selección francisco herrero 51 blas de otero SU INTIMO SECRETO El soneto es el rey de los decires. Hermoso como un príncipe encantado, como una banda azul, cuadriculado para que dentro de él ardas, delires. Es preciso que bogues raudo y gires entre sus olas y su muelle alzado: quede tu pensamiento destrozado cuando te lances de cabeza y vires. Yo tengo en cada mano un buen soneto, como dos remos de marfil y oro. Yo conozco su íntimo secreto. poemas de Es un silencio pronunciando a coro por un labio desnudo, blanco, inquieto y otro labio sereno, abril, sonoro. 52 53 francisco herrero blas de otero MADEMOISELLE ISABEL MADEMOISELLE Isabel, rubia y francesa, con un mirlo debajo de la piel, no sé si aquél o ésa, oh mademoiselle Isabel, canta en él o si él en ésa. Princesa de mi infancia: tú, princesa promesa, con dos senos de clavel; yo, le livre, le crayon, le... le..., oh Isabel, Isabel..., tu jardín tiembla en la mesa. De noche, te alisabas los cabellos, yo me dormía, meditando en ellos y en tu cuerpo de rosa: mariposa poemas de rosa y blanca, velada con un velo. Volada para siempre de mi rosa –mademoiselle Isabel– y de mi cielo. 54 55 francisco herrero blas de otero CUERPO TUYO ESA TIERRA con luz es cielo mío. Alba de Dios, estremecidamente subirá por mi sangre. Y un relente de llama, me dará tu escalofrío. Puente de dos columnas, y yo río. Tú, río derrumbado, y yo su puente abrazando, cercando su corriente de luz, de amor, de sangre en desvarío. Ahora, brisa en la brisa. Seda suave. Ahora, puerta plegada, frágil llave. Muro de luz. Leve, sellado, ileso. poemas de Luego, fronda de Dios y sima mía. Ahora. Luego. Por tanto. Sí, por eso deseada y sin sombra todavía. 56 francisco herrero 57 blas de otero CIEGAMENTE PORQUE quiero tu cuerpo ciegamente. Porque deseo tu belleza plena. Porque busco ese horror, esa cadena mortal, que arrastra inconsolablemente. Inconsolablemente. Diente a diente, voy bebiendo tu amor, tu noche llena. Diente a diente, Señor, y vena a vena vas sorbiendo mi muerte. Lentamente. Porque quiero tu cuerpo y lo persigo a través de la sangre y de la nada. Porque busco tu noche toda entera. poemas de Porque quiero morir, vivir contigo esta horrible tristeza enamorada que abrazarás, oh Dios, cuando yo muera. 58 francisco herrero 59 blas de otero LEJOS Cuánto Bilbao en la memoria. Días colegiales. Atardeceres grises, lluviosos. Reprimidas alegrías, furtivo cine, cacahuet, anises. Alta terraza, procesión de jueves santo, de viernes santo, santo, santo. Por Pagasarri las últimas nieves y por Archanda helechos hechos llanto. Vieja Bilbao, antigua plaza Nueva, Barrencalle Barrena, soportales junto al Nervión: mi villa despiadada poemas de y beata. (La virgen de la Cueva, que llueva, llueva, llueva.) Barrizales del alma niña y tierna y destrozada. 60 francisco herrero 61 blas de otero 1923 Llueve en Bilbao y llueve llueve llueve livianamente, emborronado el aire, las oscuras fachadas y las débiles lomas de Archanda, mansamente llueve sobre mi infancia colegial e inerme (jugando con los chicos de la calle reconcentrada y tímidamente). Por Pagasarri trepan los pinares. Llueve en la noche triste de noviembre, el viento roza y moja los cristales, y, entresoñando, escucho... Llueve llueve poemas de en mi villa de olvido memorable –mademoiselle Isabel–, pálida frente de niño absorto entre los soportales... 62 francisco herrero 63 blas de otero SECUENCIA La historia de mi vida es un panfleto lanzado en medio de la plaza roja, es un triciclo trágico, que arroja llamas: de pronto, se extasía, quieto. La historia de mi vida es un soneto encabalgado, con la rima coja, y, sin embargo, salta, ríe, moja las rimas en maravilloso seto. Escucho un disco del Caribe, canta un guajiro rasgando la garganta, incendiando la décima española. poemas de La historia de mi vida canta, cuenta una secuencia en blanco y negro, inventa rumor de mar en rauda caracola. 64 francisco herrero 65 blas de otero ES A LA INMENSA mayoría, fronda de turbias frentes y sufrientes pechos, a los que luchan contra Dios, deshechos de un solo golpe en su tiniebla honda. A ti, a ti, y a ti, tapia redonda de un sol con sed, famélicos barbechos, a todos, oh sí, a todos van, derechos, estos poemas hechos carne y ronda. Oídlos cual al mar. Muerden la mano de quien la pasa por su hirviente lomo. Restalla al margen su bramar cercano poemas de y se derrumban como un mar de plomo. ¡Ay, ese ángel fieramente humano corre a salvaros, y no sabe cómo! 66 francisco herrero 67 blas de otero HOMBRE LUCHANDO, cuerpo a cuerpo, con la muerte, al borde del abismo, estoy clamando a Dios. Y su silencio, retumbando, ahoga mi voz en el vacío inerte. Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando solo. Arañando sombras para verte. Alzo la mano, y tú me la cercenas. Abro los ojos: me los sajas vivos. Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas. poemas de Esto es ser hombre horror a manos llenas. Ser –y no ser– eternos, fugitivos. ¡Ángel con grandes alas de cadenas! 68 69 francisco herrero blas de otero ULTIMA NOCHE EN CUBA Ultima noche en Cuba. Brava suerte la mía: el mar rodea el horizonte destrozado: cantábrico es el monte. hirsuto el cielo: alrededor la muerte. Vida brava la mía: cierzo fuerte, tenaz llovizna, pésimo horizonte: no me pesa el amor, pésame el monte del desamor: alrededor la muerte. Doy señales de vida al enemigo y sigo halando infatigablemente, acercando a la tierra el horizonte. poemas de Ultima etapa que acometo y sigo, sigo, sigo subiendo airadamente hacia la luz suavísima del monte. 70 71 francisco herrero blas de otero CUANDO DIGO Cuando digo esperanza digo es cierto. Cuando hablo de alba hablo del día. Cuando pronuncio sombra, velaría las letras de mi patria, como a un muerto. Cuando escribo aire libre, mar abierto, traduzco libertad (hipocresía política), traduzco economía en castellano, en plata, en oro injerto. Cuando digo a la inmensa mayoría digo luego, mañana nos veremos. Hoy me enseñan a andar y ver y oír. poemas de Y ellos ven, oyen la palabra mía andar sobre sus pasos. Llegaremos. Es todo cuanto tengo que decir. 72 73 francisco herrero blas de otero CAMINOS Después de tanto andar, paré en el centro de la vida: miraba los caminos largos, atrás; los soles diamantinos, las lunas plateadas, la luz dentro. poemas de Paré y miré. Saliéronme al encuentro los días y los años: cien destinos unidos por mis pasos peregrinos, embridados y ahondados desde adentro. 74 Cobré más libertad en la llanura, más libertad sobre la nieve pura, más libertad bajo el otoño grave. Y me eché a caminar, ahondando el paso hacia la luz dorada del ocaso, mientras cantaba, levemente, un ave.