Peregrinación a Santuarios de Umbría y Alto Lacio 4. LORETO Cuarto día – Martes 3 de mayo Plaza de la Madonna y Fachada del Santuario. ste día nos desplazamos 150 km al este, hasta la costa del Adriático, hasta el Santuario de Loreto — “el primer santuario mariano de Italia”, como dijo San Juan Pablo II en su peregrinación en 1979— cerca de Ancona, a unos 150 km de Asís. Por el camino rezamos el Santo Rosario —como hemos hecho los días anteriores—, pero además rezamos otra parte en el Santuario y otra al regreso. En la plaza del Santuario nos aguardaba nuestra guía, Loredana Papi. E La ciudad de Loreto La espléndida ciudad de Loreto, en medio de los campos de las Marcas debe su fama al santuario donde se conserva y se venera la Santa Casa de la Virgen María; un lugar sagrado, definido por Juan Pablo II como “El auténtico corazón mariano de la cristiandad”. El santuario ha sido durante siglos, y sigue siendo hoy en día, uno de los más importantes lugares de peregrinación del mundo católico. Ha sido visitado por casi 200 santos y beatos y por numerosos papas. Toda la ciudad de Loreto, sumergida en la tranquilidad del espléndido paisaje de los campos de las Marcas, ha crecido alrededor del Santuario de la Santa Casa, que surge sobre una colina y que ofrece unas maravillosas vistas que van desde el Monte Cónero hasta los Apeninos de Umbría y de las Marcas. Escuchando a la guía. Loreto hoy atrae a miles de turistas, no sólo católicos, porque este grandioso santuario es una pequeña joya que encierra un inestimable tesoro. Además de la Casa Santa, meta de las devociones de los peregrinos, este lugar recoge una auténtica antología de arte sagrado que incluye obras maestras de la arquitectura, la escultura y la pintura de célebres nombres de la historia del arte. Además, el espléndido burgo surgido en torno a la basílica ofrece evocadores panoramas y acoge la Pinacoteca Comunale de la Plaza del Santuario en la que se pueden admirar las telas del magnífico pintor veneciano Lorenzo Lotto. De este modo Loreto, desde siempre destino de peregrinación, además de ofrecer magníficos paisajes naturales y hacer las delicias de los turistas con los numerosos productos locales, es también una bella ciudad artística que hay que descubrir. que fue educada y en la que tuvo lugar la Anunciación. La casa estaba formada por una habitación formada por tres paredes de piedra que encerraban una gruta excavada en la roca. a ó el Arcángel Gabriel en l La gruta se venera en Nazaret, en la Basílica de la Anunciación, mientras que las tres paredes de piedra fueron transportadas, según la tradición en 1291, cuando los cruzados fueron expulsados de Palestina, en un primer momento a Iliria y posteriormente a Loreto (1294). Varios documentos y excavaciones arqueológicas han confirmado la hipótesis de que las paredes de la Santa Casa han sido transportadas a Loreto en un barco, iniciativa de la familia noble Angeli, que reinaba La Basílica de la Santa Casa El es un lugar de peregrinación católico situado en el municipio italiano de Loreto. Se construyó alrededor de la casa donde, según la tradición, el Arcángel Gabriel anunció a la Virgen María la maternidad divina y donde vivió la Sagrada Familia, en Nazaret. Según una tradición antigua, hoy corroborada por investigaciones históricas y arqueológicas, la Santa Casa es la casa de Nazaret en la que nació María, en la Ana y Raquel con María. Altar mayor. Detrás la Santa Casa. en Epiro. No tardó en esparcirse el rumor de que la casa había sido trasladada por los ángeles, a través de los aires. Es por ello que Nuestra Señora de Loreto es considerada el día de hoy la Santa Patrona de los pilotos aviadores, nombrada por Benedicto XV. De hecho un documento, recientemente descubierto, que se remonta al 1294 probaría que Niceforo Angeli, déspota de Epiro, concediendo a su hija Ithamar como esposa a Felipe de Tarento, hijo del rey de Nápoles Carlos II de Anjou, incluyó en la dote una serie de bienes entre los que figuraban “las santas piedras traídas de la Casa de Nuestra Señora la Virgen Madre de Dios”. A partir de mediados del siglo XV, para proteger los humildes muros de piedra y para acoger la La Santa Casa. creciente multitud de peregrinos que visitaban las sagradas reliquias en Loreto, iniciaron los trabajos para la construcción del magnífico santuario. Alrededor de la casita de Nazaret se erigió durante el Renacimiento una espléndida basílica, diseñada por Bramante. En el interior, en la Sacrístía de San Juan se pueden admirar los frescos pintados por Luca Signorelli, y en la Sacrístía de San Marcos, los frescos de Melozzo da Forli. A finales del siglo XIX y principios del XX, la basílica tuvo amplias reformas, dirigidas por el arquitecto Giuseppe Sacconi (el autor del Monumento a Víctor Manuel II). Empero, de la arquitectura original renacentista, se conserva la Capilla del duque de Urbino. Entre las obras más valiosas se encuentra el revestimiento de mármol que envuelve las paredes de la Santa Casa, edificado por voluntad de Julio II y realizado a partir del proyecto de Bramante (1507) que viene considerado como una de las grandes obras escultóricas del arte del Renacimiento. Desde entonces los grandes artistas se han sucedido a lo largo de los siglos para embellecer este santuario cuya fama se ha difundido rápidamente en todo el mundo convirtiéndose en la meta privilegiada de millones de peregrinos: desde Cristoforo Roncalli llamado el Pomarancio, que decoró la Sala del Tesoro y la cúpula, hasta Francesco Selva Cúpula del Santuario. que decoró el Atrio de la Sacristía, pasando por Tiburcio Vergelli que edificó el majestuoso baptisterio. Completaron los trabajos Carlo Maderno, creando en el 1600 la fuente que decora la plaza del santuario, y Luigi Vanvitelli, que en el siglo XVIII realiza el campanario que surge a la izquierda de la basílica. En la Basílica hay diversas capillas, una de cada país. La de España está dedicada a San José. Para concluir hay que mencionar el peregrinaje Macerata-Loreto que tiene lugar desde 1978, año de la elección de Juan Pablo II y que ve cada año a decenas de miles de peregrinos llegar a pie al Santuario de Macerata. Casi la mitad de los peregrinos proviene de las Marcas, el resto llegan a Macerata provenientes de toda Italia y de varias partes de Europa (Bélgica, España, Portugal, ex Yugoslavia, Albania, Suiza, Alemania, etc.). El altar actual, de mármol de Carrara, es un regalo de San Juan Pablo II. Ante la Virgen de Loreto vienen a rezar muchas esposas que tienen dificultades para tener hijos, para pedirle a la Virgen que puedan tenerlos. La Virgen de Loreto La Virgen de Loreto. La estatua de la Virgen venerada en ese santuario databa del trecento y fue destruida en un incendio en 1921. La actual Virgen es obra de Leopoldo Celani, y Plaza del Santuario. fue tallada a partir de un cedro libanés tomado de los jardines del Vaticano (a eso se debe su color negro). Las célebres letanías lauretanas (es decir de Loreto), que se rezan al final del rosario mariano, fueron escritas en su honor. Recuerdo de San Juan Pablo II sabemos, no fue el lugar del nacimiento del Hijo de María e Hijo de Dios. Probablemente todos los antepasados de Cristo, de los que habla la genealogía del Evangelio de hoy según San Mateo, venían al mundo bajo el techo de una casa. Esto no se le concedió a El. Nació como un extraño en Belén, en un establo. Y no pudo volver a la casa de Nazaret, porque obligado a huir desde Belén a Egipto por la crueldad de El 8 de septiembre de 1979 estuvo aquí San Juan Pablo II. En su homilía decía entre otras cosas: (No) puedo pasar por alto el hecho de que en las cercanías del santuario se encuentra el cementerio en el que descansan los cuerpos de mis compatriotas soldados polacos. Durante la segunda guerra mundial cayeron en combate sobre esta tierra, luchando por “nuestra y vuestra libertad”, como dice el antiguo lema polaco. Cayeron aquí, y pueden descansar cerca del santuario de la Virgen María, el misterio de cuyo nacimiento difunde su luz en la Iglesia en tierra polaca y en tierra italiana. También ellos participan, de modo invisible, en esta peregrinación. El culto de la Madre de Dios en esta tierra está vinculado, según la antigua y viva tradición, a la casa de Nazaret. La casa en la que, como recuerda el Evangelio de hoy, María habitó después de los desposorios con José. La casa de la Sagrada Familia. Toda casa es sobre todo santuario de la madre. Y ella lo crea, de modo especial, con su maternidad. Es necesario que los hijos de la familia humana, al venir al mundo, tengan un techo sobre la cabeza; que tengan una casa. Sin embargo la casa de Nazaret, como Capilla dedicada a San José en Loreto. Ancona y el mar, al fondo. Herodes, sólo después de morir el rey, José se atrevió a llevar a María con el Niño a la casa de Nazaret. Y desde entonces en adelante esa casa fue el lugar de la vida cotidiana, el lugar de la vida oculta del Mesías; la casa de la Sagrada Familia. Fue el primer templo, la primera iglesia, en la que la Madre de Dios irradió su luz con su Maternidad. La irradió con su luz procedente del gran misterio de la encarnación; del misterio de su Hijo. Quizá esta luz que brota por la tradición de la casa de Nazaret en Loreto realiza algo aún más profundo: sí, hace que todo este país, que vuestra patria se convierta como en una gran casa familiar. La gran casa habitada por una comunidad grande, cuyo nombre es “Italia”. Begoña, Lourdes y Antonio, junto al reactor. Así como ya he hecho en Guadalupe (México) y luego en la polaca Jasna Góra en Czestochowa (Claro Monte), deseo en este encuentro de hoy en Loreto recordar esa consagración al Corazón Inmaculado de María que, hace 20 años, realizaron los Pastores de la Iglesia italiana, en Catania, el 13 de septiembre de 1959, en la clausura del 16 congreso eucarístico nacional. Y quiero decir las palabras que en aquella ocasión dirigió a los fieles mi predecesor de venerada memoria, Juan XXIII, en su mensaje radiofónico: “Nos confiamos que, en virtud de este homenaje a la Virgen Santísima, todos los italianos veneren en Ella con renovado fervor a la Madre del Cuerpo Místico, de quien la Eucaristía es símbolo y centro vital; imiten en Ella el modelo más perfecto de Junto a la estatua del Papa Julio II. El Padre Pío. la unión con Jesús, nuestra Cabeza; se unan a Ella en la ofrenda de la Víctima divina, e imploren de su materna intercesión para la Iglesia los dones de la unidad, de la paz, sobre todo una más exuberante y fiel floración de vocaciones sacerdotales. De este modo la consagración se convertirá en ocasión de un compromiso cada vez más serio en la práctica de las virtudes cristianas, una defensa validísima contra los males que las amenazan y una fuente de prosperidad incluso temporal, según las promesas de Cristo” (AAS, 51 [1959] 713) . Otros peregrinos ilustres Santos en Loreto. San Josemaría en penúltimo lugar. Loreto ha sido visitado por casi 200 santos y beatos y por numerosos papas. Entre estos santos se encuentran San Francisco Javier, San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Luis Gonzaga, San José Cuperttino, San Juan Bosco. San Francisco de Sales hizo sus votos de celibato en la Santa Casa; Santa Teresa de Lisieux: Antes de ir a pedir permiso al Papa para entrar al Carmelo a la edad de 15 años, visitó la Santa Casa; San Maximiliano Kolbe: en su regreso a la ciudad de la Durante la Santa Misa. Inmaculada, poco antes de ser llevado al campo de concentración; y muchísimos otros santos. El Papa Juan XXIII fue el día antes de convocar el Concilio Vaticano II y pidió a la Virgen de Loreto la protección del Concilio. Pablo VI, también fue a Loreto y Juan Pablo II visitó muchas veces la Casa de Loreto y ha tenido allí convenciones de jóvenes y familias. Y también San Josemaría Escrivá. San Josemaría Escrivá y el beato Alvaro del Portillo, su sucesor, que a comienzos de los años 50 del pasado siglo vino hasta aquí desde Roma —en carreteras entonces destrozadas aún por la II Guerra Mundial—, para poner a los pies de la Virgen una seria preocupación, por la incomprensión y calumnias que algunos propalaban entonces sobre la Obra. En un lugar del santuario hay una relación de santos que han estado en Loreto a lo largo de los siglos. Entre los del siglo XX aparece San Josemaría. Nuestra Misa Celebramos la Santa Misa en la Capilla del Crocifisso. En la homilía D. Juan comentó: “Estamos en el lugar en el que fue concebido virginalmente el Hijo de Dios; quizás también el lugar en el que nació la propia Virgen María. Y desde luego el hogar en el que vivió la Virgen con San José y el Niño, a su regreso de Egipto. El lugar en el que trabajaría José durante tantos años, y donde murió, y desde donde comenzó el Señor su vida pública. Y aquí estaría María hasta que se traslada a Jerusalén en la Pasión y Muerte de su Hijo”. Pablo VI, en su visita a Nazaret, en 1964 hablaba de Nazaret como la Escuela de familia, escuela de oración, escuela de trabajo. Estas mismas consideraciones se pueden aplicar hoy aquí, donde se encuentra, de hecho, la casa de Nazaret. “Nazaret es la escuela de iniciación para comprender la vida de Jesús. La escuela del Evangelio. Aquí se aprende observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido, tan profundo y misterioso, de aquella simplísima, humildísima, bellísima manifestación del Hijo de Dios. Casi insensiblemente, acaso, aquí también se aprende a imitar. Aquí se aprende el método con que podremos comprender quién es Jesucristo. Aquí se comprende la necesidad de observar el cuadro de su permanencia entre nosotros: los lugares, el templo, las costumbres, el lenguaje, la religiosidad de que Jesús se sirvió para revelarse al mundo. Todo habla. Todo tiene un sentido (...). Aquí, en esta escuela, se comprende la necesidad de tener una disciplina espiritual, si se quiere llegar a ser alumnos del Evangelio y discípulos de Cristo. ¡Oh, y cómo querríamos ser otra vez niños y volver a esta humilde, sublime escuela de Nazaret! ¡Cómo querríamos repetir, junto a María, nuestra introducción en la verdadera ciencia de la vida y en la sabiduría superior de la divina verdad! Pero nuestros pasos son fugitivos; y no podemos hacer más que dejar aquí el deseo, nunca terminado, de seguir esta educación en la inteligencia del Evangelio. Pero no nos iremos sin recoger rápida- Bóveda de la Sala del Tesoro. mente, casi furtivamente, algunos fragmentos de la lección de Nazaret. Lección de silencio. Renazca en nosotros la valorización del silencio, de esta estupenda e indispensable condición del espíritu; en nosotros, aturdidos por tantos ruidos, tantos estrépitos, tantas voces de nuestra ruidosa e hipersensibilizada vida moderna. Silencio de Nazaret, enséñanos el recogimiento, la interioridad, la aptitud de prestar oídos a las buenas inspiraciones y palabras de los verdaderos maestros; enséñanos la necesidad y el valor de la preparación, del estudio, de la meditación, de la vida personal e interior, de la oración que Dios sólo ve secretamente. Lección de vida doméstica. Enseñe Nazaret lo que es la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable; enseñe lo dulce e insustituible que es su pedagogía; enseñe lo fundamental e insuperable de su sociología. Lección de trabajo. ¡Oh Nazaret, oh casa del “Hijo del Carpintero”, cómo querríamos comprender y Paseo San Josemaría Escrivá. celebrar aquí la ley severa, y redentora de la fatiga humana; recomponer aquí la conciencia de la dignidad del trabajo; recordar aquí cómo el trabajo no puede ser fin en sí mismo y cómo, cuanto más libre y alto sea, tanto lo serán, además del valor económico, los valores que tiene como fin; saludar aquí a los trabajadores de todo el mundo y señalarles su gran colega, su hermano divino, el Profeta de toda justicia para ellos, Jesucristo Nuestro Señor!” La Sala del Tesoro Visitamos también la Sala del Tesoro pintada por Pomarancio. Hay muchos exvotos de diversos favores y milagros de la Virgen. El tesoro propiamente no está ahí, pues en gran parte fue robado por Napoleón. Lo que queda de más valor está guardado en otro sitio. Pero la misma sala es ya un tesoro artístico, por las pinturas del techo, que recogen diversos momentos de la vida de la Virgen, de Cristóbal Roncalli, a comienzos del siglo XVII. Otro aspecto destacable es el dominio de la perspectiva en los que trazaron los casetones del techo. La Sala es una iniciativa del Papa Clemente VIII, para guardar los dones que entregaban a la Virgen. Almorzamos en la Casa Accoglienza Pellegrini. Cuando regresábamos ya, el autobús nos recogió en un paseo en el que tuvimos la alegría de ver que su nombre es: “Percorso San Josemaría Escrivá, Fondatore dell’Opus Dei”. Regresamos, dando gracias a Dios y a la Virgen por este día tan completo. l