NtJM. 2 2 . MADRID. AÑO XV. CRÓNICA H I S P A N O - A M E R I C A N A . FONDADOR Y «OMETARIO.—D. E D U A R D O A S Q T J E R I N O . PRECIOS DE SUSCflieiON: ^Q ESPAÑA, 34 rs. trimestre, 96 adelantado.—En el EXTRANJERO, 40 francos al año, suscribiéndose directamente; si no, 60.—En ULTRAUAR, 13 pesos fuertes. ARORCIOS EN ESPAÑA: medio real línea.—GOMINICADOS: 20 rs. en adelante por cada linea.—REDACCIÓN T ADHINISTRACION: Madrid, calle de Florida blanca, n&m. 3. Los aimncios se justifican en letra de 7 puntos y sobre cinco columnas.—Los reclamos y remitidos en letra de 8 puntos y cuatra columnas.—Para mas pormenores véase la última plana. COLABORADORES: Señores. Amador de los Rios, Alarcon, Arce, Sra. Avellaneda, Sres. Asíuerino, Auñon (Marqués de), Alvarez (Miguel de los Santos), Ayala, Alonso (J. B.), Araquistain, Alberto de Quintana, Becquer, Benavides, Bueno, Borao, Bona, Bretón de los Herreros, Campoamor, Camus, Canalejas, Cañete, Castelar, Castro y Blanc, Cánovas del Castillo, Castro y Serrano, Conde de Pozos Dulces, Colmeiro, Correa, Cueto, Sra. Coronado, Sres. Dacarrete, Eguilaz, Escosura, Estrella, Fernandez Cuesta, Ferrer del Rio, Figuerola, A. Pita, Figueroa (Augusto Suarez de), Forteza, Félix Plzueta. García Gutiérrez, (iayangos, Graells, Harzenbusch, Janer, Jo^é Feliu, José Joaquín Ribo, López García, Larra, Larrañaga, Lasala, Lorenzana, Llórente, Labaila (D. Jacinto), Madoz, Mata, Mané y Flaguer. Montesino, MoliM (Marqués de). Matos, Moya (F. J.), Ochoa, Olavarria, Olózaga, Palacio, Pasaron y Lastra, Pi Margall, Poey, Reinoso, Retes, Ribot y Fontseré, Rafael Blasco, Rios y Rosas, Rivera, Rivero. Homero Ortiz, Rodríguez y Muñoz, Rosa y Cíonzalez, Ros de Olano, Rossell, Ruiz Aguilera, Rodríguez (Gabriel), Selgas, Sanz, Segovia, Salvador de Salvador, Salmerón, Serrano Alcázar, Sanmartín y Aguirre (D. José F.), Teodoro Llórente,Trueba, Torres Mena (D. J.), Varea, Valera, Vicente Boix, Wilson (la baronesa de). les el pueblo manifiesta sus necesidades pueden dar completa noticia, ofrecieron al país, y el país tema que esta consulta y pide remedio cuando lo há menester; los mismos carlistas ocasión y arma pa- la presencien los actuales ministros, los mas ya habrás visto, confiado lector, co- ra derrotar al ministerio, presentando actuales gobernadores, gentes que han ñevista general, por F.—DUóurios de lot Sres. Ruiz mo sin escuchar las demandas de tus una proposición que exigía ea buenas entrado á saco en el r)o ier, sin otra mira Zorrilla, Sanromá, Martot y Rivero en la reunión ni consultarte directamen- palabras el cumplimiento da los precep- que la de concluir pública y claramente del dia .^.—Estudios literarios. Juan Güell y'fienprocuradores, • té. Odas, por D. Andrés Avelino de Oríhueía.— te por medio de nuevas elecciones, se "tos constitucionales, y la aplicación de lo que ya ha comenzado la intriga, la Proceso de la Commune de París.—Estudios critipuede poner término á la más grave y las garantías individuales eu favor de mistificación de laobra revolucionaria; y cas sobre el Fausto de Goethe, por D Mariano Calaseñalada crisis que hayan engendrado las órdenes monásticas, no por contra- que para lograrlo, repartirán el mapa ylt.-Contestacion de D. Juan Eugenio Hartzenbusch al discurso leido ante la real Academia Española,jamás en las tempestades parlamentarias. rias á nuestras ideas, monos acreedoras electoral entre la falanje de resellados la recepción pública de D. SalusUano úe Olózaga Y para que no quede ni aun esperanza al respeto y á la tolerancia qua otros er- que los apoya, y los pretendientes disel dia "¿i de Abril detóTl.—Movimientoreligioso.de curar con tan costosas lecciones esa rores y otras tendencias igualmente per- puestos á resellarse. El reverendo C. Noysey en Saint-Georges Hall. (Pe el Daily Telegraph).—Discurse del señor donenfermedad de candidez que padecemos, niciosas gozan entre nosotros. F. Francisco de Paula Canalejas, individuo de nú-ahora mismo se nos figura estar asistienEscúsome también de combatir los armero de la real Academia Española, leido ante esta gumentos que para negar, no ya protecttrporation en la sesión púbiica inaugural de 1 «71.do á la exposición de una trama que de- ción, sino derecho de vida á las comuaiDiscuasos be terminar como todas, por bodas y reLos Autos Sacramentales de D. Pedro Calderón de la Barca.—Minas de Almadén, por D. José Navar-gocijos, cuando á la verdad estamos ju- dades religiosas,, iiicieron este Gobierno, DS LOS SEÑORES RUIZ ZORRILLA, SANROKA, HARTOS Y RIVERO EN LA REUMIOM DEL DIA 2 6 ( 1 ) . jroyReigadas.—P0«j<w alemanas,forD.k-S.— gando con los más oscuros problemas según el cual las escuelas liberales son Jítfuncios, de la ^encia políti^', y preparando ^iii- tan poco progresivas, tan poco adelanPrimer düeurtodeiSr. Ruis Zorrilla. zá sucesos que han de tener grandísima tadas, que no hayan dado un paso desde El Sr. Ruiz Zorrilla: El objeto de IR reanion. LA AMERICA. el año 34, desde aquella época en que la traseendenaa, ya sea que nos entreguen señorea, es tratar de la siluacioa ea que se eaMADRID 28 DE NOVIEMBRE DE 1871. á lo desconocido, ó ya que nos vuelvan persecución de frailes y la clausura dj cuenlra el gran partido progresista-democráticonventos, imperdonable por más que á lo que nunca debimos conocer. co. Pero aaies de que los señares qas quieran Fuera inútil el callar, puesto que hay pudiera parecer escasa represalia para hacer uso de la palabra se ocupen de la sitaaREVISTA GENERAL. gentes consagratlas exclusivamente á una ofensa sufrida por tantos siglos, cioa ea que se eaciienira el pafs, creo que deregonarlo en alta voz, y con repetición, eran casi todo lo que distinguía á uu li- bemos proceder á la elección de los indirldaos que han de formar la base del Comité central as revoluciones no llevadas á comple- beral de un moderado. que ba de dirigir la campaña electoral, cualDeseng-aüos progresistas llamaría yo to término, diñcilmente pasarán sin mein. quiera que sea la situación ea que se halle el noscabo por crisis tan profundas como la á este articulo, sí QO tuviera otro epí£1 caso es que de esta cuestión, deba- partido, ea uaioa con los represeatantes qas grafe, algo inexacto, porque aquí se ha- actual. Las monarquías no agarradas tida en el Parlamento por espacio de diez tengan á bien elegir las provincias. Ea esto bla de varias cosas y de otras más, que con hondas raíces á los ánimos, á los in- y ocho horas, no interrumpidas un pun- cumplimos coa una antigua tradición del partiprogresista, y satisfacemos al mismo tiempo ninguna es ia política universal; pero tereses, á las costumbres, á los progre- to ni para proporcionar descanso al espí- do un deseo que han manifestado tolos oaestros suficiente al cabo para dar idea de lo que sos nacionales; las monarquías nacien- ritu, ni para dar alimento al cuerpo, de amigos de que se proceda i su Orgioizacion pase piensa decir, al (lue ya está en el se- tes, faltas, no ya de propósitos, sino de esta cuestión, interesante para nosotros, ra que nss conozcamos todos, para que sepacreto de cómo escribimos estas crónicas. edad bastante para haber coaquistado el y al decir nosotros quiero decir el parti- mos qaiéaes están conformes coa nuestros priaBien que el engaño de los progresis- aprecio general, nunca deben traducir do radical; no por que se ventilasen en eipios, con nuestra conducta de siempre y quiétas, ba mucho tiempo conocidos por la por aplauso el silencio de los pueblos, ni ella la historia y los fines de las comu- nes son los que protestan coatra los principios extrema seuciilez de su carácter, no pue- creer que la irresponsabilidad legal, á nidades religiosas, harto conocidos y y contra la conducta que el partido liberal ha y que está resulto á sostener, cualesde parecer cosa rara, cuando tantos otros todas otorgada, escusa de la responsa- juzgados de muy antiguo, sino porque sostenido quiera que sean las circuastaacias, los peligros que militan lejos de nuestras filas, apa- bilidad moral, á más de una exigida, con se refiere á lo más trascendental, á lo que leagamos que arrostrar y deberes que cumrecen igualmente burlados por los suce- durísimo mandato. más respetable que hay en toda puestra plir. (Graades aplausos.) lí. sos de la última quincena. obra, en todo nuestro sistema político; al Voy, pues, á designar una junta Dominadora Supongo yo que el lector no habrá es- título primero de la Constitución, á los Pensábamos que la existencia del mipara que esta proponga los individuos que, ea nisterio Malcampo no duraría más que perado á la publicación de esta Revista derechos naturales del hombre; derechos representacioQ de Madrid, haa de formar parte las representaciones de esas farsas en para conocer sucesos tan importantes tan apreciables y tan fecundos que nues- del Comité, y después que los señores nombracomo son siempre las derrotas ue un Goque el traidor queda siempre castigado tros mismos enemigos cuando se ven dos hayan cumplido coa su encargo, yo concsantes de la tercera intriga, y la justicia bierno, por humilde que él parezca; la en apurados trances, recurren á ellos; deré la palabra i todoi los que la pidan y procusiempre satisfecha antes de la tercera clausura de unas Cámaras, por gastadas cuando iiuieren restablecer sus más que- raré que hablen todos los grandes oradores, toofensa, y vá para dos meses la duración que ellas estén; supóngole ya enterado ridas instituciones, apelan igualmente dos los emiaenles hombres públicosi que graade aquel voto de censura que no se llegó á ellos para que las proteja con su des y emiaentes los tiene afortunadamente el del saínete gubernamental. progresista-democrático. Y para no disPensábamos que el imperio del Sr. Sa- á dar ni á discutir siquiera, gracias á sombra y las escude con su inviolabili- partido traeros mis, porque be de hablar después, mocuatro discursos de cierto diputado unio^asta caería al primer desden de la fordad; de esta cuestio, repito, había sur- mentos antes de que termine esta reunión, coa tuna, y helo ahí gozando del sosiego nista, que en esta ocasión ha hecho una gido la crisis, y tras de cuatro ó cinco la franqueza y con la sinceridad con que he haque faltó á sus contrarios; más seguro el obra tan milagrosa y tan poco honesta escaramuzas en que la mesa, la derecha blado siempre á mi partido, voy á dar lectura de día de la derrota, que confiado el dia de como la que atribuye al celebrado San ministerial, el centro indefinido y todos los nombres de la comisión nomiaadora para los triunfos. Tan confiado, y tan seguro Vicente Ferrer el originalísimo doctor cuantos elementos se conjuraron para li- que vosotros digáis si estáis ó no conformes coa ytanfirme, que el ilustre resellado sin Boneta, cuando cuenta del santo varón brar de la muerte al Gobierno, fueron ellos. El Sr. Ruiz Zorrilla leyó los nombres de los ^er gobernante mueve á su capricho los ue moviendo los vestidos de un merca- derrrotados: quedólo también éste de tal ánimos del Gtobiern(), aplaca con su ges- er, espantando la muía en que monta- suerte, que no hubiera resurrección posi- señores martués de Perales, Moret, Lagaaero. to las tormentas ministeriales, y burla ba, y aplicando otros parecidos medios, ble, á no ser el sistema constitucional Mata y Rodríguez (D. Vicente). Discurso del Sr. Rivero. con su consejo las esperanzas de la opi- dio tiempo á la esposa del caminante obra de expertos matemáticos que han nión. para ocultar la prueba de su infidelidad. repartido con gran exactitud entre todos El Sr. Riraro: Señores: al dirigiros las poea» Pensábamos que en estos tiempos que Pienso con el 'mismo fundamento que los poderes cierta cantidad de prerogati- palabras que puedo pronunciar en este momeaparecen consagrados á ensayar la últi- no será preciso referir cómo en los ins- vas, dando á cada uno las suficientes to, me mueren á ello dos graades razoues; ipñ" mero, señores, qae yo soy ua soldado de ñlt ma modificación de los poderes irrespon- tantes en que el Gobierno disputaba á la para que nunca le falte defensa. sables, y en estas crisis que alguien oposición los votos carlistas, haciendo á Por esto, ó por lo que fuere, el Gobier(i) Delobjeto conqoeserenaieronanteayerea «reerá provocadas para someter á prue- esta minoría ofrecimientos tan halagüe- no ha resucitado; el voto de censura elCircode.Priceios electores del partido proba las excelencias de la monarquía, de- ños, como el de retirar el proyecto de duerme sobre la mesa de las Cortes, las gresista-damocritieo, dan cumplida idea estos bieran tenerse por fallos inapelables las arreglo eclesiástico, y concesiones y fa- Cortes permanecen cerradas hasta que discursosi quepor *so> y por su propia impor«ávertencias del Parlamento, en las cua- vores de que las crónicas públicas no parezca llegado el momento de consultar tancia polftica, insertamos ea LA AHERICA. SUMARIO. E 3 LA AMERICA.-TA^. XV.—NÚM. 22. mny amante de la ordenanza de mi partido, y sufrido mi ánimo instantes de desfallecimiento; pneblo; pero ála ves era obediente,^ acatando en tal conceptOi debo dar siempre nn ejemplo pero cmndo os W9, aquí reunidos y congrega- la soberanía se ponia el sombrero, jMtfnes dide la subordinación, y mucho más en momentos dos bajo DOS ^Ml|ra Mn grande como el ma- rigió un saludo al pueblo de MadrM% si partido tan críticos como los actuales. Hablo, señores, nifiesto de IS de octubre; cuando tenemos un progresista-democrático allí leunidft en imposin poder hablar, porque me lo ordena aquel á jrfetaa identificado con nuestras ideas y tan nente número como protesta contra los cpie%¡quien el partido liberal español ha levantado so- digtBOde onesira confianza, yo os declaro que pócritamente llevan este nombre. bre sus hombros y aquel i qui^ Üa encomen- en este momento creo por mí que la libertad es Añadió que la situación no es tan grave como dado la inmensa tarea (que estoy segoro que uidesiructible, que salvaremos cuantas crisis el Gobierno cree con el miedo de la debilidad y llenará cumplidameate) de salvar las líberuraes sobrevengan, y que, gracias á nuestros patrió- de la inopia de ideas. Antes de seguir en sa dispatrias, de mantener iacdlameel honor del par- ticos esfuerzos, España ocupará el puesto que curso protestó de que sus ataques se referían tido liberal y de hacer que la bandera de la li- debe ocupar ante las grandes naciones del mun- siempre al Gobierno, y nada más que al Gobierbertad ondee para siempre en España. do. (InrassDtes y prolongados splaasos.) no, cuya conducta censuró al paso que elogió la Es, verdad, señores, que las fuerzas no me conducta del pueblo, con cuyo apoyo creia que Diuurso del Sr. Sanromá. ayudan y que tengo la salad verdaderamente había de triunfar legalmente el partido radical. quebrantada, pero estoy seguro de que esta paEl Sr. Sanrom* se felicitó por el espectáculo Calificó de terror, de innoble bofetada al pueblo labra flaca y débil me iiabrá de obedecer para qae estaba dando el partido progresista-demo- leal de Madrid el qne estos dias se hubiera tenido saludaros ardientemente, porque si mi cuerpo crático. Rechazó las indicaciones que en ciertos las tropas en los cuarteles, y protestó contra esse halla decaído, mi corazón rebosa de ale¿r(a, circuios se hacen sobre supuesto miedo de los ta conducta. y tenga hoy entera confianza en el pueblo aquf radicales. Los qae durante dos meses, dijo el Nosotros no tenemos miedo ni podemos .tenerreunido, (wrque lo considero digno de U liber- orador, constituyeron un poder fuerte, popular lo. La suspensión de la palabra y del pensatad <fae gezará, ieadr4 y trasmitirá i sus hqM. y acertado; los que acoose|anKi al rey nn viaje miento no ef la extinción, porqae cuando, las (Grandes «plíusos.) á4as provincias m4s hostitan á la mottarquia. Cortes se abran de nnevo, se prooimciaráÜi'voPero hay, señores, una razón más, qn% tne pl|porcionándole ana ovación constante y prae- to de censar».,Si ^ Cérímme diMelven, I M Í mueve á hablar en esta solemne reAaiou: dir- Itts inequívocas de respeto j 4e simpatías y de poco se exttaffiíen tos mpdfos d«|accior¿ |pues rante los últimos tiempos mi bamilde nombce'lia tsuiño; los que pi|>rTazones^ecoase<»etteia f queda el s i i f ^ o unlwersftl. Y pjtÁt prepw|p la sido objeto de grandes calumoiaB y de grande* de dignidad soMavieron ana ^m^dldatlira para te viotoria se reúne el JUKTOIO de Madrid en <mud imposturas; y yo, cfnefaerebuswio con laatti- presfdeDcia del Congreso sin Msor 4 la derro- de su propio derecho, no como en otrá^^pocaí, vez de un pecho honrado áar explicación alguna ta; los que hicieron nn llamaitrtenlo al crédito por la tolerancia de los Gobiernos, haciendo uso S mis contrarios, tengo en éste momento el ma- nacional y extranjero con tan asombroso éxito; prudente y «ensato de las libertades democrátiyor placer y la más cumplida saiisfaccion en dar- los que han presentado contra el Gobierno un cas, porque el pueblo de Madrid tiene estómago la á mis amigos y i mi partido congregado, para voto de pensnra fraríep ytíesemboaatjo,«sjos ni bastaste fuente p ^ digerir tpdos Iqsjderechos. que siempre mi nombre, por humilde que sea, tienen miedo ni pueden tenerlo. (Aplausos.) (Risas.) se mantenga limpio de toda impostura, de toda ¿N»-es 4H -eseándalo,'PFeg4intaba -el-orador, Pero hay, -sí, quienes -lo tienen, y soa aqaocalumnia, de toda mancha. Ilos que aun caaado;ao reaodoaaüiofi, poñjue que el4iohierj«>iMgia tenida .coníignadas en los _§e.ñores: se rae han dirigido dos cargos, y si "BO '^UIOFOD serioj IQdEISUfflB '^HMt ^wHUCfl "^tt^ «uartel«s las tropas -eoo 4Htwlia«foa del v«cinla palabra me alcanza (porque, repito, que ape- lleara fe^a^mente á la reacción. Tienen miedo los dario de Madrid? El Gobierno no ha tenido ranas puedo hablar), voy á sjacerarme ae ellos, que en vez de examinar y estadiar la cuestión zón para desconfiar, y nosotros,, decididos é inrindiendo un homenaje de consideración á eMa de la clase obrera para investigar los medios de teresados en no abandonan ía legalidad amplísirospetable Asamblea. mejorar su suerte, piden éOotra ella el hierrOy ma que se ofrecen todos os partidos, debemos Se me i» llamado filibmttr» y se me ha Ik- el fuego; tos que creyéndose todavía en la raíz protestar y protestamos contra las piedida's del OKtdo repuMieano Quiero sobre estos puntos de la tarimera revolución, creen que tos frailes Gobierno, (AplausoiS.) expíitarme, abriendo mi pecho y presentando son ó pueden ser lo que eran en 1833; quienes Recomendó que no se dé gran importancia al Wi cprazpiHíil cdal es á mis ami^s polUicos así piensan tieoen queser mata^fi^iles y es- sisteim de calumnia y dtfamaeioa empicado áqui rejinidos. . panta-monjas; les que no teniendo confianza en contra las personas del partido, para heric e}„ Señores: yo he defendido siempre nn princi- sí mismos pira defender su causa, que es la de partido. Nos llamanfilibnsteroBpor qne >íuerej« pia, éti cual flo me separaré juaitz Yo qaiero la libertad, según dicen, la entregan d los ene- mos las reformas liberales ^jara nucsfi-aS'pWR que las provincias de Uliramar sean verdaderas migos de las libertades pdra qoe- ealqmnieoé viocias de Ultramar, para Cuba después de ha*' provintílas de Espacia; • pero que siempre, eter- injurien i los hombres más distinguidos de ber hecho sentir nuestra mano á los rebeldes,,y namente, la batidera de CastiHa ondee en aque- nuestro partido; y los que duermen tranquila- por qoe queremos igualmente la abolícioh de la llas comarcas. (Grandesaplausos) mente y se presentan despQes envueltos en un esclavitud, afrenta del siglo. ¿No podfefnos líosEsto he defendido siempre, y me atrevo á de- gabán tras el que se descubren un frac y unos otros llamar con igual título negreros í los tjtte cir que he sido el primero que be levantado la guantes blancos, denunciadores de una especie, así discurren? bandera de la perfecta asimilación de aquellas de golpe de Estado ministerial. Y tienen miePorque queremos maDt«nerincólame«l derecomarcas ea el régimen político y administrati- do, dijo, porque en efticto son débiles {nuevas cho de Hsoecacion lo.n]ismoipara. et mejcH-amian-' vo, á las demás provincias de ntiestra patria. interrupciones por no caber la concurrencia «« to de las clases obreras qae para realizar fines Pero, señores, por lo mismo que quiero á aqúe^ el local), porque no tienen conciencia de la religiosos, nos dicen que somos internaciopalloshabiíantes como á hermanos, deseo para fuerza. lisias y amigos 4e los frailes., Y por que. no «oellos las libertades y franquicias que nosotrois mos aduladores del trono, aunque sí res(letuor Censuró el manifiesto de los sagastinos, dihemos conquistado con tanto afán; libertades y sos, ni quei-emos escudarnos eq'ál para cbhpfranquicias que les debemos porque se las he- ciendo de él que no era, como algunos habían nesiar nuestros desaciertos, nos tachan también mos promeiido, y porque,son, porque quiero que dicho, un documento del bajo'imperio, sino de de antidinásticos. " ' ' ' sean, porque ello^ están dispuestos á ser nues- imperio bajo. Examinó igualmente la interpreTales cargos no merecen refutaeioe, síao4 lo tros verdaderos y leales humanos. (Aplausos.) tación que los sagastinos dan á loa derechos individuales, diciendo qoe solo aceptan las liberviene bisa, iraftarlok ea^^tono U-' SeflOres*. Yo no quiero esélavos (prolooKado* Vades de asoclmeion para aiiiHtios 'fineg <^e 1 ^ más, caando .hasta ept^m^Uiao, ^^er qog ni aoQ Iqs aplausos); no quiero que mi^8Í8,'Oo quiero que conviene, falseando al mismo tiempo el régimen geroiy que los propalan los creen. la nación de Isabel laCatdlica, no quiero que la parlamentario, haciendo de modo que las Cor- mismos Hay una cosa respetable y que debia preocupatria del padre Las Casas sea la liitima que les solo se ocupen de lo que no pueJa perjudi- paros, es el mejor apoyo que hemos de borre de su seno ese bal Jon de la humanidad. car á la posesión del poder que quieren mo- buscar:porque la opinión. Con ella á nuestro f&vor se Pero si deseo para mis hermanos de Ultramar nopolizar contra el torrente de la opinión. Los remos invencibles," ganaremos el poder, pues }a Constituci&n y las libertades de España, por amigos de este ministerio, dijo, son los que acu- hoy ya no hay obstácQtos que á ello 'se opongan. Oii parte no concurriré nunca á que mi país san á la mano que prende el fuego y Sin tener en Y pues nuestros enemigos nos presentan un caconceda esa libertad y esa Constitución á los eoenta el fuego qoe quema, ó lo que es lo mis- pítulo de cargos, presentemos nosotros el meqiié nos las piden á balazos. (Aplausos.) Ha de mo, la idea que vivifica. morial de nuestros pensamientos, de austros ser dda expontáneo de nuestras almas; acuerdo Dirigió graves acusaciones á los partidos con- aqtos, de nnesiíos tftuiosy de naestra faerz». délos"poderes públicos, generosamente toma- servadores, Declaró que el partido radical era el mismo quienes atribuyó la mayor parte dlo. Sólo así podemos concederles dignamente ló de los males ápúblicos de la corrupción de las enérgico partido que en 1812 y en 1820 recooque nuestros padres han conquistado, lo »jné costumbres políticas, yyhasta negó la legiti- quisió'lalibertad» di3 seguridad y estabilidad á nosotros mismos h mos conseguido', lo que ha nridad con >que llevan el títuloles da conservadores, la propiedad, pi^oducto del trabajo, y dio elecostado tanta sangre, tamas lágriínasy tan herdf- pnet DO son conservadores á la antigua ni á la mentos do vida á la ciase media, rompiendo anías víciitnás; porque si es verdad que yo quiero moderna, sino retceionarios. tiguas trabas; y dijo qne siendo progresistaslas libertades y la Constitución que aquí tenemos EQ prueba de ello, añadió, que en vez de democráticos todos, tenia qne dar la noticia de para nuestros hermanos de ultramar, quiero que ya no habría eimbrios. más aun el honor de mi país, tjoe se mancilla- crear clases conservadoras, lo que ba hecho ha Asegnr^5 que la obra de Setiembre, en efecto, ría si concediésemos la libertad á los conjura- sido corromper cuantas ha tratado de utilizar: dos contra España; y sobre todas las cosas, so- se apoderó del trono constitucional, é hizo de él no estaba complementada, y pasó á examinar bre la misma libertad, pongo yo la honra de mi corrompiéndolo un trono absoluto: tuvo ejército las condiciones del partido conservador, que y lo -corrompió por la indisciplina y rebellón co- creia compuesto dp elementos heterogéneos dipatria. (Estrepitosos aplausos.) mo en 1841 y 1884: tuvo al clero y en vez de vididos por principios más ó menos liberales y jQue soy republicano, se ha dicho! Señores: yo ilostrarlo ha heoho de él ana clase ignorante por las diversas dinastíís que sostienen enfrenbe proseguido durante treinta años una Sola (risas): tuvo propietarios é industriales y ¡os ha te de la actual, incapaces de líicer gobierno, y idea: he querido para mi país dos grandes prin- abrumado con mil trabas hasta enageoarse.sus que no han sido garantía para aíngóna de las cipios, sin los cuates la libertad es una mentira simpatías: ha tenido, en ñn, la nobleza, robusto causas que ha defendido, sino qoe por el cony un nombre vano; he querido el silfragio uni- apoyo de la monarquía en Otros pueblos, y en trario, ha perdido cuantas ha abrazado abandoversal y los derechos iidividuates, porque he vez de ponerla i la cabeza del movimieoto inte- nándolas al primer peligro con un egojsojo de Creído que con derechos individuales y coa Su- lectual, político é industrial del país, ha hecho qne solo los conservadores son capices. fragjp universal, la tiranía es imposible y los de ella nn cuerpo fléjo, débil y entregado casi en Y en corroboración de esto recordó qne los pneblps pueden desenvolverse faníjuilamente sn totalidad, con muy ^aras excepciones, ála conservadores abandonViron los primeros á Feren todos los progresos de la rSzoQ humana. La holganza. (Aplausos.) nando Vil para ir á servir á Pepe Botella: ntás revolución de Setiembre ha proclatnado esos Explicó lo que es el partido radical, que ha tarde dejaron á Cristina qt^ se entendiera solo mismos principios; las Cdrtés han hecho una elevado el cuarto estado y ba hecho grandes re- con los revolucionarios de la firanja: mía tarde, ConstUncioo, y ante esa Constitución, villano, formas qae aun ba de complementar para que se separaron del Regente, cuya caida precipitacobarde y vil será quien no se incline, y quien y, por último, después de haber perdidp pretenda en manera alguna menoscabarla. (Pro- después las mantengan los conservadores. De- ron, claró que el partido debia cuidar no solo de nú- con sus desaciertos á Isabel II, la dejaron comlongados aplausos.) mero, siáo de la ¡dea, manteniendo sn unidad de pletamente abandonada.en los momentos Siupremos. Los conservadores dis.Espiíffa, añadía él Es^ Constitución ha proclamado la monar- acción.' quía; yo me inclino ante la monarquía, y al inDespués, dirigiéndose á los partidos'conser- Sr. Martos, no ofrecen, pues, gaSi'antfa» para la clinarme no me degrado, porque me inclino an- vadores, dijo que 00 teniaq de tales en nuestro estabilidad de las4nstitdclone3, y estoes necesate mi país, ante la voluntad sooeraoa de la na- país más que condiciones externas. Tienen- ban- rio que lo aprendan, por. si no lo saben ó 10 han ción, delante de la cual todos somps pigmeosl! quero», oradores, inteligencia», ;periodi3tas, if* olvidado aquellos d quien más interéian. (Incesantes aplausos.) tulos de Castilla, grandes propietarios; pero les El partido conservador ao puede disputarnOB Las Cértes Qopstiiuyentes, en uso de su po- falla idea, principios, y por la tanto fuerza nu- el podar, .continuaba, ^perp nos lo, disputa este der soberano, hfa proclamado iina dinaslfa: yo mérica en el país,Por último, para inuiilizarlos ministerio,,del cual no quiero ocuparme..Naqfó acepto esa dinastía y s^écoQSlaolemente fíel'i esfuerzos délos cónsei'vadores, basta que nues- de una tenebrosa intriga realizada en el secreto ella, y me constituiré en uno de Sus más leales tros correligionarios se unan y Irichen pon fe y de la urna, J: de tina deslealtad cometida para defensores. Pero entiéadase bien (ylo digo aquí entusiasmo al grito de ¡Viva la libertad? (Gran- derribar á nn Gobierno qué labia demostrado sn •moy alto, aunque por nü propia Mienta): yo no des aplausos ) capacidad para hacer gobierno, adnünislraelon -antepongo la monarquía á la ¡ibeftad; yo pongo y Iwcienda. Y coañdose le ba acusado de iacaDiscurso del Sr. D. CrisHjio Marios. ia ybertad sobre todas las insUttciooes del munp»:ldaü; de faltada títulos de política y de ideas, do. (Ruidosos y prolongados si^aosos.) El Sr. Martos se acercó al extremo del esce- i a ©ncomendido la defeoía de su causa 4 los Señores: quisiera poder continuara-pero-no nario descubierto, siendo repibido con grandes enemigos encarnizados .del partido liberal, por que este es ñn ministerio mudo con ana sOlai 'pveio; DO me bastan las fQerzat« y. isoto me aplausos é invitado á que se cubriera. ' Titrevo á hacer naa última reflexiott.» , i Dijo que, por costumbre y por educación, se excepción parlante, Quizá algon día, en me(;Uo de estos vaiveoM descabria siempre snté los soberanos, y no poY si se tiene en cnenta su ausencia del Parla^ae experimeotames loa herabret polM»», ha día proceder de Otra suerte ante la majestad del mento en los momentos de una gran batalla, prefiriendo á ella el reposado sueño sobre los cogines de un abrigado gabinete, puede llamársele el ministerio de los siete darmienles, y ó el ministerio extranjero en sa patria, si se tiene en cuenta qne ni tntro ai ex-tra muros tiene la opinión de en parte. (Aplausos.) Esto no quiere dewr qoe no tenga hombres en su seno amigos de la libertad, pero seguramente extraviados. Toflaffa, pues, debemos esperar que el patriotismo les toque y vean al país tal y cual se presenU. Si vienen, bien venidos sean y ocupen las posiciones á que les llameo sus merecimientos, aunque tengan que hacer penitencia. Entretanto vamos con nuestra bandera á las elecciones. Somos partido de franca y abierta oposición al ministerio actual, y debemos aspirar á ganar las elecciones municipales, base del WEanismo político, y después las de senadores 3f 9putados. Y cnando la opinión diga qne deÍMSHOS ir al Gobierno, á él iremos contra todo género de dificaludes y obstáculos. (Estrepito•Miaplaasos.) j Segundo discurso del Sr. Ruiz Zorrilla. -, El Sü. • a b ' Zftrrllta: Señores: los diversos otWtoreS que babeis oído esta tarde, han tratado perfed^ttíente la cuestión política en lo que se refiere "al Gobierno, al Parlamento, á la situación de nuestro partido, y han hecho algo más: contestar á las calumiasde que venimos siendo víctimas durante muchos dias. No voy á repetir te-qne^Hos-osijan -dictio en mejores térinluos que yo pudiera hacerlo; he contestado en otro «tio y conmigo "todo "el partido progresista-de«ocrático, al cargo defiiibusterismo;TiéVPtatestado én otro sitio, y conmigo todo el par'^do progresista-democrStlco, al cargo de anlidinástlsmo. iAqfídiaasticop nosotros ^ los diez meses ¡de haber volado, w masa todos los progresistas y deffltícratas.al.^iníncijwqneiOcnpa el trono español, y habiéndole; 'witadv pneeisamente por que no se parecía i «aífl niognno de los príncipes que habían refoadtf eri ntréstro país! ¡Antidióastwos ios" que velamos^ssílir con la sangre del jefe'de nuestro partido el amor á la monarquía y el respeto á la votación de las Cortes! Y el cargo de antidinásticos se nos ha hecho, ¿sabéis por qiliéa? 'Por aquellos á quienes no gastaba niagcín monarca, ningún candidato; por los que vénian defendiendo uno solo, exctusíyp, desdé eljirünéí dia de la revolución; ^oc los que, m'álíciosiméate, nO recordaban que la reyolucien áe Setiembre habia arrojado piara siempre á ios Borbooes del trono de España (Grandesapiaosos); y «n ana palabra, por aquellos que nanea iian-podido vencer al partido liberal en bnena fld, que nunca han combatido cpn él cuando se há encontrado en el poder, más que por medio de la intriga y de la caliifla* nía; puando ise ba encontrado en la oposi«i0u> por medio de la, difamación y del engaño;' {>(»^ incdi(».d*<la .eahicRate Mcla loa qae ae conservaban fieles í «u tandera, y'por inediO 'íl(il'engaño á los espíritus débiles, que no se acuerdan de io que fueros, ni á quién deben aqaello qn« son hoy. (Grandes aplausos.) Yo he contestado al, cargo que se nos hace de antidinastismo, no quiero añadir una sola palabra más. Lo ha dicho aquí uno de nuestros primeros oradores, lo ha dicho aquí el Sr. Martos; nosotros somos tan amantes de la Constitución como de la dinastía; tan amantes del título I como del art. 33, y así. Como combatiremos en todas partes y por todos los medios legales á ios enemigos encilbierios 6 descarados de la dinastía, tarftbien combatiremos con la misma resolución y con la misma energía á tos amigos encubiertos ó descarados del título I de la Constitución. (Estrepitosos aplausos.) ¿Hay algún delito en esto? ¿Cuánto hemos TBtrocedidp desde la revolncipn da Setiembre? ¿Qué corrientes reaócionárias son aquellas á que han obedecido ciertos hombres que siempre estu*ieron con nosotros?¿Hay algún delito en esto, repito? Pues qué, señores, ¿no somos nosotros los saoesores de los que durante la guerra civil derramaron sn gatigre defendiendo el tronocoaslitacional? ¿Y por quérazen el partido liberal fué mirando, primeroconfriildad, deapaes con desden, y últimamente con ira á la persona que ocupaba el trono? ¿Pot qué defendía el trono constitucional en frente del trono absolutista que sostenían tos qne estaban en el campo de D. Gárto8?¿Por qué ha de extrañar entonces í los conservadores de todas Clases, á los'reaccionarios de todos géneros, á los realistas de ciertos momentos, que nosotros estemos dispuestos á defender lo mismo la dinastía que la libertad, el título I que «I artículo 33 de la Constitución? Si no hiciéramos esto, si no estimáramos lo mismo el título I que el árt. 33, si no procediéramos'de ésta manera, no hubiéramos tenido derecho á hacer la revelación de Setiembre, ni le tendríamos para llamamos Como nos llamamos, ñipara rennimos aqufáser la base de lo qne existird, que para mí ha existido siempre, que I», pnede méoois.de existir, el gran partido progresista-deraoprátkco, el partido que dentro de la monarquía está dispuesto á realizar todas las reformas, á Ilpvar adelante y desenvolver los principios constitucionales en el sentido más liberal y progresivo. (Aplausos prolongados.) _ Da otro género de ataques que se han dirigido al partido y á mí personalmente, no quiero acaparóle aqoí. Tengo la seguridad de que las eapeeie» inJBriosa» 'vertidas en algunos discursos que com^tité ó desmentiré en otro lado cnando lo crea conveniente, ban de ser (permitidme este rasgo de inmodestia) el mayor eloff*» para mí cuando, trascurridos algunos años» CBGNICA HISPA:NO-A.MBIlieA.NA. pu«clít de«ir»e: «ahí tenéis el honibre & qalen haa traiado con odio y »aña; hé ahí la historia «te sus actos y de su vida políilea y ptivadaj i é átíí el fundamento de los cargos que le han hedió sus enemigas poUticos dorante el tiempo que filé poder y precisamente en las clrcnnsiancias jBÍí difíciles de la revoluclOBi (Aplausos.) Pero Veamos de qué se trat? aquí. Aquí trataffiosi como todos los partidos cuando celebran reantoaés solemnes» de proclaiaar la alta impor* t u d a de nuestras ideas y 1^ reformas quedebetttos^realiuir si Hi^ra á confiársenos el poder^.porque nos creemos con derecho ^-ello y U, opinión ha de^er juez de nuestra.conducta, íerládelgraft partido reunido aquí hoy y que se irá reuniendo en provincias para hacerver que hay unidad de miras, unidad de pensamien*16 y que de esta unidad de pensamiento y de acctOD, depemlerá que vuelva i traducir sus doe< trinas desde el poder, en hechos y ea leyes; (Aplauso».) Aspiramos, pues, al poder, no para satMfaeeí laeikos personales, sao pAra realizar una gran idei, un gran pensamiento, hacer compatible U libertad con la monarquía. ¿Qué digo yo hacer compatible? Ya la hemos hecho durante 6T dias. Aspiramos al poder para continuar aquella obra y ]9ara hacer ver al mundo que cabe la práctica de todas las libertades, el res peto á* todos los dereebos, el juego de todos los partidos dentro del principio monárquico y dentro de laConstitttcioa. (Aplausos.) Pero para aspirar al poder en la'situación én que hoy seeocneotran los partidos en España, y eo'las condiciones que nosotros hemos proclamado siempre, y que siempre han reconocido nuestros adversarios, es indispensable que hagamos depender nuestro triunfo de la opinión pública. Y con esto no se falta á ninguna institución, qóe las más altas eligen sus miaistros responsabteü dentro de la Constitución y estudiando la oplhiea pública, única fuente de todas las acciones humanas y origen de todos los partidos políticos. (Aplausos.) Es indispensable, pues, ir con fe á la lucha en las elecciones municipales, organizarse y esixt' dispuestos á luchar en las elecciones de diputados i Cdrtes si se llegaran á disolver las actuales. Y'si fuéramos nosotros Gobierno caando hubieran de hacerse, nada habriamos perdido con la organización, y en caso contrario, estaríamos dispuestos á la lucha; y yo tengo la segtiridad, ¿qué digo segnrldadl téúgo la evidencia de que ni con este Gobierno ni con coalqnie« rtique le suceda, se puede disputar en los colegios electorales al partido progresista-detaocrilico la mayoría de los sufragios. Y^voyá concluir, señores,^ porque estoy cansado; es hora de retirarnos y conviene que nos retiremos. Guando os hablen de conciliación, decid siempre que estáis dispuestos por que los partidos predican para atraer, no para alejar; p«rO. lá conciliación, ai es propia esta palabra cuando ya no hay nada que conciliar, si es posible a l a altura que hemos llegados os una cosa fácil y sencilla; todo el que acepte el maaifiestode 15 de Octubre, está con nosotros; todo el que no lo acepte está contra nosotros; y pocos o muchos responderemos de la gloriosa bandera de nuestro partido, y el país decidirá de parte de q|i¡én están la razón y la justicia. (Grandes aplausos.) Cuando os hablen de la majOr d menor proximidad de ser Gobierno, debéis contestar: nosotttliS no disputamos que el Gobierno haya de ser para-nuestro partido hoy ó mafiana d pasado 6 nunca; tenemos fe en nuestras ideas; creemos que con ellas se puede labrar la felicidad y la ventora del pueblo español, y cuantos más Gobiernos pasen, y cuantos más sistemas se ensayen, con más fuerza en la opinión ha de sernos el poder más accesible, con más facilidad hemos dé alcanzarle y en él hemos de realizar nuestras doctrinas con más amplitud y más general apiau'se» (Grandes aplausos.) T cuando 03 hablen en uno 6 en otro sentido extriemo, los unos excitando vuestro amor pi'opio, los otros recordándoos hechos y épocas que' no tienen semejanza con la actual para que prescindáis de uno d de otro punto de los dos que forman la base de vuestras creencias , decidles: que si hubiera que retroceder, otros serian los encargados de hacerlo, pues jamás hemos de incurrir en la inconsecuencia de llevar á cabo lo que es abiertamente contrario á nuestra conoteneia» i nuestros antecedentes y á nuestro decoro. Y á los que os exciten en otro sentido y os digan que es necesario avanzar, les debéis eonlestór también respetando sus opiDíOBes^ que nosotros representamos las glorias de na gran partido que ha proclamado siempre, que ha defendido siempre la monarquía constitucional; dentro de la que son posibles todas las retormas económicas y políticas, y la realización del progreso humano en su más vigorosas manifestaciones; Termino, por consiguieilte, dando dos gritos qti6 están en la conciencia de todos los buenos liberales, cualquiera que sea la ioterpretaeion que los enétBígos de un lado 6 lá» impacientes dAotro quieran dar á los últimos sucesos: «iViova la Constitución de 1869!» «¡Viva el rey Amadeo I!» (Grandes y prolongados vivas y aplausos). Queda terminada la rennion. d^más rehenes, oyendo la siguiente fraseado boca de uno de los federados: «¡4hl, iKiutlmente boy vamos á hacerlos: dorJtlAN G ü E L l X R í Í N t É . mir! »Llamóse á/seis personas, y cuando 80 las eoQwtrÓJie las hi2o bajar. Miró AMORES AV^ILINO S E ORiB(rsL&> OSAS; pK» la v^taui^, y vio desfilar por el paUn volumen en 4.°, de tio á los seia rehwes rodeados de varioa venta en Madrid, precio 60 PROCESO DE LA (ÍOMMUNEfllíPARÍS. , gn^rdiiaa que andaban desordenad<». Al• reates.—Implanta de Berenguj^os miautos después oyó un f^ego de gndlei^aertas. 70. ülft seguido de- alanos raros gritos da Muy de tarde, en tarde ae presentan oa (Gcmtlnuacton.) ; VivAía Comrmnd El testigo oyódeeir oft^ la repüMcade las letra»obra»que for—P. ¿SabeíAqué se hizo de todos esos la Roquete que tica Ferré quien había naatf época' por su importamcia y des- objetos? traído la orden de fusilar á los rehenes. eifipíiflo; son muyseñaladaslasque con—R. Los vestidos fnerón quemados el Vuelve ¿' ser introducido en la sala tienen én mayoría beHezas dignas de día 2S en el mismo sitio en que se fusUó Ei!anieois,^el porterdde antes; viene acommerecida reputación, pocas las que al- á los rehenes. pañado de dos vigilantes; sin duda tiecanzan celebridad y aplauso de los que —P. ¿Habéis oido decir que el acusado I siguen el curso de los adelantos litera- Ferré estuviese con el piquete que llevó nen estos la misión de declarar si el testigo es ó no el director de la Roquette. rios contemporáneois. Entre éstas, no po- á cabo la ejecución? Desgraciadamente estos vigilantes son demos menos de reconocer como un de la Prefectura y no de la cárcel de la. —R. No lo he oido decir. verdadero acontecimiento provechoso y El testigo Qjanifiesta que nada sabe Roquette; por lo tanto, la confrontación digno de encomio la publicación de las treinta y cuatro ODAS del poeta america- délo ocurrido el dia26, y si le consta que no nroduce resultado alguno. dio la orden de ir á buscar los genGu^rt» (Claudio Luis León), lector en no JüAsOüKLtTRfiííTft, •«'erdaderas joyas Robin darmes, que se suponía que la Commune el Seminario de las misiones extranjeras. de n;uestra poesía'(^ístellana. á instalarse en el 20.°, distrito, y que —El 2 de Mayo fué detenido en las sil^s pocas líneas en prosa que contiene iba era preciso conducirlos allí. guientea cirCunstaacias: Habíase pracla dedicatoria que^hace el poeta A su se£1 dia 27 el testigo estaba encargado ticado una pesquisa euau domicilio, y al ñora madre, DoS*. JosiSfk TERBSA RBNTÉ de la custodia d« ochenta y cinco presos comisario encargado, de esta operaeioa DE GOELL, pura y bien sentida expresión que se hallabaii en los calabozos encinta había llevado una suma de naos 2.000 del amor filial, es un idilio de lo más sen- de los de los sacerdotes detenidos en re- se francos en efectivo, á más de 1.500 francillo y espontáneamente inspirado, dig- henes. A las cuatro de la tai de oyó la voz en objetos religiosos: en 2 de Mayo no preludio á la alegría con que comien- de los presos, los cuales estaban dispues- cos áia Prefectura para reclamarza la obra, consagrada á lamentar la tos á defenderse de los federales. Bajaron presentóse los. El Sr. Cournet le contestó, que era muerte de su adorada madre; en ella, es- en seguida armados con muebles y obver á un juez de instrucción, presando tan amarga pesadumbre, diée, jetos que pudieron proporcionarse, de li- [preciso siendo llevado al depósito, en donde se le con tan buena entonación como senti- mas, etc. En el patio hablaron con un tuvo preso. miento: individuo de la Commwie, y gritaron: i Xa orden de prisión deoia: «Acusa«Dadnos armas; vamos á colocarnos á do de robo de objetos preciosos.» Esto le —«¡Madre adorada! Relicario santo Que en la fuente de amor tu sed abrevas, vuestro lado.» Fueron á buscar armas y pareció muy singular al testigo, por lo De la mansión celeste dulce encanto. salieron. que en la puerta de su calab:»o escribió Hoy que mi angustia y mi dolor renuevas. —P. ¿Visteis á Ferré? su nombre y las siguientes palabras: Dame la inspiración oon que cantaba i'Acrisado de haber sido robado.« El 23 fué —R. Sí, JPerré vino; le vi pasar. Homero allá en Ilion, Pfndaro en Tebas. trasferido á la Roquette. ¡Oh, masa del dolorl Mí cante acaba, —P. ¿Cómo vestía? Que ya no tieaeu lágrimas mis ojos El testigo suministra los mismos deta—R. Llevaba banda encarnada y un Para llorar á la que tanto amaba.» lles, ya conocidos por relación de los anfusil con adornos de cobre. teriores sobre la ejecución de los rehenes. No en todas l a s composiciones poeti—P. ¿Conoceríais al acusado? Asimismo declara además haber oido decéis que examinamos es t a n feliz el autor —R. No podría reconocerle, pues que p o r s u desempeño, pues que á v e c ^ di- estaba muy distaute de mí cuando le vi. cir también que la orden de ejecución sidb traída por Ferré. v a g a , separándose del pensamiento prinFerré.—Ruego al Consejo que pregun- habia M. Alfonso P. Carnet, ó Simón, vendecipal motivo de s u inspiración, p a r a con te al testigo 8i oyó la respuesta que di -dor de limonada, dice que fué arrestado b a s t a n t e riqueza d e colorido llevar al cuando los presos pidieron armas. conducido 4 Mazas y después á la Rolector á m u y distintas reñexiones, sia —P. Testigo, coatestad á esta pre- yquette por haber sido encontrada en la que por esto adolezcan de incorrecciones, gunta. Prefectura una solicitud firmada por él sobresaliendo siempre la armonía imita—R. No oí la contestación de Ferré. durante el imperio. tiva, estro y fluidez de estilo. —P. ¿Quiéu hizo bajar á los presos? Por lo demás, no sabe ni puede declaHemos leído u n a y otra vez todas las rar nada más. odas, y á nuestro g u s t o sobresalen las —R. Uno de los vigilantes. Se levanta la audiencia á las seis meq u s llavan por titulo ALA CRBACIÓN, A LA —P. ¿Por orden de quién? nos cin(x> minatos, para ser continuada iHPaKíCTA, A L MAH. A L SOL, A CDBA, A LA r-fi. No lo sé; tampoco sé si fué el vial dia siguiente; GLBHBNCIA, A QUINTANA y E N LA MOERTE DE quien los armó. MI HIJO, por lo correcto y feliz de los giisQte Aipecto de lajieg^aBda aaÜeaóU. ¿Qué hicieron una ¡vez se hallapensamientos que contienen. En todas ron—P.en el patio? A las doce en punto abrióse la audienGüKLL YRKNTÉ consagra recuerdos al país —R. Pusiéronse en actitud de defensa. de su nacimiento, en algunas deplora la Los federados habian..cerrado la puerta cia. La parte del salón destinada al público está todavía menos ocupada que el ausencia de la patria; trascribiremos lo que dice de América, apostrofando á exterior para fusilar á todos los presos. dia anterior. Sobre este hecho se dan mil explicaQuintana, para que pueda apreciarse la Estos hablaron desde detrás de |la reja belleza de ^tilo y riqueza de colorido en con un individuo de la Commune. No oí ciones. De una parte las malas condiciolo que éste respondió, y sé tan sólo que nes acústicas del local, y de otra la difila concepción, cuando dice: al cabo de un rato se abrió la puerta y cultad material que existe de proporciosalieron los presos. No eran los tiempos de terrible pena narse entradas, atendido también que se Bo que la EspaSa, en sus nubladas horas M. Juan Bauti$ta Francois, de edad deretraen muchos parisienses que acudiAl escucharte de entusiasme llena cincuenta años, portero, habitante en la rían á las sesiones si con su presencia Hizo temblar las huestes vencedoras calle de Chaveau-Lagarde, núm. 3. Este no pudiesen dar lugar á que se creyese Que lanzaron las márgenes del Sena. testigo se halla detenido en la Orangme. que Versalles tiene vida y movimiento Al roneo son de lá guerrera trompa £1 presidente manda prestar juramen- suficiente para ser la capital de Francia, Sucedid tu laúd blando y sentido, to al testigo. Y' así, depuesta la orgullosa. pompa, hacen que tan intere^tantes audiencias se M. Fraticois.—Juro con toda verdad vean poco menos que desiertas. Y de amoroso sentimieoto henchido. Conseguiste calmar ddios tiranos como lo es que me llamo Juan Bautista En cambio los periódicos que más deDe los que fueron y serán hermanos. Francois y que soy portero. talles publican sobre los debates entabla¡Cuánto de bienes y eternal veiitnra, —P. ¿No habéis sido director de la dos se buscan con avidez y merecen el América inocente cárcel de la Roquette? favor del público en su más alto grado. De lí no recibid!... —R. Me llamo Francois; limpio las Después de haber entrado el Consejo, Cuando inclemente botas de los inquilinos de lá casa en que penetran los acusados en la estancia, La envidia atribula vivo, y soy criado de un médico, el doc- colocándose en el mismo orden que el A la maldad de la española gente tor Herbet, quien me dá 80 francos al dia anterior. Los males que la América sufría; Libre de manchas y de torpe miedo. mes para estar en su casa desde el meRégére, el simpático veterinario^ enDijiste al mundo con marcial denuedo: dio día á las dos de la tarde. tra con su acostumbrada imperturbabi«Tantos horrores y tan dura sañsi El Comisario del Gobierno.—Pero halidad, llevando en la mano un ejemplar Crímenes son del tiempo y no de EspaSa.» béis sido director de la cárcel de la Ro- de la obra de M. Jules Glére, titulada Los Al escuchar tcr voz cien y cien siglos,quette. hombres de la Commune; libro que lee De rencor se borraron, y en las olas —R. Soy director del cordón de la atentamente durante toda la sesión. De los índicos mares, campanilla de mi portería. Estoy preso en el pintado bosque de palmares, Courbet, el pintor, lleva un cojin deen ia'cárcel de la Or^igeríe; he tenido bajo e las que fueron tierras españolas; del brazo, que coloca prudentemente la desgracia de haber sido denunciado Repite sin cesar la gente indiana en el banco de madera antes de senVítores mil al inmortal Quintana.» por una de las inquilinas de la casa en tarse. Assí viste, como el día anterior, d Generalmente las poesías de GüEti x que vivo, y me hallo en la Orangerie traje de coronel de la Guardia Nacional, R I M É las encontramos bañadas en cierto Cincuenta y cinco dias há. M. Lambret, marmolista, estaba en la á propósito de cuya circunstancia circutinte de melancolía que las caracteriza; á veces profundo pensador y filósofo se Roquette y refiere los hechos ya cono- la por París una curiosa anécdota. La madre del joven olwero, para quo entretiene en medio de su arrobamiento, cidos. M. ílfteiírtoí, profesor del Liceo de Van- pudiese presentarse al Consejo, mandopaseando su fantasía por cierta metafísica muy delicada, donde siempre se ves, es introducido. El tesügo fué dete- le un traje civil. A.ssf lo rehusó coactas conserva creyente, cristiano y religioso. nido en L* de Mayo por orden del gene- palabras: «Madre mía, mucho me ha La escuela á la qué pertenecen estas ral Sudes! conducido á la Prefectura se costado ganar el traje de coronel de la ODAS es la misma en que tanto brilló le interrogó por C^ton Dacosta, siendo Guardia Nacioúal. y por lo mismo que el célebre Tirteo español MANDEL JOSÉ mandado luego después á Mazas, y tras- me ha costado mucho, lo llevaré delante QUINTANA: pocos la cultivan hoy, porque ferido á la Roquette el 23 por la mañar- del Consejo, y no he de quitármelo hasta fif> admite medianías; GÜBLL T, RENTÉ la na, en compañía del arzobispo, de M. el fín.» ha seguido coii buen éxito; está obra Boiy'ean y de doce rehenes más. Llama mucho la atención la c ú ^ a s Entre siete y ocho de la noche del 24 víó cómo se llevaban al arzobispo y á los ESTUDIOS Lifiamos. Í pasará á la posteridad como el noiobre del autor y aera siempre considerada co^ mo una de las pocas perlas de la, literatura de nuestro siglo. LA AMEBICA—AÑO X"9.—NüM. 22. tanda de haber mandado sentarse en Comisario del Gobierno presenta obs- individuos de la guardia, le dijo un fedeFerré.—No hace mucho que ha dicho esta Audiencia, intercalados con cada táculos á la justa reclamación que tene- rado: «Márchate, que ya verás cómo yo que él fué quien les hizo bajar. uno de los acusados, diversos gendar- mos el honor de someter al Consejo, de- me cuido de hacerte volver;» á lo que El testigo.—Yo no he dicho esto, y el mes, con el fin de que aquellos no pue- ponemos las siguientes conclusiones. contestó aquel: «¡Bah, bahl Reflexiona- lo he dicho me habré engañado. Habiendan comunicarse, ni como durante la «Conclusiones para MM. Clément, Re- do todo, me quedo.» Partieron, y algu- do venido Francoís, el director, me dijo: Srimera audiencia, pasar la mayor parte gare, Ferré, Assi, ürbain. Paschal Grou- nos minutos después se oyó un fuego de «¿En dónde están los condenados?—No lo el tiempo hablando y riendo. sset, Ferrat, Descamps, Billioray y Vera pelotón. sé, le respondí; han partido.—Bueno: En loa sitios reservados flg'uran va- dure: El testigo.—líío he sido yo quien ha di- pues, añadió Francoís, si no los enconrios diputados de la Asamblea, en su ma«Considerando que varias piezas origi- cho esto, sino mi mujer, que lo ha oido tráis, os levanto la tapa de los sesos.» yoría procedentes de los grupos monár- nales incriminadas de una considerable repetir no sé á quién. Julio León Vatier, de treinta y nueva quicos. También se nota al general La importancia han sido distraídas de los M. Pinet, vigilante en la Roíjuette.— años de edad, trabajador en plomo.—Esaf Rüe y á M. Emilio Durier, secretario ge- autos y reemplazadas por copias; El 27 de Mayo estaba de servicio en la testigo está todavía detenido en la Roneral del ministerio de la Justicia. Considerando que para el esclareci- enfermería, cuando uno de mis compa- uette, condenado á diez y ocho m^es Pero la figura que llama más grande- miento de la verdad importa que todas ñeros entró apresuradamente, diciendo: e cárcel por robo de un canallo en 10 da mente la atención es Ferré. Aun cuando las piezas que forman las bases de tan «Acaban de llegar los individuos de la Enero de 1871. no haya entrado sonriendo y con tanto grave instrucción estén revestidas de un Commune con un piquete de ejecución. El Comisario del Gobierno.—El testigo desembarazo como el último día, reñéja- innegable carácter de autenticidad; Veamos si podemos abrir una brecha en ha sido citado para ser oido á título da se en su cara toda la energía de su ca»Que del cotejo de esas piezas autógra- la pared para hacer evacuar á los pre- que nos informe. rácter indomable, y se le ve dispuesto fas entre sí debe nacer la luz en la con- sos.» —P. ¿Qué sabéis de lo pasado en la desde el primer momento á dificultar lo ciencia de los jueces; Ferré estaba allí con ellos, llevando el Roquette? posible el juicio de su causa. «Por estos motivos pedimos al Conse- fusil en bandolera. —R. El 24 de Mayo me encontraba Ferré es moreno, tiene nariz aguileña, jo declare que todas las piezas incrimiEl sub-brigadier Picón me dijo:—«Es- en la cocina del primer cuerpo del ediojos negros y penetrantes, viste con cier- nadas serán inmediatamente reproduci- tamos perdidos.» Lloraba. Un poco des- ficio, á eso de las siete, cuando vi entrar ta elegancia y su peinado es casi ir- das originales en los autos, comunicán- pués volvió diciendo:—Acaban de llevar- en el patio como unos cuarenta guarreprochable. dose para ello á quién corresponda de se á nuestro colega Ramin.—«¡Oh! le dias nacionales, pertenecientes á los baNuestros lectores habrán sin duda po- derecho. contesté, ya volverá.» Él añadió:—«Ha- tallones 195.°, 206.° y 130.° dido formarse una idea de su carácter »A. Delzant, Dupont de Bussac, La- ced bajar á los rehenes.» Si hubiese lleEntre ellos se hallaban también algucon la lectura de sus contestaciones du- violette, Royer, Marchand, Bigot, G«- gado á tener la debilidad de hacerlo, es- nos vengadores de la república. Al frenrante la segunda audiencia, que publi- tineau. Manchón, André Rousselle L. de taban perdidos. te de ese piquete iba un individuo de escamos anteriormente, y con la relación Sal, Thiroux, Haussmann.» Ferré.—¿Ule vio, en efecto, el testigo? tatura regular, rubio, y con el bigote de algunos incideutes de su vida conteÉl Comisario del Gobierno.—No pode- M. Pinet.—Sí, 03 vi; gesticulabais con retorcido, el cual dijo á los guardias nanidos en el informe leido en la primera mos admitir bajo ningún concepto la es- un rewolver en la mano. Me ocurrió la cionales: «Ya sabéis cuántos faltan de audiencia. presion distraidas que se ha pronunciado. idea de lanzarme sobre vos, quitaros el los nuestros; seis. Así, pues, podéis fuFerré ha adoptado para su defensa El abogado Delzant.—Distraer no es silar áseis rehenes.» arma y romperos con ella la cabeza. una táctica muy adecuada á su tempe- sustraer, y esta expresión no tiene en este Ferré.—¿No es este el carcelero que Como yo ejercía las funciones de lamramento revolucionario. La síntesis de caso ningún sentido injurioso. armó á los presos después de inducirles pista, el brigadier Ramin me dio órdea todas las declaraciones de Ferré puede El abogado Fernando Gafmeau.—Pedi- á batirse contra los federados? de encender las luces de la escalera da expresarse con estas cortas palabras: mos simplemente que los documentos El testigo.—Hé aquí lo que sucedió; socorro. Una vez allí, vi pasar al presi«Hoy habéis combatido con las armas en que tuvieron á la vista los jueces de ins- Habiéndome dicho algunos presos: «No dente Bonjean, al abate Deguerri, al P. »la mano, habéis salido vencedores; so- trucción nos sean presentados. Ni más se deben entregar los rehenes,» creí que Allard, al P. Duooudray y al sesto re»mos nosotros los vencidos; haced cuan- ni menos. eran de los nuestros. Me dirigí entonces hén. Los federados cargaron sus fusiles »to os dé la gana, en cuanto á nosotros: El Comisario del Gobierno.—Permitidá los presos ordinarios que trataba de bajo los arcos de la enfermería y toma»no reconocemos el derecho que preten- me explicar cómo las cosas sucedieron. atraer á nuestra causa. Me engañaron y ron la puntería por la parte de la mura»deis tener para juzgarnos.» La información llevada á cabo por los me contestaron: «Sí, si; estamos con vos- lla de ronda, en donde fueron fusilados Así, en la lectura de sus conclusiones, jueces de instrucción no concernía ex- otros; vamos á defendernos contra los los rehenes. lejos de mostrarse arrepentido por haber pecialmente á los asuntos sometidos al federados; dadnos armas.» —P. ¿Visteis al acusado Ferré? formado parte de la Commutie, tiene á Consejo de guerra. Así habia un juez de —R. No, señor presidente. Salí en busca de armas, y cuando volhonor haber pertenecido á ¡ella. Y en el instrucción para instruir lo que concer- ví vi que se les habia puesto en libertad, —P. ¿Reconocéis áFerré? examen de los testigos, negándose casi nía á los asesinatos de los rehenes, otro que les habían abierto las verjas y les —R. No señor; pero se hallaba, como siempre á 'conteátar, limítase á desmen- para los incendios, y así sucesivamsnte. habían armado con barras de hierro y he dicho ya, un hombre rubio que yo tir con franca rudeza aquellos hechos, Necesitaban las piezas originales; en otros objetos. Se habian exparcido por reconocí perfectamente aquí entre los no ciertamente los más delicados que se vista de esto quedó acordado que nos- el patio; si hubiera estado allí me hubie- acusados cuando «e leyó el acta de acule inculpan, y en los cuales, según sus otros no tendríamos más que la comuni- sen muerto. sación. persistentes negaciones, no debe haber cación de dichos documentos, y por esto El presidente.—Servios designar entra Ferré.—Algunos días después de la tomado parte. se nos ha remitido copia exacta de los caída de la Commune se estampó en los los acusados el que decís haber reconoDurante el examen de los testigos, es- mismos. periódicos que ella fué quien a r m ó á los cido. El abogado GaHneau.—Si pedimos 1» ccMidenadoa decenidoa e a la Roquette. cucha coa suma atención, haciaado de El testigfo se vuelve] por el l a d o del, cuándo en cuándo varias observaciones comunicación de los originales es solo Como esto produjo muy mal efecto, de- banco de los acusados y designa á Lumuy atendibles, y algunas de el Jas con coa el deseo de exclarecernos y de excla- seaba de todas veras que se rectificase Ilíer. Este se levanta y sonríe. una oportunidad tal, que bien revelan recer asimismo al Consejo. Las piezas esta culumnia. Por lo tanto, me congraFerré.—El testigo, señor presidente, originales han sido traídas á Versalles tulo de que él testigo lo haya hecho. la viveza de su espíritu. puede tal vez suministrar detalles soEl Consejo de guerra llama también antes de la audiencia; ¿es mucho pedir El Comisario del Gobierno.—Es decir: bre el lo dicho por el precedente testigo. la atención de los concurrentes al Pica- que se traigan también aquí durante la testigo quería armar á los condenados; El presidente al testigo.—Acabáis da dero. El Presidente M. Merlin, sobre to- audiencia? pero al volver, ya los encontró armados oír la súplica del acusado. El presidente.—Las piezas especiales, por los federados, por lo mismo que dedo, se hace digno de los más justos enEl testigo refiere que el 27 los federacomios por la delicadeza coa que proce- excepción hecha de los interrogatorios, clara en la instrucción que se le forzó á dos fueron á la cárcel, pretendiendo que de y la imparcialidad de que da paten- están todas en los autos. En su conse- ello. se les entregase á los militares que se cuencia vuestras observaciones solo puetes muestras á cada punto. El testigo.—Sí, y fué un condenado á hallaban en una de las secciones. M. Merlin es ya un hombre entrado en den referirse á lafidelidaden las copias. muerte, quien, arrancando el fusil á un El carcelero Pinet tomó las llaves de años, flaco, de ojos saltones y de una fi- Se os ha proporcionado copia exacta de federado me amenazó con él. esta sección y subió diciendo á esos misonomía bastante inteligente, y sobre todas ellas, ¿oponéis la exactitud en las Entonces hubo una verdadera inva- litares : «No bajéis, que ¡quieren fusicopias? todo que revela una extrema bondad. sión en las rejas. Nos encontrábamos en laros.» Desgraciadamente el comandante CaEl abogado Gatineau.—En d curso dela tercera sección, segundo piso. Entonces invitóse á Pinet á que bajaveau, comisario del Gobierno, de un ca- los debates, cuando la ocasión se presenViendo los federados que estábamos se; pero éste se negó áello diciendo: «No, rácter fogoso y á menudo intemperante, te, pediremos que se nos comuniquen los decididos á defendernos en la tercera no lo esperéis; ya sé yo lo que pretendestruye con sus salidas estemporáneas originales y persistiremos en nuestras sección, en el segundo piso, trataron de déis hacer.» Un brigadier pidió entonces ' su acento provocador el buen efecto conclusiones. hacernos bajar por medfio de la persua- al testigo que fuese á apoderarse de las ue produciría el tercer Consejo de Braguand, vigilante en el depósito de sión, pero nos negamos, aunque los fe- limas, martillos, y en una palabra, todo ííuerra. la Prefectura. derados gritaban: ¡viva la tropa de línea! cuanto pudiera encontrar para armar al Tanto es así, que el pacífico abogado P. Ayer omitisteis hablar de una Cuatro de los rehenes que tuvieron la mayor número de detenidos, que ea M. Dupont de Bussac, defensor de Ré- circunstancia : durante la instrucción imprudencia de bajar fueron fusilados. aquel momento decían querer defengére, durante el curso de la audiencia, declarasteis habw oido á Ferré en el Hicimos una barricada, y por consejo derse. como así lo habrán observado nuestros gabinete de la Prefectura; así dijisteis mió, los soldados y los gendarmes, preAbrense las puertas, bajan los detenilectores, se ha visto forzado á erguir su también: «El 21 de Mayo se llevaba á sos como rehenes en mi sección, se deci- dos, y entre ellos un condenado á muercabeza, cubierta de canas, para apla- Veysset y á una mujer, pretendiéndose dieron á defenderse enérgicamente. te cojió un fusil de un guardia nacional, carle, aunque fuese retándole en todos que eran espías.» El 22, Ferré vino á inFerré.—Me interesa que conste que los á quien desarmó, apuntándolo al carcelos terrenos. terrogarles y dijo á Veysset al despedir- presos no fueron armados por la Com- lero Pinet. Entonces hubo una grande se de él:—«Os doy seis horas para refley lo hago por mi honor y por el confusión. Los detenidos querían salir, y Teroera lesion celebrada el 9 de Agroato xionar, y si hacéis revelaciones habréis mune, se les dijo: «Gritad ¡viva la Communel y honor de mis amigos. de 1871. salvado vuestra vida.» El presidente {&l testigo).—Y vuestrosno se os hará daño alguno. Los guarEl testigo.—Yo no he dicho tal. Sola- condenados detenidos, ¿en dónde esta- dias nacionales iban entonces entreganPRESIDENCIA DE MERLIN. do las armas á los que las querían. mente sé, y aun por que lo han repetido ban? Se abre la sesión á las doce. muchas personas, que, después de haber El testigo.—Aba.jo, en el corredor de la Ferré.—Yo quisiera que el testigo declarase quién le obligó á ir á proveerse entrado la mujer que iba con Veysset, primera sección. Introdúcese á los acusados. de armas, limas y martillos con que arun tal Fourrier exclamó. «Hé aquí una —P. ¿Fuisteis vos quien les condujo El abogado Be/zaní.—Importantes piemar á los detenidos. zas autógrafas sobre las cuales descan- fulana que no me inspira mucha con- allí? —P. ¿Quién mandaba á los prisione—R. Nó. san acusaciones formuladas contra nues- fianza. » ros? Ferré.—Seña posible que yo hubiese —P. Y pues, ¿quién abrió las verjas? tros cuentes, han sido destruidas de los —R. El brigadiery el sub-brigadier de —R. Lo ignoro. autos y reemplazadas por copias. Pedi- firmado una orden de registro. la Roquette, Ramin y Picón. El Presidente al testigo.—Vos decla—P. ¿Y quién les armó? mos, pues, al Consejo que mande reinteM.Pablo Cierskowski, de diez y ocho rasteis después: «Veysset fué extraído el —R. Las armas que tenían se trajeron grarlas a los autos. años de edad, estudiante.—Este testigo 24 de Mayo para ser pasado por las ar- de fuera. El Comisario del Gobierm.^-hninatrvLCFerré.—Pevo de ningún modo fuimos estaba en la Roquette desde el 26 de Nocíon sobre ciertos asuntos ha sido lleva- mas. Veysset reprochó vivamente á Ferda á cabo en París por los jueces de ins- ré por haber faltado á la palabra que le nosotros quienes mandamos abrir las viembre último, y cuenta lo que sucedía el 24 de Mayo. Se hallaba entonces eu verjas. trucción MM. de Loverdo y Mathieu de diera de salvarle la vida.» El testigo.—Esto se me dijo por un vi- —P. Veamos por última vez; ¿en dón- la enfermería y vio entrar un piquete de Vienne, por lo que se han visto obligade estaban ordinariamente los condena- guardias nacionales en el patio con aldos 4 conservar en otros autos las pie- gilante. gunos vengadores de la república y un El Presidente.—A.ñ&iÍ3teÍ3 también:dos? zas originales cuyas Copias auténticas «ierre mandaba el pelotón de ejecución; El testigo:-^En el calabozo, en el patío bombero, llevando áu casco puesto toproducimos. davía, [Continuará.) El abogado IklMnt.—Y& que el /señor habiendo querido marcharse uno de los 6 en ios tálleres. J CRÓNICA HISPANO-AMERICANA. El canciller condensa todas las interro- sensatez y la demencia, llegando á su aciones que ha hecho Mefistófeles, sien- colmo, quieren poner á su servicio todo SOBRE BL FACSTO DE GoísTHB. 0 su expresión viva y su enigma en- lo más elevado; y de aquí esa furiosa imPOR carnado. Como encargado de abultar to- paciencia que de él se apodera por peneMARIANO CALAVIA. das las pequeneces y de dar á las cosas trar en todos los abismos y por poner á el aspecto de lo deslumbrador, hace de contribución de sus sentidos codiciosos la justicia la palabra que disfraza todas ájlas ideas mismas. Es el avaro de la lu(Conclusión.) las injusticias, y de la tiranía del empe- juria. XVI. No contento con los sensualismos que rador la necesidad suprema contra los exle rodean, quiere traspasar los horizontravíos de sus subditos. Goethe pasa, & continuación del enun¿Sospechaba, acaso, GoSte el adveni- tes próximos y aspira á penetrar las vociado, al hecho; la universalidad de su miento próximo de su emperador, tipo luptuosidades pasadas. Para ello, necesisentido y la totalidad de relaciones que eterno de todos los Césares y de su can- ta poner á sus órdenes las ideas, esos abrazaba, pedian todo el vasto campo de ciller, modelo de todos los sofistas de Es- permanentes medios de la representación la actividad humana, para hacer en ellas tado, y de aquel mariscal, y de aquel y de la formación de las imágenes. apurar á su héroe la copa del mal en toTodo el mundo clásico se puede reprotesorero, y de aquel gran maestre del das sus múltiples manifestaciones. Por ducir por este medio; pero si bien el ena ejército, ejemplos vivos de todas las amotra parte, su alto sentido crítico tenia tendimiento no encuentra difícil esta que poner de relieve los vicios que le biciones que florecen á la sombra de to- obra, se le presenta en cambio peligróse das las tiranías? ¿Veía levantarse ya, eran contemporáneos, y velando su causy para él inútil después de todo. El tiene ticidad en la fábula, presentar las defor- ella en algún rincón oscuro de la Alema- brujas, espectros, fantasmas, enanos de nia del Norte, alguna de esas visiones y midades que contemplaba en todos los velludas paperas; en una palabra, toda órdenes y relaciones esenciales de la vida se anticipaba á presentirla con el colori- la banda de las ilusiones, todos los prodo mágico que tiene siempre á mano el de su tiempo. Por eso, después de haber cedimientos del vicio; todos los lazos viseñalado el propósito de su seg'unda par- poeta al describir sus presentimientos? vos que pueden aprisionar al hombre No tenemos para qué preocuparnos de te, traslada á su protagonista como audesvanecido, ¿qué necesidad hay de reello; pero es lo cierto que los males de tor y testigo á un palacio imperial, y currir á sendas muertas, y por otra parexamina de cerca los poderes históricos Estado y el Mefistófeles de la política se te no bastante conocidas del diablo, dehallan descritos de mano maestra y sey el lugar que su Mefistófeles ocupa en romanticismo? El infierno pagano es un ellos. La corte tiene todos los rasgos sen- guidos en su curso y denunciados eu sus infierno particular que no está en sus procedimientos con admirable intuición sibles y todo el aparato externo de la dominios... Sin embargo, entrevé el meEdad Media; pero los vicios que señala y con sublime delicadeza. El pretendido dio y lo expone con cierto tenebroso prederecho divino, esa tutela de otros dias son los contemporáneos de todas las edasentimiento. des, y el fondo que determina es el ma- y ese sofisma de todos los tiempos, es sin duda ninguna la fórmula de Mefistóquiavelismo de todos los tiempos. XVII. El procedimiento común á todas las ar- feles, á favor de la cual se pueden encubrir todas las insensateces y todas las bitrariedades, á todos los caprichos, á toNo le faltaba razón para ello. El alma das las tiranías del poder, y todas las ambiciones. inagotable de Fauto era harto atrevida «Roma, dice el heraldo del imperio, ha para satisfacerse máscaras con que el mal se disfraza, escon los manjares en salvado los altos Alpes por su ventaja y tán perfectamente señalados por el misúltimo término insípidos que Mefistófeles mo Mefistófeles, inspirador eterno de to- vuestro placer, y conquistado para sí lo presentaba. Fausto necesitaba peneun alegre reino, tíl emperador, al pedir dos los extravíos, de todos los vicios y trar y apurar todos los sensualismos pacrímenes de Estado. «¿Quién es, excla- á las sanias sandalias el derecho para su ra encontrarlos al fin incompletos, cama, dirigiéndose al emperador, el pun- poder, al ir á buscar su corona, nos ha rentes, y sobre todo vacíos de lo que en zante burlón, el que es siempre maldito traído también el man(o de loco, y henos su anhelo andaba buscando. Tenia aviy siempre bien recibido? ¿Qué es lo que aquí regenerados á todos. dez para hacer infinita la sensación y Como el sofisma no es, sin embargo, eterno su goce explosivo; no hallando se desea con ardor y se rechaza siempre? ¿Qué eslo que cada cual toma bajosu pro- valedero para el hombre de mundo, éste, en el presente agua bastante para satistección? ¿Qué es lo que siempre se critica dice, saca el mejor partido que puede, y facer su sed devoradora y calenturienta, y acusa cruebnente? ¿Quién es el que no echándoselo fácilmente sobre la cabeza concibe de pronto la insensatez de creer debe ser nunca invocado, y aquel cuyo y las orejas por masque le iguale con al pasado más rico y exuberante en planombre seoye sÍ3mpre con placer?¿Quién ios locos, es por debajo sabio y pruden- ceres, y de aquí su sueño y su delirio es el que se acerca á las gradas de tu tro- te á su modo ó como puede.» Admirable por Elena. Olvidado de Margarita, grano? ¿Quién es el que se desterró á sí pro- expresión de la impotencia da todas es- cias á las precauciones que á cada paso pio?» Semejantes preguntas dirigidas tan tas artificiosas urdimbres del mal, de cu- toma Mefistófeles para distraerlo, y cada á quema-ropa y con tan diabólica inten- yas viejas redes acabará por fin el mun- vez más enagenado del amor que redición, son una influencia harto decisiva do de librarse por completo. me, y más envuelto en el amor que enMefistófeles en este cuadro se multi- vilece, excita á Mefistófeles á que le repara que el emperador deje de reconocer «n ellas el artificio de su poder, y preten- plica: poseedor del secreto da todos los produzca á Elena y á que la traiga á su da desecharlas como una consideración móviles pequeños; conocedores de todas tiránica fantasía. importuna. Por una alucinación cómoda las ambiciones que bullen, de todas las Henos, pues, aquí á Fausto desdeñoso del amor propio, refiere el enigma á los aspiraciones en agraz, y de todos los del amor romántico y codicioio del amor demás, y no quiere apercibirse de que al envilecimientos que se apresuran á ro- clásico. Epicuro venciendo á Platón; el ser su explotador es también su cómplice dear el éxito coronado, se convierte en el materialismo que degrada sobreponiénhéroe de la fiesta, y hace gala de pre- se momentáneamente al espiritualismo y su víctima. El cuidado de los negocios serios le sentar á Fausto la vasta extensión desús que redime: Margarita reemplazada por molesta; el eterno aguijón que le impulsa reinos, y las apariencias de su poder. Elena. al cumplimiento de sus deberes le causa A Fausto, sin embargo, no puede Mefistófeles halla á su esclavo como lo una fatiga intolerable;de la que solo pue- ocultársele toda la basura que hay por deseaba, enteramente á sus plantas, de aliviarle temporalmente la distracción bajo de aquellos explendores: condenado vencido, estropeado, delirante, desvanesensible en la bacanal y la crápula. «¿Por á transigir con ella y á ser cortesano, y cido. Pero ¿no podría haber peligros forqué, dice, estos dias libres de todo cuida- á contemporizar con lo que le rodea, uo midables en esa escursion atrevida que do, consagrados al Carnaval; esos dias, puqde, sin embargo, ocultar su disgus- iba Fausto á emprender hacia la región en los que solo pensamos en gozar de lo to, y obliga á Mefistófeles á alejarse de de las ideas para ponerlas al servicio de que más nos halaga, debemos pasarles en aquellas alegrías siempre emponzoñadas su fantasía calenturienta? Ese vacío para consejo?» El desvanecimiento tras lo sen- que son su centro, y de aquellos placeres el entendimiento, ¿no podia convertirse sible tiene tan cogido al emperador, y ha siempre quiméricos y envenenados que en la luz redentora que lo oscureciese sabido Mefistófeles disfrazar tan bien en son su obra. sin réplica? ¿Por qué no podía Mefistófeel dominio formal de las cosas su caren«¿Por qué me conduce, exclama éste, les hallar en esa expedición histórica el cia absoluta de poder real, que le ha he- á esos sombríos corredores? ¿Acaso no espectáculo y la evidencia de la nulidad cho creerse señor de cuanto alcanza su reina allá bajo bastante alegría, y no de su obra? vista, cuando no es otra cosa que esclavo hayjentre aquella turba cortesana soEste es el presentimiento que por pride lo que contempla, puesto que lo fasci- brados motivos para la mofa y la impos- mera vez comienza á invadir al desprena. Se cree dominador potente, y no es tura?» ocupado Mefistófeles; su repugnancia más que juguete de las pasiones agenas «No me hables de eso, replica Fausto; Eor las ideas, por las Madres, es invencique satisface, dejándose arrastrar de las por que ese lenguaje, sobre ser viejo, me le: un secreto terror le hace sospechar suyas. Gobernar es para él un asunto es sumamente pesado.» lazos en ese mundo, á pesar de la victomolesto. El doctor reconoce los estériles y ya ria que por el momento le ofrecen, puesSin embargo, por una concesión for- gastados procedimientos del mal; en me- tas á su servicio por el doctor enloquezada que siempre hacemos á las exigen- dio dn las seducciones momentáneas que cido; pero necesita disimular, y no macias ineludibles de los compromisos que le ofrece como espectáculo, halla, sin nifestar escrúpulos pueriles. «Lánzate al nos cercan cuando no nos contrarían en- embargo, nauseabundo el espectáculo Océano, le dice, piérdete en la contemteramente, el emperador acepta lo pro- mismo; y se siente esclavo de los capri- plación de lo infinito, allí al menos verás puesto, y se resigna á cumplir el deseo chos de los demás, cuando ambicionaba dirigirse hacia tí las encrespadas olas... de los consejeros. Para alentarle, el can- ser su dueño y su dominador. «El empe- Mientras que en el apartado y eterno vaciller se decide á remover la» vanidades rador quiere, y es preciso complacerle, cío, no verás cosa alguna, ni oirás el del déspota, predisponiendo favorable- quiere contemplar á Elena y París, esto rumor de tus pasos, ni hallarás un punmente su ánimo ¿secundar las ambicio- es, á la obra maestra del hombre y de la to sólido para reclinar la cabeza;» tal es nes con que este sueña. mujer, y verlos, sobre todo, dotados de el juicio ligero que el entendimiento tieEl canciller no está menos cogido en formas arrobadoras. Manos, pues, á la ne formado de las ideas. las redes de Mefistófeles que el empera- obra, porque no puedo faltar á mi palaEl terror de Mefistófeles no se oculta dor: el canciller está en el pensamiento, bra,» exclama. enteramente á Fausto, y halla aquí un en las aspiraciones, en la tendencia del Del mismo modo que en la primera camino que si puede agradar su condepueblo á quien rige, es verdad; pero tie- parte, aparece aquí el doctor profunda- nación, en cambio puede por otra parte ne á una con esto ambiciones personales mente esclavo de los sentidos; y la he- servirle de punto de partida para romque satisfacer, complacencias que tener chicería de entonces no hace aquí más per los lazos con que el diablo lo tiene con el amo á quien maneja, y secretos que reproducirse en su más honda y más aprisionado. «Yo pienso en tu nada enque ocultar á las miradas indiscretas de insaciable representación. Es el idealis- contrar el todo,» exclama contestando á los que quieren apoderarse de la causa mo de la materia llevado hasta sus últi- la objeción de Mefistófeles; y verdadera«culta de su favoritismo. mas eaervadoras consecuencias. La in- mente este preseatimieato es la más ESTUDIOS CRÍTICOS f grandiosa de las adivinaciones de Goethe. Mefiestófeles, sin embargo, no se fía, ni quiere dejar enteramente solo al doctor en su visionaria expedición; para ello le entrega como auxilio aparente, pero en realidad como garantía de cautiverio, su famosa llave, es decir, la lógica formalista y atrabiliaria, que por espacio de tantos siglos ha tenido aprisionada la inteligencia humana en las cárceles del sofisma escolástico, si bien dudando de que la tal llave pueda ajustarse á las exigencias de aquel espirita vigoroso é inagotable en sus eternos deseos. Es preciso, le dice, que subas írtpudiando y que desciendas tripudiando y que no dejes de tripudiar, que es como si le recomendase que no abandone da manera alguna los procedimientos de la dialecta ergotista. Es preciso ir desde el principio de contradicción al principio de identidad, pasando por el entimerúa, por el vano silogismo de las palabras sin las ideas, y por todo el artificioso mecanismo que enseña á encajonar el espíritu, resbalándolo por la superficie de las ideas, pero sin penetrar jamás en su fondo. Asi es como Fausto podrá encontrar las ideas unas sentadas, otras en pié ó andancio, paro todas mudas y solitarias como ua dogma sin eficacia. De este modo, el juicio seguirá siendo erróneamente considerado como el comienzo de la ciencia, y el punto de partida de la investigación; quedando así el entendimiento Mefistófeles otra vez como soberano de los sofismas que se enjendren, y explotador incesante de todos los errores en que se caiga. A pesar de todo, Mefistófeles se queda con una ansiosa curiosidad. «Deseo saber si volverá,» exclama. En el entretanto, y mientras Fausto hace su excursión hacia las ideas, Mefistófeles continúa explotando su reino, ea la corte del emperador. Desde las bajezas del cortesano, hasta los devaneos que enloquecen y extravian á los humanos, todos los círculos recorra, y en todos ellos tiene aberturas por donde penetrar libremente. La expedición de Fausto, la tiene, sin embargo, preocupado, y hace que la corte entera participe de las mismas alucinaciones de que Fausto se halla poseído. Por fin aparece éste invocando á las madres, esas reinas que imperan en el infinito, y desdo cuya mansión, «poderes supremos» saben repartir lo eterno entre la noche y el dia, y «dejan ver al mágico los misterios que desea contemplar. » No puede hacerse del poder de las ideas un cuadro más acabado, ni un retrato más fiel de la perversión que enjendran, cuando el entendimiento las pone al servicio de la fantasía extraviada, repartiendo lo eterno entre la noche y el dia, ó sea queriendo llevar lo permanente á la sensación y lo eterno á lo temporal, para reducirlo á lo meramente histórico. Por todos estos medios consigue Fausto reproducir á Elena. Toda la belleza plástica que el soñador enloquecido puede imaginar, aparece en este fantasma con sus más vivos colores. Es la obra suprema de la hechicera de la primera parte aquí realzada con todos 1 ¡a explendores clásicos coa que la profunda experiencia del doctor la engalana. El brebaje que la hechicera sabe confeccionar, acaba aquí por hacer su obra maestra, concluyendo por sumergir á Fausto eu el mayor arrobamiento y en el más hondo olvido de sí mismo á que puede llegar un espíritu que se tuerce, i «El dulce rostro, exclama, cuyo mágico reflejo excitó en mí tanto arrobamiento, no era más que la sombra de semejante belleza. A tí consagro toda fuerza activa, toda pasión; á tí consagro toda simpatía, amor, adoración, delirio.» La fantasía, cuyas alas se han hecho para dominar las alturas, se convierte aquí, por los pecados de Fausto, en el instrumento de todos sus sensualismos, y lo sujeta á la tierra en vez de trasportarlo al cielo. «Aquí, dice insensato; aquí he sentado el pié, aquí está la realidad; aquí el espíritu puede combatir á los espíritus y disponerse para la conquista del dobla reino... Valor, pues, ¡oh madres, que dej beis oírme! El que la conoco no puede vivir sin ella.» La suprema visión, toma da por la suprema de las realidades; el idealismo más rabioso, adorado como la más positiva de las evidencias; la calen-, tura y la fiebre de un momento, estima- LA AMÉRICA..—AÑO XV.—NÚM. 22. « da como la eterna f jlicidad y como la di- los menudos detalles y de las minuciosas bría Eríclito, lo mismo que pudiera hacha inagotable. ¿Puede darse mayor des- noticias que Wagner habia sondeado y cerlo Mefistófeles, y se repetirá esta lucomentado. La representación fantástica cha hasta la consumación del tiempo!» vaóecimiento...? de esta combinación, iba áserHomúneuEra además indispensable presentar lus, introductor natural de los visioaa- este cuadro fantasmagórico á los ojos de Las inevitables consecuencias del mal rios, en la región de las sombras y de los Fausto, para poder con exactitud reproque se siembra lo mismo que del mal que fantasmas del mundo antiguo. Esta obra ducir, eu toda su vasta extensión é inse hace, no tardan en aparecer ostensi- halagaba á Mefistófeles, puesto que al fin fluencia, la figura de la belleza clásica, blemente, y no necesitan más que el y al cabo habia sido su engendro; pero la representación de Elena, expresión tiempo para dar sus frutos naturales. Los no le borraba, sin embargo, sus terro- compleja de todos los bienes y males que extravíos de la primera parte y las fal- res, ni la repugnancia con que se veía habían movido y agitado la antigüedad. sas tesis sentadas para Mefistófeles, tie- obligado á hacer aquella exploración pe- Para Mefistófeles, al primer impresión nen en la segunda su cumplimiento ló- ligrosa. Desde luego se nota que al lle- no tenia de pronto más que una novedad gico. Ha sembrado excepticismos, y es gar aquí, Mefistófeles va á pouer la aparente. «Al través de antigua ventanatural que recoja negaciones, vanida- plaata sobre uu muado para él descono- na, dice, veo en los escombros del Norte des y orgullos insensatos. Fausto está cido en sus detalles. El era en esto el dia- algunos espectros horribles; aquí, como harto cogido en los inextricables lazos blo de la Edad Media; la personificación allá, estoy en mis dominios.» Pero no tedel amor para que pueda inmediatamen- de las quimeras y de los males del espi- nia en cuenta el embarazo y la soled id te recuperar su energía y su vitalidad de ritualismo cristiano; teaia su montaña en que aquel espectáculo había de deotros tiempos; y por eso su antiguo cuar- de visiones, su Brocken especial, el que jarlo. to, aquel gabinete de sus sublimes in- nos presenta en la primera parte al conTodos sus ardides, todos sus procedivestigaciones y de sus más altos pensa- ducir á Fausto á su noche y á sus tinie- mientos, todos sus trabajos se resentían mientos, se ha convertido en el albergue blas; pero nada sabia de la noche y de de viejos, de gastados y de infecuados de todos los sofismas, y en el estrecho las tinieblas de la antigüedad. para el mal á cuyas aspiraciones oberecinto de todos los errores. Derrotada á pesar de sus cisnes, de decía. El viejo ropón de pieles de Fausto, des- sus beldades, de sus sirenas, de sus esA pesar de su aparente dominio, el prende al descolgarlo toda la serie de in- finges y de sus espectros todos, ¿porqué mundo se les había escapado, á los Essectos con que Mefistófeles ha sabido había de ser más poderoso el diablo de finges, á los Grijones, á los Arimaspes y apolillarlo. Es la gran alma del doctor las brujas, de las hechiceras y de los g e - á las Lamias (1); y sin embargo, tamcaida en un lodazal, y gusanada por to- nios de la Edad Media? ¿No podía él tam- bién estos se habían creído más eternos das partes. Nunca como ahora es Mefis- bién ser vencido? y omnipoteutes que el mismo Mefistófetófele." más dueño de aquella morada, Sin embargo de todo, se consuela con les. «A medida que voy errando al tradesierta de verdad y llena de quimeras. el pensamiento de que lo que van á ha- vés de estas pequeñas hogueras, exclaEl entendimieato alucinador vuelve á cer, no es más que un pequeño ensayo ma, me veo cada vez más aislado; reina ocupar su antiguo puesto y contináa de Brocken, si bieu con los cerrojos des- la desnudez casi en codas partes, y solo sustituyendo á Fausto en su viejo sillón, corridos del pajanismo. «Nunca, dice, va- de vez en cuando descubro algunas capuesto que es aun, como dice, doctor, y lió gran cosa el,pueblogriego;solo logró misas. Los esfinges carecen de pudor y á la verdad, aun sigue en nuestros mis- deslumhrar por medio de la libertad de los grifones de vergüenza Aunque mos tiempos siendo el preceptor de la vi- los goces sensuales, y atraer el corazón en verdad seamos nosotros extremadada, y 4 cuyas insinuaciones rinden ex- del hombre á pecados alegres, mientras mente obscenos, veo que lo son aun maclusivo culto así los hombres como las que los nuestros han sido considerados cho más los antiguos.» Confesión terriinstituciones y las cosas. Todavía hay siempre como tenebrosos.» Esto es, to- ble y de cuyas consecuencias no acaba muchos «que lo reconocen como tal,» y ma el mayor refinamiento del mal por Mefistófeles de persuadirse enteramente, entre ellos el antiguo estudiante déla UQ escudo que lo perpetúa, cuando es, porque, como él dice, con suma facilidad primera parte. sin él sospecharlo bastante, una hipocre- ha comprendido á cada uno de aquellos Aquí, el doctrino se ha trasformado en sía á que tiene que recurrir, por lo mis-, espectros en particular. El mismo, ¿no la pedantería misma. Las lecciones de mo que ha perdido terreno. es el resumen de todos? Su concentración Mefistófeles no han sido desaprovechaEs necesario, pues, emprender el via- ha de parecerle una fuerza mayor, pero das, y el estudiante se presenta «dotado je; á Fausto se lo exigen sus locas vi- no puede explicarse cómo han podido llede una audacia sin igual.» siones, y Mefistófeles se encuentra atraí- gar al extremo en que los encuentra. Cree que no solo ha asistido al.'góaesis do por la curiosidad voluptuosa que le ¿Podrías decirnos qué hora es? le predel mundo, sino que le ha dado su fuer- ha llegado á producir su engendro. Ho- gunta con ironía el Esfinge. A esta inza y sus elementos. «El mundo no exis- mÚQCulus se encarga de ser el iaterlo- terrogación, Mefistófeles con osadía irótia antes de que yo le formase, exclama: cutor de los viajeros, puesto que es el nica invoca al tiempo como su fuerza, y yo soy el que hice brotar el sol del seno que sabe designarlos y clasificarlos. So- á la sucesión de las cosas como la garande las ondas, y empezaron conmigo su lo Wagner se queda en casa, para con- tía de sus resultados, por lo cual apareacursólas revolucioues de la tierra tiauar «hojuauílp los viejos pergpamiaos, •ta.no iaxpacieatarse; a d e m á s de que «Be¿Quién sino yo oa libro de las tristes pre- reunir, segua la regla, los elemeutos de ria extraviarse queriendo subir de un ocupaciones en^que viviaís? Ja vida, ciasificarJos en debida forma, y brinco á lo alto.» «Deja, le dice, los enigEn cuanto á mí, libre sigo los impul- no olvidarse de meditar la causa y auu mas de allá arriba, y conténtate con hasos de mi fantasía, recorro alegre el ca- mucho más el medio.» ¡Ironía admira- cer charadas.» mino que me traza mi luz iuterior, vien- ble, con la cual Gogthe ha sabido burEl Esfinge le contesta oportunísimado con arrobamiento laclaridad ante mí, larse de las pueriles elucubraciones del mente: «Proponte conocerte á tí mismo, y detrás las tinieblas. El mismo Mefistó- erudito desvanecido! y tendrás ya un enigma. Procura, si no, feles se sorprende del orgullo que ha saexplicarte esto claramente: útil para el XIX. bido engendrar en su discípulo. Viejo bueno y el malo, para este un peto con La noche clásica de Walpurgis, re- el que pueda pelear en su ascetismo, paexperimentado, reconoce en medio de todo los limites dentro de los cuales se agi- producción notable de la montaña de ra aquel un compañero de locuras, y tota, y sabe demasiado que hay un círculo Brocken de la primera parte, pero refe- do por disposición de la Divinidad.» que no puede trswpasar, y en el cual se rida aquí á la representación del mal anEfectivamente: el entendimiento aun mueve sin lograr perturbar en nada los tiguo, es indudablemente una de las extraviado, aguijonea al espíritu en el fundamentos y el ser y esencia de las más brillantes osadías del poeta alemán, descubrimiento de la verdad y en la realicosas. «¡Cuál seria tu disgusto, dice pa- y uno de los medios plásticos más acen- zación del bien. Cuando envanecido prera sí, sí pudieses llegar á hacerte esta tuados de que podía servirse para pa- tende haber llegado á las grandes negasencilla pregunta: ¿Quién puede tener tentizar la obra insignificante del mal, á ciones y á los grandes excepticismos, y una idea, sabia ó estúpida, que no haya pesar de sus ruidosas y abultadas apa- cree haber anulado la realidad en fuerza sido concebida en lo pasado?» Y en ver- riencias. Era el espectáculo más abru- de análisis y de juicios forzados, el buen dad, no puede trazarse más gráficamen- mador para Mefistófeles, y el que mejor sentido de la humanidad huye de semete la esfera única en la que el entendi- podía evidenciarle la nada de sus esfuer- jantes asertos, y desplega energías i g zos y el vacío de sus propósitos, a l cabo noradas por el excéptico, á quien dejan miento actúa, se desenvuelve y obra. Porque con eterna actividad amplía y anulados por la eterna energía del bien abrumado y corrido. «Tiene la humaniextiende los horizontes de]las cosas, pien- y por su virtud imperecedera é inagota- dad fino el oído, exclama Fausto; una sa qde las crea y se supone fundamento ble. palabra pura inspira grandes acciones; Más extenso, aunque menos refinado, conoce el hombre muy bien lo que le de todo, cuando no es más que el poder reflexivo, calculador que las descubre, más rico en el dominio de elementos, falta, y acepta ó sigue con placer los iro que también con suma frecuencia, con mayor influencia en la vida, con no consejos serios. Así, pues, me separo de 3 extravía en su dirección y en su sen- menor cantidad de historia, digámoslo tí, y no tardaré en volver triunfante.» tido. El estudiante no ha llegado aun á así, ofrece, sin embargo, á los ojos de Divina réplica y la más consoladora y ^er bastante diablo, para comprender es- Mefistófeles, el espectáculo aterrador de profunda de las evidencias! Podrá el exta verdad profunda, de que tan amarga- una derrota sin replica. También tiene travío dominarnos temporalmente; seresus hogueras, sus fuegos fatuos que te- mos juguetes momentáneos de lo falso; mente se sabe Mefistófeles. Da 8u parte Wagner, ese perpetuo re- nebrosamente iluminan con luz sinies- pero al cabo la inagotable y eterna enerbuscador de noticias, ha llegado á for- tra las malas acciones, y también abun- gía del bien triunfa de todo, y repone de mar con su erudición un pequeño mun- da en soflamas, en atractivos, en encan- nuevo las cosas en su lugar, como la do, de pequeñas interpretaciones. Es el tos avasalladores y tiránicos. fuerza de gravedad coloca siempre los A pesar de todo, su trasformacion ha cuerpos en el orden inmutable de sus retórico, el crítico menudo ^ue ha sabido sintetizar sus liliputienses investigacio- sido inevitable, y no puede negarse su densidades respectivas. nes, y que ha sacado de laexploracion de retroceso y los pasos que ha dado atrás, Por eso Mefistófeles no se encuentra los clásicos un héroe de invernadero. Su reduciendo su esfera y concentrando sus bien dentro del círculo del mal antiguo. Hemúnculus no es otra cosa que la re- trincheras. Por otra parte, el bien que, A primera vista le es simpático el rostro sultante de los delirios románticos com- á su despecho, ha producido, no puede binados con las tradiciones que ha llega- tampoco ocultarse. Alejandro ha tenido (1) Diviaidades paganas qae personifican do á recoger del clasicismo; y cuya re- ambiciones y sombríos sueños, y César el mal, y que son las fsraias poéticas de que U sultante era indispensable para acabar no ha dejado de estar acariciado por antigüedad lo ha revestida. Representaciones de alucinar á Fausto caleaturieato toda- esas sombras que alucinan; y á pesar de múltiples, y al cabo desvanecidas del Infierno todo, Alejandro y César han hecho bie- clásico y de las pasiones reinantes en aquel munvía, y ansioso de poseer á Elena. . ya sepultado y en aquel reino ya extinguido. Solo así, podía Mefistófeles acabar de nes que nunca les agradecerá bastante la do Las brajas, los duendes y las hechicerías de la humanidad, y que bastan para perdorecomponer el pasado. Fausto traía las civilización antigua, evocadas para servir de madres, las eternas solitarias para el en- nar sus extoavíos y sus errores. «¡Cuán- ejemplo desesperante á la soberbia impenitente teadímiento, y las ponía á las órdenes de tas veces ae ha repitido, exclama la som- d« Mefiii($feles. xvm. K del Esfinge; pero mirado por dentro y desde abajo, le horroriza. «Hipócrita, le dice el Esfinge; se te condena á venir aquí en penitencia; nuestras patas son al menos sanas, mientras que tu pió contrahecho es indigno de estar en nuestra compañía.» Y así es la verdad; el mal antiguo es más inocente, digámoslo así, á pesar de sus apariencias y de su mayor extensión, y más poderoso por lo mismo que deja más puertas abiertas á la generación y es menos intencionado y tiene menos refinamiento. Es menos profundo, pero más sincero. Reinó en el mundo antiguo; Edipo estuvo un día en su presencia; el mismo ülises se extremeció ante aquellos lazos que le sujetaban; cada uno de los héroes pagó su tributo á los límites y á las debilidades de su tiempo; pero á pesar de todo, el mal no pudo impedir sus buenas acciones, ni borrar la eternidad de sus obras. El mal pasó, y los grandes ejemplos da aquellos héroes continúan siendo la admiración permanente de la posteridad. ¿Qué busca, pues, Fausto en este mundo de espectros y de sombras? ¡Ah! Fausto busca el bien, aun en medio de lo torcido de las sendas que emprende. Es verdad que se equivoca al evocar la belleza antigua como el prototipo único de lo absoluto; pero si en Elena no encuentra lo absoluto más que en un término, ¿no es, sin embargo, un descubrimiento que puede y debe concluir por reconciliarlo con el pasado haciéndole justicia y reconociendo lo que ha legado como indestructible al porvenir? Sin duda ninguna. La representación de Elena, es una representación permanente del amor plástico; sí produce extravíos y locuras, los produce por la interpretación torcida y por el desconocimiento del contenido interior que debe acompañarle. La belleza clásica es una forma divina y eterna, el sentimiento sensualizado, digámoslo así; carece por dentro de sustancia moral; es un ropaje vistoso, pero sin armadura; un cuerpo sin alma. En medio de su majestad y de su gallardía, la misma Elena es la encargada de presentar el enigma de su destino en la antigüedad. «¿Soy aquí soberana ó cautiva?» exclama. «Lo ignoro por haberme reservado los inmortales una fama y un deatiao equívocos.» Y álajverdad, dominadora de los sentidos, es reina al subyugar coa jSus placeres, ¿pero no es esclava de los caprichos de los héroes á quienes encadena? Su camino, por otra parte, ¿no le deja sembrado de ruinas? ¿Cuándo podrá Troya olvidar los estragos de su belleza? Y, á pesar de todo, la antigüedad la adora, y Antonio no tiene presentes sus ruinas y sucumbe por Cleopatra, esa consecuencia histórica que al fin no es menos esclava que el modelo ideal de las aberraciones y miserias que degradaron tan profundamente aquella civilización, y que ,originaron su inevitable catástrofe. XX. La antigüedad desconoce por completo el amor elevado y sublime del espirita; idólatrajde la materia, la diviniza, la reviste de incomparables galas; pero las emociones purísimas de este seatimiento delicado, le son extrañas é ignoradas. En presencia de Fausto, Elena queda naturalmente sorprendida; Fausto ha,evocado los sensualismos del mundo clásico, pero no ha perdido por eso ni ha renunciado á las emociones románticas del idealismo cristiano. Es el esplritualismo de la Edad Media, reconciliándose con los explendores materiales de la belleza pagana, y refundiendo en un verdadero sincretismo las dos civilizaciones y los dos ideales. Goethe señala aquí con adivinación profundadla armonía que, á pesar del aparente antagonismo, existe entre las dos edades humanas de la historia. «Comparte conmigo, dice á Elena, el mando de tu reino infinito, v haz que sea un solo hombre tu admirador, tu esclavo y tu custodio.» «Dime, replica Elena, ¿qué debo hacer para hablar una lengua tan bella?» «Lo lograrás fácilmente, responde Fausto, porque todo el secreto está ea el corazón.» No podía llegarse á una conclusión más feliz. Fausto que, exhalado, buscaba en las voluptuosidades paganas un nuevo extravio, se convierte sin él sospecharlo, y solo por la eterna virtud del bien, en redentor y rectificador del mundo antiguo. Es cierto que Elena le seduce, lo atrae y lo fascina; pero ella, á sa vez, ¿no sa CRÓNICA mSPANO-AMERICANA. La intranquilidad de la vida es un mihalla como renovada y con atributos de que verdaderamente carecía el modelo nuto de su eternidad; todo al fin pasa y histórico? La Elena que Fausto reprodu- sucumbe, y cuando el silencio de las ce no es. no puede ser extrictamente la pasiones llega, comprendemos con FausElena clásica de Homero. ¿Cómo habla to la inutilidad de los procedimientos erde desprenderse Fausto de la propia su- rados para apartarnos enteramente del erioridad de su edad histórica, ni cómo bien mismo El error más profundo es, abia de dejar de imprimirle el sello de bien analizado en su fondo, un conjunto BU eterno ideal, de la belleza que tan pro- de verdades mal dispuestas y relaciofundamente se distinguía Jy elevaba so- nadas, este desorden momentáneo, es el que toma Mefistófeles como su mundo inbre el de Homero? En vez del laberinto sin salida en que agotable. ¿Puede darse mayor pobreza? A la larga, y después de la sombría Mefistófeles creía encerrar á Fausto, halla éste, en su propia locura y desvarío, noche en que Fausto ha caído y cuando una rectificación que hacer y una justi- ya ha quedado ciego para el mundo excia que cumplir. De su unión con Elena terior á causa de las repetidas visiones ha de salir Euforion, producto del mari- de sus extravíos, concentra su actividad daje del clasicismo griego con el roman- en la luz interior de la couciencia que ticismo cristiano, lo cual es hacer una nunca ha dejado de llamarle, y entonces obra divina que Mefistófeles no podía emprende su obra de regeneración y cosospechar. Euforion viene á ser el arte mienza á sentirse abrumado por el r e moderno en su primera adolescencia, mordimiento. Pero el remordimiento no es ya de supero desligado ya de las preocupaciones de sus progenitores; la plasticidad in- yo y sin más la redención; es un punto comparable de Elena del arte antiguo, de partida, pero no el sistema de rectifide aquella forma eterna, combinada con caciones por los agravios inferidos ni la delicadeza estética, con el sentimiento por los extravíos consumados. El trabatíeruo y sublime del amor romántico, en jo es titánico, pide muchos operarios; una palabra, el clasicismo sin ondeis y hay que cavar en el foso y desecar permuros, sin trabas preconcebidas, intima- fectamente todos los pantanos que puedo con el romanticismo sin exclusión, sin den seguir infestando el país coaquistaimposiciones dogmáticas, sin fantasmas do. Esto es una profunda verdad; pero engañadores; la conciencia de cada cual, Goethe aquí delinea vagamente el cuacomo el mismo Euforion dice, y «el pe- dro y se limita al enunciado y á las tesis cho del hombre que es su muro inexpug- generales, sin entrar detalladamente á nable,» erigido en fuente eterna de ins- desenvolver su contenido. XXI. piración para el arte del porvenir. Todo el cortejo que acompañaba al arParecía natural que Goethe hubiese te clásico ha sido también invocado como determinado concretamente el camino de necesariamente al reproducir á Elena, y también como ésta queda libre de los en- la rehabilitación, y que hubiera seguido cantamientos y de los repugnantes lazos de paso á paso rectiflcaudo todos los torcila bribona de Thesalia, es decir, de las li- mientos de su héroe, elevándolo al orímitaciones y preocupaciones históricas gen de sus errores para que en su fuenen que se extravió y perdió su pureza y te los fuera desecando y extirpando; pero realmente no hace otra cosa que entresu sencillez la antigüedad. ver el medio sin llegar á fijarlo ni forNo ha sido, pues, inútil la excursión mularlo de un modo terminante. de Fausto; al ascender á la alta cumbre El lector puede sospechar la posibilide sus quimeras, ha podido contemplar dad y hasta los medios redentores, pero otra vez que, á pesar de sus extravíos, la el poeta no los enumera ni los especifica imagen eterna de sus deseos no le ha claramente. Aquí está, en nuestro conabandonado, y desciende de ella, sintien- cepto, la laguna capital de este poema do fluir de nuevo en sí los tesoros de la gigantesco. Toda la vida de Fausto, conprimera edad «hasta entonces, dice, ocul- densación admirable de la historia de la tos en el fondo de mi corazón.» humanidad, y resumen' individualizado «Amor de la primera aurora, excla- de sus actos cumplidos, llega á su fin ma, que vienes con vuelo rápido á hacer sin fórmula segura para la historia del revivir en mi la primer mirada que me porvenir. penetró el alma, apenas comprendido y Es cierto que el mal no es, y que, corecordado siempre, borra todo otro e s - mo efímera accidentalidad, no represenplendor ante su brillantez deslumbrado- ta más que un minuto de dolores en mera. Semejante á la belleza del alma, la dio de la perpetuidad del tiempo y de su grata forma se eleva sin sufrir altera- eternidad; pero ¿no hay todo un proceso ción ninguna, y se balancea en el aire, sistemático de recomposición y toda una llevándose la mejor parte de mi ser.» obra compleja de reivindicación para toCiertamente, por encima de todo extra- das y cada una de las falsas relaciones vío y de toda falsa relación, el amor en en que ponemos nuestra propia naturasu permanente energía se llevará consi- leza? Sabemos cómo desvía el entendigo y poseerá todo lo noble de la natura- miento; cómo extravía Mefistófeles, y leza humana, sin que Mefistófeles pueda esto está admirablemente desenvuelto en hacer otra cosa que turbar momentá- el poema; pero ¿por qué no hemos de coneamente la santidad y pureza de esta nocer tan detalladamente cómo regeneunión divina, cuya esencia no puede ja- ra la razón y cómo la conciencia para y más quebrantar. aleja siempre de sí los golpes que el enA pesar de esta derrota, todavía le tendimiento alucinado pretende asesquedan á Mefistófeles recursos; aun pue- tarle? de levantar sobre los incesantes deseos La actividad de Fausto es inagotable; deFaustoun plano de sibaritismos, cons- pero ¿de qué modo se determina y actúa truir un magnífico palacio, dentro del en cada caso y en cada punto para irse cual se enervan los sentidos, y disponer desembarazando del mal que io-ha ido para las mujeres que le ofrece varias ca- apartando del recto camino? sitas elegantes y cómodas, llenas de volup- La fe sola no basta; la fe, que jamás tuosidad y de misterio, «á fin de pasar en es otra cosa que un grado inferior de coellas horas infinitas en una soledad en- nocimiento, , puede servir de fuerza imcantadora y social;» es decir, todavía pulsiva; pero si esta fuerza no se desarpuede presentarle á Fausto su Parque de rolla y crece y se eleva á la categoría de los ciervos. conocimiento racional y de obra ejecutaFausto adivina toda la pequenez de da, de nada sirve, y para nada aproveesos atractivos para saciar sus sublimes cha. Fausto, la humanidad, aspira incedeseos; pero, sin embargo, aun «quiere santemente á recoQciliarse con lo absodominarlo todo y poseerlo todo,» no está luto, y á vivir de sus aspiraciones; pero aun libre de loslazos de Mefistófeles, pe- para anteponer lo absoluto á lo particuro puede por la acción y la vida desli- lar y erigirlo en criterio incorruptible farse de él. Y en verdad; toda la profun- de la actividad y de su fin, hay un caidad de sus aspiraciones escapa á la niino; solo uno, es cierto, pero el sufiprevisión de Mefistófeles. «¿Qué es lo que ciente y el que basta para hacer de la vit ú puedes saber acerca de los deseos del da, el medio legítimo del destino inefable hombre? le dice el doctor; ¿cómo puede é infinito de la humanidad. tu naturaleza llena de amargura y de Ya el sentido común histórico guarda hiél, saber lo que conviene al humano como depósito alcanzado en fuerza de ser?» La conciencia del hombre que vive experiencia, este axioma que si no le es en el infinito, que se halla en presencia regla de conducta constante, le sirve al permanente de lo absoluto y que hace á menos de aplicación de justicia en mocada individuo moverse hacía ella, por mentos dados y en casos excepcionales. masque frecuentemente equivoque las «La verdad, dice, no tiene mas que un sendas, harán al cabo que éste encuen- camino,» y este presentimiento ^y^esta antre la verdadera, y se dirija hacia ella ticipación divina de la conciencia y de la como el hierro irresistiblemente tiende razón, le sirve constantemente de escuhacia el imán y como la aguja al polo. do, de vigía de tutela contra el sofisma E invasor que viene á tenderle lazos. Es cierto que hasta ahora la historia no ha hecho de este axioma otra cosa que un uso egoísta, é individualmente interesado; pero en los profundos presentimientos á que por su edad ha llegado, la humanidad, comienza á entrever la comuu vitalidad que encierra, y la universalidad de sentido á que se adapta en sus aplicaciones. El extravio de Fausto, como todo error y todo mal, arranca de las facultades mismas del sujeto humano; pero por encima del conocimiento que tuerce y del sentimiento de que se deja arrastrar y de la voluntad que pervierte, están en el conocimiento mismo como fuente necesaria é incorruptible que se halla siempre en presencia de la verdad, y el sentimiento y la voluntad y la actividad humana toda, que siempre comunican cou lo bello y lo bueno y pueden como ley que son de la libertad misma, rectificar eternamente lo falso, ¡[lo deformo y lo malo. Conocemos, pensamos, sentimos, queremos, absoluta y necesariamente; no somos libres en dejar de conocer, pensar, sentir y querer, y no como quiera, sino en pensar, sentir y querer lo absoluto, lo permanente, lo esencial, lo verdadero y lo bueno; pero somos libres por bajo de esto para extraviar lo bueno, lo verdadero y lo bello en los particulares seres y detalles que libremente reconocemos, pensamos y queremos. Fausto mismo, ¿no aspira á la verdad eterna y uo tiene como carcoma incesante su anhelo insaciable de poseer la belleza absoluta y el bien supremo? Y, sin embargo, á cada momento extravía la dirección y canfunde entre los accidentes que se le interponen el objeto real de su propósito, con su apariencia engañadora y con los espejismos que le forjan|su3 iuapaciencias. Déjase adivinar, por lo que Goethe simplemente enuncia, g[ue Fausto ha emprendido la obra laboriosa de su penitencia. «Me siento, dice, con fuerzas para consagrarme eternamente á esta idea, que es el complemento de la sabiduría; solo es digno de la libertad y de la vida, aquel que sabe cada dia conquistarse una y otra.» Pero, ¿y los medios concretos de llevar á cabo esta idea que efectivamente es el complemento de la sabiduría? Este es, en nuestro concepto, el vacío del libro de Goethe; ¿por qué caminos se cura de las aberraciones en que ha caído, y de los vicios á que ha rendido tan sombrío tributo? Aquí la crítica no tiene más medio que el de procurar adivinarlo. El sentimiento, no ha sido meramente el que ha extraviado á Fausto; el sentimiento ha sido la ocasión, el motivo directo de su falta; pero á una con él, ae ha dado en el doctor la aberración intelectual de soñar con reducir á la parte, á lo particular, á lo determinado, á lo finito, la totalidad de sus aspiraciones y deseos; ha querido condensar en lo histórico que pasa, lo permanente y lo absoluto y lo que como esencial queda y dá sustantividad á lo histórico mismo, y entonces, ha trastrocado los términos, y ha falseado todo el sistema de la vida. Alejándose de si, ha perseguido su ideal buscándolo entre lo sensible, y se ha encontrado con humo y viento y con que todo lo que tocaba se le deshacía entre las manos. El sentido, jamás dá de sí más que lo particular, lo concreto, y lo enteramente finito; lo general, ni nace de él, ni está á su alcance, ni podrá jamás penetrarlo. Fausto no ha hecho más que pagar un tributo amargo al desolador y pretendido positivismo que desde hace algunos siglos viene descomponiendo la vida, las instituciones y las cosas que la Edad Media nos ha legado. Excelente para de moler el pasado, cuyas consecuencias deduce, no puede fundar nada, ni se encuentra cou fórmulas que satisfagan las aspiraciones infinitas de la humanidad, que á despecho da los tiempos y de las circunstancias sigue amando en su buen sentido, lo absoluto, lo permanente, lo real, la inmortalidad. Dios, lo supremo. «La huella de mi vida, dice Fausto, no puede quedar envuelta en la nada. Basta el presentimiento de aquella felicidad sublime para hacerme gozar mi hora inefable.» Y este presentimiento, á la verdad, jamás ha podido ser arrancado del corazón y del alma de la humanidad. Fausto ha necesitado, por consiguiente, rehacer todo el camino y llegar á la fuente oculta de donde proceden todos nuestros errores y todos nuestros males y aberraciones. Persiguiendo su ideal, era lógico que á través y por dentro da sus locos extravíos, Uegsise por fin á coatemplar la intimidad esencial de nuestra naturaleza con el objeto mismo de nuestro deseo. La belleza eterna que en su anhelo buscaba no era, no podía ser, un producto, una consecuencia de la intimidad efímera de los sentidos, que solo puede hacer esencial y fecunda el priun cipio permanente de esta misma unión, á la cual ha de presidir, y en la que ha de tener su origen imperecedero. El espectáculo que Elena le ofrece es una muestra elocuentísima de ello: Elena es reproducida con toda la lozanía y coa todos los encantos plásticos que más pueden halagar la voluptuosidad; y sin embargo, Elena contemplada por dentro, sondeada en su espíritu, nada permanente encierra, y se reduce á un capricho fugitivo y deleznable. Sus formas son divinas pero su fondo es quimérico é insignificante y solo aquel vestido y aquel ropaje de los dioses es lo único que se queda entre las manos de Fausto para que éste le infunda el alma de su espiritualismo y anime su permanencia. Lo demás se evapora. ¿Cómo no habia de despertarse en el doctor una reacción favorable al sentimiento que dignifica y una repulsión necesaria al mero sensualismo que degrada? La rectificación de Fausto, es, pues, una vuelta á la intimidad de la propia naturaleza, una reconciliación conla conciencia; Mefistófeles mismo, el entendimiento, le ayuda sin saberlo ni quererlo en esta obra redentora. Mefistófeles le sirve poderosamente para analizar y desenvolver los coaceptos y las ideas; «los diablos como Mefistófeles, dice, siguiendo la pista á una llama desconocida;» esta llama no es otra que la permanente y esencial relación del hombre con la realidad, que acaba al fin por apretar la nuca del entendimiento alucinador, «Es este un elemento, exclama, hecho para domar los diablos, más penetrante que las mismas llamas del infierno.» Y efectivamente, ¿quién puede resistirse al encanto inefable y divino de dos seres que enlazan su esencis en un destino común y desafian desde aquella altura las embravecí las olas de la pasión, que por más que se hinche y alucine jamás puede quebrantar, antes por el contrario, confirma más y más la inefable identidad suprema de esta relación, que nunca deja de solicitar vivamente y con energía inagotable á la humanidad? «Siempre me ha herido su vista odiosa, replica Mefistófeles, y sin embargo, ahora gozo al contemplar á esos tiernos niños; hay un poder que me impide maldecirlos... ¡Les odio mortalmente, y no obstante, nje dejo deslumhrar de su belleza! «Y en verdad; cuando el amor coa sus dulces encantos llega á arrobar el alma, dignifica cuanto toca é impide absoluta é imperativamente á Mefistófeles sumergido en el fango. La cantidad de respeto que engendra y los sentimientos que inspira, engrandecen al objeto amado elevando al que ama. .Es el fenómeno más incorruptible, y el que como Goethe dice, «puede guiar al santo imperio de los firmamentos.» XXII. Por este lado era por donde efectivamente habia de desembarazarse Fausto de Mefistófeles. Las alucinaciones de aquel habían de llegar fatal y necesariamente á su fin. Desde el momento en que la conciencia, en fuerza de su permanente actividad, llegue á hacer vislumbrar al sujeto, la eterna realidad que el entendimiento le ha velado entre nubes á pretexto ¿3 particularizarla reduciéndola á los estrechos lazos de los sentidos, todos los esfuerzos de Mefistófeles seráninútiles,y el mismo tentador, a u n que resbalándose por su superficie, aparecerá como deslumhrado por ella y quedará suspendido de sus redes y como absorto y anulado. Este momento de atracción, esta concesión momentánea llegan y bastan para anonadarle y destruir su plan. «¡Maldita aventura, exclama, que me ha dado á conocer el elemento del amor! ¡Cuánto daría por una de vuestras sonrisas, que seria para mí un éxtasis eterno!» Cuando quiere volver en sí ya no hay remedio; podrá «el interior del diablo quedar intacto, porque aquella chispa de amor 8 LA AMERICA.-AÑO XV.—NÜM. 2'í.. solo le ha llegado á la superficie; pero sulectual, y al sentimiento y á la fe un ginas antiguas de la vida, y los defectos disculpa cabe á los que impropiamente aplicaobra ha sido contraproducente y se ha temperamento más racional y un aspec- que tuvo el cada ver que dentro de su ni- el adjetivo sendos; y acaso podrá convenir indig caries algo sobre la historia de la voz; pues y_ dejado escapar á Fausto, que ha visto al to más en armonía con el espíritu analí- cho encierra. que es, aunque añeja, no desusada, importa em MARIANO CALA VÍA. fia y contemplado, si bien de un modo tico de los tiempos. Han demolido las bapicarla debidamente. vagfo, inefable y brillante, las causas de ses angulares en que la creencia descanEn nuestro Diccionario primero, que solemos su extravío y los motivos de su disipa- saba, y, á pesar de todo, no se han aperllamar el de Autoridades, porque trae para casi CONTESTACIÓN ción. «Me ha sido arrebatado un gran cibido de que los preceptos morales de toda dicción ejemplos que enseñan la manera de tesoro, dice Meflstófeles con amargura; eterna eficacia que al cristianismo le han OE O. JD&N EOeENlO HiRTZGNBUSCU AL DISCURSO usarla, se lee que el plural sendos, sendas, aue LEÍDO ANTE LA REAL ADADEUIA ESPAÑOLA, EN proviene de las voces latinas singuli, singatai, un tesoro único; el alma sublime que se quedado, no eran ni podían ser piedras L l RECEPCIÓN PÚBLICA DE D. SALDjTIANO DE singula (cuyos acusativos masculino y femenino me habia entregado.» angulares del sistema de vida del porveOLdZAGA EL OÍA 2 3 DE ABRIL DE 1 8 7 1 ( 1 ) . son singulos y singulas), quiere decir cada uno «Mefistóíeles, el entendimiento, no ve, nir, y sí solo medios y medios permanende dos, ó más; y se cita una ley allí del Fuero no puede ver desde la distinción de tér- tes del bien; pero bajo superior concepto Señores: Oía memorable. Je generoso júbilo Real, que contiene dicha voz ea terminación feminos, desde el juicio de que parte, la científico y dentro de principios más ín- para la Academia Española, es aquel en que vé menina: á e^a autoridad preferimoi otra, que unión y la relación esenciar que prime- timos, universales y humanos. Necesí- llegar á sos modestos ambrales caadidato ¡i abraza también la terminacíoa de género mascullaman la voz de nuestro deber y nues- lino, La ley 15 del lib. VIII, tít. III del Fuero ramente los une, y desde cuya unión su- tanse fundamentos de razón, y no son ya quien tros afectos, al eco universal que se repite Juzgo, trata de las reses que, habiéndose entrapuesta puede únicamente obrar Meflstó- suficientes anticipaciones no analizadas dentro y fueraunido de los españoles dominios; voz do á pacer en sembrados ó viña, son halladas ibles y extraviar y torcer su posición y de creencia impuesta; y si es cierto que que proclama hoy al patricio insigne, colmado su armonía. Margarita salva, no puede hacerlo al mo- de merecimientos en larga y desigual carrera de por el dueña del campo, quien se las lleva ea prendas, y no admite la jasta indemnización que Encerrado en este círculo de hierro, do de Beatriz, por más que el amor de dignidades, alternativa de luchas y triunfos, y el dueño del ganado se ofrece á dar por el perbatalla, pelea, lucha, se encrespa, abul- ambas redima al cautivo y lo arranque cuya frente se corona con el lauro inmarcesible juicio qne hubiesen hecho. Dícese en el texto de ta elocuencia. Quieto albergue de las letras ta sus alucinaciones; pero ni llega á los de los círculos sombríos del infierno en original latino, respecto al detdntor de las rases: pacíficas esta neutral morada, que igualmente términos, ni puede destruir la esencia y que se han metido. Si hoc lía fecisse convincilur, per singula capita recibe á la juventud y á los años mayores, en- maiora singulos solidos reddat, per minora ca~ el fondo de su relación fundamental. Por La fecundidad del amor es inagotable; cuentra en ella desahogado taller la edad vigo- pita singules tremisses. Tenemos aquí ya los vulgar que le parezca un deseo y por pero el calor del sentimionto, necesítala rosa, y tranquilas tareas, noble término de vacío que le saponga, siempre hay en él luz del pensamiento y uno y otro los ex- otras, quien prefiere y necesita dulce descanso. singulos y singulas indicados {singula es plural): veamos cómo aparece traducido este trozo toda la naturaleza humana presidiéndolo plendores inefables de la conciencia y Asf, allí en las inmediaciones del polo, no du lan en versión, que se supone hecha durante la y dándole contenido, vitalidad y robus- déla razón que es dojde realmente está acercarse á una roca viajeros que han recorrido vidala de Fernando III. El texto escogido por tez. A pesar de sus años, sigue encasti- el Paraíso que Dante encontraba en las el fnundo, y graban ea ella, para noticia de ve- Alonso de Villadiego, dice: «Si esto le fur (le nideros exploradores: «Aquí nos paramos, pues llado en sus errores, y no logra ni lo- alturas del empíreo y que Goettie no ha- aquí ya se nos acaba la tierra.» (2) fuere) provado, por cada cabeza de ganado mayor peche (pague) senlos sóidos {sendos sueldos) grarájamás una victoria decisiva: su ce más que entrever vagamente, dejánLa Academia Española, benév'ola siempre y al señor del ganado, é por cada cabeza de ganaenemigo es la misma naturaleza huma- dolo informulado. obsequiosa con sos individuos, así coa los que do menor, senlas meayas {sendas meajas, monena, y no hay pelea con éxito contra el XXHL bi tiempo juntó, como con los que nuevamente das de corto valor). ser y esencia de las cosas. Por eso exConclusioa. reúne, se dignó coaferirrae el huoroso encargo En lugar de senlos y senlas, que traía el oriclama: «Te han engañado en la vejez, Hemos terminado la tarea que nos ha- de dar al nuevo académico la bieavenida, acio ginal publicado por Villadiego, los códices del pero debes confesar que lo tienes mereci- bíamos propuesto. Resumiendo nuestro en et cual toma ella para sí las felicitaciones. Juzgo, existentes aún en las Bibliotecas do; he obrado como un necio consuma- juicio, diremos que Goethe, al presentar No ha bascado un contraste que no fuera cari- Fuero Toledo y del Escorial, traen sendos y sendas^ do, y perdido vergonzosamente el fruto su grandioso cuadro, ha seguido paso & tativo; proporciona, sf, al que es entre sus her- de con lo cual se evidencia que ana y otra forma de todos mis afanes. ¿Es posible que un paso analizando los vacíos y las lagu- manos inferior á todos, pública y solemne oca- son las mismas palabras, distantes ya ao poco sión de manifestar al Bxcmo. Sr. D. Salustiano deseo vulgar, que un amor absurdo, ha- nas de la humanidad de su historia, haOlózaga las obligaciones que tiene (que ten- del origen latino, y con la significación de cada ya podido cojer de ejte modo al diablo ciendo en su poema, no solo la apoteo- de go) coa el eminente orador, por inolvidables i:uiil SU, 6 bien otra análoga. Los seis tomos ea folio, de que consta el primer Diccionario de la albardado de pez, y que con tanta expe- sis del bien sobre el mal, sino la insufi- deudas, bien antiguas ya, de agradecimiento. Academia Española, son obra cara y de difícil riencia, haya podido caer en semejante ciente actividad de éste para anular Punto de reposo para el nuevo académico manejo, nada á propósito para andar en todas necedad un cofrade de mi especie?» aquel y para desviar su eficacia final. El puede parecer esta casa; no ha de ser, sin em- las casas: no es así de extrañar que, á fines del Y así es la verdad; la malicia del dia- mal, que como mero accidente, jamás bargo, para su inteligencia incansable, reposo siglo pasado, personas de rica instrucción y esblo, es al fin y al cabo una malicia ino- hace otra cosa que perturbar un minuto inactivo. Su discurso lo prueba: nuestros oyen- casos haberes ignoraran el significado de una cente. En el fondo de sus planes torcidos de la eternidad, se desvanece al fia y de- tes han asistido en él & una de nuestras ordina- voz, entonces menos corriente aún que nuestro hay siempre y palpita un bien de que ja al hombre asombrado, cuando pasada rias sesiones, y algunas ocuparán acaso ciertas costoso primer Diccionario. Don Juan Pablo de las que toca. Trabajo es completa- Forner, sujeto de copiosa doctrina y acedo cano se apercibe y que es el que anonada la tormenta, reconoce que solo en su im- especies mente académico; y bien deberá parecer que rácter, escribió contra don Tomás de Iriarte una su experiencia inutilizando su obra y paciencia no contenida, ha estado el se- discurra sobre dificultades de nuestro idioma fábula satírica, procaz y difusa (1) que publicó convirtiéndola en instrumento del bien creto desús amarguras y de sus penas. quien lleva tantos años de práctica felicísima de suelta, de un prólogo; y alndiendo al mismo que quiere repeler y á cuya edi- «Siempre, dice Meflstófeles, os quejáis superarlas y embellecerlas. Todo lenguaje tiene prólogo precedida mismo, trata de excusar el haber inserficación contribuye. de la vida que tan pronto pasa; y, sin realmente sus asperezas, que se allanan con el tado allí (Jice) «una tan luenga prefación á ua Después de esto, el poeta experimenta embargo, aJ ver las cosas á la luz del estudio: el mejor, pero el mis largo también, poema tan sendo.» Iriarte, poco meaos bilioso sin duda la necesidad de reconstituir y gran día, se vé que su duración al fin os el da más atractivo, el más autorizado, es el que que el agrio Forner, replicó, no sin razón, dise hace sobre el ejercicio práctico público, sobre ciendo (2). «Me he echado á discurrir qué querde afirmar un ideal superior de vida, basta.» la viva voz de los grandes maestros. El pensi- rá decir poema tan sendo; y si acaso no es erque pueda servir de pauta segura para mieato, rectameate coocabido por el espíritu, Por encima de esto, y como su com>le impreota ea lugar de poema tan sandio, el porvenir; pero se siente débil y no en- plemento, hay sin embargo y se siente animado por la pasión, expresado en voz que rata no doy en la verdadera significación; pues auncuentra la fórmula. Un nuevo Paraíso cada día con más viveza, lo que (ioQthe arrebata, fortalecido coa el ademan que impo- que bago memoria de que se dice sendos, senne, lección viva resulta, que la memoria conserde Dante se le aparece aquí como el com- llegó en plural, y creo que sé lo quj significa, ápresentir sin lograr darle alcance. va indeleble; y no se le puede comparar el mu- das, plemento de su obra y como el corolario Ni la edad QO me acuerdo de haber oido jamás seMO, ea clásica, ni la edad romántica do y solitario lenguaje del libro: habla el uno singular... Yo estoy en que esta voz es siempre y resumen del triunfo del bien sobre el poseen el secreto del porvenir. Han da- por señas; el otro hiere el oido, fascina los ojos, plaral' esioy también en que significa cada uno mal. Pero, ¿no ha ido demoliendoél mis- do elementos, han acaparado experien- sobracojeel corazón, convence el entendimien- de dos, ó cosa semejante.» Hasta aquí va perfecmo palmo á palmo todas las bases de vi- cia, han proporcionado y materia- to, y la voluntad se le postra. El libro, empero, tamente el discretísimo autor de la* Fábulas lida y todas las creencias de la Edad Me- les de edificación para ladatos terarias, que se ciñe á copiar al Diccionario de tercer edad hu- es indispensable. dia? ¿Qué restos de fe cristiana puede mana; para esa edad de armonía, Los infinitos estudiosos, que no pueden oír de Autoridades; en lo que sigue, habla de cuenta que traer á la reorganización de su idal? Y estrechando cada vez más al mal, ha de continuo i los maestros del bien decir, ni en las propia, y se extravía un poco. Añade, pues, el por otra parte, ¿es el pedestal cristiano irle ni en el pulpito, n! en el foro, ni en los Sr. D. Tomás: «Guando decimos íedtd(ua fulahaciendo perder terreno y reducien- cátedras, bastante extenso para edificar sobre él el do sus Parlamentos, necesitan valerse del consultor en no cualquiera) sendos garrotazos (á otro cualtrincheras. Por de pronto, la signos, paciente y leal compañero, que nos ha- quier fulano), entendemos que le dio uno y otro plano de la vida que viene? aprensión de que el mal viene de afuera, bla coa menos viveza, perd cuyo auxilio se tiene garrotazo, ó uno tras otro, 6 garrotazos uno á Hé aquí las dificultades con que Goe- ha quedado completamente desvanecida uno.—Con tiento, sobrino, hubiera podido (almano siempre que se necesita. the tiene que luchar. Al evidenciar la di- en el inmortal poema de Goethe: y cier á No han debido acudir sobrado ni á la ense- gún tiempo antes) decir al fabulista fabulizado sipación del mal histórico, al haber anu- tamente que haber adinado de dónde ñanza escrita ni hablada, los que dan en ciertos su buen tio D. Juaa de Iriarte, benemérito indilado á Siva, á Tifón, á Arhiman, á las Fu- procede el mal, es haber dado el gran errores que el Sr. de Olézaga señala en su ma- viduo de nuestra Academia: tente en buenas; rias, á Satanás, al mismo Mefístófeles de paso para anticiparse á sus explosiones gistral discarso. Es común el acertado empleo que ibas bien, y te tuerces. El plaral sendos, la escolástica, ha puesto también de ma- y para reducir sus efectos. de la expresión, Sol de Justicia; y los que la como quiere decir cada uno de dos, á lo menos, asan mal no tienen disculpa, sí alegan que no la reclama forzosamente,' si va en acusativo, ua nifiesto lo vacío y errante del concepto Ya no puede producir grandes catabao podido leer en libros de necesaria consulta: nominativo ó verbo plaral, ó después de sf alde vida de que todas aquellas civilizacio- clismos, ni cortar en su fatalidad las corDios mismo designó así al Sumo Juez de vivos y guna expresión quo declare y aplique bien la nes se han resentido, y no es posible vol- ritintes de la vida, ni interrumpir la so- muertoien cuarto, versículo segundo acción de los sendos. Si en tu ejemplo dijeras: le ver á su reproducción y á nuevas deter- lidaridad y el engranaje de las civiliza- del último eldecapítulo los profetas, Malaqufas (3). Más dio sendos garrotazos en los hombros, acertarías minaciones de aquel orden histórico sin ciones que vienen. El porvenir se le ha á expresar que el repartidor asentó al recibidor un garrotazo en cada hombro; pero eso de le dio caer de nuevo en el círculo vicioso de sus escapado á Lucifer, y rechaza desde lue(1) Véase el número 17 de LA AMERICA, cor- sendos garrotazos, no añadiendo más, resulta errores y de sus males y deformidades. go aquellas .-^ombrías tinieblas en que se respondiente al día 13 de Setiembre úliimo. mal dicho; y estaría bien, verbi-gracia, escri¿De qué servirla entonces el haber hecho ha sumergido el pasado, víctima mo(2) Bic tándemstetimus, nobisubidefuit orbis. biendo que tú y tus hermanos daríais al señor el resumen entero de la vida de la huma- mentánea de los misterios del mal y de Véanse: OEttures de Regaard. Nolice sur Pau- Forner sendas graves lecciones, esto es, una nidad, hasta el presente realizada y cum- la soberbia que le engendraba lo oculto leur. grave lección cada uno; lección, digo, de graplida? ¿Dónde está la nueva fórmula que y velado de su causa á los ojos de la hu(3) La Biblia Vulgata Latina, traducida en mática y de cortesía, que fuera mejor que de al redimir y sanar las llagas y los males Btpañol por el limo. Sr. Obispo de Segovia garrotazos. Recuerda que Cervantes, cuando Don Phelipe Seio de San Miguel. Tomo XI, pá- nos pinta el miedo con que Sancho se llegaba á pasados ha de servir de ley y regla per- manidad. Mefistófeles lo reconoce al fin, y ex- ginas 281 y 282. subir en el caballo Clavileflo, para caminar por manente de la vida futura? clama en su última palabra: «no se trata Et oríetur vobis timentibus nomen meum Sol los aires, «mirando á todos los del jardín tiernaHé aquí lo que Goethe no encuentra ni ya de diferir ni de quedarse. El gran Vi- juiticioB... Y nacerá para vosotros, los que te- mente y con lágrimas, dijo que le ayudasen ea puede encontrar, dadas las fuentes filo- cario truena desde lo alto, y no puede méis mi nombre, el Sol de justicia.—Y dice la aquel trance con sendos pateroostres y sendas sóficas en que se inspiraba. Spinosa y ignorar que él y los suyos saben arrojar- nota correspondiente: «Entonces comparecerá avemarias.» Ayuda»*'» escribió Miguel de CerJesu-Christo, lleno de gloria y majestad, y como vantes, refiriéadose á los que se hallaban preHegel son, después de todo, cristianos de me, como yo sé arrojar á los ratones.» un Sol de justicia, arrojará de sf rayos de viva sentes, no que le ayudase uno con sendos padrela oposición, pero cristianos al fin, á peToda la obra está, pues, reducida en luz, que no podrán soportar los impíos.» sar de todo, y por una necesidad históri- adelante á encontrar, desenvolver y haAlvar Gómez, señor de las villas de Pioz y ca derivada de su propio estado de pen- cer prácticas las leyes rectificadas, y las Atarzon, Theológica Description de los Misterios y entonces vio puesto al Sol de Justisamiento. eternas ideas renovadoras del panorama Sagrados (canto VI, copla 23). Hablase con la "golpe... cia... volver á llover.,, aquella poca de agaa y Ellos han demolido lo legendario de de la vida que viene, y cuyos horizontes Virgen Nuestra Señora: sangre; y luego comenzó á dar fruto ea la tierra, aus tradiciones, han evidenciado lo ab- van ya siendo coloreados por la aurora. Tú eres aquella de donde ha tomado t pues los ojos secos de Longíaos, según se dice, surdo de au misticismo, lo han purifica- Por más que la tradición sea aún dura y Su púrpura sacra (su sagrada sangre) mi Sol de regados con aquella agua, reverdecieron y vieJusticia) ron la luz del cielo.» do de sus supersticiones, han sometido la estemos á mitad del purgatorio, es lo O. Diego de Saavedra Fajardo (Empresas PoFray Fernando de Zarate Discursos de la Pacreencia al crisol de su análisis, y han cierto que el ideal viene, y viene á pasos evaporado sus sustancias extrañas y los agigantados. Gosthe no lo baformulado, ciencia Cristiana (Bíblioteea de Autores Espa- líticas, ea l& 15): «No sé si me atreva i decir que en el mismo fanatismos de que la piedad y la exalta- pero lo ha presentido; y por más que el ñoles, tomo XXVn, pág. 561): «Loogínos, centurión, á quien (según el Me- Faraón y en su reino parece que está figurado ción teológica lo hablan recubierto; han grandioso poeta alemán no nos dé en su tafraste) había encomendado la guarda del el de Francia, y el castigo que le amenaza aquel entresacado el oro puro que el cristianis- poema el libro de consulta del porvenir, cuerpo deseCristo, llegóse cerca, y abrióle el lado divino Sol de Justicia.» mo coQtenia en su fondo; pero en último nos ha legado, sin embargo, el epitafio derecho coa una lanza, hasta el corazón. Esta (1) El Asno erudito. Madrid, 1782. término, uo han hecho otra cosa que dar de la historia, y podemos en él consul- herida ao la sintió el Señor, por estar ya muer(2) Colección de Obra»... de D. Tomás de al cristianismo una dirección mas iate- tar como enseñanza provechosa, las pá- to; pero bajó si corazón de la Madre i dar el IriarU, tomo VI, páginas 380 y 381. CRÓNICA fflSPANO-AMERICANA. nuestros, poraue el uno excluirla el sendoí, y el sendos excluye el singular, á no ser siogolar colectivo: pedía el pobre Sancho qae cada cual rezase por él un padre nuestro con tu avemaria. Lo mismo se observa cuando entraron en Barcelona D. Quijote y su fumoso escudero: escribe Cervantes que «dos muchachos... nnás malos que el malo... traviesos y atrevidos... se entraron por la gente; y alzando el uno la cola del Rucio, y el otro la de Rocinante, les pusieron y encajaron sendos manojos de aliagas.» Ya echas de ver que, delante del plnral sendos, van los dos verbos encajaron y pusieron, regidos de los do» singulares que forman plural, el un muchacho y el otro ídem, es decir, que cada chico de aquellos puso á cada bestia su punzante ramillete. loco ci'íaío.»—Esto hubiera podido decir á don Tomás el D. Juan, su tio, si no se hubiese muerto unos once años antes. Ahora bien; si de escritores de tanta instrucción como Iriarie y Forner, ignoraba el uno qué significaba la voz en que nos ocupamos, y el otro 00 lo sabia bien (aunque poseia ejemplar de nuestro Diccionario); poco extraño parecerá que en nuestros días, un autor dramático ya difunto, no escaso de mérito, D. Manuel Eduardo de Gorostiza, escribiese estos versos en su comedia. Indulgencia para todos, acto primero, primera escena: Por mucho menos, la tia Doña Leonor de Peralta Y Quincdces did á su novio Unas sendas calabazas. Sin mirar que era marqués Y rico y tonto; y en la escena V del acto III: ¿Hay toros de cnerda En tu lugar? Si los hay. No asistas, porque se llevan A veces sendos porrazos. Estos sendos y sendas, que parecen significar irónicamente buenos y buenas, esto es, grandes, recios, 6 como aho-a se d<ce en sentido de burla, magníficos 6 soberbios, no van por la senda que siguid y nos mostrd Miguel de Cervantes. Y con éste y otros ejemplos, disculpable parecerá que un diccionarista, cuyo nombre sería triste recuerdo para los vecinos de esta calle de Valverde, imprimiese en su Diccionario que sendos tenía singular, y significaba, entre otras cosas, fuertes y famosos. Húbose de equivocar en esto y en muchísimas cosas más. Para no imitarle nosotros, d no usemos la voz, que no es, aunque útil, de las más necesarias, d usémosla como Cervantes, que no es mala guía. Equivocaciones de esta especie, señores, que no significan sino que se ignora el valor de un vocablo de poco uso, nada tienen de particular, porque no hay hombre que sepa todas las voces de un idioma. Los mismos que no nsan bien la locación figurada, Sol de Justicia, y el adjetivó sendos, asan perfectamente frases que no dejan de ofrecer dificultad al extranjero que aprende el castellano. Cualquiera persona del valgo dice: Bn mi vida estuve en Pamplona; y todos loi que le oyen entienden que el tal nunca se ba visto en aquella plaza; pero la verdad es que el no, el adverbio negativo, se omite en la frase. Otro cuenta que iban N. y N. caminando á Segovia, y alo mejor se les rompid una rueda del coche. Y la verdad es que no fué, ni se trata de decir que fué, á lo mejor 6 peor del camino, sino de improviso, de pronto, cuando menos pensaron, cuando no se esperaba. Otro (y fué un extranjero doctísimo) leyd en una farsa antigua nuestra el verso. Maldita la cosa le aqueja temor, y no cayd en la cuenta de que maldita la cosa equivale á ninguna, ó ánada; expresión, por cierto, digna de la piedad de naestros mayores, qaieues, sabiendo que no se debe maldecir, á lo más que se atrevían era á figurar una maldición, que había de caer en vacío: ya no se repara en escrúpulos semejantes. Los que aciertan en lo uno y yerran en lo otro, los que andan bien por camino escabroso y tropiezan en llano, deberán tener presente (como suele decirse) que lo errado no vale; que si forma ley en las lenguas el error general, que nadie contradice, no merece consideración cuando es de pocos, y protestan en contra ios más, y con razón sobrada. No hagamos lo que aquel pobre demente, de quien dijo el P. José Francisco de Isla qae habiendo oído ana vez el plural ditirambos, y no sabiendo lo que significaba, le did la aplicación que le parecíd, y llamaba cít(»roni6oí á los zapatos. Tal vez aquello sería un cnento; pero lo que ha sido verdad, que recordarán acaso algunos que me oyen, fué qnedebilitándose lastimosamente el juicio en Madrid á un antiguo y muy estimable oficial deHacienda, llamaba cupones i cualesijaiera cosas de pobre valor; y en lugar de decir esa anciana pobre,vecina nuestra, decía á cada paso esa anciana cuponera, nuestra vecina. Conviene, pnes, evitar que se formen autores iitir&mhieos 6 cuponeros. de vos, todo español diría: vos os alegráis, 6 simplemente os alegráis; y á ninguno se le ocurriría decir vos os alegra, usando equivocadamente el pronombre de segunda persona de plural vos, como si fuera igual á usted, pronombre, d voz pronominal, de tercera persona de singular.—Pues hay, sin embargo, quien, ofuscándose al introducir en una oración el monosílabo se, precediendo ime y os, ha perdido de vista al primero, y ha concordado solamente el último con el verbo en alocuciones parecidas á estas: se me os quejáis, se me os desentendéis, se me os arrepentís, que debieran ser: vos os arrepentís, vos os desentendéis, vos os quejáis (me) á mi, hablándome, ó tratando conmigo. En estas oraciones de verbo reflexivo aparece claro que el vos que se queja, se desentiende y se arrepiente, habla con un yo, y el vos y el yo no hablan de otra alguna persona d cosa: por lo cual ese otro se de allá del principio, que no significa á vos, sioo á él, ó á usted, carece de oficio, queda excedente, se halla de más en la frase, y no viene al caso ni como elemento gramatical propio, ni como pleonasmo plausible ni tolerable. Tendría el se lagar oportuno si, refiriéndonos á tercera persona, dijésemos, por ejemplo: «vais á fulano y se me le os quejáis»; esto es, «os quejáis, á él, á él (se le), i gu^to, d con gusto, d por consejo mió, d complaciéndome.» El me pleoaástico, ese me entre acusativo y dativo, que esde mucha exprcjioo, ese me ingerido entre el se y el le, ambos en caso indirecto, está bien colocado, porque eotdoces el vos, representado por el os, rige al verbo quejáis, cuya acción recae sobre el le y su variante se, lo cual no se verifica en el se me os quejáis, donde no interviene tercera persoua, como interviniera si dijéramos se me queja usted, ó usía, y de ahí subiendo, porque liasia las majestades pueden quejarse. Procúrese, pues, no confundir ios pronombres 6 las personas gramaticales, con las personas humanas, reales y ver laderas. Ua señor obispo, á ruego de su anciana madre, otorga una súplica, y dice: xYo concedo tal d cual cosa.» La señora madre cooiesta al hijo: «Tú haces bien, y yo te lo agradezco.» El secretario de la didcesis comunica al pretendiente la nueva de que Su Ilustrísima conviene en lo que se le ba pedido; y en el documento se escribe: «Nos, 0. Fulano de tal, concedemos,...» etc. La individualidad del prelado aparece expresada con el pronombre de primera persona de singular, yo; con las voces de segunda persona tú y te, con el tratamiento su ilustrísima, que es tercera persona de singular, y con el pronombre Nos, que es segunda en plural; la entidad real y verdadera es una siempre, el obispo; mas cada pronombre con que se le designa debe regir en el verbo la persona gramatical d voz de la conjugación que pida el pronombre, y no otra, como en los ejemplos que se reprueban, donde, si buscamos la concordancia entre el se y el verbo, resultan los tres despropdsitos se quejáis, se desentendéis, se arrepentís.—Peiddoeseme lo pedantesco y trivial de ta digresión, y consiáotasemedolerme de que, en el año 1871, todavía convenga explicar pronombres y concordancias en sesión pública de nuestra Academia. Ciento treinta y nueve años bá que el burlón padre Isla escaroecid despiadadamente á un pobre cirujano latino (y á pesar de su latía, simple sangrador en la aldea de Zamarramala) el cual había escrito, en un folleto sobre cura de sabañones, la pecadora frasecilla: «Vuestra merced, sabio doctor, me enseñaréis...r> (1) El padre Isla, echándosele encima, cual cigüeña cazadora sobre torpe lombriz, exclamaba diciendo: «¿Habrán visto los moldes, en todos sus luengos días, paloteado de voces más necio ni más estrafalario? Aquel casar la tercera persona de singular con la segunda de plural, ¿no es un matrimonio elegante?... Vuestra merced me enseñaréis, ¿no es un milagro de las concordancias? Y ¿no será muchísima razón que lodos demos las gracias al señor latino, porque nos ha librado de la pesadísima corma en que nos habían constituido las reglas gramaticales, precisándonos á concordar el verbo con el nombre en número y persona?... Ya nos hallamos libres de este manantial perenne de solecismos; y así, sin incurrir en la más ligera culpa cintra la buena gramática, ni exponernos á que nos silben los chulos, d nos gruñan los académicos, teniéndonos por vizcaínos recien trasplantados del vascuence, podemos decir sin rubor, con grandísima entereza: «Vuestra merced, señor latino, no sabes lo que te pescáis, porque haces usted una mezcla de lenguaje, que es para alabar á Dios, y vos nos causas risa, como quiera que las simplezas de vos nos muevan á desprecio de tí.» Ha dado todavía el pronombre se lugar á otros yerros. Buen latino era, y buen escritor castellano, nn distinguido personaje que imprimid en una obra suya, la cual se ha reimpreso después, este verso octosílabo: Sentadse, amigos, sentadse. Sentarse querría decir, d sentaos. Y ya que tropezamos con el modo imperativo, que sirve también para el prohibitivo y otros usos, bueno será advertir que ofrece una dificultad, en la cual han tropezado algunos. «Vent(iconmiffo(dice un padre á sus hijos); pero que sea con modo: no vengáis corriendo.» Venid, ha dicho, y después no vengáis, voz de imperativo la primera, de subjuntivo la segunda. ¿Por qué no ha dicho no venidl Porque la práctica general lo rechaza. Otro oso errdoeo se deja notar en algún escrito de fecha no remota, uso (d abuso, por mejor decir) que puede citarse después de los que tan justamente censura el Sr. OIdzaga. Sabemos todos los que hablamos el español de ambas Castillas, de Aragón y la Andalucía, que elpronombre se es precisa y únicamente de tercera persona, singular ó plural, y sirve como de auxiliar á los pronombres él 6 ella, ellos y ellas, dsas equivalentes. Expresiones comunísimas son: «Joan leva deMadrid, según se propuso;él se entenderá; nstedes se ausentarán después; algnnos se afligen; (i) Cartas de Juan de la Bncina; carta terpero Vd. (persona diferente de los algunos), us- cera. Véase la Biblioteca de Autores Españoles, ted se alegra.» Si la oración última se hubiese tomo zv, que comprende las Obras escogidas -de traducir, empleando el antiguo tratamiento del P. F. F. de Isla, pág. 418, columna segunda. Y ¿hay razón para ello? Según algunos, la del uso constante no bastará; pues, en efecto, hay qaien escribe no venid, densa por el estilo. Espero que los innovadores, además de las razones puramente Idgicas que pueden alegarse, nos presenten varios ejemplos respetables que autoricen la novedad; yo no recuerdo más que el refrán nt fia ni porfía, ni entres en cofradía, cláusula en la cual (so o, acaso, por la fuerza de la consonancia ía-ia) aparecen precedidas de negación dos voces de imperativo y una de subjuntivo. Así también, para llamar carneeerías en lugar de carnicerías á los despachos de la carne, convendrá esperar á que haya en ellos (porque todavía no los hay) alguno que otro carnecero. La dificultad en el uso del pronombre d adjetivo suyo, suya (su y sus), dificultad reconocida por la Academia, y la más grave de cuantas ha señalado el Sr. OIdzaga, no es de las que se resuelven con nn precepto, d se excusan con un aviso. Por imperfección de la lengua la tenemos nosotros también, y no se le conoce otro remedio que ^1) emplear el pronombre d adjetivo de modo que solo se pueda referir á un nombre, lo cual es más fácil de prescribir que de ejecutar. Bien conocería tal recurso un escritor como Quevedo, peritísimo en todas ciencias y letras; y sin embargo, no siampre se valid de él de suerte que no pueda hacérsele alguna objeción, sí bien de leve importancia; pues cuando en estos reparos gramaticales menudos se procede con buena fe (que no es lo común), el crítico de coacieocia saaa entiende siempre al escritjr medianamente correcto. Ha citado el Sr. OIdzaga el soneto de Quevedo, á un escollo; soneto Cuyos primeros versos son aquellos tan valientes que dicen: 9 Rávena 6 Ravéna, austríaco 6 austríaco, circuito y gratuito ó circuito gratullol Acerca ds algunas voces da éstas hi declarado ya su opinión la Academia; respecto de otras, la tientambien formulada, y el público la juzgará cuan» do salga á luz el Diccionario de la Rima, ya. concluido; trabajo, señares, no poco importante para el mejor uso del idioma. Y el mejor uso del lenguaje es deber, gala y beneficio de todo hombre; que nadie puede menospreciar, ni aun mirar sin respeto, aquel tesoro familiar de dulces sonidos que sirvió de expresión al santo amor de la madre, á la honesta predilección de la esposa, á las incóenles alegrías del niño. El habla, ddn precioso del Criador, no se nos ha dado para usarlo en mal, ni mal» ni aun para emplearlo con indiferencia en la vida, sino para cultivarlo y ponerlo en el grado de perfección posible: se nos fía el capital, pero í beneficio de inventario. A la verdad, señores, sin la palabra, no hay sociedad, y sin sociedad, el hombre vale menos que el bruto. No tenemos el instinto del pájaro, para buscar y entretejer los espartos, ramillas y lana de su pobre nido; ni el saber del castor, que fabrica su casa, defendiéndola de inundaciones; ni aun el de la diminuta hormiga, que ahonda el suelo y establece en él asilo y trojes para sí y sus compañeras. Sin el vínculo de la voz, el trabajo de un hombre sería tal vez inútil para otro, que lo destruiría por malignidad d capricho; y pasaríaa siglos y siglos, y viviríamos en huecos de peñas, d á lo más en la choza salvaje: por la palabra sabe el hombre qué fueron los que vivieron antes, y quién los crid, y qué debe ser él, y qué pueden esperar sus últimos nietos; y unido el caudal de saber y de trabijo de este hombre y aquel, y el de la generación que precede coa el de la que sigue, unas heredan á otras, y sabe más, y ejecuta mis, y merece más, y tambiea goza más, la que mejor sabe^aprovechar la ialeligenle herencia que ha recibido. El habla es la defensa, el respeto, la dulzura, el amor, la ley, el bien de la vida del ser que piensa; usada en mal, es ruina del mundo. El habla que salid balbuciente y ruda de entre los escombros del imperio romano, la que se albergd en Covadoaga, se eotrooizd en Toledo, hizo enmudecer al árabe de Granada y á los ídolos de Méjico y los oráculos del Sol de los lasas; la lengua en qae suspiré Garcilaso, dirigieron himnos á la Divinidad León y Herrera, Quintana celebré la imprenta, y exhald grito de dolor y de ira la patridtica musa del Dos de Mayo, digna es de que nosotros le conservemos su rica y augusta corona; y si no podemos añadirle diamantes, no empañemos con mano impura la brillantez vivísima De amenazas del Ponto rodeado, Y de enojos del viento sacudido. Tu pompa es la borrasca, y su gemido Más aplauso te da que no cuidado. Si lomamos por ley que el adjetivo su haya de referirse al nombre anterior más cercano, enidoces el gemido no puede ser sino de la borrasca; pero si queremos aplicar ta propia ley á la letrilla del mismo Quevedo, citada por el señer OIdzaga, el sentiJumás probable de ios versos contradice la regla. La copla de la letrilla principia así: Que el letrado venga á ser Rico por su mujer bella. Más por su parecer della. Que por ÍU buen parecer; etc. En el segundo su, equivalente al artículo el, no hay tropiezo, se refiere á la cara hermosa de de los que tiene.—HE DICHO. la letrada; pero el tercer su, al cual precede la contracción della (esto es, de ella, de la mujer), este otro su, decimos, no debe referirse i ella, sino al marido; y es caso contrario al del soneMOVIMIENTO RELIGIOSO. to, donde siguen inmediatamente al nombre borrasca las palabras y su gemido. Con razón, pues, indica el Sr. Oidzaga que el autor debía de EL REVERENDO C. NOYSKt EN SilNT-GEORGES pararse poco en reglas, bien seguro de que su HALL. iagcoio (el de di, no el de ellas) había siempre de conseguir que se le comprendiese. (De el Daily Telegraph.) Esta es, repetimos, dificullad verdadera y «Ayer por la mañana se celebré en Saintgrande; otras son puramente fallas del necesa- Georges Hall, Laugham Place, con una conrio estudio. Decir, por ejemplo, traspieses por currencia inmensa y distinguida, la primera retraspiés, desando por desanduvo, dintel por unión de la asociación de libre-pensadores, preumbral, ínsulas por ínfulas, latente (oculto) sidiendo el acto el reverendo Cirios Voysey, por íaU'eníe (lo que late), epílogo por prólogo; antiguo vicario de Healaogh, depuesto de este atravesar un puente, cuando al pasar por él en cargo por el Comité da un consejo privado. Se toda su longitud, lo que se atraviesa es el rio; procedid al nombramiejto de una comisión forasestar un coscorrón, un palo, una puñalada, mada por personas adictas á dicha reverendo como si se hiciese puntería, ala manera que señor, para erigirle en jefe de uoa iglesia que cuando se dispara un fusil, otro nombre mere- se establecerá en Ldndres, donde pueda predicen que el de dificultades. No tienen tan fácil car «ideas más elevadas concernientes á Dios, respuesta varias dudas que ocurren para la le- y las relaciones que, á su juicio, existen entre gítima pronunciación de no pocas voces. Hemos Dios y el hambre.» dicho Anibál, y decimos Aníbal; Di,rio, y deciLos principales puntos de la enseñanza de M. mos Darío; Néstor, y decimos Néstor; Rusia, y Voysey, son: derecho y deber perfectos que tiedecimos Rusia; Penelopé, y decimos Penélope; ne todo hombre de observar el culto que le manTeófilo, y decimos Teófilo; Tersicoréy Tersicóre, de su concieucia en materia de religión; que el y decimos Terpsícore; Sardanapálo, y decimos carácter y los atributos de Dioj están infiailaSardanápalo. Li pronunciación aaliguade estas mente más elevados de lo que cree el sentimienvoces varid, y hoy es otra, constante y fija. Lo to popular, y que es necesario praciicar la virmismo podemos advertir de porción de nombres, tud y el amor á los hombres para comprender insertos en el Arte Poética de Juan Díaz Rengi- la bondad y el amor de Dios. fo, 6 (determinando el verdadero autor de la Se ha publicado ya para uso de la comunión obra) el P. Diego Gircía de Raugifo, obra en la cual no se puede dudar cuál es la pronunciación un libro de oraciones, redactadla en una «forde una palabra en sus últimas sílabas, viendo ma que las hace muy inteligibles al pueblo inlos consonantes de que cada una va acompaña- glés,» porque están desprovista» del lecnicism» da. El P, Reogifo pronunciaba, por ejemplo,' desusado y se adaptan extrictimanie á la doctriAgátocles, klcmena (la madre de Hércules), na de Theísmo qae la comunidad sustenta. El autor recomienda este libro á todos aquealoe, ktila, ciclope, Cleópatra, Demueles (el llos que deseen tomar parte activa en la refor-ue llamamos nosotros Damóeles), Éiipo, ele- ma de la Iglesia y la liturgia angllcanas; dica ancía, Étquilo, genulí. Heleno, Betéoctes (el que ha conservado los salmos, pero «despojánhijo de Edipo)./<iüía (esdrújulo como fábula), dolos de las maldiciones y dolorosas quejas qae lugobre, Maságela, mtridáles, Pátroclo, Pér- solo tienen uu valor histérico de tiempo y laseo, Policrátes, Polínico, (Polinice hoy, el otro gar;» habiendo sido su ú lico objeto hacer un dehijo de Edipo), Praxítsles, Prometeo, Prosér- vocionario que responda par completo á las cospina. Terco, Téseo y Trasibúlo. Tales nombres tumbres y al carácter de las personas que reaparecen usados con diferente acentuación por chazan toda tendencia de error d superstición. otros autores en la misma época, y es (mala d En el devocionario se han introducido dos nuebuena) la que ha prevalecido; la de Rengifo no vos servicio», uno de deberes y oraciones, y otra era autoridad suficiente, porque formé su libro de gracias, en lugar de las antiguas letanía y coteniendo á la vista otro de la misma materia, que munión; y á la conclusión del servicio, inmediapublicd en idioma loseano Antonio de Tempo; y tamente antes del sermón, se dedican breves páel buen padre atendid demasiado á la prosodia ginas á la meditación, «can la cual el hoabra italiana, codforme las más veces con la latina. pueda elevar su espíritu hasta Oíos.» Sobre esas voces no hay cuestión; tampoco soM. Verrinder y los coros ejecutaron liadas plebre el doble uso actual de otras, como Ar^ui- garias acompañadas dedrgaoo y orquesta. médes y Arquímedes, conclave y cónclave, Euri- El Comité general de M. Voysey se compona dice y Eurídice; pero ¿himos de pronunciar viz- de los nombres siguientes: reverendo obispo caíno, 6 vizcaíno, 6 uno y otro? ¿periodo 6 pe- Hinds (que lo ha sido de Narwich) presidente; ríodo, telegrama 6 teleggáma. Candía ó Cánaia, M. F. A. Hanbury, secretario; M. G. Bucbanan» tesorero; coronal Smhii; Dr. Tarle, jues de (1) Gramática de la Lengua Castellana, por Stanfeld; Cap. Walhouse, Sir W. V. Guise, la Academia Española. Nueva edición, corregi- M. W. P. Price, diputado; el general F. Schüler, Sir R. V. Clayton, M. J. Browu, Dr. Gray, el reda y aumentada: 1870. Pág. 175. ? 10 LA AMÉRICA.—AÑO XV.-^NÜM. 22. 'verendo G. T. Wild, el reverendo H. Mills, el re- bargo, que no he mencionado todavía, porque •verendj T, D. La Tronche, el coronel Reynolds, reservo para ella párrafo aparte. il. Lawrence Heyworth, Sir Jhon Bbwring, M. En el curso de nuestra propaganda nos enconCharles Mackay, M. T. Browing, D. Janano y traremos con la opinión de que no tenemos derelos Sres. Wioter-Wood.Smiihells.Quelch, Spen- cho de formar juicio alguno acerca de los atriceri Shaen, Drury, Treestone, Sanl, Addaras, butos de Dios que sean contrarios á la religión Hay, Darwin, Gouriauld, Miller, Pritchard, Can- revelada, si estos atributos están consagrados nineton, Cockerel!, Roberls, Noyes, Benbam, por la Biblia, por la Iglesia, 6 por ambas á la 'Wedgewood, etc., etc., tolos los cuales creen vez. Este es el punto más difícil de nuestra mifirmemente que el ministerio de M. Voysey en sión. Debemos usar de todas nuestras fuerzas Lltndresestá i:amado «á inaugurar fin gran mo- para mantenernos contra esta insidiosa defensa. vimiento religioso que tiende i combinar una in- No solamente debemos parapetarnos en nuestro teligencia más perfecta y universal de Dios con derecho usando de la luz natural que ilumina la creencia despojada de toda ligadura dogmáti- á la inteligencia humana, sino que debemos ca, de todo fanatismo de secta y de toda supers- mostrar los puntos débiles de nuestros enemitición ignorante.» gos, obligándoles á que defiendan las inmoraliEl reverendo señor se levanta á osar de la dades y los absurdos que existen en la BiLilía y palabra, lomando por tema de sa primer ser- en su religión revelada (cosa que no se ha atremón en Saint-Georges Hall el texto de la epís- vido á hacer oingaoo de ellos); á que nos exhitola de San Pablo á los Gálatas VI, 9: «No nos ban las sofisterías y los engaños que tanto abuncansemos de hacer bien, porque á su tiempo Be- dan en sus teorías sobre la Iglesia, y á que comsaremos, si no desfallecemos.» He escogido este preojan, en fin, por qué cualquiera de nosotros texto, decia, como una tesis muy oportuna en tiene más derecho á ser respetado que ellos. las circunstancia i de nuestra comunión, más Debemos repetir el hecho de que las llamadas bien que para que sirva de objeto á nuestra revelaciones abundan en todas partes, y que cameditación. No es necesario, ni provechoso si- da una es creída por sus adictos como la única qaierai ocupar ahora nuestro pensamiento en verdadera; y que aun el mismo cristianismo eslos esfuerzos de abnegación y perseverancia que tá dividido en Iglesias separadas y antagdnicas, tenemos quehacer pira extender nuestras creen- cada una de las cuales es, por su puesto, según cias; este resultado llegará el dia que lo haya- dicen, la representación fiel de la Divinidad en mos merecido. Somos todos hombres de mundo la tierra. Debemos apelar con confianza al que para comprender por experiencia, que si desea- es superior al mundo, con el pensamiento fijo mos salir airosos en nuestra empresa, debemos en el hecho de que todas las Iglesias, todos lus traer nuestros mejores pensamientos é ideas, un sacerdotes, todas las Biblias y lodos los catecisvalor indomable bajo la humildad y una pacien- mos no han sido todavía capaces de extinguir la cia y un esfuerzo extraordinarios. llama de la Justicia Divina y el amor á la verdad Pacece más adecuado en estas circunstancias con que el To lopoderoso ha dotado á la razón que comencemos nuestra obra echando una ojea- humana. Día llegará en que nuestros adversada sobre el objeto que nos proponemos realizar, ríos ortodoxos, acosados por todos lados, quieran para llegar á entender si es posible, por medio triunfar diciendo que la Biblia y la Iglesia ensede palabras sencillas, el semillo y el espirita ñan doctrinas indiscutibles; pero como estas son que brota en todas las partes del mundo y que rebeldes al corazón, al entendimieoio y á la consomos los primeros en representar y en profe- ciencia, responderá el hombre: «Tanto peor pasar. Nuestro primer trabajo—el que realmente ra la Iglesia y para la Biblia, las cuales, como DOS ha servido de base para nuestra comunión todos los errores, se verán obligadas á sepultar—debe consistir en minar, asaltar, y si es posi- se en el polvo y en el oUído. ble destruir aquella parte de las creencias reliPara preparar el camino en los trabajos preligiosas actuales que estimamos como falsas. minares, necesarios para la destrucción del anÑo debemos en manera alguna ocultar ni ha- tiguo edificio, debemos ante todo persuadir á cer nn secreto de nuestro antagonismo. Expre- los timoratos hasta que entren en la senda de la semos francamente nuestra negación; dennncie- investigación religiosa, sin temor de ser castimos las doctrinas de nuestros adversarios qne gados por sus convicciones; no se olvide que las no nos faltan razones para combatirlos. Desea- Iglesias dirigen toda su atención en este momenmos pelear en campo abierto con muchas creen- to á sostener la superstición y el miedo en la cias que existen en el mundo con el nombre de masa del pueblo. Desde la primera hasta la última, el grito es «Huye de la ira del cielo.» «Cree cristianismo. en mí y se'ás salvado;» y como no hay mejor Rechazamos ¡a mayor parte de las ideas que medio de atracción que el miedo, la multitud intácita ó expresamente se han dado en llamar los tranquila se abraza á ellas para verse libre de la fundamentos de una creencia religiosa; y para terrible amenaza. Gran parte de nuestra obra ser más explícitos, negamos abiertamente la debe entonces consistir que hay saldoctrina de la caída del hombre desde nn estado vación para el que dudaené predicar investiga, y en decir de original santidad é inocencia; negamos asi- á lodo el muado que annque su opinioa no sea mismo la maldición de nuestra raza por Dios y verdadera, aunque jerre y abrace sin saberlo dé su pretendida sentenciii qué condebá i sus la el error, el Señor de todas las cosas no les concriaturas .4 vivir en pecado eterno, y por tanto dena por eso á penas eternas; que el amor de negamos, no meramente la doctrina de la expia- nuestro Padre no aumenta ni disminuye porque ción, sino todos lOs métodos imaginados para en nuestra ceguedad ó en nuestra escasa intelicalmar la pretendida ira de Dios, porque todas gencia equivoquemos la senda de la verdad, ó estas doctrinas entraban un defecto en su per- porque progresemos poco en su camino. fección moral y viola la perfección instintiva Debemos enseñar, que bien se profese la verqne tenemos acerca de su bondad. 6 bien el error, el hombre está igualmente La caida del hombre envuelve la (idea de que dad salvo de los absurdos horrores con que se le Dios 6 no fué capaz 6 no qoiso conservar á su y que su más sagrado deber consiste criatura en el estado de bondad con que la ha- amenaza, correjir sus errores cuando son sabidos en la bla creado: se opone á las definiciones y á las en y en perfeccionar su método de inconclusiones de la ciencia, la cual añrma.que la concienciacuando se halla en el buen camino. obra de Dios obedece á la ley del progreso, y dagación yo soy una parte insignificante en la qne por consecuencia fué el primer hombre, no Aunque gran comunión de libre-pensadores, adversarios un modelo de perfecciones, sino un salvaje em- de la ortodoxia, debo preguntar con legítimo brutecido. orgullo: ¿No están llenos de creencias positivas La creencia de que Dios haya podido malde- nuestros libros? ¿Acaso se puede encontrar en cir á nuestra raza por motivo del pecado origi- ellos un sermón siquiera que no proclame tan nal, entraña una negociación completa de su alto como yo: que debemos enseñar la verdad y perfección moral. Es contrario á todo sentido denunciar el error? de justicia qne el hombre pueda ser objeto de Si no fuera así, no seria yO ciertamente el la ira de Dios por un pecado que no ha cometi- que llevara en este momento la palabra á predo, tanto más cuanto que debían ser castigados sencia de tantas personas ilustradas. Urje estar y condenados infinidad de millones de hombres preparados para toda clase de recriminaciones. por una solo falta cometida por ,su3 primeros Cuando las gentes digan de nn hombre «solapadres. Nosotros descartamos esta creencia por mente es un teísta,* como queriendo dar á enque degrada moralmente á Dios. Por la misma tender que el que tal doctrina profese no se ha razón, y con indignación extraordinaria, recha- atrevilo á ir más adelante, probarán que no sazamos la doctrina de que Dios haya levantado ben lo que theismo significa y que nunca se han su maldición y su sentencia de algunas cabezas tomado la molestia de pensar en qué y por qué de nuestra raza por el único motivo de la muer- creemos, y menos todavía qne estudiar el valor te de Jesús, por la cual, según nos dice la Or- de una gran idea. Nuestro principal deber y todoxia, el Padre se reconcilia con las criaturas. nuestra mayor satisfacción debe consistir en El remedio era peor que la enfermedad, la proclamar muy alto las convicciones que susgenerosidad más deshonrosa que la injusticia ! tentamos contrastándolas con lasque con tanta que se trataba de enmendar. Estos dogmas son alegría hemos abandonado; en dirijir rectamente los más cnimioantes de los que los llamados á los que luchen entre dos opiniones, y á ios cristianos creen esenciales á su religión; y nues- indiferentes que tienen corazones para ser edutro primer trabajo, repito, es apresurar su rui- cados y que no comprenden la magnitud de na y librar al mundo de ideas que, aunque úti- nuestra dicha. les y buenas en comparación con las qne reemNos complacerá en llamar á Dios nuestro paplazaron, han llegado á ser venenosas y detes- dre, confiar ciegamente en él como rector de la tables, ofensivas á la inteligencia y al corazón vida y como la fuerza que nos anima en el cumdel hombre, y blasfemas á los oídos del Ser Su- plimiento del deber; en sentirle que está en premo. nuestro camino, junto á nuestro lecho, cerca de Al lado de estas doctrinas existen otras, pero nosotros en todos los momentos, dispuesto á de carácter menos perjudicial, tales como la concedernos toda la luz y todo el conocimiento creencia en el diablo, el dogma de la Trinidad, que puede recibir nuestro espíritu; á consolarel de la divinidad de Jesucrísio y la esperanza en nos en cualquier desengaño ó dolor, y i darnos su resurrección sobre la tierra para juzgar á los esperanzas cuando todo nos falte. Vivos y á los muertos; la creencia que consideSerá nuestra alegría cuando consideremos que ra á la Iglesia como un poder espiritual y auto- la fe en nuestro padre es la consecuencia naturitatorio; las doctrinas de los sacramentos, las ral de la posesión y del ejercicio de la virtud y érdenes sagradas y la intervención necesaria del amor, porque si hay Dios, debe estar arriba del sacerdote en el enterramiento de los muer- y no abajo, como debe estar en d cielo y no en tos y otras ceremonias. Todos estos puntos se- la tierra la belleza moral de la más perfecta de rán objeto de otras tantas protestas, que cumple sus criaturas. A medida que nos desarrollemos i nuestro deber realizar; pero hay una, sin em- en el sentimiento del amor hicia nuestros seme- jantes, más nos daremos cuenta del inefable é indecible amor de Dios, cuyo amor calificamos hoy con el nombre más adecuado, estando dispuestos á cambiarlo por otro mis perfecto, si la vida bumana y sus relaciones se elevan más todavía. Entre las creencias que debemos proclamar sigue desques nuestra esperanza en la vida futura. Ni en éste ni en ningún otro punto queremos dogmatizar; solamente lo predicamos para multiplicar y fortalecer la evidencia en que descansan nuestras esperanzas. Todos sentimos que la vida futura tiene su fundamento ea la misma existencia de Oíos; ambas deben coexistir ó caer juntamente; pero mientras cuidamos de que nunca desfallezcan las esperanzas ea una Vida bienaventurada, es nuestro deber contar y medir los pasos que damos en la tierra; mientras que cumplimos rigorosamente con nuestras obligaciones, es necesario hasta donde alcancen nuestras fuerzas, ahondar las raíces de la creencia en el mundo q Je nos aguarda como el único consuelo que podemos ofrecer á nuestras angustias, como el estimulo más poderoso á los esfuerzos que hagamos en esta vida. A todo esto, que podemos llamar nuestra obra externa, hay que añadir asuntos de mayor importancia, porque son también altísimos deberes, cultivar el espíritu de la verdad, la integridad, la pureza y la caridad, y dirigir nuestra atención á conocer más y más á Dios hasta convencernos de su bondad para ser buenos y hacer el bien. El único camino que conduce al.trono d'-l Omnipotente, es la creencia en la bondad del corazón de los hombres. «Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán á Dios.» Faltaríame el tiempo si fuera á enumerar loi deberes que tiene que realizar nuestra asociación. Debemos estar resueltos á hacer frente á ellos con la misma sinceridad y la misma actividad que deseamos emplear en el érden de nuestra vida. Del acto que realizamos unidas en este momento solo debo hablar en términos de humildad y de esperanza, porque ha sido preparado con mucha diligencia. Por lo demás, no es más que un ensayo, y solamente el tiempo consignará su valor y corregirá sus defectos; os ruego á todos que tengáis completa confianza en este primer paso; una palabra más y concluyo. No nos cansemos de hacer bien, porque en tiempo oportuno segaremos sí no desfallecemos. Por lo que á raí respecta, he tomado parte en esta grao obra con la seguridad completa de que •no ha de produsir conflictos dolorosos, y por lo mismo pienso continuarla en cuerpo y alma, dia y noche, i pesar de la oposición que encuentre y del desfallecimiento que pueda apoderarse de mi alma-espíritu, y aunque me cueste la vida. Mientras tenga espíritu que me aliente, dirigiré mis palabras á enaltecer la bondad del Señor y á hablar bien de su nombre. Ninguna ciase de terror sellará mis labios, ninguna amenaza apagará el calor de mi lenguaje cuando exprese la voz de tni corazón, para lo cual imploro la ayuda de Dios. Al dacir esto por mi caenta, sé que hablo en nombre de los railes de personas que me apoyan y de la inmensa reunión aquí congregada. Si combatimos de frente, sin torcer á derecha ni á izquierda, desarmaremos con el tiempo á nuestros adversarios, ganaremos á la multitud que se guia por la rutina, por la moda ó por el temor, y plantaremos nuestra bandera de verdad, libertad y amor en puesto á que no alcancen los ataques de nuestros adversarios. Demos gracias á Oíos: la causa que defendemos no es nuestra causa, sino la suya. No depende de mi vida, ni de mi fidelidad, ni de mis escasas fuerzas, no, ni de todas las nuestras reunidas; prevalecerá, al fin, removiendo los obstáculos que halle al paso, y levantándose poderosa sobre los accidentes de aparente desfallecimiento, porque está consagrada á la verdad y al honor de Dios, y á la felicidad del hombre. «Nuestro apoyo firme está en el nombre del Señor criador del cielo y de la tierra.» Discuaso DEl SR. D. FRANCISCO DB PAULA CANALEJAS, INDIVIDUO DE NÚMERO 0 E LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, LEÍDO ANTE ESTA CORPORACIÓN BN LA SESIÓN PUBLICA INAUGURAL DE 1871. Los Autos Sacramentales de D. Pedro Calderón de la Barca. Excmo. Sr.: No se han apagado aún en este recinto los ecos de las felices y elocuentísimas frases con que un poeta ilust'-e alababa y aplaudía las glorias y merecimientos del insigne don Pedro Calderón de la Barca; cuando repito este nombre verdaderamente augusto , entendiendo que aun hay mucho que decir y no poco que estudiar en el gran poema del siglo xvii. De otro lado, el anuncio del propósito de señalar algunos caracteres de sus inmortales producciones, basta para que no paréis la atención en raí, y os encuentre, sin pretenderlo, atentos é indulgentes mi humildísima palabra. Es privilegio del arle, y lo disfruta grandemente Calderón de la Barca, el presentar de continuo á todas las edades originales aspectos y novísimos prismas que dan testimjnio de la sublimidad y grandeza qne entraña toda concepción estética. No es punto de extrañar; la belleza es lo divino, es lo infinito, y perdurablemente ante el espíritu del hombre limitado y finito presentará no sospechados y sorprendentes aspectos y maravillas, sin cesar sustituidos por otros no menos peregrinos. CaWeron estudiado como lírico; Calderón estudiado como trágico, compitiendo con Shakespeare y oscureciendo á todos los demás trágicos de la edad moderna; Calderoa como poeta cdmico; Calde- rón como espejo de los osos y costumbres de nuestros antepasados; Calderón como reflejo de las pasiones españolas; Calderón como corona del arte castellano, recogiendo y fscnndando ea su seno todas sus grandezas y todos sus extravíos; Calderón como poeta católico; Calderoa como filósofo; Calderón como teólogo, entendido y muy entendido en sagradas letras, y yo n* sé á cuantos aspectos y relaciones, á más de las enumeradas, en la historia particular y en la historia universal del arle, ha servido ya de tema y de asunto el ingenio del gran poeta de los tiempos de Felipe IV. Y, sin embargo, la crítica calderoniana comienza, y es fácil predecir, advertido el vuelo de los estudios, que aspectos aun no sospechados, conceptos y relaciones, que el gusto poco educado de la edad presente no ha visteen las comedias de Calderón, saldrán á luz, pasmando á las generaciones venideras, como nos han sorprendido á nosotros la tendencia lírica y musical en la agrupación del diálogo dramático, el doctrinal místico, la concepción de lo trágico, la facundia cómica y el ímpetu siempre creciente en fuegos y en atrevimientos, que señala el origen y término de las pasiones humanas en los dramas de Calderón de ia Barca, y que apuntaron Schlegel, Goethe» Duran, Schaek, Harzenbuscb y Escosura. Sin acudir á novedades, que no me consientea lo escaso y vulgar de mis estudios, quisiera escribir antiguos juicios y refrescar antiguas irapresiones respecto á los Autos Sacramentales de Cal leron de la Barca, midiendo el valor y trascendencia del símbolo y alegoría en la historia dramática moderna, para sacar de lodo ello lección provechosa y sano consejo para la cultura general. Es DOticia y lección repetida por todos' los doctores y tratadistas de artes y letras, que la representación escénica en una y otra edad y ea todas las naciones se originó del culto, siendo el templo la cuna primera del arte teatral. A poca que el pensamiento se detenga en el hecho da con la explicación cumplida del caso; porque la creación artística que constituye y forma la sustancia y la apariencia del arte teatral es una aplicación, ó mejor dicho, una demostración por ejemplos visibles de la bondad, de la grandeza y de la eficacia del dogma creído y reverenciado. La poesía dramática, por necesitar de la acción, esconde siempre el propósito de patentizar la esencia buena ó mala del hombre, ó una victoria ó una derrota que declare un vicio ó exalte una virtud. No es posible tejer y preparar el origen y fia de la acción, sin representarla como modo y demostración, por caso práctico, de una ley general, como una ostentación de los supuestos morales y teológicos que el autor tenga por verdades, ya mirando al hombre, ya ea lo que toca al ordenamiento general de las cosas. De aquí el hecho apuntado por los historiadores griegos, latíaos, ó de la Edad Moderna, al referir los. orígenes siempre sacerdotales del teatro, definiendo como dogmática la primera edad de la poesía escénica; y de aquí los calificativos de teológicos y religiosos á los más antiguos de los autores dramáticos. Poeta teológico fué Esquilo: autos sacerdotales pudieran llamarse su& tragedias, y trayendo á la memoria el Prometeo encadenado, única parte conocida de una gigantesca trilogía, la religión inspira constantemente á sus personajes y aconseja á su autor la forma amplísima y gigaolesca en que hace visibles sus. creaciones. Y esto sentido eminentemente religioso sirve á Esquilo para marcar el puesto y lugar que el hombre ocupa en el mundo, y al mismo tiempo para demostrar la constitucioa firmísima de un poder supremo que tenia su asiento soberano en la inteligencia. Prometeo, defendiendo al hombre contra Júpiter, le dotada cualidades antes agenas á su naturaleza, y sufra el castigo de la falta voluntaría que cometió movido por piedad. Las rocas gigantescas del Cáacaso, los coros de las ninfas oceánicas, los enviados ó los mensajeros de Júpiter, dan una solemnidad y grandeza á la fábula esquilea, que avisan las ulteriores formas que revestirá la escena sacerdotal en edades futuras. En Sóphocles y en Eurípides, el más trágico, según Aristóteles, porque es el más místico ú órflco de los trágicos, no desnudó el teatro griego el carácter teológico y sacerdotal inherente á la tragedia. Llegada la Edad Cristiana, las basílicas y las catedrales fueron las cunas que merecieron las representaciones escénicas. Al Norte y al Mediodía, en Oriente y en Occidente, las narraciones y las parábolas evangélicas se ostentaron á los ojos de la muchedumbre, representando cada uno de los pasos de la inmensa tragedia, conmemorada en las bien ordenadas fiestas que se eslabonan en el año eclesiástico. La Iglesia católica consideró y estimó las representaciones escénicas como medios de educación y de instrucción, muy eficaces para el auxilio de la predicación y para el endoclrinamieoto, que cumpliaa según su cometido, todas y cada una de las gerarquías eclesiásticas. No bastaba encantar el oído con la palabra enérgica y elocuente del franciscano y del dominico; era preciso encantar la vista para que por uno y otro sentido llegaran al alma fiel y coofesora, las sagradas narraciones de los evangelistas, y las reglas y preceptos escondidos en el seno de las alegorías y parábolas del texto sagrado. El arte ea la Edad Media es eminentemente religioso, y por tanto, eminentemente didáctico. La representación escénica es la forma general, constante, que emplea la Iglesia para inslruir y para educar en la doctrina cristiana á los pueblos de Occidente. Los misterios, las moralidades, las escenas lilúrgicas, las representaciones de toda suerte, esculturales, pictóricas de la vida presente y de la ORÓNICA HISPANO-AMERICANA. 11 vida íutura, de los pecado» y de las viftndes, clara de la verdad religiosa. Los sentidos y las lices nojotros, á quienes llamará la historia los tas frases eatre el espíritu del mal y la ley redel demonio y de los ángeles, de la colpa y de potencias, los afectos y las pasiones, cuanto de últimos admiradores de Rafael, Murillo, Lope y dentora del Amor. Las leyenda^ piadosas de Madrid sirven de la redenciOD, las encoentra hoy la crftic^ ea conocido ó desconocido salta y se desencadeaa Calderón, y desventurados nuestros hijos, conuna escala iamensa, adaptada i todas las iote- en la naturaleza humana, es un testigo que di- denados al espectáculo de lo grotesco y de lo bise Al cubo de la Almudena, como las épicas tradiciones dé los siglos castellanos á ¿a Devoligeucias, tocando todas fibras del sentimiento y recta ó ix^directamente viene á comprobar la indignol Pero un paso más, un grado más de misticis- ción de la Misa ó Al Santo Rey Don Fernando, de la fantasía humana, en las fachadas de tas ca- verdad de la revelación divina- Y aun parando tedrales góticas, en los retablos bizantinos, en mientes y contemplando alentísimamente la jus- cismo en el alma católica, y el Arte desaparece; recogiendo el poeta con solicitud patriótica laa los frescos de los cementerios, en las miniaturas ticia, la bondad y el amor de Dios, es necesario y la contemplación, en vez de producirse en puras creaciones de Berceo y del Rey Sabio. ¿No es cierto que seria indisculpable puerilide los códices, en los ejemplos y en los mila- que el poeta teológico conciba en su unidad y formas y maneras artísticas, permanecerá cagros de los saatorales, en las leyendas y tradi- armonía divina todos esos atributos, para que llada y silenciosa en el fondo del espíritu, .en- dad que con ocasión de poner de bulto el carácciones de las romeríasi en los libros poéticos, en ninguna duda quebrante el ánimo ni turbe la ar- volviéndolo en luz y penetrándolo de amor, sin ter popular de los Autos, y la necesidad de alelos poemas y en los escenarios de los atrios y diente y vivificadora llama de la fe, que ilumi- otras señales de su existencia que el éxtasis y el góricas analogías que partieran de lo sabido por pórticos de las catedrales. Es la existencia i ma- na cuanto ven ios ojos, cuanto toca el entendi- arrobamiento del que, perdida la conciencia, lodos, defendiera yo á Calderón de las acusacionera (le iameasa escuela donde todo enseña, de- miento ó cnanto la voluntad desea en el mis deja que el espíritu divino encante con intermi- nes moratinianas y de los pedantescos escrúclara y descifra, y donde todo advierte y amo- apasionado y vehemente de sus impulsos y arre- nables prodigios las potencias y las facultades, pulos de críticos que desconocieron el arte, f que apenas consiguen una lejana visión del hi- principalmente el arte popular? nesta; y la Edad Media cristiana cumple con el batos. fia apostólico, sin desdeñar ni la música, ni la Así es el arte teológico y sagrado en el mun- meneo espiritual entre el amigo y el amado. Cosas más graves que los escrúpulos de la escultura, ni la pistura, ni la danza, para que do antiguo. Pero las concepciones fantásticas de Es así porque el arte es creación, y es punto crítica galoclásíca del último siglo ocupan y sotodas las facultades y potencias recogieran lec- aquellas religiones permitían una descripción y que maravilla como el misticismo de Calderón licitan lioy á los amantes de letras y artes. ción, advertencia y consejo. Pero si en las más de las ocasiones Calderoa pintura que fácilmente corría en las escenas de co va mas allá de,la meta en que vacila y desde la Barca buscaba en las formas del procediNo era difícil prever que la representación ios poemas sagrados de la India ó en los himnos aparece la forma, lo visible, lo representado. El carácter de la representación dramática, y miento juríiico, en las costumbres, en las enescénica saltarla del atrio á la plaza pública, pa- homéricos. Pintando y describiendo el Todo quesando de manos sagradas á manos profanas, y daba revelado Dios. La descripción bastaba para más de la popular, como lo era la de los Autos, señanzas bíblicas, en las fábulas mitológicas, al compás que fuera perdiéndose la influencia de tal empresa, y el símbolo y la alegoría eran solo exige determinaciones claras y concretas; y en los refranes y adagios populares , traza y la sagrada sombra que la defendía en el momen- hipérboles que contribuían á la demostración de aunque sea simbólica ó alegóricame.ite, formas manera de hacer clara y visible á la inteligento de la representación, recibirla en su seno ele- lo divino. Nada tenía individualidad; no habia y figuras; y el genio artístico detuvo á la inte- cia popular la alegoría empleada para la ensementos profanos heroicos ó venidos de la vida relación, siuo unidad. La unidad que anegaba ligencia ya mística de Calderón de la Barca ñanza dogmática, en otras ocasiones va directael ser en la consustancialídad, no permiiii el cuando iba i la muda é interna representación mente al asunto, y sin esas formas ni medias real y positiva. alegóricos, sino en la pureza del símbolo catiSEn este largo periodo que ocapa (res siglos, personaje, la individualidad externa que, colo- Díl Castillo ó De la Noche escura del alma. Pero las condiciones dramáticas de los Autos, lico, lo presenta á la espectacion con una felic(el drama sacerdotal, el drama teológico contra- cada frente á frente de la divina, debía manteriado ya por la tendencia laica, ya por el espíri- ner con ella relaciones absolutas de inteligen- el carácter didáctico y popular de la represen- sima audacia y con una inspiración teológica tación sagrada, que se cumplía en las plazas maravillosa. A Dios por razón de Estado, La tu cómico, ya por las reminiscencias clásicas, cia, de amor y de justicia. Otra y más alta es la concepción crísiiana. públicas para enseñanza y edificad m de los fie- Vida es Sueño. Los Misterios de la Misa. El perdió terreno, limitándose á lo samo á dramatizar pasajes bíblicos ó parábolas evangélicas, La creación de un ser espiritual, libre y eterno les, retenía la tendencia cada vez más viva y Tesoro escondido. No hay instante sin milagro. ganando cada vez más cuerpo lo humano, que establecía vínculos entre el Creador y la criatu- exaltada de Calderón, obligándole á buscar en Lo que va del hombre á Dios, son otras tantas se enseñoreó porfindesterrando de la escena á ra, que el dogma declaraba con la caída, la re- su genio trazas y maneras de dar la lección leo- joyas que compiten la grandeza y magnificencia dención y la gracia, y cida uno de estos hechos, lógica en dia tan apIauJído y ante concurso tan con las más celebradas creaciopes del arte antilo sobrenatural y divino. guo y moderno, y que en el arte católico no tuQuedó defendiendo y recordando el espíritu si bien daban al poeta personajes y acción, y por vario y numeroso. Calderón lo dijo: vieron igual ni parecido. No hace nada el que no hace tanto elementos dramáticos, exigían el profundo teológico y el drama sacerdotal el Auto ó repreQue queden de lo que piensa, Dije antes audacia, y dije mal. No hay audasentación del Corpus Clirísti, por haber abierto y adecuado simbolismo quo solo el Dante y CalDocto y no docto, capaces. cia, no hay atrevimiento en Calderón de la Barla Iglesia amplios é inconmensurables horizontes derón conocieron. ca, porque no es su ánimo y su inteligencia la Y sobre todos estos misterios y milagros, el al júbilo cristiano en el dia de la fiesta de Jesús {Sacro Parnaso.) que osa y se atreve; es la iatcnsidad y energía Sacramentado; aunque no es de creer que los mayor de los misterios y el mis portentoso de Con toda libertad, y sintiéndose en el momen- de su fe, que mira como ficil y seacüla toda deAutos Sacramentales, durante los siglos xm, xiv los milagros, que es la pre;>encia real de Jesús y XV, se limitaron exclusivamente á celebrar el vivo en la hostia consagrada, el inefable miste- to más alto de la creación artística, desdeñando claración y toda explicación, aun de la de los hasta estas servidumbres que la verdad del tiem- misterios más recónditos y sobrenaturales. Sacramento del altar. Era difícil la empresa, y rio de la Eucaristía. Recordad tas loas en que sale á plaza la Teotomando como base los fragmentos de los siEQ las loas, y al concluir todos los autos coa po y del espacio imponen al poeta, y colocándoglos xiii y XIV, ó el auto de San üarthino, no himnos y con endechas, Calderón canta y glori- se en lo infinito para crear espacio y tiempo por logía, y reta á todas las ciencias á discutir tres delicadas conclusiones sobre la transustanciase descubre en ellos relación alguna, próxima fica el misterio de los místenos, el milagro del medio de la alegoría y del símbolo, porque cion en la Eucaristía. La Filosofía discute, y ni remota con el misterio de la Eucaristía, ni amor divino. La sangre y el cuerpo de Dios vivo En alegóricos tropos queda vencida; la medicina disputa, y porfinse aun enjlos anónimos pertenecientes al siglo si- úñense i la naturaleza humana, la foriíñcín y No seda lugar ni tiempOi guiente, ni en las farsas de Juan de Pedresa y mantienen, y renuevan en su seno el vigor de la no olvida Calderón ninguno de los usos, de las postra; la jurisprudeacia argumenta, y cae también á los pies de la teología. Para celebrar una autos de Juan de Timooeda. Se llega al si- gracia. Es la unión por amor de ambas naturani ninguna de las instituciones co- de estas victorias tiene lugar el auto A Dios pof glo XVI sin que sea permitido señalar aa drama lezas y el cumplimiento de li promesa del amor costumbres, nocidas y populares, para que una analogía fárazón de Estado. Ábrese la escena, y los primeteológico. Si en Lope de Vega, ya en las come- divino, de asistir, amparar y socorrer á la natuy sencilla ayude á la inteligencia de la repre- ros personajes que se presentan son el Pensadias de Santos, ya en el Viaje iel alma, se ad- raleza humana. Dios está en la vida; Dios está cil sentación dogmática. Ya es la Nave del Merca- miento atraído por una armonía que saenáen vierte un pensamiento moral, hijo legítimo del presente; sujcuerpo y su sangre llegan á nues- der trae el pan divino desde lejos, declarán- los espacios diciendo: espíritu cristiano, no se descubre la gloriñcacioa tro ser; y un manjar espiritual y de esencia di- doseque Divino Mercader fiador y principal oblidel Misterio, i cuyo festejo se consagra aquella vina mantiene y estrecha el sagrado lazo que gado,elrespecto á las deudas coutraidas por el Gran Dios que ignoramos. solemnidad. Con libertad extrema, tanto Lope une al Creador y á la criatura. ¡Grande y admi- hombre, en el momento en que el demonio traba Abrevia el tiempo, de Vega como Valdívielso y los demás poetas de rable coacepto, y símbolo de la unión del hom- embargo y ejecución en la naturaleza humana. Y haz que te conozcamos. la primera mitad del siglo xvii emplearon alego- bre con Dios, que justifica el entusiasmo y exal- Ya es la Inmunidad del Sagrado, á la cual se Pues te creemos. rías y emblemas y otros medios expresivos pro- tación del gran poeta! acoge el hombre guiado por la Penitencia y hupios del arte religioso; pero ninguno de ellos ¿Cómo al Dios que ignoran aclaman? ¿Cámo consorcio tan misterioso del hombre y yendo del Pecado. Ya la Sentencia de Aítmeníos, acertó con la forma y la manera adecuada del del¡Qué poeta reclama el asunto! ¡Y qué hombre y dictada por Dios respecto al hombre después de dan culto á Dios, da quien no saben qué Dios (trama teológioo. eMocUlmente simbólioo. qué poeta exige el tratarlo! 0el hombre apenas ¡á radenofoD. Y« el Suevo Palacio del Retiro ó sea? Duda es esta que aflige al ingenio humano, Bs vano empeño bascar acción eo los Autos hoy podemos formar concepto. Presos en nues- el Nuevo Hospitalie Pobres,—como los que en- cuando se alza á sus ojos aquel templo coa Ift Sacramentales de ios siglos xv y xvi. Diálogos, tro egoísta pensamiento, en las angustias cons- tonces se alzaban en Madrid para albergar la letra Ignoto Deo, que señala las lindes de las romances, villancicos y glosas deyolas, dispues- tantes del recelo y de la duda, difícilmente ima- majestad ó socorrer á la indigencia,—daban tes- edades antiguas. Dios ignorado implica contratas en pocas escenas, sin lazo lógico ni externo, ginamos al que se habia ajenado de su propio timonio de aquel Palacio ó de aquel Hospital que dicción, porque, á no ser comunicable Dios, na eonsiiiuyen todo el artifisio de los Aules Sacra- pensar, llenando el alma con el maguffico orde- la bondad divina edificó, sirviendo de fundamen- fuera Dios; que fuera imperfecto el bien no comentales antes de Calderón de la Barca. namiento de la Iglesia católica. Dudando hoy, no to la sangre del Crucificado. Ya son analogías de municado y en Dios no cabe imperfaccioa. Ea ya la inteligencia de lo que conoce, sino la maao costumbres literarias y escolare», como ia Va- tanto el pensamiento del hombre batalla con esPero los autos deben estimarse como un florede lo que tacta y los ojos de lo quo ven, no es cante General, en que quedaron vacantes por el tas dudas, sale la Gentilidad romana, y coa cimiento del culto externo, y una demostración y músicas ruega al Dios desconocido qae por formas visibles de la verdad y bondad del fácil que imaginemos al hombre que discurría advenimiento de la ley de Gracia laj becas, pre- himnos se declare. Expone la contradicción al Ingenio y «iogma, siguiendo en ello la tradición didáctica por montes, praderas y mares, por argumentos bendas y dignidades de la ley escrita, ó Sacros contesta la Gentilidad que tiene noticia, aunque de los siglos medios, combinada con el espíritu y estudios, por historias y afectos, sin encon- Parnasos, doade tienen lugar cortara mes en de aquel Dios, y espera, cree y desea simbólico y alegórico de todos los siglos. El Au- trar la menor duda, ni la más ligera niebla, ni el que disputan premios poéticos santos Doctores, remota, próxima; porque ya sus filósofos hablato Sacramental en manos de Lope de Vega y velo más tenue que ai por un instante oscure- y dáel vejamen el ingenio. Ya encuentra títulos tenerla ron de una primera causa, y creyeron que asta sus discípulos se separa poco de la índole y na- ciera la esencia, la naturaleza y el destino de en las más aplaudidas de las obras dramáticas, estaba de un Gobierno, y que había, por turaleza de los poemas menores del arte dramá- cuanto ve y toca, de cuanto piensa ó imagina. y Bl Pintor de su Deshonra y La Vida es Sueño fin, undebajo Dios supremo, todo manos, todo ojos, tico, y solo difiere en accidentes externos de la No hay para el poeta teológico misterio ni oscu- abren, con analogías mis ó menos violentas, el todo oídos. Siguen lasfíastasal Dios desconociridad, duda ni vacilación. Como si una leyenda camino al entendimiento de la muchedumbre. representación profana. do, y de pronto una conturbación de los eleexplicativa acompañase á cada ser y á toda exisLa Mitología le ofrece numerosas analogías. Bl ' La representación litúrgica de la Edad Media mentos interrumpe el festejo y pone espanto ea que habia predicado el dogma, enseñado la mo- tencia ó accidente, todo lo penetra y declara su verdadero Dios Pan es Jesús, que está en el pan los ánimos. Queda la Gentilidad sola coa el Inral, dirigiéndola vida con ejemplos y parábolas, entendimiento bajo el dictado de la fe, y atravie- sagrado; en Psiquis y Cupido una y otra genio humano, que difícilmente contesta á las corría grave riesgo de descender i los juegos sa as( con frente serena, ánimo tranquilo y con- vez (1), Cupido es el Redentor y Psiquis la re- preguntas de aquella cuando le interroga sobre de escarnio 6 & las farsas juglarescas de los si- fiado ademan ei camino que separa la cuna del dimida. También suele verse en el Pastor Pido la causa de que el cielo se turbj y desplome, glos medios, ó de convertirse en los proemios y sepulcro. Ni aun antes de la cuna ni después de la figura del Hijo de María; en Andrómeda y fallezca el sol, húndanse las estrellas, espire la las loas pedantescas ^ inoportunas del siglo xvi. la tumba existen perplejidades ni dudas para la Perséo, la Naturaleza humana en ella, y en él luna, y se exlremezca en sus hondos cimientos Calderón de la Barca creó el verdadero drama inteligencia iluminada por la fe. Perpetuamente el Amor divino; en Los Encantos de la Culpa, la naturaleza entera. A lo cual solo contesta el teológico, el Auto Sacramental; por que creó la embelesada en la contemplación de las maravi- Ulfses es la Naturaleza, Circe la hechicera infer- Ingenio «que todo espira, pues el Hacedor paacción, que nada es la poesía escénica sin la re- llas y portentos que repiten uniformemente,— nal que le embriaga, y Bl Divino Orfeo apare- dece.»—«Dios no puede padecer,» replica la presentación de un germen que grana y florece, aunque en la variedad inmeasa de los seres y de ce también representando al Creador eu toda la Gentilidad: implica Dios y pasible. También imde un pensamiento ó pasión que brota y domina las existencias,—la verdad del dogma y la fla- grandeza y extensión del poema de la creación. plica Dios é iguorado; y entre estas proposicioqueza y debilidad del espíritu satánico, cuando Cuando podía servir para la más fácil comá la voluntad, moviéndola á su placer. se presenta delante del celestial y divino, el prensien del dogma eucarfstico y de la verdad nes es terrible la vacilacioa del Peusamiento No era fácil el empeño. El drama teológico hombre siente en s{ todos los gérmenes, impul- católica en general se encoentra en las alego- del hombre, y Calderoa la expresa coa ^oa dogmático ha de demostrar, por los medios de la sos y entusiasmos de la poesía, y conoce como rías calderonianas. La Cena de Baltasar mues- grandeza dialéctica verdaderamente trágica: representación, la verdad y la belleza, no de una nueva creación bajo el augusto patrocinio de tra el castigo de la blasfeaaia humana, y enalteéste ó de aquel precepto, no de ano ú otro con- esta intensísima iluminación espiritual. YO no he de creer que haya ce la idea de Dios y de su providencia; La Ser- GKNT. sejo, sino de la perfecta unidad dogmática que Dios pasible. piente de Metal nos recuerda las ingratitudes resalta en el entendimiento humano, de la coorNo hay que hablar ya del poeta: el hombre del pueblo de Israel; La Torre de Babilonia, la PBUS. A tf me atengo. dinación y enlace de todos los dogmas y mis- que consigue en cualquier vida religiosa tan per- eterna y emblemática empresa de la Torre-de INC. Yo, que haya ignorado Dios terios articulados en el credo religioso. No es fecto estado de fe y de gracia es esencialmente Babel; Sueños hay que verdad son, la dramática Tampoco creeré. solo la vida individual, no es la advertencia de la poeta; y la vida real, y los afectos humanos, y tiistoria de José; Las Espigas de Ruth, la oca- PENS. A tí vuelvo. ancianidad i la juventud; no es el caso de la la- cuanto se mueve y germina en torno suyo son sión para concertar el cuadro bíblico con la esBien puede ser ignorado cha de ana pasión con la virtud; tampoco el cua- visos, vislumbres, noticias y anticipaciones de la piga y el trigo de que se amasa el pan divino. Gs»T. De m(, y de otro no. dro de la paz de la conciencia en el acatamiento verdad dogmática, que es ya el alma de su al- Del mismo modo que las narraciones bíblicas PENS. ES cierto. y prácticca de los mandamientos divinos; es mis ma y la susuncia de su vida. abren camino i estas analogías, los adagios y INC. También poede padecer alto, profundo y extenso el asunto. Trátase de Si el genio es visión y contemplación espiri- refranes populares le sirven de punto y resorte demostrar á Dios, de representar sus misterios tual de la belleza, percepción directa de lo divi- dramático en No hay mis fortuna que Dios, No como Dios. "< y de adorar su verdad en la infinita manifesta- no, y el concepto y el sentido divino llenaban donde el mal con capa del bien y el bien con ca- P£Ns. También estoción de sus inefables atributos. Fuera del mun- (aparte de accidentes y aderezos históricos) el pa del mal deslambraa y fascinan á la natura- GENT. ¿Pues ha de ser otra cosa do, dejando tras sí el tiempo y el espacio, el poe- alma de Calderón, ¿qué mucho que rompiera su leza humana, hasta que llora arrepentida á los Siendo Dios? ta religioso ha de concebir y amar el dogma, re- fantasía en expléndidas cresciooes y en arreba- pies del Redentor. La Redención de Cautivos, PsNs. Tu duda apruebo. presentando después su adoración al través de tadoras imágenes al referir los vuelos de su in- que tanto influía en la piedad y sentimiento moNO sé, más siendo Dios, lodo las formas y de los ejemplares que le suminis- genio y las concentraciones de su inteligencia? ral de aquel siglo, abre paso á otras analogías, ING. Lo podrá. tren las creaciones, inertes 6 vivas, así las reales Sin Dios, y sin Dios amado, y amado sobre como dan luces é indicaciones en La Cura y la PENS. La luya aprecio. como las paramente imaginadas. La historia es Enfermedad, El Veneno y la Triaca, La SemiEse es error. i sus ojos un inmenso razonamiento, cuya con- todas las cosas, no hay Arte. No lo hubo en las lla y la Zizaña, la lucha que esconde todas es- GENT. PENS. Tras It voy. dosion es la verdad del dogma. La creación edades pasadas; no lo habrá en las futuras. Si ING. ES Qngaño. misma no es otra cosa que una visible demos- es cierto que los tiempos, bajo el consejo de PENS. A tí me acerco. tracioQ viva, perenne, constante y cada vez más novísimos errores naturalistas, tocan ya en las lindes de las edades ateas y materialisus, ¡fe(1) El de Toledo y el de Madrid. Los DOS. ^ b ! iQ.Qál anda entre los do& Yacilancio el Pensamieolol LA AMERICA. —AÑO XV.—NUM. 22. 12 Su cumplimiento tuviese no el Entendimiento persevera en el consejo: el á las tablas gigantescas personificaciones de las ¡Qué he de hacer, si ambos iguales Fianza i no fallecer, Albedrío le lleva á que se contemple en el es- edades y de la ley mosaica ó de la gentil, desTiráis de val tan i tiempo, pejo de las aguas, y queda enamorado y orgu- plegando la sucesión de los tiempos al pasar Los fortalezco de siete Qae yendo y viniendo á entrambos lloso de su gentileza y de su hermosura. Sacramentos que allí ves por los distintos períodos de la ley natural, la. Descanso eo ningano tengo! Los diferentes encantos de la naturaleza van escrita y la de gracia. Solo en el Dante en algas De la fuente de la Gracia El ingenio hunaano (recuerdos de Sao Agaspresentándose uno tras otro al hombre llamán- pasaje de la cantiga del Paraíso se encaentraa Perennemente correr. tin) busca á Dios eo sf, en el cielo, en la tierra, Y en efecto, bellísima fuente, cayo remate es dole al pecado. Pero el Entendimiento le ad- personificaciones y símbolos de tanta magnitud en los mares, en el fuego, en el viento, en los jardines, en los bosques, en el tiempo, sin que hostia y cáliz y al rededor los siete Sacramentos vierte y le amonesta cada vez con mayor severi- y grandeza, y entiende que no llegan á medir les satisfaga ninguna de las deidades gentílicas, como corrientes que emanan de la hostia, figu- dad, y entonces Calderón, siguiendo á la come- tal altura las sombrías creaciones del arte del ran á los ojos de la muchedumbre, que excla- dia, encuentra uno de los símbolos más bellos y si^lo ni en el Manfredo de Byron, ni en el Fausto porque acabados que se ven en sus Autos. deGoSthe, ni en el Coorado de Mikiewitz, aplaumaría con el Ingenio humano: Quieu tiene muchos dioses HoKB. Ya este es tema de locura. didas como peregrinos testimonios de la audaNada su ley nos propone. No tiene al que yo pretendo. cia de la inspiración moderna. Más que lealtad; quita, quita. Que bien á todos no esté Continúa su peregrinación el ingenio humano Con igual seguridad, que hoy llamaríamos Villano... £1 creerlo y el amarlo, buscando al Dios ignoto y pasible presentido por atrevimiento dadas las meticulosidades de la fe ENTE!«D. Atiende que usas Llegando á amar y á creer k luz natural. Encuentra al grosero ateísmo que común, presenta Calderón en la acción de sus. Muy mal de tu eoteodimienlo. Por razón de estado, cuando explica el trastorno de los elementos como una dramas filosóficos á la razón natural iluminando Si atropellado le injurias, Faltara la de la fe. enfermedad del gran cuerpo de la naturaleza, á Adán, y declarándole á la luz de la antorcha, HouB. Peor usas tú del dueño. Persevera en su error la Sinagoga y también sin creer m&s que en el acaso y en que, corromque en ella nace y se mantiene, lo que de comna Pues atrevido le luchas. el Islamismo, pero no asila Gentilidad y el Ateíspida la prima materia, engendrd al hombre. tiene la naturaleza humana con la piedra que en Sin ver que desde este muro Huyendo de quien tiene dioses y de quien no mo, que se convierten: cualquiera centro ocupa lugar, con las plantas Y lo mismo harán los dos. Puedo arrojarte á esas duras los tienC) llega al África, donde tendrá asiento en que nace 2^ crece, con las aves en el vital Cuando el mundo venga á ser Peñas. el mahometismo. No niegan los ismaelitas se ha sentimiento, con el ángel en que entiende y disENTEND. NO podrás sin que Solo un pastor y un rebaño. de adorar á un Dios; pero en tanto que el jucurro, y con Dios, porque Aquí noismo te destruya. La Razón queda satisfecha en cnanto á Dios; daismo aguarda á un Dios, él aguarda á su ProEn la porción del alma feta. Pero el peusamienio conoce que quien es- pero el Ingenio humano aun pregunta qué soy HoHB. ¿Cdmo que no podré? Pero Con él conviene en lo eterno. pera á Dios vive sin él, y punto por punto con- y qué es y qué vale una vida. Las fuerzas lo dificultan. La razón natural y la fe, la fe y la razón natradice las máximas mahometanas. El Dios que No el valor: llega, Albedrío, ¿Qué es la vida? La vida es sueño, dijo el poetural le dan aliento y seguridad bastante para no busca el pensamiento humano ha de ser un ente ta profano por boca de Segismundo; pero en el Tú á despeñarle me ayuda. excluir de sus argumentos é incidentes dramátide sí solo, en sí y por sí, incomprensible y di- Auto Sacramental el asunto reviste formas apo- ALBED. Si haré, pues sin mi no puedes. cos ningún ser, ninguna pasión, hecho ó fantavino. Continuando su penosísimo viaje, le sale calípticas. Sin embargOi ¡cdmo completa el Au- AGUA. ¡Mira! sía que sea posible en los más extensos horizonal paso la Sinagoga y Pablo el Centurión, pre- to á la comedia! ¡Qué grande representación en TIERRA. ¡Advierte! tes de lo imaginable. El ateísmo, la apostasía, la sos de las mismas ansias cansadas por el eclipse, UB teatro de otros tiempos, la del Auto Sacra- FUEGO. ¡Atiende! herejía, la soberbia, la mentira, el pecado, la terremoto y sobresal o de la naturaleza entera. mental La Vida es sueño, como epílogo y con- AIRE. ¡Esouchal incredulidad, los dogmas geniflicos, mosaicos 6 En vano la Sinagoga en grandioso y magnífico clusión de la comedia La Vida es sueño] HoMB. Nadie á mi furia se oponga, alcoránicos, la blasfemia y la impiedad, todo sale estilo canta sus glorias, y recordando las profeEl caso dramático humano quedarla explicaá escena para ser vencido y humillado en baena O teman todos mi furia. {Arrójalo.) cías, niega sea el Nazareno el Mesías prometido. do por la ley universal, por el dogma, por la Despeñado el Entendimiento, el hombre se se- lid intelectual por la razón, el entendimiento, la Pero la Sinagoga habla de padre é hijo, y es- creación que sirve de asunto y da el argumento para de Dios y cae en el pecado. Las luces se nu- teología, la fe, los sacramentos, la Iglesia y sus tos dos conceptos que contradicen la unidad de al Auto Sacramental. blan, se estremecen los montes, se embravecen doctores. Si el demonio pisa el tablado y sus proDios, sumen al ingenio en nuevas perplejidades Abrénse los artificios y aparecen disputando los vientos, apágase la luz de la Gracia divina, y vocaciones al cielo llegan hasta poner mano ea y aguijonean el deseo de la indagación. En tanto la preeminencia y lugar principal el agua, el el hombre exclama: la naturaleza humana, también viste forma Crisel Centurión es ya San Pablo, que al caer ha aire, la tierra y el fuego. Aquiétalos el Poder to, y ahuyenta al espíritu del mal, en tanto que ¡Ay de mí, infeliz, que todo subido y que ha llegado á ver cuando estaba divino, que declara las virtudes y excelencias el espectador presiente y oye entre asombros El orbe he dejado á oscuras! más ciego. Ya Cristo vive en él. La Sinagoga de cada cual, y la Sabiduría y el Amor llenan Si aplicáramos á Calderón de la Barca la críti- crecientes al Padre Eterno. queda muda; pero el ingenio humano escucha la creación de maravillas y de perfecciones, ca sutil y aguda que encuentra apotegmas filoSi fuese posible mirar y ver á la muchedumcon atención á Pablo, interrogándole con ansie- hasta el punto de que, pasmados todos los ele- sóficos, máxinlas heréiicas en el Dante, y probre apiñada en inmensa plaza, en tanto que el dad creciente. Pablo razona: mentos, prorumpen en un himno alabando y fundidades insondables en el Fausto de GoSihe, dogma religioso se representaba con fastuosos j PAB. ¿El bien no comunicado, glorificando al Señor. El mundo pide á Dios mi- ocasión era esta de meditar y discurrir sobre es- magníficos artificios y una tras otra iban cayenNo fuera imperfecto bien? nistro á quien en su nombre dar obediencia, y tos dos símbolos, el hombre despeñando al En- do á los pies de la verdad las invenciones de las el cielo, asistido del Amor, de la Sabiduría y del tendimiento, y el mundo que queda sin luz en el heregías, las maldiciones de la culpa y flaqueza ¿Ser que fuera comprendido Poder divioo, crea los sentidos, las potencias, el instante en que el hombre aparta el pensamiento humana, las perplejidades de doctos y los suDe quien infinito no es. albedrío, y por úliimo, crea al hombre, ador- de Dios y se separa de su ley. Pero no necesita puestos de la ignorancia, luciendo y campeando Fuera iañaito ser? nado y enriquecido con cuanto aconsej<5 el nuestro poeta de alambicados conceptos para con arte primoroso y estro vehementísimo y muING. No: Amor. que sea visible la grandeza de sus símbolos y sical la verdad de Dios y la bondad de vida creClaro está, porque caber ¡Rompe la prisión oscura yente y devota, ¡cómo nos sorprenderla el mísalegorías. Lo más no puede en lo meaos. A la voz de tu Criador! ¿Qué es de la naturaleza del hombre después tico gozo de aquellas almas y las serenas alePAB. Pues siendo infinito ser HouB. ¿Qué acento, qué resplandor grías y dulcísimas promesas que los ritmos calde la calda? Dios, y siendo bien perfecto. Vf, si esto es ver? Oí, deronianos despertaban en todos los corazonesl Ruda Fuerza en una parle fué Si es oir esto, que hasta aquí. Solo entonces (no hoy, encallecidos en el olviLa razón, ciego el discurso. Comunicarse, y en otra. De! no tér pasando al ser, do y agriados por miserias) podríamos comprenTorpe el sentido, confusa El comunicarse á quien No sé más que no saber der que el arte es hermano coosustancial de la La vida y suspensa el alma. ' Siendo él infinito, fuera religión, y que levanta el espíritu y purifica la Qué soy, qué seré y qué fui. Le lian dejado la escultura Intinito como él; vida. Dueño, y dueño sin sombra, sin duda da El problema está planteado con toda claridad Del barro no más, pues solo la verdad, Calderoa nada teme y de nada desEl hombre desea saber qué fué, qné es y qué Pues si se comunicara, Bronca, informe, estatua brata. confía ni recela: su robusta, inquebrantable y será. La Gracia le invita á que le siga; pero torA quien no lo pedia ser. Tengo ojos y noven. creciente fe le lleva á mirar como buenas, fáciles pe Ja razón y torpe el paso, muéstrase confuso Tengo oidos y no escuchan, Quedara imperfecta toda y sencillas, no ya declaraciones y ejemplos de los y sorprendido, y se queja-de no poseer aquella Tengo manos y no tocan. Aquella distancia, que dogmas, sino explicaciones de los misterios. Reholgura, rapidez y seguridad en los movimienTengo labios y no gustan, Lo finito á lo infinito nueva en esto rasgos originales y propios da tos que admira en todos los seres que le rodean. Tengo pies y no se mueven. Dejara de comprender: nuestras escuelas teológicas y de nuestros posNo conociendo su esencia, se cree inferior á los Tengo voz y no pronuLCia, tas délos siglos medios y muestra una cualidad' Luego para que no haya brutos. Y, eofin,sin entendimiento muy señalada de la antigua fe española. La cansa de tal diferencia inquieta al homEn Dios imperfección, es Ni albedríO'que me acudan. bre: Tengo aliento que no alienta Con igual grandiosidad en la concepción, y Conveniencia de su esencia con igual vigor en el desempeño, pinta y repreY corazón que no pulsa. Por qué, si es que es ave aquella Y precisión de su ser, ue ramilletes de pluma, Por acto de entendimiento. Entre dolores, lágrimas y suspiros pasa la vi- senta el poema de la creación. El poder divino Va con ligereza suma, Engendrar un hijo á quien da á vueltas con su culpa, y reconociendo y con- explica la ley de simpatía y de antipatía que uno Por esta campaña bella. fesando la miseria de la existencia. Pero como la á los elementos cosmológicos, y que evita sia Se comunique infinito. vida es sueño, importa dormir esta triste vida embargo la confusión y la amalgama. La sabiNace apenas, cuando en ella, El padre que al hijo vé. para dispertar á otra mejor. Sin embargo, siendo duría divina divide las aguas de las aguas, lleCon libre vebcidad. El hijo que mira al padre. infinito el delito, no es posible dar una satis- vando el fuego á eminentes sitios, y templa en el Discurre la variedad Llegándose á complacer facción infinita; y por lo tanto su miseria es aire sus ardores, y el amor divino orna y herDel espacio en que nacid. Uno en otro, ¿no es preciso perpetua y eterna al decir de la duda y de la mosea lo creado con el sol, la luna y las estreTeniendo más vida yo. llas para que presidan al día y la noche. PueProceda de amor tan fiel desesperación. Pero el entendimiento replica: Tengo menos libertad? blan al aire las aves, habitan los peces el agua, Un espíritu que sea ENTEND. Ya que dar satisfacción y cubren de vistosos laberintos el suelo, plantas, Igual á los dos, y que. ¿Por qué, si es pez el que en frió No pueda, podrá su pió flores y frutos: Seno nace, y vive en él. Procedido de los dos, Llanto al cielo enternecer, Siendo argentado bajel, Para que la dé quien pueda; No pueda entre ellos haber Yo, que sin necesidad Siendo encamado navio. Pues poder al poder queda, De criaturas, de edificios. Por la comunicación Con alas que le daa brío, Saber le queda al saber, De pompas y majestades, De personas, ni después, Surc.i la vaga humedad Y amor al amor; con que En priucipio sin principio. Ni antes, primero 6 postrero, De tan grao inmensidad Entera satisfacción Para fio, también sin fin. Mayor 6 menor? Como lO'lo un elemento. Dentro estaba de mí mismo; Le saque de su prisión. ING. Sf. Teniendo yo más aliento, Por ostentar de criador. La sabiduría divina rompe porfinsus cadeTengo menos libertad? PAB. Pues Saqué, con solo decirlo. nas, movida i piedad por sus súplicas y arreUna en los tres la deidad, ¿Qué mucho, pues, si se vé Del ejemplar de mi idea pentimiento, y por amor al hombre ocupa su Torpe el hombre eo su creación. Uno en los tres el poder. Las obras que ya habéis visto. puesto y su lugar, dando así i infinita culpa inQue tropiece la razón Uno eo los tres el amor, finita satisfacción. Cumplida la redención, los En El Divino Orfeo, no en conjunto, sino siDonde ha tropezado el pié? elementos tornan sumisos á colocarse en la de- guiendo el orden genesiaco de los libros sagraUno en los tres el saber. Y pues si hasta ahora no sé pendencia y vasallaje del hombre, y se glorifiCierto es que en la esencia es uno, Quién suy, quién seré, quién fui. can; sirviendo el agua al bautismo, la tierra á dos, van apareciendo los dias á la voz potente Siendo en las personas tres. Ni más de que vi y oí. la espiga y á la vid, que han de ser viandas eter- del Creador: Vehementísima y sañuda es la contradicción Vuelva á sepultarme dentro ¡Ah de ese informe embrión! nas; el aire llevando la nueva á todos los ámbide la Sinagoga en un diálogo animadísimo y vioEste risco, en cuyo centro ¡Ah de esa masa confusa, tos, y el fuego que, sirviendo al amor, enciende lento con Pablo; pero escucha satisfacciones á Se duela mi autor de mí. todos los corazones. A quien llamará el poeta. todos sus argumentos y i todas sus réplicas. El Caos, y nada la Escritura! No es del dia buscar antecedentes y noticias El hombre, sin ninguna revelación del entenIngenio humano, que atentísimo habia seguido dimiento ni de la gracia, so duele de haber na- en opiniones, de esta manera, precisa y clara la controversia, exclama: ¡Ah de ese lóbrego s ^ o cido, de no saber sino lo visto y oido; y no co- de exponer la creación, lacaida y la redención ING. El Dios ignojo y pasible Sobre cuya faz, de Dios que se ve en el auto calderoniano. Pero lo que nociendo sus destinos, quiere huir de la vida Que ojos, manos y oídos fué, El espíritu fluctúa! que acaba de respirar. La Gracia divina escucha sí cumple es notar cdmo el artista consigue denY primer causa de causas. sonriendo sus lamentos, y le lleva con majes- tro del dogma crear una acción con accidentes ELTODO. ¿Quién será quien nos busca? En boca de Pablo hallé. tad, pompa y honor á recibir el debido homena- y peripecias, y cdmo dentro del ordenaminnto ORFEO. Quien de la nada hacer el todo gusta. Acuden á escuchar esta confesión, trémulos y je como el más perfecto ser de la creación; en teoldgico del dogma se resuelve la fábula draHágase la luz hermosa, demudados, el Aieismo, la Sinagoga y la Gen- testimonio de lo cual le asisten el entendimiento mática, y llega á final y conclusión, y deja por Y en esa trabada lucha. tilidad, y en vistoso panorama con muy lucidas y el albi'drío. Allí queda solo en el momento en último en el alma de los espectadores una enseDividida de las sombras. apariencics, represéntanse á los ojos del espec- que va á usar de su albedrío y va á disponer de ñanza y un consuelo. Ella salga y todo luzca. tador las tres edades teológicas del mundo. su enten limiento. Al verse en tanto honor y en El dogma, la doctrina, el ideal de la vida, en Y asi sale la luz, y así brotan las esferas que La ley natural al pié de un árbol en que se tanta dignidad, vuelve á preguntar quién es, lo que tiene de más recóndito y misterioso para envoelTe una serpiente; la ley escrita con las quién fué y quién será. «Polvo fuiste, polvo eres el entendimiento humano, servían de resortes dividen las aguas de la tierra. Así son las plantablas en la mano, y, pof *ltmio, la ley de Gra- y polvo después serás,» contéstale el Entendi- dramáticos al gran poeta, que no titubeaba al tas; así los laminares del dia y de la noche; así aves y peces; así los animales, hasta que concia con cruz y venda, que se apresara á expli- miento. buscar explicaciones sencillas y de fácil com- certados tantos prodigios créase la humana nacar todo misterio y i esclarecer toda duda, exprensión al misterio mismo de la Trinidad de El Albedrío en tanto le aconseja deseche tristuraleza para que goce ufana de todo ello: clamando: tezas y goce su poder y preeminencias. En va- Dios, ni se embarazaba por la dificultad de traer NAT. Que soberano poder LEYDEG. Eso yo lo explicaré. PENS. s Pues por ley de Gracia soy La No Confirmo superior solo esos enámf, diez las mas tres. preceptos porque CROmCA fflSPAKO-AirERlCylííá.. en el ánimo de los espectadores. T no solo el Jim. {Leyendo.) De no ser al ser me muda, «En el principio crió I profundo talento dramático de Calderón de la Coa vida para que anime Dios, cielo y tierra.» Barca le oñ-ecia camino para veaeer las dlflealY alma para que discurra. Adelante. Lncen todas las galas del fasluoso ingeoio del tades de la representación alegMca y áimbótiea, Fí. insigue poeta, al pintar en uno y en otro y en sino qlie cumplió en estos símbolos novedades JDD. {Leyendo.) «La tierra estaba vacía cien pasajes el encanto y la belleza de los pri- que después en otros poetas han sido estimados Entre las oscuridades meros días de la creación, y campea también el como rasgos de completa originalidad. De las tinieblas, y sobre Los diálogos entre el hombre y el demonio, indecible vigor de sn ingenio al describir la perLa faz del abismo, el grande turbación que sufre la naturaleza a! prevaricar las tentaciones á la natorale2afaamanaofreciénEsp^itu de Dios era el hombre, y la hostilidad de todos sus elemen- dole la ciencia, la perfecta belleza, el poder saLlevado de los combates tos y de todos sus entes contra el que habia si mo, que tanto se elogian en lúa poemas eenteioáDe las aguas, y...» do creado para su dueño y señor. Si como poe- poráneos, son frecuentísimos en Calderón de la A mi intento ta descriptivo, rico en tuces y atavíos, necesita- Barca, como i él se debe la naeva representa- FE. ción del príncipe denlas tinieblas ea formas y Ese período baste. ra algún aumento y aplanso la ya cumplida y conceptos distintos de como aparéela en las ¿Cómo los Metamorfoseos colmada fama de Calderón, bastarla leer estas esculturas,muy misterios y poemas de loa siglos meDe tus errados anales ])rillaates antítesis, ya en la Humildad coronada dios. En Calderón siempre es el ángel caido, es Empiezan? ie lai plantas, ya en Los alimentos del hombre, el espíritu del mal; pero no aterrando simpleya en cuantas relaciones pone en boca de la na- mente los ojos del pueblo con figuras grotescas GÉNT. ÍLejendb.) «En el principio La nada y el lodo iguales. turaleza humana en otros muchos autos, para y horribles, sino asombrando y atrayendo al alUn globo y masa confusa que la demostración fuera perfecta; pero no ne- ma humana conloa recaérdos de sa grandeza Todo y nada eran, sin darse cesita de eacomios la fantasía del gran poeta, y pasada. Prima materia, ni ser, ¿asta apuntar si dalo, cuidando solo de adverHasta que al embrión llegase Yo soy, pitonisa bella. tir qne, si es frecuente en su teatro profano enA dar el acaso forOaa Aquel espirita noble contrar rasgos que recuerden la influencia del (De un caos en la oscura cárcel) Que perdió, por su soberbia, culteranismo, en estas composiciones dirigidas De aire, fuego, tierra y agua, Gracia, patria y hermosura. al vulgo, no i los discretos y cultos concurrenAgua, tierra, fuego y aire.» Bien que no perdió la cienciai tés de los corrales, academias y palacios, rara Bien veis cuánto en sas principios FB. Cuya plenitud ninguno vez aparecen lunares y manchas gongorinas. Hebrea y latina frase Sabe mejor , etc. Te($logo que con tanta seguridad y confianza Convienen, simbolizadas explicaba la Trinidad, la Eucarislfa y represen(Del Cordero de Isaías.) Fábulas y realidades: Si la concepción de Milton merece aplauso, taba la creación, no podia menos de tocar con En tí la verdad lo diga igual desembarazo otros puntos y temas del dog- según los doctos, por haber representado el esCuando de ese caos sacase ma y del culto, siempre con la intención y con el pirita del mal bajo conceptos más profundos y El mundo un fíat, que al punto propósito de enseñar la verdad de Dios y de la en formas más artísticas que las aceptadas por el La luz de las sombras saque, arte litúrgico de los siglos medios, tribútese igual Iglesia católica. Y las aguas de las agaas alabanza á Calderón, que llamándole lucero en Entre las varias lecciones liiúrgicas escritas Divida, y en seis afanes Zas Espigas de Ruth, ea Los alimentos del homor Calderón, señálase el auto intitulado Los De seis dias, perfeccione Hsterios de la Misa. ¿Quién es el protagonista bre, en El Pintor de su deshonra, en El Veneno (Porque al sétimo descanse) del auto? La sabiduría. Y ¿qué es la sabiduría? y ¡a Triaca, hace que repercuta en su figura y Firmamento que continuo en so voz algo de la belleza arcangélica primitiSABm. Escucha, Ignorancia, escacha: Se mueva; mar que inconstante va, y Luzbel, en El Pastor Fido, en La primer Yo soy del Eterno Padre Se enfrene; tierra que yerta Flor del Carmelo, le dá representaciones granUn atributo á su esencia Perezca; sol que radiante diosas de hechos y de palabras, y como demonio Tan conjunto, que como Él, Al dia presida; Iw»en El Viático Cordero, en La Divina Filoten, Sinfiani principio, eterna Que ya llena y menguante en Andrómeda y Persea, en El ASO Santo de En su mente estoy. Alegre á la noche^^strellas Roma, en El Verdadero Dios Pan, en El Valle Describe sos galas y los colores de sus plumas, de la Zarzuela y en otros machos, lo representa Que brillen; fuentes que bañen; representando cada color el de las facultades acariciando á lodos los deseos, excitando todas Frutas que fértiles crezcan; universitarias. Explica la misa porque Flores que hermosas se esmalten; las pasiones, fomentando dudas y soberbias inAves que ligeras vuelen; No hay voz, no hay palabra en ella. telectuales y vistiendo todo ropaje de hermosuPeces que veloces naden; No hay ceremonia, no hay ra para cautivar al hombre y separar sa iiiteliFieras que vagas discurran: Vestidura que no tenga gencia de la contemplación y esperanza en lo Un misterio en cada acciooi divino. Y tras fieras, peces y aves. Un seereto en cada letra. Astros, Inna, sol, dia, noche^ En medio del atrevimiento del gran poeta, que La declaración de estos misterios y de estos Frutos, plantas y cristales. secretos se cumple en las distintas escenas del no retrocedía ni ante el encarnar en forma artísHombre que todo lo goce. auto; y ceremonia por ceremonia, desde el In- tica á Cristo, representándolo ya ea ElverdadeMujer que todo lo dañe. troito y la Confesión hasta el último Evangelio, ro Dios Pan, ya en El Divino Orfeo, ya en Y en tí lo diga el error van representándose todas las del Santo Sacri- Cupido, ya en El Pastor Fido, ya en Persea, De que el acaso lo canse. ficio, figurándose en Adán, en Moisés, en San ya en el Mercader que toma sobre sf las deodas Pues hallándolo criado. Juan, en Cristo, que dice la gloria; en San Pa- del género humano, es de meditar qne cuando En tus dioses lo reparta. se trata de Dios, el poeta reprime la tendencia l>lo, en San Juan Evangelista, que en un bello Dando á Júpiter los cielos. romance parafrasea el principio de su Evangelio; figurativa y plástica de su ingenio, y solo trae á Dando á Neptuno los mares, por último, llega al Ofertorio, sieudo el uiisiiio la escena algano do su2 atributos, principalmenDando á Pluton los abismos, risto el qne cumple la ceremonfa. Repreaén- te el poder, el amor y la «abidarfa divina, no A Géreí la iisiray:«l aire. tase asimismo la Pasión, interviniendo el jadals- atreviéndose á imaginar símbolo ni forma para A Venas y < Apolo el fuego; mo en cada una de sus partes, hasta que des- el ser infinito y absolutamente perfecto. Sin ver cuánto en t( es culpable Aquí no llegó el símbolo católico ni sa reprepués de haber consumido el sacerdote, nueva El ser los dioses después, escena figura á los Evangelistas, hasta el Evan- sentación; lo finito y lo limitado no bftstan á Y las maravillas ant^i gelio postrero que será el Evangelio del dia del tanto, y si hay símbolo y representación para Y que haya quien obedezca. Cristo es por la naturaleza humana que en él se Juicio. Sin que haya quien se lo mande. une á la divina. Convida esta observación á seAdmira y confunde en Calderón de la Barca ñalar el puesto que el simbolismo calderoniano Y porque no en esto solo la manera ingeniosa, á la par que profunda, con ocupa en la historia del arte Iodo-europeo, comEl argumento se entable. que consigue representar cada una de las cere- parando los símbolos representados en sus AuPara más prueba, ambos libros monias del Santo Sacrificio, explicándolas en ac- tos, no sólo con las alegoríák mitológicas, sino Abrid por eaalqiuera parte. ción y por palabra, de modo tan cumplido y fá- también con los de las artes y poesías de los {Van abriendo los libros con los verto$ qut cil, al mismo tiempo que galano en concepto, pueblos indios y medos. Pero el tema llega tardiciendo.) dicción y metro. de á mi cansada pluma, y me llevarla may lejos JOB. En Isaías, aquí I^Seria curiosísimo estudio el qne se consagrara del dia, del asunto y del auditorio. Quede para Encuentro los militares á exponer los conceptos y juicios de Calderón de quien tenga ocasión y fuerza para discutirlo. Elstruendos de la primera la Barca sobre el alcance de los sentidos y la Pero sí creo del caso, para concluir con esa reLid entre el dragón y el ángel. naturaleza de los conocimientos que procuran; petida acusación de haber confundido lo sacro y Cuando aspirando soberbio sobre la razón, el entendimiento y el ingenio; lo profano, lo mitológico y lo católico, demosAl solio, en vez de sentarse sobre la voluntad y el albedrío del que slemore trar cómo Caldei on de la Barca comprendía la En el monte de la luz. canta la fuerza y la espontaneidad, porque hay Mitología y estimaba la Gentilidad. Por ser suEn el de ks sombras yaee. en estos conceptos una completa enseñanza de cesora y heredera del Judaismo, quedaron en la GBHT. Yo encuentro aquí con Faetoote, Psicología popular en forma figurada y bellísi- Gentilidad noticias desconcertadas; anuncios inQue por querer, arrogante. ma, que indica hasta qué punto el insigne dra- conexos, demostraciones incompletas de la ley Levantarse con el dia, mático se penetró del espíritu didáctico q«e de- antigua, pero que fecundados por la razón naAl mar despeñado cae. be acompañar siempre al drama religioso. No tural, iban preparando y abriendo tos caminos FC. ¿Qué más han de parecerse seria difícil encontrar las concordancias entre para el conocimiento de la Buena Nueva. La MiEntrambas temeridades? Calderón y los Doctores Lulianos ó Tomistas que tología á su vez 00 era más que una reproduc- JOD. Pues porque no se parezcan en las cátedras ^explicaban estos problemas; pero ción en forma nueva de visos, vislumbres y desFicciones y auloridafleg. interesa mucho niáS á la gloria del poeta y á los tellos de la verdad de la ley antigua, de modo Vuelvo donde una vedada merecimientos del Arto español advertir qne en que á través de sus fábulas, é interpretando sus Fruta envenenada hace ningún otro teatro del mundo, ni por otro poeta, alegorías y sus símbolos, la razón natural enQue arda en hw.eidadas lides se ha acertado á vaciar en las apariencias y ac- "iuentra hechos sati;>factorios, huellas manifiesTodo el bumaoo, lioaje. cidentes de la acción dramática una definición y tas de la ley revelada al pueblo judaico, base y Pues para que no blasones una demostración de la esencia y modo de las raíz de la revelación cristiana. En las mentiras GENT. Qu^ hay en tí loque en mí falte. cacultades humanas como se admira en los autos mitológicas se enciibren las verdades judáicis y La diosa déla Discordia, falderonianos. Cada sentido, empezando por el se anuncian verdades evangélicas. La declaraEn una manzana tra^ del oido, que es el más noble porque sirve de ción es terminante: Aquí á un banquete aquel fuego. conducto á la fe, y no se satisface con lo pro- JüD. ¿Cómo puede ser qae faaden, En que hasta las piedras arden. pio, sino que queda vencido y satisíecho por lo JCD Aquí agonizando el mundo que escucha, hasta el gusto, que es el más torpe En desatados raudales Uárbaraa {gentilidades. y grosero, porque mata y destruye lo mismo Fallece, y solo á Noé En mi verdad sus mentiras? que le complace, son los seniidoa verdaderos Permite Dios, que en errante {A la Gentilidad.) Oyendo personajes en todo el rigor draraiiico, con toda FE. Fábrica, las no anegadas Los prodigios singulares la unidad apetecible, y cayos actos,, más que sos Reliquias del mondo salve. De sus misterios, fi^njiste palabras, muestran su esencia y carácter. GENT. Pnes aquí, de otro dilavio Fabulosa vanidades El gran Júpiter tonánte De igual manera las facultades humanas, de A quien los atribalatci Libra á Deuealibtt y á Pirra, igual suene las pasiones, los vicio» y las virtuCon que, como he dicho, nacen Porque en ellos se propague des, que nunca en los autos de Calderón se aseOtra vez el mundo. mejan á los fríos y desmayados personajes aleLas sombras de tus mentiras, góricos que en las primeras edades del teatro JDD, Aquí De la luz de sus verdades. aparecen en las peripecias culminantes de la ac¿Qué libro es ese? La tierra aborta gigantes. ción, influyendo indirectamente en el pensa- JoD. Que, alistados de Nembrot, El Sagrado miento y en la voluntad del protagonista. En los Torres contra erciéld labren. Texto. autos, por el contrario, son personajes vivos, FB. ¿Y ese? GiHT. Aquí el bárbaro Tiphetf parte integrante de la acción: hi explican, la GB«T.„ Del Flegfa.eü los tre? volcanes. El a^irable preparan y lá impKl^B slO'pérdéf Winéa la uniMontes «ólsíre rtóntes pone. T^tro de mis dioses. , dad del concepto ()ae nac6-de SB;nombre y ca- FB. ,;-^ ->^ Lee Haciendo qnrá aléielo escftlén rácter espiritual, dispertando vivísimo interés Las deááforadas Iras Lo qvfí 8if Génesis trate. 13 De sus disformes titanes. Del rocío qne la aurora Llora, y rie en nn instante. De vellón Gedeon aquí Está exprimiendo cristales. GEHT. De otro blanco vellocino, A quien dio el oro su esmalte, A pesar de horribles Seras, lason está aquí trianfante. Joo. Aquí Dios á Acaz ofrece (No pidiéndole él señaflM) Que mejor roeto otra aurora En intacto nácar cuaje. Cuando, lloviendo las nubes Al Justo, una Virgen Madre Conciba al que de la fiera Culpa la cerviz quebrante. GENT. También encerrada aquí De otra lluvia de oro, Danae Concibe al Perseo, que venza La Medusa inexorable. En cuya crinada frente Fué cada cabello un áspid. JDD. Aquí David en un salmo Dice: «Que estos principales Se juntaron con las bellas Timpaulstas, que agradables Himnos cíantabaa á Dios.» Grar. Pnes aqaf bay «tros cantares. Que ea el Parnaso las Masas, Ninfas de ciencias y artes A Apolo ofrecen. JDD. Aquí... JDD. GENT. Aquí... S FB. I van NO vais adelante. Que para autoridad bastan Los ya citados lugares: {El Sacro Parnaso.) Críticos menos circunspectos ó ganosos de interpretaciones no pasarían por alto ocasión tan propicia de poner en parangón estos juicios de nuestro poeta con la mística de Goérres, la simbólica d3 los doctores Creuzer y Guigaíaut, ó con la manera de estudiar el símbolo religioso en los pueblos de origen Ario , que siguen hoy los filólogos y los dados al estadio comparado de las religiones,' pero no guato de separar al hombre de so tiempo, y Calderón era muy de sn siglo y bebia con muy afanosos labios el espíritu de la Iglesia para suponer en él novedades y cosas peregrinas. Como el pueblo creta, como el pueblo amaba y sentía, y nunca pasó por sa entendimiento cosa qne pudiera extimarse como licencia teológica, ni como afán ó pretensión de pensamiento propio. Gran ventura es esta para los poetas dramáticos, porque solo así alcanzan aplauso y fama. Renegar desa patria óde su tiempo(que también hay patria en el tiempo) es cosa apenas permitida al vulgo ó al que presuma de excéntrico; pero el artista paga con la inspiración tan negra aposUsfa. No creo qne influyeran en esta manera de explicar la gentilidad y las fábulas mitológicas doctrinas filosóficas ni atrevimientos de teólogos. El renacimiento de los estudias grecolaiinos, que tantas admiraciones despertaron en el siglo xvi, y que tan principal puesto ocupan en ei modo de ser de las artes en el siglo xvii, explican el caso. Eran por demás bellas las fábulas mitológicas, y muy excelentes poetas los latinos para que pndiera caer en su odio y aborrecimiento Calderón de la Barca. Mejor qne el odio y el olvido, estimaron esta piadosa interpretación de las deidades gentílicas y de los sínabolss mitológicos, dejantk) el cuidado de escandalizarse del amor á la Mitología, á algon siglo escandaloso, más que libio en la fe, y el de escribirlo á oscuro ábate, que qaisiera dar golpe llamando gusano roedor al estadio de las letras griegas y latinas. Lia fe robusta, la firmeza inquebrantable en las creencias católicas, daban una libertad y una seguridad á Calderón de la Barca, que solo pueden censurar como audacia los que abrigan tan pálida creencia, que juzgan peligroso el exponerla al contacto de todas las ideas y de todos los hechos, y el sacar á plaza contra todas la» herejías y todas las blasfemias. No había para Calderón de la Barca sacro y profano: todo era ««grado á sus ojos; por que todo ten i B»« slgnifieacion próxima 6 remota, porgue todo en el simbolismo universal de las creaciones servia para indicar rasgos, huellas, datos, d era ocasión para que aprovechándola el entendimiento humano llegue á la fe y á la creencia. Si á estas grandezas del pensaitaiento se unen las perfecciones del estilo y del lenguaje, aquel siempre calderoniano; pero más fácil, propio y sereno éste que en sa teatro profano; y por último, la abundaucia y riqueza métrica que exije la variedad de efectos, pasiones y símbolos que.venian á la escena, se podrá formar pálida idea de los autos sacramentales. Desde el soneto ala letrilla de pié quebrado, pasando por todas las formas conocidas de la lírica castellana, i. todo acude el ingeóio de Calderón para aumentar los encantos del oido, facilitando la influencia de la música, que parte tan principal tomaba en estas representaciones. Paráfrasis de psalmos. latras ajustadas á la tonalidad del canto IlanO', estrofas cadenciosas, ritmos ligerfsimos, imitaciones de versificación yámbica y trocaica, glosas de romances y refranes popalares, estribillos, seguidillas, cantares, jácaras, cuanto hablan engendrado por sos admirables bodas la música popular y la poesía del pueblo, todo seencueotra leyendo las colecciones de autos. Qae predicó la intoleracia; qae santificó los 14 LA ,4*B?»íí?A^tr-4^.'Í^Y ~Mm-m- autos de fe, elogiMi4|i^«ls<Mn>>t(» TribuQal de la fano, y con él la fuente de emat^qaes .plácidi^ tOfaej^dasi ssM sin incluir las de las coenoas de pasar por Almadén en una excursión geológica laquisicion; que se mOi^rá orael d^spiad^do c«o: y regocíjalas. No: la;pérdida defíaitiyay últi- VHÍahíirlftiíFtteot^oveiaaa, y es muy posible que salí á hacer en la Sierra-Morena, llevé de el hereje impeailefttó,; f,ia perder oti^itm que ma del drama religioso causarla J^ d^l.firema ae,af|iijtro,de,aísa9os,años, cuando los trabajo» Madrid una hoja.de oro, que entregué al ingebriodara á alaldeci^á toterQ, í Calfioo, fls muy ;profano. iHarto lo dicen las representaciones d(t a|«ja,-a4qjÍirido mayor desarrollo, la riqueza de niero D. Lúeas Aldana, encargándole tuviese á cierto; y si tal B© baWera seatkk», qq hubiera hoy! Lo que qúedaria es la comeijia aristofinÍQa kciieoca parbooffera de Córdoba se eleve á bien hacer con ella algunHs observaciones sobre escrito autos sacrMeijiatWicflir Í»i»>»|<?fa(piilfV^t para que pudierais inotpjar/j» y escarneceros &V(9 (if! 3¡<it).00(iM0 de toneladas de bulla.» las pérdidas de azogue que pudiesen resultar poeta popula«'4e la España derl» s^sgqoíia mitad mutua y recíprocaaíente. I «La cuenca de Espiel y Belmez presenta bu- por las chimeneas oe las cámaras de'los hornea del siglo xvu, oi le Uaimariaaaos \k voz de la Tocamos en lo porvenir, y los humapos no jías dgt,adaB,cl3se»„4^de la más grasa, desde de cañerías... Por eátos ensayos quedd pitésto exaltación y de 1» fe ca.í(J|Íci» de anestí'Ot ante- •sabemos de lo,faturo; pero la historia po^ense- |ali|iá«,bf,taminb»av ii^ata. las,hullas más antra- fuera de toda duda que esrs metal, después de pasados, Di el poeta catiilico por e«qeleaoia. , y •ña que el drama simbólico lepldgiqo.dé Isfs eda- eüosas.)» , ,, , ,• . jias pérdidas que sufre en toda la extensioii del El drama catúiieo. OQ (lodiji te|t^ J»Ís vida ídes antiguas rauri)í,.s ¡(,par§oíen(lo naeyoj sim- ' ^efiwJ'J^ifiÁS'ÍJWa hachos de fas diferente?, la'páratQ, todavía llega á las chimeneas opuestas que la que l»pre»taf*%^ÍHg9iíip4e Calderón bolismo floreció en MAOte y Calder^ande la (¡lasas 00,^11^ por el Sir^BUnet, resulta qae la á tos hornos envuelto en la corriente de aire qae y el vasto escenario déla plaM .piibúca; porque 'Barca. J se pierde erf la; atmdsfeía. CQipgpaieit^ e|,^térm^Q ioedio, la siguiente: el vínculo entre el poetm ajtajsfintoy el pueblo • Agotado el sím'bolísmó C9,^(teo al cOAjienzar ' , ..llíttei^aji^qlíi^ili^g.,..,, 27,50 por iOQ. "Luego, en ef.afio dé 1852, dejé otras dos tavera tan estrecho í ftitiino¿ que etaaapto se re- el siglo xviii, ¿^aráa'ótró suevo las edades . ; g q H e , . , . . . , , . . . , , . 67,24 id., ijás'de oco.fl.-ió a| itlgeniero.D. /acobo Rublo presentaba á la vez ep ti^ plaza y en el espíritu •futuras, no meaos h?rjíM>30 <iue e( gozadto por 2,92 id. pa/a que !aá'cd!Q?ase' éni las chimeaeasettrede cada uno de lo» eipeet^dores. El alma lo jnuestros padres? ¿Reaparecerá, por lo ^tato, la I Í 4 j i a . . . , . 4 . . . lÁas dé los Woo^ dé' cámaras ó Pamenadff 2.34 id. veia, como lo velao loí ojos. Falto de este eMa- ¡poesía épica, «1 drama religioso,, ijiiragptíiajien; ! . , (¡Wi^s..-».; Idria.... Grande fué liii órpresa, cuando luégos nario, que era la fe aoivsi!Sal.4el pueblo, el dra- una palabra, el aria máximo, vútiendo.'nuév'os y me han sido devueltas estas hojas sumamente I 100,00 ma católico ao podía vivir. No auriti por la más coamovedores^sialbolismos? Creo qu* sí. i-flrwÍMúío».*—Para 14ssiguientes cálculos, to- cargadas de azogue. Entre los prácticos se cree pragmática prohibitiva de los autos sacrameataLa crisis espiritual que atraviesa la Banopa es les, sino que habia rouertff ai bajar i la tamba .pasajera; durará lo que exija la ejemplaridad inaTwnar como costo de la tonelada de halla de que esto no pasa ea los referidos hornos de la el gran sacerdoM poeta, y jal aparecer eo España del castigo providencial qjte anuncian loa > tiem- to Jas clases y dimensiones en la boca-mina 30 terfiera ó cuarta cámara; y en efecto, si la ope(reales, coste que no será mayor, seguramente, ;rac!on ha sido bien conducida, el vapor de azola enteca generación de hechos y. de hombres pos; pero la vida religiosa es esencial á la natu desde el momento qfie la explotación anual lle- gue libre no-pasa más adelante; pero no sucede' que llenan el siglo xviii. iraleza humana, y elflorecimientodel arte acom- gue á 100 ó .1^.000 toneladas. lo mismo con aquella parte de que llegue á saNo se conciliao estos d(^ conceptos, drama !pañará á ivi renovación. Ni la muerte acaba eon ; El precio dti. venta de boca-mina podrá ser turarse el aire atmosférico, que puede ser arlo divino que hay en el hombre, ¿cómo han de teológico y fibrioa teatral, Un auto sacr«|mental rastrada á larga distancia, á lo menos, segua bou beneficio el siguiente: entre bastidores,y>bainj9aUi)Aaaeríaaa fpacro- laniquílar^^iupocresías, temeridades y blasfe» Menudo de 30 á 40 rs. tonelada Según calidad. experimentos que hice en Asturias, á 50 metros nismo, como ai calzar^aa coiufqo, y iyiP'VW imias? del vaso del horno, saliendo el aire por la chfMediano.... 33 á 50 id. máscara á surostroJjQ|s.aetor«« que representan I La espontaneidad 00 es tampoco an hallazgo Grueso..,.. 45 á 60 nienea á 12 grados del termómetro ceotfgfado, id. La Bolsa, La Dama d^las Qumíias y M Amor ¡que se goza y se piertle: es Una propiedad eterla hoja de oro daba bastantes indicios de.azoSe dedbce de lo expuesto, que puede hoy cony el Dinero. Esquilo y Calderón necesitaron el ;na del espíritu, y el simpolism^ arranca siemgue.... vasto escenario griega» (j la amplitud de la pla^S' pre de esta espontaneidad. £l arte, sujeto á ducirse económicamente á Almadén cuanta huQuiere esto decir, que, tanto en un sistema de lla se quiera, y por lo tanto, quemi sistema de pública, para que las pasiones y creencias de la síncopes y desmayos, coma el espirita de los destilación como en otro, mientras esta tiene lumuchedumbre formaran el grandioso coro q(ie hombres, rea{.)arecerá ¿on el espíritu y la vida beneficio, dependiente directamente de tan pre- gar, sale de continuo una corriente de aire sacompleta sus creaciones. Hay faltarían autores y ^religiosa, purificando y ennoblecieado el .alma, cioso combustible, no carecerá de él en la canti- turada de vapor de azogue por las chimeneas dad'y baratura convenientes. espectadores, porqae faltan <!rayBqteg. [<(» pue- .cumpliendo con solicitud maternal el ci{iidado extremas, sin contar con el que se extravasa ea blos y las edades sin fe. no. puedan, pedir crea- jde exclarecer á to%,«^s de la inteiigencia.misteIV. toda la extensión del aparato. Vemos en los horciones á la fe, que es llama,y luz y vida, y de- t'ios y enigmas, despertando eá el último seno nos antiguos de cañerías que se hallan cargaben cooieotarse con las Kvídas y enlutadas que de la intención la maypr y más limpia pareza, R9laei9i histórica da las diferentes opiniones. das de azogue aose levantan, ni en los otros las faetUtattvas sobre la bondad cienlifiea y ecaatraviesan las sombras y penumbras de su espí- en actos y profiósilos, para atraer i las gentes paredes de las cámaras se limpian al fin de cada ritu de un modo vaporoso é informe. á la práctica dal ijién y á la adoración de lo di- \ nómica de lo$ sistemas de Bustamante é Idria operacioi, como se bace en Idria; resulta, qae yflW/nroi que diébeu introducirse en ellos. Imitando la forma del auto sacramental, 6y- vino.—HE D1CH3. el aire no cesa de tomar y arrastrar azogue ea Revista minera: Tomo VI. rou y Goéibe, después Musset, Hugo, Mikiewitz, los seis ó siete meses que dura cada año el beEnuna de las Memorias que llevo publicadas neficio. Quínet, Soamet y Lamartine, han ensayado el MINAS DE ALMADÉN. sobre aquel establecimiento puse de manifiesto el drama y el poema simbdlico y filosófico y las: Por lo que toca á los hornos antiguos ó de camétodo ifpe se seguía para este beneficio, plancreacioaes cald^roaienas; pero la crítica disiiañerías, no habrá, seguramente, en toda Europa teando al mismo tiempo Ia]cuestioa de saber si no m. gue entre el empleo espontáaeo é irr«£t«xívo del seria más conteniente adoptar otro, aunque [ a« solo ingeniero que se declare hoy dia en su sfmboio por Calderón, y el reflejciyo, laboríMO Condensación del vapor mercurial ' favor. Ea Idria se habían adoptado, tomándolos ' y erudito de ios poetas coniemporáneog. No ha Mi sistema de coadeasaoioa se reduce, prime- Osando de cierta reserva. Creo, sin embargo, de España; pero desde fines del siglo pasado fuekaber dicho lo suficiente para que el Gobierno, sonado aun la hora de nuevos simbolismos ..ar- i-ameote, á dos tuboseilíadrioos de aeismetros ron sustituidos por los de cámaras. La misma tísticos. La época, á lo samo, es de predioscio- »ie longitud cada uno, construidas deladr/tto re- i quien be preseqtido la citada Memoria, se suerte debieran haber corrido en Aimaden hace nes y tentativas. Eo el poeta <Httdlico, el símbolo fractario y establecidos á cada.laJodet bdi'oo de áriByese en el deber, como yo esperaba, de fijar años; pero no sequé hado siniestro ofusca nuesy la alegoría eran la palabra y la voz de un pue- reducción, correspondiendo á los orificios abier- su atención en na asunto de tanta importancia. tra razón y nos quUa las fuerzas para muchas blo; en los modo nos, el símlK)lo fantástico y so- tos ea éste para, la salida de los gases. Tienen Esa esperanza raia se ha visto defraudada, y cosas en que se atraviesan los más grandes inbrenatural ge emplea reflexivameniei y no soa por objeto separar convenientemente el horno átioira seré, por lo mismo, más explícito. Se cla- tereses. o\ra cosa que el, lamento del alma desesperada de reduccioa de los aparatos de condensaision, á ma<ano.y otro dia por mejoras materiales, y en No falta quien diga que en Aimaden hay azode Byroa, ó la representación que se daba i sí tía de que la fuerte, temperatura de aquel no Oiuchas cosas miramos coa solemne indiferencia gue para todo, y que es ridículo pararse en laleS mismo la portento» imagiaacioa de Goéihe al pueda perjudicar .la,eondensacion. A continua- áu^aqnellasdemás asequible realización. escrúpulos y curiosidades; pero esto es un desprodacir en el levaguege del arte las páginas ción de cada uno ds;diehos tubos esiableztjo una El primer «stabjecimiento ininero de Europa propósito, y en prueba de ello, diré, que haniíatico-panieistas deSchelliag, 6 las palingene- cámara ds^sinduda, el de Aimaden, si se toman en cuende nueve,metros caadrados de base por ce años se ventila la cuestión de si conviene o sias theosóüeas de Saint-áinqní Fourier, Bucinco ó seis metros de altura, cuya capacidad ta sus cuantiosos productos y la larga sene de po abandonar las minas de Almadenejos poí pocbez (5 Wroabk; ea lo» poetas- fraaeeses. á&s,,q'ae va atravesando con una riqueza que divido ea tres coinpartlineaiaa.. qae-reeot-ridos co prodaciiyas,.tf si se quiere por que sus rendlComparaodo esta acto íafnVIdNMljSP estas crea- de abajo 4 arriba y tfeewrsa pbt-'el Vapor mer- fiia.^iea,pée(Mi qiiediámíQaye. A esa imporláa'- mieoW» a p e n a s alcaDzao á cubrir l o s g a s l o a . . . . . ciones de la melancolía, de la desesperacioa y curial, hacen su condeosacion inmediata y rápi- cia corresponde, seguramente, él grandioso sis- Paulatinamente se deben ir destruyendo luegá de la negra duda de Jos tiempois que correo con da; y para hafléfla completa, establezco á conti- tema adoptado para su laboreo, á cuyo sosteni- los hornos antiguos, comenzando por los más la magnifica expresión de una oreeoeia univer- nuación decsida cáMára'ttoa tobaría de fundí- miento y mejora me cupo en suerte cuatribuir defectuosos, en cuyas paredes y cimientos, poT sal y apasionadamente sentldat tal como la re- clon de hierro, deehis dlmensiOBes y condiciones algún tanto. datos que tengo, se hallará azogue suficiente papretentada en los autos de Calderoo« no cabe expresadas anteriorcneate de SO á 60 melíros de ! Pero por lo que toca al de beneficio de los mi- ra pagar acaso el costo de los nu,evos aparatos, desechar la dudí de si se vaa del muado el arte longitud cada una, y dos depósitos d canales, que nerales, acaso no haya tampoco eo Europa (ver- que deben marchar con leña gruesa y mejor con épico y el arte dramátioOi y queda úoicamsote la, lleno de a^tla fría y renuevo.coasttntemente, se- güenza dá el decirlo) otro más defectuoso é impropie en medio de los progresos que en lo qqe carbón de piedra peesta lírica para expresar la angustia y el afao gún he referido, en kw que sumerjo dichas tu- vade siglo ha hecho la metalurgia eo general y El ilustre y malogrado ingeniero de minas, del alma afligidik pw dolorosísima aosiedafi. Un hombre contará á otro sus penas; dará forma i berías. A los extremos de cada una de estas es- eu particular la del azogue. ¿No lo sabe el GoCASIANO DE PKADO. aas quejidos en poemas líricos; repetirá ea es- tablezco paira el tiro dos chimeneas con la altuispao? ¿No sabe el Gobierno que el aire sé lleRevista minera. Tomo 10. ra y sección coHi%nielites y sas eorrespdndientrofas de perfecta estructura y melodía lo» soastllí en azogue por-valor de algunos millones JÓSE NAVARRO t RKICADIS. llozos de sos iosomíiios; pero el coro inmenso de léS regísWdé para regularizar aquel en caso ne- de reales cada año, sobre todo, con aquellos deiCesario. una generaeioaque al uoísooo glorifica una idea fectuosos aparatos dé destilación, llamados ¡tor(^ santifica UB hecho,—¿úo tendrá vez oi ifiodo i Con objeto de evitar las p e í d a s de azog«« nos dt Bustamante! ¿Tan ricos estamos que nada POESÍAS ALEMANAS. ( 1 ) de expresión de hoy ea adelante ea el dommio ique pudieran prodacirse por GItraeioaes, tanto bos importe el evitar tales pérdidas? len el horno de réduccioboomo eo las cámaras, del arte? ' ,Entre los'Varios ensayos que se hicieron para ! L« hija de la poaadera. ¡establezco eWjOs eiatientOS de estos afiaratos ¿Por qué la (Jada? L^ dije y: lo repito al eon- junas bóvedas, á las que hago llegar el azogue ióder.fijarlas con alguna aproximación, solo ha( D B LDOWlC DHL AND.) •l^qf i|el qu§t tuvo lugar en el año de 1840, bajo Cilair. £1 arte dramático es una bella extensión ¡filtrado por eodiñla de plsdchas de palastro inde la jcreeocia deligioaa; más aan: es parte inte- iclinadas, con las que atravieso la mampostería. a.'dirección del ingeniero D. Policarpo Cia, enPor la orilla del Rhin van trestnancebos tonces aspirante del ouerpo, y según el cual, grante del culto tributado á ana creencia relicon^'finfentemeBte, tanto las plazas Iguales cantidades dé mineral y del mismo grado que alegres tornan á su patrio hogar, giosa. Creyendo ea Dios, en,sus atributos, per- ¡Preparadas y en antiguo mesón breve descanso feeeisnes, bondad y belleza, se descubre la esen- jde las cámaras de coadeasRCion como laque á' de riqueza, en cuanto fué dable fijarlo, tratada» á sus fatigas dan. ila extremidad dé cada lobería forma el aié de al ipisino tiempo en el par de hornos de cámacia del hombre, y es posible entonces imaginar «Venga, patrona, el trasparente vino; acasos, circunstancias, hechos, pasiones y entu- ,las chimeneas de tiro, hago llegar pOr tuberías j-as yj en ot^o de cañerías, dio por resultado no siasmos que saquen á luz todo lo que de aobilí- de hierro todo el azogue obtenido á na áknacen 34)or 1(J0 de producto menos en estos que en la espomos cerveza, aquí sacad. siroo, cKtraordinario y verdaderamente divino se general, donde le recojo en fuerte» calderas dé aquellog. Y si se considera que en los dscáma- ¿Odnde la niffa4e cabellos rubios, ddode la niña está?» esconde en sa esencia. Entoaote cabe el dibujar i hierro, de una capacidad conocida, empotradas^ rasihay también bástante pérdida, acaso inás íigaras heroicas y teoresetiiar eoleraecimienlos entre fuertes Híüros de mampOsterfa á'en W' del 1 por lOO, como luego manifestaré, seria «Rica cerveza en mi bodega hierve, y piedades quedeskESgsn •«iágriroas el alma del suelo, estableciendo debajo ana peqdeSácanal. ^reqiso admKir que, según el referido ensayo, la vino sobrado en mis toneles hay. pérdida efectiva en la destilación por medio de Con objeto de fseflitar la cendensaeion en las espectador; y solo entonces es poñbie dar sen¡Mi hija! En mal hora lá buscáis, que yerta tido y explicación á la vida, razonar la lucha ea- cámaras, tienen estas eosa parte superior una fqs hornos antiguo» es, cuando menos, de un en el féretro está I» tre el albedrío y el gusto, explicando el fia y et I plancha de hierro, cubierta consiantcmdate de cuatro por ciento; esto es, que cuando en AlmaY cuando «atraron en la estancia hamllde destino de la existencia huorana^ y la beliexa á agua fría, y las constrayo'con,muros deí'menor den se obtienen 20.000 quintales de azogue de fealdad de cada uno de sus pasos, y siíaseiones., espesor posible- Para evitar los efectos proJa-- naos 250.000 de mineral en estos hornos, si no donde tuvo sa lecho virginal, Solo de la posesión de lo divino resultan fuer- cidos por los cambios bruscos de temperatura, hubiera habido pérdida alguna, debieran de ha- eael negro ataad, entre dos cirio», ber^f obtenido 3CÍ.000 quintales de azogue. • la vieron reposar. zas, leyes, mandatos, propdsttos, deberes y de- engatillo fuertemeate dichos maros. 1 - Lapérdida seria, por lo tanto, de 10.000 quinrechos; es decir, el ceojunto de reearsos y m<íUno, alzando la gasa que le cubre, tales, que valen diez millones de reales, dando dios dramáticos de que dispone la poesía eseéSegún lo expuesto, uno de los elementos más á cada uno aunque no sea m^s que él valor de triste mira aquel rostro angelical; aica. : ^ esenciales paraba práctica, en Almadén, de {iffi,^1.000 rs. ¡Diez mil quintales! La mano se resiste «iSi vivieras aún. betrmosa niña. Te amara deide hoy más!» Pero suprimiendo laci5eencia en lo divino, y sistema, es la hulla:^iesta no.pudiera adquirir- é estampar tal.guarismo. Pero no hay que hasaslituyéndol* coa afirmaciones tomadas de al- se en cantidad suficien^ y á un precio conve- cerse ilusiones; por mucho que se quiera rebaEchó el segando el velo sobre e) rostro, gún texto de aaatodiía comparada ó de clasifi- niente, dicho.sistema no seria practicable eco- iar esta péfdidá, aun cuando se la redujese á la y vneltoel suf o, oomeiuó á llorar: cación de especie» viva», el arte dramático ni nómicamente. Cuando Almadén no esfabk uni- tñitad, que rae parece mucho, ¿ao seria esto un tiene fia ni objett^ ni formas,^ ni medios. Las do ala cuenca hullera cordobesa por un> ferro- bscándalo? Y bien 'jiétisádo, ¿qué se quiere su- í |Yo qde tanto te amé, g^adiosa niña, be de ver cómo estásl» glorias de nuestras Moendsneias zoológicas las carril, era imposible introducir en dicho e^tar: ceda en un aparato donde parte del mineral de cantará el anatómico, y ge representarán en al- blecimiento ninguna reforau ecoatJmica, ni en la carga que se halla en estado AK azngqe libro : El tercero, otira vez la gasa alzando, gún Musüo de Historia natural; la historia actual la explotación, ni ea el beneficio; pero hoy no cae y se pierde en el cenicero, otra pane sale en sobre su boca pálida y glacial de la fiera ya domesticada la tejerán laa crdoicas. sucede lo mismo; el tan deseado ferro-carril es- jestado de vapor por la boca del atizadero, oíro, casto beso imprimió; «jTe amé, te amo de los Tribunales. ¿Qaá bttde hacer coa tal sa- tá ya en explotación bace tiempo, y Aimaden ^ la más considerable, será por las faltas de las y siempre te he de amarl» jelo el arte que propende siempre^ dar figura puede proveerse eeoiM5micamehte de la cantidad Veinte largas cañerías formadas, no-de uaasola E. S. y bulto á la existencia eterna de le bello, que de halla que pueda necesitar. jpieza, sino de 700 á 800 piezas groseraade bartodo lo peaetra, y que el amor de Dios colocó Para dar á conocer la importancia dé dicha iro, agujereadas dé propósito y mal enlazadas (1) Esta es la primera de una serle de tracomo promesa y virtad. secreta en la sjistancia cuenca hullera, citaré lo que en uita Memoria entre sí, y finalmente por Ja» cuatro cbimeneas ducciones de los más ilustres poetas alemane» del alma para que eon liberad I> d^ese^yde» sobre las minas d^.l^ prov|,ticia de Cócdoba j[ (establecidas á la parte opuesta de cada par de qaanos propoaemos pnbliear. olarase? publicada ea la Rmitía ternera ^tce e) ilustrado ibornos? ¿Cómo ha podido sostenerse, cómo se' Es muy propio de tíeaspos tímido» batear ' ingeniero de minas ^r. DeafsL^arde. ,«Puede ¡sostiene todavía semejante sistema'.., Pero no ! - Mádild, 1871.—laaprieaU de LA AMÉRICA, consuelos en optimismos fingidos^ Se perdídeL admitirse, p^r^ consigoieale, 4né Tas cuencas de por eso he olvidado yo mis proyectos sobre est* i cargo de José 6. Conde. drama católicoí más aun: el drama religioso. Espiel y Belmez encierran 12S.800.000 metros, parte. Así es que en el aSo de 1851, debiendo ruriddblanca, 3. por lo menos, de carbón: es decir 15S,D00.000 ¿Qué importa?—se dice.—Queda el drama pro- ? t f - c ñ é m c A Hisípiíro-ÁMÉMíJAííá. 'i!J wm¡M au Quinquina et a u Cacao combiiiéa 43, r a e R é a a m u r %7 e t « 9 , r a e P a l e s t r o • ./., 42, míe R é m u n a r ,;': ,^9',«1 « 0 , .«nra P a l e a t r * Chez J. LE»Í|feLT, Los facultativos lo recomiendan con éxito ex\,U& ^fermed^dég e[&b%íi^é1íiMtüé^&'ppbmt^iiéAa8aái0^ 'é'aiasné^Otiét de (OdM^taaes, las ñore$hUmea$, I t diarea crónica, perdidas seminales involuntarias., las hemóragi\s,páSivcCí4::^^\a& é»trúfulat,\t&5Si^)^ aá IM ^HtbHittirt» tifoidales, etc. Finalmente conviene de un modo muy particularmente especial á lo8;coavaleci&nt&s,4 losciSos dflbÜQ&r-B ISB m u n c e s delici|fl8|,.0l4Jnt'PlBnniU de edad debilitadas por los años y los padecimientos. La. tJnton medicai, la,paoetó de ío's iÍ9sj*¿íaí«f, la 4 ^ ^ ín«*wa,la8 SoóadawB de me(Um&i oaja CODjiMtadO la superioridad d d presente remedio sobre los demás tónicos, ' ' ;.; : , ,• ' , • . Depósitos en.XaJ/a¿ana4.SAKHA y d^En Buénos-Ayms: A . ^ S M A R G H I y H £ R M A ^ o á , y entefr.yiflcipaleBfariaad^teH» JfaÜJMflca». ' I j l l i S l U U / ' ' l ü I I I "•• iSpKÜ í-asrss^? nni n v t i t t a a i Los MALES DE ESTOMAGO, GASTRITIS, GASTRAIGÍA y las IRRITACIONES de los INTESTINOS Son carados n i n i U n i l T T\ü I f l C A D l l D r C < ^ ^ DEI^ AMGREMIER, me Richelieu, 26,en París.— Este agradable alimento,que está aprobado jor la Academia imperial Orelusodel l l A w A f l U U I U l l L U o A n A u L O de Medicina de Fraiicia y por todos los Médicos «las ilustres de Paris, forma un almuerzo ísh digestivo como reparador.—í totifia el estámago y los intestinos, y por sus propriedades analépticas, preserva de las fiebres amurilla y tifoidea y de las enfermedades epidémicas.— Deseonfttte de las Fahtfleacionet.'— ^ . Depósito en las principales Farmacias de tas Américas. . : . J I Desde el descubrimiento de estos Tinttt parfectot, s« de esqnlstto perfume I abandonan esos tintes débiles ILAKADOS AGUAS , quo fortlOcaB 7 deexigen operacioaffi repetidas y que, mojan demasiad» o i iastaiitaiieainente al cabello y a la ctd)eia. — Q«ei»ro, «i»í«»o, cattano claro, a frs. — b a la odor prfBiitivQ, por una simple aplicación, rubio, ib fi-s. — Dr. CALLMANN, -1», r a e d * grasar ni lavar, sin nunchar la cara, y sin causar QUÍMICO, FAIUIA.CÉnTICO DE 1* CÜUASSB, LAUKEASO DE LOS H0SPITAI.ES DE PARÍS Nearo r x e h i q a l c v , PAmis.—XA HABUA, « A K H A 7 Cg medadea de « ! • • nt «aqaeeaa. 1 2 , r u é do r E o h i q u i e r . P a r i a . INOFENSIVOS TEINTURES IRRIGADOR Invención del Doctor ÉGÜISIER. Iios irrigadores que Iteran Is estamldnaDRAFIER& FILS, SDn Ids únieoí que nada dejan que desear. Estos instrumentos reconocidos como superiores Jr de perfección acabada, ninguna relación tieneacoalos numerosas imitaciones esparcidas en el comercio, , Frecio>:14ii 9 3 f r . ifeÉt^ el^aínaio D R A P I E R CALVMANN Mall) i li Swie4>4 <e I41 Cwuiu ialiilriiUi U Firu. • BRAGUERO CON MODERADO NO MAS CANAS M^AMOGKRA TINTURA SOBRBI AUEim Nueva. Invención, con pr^ivilegio ©. g. d. g. PARA EL TRATAMiEllTO Y L» IHRAPIOH D i LAS HERNIAS. •"'* jfci".,^^-^^^A¿W^ de DIGQDBMARE alaé DE BOAII Vtit MUr ,•• w mlaata, • • ^^^^^Í^^^S^^^l^JH^*^!^^^^^^^ tCUSOClNE '*«»• ' • • ' " « ^ Estos nuevo» Ap*arato»v de «u^erioridad Incontestable, reuTien todas las perfecciones del ARTE HEB.NIAIUO ; oíreceQ lina fuerza que uniO misnjo modera á su gusto. Todasrlas pelotillas son «ten tnteriortl» «autchú maieaÍMft;.B6itíeQeQ accioa ninguna irritante y no perforan el anillo. Se encvetíirm eá^me^bs ilrmcem* Wdto etifeóf^ieSftíáiieréiliSis^ñ^fHoSi] >" c ^ l M ¡r la barba, lia pdlgro para la pM "9 ' ; sin niníiia olor. DIQQOElWi - Estatlntor* «> t«p«tor i (•• Fábrica en me Saint-Nicolai, U. dwHuan, Us niadas h ú u al <!• <• f B»|>Mt»«B,«(pi*\de los principales pel' andana j ; pmé4f>4ores del manda. «al&>ail i»aít|^]rae •t-nonort, 107. > & F l L S , 4 1 , r u é d e m v o l i , y 7, b o u l e v a r d S e b a s t o p o l , e n P a r i s . VEROfiOERO LE NlCAStOUQUERRA, EN LIQUIDO t PILDORAS ESTABLECIDO CQN lIBRBRÍA MEaiGBRÍA Y ÚIILES DS ESeRITORIO Del Doctor SIGNOBET, único Sucesor, 51.raoie .Sfiine. BARIS Los médicos mas célebres reconocen hoy dia la sup«ri«cictatii(le ios eyacuaUvot. ^sobre todo; los denias medios que se han empleado para la CURAPIQN DE LAS ENFERMEDADES <iica«tona4^»-por ila alteraci9a de los>&ümai«s. Las etainiathea de V I.E ROY son los mas Infalibles y mas efloacei:; curan con teda sego' yvridad sin producir jamai malas consecuenda*. Se toman coa la W^vmayM ncilidad,dosadcBgenai«lment«{)ar«Madulto»i lUM * M ^ v d o s cucharadas ó á 8 ó 4 Pildoras durvite. «uabro á'cioco seguidos. NiMstros frascos Tan:BcoMipaaadofi4Íemprei una instrucción indicando el tratamiento que debe gulrse. Recomendamos leerla con toda atención y que se exjjaí el verdadero LE ROT. En los tapones •^Laeldfinpascot'hayjei t .il EXP0SICItíMUNlVERSALDEJ8J67 \én "Yil'purtíis^, Santiago y Cbpiap<}{ los tres puntos mas importantes de la reA'HSESTRAI>EPSINA BQODÁPL't pública de Chile. lasQl* acoAkejáida por el D' CORVISABT ladmitetoila clase da congign»-' Bf^j^ico'^l'^tiperador NapoleoB t i l Icionés, bien sea en los -rarno i y la •<t|«;.eiHpleada><eB, iosn^^PITAp^BSnE P^RV», COU éúto iufalibU lanrib» lnaica<!os 6 en cualquiera ,ien/Bli>li),.viBO)jtacalMMttWMiJLTypoiiroa(Frascos de ¡unaoUza),Cf la» \ lotro que se le confie bajo condi Castlrltl* «aatralülaa íAiih^raa Nanaoiia j^niet^ii lioneS equitativas para el remitente. Oprealojí Pltultaa .lOaliaa . ,.4a4tt«e* , .91M';ro^* \\m anodalla nnlea para la pepsina para[ ha «ido o t o r g a d a .< y laa voiliH*ia''déil»« maJerea eatbaraaiada* Nota. La correspondencia |del)e dirigirse á Nicaslo Esquerra, Valparaíso (Chile.) ' ' " "Páiiis, KN CísAde HOtTfOT, Suco', 24 ROE DES LOMBARDS. •^r.ONFIfSI C: I ASFAlSIfIRACIONES DEUA VERDADtfSA HE.PSINA BOUDAULT • 'y.-..^- ' --BE'•••••'•'-:^«AVÍ-VÍ;.:-.- . feÉtlSYCÜI^TÍ ROB BOYVEAÜ LAFFECTEÜR AUTDR1ZAPQ EH F^NCTA, ^N RUSTRÍA, EN BÉLGICA Y EN RÜSSIA. raiiuaoentlco d« 1" classe de la Facaltad de Parle. l^ftaWtf^ estrfemjtea^o, l í | J | fñiS jfcfjg afios, por lo» w t ^ I ^ r A í f ^ a ? ° ' ^ * ''1 , S?'***' ^l";! " " • " . ' » íprtbad? pSrTReal Soo^áad ft Medicina, y" S S s cufflrErRíb ifiw^Sf. coríf í ií>í<*«í»"«» 'J «prédoaesmerrJosa», dd anna,. dr los catarm [ arantizadocon la Arma del doctor eíraudca» d« Virpe», at>useS, gota,raataamv4iaUttM».> cfíi'^i,) iiV»V^W», tOS ^nitiAs>Ta,^e(pDt«f,Voa.HQa^t «'f aiiU-Gtnatt, médico de la Facultad de Paris. de la vejiga, palidez, tumores blancos, asma* tinción de TOX, etc. JBslarsswdiq, He mnj buen.«oslo y muy fácil nerviosos, úlceras, sarna dejenerada. reumatic_ ';»'" S Aprobadas por la Academia da Medicina de Paria. Resulta de dos informes dirigidos a dicha Academia el aSo 1840, y hace poce tiempo, que las Grageas de Gális % Conté, son el pa^ grato j mejor ierruginoso para la ciiracioa de la eleroiia («MOf» páKáei}! h» pOrdidag blanca*} Itt dobilidádos. de tentpnanMnto, em aq^os «exoat paia facilitar ,la; menstenfi^ion, sobre todo * la» joto» :'a?f,.ít9- , .. . .,„' .. ., . i . . . . » . _ . siartia í»eiV\h»s»i «ipii^f tmtpi&^f^oefíiieiír^. )aUH*<t«astfo-eiiterilisi 4a"At«inr-*s««r]nii9^ • •. . - :i«n Bolooa. _ > .. .. • • Tai» W a g a e r t y C » 5*^5^ »«Í8Hlto» ie«i»*#«Éd4 Hei»-i.rewiB»*««^/3ir.0*í)B«wir«') triWtJfW». •n poco tiempo, con pocos gastos y un temor ' nepoiito,'noticias y in'fíSÍ'cUfigriUsed'caí de recaldas, todas las enfermedades silllllticas delospriodttales'botioanos.. > i . P:;>.!.j lap». yU*T»Uflrm»GiraudeaudeS8Ínt-GerT«l». íáse'lafinn»qw'rtít»^ ÍP»™^'^"' ' jr7G',*Jt C* , • / e » ' * » P"a«'P»le»'•""««'"«'«'•'^""* J "•'•»'"'?"*••• LA A M E R I C A . ^ A ^ O X V , -NUM. 22 16 PUDOjUS^DIBiOT TENEDURÍA DE LIBROS. EL^TMJUFO, binaeúp, funílada sobnfprindpis no [médieot antiguo!, ' t l e m , con mía prttítion 4lgna d* atención, todas iH ri POR D. EMILIO GALLUR. COmEDIA E N T R E S ÁCTOS; Kvwvi ediéioB reftandida c o n n o t a b l e s aumotatos e n la teoría y e n la p r á c t i c a . Obra recomendada por la Sociedad Ekwnómica de AnMgos d d pais de Ali cante, y de grande aceptación por el comercio en BSpafia y América. Un tomo de 30flpiginas próximamente, en 4.° prolongado, que se Tendel 20 reales en las principales librerías, y haciendo el pedido al autor en AlicanlS. Barcelona, Ninbd, Espaderia, 14.—GMiz, Verdugo y compañía.—Madrlf BaiUy-Bailliere-—Habana, Chao, Habana. 100. Sej . vende en c\Madrid, en la librería de Cueste, calle de ' condiciones del pro- C a r r e t a s , n u m , y bleml del medicamento pwgantc-r-Al de oGro> purgativos, este m> obra Wni AÁ) «uaMo se toma con muy iHenos ^ B e a K i i y bridas fortificantes. Su Ifeeto e#legurp, •1 paso que no lo es el mm d e M l i t z ^ otroi purgativos. Es fáeUi#nrMlar p ddsiiíi! •egun ia edad j la fuerza J e S » persúnal. Los niños, los ancianos jv» e i ^ m o i debilitados lo soportan sin dttcuCBd. Cái» cual escoje, para purgarse, la h e n y la ta^ •nlds que mejor le convenglB i ^ B l u t ó a i pat^ne*. La molestia que caucel porgante, e s t a c o completamente anulada por la buena •liraentacion, no se halla reparo alguno en pur|ar$e, cuando haya necesidad.—Los médico» que emplean « t e nMio ng jijiclsnirav '«rmos que s« ni|iiireiti\uÉ;afse l o fré de mal gusto Ójér ts«ofle»ebWtÍNiRla Ittiíruceion. Enlodas l u buenai cías. Cajas de 30 rs., j d « 4 0 n . • «^ ' . '.ItiV'.-.'iu, 'I CATEPSMG ENFERMEDADES DEL PECHO D E L A RELIGÍON N A T U R A L . CLOROS!S,ANEMIA.OPIlACICN| «o» D. JUAN AKWSO Y EGÜILAZ, ft|U)AeT(tt 1)£;«SL%Í|VERSA%.> Este folleto encierra en una forma clara, metódica y compendiosáVel r^6mien sustancial de los principios de la religión natural, es decir de'la reü^on que á todos'ios hombres ilustrados y de sano criterio dicta su sunple buen ^ntido. Ckmtíene en su primera parte un F4STA T JAIUfiE BE HAfi pólogt), una introducción, el credo, mandamientos, etc., etc.; y ea la segunda, pregruntas y respuestas sobre el texto. d e I»BJLJL¡VCaftBm»íl LM dnlcps pectorales a^rt^doa («río* | ^ Su precio un real en Madrid y real y medio en proviocias. fcsoresde la Faculud de Medicina de Franda T por SO médico* de hn Hospitales d* Baria, Se nalla en las principales liorerias. quienes lian hecho csnatarteaiiperiMdalaéí ere todos los otros pectorales y su indndabla •ficacia centra los KennMlios. «rinaa. lriiU< «OM. y laa • l ü a i a m a d r t ' p a S K ' y » ^ Juanetea, Cal> ^ 4 % | •osIdadCH.OjM i|ipfcj de r o l l o , Uñeroü, etc., en M P A I I /^Cminutosaedesem» Alivio pronto y efectivo por medio d é ** " »- t - ' - ' «3 baraia uno de el- los Jarabe* de hipo fes fito de sota, de cal y los con las LIMAS AMERICANAS de hierro del Doctor Churchill. Precio 4 de P. Mourlhé, con privilegia • . francos el frasco en París. Exíjase el fras( . d. g., proveedor délos ejércitos, co cuadrado, la firma del Doctor Chur^ aprobadas por diversas academias y chin y la etiqueta marca de fábrica de la por 15 gobiernos. — 3,000 curas • • - Farmacia S»«««¡i?. 1 2 , rué Casliglione, lénticas. — Medallas de primera j | ^ á r ¿ segunda clases. — Por invitación dw BE H K V O N - — ¡ a j-erñmio m a s sef^or Ministro de la guerra, t,000 sol- ! Tfy.O'ñl-.r.S dados han sido carados, y su curación I J. delioi.is.ipAm d piíñiie'.o y Ja toüct, mas a'Üce, suave y xluráaéro q u e n i n g u n o uüY>. sé ha hecho constar cOn certificadas \ Kste e>qniaito p e r f u m e es la defitSncion d a oficiales. (Viast e2 prospecto.) Depósi" las flores q u e »olo n a c e n e n el Condado de to general en PARÍS, ts.nie Geouroy \ Devonshire, UAmAib el Jardín de Inglaterra Lasnier, y en Madrid, BORREL hei^ / por efecto de su belleza y fertilidad. E s el de todas las personas elegantes, qu» • s a n o s , S, Puerta del Sol, y «a t»^ | perfume no vuelven á desear otro, u n a vez que h a n ' das laa farmacias. I usado este. HAETKOLL, QUÍMICO, de LOKDBES^ Solo Agente e n Espaüa, Mr. Prieto. Se venda e a todas las perfumerías de crédito de EspaHa. VAPORES-CORREOS P g A . LOPSZ Y COÜSPANIA. lUtN&A TRASATLÁNTICA. oaliJla da G W x , IM días I S y SO da cada m a s , á ia aaa da la u r d a , p a n Pn«rt*-Ki«o y la Habana. Stlida de la Habana tamblan tos diag I S y SO d* cada raes i laa «ineo d e la tarde para Cádií directamenta. ftACAHOUT DE LOS ABABES de •KBUMieilSlBKB Unico ^bnemo apaobacU p v la Aa .edlcina de F éÍ n„ a<bá.ía-eRs t¿AaI^^' íá las Medicina u fsSelrrá'ní naaJ S tolerma» delaat»iaa««^ isMiaav^^di « Ibs tosIn!InlMtíW inferma» del iestfiíoss I Drtiaca a los miflos y i las personas débiles. BArr «na sus nmmi.twlQ.laa proprledades" .•«»Wptío«rpreM"rM'la «U_A, ^ * T)iík,m amarlUa , U M M M , Cada frasco y caja lleTa, sobre la eUqnett. al nombre y rdbnca de D ü L U f a n m i a k , ' | ¿ aaBasdesu casa, caUede Richelieu, aSTen P»i iZ:!'^ "^^^ocon tas faUifiedciontt. Amé • *" Pf'w!'P»le» Farmacias da K EXPRESO ISLA DE CUBA. S N-i &. ^ 2 . D. r* TAJII7A DJÍ PA3AJBS. PrisMra «amara. Segunda «imara. »o B«» III "PM&I. M KO Habana á a d i i . SOO 7ü Caisarotca rMervados ¿a prlmura tionara de so!» dos litaras, k Pnarto-KlM, 170 pasas; & laHabaaj, 300 eada Utwa. SI pasajero q u t qnltra ocupar solo t t t «amarot* d« dos literas, p a c a i i u n pasaja j meáia l o l t i n a a t a . Id. Xa rebaja nm 10 por 100 sobre l«s d e t pasajas al qoe toma c u billete d e Ida j Tseltt. Los Bifeoa d e m e n o s d e dos anea, cratia; de d e s i siete, medie pasaje. Para Sisal, Veracmz, COIOB. etc., salen Tapmva d« la Habana. Pasos. iSO J8P í«(UdlSlJn,j^„^ * Pasos. 100 130 180 ÍS»1 •• s 3 8 S S-*' Íl2 ea "^ o b^ s-s -i^ W M tS O Íf ^ás ¡Tg E . RAUIREZ. Valencia. Barcelona. 1.* PaECIOa DE SDSCRICtON. Madrid, un ines. . . . . Provincias, un trimestre, d i r e c t a m e n t e . . . . P e r comisionado . . . . Ultramar y extrai^#'p. 9 reales. ie > t > 30 » 32 » 7 0 y 80 Barcelona Valencia Alicante Málaga dabu. !.• Cubla. Alicante. Mtlaga. Cnbtt. Pesos. Pesoe. Pesos. P e s o s . Pesos. Pesos. Pesos. Pesos. Pesos. 4 a * > a-soo l'SOO e'soo 4l'SOO 2'ÍSOO > > fSOO a a a a s a 2*900 61100 4 a a a a > a »" a a «•sfiol Vi O tri "T* o . o E l MA.S ANTIGUO EN ESTA CAPITAl U N E A DKL MEDITERRÁNEO. R e m i t e á la P e n í n s u l a por l o s v a p o Salida de Barcelona los días 7 y 32 de cada mes a a s dies de la maKana para Talencla, Alicante, Uaiagaíy Cidix, e n eomblnaci<m r e s - c o r r e o s toda clase d e efectos y s e h a c e cargo d e agenciar e n la cdrte 1 O; los correos trasatlántieos. Salida de Cidiz los días 1 y 16 d e eada m e s t .as dos de la tarde para Alicante y Barcelona. cualquiera comisión q u e s e l e confie. —Habana, Mercaderes, n ú m . 1 6 , — TARIFA DE PASAJES. EL U m S A L O td S« S1?§S|E > O O P3 *< ^!^ t> W Cfdiz. Cabu. !.• V CBbM. i P e s o s . Pesos.] Pe«>s. Pesos. Pesos. 16 H'SOOi 6'SOO 13 14*500 12 S S 12 9'SOO 7*500 i 4 20*500 10*500 a > 5*50», 16 If o MI». CORRESPONSALES DE LA AMÉRICA EN ULTRAMAR Y DEMÁS CONDICIONES DE LA SUSCRICION. nUPINAS. ISLA DE CUBA. CEIITRO AMÍRICA. BOUVIA. José Herrero. Sabana.—Stes. M. Pujóla y C " , agentes Monjía.—Sres. Saromers y Puertas, agen- Guatemala—En la capital. D. Ricardo E s - LaPaz.-^hi cardille. Cobtía.~J). Joaquín Dorado. t e s generales con quienes s e eatiradea generales 'de la isla Coc^abanAa.—D. A. López. San Salvador.—D. Luis de^Ueda. los d e los demás pimtos de Asia. Kfl/eniflí.—Sres. Sánchez y C." P o ^ i . — D . Juan L . Zabala. & tliguel.—J). José SQgnelMacay. Trinidad.—D- Pedro Carrera. t r w o . — D . José Cárcamo. La Unlon^—D. Bernardo CouAáde. SANTO DOUNGO. Cienfuegos.—Ü. Francisco Anido. Honduras {Beliíe).—ÍH. Garcés. liaron.—Sres. Rodripuez y Barros. ECUADOR. Ñicaruaga (S. Juan del Norte).—I>. AnCapital).—H. Alejandro Bonilla. Cárdenas.—D. A n g e i B . Álvarez. tonio de Barruel. ^uerto-Plata.—H. Miguel Malagon. Bemba.—^. Emeterio Fernandez. Cotia Rica (S Jo*é).—D. José A . Mendoza. Guaiiaquil.—D. Antonio Lamota. Villa-Ciar . — D . Joaquín Anido Ledon. SAK TBOMAS. JUamanille ^ü. Eduardo Codina. HUEVA CHANADA. COLÉ. Ouivican.—t). Rafael Vida! Oliva. l u i s Guasp. San Antonio de Rio-Blanco.—D. José Ca- (Capital).—D. Santiago.—Sres. Juste y compañía. A>^ld.—STe& Medina, hermanos. Curavao.—\i. Juan Blasini. denas. Va^retioo.—Í). Nicasio Ezquerra. Santa Marta.—D. José A. Barros. Calabazar.—D. Jii.in Ferrando. Copiapó.—H. Carlos Ferrari. Cart^ena.-r-D. Joaquín F . ^ e l e z . MÍJICO. CaiOartin—D. Hipólito Escobar. La Serena.—Síes. Alfonso, hermanos. /"anoBid.—Sres. Ferrari y Dellatorre. Cuatao.—0. iiian Crespo y Arango. Huaseo.—D. Juan E. Gameiro. Cohn.—jy. Matías VlUaverdé. Bolguin.—V. José Manuel Guerra Alma- fCaptíaí).—Sres. Buxo y Fernandez. Concepción.—ü. JoséM. Serrate. C^rro ie S. Antotao.-^St.Cutto Viola. VeracrKí.—D. Juan Carredano. quer. Tampieo.—H. Antonio Gutierre» y VJcto- MedelUn.—D. Isidoro Isaza, Bolondron.—D. Santiago lHu&07. Mompot.—Sres. Ribou y hermanos. PLATA. ry. (Con estas agencias se e n t i e n d e n t o Ceiba Mocita.—VI. Domingo Rosain. P.tsto.—li. Abel Torres. ^ s las del resto d e Méjico.) > • Cimarrones.—D. Francisco Tina. S(¡benaldnga.—j). José Martin Tatis. Buaios-Atres.—D. Federico Real y Prado. Jaruco.—D. Luis Guerra Cbalius. SincéUjío.—D. Gregorio Blanco. Calamar ca—D. Mardoqueo Molina. VCHEZTIELA. Sogua la Grande.—D. Indalecio Ramos. Sarra>iguiUa.—J). Luis Armeata. C6rioba.—n. Pedro RKas. Quemado de Güines.—T). Agustin Mellado. CorrienUs—^D. Emilio Vlgil. Caracas.—J). Evaristo Fombona. Pinar del Rio.—D. José María Gil. Pommf.—1). Cayetano Ripoll. Puerto-Cabello.—D. Juan A. Segrestáa. PERlS. Bemedios.—D. Alejandro Delgado. Rosarto — D . Isidoro Carrasco. La Cuaira.—STes. MarU, AUgrétt y C." !iantiago.—&vt%. Collaro y Miranda. Salta. -:). Sergio García. Maraíeoío.—Sr. D'Empaire, Lijo. Lima.—Sres. Calleja y compañía. Ciudad Bolivar.—D. Andrés J. Montes. Arequipa.—Ti. Manuel de G. Castresana. Santa Sé.—Ti. Remigio Pérez. PCEBTO-mCO. Tueu au.—D. Dionisio Moyano. Barcelona.—\). Martin Hernández. Iquiquc—H. G. E . Billinghurst. Gua¡r.' bayehü.—D. Luis Vidal. PtifM.—D. Francisco Laudaela. Jí/am.—Viuda d e González, Imprenta Carópono.—Sr. Pietri. P a nr.ndu.—D. Juan Larrey. PhiliMe Beaupertbuy. Tacna.—D. Francisco Calvet. y liberia. Fortaleza I S , agente gene- Uaturín.—H. T«wíma«.—D. Dionisio Moyano. rríi>«to.—Sres. Valle y Casüllo. ral con quien se entenderán los estable- Volencía.—D. Julio Buysse. Callao.—D. J. R. Aguirre. cidos e n todos los puntos importantes Coro.—D. J. Thielen. Arica.—D. Cirios Eulert. de la Isla. Piltra,—VL. E . d e Lapeyrouse y C.* Í BRASIL. hio-Janeh-o.—h. M. D . ViUalba. Jlie grande del Sur.—lf. 1. Torres Crek net. PARAGDAT. AMuntíon.—h. IsidMO Recalde. OHtFGDAT. Montevideo.—ü. Federico Real y Prado SaUo Orientaíf^Srea. Canto y Morillo. GOTARA INGLESA. Demerara.—yat. Rose D u f f y C * TRiniDAD. Trinidad. ESIADCS-DNIDt». iV«<wo-Ftfrt.—M. Eugenio D i d i e r S. Franjeo de Califomia.--lí. H. Payot. JVttCTfl Of tea»*.—M. Víctor Hebert. •XTRANJERO. Parit.r--V^^- ^- Denné Schmit, m e F a yart. ñian. 2 , LjsíM-—Libreria de Campos, m a nova deAlmada,68. iííidre*.—Sres. Chldley y Cortázar," 7 1 , Store Street. GONDIGIONES DE LA PUBLICACIOll. POLÍTICA, ADMINISTRACIÓN, COMERCIO, ARTES, CIENCIAB, INDUSTRIA, LITERATURA, etc.—Este periódico, quesepubUca en Madrid los dias 13 y 28 de cada mes, hace dos Bumerosas ediciones, una para España, Filipinaa y el extranjero, y otra para nuestras Antillas, Santo Domingo. San Thoiaas, Jamaica y demás posesiones extranjeras, América Central, Mélico, Nórte-íAfflérica y América áel Sur. Consta cada número de 16 á 20 pagmas. La correspondencia se dirigirá á D. Víctor Baíaguer. ' . . , Í-U _/ X »« Se suscribe en Madrid: Lib*erl» de Duráfi, Cawflra de Sdn Genfe&ao; LopBz, Carmen; Moyay,Haza, Carretas.—Provincias: en las principales liJjrerlaa, ópormts dio de ]ibran5:8s de la Tesorería Central, Giro Mutuo, etc;, 6 «ellos:deGOTreos, en carta certificadac^Extranjero: Lisboa, librería de Campos, rúa nova de Aunada, bS J aris, librería Española de M. C. á'Denne Schmit, rué Fávart, núm. 2: Lóndrira, Sres. Chidley y Cortázar, 17, Store Street. 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