CULTURA JORGE MILLAS, FILOSOFO DE LA ACCIÓN, DESDE LA CONCIENCIA VIGILANTE ANÍBAL EDWARDS ERRAZURIZ, S.J. Este texto reproduce, en forma algo abreviada, una conferencia de! autor, profesor de Filosofía en la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica de Chile, dictada en la Sala Andrés Bello de la Biblioteca Nacional, en un acto de homenaje de ¡a Sociedad Chilena de Filosofía, el 29 de diciembre último. A la conferencia asistió S.E. el Cardenal Silva Henriquez y numerosas personalidades y miembros de dicha Sociedad, así como profesores y alumnos. Mensaje adhiere a este homenaje al profesor Millas, fallecido el año pasado. Su idea de vocación filosófica La primera obra mayor de Millas -Idea de la Individualidad ' trae en una nota la siguiente confidencia: "Ortega y Gasset, a quien mucho debo en el despertar de mi vocación filosófica, dice en alguna parte, que la vida es siempre un tener que hacerse el vivir de cada cual a sí mismo, un programa, una tarea." (p. 136) Encontramos aquí el enunciado programático de ia unidad que vincula el movimiento de su filosofía, al concreto palpitar de la vida. El boceto magistral del maestro -Ortega y la responsabilidad de la inteligencia (1956)- lo reafirma. Se trata del hombre, de hacer ver que "su esencia consiste en la realización plena de su sino racional" (Ortega... p. 32): "En esto y no en otra cosa se resuelve su vocación para la verdad. La verdad es para el hombre lo que la luz del sol o el agua para ciertos infusorios: puede faltarle en ciertas dosis, pero se mueve hacia ella con pertinacia, obstinadamente, impelido por una fuerza que de puro enérgica, más que espiritual, pudiera parecer orgánica." (Ibid.) Vida humana cuya esencia consiste en la realización plena 276 de su racionalidad -estas formulaciones encierran, bajo su significación universal, un sentido nada abstracto. Es vida concreta del hombre de carne y hueso, que no sólo es. sino que existe: "Ser y existir son para mi dos términos diferentes: se es para otro, para el amigo, la amada, el vecino...; en cambio se existe para si mismo, para el yo propio, que no se contempla, sino que se vive, y que tiene la conciencia inmediata... de su íntima realidad. Decimos, por eso. una mesa es, porque la constatamos como objeto de nuestra experiencia, pero no podemos decir que existe, en el sentido en que nosotros existimos, por estar sintiéndonos ser a nosotros mismos." (Indiv., p. 113) A la pregunta acerca de la contextura de ese ser dinámico de la vida humana, Millas responde, que ella consiste en el diálogo. Pero inmediatamente precisa con su acostumbrada claridad gentil: "Pero este diálogo con los hombres en que el ser del hombre consiste, es el camino de la soledad, el medio como la individualidad se consolida día a dia." {O. cit. p. 179) llas -aún no había cumplido veinte años- lleva el titulo significativo de Soledad humana y expresión estética. Su obra entera lleva el lúcido propósito de hacer ver la necesidad de la soledad para la plena realización de la racionalidad humana. Pero ahí donde nuestro gran vate Pablo Neruda no distingue entre soledad y aislamiento, el fino láser diferenciador de Millas deslinda un abismo tan irreductible entre ambos, como el que media entre individualidad e individualismo: "El individualismo, en sus diversas modalidades, y, sobre to do, en sus manifestaciones prácticas, supone el aislamiento de la persona del hombre, su reducción a lo propio, su empequeñecimiento moral, histórico y metafísico." (Indiv. p. 221) Verdadera vocación filosófica Una vocación filosófica -sostiene Millas- es más que el alarde de curiosidad de "estudiosos y lectores de la Filosofía" (Individ. p. 13). Y contmúa: "El curioso de la Filosofía, el pedagogo de ella, la busca como un pretexta para el ejercicio de su virtuosidad intelectual. La aprende o' la enseña en lo que ella tiene de periférico y sobrepuesto, mientras se le escapa lo que hay en ella de decisivo: el descubrimiento del misterio y la experiencia de la sorpresa y angustia consiguiente." (Indiv. p 25) 1 Prensas de Ja Universidad de Chiie. 2 Revista Nueva, Santiago (I) aqosio 1935. pp- 5-11 Soledad La primera publicación de Mi- MENSAJE NP319. JUNIO (963 CULTURA Jorge Millas: la primera obra de arte para cada hombre es su propia vida Por eso, la "Filosofía, que es el estadio más elevado del pensamiento, no es... un mero ejercicio del intelecto." (O. Cit. p. 24 s) ¿Qué hace verdaderamente filósofo al hombre? Millas responde: "El filósofo antes de pensar ha lenido que vivir sus ideas; tiene, pues, para él plena vigencia el proverbio latino 'primum vivere deinde philosophare1, aplicación ésta mucho más justa que la que suele dársele por ahí, con ánimo ligero." (Indlv. p. 25) A este nivel de introversión profunda, la experiencia de! filósofo desborda los limites proselilistas y funcionales de una "ideologia". Desde sus primeras publicaciones tiene Millas buen curdado en diferenciar netamente el •acto de originaria intuición de esencias" (Indiv. P. 26) -fundante del pensar filosófico en la experiencia vivida- de lo que suele llamarse ideología.3 Intuición viviente y pensar racional Otro motivo que impregna su concepción entera es la relación '/ENSA.IF N°319 JUNIO 193.3 entre intuición viviente y pensar racional, o si se quiere, esa plenitud del pensamiento, que lo torna en sustituto de la experiencia, por cuanto es un "llamado a ella". Millas desarrolla este motivo, guiado por el Fausto de Goethe. Este motivo es la idea central de sus dos ensayos publicados con el título del primero: Goethe y el espíritu del Fausto (Ed. Universít. Puerto Rico 1949). Millas recoge la visión de Goethe acerca de la relación pensamiento-acción. Goethe no piensa en una alternativa excluyente de uno u otro término de esta polaridad: "El hastío del conocimiento racional que atormenta a Fausto en la primera parte del poema previene, no contra el pensamiento como tal, sino contra la esterilidad del pensador pedante, y se origina más que en el ansia de prescindir de la razón, en el anhelo de aprehender por la experiencia existencial los objetos universales hacia los cuales se orienta la inteligencia humana." (Fausto p. 56) "Devuelto Fausto a las fuentes vivificantes de la realidad... restablece la armónica integración de acción y pensamiento, de razón y vida, de experiencia e intelección de la experiencia. El desenlace del drama no puede ser en este sentido más elocuente. El momento que Mefistófeles tanto ansia, ese en que Fausto habrá de perder el alma reclamando la perduración del instante de máxima dicha, llega por fin; pero tal momento no es el det ímpetu irracional, sino el de la acción iluminada por la inteligencia... La acción que le justifica es la acción racional -que supone la visión de unos fines, la comprensión de unos medios, la intelección de unos planes. Y el júbilo que le embarga arranca de la conciencia de una obra que, así planificada, hará posible la vida creadora para toda una sociedad de hombres." (Fausto p. 59) Estos textos patentizan la capacidad sintética de Millas, para cifrar en un apretado compendio su intuición fundamental, sin violentar la comprensión de Goethe, con quien se encuentra en diálogo. El ensayo titulado La filosofía de la acción en el Fausto, concluye con el siguiente párrafo: "Emoción, acción y pensamiento componen de este modo, para Fausto, el momento de suprema plenitud. Bien entendida, pues, la filosofía de la acción en el Fausto es la superación de toda antitesis enlre racionalismo e irracionalismo." (Fausto, p. 59) Historia espiritual Anos más tarde, ¡a unidad entre acción y pensamiento, razón y vida, experiencia e intelección de la experiencia -que en el libhto de Goethe habia obtenido su formulación, en plástica sintonía dialogal con el gran poeta alemán- adquiere su formulación fi- C1 Indtvid. p 26. también, diferencia entre lo espiritual y lo meramente ideo lógico, en Indi vid. p. 11I: ver el índice de materias en Ensayos sobre la historia espiritual de Occidente [Ed.t Uruvers Santiag I960)yso bre iodo, La violencia y sus mascaras (Ed Aconcagua Santiago 1978) 277 CULTURA losófica explícita, en el trabajo El pensamiento racional como sustituto de la experiencia (Rev. de Fil. 1957 pp. 14-27; más tarde integrado en Idea de la Filosofía). El librito acerca de Goethe, anuncia también la idea especialísima que tiene Millas de la historia espiritual, como continuo empírico racional" (Fausto p. 46 nota 1): "El continuo es, a decir verdad, mucho más rico que lo que la dicotomía experiencia-razón sugieren a primera vista. La noción de experiencia encubre, desde luego, la contemplación intuitiva de objetos, la acción en sus diversos modos y la conciencia de existencia, formas que son otros tantos grados de aproximación al ser. La razón misma, por su parte, completa este continuo 278 en una serie de modalidades que pasan del análisis racional de aspectos particulares de la realidad a las más generales teorías físicas y metafisicas. Y asi. el ser se da fásicamente al hombre en un progreso de matices que van de la abstracta representación simbólica de lo no oculto, no visible, a la aprehensión intuitiva, concreta de la existencia." (Fausto p. 46) En 1960 publica Millas el primer volumen de sus Ensayos sobre la Historia Espiritual de Occidente (Ed. Univ. Stgo. 1960), explayando esta concepción del continuo empírico racional. Sólo alcanzó a publicar en vida hasta Dante y el espíritu de su tiempo, el último de estos nueve ensayos. Precupación metafísica sin olvido de si El librito de Goethe también nos permite ver el principio de esa rigurosa coherencia, que tan fuerte impacto produce al lector de Millas. Puede él desplazarse por los períodos, temas y problemas más heterogéneos de la historia cultural -desde la remota poesía de Hesiodo4 hasta Ortega, Marcuse, Pierce y Wittgensteín- sin dejar al garete en momento alguno al lector. Este, en todo momento, siente a Millas absorto en su propia concepción, . ' Las primeras formas de filosofar en la poesía de Hesiodo de Beocia. Anales i- i U de Chile I9Í 5 pp •' CULTURA guiándolo y ordenando el material expositivo para hacérsela ver. Esta dote para hacer justicia con enorme ecuanimidad a la materia expuesta y al autor comentado, sin ceder en lo más mínimo a la fuerza selectiva soberana de su propia concepción, es ei "ángel" distintivo del gran maestro, del filósofo que, además, tiene genio. Es asi como reactualiza en un par de líneas sintéticas de su Goethe, la quintaesencia configuradora de Idea de la Individualidad. Existir -escribe Millas- es para el hombre "afirmación... aunque no siempre comprensión, de la continuidad, necesidad, legitimidad de la existencia y, junio con eso, aspiración a la unidad existendal de todos los existentes." (Fausto p. 49) Inmediatamente el matiz dilerenciador precisa sucintamente, aquello cuya expiícitación habia requerido seis capítulos del primer libro: "Pero tal unidad implica, obviamente, la disolución de la conciencia individual en su modalidad originaria de existente humano tal y cual, limitado, precario, empírico, anhelante de universalidad. Es decir, que no es dado di hombre ser él, siéndolo todo al mismo tiempo; que no puede hacerse existencia universal sin perder su propia existencia, esa que consiste, precisamente, en la aspiración a afirmarse singularmente y a identificarse con la totalidad de lo real y lo posible. Verdaderamente no cabe al hombre sino una experiencia de participación en la totalidad, una experiencia tal que él, como individuo, sea miembro de una unidad suprema que en él y por él se realice. Tal experiencia es la acción, que viene de este modo a representar la confluencia del existir individual y del cósmico." (Fausto p. 49) Teoría como acción Tan coherente es la dinámica explicativa de Millas, que el lector de su obra entiende cada vez mejor la soledad del hombre, a la que él se refiere: soledad de la experiencia interior, de su estatuMENSAJE ••!' US., to especial ísimo de cogito personal, También entiende el lector, el que esta experiencia humana de hondura metafísica este en permanente conflicto y resistencia frente a los "ismos" de un racionalismo o irracionalismo cualquiera. Escribe Millas, refiriéndose al sentido auténtico de teoría: 'Por eso el juego algebraico de las ideas puras, mecánica racionalisla del pensamiento, sólo lleva a una pseudoteoría, jamas a una teoría verdadera." (Indiv. p. 94) "Atribuir al cultivo de lo teórico la inacción, es no saber en qué consiste la teoría ni la acción." (Ibid.) En páginas de inspiración elevadísima, Millas sostiene que lo "teórico es, más que ciencia, religiosidad; más que acción, magia" (Indiv. p. 94) y explícita: "Lo teórico es una manera de acción universal; como su magia consiste en la dilatación del ser, en el acrecentamiento de su riqueza representativa, es el instrumento mismo que permite a la vida proliferar en la conciencia y en la conducta del hombre.' (Indiv. p. 95) Su visión trasunta aquí una intima comunicación con Platón, que por cierto rebasa los moldes estereotipados de ¡os intérpretes de segunda mano: "Sin embargo, el llamado platónico no fue para mirar, sino para contemplar, y contemplando, admirar; quien contempla y admira, no se inmoviliza: ama..." (Indiv. p. 96) Según este sentido etimológico, teoría es "contemplación" (1ndiv. p. 91), y es "la experiencia que sigue a la extrañeza y el hecho que antecede al amor" (Indiv. p. 91). Tal contemplación consta de dos etapas "no siempre sucesivas" (Ibid.), explica Millas. En la primera, buscamos "de las cosas la sustentación genenca, universal, su necesidad misma, despojándolas de su contingencia." (Ibid.) "En la segunda etapa la contemplación teórica pone en las cosas esa suprarrealidad que es el valor; percibe en ellas un modo de ser capaz de suscitar el amor. La teoría hace entonces de las cosas un eje de la actividad de la vida, les da un sentido con respecto al ser del hombre." (Indiv. p. 92) El juicio de valor Entiéndese ya desde esta toma de posición profunda el eje que articula su Curso sobre Filosofía de los Valores -dictado en invierno de 1962- del que publica un sumario punteo titulado Problemas iniciales de una teoría del juicio de valor (Rev. de Fil.. Stgo. 11 (1-2) 1964). En trazos precisos, su Curso complementa la otra faceta "verificadora" de ese círculo hermenéutico abierto, que es la experiencia Ya en Idea de la Individualidad Millas habia determinado con claridad: "Llamamos experiencia a todo cuanto encontramos como producido o en acto de producirse en la conciencia. ¿Por qué ha de ser menos experimental nuestra intuición del valor moral, que la comprobación de los pesos moleculares?" (Indiv. p. 215) Ahora escribe en su Curso: "Todo juicio es, así, una suerte de promesa de vivencia, de anuncio de experiencia, en el amplio sentido en que ha de tomarse esta palabra para devolverle la rica connotación de recepción de lo dado. El cumplimiento de esta promesa... es, justo, lo que llamamos verificación del juicio. La verificación pone a la vista la verdad del juicio, al convertir la pro-posición en posición del ente mentado" (Problemas iniciales de una teoría del juicio de valor, p. 117) Esbozo del itinerario de su pensar Para sintetizar, hagamos un encuadre panorámico de las etapas en que la intuición fundamental de poderoso impulso melafisico va adquiriendo gradualmente forma de sistema filosófico más explícito, en las publicaciones de Míllas. 1. Idea de la Individualidad (1943) es la primera etapa. Millas se sirve de su propia versión del procedimiento fenomenotógico para exponer su intuición funda279 CULTURA mental. Conscientemente incursiona en el territorio psicológico y metafisico. zonas evitadas en principio por Husserl. Su tema es el existir humano, desarrolfado con una "predominante dirección humanista" (Indiv. p. 101) y en sentido histórico-dinámico: "Una filosofía que no está animada por una verdadera pasión frente al destino del hombre, no es en propiedad verdadera filosofía." (Indiv. p. 101) 2. Goethe y el espíritu del Fausto (1949) traza un retrato intuitivo de esta concepción del existir humano, en diálogo con el gran poeta alemán. Queda enfáticamente acentuada la interna vinculación entre teoría y acción, y el peso gravitacional de esta última. 3. Ensayos sobre la historia espiritual de Occidente (1960) representa un corte diacrónico de la historia, como proceso espiritual expansivo de la conciencia; proceso de conquista intelectual de los datos de experiencia. El designio de este corte diacrónico no es otro que hacer ver su intuición fundamental, cuya fuerza es un verdadero golpetazo en las aguas estancadas de los esplritualismos: "Nada ha sido tan fatal para el esplritualismo como esta falta de atención a su propia impotencia. Una idea que no se hace cuestión de su capacidad operante en la vida humana y en el mundo de sucesos y cosas en que ésla se inserta, y que da vuelta las espaldas a las realidades 'inferiores' a pretexto de atender a lo 'superior', es una idea que por principio se declara vencida como idea. Porque una idea es un órgano que está destinado a funcionar en la realidad plenaria. que no es 'superior' ni 'inferior', sino simplemente realidad. Marginándose de esta función, la idea ya no es idea: es puro deliquio, ensueño más o menos irresponsable." (O. cit. p. 15). 4. El desafio espiritual de la sociedad de masas (1962) opera un corte sincrónico magistral, tendiente a exponer su intuición fundamental a la luz de la compleja situación contemporánea 280 de sociedad de masas. Puede considerársela la obra maestra madura de Millas. Su posición es clara: "Según la tesis de esta obra... toda situación es para el hombre una tarea y. por tanto, ta incompatibilidad a que alude nuestra pregunta no es sino un problema de reacomodación y de creación, en ningún caso un callejón sin salida." (O. cit. p. 47). La sociedad de masas no es, en efecto, según Millas, un hecho incompatible con la salvación de lo humano en cada hombre. Esa es la tesis, y a partir de esta época se acentúan la importancia y frecuencia con que aparece la palabra salvación en su obra. 5. Idea de la Filosofía (1969) da, por último, los pasos iniciales en la exposición sistemáticamente ordenada de su intuición fundamental. Ya el Prólogo sitúa al conocedor de Millas en un contexto familiar: "La verdadera índole de la Filosofía sólo se revela a quien logra avizorar y vivir a través de su ejercicio, la naturaleza experimental del pensamiento. Es, por eso, muy difícil que se sientan a gusto en ella quienes conciben el saber como hartazgo final de la inteligencia y como arribo a la fórmula definitiva de la acción. Todo filosofar es dialogante, tanto por imperativo ético y técnico, como por esencia..." (O. cil. p. 15). La persona de Millas, a la luz de su obra Al llegar al término de Idea de la Individualidad, leemos en sus Conclusiones: "Como ya lo mostramos en el capitulo VI, la esencia de lo que somos no se realiza únicamente en la soledad aceptada, sino también en la soledad resistida; no sólo en el verse el individuo a si mismo, sino en el confrontarse con los demás, No exclusivamente, pues, en la soledad, sino en la compañia; no sólo en la búsqueda de la propia plenitud. sino en el amor; no sólo en el pedir, sino en el dar. En suma, en la experiencia de lo propio conjugado con lo extraño, se da la indivi•JlO 1983 CULTURA dualidad perfecta." (O. cit. p 222) Con prontitud advierte el lector asiduo de Millas la radiación poética -en el sentido elimológico de esta palabra- que desprenden sus escritos. Cuando Millas sostiene, por ejemplo, que lo teórico es magia (Indiv. p. 94) y entiende por tal ;'una manera de acción universal" consistente en "la dilatación del ser" (Indiv. p. 95), el lector siente que eso precisamente está sucediendo mientras lee. Como si la prosa de Millas emanara de un circulo mágico, desde donde sus proposiciones comunican realidades vividas, colmadas de impulso a recobrar nuevamente ese estatuto en el lector. Para acceder a ia individualidad de Millas, la experiencia conducente es su propia conjugación personal en compañía de su prójimo. Resulta enormemente significativa la Introducción de su primer libro, Idea de la Individualidad. Ella está dedicada a una consideración del espíritu chileno. El retrato muestra un pueblo extrovertido, es decir, con "la modalidad de un pueblo joven" (Indiv. p. 15), con una mente colectiva que no ha alcanzado todavía su plena madurez" (Ibid). Somos un pueblo de jurisconsultos e historiógrafos -dice Millas, y explica: "Nuestra vocación jurídica, mas que de juristas es de legisladores, y más que de creación es de práctica. Carecemos aún de la espiritualidad profunda que impete a una obra histórica en virtud de una instintiva fuerza, comparable a la que mueve a las distintas especies vivas a una conducta en cada caso tipica. Por eso también, más que historiadores, somos los curiosos, eruditos de la historia. Historiografía y derecho son formas a través de las cuales realizamos el imperativo práctico de toda cultura emergente que, como el niño y el joven, vive extrovertida y llena la conciencia de percepciones actuales, que la mantienen adherida al mundo..." (Indiv. p. 16) Millas ve otra confirmación de MENSAJE N " 3 - í JI.NI I9B esta diagnosis en "el rango privilegiado que la política tiene entre las grandes tareas nacionales" (Ibíd): "Todo concurre... a confirmar la adolescencia de nuestra mentalidad histórica, adolescencia que no es sólo nuestra, sino en general, americana." (Indiv. p. 18) El rasgo chileno, al interior del contexto americano, es la sobriedad: "Chile es un pueblo sobrio" (Ibid.) -sostiene Millas-, Por eso "el espíritu nacional es metódico, equilibrado, sereno, contrano a todo exceso, como que el exceso no sea algún accidente desventurado, provocado por la atrabilis particular de alguien, que nada expresa desde el punto de vista general." (Indiv. p, 19) El chileno no es proclive al frenesí, a la alegría frenética, pero existe entre nosotros "el humorismo, que va desde el ánimo de la calle hasta ta más alta literatura." (Indiv. p. 20) Esia introducción entrega el encuadre programático de la tarea que Millas encuentra ante si. a la luz de su visión del espíritu chileno. Por cierto que ta diagnosis se orienta por el designio de situar la Filosofía ante la mentalidad chilena de ese presente histórico de 1943. En tanto Introducción, ella no es un preámbulo exterior a la exposición misma. El lector podrá comprobar que la materia expositiva de los seis capítulos está internamente trabado con esta Introducción, según la relación de programa o tarea y realización o desempeño. Esta constatación se hace todavía más notoria en las demás publicaciones de Millas, sobre todo las últimas. Tratando de sintetizar tentativamente su interna contextura dialogante, habría que decir que no es sólo el yo individual aislado de Millas quien dialoga con individualidades aisladas de grandes pensadores. Desde su primer libro, el yo de Millas aparece inserto y conjugado por internos vasos capilares, a) orbe más amplío del espíritu chileno, inserto a su vez en el americano, y así en el universal. La acción universalísima que él emprende -su teoría- tiene presente en todo momento, no me281 CULTURA ramente a su individualidad aislada, sino al espíritu chileno concreto, en cuya red de relaciones existe No olvidarse de su propio ser significa para Millas precisamente reconocer la propia pertenencia a la constelación de prójimos concretos. No obstante. lambién signilica que tal pertenencia e inserción solo puede realizarse verdaderamente, desde la propia experiencia personal interior. Él filosofar tiene, asi, sólo un camino verdadero hacia su realización auténtica: aquel en el que ei hombre se asume desde su propia experiencia interna, personal: al asumirse, recoge todos los elementos de su propia realidad; esto es, también recoge y asume los elementos dispersos de la conciencia y mentalidad histórica de su propio pueblo, para elevarlos a la unidad, pasándolos por el tarpiz crítico de la propia conciencia vigilante. Es, a no dudarlo, esta conciencia vigilante la que puso la obra entera de Millas en esa situación dramática, entre "todas las sillas" y todos los trentes sectariamente cerrados. Ya su ensayo Teoría del pacifismo (Revista Universitaria. Stgo., agosto 1939) hace patente esa resistencia viril y clarividente de este chileno, que en una atmósfera bélica resiste incluso a maestros suyos venerados, que orientaran su vocación filosófica, para elaborar un programa eficaz, consistente en "la creación de una nueva ética social, de nuevos supuestos morales en la acción colectiva" (O. cit. p. 19), a fin de sustituir la guerra: "Hay guerras porque a tos conflictos suscitados no se les dio otra solución que la guerrera, y no precisamente porque un determinado conflicto apareciese. Creer esto último signilicaria que la guerra es la única solución a que ciertas controversias llevan, lo que, dicho en otra forma, implicaría el reconocimiento de la fatalidad lógica e histórica del fenómeno bélico". (O. cit. p. 22) Esta coherencia especial ¡sima de su intuición fundamental se prolonga y explícita en su posición frente a la visión historicis282 ta de la historia (Sobre la visión historicista de la historia de ia filosofía. Rev. de Fil. Stgo. 1955 pp. 3-14), y a la violentista (La violencia y sus máscaras. Ed. Aconcagua Stgo. 1978) Filosofar es para esta síntesis auténticamente chilena de QuijoteSancho, un momento imprescindible para la salvación de lo humano en el hombre. De ahí que no vea jamás en el orden sistemático por lo demás imprescindible -según reconoce-, que alguna filosofía proponga, la enseña de hartazgo consumado, de estación terminal del saber, sino siempre simultáneamente, el nuevo punto de partida para abordar problemas futuros. Saber es importante -parece decir "El rasgo chileno, al interior del contexto americano, es la sobriedad" Millas-, pero imprescindible para el vivir humano es sólo la comprensión. La historia humana es un testimonio palmario de cosas que el hombre no sabia y llega a saber. Pero la historia de las verdaderas catástrofes no se identifica con el rubro de cosas que el hombre no sabe. Ella ha de adscribirse más bien a la incomprensión entre los hambres y a su barbarie consiguiente de lobos rapaces entre si. El primer libro de Millas termina con una exhortación a la resistencia: "Resistir a los acontecimientos que parecen fatales, si ellos disgustan, hacer la historia con la vida, no dejarse hacer la vida por la historia, ha de ser la norma de conducta. Individualidad, por eso, creadora, no fatalis- ta; soberbia aun ante (a adversidad. En eso puede traducirse un personalismo filosófico que se sienta, no como doctrina, sino como fuerza espiritual." {Indiv. p 224) Y es que por resistencia. Millas entiende una instancia imprescindible para el diálogo auténtico: resistir en la introversión, en la apertura dialogal siempre vigilante, tensionada hacía la asimilación interior crítica. Jorge Millas reconoció que la primera obra de arte para cada hombre es su propia vida, y por eso no se contentó con entregar su pensamiento en un estilo que es una verdadera joya de esplendor armónico. Millas hizo vida en sí mismo, esa fuerza espiritual de la que estaba tan altamente dotado. Ningún retrato más real y más cargado de profecía, para retratar plásticamente esta faceta de su existencia, que las palabras de su elogio a don José Ortega y Gasset en 1956: 'Pero no sólo eso: a las gentes les cuesta mucho reconocer los derechos de la inteligencia,.. Ortega no rindió, sin embargo, jamás este derecho ni ante el halago ni ante el vituperio. En las horas en que todos quisieron tenerlo a su lado supo cumplir con el deber que cumple el intelectual de guardar silencio, si no ve claras las cosas o si su voz no ha de ser escuchada en servicio de la verdad y de la cordura. En esto fue consistente también con !a responsabilidad superior de su magisterio, y quizás hoy, mejor que hace algunos años, podamos aquilatar la bravura de ánimo que se requiere para conservar la cabeza fría en horas de confusión y no hacer el daño de ser infiel a la verdad, por evitar el riesgo de perder la general simpatía. No sólo el martirio fisico rinde testimonio de nuestra adhe sión al bien y a la verdad; el martirio moral suele ser mucho más intolerable todavía; pero si el intelectual no puede afrontarlo, no está realmente a la altura de su responsabilidad." (Ortega y la responsabilidad de la inteligencia. Anales de la Universi dad de Chile, 1956 p. 34)u Ib N"31D J IN