Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) Facultad Ciencias de la Salud Sres.: Arq. Miguel Fiallo Calderón, Rector; Lic. Eugenio Garrido, Presidente Fundación Universitaria Dominicana; Dr. Mariano Defilló Ricart, homenajeado; Lic. Daniela Franco, Vicerrectora académica; Dr. Carlos Montero Brens, pasado Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud; autoridades universitarias; señoras y señores: El Dr. Félix Mariano Arturo Defilló Ricart es pasado rector de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña y Maestro de la Medicina Dominicana. Nació en la ciudad de Santo Domingo. Se recibió de Doctor en Medicina en la Universidad de Santo Domingo en el año 1958. Sus estudios de posgrado en Medicina Interna los hizo en el Hospital General de Ottawa (19591962) y los de Cardiología, incluyendo hemodinamia, investigaciones cardiológicas y cardiología pediátrica, en el Instituto de Cardiología de Montreal, Quebec, Canadá (1962-1966). Con una muy extensa hoja de servicios, el Dr. Defilló Ricart se desempeñó, inicialmente a su regreso, como Jefe de Salas del Instituto de Cardiología durante los años 1966 y 1967, pero es en el Hospital Infantil Robert Reid Cabral donde habrá de realizar una inagotable y fructífera labor clínica, docente e investigativa. Desde 1969 hasta el 2009 fue Jefe del Servicio de Cardiología de ese hospital. Durante estos 40 años, además, fue docente de las residencias de Pediatría y de Cardiología Pediátrica, fundó y es miembro del Comité de Investigaciones y de la Asociación de Investigaciones Pediátricas y fue Jefe de Enseñanza del 1984 al 1986. A raíz de la muerte de su colega y amigo Dr. Teófilo Gautier, se desempeñó como Jefe de la Clínica de Ambigüedad Genital (19922002), posición que agregó a su muy apretada agenda y que dio a luz importantes trabajos originales de investigación con la colaboración de la Universidad de Cornell y que aparecieron publicados en prestigiosas revistas científicas de los Estados Unidos, como el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism y el American Journal of Medical Genetics, y, a su vez, citados numerosas veces en otras publicaciones similares. Ha sido editor de Archivos Dominicanos de Cardiología (1976-1985) y co-editor de la Revista Acta Médica Dominicana (1979-2010). Ha sido miembro del consejo editorial del Journal of the Interamerican Medical and Health Association, Acta Pediátrica de México, Archivos Dominicanos de Pediatría y la Revista Cardiología Internacional con sede en Panamá. Sus áreas de mayor interés, destacadas en su extenso trabajo editorial, son las cardiopatías congénitas, la fiebre reumática y la hipertensión arterial. Ha publicado un total de 124 artículos en revistas nacionales e internacionales y ha sido colaborador de 4 libros nacionales y 2 libros internacionales sobre temas cardiológicos. Ha impartido 4 cursos nacionales y 6 internacionales, dictado 10 conferencias magistrales y presentado unos 90 trabajos en congresos o simposios médicos, de los cuales 63 han sido en distintos escenarios del extranjero. Es miembro y ha sido parte de la directiva de numerosas sociedades médicas, entre las que citamos: Sociedad Dominicana de Cardiología (13 años como directivo, presidente 1967-1969), Sociedad Dominicana de Hipertensión, Sociedad Latina de Cardiología Pediátrica, Sociedad Interamericana de Cardiología y de la Asociación Dominicana para el Autoestudio y Acreditación. Es miembro del Colegio Americano de Cardiología, Academia Americana de Pediatría, Colegio Americano de Médicos del Tórax, Colegio Internacional de Angiología, Academia Dominicana de Ciencias, Sociedad Dominicana de Pediatría y de la Asociación Internacional Médica y para la Salud. -2- Ejerció exitosamente la práctica privada durante todos estos años. En contraste con su vida hospitalaria, estuvo dedicada casi exclusivamente al adulto, donde se destacó por sus acertados diagnósticos y el control de enfermedades cardiovasculares y afecciones crónicas relacionadas. Consonante con lo que ha sido su quehacer meticuloso, esas consultas nunca fueron apresuradas y con frecuencia se extendían a las primeras horas de la noche y, porqué no decirlo, del sueño. Ha recibido numerosas distinciones a lo largo de su dilatada trayectoria profesional. Cabe destacar el haber sido exaltado Maestro de la Medicina Dominicana por el Colegio Médico Dominicano en el 1992; Profesor Distinguido de la Escuela de Medicina de la UNPHU (1994); condecorado en Buenos Aires con la Orden Francisco Hernández, otorgada a educadores médicos sobresalientes del Continente Americano por la Federación Panamericana de Facultades (Escuelas) de Medicina (1997); miembro honorario de la Sociedad Dominicana de Pediatría; primer miembro honorario del Capítulo Dominicano de Cardiología Pediátrica; sendos reconocimientos por la Sociedad Dominicana de Cardiología, Sociedad Dominicana de Pediatría y por el capítulo de Cardiología Pediátrica de esta última sociedad; miembro emérito de la Asociación Dominicana de Rectores Universitarios; de la Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social por cumplir más de 50 años de ejercicio profesional; y Premio Nacional de Medicina (2008); además de los múltiples reconocimientos por diferentes promociones de egresados de la Escuela de Medicina de la UNPHU y de la Residencia del Hospital Infantil Robert Reid Cabral. Es miembro emérito de la Academia Americana de Pediatría (2002), del Colegio Americano de Médicos del Tórax (2002) y del Colegio Americano de Cardiología (2002). Fue condecorado con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, Grado de Caballero, por el gobierno de la República Dominicana en 1989. Recibió el Laudatio Academica, Premio Nacional de Ciencias de la República (Primer Grupo de Otorgamiento) en 1994. La Academia Dominicana de Medicina le otorgó el título de Académico Honorario en el 2009. Todavía algunos comentaristas deportivos le recuerdan por su poderoso saque en el Juego del Tenis, disciplina que dominó en nuestro país durante la década de los años 50, por lo que fue exaltado al Salón de la Fama del Deporte de la República Dominicana, rama tenis, en el 1984. Hemos dejado de último lo que para la mayoría sino todos de los aquí presentes constituye la esencia de este destacado humanista y médico: su labor docente durante 31 años en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Profesor de fisiología, fisiopatología, terapéutica, cardiología, enfermedades pulmonares, endocrinología y enfermedades metabólicas, medicina infecciosa, pediatría y cardiología pediátrica, patología clínica y sesiones bibliográficas, vale decir, con frecuencia más de 15 horas de clases impartidas por semana, en horarios tan extremos como las 7 de la mañana, 6 de la tarde o sábados a distintas horas. Las materias de fisiopatología y terapéutica se constituyeron en grandes retos para sus estudiantes y en una leyenda que trascendió los confines de la Universidad; con el paso de los años, el consenso a viva voz de los que habían logrado pasar esas materias era el de que tal proeza prácticamente les aseguraba la aprobación con altas calificaciones de los exámenes para ingresar al sistema de residencias médicas de los Estados Unidos de América. En ese sentido, los egresados de la Escuela de Medicina de la UNPHU se situaron en una posición cimera como grupo, no solo entre las universidades nacionales y del caribe, sino de toda latinoamérica durante un período que prácticamente alcanzó las dos décadas. El amor por la academia y por la UNPHU lo llevó a escalar los principales escalafones de esta alta casa de estudios: director de la Escuela de Medicina (1985-1991), -3- Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud (1990-1998) y Rector (1998-2002). No obstante los cargos desempeñados, nunca abandonó el salón de clases hasta su retiro de la Universidad en el año 2002. Actualmente, aquejado de una insuficiencia cardíaca grave secundaria a una cardiomiopatía dilatada, con un corazón que mantiene su funcionamiento gracias a un aparato de soporte externo, lejos de diezmar su amor por la vida o por la ciencia, ha consolidado su fe en Dios; su vocación a la investigación y al estudio, como lo demuestra con la publicación reciente de un artículo científico titulado “Dispositivo implantable de asistencia para el ventrículo izquierdo en la insuficiencia cardíaca severa” y la redacción, ya en sus fases finales, de un libro de terapéutica sobre fármacos cardiovasculares; y, en estos momentos al ocupar el otro lado del escritorio de un consultorio médico, ha corroborado el fruto de sus largos años de enseñanza al ser atendido por varios de sus propios alumnos tanto aquí como en el extranjero. Don Mariano es esposo, es padre y es abuelo, ha hecho honor a la disciplina de Hipócrates con su cerebro, su corazón y sus manos, con intachable conducta y profunda dedicación, y hoy se ve representado y esparcido por muchos sitios del planeta a través de sus discípulos, algunos de ellos docentes de esta Alma Máter, quienes, a las nuevas generaciones de estudiantes de Medicina de la UNPHU, les hemos ido dejando, sin ellos saber, huellas perdurables impregnadas de mística y amor por el estudio y la práctica de la Medicina procedentes de nuestro siempre querido y respetado Profesor. Dr. José J. Asilis-Záiter Jueves, 2 de febrero del 2012