- Qué hacer para que un niño obedezca. Es muy habitual que los niños desde que tienen edad suficiente para darles órdenes sencillas, no obedezcan. Cuando son muy pequeños les disculpamos pensando que no nos entienden bien, o que aprenderá poco a poco, pero realmente si no ponemos en práctica algunas reglas, puede que la desobediencia de los niños se convierta en un problema grave dentro de la dinámica familiar. Debemos tener en cuenta una serie de consideraciones para que un niño obedezca: o Las órdenes se deben dar de una en una, ya que varias órdenes al mismo tiempo podrían despistar al niño, no sabiendo por qué orden empezar, o desmotivándolo por pensar que va a tardar mucho en hacer todo eso o que no va a ser capaz, o incluso olvidándose de todo lo que se le ha ordenado hacer. o Las órdenes que demos a los niños deben ser claras y sencillas, con una única frase. o Se evitarán discursos o comentarios negativos del tipo “vístete ya, que siempre llegamos tarde por tu culpa”. o Tendremos que asegurarnos de que el niño nos está escuchando, ya que es muy habitual que demos las órdenes a lo lejos, mientras los niños están jugando o viendo la tele, lo que asegura que no nos escuchen y por tanto que no obedezcan. Debemos, por tanto, mirar al niño a los ojos, mientras le damos una orden. o Cuando un niño, a pesar de haberle dado una orden clara, de forma positiva, mirándole a los ojos, aún así no obedece, no debemos pasar por alto que no obedezca, debemos contar unos segundos para que se dé cuenta de que estamos esperando, y si aún así no obedece, deberemos guiarle hasta que realice la acción encomendada. o Para asegurarnos de que la orden se cumple de forma adecuada, deberemos controlar la acción que el niño realice. o Como último recurso, si aún así, se resiste a obedecer se le aplicará la técnica de “time out” durante algunos minutos, o se le castigará de forma coherente. Debemos recordar que el castigo que se diga debe ser cumplido y por tanto debe ser viable y coherente, no podemos decir a un niño. “recoge los juguetes o te quedas un mes sin ver la televisión”. Sabemos que un mes es demasiado tiempo para poder cumplir el castigo, y además, no sería efectivo, puesto que se debe realizar justo después de la conducta no deseada. Si se aplica un castigo de forma prolongada en el tiempo, lo único que conseguiremos es que el niño deje de tener algunas de las conductas adecuadas que tenía, ya que haga lo que haga, el castigo continúa. o Cuando el niño obedezca es fundamental reforzarle positivamente con elogios e incluso algún premio, como algún caramelo o detalle que aprecie. AUTORA: ANA ELISA OLCESE ORTEGA