Poder Judicial de la Nación ///nos Aires, 23 de octubre de 2014 Autos y vistos: Para resolver la presente causa nro 9941/2014 caratulada “G., G. M. y G. E., C. F s/ Infracción Ley 23.737” de esta secretaría nro. 7, y en orden a resolver la situación procesal de: 1.- M. G. G. 2.- C. F. G. E. Y considerando: I. Hecho imputado a G. Se le imputó a M. G. G. haber participado el día 4 de octubre de 2014 en la persecución llevada a cabo por personal de la Policía Metropolitana en las inmediaciones de la Villa 31, oportunidad en la que el nombrado se encontraba a bordo de una motocicleta junto con G. E., quien efectuó USO OFICIAL tres disparos con el revólver calibre 32 mm, sin herir a personal policial, impactando un proyectil en el guardabarros izquierdo del móvil policial. Luego, de ser arrestados, se incautó dos celulares y debajo del motovehículo, una bolsa plástica color celeste, que contenía la suma de $3523, cuatro envoltorios pequeños de marihuana y dos de clorhidrato de cocaína. II. Hecho imputado a G. E Se le imputó a C. F. G. E. haber tenido en su poder el revólver 32 mm con el cual efectuó tres disparos dirigidos hacia el patrullero, sin herir a personal policial, uno de los proyectiles impactó en el guardabarros izquierdo del móvil, todo ello durante la huida a bordo de una motocicleta por las inmediaciones de la Villa 31 junto con Mario Gabriel Gutiérrez. Dicha persecución que concluyó en la aprehensión de los nombrados, oportunidad en la que se secuestró, dos celulares, una bolsa plástica color celeste que contenía cuatro envoltorios pequeños de marihuana y dos de clorhidrato de cocaína y la suma de $3523. II Constancias probatorias 1).Se encuentran agregadas en el sumario policial 2143/2014, el acta inicial de donde surge que el día 4 de octubre de 2014, se había realizado una detención de dos personas una de ellas menor de edad en los alrededores de la Villa 31, que se desplazaban a bordo de una motocicleta, mientras que el conductor comenzó a disparar al personal policial sin herirlos, y perdió el control del motovehículo golpeando contra un alambrado perimetral. En razón de ello, fueron alcanzados, demorados y requisados, hallándose debajo de la motocicleta que estaba sobre el asfalto en virtud del impacto, una bolsa de color celeste que contenía dinero y estupefacientes, además un arma calibre 32 milímetros y dos teléfonos celulares (fs 1). 2).Declaración del Inspector Adolfo Luís Suyo perteneciente al Área Investigaciones Comisaría 12 Policía Metropolitana que refirió que el día 4 de octubre de 2014 mientras recorría la jurisdicción siendo aproximadamente las 20.35 hs, tomó conocimiento vía radial que el Subinspector Albornoz había logrado la detención de dos personas y solicitaba apoyo. Como consecuencia de ello, inmediatamente concurrió al lugar y al arribar observó una motocicleta marca Yamaha modelo YBR 125 color azul patente 033 –JTU colisionada contra el alambrado que separaba la calle del terreno ferroviario. Asimismo logró observar que junto a las personas que se encontraban demoradas, había cuatro envoltorios hechos con cinta de embalar marrón con sustancia vegetal verde similar a la picadura de marihuana y dos envoltorios que contenían una sustancia parecida a la cocaína, la suma de $3523, un revólver plateado calibre 32mm con marca no visible y serie 12499, tres vainas servidas y dos cartuchos del mismos calibre uno de ellos percutados y dos teléfonos celulares uno marca LG y otro Sony Ericsson; estos últimos fueron hallados en poder de los prevenidos, mientras el resto de los elementos fueron encontrados por el personal preventor en el suelo debajo de la moto. En virtud de lo narrado el Subinspector Suyo tomó contacto con el Subinspector Albornoz, que le brindó un relato de lo acontecido, refirió que mientras se desplazaba junto al oficial Trejo por la calle 15, observó a los hombres demorados salir a bordo de la motocicleta desde el predio de la Villa 31 por un agujero que tenía el alambrado perimetral, haciéndolo sin luces, ni cascos protectores. Lo expuesto llamó la atención de los preventores, que le indicaron que se detengan mediante señales lumínicas y a viva voz desde el patrullero, a cuyas respuestas aceleraron la marcha de la motocicleta intentando eludirlos a gran velocidad, habiendo transitado unos 400 metros el conductor de la moto se pasó la mano contraria en forma diagonal y girando el cuerpo sobre el lateral derecho extrajo entre sus ropas un revólver y efectuó tres disparos hacia el móvil policial sin llegar a lesionar al personal policial, impactando uno de los proyectiles en el guardabarros izquierdo de la camioneta Ranger interno 638. Tras efectuar los disparos el conductor de la moto perdió el control, en virtud de que al momento de disparar conducía con una sola mano y el pavimento se encontraba mojado por las inclemencias climáticas al momento del hecho. Poder Judicial de la Nación Sin perjuicio de la situación los preventores no repelieron la agresión y solicitaron la asistencia del SAME, a tal fin acudió el interno 305 del Hospital Fernández a cargo del Dr. Federico Nahas. Asimismo, asistió a los prevenidos y le diagnosticó al menor C. F. G. E. excoriaciones varias sin necesidad de que sea trasladado al nosocomio, mientras que el mayor M. G. G. no tenía lesiones visibles (fs 4/5). En virtud de ello, realizaron la consulta a este tribunal oportunidad en la que se dispusieron las medidas urgentes, tales como solicitar al RENAR y al REPAR informes respecto de los prevenidos con relación a si eran o no legítimos usuarios de armas de fuego (fs 4/6). 3). Informe de la Superintendencia de Investigaciones – Área Balística, donde se realizó una descripción del arma, refirieron que se trata de un arma corta tipo revólver sin marca calibre 32 corto número E12499 inserto en la USO OFICIAL base de la empuñadura, sistema de carga manual, capacidad de cinco cartuchos, longitud del cañón 77 mm, cantidad de estrías 5, estado regular estado de conservación del cañón, martillo expuesto, percutor fijo, aparatos de puntería alza y guión fijos, inscripción en el cañón revólver garantizado – Eibar, calificación legal decreto 395/75 arma de uso civil, sin seguros, dos cartuchos con estampa “CBC3.2 Auto” uno de ellos con percusión y tres vainas servidas con estampa “CBC 32 Auto”, concluye que el arma estudiada se encontraría en condiciones de producir disparo debiéndose confirmar esto mediante pruebas en laboratorio (fs 7). 4). Declaración testimonial del Subinspector Gustavo Andrés Albornoz, quien ratificó los dichos del Subinspector Suyos al decir que en el ámbito de la Villa 31, más precisamente en la calle Padre Mujica s/n entre las líneas Ferrocarril San Martín y Ferrocarril Belgrano, transitaban por el costado de la Villa 31 bis a bordo del móvil 638 junto con el oficial Trejo, oportunidad en la que observó que desde el interior de la Villa salía una motocicleta sin luces prendidas, con dos personas a bordo ambos sin cascos a gran velocidad dirigiéndose hacia la salida de la calle Salguero. Notó que los ocupantes de la motocicleta al advertir la presencia policial aumentaron la velocidad, denotando una clara acción evasiva, en razón de ello le solicitaron se detenga sin acatar la orden, razón por la cual la persecución se extiende por 900 metros, ocasión en la que el móvil policial sobrepasó la motocicleta, y le dio la voz de alto. Continúa el relato diciendo que, en ese momento la motocicleta frenó, dejando pasar el móvil y con una maniobra los esquivan y quedan del lado izquierdo del móvil, cuando pasan por delante del móvil policial, observó que el conductor de la motocicleta extrajo entre sus ropas un arma de fuego, realizó tres disparos en su dirección el cual uno de ellos impactó en el guardabarros trasero izquierdo, y aclaró que no respondieron la agresión. Indicó que en virtud de los disparos efectuados por el menor que conducía y que el asfalto se encontraba mojado, perdió el control cayéndose ambos al piso golpeando sobre el alambrado izquierdo de la calle. Inmediatamente se acercaron a los hombres, el conductor de la moto se incorporó rápidamente tomó el arma de fuego que se encontraba en el piso, en virtud del impacto, y le apuntó, al advertir que el número de oficiales era mayor arrojó el arma y se precipitó al piso, oportunidad en la que lo inmovilizan. Refirió que secuestraron un revólver color plateado con cachas color madera sin marca visible calibre 32 mm corto, en la parte de la culata posee el número E12499, con capacidad completa de cinco proyectiles en su interior, tres vainas percutadas vacías, dos proyectiles completos y uno de ellos percutados. Prosigue su relato diciendo que el acompañante intentó darse a la fuga, sin lograr su cometido pues fue reducido a pocos metros. Luego se efectuó la identificación de los sujetos, tratándose de C. F. G. E. (menor 17 años), conductor de la motocicleta y autor de los disparos y M. G. G. acompañante y quien intentó huir luego del impacto con la motocicleta. A continuación, procedieron a secuestrar del interior del bolsillo del pantalón de G. E. un teléfono celular color blanco marca Sony Ericsson con número de serie BX902YE8843503046322325 con chip de la empresa Personal 89543420713334732305 con tarjeta micro SD 2gb sin numero y a Gutiérrez se le incauta un teléfono A8QD171428LGP712 celular con un marca chip LG con colocado numero de de empresa la serie 312 Claro 8954316124241056172HLR2 y una tarjeta micro Sd sin número de 8 gb. Seguidamente, describió la motocicleta marca Yamaha modelo IBR 125 color azul con dominio colocado 033 – JTE y dijo que cuando la levantaron hallaron una bolsa color celeste rota que contenía la suma de $3523, cuatro envoltorios pequeños que contenía en su interior una sustancia color verde similar a la marihuana y dos envoltorios de nylon color blanco que tenía una sustancia de color blanca similar al clorhidrato de cocaína. Asimismo contó que convocaron a personal del SAME a fin de que asistan a los demorados, oportunidad en la que se presentó el Dr. Federico Poder Judicial de la Nación Nahas (MN 32339), al menor G. E. le diagnosticó excoriaciones varias, mientras que Gutiérrez no presentó lesiones (fs 9/10). 4). Del Acta de secuestro surge que se incautó un revólver calibre 32mm número de serie 12499, un celular marca Sony Ericsson con numero de serie BX902YE8843503046322325 con chip de la empresa Personal 89543420713334732305, un teléfono celular marca LG con numero de serie 312 A8QD171428LGP712 con un chip colocado de la empresa Claro 8954316124241056172HLR2, la suma de $3523, cuatro envoltorios con una sustancia verde similar a la marihuana y dos envoltorios que tenía una sustancia blanca símil al clorhidrato de cocaína (fs 13). 5). Declaración testimonial de María del Carmen López y de Raúl Pedro Sánchez, ambos fueron convocados por personal policial para que prestasen colaboración con el procedimiento; ello como consecuencia de que USO OFICIAL transitaban por el lugar del hecho, así fueron trasladados al edificio perteneciente a la Policía Metropolitana sito en la calle Ramón Castillo 1720, en dicha ocasión se le exhibieron los elementos secuestrados en autos y tomaron vista de la bala que impactó sobre el guardabarros izquierdo del móvil policial nro. 638 (fs 14 y 15). 6). Croquis efectuado por personal de la Policía Metropolitana del cual surgen de las referencias 1 a 7, la secuencia de la persecución que efectuara personal de las fuerzas a los encartados que se desplazaban en la motocicleta (fs 16). 7). Imágenes fotográficas de los elementos incautados a fs 17/19. 8). Imágenes fotográficas de M. G. obrantes a fs 24, 9). Acta de remisión del menor a fs 30. 10). Informe médico legal a cargo de la Dra. María Natalia Rizzo perteneciente a la División Medicina Legal que da cuenta que C. F. G. E., se encontraba orientado temporo y espacialmente, y que se observaron excoriaciones en cara posterior de mano izquierda, producto del choque y/o roce y/o golpe con o contra superficie u objeto duro y/o romo y/o filoso; data aproximada menor a 24 horas; curara en menos de un mes desde la fecha del hecho salvo complicaciones a fs 33. 11). Informe medico legal de M. G. G. que refiere que al momento de la evaluación se encuentra lúcido, orientado y ubicado en tiempo y espacio a fs 36. 12). Copias de los billetes secuestrados a fs 44/56. 13). Informe de visu a cargo del Área Criminalistica de la Policía Metropolitana, respecto de la motocicleta, del revólver y de los teléfonos celulares incautados a fs 63/64. 14). Acta de apertura y test orientativo Ley 23.737 efectuado por el Laboratorio Químico Pericial perteneciente a la Policía Metropolitana que da cuenta que los elementos secuestrados son picadura de marihuana con un peso total de 19.076 gramos y clorhidrato de cocaína un peso total de 15.665 gramos (fs 74/75). Poder Judicial de la Nación 15) Informe proveniente del Registro Nacional de Armas que refiere C. G. E. y M. G. G. no se encuentran inscriptos como legítimos usuario de armas de fuego en ninguna de sus categorías. En cuanto al revólver sin marca calibre 32 mm E12499, no se está registrado, ni posee pedido de secuestro a la fecha (fs 123). III.- Reseña de la Investigación Se inician las presentes actuaciones el 4 de octubre de 2014 como consecuencia de la prevención llevada a cabo por personal de la Policía Metropolitana, oportunidad en la que el Subinspector Albornoz y el Agente Trejo, recorrían la Villa 31 más precisamente la calle Padre Mujica s/n entre las líneas Ferrocarril San Martín y Ferrocarril Belgrano. Mientras transitaban por el costado de la Villa 31 bis a bordo del móvil 638 observaron que desde el interior de la Villa salió una USO OFICIAL motocicleta sin luces prendidas, con dos personas a bordo ambos sin cascos y a gran velocidad dirigiéndose hacia la salida de la calle Salguero. Luego, al advertir la presencia policial, los tripulantes de la motocicleta aumentaron la velocidad, denotando una clara actitud evasiva, en razón de ello le solicitaron que se detengan, sin acatar la orden, ello generó una persecución que se extendió por 900 metros, circunstancia en la que el móvil policial logró sobrepasar la motocicleta, y darle la voz de alto. Sin perjuicio de ello, el motociclista continuó su recorrido, y cruzó por delante de la camioneta de la policía, en esos instantes el preventor observó que el conductor de la motocicleta extrajo entre sus ropas un arma de fuego, giró su cuerpo y realizó tres disparos en dirección al móvil, el cual uno de ellos impactó en el guardabarros trasero izquierdo; sin embargo, los agentes policiales no respondieron la agresión. Luego, el conductor perdió el control del motovehículo, como consecuencia de que con una mano disparaba y con la otra conducía, sumado a que el asfalto se encontraba mojado, cayeron al piso golpeando sobre el alambrado perimetral. Inmediatamente los agentes, se acercaron a los hombres, y el conductor de la moto se incorporó rápidamente tomó el arma de fuego que se encontraba en el piso, como consecuencia de la caída y le apuntó al Subinspector Albornoz, al advertir que se hallaba cercado de oficiales arrojó el arma y se precipitó al piso. De este modo lo inmovilizaron, sin perjuicio de lo cual el acompañante intentó darse a la fuga, sin lograr su cometido pues fue reducido a pocos metros. Bajo estas circunstancias, los preventores secuestraron un revólver color plateado con cachas color madera sin marca visible calibre 32 mm corto, con número E12499con capacidad completa de cinco proyectiles en su interior, tres vainas percutadas vacías, dos proyectiles completos, uno de ellos percutados. Luego se efectuó la identificación de los sujetos, tratándose de C. F. G. E. (menor de edad 17 años), conductor de la motocicleta y autor de los disparos y M. G. G. acompañante y quien intentó huir luego del impacto con la motocicleta. A continuación, se secuestró del interior del bolsillo del pantalón de G. E. un teléfono celular color blanco marca Sony Ericsson con numero de serie BX902YE8843503046322325 con chip de la Empresa Personal 89543420713334732305 con tarjeta micro SD 2gb sin número y a G. se le incautó un teléfono celular marca LG con número de serie 312 A8QD171428LGP712 con un chip colocado de la empresa Claro 8954316124241056172HLR2 y una tarjeta micro Sd sin número de 8 gb. Asimismo se describió la motocicleta conducida por G. E, tratándose de una moto marca Yamaha modelo IBR 125 color azul con dominio colocado 033 – JTE. Por otro lado, el personal policial incorporó el motovehículo, ocasión en la que hallaron una bolsa color celeste rota que contenía la suma de $3523, cuatro envoltorios pequeños con una sustancia color verde similar a la marihuana y dos envoltorios de nylon color blanco que tenía una sustancia de color blanca similar al clorhidrato de cocaína. En virtud de que los encartados habrían sufridos golpes como consecuencia del accidente que protagonizaran, los preventores convocaron al personal del SAME a fin de que los asistan. Se presentó el Dr. Federico Nahas (MN 32339), quien luego de la revisación le diagnosticó excoriaciones varias a G. E. y G. no presentó lesiones (fs 9/10). A mas de lo señalado se incorporó al sumario, los informes médicos de los encartados, que se estuvo a cargo de la Dra María Natalia Rizzo perteneciente a la División Medicina Legal de la Policía Metropolitana que da cuenta que C. F. G. E., se encontraba orientado temporo y espacialmente, y que se observaron excoriaciones en cara posterior de mano izquierda, producto del choque y/o roce y/o golpe con o contra superficie u objeto duro y/o romo y/o filoso; data aproximada menor a 24 horas; curara en menos de un mes desde la fecha del hecho salvo complicaciones y en el caso de M. G. G. refirieron que al momento de la evaluación se encontraba lúcido, orientado y ubicado en tiempo y espacio. Poder Judicial de la Nación Seguidamente, realizaron la consulta a este tribunal, y se dispusieron las medidas urgentes, tales como solicitar al RENAR y al REPAR informe si los prevenidos eran legítimos usuarios de armas de fuego (fs 4/6). También se solicitó a la Superintendencia de Investigaciones – Área Balística la realización de un informe relacionado con el revólver 32 mm, en tal sentido realizaron una descripción del arma; se trata de un arma corta tipo revólver sin marca calibre 32 corto número E12499 inserto en la base de la empuñadura, sistema de carga manual, capacidad cinco cartuchos, longitud del cañón 77 mm, cantidad de estrías 5, estado regular estado de conservación del cañon, martillo expuesto, percutor fijo, aparatos de puntería alza y guión fijos, inscripción en el cañón revólver garantizado – Eibar, calificación legal decreto 395/75 arma de uso civil, sin seguros, dos cartuchos con estampa “CBC3.2 Auto” uno de ellos con percusión y tres vainas servidas con estampa “CBC 32 USO OFICIAL Auto”, concluye que el arma estudiada se encontraría en condiciones de producir disparo debiéndose confirmar esto mediante pruebas en laboratorio (fs 7). Además se requirió un informe de visu, respecto de la motocicleta, del revólver y de los teléfonos celulares incautados, que se encontró a cargo del Área Criminalistica de la Policía Metropolitana. Finalmente, se agregó el acta de apertura y test orientativo efectuado por el Laboratorio Químico Pericial perteneciente a la Policía Metropolitana que concluyó que los elementos secuestrados son picadura de marihuana con un peso total de 19.076 gramos y clorhidrato de cocaína un peso total de 15.665 gramos (fs 74/75). IV.- Declaración Indagatoria de M. G. G. El 6 de octubre de 2014 se recibió declaración indagatoria a tenor del art. 294 del Código Procesal Penal de la Nación a M. G. G., ocasión en la que se le hizo saber el hecho que se le imputaba: “… haber participado el día 4 de octubre de 2014 en el hecho que se originó a raíz de la persecución llevada a cabo por personal de la Policía Metropolitana en el cual G. E. disparó en tres oportunidades –siendo que un proyectil impactó en el guardabarros del móvil policial- contra personal policial sin herirlo. Asimismo, se le imputa el haber tenido junto a G. E., una bolsa plástica que se encontraba debajo del motovehículo color celeste que contenía la suma de $3523.-, cuatro envoltorios pequeños de marihuana y dos de clorhidrato de cocaína y conforme el test orientativo efectuado por personal del área de laboratorio químico pericial dependiente del Área Criminalística de la Policía Metropolitana y dos celulares. Mas precisamente, en ocasión en que personal policial perteneciente al Área de Investigaciones Criminales – Servicio Penitenciario Retiro Villa 31 y 31 bis de la Policía Metropolitana recorría la zona en prevención, advirtieron que dos personas que transitaban a bordo de una motocicleta marca Yamaha modelo YBR 125 patente 033 – JTU sin cascos protectores y sin luces, intentaban salir por una abertura que había en el alambrado metálico en las inmediaciones de las calle 15 (Padre Mujica) empalme Gallo, ello provocó que los oficiales intentaran detener a las personas que pretendían evadirlos, se generó una persecución por unos 900 metros, mientras que el conductor extrajo de sus ropas un revólver y disparó en tres oportunidades, impactando uno de los proyectiles en el guardabarros trasero lado izquierdo del móvil policial. Bajo esta circunstancia el conductor perdió el control del motovehículo impactando en el alambrado. Como consecuencia de ello, el conductor se incorporó rápidamente tomó el revólver que se encontraba en el suelo y apuntó nuevamente a personal policial, desistió de la acción y arrojó el arma al piso. Seguidamente en virtud y de lo ocurrido personal policial procedió a levantar el motovehículo hallando una bolsa color celeste que contenía dinero mas precisamente la suma de $3523.-, cuatro envoltorios de marihuana y dos envoltorios de cocaína, además de encontrar dos celulares…”. Llegado el momento de ser oído se amparó en la prerrogativa de guardar silencio al imponérsele los cargos que lo atrajeron al proceso (fs 93/95). Seguidamente su letrado defensor solicitó se le ampliara la declaración indagatoria, extremo que se llevó a cabo el 17 de octubre de 2014. Bajo esta circunstancia el imputado, relato su versión de los sucesos acaecidos el 4 de octubre de 2014, diciendo que: “…ese sábado cuando nos tomaron detenidos yo vine de visitas a la casa de mi suegra en la villa de retiro y en ese momento salí con mi cuñado C. F. G. E. a comprar harina de maíz y queso en ese momento me invitó para salir con la moto a comprar, en ese momento aproveché para ir al cajero a retirar mi dinero y fui al cajero de un supermercado Coto que esta atrás de la Terminal de retiro y retiré $3000, antes de la extracción tenia la cantidad de $600. Luego salimos de ahí y nos dirigimos al kiosco a comprar el harina y el queso y volvimos por el mismo recorrido, de la Av. Pedro Mujica en donde nosotros vimos al patrullero que iba entrando y en eso le digo a mi cuñado que desacelere la moto y lo pasamos al patrullero y cuatro cuadras como mucho, se nos acercan al costado y escucho la voz del efectivo que saco la cara por la ventanilla que nos dice quédense por que les quemo, en ese momento pegan dos tiros y se nos cruza adelante y ahí es que nos detienen y el arma y la sustancia que ellos dicen jamás vi ni los tuve yo ni mi cuñado. Yo le pregunte a mi cuñado que si Poder Judicial de la Nación realmente el tenia el arma y la sustancia y el me contesto que no y fue ahí donde nos detuvieron. Yo en este momento tengo miedo de perder el trabajo, tengo un hijo y una señora, necesito estar en libertad, para cuidar de mi familia. Hace un año y tres meses que trabajo en la empresa Urbasur. Estoy dispuesto a declarar cualquier cosa, acá o donde sea si estoy en libertad. Pido estar en libertad por mi familia….”. Agregó a su declaración que, la motocicleta la conducía su cuñado C. F. G. E. También relató que ese día estaba lluvioso, que no intentaron darse a la fuga y que la camioneta de la policía rozo la motocicleta y ello provocó que se cayeran hacia el alambrado. Aclaró que su cuñado no tenia ningún elemento entre sus ropas y que vestía una campera blanca con capucha que la tenía sobre la cabeza porque ese día llovía. USO OFICIAL IV a) Declaración Indagatoria de C. F. G. E. El día 6 de octubre de 2014 se le recibió declaración indagatoria en los términos del artículo 294 del Código Procesal Penal de la Nación. Se le hizo saber al encartado el hecho por el cual existía motivo bastante para sospechar que había participado en la comisión del delito, consistente en: “…haber tenido en su poder el día 4 de octubre de 2014 mientras circulaba por las inmediaciones de la calle 15 (Padre Mujica) empalme Gallo, un revólver calibre 32 numeración colocada E12499 con capacidad completa de cinco proyectiles el que contenía, tres vainas percutadas vacías, dos proyectiles completos y uno de ellos percutado, con el cual efectuó disparos a personal policial –uno de los cuales impactó en el guardabarros del móvil policial- sin herirlos. Asimismo se le imputa el haber tenido junto con Gutiérrez, una bolsa plástica color celeste -que se encontraba debajo de la motocicleta- que contenía la suma de $3523.-, cuatro envoltorios pequeños de marihuana y dos de clorhidrato de cocaína conforme el test orientativo efectuado por personal del área de laboratorio químico pericial dependiente del Área Criminalística de la Policía Metropolitana y dos teléfonos celulares. Más precisamente en ocasión en que personal policial perteneciente al Área de Investigaciones Criminales – Servicio Penitenciario Retiro Villa 31 y 31 bis de la Policía Metropolitana recorría la zona en prevención, advirtieron que dos personas que transitaban a bordo de una motocicleta marca Yamaha modelo YBR 125 patente 033 – JTU sin cascos protectores y sin luces, intentaban salir por una abertura que había en el alambrado metálico en las inmediaciones de las calle 15 (Padre Mujica) empalme Gallo, ello provocó que los oficiales intentaran detener a las personas que pretendían evadirlos, se generó una persecución por unos 900 metros, mientras que el conductor extrajo de sus ropas un revólver y disparó en tres oportunidades, impactando uno de los proyectiles en el guardabarros trasero lado izquierdo del móvil policial. Bajo esta circunstancia el conductor perdió el control del motovehículo impactando en el alambrado. Como consecuencia de ello, el conductor se incorporó rápidamente tomó el revólver que se encontraba en el suelo y apuntó nuevamente a personal policial, desistió de la acción y arrojó el arma al piso. Seguidamente en virtud y de lo ocurrido personal policial procedió a levantar el motovehículo hallando una bolsa color celeste que contenía dinero mas precisamente la suma de $3523.-, cuatro envoltorios de marihuana y dos envoltorios de cocaína, además de encontrar dos celulares…”. A su turno y enterado del hecho, hizo uso de su derecho de negarse a declarar (fs 96/98). Posteriormente el letrado defensor presentó un pedido de ampliación de declaración indagatoria, el que fue satisfecho el 17 de octubre de 2014. Así, fue oído nuevamente C. F. G. E., en ésta ocasión brindó un relato de lo ocurrido el 4 de octubre de 2014 diciendo que: “…mi cuñado quería comer sopa paraguaya, yo le dije que lo iba a acompañar. Fuimos sacamos plata del Coto y de ahí pasamos a comprar la harina de maíz y el queso. Yo salí de nuevo para la ruta 15, estaba en la moto, yo vi a la metropolitana que se estaba yendo en la camioneta, yo los pasé cuando me estaba yendo ellos me siguieron. La moto sonaba fuerte yo no escuchaba nada además de la lluvia, yo no escuche nada y entonces se cruzó la camioneta frente a mi, baje la velocidad me quede un poquito, para no chocarla me desvié me fui para el otro lado y ahí ellos me dieron un toquecito en la moto y me caí para el tejido. Nos caímos los dos Gabriel Gutiérrez, la policía me apunta con el fierro y me dan una patada en la espalda y me dan una cachetada. Me subieron a la camioneta y nos llevan a la Metropolitana. Una persona vestida de particular en la metropolitana me pregunta que era eso y yo le dije harina de maíz, cuando le dije eso me pegó y me dio una cachetada y de ahí ya no me hicieron mas nada….”. Luego a instancia de su defensa, ofreció ciertas precisiones, y dijo que ese día estaba lloviendo, sin perjuicio de lo cual salió junto a su cuñado M. G. G. a comprar harina de maíz y queso en un local de venta de productos paraguayos que se encuentra dentro de la Villa 31. Luego indicó que en el momento del hecho vestía una campera blanca y como estaba lloviendo usó la capucha. Poder Judicial de la Nación Seguidamente negó haber tenido algún elemento entre sus prendas como así también armas o droga. A preguntas de su defensa, afirmó que su mano hábil es la derecha y que G. antes de que cayeran al asfalto lo tocó (fs 115/118). V. Valoración de la prueba En la etapa procesal que se transita se requiere la concurrencia de elementos probatorios suficientes para producir un juicio de probabilidad sobre la existencia del hecho delictuoso y de la responsabilidad que le corresponde a los imputados, aún no definitivos ni confrontados, pero que sirven para orientar el proceso hacia la acusación, vale decir hacia la base del juicio (conf. Clariá Olmedo, J.A., Derecho Procesal Penal, Lerner Córdoba, 1984, t. II, pág. 612). De lo que se trata, pues, es de habilitar el avance del proceso hacia el juicio, que es la etapa en que se desenvolverán los debates y la USO OFICIAL confrontación con amplitud. Lo contrario equivaldría a la asunción por mi parte de una tarea que me es impropia, instaurándose el período contradictorio por anticipado, en el momento de la instrucción, privándose así al órgano que eventualmente debe resolver en forma definitiva de la inmediación con la prueba producida fundamental para la decisión. Para ello, debo colocarme en el lugar que las normas procesales me asignan, posibilitando de esta forma la apertura del debate, en base a la verificación de los elementos mínimos que sostengan la sospecha inicial. Es decir, para el dictado del presente auto de mérito, basta entonces con la mera convalidación de la sospecha, máxime cuando la elevación a juicio presupone una nueva reflexión del juez acerca del mérito de la instrucción. En el sentido expuesto ya se ha pronunciado la Excelentísima Cámara del Fuero -cfr. causa nro. 28.208, “Cataldi, R. V. y otros s/procesamiento”, reg. nro. 1161 del 27-12-96, y sus citas doctrinarias y jurisprudenciales, causa nro. 28.945, “Cooper”, reg. nro. 804 del 25-9-97 y sus citas; “Azambuja Patrone, Fernando s/procesamiento”, reg. nro. 1020, del 9-12-97-. Ahora bien, al momento de analizar la prueba recolectada en autos, entiendo que objetivamente se encuentra acreditado que G. E. disparo con un arma de fuego de uso civil contra miembros de las fuerzas policiales sin herirlos, impactando uno de los proyectiles en el guardabarros izquierdo del móvil policial y que el nombrado junto con G. comercializaron estupefacientes en la Villa 31, principalmente con las actuaciones labradas por el Área Investigaciones de la Policía Metropolitana, donde se procedió al secuestró de material estupefaciente de acuerdo al resultado de la pericia ordenada, dinero en efectivo y el revólver calibre 32mm número de serie 12499 y dos celulares. VI. Situación Procesal de C. F. G. E. y de M. G. G. respecto de los estupefacientes Teniendo en cuenta los elementos de pruebas aunados en autos, considero que se encuentra acreditado que C. F. G. E. y M. G. G. tenían en su poder sustancias estupefacientes a los fines de su comercialización, la suma de $3523 producto de la venta y dos celulares uno Sony Ericsson con numero de serie BX902YE8843503046322325 y otro celular marca LG con numero de serie 312 A8QD171428LGP712. En tal sentido, se pudo establecer que en oportunidad de ser aprehendidos por personal de la Policía Metropolitana en las inmediaciones de la Villa 31bis, tenían en su poder cuatro envoltorios de picadura de marihuana con un peso total de 19.076 gramos y dos envoltorios de clorhidrato de cocaína un peso total de 15.665 gramos, para su comercialización (fs 1, 4/6, 9/10 y 74/75). Si bien la cantidad de estupefacientes no es representativa, lo cierto es que la disposición en envoltorios individuales sumado al dinero hallado $3523 dentro de la misma bolsa, demuestra que se encontraba dispuesta para su comercialización y que el dinero fue el producto de esa venta. En este punto cabe recordar que los argumentos vertidos por los encartados, son coincidentes en afirmar que el 4 de octubre de 2014, mientras llovía decidieron ir a comprar los ingredientes necesarios para elaborar sopa paraguaya, y aclararon que compraron harina de maíz y queso dentro de la Villa 31 en un local de venta de productos paraguayos, antes de que se iniciara la persecución policial. Este argumento se desvanece rápidamente, teniendo en cuenta que no surge ni del acta inicial, ni del relato de los agentes, ni de las imágenes fotográficas, ni tampoco del acta de secuestro, referencia alguna a la harina de maíz o al queso (ver fs 1, 9/10, 13, 14,15). Asimismo resulta poco creíble que un menor de edad junto con su cuñado, decidieran salir un día lluvioso, montados en una motocicleta, a comprar a la Villa 31 harina de maíz y queso, y que el menor saliera a ese fin con un revólver calibre 32mm. Si bien los encartados se esforzaron por demostrar su inocencia, sus relatos aparecen frágiles frente a las circunstancias que rodearon el hecho, pues no se comprende que si dos personas que salieron a comprar materia Poder Judicial de la Nación prima para elaborar un plato típico del Paraguay y que tenían en su poder harina de maíz y queso, además de dinero extraído de un cajero automático, ante la presencia policial huyeran a gran velocidad en la motocicleta y que G. E. propinara disparos de arma de fuego; ello demuestra que G. E. y G., sabían que debían huir con el único fin de que no sean habidos con la droga, con el dinero producto de la venta de los estupefacientes y con los dos celulares. Lo cierto es que G. E. y M. G. G. acordaron salir a la Villa 31, con el único propósito de comercializar los estupefacientes que tenían en su poder, prueba de ello es el dinero hallado -$3523- junto al resto de los envoltorios de droga que se encontraban dentro de una bolsa plástica y los celulares mencionados. Por lo tanto, teniendo en cuenta que la bolsa con el dinero y la droga se hallaron en el ámbito de custodia de los encartados, que USO OFICIAL egresaban de la Villa 31 por un lugar inusitado, permite acreditar que los imputados son responsables de la maniobra bajo estudio, es decir el comercio de estupefacientes. VI a. Situación Procesal de C. F. G. E. y de M. G. G. respecto de la portación del arma de fuego y de la tentativa de homicidio agravada por ser cometido contra un miembro de las fuerzas policiales y con violencia En este punto es importante mencionar que no resulta un dato menor que C. F. G. E, saliera del interior de la Villa 31 a través de un abertura que tenía el alambrado perimetral, conduciendo una motocicleta a gran velocidad junto con M. G. G., un día lluvioso, y que a pesar de la voz de alto policía, hicieran caso omiso a la orden, revelando una actitud evasiva. Tal situación y la indiferencia de los encartados, provocó una persecución por parte de los policías, mientras que el conductor de la motocicleta G. E. intentó resistir el seguimiento para lograr huir, con disparos efectuados con un arma de fuego calibre 32mm, con el claro propósito de eludir a los oficiales y evitar el hallazgo de la droga y del dinero. Dicho esto, no puede dejar de señalarse que G. E., mientras intentaba fugarse junto a G. e impedir que fueran detenidos, disparó en tres oportunidades hacia el móvil policial con un arma de fuego sin herir al personal pero uno de los proyectiles impactó en el guardabarros izquierdo de aquel. Dicho accionar puede obedecer únicamente a que quería evitar que los oficiales advirtieran la presencia de los elementos que posteriormente se secuestraron. En este punto, se encuentra establecido en autos que los efectivos policiales se hallaban debidamente identificados y transitaban a bordo de un móvil policial identificable cumpliendo su función, dieron a conocer su condición de policías previo a que inicien la huida y, sin perjuicio de ello, G. E. atentó contra la vida del Subinspector Albornoz y del Oficial Trejo efectuando disparos con arma de fuego en dirección a estos, con el evidente fin de matar y denotando un acto de violencia contra ellos. Sumado a ello, no resulta un dato menor que G. E. luego de que colisionara con el alambrado y cayera al piso junto con su consorte de causa, buscara nuevamente el revólver 32mm que se encontraba tirado en el suelo, lo levantara y le apuntara directamente al Subinspector Albornoz, dicha conducta demuestra nuevamente la intención de matar que tenía el nombrado. Acrecienta esta intención la circunstancia de que uno de los proyectiles que quedara alojado en el arma, luego de los disparos efectuados, se encontrara percutado, es decir que el encartado gatilló el revólver con la única finalidad de matar, prueba de ello es el informe de la Superintendencia de Investigaciones - Área Balística obrante a fs 7. En este punto, en oportunidad de que se le recibiera ampliación de declaración indagatoria a G. E., a instancia de su defensa fue preguntado para que diga cual resultaba ser su mano hábil ocasión en la que respondió que la derecha. Este intento de la defensa por demostrar que el encartado disparó con su mano inhábil o torpe, no conmueve el cuadro cargoso, ni le resta responsabilidad por el hecho, repárese que uno de los proyectiles impactó certeramente en el guardabarros del patrullero, con lo cual ésta aclaración resulta irrelevante (ver fs 1, 9/10 y 19 ). Asiste razón a la defensa al decir que la motocicleta debe ser conducida con la mano derecha, justamente la mano hábil de G. E., pero esa circunstancia no obsta a que efectuara los disparos con la otra mano, no necesitaría tener un entrenamiento cuasi militar -tal como lo sugiere la defensa-, toda vez que el objetivo a disparar tenía grandes dimensiones, justamente era una camioneta Ranger claramente identificable. En cuanto a la portación de arma de fuego, es necesario para que se configure el ilícito que el agente carezca de la debida autorización legal. Como se apuntó en el apartado II) de la presente resolución se encuentra agregado el informe proveniente del Registro Nacional de Armas, que informó respecto de los dos encartados C. G. E. y M. G. G. no se encuentran inscriptos como legítimos usuario de armas de fuego en ninguna de sus Poder Judicial de la Nación categorías. En cuanto al revólver sin marca calibre 32 mm E12499, no está registrado, ni posee pedido de secuestro a la fecha (ver fs 123). Asimismo se halla previsto en el Capítulo VI de las armas de uso civil – fiscalización y régimen aplicable de la Ley Nacional de Armas y Explosivos Art. 29 que “…La adquisición o transmisión por cualquier título, uso, tenencia y portación de armas de uso civil, serán fiscalizadas en la Capital Federal y demás lugares de jurisdicción federal, por la Policía Federal, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina dentro de sus respectivas jurisdicciones, y en las provincias por las policías locales, sin perjuicio de la supervisión del Ministerio de Defensa, de conformidad con lo establecido en el artículo 4. El régimen aplicable será el siguiente: 1º Sólo las personas mayores de edad podrán ser titulares de los actos previstos en la primera parte del presente artículo, con las formalidades que establecerá la reglamentación…”. USO OFICIAL Recuérdese que el autor de los disparos fue C. F. G. E. menor de edad, y que si bien no aportó datos con respecto al revólver 32mm, lo cierto es que su estado de minoridad, conforme lo establece la Ley Nacional de Armas, hace imposible que revista la condición de Legítimo Usuario de Armas de Fuego ante el Registro Nacional de Armas, de lo que se deduce que no se encuentra habilitado ante el organismo de control para tener ni portar armas de fuego. Finalmente, quedó demostrado que C. F. G. E. poseía ilegalmente y entre sus ropajes el revólver, calibre 32 mm corto, sin marca, N° E12499, con el cual efectuó los correspondientes disparos, es decir que empleó dicho armamento con violencia hacia los oficiales, sin habilitación alguna y con el fin de matar. A modo de recopilación de lo expuesto diré que, de las constancias policiales, surge con claridad que C. F. G. E. junto con su consorte de causa M. G. G., se desplazaron en una motocicleta por la Villa 31, que al salir por un alambrado del predio ferroviario, y alertados por personal policial para que detengan su marcha, aceleraron a gran velocidad con el solo objeto de eludirlos (fs 1, 4/6 y 9/10). Tanto es así que para evitar la detención C. F. G. E., empuñó su arma más precisamente el revólver calibre 32 mm, y disparó en tres oportunidades a corta distancia, conforme se observa del croquis, hacia el móvil policial, siendo que uno de los proyectiles impactó acertadamente en el guardabarros izquierdo del móvil, tal extremo demuestra que G. E. realizó un acto de violencia armada contra los efectivos policiales (fs 16). Apoya la circunstancia descripta las imágenes fotográficas glosadas a fs 17 y 19 donde se observa con nitidez la marca del proyectil, extremo que confirma las declaraciones de los agentes prevencionales, el comportamiento violento del encartado y la intención de evadir a los agentes propinado disparos dirigidos hacia el móvil. Dicha intención se renovó, luego de que colisionaran con el alambrado que separaba el terreno ferroviario de la calle, encontrándose en el suelo C. F. G. E. buscó nuevamente el arma, la levantó del suelo, se incorporó y apuntó directamente al Subinspector Albornoz, dicha circunstancia no hace más que demostrar su voluntad de herir al oficial, sin perjuicio de que luego desistiera de la actitud al encontrarse rodeado por los agentes. Además no puede soslayarse que el revólver 32 mm tiene una capacidad para cinco cartuchos, y que luego de que G. E. disparara en tres ocasiones, solo quedaron dos cartuchos, y uno de ellos percutado. En este punto cabe aclarar que en las armas de fuego, el percutor juega un papel fundamental a la hora de lanzar el proyectil. Al apretar el disparador o gatillo, el percutor es impulsado hacia delante golpeando –percutiendobruscamente al fulminante, comunicando el fuego a la carga de pólvora o produciendo los gases necesarios para acelerar el proyectil. Entiendo que con ello, el causante buscó matar a los efectivos policiales y que tenía pleno conocimiento que ello podía ocurrir, en virtud del poder ofensivo del arma de fuego, además dicha situación no fue ajena a Gutiérrez quien participó del hecho llevado a cabo por el menor. VI b) Participación de M. G. G. en la tentativa de homicidio agravada por haber sido perpetrado contra miembros de una fuerza policial ejerciendo su función De igual modo, debe evaluarse la conducta y la participación de G. en el hecho, si bien no tuvo dominio en el hecho principal – huida y disparos-, lo cierto es que apoyó la realización de un ilícito típico ajeno, actuó como cómplice en la tentativa de homicidio a miembros de la fuerza de seguridad, con el único fin de no ser descubierto con la droga, con el dinero y con los celulares. En este punto cabe recordar que el Código Penal Argentino regula la participación criminal en el Libro I, Título VII. El artículo 45 determina que: “…Los que tomasen parte en la ejecución del hecho o prestasen al autor o autores un auxilio o cooperación sin los cuales no habría podido cometerse, Poder Judicial de la Nación tendrán la pena establecida para el delito. En la misma pena incurrirán los que hubiesen determinado directamente a otro a cometerlo...”. El artículo 46 establece:”…Los que cooperen de cualquier otro modo a la ejecución del hecho y los que presten una ayuda posterior cumpliendo promesas anteriores al mismo, serán reprimidos con la pena correspondiente al delito, disminuida de un tercio a la mitad. Si la pena fuere de reclusión perpetua, se aplicará reclusión de quince a veinte años y si fuere de prisión perpetua, se aplicará prisión de diez a quince años…”. Cabe recordar que la condición esencial de la participación, es que el partícipe no haya realizado la acción típica. En este sentido el profesor José Cerezo Mir, expresa que: ¨…La participación es la colaboración de un hecho ajeno. Ella representa un concepto en relación no autónomo, con cuya ayuda es posible someter al efecto USO OFICIAL punitivo a aquellos intervinientes en un delito del que, a falta de dominio del hecho, no son autores; razón por la cual la coautoría no representa una forma de participación. Se habla de la naturaleza accesoria de la participación respecto de la autoría…¨ (Cerezo Mir, Derecho Penal, p. 950). En este sentido, Edgardo Alberto Donna, refiere que: “…La participación se caracteriza por una propia dirección de la voluntad y de conocimiento de quienes intervienen: el autor principal actúa dolosamente y, a su vez, el participe lo hace con voluntad de consumación del hecho punible ajeno, inspirando o apoyando al autor…” (Donna, Edgardo Alberto, Derecho Penal – Parte General Tomo V, p. 414, ed. Rubinzal - Culzoni). En el caso que nos ocupa corresponde mencionar entonces que, M. G. G. participó del hecho punible ajeno, es decir de la tentativa de homicidio agravado por ser perpetrado a miembros de las fuerzas policiales –en dos hechos-, en oportunidad que G.E. disparó en tres oportunidades hacia el móvil policial y luego apuntó al Subinspector Albornoz, con la única intención de matar. Dicho esto en palabras del penalista europeo Otto Triffterer, expresa que: ¨…la participación punible presupone que el hecho principal sea típico y doloso. Además debe haber alcanzado, por lo menos el nivel de la tentativa, es decir, el principio de ejecución de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 42 del Código Penal…¨ (Triffterer, Otto, ob. Cit., Cap 16, 3, bb, p. 411. Klesczewsky, Diethelm, Selbstandigkeit und Akkessorietat der Beteilingung, Grundlengung zu einer strafrechtlichen Lehre von Tatersch und Teilname, ps. 56 y 310). En razón de lo expuesto entiendo que G. participó y apoyó la comisión del delito de homicidio agravado por ser perpetrado a miembros de las fuerzas policiales en dos hechos con dolo, agravado además por el uso de arma de fuego con violencia contra los oficiales de policía, en grado de tentativa llevado a cabo por C. F. G. E., con clara voluntad de que se consumara el delito, toda vez que él quería escapar de la policía y los disparos colaborarían con ese fin, con el sólo objeto de evitar que los oficiales, hallaran la droga, el dinero en poder de los encartados y los celulares. Por todo lo expuesto, decretaré sus procesamientos en los términos del artículo 306 del Código Procesal Penal de la Nación. VII- Calificación jurídica En concordancia con todo lo expuesto y teniendo en cuenta que lo que se imputa son hechos o conductas del mundo real, no calificaciones jurídicas, y analizadas las conductas de los imputados en profundidad, corresponde adecuar la calificación sobre los hechos por los que fueran indagados, sin que esto afecte en nada el principio de congruencia, derivado del principio de defensa en juicio (art. 18 C.N.). A Respecto de la tenencia de la sustancia estupefaciente Llegada esta instancia, y sin perjuicio del carácter provisorio de la calificación a esta altura del proceso, conforme lo expresado previamente, entiendo que las conductas llevadas a cabo por C. F. G. E. y por M. G. G. encuadran en la figura penal prevista en el artículo 5° inciso “c” de la Ley 23.737. El artículo 5° -inciso “c”- de la Ley 23.737, reprime al que comercie con estupefacientes o materias primas para su producción o fabricación o los tenga con fines de comercialización, o los distribuya, o dé en pago, o las almacene o transporte. Sobre el punto, la Sala I de la Excma. Cámara del fuero lleva dicho que “…la estructura típica del artículo 5, inc. c responde a un delito mutilado de varios actos, en el sentido que si bien la posible comercialización de las sustancias integra el juicio de disvalor, el hecho se considera delictivo y consumado mediante la tenencia de estupefacientes si concurre el propósito de realizar, luego, tales actos…” (C.C.Fed., Sala I, causa n° 43.337 “Jiménez”, reg. 1479 del 21/12/2009). Así las cosas, considero que se encuentra acreditado que la sustancia estupefaciente secuestrada en ocasión de la detención de los encartados, estaban destinados a su comercio. Poder Judicial de la Nación En este sentido, la forma en que se hallaba acondicionada la sustancia estupefaciente, fraccionada en dosis individuales junto con el dinero $3523, todo ello dispuesto en una misma bolsa plástica, no hace más que confirmar que el dinero colocado allí fue el fruto del comercio de estupefacientes. En este sentido, la Cámara Federal de Casación Penal, sostuvo que: “…la prueba a la que ha atendido la sentencia muestra que la posesión de la droga por H. tenía evidente fines de comercialización las declaraciones policiales y de los testigos del procedimiento, confirma la forma en que estaban dispuesta la droga dentro del bolso. De hecho, el modo del que acusado detentaba la posesión del estupefaciente y el lugar en que se encontraba son indicadores objetivos de esa finalidad de comercialización que trasciende pues la mera tenencia…” (CFed. Casación Penal, sala II, 4/11/2008, “Huviller, Héctor Alberto”). USO OFICIAL Asimismo, la sala I de la Excma Cámara del Fuero ha dicho que “La figura prevista por el art. 5° inciso. "c" de la Ley 23.737 no se compone únicamente de "tenencia" con fines de comercialización sino que, en primer lugar, dicho inciso hace referencia a la punibilidad de quien "comercie con estupefacientes..." previendo un supuesto distinto cuando en la segunda parte de su redacción establece "...o los tenga en su poder con fines de comercialización...". Es decir que, el tipo penal en cuestión no requiere la posesión efectiva o la tenencia directa sobre la droga, resultando suficiente la disponibilidad de la misma. Además, se infiere que este inciso "c", exige una finalidad común, la de constituir un eslabón del tráfico o comercio de estupefacientes, por lo tanto, se desprende que la acción típica de comerciar no es otra que la intervención de quien ejerza actos de comercio, con fines de lucro, en la intermediación, compra o venta de estupefacientes, bastando la comprobación legal de la existencia del hecho para responsabilizar al autor.( con cita de "Scandelli, J". C.N.C.P. Sala II 16/12/97 y "Morales, D.."rta 30/8/02)” (Sala I C.N.C.C.Fed; causa n° 36.729 “Caicedo Chaparro, R. y otros s/ Procesamiento”, rta. el 14/09/04). Huelga apuntar que las probanzas reunidas han demostrado que C. F. G. E. y M. G. G., desarrollarían las maniobras de comercialización de estupefacientes en virtud del hallazgo que hiciera personal policial perteneciente al Área de Investigaciones de la Policía Metropolitana, de una bolsa plástica que contenía cuatro envoltorios de picadura de marihuana con un peso total de 19,076 gramos, dos de clorhidrato de cocaína con un peso total de 15,665 gramos, $3523 y dos celulares, uno Sony Ericsson con numero de serie BX902YE8843503046322325 con chip de la empresa Personal 89543420713334732305 con tarjeta micro SD 2gb sin numero y celular marca LG con numero de serie 312 A8QD171428LGP712 con un chip colocado de la empresa Claro 8954316124241056172HLR2 y una tarjeta micro Sd sin número de 8 gb. Se suma a lo expuesto, las circunstancias en las que se produjo tal hallazgo, es decir luego de que emprendieran una huida veloz, en virtud advertir la presencia policial, cuando egresaban de la Villa 31 por el agujero de un alambrado hacia la calle Salguero. Tanto es así que se originó una persecución con disparos propinados por uno de los encartados, más precisamente por G. E., ello no hace más que demostrar que los encartados querían evitar ser descubiertos. Por otro lado, la circunstancia que el dinero se encontraba junto con la droga dispuesta en el mismo lugar, corrobora que aquel dinero fue el producto de la venta de los estupefacientes. Entonces respecto del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, la intención de comercializar debe deducirse y probarse a partir de elementos objetivos, indicios y circunstancias. En razón a lo expuesto, teniendo en cuenta los elementos objetivos, los indicios y las circunstancias que rodearon el hecho bajo estudio, entiendo al menos con el grado de probabilidad inherente a este estadio, que en autos se tiene acreditado el comercio de estupefacientes por parte de los imputados, toda vez que la sustancia secuestrada estaba en su ámbito de injerencia, y su destino era la comercialización. Asimismo, la conducta de M. G. G. encuadra en la agravante que prevé que: “…a) si los hechos se cometieren en perjuicio de mujeres embarazadas o de personas disminuidas psíquicamente, o sirviéndose de menores de 18 años o en perjuicio de éstos…” (art. 11 inc. a de la Ley 23.737). La disposición del art. 11 inc. a) de la Ley 23.737 utiliza el verbo "servirse de un menor de 18 años" en el sentido de "utilizar" al menor de esa edad, sin otro aditamento referido a la finalidad que ha tenido el mayor de edad para involucrar al menor en la comisión del hecho, bastando -desde el punto de vista subjetivo- que el agente mayor de edad conozca que se trata de un niño menor de edad, lo que supone el conocimiento de la naturaleza del aporte o colaboración del niño. (“Bogado, Sixto Ramón s/recurso de casación”. Magistrados: Mitchell, García, Yacobucci. Tribunal: Cámara Nacional de Casación Penal. - Sala: II. Resolución del: 11/11/2009 Registro n° 15503.2. Causa n°: 8871). Asimismo, dicen que el fundamento de la calificación: “…en el mayor reproche que merece la acción de quien integra al mundo de la Poder Judicial de la Nación droga a menores-cuya capacidad de autodeterminación es reducida- con el consecuente riesgo que ello genera de que se inicien en el consumo de estupefacientes, y de quien por otra parte, intenta así eludir su propia responsabilidad penal (…) Se sirve de menores que se vale de ellos o los utiliza como servicio en su provecho, implica una utilidad de alguien (el adulto), obtenida a partir de lo que otro (el menor) ejecuta en función suya…” (Falcone Roberto y Capparellli, Facundo, “Tráfico de Estupefacientes y Derecho Penal” Ed. Ah – Hoc, Buenos Aires 2002 pág. 211/12). Se justifica la agravante dado que este grupo de personas presentan menor capacidad de autodeterminación, inexperiencia, inmadurez física e intelectual y no pueden comprender la razón de su comportamiento. Asimismo, se encuentra establecido que: ¨…La agravante prevista cuando estos delitos son cometidos valiéndose de la USO OFICIAL colaboración de personas menores de 18 años, encuentra su razón de ser, dado que se los está influyendo en las actividades del tráfico de estupefacientes. Quien se sirve de la colaboración de las personas menores de 18 años los utiliza en provecho propio, y fruto de ello obtiene un rédito…” (Tratado de Leyes y Normas Federales en lo Penal, Silvia B. Palacio de Caeiro, Directora, ed. La Ley, p.64/65) Cabe resaltar que en el caso que nos ocupa, G. no podía desconocer la edad de G. E., no solo por la apariencia física del joven, sino porque además mantienen un vínculo familiar (cuñados –tal como lo mencionaran los encartados al momento de prestar ampliación de declaración indagatoria fs 111/14 y 115/118); sin bien la sustancia estupefacientes y el dinero se encontraban bajo el ámbito de custodia de ambos encartados; considero que G. se valió y se aprovechó de la inexperiencia del menor, no solo para el traslado a bordo de la motocicleta hacia la Villa 31, sino además para la venta de la droga cuyo producido fue la cantidad de dinero incautado. B. En relación con el delito de portación de arma de fuego de uso civil, tentativa de homicidio agravada por tratarse las víctimas de miembros de las fuerzas policiales y violencia armada en contra de los agentes Respecto de la portación de arma de fuego de uso civil, en cuanto a la particularidad de que C. F. G. E. no contaba con la correspondiente autorización para tener y/o portar armas de fuego que otorga el Registro Nacional de Armas, y sin perjuicio de ello, tenía el revólver calibre 32 mm corto, sin marca, 12499 en su poder, entiendo que encuadraría en una de las figuras previstas por el artículo 189 bis, inciso 2°, del Código Penal. Así, se encuentra corroborado en autos que tenía en su poder el arma de fuego del tipo revólver sin marca, calibre 32 mm N° 12499, y de acuerdo a las circunstancias de que fuera el menor el que disparara, permite deducir que no tenía autorización por parte de organismo de control. El concepto de arma de fuego se encuentra previsto en la reglamentación parcial del Decreto Nacional 395/75 - Ley Nacional de Armas y Explosivos 20.429/73, su Reglamentación aprobada por Decreto N° 4.693 del 21 de mayo de 1973), en su articulo 3: “...A los efectos de la aplicación de las disposiciones del Decreto-Ley N° 20.429/73 y de la presente reglamentación se establecen las siguientes definiciones: 1) Arma de fuego: La que utiliza la energía de los gases producidos por la deflagración de pólvoras para lanzar un proyectil a distancia…”. Ahora bien, corresponde aclarar que la normativa señalada, reprime “la tenencia ilegal de armas de uso civil” (párrafo 1°), “la tenencia ilegal de armas de guerra” (párrafo 2°), “la portación de armas de uso civil” (párrafo 3°) y “la portación ilegal de armas de guerra” (párrafo 4°). En este caso en particular, se trata de un revólver calibre 32 mm. corto, por ende, teniendo en cuenta lo normado por la Ley Nacional de Armas (Ley N°20.429) y sus decretos reglamentarios, se trata de un arma de uso civil. Resta considerar si la conducta desplegada por G. E. se corresponde con la figura de “tenencia” o “portación” de arma de fuego. Se tiene dicho que: “...la portación requiere llevarla corporalmente y en condiciones inmediatas de uso...” (C.N.Crim. y Correc., Sala 4ª, causa 30216, 5/9/2006, “Piñeiro Pérez, Gustavo R.”) En igual sentido se expidió la Sala I de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional al decir que: “…Ello claramente da cuenta de la concurrencia al caso del tipo objetivo del delito de portación de arma fuego, que se verifica cuando el autor dispone, lleva sobre sí, en lugar público, un arma cargada o en condiciones tales que sea viable su uso inmediato…” (C.N.Crim. y Correc., Sala I,”Rimondi, Bruzzone”c. 36.826, “Ying Xiong Chen y otro”Rta.: 29/09/2009). En razón de lo expuesto, entiendo que G. E. tenía el arma corporalmente en su poder y en condiciones de uso inmediato, en efecto, realizó disparos con dicho revólver dirigidos hacia el móvil policial, siendo que uno de los proyectiles impactó en el guardabarros izquierdo del móvil policial. Poder Judicial de la Nación En cuanto a este ilícito Andrés D´Alessio tiene dicho que “…se señala que el bien jurídico protegido es la seguridad común y que estos delitos no son actos que solamente alteran la tranquilidad pública, sino que se punen como preparatorios de delitos contra aquélla”. (“Código Penal de la Nación Comentado y Anotado” Andrés José D´Alessio, página 885). A su vez dicha posesión sólo resulta peligrosa para los bienes jurídicos en la medida en que instaure la posibilidad de que una persona lleve a cabo una acción que pueda acarrear un riesgo por el empleo de ese objeto. Además, la Sala 7 de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional ha dicho que la portación de arma de fuego “...al tutelar el bien jurídico de la seguridad pública, constituye un delito de carácter permanente y de peligro abstracto, que se consuma solo con la voluntad de detentar el arma sin la autorización para ello...” (C.N.Crim. y Correc., Sala 7ª, causa 29.064, 17/4/2006, USO OFICIAL “García, Alejandro C.”). No obstante lo señalado, corresponde analizar, ahora, si concurren en el presente caso los elementos del tipo objetivo y del tipo subjetivo del delito en cuestión. D´Alessio sostiene que “…la tenencia supone que el agente puede disponer físicamente del arma en cualquier momento, llevándola en su poder, o dejándola “guardada” en algún lugar y teniéndola a su disposición…” (“Código Penal Comentado y Anotado”, Andrés José D´Alessio, Editorial La Ley, 2da. Edición Actualizada y Ampliada, página 896). En este sentido, el tipo penal requiere que el arma sea apta para su función específica y que su tenedor carezca de la debida autorización legal para llevarla consigo. Así, se encuentra probado que todos los requisitos objetivos requeridos se dan en el caso en estudio. Al respecto, destáquese que el arma de fuego se encontraba al alcance de G. E., más precisamente entre sus ropajes y con ella efectuó los disparos, uno de los cuales impactó en el guardabarros izquierdo del móvil policial, lo que demuestra que dicha arma era apta para producir disparos. En cuanto al aspecto subjetivo, D´Alessio sostiene que: “…Se trata del tipo doloso que requiere el conocimiento del carácter del objeto y de la ausencia de autorización y la voluntad de tenerlo de ese modo…” (Código Penal Comentado y Anotado 2da. Edición Ampliada y Actualizada, páginas 899). Así, se verifica el dolo consistente, en el caso, en el conocimiento por parte de G. E. de que tenía en su poder un arma de fuego sin contar con la correspondiente autorización, entre sus ropas y dispuesta para ser usada. Por lo tanto, la portación del arma de fuego por parte de C. F. G. E. se encuentra plenamente acreditada. Luego, al estudiar la tipicidad de otra de las conductas que se le endilgó a C. F. G. E., se ha podido comprobar que su accionar encuadra en la figura penal prevista en el artículo 80, inciso 8° del Código Penal, esto es el homicidio agravado cuando la víctima es un miembro de las fuerzas policiales por su función, condición o cargo, destacándose que dicho accionar lo desplegó contra dos agentes de la fuerza, más precisamente: el Subinspector Albornoz y el oficial Trejo. En efecto, la interpretación literal del tipo penal exhibe que la acción prevista es la de quitar la vida a otro; con lo cual se podría decir que si bien el precepto prevé una sanción para quien cumpla con aquella conducta, subyace una norma general abstracta que ordena la prohibición de matar. La faz objetiva de este delito se compone con el resultado muerte y la acción relacionada causalmente –los disparos que efectuó con el arma de fuego- que tuvo entidad para provocar dicho resultado, sin embargo, tal cual surge de autos, los oficiales policiales no han fallecido. Satisfecho el aspecto objetivo, corresponde analizar el ánimo e intención del autor al momento de producirse los sucesos, es decir, el aspecto subjetivo. De las constancias obrantes en autos, puede sostenerse que G. E. disparó contra los oficiales con la intención de quitarles la vida, sabiendo que con tal accionar podía provocar la muerte a cualquiera de ellos. En tal sentido, la Sala V de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional de esta ciudad, al momento de resolver un caso análogo sostuvo que “Las particularidades de la agresión, es decir, la corta distancia desde la que fueron efectuados los disparos, la circunstancia de tratarse de un arma de fuego que, si bien de bajo calibre resultaba idónea para matar, y la dirección hacia la que fueron dirigidos aquéllos, revelan el designio homicida del incuso que no se produjo, por la buena ventura del damnificado y el reflejo defensivo que le llevó a protegerse de los proyectiles con su brazo izquierdo. El presunto carácter leve de las lesiones inferidas, en modo alguno diluye el aludido designio homicida toda vez que tal extremo resulta irrelevante, como también lo sería, la circunstancia de que aquéllas no se hubiesen producido. Por tanto, debe confirmarse el procesamiento del imputado en orden a los delitos de robo agravado por su comisión con armas y Poder Judicial de la Nación homicidio simple, en grado de tentativa.” (C.N.Crim. y Correcional., Sala V, “Robalo, Omar A”, c. 22.289, 15/08/03). Entiendo que G. E. tuvo la intención de matar a los policías mencionados anteriormente, pero quizá fue su impericia en el manejo de armas de fuego lo que, afortunadamente, hizo que ese resultado no se produjera. En efecto, recuérdese que el nombrado carece de autorización como Legítimo Usuario por lo que no es posible determinar si resulta ser una persona idónea para el manejo de armas de fuego, en virtud de que no ha sido observado en la práctica por Instructor de tiro calificado. No obstante ello, considero que la intención de matar a los oficiales estuvo presente y que por ello efectuó disparos contra ellos, provocando el impacto en el móvil policial. En dicho orden de ideas, se ha señalado que “…El hecho USO OFICIAL de que el imputado haya decidido efectuar los disparos de arma de fuego contra la persona del preventor, los que no impactaron en el cuerpo por razones no imputables al atacante, demuestra el elemento subjetivo requerido en el tipo penal de homicidio, a la vez que se desprende una vinculación ideológica con el delito cometido precedentemente, si mediante tal conducta el incuso intentó asegurar su impunidad y el resultado de los actos lesivos desarrollados. El intento frustrado de impactar el cuerpo de la víctima y el contexto en el que se desarrollaron los hechos, permite sostener que el ataque habría sido para evitar su aprehensión y poder proseguir el escape emprendido, razón que permite su encuadre en la figura del art. 80, inc. 7° y 8° del C.P. en grado de tentativa. Por ello, debe confirmarse el procesamiento del imputado en orden al delito de tentativa de homicidio doblemente agravada, por su comisión para lograr la impunidad y por tratarse la víctima de un miembro de las fuerzas policiales…” (arts 42 y 80, inc. 7° y 8° del C.P.).” (C.N.Crim. y Correc. Sala IV., González Palazzo, González. (Sec: López). 23954-4 Chávez, Juan C. 21/04/04 c. 23.954.) De igual modo, tal como fue mencionado a la hora de efectuar la valoración de la prueba, el Subinspector Albornoz y el oficial Trejo – quienes transitaban en el móvil policial identificable-, fue en ese momento, cuando G. E., encontrándose a corta distancia, les apuntó y comenzó a dispararles y luego de colisionar contra el alambrado y caer al piso buscó nuevamente el arma y le apuntó al Subinspector Albornoz, ese accionar me lleve a juzgar que tuvo intención de matarlos. Con referencia a la estructura típica de la figura de homicidio agravado previsto por el inciso 8° del artículo 80 del Código Penal, D´Alessio sostiene que “…es requisito que el homicidio del miembro de las fuerzas de seguridad pública, policiales o penitenciarias, haya sido cometido precisamente por revestir el sujeto pasivo esa condición. Entonces el tipo subjetivo requerirá, además del conocimiento por parte del sujeto activo de la condición del sujeto pasivo, que el homicidio se encuentre motivado por esa específica calidad de la víctima…” (“Código Penal Comentado y Anotado”, Andrés José D´Alessio, Editorial La Ley, 2da. Edición Actualizada y Ampliada, Tomo II, página 30). Así, a raíz de las circunstancias que se fueron señalando, debe considerarse que G. E. actuó con dolo al momento de efectuar los disparos, puesto que tenía un total conocimiento de la condición policial de las víctimas recuérdese que éstos estaban transitando con un móvil policial identificable e incluso dieron a conocer a viva voz tal condición y, sin perjuicio de ello, tuvo voluntad e intención de quitarle la vida a fin de evitar la detención. En efecto, la circunstancia de que fueran oficiales policiales no fue una situación ajena para G. E. ni para M. G. G., conocían la condición de policía, tal como lo reconocieran al momento de prestar declaración indagatoria, y los disparos que efectuó contra estos, en definitiva, fueron a raíz de que pertenecían a la fuerza policial. En virtud de lo expuesto, puede concluirse que se dan en el caso los elementos objetivos y subjetivos del tipo penal previsto en el artículo 80, inciso 8° del Código Penal en dos hechos. Es cierto que la tipicidad de una conducta es un indicio claro y contundente de la antijuricidad, pero no siempre es de esta forma, puesto que podría presentarse alguna causa de justificación que ciertamente impidiera que la norma general abstracta se vuelva un deber concreto en el caso puntual; empero este no es el caso, pues más allá de que ninguna consideración haya hecho en ese sentido el imputado, importante es destacar que de la recolección probatoria tampoco se evidencian indicios de que la actitud de G. E. tuviera como antecedente alguna agresión ilegítima o un estado de necesidad. Asimismo, sin perjuicio de la edad del menor, entiendo que ello no resulta óbice para aplicar las normas penales, pues dicha aplicación no vulnera de ningún modo las normativas constitucionales e internacionales que protegen a los menores y sus derechos. Así, la conducta típica, antijurídica y culpable no ha llegado a la etapa de consumación en el camino del delito, puesto que los disparos que efectuó con su arma de fuego no fueron del todo certeros, pues impactó en el guardabarros izquierdo del móvil policial; por lo que aquello quedó en estado de conato debiéndose aplicar el artículo 42 del Código Penal. Poder Judicial de la Nación Finalmente corresponde analizar la agravante genérica prevista en el Título V del Código Penal artículo 41 bis: “…Cuando alguno de los delitos previstos en este Código se cometiera con violencia o intimidación contra las personas mediante el empleo de un arma de fuego la escala penal prevista para el delito de que se trate se elevará en un tercio en su mínimo y en su máximo, sin que ésta pueda exceder el máximo legal de la especie de pena que corresponda. Este agravante no será aplicable cuando la circunstancia mencionada en ella ya se encuentre contemplada como elemento constitutivo o calificante del delito de que se trate….” (Artículo incorporado por art. 1° de la Ley 25.297 B.O. 22/9/2000). Conforme surge el texto legal, la agravante será aplicada cuando en la comisión del delito el sujeto utilice en forma violenta o intimidante un arma de fuego contra una persona. En este sentido, no puede evitarse mencionar que C. F. USO OFICIAL G. E., desempeñó una actividad violenta mediante el uso del arma de fuego contra los oficiales al momento de huir, lo que claramente se circunscribe en la figura bajo análisis. Asimismo, “….el arma de fuego debe ser utilizada en la comisión del hecho entre el comienzo de su ejecución y su consumación, para que se agrave la escala penal…”. (Andrés José D' Alessio, “Código Penal de la Nación Comentado y Anotado” 2da edición tomo I - Parte General la Ley, pág. 667). La utilización del arma de fuego debe ser violenta o intimidante. El termino violencia es utilizado en diferentes artículos del código como sinónimo de violencia física, p.ej., en el delito de homicidio o lesiones en riña (articulo 95, Cód. Penal), y también de violencia moral, p. ej., en el delito de extorsión (art.168, segundo párrafo, Cód. Penal) y, en este sentido, como comprensivo de intimidación. (Simaz, Alexis León el "Algunas reflexiones sobre el articulo 41 del Código Penal Argentino, Doctrina Judicial, 2002-3-151). “…Para que las armas en poder del sujeto sean consideradas a los efectos del agravante, su utilización debió importar el ejercicio de violencia o intimidación. No resulta suficiente la portación o tenencia del arma por parte del sujeto, pues en ese caso no podrá ser considerada a los efectos del agravante. Además, el arma de fuego debe ser utilizada contra las personas. No es necesario que el arma se utilice sobre la víctima del delito…” (Slokar, Alejandro W. en " Código Penal y Normas Complementarias. Análisis Doctrinario y Jurisprudencial", t. II (comentario al art. 41 bis), Ed. Ammurabi, p.93). “…Teniendo en cuenta que la razón de la agravación por el mayor contenido de injusto del hecho deriva del peligro concreto para la víctima, debe acreditarse el riesgo real y efectivo respecto de la vida o la salud del sujeto pasivo. El arma debe responder a las condiciones que la caracterizan, que la vuelven un arma de fuego, circunstancia que debe corroborarse a través de un examen pericial…” (Slokar, Alejandro W. en "Código Penal y Normas Complementarias. Análisis Doctrinario y Jurisprudencial", t. II (comentario al art. 41 bis), Ed. Ammurabi, p. 97-98). Resulta evidente que G. E., al disparar en tres oportunidades con el revólver calibre 32mm corto, y luego de que chocara contra el alambrado, buscara nuevamente el arma de fuego y le apuntara al Subinspector Albornoz, ejerció violencia armada en contra de dos oficiales de policía. De lo expuesto se deduce que las vidas del Subinspector Albornoz y del Oficial Trejo estuvieron en peligro concreto, adviértase que uno de los disparos impactó en el guardabarros izquierdo del móvil policial y que como se señalara oportunamente, el nombrado apuntó directamente contra el Subinspector Albornoz y gatilló el revólver, porque uno de los proyectiles se encontraban percutados. En cuanto al aspecto subjetivo, para la aplicación del agravantes se requiere que el sujeto realice la conducta típica con el ánimo de valerse del empleo del arma con violencia o intimidación contra las personas (Simaz, Alexis León “Algunas reflexiones sobre el artículo 41 del Código Penal Argentino, Doctrina Judicial, 2002-3-151). En este sentido, el fallo de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, concluyó que: “… El artículo 41 bis del C.P. no constituye una mera agravante general sino una norma que repercute sobre la magnitud de los marcos punitivos establecidos en los delitos de la parte especial y las leyes complementarias, por la incorporación de una modalidad típica de ejecución de un delito violento (uso de arma de fuego), no contemplada expresa y específicamente por aquellos (…) 6- En consecuencia la regla del art. 41 bis del C.P. actúa generando un tipo delictivo que se encuentra en relación de especialidad con varios tipos penales, siempre que éstos no incluyan el empleo de armas y que, a su vez, se trate de delitos dolosos que requieran violencia o intimidación contra las personas, como modalidad de ejecución típica. Quedando excluidos de dicho ámbito de aplicación, los delitos no dolosos, los delitos dolosos que no exijan violencia o intimidación contra las personas y los delitos dolosos que ya contemplen como circunstancia agravante el empleo de armas.8-En el caso, surge claramente de lo expuesto en los puntos precedentes que la interpretación formulada por el sentenciante para aplicar simultáneamente las figuras de los arts. 79, 42 y 41 bis Poder Judicial de la Nación del C.P., atendiendo a que el encartado empleó un arma de fuego con la intención directa de matar a la víctima, resulta perfectamente coherente dentro del esquema penal del ordenamiento positivo vigente. Y que tal peculiaridad (el empleo del arma de fuego) en el modo de ataque tentado sobre la vida de la víctima, configura un injusto de mayor gravedad, que se combina con claras y atendibles razones políticocriminales de prevención general para justificar un tratamiento punitivo diferenciado, agravado en comparación con otros casos en los que se emplean otro tipo de armas (que no son de fuego)….” (“Barrionuevo, Juan Carlos P.S.A. tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego -Recurso de Casación-” (Expte. USO OFICIAL “B”, 23/10). Resulta indudable que el encartado actuó con ánimo de valerse del empleo del arma con violencia contra los oficiales Albornoz y Trejo, que se tradujo en un ataque tentado sobre la vida de las víctimas. En definitiva, C. F. G. E. deberá responder como autor penalmente responsable de la comisión del delito de portación de arma de fuego de uso civil y homicidio agravado por ser perpetrado contra miembros de las fuerzas policiales en grado de tentativa en dos hechos, agravado además por el uso de arma de fuego con violencia contra los oficiales de policía y M. G. G. deberá responder como participe del homicidio agravado por ser perpetrado contra miembros de las fuerzas policiales en grado de tentativa en dos hechos y agravado además por el uso de arma de fuego con violencia contra los oficiales de policía. Concurso entre las figuras penales señaladas Por lo dicho, corresponde achacarle a C. F. G. E. y a M. G. G. la figura de comercialización de estupefacientes prevista en el art. 5 inc “C” de la Ley 23.737, figura que se agrava para el último de los nombrados en virtud de que G. se sirvió de un menor para la comercializar estupefacientes. En cuanto a la portación ilegal de arma de fuego de uso civil sin debida autorización prevista por el párrafo primero del inciso 2° del artículo 189 bis del Código Penal y homicidio en grado de tentativa agravado por haber sido perpetrado contra un miembro de una fuerza policial ejerciendo su función -en dos oportunidades-, agravado además por el uso de arma de fuego con violencia contra los oficiales de policía, G. E. responderá como autor penalmente responsable y M. G. G. como participe del hecho, mas precisamente en el homicidio en grado de tentativa agravado por haber sido perpetrado contra miembros de una fuerza policial -en dos oportunidades-. A raíz de todas las circunstancias que hasta aquí se describieron, entiendo que entre las figuras que se imputan a C. F. G. E. esto es la comercialización de estupefacientes, portación ilegal de arma de fuego de uso civil sin debida autorización y homicidio en grado de tentativa agravado por haber sido perpetrado contra un miembro de una fuerza policial ejerciendo su función -en dos oportunidades-, a su vez agravado por haber sido cometido con violencia contra los oficiales empleando un arma de fuego, existe entre ellos un concurso real (artículo 55 del Código Penal). En cuanto a M. G. G. se le imputó la comercialización de estupefacientes agravada y su participación en el delito de tentativa de homicidio por haber sido perpetrado contra un miembro de una fuerza policial ejerciendo su función –en dos oportunidades- agravado además por el uso de arma de fuego con Poder Judicial de la Nación violencia contra los oficiales de policía, hay entre dichas figuras un concurso real, ello así, por cuanto cada una de ellas representa un hecho totalmente independiente del otro. Por otra parte, se observa en el caso de G. E. la conducta de haber tenido en su poder estupefacientes con el fin de comerciarlos, la que es totalmente ajena al hecho de que haya tenido en su poder un arma de fuego de forma ilegal, como así también que con ésta haya efectuado los correspondientes disparos con violencia contra los oficiales. Asimismo, si bien se vislumbra cierta conexión entre el delito de portación ilegal de arma de fuego y el homicidio en grado de tentativa agravado (que fue una consecuencia de haber utilizado esa arma de fuego), se trata de hechos independientes entre sí, por cuanto G.E. detentaba esa portación antes de que se produzca la persecución y posterior detención. USO OFICIAL En idéntico sentido, se sostuvo que “…resulta procedente la aplicación del art 55 del Código Penal, respecto de los arts. 166 inc. 2 y 189 bis tercer párrafo del mismo código, desde que la conducta de robar con armas no guarda total identidad con la prevista por el art. 189 bis, tercer párrafo del Código Penal, circunstancia que las torna material y jurídicamente diferenciables e independientes entre sí… ” (TCasación Penal Buenos Aires, Sala II A 17/04/2008, en igual sentido CNCasación Penal, Sala III Gutiérrez, Mauricio J. 2005/03/10; sala IV “Molina, Ariel O.¨, 2005/4/27; Sala VII “García, Alejandro C.¨2006/04/17). Así, en base al cuadro aquí señalado, se dispondrá el procesamiento de C. F. G. E. en orden a los delitos de tenencia de sustancias estupefacientes con fines de comercialización, portación ilegal de arma de uso civil, tentativa de homicidio agravada por tratarse las víctimas de miembros de las fuerzas policiales -en dos oportunidades-, a su vez agravado por haber sido cometido con violencia contra los oficiales empleando un arma de fuego - figuras éstas que concurren en forma real entre sí (arts. 42; 55; 80, inc. 8°; 189 bis inc. 2° párrafo 3, 41bis del C.P.; y artículo 5° inciso “c”, de la Ley 23.737). Y en el caso de G. su conducta es decir la comercialización de estupefacientes y su participación en el delito de homicidio en grado de tentativa agravado, también resultan ser conductas independientes. Por lo tanto respecto de M. G. G. se dispondrá el procesamiento como autor en orden al delito de tenencia de sustancias estupefacientes con fines de comercialización agravado por servirse de un menor de 18 años y como participe en el delito de tentativa de homicidio agravada -por tratarse las víctimas de miembros de las fuerzas policiales – y agravado además por el uso de arma de fuego con violencia contra los oficiales de policía figuras éstas que concurren en forma real entre sí (arts. 42; 55; 80, inc. 8° del C.P.; artículo 5° inciso “c”, y art. 11 inc. “a” de la Ley N° 23.737). VIII. Prisión preventiva de C. F. G. E. y de M. G G. A los efectos de evaluar si corresponde o no el dictado de la prisión preventiva con relación a C. F. G. E. y M. G. G., en este proceso resulta necesario advertir, en primer lugar, que el máximo de pena prevista para los delitos que se le imputan supera ampliamente los ocho años de prisión, y la pena que eventualmente pudiera aplicársele no sería de ejecución condicional, pues el mínimo es mayor a los tres años. Ahora bien, siempre bajo la inteligencia de que las pautas para disponer el encarcelamiento antes del dictado de una sentencia condenatoria no pueden estar directamente condicionadas y definidas por la penalidad del delito de que se trata, sino por los fines del proceso, que son: la averiguación de la verdad y el cumplimiento del derecho material (artículo 280 del Código Procesal de la Nación) entiendo que resulta necesario analizar la particular situación de cada uno de los nombrados, sin perjuicio de las pautas objetivas que rigen al instituto en estudio según lo dispuesto en el artículo 312 del Código Procesal Penal de la Nación-. La pena en expectativa es un dato objetivo cierto e importante que debe ser ponderado, pero si los fines perseguidos se ven resguardados por otros medios menos graves, y en ese sentido los peligros procesales de entorpecimiento de la investigación y de peligro de fuga se ven neutralizados, no existirá necesidad de aplicar una medida cautelar de privación de la libertad durante el curso del proceso. La existencia de los peligros procesales no se presume, y es por ello que se exige un juicio acerca de su presencia. El tribunal debe atender a las circunstancias objetivas y ciertas que, en el caso concreto, permiten formular un juicio sobre la existencia probable del peligro que genera la necesidad de la medida de coerción. Así lo ha entendido la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal, al sostener que las reglas en materia de encarcelamiento preventivo no constituyen una presunción iure et de iure, sino que deben interpretarse armónicamente con el principio de inocencia, de tal modo solo constituyen un elemento más a valorar, con otros indicios probados que hagan presumir el riesgo de frustración del juicio (causa n° 5473, “Macchieraldo, Aquiles Alberto”, del 22/12/04, reg. 843/2004). Poder Judicial de la Nación Si bien la pena con la que se amenaza un determinado ilícito resulta un parámetro importante a estos efectos, sólo los elementos particulares de cada caso pueden fundar válidamente -en tanto permitan presumir razonablemente la existencia de estos riesgos procesales- el encarcelamiento preventivo de un imputado (CCC, Sala I, causa n° 21.143 “Barbará, Rodrigo Ruy”, del 10/11/03). Así también lo ha entendido la jurisprudencia de la Alzada al decir “... la Constitución Nacional consagra categóricamente el derecho a la libertad física y ambulatoria e impone el deber de considerar y tratar a todo individuo como inocente hasta que un juicio respetuoso del debido proceso se demuestre lo contrario mediante una sentencia firme, lo cual obliga al juez a descartar toda restricción de la libertad del imputado durante el proceso que no contemple como fundamento la existencia de riesgos procesales concretos; esto es USO OFICIAL fuga o entorpecimiento de la investigación…” (CN° 3529/06 “Lakowsky Beatriz M s/trafico de mercaderías peligrosas para la salud” Reg. 29 de fecha 8/2/2007). Sentado ello, corresponde mencionar por otro lado que las características de los imputados permiten inferir, sin temor a equivocación, que los mismos habrán de bloquear la prosecución penal, entorpeciendo el accionar de la justicia. En este sentido, y sin dejar de observar las pautas que imponen los arts. 7.5 de la Convención Americana de Derechos Humanos; art. 9, inc. 3) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; art. 25 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; art. 9 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; art. 18 de la Constitución Nacional y los arts. 280 y 319 del C.P.P.N., la medida de coerción que adoptará este Juzgado mediante el dictado del presente decisorio, no resulta ser inconstitucional toda vez que, existen múltiples elementos en autos que hacen presumir que en caso de recobrar la libertad el encartado podría entorpecer la acción de la justicia o sustraerse de la acción de la misma (art. 319, última parte del C.P.P.). Para hacer esta proyección a futuro, es indispensable tener en cuenta que tanto de las pruebas colectadas hasta el presente como así también las medidas ya ordenadas en autos que se encuentran pendientes de cumplimiento, como ser la pericia respecto de los aparatos telefónicos secuestrados en poder de los encartados, y el informe del Registro Provincial de Armas; se desprende la existencia de riesgos en cuanto al resultado que podría obtenerse respecto de éstas últimas de otorgarle la libertad a C. F. G. E. y M. G. G.. Las previsiones contenidas en el artículo 319 del C.P.P. tienden a proteger la realización de fines procesales que pueden ser puestos en peligro cuando los imputados obstaculizan la averiguación de la verdad – entorpecimiento de la investigación- y cuando se fuga o existe peligro de ello e impide la aplicación del derecho penal material. Las medidas de coerción procesal sólo se conciben en cuando sean necesarias para neutralizar los peligros que pueden ceñirse sobre el descubrimiento de la verdad o de la actuación de la ley sustantiva. La detención preventiva como medida cautelar sólo puede tener fines procesales, y el carácter procesal de la detención significa que la coerción (la privación de la libertad) se utiliza para garantizar la concreta averiguación de la libertad y actuación de la ley penal. El respeto debido a la libertad individual no puede excluir “el legítimo” derecho de la sociedad a adoptar todas las medidas de precaución” que sean necesarias para garantizar, en casos graves, que no se siga delinquiendo, pudiéndose producir una proliferación de conductas ilícitas, y que no se frustre la ejecución de la eventual condena por la incomparecencia del reo. Todos los fundamentos expuestos encuentran consonancia en los últimos fallos relativos a la materia, entre los que cito: Estévez, José L. rta. 03/10/97, publicado en La Ley - Suplemento de Jurisprudencia Penal del 26/12/97. Sala IV de la Excma. Cámara Nacional de Casación Penal, causa N° 2311, reg. N° 2982, rta. El 10/11/00; GRECO, Sergio Miguel s/ recurso de Casación y “SPOTTO Ariel Alberto s/ recurso de casación, causa N° 1607, Reg. N° 2096, Rta. El 4/10/99; Fallos C.S.J.N. 290:418; 291:475; 292:202; 293:176; 296:456; Causa L 257.XXI. “Lizarraga, Reinaldo Oscar” del 11/08/1988, voto de los jueces Petracchi y Bacqué, considerando 9°; causa N° 5115- Sala IV Cámara Nacional de Casación Penal, “Mariani Hipólito Rafael s/ recurso de casación”. Por todo lo expuesto, y pudiendo los nombrados comprometer el éxito de las medidas en curso, habré de sostener que la libertad de los imputados, en esta instancia del proceso, podría comprometer el éxito de las medidas en curso y evadirse de la justicia. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, ha dicho que la prisión preventiva tiene como fundamento evitar que se frustre la acción de la justicia, esto es, que se entorpezca la investigación o que se eluda su decisión, por lo que la sola referencia a la pena establecida para el delito por el que se lo acusa no constituye fundamento válido para su dictado; debiéndose precisar en cada caso cuáles son las circunstancias concretas de la causa que permiten presumir fundadamente que el imputado intentará burlar la acción de la justicia (320:2105 y 321:3630). Poder Judicial de la Nación Entonces, en el caso concreto una vez satisfechos los requisitos exigibles a partir de la gravedad del hecho investigado y la escala penal en abstracto prevista por los delitos que se les imputan a C. F. G. E. y M. G. G. se debe analizar si existen en autos elementos de convicción suficientes para fundar la proporcionalidad, necesidad y razonabilidad del medio legalmente previsto para asegurar el desarrollo de la investigación y el cumplimiento de la decisión final que podría dictarse. De conformidad a lo analizado a lo largo del presente resolutorio entiendo que existe el peligro de fuga, ante el/ máximo en expectativa de pena para el hecho imputado a C. F. G. E. y a M. G. G., como así también de entorpecimiento de la investigación. Así, dadas las características y la gravedad de los hechos por el que los nombrados fueron indagados sumado a la circunstancia que el hecho USO OFICIAL tuvo su comienzo a partir de una persecución policial producto de la huida de los encartados a bordo de una motocicleta, y que hallándose ya reducidos intentaron darse a la fuga, no hace mas que demostrar que los encartados intentaran eludir el accionar de la justicia. Es decir, existen sucesos que evidencian que, en caso de recuperar su libertad, sería sumamente dificultoso, si no imposible, alcanzar los fines del proceso (averiguación de la verdad y el cumplimiento del derecho material; artículo 280 del Código Procesal de la Nación. La conjunción de estos factores, sumada a la concreción de las pautas objetivas estipuladas en el Código Procesal Penal de la Nación me llevan a pensar que en este caso corresponde declarar el procesamiento de C. F. G. E. y de M. G. G. con prisión preventiva, a los efectos de asegurar los fines del proceso. IX. Embargo : En cuanto a la suma del embargo a disponer sobre los bienes del imputado, debe recordarse que la Excelentísima Cámara del fuero ha sostenido que la naturaleza de la medida cautelar del auto que ordena el embargo tiene como fin garantizar en medida suficiente una eventual pena pecuniaria o las costas del proceso (fijadas en sesenta y nueve pesos con sesenta y siete centavos) y el aseguramiento de las responsabilidades civiles emergentes, conforme lo dispone el artículo 518 del Código Procesal Penal de la Nación (ver CCCF, Sala II, causa nro. 16.659 “Anachuri”, reg. nro. 17.653 rta. 15/06/00, causa nro. 16.875 “Marianecci”, reg. 17.905, rta. 29/08/00, y Sala I causa 33.883 “Alegre” reg. nro. 12 rta. 29/01/02). En este sentido, tendré en cuenta la naturaleza de los delitos imputados, el dinero secuestrado en autos, siempre con la finalidad de afrontar los gastos del proceso y que los imputados son asistidos por una defensa particular. Por lo tanto, siendo éste el momento procesal para ordenar el embargo y atento al carácter preventivo de esta medida cautelar, entiendo que será suficiente la suma de veinte mil pesos ($ 20.000) a cada uno. VI b) Dichos prestados por C. F. G. E. Merece especial mención los dichos de G. E. el 17 de octubre de 2014 cuando fue oído en su ampliación de declaración indagatoria, en dicha oportunidad dijo que: ¨…Nos caímos los dos Gabriel Gutiérrez, la policía me apunta con el fierro y me dan una patada en la espalda y me dan una cachetada. Me subieron a la camioneta y nos llevan a la Metropolitana. Una persona vestida de particular en la metropolitana me pregunta que era eso y yo le dije harina de maíz, cuando le dije eso me pegó y me dio una cachetada y de ahí ya no me hicieron más nada…¨. En este punto habré de mencionar que, en virtud de que los encartados habían sufrido un accidente y se cayeran de la motocicleta, los preventores convocaron a personal del SAME, a tal fin acudió el interno 305 del Hospital Fernández a cargo del Dr. Federico Nahas, quien asistió a los prevenidos y le diagnosticó al menor C. F. G. E. excoriaciones varias sin necesidad de que sea trasladado al nosocomio (ver en tal sentido fs 4/5). Apoya lo expuesto, el informe médico legal a cargo de la Dra. María Natalia Rizzo perteneciente a la División Medicina Legal que da cuenta que C. F. G. E., se encontraba orientado temporo y espacialmente, y que ¨…se observaron excoriaciones en cara posterior de mano izquierda, producto del choque y/o roce y/o golpe con o contra superficie u objeto duro y/o romo y/o filoso; data aproximada menor a 24 horas; curara en menos de un mes desde la fecha del hecho salvo complicaciones…¨ (ver fs 33). Por otro lado, se encuentran glosado en el Legajo Tutelar del menor el informe de Delegados Judiciales a cargo de la Licenciada Silvia B. Casal, como así también la entrevista llevada a cabo por la Defensora Pública de menores e incapaces Dra. Silvana Céspede, de los cuales no surgen las circunstancias referidas por el menor en su ampliación de declaración indagatoria el 17 de octubre de 2014. Sin perjuicio de lo expuesto, el Centro de Admisión y Derivación Ursula LL de Inchausti, remitió copia certificada de la denuncia Poder Judicial de la Nación realizada por G. E. presentada ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, acta suscripta por el operador y copia certificada de del informe medico legista, acta de remisión, y ficha de admisión de salud (ver fs 124/30). En virtud de lo expuesto, y teniendo en cuenta principalmente que G. E. formuló formal denuncia ante la Excma Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, encontrándose en trámite por ante la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción 37 causa I-37-28069/14 caratulada “NN s/ Apremios Ilegales”, es que no adoptaré ningún temperamento al respecto. X. Medidas solicitadas por la defensa técnica – evaluación de su pertinencia El letrado defensor de los encartados, solicitó la siguiente producción de pruebas: USO OFICIAL “…Se solicite al registro de grabaciones y/o filmaciones de fecha 04/10/2014 en las cercanías donde han sido apresados mis clientes a: a. 1) los móviles de los efectivos policiales de la Policía Metropolitana que intervinieron en la persecución de mis asistidos (…) la Policía Metropolitana manifieste fehacientemente si, ante hipotético que un patrullero tuviera descompuesta su cámara de seguridad, este se encuentra habilitado para prestar servicio o no. a 2) al gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, o en su defecto, a quien tenga bajo su potestad el registro filmográfico de las cámaras de seguridad (…) a. 3) se remitan filmaciones del Cajero Automático. B) se solicite informe al Banco HSBC, a los efectos de que informe cual ha sido la última operación que registra efectuada sobre la cuenta sueldo perteneciente al Sr. Mario Gabriel Gutiérrez. C) … solicita se practique prueba de parafina, a los efectos de que se verifique la existencia de posibles rastros de componentes o residuos de pólvora en las manos de los Sres. Gutiérrez y especialmente del Sr. Estigarribia (…). D) solicita se encomiende un una amplia y exhaustiva pericia al arma supuestamente encontrada en poder del Sr. Estigarribia (…) a los efectos que se identifiquen huellas. E) se cite a declarar en calidad de testigos a: Delgado, Gustavo Dario (…) Delgado, Miguel Ángel (…) Lucas Villalova (…) Melania Ortigoza González (…) Juan Ortiz Torres (…) Dora Alice Macakovac…”. Finalmente solicitó la reconstrucción del hecho, y apoyó dicha solicitud en las siguientes preguntas: ¿cómo es posible que el conductor de la motocicleta se dé a la fuga y al mismo tiempo haya disparado un arma de fuego, siendo que su mano hábil es la derecha, y JUSTAMENTE el acelerador de la motocicleta se opera con la mano derecha? (2) En el hipotético caso que el conductor hubiera disparado con su mano menos hábil (…)¿Qué posibilidades existen que los supuestos disparos hayan dado en el blanco, en el fragor de una persecución? Esta alternativa sugiere pensar que el joven G., de 17 años de edad, tendría en su haber un entrenamiento cuasi militar, lo cual no es cierto. Y asimismo, (3) ¿Por qué motivo (en caso de que existan pruebas contundentes, fehacientes e inequívocas), de que G. fuera el autor de los disparos se le hace el mismo reproche penal a G., siendo que este no efectuó disparo alguno, ni este tampoco podía tener el dominio del motovehículo al momento de la llegada de las fuerzas policiales?...”. Al respecto diré que el procedimiento policial se inició como consecuencia de que dos individuos emprendieran una veloz huida al percatarse de la presencia policial, ello provocó una persecución con tiros propinados por los fugados, que concluyó en la detención de M. G. G. y C. F. G. E., a quienes se les incautó una bolsa plástica con droga, dinero y celulares. Sentado cuanto precede, me referiré a la solicitud de la defensa técnica de los nombrados, respecto de la prueba de parafina, señalaré lo establecido en el trabajo titulado “Persistencia de residuos de disparos en puños de prendas de vestir” (6 de marzo de 2013), realizado por personal perteneciente al Centro Atómico Bariloche – Sección Física Forense ha dicho que: “…Para el análisis eficaz de un caso, la persistencia de los RDD –residuos de disparos- es una variable importante a tener en cuenta. Las partículas características y específicas relacionadas al disparo del arma de fuego, se depositan en las manos, cara o cabello y ropas de la persona que dispara (3). Sin embargo, estas partículas se pierden por la actividad de una persona, o debido a roces con otras superficies. Su permanencia sobre las manos ha sido estudiada por numerosos autores (4-5), pero el inconveniente surge cuando la recolección demora demasiado tiempo o la persona se lava las manos después de disparar. En este caso, posiblemente no se encuentre partículas que indiquen que esa persona hubiera estado en contacto con un arma de fuego o en presencia del disparo de una. Por este motivo, estudiamos la presencia y permanencia de los RDD sobre los puños de prendas de vestir...” (3) Dalbi O, Butler D, Birkett J. Analysis of Gunshot Residue and Associated MaterialsA Review. Journal of Forensic Science 2010; 561: 1-20; (4) Kilty J. Activity After Shooting and Its Effect on the retention of Primer Residue. Journal of Forensic Science 1975; 30(2): 219-230;(5) Jalanti T, Henchoz P. Persistence of gunshot Residue on Shooters´ Hands. Science and Justice 1999; 39 (1): 48-52). Como consecuencia de lo expuesto y teniendo en cuenta que el hecho se produjo el día 4 de octubre de 2014, entiendo que ha transcurrido un tiempo suficiente para que las partículas específicas relacionadas al disparo del arma Poder Judicial de la Nación de fuego, hayan desaparecido, en razón de ello la medida solicitada por el defensor resulta inconducente, mas allá de señalar que ha quedado debidamente acreditado que fue G. E. quien realizó los disparos con el revólver 32 mm corto sin marca (ver fs 1, 4/6 y 9/10). En cuanto a la reconstrucción del hecho, dicha medida se encuentra prevista en el art. 221 del Código Procesal Penal de la Nación que dice: “…El juez podrá ordenar la reconstrucción del hecho para comprobar si se efectuó o pudo efectuarse de un modo determinado. No podrá obligarse al imputado a intervenir en la reconstrucción, pero tendrá derecho a solicitarla…“. Ahora bien, la reconstrucción del hecho tiene como objetivo, aclarar circunstancias de interés, como por ejemplo aquellas que se desprendan de las declaraciones de los testigos. En el caso puntual diré que, teniendo en cuenta la USO OFICIAL provisoriedad propia de esta etapa del proceso, las pruebas recabadas en la causa y su análisis me permiten, tener por acreditado el hecho conforme fuera descripto en la plataforma fáctica, así como la responsabilidad de los traídos al proceso por los delitos imputados. La reconstrucción solicitada por el encartado –tal el caso bajo análisis-, tiene carácter facultativo, así lo señala el Dr. Francisco D´Albora al decir que: “… el derecho a solicitarla que reconoce la norma al imputado no quita a la prueba el carácter facultativo que tiene para el órgano productor…” (D´Albora, Francisco, Código Procesal Penal de la Nación, Abeledo –Perrot, 1ra ed., p. 227). Por tal motivo, la decisión del órgano de no realizarla resulta irrecurrible. En virtud de lo expuesto, entiendo que las circunstancias que rodearon el hecho bajo análisis, encuentra suficiente sustento, toda vez que conforme surge de las pruebas colectadas, el móvil policial tiene un impacto de bala en el guardabarros izquierdo, los disparos fueron efectuados por G. E. y junto con G. tenían en su poder una bolsa con droga colocada en envoltorios pequeños y dinero; razón por la cual la medida solicitada será rechazada. En cuanto a los interrogantes planteados por la defensa y sus conclusiones, entiendo que intentan mejorar la situación procesal de sus ahijados procesales; todos ellos se desvirtúan tan solo con efectuar una lectura de las actuaciones; sin perjuicio de ello, ha sido debidamente evacuadas al analizar la situación procesal de los imputados. Por otro lado, en cuanto a la duda que expresa la defensa, respecto de que tanto a G. E. como a M. G. G., se le reprochó haber sido autores de los disparos, entiendo que puede despejarse dicha incertidumbre transcribiendo en lo que interesa, el hecho descripto a M. G. G. en oportunidad de ser oído en declaración indagatoria el 6 de octubre del año en curso “…haber participado el día 4 de octubre de 2014 en el hecho que se originó a raíz de la persecución llevada a cabo por personal de la Policía Metropolitana en el cual G. E. disparó en tres oportunidades –siendo que un proyectil impactó en el guardabarros del móvil policial- contra personal policial sin herirlo…”. De lo dicho se desprende con claridad que no se le reprochó a G. haber sido autor de los disparos sino haber participado en el hecho delictivo. En cuanto a la lista de testigos, la defensa solo se limitó a realizar una enumeración, no precisó el alcance o la incidencia que tendría escuchar en declaración testimonial a esas personas, además de tener en cuenta que esa medida puede ser reproducida en la etapa oral; consecuentemente a dicha solicitud no ha lugar. En cuanto a la pericia del arma, mencionaré que se encuentra glosado a fs 7 el informe proveniente de la Superintendencia de Investigaciones – Área Balística, donde se realizó una descripción del arma, y en lo que interesa en este punto refirieron que tenía dos cartuchos con estampa “CBC3.2 Auto” uno de ellos con percusión y tres vainas servidas con estampa “CBC 32 Auto”, se encuentra en condiciones de producir disparo. En cuanto a la extracción de huellas del arma para demostrar que G. E. tuvo o no contacto con el arma, resulta inconducente en esta etapa, pudiendo ser ofrecida en la etapa de juicio. XI. Medidas de pruebas pendientes Al día de la fecha se encuentran pendientes el resultado el análisis ordenado a la División CiberCrimen de la Policía Metropolitana., de los celulares secuestrados tendiente a extraer los mensajes de texto, whatsapp o mail que pudieran contener ya sean recibidos, enviados o no enviados, llamadas entrantes y salientes, titularidad y todo dato que se encuentre almacenado en los dispositivos. También se encuentra pendiente el resultado el informe del Registro Provincial de Armas. Asimismo se requerirán algunas de las medidas solicitadas por la defensa técnica de los encartados. Así se rrequerirá al Gobierno de la Ciudad los registros fílmicos de la calle 15 (Padre Mujica) empalme Gallo y del Cajero Automático ubicado en las cercanías del supermercado Coto de Retiro de fecha 04/10/2014. Se solicitará a la Policía Metropolitana, se sirva informar fehacientemente si, ante el hipotético caso que un patrullero tuviera descompuesta su Poder Judicial de la Nación cámara de seguridad, se encuentra habilitado para prestar servicios o no y finalmente a la entidad bancaria HSBC se sirva informar cual fue la última operación que registró Mario Gabriel Gutiérrez, en su cuenta sueldo. Por lo expuesto; RESUELVO: I) DECRETAR el PROCESAMIENTO CON PRISIÓN PREVENTIVA de C. G. E., de las restantes condiciones personales obrantes en autos, por considerarlo autor penalmente responsable del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización artículo 5° -inciso “c” de la Ley 23.737, en concurso real con portación de arma de fuego de uso civil sin autorización prevista en el art. 189 bis inc. 2 párrafo 3, homicidio en grado de tentativa agravado por haber sido perpetrado contra un miembro de una fuerza policial ejerciendo su función –en dos hechos - art. 80 inc. 8 y art. 41 bis en virtud USO OFICIAL de que fue cometido con violencia contra los oficiales y empleando un arma de fuego, todos del Código Penal (artículos 55, 306 y 312 del Código Procesal Penal de la Nación). La presente disposición se hará efectiva en el Centro Socieducativo de Régimen Cerrado Manuel Rocca. II) MANDAR a TRABAR EMBARGO sobre los bienes del nombrado hasta cubrir la suma veinte mil pesos ($ 20.000), debiéndose formar el correspondiente incidente (art. 518 del Código Procesal Penal de la Nación). III) DECRETAR EL PROCESAMIENTO CON PRISIÓN PREVENTIVA de M. G. G., de las restantes condiciones personales obrantes en autos, por considerarlo autor penalmente responsable del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravada por servirse de un menor de 18 años (artículo 5° -inciso “c”-agravado por el art. 11 inc. a) de la Ley 23.737, en concurso real, en calidad de participe, con homicidio en grado de tentativa agravado por haber sido perpetrado contra miembros de una fuerza policial ejerciendo su función –en dos hechos- art. 80 inc 8 y art. 41 bis del Código Penal, agravado además por el uso de arma de fuego con violencia contra los oficiales de policía (artículos 55, 306 y 312 del Código Procesal Penal de la Nación). IV) MANDAR a TRABAR EMBARGO sobre los bienes del nombrado hasta cubrir la suma veinte mil pesos ($ 20.000), debiéndose formar el correspondiente incidente (art. 518 del Código Procesal Penal de la Nación). V) Requiérase al Gobierno de la Ciudad los registros fílmicos de la calle 15 (Padre Mujica) empalme Gallo y del Cajero Automático ubicado en las cercanías del supermercado Coto de Retiro de fecha 04/10/2014. VI) Requiérase a la Policía Metropolitana, informe fehacientemente si, ante el hipotético caso que un patrullero tuviera descompuesta su cámara de seguridad, se encuentra habilitado para prestar servicios o no. VII) Requiérase a la entidad bancaria HSBC se sirva informar cual fue la última operación que registró M. G. G., en su cuenta sueldo. Notifíquese, y una vez firme, practíquense comunicaciones de rigor. Ante mí: En la misma fecha notifiqué al Sr. Agente Fiscal y firmó de lo que doy fe. En la misma fecha se libró cédula electrónica a la defensa particular. Conste. En la misma fecha se libraron oficios. Conste. las