R obert Redford, el artista cinematográfico que ha arrancado suspiro entre las damas de un par de generaciones, produjo y dirigió la película “The Milagro Bean Field War”. Si usted la vio recordará que inicia con una vista panorámica de un estéril desierto. La tierra luce reseca y cuarteada, barrida por el viento y recalentada por el sol. Hábilmente, el director dirige la cámara alcanzar los 100 ó más años de edad. "Dale Carnegie nos dice en su libro “Cómo Ganar Amigos e Influir sobre las Personas” que si nos interesamos sinceramente por los demás, no solo viviremos probablemente más, sino que haremos también más felices, y también más interesantes, esos años". hacia una casita miserable. En su interior descubre a un anciano aún dormido, que despierta, desperezándose. Se levanta del camastro y se dirige al espejo colgado en la pared. Mira en el su arrugado rostro, y pronuncia entonces las primeras palabras del film: “Gracias, Señor, por permitirme despertar y ver otro día”. Barry J. Farber, en su libro “Diamantes Bajo Presión”, comenta sobre la película: “Nadie podría haberse encontrado en circunstancias más desalentadoras. Sin embargo, el anciano se sintió agradecido de estar vivo y de contemplar un nuevo día. Probablemente lo que lo mantenía con vida era la convicción de que la vida vale la pena vivirse. Hace ya años que murió Monseñor Fulton J. Sheen, quien fuera Arzobispo de Chicago, pero las enseñanzas en sus charlas radiofónicas siguen inspirándonos. En una de ellas, mencionaba la encuesta realizada en 40,000 personas aproximadamente, que tenían más de 100 años. Seguían, contaba Monseñor, una diversidad de dietas, algunos de ellos Para los apáticos, los que no se interesan por nadie ni por nada, los que viven solamente pensando en sí mismos, ese interés les es totalmente ajeno. Y como decía el psicólogo vienes Alfred Adler, son quienes causan y se causan las mayores heridas emocionales en la vida. Dale Carnegie nos dice en su libro “Cómo Ganar Amigos e Influir sobre las Personas” que si nos interesamos sinceramente Mi padre murió hace ya unos años. Tenía casi 98. Y el recuerdo más claro que tengo de sus últimos días es su interés por lo que ocurría a su alrededor. En mis visitas a la Ciudad de México, donde vivía, me sentaba con él a platicar por horas. Me preguntaba sobre mis planes para el futuro, sobre la guerra fría y sus inesperados desenlaces, sobre los cambios que ocurrían en el mundo, sobre el porqué los precios de los productos que compraba en el supermercado subían tanto. Se interesaba en mis hijos y lo que hacían, en lo que pasaba en Honduras y hasta en la posición en que quedaban semana a semana los equipos del futbol español, después de los partidos de la semana. Ese interés por la vida que lo mantuvo aceptablemente lúcido en sus últimos años, es el mismo que hacía al anciano de la película exclamar “Gracias, Señor, por permitirme despertar y ver otro día”. Es el mismo que permite a esas 40,000 personas, dispersas por el mundo, por los demás, no solo viviremos probablemente más, sino que haremos también más felices, y también más interesantes, esos años. ¿No tiene pues sentido, decidirse a crear y mantener ese interés por lo que nos rodea? Si es tan evidente, ¿por qué alguna gente no lo hace? La respuesta puede encontrarse en los hábitos de pensamiento. Y es ahí donde debemos trabajar, obligándonos conscientemente, a interesarnos en el mundo que nos rodea, y en las personas que nos rodean. Hacerlo repetidamente hasta que se convierta en un hábito y lo hagamos automática e inconscientemente. LO NEGATIVO: Vivir nuestra vida a medias, esperando a que los demás se interesen en nosotros. LO POSITIVO: Hacer nuestra vida más interesante, y probablemente más larga, tomando la iniciativa al interesarnos en todo aquello que nos rodea. realizaban algún tipo de ejercicio en tanto que otros llevaban una vida realmente sedentaria. Pero el único denominador, la característica común entre ellos, fue que se seguían interesando en la vida. Mantenían sus mentes ocupadas en aquello que los rodeaba. Reían y lloraban, decían tonterías, pero en lugar de lamentarse de que les quedara poco tiempo por vivir, disfrutaban cada "Debemos hacer nuestra vida más positiva e interesante tomando la iniciativa al interesarnos en todo aquello que nos rodea". momento y lo hacían valioso. 23