ANO XII BARCELONA 22 DE FEBRERO DE 1934 NUM. 266 LA REVISTA BLANCA SOCIOLOGÍA, CIENCIA, ARTE • SEMANARIO ILUSTRADO COIABORADORES CIENCIA SOCIAL: M » N.HI.W. U I « I Fabbrl, Anatol Corallii y HgfO Txnl CIENCIAS FÍSICAS Y MORAUS: tufan R<l«l y Camilo Bamari. INFORHACIÓN, ARTE y CRÍTICA LITERARIA: Failaríea Moattaar. Fallía A l i l i , Car la Malala y jaaqala Hacka ROllTICA. D i n O M A C I A , HISTORIA y SINDICALISMO: Rwlall SUifMttala, Sola<ia^ Catlava, Haia 0<r. CwmlMl [flaa v Pajarica Uraln. • SUMARIOS El, PF.RÍOIX) REVOLUCIONARIO Y LA REVOLUCIÓN, SEGIJN PEDRO K R O POTKÍN (VI), por Max Nettkiu. — CARTA DE ELOÍSA A S U AMANTE AlíELARDo. - EL PRINCIPIO DEL FIN, por Jium Gallego Crespo. 'ESCULTOR DE ALMAS», drama, por Pedenco Urales. — LA BARBARIE TRIUNFANTE, por Gerrmttol Esgkas. CONSULTORIO GENERAL. ILUSTRACIONES: Del úlüvno movtmiento comumsUi ¡tberUirio. SI iPLEMENTO. - E L FRENTE ÚNICO Y LOS ACUERDOS DEL PLENO NACIONAL. - ¿ Q U É ES EL COMUNISMO LIBERTARIO?, por La Redacaán. -• U N IUICIO Y UN COMENTARIO, por Solano Paíacto. — CRÓNICA SUDAMERICANA, por lonquín Hucka. PRO-PRHSOS DE - SUSCRIPCIÓN INTERNACIONAL ESPAÍSA. TRADUCCIÓN S: E..al>ia C C « U . Fallra A l i l i y tif Matli. AdmlnUtración: Cali* Eicornalbou (antct Quinardó), 37 El período revolucionario y la revolución, según Pedro Kropotkín (Por creer, Cfjuivocadamentc, que el artículo pusimos V tf último en el pasado artículo, V de eHa interesantísima cuando el último bahía serie era el último, de ser el presente} VI Advirtió pcríectamente Kropotkín que el movimiento anarquista francés, tan conocido por él dcsoc 1877, no se desarrollaba como empuje revolucionario, en contacto directo con el creciente descontento popular, sino que era mis bien manifestación de ona vida sin relación de unos anarquistas con otros, actividad limitada de grupos, reuniones y publicaciones. Sólo Lucien Gucrincau, Tortelicr y un grupo muy valiente por los carpinteros, Pouget por los dependientes y pocos más, sostenían contacto de manera permanente y justificada. Cuando .se trataba de manifestaciones públicas se arrastraba generalmente al pueblo, «obre todo a los parados, y tales manifestacionei tenían un fulgor rápido, momeniáneo. Si se trataba de agitaciones de otro carácter, por ejemplo, de las que se produjeron en la época de Boulanger. se tendía a apartar a los anarquistas de la masa inconstante, produciéndose actuaciones variadas de carácter individual «in que el pueblo constara para nada. Todo esto constituyó una deailuíión para Kropotkín y la impuUó a escribir La MotaU anarchiíU (La Révolte. i marzo-i6 abril de 1890) y una tremenda requisitoria titulada Emrore lo Morale (5-19 diciembre 1891). Resumamos la larga carta rusa que escribió el 11 ¿e. mayo de 1897 a María Goldsmith, perteneciente ésta a la Juventud libertaria de las Escuelas (grupo de estudiante* socialistas revolucionarios internacíonalistaí): Hay un momento en la vida de los partidos cuando éstos han de alejarse desierto adentro, perderse en el desierto (frase ésta del Evangelio). Nosotros vivimos por vosotros aquel tiempo, cuando nos vclmos reducidos a grupos de ^, 5 ó 10 componentei (tal fué la situación en el )ura suizo en 1877) y elaborábamos la teoría con sus bases teórica.s y sus suplementos vitales, permaneciendo como permanecíamos aislados. Es preciso que cada cual pase por esc período. En la actualidad se difunden la* ideas extensamente y es indispensable que coijtestemos a las preguntas que nos hace la vida. En tales condiciones, la mayor parte de camaradas hacen concesiones porqtie no están seguros de «US precias ideas. Lo que importa ante todo es que haya hombres activos y decididos, luchado^ ^26 res infatigables. Estos son los que pueden reprC' s e n u r las ideas en todo ambiente propicio sin perjudicarse ellos . Kropotkín explica sus propias relaciones con los cooperadores ingleses. Intercalo en este resumen que Kropotkín había sido adverso e intransigente contra los cooperadores hasta 1895 según prueba el testimonio de su trabajo CO'Operatton et SociaUsme (Temps Nouveaux, 27 julio 1895) y Le Congres cooperattf inlernational (7 septiembre), mientras vio en los cooperadores unos antisocialistas que fomentaban el aburguesamiento de los trabajadores. Por lo que respecta al Congreso de referencia, ya lamenta que no hubiera en él anarqiiLstas. Los cooperadores ingleses invitaron en 1896 a Kropotkín a que escribiera sobre temas agrícolas. Desde entonces pudo conocer a los cooperadores como fuerza activa capaz de prescindir del capitalismo. &>ntinúa diciendo en la carta que resumo, dirigida a María Goldsmith, que conservar o guardar la pureza de los principios permaneciendo en completo aislamiento sm mezclarse en las cosas generales y humanas, no conduce a nada. Es preciso mantener los principios laborando con otros, entre estos. Reconocía que la época era crítica (1897). Muchos simpatizantes llegan a nosotros de vanas procedencias después de aceptar una parte de nuestro programa — spencenanos burgueses, economistas, hombres religiosos, tolstoianos — y hay quien quiere rechazarlos en bloque, no faltando quien trata de unirse a ellos. Se equivocan unos y otros. Lo que nos interesa es que se unan unos hombres a otros para ocuparse de una huelga sin dejar de ser anarquistas, como ocurre en Polonia, donde hay anarquistas unidos a los polacos que luchan (por sus reivindicaciones nacionales) pero que (como Kropotkín mismo dijo en una reunión con polacos, probablemente en Ginebra, en 1880) preparan b primera bab para un dictador y la primera cuerda para ahorcar al señor o propietario polaco, ent rancio en el movimiento obrero los anarquistas para introducir en él nuestros principios anarquistas y resistir a los políticos. Nada que sea humano — dice — nos es extraño. Por' doquier podemos difundir nuestra palabra y aportar nuestra idea nueva y fértil. Hemos de prever en tiempo de bonanza que pa*an centenares de actividades cercando las nuestras. No es posible que convirtamos a todos al anarquismo. Los movimientos tienen fundamento y causa y en lodo caso podemos expresar nuestra opinión con la sinceridad de Basarov (el nihiliíta de Padres e hijos, de Turguentef) haciendo sentir nuestra influencia en lo posible. En cartas tan sugestivas y animadoras como éstas »e advierte la intención de llegar de nuevo al esu d o de cosas que inició Bakunín con la Fraurtw dad y la AUanZfl y continuó Kropotkín desde 1877, descando reanudar y fortalecer la labor después de escriu la carta a que me refiero antes. Escribió en N Le Révoltt del 5 de febrero de 1887 criticando las convulsiones de aquel período en Bélgica que sin preparar por anticipado nuestras ideas b s convulsiones producidas por b desesperación IK) conducen a nada. Consiste en b necesidad de la propaganda con marcado carácter local de cada grupo. Se requiere que haya en cada localidad dos o tres hombres que merezcan estimación general y sepan dar a la insurrección en momentos decisivos y culmin,intes un carácter de expropiación anarquista sin el que fracasará en sus principios. Se ve en Kropotkín. es indudable, el mayor elogio para la espontaneidad popubr, pero se trata de un propósito animador y activista, no como se ha supuesto a veces, de una fe ciega en la espontaneidad popular, fe que invalidaría toda previsión y preparación. Lejos de esto, fué siempre Kropotkín el hombre de la Alian' Tfi... Sólo que los principios y métodos de b AUanzfl no se crean a ojos vistos: se practican silenciosamente. En su Elude sur la Révolution que dejó sin terminar (La Réxolt^, 10 julio-7 noviembre 1891) demuestra b grandeza del objetivo que persiguen los revolucionarios, ya que b revolución determina el cambio en la economía a medida que se produce el concurso activo de millones de voluntades o potencias que destruyen el pasado en cada localidad, míentras otros millones consienten y dejan hacer. Esta» realidades determinan una mejora y permiten a los revolucionarios la creación de instituciones nuevas en escaso lapso de tiempo. Pero ocurre que cuando triunfa una revolución muchos revolucionario? se muestran débiles renunciando a llevar a b revolución hasu b s últimas consecuencias. La audacia de pensamiento y la iniciativa de atraer a b í masa» faltarán en tal caso y también para b revolución inmediata. Faltará b audacia del pensamiento, de U destrucción. En el mundo del progreso intelectual y técnico se llega a alcanzar el objetivo propio. Falta audacia en política y en economía social para alcanzarlo porque sus mamfcstaciones se inspiran en el pasado, mientras el técnico arroja el pasado al mar. Para alcanzar b victoria es precisa, pues, la idea revolucionaria. La nueva generación revolucionaria — en oposición a k)s soculistas, que siempre miran hacia atrás —sabe cómo puede garantizar b victoria: expropiando a b s representantes del sistema antiguo, eliminando b institución del Estado en su propia base en cada pueblo y ciudad, aboliendo impuestos, oficinas, tribunales y leyes, inaugurando nuevas formas de vuia soaal, de convivencia en los Municipios libertados, socializando la vivienda, mstrumenios de trabajo, de transportes, los víveres, el cambra de k) necesario... Ebboró Kropotkín su conferencia de Londres del 5 de marzo de 189} en extensos artículos. El folleto Les Temps nouveaux se publicó en 1894; los artículos aparecieron desde el 18 de marzo al 1 de septiembre de 189}. Expresa — ¿por primera vez? R — el paralelismo entre el cambio de los conceptos científicos sobre el Universo y nuestros conceptos sociales, conocido el tema por las distintas versiones de La ciencia moderna y el anarquismo, publicadas desde 1901 a 1913. Se comprenderá lo que representan hipótesis y razonamientos segiín el pensamiento de Kropotkín. Mi impresión es que nunca halló salida ni resultado claro entre la gran cantidad de sugestiones actualizadas y puestas en curso. Esto se deduce de una carta dirigida a James Guillaume (12 junio 190J) de la cual extracto este pasaje : «Hasta el tiempo presente, lo que impulsó la ciencia fué un concepto sobre el porvenir de la sociedad, una hipótesis o inspiración para determinadas actividades. El amor a la libertad y a la igual' dad inspiró a los filósofos ingleses del siglo XVlll y después a los hombres de la Enciclopedia. La aspiración igualitaria guió el pensamiento de los Enciclopedistas. A !a inspiración socialista (orientada por Saint Simón o Fourier en Francia; por Owen en Inglaterra) se debe la obra (de 1856 a 1862) de Wallace, Vogt, Moleschott, Bain, Mili, etc., de Augusto Comptc y Thierry, de Quetelet antes. A aquellos precedentes se debe el valor y la inspiración de lo que hicieron todos. La anarquía dará a los sabios — lo advierto por algunos ejemplos en mi correspondencia — la inspiración que requieren ciertas investigaciones necesarias. La ciencia, como el arte y la inventiva, necesitan inspiración. En los siglos XII, XIV y XVI procedía la inspiración del espíritu libre de los Municipios insurreccionados, de «US luchas, de la felicidad que consistía en volver a descubrir el mundo antiguo del libre examen. En el siglo XIX fué numen inspirador el espíritu comunista. El concepto anarquista será el inspirador del siglo XX. La anarquía es algo más que un capítulo de la política: es un principio vivificador. Para poder escribir la Historia hay que ser anarquista, y lo mismo para escribir «obre Economía política o Historia legislativa... Lo mismo dije de la astronomía (se refiere a su folleto cuya edición en ruso es de Londres, 1901, y se titula Ciencia cunlempordnea y anarquismo). El astrónomo que cree que el Sol gobierna en lugar de creer en el movimiento de los ctierpos infinitamente pequeños, producirá una astronomía tan incorrecta como lo fué la que suponía que el planeta tierra gobernaba el Universo. Lo mismo ocurre, sin duda en biología. En Malthus — en la economía burguesa — aprendió Darwin el origen de las especies mediante la lucha por la existencia. Dice muy bien Herbert Spencer: «no quiere usted admitir el lamarckismo (influencia dtrecta del medio en la creación u origen de las especies) porque no se aviene a admttiv ¡as consecuencias sociológicas de tal principto. Sigo resumiendo: «Habrás visto en Mutual Aid Y verás en State t ils hisloncal rdk (en inglés, 1902 ; 1896) qué formidable y potente instrumento de investigadón presenta la inipiración anarquista — «la hipótesis anarquista», hablando en términos cien- A N 227 tíficos —. La biología y la historia se rehacen partiendo de ese principio. Se rehacen y armonizan perfcctamenlc. Más. todavía: sm el principio del apoyo mutuo — hijo legíiimo de la anarquía — no hay manera de construir la Ética, mientras que con el principio del apoyo mutuo y el de la anarquía la Ética "Sin obligación ni sanción' como dijo Guyau, la Ética se construye maravillosamente Al concepto geocéntrico del Universo — dice en la «Conferencia» de 1893 — corresponden las teocracias orieniales. Cuando se dijo que el Sol era el centro de nuestro sistema planetario, repercutió el concepto en alto grado sobre los conocimientos humanos. Hoy existen planetas y soles llenos de materia infinitamente pequeña, y tiene ésta vida propia creando los planetas por ella y conservando el calor solar. De la misma manera se afirma que el hombre es un conjunto de microorganismos. En la Historia se aprende a conocer el paf>el de las maS-3S. En Economía política no se tiene en cuenta la riqueza de las naciones, sino el bienestar del individuo. En política se quiere saber hasta qué grado es libre e' individuo y también hasta qué grado se realiza el hecho de la autonomía local. La anarquía, que es a un tiempo producto e inspiración de esta manera de pcn.sar aplicada a los asuntos políticos y económicos y representa a la vez la manumisión del hombre de los prejuicios todos que la religión, la ciencia, la educación y la ley le impusieron... La relativa armonía observada en b Naturaleza se atribuyó a un creador, en nuestro siglo jacobino a las leyes naturales; pero lo que se cree hoy es que el medio mismo produce armonía, que el juego libre de fuerzas constructivas y destructivas crea por sí mismo los objetos que representan el equilibrio más durable entre fuerzas diversas. Lamarck y Fourier se dan la mano, se completan. Se apbcan a las sociedades humanas las ideas del primero y las de! segundo a los fenómenos naturales. El concepto general de naturaleza y anarquía corresponden a ramas del mismo grandioso moví' miento espiritual, dos hermanas que van por la vida con las manos enlazadas. Los movimientos del pueblo estaban influidos en el fondo de los principios anarquistas. Las masas invocan siempre la costumbre contra la ley de Eslados, universidades y dogmas. Como anarquistas, descendemos de la rebelión contra el dognu, del inconformismo que se llamó herejía y proflamaba al iniciarse la equidad, no la propiedad privada ni la autoridad, sin tener en cuenta otra norma que la conaencia humana; también descendemos de la filosofía del siglo XVlll, que se apoyó en la ciencia y en la razón. El libro de Kropotkín "La Grande Rcvolution, 1789-1793» (1909) es referencia estricta del método bosquejado en la carta de Kropoikfn de 1903, e t c . ; intento de hacer derivar en primer lugar los acontecimientos de la acción de masas (campesinos insurrectos, secciones locales, muchedumbre anónima) 228 y no del individuo agrup.ido en partidos. El hecho de que nunca desapruebe Kropotkín el impulso, la inspiración y la iniciativa parece demosirar que las cosas son muy complicadas, que se producen tantjs inter-relaciones y repercusiones que el acto colectivo rara vez tiene el principio determinado por su exterioridad, sino que lo que se cree iniciación es un momento del desarrollo. En la -Conferencia» de 189} reafirma Kropolkín de nuevo su punto de vista sobre el Municipio comunista, asociación que podría sobrepasar los limites o fronteras municipales, garantizando cieno grado de bienestar a cambio de trabajar manualmente determinado número de horas — pongamos cinco ^ en una actividad útil. Para una conveniencia más extensa y variada, según predilección individual, se constituirían agrupaciones voluniarias. Discutiendo la opinión de los camaradas anarquistas españoles de aquella época que no querían prejuzgar ninguna actitud respecto al reparto de productos — eran los anarquistas -sin adjetivos" — insiste Kropotkín en que es sumamente necesario vigorizar nuestro anarquismo comunista, puesto que no se trata de uiia simple cuestión de reparto de produaos, sino de tener una garantía en la que todos intervendrían con cierto desembarazo para proteger también a todos contra la necesidad dr vettder a uno el producto del trabajo. No se trata pues de llegar algún día al comunismo, sino de inaugurar la revolución por el comunismo mediante facilidades mutuas. No escribe convencido de que una revolución inaugurada así produzca el comunisnvo y la anarquía en definitiva, sino que estimula el ejercicio de iniciativas, energías y audacias en el balance de la expropiación direcu para aliviar inmediatamente los mayores sufrimientos, abogando por el pacto de solidaridad. Lo que se deduzca de estas pugrias — dice — no será el Estado coleC' tivista socialdemócrata, sino la resultante de iniciativas y esfuerzos de libre expansión y desarrollo. En la nueva forma no podrá quedar ningún vestigio que no sea precario del Estado, y si queda tendrá vida penosa y efímera hasta su próximo y total aniquilamiento. Tendrá en su intimidad la nueva vida el germen de la anarquía. Hacia las postrimerías de 189} hubiera querido Kropotkín — véase «Les Princif>es de la Révolution» (17 diciembre 1893) — continuar sus artículos sobre la expropiación -- vé.ise «La conquista del pan — con una sene capaz de formar un libro nuevo en e! que hubiera tratado de indicar cómo csios principios SI se afirman en el período rcvoluciorurio— pueden .servir de punto de partida para una soaedad que fe encamine hacia la anarquía; cómo la evotiKtón influida siempre en lo fundamental por ideas de una revolución precedente — podría deseiivolver.íe mediante impulsión anarquista y elaborar en sus variadas manifestaciones uru sociedad anarquista». El libro en proyecto está descrito por Kropolkín N en "La Révolte» del 30 diciembre 1895 como un volumen en el que tal vez el autor se propone discutir a fondo k)s principios que podrían guiar La revolución para imprimir a ésta un sello anarquista, como a la revolución subsiguiente». Dice Kropotkín: • una revolución no crea instituciones acabadas, perfectas : la evolución que sigue las elabora. La revolución facilita para ello los elementos esenciales. La evolución hereda mil posibilidades iniciadas, pero la idea dominante será dada ya por la revolución. Así procedieron la revolución de los Municipios del siglo XI! y la Revolución francesa, imprimiendo su carácter a Europa la primera en los tres siglos siguientes y la segunda al siglo XIX. Si eifrigor L'idée de l'Anarchie» (17 febrero de 1894) puede considerarse incluida en esta sene, el período de represión y la suspensión de «La Révolte» (10 marzo) impidieron que pudiera elaborarse el volumen en proyecto. En la nueva publicación «Les Temps Nouveaux» (4 mayo 1895) discute más bien Kropotkín k)s obstáculos y dificultades, mis frecuentes desde entonces, al desarrollo progresivo de las ideas; dificultades puestas por los Estados como por los socialistas — verdaderos malos heraunos — los políticos y reformistas, que se aprovechan siempre del forzoso silencio de los anarquistas, cuando han de sufrir éstos la mordaza de la represión. Y, efectivamente, puede verse en L'effet des persécutions» (4 mayo); ,-Un temps d'arrét» {21 mayo); -Les Penis Expédients» (15 |unio): "Les Expédients économiques» (13 y 27 de julio); «Ou minent les palliatifs?. (10 agosto); <Lc Pain gratuit et l'Etat» (24 agosto): «L'arrét et l'issue» (7 septiembre): «La crtse du socialismc> (26 octubre), todas estas fechas de 1895: y en 1896 la larga serie «Les C o n g r í internationaux et le Congrts de Londres» (15 agosto-io octubre). En varios intervak>s escribió su bello trabajo de crítica libertaiia «L'Etat : son rdle historique», que tenía propósito de leer en una reunión de París en marzo de 1896, pero fué expulsado al desembarcar en Dieppe. El trabajo de referencia se insertó en la citada publicación desde 19 diciembre de 1896 al 3 julio 1897. Publicó también por entonces su reducido libro • L'Anarchíe, sa phibsophic, son ideal» (París. 1896). Hizo en 1897 su primer vuje a América y redado después sus «Memorias, que aparecieron en volumen en 1899. Nos enteramos de su opinión sobre socialismo experimental por una carta dirigida a los enmaradas que organizaron una pequeña colonia en Clonsdcn HÍII, cerca de Newcastle. La carta se publicó en 1896. Demuestra el texio que Kropotkín era autor de gran cantidad de notas firmadas por .Vindex» en »Le» Temps Nouveaux» en 1895-96, referente» sobre iodo a la actualidad inglesa. Su palabra encendida se dejó sentir también altamente en pro de las victimas de lo» martirios de Montjuich. MAX Nrm.Au N 229 Carta de Eloísa a su amante Abelardo ¿Quién la ocasión resiste? Puedo escribirte, tengo medio para que m i carta llegue a lus manos. ¿He de renunciar a este placer para mí el mayoi de todos los placeres? ¿Por qué? Por nada del mundo. En medio de mis desgracias, ¡qué día tan feliz es para mí el presente! ¡Qué alegría he tenido, Abelardo 1 ¡Cómo rebosa el júbilo en mi pecho! H a venido el venerable Pedro, y después de hablar largo rato en el locutorio, dejóse en él olvidada una bolsa que ha recogido otra hermana de cautiverio. Las mujeres somos curiosa,s; tú ya lo sabes. Por curiosidad miré lo que la bolsa contenía y hallé en ella... ¿qué dirías que hallé, Abelardo? Hallé una carta tuya dirigida a un amigo íntimo. ¡Qué dicha la m í a ! ¡ V e r tu letra, leer tus pensam>entos escritos, es como verte a t i , y en este momento te veo y me siento feliz! T u carta tiene por objeto consolar a tu amigo, proponiéndole el noble fin de aminorar sus amorosas cuitas, y para conseguir el consuelo, le refieres tus propios pesares, tus desdichas, tus infortunios p o ' causa de un amor desgraciado. Y esa causa soy y o ; t u Eloísa. ¡Cómo te acordaría.í de mí al escribir tu c a n a l ¡Cómo tendrías presente las h o r a i felices de nuestros coloquios! ¡Cuánto has sufrido, Abelardo m í o ! ¡ Cuánto me amaste y cuánto me amas aún, pero cuánto te amo también I Sí, estoy segura de que me am,is con tanta intensidad como antes, pues a no ser así, no te expresarías con el afecto que empleas cuando a tu Eloísa te refieres, en la carta dirigida a tu amigo. Porque es amigo tuyo, lo es también mío. Porque tú le compadeces, yo también lo compadezco. Porque tú le consuelas, yo también quisiera consolarle . ¿Te amaré yo, Abelardo mío? Esclava sumisa a los caprichos de mi cruel y amado tirano, aquí me tienes encerrada en un recinto por cuatro paredes cercado y del que ya no puedo salir más que para la eternidad. Monja soy del convento por ti fundado, monja profesa con votos eternos, muerta para el mundo y consagrada a Dios, pero viva para 11 mientras viva. ¡ A h ! me espanto al escribir esta frase: Cuando la escribo blasfemo. Estoy aquí no para servir a Jesús sino para satisfacer tu deseo, y sólo para satisfacer tu deseo. Cuando digo con&agrada a Dios, miento. N o puede estar consagrada a Dios la que en cuerpo y alma se ha entregado a un hombre, y que »5lo vive por él. N o puede consagrarse a Dio» la que en vida y en muerte no quiere mis que a Abelardo y solo en Abelardo piensa. Ello es, empero, que por satisfacer tu deseo, me he impuesto el sacrificio de no haiblarte, de no verte jamás. ¡Qué sacrificio, Abelardo m í o ! ¿He de renunciar también a! inocente placer de escribirte? ¿Me negarás el consuelo de tus palabras por e.scrito? Que me lo niegues o no, yo no puedo desaprovechar la ocasión que se me présenla. Tengo segundad completa de que esta cana llegará a tus manos, y por nuestro amor y por nuestro hijo, te ruega tu Eloísa que no le niegues el beneficio y el consuelo de la contestación. Dirás, como otras veces has dicho equivocadamente a pesar de tu talento, que la mujer es siempre la serpiente tentadora: que ella induce al hombre a quebrantar los más firmes propósitos, y q u i zá sea esto motivo para que te enojes conmigo y para que no me contestes. ¡ Qué ingrato serías! N o lo lleves a mal. Y o desfallezco. Me faltan las fuerzas. El sacrificio será estéril y mi muerte segura y mi perdición inevitable, si no vienen a fortalecerme tus consejos y tus palabras. T u imagen v i ve conmigo y no puedo ahuyentarla. Contigo siéntome capaz de t o d o ; sm u nada puedo y muerto sin salvarme y sin remedio. Por piedad, pues, escríbeme Abelardo, y aliéntame en m i sacrificio. ¡ Es la pobre náufraga que pide auxilio al que está fuerte y tranquilo en la o r i l l a ! T a n segura estoy de tus palabras, que ni siquiera me atrevo a preguntarle si t ú , a tu vez. has profesado en el monasterio de Cluny. Después de mi profesión, la luya, me dijiste, y segura estoy de que en los momentos en que trazo estas líneas, tú ya vistes el hábito y tú también has muerto para el mundo y lo que es peor para mí. viviendo yo aún para t i . i Qué desgraciados somcs, A b e l a r d o ! ¡Por qué los hombres se han opuesto al goce de nuestro cierno a m o r ! N o lo comprendo. ¿A quién ofendíamos amándonos? ¿Les habíamos pedido permiso? Y en mis continuas desdichas, ¿sabes cómo hallo algún consuelo a mis penas? Bien de día, jbicn de noche, cuando estoy sola en mi celda, sin que nadie espíe mis acciones, sola enteramente conmigo y contigo, en espíritu, cojo una pluma, y ora en caracteres grandes, ora en caracteres chicos, tan pronto de prisa, tan pronto entreteniéndome al trazarlo, escribo A B E L A M X ) , Abelardo, Abelardo y cien y mil veces Abelardo, y rasgo y quemo luego la hoja para volver después a la misma tarea. Y cuando estoy en el coro, pienao en la celda ; y cuandp estoy en la capilla, anhelo la soledad: y cuando estoy en la huerta, pretextando una excuta, huyo corriendo. Y todo ¿para qué? ¡Para volver a escribir Abelardo. Abelardo m í o ! Y pensar de nue- 230 vo en ti, sin que nada ni nadie pueda distraerme. Esto es el único lenitivo a mis pesares, y el tiempo que así paso es el único en que no aborrezco la vida. En verdad te digo que el tiempo había borrado en mi ánimo la memoria de nuestras pasadas p€' ñas: pero al leerlas por tu propia mano escritas, sentílas con más intensidad que nunca en lo ínti' mo de mi pecho. De nuevo representóseme lo mucho que por mí has sufrido; por mí pero sin que yo tenga la culpa. En forma tangible se me han aparecido los nU' merosos enemigos, que, por envidia, te atra)0 tu peregrino ingenio. Recordé el perpetuo encierro que te amenazaba por cosas que tú mismo condenabas; el encarnizam'enio con que te persiguieron en los Concilios ( I ) , la escandalosa aplicación que hicieron del nombre de Paraclet, los sinsabores que te cau' saron los religiosos, tus perseguidores, a quienes, sin embargo, ahora das el preciso dictado de hermanos tuyos. ¡Hermanos tuyos. Abelardo! ¡Qué han de ser hermanos tuyos I No saben ellos la abnegación, la generosidad, la grandeza de alma que significa esta palabra. No, no son ellos capaces de comprenderla. Sin embargo, tú has de vivir entre ellos, entre los que siempre te persiguen por tu talento y su envida. ¡ Yo que te conozco, sé cuan grande eres! Está tan al vivo y tan sencillamente escrita la relación que de todo ello haces a tu amigo, que al leerla pensé morirme de dolor, y a no tener que volverla a la bolsa, para que mi curiosidad no fuese advertida, hubiera tenido el gusto de enviártela bañada en lágrimas de tu Eloísa. Lágrimas de dolor y de placer a un mismo tiempo. De placer, sí, porque no hay para mí placer igual al de verte a n o cosa tuya. Mas dejóme su lectura conmovida, y te confieso que despertó todo mi antiguo enojo contra nuestros enemigos, algunos de los cuales ahora son tus hermanos. Esos no son hombres, son espíritus del Averno para quienes el tiempo nada puede y tvada borra. Ellos persisten en odiarte, persiguen tus virtudes con porfía; y siendo así, resuelta estoy a publicar al orbe, a! son de cien trompetas, nuestras comunes desgracias, para avergonzar a la injusta edad que te ha desconocido, que te ha perseguido y que te persigue aún. Y como tudie le perdona, yo tampoco he de perdonar a nadie. Y pintándote tal cual eres, he de conseguir o poco he de valer, que la posteridad te mire con compasión y cariño; y que en los siglos futuros, no se hable de mi caro Abelardo sino con lágrimas en los ojos como yo ahora hablo de ti. Un adagio dice que, corazón apenado no guarda ( I ) Abelardo fué perseguido por hereje. Se le acusaba de no creer en el misterio de U Santísima Trinidad. — Nota de la Redacción. N secreto; lo cual significa que Las penas comunicadas son más llevaderas, y yo lo tengo por cierto. Tú padecerás de fi)0, tú padeces, no tengo de ello la menor duda; cuéntame, pues, tus aflicciones, y con ello conseguirás aliviar mis penas y suavizar las tuyas. No te excuses diciendo que quieres evitarme lágrimas; no menos copiosas me las hace verter tu silencio que la rebción de tus desdichas. Hoy que he visto letra tuya, es uno de los días más felices que he pasado en este retiro. Decísme tú misnx), que el gran filósofo Séneca, recibía con gran placer b s cartas de su Lucilia, y que no era menor el que experimentaba la persona a quien escribía. ¿ N o era Séneca virtuoso? ¿ N o puedes tú imitar a Séneca en esta parte? ¿Por qué has de negarme el consuelo de recibir una carta tuya escrita para mí? Además de escribir el nombre de Abelardo, es otro pasatiempo mío y muy placentero, el de contemplar tu retrato. Lo guardo tan escondido, que nadie ha sospechado siquiera que lo tenga: pero esie placer no me es dado tan a menudo y no me es dado por pura precaución mía. El de escribir tu nombre nunca me lo pueden impedir. Si me quitasen tu retrato, pareceríame que me arrancan el corazón. Por esto me reservo este placer, únicamente en ciertas ocasiones, sólo cuando tengo la seguridad completa de no ser sorprendida. Ya ves: por ti soy una esclava, yo que tanto amé la vida. Las cartas fueron inventadas para alivio de las personas cautivas. ¡Cuan cierto es este alivio! Creo que si me dejaran, estaría escribiendo siempre. Las que de li reciba las llevaré ocultas en mi seno, y a cada momento, al pasar un corredor, al estar sola un instante, las llenaré de besos. No quiero que te cuesten trabajo ni sacrificio. Escríbeme sin molestarte y sin poner atención. Deja que hable tu pecho y no tu ingenio. Me giutarán más tus cartas escritas desnudamente, que pensando han de ser escritas por un profesor. Yo no puedo vivir si no me dices que rae amas; y i ti debe serte natural el estilo amatorio, que es imposible creer que tú puedas emplear otro en tus escritos. Llámanos hermanas luyas. Hijas tuyas nos decimos nosotras y si en el lenguaje hubiese dulces palabras, eniplearíamosbs para mostrarte nuestro amor y agradecimiento. Todas te queremos aquí y yo mis que ninguna. T ú fuiste quien santificó esta nuestra morada, antes conocida sobmente por b gente que por aquí merodeaba, del homicidio y del robo. T ú fuiste quien convirtió en casa de oración la que fué, en otro tiempo, guarida de forajidos. ¡Qué bueno eres, Abelardo I j Cuánto bien has hecho en e! mundo! [Dios debe hafcerte perdona- V I S T A d o si es q u e pecado t o m c i i s l c , porciuc yo d u d o q u e el amor .sci pecado anic )csijs, ([ue d e b e estar €n mí p o r q u e yo estoy en 11! Ya sabes tú cjue 110 tenía vocación para el claust r o , sólo por ti estoy en clausura, y bien quisiera e l e v a r m e a Dios, y en c o n t e m p l a c i ó n mística del D i v i n o R e d e n t o r , olvidar el m u n d o y l o d o lo m u n d a n o . P e r o ¡ a y ! A b e l a r d o ; en la misma imagen d e l Crucificado le veo a ti : en su r o s t r o , veo tu r o s t r o ; en su c u e r p o , el t u y o , y tu alma en sus •o)os. El m u n d o me tiene su|cla con luerie.s cadenas, y en el mismo H o m b r c - D i o s sólo veo al h o m b r e . ] Q u é hacer, Dio-s m í o ! A u x i l í a m e , a m p á r a m e , A b e l a r d o m í o , o d e lo c o n t r a r i o estoy p e r d i d a . Sé m u y bien q u e no estás <x;ioso : se q u e los preciosos tesoros del Evangelio, d,as a seres indigno.s de ti, m i e n t r a s dejas a b a n d o n a d a s a estas inoccnle.s o v e | a s q u e te seguirían hasta ia cúspide d e los m á s clev.ados m o n t e s . ¿ l ^ s A g u s t i n o s , H c r t u l i a n o s y lerónimo.s, no es- L A N C A 231 cribieron a las Paulas, E u d o x i a s y M e l a n i a s ? S i e n ' do así, ¿ n o m e escribirás tú a m í ? ¿ P o r tjLié, i m i t a n d o a san j e r ó n i í n o . no me íormas en la v i r t u d , no me predicas la verdad como T e r t u l i a n o y no me hablas de la gracia como s a n Agustín? Y c u e n t a q u e en e s c r i b i r m e n o p u e d e s tener r e paro alguno, p o r q u e lu esposa soy y a tu esposa escribe-s, y n o te olvides d e l l a m a r m e esposa, q u e es para mí el n o m b r e m á s grato. D e s p u é s del S a c r a m e n t o , n u e s t r a correspondencia no p u e d e ser ob)eio de escándalo, y a u n creo q u e p o d e m o s v e r n o s sin peligro. Si n u e s t r o s v o t o s n o fueran b a s t a n t e para i m p o ner inaccesible valla a m u n d a n a l e s placeres, ¿ n o lo .sería la imposibilidad material en q u e íe hallas tú de gozarlos? ¿ N o es obstáculo invencible la cruel y bárbara venganza de mi tío? ELOI.SA (E.sla caria terminará en c¡ próximo numero) .VVVVVVVVVV»<*%%*'VVVVVVVVV»^^^'VV*%VVVVVVVVVV%V*VVVVV»V»^^V»^*V***^^ OH;. (;/.TÍA40 MOVIMIIÍNIO COMl'hUSlA ¡JiniRTARIO J-» la Utojíi ¡US pasudos '.uceso', alcanzurcni f^ran tm^xirlMncia. Ouranic \arH>s cUas ío.v !í",<'|,uct«>iítru)s se halieron con ¡n ¡tier^ii ¡¡t'ihlua. He aquí una serciiíii de ronctraUadoras empld-adíi en el piiehíeeitr(/<• Kiiicém del Solo. N 232 EL PRINCIPIO DEL FIN Para el buen observador, esiudie la épocí que estudie, examine como examine al hombre, siempre se encontrará con que su tendencia es la de romper todas las cadenas qvie le atan o aprisionan. El scKiólogo y el filósofo que investiga a fondo la psicología del individuo, halla los materiales de la rebeldía, materuics consubstanciales a La propia n.ituraleza del ser humano. Si decimos que las cosas que rodean a! hombre y de las que se sirve, también le proporcionan materia rebelde que le empujan hacia su soberanía individua!, no hacemos más que expresar una verdad inconcusa. La evidencia de esto no hay quien la ponga en duda. Y , sin embargo, el hombre nunca podrá gozar de la libertad absoluta. Lo absoluto está formado por lo relativo. El universo mismo, que en cuanto a SL integridad es lo absoluto, está formado por la trabazón y unión de partea insignificantes aun no precisadas por el microscopio. Quien niega La existencia de la materia y dice que lo que somos y vemos es no más que energía acumulada obedeciendo a un r i t m o : quien aun sostiene la existencia de la materia y la fuerza. Está poco extendida aún !a teoría de La sola existencia de la energía. N o seré yo quien me meta a desentrañarla. Pero el hombre es un ser muy imaginativo y sui viajes por el m u n do de lo imaginativo le impelen al estudio, investigación y análisis de si son o no realidades sus fantasías. Por de pronto no podemos negar nada. N o podemos negar en el terreno de lo especulativo, de la investigación y el análisis. A nuestros ojos se ofrece la contemplación de maravillas que nuestros remotos antepasados no pudieron imaginarse, aunque en su naturaleza existían los elementos que hacen falta para la investigación. Les fallaba la experiencia. Es sabido por iodos que la ciencia es l i experiencia acumubda en el polvo de ios siglos. Tenemos hoy para núes;ro uso el teléfono, que nos permite hablar con los lugares más a p i ñ a d o s . I ^ distancia ha desaparecido para nuestras reLaciones. Y como el teléfono, tenemos otras maravillas m menos importantes que no tuvieron nuestros antepasados. Toda la civilización creada es u n í correlación de crecimien.o del humano saber. En vario puede pavonearse el sabio con sus investigaciones, creyéndo.se un ser predestinado al que hay que prestar acatamiento. El maestro, que viene de max, es no m i s que un hombre que da con la clave buscada por sus antecesores. T o d o sabio, todo maestro fundamenta sus estudios e investigaciones en aquellos estudios e investigaciones que dejaron sus antecesores. Son las c o u s imaginati' va.í que de forma empírica se encuentran, de cuyas se llega, una vez diferencudas medunte la machaconería analítica, a la síntesis tangible de la realidad soñada. En scKiología, esta ciencia fundamentada en el deseo de convertir La vida en un arte, tenemos lo piopio que en las demás ciencias. La afirmación de que el hombre vivirá una libertad absoluta es tan atrevida, que me atrevo a calificar de absurdo semejante afirmación. L J libertad siempre será relativa, aunque se llegue, como creo firmemente que se llegará, a una forma de convivencia socti] donde no exista obligación ni sanción. La historia de la sociología, en su crecimiento constante de libertad y hacia la libertad, va aportando doctritvas para v i vir el arte de la vida sin menoscabo de la soberanía del individuo. Ya ha expresado que el hombre puede desligarse de todo detrimento para su independencia en el arte del v i v i r . Lo que no afirma n: precisa es cómo se Las habrá de componer para ello. Y no k) afirma ni lo precisa, porque sabe que la libertad es reLativa, relativa por estar sujeta a istmos que unen a ios hombres en sociedad. E l hombre, como las cosas, no puede escapar a La asociación, a la relación, a la unión. Y la asociación, como La relación, como la unión, menoscaban las autonomías en la parte intrínseca que corresponde a la necesidad y necesidades emanantes de nuestro ser, como sociable por naturaleza. De modo, pues, que como somos sociables por necesidad y necesidades, la soberanía absoluta, la libertad absoluta. La forma, la totalidad del cuerpo social, que comprende a iodos los seres del universo. Una muestra de lo que decimos nos la ofrece l.i mecánica celeste. La T i e r r a , en relación con el sistema planeurio a que pertenece, no es soberana. Está sujeta a este sistema planetario por necesidad de relación, que es como si dijéramos asociación. Es soberana la Tierra en sus movimientos, Haciendo uso de sus energías en relación con los demás planetas. Nadie le manda, valga la metáfora, ni a nadie obedece. N o obsiantc. cumple necesidades inherentes ai universo. El hombre, parte insignificante en relación con ci universo, cuya vida puede decirse que al lado de La vida del gran T o d o es menos que lo que llamamos una miltonésima de segundo, es, sin embargo, el ser m i s consciente que se conoce. T a n consciente es. que en su corta vida va arrancando secretos a la Naturaleza. Cuando decimos que queremos ser absolutamente libres, no hacemos m i s que expresar un deseo. Pero la realidad nos dice que seremos reLjtivamente libres. Esto lo prueba R cualquier hecho que constatemos. Por ejemplo; si varios individuos se unen para acometer una empresa cualquiera, veremos en seguida cómo se presentan varias fórmulas, tantas como individuos sean. para llevarla a cabo. Hay discusiones, cada uno defiende la suya, y de la transigencia de unos y la comprensión de todos resulta la clave a poner en marcha la obra. Puesta en marcha, los acontecimientos van rectificando la actuación del grupo. Y es que toda obra nace de una necesidad imaginativa, y como toda obra de imaginación, necesita del contraste de la realidad. Los idealista» nos encontramos en este caso. Por el hecho de ser idealistas, somos imaginativos; pero es que además somos sentimentales. Somos sentimentales, pero sentimentales desbordados, que la causa de los demás la hacemos nuestra propia causa. ¿Pero qué digo? No sólo es idealista el que la causa de los demás la hace su propia causa. Los hay también, y f)or desgracia son los que más abundan, que su ideal los lleva a luchar por su propia causa, importándoles un bledo la causa de los demás. Este género de idealistas son los que más entorpecen la redención del género humano. Estos idealistas, para saciar su causa, la causa que los mueve a la lucha, simulan querer el bien de todos. Se. visten con el traje de los idealistas desbordados, de los idealistas de colosal corazón, y, colocados delante del pueblo, haciendo de caudillos, mueven las masas hasta escalar la meseta donde están los manjares que necesitan devorar, ciscandosc luego en los que borreguilmente les siguieron. Se cuenta ya por siglos desde que esto viene sucediendo. Por cada idealista que defetidió la idea como un apostolado, mil la hicieron un guiñapo a la primera ocasión que se les presentó. Sin entrar en los vericuetos de la historia para citar a los más salientes, con el nombre de Mussolini tenemos bastante para demostrarlo. Estos traidores inteligentes, cuando llegan a la meseta de sus ocultas aspiraciones, son diques tremendos a la marcha de los apóstoks. Estudiando estos hechos, se halla su lógica en la biología social. Esta nueva ciencia, o rama del tronco de la ciencia, nos dice que son fenómenos de secreción en el crecimiento de la civilización política. E.< por esto que los mejores, los altruistas, los deíinieresados, los que ven que en tanto que no elevan su pensamiento los pueblos por encima de la polític.i, de la política como arte de gobernar a los pueblos, no tendrán salvación posible. Siempre que un régimen de convivencn social se descompone, surge el idealista ambicioso, vanidoso y megalómano, como salvador. Ved como este idealixa es casi siempre de la izquierda, de las filas revolucionarias, que cuenta en su Haber con un rosario de sacrificios, sacrificios que le valieron una N 233 admiración en amplios sectores de opinión, cuya nada sabe de las cuentas que dejó pendientes en la corporación política o social a que perteneció. Esie crédito, adquirido contra todo lo existente, renegando de todas las injusticias: contra la propie' dad, contra la religión, contra el militarismo, contra todo, en fin — Mussolini es el lomado como rico tipo comparativo —, se aprovecha por las fuerzas capitalistas en bancarrota y el nuevo salvador toma las riendas del Estado en sus manos, proclama la dictadura, dirige sus odios contra sus compañeros de ayer, contra los que como él sufrieron persecución por los mismos que loma a su cargo para sal' varíes de la revolución rugiente. Los métodos que pone en práctica pronto son copiados por los demás Estados capitalistas: el fascio se convierte en una pandemia universa!. Pero a los dictadores que copian los métodos del genio inicial de la reacción fascista, les falta el conocimiento práctico que tiene de los partidos de izquierda el traidor a la revolución. Es por esto que, aparte de la psicología de cada pueblo, en lo fundamental, como las mismas causas producen los mismos efectos, y la causa del efecto revolución fluye de la misma causa fundamental, que es universal, por ser universal la ley de la oferta y la demanda, creciendo geométricamente la oferta y bajando en la misma proporción la demanda, por cuya causa la miseria es espantosa en medio de tanta civilización, de tanto derroche, el fascismo, iniciado por el ludas Mussolini, se convierte, no en la tabla de salvación del sistema, sino en el avivamienfo de las pasiones arrolladoras de todo lo existente. No vale, para el hecho de la revolución, querer precipitarla por parte de los exaltados, ni evitarla por parte de los conservadores. La revolución está determinada por un hecho de crecimiento del desequilibrio social, y querida por la conciencia del pueblo que, a pesar de haber limitado los medios de cultura para que ésta fuera patrimonio de unos cuantos, los hombres generosos, exentos de egoísmo y sobrados de amor al semejante, encendieron la antorcha de su capacidad en forma que alumbrara el camino a los irredentos, a costa de su libertad y de su vida. De nada vale el que los idealistas sin en.rañas traicionen los postulados de la Iibcr.ad. de la justicia. Éstos serán barridos, porque cuando los pueblos se ponen en pie. guiados por la luz de los idealistas que hicieron de las ideas un apos.olado hasta más allá de la tumba, no pueden ser contenidos. L.1 reacción fascista iniciada se conviene en el estertor dt- la agonía del sistema social enfermo, por la voluntad tremante de justicia de los pueblos en marcha. Uií sistema socul muere y otro sistema socia! nace. Es la eterna evolución y revolución, producto de la especie en sociedad. La vida requiere drf 2 3;4 L V A i S m e d i o en q n e se v ve. En ella influye todo lo cjuc \ e n i o s , s e n t i m o s y, lo cjue es m á s g r a n d e attn, lo q u e no v e m o s ni s e n t i m o s , por c o r r e s p o n d e r <a lo i n f i n i t a m e n t e peciueño y a lo i n f i n i t a m e n t e g r a n d e . E n la N a t u r a l e z a t o d o se relaciona y t o d o .se a n i m a . T o d o se relaciona y todo se aninaa, en perfección c o n s t a n t e . La vida, q u e r e q u i r i e n d o del incdio en q u e se vive, como digo, sm e m b a r g o elimina de! m e d i o c u a n t o le c o n t n ñ e y d j ñ a . Es por esto q u e el h o m b r e camina s i e m p r e a d e l a n t e . I n ú u l e s los obstáculos q u e se le o p o n g a n por parte del E s t a d o . E n el laboratorio social, al p r e s e n t e , los p r o d u c t o s d e ! rég:m,en capitalista actúan de m o d o q u e se está p r o d u c i e n d o un.a v e r d a d e r a elimin.ación de t o d o a q u e l l o q u e e n t o r p e c e la n u e v a fase de la historia q u e está a p u n t o d e vencer : la igualdad económica con la desaparición de la p r o p i e d a d . L.a civilización, la v e r d a d e r a civilización, la q u e e n c a r n a el h u m a - T A L A N C n i s m o , i.sí ¡o p-oclama. De nada vale el q u e los dtícn.sores ae los a m o s de las máquma.s, de los bancos, de los guardias y del ejército m e r c e n a r i o se o p o n g a n a lo q u e está en la naturaleza h u m a n a . La armonía en sociedad, e n c u a d r a d a en la libertad, es consustancial con el h o m b r e , y si aun no ha tom a d o car'.a d e naturalez,! ha sido p o r q u e faltab.i el ciue un atnplio .sector tuvier.a conciencia de su posibilidad. A e-sto tendió sienapre el E s t a d o : a q u e CSC amplio sector no existiera. P e r o a pesar de t o d o , a í u e r z j de .sangre y de lágrimas, se lia c o n s e g u i d o ; t a n t o , tan a m p l i o , c|ue estos m o v i m i e n t o s , q u e estas sacudidas, q u e se están d a n d o con m á s ¿cu.S3da rebeldía y claridad en Espaiia, p r c .s.agian q u e e s t a m o s en el principio del fm. El p r i n cipio de ¡a igualdad económica y el fin del régimen capitalista. iLAN GAI.LEOO CRE.SPO A^ww%wvw%%^wv%v5>v^ww%^/v*^ v%vvi%'V%v*^**^'^'s^^'V'vvv^A'VtrVV*^^**v^%^^%^%vvMrVv^^vyvvvvv^ DEL ULTIMO MOVIMIENTO COMCSISTA LIBERTARIO En Aljajdr (Valencia) el pasado movimiento fulminó cu wm eipanU^sa Irtigedta. Diez y '•en campesinos fueron volaílos por la explosión de la nw-li-aU/i que tenían en una casa. La vivienda se vino abato, sepultándoles. Este f;ru¡>o de obreros prestó socorro a ¡os desgraciados. Participamos a ciianlos nos piden eiemplarcs de las comedias que de nuestro amigo Federico Urales publicamos en esta Revista, que no podemos complacerlos, porqiic las tales obras .son inédita;, y no hemos podido ptJbhcarlas antes ni ahora, en tomos aparte para qtte pudiera ser representada por los cuadros artísticos de nuestro centro. No tiene más remedio y sentimos mucho, que aprovechar "La Revista Blanca." Llamamos la atención de nuestros lectores s o b r e el a r t í c u l o que de nuestro sabio M a x N e t l l a u va a la cabeza de este n ú m e r o N 235 ESCULTOR DE ALMAS Drama en tres actos, escrito en prosa por Federico Urales PERSONAJES QUE INTERVIENEN EN ESTA OBRA Actnces Actores Presidente Médico Montserrat Flora Luisa Anita Rosalinda Pedro Juan Fernando Augusto Abogado ]uez Escribano Fiscal Ángel Criado ACTO PRIMERO La escena representa un salón en el palacio ¿e don Jumt Cuéüar, recién llevado de Amé' rica. Allí ganó una fortuna colosal en nevO' ^ios de banca, terrenos, política y joro, y hoy obsequia a sus amigos para festejar el primer triunfo forense que ha tenido en la capital de España. En medto de la escena un círculo, en el techo una hermosa araña. En primer término, izquierda, una mesa de lectura, con publicaciones encima y rodeada de sillas; en primer término, derecha, una mesita de te y •cerca un soja y sillones; a ambos lados late' rales, consolas y luego dos pedestales; donde auepan, sillas, sillones, confidentes, etc. Al fondo una puerta que da al recibimiento; a ambos lados de esta puerta un portd que día acceso a otros salones, formando una especie de corto corredor antes de doblar hacia sus respectivas laterales. En ambas laterales del primer término una puerta. Todo de gran lujo. Al levantarse el telón estarán en escena Montserrat haciendo encaje y Anita leyendo. ESCENA PRIMERA MONTSERRAT y ANITA Montserrat. — No es que me sepa mal que leas un rato; lo que no auieiro es que te pases el santo día leyendo. Las jóvenes, a tu edad, han de ocuparse en cosas más serias. Anita. — ¿En qué? Somos riquísimos, ¿para <íuc meterme en más quebraderos de cabeza <iue los del aseo y del recreo personal? Montserrat. -- | Ya lo creo I Has de e n t e arte de cuanto concierne a la dirección de una <:ata. No ya por necesidad, hasta por morali•dad, la mujer, rica o pobre, es preciso que sepa dirigir un hogar. Aunque poseyéramos un río de oro, habríamos de saber cómo hay que gastarlo para gastarlo bien. Además, lo que se desconoce no se dirige y lo que no se sabe hacer tampoco se sabe mandar. Anita. — Scrmonista, mamá, te has levantado hoy. Montserrat. — Pronto contraerás matrimc nio y a tus órdenes estarán varios servidores. ¿Qué les vas a mandar? (Anxta intenta cotu testar, pero titubea,) Vamos a ver, ¿qué les vas a mandar? Anita. — Que limpien la casa y me hagan la comida. Montserrat. — ¿Y tú crees que esto basta? Anua. — Para hacer lo que yo les mande estarán a mis órdenes. Montserrat. — Pues no te servirán bien como tú no vigiles el servicio. Anita. — Intimaré con los criados, ¿verdad? Montserrat. •— Si no les tratas, no te querrán, y si no te quieren, no te servirán a gusto. Es necesario, además, mandarles con amabilidad. Anita. — ¡ Con amabilidad a un criado, mamá i Entonces el criado serías tú. Montserrat. — Hay personas, Anita, que aunque rueguen son señores, y existen criaturas que, llenas de oro, parecen esclavas. Esas no te hacen sentir otro deseo que el de alejarte de su lado. En cambio habrás visto pohres, limpias de rojja, que llevan una nobleza en el alma. No quiere ello decir que no haya caballerosidad y nobleza entre W ricos; sin duda alguna, hay más que entre los pobres; motivos tienen para ello; pero Ifs personas no por ser pobres tienen que recibir peor trato que las ricas. Hay distinciones que nacen con una, independientes del bolsillo. {Pausa.) La riqueza, eso sí, adorna a N 2í6 las personas, ptro no les obliga a tener lo que se llama don de gentes, cnstinción, simpatía, y algunas veces la humildad es una riqueza, aun en el rico. (jMe entiendes? Anita. — Sí, sí; te entiendo, mamá ; jjero es que esas ideas tuyas son muy rancias . La nca es sólo rica por sus millones. Montserrat. — La rica que es buena y humilde reúne dos riquezas. (Silencio embarO' Zoso.) Lo que yo espero de ti es que durante los meses que has de permanecer soltera, te practiques en el gobierno de la casa. Tú lo ordenarás todo y yo seré tu consultora, en caso de duda. Anita. — Bueno. Montserrat. — Por de pn-onto ya sabes que hoy tenemos comida de gala. Amta. — Muy a menudo las tenemos. Montserrat. — Es preciso ¡hacemos con nuevas relaciones y hemos de aprovechar t e dos los momentos para crearlas. Si hubiéramos continuado en América, no habría necesidad de estas fiesus; pero en Madrid apenas se nos conoce, a pesar de que aquí habéis sido vosotros educados, y es prreciso que nos conozcan. Amta. — ¿Para qué? No será para que papá tenga pleitos y negocios. Montserrat. — Si solo de fjan viviera el hombre, no lo necesitaría; pero uno se aburre sentado, aunque sea sentado sobre mueble de oro. Hija de un ministro español no te disgustaría serlo. Amta, — Pero para ser TICO, ni aun para ser ministro, necesita papá ejercer de abogado y menos de pelagatos. Montserrat. — j Pues ya ves la fama que le ha dado el último informe en defensa de dos pobres infelices que nadie quería defend e r ! De un salto se na colocado a la altura de los abogados de más renombre. Antta. — ¿Pero para que? Esto es lo que te pregunto. Montserrat. — Para tener prestigio, para tener gloria. Amta. — Mejor dirías si dijeras para tener aduladores, porque cuantos vendrán hoy a celebrar el último triunfo forense de papá, vendrán., a pasar gratis un rato agradablemente. Montserrat. — ¡Cuidado que eres maliciosa I i Ay, hija mía, hija mía ! (Levantándose.) Anda, sigúeme. No olvides que desde este momento tú eres la dueña de la casa. (Mutis ¡as dos, izquierda. Se oye un timbre; por la puerta del fondo aparece un cnado vestido de librea; inspecciona la estancia y desaparece por el mismo sitio; a los pocos momentos aparece de nuevo guiando a Pfdro y Luisa; luego, hace mutis por el portal izquierdo.) ESCENA II PEDRO y LUISA : luego MONTSERRAT y ANITA Pedro. — Ya te decía yo que llegaríamos temprano. Luisa. — j Si fui yo la que lo dijo, pap»á i Pedro. — Te quiero tanto, hija mía, que lo que tú dices y piensas creo decirlo y pensarlo yo. Luisa. — Hasta con tu hija eres galante. (Pausa.) No sé qué me pasa; estoy emocionada. Pedro. — No te sofoques; alguna vez habías de presentarte en sociedad. Montserrat (izquierda, seguida de Anita).— ¿Cómo están ustedes? Por fin tenemos el gusto de conocerla a usted personalmente. (Las mujeres se besan) Luisa. — El gusto es mío, señora. Anita. — ¿Como está usted? Luisa. — Muy bien, gracias. ¿Y usted? Anita. — Perfectamente, gracias. ¡Ya la tienen ustedes aquí! Pedr Montserraí. 51. SI; es muy lind a y parece buena. Anita. — Nos alegra mucho verla entre nosotros. Pedro. — ¿Hemos venido temprano, verdad? Montserrat. — Las personas gratas siempre llegan a buena hora. Luisa. — Muchas gracias. Pedro. — Es usted muy amable, señora (Pausa.) ¿Y don Juan y Femando? Montserrat. —- Mi esposo ha salido muy de mañana. Pronto volverá, supongo aue acompañado del Presidente y del Fiscal de la Audiencia. Están invitados, también. Pedro. — Celebrando esta reunión un triunfo forense, ciertas personas no podían faltar. i Veo que don )uan tiene buena mano izquierda! Montserrat. — Aquí hemos de hacernos otra vez con relaciones. (Pausa.) Femando está vistiéndose. Anita. — Se ha levantado muy de mañana y conmigo y dos criados ha recorrido el jardín cortando flores; luego mi hermano mismo ha confeccionado los ramos y ha adornado la mesa. Pedro. — Es un excelente muchacho. Poco tiempo hace que le conozco y ya le quiero como si fuese nijo mío. y siento que no lo sea. Liítía, — No me dice otra cosa desde que habló con su hijo de usted. ¡ He llegado a tener celos! Pedro. — i Ya veris, ya veris en cuanto le conozcas i (Continuará.) R N EL C A S O DE 237 AUSTRIA LA BARBARIE TRIUNFANTE Colocada bajo la iníluencia directa del fascio alemán y del fascio italiano, le era difícil a la pequeña Austria mantenerse en una situación de país libre, dentro de la concepción clásica del liberalismo burgués, conservando un resto de aquella civilidad elemental que, con anterioridad a I9>4t parecía ser un rasgo distintivo de los países europeos, con excepción de Rusia, somclida a la ominosa férula de los zares. Todo hacía prever que la área del fascismo iba a ensancharse y que Austria sería su víctima propicia. Allí, como en Alemania, había una mentalidad creada en el sentido de considerar al hombre subordinado al Estado de hecho y de derecho, y una corriente contraria a ese principio, antiautoritaria, apenas si era conocida. La socialdemocracia auítriaca incurrió durante el período de gestación del fascismo, y aun viendo la grave amenaza que contra ella se cernía, por la misma experiencia de los paLses colindantes, los más densas en población, los de más acusada historia, los no emergidos, como Checoeslovaquia y Yugoeslavia, del Tratado de Versalles, en los mismos funestos errores tácticos de la socialdemocracia europea; si bien, en su estado llano, habrá tenido u n fin más digno, cormiovedor por su heroísmo, que la socialdemocracia alemana. En los países azotados por la guerra, en todas la.? clases sociales, sin exceptuar de ellas a los llamados intelectuales, ha habido un desplazamiento total de valores morales, una renuncia y un menosprecio a la libertad individual y colectiva, un embotamiento de la sensibilidad, una exacerbación de la ferocidad humana, con un absoluto desprecio a la vida del semejante; y todo ello, con el concurso de otros importantes factores de índole económica, política y moral, ha contribuido a formar el ambiente propicio para que la barbarie del fascio pudiera entronizarse. Se ha dicho de los socialistas austríacos que contaban con una organiz-ación modelo, pótenle y apl.i para hacer frente a los más duros embales. Pero esa organización modelo a base de cascos y de uniformes, de actitudes bélica.'i y de desfiles aparatosos, jerarquirizada, ordenada y disciplinada, a pesa*- de la bravura demostrada por los combatientes socialdemócratas y por sus compañeras, no es la más eficiente para mantener enhiesto en el corazón de un pueblo el espíritu de libertad. El marxismo, si no con sus enunciados teóricos, erróneos en pane, con su táctica de lucha ha cau- sado un daño inmenso al proletariado universal. Se echará en cara a los anarquistas su impulsibilidad, ^u carencia de técnica revolucionaria; pero es.i otra técnica que hace brotar en el hombre la llama del ideal, que le hace cosa viva, ardien.c. que lo transforma en el lorrenle circulatorio humano en sangre, en vida, en impulso, en acción, obra la más preciada de los anarquistas allí donde han tenido una influencia directa en las luchas del pueblo, no parece cuajar con la sequedad de preparación espiritual del marxismo, y no es esta, desde luego, ventaja con referencia a aquellos defectos que a la formación espiritual anarquista se ha querido atribuir. No ha cuidado en parte alguna la socialdemocracia de mantener viva la fe interior en el individuo, la confianza del hombre en sí rrusmo, en su esfuerzo individual, en su propia acción; de exaltar, haciendo brotar en él una fuente moral intensamente creadora, el valor de la individualidad. Ha descuidado lo más vital, para hacer que el individuo confiara en lo externo, en lo reflejo, en lo espectacular. Ha creado una disciplina, la ilusión de las grandes masas y un espíritu conformista, que es el fermento mis activo para el rápido desarrollo de la psicosis autoritaria que sufren los pueblos. Hora es ya de que la socialdemocracia, engullida por la voracidad del fascismo, como toda manifestación de cultura libre, en los países donde cuenta aún con una relativa fuerza, con cierto ascendiente entre los nijcleos de trabajadores, rectifique su posición y no sea obstáculo a aquellas otras fuerzas populares que con un sentido netamente revolucionario, creador y constructor, se proponen ir más allá de la conquista del Poder político en un intento de ensayo audaz de un medio social de base libertaria. La lucha directa contra el fascismo ha de adquirir cada día carácter más acusado y violento, más trágico para la libertad y para el progreso. La democracia, con todo su espíritu civil, no puede ser garantía de ninguna libertad política ni social. Una dolorosa experiencia ha demostrado su inanidad. Y frente al peligro fascista y a b s formas suicidas de dictadura, para el porvenir de la humanidad, SI no se quiere retroceder a la barbarie. no cabe otra esperanza ni otra solución que las normas .inarquisias llevada.? hasta el máximo de su inmediata y posible aplicación con todas las deficiencias a que obliga la conciencia moral de los hombres en su actual estado. 2?8 A V I S T A B L A N C Par,i los a n a r q u i s t a s esta es una hora de trem e n d a responsjbiliciad. Lo m á s floreciente de la c u l t u r a , el p o r v e n i r de las generaciones f u t u r a s , por la fuerza misma de los h e c h o s , se inclina hacia nosotros en llamada angustiosa, a f r o n t a n d o la barbarie c o m o u n a esperanza de salvación. ¡ A h . si ios a n a r q u i s t a s , en un país tan sólo, en Espai"ia por ejemplo, p u d i é r a m o s colmar esas e s p e r a n z a s . darlas una base real, crear aquí un caudal inagotable de libertad con inliucncia decisiva en el continente europeo ensombrecido 1 blaciones más import.antes y casi ab.soluto en V i c n a , confirma u n a vez m i s que las revoluciones de t i p o político y las e v o l u c o n e s a base de la conquisla del P o d e r por etapas conducen al proletariado al m á s e s p a n i o s o de los fracasos, y nos afirma en la convicción de q u e al fa.scismo hay q u e aplastarle apenas asuma la cabeza, p o r q u e , por poco q u e se ie deje cobrar brío, que se le deje estabilizar, dispon i e n d o de todos los recursos, financiado por l o d a í las fuerzas plutócratas y rcaccionan.is, es m u y difícil de vencer. Los e x t r a v í o s de la socialdcmocracia lian llevado a Italia p r i m e r o , a A l e m a n i a d e s p u é s y ahora a A u s t r i a al suicidio, al eclipse total del s c n i í d o de justicia. Así como en Alemania un r c p r c s e n i a n t c de la socialdemocracia, p r e s í d e m e del Keichsiag, L o e b e , pedía al repre.scntantc de E s p a ñ a en dicho país q u e la prensa de lengua espaiiola no fuera tan d u r a en su.s a t a q u e s contra el hitlerismo y, desp u é s de h a b e r m a s a c r a d o a los c s p a r t a q u i s l a s , los jefes socialdemócratas no .supieron tener un gcsio viril contra, los nazis, t a m b i é n en A u s i r i a . m i e n t r a s laí masas trabciiadoras se h a n b a n d o con d e n u e d o y valor contra las fuerzas de Dollíuss y ciel í.-iscio austríaco, sus |efes, a c o b a r d a d o s ante el íinpciu de los H e i n v h e r e n , se h a n ofrecido a! G o b i e r n o . Por f o r t u n a , no todos h a n o b r a d o así. Y los socialistas austríacos, por la entereza d e m o s t r a d a en la lucha, se h a n h e c h o acreedores de toda simpatía y h a n d a d o ejemplo al socialismo internacional. L,üs o b r e r o s austríacos socialdemócralas h a n ;enido un gesto d i g n o , cjuc les h o n r a , p e r o cjue ha sido d e m a s i a d o t a r d í o . H a n sido víctimas, e n i r c otras cosa.s, de su defectuosa formación d o c t r i n a l . Ahora van a conocer, en carne viva, todos los h o rrores del fascio. c! latigazo infame, s a n g r i e n t o , d e la barbarie cnironizacia. ¡ C u a n inenarrable será t a m b i é n su agonía 1 La reacción mtertiacional verá en el caso de A u s tria u n buen a u g u r i o . Puede tener es,e caso s e n a s rcpercusioíies en otros países. Pero, con l o d o y a pesar de todo, nuestra fe en la libertad y en la lusticia social, [xjr más sombrío q u e sea el p a n o rama del m u n d o , no d i s m i n u y e ni se ( j u e b r a n t a . H a de d a r s e la batalla a! fascismo. Y el rcnacim.icnio efectivo de la libertad, su a f i a n z a n n c n t o , h e m o s de poner iodo n u e s t r o e m p e ñ o , para cjcmplaridad de los d e m á s y t a m b i é n c o m o ahcieiilc y c-^tímulo, en q u e se o p e r e en n u e s t r o país, p o r obra de los a n a r q u i s t a s y de las ma.sas trabajad o r a s con v e r d a d e r o c o n t e n i d o revolucionario. El caso de A u s t r i a , d o n d e los socialdemócratas h a b í a n sido d u e ñ o s del P o d e r d u r a n i e largo tiemp o , d o n d e h a b í a n ejercido u n coinrol en las po- GERMINAL E.SGLEA.S VVV\\%%%%%%%^%/%/%^V*iVi/i^/M>%/i/%^^^%^,%%V%%VV'iA%%Vi/%%%\^ DE!. 1;LT¡M0 MOVIMIENTO COMUNISTA UfiERTARlO En Bujit!ance los sucesos (¡¡¡(¡iiirteron exlraordiiiaria firavedüd y trapeos caracteres. ÍM fuerza pública puso de iiia>ii¡¡csli¡ una 'cez más su juleluicui %nmisen(Orde a los miereses del EsUuio y del capitalismo. He aquí a la Guardia cr¡'il palruíUndo por k-s calles del mártir y heroico fiuehki aiuialuz- A N 239 CONSULTORIO GENÉRALO ¿Por qnc motivo nadie kasta ahora, ka pu- ^ S Entre individuos de diferente sexo ¿puede blicaclo un bloc calendario netamente anarquista? establecerse otro afecto que no sea el que se (Margarita conoce con el nombre de amor? ( R . ^0 Torrijo) Es un propósito que nosotros hemos tenido y que nos sugirió un amigo o mejor varios amigos de Badalona, pero que desistimos de llevarlo a la práctica por considerar, que, dado nuestro mucho trabajo y poco dinero, era superior a nuestras fuerzas. Sin embargo, ante el requerimiento de esa Margarita y para que vea que al escribirnos, no ha echado margaritas a puercos, prometemos publicar el bloc calendario, netamente anarquista, como ella dice en su carta, el año que viene. Y como la obra es de titanes, si se quiere hacer bien, desde este momento ponemos manos a ella. ^% ;Mc poáüt decir desde "Consultorio general" en que paíi te encuentra el camarada justo Velvcr, que colaboró en la Revista? Se trata de asunto de familia. ( M a n u e l M o r a n ) No lo sabemos, pero es fácil que lea esta consulta y que é\ mismo nos lo diga. Rogamos que no se utilice esta sección para asuntos particulares. O ¿Hasta que edad pueden procrear los seres Guzman) Todo depende del temperamento y de la edad del hombre y de la mujer y hasta de las circunstancias. Dos artistas de diferente sexo, dominados por el arle si se relacionan mucho, pueden ser amigos solamente .. si son los dos feos y aun si ella pasa de los cuarenta y él de los cincuenta. De otro modo, es muy difícil que sus relaciones, a la larga, no se conviertan en íntimas. En la mayoría de los casos, la relación engendra el amor. Lo demuestra el que, cuando la mujer llega a la edad de amar, ama al hombre que más cerca tiene y que más trata. Lo mismo podemos decir del varón. A la edad de amar se enamora de la mujer que ve más a menudo y que más trata. Es, pues, el trato el que engendra el amor. Así podríamos aceptar, como regla general, que toda relación se convierte en simpatía, que toda simpatía se convierte en cariño y que todo cariño entre hombre y mujer, a la edad de amar, acaban por amarse. Porque hasta en el caso de que se trate de un hombre feo o de una mujer fea, la rebción rebaja la fealdad y enaltece las bellezas morales. Concretando: dos individuos de diferente sexo que sostengan relaciones constantes, empiezan por la simpatía, pasan por la amistad y acaban dándose besos. knmanos? ( j a c i n t o R i g o l ) En esto, como en otras muchas cosas, no hay edad; hay naturalezas. Mujeres existen que antes de los treinta y cinco años pierden la señal materna. En cambio, algunas fueron madres a los sesenta. A los hombres les pasa lo mismo. Algunos, muy jóvenes atín, pierden el vigor, y en cambio los hay que lo conservan hasta después de los setenta años. Hombres ha conocido el que escribe, que f\ieron padres a los setenta y cinco años. Influye mucho la herencia y la vida. Segtín cómo fueron nuestros padres, así somos nosotros, y según U vida que hacemos, así serán nuestros hijos. El hombre de vida sedentaria pierde, antes que el de vida muscular, el vigor genital. Según, también, si se vive en el campo o en las ciudades se pierde mis o menos pronto el vigor físico. Pero todo necesita equilibrio. El campesino que agola sus fuerzas físicas trabajando, se puede encontrar con menos vigor genital que el que se pasa la vida encerrado. Los mismos boxeadores, a pesar de su aparente fortaleza, no son fecundos, y a los futbolistas les pasa lo mismo. Toda la energía se les va por los músculos. La medida de la procreación lo da la misma naturaleza. Cuando la mujer pierde la señal materna, no importa la edad, se acaba la procreación, y cuando el desagüe *del hombre pierde la akgria de verse bueno, airoso y aüonero, se acabó la fuerza fecundizadora. ^^ ¿Es verdad, como dicen algunos libros, que la política es la madre de la sociología? ( U n apolítico) La sociología es una consecuencia de la política. Cuando, siguiendo la evolución filosófica, se presentaron problemas que la política no podía resolver, vino la sociología (Ciencia social). Todas las ciencias morales proceden de una muy antigua que llamaban Humanidades, mezcla de religión, de moral y de política. Luego, la política y la religión se separaron y de la política surgió otra ciencia : la sociología. Pero ninguna de estas ciencias obedecen a reglas exactas ni científicas. Son más bien de capacidad intelectual y obedecen a la evolución del sentimiento. ^0 ¿Existe por ley natural diferencia de capa- cidad entre el bombrc y la mujer? ( U n s e x o ) Diferente capacidad, sí. Superior capacidad, no. Son dos seres que en la vida tienen diferente mi.lión y por lo tanto diferente organismo y distinta capacidad ¡ pero no puede afirmarse que el uno sea superior al otro. Y el autor, que, como el que escribe, da mis importancia al sentimiento que al pensamiento, está más inclinado a ver superioridad en la mujer que en el hombre, porque ama más y es más emotiva. 240 (^0 L A V I S ¿Es p e r j u d i c i a l el a m o r p o r una mujer mien- tras se está e s t u d i a n d o ? ( t ' c d c r i c o (jranados.) Si el a m o r !c hace p e r d e r los e s t u d i o s , s i ; p e r o SI se armoniza una y otra cosa, n o . N a t u r a l m e n t e , .si tú, joven p r e g u n t ó n , te has e n a m o r a d o de una mujer escjuiva y has d e ir, dale que le d a s , d e t r a s de ella hasta q u e te diga si o no, te será difícil estudiar y es fácil q u e pierdas los h b r o s y q u e no ganes a la mujer, a no ser que e s t u d i e s en sus ojos y en .su corazón q u e es un graii libro y q u e quizá te diga co.sas má,s trascend e n t a l e s y más a g r a d a b l e s (jue los e n í a r r a g o s o s textos. Si h a s de c r e e r m e a mí, a m a . (jue a m a n d o est u d i a r á s más y hasia es fácil cjue sepas la lección sm estudiarla, p o r q u e los que a m a n m u c h o , m u c h o adivinan. e s ¿ H a y c o n t r a d i c c i ó n en un sindicali.sta liber- t a r i o c o a n d o en n o m b r e de la l i b e r t a d propugna p o r la di: d i s c i pjlil i n a : ( V c t - a . ) E s t o ya es otra cosa. Ya se trata de un sindical i s u libertario, y en este caso, sí hay a n a r q u i s m o e n este sindicalista libertario. .Si por di.sciplma se e n t i e n d e someterse a los a c u e r d o s q u e por mayoría t o m e el sindicato de q u e formas p a r t e , se ha de ser dusciplinado, p o r q u e no fuera posible la existencia de las organizaciones o b r e r a s , si c u a n d o se toma el a c u e r d o d e declarar u n a huelga, h u b i e r a q u i e n , a n o m b r e de su libertad, no quisiera s e c u n d a r l a . P e r o una cosa es sujetarse u n o a lo qtie acuerde la m a y o r í a , d e s p u é s de amplia y libre discusión, y otra cosa es aceptar lo q u e le m a n d e el C o m i t é . sin discusión a l g u n a . /JÍÍL ULTIMO MOVIMIENTO T A L A N C De m a n e r a que la disciplina, en el p r i m e r ca.so, no es disciplina, es concierto, es conveniencia general, y en ci s e g u n d o , es s o m c i c r s e a los mand.itos de los jcícs, sin que uno haya tenido intervención en los acuerdos que p u e d e n h a b e r s e t o m a d o . j^P ¿El s i n d i c a l i s m o r e v o l u c i o n a r i o tiene princi- pios anarquistas? ( \ e r a . ) El sindicalismo revolucionario, ni por ser sindicalismo ni por ser revolucionario ha de t e n e r principios a n a r q u i s t a s . Los p u e d e tener, pero no los debe tener, n e c e s a r i a m e n t e . El .sindicalismo, poi si solo, no es un principie) an.irquisía. ni lo es la rcvolucicin. ,A. L. Zatai^oza. - - De lo q u e p r e g u n i a hallará contestación en los n ú m e r o s de LA F^ÜVISTA BLANCA, z',y i'ij. ( ^ ¿La o b r a "Las G r a n d e s C o r r i e n t e s de la Li- t e r a t u r a en el s i g l o X I X " esta c o m p l e t a en d o s t o m o s p u b l i c a d o s por L A R E V I S T A C A ? La be l e í d o y me ba s a c i ó n d e i n a c a b a d a . ( R . I'. producido lo.s BLAN- una sen- W.) Le falla c u a t r o tomos más cjuc n c s o t r o s po.sccmos en espera de que ¡neiorc nuestra situación económica para publicarlos. La obra es colosal, p e r o su edición rccjuiere m u cho d i n e r o . COMUSISTA ¡dBERTARlO He aijui d lo r/iic (¡ucd/i ri'duLida ki casa que cu Un ajucrüi de Alfafar (V'a/cikrm) li<i(7ií!ii uliUZa¿io los rfiolucioríartos pura guardar .MÍS a r m a s , | ^ d!¡7ra'niíía, al eítMlar, Ui d4:rrthá por crmipleto, mtttamL) a ¡¿ler )• seis hombra que había dentro. LA REVISTA BLANCA '^^^^^^^^^^t^^^^^vv*^t^^»*^w^ S u p l o m o n t O n ú m . 2 6 6 M««%i*»%%vi%t««M«i««««»%««M« Comentarios a la actualidad política El frente único y los acuerdos del Pleno nacional La tempestad política que se avecina Hoy ocupará parte de estos comentarios políticos la actitud antipolítica de la Confederación Nacional del Trabajo. Los acuerdos que dicho Pleno ha tomado en su última reunión, sobre, no sé sabe por quién proyectado, frente único proletario, nos parecen perfectamente ajustados a las tácticas y al ideario de la C. N. T. Quizá sobre el procedimiento que se ha seguido para convocar aquel Pleno, se podría encontrar algo que no está de acuerdo con los principios federalistas que deben privar dentro de la C. N. T . ; pero, en desagravio a los orga' nizadores de aquel comido, habremos de tC' ner en cuenta la situación anormal, políticamente considerada, por que pasa España y muy particularmente la propia C. N. T. Federativamente, los temas, en aquel acto discutidos, tenían que haber pasado por los sindicatos para que ellos dieran su opmión a sus respectivos Comités Regionales y la voz del Pleno fuese la voz de los sindicatos. Pero, ¿podía hacerse? No lo hubiera permitido la situación de la política española, y, discutidos aligunos de los temas presentados a la deliberación de aquel Pleno, era mucho más urgente que las sentencias de los tribunales que de Urgencia se liaman y cuyas penas se aplican a los trabajadores revolucionarios, gracias al gobierno republicano-socialista, que acordó la Ley de Orden público, algimos de cuyos ministros ahora quieren ser, también, revolucionarios. Pero se nos ha dicho, quizá equivocadamente, que ni la U. G. T., que era la que debió hacerlo, ni el Partido socialista, que la influye, se han dirigido, oficialmente, al Comité Nacional de la C. N. T., proponiendo la constitución de un frente único proletario. Y si así fuere y, ahora, el Comité Nacional se dirigiera al ae U. G. T., se podría encontraí con una repulsa, porqife el organismo obrero socialista podría contestar que no sabía de qué le hablan, puesto que la Unión para nada ha pedido el concurso de la Confederación, sino del Comité Regional del Centro, que, por lo visto, aceptó la formación del frente único proletario sin comunicárselo al Comité Nacional. (Desearíamos tener que rectificar esta noticia.) Ya sabemos que las Regionales son libres de pactar y de aliarse con los organismos obreros que les acomode, pero siempre dentro de las tácticas y de las ideas de la C. N. T. El acuerdo habido entre el Comité Regional del Centro y una representación de la U. G. T., caso que la haya habido, ¿menoscaba aquellas ideas y aquellas tácticas? No lo sabemos, puesto que, al parecer, no ha habido trámites oficiales con quien debía haberlos, ni un objeto concreto sobre la finalidad del frente único. Desde luego, si el frente único proletario ha de tener por fin la conquista del Poder, sólo podrán constituirlo los socialistas y los comunistas de Estado. La afirmación y las dudas no son baladíes. En estos y en todos los momentos, será importante saber para qué se unen los organismos obreros de propósitos sociales distintos, y si fuese para conquistar el Poder, al frente único proletario no pueden sumarse los enemigos del Poder, que, en el mejor de los casos, no establece la igualdad económica y po' lítica de los hombres» y que, en el peor, persiguen a los obreros que ayudaron a conquistarlo. ¿Quiere ello decir que seamos enemigos del frente único proletario? No. Quiere decir que lo somos por objetivos y conveniencias políticas. Ante el fascismo, ya lo hemos dicho otras veces, somos partidarios del frente único proletario. Ante la revolución social, nos interesa hacer constar que el Estado es el más grande enemigo de la emancipación de los trabajadores, y que hay que batallar para eS' tablecer una conveniencia social sin burócra' tas, sin políticos y también sm gobernantes. Está ha de ser la batalla de los que de buena fe aman la causa de los humildes. SUPLEMENTO DE «LA REVISTA BLANCA» IV Un juicio y un comentario Por el diario ovetense socialista Avance, que siempre, desde su fundación, ha sobresalido por sus ataques a la ODnfederación y sus militantes, me enteré de un mitin celebrado en el Teatro Circo de Aviles, de carácter antifascista, donde, en unión de elementos comunistas y socialistas, habló el compañero y particular amigo Joaquín Serra, en nombre de la C. N . T., mientras los oradores políticos hablaban en nombie de sus respectivos partidos. El condenar p no esta actitud del Compañero aludido, más que de mi incumbencia, es de la organización avilesina, quien seguramente le habría autorizado para tomar parte en este acto en nombre de la organización. N o obstante esta suposición, a mí me cabe el derecho de enjuiciar actitud tan poco gallarda y airosa para una organización que aun siente el rescozor producido por la falta de solidaridad de esos mismos que hoy nos llaman a una acción común, para luchar contra un enemigo que ellos fueron los primeros en amamantar con su política regresiva y de represión para la C. N . T . Por mi parte quiero poner una neta particular a dicha unión, por parecerme que, dadas las circunstancias que concurren a ella, nosotros seríamos, una vez más, víctimas de sus felonías y engaños como en épocas anteriores. Entre las muchas máximas ejempbrcs de la filosofía brahmínica, me viene a la memoria una que dice a la terminación de un cuento: «Nunca pactes con los malvados; y si alguna vez lo hicieses, debido a circunstancias especiales, no debemos cumpb'r nuestra palabra». Recuerdo esta máxima indostánica ante el pretendido frente único, proclamado por los que, en todas las ocasiones, pretendieron deshacer nuestra organización, utilizando para ello los recursos más innobles. Pensar de otro modo es tanto como desconocer la historia del movimiento obrero. Estos mismos señores que hace unas semanas desautorizaban públicamente un movimiento de verdadera raigambre nacional, capaz de trastornar la sociedad (capitalista, subvirtiendo este estado de cosas, los que luego, queriendo justificar su cobardía ante el pueblo, publicaban dos manifiestos, condenando el movimiento Putchista, y acusando a los anarquistas de ir de acuerdo con Lerroux y con la Acción Popular, ¿con qué autoridad moral cuentan para llamamos a una acción común? Se contradicen al buscar la alianza con los batí' didos con carnet, según cierta frasecilla de un político tan despreciable como todos los de su ralea, porque si malos, antiproletarios y traidores éramos entonces, indudablemente que lo seguiremos siendo, no quedando la solidez de su acrisolada honradez en ese caso muy bien parada. A mi juicio, en esta contradicción de los forina' dores de masas y de frentes únicos, va envuelto un mea culpa, propia de unos y de otros: de los unos por su actuación en el seno de los Sindicatos, donde toda su labor se resumió a la desmembración de los mismos, sembrando el confusionismo en el seno de los medios obreros; de los otros, porque estando en el Poder no emplearon sus recursos y su fuerza más que para reprimir las tan justas como necesarias aspiraciones de la clase trabajadora. El hecho de que ahora llamen a la unión a aquellos que injuriaron, persiguieron y calumniaron, no los rehabilita, ni a los unos ni a los otros, de sus pasadas faltas. Así como ningún militante de la C. N . T., con conciencia societaria y revolucionaria, no podrá olvidar la labor de zapa escisionista, llevada al seno de la C. N . T. por los agentes de Moscú. En realidad, el fascio es un peligro que tenemos en puerta, peligro que se empeñaron en no ver los que le alimentaron desde el Poder con su tolerancia criminal para la reacción y su política represiva para con los obreros. No estará de más el recordarles que esas leyes de contenido fascista fueron votadas por esos mismos que hoy nos hablan del peligro del fascismo y piden nuestra colaboración, paia luego dejarnos en las barricadas, como ha pasado en otras ocasiones. La unión revolucionaría la deseamos con los obreros, que son, a tMiestro juicio, los interesados en ella, pero nunca la podremos aceptar con los dirigentes, quienes no pueden tener otro interés que el del predominio partidista. Cuanto se diga en otro sentido, es tanto como perder el tiempo en palabrerías que a nada conducen. No es posible hermanar intereses tan encontrados como son los libertarios y los de los partidarios del Estado, expresada esta opinión por una forma más o menos fascista de Gobierno. No creo que haya una diferencia fundamental entre el fascismo de Italia y el de Alemania con el existente en Rusia, cuando de perseguir a los obreros revolucionarios se trata. Esto lo sabe el compañero Joaquín Sierra, lo sabemos todos los compañeros, quienes conocemos, por una ruda realidad, la vida de oprobio y miseria que arrastran los compañeros desterrados en las inhóspitas regiones de Siberia. Acabo de recibir una circular de Chicago, donde se hace tin llamamiento a todos los obreros, a fin de que concurran a un acto organizado en favor de los presos sociales de Rusia, Alemania, Italia y España. ¿Y es posible que nuestra candidez llegue a tal extremo de formar alianzas con los agentes de un Gobierno que tan inicuamente esclaviza y oprime a nuestros compañeros? Después de analizados estos detalles, y otros muchos que podría aportar, los compañeros tienen la palabra. SOLANO PALACIO SljTPLEMENTO DE « L A REVISTA BLANCA» Crónica En la Argentina, se levantó el estado de sitio después de cinco meses de su estabili' dad y regresaran los presos sociales que estaban mtetnados en la prisión de la glacial isla de Ushuaia sin haber cometido otro delito que defender los postulados del comunismo anarquista; pero lo curioso del caso es que al liegar estos camaradas a la capital a bordo del transporte nacional «El Pampa», fueron traS' ladacfos a la cárcel de Villa Devoto, donde permanecieron una porción de^ días sin que nada se les dijera de su situación, lo que decidió a aquellos camaradas a declarar la huelga del hambre como protesta contra la arbitrariedad que continuaba haciéndolos víctimas, y después de cinco días de esta resuelta y viril actitud fueron puestos en libertad; lo que prueba que solamente la acción directa resuelve los problemas de justicia. A pesar de que el Gobierno del mencionado país rcstablc<íió las llamadas «garantías» constitucionales, una ola de bárbara reacción fascista aplasta todas las libertades escritas en la carta magna de la nación; pues en todos los barcos de ultramar que salen del puerto de Buenos Aires, van deportados en contingente anarquistas y obreros revolucionarios para sus respectivos países de origen después de sufrir hasta largos meses de prisión. Los jueces continúan procesando a los que integran las comisiones de los sindicatos obreros que responden a la finalidad libertaria; consideran esos togados «asociaciones ilícitas» a los sindicatos que bregan por el mejoramiento económico y por la libertad y la justicia para los desheredados, mientras permiten lupanares establecidos al margen de la ley sobre la materia, donde se corrompen menores, y a los cuales concunen magnates a satisfacer sus apetitos lujuriosos como chacales en carne tierna. En la ciudad del Bragado, si no interviene la acción de la justicia popular en un airado gesto de rebelión para salvarlos, están próximos a ser sentenciados a perpetuidad siete camaradas por un hecho que la policía no pudo descubrir a sus autores, y para salvar la estúpida vindicta pública y los salarios que perciben los sabuesos, infamemente responsabilizan a nuestros compañeros, que con seguridad serán las víctimas propiciatorias de la canalla dorada si las masas populares no los arrancan a viva fuerza de atrás de las rejas •carcelarias. El espíritu de regresión domina por completo a los mandatarios argentinos, pues en el momento que lleno estas cuartillas sudamericana acaba de sancionarse en el Senado la pena de muerte, que había sido abolida hace largos años; los senadores conservadores capitaneados por el doctor Sánchez Sorondo, que fué lugarteniente del dictador Uriburu, argumentaron para hacer sancionar nuevamente la pena de muerte, que la «sociedad presente se halla amenazada y que para salvarla era menester apelar a todos los resortes para no dejarla caer». De manera, pues, que esa ley medieval no es decretada de nuevo para reprimir la delincuencia vulgar, sino para serle aplicada en cualquier momento dado a los anarquistas; que son en realidad los únicos que socavarán los cimientos de la actual organización social para cimentar sobre sus ruinas la nueva sociedad libertaria. No obstante, a despecho de la reacción fascista, nuestra propaganda se va intensificando de nuevo, lia Protesta, el viejo diario anarquista, reapareció actualmente semanal, pero se abriga la esperanza de que pronto vea la luz pública todos los días. Además, en la mayor parte de las localidades del interior, se publican voceros de propaganda anarquista y se está prestigiando la reahzación de un Congreso de los Sindicatos de la Federación Obrera Regional Argentina, con el fin de orientar la propaganda en pro de los principios de libertad y de justicia y de lucha contra la opresión y la tiranía, como asimismo de solidaridad con los caídos por el actual orden de cosas. ÍE1 Uruguay era hasta el i." de marzo de 1931, el rincón de América que podíamos llamarle tierra hospitalaria para los perseguidos de los otros países de este continente; pero en la fecha indicada más arriba trepó a la Presidencia de la República el sayón doctor Gabriel Teira, y desde los primeros momentos de su mando ya empezó a conculcar todas las libertades que respetaban sus antecesores en el Gobierno; sus primeros pasos en sentido reaccionario fueron de obediencia al dictador Uriburu, de la Argentina, para que persiguiera a los exilados políticos residentes aquí, que pudieron escapar de las garras de a<}uel tirano ido. Inmediatamente hizo sancionar una ley denominada de indeseables para seleccionar la inmigración, autorizando a la policía hasta para expulsar del país a los que tuvieran menos de tres años de residencia y Iqs consideraran indeseables. La policía tuvo y tiene carta blanca para cometer toda clase de tropelías inquisitoriales con los des- VI validos que caen en cualquier forma en sus redes. En los primeros meses del año corriente, el primer mandatario empezó a codearse con los líderes de los partidos políticos conservadores y les hizo concesiones a las grandes empresas capitalistas; a la vez recorrió casi todo el país en jira política exhortando a las poblaciones que recorrió para prepararse a reformar la Constitución nacional en la forma retardataria que anhelaban los políticos conservadores; estos desplantes presidenciales obligaron a la fracción política que elevó al doctor Terra a la primera magistratura a llamarlo al orden, y la prensa de este partido que es la más importante y de tendencia más liberal del país, recriminó en forma clara y rotunda la actitud del mandatario que estaba violando su compromiso y juramento de respetar las leyes establecidas en la carta orgánica de h nación y la plataforma del partido Batllista, que fué el que lo hizo trepar a la primera magistratura. Ante esta resuelta actitud de los dirigentes del precitado partido Batllista, el presidente Terra reunió a las cámaras de diputados y senadores el próximo pasado 31 de marzo, con el fin de pedirle a ambos poderes legislativos la autorización para proceder de la manera que creyera conveniente contra los que se oponían a su acción gubernativa; pero ambas cámaras, por enorme mayoría, resolvieron no acceder al pedido presidencial. Frente a la negativa de los poderes legislativos, el presidente Terra disolvió y clausuró las cámaras con la fuerza pública, nombró una Junta de Gobierno integrada con los políticos más retrógrados de los partidos conservadores y algunos tránsfugas del Batllismo; intervino el conreo, las instituciones municipales* las cárceles, la Universidad, los liceos del Estado, etc., inmediatamente, la Junta fascista de Gobierno, presidida por Terra, procede al acuerdo de amordazar la prensa, reglamentar el derecho de reunión y ordenó a la policía la detención de todas las personas que consideraran entorpecedoras de sus procedimientos reaccionarios; entre los que serían detenidos figuraba el doctor Baltasar Brum, ex Presidente de la República, y en el momento del golpe de Estado era miembro del Consejo Nacional de Administración, que fue también disuelto por el Gobierno dictatorial; pero al pretender la policía detener a Brum en su residencia familiar, éste se rebeló contra la policía, haciendo fuego con su revólver sobre aquellos mercenarios, pero cuando ya se vio perdido tuvo un momento de reflexión y viendo la cobardía del pueblo que mansamente se dejaba arrebatar las pocas libertades que disfirutaba y la traición descarada y ruin de los hombres que SuPLEME^rro DE «LA REVISTA BLANCA» habían colaborado con él en gestas democráticas y ahora se entregaban en los brazos del dictador, se abocó su propia arma a la sien y cayó muerto en la portada de su casa; este gesto heroico lleva a Brum a la inmortalidad, mientras su sangre ha de caer pronto sobre las cabezas de los culpables de su muerte. Los presos políticos, algunos' fueron libertados, otros desterrados para la Argentina y para el Brasil, otros; entre los desterrados figura el decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales doctor Emilio Frugoni, que es una de las primeras figuras del mundo intelectual de este país. Muchos de nuestros compañeros también han sufrido largas semanas de encerrona en las mazmorras carcelarias. El próximo pasado 25 de junio, el Gobierno dictatorial llamó al pueblo a elecciones de Constituyentes para estudiar y redactar una nueva Constitución nacional más retrógrada que la que acaba de pisotear la dictadura imperante, A este acto eleccionario se han abstenido de concurrir a las urnas el partido batllista, el partido nacional oficialista, el partido socialista y los elementos independientes, de manera que los que votaron fueron los defensores de la dictadura: policías, soldados, empleados públicos, burgueses conservadores y pobres «diablos». Como opositores a la dictadura participaron en dichas elecciones los católicos y ios comunistas; a estos últimos es lo que les faltaba: hacerle el caldo gordo a la dictadura, después de haber dividido al proletariado del país, de traicionar varios movimientos de los trabajadores, de delatar a la policía a obreros luchadores, como a Kerbis y Cismeros que hace cuatro largos años que están en la cárcel por la delación del diario Justicia y del diputado comunista Eugenio De la cris» mundial a la anarquía Autor: Max Nettlau. Libro interesantísimo, de un conocimiento enorme sobre las ideas anarquistas, sobre el proceso social y filosófico que las ha engendrado y sobre las crisis económica, moral y mental de la sociedad presente. Mas de trescientas páginas, 3 pesetas. Ediciones de Solidaridad Obrera. Pero el libro se puede adquirir por nuestro conducto con el tanto por ciento de descuento acostumbrado a los corresponsales. VII SUPLEMENTO DE «LA REVISTA BLANCA» Gómez, ahora concurren a las urnas para favorecer a la dictadura, que anhelaba ansiosamente tener alguna oposición en las Consti' tuycntes para justificar la imposición de una calta orgánica de la nación, que será todo un documento liberticida. Pero lo que hay en realidad, es que los líderes del comunismo criolio quieren demostrarles a sus papas del Kremlin sus actividades en todo sentido para justificar las subvenciones que perciben, aunque para el caso traicionen la causa del proletariado y de las libertades en estos países. La acción de protesta contra la dictadura se manifiesta en primer término airadamente por parte de la mayoría de los estudiantes y algunos profesores universitarios. Pues, éstos, tanto en la calle como con hojas impresas manifiestan su repudio al Gobierno dictatorial. El Comité de relaciones de agrupaciones anartjuistas, casi diariamente hace circular hojas impresas reflejando el espíritu combativo de los anarquistas contra tocias las tirarlas, y exponiendo la lógica de nuestras ideas de justicia y de libertad. Además, periódicamente aparece el periódico ¡Tierral, todo dentro de la clandestinidad, pero en estilo fuerte, de acuerdo con las precisas razones de manifestaciones de rebelión que son necesarias para combatir la tiranía dominante. También se Nuestro propósito al publicar hacen trabajos tendientes a la realización de una huelga general como protesta contra el régimen dictatorial. Yo quisiera que esta huelga, si se lleva a efecto, tuviera un éxito lisonjero, como paso y como manifestación de fuerza revolucionaria que hiciera tambalear al Estado fascista que nos tiraniza; pero desgraciadamente puede ser que resulte lo coritrario, por cuanto yo entiendo que los movimientos de esta naturaleza dan óptimos resultados donde existen fuertes organizaciones sindicales; pero en este país las fuerzas obreras están casi completamente dispersas y divididas, cosa que dificulta bastante una exteriorización de fuerza de parte del proletariado. Pero, por otra parte, no debemos desconfiar del valor de las minorías revolucionarias como sucedió y sucederá en todos los acontecimientos históricos, que se encaminaron y aun continúan su marcna hacia la conquista de la libertad y del derecho. De cualquier manera es siempre mil veces preferible morir en la calle con las armas en la mano en defensa de derechos hollados, que perecer de inanición y humillados por los tiranos, l Adelante! ¡ Siempre por la libertad...! JOAQUÍN HUCHA Montevideo, 1933. LA REVISTA BLANCA semanalmente, era todos los números como el presente, pero frustró nuestras intenciones la persecución que se ha desencadenado a consecuencia del último movimiento comunista libertario, de resultas del cual están presos unos quince mil trabajadores, la mitad de los cuales eran lectores de LA REVISTA BLANCA. En espera de que todos sean puestos en libertad, publicaremos un número igual al presente todos los meses. La lucha contra la Guerra Autor: A. Einstein. Recopilación de varias declaraciones y conferencias de carácter pacifista que na hecho y dado el gran sabio A. Einstein, reunido en un R»mito por A. Lief, hoy perseguidos ferozmente los dos por la Darbarie fascista alemana. La lucha contra la Guerra es un alegato formidable en favor de la paz. Precio 0*50 ptas., sin descuento. El mundo bajo la tempestad Autor: M. Ledif Nitram. Fábula entretenida, emocionante y bella. Concepción enjundiosa de la vida y de la lucna por las ideas. Novela antiguerrera sobre todo. Más de trescientas páginas, papel satinado, cubiertas colores, a 4 pesetas. Se puede adquirir por nuestro conductí». VIII SUPLEMENTO DE «LA REVISTA BLANCA» Suscripción internacional pro-presos ác España Ptas. Recaudado. Repartidas. i2,ooo'68 10,375'— Sobrante. i,625'68 Al Puerto de Santa María, 500; Cárcel de Cádiz, 200; Cárcel de Valencia, 200; Cárcel de Baena, 100; Cárcel de Castellón, 100; tota! A repartir. . . 1,100'— 525*68 Barcelona. — Berger, 2 ; Camelia, en varias veces, 14; M. Biendicho, 2 ; Escorigüela de Vich, 3*40; X . X. X., I ; Mirlo, 4 ; A. A., 2 ; León, 3 ; X . X . , 15; Pinardell de S. Fausto, 2; total Castroquilame. — Feliciano Ríos . , . Cala. — Manuel García, Justo Hermoso y R. Zambrano, una peseta cada uno y 50 céntimos de Villaescusa, total . Alfarrás. — Antonio Grúas, 2 ; Jaime Codina, 2 Arenys de Munt. — Un grupo de compañeros Uüdemolins. — Un grupo de compañeros Adraü. — Compañeros del S. de Luz y Fuerza adictos a la C. N . T . : Celestino Fernández, 3 ; Urbano González, 2 ; F. Fernández Barco, 2; Ángel Martín, 2 ; Sebastián Busquets, 2 ; Antonia Vicente, 2; Manuel García, 48*40 3*— 3*50 4*—12'— 2; Clemente Quintana, 2; Dimas González, 2; Germán Sáez, 1*50; Santiago Larrea, 1*50; Tomás Rodríguez, 1*50; Ríanuel Montes, i ; José Seco, i ; Pedro Albos, I ; David Fernández, i ; Francisco Muñoz, i ; Valero Uliet, i ; José Llach, i ; total Bridgeport. — G. Luz y Vida . . . . San Cugat del Vaüés. — Un militante, I ; Arnau, 2; Checa I, i ; Checa II, 0*50; Puig, I ; Español, i ; Un militante, 3 ; Campos, 0*50; González, 0*50; Pubill, I ; Villas, 5; total . . 'Narhonne. — De una lista de suscripción enviada por S. Molina Detroit Mich. — Enviado por la camarada Aurora López, recaudado entre compañeros de aquel país París. — G. Voluntad. Envía 300 francos, o sea Total. . . 3050 50'— 16*50 152'— 143*— 139*05 1,144*13 De esta cantidad hemos enviado, de momento, 200 pesetas al Peixal de Chinchilla, donde hay compañeros de S. Asensio (Logroño) y de Zaragoza, condenados por tribunales de urgencia; 100 pesetas a Albarracín (Teruel). Esperamos respuesta de Zaragoza, de Logroño y de Jaca, a quienes" hemos escrito. 16*50 Hemos recibido para el C. P. P. N . del G. «Flores Pensantes», de Bedarieux, la cantidad de 35 pesetas, y del C. E. Sociales, de White Plains, 114*80 pesetas, que entregamos. Dentro de breves días pondremos a la venta la nueva edición de «Sembrando Flores». Ser& la más esmerada, aparte la de lujo, que Ueva veinte grabados a toda página y que se vende a 2*75. La nueva edición, muy maja, como decimos, se veru derá a 1*40. Ha reaparecido nuestro colega anarquis' td "Tierra y Libertad». Le deseamos f o cos choques con el señor Fiscal, muchos lectores y ningún chupóptero de esos que se dan a la cómoda tarea de vivir de los periódicos obrero^ , Desde este momento se nos puede ho' cer los pedictos. La dirección de «Tierra y Caüe de la Unión, 19, 2.» Libertad»: