CAPÍTULO 2.4.6. ENCEFALOPATÍA ESPONGIFORME BOVINA RESUMEN La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) es una enfermedad neurológica mortal, reconocida por primera vez en 1986 en Inglaterra. Es la encefalopatía espongiforme transmisible o enfermedad de los priones. El arquetipo de este grupo de enfermedades es el prurigo lumbar de las ovejas y las cabras (véase el capítulo 2.7.13. Prurigo lumbar). La epizootia de la EEB se puede explicar por la exposición oral a un agente semejante al del prurigo lumbar en las proteínas derivadas de rumiantes que se incluían en los concentrados cárnicos patentados como comida o en suplementos alimenticios. Los casos iniciales de EEB en algunos países parecen ser el resultado de exportaciones de ganado infectado de Inglaterra o de comida con derivados cárnicos contaminados, aunque ahora se implican también exportaciones de otros países. Otros casos iniciales son claramente autóctonos, sin una relación clara con alimentos cárnicos importados, lo que sugiere la existencia de casos previos no detectados. La epizootia está en declive en muchos países como consecuencia de las medidas de control, Actualmente los casos de EEB se dan en la mayor parte de Europa y también se han detectado en Asia y Norteamérica. Se ha demostrado la transmisibilidad experimental de la EEB al ganado tras exposiciones parenterales y orales al tejido cerebral de ganado infectado. Se sospecha que el agente de la EEB, es la fuente común, por la vía alimenticia, de encefalopatías espongiformes transmisibles (EET) en otras especies de rumiantes y de félidos. Existe evidencia de una relación causal entre el agente de la EEB y una nueva forma variante de EET, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ). Las recomendaciones sobre medidas de seguridad en el manejo de material infectado con EEB se basan en que esta enfermedad es una zoonosis y se le ha adscrito a la categoría 3 de contención (con derogación). Identificación del agente: En Inglaterra la EEB tuvo mayor incidencia en el ganado bovino de entre 4 y 5 años. La duración clínica es variable pero puede prolongarse durante varios meses. Los síntomas clínicos observados son lo bastante llamativos como para sospechar la existencia de la enfermedad, particularmente si se eliminan otros diagnósticos diferentes. Los primeros síntomas clínicos suelen ser sutiles y conductuales, y pueden llevar a la eliminación de animales afectados antes de que se dispare la sospecha de EEB. En países con una política establecida contra la enfermedad, los animales clínicamente sospechosos deben sacrificarse, analizarse los cerebros y destruirse las correspondientes canales. Ahora la vigilancia activa en la mayoría de los países es capaz de detectar el ganado infectado antes del reconocimiento de signos clínicos e incluso sin dicho reconocimiento. En la actualidad no existe ninguna prueba de diagnóstico para la detección del agente de la EEB en el animal vivo. La naturaleza de los agentes que causan las EET no está clara. En la patogenia de estas enfermedades, presenta una importancia crítica una isoforma de una proteína de membrana PrPc (originalmente denominada PrPsc) que es específica de la enfermedad y parcialmente resistente a las proteasas, y que, según la hipótesis del prión, constituye el único o el principal componente del agente infeccioso. La confirmación del diagnóstico, que anteriormente se hacía mediante examen histopatológico del cerebro, se lleva a cabo ahora mediante la aplicación de métodos inmunohistoquímicos (HIC) y/o inmunoquímicos al tejido cerebral para la detección de PrPSc. La PrPSc se puede detectar en los loci neuroanatómicos específicos en el SNC del ganado bovino afectado mediante métodos IHC en material fijado en formalina o por inmunotransferencia u otros métodos de inmunoensayo en los que se usan extractos de cerebro no fijados. Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 1 Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina La transmisión desde los tejidos infectados, normalmente a ratones normales o transgénicos, es el único método práctico disponible actualmente para detectar la infectividad y tiene un importante papel en la confirmación o caracterización de las cepas causales. Se han detectado variantes o formas atípicas de EEB en todos los continentes en los que ha ocurrido la EEB clásica. Mientras que en la mayoría de los casos los fenotipos atípicos se han basado en modelos de bandas de inmunotransferencia, la caracterización de algunos aislamientos mediante bioensayos proporciona una evidencia inicial de la diversidad de cepas en las enfermedades priónicas que ocurren de forma natural en el ganado. Pruebas serológicas: En las EET no se han detectado respuestas inmunes específicas. Requisitos para las vacunas y el material de diagnóstico: En la actualidad no existen productos biológicos disponibles. En muchos países se utilizan para el diagnóstico de la EEB kits comerciales. A. INTRODUCCIÓN Se ha demostrado experimentalmente que la EEB puede transmitirse al ganado por vía parenteral y oral después de la exposición a tejido cerebral de ganado afectado (20, 90). Estudios epidemiológicos británicos han revelado un mayor riesgo en la descendencia de casos clínicos de EEB para desarrollar la enfermedad (27, 29, 30, 38, 98). No se ha establecido si esto se debe a una verdadera transmisión materna. Se considera que este riesgo no es la causa del mantenimiento de la infección endémica de la población bovina en Inglaterra, y las estimaciones de este riesgo se han revisado posteriormente a la baja (26). La EEB es una enfermedad letal del ganado bovino, cuyos primeros casos se registraron en Gran Bretaña en noviembre de 1986 (27, 37). Consiste en una encefalopatía espongiforme transmisible (EET) o enfermedad de los priones, que originariamente se tipificó en el contexto de otras especies animales, tales como el prurigo lumbar de las ovejas. Las enfermedades de los priones se definen por una acumulación patológica de una isoforma anormal, parcialmente resistente a la proteasa, de una proteína de membrana codificada por el hospedador y muy conservada (PrPC), que en un principio fue denominada como PrPSc, sobre todo en el sistema nervioso central (SNC) y de forma más variable en el sistema linforeticular. No está claro cuál es la función de PrPC. La PrPSc es la única macromolécula específica de la enfermedad identificada en las enfermedades de tipo prurigo lumbar. También se la denomina de otras formas; como PrPres, para designar que la proteína anormal es resistente a la proteinasa; PrPd para referirse a una determinada enfermedad; y PrPbse para referirse concretamente a la EEB. En el presente texto utilizamos PrPSc en sentido genérico para referirnos a la isoforma anormal PrPC. Una importante tendencia científica sostiene que el agente se compone solamente de una isoforma PrP específica de la enfermedad y que la forma alterada es capaz de inducir la conversión de la forma normal: es la hipótesis del “prión” o “solo proteína”. Menos evidentes son los datos que apoyan hipótesis alernativas, como la que apunta a los orígenes víricos o bacterianos o la implicación de otros factores coadyuvantes, como el desequilibrio de minerales. Permanecen inciertas las bases moleculares de la variación de las cepas, pero, según la hipótesis del prión, las características de las cepas son codificadas en distintas formas de proteína del prión. La caracterización inicial de los aislamientos de EEB procedentes de Gran Bretaña mediante transmisión a ratones demostró que, durante el curso principal de la epidemia, la enfermedad estaba causada por una única cepa mayoritaria del agente que difiere de las caracterizadas para el agente del prurigo lumbar en las ovejas (4). La uniformidad de la patología entre la mayor parte del ganado afectado también sirve de apoyo a la noción de un fenotipo consistente de la enfermedad en el caso de la EEB (7, 30). Este modelo de neuropatología en la especie hospedadora es una característica importante para definir un caso de EEB y para la confirmación de la enfermedad. Los informes emitidos desde 2003 sobre los rasgos variables de la patología y/o las características moleculares en varios países, han suscitado interrogantes sobre las posibles variaciones de la cepa causal de la enfermedad de los priones en el ganado (3, 8, 21, 44). Independientemente de si tales hallazgos representan una variación real del agente de la EEB o formas distintas de infección de los bovinos por los priones, tales hallazgos deben ser verificados. Debido al hecho de que en la mayoría de los casos se han detectado mediante vigilancia activa, se carece de historiales clínicos debidamente correlacionados y la mayoría se centran únicamente en datos obtenidos por inmunotransferencia (3, 44). Las descripciones más exhaustivas, con datos sobre la caracterización inmunohistoquímica (IHC), histopatológca y de inmunotransferencia corresponden a dos vacas viejas de Italia (8). Se ha confirmado la posibilidad de transmitir ciertos aislamientos a ratones, con rasgos diferentes a los de otros contagios de EEB anteriores. (2, 5). Se están realizando estudios sobre la transmisión de otros aislamientos en el ganado. Un rasgo común de interés es que la mayor parte de estos aislamientos proceden de ganado más viejo. 2 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina Los primeros estudios epidemiológicos de la EEB en Gran Bretaña indicaron que aquella se presentaba en forma de una epizootia de origen común, debida a la infección por un agente similar al del plurigo lumbar que se trasmitía a través de la alimentación en los piensos a base de carne y de hueso como suplemento proteínico en la alimentación (1, 39). Si bien los primeros casos registrados ocurrieron en el Reino Unido, (RU), la EEB ya se han presentado, aunque con menos incidencia, en ganado importado o autóctono de muchos países. Lo más probable es que tales casos se hayan debido directa o indirectamente a la exportación de ganado infectado o de piensos a base de carne y de hueso procedentes de países con casos de EEB, incluido el RU. Es obvio que la infección se ha propagado ulteriormente en países en los que se han dado casos cuya notoriedad se ha visto aumentada por la evaluación del riesgo geográfico de la EEB (GBR) llevada a cabo en muchos países por el Comité Directivo Científico de la Unión Europea (13). Es cierto que en algunos países los únicos casos detectados reflejan una exposición autóctona en vez de una conexión directa con piensos de importación contaminados (41). La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) proporciona estadísticas actualizada sobre los brotes de EEB en todo el mundo (41). No existe evidencia de transmisión horizontal de la EEB en el ganado bovino ni muchos datos que apoyen la existencia de la transmisión materna (27). Los estudios epidemiológicos y de transmisión no han encontrado evidencias de riesgo en el semen, en la leche ni a través de embriones (27). A consecuencia de las medidas de control, la epizootia ha descendido en Inglaterra y otros muchos países, o muestra los efectos del control en forma de cambios en la incidencia de la edad específica. En algunos países no se han ejercido controles lo suficientemente largos como para reconocer los efectos. La interpretación del estado de la epizootia se ha visto favorecida por la introducción de un seguimiento activo mediante pruebas de diagnóstico rápido, que han detectado también animales infectados que no se habían reconocido como casos clínicamente sospechosos. Mientras que la vigilancia activa es capaz de detectar una cierta cantidad de casos preclínicos, la investigación retrospectiva en las granjas del origen de la enfermedad confirma, con frecuencia, que se presentan algunos síntomas previos al sacrificio, pero no han despertado la consideración suficiente como para establecer sobre ellos un diagnóstico clínico de la EEB. Durante el transcurso de la epizootia de EEB se ha sospechado la existencia de EET en varias especies de bóvidos y felinos exóticos mantenidos en cautividad y en gatos domésticos, y, respecto a varias especies infectadas, se sabe que están causadas por el agente de la EEB (23). Se supone que la exposición tuvo lugar por vía digestiva. La aparición de la nueva forma de desorden de los priones en el hombre, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ), la llamada variante de ECJ (vECJ) en el RU (40) también se ha demostrado, mediante transmisión y estudios moleculares (6, 10), que tiene una relación causal con el agente de la EEB. Se considera que la vía de infección es la digestiva. En el pasado, no se ha establecido ninguna conexión entre la exposición del hombre a los agentes causales de las encefalopatías espongiformes en animales y la existencia de la EET humana. La EEB tiene como precedente la EET. De ahí que actualmente se recomiende que las medidas de seguridad para el manejo del agente de la EEB se basen en la suposición de que la EEB se puede transmitir al hombre. La epizootia vECJ en el RU en individuos homozigosos para el MM en el codón 129 del gen PrP, alcanzó el punto culminante en el año 2000; en otros países se han producido números reducidos de casos. En consonancia con la aparición de la vECJ, se debería adoptar un análisis de de riesgo cuando se haya de determinar un nivel de contención para la realización de necropsias en animales sospechosos de padecer EEB o al manejar tejidos procedentes de tales animales, pero cualquier procedimiento que produzca aerosoles debe llevarse a cabo según el nivel 3 de contención (véase el capítulo 1.1.2. Bioseguridad y protección humana en el laboratorio veterinario de microbiología y en las instalaciones de los animales) y el laboratorio debe cumplir las normas sobre bioseguridad y biocontención para proteger a los operarios de la exposición al agente patógeno. Los procedimientos recomendados para la descontaminación pueden no ser completamente efectivos cuando se trata con material de un título alto o cuando el agente se protege en el interior de materia orgánica seca. La inactivación física que se recomienda es un tratamiento en autoclave a 134°C–138°C durante 18 minutos a una presión de 18 libras por pulgada cuadrada. Sin embargo, la temperatura no es siempre totalmente eficaz y la inactivación completa puede no alcanzarse en determinadas condiciones, como cuando el material problema se presenta en forma de macerado. La desinfección se lleva a cabo con hipoclorito sódico que contenga un 2% de cloro libre, o con hidróxido sódico 2 N, aplicado durante más de 1 hora en el caso de superficies o durante toda la noche en el caso de equipos (33). B. TÉCNICAS DE DIAGNÓSTICO 1. Identificación del agente La manifestación clínica de la EEB clínica, tal y como apareció en la epidemia más importante, ocurre en ganado adulto, y la mayoría de los casos se observaron en ganado de entre 4 y 5 años. Con el declive de la epidemia, el impacto de los controles efectivos se refleja en la mayor edad de los animales que contraen la enfermedad Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 3 Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina clínica (27). El comienzo de los signos clínicos no es estacional ni se relaciona con una fase del ciclo reproductor. El inicio de la EEB pasa desapercibido y es seguido por un curso progresivo y lento (24, 38). En ocasiones, se presenta un caso con signos agudos seguidos de un rápìdo deterioro, aunque la frecuencia de la observación se convierte en un factor importante a la hora de determinar la presencia de los signos clínicos. Los signos clínicos, aunque son variables, incluyen cambios de comportamiento, aprensión e hiperactividad. Por ejemplo, las vacas afectadas pueden mostrarse reacias a entrar la sala de ordeño o patean con fuerza durante el ordeño. En las vacas que no son no lecheras, los primeros síntomas visibles son la descoordinación de movimientos y la debilidad de sus patas traseras. Los signos neurológicos predominan durante el transcurso del período clínico y pueden incluir muchos aspectos de un estado mental, posturas anormales y de movimiento y sensaciones anormales, aunque los síntomas nerviosos más comunes son aprensión, ataxia de las patas posteriores e hiperestesia al contacto y a los sonidos. El prurito intenso que es característico en algunas ovejas con prurigo lumbar no es destacable en el ganado bovino con EEB, aunque en algunos casos manifiestan tendencia a rozarse y rascarse. A veces los animales afectados se mantienen con la cabeza baja, el cuello extendido y las orejas dirigidas hacia atrás. La anormalidad en el andar incluye la agitación de los cuartos traseros y la extensión de las patas; estas características se aprecian mejor cuando el ganado está pastando. La ataxia también puede afectar a las patas delanteras y, a medida que aumenta la gravedad de los síntomas motores, el cuadro clínico está dominado por una debilidad generalizada que ocasiona caídas y postración. Aunque no son síntomas específicos, los informes sobre la rumia reducida (3, 5), la braquicardia y las alteraciones del ritmo cardíaco sugieren que las perturbaciones autónomas constituyen una característica de la EEB. A medida que la enfermedad progresa, los síntomas nerviosos se acompañan de manifestaciones clínicas generales, como pérdida del aspecto normal, reducción del peso corporal y disminución de la producción láctea. No ha habido cambios en la descripción clínica de la EEB a lo largo de la epizootia en el Reino Unido (24, 38). Los síntomas clínicos en otros países donde se ha presentado la EEB son esencialmente similares. El desarrollo clínico, que se extiende por lo general a un período de semanas o meses, requiere eventualmente el sacrificio por consideraciones sociales. Una política establecida para determinar el estatus de un país en relación con la EEB exige la declaración obligatoria y la investigación diagnóstica de casos clínicamente sospechosos, su sacrificio y el examen post mórtem del cerebro. Al principio de la enfermedad los síntomas pueden ser sutiles, variables e inespecíficos, y pueden enmascarar el diagnóstico clínico en un examen inicial. La observación continua de esos casos equívocos, junto a los procedimientos adecuados de patología clínica para eliminar los diagnósticos diferenciales, en especial desórdenes metabólicos, permitirán establecer la progresión de los síntomas esenciales. Algunos síntomas tempranos de la EEB son similares a manifestaciones de la cetosis nerviosa, carencia de magnesio, listeriosis encefálicas y otras encefalitis. Los síntomas clínicos, que a veces pasan desapercibidos, se manifiestan con mayor intensidad en condiciones de estrés, como el causado por el transporte. En la página web de la Agencia de Laboratorios Veterinarios y de Laboratorios de Referencia de la Comunidad para la EET (ALV), de la Comisión Europea (15) pueden descargarse video-clips de ganado afectado. Hay DVD o videocintas sobre los signos clínicos disponibles en esa y otras fuentes (35). El diagnóstico laboratorial de la EEB ha evolucionado en consonancia con el progreso de los conocimientos sobre la enfermedad y los adelantos técnicos. (17). A falta de métodos in vitro para el aislamiento del agente causal, la confirmación convencional del diagnóstico de este grupo de enfermedades ha sido la demostración de las características morfológicas de la encefalopatía espongiforme mediante el examen histopatológico. Este sigue siendo, por definición, el único método con el que se puede diagnosticar esta patología vacuolar. El diagnóstico original de la EEB se basaba en los aspectos histopatológicos de la encefalopatía espongiforme similar al prurigo lumbar y la demostración por microscopía electrónica de fibrillas, denominadas fibrillas asociadas a prurigo lumbar (SAF), que están fundamentalmente compuestas de PrPSc, en extractos de detergente de cerebro afectado. El material examinado siempre procedía de casos clínicos sospechosos. En vista de la rápida expansión de la epizootia en GB a finales de los años ochenta, el diagnóstico basado en el examen de una única sección de la médula oblonga tomada a nivel del óbex fue validado frente a un examen más extenso del tallo cerebral (34). Este enfoque simple propició la modificación del muestreo de cerebro fresco; en lugar de la extracción del cerebro completo, se tomaba la sección adecuada del tallo cerebral extrayéndola por agujero occipital con instrumentos especiales. Con el reconocimiento creciente de la especificidad diagnóstica de PrPSc y, con la disponibilidad de anticuerpos adecuados y la eficacia creciente de los métodos de detección, se utilizaron, para la confirmación del diagnóstico, métodos inmunoquímicos para detectar la presencia de la PrP específica de la enfermedad, incluidas las técnicas de IHC e inmunotransferencia de SAF, además de la histopatología. El uso de métodos in-vitro más rápidos para la detección de PrPSc propició la implementación de diversas pruebas rápidas de enzimoinmunooensayo (ELISA) con muestras de médula oblonga; estas pruebas constituyen el principal enfoque para el diagnóstico en la vigilancia activa. Permiten un examen preliminar cuyos resultados positivos o dudosos se someten a examen por métodos de IHC o inmunotransferencia. La estrategia de las pruebas rápidas se ha convertido en el principal enfoque para la detección de casos y existe un amplio consenso para su utilización como parte del proceso de confirmación (15). El uso de cada método particular depende del propósito del diagnóstico aplicado en el contexto epidemiológico y de su validación a dichos efectos. Estos propósitos varían desde la confirmación del diagnóstico clínico en el control de la enfermedad epizoótica al análisis de poblaciones sanas para evidenciar la enfermedad encubierta o preclínica. La definición adoptada del caso patológico también variará en función del método de diagnóstico aplicado para la confirmación de un caso clínico o para el muestreo de una población. Debe tenerse cuidado con la interpretación de los datos de diagnóstico utilizando metodologías que no resistan una referencia cruzada con 4 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina los estándares para el diagnóstico confirmativo que se definen aquí. Esto es particularmente importante respecto a la definición de cepa. Sin una comparación apropiada con criterios previamente publicados para la definición del fenotipo de la EEB, y a falta de estudios de transmisión, los resultados por los que se reivindica la identificación de una nueva cepa quizás sean prematuros. El control de calidad (CC) y la calidad de la determinación (CD) son partes esenciales de los procedimientos de las pruebas y se puede obtener asistencia de los laboratorios de referencia de la OIE (15, 42). Para la detección de animales infectados con EEB tanto por vigilancia pasiva como por la activa, una buena práctica es detectar y confirmar la enfermedad mediante un combinado de al menos dos métodos de prueba. La prueba primaria puede ser una de las pruebas de confirmación descritas más adelante o una prueba rápida, pero es conveniente aplicar una prueba secundaria para confirmar un resultado positivo o dudoso de la prueba primaria. Cuando los resultados de las pruebas primaria y la secundaria sean contradictorios entre sí se deben aplicar pruebas adicionales utilizando la inmunohistoquímica o la inmunotransferencia de fibrillas asociadas a prurigo lumbar (SAF) (o una alternativa autorizada), o se deben enviar las muestras a un laboratorio de referencia para que emita una resolución. a) Simple preparation La estrategia de muestreo se verá influenciada por el estatus de un país con respecto a la EEB, la relativa implementación de programas de vigilancia activa o pasiva y los métodos de diagnóstico empleados. En un país donde no se haya descrito la presencia de EEB, o esta es de baja incidencia, en todos los casos de control pasivo de la enfermedad neurológica del ganado bovino adulto, se recomienda que los casos clínicamente sospechosos se sometan a un enfoque neuropatológico estándar en el que se examinen áreas representativas de todo el cerebro. Es más, debe tomarse la precaución de conservar muestras de cerebro fresco para la detección inmunohistoquímica e inmunoquímica de PrPSc. El incumplimiento de ese enfoque puede llevar a una caracterización inadecuada del caso a la hora de confirmar si se trata de un caso típico de EEB. El ganado sospechoso de tener la enfermedad debe sacrificarse con una inyección intravenosa de una solución concentrada de barbiturato, después de sedarlo si es necesario. Tras la muerte del animal, debe extraerse el cerebro lo antes posible por métodos estándares. En principio, los tratamientos por histopatología e IHC se realizan sobre una única pieza (de entre 0,5 y 1 cm de anchura) cortada a nivel del óbex de la medula oblonga (fig. 1a y b, donde el nivel A–A representa el bloque a examinar), que debe seleccionarse para fijarlo durante al menos 5 días en solución de formaldehído al 4% (i.e. tampón salino con 10% de formol o formalina tamponada normal al 10% [NBF]) y procesarse por histología mediante métodos convencionales de inclusión del tejido nervioso en parafina. Al principio debe utilizarse material fresco para su uso en inmunotransferencia confirmativa para la detección de la PrP específica de la enfermedad; el material debe consistir en una sección transversal completa de la médula (2–4 g) inmediatamente craneal o caudal al bloque de óbex extraído para su fijación. Como alternativa, se puede semi-seccionar la medula a nivel del óbex, tal como se ha descrito en relación con la vigilancia activa (véase más adelante). El resto de las zonas del cerebro deben dividirse en dos porciones mediante un corte sagital paramedial (a 0,5 cm de la mediana). La pieza más pequeña se reserva para la detección de PrPSc por métodos inmunohistoquímicos (ej. Inmunotransferencia de SAF) y se guarda congelada antes de la pruebas (en caso de que no se realice la prueba inmediatamente después de tomar la muestra). Tras el muestreo de la región del óbex para fijación y el muestreo de tejido fresco, se coloca intacta la pieza grande de tejido en aproximadamente 4–6 litros de fijador que contenga 10% de formol, que debe cambiarse dos veces por semana. Tras la fijación durante dos semanas, se corta el cerebro en porciones transversales. Puede reducirse el tiempo de fijación cortando en trozos transversales más pequeños el tallo cerebral fresco (separado del resto del cerebro), de forma similar a la extracción inicial de la región del óbex, pero dejando intactas las áreas transversales que son importantes para el diagnóstico a nivel de los pedúnculos cerebelares y los culículos rostrales (figura 1a y b. niveles B–B y C–C respectivamente). El tiempo de fijación de estas pequeñas porciones de tallo cerebral puede reducirse a 2– 5 días, dependiendo de otros factores (temperatura, agitación, espesor de la porción de tejido y el uso de microondas). No obstante es necesario que la evaluación de los efectos de este tipo de procesamiento sobre los protocolos de IHC posteriores se ajuste a los estándares para las pruebas de suficiencia. Después de completer las dos semans estándar de fijación, las otras partes del cerebro fijadas con formol pueden utilizarse para un diagnóstico diferencial. Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 5 Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina Fig. 1. Tallo cerebral después de retirar el cerebelo, a) vista dorsal, y b) vista lateral. Niveles recomendados para tomar las secciones: A—A = médula en el obex; B–B = médula a través de los pedúnculos cerebelares caudales; C–C = cerebro medio a través de los culículos rostrales. Cuando en un país en particular se detecta la presencia de EEB en la población de ganado bovino autóctono, con evidencias de que la distribución de las lesiones y otros determinantes fenotípicos coinciden con los de los cerebros del ganado en la epizootia de Inglaterra, es adecuado , aunque no idel extraer tan solo el tallo cerebral a efectos de control . Esto se puede realizar por el agujero occipital sin extraer el calvario (fig. 2). Este procedimiento reduce la cantidad de fijador utilizado así como el tiempo y equipo necesarios, disminuyendo costes y aumentando la seguridad. De esta manera se pueden mantener las principales áreas que son objeto del examen histológico. Este método permite la recogida y el tratamiento de un gran número de muestras para la vigilancia pasiva o para un programa de vigilancia activa en los mataderos. Se disecciona la médula a través del agujero occipital, sin abrir el cráneo, por medio de una cuchara especialmente diseñada, de bordes afilados en su parte cóncava (fig. 2). Ese tipo de instrumento, de plástico o de metal, está disponible en el mercado. Cuando el instrumento tiene diferentes formas, es posible que sea preciso variar la técnica, incluida la orientación, lo que implica la necesidad de formar al operador sobre el uso del equipo convenido. En condiciones de matadero, se ha demostrado la posibilidad de expulsar intacto el tallo cerebral por el agujero occipital, proporcionando así un buen material histológico, mediante la aplicación de agua o aire a presión (20) a través de la herida de entrada en el cráneo que se produce para dejar inconsciente al animal durante el sacrificio. Es obvio que la viabilidad y eficacia de este método dependen del método de sacrificio, y que su adopción para uso rutinario deberá someterse a un análisis de riesgo. En zonas donde se identifica el índice de casos por vigilancia activa, puede carecerse de las áreas del cerebro necesarias para una caracterización fenotípica completa. En la mayoría de los países, solo se recoge el tallo cerebral (véase más adelante), incluso antes de la primera confirmación de EEB. En teoría, se deben recoger cabezas muestreadas en el transcurso de la vigilancia activa hasta disponer de las primeras pruebas. Esto facilita un muestreo amplio de cerebros de animales positivos y permite el enfoque recomendado para la caracterización de los casos. Tal hecho es particularmente importante si se utilizan pruebas que no están validadas y cuando se reivindica la identificación de nuevos fenotipos en ausencia de comparaciones con los métodos aquí descritos. 6 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina Fig. 2. Después de separar la cabeza del cuerpo mediante un corte entre la vértebra atlas y los cóndilos occipitales del cráneo, se coloca en un soporte con la superficie ventral hacia arriba (A), con el extremo caudal del tallo cerebral (médula oblonga) visible por el agujero occipital (véase B, un dibujo agrandado del cráneo). Se inserta el instrumento (C) a través del agujero occipital entre la paquimeninge y el aspecto ventral/dorsal (dependiendo del enfoque específico) de la médula y se mueve hacia delante en sentido craneal, manteniendo la parte convexa del instrumento apoyada contra el hueso craneal y realizando con ella un movimiento rotatorio de un lado a otro. Con ello se separan las raíces del nervio craneal sin dañar el tejido cerebral. De este modo se hace avanzar al instrumento en sentido rostral hasta una distancia de aproximadamente 7 cm en esa dirección y luego se realiza un movimiento angular abrupto (i.e. hacia el plano dorsal/ventral del tallo cerebral, dependiendo del enfoque) cortando y separando la médula oblonga (con algunos fragmentos del cerebelo) del resto del cerebro. A continuación, el instrumento, mantenido en posición inclinada hacia abajo, se retira a del cráneo para que el tejido se deslice hacia afuera pasando por el agujero occipital. • Muestreo de la médula oblonga para la vigilancia activa utilizando pruebas rápidas El muestreo y procesamiento de tejido cerebral para uso en pruebas rápidas debe ajustarse estrictamente a las especificaciones proporcionadas por el proveedor o fabricante del método o kit de la prueba. Los detalles de ese procedimiento varían de un método a otro, pero tales cambios no deben aplicarse sin datos de validación facilitados por el fabricante que avalen la variación de la metodología. La muestra preferida para el enzimoinmunoensayo debe estar en el óbex o a 1 cm de distancia anterior o posterior del mismo, situado en la zona anteroposterior a los lugares clave a estudiar (fig. 33) para la demostración de cúmulos de PrPSc y la valoración del muestreo para las pruebas rápidas. Para la elección de los lugares diana debe tenerse en cuenta el método ulterior de confirmación. Se debe fijar al menos una semisección de médula a nivel del óbex para la inmunohistoquímica/histología. El muestreo de la medula anterior o posterior al óbex para pruebas rápidas no compromete el examen por medios histológicos o inmunohistoquímicos. Sin embargo, para obtener muestras que se puedan comparar de cara a la utilización de pruebas rápidas y confirmativas, es preferible el muestreo por semisección de la médula a nivel del óbex. Aunque puede disminuir la capacidad de valoración de la simetría en los cambios vacuolares, tal necesidad es menor si se aplica un examen mediante una prueba más importante, como es la IHC. No obstante, si se adopta la semisección, entonces resultará crítico asegurarse de que no estén dañados los lugares elegidos en cualquiera de las dos muestras. Por ejemplo, el núcleo del tracto solitario y el núcleo motor dorsal del nervio vago (áreas lesionadas en ganado con EEB) son pequeños y están situados relativamente cerca de la línea media (fig. 3). Si se autolisa el tejido de muestra hasta el punto de resultar imposible la orientación anatómica, aún así puede tomarse y probarse una alícuota. En tales casos, un resultado positivo seguirá siendo positivo, pero un resultado negativo no se podrá considerar como indicador de un animal negativo, debiéndose interpretar con precaución y ha de comunicarse con la debida cualificación. Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 7 Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina Fig 3. Sección transversal de tallo cerebral bovino a nivel del óbex con identificación de los sitios clave a observar para el diagnóstico de la EEB por histopatología e inmunohistoquímica (Esos sitios son fundamentalmente el núcleo del tracto solitario [1] y el núcleo del tracto espinal del nervio trigémino [2]; pero también el núcleo motor dorsal del nervio vago [3]. Se sobreentiende que el material utilizado en pruebas rápidas debe incluir esas áreas. Una semisección puede ocasionar fácilmente la pérdida completa del área objetivo en la prueba confirmativa y reducir, por tanto, la eficacia del programa de vigilancia. El muestreo inadecuado de las áreas objetivo puede estar provocado por la manipulación errónea de los instrumentos de muestreo adecuados. Tal enfoque debe basarse en una política clara y un programa de control de formación y de garantía de calidad de los procedimientos de muestreo. Debido a la distribución de PrPres como objetivo específico, el tamaño y localización de la muestra debe ser el especificado en el kit de diagnóstico, y, si no está especificado, debe ser al menos de 0,5 g, tomados de las áreas objetivo de diagnóstico, en todas las pruebas confirmativas, tal como se detalla en la figura 3. Las características de realización de algunas de las pruebas puede verse afectadas por la autolisis, sobre todo debido a la pérdida de capacidad para asegurar la representación muestral de todas las áreas que son objetivo del diagnóstico y que se detallan en la figura 3. b) Examen para el diagnóstico i) Examen histológico La histopatología ya no es el método preferido para la investigación de animales sospechosos, o el examen de poblaciones sanas. Sin embargo, es importante tener en cuenta los cambios histopatológicos, a fin de facilitar la detección de casos durante la realización de exámenes histológicos de los cerebros del ganado. Para el diagnóstico diferencial, se cortan secciones de la médula–óbex de 5 µm de espesor y se tiñen con hematoxilina y eosina (H&E). Si la cualidad del tejido lo permite, el examen histopatológico de secciones de H&E permite la confirmación de los cambios neuropatológicos típicos de la EEB (30, 36) por los que la enfermedad se detectó por primera vez como encefalopatía espongiforme. Esos cambios influyen, sobre todo, en el cambio espongiforme y la vacuolización neuronal, y son muy similares a los de otras EET de los animales, pero la gran frecuencia de la vacuolización neuroparenquimal en ciertos núcleos anatómicos de la médula oblonga a nivel del óbex proporciona una forma satisfactoria de establecer un diagnóstico histopatológico sobre una sola sección de la médula en casos clínicos sospechosos (34). Tal como ocurre con otras especies, los cambios vacuolares en los cerebros del ganado, sobre todo las vacuolas que se hallan dentro de los pericarios neuronales en los núcleos rojos y oculomotores del cerebro medio, constituyen un hallazgo accidental (18). De ahí que el diagnóstico histopatológico de la EEB no deba basarse solamente en la presencia de neuronas vacuolazas, sobre todo en esos lugares anatómicos. El diagnóstico puede confirmarse si hay cambios morfológicos típicos en la médula a nivel del óbex, pero, independientemente del diagnóstico histopatológico, también se emplea la inmunohistoquímica de forma rutinaria, dado que hay evidencia no publicada de que el 5% de los casos clínicos sospechosos (que son negativos tras el examen por H&E de los cambios vacuolares en el óbex) pueden diagnosticarse mediante un examen por IHC. Está claro que este protocolo, que se limita al examen de la médula–óbex, no permite un examen neuropatológico completo para alcanzar un diagnóstico diferencial, ni permite una caracterización fenotípica plena de ninguna EET. Esa es la razón por la que se recomienda que se extraigan cerebros enteros de los animales clínicamente sospechosos. 8 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina ii) Detección de formas de PrP específicas de la enfermedad El uso universal hoy en día de los métodos de detección de la PrP proporcionan un medio específico para el diagnóstico de la enfermedad independiente de los cambios morfológicos determinados por el enfoque histopatológico. De ahí que en la actualidad muchos laboratorios hayan mejorado o reemplazado el examen histopatológico con IHC y otros métodos para la detección de PrP. La detección de cúmulos de PrPSc es el método preferido para los programas de vigilancia y el diagnostico confirmativo. Es posible (aunque no deseable) realizar la inmunohistoquímica para la PrP con material que se ha congelado antes de fijarlo (12). La congelación antes de la fijación no influirá en la inmunoreactividad de la muestra, pero puede puede influir en la identificación de los lugares objetivo que se han de examinar para poder registrar un resultado negativo. • Métodos inmunohistoquímicos (IHC) El examen de IHC para detectar la acumulación de PrPSc se aplica a secciones del mismo material de médula cortado a la altura del óbex, fijado con formalina e incluido en parafina, que el utilizado para el diagnóstico histopatológico (36). Se han utilizado con éxito varios protocolos para la detección de PrPSc mediante IHC para el diagnóstico de la EEB, y, aunque sería de desear una armonización para conseguir un método rutinario de diagnóstico por IHC plenamente validado, la experiencia nos enseña que es mucho más importante el reconocimiento de métodos robustos que logren un resultado estandarizado, que estén controlados mediante la participación en los ensayos de pruebas de eficiencia y la comparación con los resultados de un método estandarizado modélico en un laboratorio de referencia. La técnica no requiere necesariamente que la fijación de tejidos sea larga, aunque, por razones de precisión, son de aplicación las directrices establecidas para la histopatología, y, si el tejido se puede procesar de forma adecuada por histología, esa técnica es eficiente con tejidos autolisados cuya evaluación histológica ya no es posible (11, 25). Sin embargo, se requiere habilidad para reconocer la anatomía de la muestra a fin de determinar si las áreas objetivo están representadas en la misma. Esto es esencial para un diagnóstico negativo, y también puede ser crucial para interpretar con precisión un inmunomarcaje dudoso. La detección de acumulaciones de PrPSc por IHC tiene es tan sensible como la inmunotransferencia para la detección de PrPSc (28). En combinación con buenas preparaciones histológicas, la IHC permite detectar las acumulaciones de PrP anormal. Como estas acumulaciones, de modo similar a lo que ocurre con la patología vacuolar, presentan un modelo típico de distribución y apariencia, su detección supone una prueba simultánea o confirmativa del fenotipo de la enfermedad. Existen métodos actualizados disponibles en los laboratorios de referencia de la OIE (15, 42). A diferencia de lo que ocurre con del diagnóstico del prurigo lumbar en las ovejas, la detección limitada de la EEB en tejidos linfáticos no proporciona ninguna base para la utilización de dichos tejidos para el diagnóstico preclínico mediante técnicas de biopsia. • Métodos de inmunotransferencia Las técnicas de inmunotransferencia se realizan con tejido fresco no fijado, y se pueden aplicar con éxito incluso con tejido autolisado. (19). La inmunotransferencia de SAF (15) fue el primer método de esas características utilizado para el diagnóstico de la EEB. Es tan sensible como las técnicas de IHC, siendo el método preferido, junto con la inmunohistoquímica, para la confirmación o descarte ante un caso sospechoso de EEB. En la última década se han elaborado métodos menos costosos y con mayor rapidez de aplicación. En la mayor parte de esas técnicas se utiliza un precipitado de PrPSc usando ácido fosfotúngstico (PTA) u otras sustancias químicas, algunas de las cuales están disponibles en el mercado. Si bien la metodología basada en la inmunotransferencia es de uso generalizado, la sensibilidad analítica de la detección de PrPSc varía según los métodos empleados y los laboratorios. Cuando, a efectos de confirmación, se prefieren los métodos internos a los publicados, es importante que los primeros se sometan a una evaluación a fin de comprobar si son adecuados para el fin perseguido y que se evalúen con la intervención de un laboratorio de referencia de la OIE. • Métodos de pruebas rápidas Se han elaborado técnicas de inmunotransferencia y ELISA automatizadas para el análisis de un gran número de muestras de cerebro que están disponibles en el mercado. Dichas técnicas se pueden aplicar en pocas horas (véanse las evaluaciones de pruebas rápidas para la detección de la EEB en grupos de muestras con resultados positivos y negativos por IHC llevadas a cabo por la CE [14]). Mientras que muchos países y el grupo ad hoc de la OIE para la EEB aceptan la aprobación de la UE como paso previo para la realización de la prueba, otros han establecido sus propios mecanismos de evaluación, sobre todo los EE.UU. de América, Canadá y Japón (14, 26). La OIE también tiene su propio proceso de aprobación y los protocolos para dichas evaluaciones están incluidos en la página web de la OIE (43), Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 9 Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina habiéndose aceptado la aprobación de la UE como el estándar de preferencia para las evaluaciones futuras de la sensibilidad y la especificidad. Aún está por determinar la sensibilidad relativa de las pruebas rápidas, la inmunohistoquímica y otros métodos de confirmación. Es importante reconocer ese extremo al evaluar la realización de pruebas rápidas cuando se ensayen animales que no presentan signos clínicos de la EEB. Las evaluaciones realizadas en la UE se limitaron a comparar el examen de la muestra de cerebros de ganado identificado como animales clínicamente sospechosos, con cambios histopatológicos típicos de la EEB, y una muestra de cerebros de ganado de Nueva Zelanda que no había estado expuesto a la EEB y que era negativo por histopatología. Las pruebas rápidas proporcionan un medio de examen preliminar de animales durante los últimos meses del periodo de incubación, como, por ejemplo, en los exámenes del material post mórtem recogido de ganado sacrificado en la forma habitual. En los países que tenían vigilancia para la detección de la primera aparición de la EEB y en los países en los que se consideró necesaria la valoración de la prevalencia de la EEB, independientemente de cuál fuese el sistema de notificación de los casos sospechosos, estas pruebas de reconocimiento constituyen un enfoque eficaz. Desde la introducción de las mencionadas pruebas en Europa en enero de 2001 para el análisis activo, a ellas se debe la identificación de la mayor parte de los animales infectados por EEB. Debido a la rapidez con la que se obtienen los resultados, las pruebas rápidas son las preferidas como pruebas primarias en algunos países, pero lo ideal es que la confirmación del diagnóstico de la EEB se realice bien por examen de cerebro fijado por histopatología y/o inmunohistoquímica o por la aplicación de un protocolo de inmunotransferencia adecuado. No obstante, en 2006 la OIE aceptó que mediante su utilización en programas de vigilancia, las pruebas rápidas disponibles en el mercado han demostrado ser muy eficaces y fiables, siempre que se realicen por personal debidamente formado. Ciertamente, a veces pueden ser superiores a las pruebas estándar reconocidas para la comparación si la formación y la experiencia relativas a estas últimas son deficientes. En tales circunstancias, se considera aceptable o incluso ideal el uso de un combinado de pruebas rápidas para el examen primario en programas de vigilancia activa o pasiva o para la confirmación ulterior. Sin embargo, es esencial garantizar que las pruebas primarias y secundarias elegidas son compatibles, y no conllevan el peligro de generar positivos falsos a causa de los reactivos que comparten. Como consecuencia, en la página web de la VLA se mantiene un algoritmo de las combinaciones de pruebas preferidas para ayudar a quienes decidan seguir este enfoque en lugar de utilizar la histopatología y la inmunohistoquímica o la inmunotransferencia de SAF como confirmación (15). La VLA no cambiará esta página web sin informar a la OIE. Las combinaciones ideales deben incluir los métodos ELISA y la inmunotransferencia ya que estos generan datos complementarios útiles para la caracterización fenotípica de la muestra a falta del examen de tejido fijado. En determinadas circunstancias, puede utilizarse una prueba rápida autorizada por la UE o la OIE para la confirmación de la EEB en bovinos tras un resultado reactivo inicial de una prueba rápida autorizada. Dicha aprobación depende de una supervisión de los reactivos utilizados en cada prueba rápida a fin de garantizar que los pares de pruebas utilizados son compatibles entre sí. Sobre la base de los datos confidenciales revelados por fabricantes de pruebas, existe ahora un procedimiento disponible que se detalla a continuación: 1. 2. 3. 4. 5. La confirmación siempre debe llevarse a cabo en un laboratorio nacional de referencia (LNR) para las EET. La segunda prueba debe incluir un control negativo y una muestra de de EEB bovina como control positivo. La segunda prueba debe ser una prueba diferente (en otras palabras, dos resultados positivos de una misma prueba son insuficientes para la confirmación). Si se utiliza una inmunotransferencia como primera prueba, ese resultado debe documentarse y entregarse al LNR. Uno de los dos métodos debe ser la inmunotransferencia. La combinación de las dos pruebas rápidas solamente puede utilizarse para la confirmación de un caso de EEB. El resultado negativo de una segunda prueba es insuficiente para dictaminar un caso como negativo tras la aparición de un resultado positivo de una primera prueba. Se deben investigar los resultados conflictivos de las pruebas rápidas en relación con los casos sospechosos de EEB utilizando la inmunotransferencia de SAF (o una alternativa autorizada) o IHC para la demostración de PrPSc, o, si no se dispone de estos métodos, la histopatología. Si no se puede confirmar el resultado reactivo inicial por histopatología, deben enviarse las muestras al laboratorio de referencia de la OIE para su ulterior examen. Aunque los programas de evaluación de las pruebas realizadas en Europa se realizaron en apoyo de la legislación europea respecto al seguimiento de la EEB, las consecuencias son también relevantes para otros países. La aparición de resultados falsos positivos y negativos es tan elevada que la introducción de nuevas pruebas debería basarse antes en una cuidadosa evaluación de la prueba y de su realización. Las pretensiones de los fabricantes deberían basarse en datos, evaluados preferiblemente de modo 10 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina independiente. Hay que destacar que el proceso de una validación completa de todos estos métodos de diagnóstico de la EEB está limitado por la ausencia de un verdadero estándar de oro y por la consiguiente necesidad de aplicar estándares de comparación que están basados en relativamente pocos estudios. Por tanto, persiste la necesidad de que se publiquen estudios a gran escala sobre realización de las pruebas ya que ninguno de los datos publicados hasta la fecha cumple los procedimientos reconocidos para la validación de las pruebas de otras enfermedades. d) Otras pruebas de diagnóstico Existe la necesidad de una prueba para la EEB que pueda aplicarse al animal vivo y que tenga una sensibilidad capaz de detectar PrPSc a niveles bajos, como ocurre en las primeras fases del periodo de incubación de la enfermedad. Aún no se ha demostrado la efectividad de los enfoques potenciales. La CE sigue comprometida con las pruebas in-vivo, e indica los protocolos para la evaluación de tales pruebas (16). La detección de ciertos marcadores de proteínas de la neurodegeneración, incluida la apoliproteína E (Apo E), la proteína 14-3-3 y las proteínas S-100 en el líquido cerebroespinal no ha sido útil para el diagnóstico de casos sospechosos de EEB. No se ha investigado para el diagnóstico de la EEB el potencial diagnóstico de la observación de las cadenas ligeras de IgG como marcador de la infección por priones en la orina (22, 29). 2. Pruebas serológicas Los agentes infecciosos de las enfermedades de priones no son fáciles de cultivar in vitro y no inducen una respuesta inmune significativa en el hospedador. C. REQUISITOS PARA LAS VACUNAS Y EL MATERIAL DE DIAGNÓSTICO En la actualidad no hay productos biológicos disponibles. Tal como se argumentó anteriormente, se han autorizado kits de diagnóstico para su uso en muchos países. REFERENCIAS 1. ANDERSON R.M., DONNELLY C.A., FERGUSON N.M., WOOLHOUSE M.E.J., WATT C.J., UDY H.J., MAWHINNEY S., DUNSTAN S.P., SOUTHWOOD T.R.E., WILESMITH J.W., RYAN J.B.M., HOINVILLE L.J., HILLERTON J.E., AUSTIN A.R. & WELLS G.A.H. (1996). Transmission dynamics and epidemiology of BSE in British cattle. Nature, 382, 779– 788. 2. BARON T.G.M., BIACABE A-G., BENCSIK A. & LANGEVELD J.P.M. (2006). 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