L a tradición religiosa en la poesía de Jorge L uis Borges. María Lucrecia ROMERA Instituto Universitario Nacional de Arte ± Buenos Aires lucrecia.romera@gmail.com Introducción En este trabajo, que forma parte de una investigación mayor sobre problemas de la poesía moderna enunciados por la obra de los propios poetas, voy a considerar la importancia del término Verbo (la mayúscula lo categoriza) en su aspecto inmanente, el del lenguaje, y en la connotación poética que el referente teológico Verbo encarnado adquiere en la poesía de Borges. El problema, de índole poética, será analizado en el poema ³Juan, I, 14´ de Elogio de la Sombra , obra publicada en 19691. Al abordar la problemática del Verbo me ha interesado poner de relieve la relación entre la poesía de Borges y los referentes de la tradición religiosa, en este caso, los de la tradición judeo-cristiana occidental, los Evangelios, y lo que estos le anuncian en los planos estético y ético, ya que Borges se interesó también por el Budismo2 y el islamismo, como lo demuestra su obra ficcional, uniendo a Oriente y Occidente bajo la idea de una única religión donde todas estén presentes. El camino elegido va de Borges a Borges, pues es la obra del poeta la que teoriza poetizando, como en el caso de Hölderlin, abordado por Heidegger 3, abriéndonos los senderos de la reflexión y de la crítica, construyendo una metaliteratura que va a constituir el universo ficcional reconocible como borgeano. En principio voy a considerar algunos puntos teóricos. El primero, el problema del referente en el discurso poético. Nos interesa porque Borges lee las Sagradas Escrituras y los referentes de la tradición religiosa como una ficción. Al leerlos así se pone de manifiesto la operación que Paul Ricoeur denomina referencia secundaria, que consiste en la suspensión de la referencia pri maria. Esta epoché o suspensión del juicio es connatural al pensamiento de Borges, que desconfía del juicio de la razón por considerarlo aporístico. El otro punto que quiero resaltar es el del sentimiento poético como una creación del lenguaje, si seguimos también a Paul Ricoeur: «El sentimiento es, como la imagen, una creación del lenguaje. Es el estado anímico que configura un poema determinado en su singularidad»4. En la poesía de Borges encontramos una intimidad, una meditación, diferentes de la de la prosa. Pero esta intimidad no trata de una emoción pasajera ni de una afección interna sino de un modo de encontrarse entre las cosas y de pensarse en el universo. El título del poema elegido ³-XDQ , ´ alude a la cita del Evangelio de Juan, un evangelio que corrige el principio de la soberana palabra de Dios -que hace existir, según leemos en Génesis 1, 1- por el logos de la filosofía griega como razón del universo: «Al principio ya existía la palabra » (Juan I, 1). El versículo elegido por Borges, que voy a transcribir, corresponde al número 14 de este evangelio de Juan: Y la Palabra se hizo hombre, y acampó entre nosotros. Y nosotros contemplamos su gloria, gloria como de Hijo único del Padre, 1 Jorge Luis BORGES³-XDQ,´HQ Obra Poética, Buenos Aires, Emecé, 2007, pp. 297-298. Nos vamos a remitir sólo al análisis de este texto por razones de espacio, ya que el trabajo original incluía también el análisis del poema ³0DWHR;;9´GH El Otro, el Mismo, publicado en 1964. 2 Jorge Luis BORGES y Alicia JURADO, ¿Qué es el budismo?, Buenos Aires, Emecé, 1995. 3 Heidegger justifica por qué elige a Hölderlin: «Porque la poesía de Hölderlin mantiene constante la determinación poética de poetizar sobre la esencia de la poesía». Martin HEIDEGGER, Hölderlin y la esencia de la poesía, Madrid, Anthropos, 1989, pp. 19-20 4 Paul RICOEUR³)LORVRItD\OHQJXDMH´HQ Historia y narratividad. Barcelona, Paidós, 1999. p. 54. 2 lleno de bondad y de verdad5. La referencia citada será absorbida por el texto poético en ese «movimiento complejo de afirmación y de negación simultáneas de otro texto», según piensa Kristeva la noción de intertextualidad en la poesía moderna: «Baudelaire traduce a Poe; Mallarmé recoge el legado de Baudelaire y sus primeros escritos siguen el trazo de Baudelaire, asimismo Mallarmé traduce también a Poe y sigue su escritura»6. Esta noción la pensó antes Borges, como engendramiento, en el año 1944, cXDQGR SXEOLFD ³3LHUUH 0pQDUG DXWRU GHO 4XLMRWH´: «Poe que engendró a Baudelaire, que engendró a Mallarmé, que engendró a Valéry» 7. Asimismo, el poeta y crítico T. S. Eliot piensa, también en 1944, la noción de intertextualidad como la tradición que opera sobre el talento individual: «Lo que ocurre cuando se crea una nueva obra de arte es algo que les ocurre simultáneamente a todas las obras de arte que la precedieron»8, y en otro de sus ensayos, ³Las fronteras de la crítica´, agrega: «el material más diverso, transformado y absorbido por el genio poético, opera sobre la originalidad del poeta»9. Las observaciones de Eliot se cumplen claramente en la poesía de Borges, pues la tradición de los referentes religiosos opera sobre el talento individual del poeta e inmortaliza a los predecesores ±en este caso, los evangelistas- quienes, como lo piensa Eliot en el primer ensayo citado: «a menudo encontraremos que no sólo las mejores partes del trabajo del poeta, sino las más individuales, pueden ser aquellas donde los poetas muertos, sus antepasados, afirman su inmortalidad con más vigor»10. El poema elegido es un texto de versificación libre, de 48 versos, sin blancos. La enunciación en primera persona se corresponde con la de una Teodicea poética. En ella, Dios nos habla de su experiencia de encarnación humana y lo hace como el Dios Trino, en tres niveles de enunciación: el del Padre, eterno y omnipotente, el del Hijo mortal y el del Espíritu Santo cayendo sobre el amanuense que sólo escribe lo dictado por esa voz trascendente. La enunciación poética no se ajusta en nuestro caso a la del Dios intelectual de los teólogos, si tomamos prestado un concepto del ensayo GHO SURSLR %RUJHV ³El espejo de los enigmas´, al referirse a los argumentos de León Bloy: «Entiendo que el mundo jeroglífico postulado por León Bloy es el que más conviene a la dignidad del Dios intelectual de los teólogos»11. El recurso de que en este caso sea Dios el que enuncia se equipara al recurso del poeta Robert Browning, del cual Borges se ha confesado sucesor en este punto. Un recurso que tiene mucho de magia y de alquimia en relación con el lenguaje, como lo expresa el yo poético de Robert Browning en los versos de Borges: «Como los alquimistas/ que buscaron la piedra filosofal/ en el azogue fugitivo,/ haré que las comunes palabras/ -naipes marcados del tahúr, moneda de la plebe-/ rindan la magia que fue suya»12. De este modo Borges teoriza poetizando lo que piensa sobre el lenguaje poético. Una afirmación que leemos también en el prólogo de El Otro, el Mismo: «La raíz del lenguaje es irracional y de carácter mágico [...]. La poesía quiere volver a esa antigua magia»13. Así Borges destaca el significado de origen, de principio que conlleva el lenguaje poético. Práctica Textual Para una mayor claridad organizaremos el análisis en secuencias. Paso a citar la primera: 5 Luis Alonso SCHÖKEL (ed. y trad.), ³Nuevo Testamento´ en Biblia del peregrino, Bilbao, Ediciones del mensajero, 1995, p. 1838. 6 Julia KRISTEVA, "Poésie et négativité", en Recherches pour une sémanalyse, París, Du Seuil, 1969, p. 257. La traducción es nuestra. 7 Jorge Luis BORGES, ³Pierre Ménard, DXWRUGHO4XLMRWH´HQ Ficciones, Madrid, Alianza, 1997, p. 49. 8 T. S. ELIOT³7UDGLFLyQ\WDOHQWRLQGLYLGXDO´HQ Los poetas metafísicos y otros ensayos, Buenos Aires, Emecé, 1944, p. 13. 9 T. S. ELIOT³/DVIURQWHUDVGHODFUtWLFD´HQ Sobre la Poesía y los Poetas, Buenos Aires, Sur, p. 109. 10 T. S. ELIOT³7UDGLFLyQ«´ cit., p. 12. 11 Jorge Luis BORGES³(OHVSHMRGHORV(QLJPDV´HQ Otras Inquisiciones, Buenos Aires, Emecé, 1964, p. 175. 12 Jorge Luis BORGES, ³%URZQLQJUHVXHOYHVHUSRHWD´HQ Obra Poética. Buenos Aires, Emecé, 2007, p. 396. 13 Jorge Luis BORGES, Prólogo de El otro, El mismo, en Obra Poética, cit., p. 164. 3 No será menos un enigma esta hoja que las de Mis libros sagrados ni aquellas otras que repiten las bocas ignorantes, creyéndolas de un hombre, no espejos oscuros del Espíritu En la gramática del texto resaltan la construcción por negación: «1RVHUiPHQRV>«@QR espejos oscuros»; con el pronombre posesivo en mayúscula (Mis) y el verbo de la negación inicial en futuro: será. Estas marcas predicen ya un tiempo abarcativo que supera al de los hombres. La secuencia nos anticipa la esencia oculta o enigma que las palabras divinas encierran al conocimiento de los hombres. En primer lugar, el ³enigma´ de ³esta hoja´ (la del poema) e inmediatamente la de ³Mis libros´ que, como los lectores sabemos, refieren a las Sagradas Escrituras que nos revelan la palabra de Dios, traducida, interpretada y escrita por los hombres, pero también refiere a las palabras de la tradición oral: de boca en boca (aquí, ³las bocas ignorantes´), las palabras de Cristo, transmitidas por los hombres, como si se tratara de las palabras de un hombre y no de la Palabra revelada, oculta en el reflejo oscuro, que es lo único que vemos del Verbo divino. Esto último nos remite a la cita de San Pablo, que transcribo, y que Borges rastreó con interés en uno de sus ensayos: ³El Espejo de los enigmas´. La cita de San Pablo dice: «Ahora vemos como enigmas en un espejo, entonces veremos cara a cara» (1 Cor. 13, 12). En esta secuencia, enigma es el núcleo significativo si pensamos que Borges en este ensayo rastrea la cita de San Pablo en la obra fragmentaria de León Bloy y coincide con Pablo (al igual que Bloy) en que «ningún hombre sabe quién es», ya que «como los hechos referidos por la Escritura son verdaderos (Dios es la Verdad, la Verdad no puede mentir, etc.), debemos admitir que los hombres, al ejecutarlos, representaron ciegamente un drama secreto, determinado y premeditado por Dios»14. En cuanto a la segunda parte de la cita de San Pablo ³HQWRQFHV YHUHPRV FDUDD FDUD´, sabemos que Borges siente curiosidad por el más allá pero no lo afirma como un creyente 15. También la Poesía es para Borges un enigma, como lo demuestra en una de las conferencias dictadas en Harvard titulada ³El enigma de la poesía´16. En la segunda secuencia, la voz omnipresente de Dios va a enunciar su encarnación a partir del Verbo, lo cual implica arriesgarse a la temporalidad del lenguaje: Yo que soy el Es, el Fue y el Será vuelvo a condescender al lenguaje, que es tiempo sucesivo y emblema. El enunciado, si bien es una Teodicea, es también la operación intertextual de Borges. De allí la cita interna que nos remite a la vez a La Biblia (Éxodo 3, II), a Borges 17 y a lo metapoético, en este caso, a Quevedo18, dando cuenta, en la operación intertextual, del tiempo coeterno y a la vez existencial. Así, la red intrapoética de Borges nos recuerda que él lee todo 14 Jorge Luis BORGES³(OHVSHMR«´FLWpp. 171-175. Recordemos el verso final del poema ³A mi padre´GH La Moneda de Hierro: «Nadie sabe/ de qué mañana el mármol es la llave». Jorge Luis BORGES³A mi padre´HQ Obra Poética cit., p. 459. 16 Para ejemplificar este problema, Borges cita a San Agustín, quien, cuando le preguntan «³¢4XpHVHOWLHPSR"´, UHVSRQGH³1RORVp´Pienso lo mismo -dice Borges- de la poesía» (el subrayado es de Borges). Jorge Luis BORGES, ³El enigma de la poesía´, en Arte Poética, Barcelona, Crítica, 2001, p. 35. 17 «Soy el que soy», le responde Dios a Moisés en Éxodo, citado también por Borges para ensayar el problema del nombre, en Jorge Luis BORGES, ³Historia de los ecos de un nombre´, en Otras Inquisiciones, Buenos Aires, Emecé, 1964, pp. 223. 18 La cita de Quevedo corresponde a «soy un fue, y un será y un es cansado». Francisco de QUEVEDO, ³Poemas metafísicos´, Soneto 2, en Francisco de Quevedo, Poesía Original Completa , ed.: José Manuel Blecua, Barcelona, Planeta, 1983, p. 4. 15 4 como una ficción: la teología, la filosofía, la ciencia, ya que la ficción contiene a su vez una verdad no dicha . De esta condescendencia al lenguaje -Dios abandona la eternidad y vuelve en el enunciado poético al lenguaje temporal-, la voz divina y también poética pasa, en la tercera secuencia, a la condescendencia lúdica, en su acepción bíblica, si lo pensamos como el Dios bíblico que juega a las escondidas con sus hijos y se manifiesta a veces como nube, otras, como zarza ardiente, otras, como trueno y voz, como taumaturgo, etc., y si tenemos en cuenta lo lúdico en la acepción borgeana de la literatura, ya que Borges se oculta a los críticos y a los lectores, del mismo modo que el yo poético de Robert Browning lo hace en ³Browning resuelve ser poeta´19 y también John Keats, admirado por Borges, nos lo confirma en una de sus cartas20, al hablar del poeta como alguien camaleónico, que juega con diferentes rostros, a la manera de Proteo. Cito la secuencia: Quien juega con un niño, juega con algo cercano y misterioso; yo quise jugar con Mis hijos. Estuve entre ellos con asombro y ternura. La definición de juego es en primera instancia, divina, la del Padre, que ha creado a sus hijos ( Mis) y la del Padre que se atreve y arriesga a jugar con los hombres ( Mis hijos), haciéndose uno de ellos, como lo marca la preposición entre que lo vincula a la realidad humana en la que encarna y que a la vez le resulta aún un misterio, según lo expresa la analogía del enunciado: «con algo cercano y misterioso», ya que el Padre desconocía, desde su naturaleza estrictamente divina, a la criatura creada. De allí que al estar entre, en pasado (estuve), que es también el presente, lo haga con «asombro y ternura». La enunciación de la cuarta secuencia va a dar cuenta de la génesis del Verbo, de su concepción, teniendo en cuenta la referencia del relato evangélico pero no desde la teología ni desde el dogma sino desde la poesía que, según Borges, en otra conferencia, nos devuelve al lenguaje originario, cuando las palabras estaban llenas de magia 21, remitiéndonos a la lengua hebrea, considerada una lengua mágica, tal como lo expresa Borges también en ³El Golem´ 22 . Así leemos en esta secuencia: Por obra de una magia nací curiosamente de un vientre. Viví hechizado, encarcelado en un cuerpo y en la humildad de un alma. Aquí la voz del Hijo apela, en resonancia con Borges, a la obra de una magia, tal vez la de la lengua hebrea donde si existe la palabra existe el objeto, porque el verbo lo ha creado. Sin olvidarnos de que Dios opera además como un taumaturgo, cuando transforma por ejemplo el bastón de Moisés en serpiente y luego otra vez en bastón 23. El sustantivo magia se relaciona 19 ³0iVFDUDVDJRQtDVUHVXUUHFFLRQHVGHVWHMHUiQ\WHMHUiQPLVXHUWH\DOJXQDYH]VHUp5REHUW%URZQLQJ´. Jorge Luis BORGES, ³%URZQLQJ«´ cit. p. 396-397. 20 Respecto de la identidad del poeta, nos dice Keats entre otras aclaraciones sobre este tema, en una de sus cartas a su amigo y lector Richard Woodhouse: «ORTXHKRUURUL]DDOILOyVRIRYLUWXRVRGHOHLWDDO3RHWDFDPDOHyQLFR>«@8Q Poeta es la más impoética de las cosas que existen; porque no tiene identidad ±está continuamente dando forma y llenando algún otro Cuerpo». John KEATS, Cartas, Traducción y notas de Mario LUCARDA, Barcelona, Icaria, 1982, p. 133. 21 «En la lengua tenemos el hecho dH TXH ODV SDODEUDV VRQ RULJLQDULDPHQWH PiJLFDV´ -RUJH /XLV BORGES, ³Pensamiento y poesía», en Arte Poética, cit., p. 101. 22 «Y hecho de consonantes y vocales, habrá un terrible Nombre, que la esencia/ cifre de Dios y que la Omnipotencia/ guarde en letras y sílabas cabales». Jorge Luis BORGES, ³El Golem´ de El Otro, El Mismo, en Obra Poética, cit., p. 193. 23 En Éxodo 4,1-OHHPRV³(O6HxRUOHSUHJXQWy-¿Qué tienes en la mano?-. Contestó: Un bastón. Dios le dijo: tíralo al suelo. Él lo tiró al suelo y sHFRQYLUWLyHQVHUSLHQWH0RLVpVHFKyDFRUUHUDVXVWDGR«´Luis Alonso SCHÖKEL (ed. y trad.), ³Nuevo Testamento´ en Biblia del peregrino, Bilbao, Ediciones del mensajero, 1995, 155-156. 5 con el adverbio, muy de Borges, curiosamente, en cuanto al acto de nacer como si fuera un enigma, con el mismo misterio que el relato del lenguaje evangélico reflejará la encarnación del Verbo. La gestación del Verbo da cuenta de esta magia con el participio hechizado, el mismo participio con el que Borges definirá también a Israel24. En cuanto a los opuestos cuerpo-al m a pueden remitirnos, en su condición de cárcel el primero, y de humildad, la segunda, a Platón, a los órficos, al dualismo griego. La gestación del Verbo ±aquí como un acto de magia del lenguaje poético- nos conduce a la concepción borgeana de Dios como el gran alquimista25 y a la poesía, una vez más, como el volver a «esa antigua magia»26. En la quinta secuencia, la forma conclusiva del verbo conocer va a dar lugar a un extenso paralelismo gramatical que configura a la vez la enumeración borgeana -un universo poético en sí misma- y que ya podemos considerarla un recurso de la poesía moderna, si recordamos el trabajo de Leo Spitzer, aunque en este caso no se trataría de una enumeración caótica, como la que analiza preferentemente el teórico27 y sobre la que Borges ironiza en una entrevista con Stelio Cro28, sino que se trataría de la diversidad de la gnosis poética del Verbo encarnado. Conocí la memoria, esa moneda que no es nunca la misma. Conocí la esperanza y el temor, esos dos rostros del incierto futuro. Conocí la vigilia, el sueño, los sueños, la ignorancia, la carne, los torpes laberintos de la razón, la amistad de los hombres, la misteriosa devoción de los perros. Los núcleos de esta gnosis en su realidad humana son abstractos: me moria , esperanza , temor , futuro, vigilia, sueño, ignorancia, amistad, devoción. El único núcleo concreto es carne. La predicación por negación o por afirmación de estos núcleos nos manifiesta la predilección de Borges por los ejemplos concretos: la memoria es una moneda; la esperanza y el temor , dos rostros; la devoción, los perros, etc. Una concretez que es expresión indeterminada de lo particular en lo universal. El recurso nos confirma asimismo la admiración de Borges por Jesús, quien según él se expresó con ejemplos concretos en un estilo extraordinario, como lo testimonia en entrevistas29, ensayos y poemas 30. La enumeración, que alterna por semejanza y 24 El primer verso del poema ³Israel´: «Un hombre encarcelado y hechizado», alude a Cristo, judío, como Verbo encarnado, debido a una operación mágica, de ahí el adjetivo hechizado. Jorge Luis BORGES, ³Israel´ de Elogio de la Sombra, en Obra Poética , cit., p. 316. 25 «Dios, que sabe de alquimia, lo convierte/ en polvo, en nadie, en nada y en olvido». Jorge Luis BORGES, ³El Alquimista´ de El Otro, El Mismo, en Obra Poética, cit., p. 238. 26 Así lo confirma el escritor Borges en el prólogo de El Otro, El Mismo: «La poesía quiere volver a esa antigua magia. Sin prefijadas leyes». Jorge Luis BORGES, Prólogo de El Otro, El Mismo, en Obra Poética, cit., p. 164-165. 27 Spitzer analiza el problema de la enumeración especialmente en la poesía de Whitman y también, respecto de la poesía como una operación mágica, nos dice por ejemplo, en relación con Whitman y en coincidencia azarosa con Borges: «Llamar a Dios Uno por medio de todos esos nombres innumerables, para que no pueda rehuir nuestra invocación, es en suma un procedimiento mágico, y esta magia de la apropiación de Dios es lo que Walt Whitman ha transportado a las cosas mismas». Leo SPITZER, La enumeración caótica en la poesía moderna. Traducción de Raimundo Lida, Buenos Aires, Instituto de Filología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de. Buenos Aires, 1945, p. 34. (La cursiva es del texto). 28 «Creo que se ha abusado de la frase ³enumeración caótica´, inventada por algún teórico alemán. Creo que si realmente se hicieran enumeraciones caóticas resultarían irresponsables y el lector no podría seguirlas. La enumeración tiene que ser aparentemente caótica, pero realmente tiene que haber ciertas afinidades secretas». Stelio CRO, Jorge Luis Borges, Poeta, Saggista e Narratore, Milán, Mursia, 1971, pp. 258-259. 29 En las últimas conversaciones con Osvaldo Ferrari, Borges nos dice: «Nadie ha encontrado imágenes tan H[WUDRUGLQDULDVFRPRODVGH&ULVWRLPiJHQHVTXHDOFDERGHGRVPLODxRVVLJXHQVLHQGRDVRPEURVDV>«@(OHVWLORGH Cristo es un estilo extraordinario». Más adelante, agrega: «Jesús no se expresa por razones sino por parábolas; esas parábolas son obras de arte». Osvaldo FERRARI. Reencuentro, Diálogos inéditos, Buenos Aires, Sudamericana, 1999, pp. 97, 209. 6 oposición lo abstracto y lo concreto, pone de relieve una gnosis que no es la de la razón, siempre engañosa para el universo borgeano. El recurso de ejemplificar con lo concreto y volverlo universal parte también del hecho de que Borges consideraba que la poesía expresa actos concretos, individuales: «El arte, siempre, opta por lo individual, lo concreto; el arte no es platónico»31 y en este sentido, según Borges, la poesía se comparece con el estilo de Jesús que «usa siempre ejemplos concretos, es decir, ejemplos poéticos»32, revalorando además la tradición oral que apela a las parábolas y a las metáforas, como lo testimonian las enseñanzas de Cristo y anteriormente las de Sócrates. He dejado pendiente dos versos antes de retomar la siguiente secuencia. Los dos versos enuncian las dos instancias existenciales del camino humano experimentado por el Verbo: Fui amado, comprendido, alabado y pendí de una cruz. Bebí la copa hasta las heces. Los participios de marca positiva amado, comprendido, alabado concluyen en la predicación de marca negativa «pendí de una cruz», donde la conjunción y enlaza la paradoja de esta causa y efecto. En tanto la predicación conclusiva: «Bebí la copa hasta las heces» subraya otra vez lo concreto ±el cáliz de la amargura± como símbolo escatológico de la extrema experiencia a la que llega la encarnación del Verbo en su realidad humana. La próxima secuencia vuelve al recurso de la construcción enumerativa. Vi por Mis ojos lo que nunca había visto: la noche y sus estrellas. Conocí lo pulido, lo arenoso, lo desparejo, lo áspero, el sabor de la miel y de la manzana, el agua en la garganta de la sed, el peso de un metal en la palma, la voz humana, el rumor de unos pasos sobre la hierba, el olor de la lluvia en Galilea, el alto grito de los pájaros. Conocí también la amargura. Esta secuencia actúa como espejo de la enumeración anterior, poniendo de relieve, en este caso, el conocer por los sentidos o percibir las cosas sensibles, a la manera de un ciego o de la tesis de Berkeley33, del idealismo inglés, tan admirado por Borges. En el enunciado correspondiente al ver («Vi por Mis ojos»), otra vez el pronombre posesivo con mayúscula indica el carácter divino del sentido de la vista en su realidad humana ±en analogía con la percepción de los objetos como existentes en la Idea Divina, de Berkeley±, ya que ve como hombre desde la tierra lo que ha creado como Dios: «la noche y sus estrellas», si seguimos además el relato bíblico del Génesis 34. La gnoseología de la percepción alterna todos los 30 En el poema en prosa ³$lguien sueña´, al referirse al tiempo como soñador, escribe: «Ha soñado la ética y las metáforas del más extraño de los hombres, el que murió una tarde en la cruz». En el poema ³Cristo en la Cruz´, del mismo libro, Los Conjurados, escribe: «(Cristo) nos ha dejado espléndidas metáforas/ y una doctrina del perdón que puede/ anular el pasado» (el sub. es mío). Jorge Luis BORGES, ³$OJXLHQ VXHxD´ \ ³&ULVWR HQ OD &UX]´ GH Los Conjurados, en Obra Poética, cit., p. 596; 610. 31 Jorge Luis BORGES, ³La poesía gauchesca´ en Discusión, Buenos Aires, Emecé, 1964, p. 13. 32 Jorge Luis BORGES, Borges Profesor, Buenos Aires, Emecé, 2000, pp. 213. 33 Nos referimos especialmente al principio fundamental de la filosofía de Berkeley: «Ser es ser percibido» y a la proposición 45: «Los objetos de los sentidos existen sólo cuando son percibidos». Aclarando además que, para Berkeley, los objetos percibidos existen realmente en la Idea Divina y, potencialmente, en la voluntad Divina. George BERKELEY, Tratado sobre los principios del conoci miento humano, Estudio preliminar, traducción y notas de Risieri Frondizi, Buenos Aires, Losada, 1945, pp. 41; 76. 34 Me refiero a Génesis 1, La Creación, 14. «Y dijo Dios: -Que existan lumbreras en la bóveda del cielo para separar el día de la noche-». Luis Alonso SCHÖKEL ³$QWLJXR 7HVWDPHQWR´ en Biblia del peregrino, Traducción dirigida por Luis Alonso Schoekel, Bilbao, Ediciones del Mensajero, 1995, pp. 80. 7 sentidos en el plano de lo concreto, el del tacto («lo pulido, lo arenoso»), el del gusto («el sabor de la miel»), el auditivo («la voz humana, el rumor»), el olfativo («el olor de la lluvia en Galilea»), hasta desembocar en un conocimiento de marca negativa, que aúna el sentido del gusto con la gnosis del espíritu: «Conocí también la amargura», en espejo con «Bebí la copa hasta las heces». En la secuencia que sigue, el Dios poético enuncia en primera persona la limitación del lenguaje para enunciar la simultaneidad del Tiempo, ya que, como nos dice San Agustín, referido a la Palabra divina: «En esa Palabra no cesa lo que ya se dijo para dejar lugar a lo que sigue, sino que en ella todo se dice con eterna simultaneidad»35. La limitación del lenguaje ante el tiempo simultáneo, Borges la expresa casi siempre con el recurso de la enumeración o con un símbolo como el Aleph, que es un Todo (aunque más simultáneo en el espacio que en el tiempo). En nuestro poema es Dios, el gran Creador, quien enuncia la imposibilidad de expresar la palabra divina: He encomendado esta escritura a un hombre cualquiera; no será nunca lo que quiero decir, no dejará de ser su reflejo. Al haber condescendido al lenguaje, la encomendación de Dios de escribir la Palabra del Verbo encarnado a un «hombre cualquiera», sabiendo que se trata de un intento vano ±pues «no será nunca lo que quiero decir»± establece un paralelismo gramatical con la primera secuencia del poema: «No será menos un enigma esta hoja que las de Mis libros sagrados». Retomamos así el problema de los límites del lenguaje en relación con un Verbo precedente y con la conciencia temporal de los límites, si seguimos a San Agustín: «El Verbo de Dios está por encima de mí y eternamente permanece»36; y al mismo Borges, quien apela a un Verbo Hacedor, donde el Hacedor es el poeta (poietés) -el que hace (poiein)- pero con palabras hechas de tiempo, como lo demuestra en el poema del mismo nombre ³El Hacedor´ en su libro La Cifra : «Somos el río que invocaste, Heráclito./ Somos el tiempo»37. Sin embargo, el verbo poético, aún como verbo hacedor, permanecerá en el lenguaje de la Poesía sobreviviendo al poeta, si seguimos otra vez al propio Borges en ³Browning resuelve ser poeta´: «En el dialecto de hoy/ diré a mi vez las cosas eteUQDV>«@ (VWH SROYR TXH VR\ VHUi LQYXOQHUDEOH»38 y en los versos finales del poema ³El Hacedor´, ya citado, al referirse a las imágenes con que esta vez el yo poético autobiográfico µODEUD¶ el poema, como en una tejné: «Con ellas, aunque ciego y quebrantado/ he de labrar el verso incorruptible». En otra de las conferencias sobre el lenguaje poético: ³La música de las palabras y la traducción´, leemos también el sentido de la negación «no será nunca lo que quiero decir», atribuida a Dios, pues «Si Dios condesciende a la literatura, entonces cada palabra, cada letra, como dicen los cabalistas, debe haber sido meditada a fondo. Y podría ser una blasfemia manipular el texto escrito por una inteligencia infinita y eterna»39. Asimismo la encomendación de esta escritura a «un hombre cualquiera» puede aludir, por un lado, al evangelista Juan, pues el título ³-uan I, 14´ así lo refiere y por otro, «un hombre cualquiera» puede designar también al poeta que escribe esta teodicea, pero también al lector, quien según Borges escribe también el poema. Asimismo, la negación «no será nunca lo que quiero decir» nos reitera la afirmación de un saber que no llega a los hombres, ya que sólo vemos en enigma , en espejo, el reflejo del Verbo divino. Los dos versos que, como una sentencia, voy a citar ahora, nos vuelven a enfrentar al problema de los límites del lenguaje: 35 SAN AGUSTÍN, Confesiones, Libro XI, Cap. VI, VII 1-2, Traducción de Antonio Brambila Z., Caracas, Editorial San Pablo, 1999, p. 390. 36 SAN AGUSTÍN, Confesiones, cit., p. 389. 37 Jorge Luis BORGES, ³(O+DFHGRU´GH La Cifra, en Obra Poética , cit., p. 552. 38 Jorge Luis BORGES, ³%URZQLQJ«´, cit., p. 396. 39 Jorge Luis BORGES, ³La música de las palabras y la traducción´, en Arte Poética, cit., p. 91. 8 Desde Mi eternidad caen estos signos. Que otro, no el que es ahora su amanuense, escriba el poema. El locus temporal divino «Desde mi eternidad», subrayado por el pronombre en mayúscula Mi , da cuenta del tiempo coeterno que es a la vez un lugar absoluto, es decir, el lugar originador donde el Verbo engendrará a la vez «estos signos». La forma verbal caen, en un presente que encierra el tiempo coeterno de San Agustín, alude a que los signos que inspiran al poeta tienen una procedencia divina, que Homero denominaba musa y Borges, siguiendo la tradición teológica hebrea, el Espíritu Santo40, quien cae también, al igual que los signos, sobre los hombres, como lenguas de fuego, haciéndolos entenderse en distintas lenguas, según el episodio evangélico de Pentecostés 41. Asimismo el pronombre estos refiere a los signos del poema que estamos leyendo, a los del enigma de esta hoja, aludiendo nuevamente a lo que ocultan, a los límites del lenguaje. El núcleo otro, al estar en minúscula, puede referir a «un hombre cualquiera» -el poeta, el lector- o conducirnos, en relación con la orden divina de escribir el poema y con la frase declarativa «no el que es ahora su amanuense», a ese Otro trascendente, con mayúscula: el Verbo divino, el Espíritu que sopla donde quiere y que es quien escribe el poema, ya que el poeta sólo sería el amanuense, si nos atenemos a la definición del Diccionario de la R. A. E.: «persona que tiene por oficio escribir a mano copiando o poniendo en limpio escritos ajenos o escribiendo lo que se le dicta». De este modo el poeta copiaría lo que le dicta el Espíritu Santo o el Verbo, si seguimos con Borges a Platón, a quien cita en ³El escritor argentino y la tradición´: «Platón dijo que los poetas son amanuenses de un dios»42. Desde el lugar del poeta podemos también considerar que el amanuense Borges no estaría destinado a escribir el poema, ya que no se considera el poeta elegido, porque antes está Dante o porque el poema nunca puede ser escrito en forma definitiva, como parece sugerir el verso de ³0DWHR ;;9 ´ desde una perspectiva enjuiciadora: «y todavía no has escrito el poema». En la secuencia final, expresada en la voz del Padre, podemos leer una enunciación del Verbo coeterno, en su naturaleza divina y a la vez metamórfica, semejante esta última a la del dios Proteo quien, como dice Borges en el poema del mismo nombre: «Tú, que eres uno y eres muchos hombres»43, se parece a la del poeta que es a la vez todos y nadie, como lo leemos en ³Browning resuelve ser poeta´44. Citemos entonces la secuencia: Mañana seré un tigre entre los tigres y predicaré Mi ley a su selva, a un gran árbol en Asia. A veces pienso con nostalgia en el olor de esa carpintería. 40 En una de las conferencias dictadas en Harvard: ³(OHQLJPDGHODSRHVtD´%RUJHVQRVGLFHUHILHULpQGRVHDOD tradición de los libros sagrados como escritos por el Espíritu Santo: «Esto es creo, lo que Homero quería decir cuando hablaba a la musa. Y esto es lo que los judíos y Milton querían decir cuando se referían al Espíritu Santo, cuyo WHPSORHVHOUHFWR\SXURFRUD]yQGHORVKRPEUHV<HQQXHVWUDPLWRORJtDPHQRVKHUPRVDQRVRWURVKDEODPRVGHO³\R VXEOLPLQDO´GHO³VXEFRQVFLHQWH´». (Las comillas son de Borges). En la misma conferencia agrega, confirmando la conciencia poética de Borges acerca de lo trascendente, del Otro que me escribe: «Una vez que lo he escrito, ese verso no hace que yo sea bueno, pues como acabo de decir, ese verso lo he recibido del Espíritu Santo, del yo subliminal, o de algún otro escritor». Jorge Luis BORGES, ³El enigma«´FLWSp. 24, 31. 41 Hech. 2, 1-11, NUEVO TESTAMENTO (1983). El libro de la Nueva Alianza. Traducción, introducciones y notas de Pbros. Armando LEVORATTI/ Alfredo TRUSSO. Buenos Aires: Fundación Palabra de Vida, pp. 276. 42 Jorge Luis BORGES, ³(OHVFULWRUDUJHQWLQR\ODWUDGLFLyQ´ en Discusión, cit., p. 162. 43 Jorge Luis BORGES, ³3URWHR´GH La Rosa Profunda , en Obra Poética, cit., p. 413. 44 «Máscaras, agonías, resurrecciones,/ destejerán y tejerán mi suerte/ y alguna vez seré Robert Browning». Jorge Luis BORGES, ³%URZQLQJ«´FLWS 9 Si seguimos nuestras relaciones intertextuales podemos inscribir el adverbio Mañana en el futuro equivalente a lo coeterno del Verbo, según San Agustín. En cuanto a la transformación en tigre ±«seré un tigre entre los tigres»± en boca de Dios, podemos inscribirla, por un lado, dentro del símbolo borgeano del tigre, que refiere al tigre poético45 y por el otro, en la del tigre creado por el Verbo ±uno y todos al mismo tiempo± semejante al de la escritura proteica de la Poesía. Un tigre que, en forma de leopardo, puede ser, en palabras también de Dios, una de las causas de la Divina Comedia y Dante, el poeta elegido, como leemos en ³Inferno I, 32´46, cuya tradición continúa nuestro escritor, al transformar el tigre en símbolo del poema. Asimismo el futuro predicaré adquiere aquí nuevamente la simultaneidad de lo eterno, en tanto que el pronombre Mi referido a ley nos habla de una ley divina que no es la de los hombres, predicada a lo creado ±«su selva»± y a lo simbólico ±«a un gran árbol en Asia»±´, una imagen metonímica esta última que parece remitirnos al árbol de la Vida, según el Génesis de la tradición bíblica 47, rodeado por los ríos que circundan el Edén, uno de los cuales se llama Tigris. Por último, Dios se piensa en su realidad humana y retoma la gnosis temporal, en este caso la de la nostalgia (nostos: volver ; algia: dolor), pues apela a la reminiscencia, esta vez la del olfato, como una forma perceptiva del conocimiento. Aquí Dios parece querer salirse de la inmortalidad, si lo leemos desde la ironía borgeana, y enuncia como deseante de aquel Verbo encarnado, que remite a lo concreto, equivalente según Borges a la poesía. Así el Dios reminiscente del Verbo encarnado es también uno y todos, como el poeta, si pensamos que Borges ha dado también a Cristo el título de poeta, ya que según nuestro escritor: «(Cristo) se expresa a sí mismo por parábolas, es decir por poemas»48. Algunas conclusiones Para concluir, quisiera ordenar algunos puntos. El primero, en relación con el lenguaje y la poesía. La poesía de Borges nos enfrenta a los límites del lenguaje: infinito y restricción. Nos enfrenta a la imposibilidad de revelar una palabra absoluta, nos enfrenta a la precedencia del Verbo. Nos enfrenta también al parcial conocimiento que las metáforas, como símbolos temporales, pueden revelar: «Algún día se escribirá la historia de la metáfora y sabremos la verdad y el error que estas conjeturas encierran» concluye el ensayo titulado ³La metáfora´, de Historia de la Eternidad49. Desde la conciencia de estos límites escribe Borges y también desde el escepticismo en relación con el lenguaje. Un escepticismo que el especialista Arturo Echavarría señala en relación con las ideas de Fritz Mauthner, ya que Borges ha leído y releído el Diccionario de la Filosofía , de Mauthner, como lo indaga Echavarría en Lengua y literatura de Borges50. Es por esto que Borges apela al reiterado recurso de la enumeración como un equivalente del Absoluto, «dándonos la ilusión de que el torrente visionario que intenta traducir una 45 El tigre poético es el tercero: «Un tercer tigre buscaremos. Este/ será como los otros una forma/ de mi sueño, un sistema de palabras/ humanas y no el tigre vertebrado/ que, más allá de las mitologías,/ pisa la tierra». Jorge Luis BORGES, ³(ORWURWLJUH´HQ El Hacedor, Buenos Aires, Emecé, 1967, p. 107. (La cursiva me pertenece). 46 Por el camino literario el tigre puede llegar a ser una forma del sueño y muchas otras cosas, inclusive, en palabras de Dios, una de las causas de La Divina Comedia ´DXQTXHHQIRUPDGHOHRSDUGR³9LYHV\PRULUiVHQHVWDSULVLyQ para que un hombre que yo sé te mire un número determinado de veces y ponga tu figura y tu símbolo en un poema >«@´³,QIHUQR,´Jorge Luis BORGES, en El Hacedor, Buenos Aires, Emecé, 1967, pp. 69-70. 47 Génesis 2, Paraíso y pecado, 9-10. «'LRVKL]REURWDUGHOVXHORWRGDFODVHGHiUEROHVKHUPRVRV>«@DGHPiV el árbol de la vida en mitad del parque >«@(Q(GpQQDFta un río que regaba el parque y después se dividía en cuatro EUD]RVHOSULPHURVHOODPD3LVyQ>«@(OVHJXQGRVHOODPD*XLMyQ>«@(OWHUFHURVHOODPD Tigris, y corre al este de Asiria. El cuarto es el Eufrates» (los subrayados son nuestros). Luis Alonso SCHÖKEL³$QWLJXR7HVWDPHQWR´, cit., p. 82. 48 Jorge Luis BORGES, Borges Profesor, cit., pp. 213. 49 Jorge Luis BORGES, ³La metáfora´, en Historia de la Eternidad, Madrid,:Alianza, 1998, pp. 85. 50 Arturo ECHAVARRÍA³8QDWHRUtDGHOOHQJXDMH0DXWKQHU\VXUHODFLyQFRQ%RUJHV´HQ Lengua y Literatura en Borges, Madrid, Iberoamericana/Vervuert, 2006, pp. 93-102. 10 vivencia infinita no termina nunca»FRPRORGHVFULEH//ySH]%DUDOWHQ³%RUJHVRODPtVWLFD GHOVLOHQFLR´51. En cuanto a nuestro tema: la relación entre referente religioso y lenguaje poético, pensamos, por un lado, que el agnosticismo de Borges lo ubica en una postura de sabiduría al reconocer la imposibilidad de conocer a Dios, el gran enigma, pero a la vez de admitir su carnalidad en la figura de Cristo, como lo ha expresado en las voces poéticas de ³Juan I, 14´. Esta postura lo conduce a no considerarse, como poeta, superior al Verbo que nos precede y a reconocer el lenguaje metafórico de las Sagradas Escrituras como un hecho literario que se excede a sí mismo, al punto de considerar Los Evangelios la mejor historia narrada de occidente, ya que allí las palabras no sólo son significados sino fuerzas procedentes de Dios. Tal vez por esta conciencia no se da el lugar de poeta que escribe la Teodicea en ³Juan I, 14´, sino sólo el de un amanuense que copia o escribe lo dictado, en este caso, por un enunciador trascendente: Dios o el Espíritu Santo. El hecho de estimar los Evangelios por su valor estético nos habla de la importancia que concede Borges a este aspecto, que sería el valor predominante de la poesía, del mismo modo en que lo había pensado también el poeta místico William Blake, quien propone la salvación por el arte o lo religioso como una experiencia literaria, según la lectura de Borges. Lo estético sería así para Borges ±junto a una inminencia, a una revelación que está por suceder en la tarde, en la mañana± una forma de salvación unida a lo ético. El espíritu religioso que destaca el estudioso Biagio D'Angelo en la obra de Borges nos habla de la «percepción de un misterio que hace a las cosas: ³Que se llame Dios o se llame $OHSKHVORPLVPR´»52. En cuanto a la Poesía, es el propio Borges el que nos confirma esta relación con el misterio: «La poesía no es menos misteriosa que los otros elementos del orbe. Tal o cual verso afortunado no puede envanecernos, porque es don del Azar o del Espíritu; sólo los errores son nuestros»53. La religiosidad que subyace en la obra de Borges forma parte de la relación con el misterio a través del lenguaje de la poesía que Borges concibe como una lengua equiparable a una lengua sagrada, mágica, en correspondencia con algunos de los rasgos de la palabra divina. De allí la fe literaria de Borges, análoga a la del credo religioso, como lo anticipó en uno de sus primeros ensayos, ³3URIHVLyQGHIHOLWHUDULD´«De mi credo literario puedo aseverar lo que del religioso: es mío en cuanto creo en él, no en cuanto inventado por mí»54. La Poesía es así un credo afirmativo, como se lo anuncia el Evangelio de Juan, y es a la vez un enigma . Resumen y palabras claves En este trabajo destaco la influencia de la tradición religiosa judeo-cristiana occidental en la poesía de Borges. Considero la importancia del término Verbo en sus dos aspectos: el del lenguaje y el de la connotación poética que este término adquiere en relación con el referente teológico µVerbo encarnado¶. (OSRHPDGH%RUJHV³-XDQ´, de Elogio de la Sombra (1969) ha sido analizado con un enfoque herm eneútico e intertextual . Palabras claves: tradición religiosa, Verbo, lenguaje, connotación, referente, hermeneútico, intertextual . 51 Luce LÓPEZ BARALT³%RUJHVRODPtVWLFDGHOVLOHQFLRORTXHKDEtDGHORWURODGRGHO=DKLU´HQ$OIRQVRGH7RUR Fernando de Toro (eds.). Jorge Luis Borges. Pensamiento y saber en el siglo XX. Madrid/ Frankfurt: Iberoamericana/ Vervuert, 1999, p. 29. 52 Biagio '¶$NGELO³'HVWDFDQHOHVStULWXUHOLJLRVRTXHHVFRQGHODREUDGH%RUJHV´HQWUHYLVWDD'¶$QJHORHQ LaNacion.com, Buenos Aires, sin número de páginas (fecha de publicación: 16-I-2007). 53 Jorge Luis BORGES, Prólogo de Elogio de la Sombra, en Obra Poética, cit., p. 295 54 Jorge Luis BORGES³3URIHVLyQGHIHOLWHUDULD´HQ El tamaño de mi esperanza, Buenos Aires, Seix Barral, 1993. pp. 127-128. 11 In this work I am interested to emphasize the influence of the jewish Christian religious tradition in the poetry of Borges. It is important to notice the term Verb in its double aspect, of language and of the poetical connotation that the term acquires when related to the theological referent µincarnated Verb¶. 7KHSRHP³-XDQ´ Elogio de la sombra by Borges (1969) has been analyzed whit a hermeneutical and intertextual procedure. Key words: religious tradition, language, Verb, referent, hermeneutical, intertextual .