Políticas públicas municipales Juan Poom Medina* Desde hace algunas décadas, a muchos profesores y estudiantes, les ha llamado la atención el posible efecto que tienen las elecciones en las agendas de gobierno de los municipios mexicanos y las diferencias que existen en sus políticas públicas. Hace ya algunos años tuve contacto con el profesor Matthew Cleary, que hoy enseña en la Universidad de Princeton, porque curiosamente él había hecho un trabajo sobre México en el que buscaba descubrir qué tanto influye la competitividad electoral (lo reñido de las elecciones municipales) en el desempeño de los municipios mexicanos. El profesor planteaba el argumento hipotético de que entre más reñidas fueran las elecciones municipales se incrementaba la probabilidad de que el desempeño de los municipios fuera mejor. En ese momento de 2005, preparaba yo un documento sobre los efectos de la competitividad electoral en el número de programas innovadores que presentan anualmente los municipios mexicanos en un concurso abierto que realiza el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), en los poco más de 2 mil 400 municipios que tiene México. El trabajo consideraba las transiciones que alguna literatura sugiere sobre los cambios de los municipios mexicanos: primero, la “transición legal” que refiere los cambios constitucionales en el artículo 115 y define las características del gobierno municipal. Después, la “transición política” que dio cuenta de los cambios al interior de los gobiernos municipales por el cambio de partidos políticos gobernantes. Tercero, la “transición económica” que retoma las modificaciones habidas en las finanzas públicas municipales. Y, por último, la “transición gubernamental” que se refiere a las innovaciones llevadas a cabo por iniciativa de los propios gobiernos municipales en los años recientes. Recuerdo que, independientemente de los resultados que ambos obtuvimos en aquellos años, mientras el profesor Cleary no encontraba las suficientes evidencias para probar su argumento, con el modelo que yo había utilizado en mi trabajo descubrí una relación significativa entre elecciones reñidas y número de innovaciones, lo cual obviamente no significaba que uno tuviera mejores resultados que otro o que uno tuviera razón y el otro no. Lo que importaba era que el tema que nos hacía coincidir requería estudiarse más a fondo, con más miradas y opciones metodológicas, con mayor sentido crítico sobre las fuentes y datos utilizandos. La experiencia en la redacción de mi trabajo y los resultados del trabajo del profesor Cleary siempre me dejaron con más preguntas que respuestas. Y ahora que están por iniciar las campañas municipales en los 72 municipios de la entidad, vuelvo a preguntarme si: a) En verdad puede un candidato comprometerse a cambiar un municipio en un trienio de gobierno pese a las múltiples restricciones económicas e institucionales que tiene. b) Hay una clave para desarrollar políticas públicas municipales que realmente impacten en el bienestar de los ciudadanos. c) Las elecciones cerradas o reñidas son un incentivo para que los responsables de los gobiernos municipales realicen bien su trabajo al frente del municipio. d) El presidencialismo municipal y la conformación del Cabildo inhibe o incentiva el desarrollo de los municipios. e) Es posible definir que un municipio es más desarrollado que otro, o que presenta mejores resultados que el municipio vecino. f) Los candados institucionales que existen en los municipios, son los que les impide ser mejores recaudadores o más autosuficientes. g) Los municipios son o no innovadores, entendiendo a la innovación municipal como la readecuación de las estructuras de administración y los mecanismos de acercamiento del gobierno con la ciudadanía, para que los resultados sean mejores tanto en calidad de las acciones y servicios del gobierno local, como en gobernabilidad democrática y mayor confianza de los ciudadanos. Es decir, me pregunto si puede un candidato “reinventar” política y administrativamente a un municipio al grado de transformarlo, como a veces escuchamos en algunos discursos. No estoy seguro de que eso sea posible si no se empieza por cambiar muchas de las rutinas, reglas e inercias que prevalecen en la vida municipal. Soy de la idea de que las políticas públicas municipales son apenas una agenda en construcción que busca cambiar el rol del municipio tradicional (de prestador de servicios) a otro de mayor dinamismo (moderno, recaudador, menos dependiente). Sin embargo, falta mucho camino por recorrer y espero que ahora que inician las campañas municipales escuchemos no promesas, sino mecanismos para transformar a esas organizaciones que son el primer contacto con los ciudadanos: los municipios. Estamos listos para escuchar las propuestas. *Profesor-investigador del Programa de Estudios Políticos y Gestión Pública de El Colegio de Sonora, jpoom@colson.edu.mx