a 1985, secretario del Consejo de Vigilancia de la u r p f h v z 1975, presidente del Comité Municipal del p r i 1976 y 1979, secretario del Patronato Pro-Construcción de la escuela pre­ paratoria 1980, vocal del Consejo de Colaboración Municipal 1981, repre­ sentante de la c n c 1982, presidente del Comisariado Ejidal 1983, síndico 1983, presidente o tesorero sucesivamente del patronato de la Feria de la Fresa entre 1978 y 1984 sin interrupción. De menos trayectoria ha sido Jesús Sámano que únicamente ha ocupado la tesorería del comisariado eji­ dal en 1974, la presidencia del Consejo Municipal en 1978 y la presiden­ cia del Consejo de Colaboración Municipal entre 1979 y 1980 (Tapia, 1992a: 402). 7. Francisco Zamudio ha sido regidor suplente en 1967, vicepresidente del comisariado ejidal en 1970, presidente municipal durante 1971 a 1973, presidente de la u r pf h v z durante los años de 1972, 1974 y 1975, vocal del Consejo Municipal 1978, delegado de la Sociedad Local de Crédito Ejidal 1978, tesorero de la Asociación Local de Productores de Fresa de Jacona 1978, coordinador general de la 8a. Feria de la Fresa de Jacona 1978, ha ocupado diferentes encargos en el comité de festejos patrios en los años de 1972, 1977 y 1980, presidente del Patronato Pro-Construcción de la es­ cuela preparatoria 1980, primer vocal del Comité Municipal Electoral 1983, presidente del Patronato Pro-Construcción del Colegio de Bachille­ res 1983, presidente de la 16a, Feria de la fresa 1986, candidato del pri a la presidencia municipal de Jacona para el período 1987-1989. 8. “Los partidos políticos en Zamora carecen de autonomía y están a merced de grupos de poder en su interior fragmentados y sumamente cambiantes, que los utilizan según los intereses del grupo prevaleciente en turno” (Tapia, 1992b: 11). 9. Sobre el trabajo del padre véase (Franco, 1975). 10. Desde el año de ochenta y tres la oposición no ha bajado del 44.3%; en las elecciones presidenciales de 1988 se presenta el crecimiento más signifi­ cativo de votos de la oposición con un 68.9%. En las elecciones munici­ pales de 1992 el voto de la oposición sumó 70% del total. Datos oficiales proporcionados por el Centro de Documentación Electoral de la Univer­ sidad Autónoma Metropolitana. 11. Ríos se constituyó en intermediario fomentando una relación clientelar con los colonos al encabezar las invasiones de tierra primero y después dirigiendo el proceso de regularización de las mismas. Su fuerza al inte­ rior del partido en esa primera fase de formación se basaba en dos mil votos seguros que decía tener en el municipio. De hecho tuvo la capacidad de movilizar gente para actos públicos y otras tareas partidarias. Esto le valió el apoyo de la dirección estatal perredista. 12. El H eraldo de Z am ora, 2 de noviembre de 1992.