Comisión de cultura /-del CgPiCB - 1 d~ iu ktmiw I swrttac a larw tias mywtw ej4 1 O* llmrn p á m pa ~cmmtawC~s~ - Crónica del Simposio de Castelldefels 8 . b s i ~ ~ f ed i ~ ~ pcl6n *nt. i fuiwen @I 1 snserta me w r m d@ aondjcSme@futuras Intm 6 un m m a tan hetermnro como le es Hwlsrn. Arquitectura, Historia y Teoría de los signos HELIO I"l(aQW, asrqta. 1- Durante los días 14 a 18 del pasado mes de marzo, se celebró en Castelldefels un Simposio sobre «Arquitectura, Historia y Teoría de los Signos», organizado por la Comisión de Cultura del Colegio de Arquitectos de Cataluria y Baleares. Intervinieron como ponentes: Oriol Bohigas (Espafia). Juan B. Bonta (Argentina). Geoffrey H. Broadbent (Inglaterra). A. Ciricí Pellicer (Espafia). Alan Colquhoun (Inglaterra). Françoise Choay (Francia). Peter Eisenman (Estados Unidos). Charles Jencks (Inglaterra). Martin Krampen (Alemania). Nuno Portas (Portugal). X. Rubert de Ventós (Espafia). María Luisa Scalvini (Italia). Stephen Tagg (Inglaterra). Tomàs Llorens actuó como coordinador general de las sesiones. Urnberto Eco y Tomés Maldonado, con quienes se había contado desde un principio, no pudieron asistir por razones diversas. El número de asistentes, més de doscientos cincuenta, superó en mucho las previsiones de los organizadores. Esta numerosa asistencia, aparte de ser significativa por sí misma, influyó de alguna manera en el desarrollo del Simposio. Por otro lado es importante constatar que la mayoría de los asistentes estaba constituida por arquitectos graduados en los últimos afios, o estudiantes de arquitectura, hecho que tampoco està exento de significado. La cantidad y calidad de los asistentes puede ser explicada de maneras diversas. Una interpretación simplista la convertiría en comprobación del interés y oportunidad del tema específico que se iba a tratar. Pero creo que existen razones més complejas, que van desde la curiosidad de conocer una teoría que puede considerarse «de moda», con la consiguiente posibilidad de actualizar el vocabulario con el que referirse en adelante a la arquitectura, hasta la necesidad de adquirir nuevos parémetros de referencia o control para la actividad proyectual, considerando que la reflexión teórica puede suministrar, al menos en parte, estos parémetros. En todo caso parece que se puede considerar vàlida la interpretación que explique, aunque sea parcialmente, el fenómeno a partir de la conciencia de un insuficiente suministro de conocimientos, tanto teóricos como précticos, por los centros en donde se ensefia arquitectura, y la consiguiente avidez por adquirirlos. No pretendo agotar esta cuestión, sino més bien formular unas hipótesis de interpretación de un hecho claramente significativo. El caràcter més bien receptivo de los asistentes, debido en parte al bajo nivel de conocimientos sobre el tema que en general existís y, quizés, al número de ponencias a desarrollar en un período de tiempo relativamente corto, hizo que desaparecieran précticamente las reuniones de discusión en grupos reducidos en donde se debían elaborar las cuestiones que se expondrían més tarde en las sesiones diarias de debate general En su lugar, y con la dedicación de un tiempo muy inferior al previsto (las sesiones de discusión ocupaban media jornada en la organización inicial), hubo intervenciones a continuación de cada una de las comunicaciones con un alto grado de improvisación y, en general, formuladas por los mismos ponentes. Todo ello contribuyó a que se perdiera el caràcter de «reunión de trabajo» que se había intentado dar al Simposio y se convirtiera éste en un acto de información general sobre el tema. Al no responder algunas ponencias al caràcter de generalidad y divulgación que requería la situación que objetivamente se produjo, quedó patente en las sesiones una falta de correspondencia entre lo que ofrecían los conferenciantes y lo que esperaban los asistentes. Con estas consideraciones no pretendo atribuir a la nueva situación creada por los hechos antes mencionados las deficiencias del acto; en todo caso, y sin animo de repartir responsabilidades, quizé se hubieran podido prevenir estas circunstancias por los organizadores y estructurar el Simposio a partir de ellas. A continuación me referiré a la marcha de las sesiones, intentando recoger los conceptos fundamentales expuestos, tanto en el debate inicial como en la totalidad de las ponencias. No haré referencia directa a los debates que siguieron a cada exposición, por considerar que algunos de los problemas planteados en ellos quizé no queden suficientemente explicados en mi alusión a las ponencias concretas, dado el obligado nivel de síntesis que he tenido que adoptar al referirme a ellas. Por otra parte, intento que las notas que siguen sean més informativas que valorativas, por considerar que toda aproximación crítica al Simposio debe realizarse sobre la base de una información lo més 106 objetiva posible del contenido del mismo En éste sentido creo que una referencia valorativa priva la posibilidad de disponer de una información que posibilite ulteriores aproximaciones críticas. Si bien al nivel de exposición en que intento situar estas notas se plantean muchas cuestiones que merecen ser discutidas, es necesario disponer de las transcripciones de las ponencias y debates, para poder emitir un juicio crítico més valido (1). Una referencia personal a ellas no puede alcanzar el grado de objetividad suficiente, convirtiéndose en una interpretación que tiende a considerar més significativo aquello que en realidad sólo lo es para su autor. Presentación y debate inicial Se iniciaron las sesiones con una presentación a cargo de Tomàs Llorens, quien, tras explicar el proceso de gestación del Simposio a partir de la consideración de su interés, intentó situar el planteo de la arquitectura como sistema de signos dentro de la historia de la teoría arquitectónica. A mediados del siglo XVIII, las categorías bésicas de la arquitectura eran suministradas por aproximaciones historicistas a la misma. Este caràcter historicista de la teoría arquitectónica se prolonga hasta el movimiento moderno, y son, así, historiadores algunos de sus teóricos més importantes (Pevsner, Giedion, etc.). Sólo en la segunda mitad de la última década se observa la aportación de otras teorías a los estudios arquitectónicos, entre ellas la teoría de los signos. inmediatamente se plantea una serie de interrogantes respecto a la situación de un enfoque semiológico de la arquitectura, en el contexto de los estudios históricos tradicionales. é,La explicación semiológica de la arquitectura constituye una alternativa a la explicación histórica, con caràcter excluyente, o un mero método de anàlisis subordinado a los intereses del enfoque historicista? acaso, una aportación complementaria al mismo? Expuestas estas cuestiones, que relacionan dos aproximaciones diversas al hecho arquitectónico, se plantean nuevos interrogantes relativos al campo de actuación de la semiología arquitectónica. El método estructural aplicado a la arquitectura, é,constituye solamente una metodología de anàlisis y evaluación del producto disefiado, o puede ser operativo en el momento del proyecto? Estas dos posibilidades de utilización de la teoría de los signos en arquitectura, ,son excluyentes?; Shasta qué punto; ien qué modo? La utilización de los conceptos de la Gramàtica Generativa, formulados por Chomsky, é,puede resolver el problema de la confrontación del anàlisis estructural con el anàlisis histórico? Centrado así el tema central del Simposio, se dio paso a un debate en el cual los ponentes expusieron sus puntos de vista respecto a la relación entre el enfoque histórico de la arquitectura y el estructural, así como su manera particular de entender una y otra vía de aproximación al hecho arquitectónico. Juan P. Bonta expresó su desacuerdo con los planteos que tienden a considerar el método estructural como alternativa al método histórico. En cambio comparte la distinción entre los enfoques sincrónico y diacrónico postulada por Saussurre. Considera que el método estruc• tural està constituido precisamente por la conjunción de ambos enfoques. En el gréfico siguiente se expresa cómo, una vez definidos los dos ejes de referencia: de la sincronía y de la diacronía, a una determinada producción arquitectónica situada en el eje de las Si17cronias y representada por Px, corresponde una reflexión, a nivel teó- Y ciiacroníci proclocción arri. (nivel tearka) historia dor rico, sobre dicha producción arquitectónica, representada por Tx, situada sobre el mismo eje de sincronía, estableciéndose una relación biunívoca entre ellas. Por otra parte, la consideración histórica perteneciente a este mismo (1) La transcripción de la totalidad de las ponencias, debates e intervenciones en el Simposio serà editada en breve por la sección de Publicaciones de la Comisión de Cultura del C.O.A.C.B. nb e ~ n p a g n b ~el e ap ~r?uo!sa~o~d swoa oo -& * --', ,: . . . y' 'T 'ews!w el ap 03z!z.us! A 03!zuew -as sozodse sol rz qua!puodoa~~oa' e m w a ~ n b ~ua e opq!u6!s alq -0p un ap ~ ( q 'Qswoqfl ~ y ap so!pnaoa col ua ~eln3rvedua 'en!je~ -atta6 e3!8s!pBu!/ al ap oduies lap o~luap~9!396!isaA~!ns opurnUg 'ep!J!nbpe ozwawle!3!u! es!$ 3unua ura~aua6as anb se) J O ~saleuo!aew 12 anb 'e~!3e~auaB eo!~sntJu!l el A 's!s!] ~euo!a~i.io&~d e ~ e de* spui ;rempnJjsa @3!j -+ - 5 ~ z oap pepadsa ase13 eun ' o l ~ s 'oza!Jd ap oida3uoo la apnlv ouap seJzo aqos soye s o w ~ l p ows!le!~adw! ouap un e sew !nba u03 a!en6ual lap sapep!un 6 .o3!lqpd la ~ o depezda3e a$ e!tchsis s w ranzsunb~srun r!snpo.id ap zPde3 &!JBS so!q~!pa sol ue3!unwo3 Owpa ap azua!asu03 e~af-14oz3az!nb~e(a !e m b a~ap!suofl 'sol es owqa e ~ s r~ w A aLn~$sumas 0 ~ e~aueu ~ 3 el a~zua'(ou -eqJn) ~p?nasucmq d s a p a.ta!$ar a6 01 uo 'prpfl!q!sJaAoJ aas!xa anB op uq!sa~dui! el [q A 'a!~a-i$!y al ap eas!~e~n~5n~$sa a$uo!i~o3 un ua edn3o ou6!s opeu!ui~a$apun anb ug!qsod el ap a$ua!puadap] pJnzonJ$sa ope3gp$!s 'ows!w !S ua opeoy!u6!s ap &s.telqel( apand 'opue.uew ezsa as anb ozda3uo3 lap aiua!osuo3 eas as anb a~dwa!s 'solla ap e~a!nblenoap u9!3a~ap!suoo al PP!IBA s3 *=opeo!4!ufi!s= ou!w~?z lap efiuaz as anb o$ d a 3 ~ 0 3Iap sazua!puadap 'o3lupz3azmb~eope3g!u6!s ap sod!z sosJaAip ap elqey 'e!6olo3!s el ap odwe5 lap azuapa3oad ua!qwe$ 'uadauer>( -yy -aiqwoq 1s e ~ e deo!j!u6!s eJnpaz!nbJe el anb 01 .ienler\a Q repnAe ns ap pepjsaaau al e p r p ! ~ o ! ~ sol ap a!Joai el anb eJap!suoD y {a A e~ry3agnbleel a m a u?!:, e ~ e dseap! ~euo!o~odo~d apand "la.' " I EW . . .. )l e o cauo!aucinj @el ' ( P u I ~ ! !S ~ e ueub!scp-as ro3jug&aea!n1b~a sou @Wn'lll la@uo!aelaJ '' 'mis' +!a sol selen:, col u@es soazurld sol azuowinz!3!ldxa opul~ray3a)ll p.ini3nrzso s~c!lylio 13 .soa!u92epd m~daaummi J E J ~ ~ R IJ ~ C I B I J ~ ~ O . , .cie!do.td ra!zupuias A s!xszu!s uoa o'wuie!lpJn~~sa O'$' rzw4P A m!wa!3 "1 ue 3' . : '.sfen@l~;3j. ep a!waa@!xa el ap Jelqry @a!a~od ~ ! ~ ~ a o $ ~ @PrnlW 1 v u~3m!l!in '1 WJ;N 1 ' 'wnbla3 uqr : o&afqo [@a,0,%!~3&!~6#8 J0a3pJ13 aaS3 .UQ!3BiekaJOp! J!$!W*Ue4 QlBd BJ *%aarmtM i!dold q aua!r anb p-ep!wdeo al ua 'auowrt!as~d 'sJna3w m u m Y " *ls!w ' a s a ir*^ ~ p q + ! u @ f e .puw!xe el plu~,unpn) i a q p!.~ ~ ~ OUfi~l*:;. &le W 3 CD61 A 'rOW!bi$ !S .eW3 ~ J Q B .@&p@p gp l;;.?y ,..v,r 176 ) M ~~W ~ ~ ~ & ~o&$ & I B @a~ ~ F W me Ue'!$143O 6p~@1 ++J g,$ r,s. ., b+k6j$& 2 e d b us OQPI~J~UB!~euiafqaid [a u@uQlsn=s!p ' ~ 8 . 2~1 ~ 0~ 6 '+@WJ@ 18 ; Q i P ~ * P r < $ 5 e * ~ gJ.3t1B3 ~ i ~ Fea * ~1ss3uabald aP 0 ~ ~ e ! u R U10~ ~ u103 s 3 spn*so~ a 5 m + É U i f ~ -w '"q~J- a' 9 B.uKoo * ' ~ ! @ i $ 4amwa aAnranJase adw* @a[~.*,r!p 91 '#bJR33n~$s@ opo%q~ le s p 's~nwaz~rhw ua se~!zrzq)!ub!a sapep!uin ap u@s?ugapel e ~ ~ m d s s ~-wld nb ..*!3W* W!ñ.p<nht @&S@M i l ..uul<pid .ol *, ~n .m)rwua ' s m ~ ~ r p aly sep ~ ~w?dr&t!q Wp13gJ@P]$U03IOi D @'hmm,$#B 6Un M 021 k 'C3!1W$!q ~ 4 ~ 3 a l l n b . m 1siua3 sp woww e p r u & w e p wn ua @w@!m63 w B!~O~IOOW~S e7 : -~*-~~*' : O;? ouii.I. -2 Cc seria el &digo que rlrve de base para la produ~ccihde una de$ta arquitectura, y Cr sarlan las wpectativm del receptor de esta arquitectura. El usa repetitivo Uc produce un desgaste del c6ago inicial cc, generando un nuevo cbdig~oen el phm de la ct~~i&'l C'c. Por otra parte, al uso kl receptor Ur ori@na unas nuevas e s w t a vas C'r, qw k dieponen para la a~a?ceg.*'h de un nuwe cMigo propuesto en el plano de la e r e w i 6 ~ . h n t a Intervino de n w o para hmer unas p u n t w l i z m i o ~ las conceptos de s ~ s t m ay estructura, p r e m i e s a 10 largo de €O& el debate. Mientrsr que un sistema p u d e ser wmetids a series de transformaciones, aquelks propiedades del sistema que pwmanegn in~Pi&les a lo largo de a t a s tranaformacims constituyen la estructura. La egtructura no puede definirse a prior¡, sino que depende de la serie de trafisformrrcionezp. Tomas Morena interpreta que se han explicitado dos actitudes blsicas ante el pr&lema de lar sigyniRcaci6n: por un lado, la postura de Eisenman. que identifica el significado de la arquitectura con las inten~iones del disefiador; por otra parte. la postura de Cirki, Bohigas y Stephen Tagg considera el significado en relación mn Ea actitud frente d objeito diseñad^, con clara referencia a la condueta del individuo =te dicho objeto. A la priliiniera actitud se la puede acusar de no tomar en c.ensideración la hietoria, y a esto se respondería que el análisis estructural incluye tantu la consideración del eje sincrónico como la del diacr&nicg. Por otro I d o . y según el esquema interior de Bonta, las relaciones históricas influyen en la relación entre el nivel teórico y el nivel del producto disefiado. El problema, segbin Llorens, esth en el =status* que Bonta atribuye a la historia comparado con la relación entre las intenciones del disefiador y los medios de que dispone. Eisenman observa que, si bien su actitud difiere de otras, su línea de investigación es convergente con ellas. Su concepto de sifinificado sintáctico lleva a la noción de cornpetencia, entendida como la capacidad de un individuo para codificar o descodifkar un mensaje. Bonta, respondiendo a Llorens, insiste en que plantear el enfoque estructural como científico frente al histórico es un tanto arbitrario. Es tan científica la consideración histórica como la estructural. Por otro lado, y en relación con las dos actitudes b8sicas apuntadas por Llorens, considera que no existe alternativa entre intenciones del disehador y reacción del usuarlo. Liorens afirma que el significado existe en el estudio de la conducta de la gente ante una determinada arquitectura. Si la arquitectura tiene significado debe cambiar las conductas. Esto está en contradicción con las corrientes arquitectónicas modernas, en las cuales lo que se cambia no es la conducta del espectador, sino su participación en ellas. M. L. &alvini concluye estableciendo una analogía entre el método semiológico y los filtros en las cámaras fotog~rlficas: no se aprecian directamente, pero resaltan las sombras en la fotografía. . Las ponencias debían responder a los tres temas generales que se habían encuadrado a los participantes, según su linea de investigación. Estos temas eran los siguientes: -Crítica semiológica y crítica histórica~.-Estructuras profundas y reglas transforrriacionales~y eApiicación de rn6todos de análisis semiológicos a obras concretas de arquitectura.. Los ponentes. en general, intentaron situar su discurso dentro del tema en que había sido incluida su partlcipaeibon. No obstante, dada la diferencia de planteos existente entre ellos he preferido agruparlos. al referirme a sus respectivas exposiciones, por líneas de pensamiento, niveles de generalidad o posibilidades operativas de las mismas. A pesar del esquernatismo que provoca la clasificacián, pretendo que ésta se adapte m8s a la realidad de las sesiones, aún a costa de no conservar la estructura inicial de las mismas. hmncias que sfhSan el planteo seniol6gieo de h awitectura m e1 contexto I la teoría y pr6etita asquitect6nlcas En este primer apartado se sitúan las ponencias que se refirieron al planteo semiológico de la arquitectura de una manera general. Dentro de este grupo de exposiciones se acusa una divergencia de enfoques y posiciones ante el hecho semiol6glco. que va desde el reeonocimiento de su utilidad, aunque con evidentes limitatcionars, y la situación de los estudios semiol6glcor dentro de la pmdwbi6n ted1 r h de k arquitectura (Alan Colqwbun), hasta lavabsoluta tregacion & la wljidez de la: eplbcd66n ar la arqiuitk.ctura de la semiología de degteindanciai lingilírtica, y pmpwsm, como alternativa. de un estu- ' &a m & c t i s t a a 1 arqukt-eeth'icos, por consideratbos mas wleraHvw pma e{ 4 d i d o /Oriol BshigwE. eqxi~tadoexpwiciomes qw ven en lki Tdwpl'$j@n se induy kmse d,e los sstudi.a.é sernj.oI&i~s wn ~ceptacjt% y potenciaCión df: t i hipertrofia de abj-esigms pmducibm por la saciedad de consuma [Rukrt de Ventds], s bien i~ntentan identificar las estructura$ profundas de toda actividad proyectual y las regfzls transformecimales que generen diseños concretos a padir de aquéllas [Broa$bent], o se refieren a la aproximetcbón semiol6gica a la arquitectura $rapaniendo un tratamiento retcíríco de ba misina [Charles Jencks?. En este taso, m& que identidad de planteamientos, lo que permite agrupar los trabajos es d nivel de generalidad con el que se refieren al t m a y el ca~&cterexclusivasnenet t t d i c o de esta referencia. A i m Cd-siui, bajo e1 titulo de .El historicismo y los límites de !a s.é.mtalsgías, fudamntar la necesidad de una nueva teoría estética en la vulwrabilidhud de las teorías estdticas tradicionales, dependientes de arqti&ipios platónbs, y en su e s t r e h ~punto de vista cperrtcional. La ssrniología rrtruitec36nica plwece h e c e r una salida a esta sitraztción, al cañsider& s la wtTquitecbacomo un sistema de signos que opera a partir de códlgoe cmvencion~kr. Los signos rrrguitectQnicos, m obbtante, san diferentes de 60s si* nos lingiüísticos, y esta diferencia debe ser tenida en cuenta al intentar aplicar cateqgorías 1ingGística.s a la ~onsiderwión semiológica de la arquitectura. En et lenguaje, sólo se operan cambios parciales del sistema: son cambíos sin intencl6n. En arquitectura, por el contrario, se operan cambios totales del sistema (paso del ecleticismo al Movimiento Moderno), y estos camkdos w n inten~io~nados. En los sistemas dme signos arquitl.ictbnicos es muy importante considerar el aspecto diacranico, ya que los cambios históricos de bo arquitectura están íntimamente eelarcionadm m n cambios ideológicos. Si en el lenguaje es posible estudiar Ila estructura en términos de sincronía, en arquitectura, la dimensih sincrónica de los signos debe considerarse en relación dialédica con la dimensibn diactdnica. Desde finales del siglo XIX ha quedado claro que cualquier teorfa de los signos ha de considerar la génesis y el cmlñio. Si, inicialmente, el historicismo adopd formas de romanticismo y eclecticismo, a finales del siglo XIX surgen dos movimientos da los que deriva la arquitectura moderna: a] 1a bicsqiuedta de un arte da expresión libre de reglas y dependiente de necesiddes internas (en el plano teórico: Lipps, Worringer y la teoría de la Gestalt, y en el práctica: el Art Nouveau, la abstra~ciBtiy el expsrimentallsm~o), y b) el materialismo dieléctíco [sntiestetichsrno, al principio, y arte objetivo, despu6sJ. Ambos movimientos tienen en común el rechazo del arte idealista. El historicismo conduce a la destrucción del signo como cmcep+o: el signo se convierte en una interiorizacidn sicotógica. o en una necesidad externa. La reinstauración del signo abre la posibilidad de una teoría arquitectónica que explique la serie de transformaciones que se producen en la arquitectura como sistema socialmenet expresivo. No obstante. la semiología ha sido incapaz, hasta el momento, de tratar los aspectos semánticoá. En todo ceso se opera con una semántica provislonal que acepta el pluralismo y el consenso. Pero los disefiadores no trabajan sobre probabilidade~~ sino sobre un sistema de valores y con ums objetivos concretos. La semiotogía debe, pues. plantearse de nuevo la dimensión diecrónica, y a la vez wuparse de la arquitectura moderna como acontecimiento que se desarrolla en el tiempo, centrindose en el problema de la significación arquitectónica y en las tensiones entre los hechos no semibtlcos y la sem6ntica estética. Sin esto, la slgnifiwión se convierte en algo triviat, que se agota répidamente. 8rísI I&im.con el título de ~Anállsls semiológico y experiencia erbtica del diseño., empejl.6 establecieruda la d!stimiÓm entre el proceso de generaccón de un srtehcto y .el srralisis del mismo. La validez de1 artefacto es independiente dsel prmeto seguido para su diseño. En este senti.do se establece una dualidad entre proceso y srtefacto, constatando c6mo. en cada uno de ellas, intervienen una serie de factores diversos. Mientras que, en e1 procesa, interviene !a estructura social, k fdeologfa, los m6tdos operativos y los medios die producción, en el arte* fwto desaparecen todas las canstderrclan~eshistóricas y RlaE6gicas y &lo se justifica por lo que es b y y por 19s u s w que permite actualizar. Como consecuencia dd esta ~ecesidadde disfrute del rrt~facto,defiende que rai mAlisis no d e k eansistir en UFE proceso de interpretaeión, sino de erotizmidh. La semiología es2wctwallrta m ha sewkb pwr mar y disfrutar el artefacto. sino para interpretarlo y, a menudo, utilizando conceptos ligüísticos en sentido metafórico. El método histórico ta~mpworesuelve la necesidad de fruición del objeto diseñado. Bohigas ve en la semiótica condwctista una vía de a8proximación a la arquitectura que, en la medida en qule estudia lae respuestas a estímulos haciendo intervenir Ir situmióln socid y cultural del individuo. puede explicar los procesos de disfrute del prodaicto a'r~itectóaaico. La posibilidad de obtener un catllogo de respwstaa a eetím~ulosarquitectó~nicos en determinados contextos, permitiría la crítica ideológica a la situacién, utilizando ciertos estirriulos de los que se como. csría previamente la respuesta. Sólo así, el diseA'o puede col&orar, aunque muy modestamente en su opinión, a una transformaci6n del mundo. Rmbert de Ventbs, en su comunicación *Sociología de la semiología*, empezó haciendo una exposición de Iw fundamentos de la teoría estructuralista. El estudio semiológico (sistemático, sintáctico, inmanente, clasificetario) se aplica a sistemas de signos. En esto se diferencia de IU clasificaciones de la ilustración, que se referían a cosas y no a significantes. El análisis estructural se fundamenta en un posicionalismo (ala posición - c o m o dijo JePn Paul- es lo que decide la victoria, t r l t e ~ ede personas o de formas=], y en un espeleologismo, en cuento qu'e excava en la búsqueda de un código del que cada palabra o frase es actualización. Giedion, entre otros historiadores de la arquitectura moderna, ha hablado de la misma en términos de significación: al referirse al ágora, foro, metrópoli, está hablando de símbolos. 'Por qu6 se ha renovado el interés en considerar el aspecto significativo de la arquitectura aparte del aspecto utilitario? Pubert atribuye el auge de las aproximaciones semiológicas a la arquitectura al interás de nuestra sociedad por los aspectos informativos de la realidad. La saturación de signos a que ha llegado el medio fomenta el desarrollo de la =teoría de los signos*, por la misma razón que el aumento excesivo del número de pájaros en un país fomentaría el desarrollo de la ornitología. La hipertrofia de la función signo en nuestra sociedad está relacionada con las características de producción, territorialidad y consumo de la misma. Por un_ lado, la información, en cuanto a producción, se ha convertido en un bien de equipo: transmite la imagen del producto. Por otro lado, la especie humana se estructura según conceptos de jerarquía y territorialidad. La sociedad urbana democrática es diferente a la organizada jarárquica y territorialmente, y utiliza los signos como formas de diferenciación. En cuando al consumo. se ha pasado de consumir objetos a consumir ideales. No consumimos estímulos, sino que se nos venden las respuestas a estos estímulos: del consumo de objetos navideños se ha pasado a la venta de =jovialidad famibar,. Esta hipertrofia de las funciones signo explica procesos como el =markeing= y el ustylinga. Rubert concluye. polémicamente, situando a la semiología y al neohistoricismo italiano- en el mismo sacos que el marketing y astylingm. 1 Geoffrey Broadbent, en su comunicación =Las estructuras profundas de la arquitectura=, atribuyó al estructuralismo la posibilidad de proporcionar algunas claves que ayuden a prescribir lo que la arquitectura podría o debería ser, con la condición de que sus análisis no fuesen unos artefactos interesantes en sí mismo, sino que participasen de alguna manera en la orientación del diseño. Utilizando conceptos de la =gramática generativan de Chomsky, y mostrándose partidario de la consideración del eje diacrónico, intenta establecer el paralelo entre la generación de estructuras superficiales a partir de estructuras profundas, por medio de regias transformaci~nales. en lingüística y en arquitectura. Los algoritmos utilizados por los metodólogos del diseño para la generación de arquitectura resultan poco satisfactorios, porque tratan independientemente diversos aspectos del proyecto: estructura, circulaciones, pérdidas de calor, etc. Habría que identificar, para que tal método resultase efectivo, unas estructuras profundas, análogas a las que Chomsky detecta más allá del lenguaje, a partir de las cuales se establecieron las reglas transformaciohales. Confiesa que es poco probable que en arquitectura puedan existir estructuras profundas a un nivel tan fundamental como en el lenguaje. De todas maneras, los intentos de definir estas estructuras profundas en arquitectura se pueden clasificar en cuatro grupos: 1) El edificio, como señalizador simbólico del lugar: aproximación simbólica. 21 El edificio, considerado como suministrador de contenedores para la actividad humana: aproximación funcionalista. 3) El edificio, como filtro dmel entorno: apraxirnac1ón entornalista. 4) EE dffick, c a s i s & r d o co~mofmtw qlue altera el uso dlel suelo, o, mAs concretamente, el valar de1 suelo: aproximación wammicista. Esestructuras san menos profundas, por decirlo así, que lar de Chmsky, pero demas Bfieren de e l l m en que en un instante concreto sólo se puede actuar sobre d a una aisldm'ente. No se F e de escribir ningúln algoritmo que genere un edificio airnbólicamsnte apropiado y que sea, d misma tiempo, funcional, ambiental y econbmicamente correcto. En e1 mejor de los casos se puede gen'erar wlna serie de hipbtesis para el disaho del edificio que despues s e r h contrastadas como requerimientos simMlicos. fu.nncionales, ambientales y económicos que parezca oportuno tener en cwnta. Pero ninglún algoritmo, por definicbbn, p u d e generar hipdbsis. Saussurs. por otra parte, sugiere que los cambios de lenguaje se producen por razones fonéticas, etimotogía popular, analogía, aglutinación, etc. Estos factores que influyen en los cambios de lenguaje tienen una curiosa corrsspondencir con los cuatro modos básicos de generaci6n de formas arquitectdnicas: a] Disefio pragm8tieo: m6tcrdo de la pru,eba y error [comparable a cambios fonbticos] . b) Diseno icanieo: 1- miembos de una cultura determinada comparten una ima~genmental de Ia -fwmaa correcta de los edificios (comparable a los cambios en el lengurjle productos por etimolvgía popular). C] Diseño analógico: el disahador establece analogías de cualquier tipo con las formas existentes en el entorno (comparable a las analogías en el lenguaje). dl DireAo candniw: la búsqueda de formas platónicas =ideales* desarrolla los sistemas basados en proporciones y m6dulos [comparable a las relaciones sintagmáticas y asociativas de Saussure). Broadbent llega a la conclusión de que no ha sido posible elaborar una =gramática generativan para la arquitectura andloga a la que ha formulado Chomsky para el lenguaje, pero en su lugar tenemos un sistema de estructuras secundarias: simbolista, funcionalista, ambientalista y economicista, con las que se pueden contrastar. cuando sea necesario, las hipótesis de disefio generadas heuríaticamente mediante los modelos: pragmático, icónico, analógico y canónico. :h&,$$y %>< ; 22:;;{Az Charles Jencks inició su comunicación. =Retórica y arquitectura.. refiriéndose a la formulsción de los aspectos comunicativos del arte por &t los griegos y los romanos en el marco de la retórica. Esta concepción $ 4 de la retórica artística, según la cual se hacía coincidir cada modo f(:: particular de uso de un lenguaje con cada situación, persistió hasta ;G: que la aparición de la sociedad industrial en el siglo XIX la puso en duda. Arquitectos y teóricos de la arquitectura buscaron un estilo único que sustituyera a la pluralidad existente: un lenguaje funcionalmente motivado. acorde con el espíritu de la época. Se planteo así una oposición entre eclecticismo y lenguaje vernáculo natural. -, 7 39s Esta última opción, que evitaba los abusos del lenguaje florido afe- 5% rrándose a las expresiones sencillas que conocía bien, se convirtió >en un argumento fundamental del movimiento moderno del siglo XX. J. M. Richards explicitó este argumento en frases como: alos clichés hay que acuñarles en lengua vernácula contemporlnea., y en su =Introducción a la Arquitectura Moderna* defiende el retroceso del arquitecto hasta la adquisición de un lenguaje arquitectónico común, en $% donde la ruptura de la sociedad mhocentista lo dejó confuso y en- ,@ marañado. Quizá sea imposible imponer una única lengua vernácula y funcional a una pluralista sociedad de consumo, pero el intenta era sugestivo desde el punto de vista teórico, pues aclaraba la naturaleza del lenguaje arquitectónico existente. Aunque los cientos de folletos sobre productos y sistemas del Building Center constituyan un lenguaje vernáculo, en cuanto representan un uso común, no son en absoluto algo estilísticamente homogéneo y puramente funcional. Al contrario, constituyen una gran cantidad de elementos seminticamente distintos, que aguardan ser utilizados retóricamente. El problema es exactamente el inverso del que planteaban los polem i s t a ~para la arquitectura moderna: no necesitamos un estilo único, sino el uso semánticamente coherente de las alternativas estilísticas que ya existen. El 75 por ciento de los aBritish Council Housingn son aún de ladrillo porque se supone que el ladrillo es un sistema de edificación flexible que puede combinarse con otros, y se asocia a lo domestico y lo personal. De aquí la hipótesis según la cual el reiterado rechazo de los sistemas industrializados de edificación tiene una modificación más semántica que técnica. Pero, por otra parte, observa Jencks, este estilo neutro o cliché vernáculo no es más que una forma particularmente extrema de signo arquitectónico. gi s. wo &m, emIIcOFhelo m rlk d r a b BcI fengnraje cl&siso al wleetídm ~)fw:wJo por la &ra de wn sala arquitecto, al aidaptw a las ariic;t&sdcw & cada didieia el lenguaje que 8s eamidsra lira a a las mimas;. LIt¿litó el comentario de Bwsner M ei que @*arca la htma con qu'e bin~ Hash empted un a&rgti!o diferente para mda Ir*&.. El sW4~Jc&fm, Úttimo Ck! le trimtomía de h i r w , t i e m en wmiún el Idice el mr natural, m arbitrario. En la arqufWtw% i&fcs. b mFigwmibn $S! las formas del edificio es awunej~aa w s h n ~ & - nw s mr&tar de tae mismas. El mtnrimiento moderno en arquitectura tomd el conceptg de siwiPieacign iednicr como una panwea: r e dio forma 6 torta a la salas da rmnibn, de tuba a los espacios de cii.eulacf61n. e&. La Rloe&la del purismo, de Qcerifamt y er, erneidelr* e1 signo natural c m o preeminente; se la h r s a l para M w los hombres. A los signos universales de este modo definido@s9 les poder de significación que a E86 asaeiaciones indMdw4cbs. daba Pero ~ t l e n eprioridad la significacibn idnica s d r e la sirnbbllca 0 la convencional?, se pregunta Jancks. Se refiere a la príoridd de los significados locales y c o n v ~ m i o n a l ~ sobre les wimrdes universales en el Palacio de Brasilia para wgumentar 1~ contrerIs. Para evitar pus ocurran =trmsforrnaeianes c a t r a s r r ú f i en el significido., el arquitecto. sugiere Jemcks, debe utiEim un ~ r m n a de l dgnificadae arqulMct&nicos, o lo que 61 llama signo compuesta [ c m pwtid signi. A l d e ai sjemplos de utilizreidn de sbm compmstw, ~ i b n d oa Qswdí, Sulliwn y Stirling. Este Qltimo, a tren& de su &a pone de ma-rto la mrlasa naturaleza kl sjgm mpuests. Al Sgeial qiw, la de sullivan, su o b a estd llena de mntr516iceáonss, ruprurai~mey wb r ~ y d o sen la r e l d b n entre hrma y hmi6n. Al 8 ~ O 4 su e o m u n i c ~ 6 nse pregutrtai: &par qw3 dar talnta W a r taricia aii analisis siem8ntic0, si le inwkibn pude ! ~ g r g i rIr artiwki& deseada meho m& r9PJdmente y quid mWt E17 se de. as{ mismo, porgw QI e n t e m Bmde M a la &sw56E1 m e , debido a fames emiaks y tbkm. to; m. al m i m fhneluys cm la e x p f w i h de la naemidd de que el aim asuma la waponoebilidcrd de articular aokemritenielrtg eb endisnte Yo utillxacCtSI1 de la reMrica, sl mis m t l g w de m d b r g 5 . $@*a- En eats goraps, sa in&yen pawnclas w : o bien inmrri un mbt& de h%wo ~rawngrsWicapara obrm d~ anWeeauso [M. L. tlvo del signo, m~m Deff~nei u wncapto c%wmtaPt&a) E m el et d l i s l s de Eco m se aeflm 4 *P~gmjede ta g~~guItg@tura*, sino iI sknguaje m e denmima Jiiaquttsetwe~. y apeta. w mbw el Ien~~d~ajd~e &jeto (&m r m l riquitmtura o &ern@nt@da la mi&me), sima whre un n t e t a I ~ n @ w de~ Fsr mima (m w casa: ~ X T &O-P ~ b e la c9Euml. Este k h o t i m e mmw eane mi@,segíon M. L. Seal.ilini, w m el m&lisk de Eco falten &S e h ~ e -mide? WSIk MWm aarcqxe aF@aa dd &d@ qw m ' I lo, pasó a defihir unos canwptos básicos w b r e las ~ i w se apoya SU enfoque serniológico de la arquitectura. de1 cual es posIMe c o m e r alga acerca de b h o s no directamente Define el indlclo c m un h s h o directamente perceptible, por m d i a perceptibles. S&a¡ es un in;dbi:~que: a] es prsducitka con 'la intencibn de dar lugar a un acto de muin'kaciQn, y bl es m m c 2 d a como tal por el intéprete. Formas disefiadas son indicios que saisnplan con la primera de las condSciom de la s ñ s l (son prcdi11icSdm con la intit4ncMt-i de dar lwgar a uin acto de comlrnicwl6n1, peto no con k segunda [no con r ~ n m i d a scomo tales por al int8rpvaeJ. La diferencia Fundamental entre indicios y 6dialrs estriba en que b s indicios tienden a traducir realidades objetivas (cosas &e hechol. y 18s sefiales no cornuniein realidades de hecho, si4no ~stados irternos de 1s comiencia del emisor* (Buysse~n~]. Los primeros flertenecen ai la teoría de la significacih, y los segmdos a la teoría de la mmiunicación. Un m i a m objeto fisica puede ser a la vez indlcio y señal [[un oodie ck! bombe~oses a la vez sefial de que existe un incendio e i d i c l s de que los bmberos han intervenido). El significado de las formas que nos rodean tiene a la vez c o m p nentes comunicativas y siginifieativas. La naturaleza del vínculo que existe entre forma y significado es dihrente en los indicios y en las señales: mientras que los indicios tltrnftin significados analíticos, las efiales tienen significados comencionales, existe un cddigo de interpretacibn de las mfsmas. ~onioidefine a las formas disefiadas como indicios intencionales, y considera que &$tos son particularmente relevantes en el diseño. Intentan traducir una realidad objetiva siendo de hecho traductores de un estado de consciencia que no pretende ser reconocido como tal. Mientras que el indicio 8e refiere a la realidad directamente, la sefial se refiere a la realidad de formediatizada. El disefiador produce objetos que, para el lector. sean indicios; son corno -señales a medias* (sólo cumplen con la primera de las condicionas que debe cumplir un indicio para ser serial]. Las componentes del significado en el diseño serán. pues: la significativa, la comunicativa y la significación disetiada. Se observa en los indicios una cierta tendencia a convertirse en sehales; es decir. a adquirir significados convencionales por madiación de un código. Por otra parte se observa en las señales una tendencia al desgaste. a la pérdida de eficacia comunicativa. La forma significante es una abstracción de la forma física, constituida por aquellos rasgos cuya variación afecta al significado. El signifkado está constituido por los valores capaces de ser modificados como consecuencia de variaciones en la forma significante. Rasgo será cualquiera de las cualidades abstraibles del objeto que se considera. Existirá articulación cuando haya relación biunívoca entre los rasgos de la forma y los valores del significado. No existirá forzosamente articulación, tal como aquí se define, que, por otra parte, no tiene ninguna relación con el concepto de doble articulación del lenguaje expresado por Martinet. Tomando como ejemplo la figura -rey blanco. del ajedrez. la forma tiene dos rasgos: silueta y color. y el significado, dos valores: reconocimiento del rey por oposición a la dama, peón, torre, etc , y reconocimiento de la blancura, por oposición a las piezas negras. La silueta del rey blanco la reconocernos también en el rey negro. El significado de la silueta es igual en las piezas blancas que en las piezas negras. Coho ejemplo de aplicación de su teoría a un caso concreto de diserio, Bonta expuso el planteo que condujo a nuevas formalizaciones de las piezas del ajedrez. utilizando los conceptos de significado lexical (definido como el que posee una forma independientemente de otras formas y significados del sistema en donde se encuentra] y significado estructural (adquirido por la posiciBn que ocupa una forma en el sistema de formas y significados]. Beter E i s e m n , en SU comunicación, -Notas sobre arquitectura conceptual II: la estructura dual profunda-, partió de la presencia de una estructura subyacente. en el anilisis de un edificio o estilo arqdtectónico, que no tiene por gu6 estar rizlacionada de manera directa o perceptible con las formas especificas m i s aparentes. Esta estructura subyacente p u d e ser Impremeditada. pero no por ello deja de afectar a cualquier interpretación del edificio o proceso comunicativo establecido por el mismo. La sintaxis arquitectónica se ocupa, en primer lugar. del anhlisis de la configusación real de la arquitectura. Pera estas dimensiones formales estan ligadas de algu51-1modo con cuestiones s$mlnticas. Estos aspectos pueden asimilarse a lo que Chomsky llama estructura euperficial. El otra aspecto, la estructura subyacente. es comparable a lo que en gramdtica generatfva se refine conio estructura profunda. Pero cada uno de estos niveles, corrc!spondientes a estructura super- 61d y pmfwt&, es auweptible de una doble cansideracE6n, semáti- ca y eintzicttca: 84 La plntüra S& p~~~ m esta& r&aY m 64 pkt@wrtkd Cd del @ b a que IZI c m f e n e ) , @rkoes v i r t w i en el plano btitia:nM en cumto ~ F W C no existe fisicamdnte, s6la en !a eomienei% BbI cPbPiwvdcrr, Y tamMbn es virtud m manto al &wew&a. La eshlturh ae prt513Um e hestcudo mal m h s &S plan-. v~rt3catl hbrtzontal. pdm es virtud * a el abrviidor. 9610 la arqdiiectura es real m Eor tres aspect~8:plaw WEd, kOc riiontal y o$s%rila&. Mo &stmte, Elsánman, c)om se ha v2W, k concede una cietia virtualkdd, y se pbwlrcita por ot natursrSerei de dicha virtualidad. En la estructura PJSJunda de i'á ar~uitecture.se pueden carieidwar d~ abpeetos: ~ ~ ~ ~ d l (fOrma c i m sy o, d k h y v=iol y m l l d 9 de8 {lineal, plahw y volumétkfeaE. ioi i n t a i i o ~ i h$& c a ~ i d h s a t ~ t pus ~ ~ w n $ @~ ~ y tktcinica se pu& einwzzr a gen+irar pspssb. i La percepcih de la arf&~ItmZEMa ocurre c w d o ooincide su plrapja virtualidad con I i de! e s ~ w r . Finalmente r e pued~edsfCsilr &a estructura &unda & Isr ~ I t ~ c m a q d l a que e! esple~cMai.csñsideri w5rtuiaI cuan& percibe una obra arquit~ctdulica. m x a mil ~ctlptuil'am LE f ~ n ~ b n m i m dda & t m ws17ibi6pW [el scetemai u r b n e htlilb6i-ií.a si &fin&*?. El m&lisis mEBHso Q. d m M d Girctlr dwhd. EeW dimuirrn wbra h ~ u & d . m IPLI apgl,rkiB~~ en el tiempo, 5@$vem%s kjo d ~ @ krmas Wm d4%r@ncladas: a3 un relato gene~ldgko, ~ s f i@.el& dtdd m un prwonaje i~mpmaMe,poro wbordln@d~~ 4 la %ietlwIdaarlc r h r a &l M r w eonstrwlctor [esto qudr ilus d L E Q ~ XV gsr AJWrZi y F r m c i w ~DI Qirargiol, b) un relato @m e1 cual, k c&dd e$ d h&ol y q u d a desimada c m un (qud@iluggrads en el r i g b XVl polr Yomds Mcwol. dos time $e relatos surgieron, por mdiacián 6 1 kummioms, de dw mwik~toegriegos, el primero de lor wales inspir6 la obra d1e Vltwis y e4 segundo fue cread0 por $IaMn. 04 riglio XV d XX. estas dos rdatos @evan transform.and~,a la que se interfieren mui~ammte. Frasuwise Choay esbozó las estructuras de los dar rdat0.g en ~k Qltirno periodo de tiempo y algunas reglas de trainsforma~i6nde l a misnr&is, derivando finalmente el andlisis hacia algunor discursos redeusMs. Este an4lisis pone de manifiesto lo que permacene, aunque en est&%o fragmentario, de los antiguos relatos, y la prof~ndidad ES~trwEural a de su influencia a pesar de la inminencia de ulnr nueva ruptura: C invasión del discurso urbano por par€@del positMsmo y el intento de su integración por parte de la antropología. . las tipologías egmo esNuno Firtas, en su comunicación, -Teoría tructuras generativas en el marco de la pmduoci6n urbana., Intenta identificar las estructuras profundas y reglas de transfwmxirEn en los significanter arquitect6nico-urbanbti~o$vehi~uiadospor 188 tipslogías, admitiendo una cierta analogía fo,rmaI en la teoría del proceso de generacidn de la arquitectura urbana y la taoría de l a lingilística estructurd. La función de las tipologías en el prwsso csnstrwtivo de una ciudad es la de proporcoinar modelos explícitos o implicime, Ibgim/fosmalee y/o iednicos, de relacionas invarianfe~pwdominmt~rnnetesincr6ni-8 mtre co~mponentesblsicos de las estructuras q u i t ~ t & u i i c o s , mciseconómi~asy ~ulruralesque definen WI ~cmtextecmpkmmt8irb. b r otra parte, lair tipologías a dSferentas niveles de agmga~citjntmwtrwyeln estructuras metalineiaístieas de arqdttwtura, portdoras de si* nificadss que esperan ser confr~ntadasmri las coldici~mesmales. El proceso de genrraurián según el rnadkls de un sistema a$haptatiw m intgraccián con su wntexto dlek mder eufrir camUoe tipnl&gie:~s. hasta prowilcar dial4ctiea1montela emelrg~nciado, wratyigas. Si las Cipolagías constiiuysn mahridee estmC.ki~ad~s,su bmslinaeión d&e presentar Ir dolble aiticuIwIBn 1 b g i ~ w J i c ~ cde a demenws swi~ntrspolilgiceáy elementos de relacibn e-ial. El prantgo r n e W l & i c o propuesto intenta supera@la he1rminda histárica de una fwmalización de tipologies mduddr a sur catr~(i&wEsticas i d n i w , que las identifica con modelos o protoi!pos d.al &jeto repduciUe. Esta asimilación cierra el horimnte generatiw, a W i a de tr explicitwióii de las estructuras profundas e irnplde que la fwmulaci& PSlaQldgica bnga una función estraitigica dte conht9eX6n cm la realidd r uni nivel distinto de la que mnstttuye el proyecto de una unidad o onjunto wquitect6nico estandaria&ls o hhnico. Se sugiere, p m , la Eeirmslizmián de tipologjas a nivel máo pmfuílbo, para íde19t5fina.1 prmeras estru~turafes, lo que ~ p e r a t i v m n t ew r b distinto de la popuash rlYr qwmrns- que resuelvan las características aparenta* del &j@ct. hui emd&detu* Isatrt.ai;ua lw &Rc&m e8 a 10IOiEP y pwO@t%r~va 1W.%5 y 61 reato del Mlkha, oIni.$as, S@!Cbse~dpilseal de las &%ras @&m&&@ eP PFR Et &m m& r @a M s k j o que trwes. 4 trabajo r-lím,pl~kEa$ier a* empíriw del io, @ame~ W R la perwnar eqwrirnmtan los ~ ~ t ~imb41kca B 3 de 3w edificiae y fm s h g ~ ~ t i w s r u.n nivel m& wílbral. A partir de aquí n expusierm una serie de mt&&@r W@m t t m ~ ~ ~ % descripci.m~esde d i k i a r dasiCPi6d m r&n al u@&l estas &e cripciones. Para el primer grupo de sstudfie9 M utilld !a t&mktp m m c ~ i o n dM dMerenc4r.E oemiwrtIeo+ con sl fin de wner de rnanifi~ss& lasi dim~hmsio~n~es owbywentes m la! ficfoc. S@ ~erIfia6,mmo la dirnmsidn P d m m t a l paco a m o pm-BI{as tras bleeer er) &a& de1 difar tiwidd. En e l segunda grupo dle estudios ase e x a m i n m las dirnensiolm sub yawntas que axjstm tanta en las & s ~ r f ~ i m ecsmm en k7.8 ad.FPcks. & c&ws~~\pB$iue se distín~wían~lonzm& faicHi$;a$ m w oEp@s.y e s b 1 I l d a k cmdwaici& de m e quid &m@&rnte rl áa6mls l n i ~ i a l@R las & W W % kl ~ Le&S fi~h ~01rn'a la ~ t l& #- ~ ~ S ~ ~~ X dd ~ Qn Q~ i ¿ m ~ i~ . ~ ~ En eZ temer ea~~dii9 se daef.Si-eaf011lw actmiddes Q acuerdo cw las h & á % a i m ~ s Ea@ w?an m$s - o ~ d m . Ipduto ~bmpFw, 2aQ. nta wdia BW1UPMhee y dhr tu~~iwr a t@s del h & b i i ~ ~ ~ o nm em s p4e t@rnrnbRUIB*b$b. En el esWdEo fims y h e ; 8 m @e ad-das wm e d a e9iWgmir de hbiWsbin. 8~ hitilizamn ?m%nwebks & m n e s e ~ GB~R"EEIa~eKYmt@Ids,tadw eRes m w ~ r a d i r n t e sa la aetuali W i a n ailaree 1 k W d s n e s 8á esato de rarnmte a?s di$ =*la clarm~tmwm japm4s. Da w t a ca de .Bmhi&Et&imer Jm. ea. 4. Rvldos. OQtieo real franclo. 4.2. 5 e c o r a t d ~bvit6nico. 4.3. Mernígero. 4.4. Supg~vivenciarromérnícas. 4.5. Wemcirniento. 4.1. 6.3. Variaciones. 6.2. Deformaciones. 6.3. Cambios. auyoa extremo se situarion estas &S pwttisi~~ m* lar reEalelonrt entra Wps'%y prhttw, de cwikter frauamm@ ~esdA@lm. Mds v&l@a rns pAImce la djstt%Mm hn&ment& m t m a! planteo que arranca k una &l?(de61 txtkm&"Ei~@ &e! e a q m de oignifizda. a partir de la cud immtsi ~ s t i l b k e rsus wtwzturas E q t m x W l h mmiológica $@ fiyn~m~ento li&@0ís O ~Mulra. Iezr del significado sin d&slirb mnqwrIc, eil f i d de un prwww empir k bzse c~n&~b'stsiI. La aipSícaciQi.i de cada una tew al 13stmei Q ~Sigwsary a iu vez tsectw u m IiWPacimas t e 6 v i m y/@ m h~prd(w4datob v í r resultShdes lo r u k t Concl.wsi6n. 7.1. Lectura directa. 7.2. Lectura profunda. r la ~ I w t u r am t e b di& m m sistemiet. de c r d m h@kkw m r ~ ~ ~ i d w i mpii'eebpitadas es d w 8SCh ~ l p d m ~ c l w t & a g i h da reta kahn, p,ted,e ntr a t&5 IBC que intenten sacar- S. CBdigo. 5.1. 5.2. 5.3. 5.4. 6. 7. Elementos del léxico. Reglas transformacionaler. Elementos sint&cticos. Paradigrnis. Dixrdnica. 7.3. Rs@umen.