Disertación de estudio del presidente Ikeda CONFERENCIAS SOBRE GOSHO “ LA HERENCIA DE LA LEY SUPREMA DE LA VIDA” Capítulo 7 – 8 – 9 SOKA GAKKAI INTERNACIONAL DE CHILE CONFERENCIAS SOBRE EL ESCRITO LA HERENCIA DE LA LEY SUPREMA DE LA VIDA [ Capítulo 7 ] Mantener la fe durante toda la vida: Nuestra fe en esta existencia nos asegura la felicidad a través del pasado, presente y futuro Disertación Es inusual nacer como ser humano [considerando las incalculables formas de vida que existen]; por ende, la vida humana es difícil de mantener.1 Desde el punto de vista de la eternidad, esta existencia resulta tan breve como un fugaz instante. Mi mentor Josei Toda, segundo presidente de la Soka Gakkai, solía decir: “Dentro de cien años, ninguno de nosotros estaremos aquí”. La vida es limitada; por eso, es importante cómo la habremos de vivir. El budismo enseña que, en esta existencia, uno puede construir su victoria por toda la eternidad. Con ese propósito practicamos. Y nuestro éxito en este desafío depende de que podamos mantener la práctica budista toda la vida; en otras palabras, depende de que perseveremos en la fe. En nuestro análisis del escrito La herencia de la Ley suprema de la vida, hasta este punto, hemos examinado algunos de los elementos vitales en lo que concierne a abrazar y mantener la fe en la Ley primordial de Myoho-renge-kyo. Uno de ellos, como ya vimos, es entonar Nam-myoho-renge-kyo con la convicción de que no hay diferencia alguna entre nosotros, el Buda y la Ley; y que nuestra vida y nuestra muerte son funciones intrínsecas de Myoho-rengekyo, fases que transcurren sucesivamente en el estado de Budeidad.2 Este es el principio que Shakyamuni ––el Shakyamuni que obtuvo la iluminación en el remoto pasado–– enseñó poniendo como ejemplo su propia vida, y que expuso como esencia del Sutra del loto para guiar a todas las personas hacia la Budeidad. Otro elemento clave, tal como ya expusimos, es armarnos de una fe resuelta, basada en la postura de consagrarnos a cada momento como si fuera el último de nuestra vida, y practicar con esta actitud toda la vida, para poder llegar al instante de la muerte con una fe correcta y firme, y así cerrar el balance final de esta existencia.3 1 El Daishonin escribe: “Es muy raro nacer como ser humano. El número de seres dotados de vida humana es tan pequeño como la tierra que cabe sobre una uña. La existencia de un ser humano es algo difícil de conservar, así como es difícil mantener el rocío sobre la hierba”. The Writings of Nichiren Daishonin (WND), Soka Gakkai, Tokio, 1999, vol. 1, pág. 851. 2 El Daishonin escribe: “No hay ninguna diferencia o separación entre el buda Shakyamuni ––quien obtuvo la iluminación hace incontables kalpas––, el Sutra del loto ––que conduce a todas las personas a la Budeidad–– y nosotros, las personas comunes. Entonar Nam-myoho-renge-kyo con esta conciencia es heredar la Ley suprema de la vida y la muerte. Esta es una cuestión de importancia primordial para los discípulos y seguidores laicos de Nichiren, y es lo que significa abrazar el Sutra del loto”. WND, vol. 1, pág. 216. 3 El Daishonin escribe: “Con respecto a aquel que se arma de fe y entona Nam-myoho-renge-kyo con la profunda conciencia de que ése es el último momento de su vida, el Sutra proclama: “Cuando la vida de estas personas concluya, un millar de budas extenderán sus manos para recibirlos, librarlos de todo temor e impedir que caigan en los malos caminos de la existencia”. (Sutra del loto, cap. 28, pág. 332) ¡Cómo contener las lágrimas ante la dicha indescriptible de saber que no sólo uno o dos, no sólo cien o doscientos, sino nada menos que mil budas nos darán la bienvenida con los brazos abiertos!”. Véase WND, vol. 1, págs. 216217. Ambos ejes recalcan la importancia de perseverar en la práctica budista a lo largo de toda la vida. Si queremos que nuestra postura de fe sea correcta y firme en el momento de la muerte, debemos seguir esforzándonos en la fe como si este momento fuese el último de nuestra vida. Sin embargo, hay que notar que en La herencia de la Ley suprema de la vida, el Daishonin explica esta importancia no sólo desde el enfoque limitado de esta existencia, sino desde una perspectiva mucho más amplia, que abarca las “tres existencias” (pasado, presente y futuro). En otras palabras, si practicamos fielmente la Ley Mística toda la vida y en el instante de la muerte nuestra determinación interior es firme y correcta, no sólo esta existencia sino todas las demás, pasadas y futuras ––es decir, nuestra vida a través de las tres existencias–– serán una totalidad y, como tal, compartirán la “herencia del Sutra del loto”. 4 Vemos entonces que nuestra vida y nuestra muerte a lo largo de la eternidad son funciones de la Ley Mística, que resplandecen con el fulgor del estado de Buda. La vida a lo largo de las tres existencias: el pasado, presente y futuro Mis seguidores hoy pueden aceptar y mantener el Sutra del loto debido a los firmes lazos que han creado con esta enseñanza en sus existencias pasadas. Sin falta, obtendrán el fruto de la Budeidad en el futuro. La herencia del Sutra del loto fluye en la vida de aquellos que jamás lo abandonan en ninguna existencia, ni en el pasado, ni el presente ni en el futuro. Pero aquellos que no creen en el Sutra del loto y actúan contra él inmediatamente “destruirán todas las semillas para llegar a ser budas en este mundo”.5 Como ellos mismos cercenan su propio potencial para manifestar la iluminación, no comparten la herencia de la Ley suprema de la vida y la muerte.6 El Daishonin dice: “Mis seguidores hoy pueden aceptar y mantener el Sutra del loto debido a los firmes lazos que han creado con esta enseñanza en sus existencias pasadas. Sin falta, obtendrán el fruto de la Budeidad en el futuro”.7 Aquí palpita su convicción inequívoca de que nuestro firme vínculo con el Sutra del loto en existencias pasadas es la causa que nos ha permitido adoptar la fe en el Sutra en esta vida, lo cual, a su vez, obra como causa para que logremos la Budeidad también en existencias futuras. Estas palabras son, específicamente, un aliento destinado a Sairen-bo, a quien fue escrita esta carta, quien trataba de practicar el Sutra del loto mientras sobrellevaba el exilio. Pero también pueden verse como una afirmación de que, si uno aprovecha al máximo esta existencia para transformar su vida positivamente, también estará transformando positivamente la totalidad de su vida. Es decir, todas las existencias del pasado, presente y futuro. 4 Véase WND, vol. 1, pág. 217. 5 Sutra del loto, cap. 3, pág. 74. 6 WND, vol. 1, pág. 217. 7 WND, vol. 1, págs. 216-217. Desde el punto de vista de la secuencia cronológica, es fácil apreciar que los cambios operados en esta existencia surten efectos en las existencias futuras. Tal vez sea más difícil entender de qué manera esas modificaciones podrían afectar las vidas pasadas… A la vez, aunque se hable de transformar el ciclo de nacimiento y muerte, esto no quiere decir que le pongamos fin. Cuando adoptamos la fe en el Sutra del loto en esta existencia, podemos comprender profundamente que los nacimientos y muertes anteriores en el estado de la ilusión y el sufrimiento son como un sueño, y que la vida y la muerte como funciones de la Ley Mística ––es decir, en el estado de Budeidad–– son la verdadera realidad iluminada. Este es el verdadero aspecto de la vida tal como el Buda la percibe claramente.8 Los seres humanos por lo general creen que el mundo del sufrimiento es su verdadera realidad. Pero, desde el punto de vista de la naturaleza primigenia e intrínseca de la vida, este mundo de sufrimiento es como un sueño. En un escrito titulado La declaración unánime de los budas de las tres existencias, el Daishonin describe el nacimiento y la muerte que un ser experimenta en los nueve estados como un “mundo de sueños”, y el estado de Budeidad eterno e invariable de la Budeidad como el verdadero estado iluminado. Allí escribe: Uno debería comprender, asimismo, que la propia mente que contempla el mundo de sueños del nacimiento y la muerte en los nueve estados no es distinta de la mente que despierta, en el estado de Budeidad, que es eterno e invariable. El lugar donde uno contempla el mundo de sueños del nacimiento y la muerte en los nueve estados no es distinto del lugar donde uno experimenta el despertar del estado de Buda, eterno e invariable. No hay diferencia en la mente en sí; no hay diferencia en el lugar donde ello ocurre. Pero los sueños son falsos y vacíos en su totalidad, mientras que aquello que se experimenta en estado de despertar es totalmente verdadero.9 Cuando vemos nuestras existencias pasadas desde el estado de vida realmente iluminado, que surge cuando uno abraza la Ley Mística en el presente, podemos reconocer que hemos creado sólidos lazos con el Sutra del loto en el y desde entonces. Tener un vínculo con el Sutra del loto significa que nuestra naturaleza de Buda innata ha sido activada a partir de escuchar la enseñanza que permite a todas las personas lograr la iluminación. Esta relación puede ser positiva o negativa, así que los “firmes lazos con el Sutra del loto”10 de los que habla el Daishonin en este escrito no se limitan a una relación positiva. Es así, porque la naturaleza de Buda se estimula en ambos casos: no sólo cuando uno adopta la fe en el Sutra del loto, sino incluso cuando lo rechaza. Nuestra relación con el Sutra del loto en existencias pasadas es la causa que nos lleva a creer en el Sutra del loto en el presente; cuando mantenemos esta fe hasta el final de esta existencia, concluimos nuestra vida en este mundo 8 El capítulo “Duración de la vida” (16º) del Sutra del loto señala: “El Que Así Llega percibe el verdadero aspecto de los tres mundos exactamente como es. No existe la pleamar y la bajamar del nacimiento y la muerte. No hay existencia en este mundo y extinción posterior. No tiene sustancia ni tiene vacío; no es coherente ni es diversa. No es lo que perciben que es aquellos que habitan en los tres mundos. El Que Así Llega percibe todas estas cosas claramente y sin error”. Véase Sutra del loto, cap. 16, pág. 226. 9 WND, Soka Gakkai, Tokio, 2006, vol. 2, pág. 846. 10 Véase WND, vol. 1, pág. 217. con una postura de fe correcta y firme. En tal caso, la existencia actual se convierte en la causa para que obtengamos el fruto de la Budeidad en todas las existencias siguientes. Como ya vimos en entregas anteriores, este logro futuro de la iluminación no significa que, después habremos de vivir ociosamente en algún paraíso ultraterrena o que nos convertiremos en budas trascendentales. En cambio, quiere decir que adoptaremos diversas identidades como budas que, inmersos en el ciclo de nacimiento y muerte, encarnan las funciones benevolentes del universo y se esfuerzan permanentemente por liberar a los seres vivos del sufrimiento en la realidad del mundo saha. Un buda siempre experimenta el ciclo de nacimiento y muerte, a través del pasado, presente y futuro. A esto se refiere el Daishonin con la frase “en ninguna existencia”11, que también podría expresarse como “la vida a través de las tres existencias”. La ley de causa y efecto: Todo, en última instancia, depende del presente A continuación, quisiera referirme al principio budista de la causalidad que opera a través del pasado, presente y futuro. Ante todo, algo especial es que en su análisis sobre la ley causal, el Daishonin siempre hace hincapié en el presente. En La apertura de los ojos, cita un pasaje del Sutra de la contemplación sobre el terreno de la mente, referente a las funciones causales a o largo de las tres existencias: Si queréis comprender las causas que existieron en el pasado, observad los resultados tal como se manifiestan en el presente. Y si queréis comprender qué resultados se manifestarán en el futuro, observad las causas que existen en el presente.12 La primera vez que leí esta frase en mi juventud, recuerdo que quedé impactado, porque me hizo entender que, en lo concerniente a la ley de causa y efecto, nada era tan importante como el presente y como nuestra fe. El pasaje del sutra y la explicación del Daishonin, ambos incluidos en La apertura de los ojos, esclarecen que la esencia de la idea budista sobre la causalidad yace en cambiar nuestra determinación en el presente. Vemos que el Daishonin expresa una absoluta convicción en que se puede cambiar cualquier karma negativo del pasado, y una absoluta esperanza en gozar de un futuro de inmensa felicidad. Y todo como resultado de sus actos presentes en bien de la Ley.13 El budismo del Daishonin nos permite establecer una determinación sólida en el presente, para poder convertir los pesares y las miserias del pasado en una esperanza inagotable enfocada en el futuro. El corazón de la enseñanza del Daishonin es que nos desafiemos en el momento actual, sean cuales 11 Ib., pág. 217. 12 WND, vol. 1, pág. 279. 13 En La apertura de los ojos, el Daishonin indica que ha enfrentado adversidades en esta existencia con el propósito de poder expiar rápidamente la falta de haber actuado contra la Ley en existencias pasadas y lograr la Budeidad mediante el beneficio de mantener la Ley Mística. A este principio se le llama “disminuir la retribución kármica”. Concluye este escrito diciendo: “Por lo que hice, fui condenado al exilio, pero este es un sufrimiento menor, limitado a mi existencia actual, y del que no vale la pena lamentarme. En mis existencias futuras, disfrutaré de una inmensa felicidad, y este pensamiento me colma de profunda alegría”. Véase WND, vol. 1, pág. 287. fueren las dificultades que hoy nos toque vivir, con el optimismo invariable y la convicción de que el futuro se puede cambiar. Sea como fuere, nuestra fe y nuestra práctica budista en esta existencia determinan la dirección de todas nuestras existencias, en el pasado, presente y futuro. Es decir, definen si quedarán encuadradas en la felicidad y el amor compasivo, o en la angustia y la oscuridad. La fe es esperanza infinita… No hay duda de que, en esta existencia y en este momento, podemos crear las causas de nuestra futura felicidad eterna. Como su poder beneficio es muy difícil de aprehender, a la Ley se le llama “mística”. La fe incesante asegura nuestro rumbo a través del pasado, presente y futuro Un aspecto vital de nuestra práctica budista yace en mantenerla sin cesar, durante toda la vida.En su Carta a Niike, el Daishonin recalca la importancia de manifestar la fe hasta el final: Sea diligente y fortalezca su fe hasta el último momento de su vida. De otro modo, terminará lamentándolo. Por ejemplo, el viaje a Kamakura a Kioto lleva doce días. Si usted viaja hasta el undécimo y se detiene cuando sólo resta una jornada, ¿cómo podrá admirar la Luna sobre la capital?14 Es un célebre pasaje. Aunque hemos tenido la gran fortuna de conocer y adoptar el budismo del Daishonin, si dejamos de practicar antes de que finalice nuestra vida, no podremos llegar a la cumbre suprema de la Budeidad. Ya que la llama de la práctica budista se extingue con facilidad, el Daishonin nos exhorta a ser diligentes en el desarrollo de nuestra fe. ¿Por qué se extingue fácilmente la llama de nuestra fe? Porque las personas se dejan vencer enseguida por el deseo de fama y de fortuna, o se doblegan ante los ataques de los tres obstáculos y los cuatro demonios. Por eso, el Daishonin afirma: “Fortalezcan su fe día tras día y mes tras mes. Si su determinación flaquea tan sólo un instante, las funciones demoníacas sacarán ventaja”.15 Cuando uno afloja o su determinación en la fe cede, se activa la oscuridad inherente a la vida; es decir, se dispara la propia negatividad. Por tal motivo, mantener la fe toda la vida depende de nuestra determinación de seguir esforzándonos en la práctica budista. El propio Daishonin juró no retroceder jamás ni vacilar en el camino de la fe. Por ejemplo, cuando describe la resolución que tenía justo antes de proclamar públicamente su enseñanza, afirma: “Juré mantener el deseo potente e inquebrantable de salvar a todos los seres, sin jamás flaquear en mis esfuerzos”. 16 Y aun exiliado en la isla de Sado, su determinación fue no abandonar jamás su juramento: “Seré el pilar del Japón. Seré los ojos del Japón. Seré el gran navío del Japón. ¡Este es mi juramento, y jamás lo 14 WND, vol. 1, pág. 1027. 15 falta 16 Ib., vol. 1, pág. 240. abandonaré!”.17 Nichiren Daishonin mostró con su propia vida la importancia capital de mantener siempre una fe firme y constante. Profundizar día a día nuestra fe y nuestra oración Desde este punto de vista, quisiera confirmar que todos los miembros de la SGI disfrutarán con certeza una vida triunfal basada en la fe. Centrados en la noción sobre la vida y la muerte que expone Nichiren Daishonin ––la visión budista sobre la eternidad de la vida–– es claro que el momento de la muerte es la culminación de nuestra existencia actual. Porque representa no sólo la página final de esta existencia, sino también la partida hacia la vida siguiente. Nichiren Daishonin subraya específicamente la importancia de “ante todo, aprender lo concerniente a la muerte”.18 Y el presidente Toda acostumbraba expresar: “El propósito de nuestra práctica budista desemboca en nuestro instante final”. Así pues, en el budismo de Nichiren Daishonin existe la premisa fundamental de que la fe incesante implica una fe que se torna más profunda “día tras día y mes tras mes”,19 hasta que se cierre la última página de nuestra existencia. En verdad, debemos recordar seriamente que nuestra fe necesita mejorar en forma continua. Hasta las plantas y los árboles experimentan un crecimiento firme e incesante. En general, uno percibe los cambios visibles, como cuando salen nuevos brotes o se abre una flor, pero la persona que examina las cosas con los ojos del poeta o el observador perspicaz sabe detectar hasta los cambios más sutiles que se producen día a día. Del mismo modo, nuestra fe debe seguir creciendo y profundizándose en forma firme y segura, día tras día, a medida que nos esforzamos en nuestra práctica diaria de gongyo y en las actividades de la SGI. Perseverar en las dos vías de la práctica y el estudio en la SGI ––la organización que impulsa el kosen-rufu exactamente de acuerdo con las enseñanzas del Daishonin–– sirve en forma constante para profundizar nuestra fe hacia el logro de la Budeidad en esta existencia. Como escribe el Daishonin: “Si uno impregna algo muchas veces en tintura de índigo, obtiene un azul más intenso que el de las hojas [con que se prepara la tinción]. El Sutra del loto es como el índigo, y la fortaleza de nuestra práctica es como el azul que se torna cada vez más intenso”.20 Gracias al esfuerzo que hacemos en la fe cada día, nuestra vida queda más y más imbuida de Myoho-renge-kyo. En términos más concretos, profundizar la fe significa profundizar la oración. Nuestras oraciones son un reflejo de nuestro estado de vida. A medida que mantengamos la práctica budista, nuestra oración evolucionará y nuestra convicción será cada vez más profunda. 17 Ib., vol. 1, págs. 280-281. 18 El Daishonin escribe: “En mirada retrospectiva, he venido estudiando las enseñanzas del Buda dese que era niño. Y me encontré pensado: ´La vida del ser humano es fugaz. El aire que uno exhala no espera la siguiente inhalación. Ni siquiera el rocío ante el viento sirve cabalmente como metáfora. Es propio de este mundo que el hombre, sea sabio o necio, joven o viejo, jamás sabe qué le ocurrirá en el instante siguiente. Por eso, ante todo, uno debe aprender lo concerniente a la muerte y, luego, las demás cosas`”. Véase WND, vol. 2, pág. 759. 19 Véase WND, vol. 1, pág. 997. 20 WND, vol. 1, pág. 457. Una vida de satisfacción personal, contribución social y victoria La fe es algo que debe seguir cultivándose durante todo el transcurso de la existencia. En relación con un compromiso de por vida al desarrollo humano y al crecimiento espiritual, tomemos un ejemplo que se remonta a la India antigua. Antes de los tiempos de Shakyamuni, era habitual considerar que la vida se dividía en cuatro períodos diferenciados. Se los conoce como los cuatro ashramas, o etapas de la vida. El primer estadio es el del estudiante (brahmacari). Es el período en que uno estudia bajo la tutela de un maestro, para llegar a ser un individuo instruido y bien formado. El segundo es el período del jefe de familia (grihastha), cuando uno asume responsabilidades, tanto en la sociedad como en la vida familiar. El tercer estadio es el del individuo retirado (vanaprastha), cuando el ser humano se distancia de la búsqueda de riqueza y afanes mundanales, para enfocarse en el recogimiento y la vida religiosa. El cuarto estadio es el del renunciante (sannyasi), que desecha todo apego y emprende la travesía hacia la iluminación espiritual, dispuesto a emanciparse de los sufrimientos del nacimiento y la muerte. En otras palabras, el pueblo de la India antigua seguía un curso formado por cuatro tramos: el desarrollo personal, las responsabilidades sociales y familiares; la práctica religiosa, y el logro del sentido supremo en la vida. En este resumen se condensa la forma en que abordaban la vida. Con un compromiso semejante en la fe, los miembros de la SGI estamos avanzando en pos de la realización personal, la contribución social y la victoria en la vida como metas. La etapa de la División de Jóvenes ––desde la adolescencia en adelante–– es, básicamente, la época en que se toma conciencia del propósito en la vida, y en que uno se forja como valor humano. Podría decirse que esto corresponde al estadio del “auto descubrimiento y la formación”. Descubrir en esta etapa un firme sentido de propósito da un poderoso ímpetu al desarrollo del propio potencial en años sucesivos. El crecimiento de los jóvenes que poseen esta clara determinación es, realmente admirable. Conocí al presidente Toda a mis diecinueve años. Durante casi diez años, recibí su capacitación y su enseñanza directa. Este año cumpliré sesenta años de práctica budista, desde que adopté la fe en el budismo de Nichiren Daishonin. Durante ese período juvenil de lucha al lado de mi mentor, construí las bases de mi vida entera. A continuación viene el período correspondiente a las divisiones de adultos (de señoras y señores), que se extiende hasta la edad del retiro. Si la época de las divisiones juveniles y la adolescencia corresponde al “autodescubrimiento y prueba real”. Es el estadio en que uno demuestra su fe de manera tangible: en el trabajo y en la vida personal, en el vecindario, en la sociedad… Es el tiempo de cumplir plenamente la propia misión y la responsabilidad social, de desplegar y exhibir libremente en el medio circundante en el verdadero poder de la fe. A continuación, viene la etapa del grupo Muchos Tesoros: nuestros mayores en el mundo de la fe. Es época de hacer resplandecer la vida, mucho más aún, con la luz de la fe, aspirando a la meta suprema en esta existencia que es el logro de la Budeidad. Podríamos describirlo como el período de “la madurez y la alegría”, pues en la fe no existe la edad jubilatoria. Antes bien, este período es clave para profundizar mucho más todavía la fe y hacerla brillar en grado superlativo. El punto de partida y el propósito de budismo yacen en resolver y trascender los sufrimientos del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. Nuestro desafío en el capítulo final de la vida es triunfar personalmente sobre estas cuestiones primordiales de la existencia humana, y alcanzar la meta más esencial de la práctica budista. El presidente Toda decía: “La última par… de la vida es importante; el que es feliz en los últimos años de su existencia ha triunfado”. En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente leemos: “Las palabras `cuatro caras´ [de la Torre de los Tesoros] representan los cuatro sufrimientos del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. Estos cuatro aspectos de la vida dignifican la Torre de nuestra vida individual.21 El Sutra del loto dice que cuando apareció la Torre de los Tesoros, de los cuatro lados emanó una dulce fragancia.22 El Daishonin explica aquí que estas cuatro caras no son más que el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte, que adornan nuestra vida con su hermosa fragancia. Hay un aspecto inmensamente profundo en esta interpretación de los cuatro sufrimientos universales como una fragancia que adorna la vida. Esto describe un estado de vida que ha tomado conciencia de la naturaleza primordial e inherente de la vida y la muerte ––es decir, la vida y la muerte como funciones de Myoho-renge-kyo––, en el cual fluye en abundancia la vitalidad fundamental del universo, y palpita la ilimitada alegría de nacer y morir en la Budeidad. Esta conciencia es la clave para poder considerar el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte como una fragancia que adorna la Torre de los Tesoros de nuestra vida, y gozar por siempre de vitalidad, buena fortuna y beneficios inmensos, imbuidos de las cuatro virtudes: eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza. 21 The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente) traducido por Burton Watson, Soka Gakkai, Tokio, 2004, pág. 90. 22 El Sutra del loto expone: “Los cuatro lados [de la Torre de los Tesoros] emitieron una fragancia de ………. y de sándalo que impregnó el mundo entero”. Véase Sutra del loto, cap. 11, pág. 170. CONFERENCIAS SOBRE EL ESCRITO LA HERENCIA DE LA LEY SUPREMA DE LA VIDA [ Capítulo 8 ] “Distintas personas con un mismo propósito”: La verdadera herencia de la fe fluye en la comunidad armoniosa de creyentes que comparten el gran juramento del kosen-rufu Disertación Hasta este punto, el Daishonin ha descrito las características de la fe donde palpita la herencia de la Ley suprema de la vida y la muerte. Para resumir, dicha fe se caracteriza por: 1) la convicción de que uno logrará la Budeidad en esta existencia; 2) la profunda disposición de vivir este instante como el último de la existencia; 3) la actitud de mantener la práctica hasta el final de la vida. La herencia para el logro de la Budeidad se encuentra en esta fe firme y resuelta. El propósito de nuestro movimiento por el kosen-rufu yace en enseñar a los demás la fe en la Ley Mística y en lograr un mundo donde haya paz. Dos factores indispensables para lograr esta meta son la comunidad armoniosa de practicantes y el espíritu de maestro y discípulo. La comunidad armoniosa de practicantes y la inseparabilidad de maestro y discípulo Todos los discípulos y seguidores laicos de Nichiren deben entonar Nam-myoho-renge-kyo con el espíritu de ser distintas personas con un mismo propósito, trascendiendo todas las diferencias que pueda haber entre ellos,23 hasta llegar a ser inseparables como los peces y el agua en que nadan. Este lazo espiritual es la base para la transmisión universal de la Ley suprema de la vida y la muerte. Aquí yace el verdadero objetivo de la propagación de Nichiren. Cuando estén unidos así, hasta el gran deseo de la propagación universal podrá concretarse. Pero si alguno de los discípulos de Nichiren rompe la unión de distintas personas con un mismo propósito, será como un guerrero que destruye su propio castillo desde adentro.24 La herencia de la Ley suprema de la vida y la muerte, para fluir correctamente, necesita apoyarse en la lucha de maestro y discípulo enfocada en concretar el kosen-rufu. El kosen-rufu en el Último Día de la Ley es una contienda entre la Budeidad y la función destructiva. Sin una comunidad 23 La frase “trascender todas las diferencias que pueda haber entre ellos” podría traducirse, literalmente, como “sin pensar en el yo y en los otros, en esto y en aquello”. Esto no debe verse como una negación de la individualidad, sino como una exhortación a cerrar las brechas que dividen a las personas, originadas en el egocentrismo. 24 The Writings of Nichiren Daishonin (WND), Soka Gakkai, Tokio, 1999, vol. 1, pág. 217. armoniosa de practicantes sólidamente unidos en torno a un mismo propósito, donde palpite la inseparabilidad de mentor y discípulo, no hay ninguna esperanza de triunfar en esa batalla. En el pasaje que estudiaremos esta vez, el Daishonin manifiesta su propia expectativa en todos sus discípulos, sacerdotes y laicos, y describe su visión ideal sobre la relación de maestro y discípulo y sobre la comunidad armoniosa de creyentes que luchan a su lado por lograr el kosen-rufu en el Ultimo Día de la Ley. Para ello, exhorta a sus seguidores a trascender todas las diferencias que pueda haber entre ellos, hasta ser inseparables como los peces y el agua; también los insta a unirse como “distintas personas con un mismo propósito”. La herencia de la Ley suprema de la vida y la muerte, nos dice, fluye en la vida de todos los que entonan Nam-myoho-renge-kyo ––como práctica para uno y para los demás––, basados en este espíritu de igualdad y unión. “Trascender todas las diferencias” Primero, detengámonos en el término “diferencias”, en la frase “trascendiendo todas las diferencias que pueda haber entre ellos”. El Daishonin, específicamente, está refiriéndose a los sentimientos de antagonismo, discriminación y egoísmo que surgen de la tendencia a ver al yo y a los otros, o a los fenómenos, como términos separados y desconectados. Esta tendencia obstruye la empatía y el entendimiento. La herencia del Buda no fluye en aquellos que tienen esta mentalidad negativa y limitada por su ego. A la naturaleza humana le es demasiado fácil sucumbir al egoísmo y al interés personal, cuando se ve tentada por el poder, el reconocimiento o el provecho personal, cuando se apega fuertemente al prestigio social y a la posición, o cuando se deja obsesionar por el afán de popularidad, fama o fortuna. La fe, en última instancia, es una lucha contra nuestro propio egocentrismo. Puede que alguien tenga un alto cargo organizativo o que hable con gran elocuencia, pero si ha perdido la fe y sus motivaciones remiten a intereses egoístas, le resultará imposible continuar en la comunidad armoniosa y pura de creyentes que comparten el gran juramento o deseo del kosen-rufu. De hecho, en su escrito, el Daishonin se refiere a los practicantes que perturban la unión de “distintas personas con un mismo propósito” y dice que son “como un guerrero que destruye su propio castillo desde adentro”.25 En otras palabras, son como “lombrices en las entrañas del león”, que destruyen desde adentro el movimiento por el kosen-rufu. Por eso, el Daishonin indica a sus seguidores la importancia de “trascender todas las diferencias que pueda haber entre ellos”. “Ser inseparables como los peces y el agua en que nadan” Además, el Daishonin dice que sus seguidores deben ser “inseparables como los peces y el agua en que nadan”.26 Esto habla de una postura de armonía y de unión. También conlleva una actitud de respeto, comprensión, apoyo y afecto recíprocos, sin detenerse en diferencias superficiales referidas a 25 WND. 26 las circunstancias o a los cargos. Para decirlo llanamente, significa “llevarse bien”. Cuando trabajamos juntos por un mismo objetivo tan grande como el kosenrufu, basados en la inseparabilidad de maestro y discípulo, inspirándonos, alentándonos, apoyándonos unos a otros, naturalmente se generan lazos de valoración y empatía, y uno busca cuidar y encuadrar sus relaciones en un marco positivo y respetuoso. En las organizaciones dinámicas y pujantes, es común notar que entre sus dirigentes impera un buen entendimiento y que hay fluidas relaciones de colaboración y apoyo mutuos. El emperador Liu Pei y su leal primer ministro Chuko K´ung-ming, dos de los protagonistas del clásico chino Romance de los tres reinos, mantenían lazos de profunda admiración recíproca y de gran respeto mutuo. Eran “como los peces y el agua”. Cuando hacemos propio el ardiente anhelo del Buda, entontamos el daimoku y emprendemos la tarea del Buda por la felicidad de las personas y el logro del kosen-rufu, llegamos a ver que todos nuestros compañeros de fe son personas dignas del mayor respeto que, como nosotros, también están construyendo vidas de inmensa misión. Esto crea la base de una vibrante relación de camaradería y de inspiración mutua, que está por sobre toda discriminación o antagonismo. La herencia de la fe y la postura de ser “distintas personas con un mismo propósito” Además, el Daishonin recalca la importancia de unirnos con la postura de ser “distintas personas con un mismo propósito”. Esto constituye el cimiento de la comunidad armoniosa de practicantes. No hace falta decir que esto también implica los dos puntos que antes señalé. “Distintas personas” ––también suele expresarse como “muchas personas“– – significa que cada uno tiene su propia singularidad, aptitud, función que cumplir, y tantos otros rasgos que lo caracterizan. En sentido general, “un mismo propósito” significa compartir un objetivo común y valores mancomunados. Para nosotros, más específicamente, ese propósito común que compartimos es la fe en la Ley Mística y el gran juramento del kosen-rufu. En el budismo, la postura de ser “distintas personas con un mismo propósito” se refiere a la armonía entre el individuo y la agrupación, basada en la Ley. Indica una comunidad de valores humanos dinámica y de gran diversidad, en la cual todo se inspiran y alientan mutuamente en pos del kosen-rufu. El Daishonin saca la conclusión de que la herencia de la Ley suprema de la vida y la muerte fluye en la vida de aquellos que entonan Nam-myoho-renge-kyo con esta postura. En este y en otros escritos, recalca, en primer lugar, que la unión es la clave para lograr el éxito y la victoria en todos los quehaceres, 27 y en segundo término, que la unión es indispensable en la lucha por el kosen-rufu en el Último Día de la Ley, que es una contienda entre la función del Buda y la 27 El Daishonin escribe: “Cuando en el pueblo predomina la unión de distintas personas con un mismo propósito, estas podrán lograr todas sus metas; en cambio, cuando son iguales en apariencia pero albergan distintos pensamientos, no serán capaces de obtener nada digno. Los más de tres mil volúmenes de la literatura confuciana y taoísta abundan en ejemplos.[…] Hasta un solo individuo terminará fracasando, si tiene dos objetivos contradictorios. Pero cien o mil personas pueden cumplir lo que desean, con toda seguridad, si comparten un mismo propósito”. Véase WND, vol. 1, pág. 618. función demoníaca o negativa. También expresa su firme convicción en que él y sus discípulos, mientras mantengan esta unión y este compromiso con el kosen-rufu, podrán triunfar aun frente a los obstáculos más temibles.28 Hacer daimoku con un mismo compromiso La postura de ser “distintas personas con un mismo propósito”, en cierto sentido, representa la manifestación última de la “estrategia del Sutra del loto”,29 que es entonar Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon y, específicamente, orar con un mismo compromiso enfocado en el kosen-rufu. Ningún proyecto o estrategia dará resultado en el mundo del kosen-rufu si no existe este daimoku, con este compromiso y esta unión. La poderosa oración basada en la unión también se traducirá en un tremendo ímpetu de avance. Así que, aunque surjan personas que busquen perturbar la unión de nuestro movimiento, su influencia negativa será repelida por el espíritu enfocado y unido de todos los demás. “Un mismo propósito”, o sea, un compromiso compartido, también se aplica al gran juramento de lograr el kosen-rufu; este es el ardiente deseo del Buda, que busca guiar a todas las personas a la iluminación, y es también el apasionado anhelo del mentor. “Un mismo propósito” significa adoptar este deseo como propio y trabajar con miras a su concreción. La esencia de este compromiso se encuentra en la oración motivada y enfocada en el kosen-rufu. Y en la Soka Gakkai, esta oración palpita con inmensa vitalidad. El ritmo de la perfecta victoria Cuando avanzamos con la unión de “distintas personas con un mismo propósito”, basados en el daimoku por el logro del kosen-rufu, generamos una tremenda fuerza propulsora y una energía que asegura la victoria. Todos los que tengan este corazón serán capaces de trabajar juntos armoniosamente, y de sentir alegría aun en medio de difíciles batallas. La unión de propósito es la clave para crear este ritmo de victoria y de actividad dinámica. En otras palabras, el “ritmo de la Ley Mística” surge cuando todos unen su corazón con el corazón del Buda, y asumen como propio el gran juramento del kosen-rufu. Como la vida de todos resuena con el noble espíritu del Buda, es natural que se genere crecimiento, desarrollo, júbilo y victoria. Pero esto también se traduce en un bastión indestructible de talento creativo, felicidad y paz, que une a as personas mediante lazos mucho más hondos que los de la simple amistad. Establecer en nosotros la unión de “distintas personas con un mismo propósito” significa que cada uno calibre su corazón con el gran juramento del Buda y con el espíritu de su mentor. En tal sentido, la esencia de esta unión en la fe no es otra cosa que la inseparabilidad del maestro y discípulo. 28 El Daishonin escribe: “Aunque Nichiren y sus seguidores sean pocos, como son individuos distintos pero unidos por un mismo pensamiento, sin falta cumplirán su gran misión de propagar ampliamente el Sutra del loto. Aunque los malos sean muchos, no prevalecerán ante una sola gran verdad, del mismo modo que una sola lluvia torrencial basta para poner fin a muchos incendios voraces. Este principio también se aplica a Nichiren y a sus seguidores”. Véase ib., pág. 618. 29 La estrategia del Sutra del loto consiste en luchar contra las adversidades y dificultades basándonos en la práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon. En el escrito La estrategia del “Sutra del loto”, el Daishonin dice: “Utilice la estrategia del Sutra del loto antes que ninguna otra”. Véase ib., pág. 1001. En este escrito, el Daishonin continúa esclareciendo el punto crucial, y es que el verdadero objetivo de su propagación yace en asegurar que sus seguidores encarnen y corporifiquen la unión de “distintas personas con un mismo propósito”. Pues sólo una comunidad de practicantes unidos de esta forma puede perpetuar con éxito la herencia del buda y construir un movimiento perdurable, basado en la inseparabilidad de maestro y discípulo, y asegurar que dicha herencia continúe fluyendo en el futuro, ampliamente y sin interrupción. El Daishonin sabía que, cuando él muriera, sólo la existencia de una organización de creyentes sólidamente unidos, donde perviviera su corazón, permitiría a la gente de las generaciones futuras ––que no lo conocerían personalmente–– abrazar la fe y practicar como discípulos suyos, con el mismo compromiso enfocado en el kosen-rufu. De esta manera, la herencia de la fe para el logro de la Budeidad fluiría por toda la eternidad. Por tal razón, el Daishonin escribe que cuando sus seguidores establezcan esta unión entre “distintas personas con un mismo propósito”, “hasta el gran deseo de la propagación universal podrá concretarse”.30 Lo que está proclamando es que, mientras exista una organización unida de personas que practican la Ley Mística, el gran deseo o juramento del Buda referido al kosen-rufu se transmitirá sin interrupción, y el kosen-rufu se logrará con toda certeza. Para poder lograr esa gran aspiración, la unión resulta ser el ingrediente más esencial. En la Soka Gakkai, la lucha de los dos primeros presidentes, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, estuvo orientada a construir una organización de sólida unión, que palpitara al ritmo de la perfecta victoria. Yo también dediqué mi vida a sostener y cumplimentar esta misión. Hoy, hemos logrado una comunidad armoniosa de creyentes sólidamente unidos, que es el cimiento del kosen-rufu mundial. Ahora, mi deseo más ferviente es que los jóvenes que son nuestros sucesores hereden en forma cabal este noble ritmo de victoria, impulsado por la unión de “distintas personas con un mismo propósito”. El significado de “un mismo propósito” Con esa finalidad, quiero confirmar el significado de diversos puntos sobre el concepto de “un mismo propósito”, es decir, la unión de objetivo, que es la clave de la victoria. (1) El gran juramento del kosen-rufu Ante todo, “un mismo propósito” se refiere al gran deseo o juramento del kosen-rufu. En medio de la persecución de Atsuhara,31 el Daishonin escribió a su joven discípulo Nanjo Tokimitsu:32 “Mi deseo es que todos mis discípulos puedan 30 31 Persecución de Atsuhara: Serie de amenazas y actos de violencia perpetrados contra los seguidores del Daishonin en la aldea de Atsuhara, distrito Fuji, provincia de Suruga (parte de la actual prefectura de Shizuoka). Las hostilidades transcurrieron a lo largo de tres años, pero cobraron intensidad en 1278. La persecución culminó cuando Hei no Saemon, subjefe del Departamento de Asuntos Militares y Policiales del gobierno, ordenó la ejecución de tres de los veinte campesinos arrestados, todos seguidores de hacer un gran juramento”.33 Aquí estamos frente a la apasionada proclama del Daishonin, que exhorta a sus seguidores a dedicar su vida a la causa del kosen-rufu. El gran juramento de lograr el kosen-rufu es, también en el nivel más esencial, la inseparabilidad de maestro y discípulo que compartimos el señor Makiguchi, el señor Toda y yo, quienes heredamos este juramento a través de relacionar nuestra vida directamente a la del Daishonin. Los tres nos hemos dedicado con alma y vida a hacer realidad este anhelo, con dedicación infatigable y trabajo denodado. De esto se trata, esencialmente, la unión de “distintas personas con un mismo propósito”. “Un mismo propósito” también se refiere al espíritu de combatir exhaustivamente las fuerzas destructivas que buscan obstruir y lastimar este noble movimiento. Con los años, de tanto en tanto surgen en nuestra organización personas que ponen la fe en segundo plano, olvidan el juramento compartido del kosen-rufu, y sucumben a su deseo de reconocimiento, popularidad y beneficios personales. Motivadas en su ambición, estas personas intentan perturbar la comunidad armoniosa de practicantes, sin ver que esto, en el budismo, es una falta capital. Es importante que, frente a este accionar destructivo, adoptemos una postura valiente y rotunda. Esta postura es la esencia del Sutra del loto y es, asimismo, el espíritu de Gakkai. (2) Respetar a nuestros compañeros de fe A continuación, deseo expresar que la unión de propósito debe erigirse sobre la base del genuino respeto hacia nuestros compañeros de fe. El espíritu del kosen-rufu que enseña el Sutra del loto se fundamenta en la profunda convicción de que todas las personas poseen la naturaleza de Buda y el potencial de lograr la Budeidad. Una comunidad armoniosa de creyentes unidos en torno al objetivo común de lograr el kosen-rufu ha de reflejar, naturalmente, esta filosofía del Sutra del loto en todas sus acciones y principios. El bodhisattva Jamás Despreciar 34 adoptó la práctica de inclinarse en reverencia ante todos los que veía, pues tenía la convicción de que cada persona poseía la naturaleza de Buda y podría lograr la iluminación sin falta, mediante la fe en el Sutra del loto. También reverenciaba a aquellos que no creían en el sutra. No hace falta aclarar que todos nuestros compañeros de fe que abracen el Gohonzon y luchen por el kosen-rufu manifestarán la Budeidad. Por eso, Nichiren Daishonin. Los hermanos Jinshiro, Yagoro y Yarokuro prefirieron morir antes que renunciar a su fe. Se los conoce como los “tres mártires de Atsuhara”. 32 Nanjo Tokimitsu (1259-1332): Firme seguidor del Daishonin y administrador de la aldea de Ueno, en el distrito Fuji, provincia de Suruga (parte de la actual prefectura de Shizuoka). Durante los hechos de Atsuhara, Tokimitsu se valió de su influencia para proteger a sus compañeros de fe, e incluso albergó a varios en su casa. Por su coraje y su lucha incondicional, el Daishonin lo premió con el título de “Ueno el Sabio”, aunque en ese momento sólo tenía veinte años. 33 Ib., pág. 1003. 34 Bodhisattva Jamás Despreciar: Bodhisattva descrito en el capítulo homónimo del Sutra del loto (20º), que en realidad no es más que Shakyamuni en una existencia anterior. Siempre se inclinaba en reverencia cada vez que veía a alguien y decía: “Siento profundo respeto por vosotros. Jamás osaría trataros con desprecio o arrogancia. ¿Y por qué? Porque todos estáis practicando el Camino del bodhisattva y sin falta obtendréis la Budeidad”. (Véase Sutra del loto, cap. 20, págs. 266-67). Sin embargo, era atacado por personas arrogantes que lo azotaban con varas y le arrojaban piedras. El Sutra explica que esta práctica de reverenciar la naturaleza de Buda en los demás fue la causa que le permitió a él mismo lograr la Budeidad. debemos concederles absoluto respeto. El capítulo “El aliento del bodhisattva Sabio Universal” del Sutra del loto (28º) dice con respecto a aquellos que abrazan sus enseñanzas: “Si veis a alguien que acepta y abraza este Sutra, deberíais poneros de pie y saludarlo desde lejos, con el mismo respeto que mostraríais al Buda”.35 La unión de “distintas personas con un mismo propósito” simboliza una relación asentada en la filosofía budista de respeto a todos los semejantes. “Un mismo propósito” implica, por lo tanto, la actitud de respeto mutuo entre compañeros de fe. (3) Una fe cimentada en el compromiso compartido de maestro y discípulo En tercer lugar, “un mismo propósito” significa, sencillamente, una fe basada en el compromiso que maestro y discípulo tienen en común. La esencia de esta unión de “distintas personas con un mismo propósito” existe en esta clase de fe. Y esto quiere decir alinear nuestros corazones con el gran juramento del kosen-rufu, que es el corazón del Buda y el de todo líder genuino del kosenrufu. Nikko Shonin,36 discípulo y sucesor directo del Daishonin, permaneció toda su vida fiel al espíritu de su mentor, y construyó una comunidad armoniosa de creyentes directamente relacionada con Nichiren Daishonin. A diferencia de él, los cinco sacerdotes principales, 37 temerosos de la persecución oficial y negligentes con respecto a la postura enseñada por su mentor, se desviaron del camino correcto del kosen-rufu. La muestra más cabal de perturbar la unión de “distintas personas con un mismo propósito” es volverse contra el maestro. El “buda Soka Gakkai” Mientras en nuestra organización palpite con energía esta actitud primordial hacia el kosen-rufu, que es la que mostraron los tres primeros presidentes, y mientras todos estén unidos como “distintas personas con un mismo propósito”, la Soka Gakkai tendrá la misma e inmensa fuerza vital del Buda, que busca guiar a todas las personas a la iluminación. Esta vibrante fuerza irradia la potente luz del amor compasivo, que disuelve la oscuridad del sufrimiento en las personas, y les infunde coraje y esperanza. En ella resuena el rugido de león que destruye la injusticia y proclama la victoria total. Y, además, inculca en cada persona la enorme convicción de que es posible transformar el karma y lograr la felicidad, tanto en la vida personal como en la de los semejantes. 35 Sutra del loto, cap. 28, pág. 324. 36 Nikko Shonin (1246-1333): Discípulo de Nichiren Daishonin; único de los seis sacerdotes principales que se mantuvo fiel al espíritu del Daishonin. Lo adoptó como maestro cuando aún era niño, le prestó servicio con devoción y lo acompañó al exilio en la isla de Sado. Cuando el Daishonin se retiró al monte Minobu, Nikko consagró todas sus energías a las actividades de propagación en la provincia de Suruga y en las áreas circundantes. Tras la muerte de su maestro, los demás sacerdotes principales comenzaron a distanciarse de las enseñanzas del Daishonin. A raíz de ello, Nikko decidió desvincularse de ellos. Se afincó en el distrito Fuji de Suruga, donde dedicó el resto de su vida a proteger las enseñanzas del Daishonin y a propagarlas, así como a forjar a sus discípulos. 37 Cinco sacerdotes principales: Cinco de los seis sacerdotes principales, con excepción de Nikko, designados por Nichiren poco antes de morir. Todos traicionaron la enseñanza de su mentor. La Soka Gakkai, dotada de la fuerza del Buda, se erige como una monumental comunidad de practicantes sólidamente unidos en torno a un mismo propósito; es un gran bastión indestructible protegido por el compromiso inviolable de maestro y discípulo, capaz de repeler aun los ataques más perversos de los tres obstáculos y los cuatro demonios. Por esta razón, el presidente Toda predijo que en los sutras del futuro, quedaría registrada nuestra organización como “el buda Soka Gakkai”. La comunidad unida de la Soka Gakkai, directamente relacionada con el Daishonin, concentrada en trabajar para hacer realidad el kosen-rufu, es un Buda en sí misma. Esta fue la convicción inamovible de mi maestro. El presidente Toda dijo, una vez: “La Soka Gakkai es más preciada que mi propia vida”. He procurado cuidar y nutrir esta armoniosa comunidad de practicantes, que está manteniendo la voluntad y el designio del Buda, como si fuese la mismísima vida de mi maestro Toda. Yo adopté como credo y principio capital de nuestra organización la unión de “distintas personas con un mismo propósito”; con esta conciencia, dediqué toda mi existencia a desarrollar la Soka Gakkai y a promover el kosen-rufu. Sigamos esforzándonos en la fe con alma y vida, y actuando con total sinceridad para crear unión en la diversidad ––“distintas personas con un mismo propósito”––, expandiendo así la comunidad armoniosa de practicantes construida por los primeros tres presidentes mediante el compromiso mancomunado de maestro y discípulo. Pues este, en sí, es el camino del kosen-rufu y es la vía segura hacia la paz mundial. CONFERENCIAS SOBRE EL ESCRITO LA HERENCIA DE LA LEY SUPREMA DE LA VIDA [ Capítulo 9 ] La inseparabilidad entre maestro y discípulo: El eterno lazo del maestro y el discípulo que dedican su vida al gran juramento del kosen-rufu Disertación El budismo es una enseñanza que se transmite mediante la relación de maestro y discípulo. La inseparabilidad, dada por el compromiso compartido entre el mentor y el sucesor, constituye la esencia de la práctica budista. Si olvidamos la relación de maestro y discípulo, no podemos lograr la Budeidad, ni alcanzar la felicidad eterna; mucho menos, hacer realidad el kosen-rufu. Pues la Ley se transmite en el lazo que une al discípulo y a su mentor. El budismo es la Ley de la vida, y la ley de la vida no puede transmitirse sólo mediante palabras o conceptos. La herencia de la Ley última de la vida y la muerte fluye en aquellos que luchan por el kosen-rufu basados en el camino de maestro y discípulo. Por favor, recuerden que sin el vínculo de maestro y discípulo, la corriente de esta herencia se interrumpe. El deseo del mentor es el gran deseo del kosen-rufu Nichiren ha estado tratando de hacer que todo el pueblo del Japón despierte a la fe en el Sutra del loto, para que ellos también puedan compartir la herencia y manifestar la Budeidad. Pero, en cambio, me han perseguido de muchas maneras y, finalmente, han conseguido que me desterraran de esta isla. Sin embargo, usted ha seguido a Nichiren y a raíz de ello debió enfrentar sufrimientos. Me aflige profundamente pensar en su angustia. El oro no puede ser quemado por el fuego ni corroído o arrastrado por las aguas, pero el hierro es vulnerable a ambos. El sabio es como el oro; el necio, como el hierro. Usted es como el oro puro, porque cree en el “oro” del Sutra del loto. El Sutra afirma: “Así como el monte Sumeru es la más elevada de todas las montañas, lo mismo sucede con este Sutra del loto”. 38 También afirma: “La buena fortuna que uno obtiene de esa manera […] no puede ser quemada por el fuego ni arrastrada por las aguas”.39 Deben de ser los lazos del karma del distante pasado los que lo han destinado a convertirse en mi discípulo en un momento como éste. Shakyamuni y Muchos Tesoros sin duda comprendieron esta verdad. No hay forma de que el Sutra esté diciendo falsedades cuando expresa: “Las personas que habían conocido la Ley vivieron 38 Sutra del loto, cap. 23. 39 en distintas tierras de Buda, aquí y allá, y renacieron constantemente en compañía de sus maestros”.40 A comienzos de la parte que estudiaremos en esta oportunidad, Nichiren Daishonin revela el espíritu del mentor, en lo que hace a la relación de maestro y discípulo que expone el budismo. Escribe: “Nichiren ha estado tratando de hacer que todo el pueblo del Japón despierte a la fe en el Sutra del loto, para que ellos también puedan compartir la herencia y manifestar la Budeidad”.41 Cabe interpretar que este pasaje expresa el corazón primordial del Buda del Último Día, que impregna toda la lucha colosal del Daishonin en pos del kosenrufu. Este deseo de permitir a cada ser humano compartir igualitariamente la herencia para que todos logren la Budeidad, es, en sí mismo, el corazón del Sutra del loto. Y también es el gran deseo o juramento del Buda, tal como el sutra lo describe. En el Sutra del loto palpita el gran juramento del Buda de permitir todas las personas lograr la Budeidad. Shakyamuni enseña que la persona que hereda y mantiene este juramento es un auténtico bodhisattva y un verdadero discípulo del Buda. También pide a sus seguidores que propaguen ampliamente la Ley en todo el mundo después de su muerte, y recalca la importancia de triunfar en la lucha contra las fuerzas negativas que buscan obstruir la corriente del kosenrufu.42 En consecuencia, el gran juramento del Buda y el deseo del mentor, enfocados en la iluminación de todos los seres humanos y en la felicidad propia y ajena, no es otra cosa que el gran deseo o juramento del kosen-rufu. Durante la persecución de Tatsunokuchi y el exilio a Sado, hubo discípulos que no pudieron entender el corazón de su mentor, calumniaron al Daishonin con inconcebible arrogancia y abandonaron la fe. La adversidad invariablemente muestra de un lado lo verdadero, y del otro, lo ficticio. En medio de esta gran persecución, el Daishonin expuso la importancia crucial de la relación de maestro y discípulo e inspiró a ponerse de pie a aquellos seguidores que compartían su poderosa determinación. Se lanzó a reconstruir energéticamente la comunidad de creyentes después de una represión estatal que condujo a que “novecientos noventa y nueve de cada mil renunciaran a la fe”.43 Aun en Sado, surgió una firme corriente de personas decididas a seguir al Daishonin al cabo de observar de cerca su integridad y su lucha intachable como devoto del Sutra del loto. Estos fueron discípulos de “oro puro”, que se sumaron al Daishonin sabiendo a las claras que estaban adoptando como maestro a un exiliado. Una de estas personas fue Sairen-bo, otro desterrado como é que había sido sacerdote del budismo Tendai. 40 La cita del sutra corresponde a Sutra del loto, cap. 7, El fragmento de Nichiren Daishonin corresponde a The Writings of Nichiren Daishonin (WND), Soka Gakkai, Tokio, 1999, vol. 1, pág. 217. 41 Ib. 42 En el capítulo “Asuntos pasados del bodhisattva Rey de la Medicina” (23º) del Sutra del loto, Shakyamuni dice: “Cuando yo haya pasado a la extinción, en el último período de quinientos años, debéis propagar [el Sutra del loto] en todas partes ampliamente, en todo Jambudvipa, y jamás dejar que se extinga, ni debéis permitir que saquen ventaja los demonios malignos, la gente del demonio, los seres celestiales, dragones, vakshas, demonios kumbhandas y otras funciones”. Véase Sutra del loto, cap. 23, pág. 288. 43 Véase ib., pág. 469. La verdadera herencia de la fe está abierta a todas las personas Aquí, a la hora de analizar el deseo del Daishonin de permitir a cada persona compartir la herencia para el logro de la Budeidad, el factor crucial es entender que la herencia del budismo está abierta a todos. Pues es lo que marca la diferencia entre una religión universal y humanista y una filosofía estrecha y autoritaria, desviada del propósito original del Buda. Ya que este escrito es una respuesta sobre la herencia de la Ley suprema de la vida y la muerte, podemos inferir que su destinatario, Sairen-bo, probablemente le haya preguntado al Daishonin si rea correcta la interpretación de la herencia que hacía la escuela japonesa Tendai en su época. En otro escrito titulado Establecer el método correcto de contemplación, por ejemplo, leemos que los sacerdotes de alto rango de la escuela Tendai ocultaban bajo un velo de misterio la transmisión de la herencia, o la ofrecían en venta por enormes sumas de dinero. De esa forma, la transmisión de la herencia era objeto de un proceso de corrupción y decadencia que afectaba al budismo.44 La esencia del gran juramento del kosen-rufu es no escatimar la vida A continuación, el Daishonin dice: “Pero, en cambio, me han perseguido de muchas maneras y, finalmente, han conseguido que me desterraran a esta isla [de Sado]”.45 Aquí se refiere a su propia lucha a lo largo de más de veinte años, e indica que el desafío del kosen-rufu implica sobrellevar una serie interminable de grandes obstáculos. Como ya dije antes, en esta relación de maestro y discípulo que postula el budismo, el espíritu del mentor es el gran deseo del kosen-rufu. Aquí cabe interpretar, también, que cuando el Daishonin expresa su serena aceptación de las reiteradas persecuciones que le toca vivir en nombre de dicha causa, está transmitiendo la esencia del “comportamiento del mentor”, que es, sencillamente dicho, actuar sin escatimar la vida. El sutra señala que si uno propaga la enseñanza correcta en la época perversa del Último Día de la Ley, cuando la vida de las personas está manchada por las cinco impurezas, sin falta se expondrá a enfrentar persecuciones severas e, incluso, con riesgo para su vida. Sin embargo, el Daishonin indica: “Me alegré y dije que venía esperando este desenlace desde hacía mucho tiempo”,46 y de ese modo manifiesta el placer que representaba para él la lucha contra los obstáculos, la resuelta actitud de abordar los desafíos de lleno y la serenidad con que triunfaba sobre ellos. Toda su vida estuvo signada por un espíritu indomable. La sencillez con que expresa: “Pero, en cambio, me han perseguido de muchas maneras y, finalmente, han conseguido que me desterraran a esta isla [de Sado]” refleja su sereno estado 44 El Daishonin escribe: “Los estudiosos de la escuela Tendai, en la época actual, han olvidado la herencia de 45 la enseñanza de T´ien-t´ai que se preservó secretamente en el arca de la torre de piedra. A causa de ello, abandonaron la costumbre de transmitir la herencia de la Ley secreta de T´ien-t´ai. En cambio, dicen que son ellos los que abrazan la herencia de las tres contemplaciones en un solo pensamiento. Entregados a sus propias ideas, inventan un documento que describe dicha herencia, lo ponen en un estuche de brocado y se lo cuelgan del cuello, o bien lo ocultan en una caja y lo venden a un precio oneroso. Como resultado de ello, son sus propias enseñanzas erróneas las que están propagando en todo el país, mientras que la verdadera doctrina del budismo expuesta por T´ien-t´ai queda relegada al olvido y extraviada. […] De ese modo, se olvida el propósito original de T´ien-t´ai y se pierde la espléndida Ley del buda Shakyamuni”. Véase WND, vol. 2, pág. 518. 46 Ib., pág. 764. de vida, derivado de vivir basado en la Ley y de no escatimar su vida. Es un estado espiritual donde brama y palpita el “corazón de un león rey”, que no se inmuta siquiera frente a las persecuciones extremas. Una persona de “oro puro” proclama el Sutra del loto aun enfrentada a grandes obstáculos Así pues, en este escrito el Daishonin esclarece que la postura y el comportamiento del mentor, en la lucha por el kosen-rufu del Último Día de la Ley, consisten en dos aspectos: el “gran juramento del kosen-rufu” para permitir a todos los seres humanos lograr la iluminación, y la “acción abnegada” de triunfar sobre los grandes obstáculos, uno tras otro. El Daishonin observa, a continuación: “Usted [Sairen-bo] ha seguido a Nichiren y a raíz de ello debió enfrentar sufrimientos”.47 Este hecho, según el Daishonin, define a Sairen-bo como una persona de “oro puro”. El Daishonin elogia a su discípulo por esta cualidad intachable y enseña que la primordial herencia del budismo fluye en la vida de aquellos que practican con el mismo corazón de su mentor. No disponemos de ninguna información fidedigna acerca de las persecuciones que Sairen-bo debió sobrellevar. No obstante, es evidente que los discípulos del Daishonin en Sado tuvieron que padecer circunstancias penosas de hostigamiento y de discriminación. Si algunos individuos violentos e inescrupulosos llegaron a conspirar y a atentar contra la vida del Daishonin durante su exilio, como de hecho ocurrió, no cuesta imaginar que hayan hecho lo mismo con respecto a sus seguidores. Por ejemplo, el Daishonin describe así las dificultades que debieron sufrir Abutsu-bo y su esposa Sennichi, quienes habían adoptado sus enseñanzas en Sado: Fuera cual fuere el designio de los dioses celestiales con respecto al asunto, mi choza fue vigilada estrictamente, día y noche, por cada administrador y creyente del Nembutsu que se preciara de tal, para impedir que alguien se comunicara conmigo. Jamás, en ninguna de mis existencias, olvidaré que en horas como estas, usted [Sennichi], trayendo a su lado a Abutsu-bo con un cajón de provisiones a las espaldas, se aventuró una y otra vez al amparo de la noche para acercarme su ayuda. […] [Y a causa de ese apoyo que usted me brindó,] la echaron de sus tierras, le aplicaron multas y le confiscaron la vivienda.48 Con respecto a Sairen-bo, quien se vio expuesto a persecuciones por haber adoptado al Daishonin como maestro, este escribe: “Me aflige profundamente pensar en su angustia”. 49 Y ensalza a Sairen-bo describiéndolo como un hombre de “oro puro”, que persistió junto a su maestro en las buenas y en las malas, sin dejarse intimidar por las muchas dificultades que esto acarreó a su vida. 47 Ib., pág. 217. 48 WND, pág. 933. 49 Ib., pág. 217. Por otra parte, el Daishonin indica claramente la razón por la cual Sairen-bo es un individuo de “oro puro”: ello se debe a que “cree en el `oro´ del “Sutra del loto”.50 Creer en el Sutra del loto, específicamente, significa internalizar el gran juramento del maestro que ha vivido a cada instante como devoto del Sutra del loto, y mantener la misma fe resuelta y valiente que el mentor, aun en circunstancias de increíble adversidad. En otras palabras, la persona de “oro puro” es aquella que se dedica a la Ley con actitud altruista y generosa. Esta clase de personas son realmente excelsas, como lo indica el Daishonin cuando afirma: “Si la Ley que uno adopta es suprema, la persona que cree en ella también debe descollar entre todos los demás”.51 Los que se basan en los principios más elevados de la verdad no se dejarán engañar por los fenómenos superficiales ni por los factores externos, ya que siempre podrán discernir su esencia profunda. En cambio, las personas débiles o necias, incapaces de adherir a principios sólidos, siempre se sienten a merced de la confusión y son fácilmente vencidas por los obstáculos y las adversidades, ya que se basan en su propia mente vulnerable. Es seguro que Sairen-bo tenía ciertas nociones claras: por ejemplo, sabía que el Sutra del loto era la enseñanza más elevada del buda Shakyamuni. Pero, además, su determinación inquebrantable y su inclinación espontánea a seguir al Daishonin como maestro hacían de él un individuo de “oro puro”. Es posible que Sairen-bo, durante su destierro en Sado, se haya sentido impactado al encontrar allí un verdadero devoto que no sólo practicaba el Sutra del loto ––rey de los sutras–– exactamente de acuerdo con sus enseñanzas y su mensaje esencial, sino que además luchaba con abnegación para guiar a todos los seres a la iluminación. A esto tiene que haber hecho alusión Sairenbo en su correspondencia con el Daishonin, pues este reconoce lo siguiente: “En su carta, usted menciona que, a comienzos del segundo mes, decidió ser mi discípulo y se comprometió a seguirme; dice también que, a partir de ahora, aunque no esté a la altura de los demás, se sentirá muy complacido y honrado de que yo siga contándolo entre mis discípulos”.52 Sin duda, Sairen-bo comprendió correctamente, y al instante, que la esencia y el significado último de creer en el Sutra consistían en avanzar junto a un verdadero devoto del Sutra del loto. Probablemente por eso, escogió sin vacilar el camino de sobrellevar la persecución al lado de su maestro. El Daishonin, a continuación, cita dos pasajes del capítulo 23º del Sutra del loto, “Asuntos pasados del bodhisattva Rey de la Medicina”. Suponemos que lo hace para ilustrar el verdadero estado de vida de aquellos que adoptan el Sutra del loto. El primero se refiere al Sutra o Ley que ellos abrazan: “Así como el monte Sumeru es la más elevada de todas las montañas, lo mismo sucede con este Sutra del loto”.53 En otras palabras, así como el monte Sumeru se erige en el centro del mundo, de la misma manera el Sutra del loto es la Ley suprema e insuperable. 50 Véase ib. 51 Ib., pág. 61. 52 WND, pág. 309. 53 Sutra del loto, cap. 23. El segundo pasaje se refiere al intrépido estado de vida que adquieren aquellos que creen en la Ley: “La buena fortuna que uno obtiene de esa manera […] no puede ser quemada por el fuego ni arrastrada por las aguas”.54 Como aquellos que creen en la Ley Mística pueden desplegar en su vida el infinito poder de la Budeidad, son capaces de triunfar sobre cualquier situación, sin dejarse vencer por la adversidad ni por el sufrimiento. Abrazar el Sutra del loto es sentir la íntima alegría de estar viviendo como una persona de sabiduría y de “oro puro”. Este orgullo vibrante y esta capacidad de valorar la propia vida se traducen en fortaleza, valentía y sabiduría para sobrellevar toda suerte de obstáculos y dificultades. Los eternos lazos kármicos de maestro y discípulo El Daishonin también le enseña a Sairen-bo la profunda relación kármica que ambos comparte como maestro y discípulo. Esto se advierte en el pasaje que dice: “Deben de ser los lazos del karma del distante pasado los que lo han destinado a convertirse en mi discípulo en un momento como este”. 55 El Daishonin aventura que este lazo místico acaso sólo pueda ser aprehendido en su verdadera dimensión por los budas Shakyamuni y Muchos Tesoros. Luego, explica que los profundos lazos kármicos que comparten el maestro y el discípulo que practican el Sutra del loto constituyen una verdad incuestionable. Para ello, cita un pasaje del capítulo 7º del Sutra del loto, “La parábola de la ciudad fantasma”: “Las personas que habían conocido la Ley vivieron en distintas tierras de Buda, aquí y allá, y renacieron constantemente en compañía de sus maestros”. 56 Este pasaje revela la profundidad de la relación que comparten maestro y discípulo. A continuación voy a explicar brevemente este fragmento. Desde el lejano pasado que se remonta a kalpas numerosos como las partículas del polvo de un gran sistema planetario, los discípulos de Shakyamuni que escuchaban la voz vienen naciendo constantemente, en diversas tierras de buda del universo, junto a su maestro Shakyamuni. De esa manera, llevan a cabo su práctica de bodhisattva en compañía de su mentor. Lo importante de todo esto es que, tal como revela el Sutra del loto, los discípulos de Shakyamuni que escuchaban la voz 57 en realidad eran bodhisattvas que habían emprendido la práctica de bodhisattvas en existencias pasadas. Gracias a esas palabras del Buda, logran recordar que ellos, desde el origen primordial, poseían el estado de vida de los bodhisattvas. El Sutra del loto revela que los que escuchaban la voz han poseído, desde el pasado interminable, “el deseo que venimos albergando en lo más hondo del corazón desde el comienzo”.58 Es decir, el deseo de lograr la iluminación suprema y de liberar del sufrimiento a todos los seres vivos. Por ende, cabe decir que los discípulos que escuchaban la voz, al recordar ese gran deseo que palpitaba en las profundidades de su vida desde el infinito pasado, descubren su identidad 54 Ib. 55 Ib., pág. 217. 56 57 N. De los E.: Los discípulos que escuchaban la voz eran personas de los dos vehículos, es decir, los estados séptimo y octavo, de Aprendizaje y de Comprensión Intuitiva. El Sutra del loto les permite identificar en su vida la capacidad del noveno estado, de Budeidad. 58 Sutra del loto, cap. 8, pág. 144. verdadera y toman conciencia de ella; en suma, comprender que han venido llevando a cabo la misma práctica de bodhisattva que su maestro Shakyamuni. Este pasaje, por cierto, describe la relación eterna del maestro y el discípulo que luchan juntos por hacer realidad la aspiración más profunda que pueda albergar un ser humano y toda forma de vida: la iluminación y la felicidad, tanto de uno mismo como de los demás. El verdadero mentor, en el budismo, es aquel que sigue la enseñanza de su mentor, que recuerda que esa aspiración suprema también es la suya, y que, convencido de esta verdad con todo su corazón, sin asomo de dudas, se lanza a actuar de acuerdo con las instrucciones de su maestro. La relación de maestro y discípulo más profunda que pueda existir es la de aquellos que luchan juntos por el kosen-rufu. Su vida está ligada en el nivel más intimo y profundo. La vida eterna de la Budeidad existe en lo más hondo de su ser. En otras palabras, tanto el maestro como el discípulo habitan en el inmenso estado de vida del “palacio de la novena conciencia,59 la realidad invariable que reina sobre todas las funciones de la vida”.60 “Las personas que habían conocido la Ley vivieron en distintas tierras de Buda, aquí y allá, renacieron constantemente en compañía de sus maestros” El tercer servicio recordatorio (correspondiente al segundo aniversario de la muerte) en memoria de su maestro Tsunesaburo Makiguchi (celebrado en noviembre de 1946), el maestro Josei Toda dijo estas palabras: Su amor compasivo fue tan grande e ilimitado, que me permitió acompañarlo incluso a la prisión. Como resultado de ello, pude leer con todo mi ser el pasaje del Sutra del loto que dice: “Las personas que habían conocido la Ley vivieron en distintas tierras de Buda, aquí y allá, y renacieron constantemente en compañía de sus maestros”. 61 El beneficio fue llegar a conocer mi anterior existencia como Bodhisattvas de la Tierra y absorber con mi vida, aun ínfimamente, el significado del sutra. ¿Podría haber acaso una felicidad mayor?62 En otras palabras está condensada la esencia de la verdadera relación de maestro y discípulo en el budismo. En los primeros días de nuestra organización, hubo muchos otros líderes de la Soka Gakkai que decían ser discípulos del presidente Makiguchi. Pero no bien estalló la persecución contra la Soka Gakkai durante la guerra y se vieron personalmente afectados o encarcelados, cambiaron de bando de un día para el otro y abandonaron la fe. Algunos, desvergonzadamente ingratos, se opusieron en forma abierta al presidente Makiguchi y maldijeron al mentor que tanto había hecho por su bien. El corazón humano encierra aspectos temibles… 59 La novena conciencia, o conciencia amala, es la naturaleza de Buda, o fuerza purificadora fundamental, libre de todo impedimento kármico. Aquí, el Daishonin la asocia con Nam-myoho-renge-kyo. 60 Ib., pág. 832. 61 Sutra del loto, cap. 7, pág. 140. 62 TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio, Seikyo Shimbunsha, 1983,vol. 3, pág. 386. Sólo el señor Toda, verdader discípulo del presidente Makiguchi, mantuvo intacta su conciencia del noble y profundo lazo de maestro y discípulo que lo unía a su mentor, y habló con agradecimiento de “su amor compasivo tan grande e ilimitado”. Esta sublime relación de maestro y discípulo es el espíritu esencial de la Soka Gakkai. Si este corazón pervive en nuestra organización, el movimiento de Gakkai prevalecerá y seguirá desarrollándose eternamente. Sin duda alguna, la postura de maestro y discípulo que los primeros tres presidentes ha sido la clave en la construcción de las bases de nuestro movimiento por el kosen-rufu, no sólo en bien del presente sino también del futuro. El señor Toda afirma que pudo comprender su existencia anterior como Bodhisattva de la Tierra gracias a que compartió el presidio con su mentor, y que por eso pudo desentrañar el significado del sutra. El pasaje que lo esclareció fue el que habla de los discípulos que renacen constantemente en compañía de su maestro, en existencia tras existencia. Tanto el mentor como el discípulo dedican su vida eternamente a la práctica del bodhisattva. Este punto es crucial para entender la esencia del Sutra del loto. Una vez, en una conferencia abierta a todos los miembros, el presidente Toda lo explicó de este modo: Cuando dije: “Voy a renacer en el país del Japón, cuando se encuentre en total estado de ruina. ¿Por qué no vienen conmigo?”, ustedes respondieron: “¡De acuerdo, vayamos todos!”, “¡Magnífico! ¿Por qué no?”. Y fue así como aparecimos en este mundo. […] El sutra dice que los practicantes del sutra, dondequiera que vayan, siempre lo hacen junto a su mentor, en diversas tierras de Buda. Y no es mentira. Significa que el maestro y sus discípulos siempre renacen juntos. En vida de estas palabras del Daishonin, les estoy tremendamente agradecido a todos ustedes. Hemos nacido juntos en este mundo a raíz de la promesa que hicimos en el pasado.63 En otro escrito, el Daishonin afirma: “Me pregunto su usted y yo no habremos hecho un juramento como maestro y discípulo incontables kalpas atrás”.64 El maestro y el discípulo comparten eternos lazos kármicos, que se extienden a lo largo del pasado, presente y futuro. Cuando luchamos con todas nuestras fuerzas por el kosen-rufu, podemos sentir esta conexión sin ninguna duda. Son los primeros tres presidentes de la Soka Gakkai los que revivieron en la época actual el ardiente y valeroso espíritu de maestro y discípulo que caracteriza el budismo de Nichiren. No es exagerado decir que si no fuera por le surgimiento de la Soka Gakkai, habría desaparecido el espíritu de maestro y discípulo del Sutra del loto y del budismo de Nichiren. La esencia del Sutra del loto se encuentra en el lazo de maestro y discípulo 63 TODA, Josei: Op. cit., 1982, vol. 7, pág. 472. 64 WND, vol. 1, pág. 309. Así pues, ¿por qué el budismo valora tanto la relación de maestro y discípulo? Quiero volver a definir el significado budista de este vínculo. Un maestro es, en términos generales, alguien que nos enseña cierto grado de conocimientos o de habilidad en las artes o en las ciencias, o una forma más digna de vivir, o un estado espiritual más satisfactorio. Las personas consideran a alguien su mentor cuando esa persona los ayuda a mejorar o a desarrollarse de cierta forma. En la enseñanza budista del Sutra del loto, el maestro, que es el buda Shakyamuni, basado en su comprensión de la Ley lucha junto a sus discípulos para permitirles adquirir el mismo grado elevado de expansión como seres humanos. Esa Ley con respecto a la cual se iluminó el Buda no era otra que la Ley Mística. Pero los discípulos del Buda no podían percibirla en su propia vida dado que su conciencia estaba nublada profundamente por la oscuridad fundamental; por dicha razón, no podían siquiera concebirla. Aunque el Buda les explicara teóricamente la Ley o les dijera que practicaran para superar el sufrimiento, las palabras no alcanzaban para transmitirles la realidad del estado de Buda. Antes bien, pudieron tomar conciencia de la Ley en su interior a través del contacto real con el Buda, con su personalidad y su corazón, sumado a las palabras de enseñanza que este les brindara. Así el Buda les comunicó la conciencia de la Ley. Esto nos permite comprender cuán importante es la relación de maestro y discípulo en el budismo. La Ley se transmite en el lazo de vida a vida que entabla el discípulo con su mentor. Basados en esta Ley, podemos hacer nuestra revolución humana. Este punto tal vez explique por qué el Daishonin se refirió a la profunda relación de maestro y discípulo que lo unía a su seguidor Sairen-bo, justamente en un escrito como este, donde definió cómo se transmite la herencia de la Ley suprema de la vida y la muerte. Como se desprende de esto, el budismo no postula al mentor como un ser místico, trascendental, distante de los hombres o de perfil sobrenatural. El Daishonin señala: “Fuera del logro de la Budeidad, no existe ningún ´secreto` o ´poder sobrenatural`”.65 Como sugiere esta frase, el único misterio supremo que hay en el budismo es la capacidad del ser humano de manifestar la Budeidad con su propia forma física. Es más, “el secreto y el poder sobrenatural” de lograr la Budeidad es algo que se manifiesta en la vida de todos los seres humanos. ¿Qué debían hacer los discípulos, entonces, tras la muerte de su maestro, el buda Shakyamuni? ¿Acaso sin la presencia física del Buda que enseñara la Ley con su propio ejemplo, ya no se podría transmitir el budismo en sentido esencial? El Sutra del loto aborda estas preguntas en forma directa. El sutra enseña que el núcleo y la médula de la vida de Shakyamuni están en “el juramento del Buda”. Shakyamuni lo explica del siguiente modo: “Al principio, formulé un juramento, con la esperanza de hacer que todas las personas fuesen iguales a mí, sin que hubiese distinción alguna entre nosotros”.66 Es decir, el juramento de hacer que todos los seres llegaran a disfrutar de la misma iluminación que él había logrado. 65 Véase The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), traducido por Burton Watson, Soka Gakkai, Tokio, 2004, pág. 125. 66 Sutra del loto, cap. 2, pág. 36. En la enseñanza teórica (primeros catorce capítulos) del Sutra del loto, los que escuchan la voz toman conciencia de que ellos también han dedicado su vida al mismo juramento que el Buda desde el origen. Esto esclarece que Shakyamuni y los discípulos que escuchan la voz están comprometidos con un mismo deseo primordial. La enseñanza esencial (últimos catorce capítulos) del sutra revelan la verdadera identidad de Shakyamuni: es el Buda que ha venido predicando la Ley, enseñando y convirtiendo a los seres vivos del mundo saha basado en ese juramento, desde que logró la iluminación en un pasado inconcebiblemente remoto. Es el “Buda del logro real de la iluminación en el remoto pasado”, expuesto en el capítulo 16º del Sutra del loto (“Duración de la vida”). Además, la enseñanza esencial esclarece que los Bodhisattvas de la Tierra son los que comparten el juramento de su mentor, los que juran mantener el compromiso del Buda y dedicarse, como él, a la noble labor de guiar a cada ser vivo a la felicidad. El Sutra del loto, desde el comienzo hasta el fin, enseña la inseparabilidad de maestro y discípulo; es decir, su juramento compartido. Si examinamos la historia del budismo, vemos que la divinización de Shakyamuni comenzó cuando sus discípulos perdieron de vista la lucha sostenida en este mismo juramento. Si el Shakyamuni que logró la iluminación en el remoto pasado es tomado como un ser sobrehumano y trascendental, la relación de maestro y discípulo no puede funcionar. Cuando los discípulos del Buda dejan de tomar como referencia su espíritu y su comportamiento, el Buda pasa a ser un simple objeto de veneración externo, que no puede servir de ejemplo a la revolución humana de las personas de carne y hueso. El Sutra del loto revela que en la raíz de la personalidad del buda Shakyamuni hay un juramento; además, revela que la Ley se transmite a los discípulos que adoptan ese juramento como propio y luchan con esa misma postura. Esto habilita el camino para la transmisión de la Budeidad a los seres humanos, aun tras la desaparición física del Buda. Para cumplir el gran juramento del kosen-rufu, un factor especialmente importante es la disposición a actuar sin escatimar la vida. El capítulo “Duración de la vida” del Sutra del loto dice que, aun después de su muerte, Shakyamuni aparecerá cuando haya practicantes que estén esforzándose en la fe con “el deseo puro y sincero de ver al Buda, sin vacilar aunque ello les costara la vida”.67 De esa forma, aun tras la muerte del Buda, su estado de vida puede transmitirse y pervivir en aquellos que actúan basados en el gran juramento del kosen-rufu y la dedicación abnegada y generosa eran la clave para practicar correctamente el budismo en el perverso Último Día de la Ley. Quien lo haga así tendrá asegurada la transmisión de la herencia para el logro de la Budeidad. Todo depende del poder fundamental inherente a la relación de maestro y discípulo. El verdadero discípulo y sucesor directo de Nichiren Daishonin, Nikko Shonin, expone: “En la enseñanza del Daishonin, uno logra la Budeidad cuando sigue correctamente el camino de maestro y discípulo. Si uno se desvía 67 Sutra del loto, cap. 16, pág. 230. del camino de maestro y discípulo, aunque practique el Sutra del loto, caerá en el infierno del sufrimiento incesante”.68 En la época actual, los que tomaron conciencia del gran juramento del kosen-rufu, que es el juramento del Buda, fueron los tres primeros presidentes de la Soka Gakkai. Ellos son los que lucharon con la postura de no escatimar la vida. Como discípulo de los presidentes Makiguchi y Toda, yo triunfé en todas nuestras luchas históricas contra los tres enemigos poderosos. 69 Como discípulo, escribí una historia de victorias absolutas. Puedo informar con orgullo al señor Toda que triunfé en todos los frentes. No tengo una sola cosa de la cual lamentarme. El maestro Makiguchi y el maestro Toda. El maestro Toda y yo. Con el comportamiento y las acciones de sus primeros tres presidentes, la Soka Gakkai consolidó el camino del compromiso mancomunado entre el mentor y los discípulos, que es la esencia misma del budismo. Como los mentores y los discípulos de la Soka Gakkai han triunfado, pudimos hacer realidad el kosen-rufu mundial, mandato del Sutra del loto y deseo del Daishonin. “Si el mentor y el discípulo tienen distintos propósitos”, escribe el Daishonin, “nunca conseguirán nada”.70 Pero cuando ambos están unidos, pueden hacer realidad aun las metas e ideales más elevados. La relación de maestro y discípulo es una incomparable fuerza motriz para obtener la victoria. * * * 68 Fuji Nikko Shonin Shoden (Biografía detallada de Nikko Shonin), Tokio, Seikyo Shimbunsha, 1974, vol. 2, pág. 261. 69 Tres enemigos poderosos: La parte en verso del capítulo “Aliento a la devoción” (13º) del Sutra del loto describe a los que perseguirán a aquellos que propaguen el Sutra del loto en la época perversa posterior a la muerte del Buda. El gran maestro Miao-lo de la China, en Comentario sobre “Palabras y frases del ´Sutra del loto`”, describa a estos detractores en tres grupos: laicos, monjes y monjas arrogantes, y falsos venerables arrogantes. Véase Sutra del loto, cap. 13, págs. 193-194. 70 WND, vol. 1, pág. 909.