Fernando, 16 años. No desertor. Renca. Curso: II Medio. Notas: Semestre anterior presenta tres promedios rojos (Física, Historia, Ed Técnica) y casi todos los promedios son 4. Repitió en I medio. Conducta: 4 anotaciones por desorden en clases. Asistencia: ultimo mes faltó 11 dias. En general muestra alta inasistencia durante todo el año. Entrevista: La entrevista se realizó durante una hora de clase en una sala del colegio. Fernando tiene 16 años y actualmente cursa segundo medio en el colegio Britania de Renca. De contextura delgada y alto, ocupa anillos y tiene un tatuaje en la mano que representa una libélula. Sin embargo, no se puede reconocer ninguna clave de pertenencia a “tribus” como el hip-hop o el punk. Simplemente aparece como un muchacho común entre los compañeros de su edad, que no intenta marcar ninguna diferencia. Al conversar con él, da la impresión de ser una persona sumamente parca y tímida. Dato por el cual la entrevista se vuelve, a ratos, algo difícil. Al parecer, Fernando no es de muchas palabras. Afirma no conversar mucho sus cosas, ni con los amigos del colegio, ni del barrio. Sólo a su mama le cuenta sus planes. Vive con su mama y sus dos hermanos chicos cerca del Colegio Britania en la villa Valle de Azapa. Su mama trabaja media jornada haciendo aseo en oficinas. Hace dos años que Fernando la apoya con lo que gana trabajando como empaquetador. Fernando estudió su básica en una escuela cercana a la plaza de Renca. Con respecto a esa etapa de su vida escolar, cuenta que le iba bien y que tenia una buena relación con sus compañeros y profesores. Durante toda la básica tuvo una misma profesora jefe, lo cual a su juicio, hizo que tuvieran una relación de mucha confianza con la señorita. Esa relación de cercanía no la encuentra acá en el colegio Britania. Tal como dice Fernando “es que allá tenia cualquier año con la señorita” En este liceo reconoce una relación más lejana, por que a los profesores “de repente uno les va a hablar y no están ni ahí.” A sus amigos de la básica todavía los ve de vez cuando, aunque ya no tiene la relación que tenían cuando estudiaban juntos. Con respecto a las clases, aunque no recuerda haber tenido ningún interés fuera de lo normal por algún ramo, lo que más le gustaba era el ramo de artes plásticas. Cuando terminó octavo básico, Fernando se cambió al colegio Britania. El traslado, fue motivado, en parte por el fin del ciclo básico, y en parte porque se habían cambiado de casa y el colegio Britania le quedaba mucho más cerca. A su juicio el cambio de colegio fue de “mejor” a “peor”. Tanto por el nivel del colegio “este colegio no es tan bueno como el de allá” y en parte por los nuevos compañeros que son más “parados” y “...como que te pasan a llevar, me han pasado a llevar, son choros...” En cierta forma, Fernando deja entrever que su cambio puede ser leído como un cambio desde un colegio “bueno” a un colegio perteneciente a un entorno de mucha mayor marginalidad y precariedad. Es decir, a un colegio “malo” El año que se cambió al colegio Britania (1999) no logró terminar el primero medio. A su juicio, la principal causa de su abandono tuvo que ver con la necesidad de ayudar a mantener la casa a su mama. Sin embargo, reconoce que también tenia malas notas -dos ramos rojos- aunque piensa “que igual hubiera salvado” . En agosto se retiró y se empezó a trabajar como empaquetador en un supermercado ubicado en General Velásquez. Desde ese momento, el trabajo se transformó en uno de los factores más importantes en la vida de Fernando. Sobre todo porque prácticamente todo lo que gana se lo entrega a su madre para mantener la casa. Actualmente sigue trabajando en el mismo lugar, aunque ahora dice haber aprendido a compatibilizar el trabajo con el estudio. Luego de su retiro de primero medio en agosto de 1999, Fernando volvió a estudiar el próximo año. De esta forma, como estaba repitiendo no perdió tiempo: “yo tenia claro que ese año no lo podía terminar, pero el otro año, yo tenia que volver a estudiar”. Los profesores lo volvieron a aceptar ya que entendieron los motivos de su retiro. Al conversar con Fernando aparece en todo momento su decisión por terminar de estudiar. Aunque no identifica claramente cuales son los beneficios de terminar su cuarto medio, se ha impuesto la tarea de terminar como una máxima ineludible. Reconoce que los estudios sirven para encontrar más trabajo. Adicionalmente, Fernando rescata lo fácil que se vuelve terminar de estudiar. Dato por el cual, a su juicio, no hay muchas justificaciones para desertar. Con respecto a los alumnos que desertan, Fernando afirma: “son tontos , por que yo cacho que igual aunque sean pobres, igual pueden estudiar y sacar su cuarto medio, si al final te dan cualquier facilidad para terminarlo”. Otra razón que lo motiva a terminar tiene que ver con su historia familiar. Su madre no pudo terminar de estudiar por que se embarazó de Fernando. Siempre le insiste en que él tiene que terminar de estudiar. Desde que volvió en 1999, Fernando a cursado primero medio y actualmente cursa segundo. Según él, sus notas no son ni buenas un malas; aunque durante el último semestre registró tres promedios rojos. A su juicio, al principio se le hizo difícil compatibilizar el trabajo con el estudio, por lo cual faltó mucho a clases. Este año ya se acostumbró a hacer las dos cosas. La vida de Fernando se divide en estudiar y trabajar. Todos los días, después del colegio, va a buscar a sus hermanos chicos al jardín infantil a las cuatro y media. Luego se va a su casa. A las seis de la tarde parte a trabajar y lo hace hasta las once de la noche. Los fines de semana también trabaja desde las doce hasta las once. Casi toda la plata que gana se la pasa a su mamá para mantener a su familia. Si le sobra plata, le gusta gastarla comiéndose completos en el supermercado o comprándose algo de ropa. En la v ida de Fernando, claramente se puede reconocer un antes y un después de su ingreso al mundo del trabajo. Antes salía a la calle a jugar con sus amigos del barrio, pero ahora se ha distanciado por que no tiene tiempo. Cuando se juntaba con sus amigos del barrio fue el tiempo en que era “mas desordenado”: le gustaba molestar a la gente en la calle y tomaba “jote”(vino con coca-cola). Fue en esa época cuando se hizo el tatuaje, aunque dice que ahora esta arrepentido. Una vez que entró a trabajar, a Fernando ya no le alcanzó el tiempo para estar en la calle y para jugar con sus amigos del barrio. En todo caso, Fernando afirma en términos de reproche que prácticamente todos abandonaron sus estudios y ahora “pasan todo el día tirados o sentados en la esquina.” Sin embargo, que Fernando tenga poco tiempo no significa que tenga pocos amigos. Le gusta juntarse con sus amigos del colegio y jugar pichanga en el colegio. También, a veces, se escapa al centro a pasear con sus amigos, a “cachotear”. Fernando reconoce que el colegio le gusta más para pasarlo bien y andar “tirando la talla” que para estudiar. Quizás por esto, a Fernando no le dejó un buen recuerdo su experiencia de deserción en primero medio: - ¿Cómo fue la experiencia de haber trabajado sin estudiar? Igual, ni tan entrenido porque echaba de menos el colegio. Y que echabas de menos? Mis compañeros. Al parecer. para Fernando el colegio le permite mantener el vinculo con sus amigos y recrearse. Por lo cual cumple una función que va más allá de lo puramente educativo. Además de juntarse con sus amigos del colegio, Fernando también tiene amigos entre sus colegas del trabajo. A diferencia de los que alguna vez fueron sus amigos del barrio, ninguno de sus colegas a dejado de estudiar. Aunque Fernando no lo menciona, los profesores del Britania nos contaron que los supermercados exigen certificado de estudio para contratar a los empaquetadores. En este sentido, los niños que desertan pierden también su posibilidad de trabajar. Quizás, este es el dato que esta detrás de que ninguno de sus compañeros de trabajo haya desertado. A Fernando le gusta la tele aunque no ve mucha. Lo que más le gusta son los programas de conversación como “De Pe a Pa”. Su música favorita es la música tropical el Sound, pero no le gusta mucho bailar ni ir a fiestas. Lejos, lo que más le gusta hacer en el escaso tiempo libre de que dispone es jugar fútbol. De hecho, dice que si tuviera tiempo libre los fines de semana jugaría fútbol con sus amigos. Al hablar de su futuro, cuenta que le gustaría meterse a la policía de investigaciones. Su mamá tiene unos amigos que son “ratis” y que le han contado de que se trata. Para Fernando es una buena forma de luchar contra la droga: “ ...es que no me gusta nada eso de la drogadicción ni trafico, ni nada de eso, me gustaría así como detenerlo, me gustaría pillar a la gente que anda, que hecha a perder la vida de los demás, que eso te hecha a perder la vida, la droga y eso, me gustaría detenerlos” Fernando dice que conoce chicos a los cuales las drogas “les han echado a perder la vida”. Cuando habla de ellos, hace referencia a gente de su barrio. Al parecer, por la forma en que se refiere a su barrio, es un lugar de gran precariedad y marginalidad. Esto se condice con lo que afirman los profesores y los administrativos del colegio Britania, que afirman que la villa “Valle de Azapa” es sumamente marginal y “peligrosa”. Además de ser policía de investigaciones, a Fernando le gustaría tener una familia grande y viajar para conocer los países del mundo. Hipótesis de interpretación. Se pueden reconocer distintos factores o niveles que operan protegiendo a Fernando de la deserción. Por una parte, y tal como lo señalan los profesores al referirse a su caso, Fernando asume responsabilidades en su hogar que escapan a su edad. En la práctica es un jefe de hogar y lo que gana en el trabajo es parte esencial del sustento de su familia. En este sentido, el colegio asume un papel extra-educacional en cuanto le permite relacionarse con jóvenes de su edad y “escapar” del mundo de las responsabilidades adultas y del trabajo. Podemos decir que para el caso de Fernando, el colegio se transforma en la única instancia de socialización propia de un joven de 16 años. Sin embargo, de la misma forma en que se puede reconocer el temprano ingreso al mundo laboral de Fernando como un factor que incide en que el colegio se transforme en prácticamente su único espacio “joven”; también se puede reconocer que el trabajo opera protegiendo a Fernando de problemas asociados a la marginalidad de su entorno. Esto se puede observar con toda claridad al observar la trayectoria de sus vecinos que desertaron, los cuales no trabajan y “pasan todo el día en calle”. Incluso en la misma trayectoria de Fernando, se puede observar que una vez que empezó a trabajar se alejó de la “calle”. En cuanto a los rasgos protectores del Colegio Britania, en la historia de Fernando estos solo se expresan a partir de la flexibilidad para aceptar a Fernando de vuelta al colegio, y de las facilidades que otorga el establecimiento a nivel de notas y de exigencias formales. En ningún caso se pueden reconocer medidas protectoras en términos del desarrollo del algún vinculo especial entre Fernando y algún profesor o algún tipo de atención “personalizada”. Por último, en términos biográficos, es posible reconocer en Fernando una convicción por terminar su cuarto medio que va más allá de una decisión funcional. En la historia de Fernando hay una presión por estudiar que tiene que ver con su madre. Es decir, existen factores y presiones del entorno para que Fernando termine sus estudios. En forma tangencial, también se puede reconocer como un factor protector la exigencia del certificado de estudio para poder seguir trabajando.