Van Flameheart Aquí estoy de nuevo, debajo de este árbol, tan hermoso pero triste a la vez. Sus flores blancas me recuerdan a ti, a tu nombre, a tu voz, tu olor… Intento superarte peleando, buscando conflictos o incluso los hago yo mismo. A veces pierdo, a veces gano, pero como dicen, lo que no te mata te hace más fuerte, y le puedes preguntar a la cicatriz que llevo en la cara. Fuiste lo que nadie ha sido y nadie será Luna, no tienes idea cómo lamento tu muerte. Y lo bueno, es que en este lugar nadie ve mal una lamentación, es un cementerio y, a fin de cuentas, ¿a qué se viene a un cementerio si no es para lamentarse de la pérdida de una persona cercana? Juré jamás lamentarme tu muerte, como tú lo pediste, y no lo hago. Fuera del cementerio tengo el corazón hecho de piedra. Soy el hijo bastardo del rey de Rük antes de que subiera al poder, Glock Flameheart, ahora Glock Visperia por el matrimonio que contrajo. Me crie en las calles de Rük, más tarde tomé camino hacia Édola, una ciudad que para mí, parecía prometedora. En el camino conocí a mi esposa, Luna, y cuando cumplimos diecisiete, nos casamos y comenzamos a hacer negocios en Édola, y a pesar de que nunca fuimos adinerados, teníamos suficiente para comer y vivir bajo un techo. Justo cuando obtuvimos la atención de un mercante rico y le comenzaba a interesar una coalición con nosotros, Luna enfermó de un mal muy poco común, e incurable aún para los clérigos prodigios, se le llama “Fiebre del Maná”, que sólo le da a personas que tienen un núcleo mágico muy potente pero jamás lo desarrollaron. Mi esposa murió a la semana, con la piel teñida de azul. El mercante dejó de mostrar interés en un hombre destrozado, con moral rota e iniciativa inexistente, me hice un vagabundo buscapleitos, y en uno de esos pleitos callejeros estúpidos, conocí a Faustus, quién estaba en turno de patrullar la ciudad a días de haber regresado de una expedición a Rük. Fue muy amable conmigo a pesar de que sabía que yo había sido el iniciador del conflicto. -¡Eh! –exclamó Faustus mientras corría a ver qué es lo que había pasado en la zona del pleito. Yo estaba sentado encima de uno de los hombres noqueados fumando mi cigarro de la victoria. -Lo que sea que haya pasado no es de tu incumbencia soldadito. -Al contrario, me pagan por mantener el orden, ¿qué ha pasado? -Pues es un poco tarde para eso, el desorden ya comenzó y ya terminó –le dije mientras soltaba una bocanada de humo. -Interesante… Y tú, ¿eres el responsable del desorden? ¿O del orden? –me preguntó sarcásticamente. -¿Estás ciego? Obviamente soy el responsable de que estos hombres estén tomando un baño caliente burbujeante y con rosas. Rio un poco –suenas interesante, vamos a la taberna por una cerveza, yo la invito –invitó honestamente. -¿Y qué pasa si niego la limosna que me quieres dar? ¿Me matas con esa espada? ¿O sólo la tienes de adorno? -Francamente, me encantaría que estuviera de adorno, pero creo que es mucho mejor pasar dos horas tomando cerveza en una taberna con un desconocido, que pasar el resto del día y la noche en una celda húmeda –dijo mientras se encogía de hombros. -Por mantener el orden mejor que tú, ¿me premiarás con comida y cerveza? –le pregunté interesado. -¡Claro! Un buen ciudadano se lo merece –me dijo sarcásticamente. -Excelente, entonces vamos –tenía ya dos días sin comer otra cosa que no fueran sobras echadas a perder de basureros, no podía decir que no. Resumiré lo que pasó en la taberna diciendo que Faustus es un amigo ahora, hicimos un trato donde yo podía seguir “manteniendo el orden”, siempre y cuando fueran personas que realmente lo merecieran, personas problemáticas y peligrosas, a cambio de dos comidas al día. Accedí, de todas formas no tenía nada que perder y hacer eso me aseguraba no volver a pasar hambre o comer cosas desagradables. Más tarde, cuando Faustus se hizo más hábil con la espada, ofreció entrenarme y accedí. Faustus y yo formamos un lazo de amistad bastante fuerte. Me cambió un poco, lo acepto; por lo menos ya no hago destrozos y saqueos afectando a personas honestas y trabajadoras. Características: Cabello: Negro, corto y desarreglado. Ojos: Negros. Estatura: 1.80mts. Peso: 80kgs. Edad: 26 (al inicio de la historia). Raza: Humano. Piel: Moreno suave. Arma de elección: Mandoble. Estilo de pelea: Guerrero.