Negligencia, abuso y maltrato a las personas mayores en el ámbito

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TRABAJO FIN DE GRADO
Título
Negligencia, abuso y maltrato a las personas mayores en
el ámbito domiciliario
Autor/es
Laura Torrejón Azofra
Director/es
J. Javier Soldevilla Agreda
Facultad
Escuela Universitaria de Enfermería
Titulación
Grado en Enfermería
Departamento
Curso Académico
2014-2015
Negligencia, abuso y maltrato a las personas mayores en el ámbito
domiciliario, trabajo fin de grado
de Laura Torrejón Azofra, dirigido por J. Javier Soldevilla Agreda (publicado por la
Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los
titulares del copyright.
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El autor
Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2015
publicaciones.unirioja.es
E-mail: publicaciones@unirioja.es
NEGLIGENCIA, ABUSO
Y MALTRATO A LAS
PERSONAS MAYORES
EN EL ÁMBITO
DOMICILIARIO
AUTOR: LAURA TORREJÓN AZOFRA
TUTOR: J.JAVIER SOLDEVILLA AGREDA
TRABAJO FIN DE GRADO
UNIVERSIDAD DE LA RIOJA
ESCUELA UNIVERSITARIA DE ENFERMERÍA
GRADO EN ENFERMERÍA
LOGROÑO, JUNIO 2015
4º CURSO, CONVOCATORIA JULIO 2015
ÍNDICE
1. RESUMEN ....................................................................................................... 2
2. INTRODUCCIÓN ............................................................................................. 4
3. OBJETIVOS DEL TRABAJO ........................................................................... 7
3.1 OBJETIVO GENERAL............................................................................... 7
3.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS ...................................................................... 7
4. MATERIALES Y MÉTODOS ............................................................................ 8
5. DESARROLLO .............................................................................................. 10
5.1 CONCEPTUALIZACIÓN DEL MALTRATO AL ANCIANO ....................... 10
5.2 TIPOS DE MALTRATO ........................................................................... 12
5.3 EPIDEMIOLOGÍA DEL MALTRATO AL ANCIANO ................................. 17
5.4 TEORÍAS SOBRE EL MALTRATO AL ANCIANO .................................... 22
5.5 FACTORES DE RIESGO PARA EL MALTRATO EN EL ANCIANO ........ 26
5.6 ASPECTOS ÉTICOS Y LEGISLATIVOS ................................................. 29
6. SÍNTESIS NARRATIVA ................................................................................. 31
6.1 FORMAS DE PREVENCIÓN DEL MALTRATO EN EL ANCIANO ........... 31
6.2 LA DETENCIÓN DEL MALTRATO AL ANCIANO Y SUS DIFICULTADES
....................................................................................................................... 37
6.3 INTERVENCIÓN ANTE EL MALTRATO AL ANCIANO ........................... 43
7. CONCLUSIONES .......................................................................................... 47
8. BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................. 52
9. ANEXOS........................................................................................................ 56
1
1. RESUMEN
El maltrato a las personas mayores ha emergido como un problema social en las
últimas décadas, unido al envejecimiento de la población debido al notable
incremento de la esperanza de vida.
El maltrato al mayor es una de las formas de violencia interpersonal más oculta y
encubierta, que se da en nuestra sociedad.
Todo indica que cada vez existen, y existirán, más personas con enfermedades
crónicas y degenerativas asociadas a edad avanzada, este previsible estado de
dependencia lo conmina a ser un grupo vulnerable física, psíquica e, incluso
económicamente y en riesgo potencial de sufrir situaciones de maltrato.
Es imprescindible establecer un consenso sobre el concepto de malos tratos a
los ancianos, sobre los límites del mismo y sobre los tipos de maltratos que
existen.
El objetivo de este trabajo es conocer el estado actual del conocimiento sobre los
malos tratos a las personas mayores en el ámbito domiciliario desde el punto de
vista sanitario .En especial de la prevalencia,
causas, factores de riesgo y
prevención del maltrato en el anciano, así como las posibilidades de detención
precoz e intervención de los profesionales de atención primaria, a través de la
revisión bibliográfica en publicaciones científicas.
La formación y sensibilización de los profesionales sanitarios en este campo
debe de ser un objetivo principal. Aun así, se hace evidente la necesidad de
concienciar a la sociedad sobre la realidad del maltrato al anciano y las
consecuencias y repercusiones que tiene en este.
Palabras clave: maltrato, anciano, factores de riesgo, detección, prevención,
intervención.
2
ABSTRACT
Elder abuse has emerged as a social problem in recent decades, together with
the aging of the population due to the significant increase in life expectancy.
Elder abuse is one of the forms of hidden and covert interpersonal violence that
happens in our society
Everything indicates that increasingly there, and there will be more people with
chronic and degenerative diseases associated with aging, this predictable state
of dependence urges him to be a physical, mental and even economically
vulnerable group and potential risk of abuse situations.
It’s essential to build a consensus on the concept of elder abuse, on the limits of
the same and the types of elder abuse that exist.
The purpose of this work is to determine the current state of knowledge about
elder abuse in the home environment from the point of view of healthcare
professional. Especially the prevalence, causes, risk factors and prevention of
elder abuse, as well as chances of early detection and intervention of primary
care professionals, through the literature review in scientific journals.
The education and awareness of healthcare professional in this subject must be
a primary goal. Still, it’s important to raise awareness in society about the reality
of elder abuse and the consequences and repercussions of this.
Keywords: elder abuse, risk factors, detection, prevention, intervention
3
2. INTRODUCCIÓN
Las tendencias poblacionales indican que en los próximos años se producirá un
incremento de la población de personas de 65 años o más, y especialmente del
grupo de 85 años y más. Estas personas tienen un mayor riesgo de presentar
problemas de salud, incluyendo enfermedades crónicas y otras dolencias que les
pueden llevar a tener dificultades para realizar las actividades de la vida diaria de
forma autónoma y, como resultado, es más probable que necesiten cuidados de
larga duración, encontrándose en una situación de gran vulnerabilidad.
Desafortunadamente, esta situación podría incrementar la probabilidad de
maltrato a mayores en el ámbito comunitario e institucional (1).
El maltrato a las personas mayores ha emergido como un problema social en las
últimas décadas, unido al envejecimiento de la población debido al notable
incremento de la esperanza de vida, que de un modo paralelo al progreso, han
experimentado los países desarrollados desde mediados del siglo pasado.
El envejecimiento de la población ha supuesto, en el conjunto de las sociedades,
cambios económicos, políticos y sociales que implican modificaciones en la
dinámica familiar conformada, en un nuevo modelo social favorecido por el
propio desarrollo. Todo esto unido a los cambios acaecidos respecto al rol de la
persona mayor en estas sociedades más avanzadas, han agravado, aún más, el
problema del maltrato a las personas mayores (2).
El maltrato al mayor es una de las formas de violencia interpersonal más oculta e
encubierta, que se da en nuestra sociedad. Es un fenómeno relativamente nuevo
en lo que se refiere al estudio y difusión de la problemática, aunque como todos
los maltratos data de tiempos remotos.
Las primeras investigaciones sobre el maltrato al mayor constan de los años 80,
aunque se desconoce la prevalencia e incidencia exacta del problema, ya que la
mayoría de los casos no son denunciados y/o detectados.
Sólo en los últimos años empieza a surgir con fuerza cierta conciencia social
sobre este dramático asunto. Prueba de ello es que las Naciones Unidas
abordan por primera vez la violencia contra las personas mayores en la II
Asamblea Mundial del Envejecimiento (Madrid 2002).
4
Paralelamente, la Red Internacional para la prevención del maltrato en el
anciano (INPEA), con el apoyo de la OMS, hace público el Informe “Voces
ausentes” que se ha convertido en un referente para la puesta en marcha de
procesos de investigación y acción en muchos países del mundo (3) (4).
Dicho documento realiza una serie de recomendaciones para configurar una
estrategia global que dé respuesta al problema de los malos tratos hacia las
personas mayores, entre ellas:

Crear y difundir un método de investigación para estudiar la violencia
contra las personas mayores.

Diseñar y validar un instrumento de detección y evaluación para los
profesionales sociales y sanitarios que trabajan en el ámbito comunitario.

Elaborar material didáctico dirigido a profesionales para un correcto
abordaje del problema.

Movilizar a la sociedad civil mediante campañas de sensibilización que
generen cambios de actitud hacia las personas mayores y sobre todo
hacia los malos tratos.
Es imprescindible establecer acuerdos sobre una definición precisa del concepto
de malos tratos a los ancianos, sobre los límites del mismo y sobre las tipologías
de maltrato existentes (5).
Todo indica que cada vez existen, y existirán, más personas con enfermedades
crónicas y degenerativas asociadas a edad avanzada dado que diversos
estudios ponen de manifiesto la clara correlación existente entre vejez y
situaciones de dependencia (el 32% de los mayores presentan algún tipo de
discapacidad)
(6) (7)
.
Este previsible estado de dependencia lo conmina a ser un grupo vulnerable
física, psíquica e, incluso económicamente y en riesgo potencial de sufrir
situaciones de maltrato, abuso o negligencia al sobrepasar la capacidad de
atender sus necesidades por la familia, personal sanitario y la sociedad ya que
es precisamente esa situación de dependencia la más relacionada con los malos
tratos (7) (8).
5
Por tradición, la familia continúa siendo el primer pilar de apoyo para el cuidado
de las personas mayores. Estas obligaciones, sostenidas en el tiempo, pueden
conducir a un estado de estrés, cansancio físico y agotamiento emocional, que a
su vez, puede influir decisivamente en el desarrollo de conductas no deseadas
hacia las personas mayores dependientes (8).
Por eso el abordaje del problema es tan complicado dado que la persona que
ejerce el maltrato es un familiar o del entorno próximo, al que le une una relación
de afecto con la persona anciana y que además suele depender de ésta para
sus cuidados, y por eso tanto maltratado como cuidador suelen minimizar el
problema por vergüenza, sentimiento de culpa o temor a represalias , o
simplemente por no tener capacidad el maltratado para denunciar por falta de
conocimiento o fuerza por lo tanto en la mayoría de las ocasiones, los hechos no
se denuncian (7)(9).
El maltrato a las personas mayores en el domicilio es una situación en la que los
profesionales de atención primaria, entre ellos los profesionales de enfermería
tienen posibilidades reales de intervención, y no solo mediante el diagnóstico
precoz y un abordaje eficaz, sino en la prevención. La formación y sensibilización
de los profesionales sanitarios en este campo debe de ser un objetivo principal.
6
3. OBJETIVOS DEL TRABAJO
3.1 OBJETIVO GENERAL
Conocer el estado actual del conocimiento sobre los malos tratos a las personas
mayores en el ámbito domiciliario desde el punto de vista sanitario en especial
de la prevalencia, origen, causas, y prevención del maltrato en el anciano, así
como las posibilidades de intervención de la enfermería de atención primaria, a
través de la revisión bibliográfica en publicaciones científicas.
3.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Definición de maltrato en el anciano dentro del ámbito domiciliario y
tipología existente.

Identificación de factores de riesgo en el maltrato en ancianos

Actuación de enfermería para prevenir el maltrato en ancianos

Proponer estrategias de la intervención de enfermería dirigidas hacia el
maltrato.

Importancia
que
supone
para
el
ámbito sanitario
disponer
de
conocimientos y habilidades sobre dicho tema.
7
4. MATERIALES Y MÉTODOS
Para elaborar dicho trabajo he realizado una revisión bibliográfica a través de
diferentes medios de búsqueda: bases de datos, guías de práctica clínica,
manuales, libros, artículos, revistas etc.
La estructura de la elaboración del Trabajo Fin de grado sigue este esquema:
1. Antecedentes
2. Objetivos
3. Estrategia de búsqueda: búsqueda en las bases de datos
Algunas de las bases de datos que he utilizado para la realización del trabajo,
son:

CUIDEN

LILACS

PUBMED

SCIELO

DIALNET

COCHRANE

JOANNA

BRIGGS

IBECS
Las palabras clave de búsqueda son:

Negligencia personas mayores

Maltrato al anciano

Abuso Anciano

Maltrato Cuidador Principal

Elder mistreatment

Elder abuse

Anciano AND maltrato (SCIELO/LILACS)

Anciano AND maltrato (CUIDEN)
*En las búsquedas se podrán combinar otros términos nuevos o entre los
mismos.
8
4. Métodos de revisión:
- Extracción de la información respecto al tema seleccionado: de bases de datos,
artículos, revistas, protocolos, guías de actuación, libros…
El periodo de tiempo de los documentos analizados en las bases de datos,
incluirá los años desde el 2000 hasta 2015, pudiendo contrastar información con
etapas anteriores a los años mencionados anteriormente, si procede.
- Síntesis narrativa: comparación y descripción de toda la bibliografía revisada.
5. Conclusión: De todo lo revisado bibliográficamente, se extraerán unas
conclusiones.
6. Referencias bibliográficas: Tanto las utilizadas para elaborar la revisión
bibliográfica, como aquellas que se han manejado para los antecedentes y
justificación, pero no se han utilizado para la extracción de información.
9
5. DESARROLLO
5.1 CONCEPTUALIZACIÓN DEL MALTRATO AL ANCIANO
El primer problema al que nos enfrentamos es la dificultad para encontrar
definiciones consensuadas sobre qué debemos considerar como malos tratos.
Las definiciones se han desarrollado desde distintas perspectivas (sanitarias,
jurídicas, sociales, políticas, etc.) y con distintos objetivos. Como consecuencia,
una serie de aspectos fundamentales se han visto influidos: cuál debe ser el
alcance y cuáles son las medidas legislativas más adecuadas, resultados
contradictorios en las investigaciones (prevalencia e incidencia del problema,
factores de riesgo implicados), y cómo plantear la intervención y a quién dirigirla
(qué detectar y con qué metodología, cuáles son las intervenciones más
adecuadas, etc.) (10).
En la actualidad, una de las definiciones más ampliamente reconocida a nivel
internacional es la enunciada por la INPEA (International Network for the
Prevention of Elder Abuse), que declara que (11):
“El maltrato de personas mayores se define como un acto único o reiterado u
omisión que causa daño o aflicción a una persona mayor que se produce en el
seno de cualquier relación donde existe una expectativa de confianza.”
Otra de las definiciones más aceptada a nivel mundial es la de La Organización
Mundial de la Salud (OMS) que así lo define:
“El maltrato de personas mayores se define como la acción única o repetida, o la
falta de la respuesta apropiada, que ocurre dentro de cualquier relación donde
exista una expectativa de confianza y la cual produzca daño o angustia a una
persona anciana. Puede ser de varios tipos: físico, psicológico/emocional,
sexual, financiero o simplemente reflejar un acto de negligencia intencional o por
omisión”
(12)
.
A esta definición sería interesante añadirle un aspecto adicional y es que los
malos tratos pueden ser intencionales y no intencionales, y, concretamente, en el
caso de los mayores, la mayoría de las situaciones suelen ser de tipo no
intencionado.
10
El hecho de que no sean intencionales no significa que sean justificables, ni
mucho menos; sin embargo, si se detecta una situación de malos tratos
intencionados o no intencionados, la intervención deberá ser diferente. Mientras
que en una situación intencionada, la intervención inicial más adecuada sería a
nivel legal, en caso de situaciones no intencionadas, esa no sería la primera
intervención a llevar a cabo (1).
En España, supuso un gran avance la definición de la Declaración de Almería
sobre el anciano maltratado, adoptada en la Primera Conferencia Nacional de
Consenso el 4 de mayo de 1995 (13).Que lo define de la siguiente forma:
“El maltrato al anciano es todo acto u omisión sufrido por personas de 65 años o
más, que vulnera la integridad física, psíquica, sexual, y económica, el principio
de autonomía, o un derecho fundamental del individuo; que es percibido por éste
o constatado objetivamente, con independencia de la intencionalidad y del medio
donde ocurra (familiar, comunidad, Instituciones)”.
Pero en la actualidad en España una de las definiciones más utilizada y
aceptada es la de La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG)
que lo define como:
“Situaciones de extrema vulneración de los derechos del individuo, y con
frecuencia en términos de agresión física o sumo abandono, que atenta contra la
integridad de una persona mayor totalmente dependiente, esto es, con demencia
o inmovilizada” (14).
Una de las principales diferencias entre la definición de la OMS y de la SEGG es
que esta última es mucho más concisa refiriéndose particularmente a las
personas mayores dependientes.
Aclarar que la edad de corte a partir de la cual consideramos a una persona
“mayor” o “anciana” es la de 65 años (15).
11
5.2 TIPOS DE MALTRATO
También está presente la falta de consenso en la definición de los tipos de malos
tratos hacia personas mayores. La idea de tipologías universales es deseable,
por un lado, porque en función del tipo de maltrato que esté presente se
pondrían en marcha unas determinadas estrategias de intervención u otras, y,
por otro lado, si existe una clasificación bien definida de los tipos de maltrato, los
profesionales conocerán de forma exacta cuáles son los indicadores de cada
tipo específico, facilitándoles la tarea de la detección e identificación de los
posibles casos de maltrato (1) (16).
También es preciso tener en cuenta que es probable que estén presentes de
forma simultánea varios tipos de maltrato.
Es muy común utilizar el término “maltrato a personas mayores” como una
categoría que incluye todos los tipos de maltrato o de comportamiento abusivo
hacia las personas mayores. Este maltrato puede ser una acción u omisión,
intencional o no intencional, de uno o más tipos: físico, psicológico/emocional,
sexual, económico, negligencia, abandono y violación de los derechos, que
provoca un sufrimiento innecesario, lesiones, dolor, pérdida o violación de los
derechos humanos y una disminución en la calidad de vida (16).
Tras la revisión de la literatura sobre diferentes tipologías existentes del maltrato
hacia las personas mayores, éste podría clasificarse de la siguiente manera:
Físico: acciones llevadas a cabo por otras personas, de forma intencional, que
provocan o pueden provocar daño, dolor, deterioro físico o lesiones físicas.
Puede incluir golpes, pellizcos, empujones, patadas, quemaduras, tortas,
castigos físicos, latigazos, uso inapropiado de fármacos, de restricciones físicas,
forzar a comer, privación de libertad,
etc. Los indicadores de este tipo de
maltrato podrían ser: moratones, quemaduras, huesos fracturados o rotos,
signos de haber sufrido restricciones de algún tipo (p.ej. marcas de cuerdas o
niveles anormales de fármacos), hipotermia, dolor al ser tocado, etc. (1) (15).
12
Psicológico: implica acciones como la agresión verbal, el uso de amenazas, el
abuso emocional, obligar a presenciar el maltrato infligido a otras personas,
provocar malestar psicológico, así como cualquier otro acto de intimidación y
humillación cometido sobre una persona mayor como las actitudes edadistas en
forma de infantilismo, tratándolo como si fuese un niño. También se considera
maltrato psicológico negar a la persona mayor la oportunidad de participar en la
toma de decisiones que conciernen a su vida. Este tipo de malos tratos provoca
entre otros resultados: impotencia, indefensión y/o miedo inexplicables. Los
indicadores de este tipo de maltrato serían: indecisión para hablar abiertamente,
comportamiento inusual, emocionalmente disgustado o agitado (1) (17).
Sexual: implica cualquier contacto de carácter sexual (caricias orales, anales o
vaginales además de violación, sodomía, obligarle a desnudarse o a ver
fotografías sexualmente explícitas) sin el consentimiento de la persona mayor, ya
sea porque ha sido forzada, no tiene la capacidad para dar ese consentimiento o
porque ha sido llevado a cabo a través de engaño. Entre los posibles indicadores
de este tipo de maltrato podemos encontrar: moratones alrededor del pecho o
del área genital, enfermedades venéreas o infecciones genitales sin explicación,
hemorragias vaginales o anales sin explicación, ropa interior rasgada, manchada
o con sangre (1) (17).
Económico: Utilización no autorizada, ilegal o inapropiada de fondos,
propiedades, o recursos de una persona mayor. Supone robo, uso ilegal o
inapropiado de las propiedades o recursos de una persona mayor, obligarle a
cambiar el testamento, etc., dando como resultado un perjuicio para la persona
mayor y un beneficio para otra persona. Los indicadores de este tipo de maltrato
pueden ser: patrón irregular de gastos o retirada de dinero, cambios repentinos
en cuentas bancarias, testamentos, etc., firmas en cheques, que no se parecen a
la firma de la persona mayor (1) (15).
13
Negligencia: Consiste en un acto de omisión, fallo intencional o no intencional
en el cumplimiento de las necesidades vitales para una persona mayor por parte
del cuidador.
Dentro de la negligencia se puede distinguir:
• Negligencia física: que el cuidador no proporcione a una persona mayor
los servicios o productos necesarios para un funcionamiento físico óptimo.
Un ejemplo de este tipo de negligencia podría ser no proporcionar el
necesario cuidado de la salud, como comida o agua, terapia física, no
proporcionarle gafas, audífonos, bastones o cualquier otro dispositivo de
ayuda necesario.
• Negligencia emocional / psicológica: en este caso el cuidador no
suministra el apoyo o la estimulación social y/o emocional adecuada y
necesaria para una persona mayor. También se incluye dentro de este tipo
que el responsable del maltrato le aísle de amigos y familiares o de sus
actividades cotidianas, darle «tratamiento de silencio» (no hablarle),
negarle, por ejemplo, oportunidades para establecer interacciones
sociales, o dejándole sólo durante largos periodos de tiempo. Otros
ejemplos incluyen ignorar las peticiones que realiza la persona mayor y no
darle noticias o información que pueda interesarle.
• Negligencia económica o material: en este caso, el cuidador no utiliza los
fondos o recursos que son necesarios para proporcionar una óptima
calidad de vida a la persona mayor.
Otra posible clasificación de la negligencia hacia personas mayores podría ser la
siguiente:
• Negligencia Activa: consiste en no proporcionar el cuidado necesario para
la persona mayor de forma intencional en un intento de castigarle, causarle
angustia física o emocional, abandonarle de forma deliberada, o negarle
intencionadamente comida o servicios relacionados con la salud (por
ejemplo, medicamentos, comida o agua.
• Negligencia Pasiva: en este caso el cuidador (de forma no intencional) no
proporciona el cuidado necesario debido a que ignora cuáles son los
cuidados que necesita la persona a la que está cuidando o no sabe cómo
14
facilitárselos, a que carece de habilidades o tiene incapacidad real para
completar la tarea o problemas de salud del propio cuidador. Por ejemplo,
no cambiarle los pañales con suficiente frecuencia puede dar lugar a la
presencia de úlceras.
Entre los indicadores de este tipo de maltrato se puede hablar de úlceras por
presión, suciedad, olor a orina o heces, vestido inadecuado, malnutrición,
deshidratación, ignorar a la persona mayor, aislar a la persona mayor, excluirle
de sus actividades (1) (17).
Abandono: abandonar a una persona mayor por parte de la persona que ha
asumido la responsabilidad de su cuidado o que posee su custodia. La forma
más habitual de este tipo de maltrato es el abandono de la persona mayor en un
hospital, centro comercial o gasolinera (1) (17) .
Violación de los derechos básicos. La violación de los derechos básicos
(humanos y civiles) a menudo está relacionada, con el maltrato psicológico y
consiste en privar a la persona mayor de los derechos básicos que legalmente le
corresponden, desde el derecho a la intimidad hasta la libertad de opción
religiosa. Por tanto, en este caso, se ignoran los derechos de la persona mayor y
su capacidad de toma de decisiones, negándole por ejemplo, su intimidad, su
autonomía a la hora de tomar decisiones con respecto al cuidado de su salud y a
otras cuestiones personales (por ejemplo, el matrimonio), ingresándole a la
fuerza en una residencia, no dejándole asistir a la iglesia, abrir su correo. Los
indicadores podrían ser: ocultarle o que le abran el correo, que no se le permita ir
a la iglesia, que no se le permita tener la puerta de su habitación abierta
(1) (17)
.
En todas las tipologías revisadas se incluyen los malos tratos físicos,
psicológicos, sexuales, económicos y negligencia, mientras que la violación de
derechos o el abuso social no aparecen en todas ellas. Además, es importante
hacer alguna consideración al respecto de algunos de los tipos de malos tratos.
En referencia al abuso sexual, es importante destacar que, a pesar de ser un tipo
que aparece en todas las clasificaciones cuando se pregunta por tipos de malos
tratos a grupos de edad jóvenes no es un tipo que suele aparecer.
15
Parece que se piensa que se abusa de alguien a quien se considera atractivo o
deseable y, como la vejez es vista como algo feo y nada deseable (edadismo),
no se asocia el abuso sexual con los mayores. Pero, lo que no tienen en cuenta,
es que también se abusa de la gente vulnerable y es aquí donde los mayores
pueden estar incluidos (1).
Como se señalaba anteriormente tampoco se incluye en todas las clasificaciones
la violación de derechos. Actualmente se está trabajando bastante en este
ámbito a nivel de formación especialmente, pero no así a nivel de investigación,
ya que en los estudios sobre prevalencia de los malos tratos no se incluye la
violación de derechos.
La situación con esta categoría hace que afloren sentimientos ambivalentes, por
un lado, es una muy buena noticia que se empiece a trabajar en uno de los tipos
de malos tratos que, según la percepción de los propios mayores sería uno de
los más frecuente, pero al mismo tiempo esto hace pensar que algo se ha hecho
mal, ya que uno nace con derechos y estos no desaparecen con la edad.
Esta violación de derechos viene derivada de algunos estereotipos negativos
relacionados con el envejecimiento por un lado, y, por otro lado, de la poco
valoradas que están las personas mayores, de manera que, cuando uno llega a
mayor, parece que pasa de ser ciudadano de primera a ciudadano de segunda y
a formar parte de la población pasiva (1).
Finalmente, respecto al tema de los tipos de malos tratos, otra entidad que
aparece muy poco en la literatura y nada en la investigación, es el abuso social.
Curiosamente es el tipo más frecuente de malos tratos según la opinión de las
personas mayores, y el peor, e incluye la falta de respeto. En un estudio
realizado en diferentes países denominado “Missing Voices” (OMS, 2002) uno de
los participantes reflejaba esto con una frase muy interesante “el respeto vale
más que la comida y la bebida” (4).
16
5.3 EPIDEMIOLOGÍA DEL MALTRATO AL ANCIANO
La prevalencia del maltrato y la negligencia hacia personas mayores es muy
difícil de estimar, debido en primer lugar a que muchos casos continúan sin ser
reconocidos o informados debido, por ejemplo, al aislamiento en el que se
encuentran las posibles víctimas. En segundo lugar, a los problemas existentes
con la definición del maltrato a las personas mayores. En tercer lugar, a la
negación de la situación por parte de la posible víctima por temor a las posibles
represalias. En cuarto lugar, a que estas situaciones ocurren, mayoritariamente,
dentro del seno familiar (al menos el 95% de las personas mayores residen en la
comunidad) y esto hace que sea más difícil detectar los casos de maltrato.
En quinto lugar, a la escasa concienciación existente aun entre los profesionales
de los servicios sociosanitarios. En sexto lugar, a la reticencia de algunos
profesionales para informar del maltrato. En séptimo lugar, la vergüenza y
dificultad que le supone a la víctima reconocer el maltrato sufrido debido al
apego emocional con el maltratador, la justificación del maltrato o diversas
causas. Y, finalmente, debido al uso de metodologías distintas en los estudios
realizados es muy difícil comparar los resultados (16).
Conocer la prevalencia del fenómeno de los malos tratos a personas mayores
nos permite, no sólo conocer cuál es la realidad social actual de los malos tratos
y la magnitud de los mismos, sino que también aumenta la sensibilización y
concienciación de la sociedad y de los profesionales sanitarios al respecto.
Es este uno de los puntos en los que más se ha trabajado, tanto a nivel
internacional como nacional. La mayoría de los estudios se han realizado en el
ámbito comunitario donde muestran tasas muy dispares que se encuentran
comprendidas entre el 0,8 al 52,6%. (Anexo I).
No obstante, debido a los problemas metodológicos de los que adolecen muchos
de estos estudios, la comparación de los resultados no es posible y, por lo tanto,
todos estos datos deben ser tenidos en cuenta como información meramente
orientativa
(1)
.
17
En general, se considera que las cifras obtenidas constituyen sólo «la punta del
iceberg», al igual que en los malos tratos a menores y a mujeres. Las
estimaciones medias sobre la prevalencia del maltrato a personas mayores en el
ámbito doméstico a nivel internacional la sitúan entre el 4 y el 5% (10).
Los principales estudios de investigación se han desarrollado en Canadá, EEUU,
Reino Unido y Australia, Europa, Países Bajos y en Hong-Kong. En Canadá la
tasa de maltrato alcanza un 4%, mientras que en EEUU es de un 3,2%, siendo
los principales agresores las parejas (58,7%), hijos (30,2%) y 17,5% otros
familiares
(9) (18)
.
En Inglaterra se realizó una encuesta a 220 cuidadores familiares que se hacían
cargo de pacientes con demencia. El 52% de los encuestados declaró algún
comportamiento de maltrato hacia ellos. El más frecuente fue el psicológico, en
un 4% de los casos y el maltrato físico se declaró en un 1,4% de los casos (19).
En Estados Unidos, se han publicado los resultados de un importante estudio
epidemiológico sobre el tema denominado National Elder Mistreatment Study
para el Departamento de Justicia de los EE.UU. (20).
Los resultados del estudio
destacan un 1,6 % de tasa de prevalencia de
maltrato físico, un 4,6 % de maltrato psicológico, un 0,6% de abuso sexual, un
5,1% de potencial negligencia y un 5% de potencial maltrato financiero en la
familia. Teniendo en cuenta todos estos tipos de maltrato, excepto el financiero,
el 11% de los encuestados manifestaron haber sido víctimas de maltrato en el
último año, un 1,2% al menos dos formas de maltrato y un 0,2%, tres formas de
maltrato (18).
En España, destacan algunos estudios como el realizado por Bazo en cinco
municipios del País Vasco, Andalucía y Canarias que refleja que en un 4,7% de
los casos analizados se habrían producido malos tratos (negligencia en el
cuidado físico, negligencia en el cuidado psicoafectivo, maltrato físico, maltrato
psicológico-emocional,
abuso
material,
abuso
sexual),
produciéndose
18
conjuntamente en muchos de ellos como muestran los siguientes porcentajes. La
negligencia en el cuidado físico representa el número más elevado de casos
(68% del total), seguida de la negligencia en el cuidado psicoafectivo (46%), el
maltrato psicológico-emocional (32%), el abuso material (17%), el maltrato físico
(10%) y el abuso sexual (1%, que se corresponde al caso de una mujer)(10) (21).
Los resultados del estudio realizado por Pérez-Cárceles (2008) en el sureste
español sobre 460 personas de 65 años o más, a los que se entrevistó y realizó
un examen físico, concluyeron que en el 44,6 % de la muestra había sospecha
de maltrato. El más frecuente, la deficiencia de cuidados (31,1%), seguido del
maltrato psicológico (20,7%), negligencia física (17%), abuso financiero (7,2%),
negligencia emocional (7%), abuso físico (2.4%) y abuso sexual (1,3%). Según
los factores de riesgo, en las mujeres mayores de 75 años existe mayor
predominio del maltrato (22).
En el País Vasco se realizó otro estudio en mayo de 2010. La muestra
comprendía 1.207 personas de 60 o más años, de distintos municipios. Se
realizaron entrevistas personales a todos los participantes con cuestionarios de
varias respuestas para facilitar su comprensión. Los resultados obtenidos indican
que, teniendo en cuenta que la población vasca de 60 años o más es de 552.092
personas, existe la sospecha de que 4.969 personas sufren maltrato (0,9%). Los
malos tratos recibidos en mayor medida fueron los psicológicos (0,5%), seguidos
de la negligencia (0,2%) y de los malos tratos físicos y sexuales (0,2%). Se
observa que los malos tratos se producen en las mujeres con el doble de
frecuencia que en los hombres (23).
En al año 2005 Iborra realizó un estudio para el Centro Reina Sofía , la
investigación se centró en dos muestras, la de personas mayores y la de
cuidadores entrevistando para ello a 2041 ancianos y a 789 cuidadores
principales en el ámbito familiar . Se obtuvieron resultados diferentes aunque las
encuestas iban en la misma dirección, aproximadamente 1 de cada 100
ancianos (0,8%) sufrió maltrato en la familia en el 2005, lo que quiere decir que a
escala nacional se vieron afectados 60.000 ancianos al año.
19
Con los ancianos dependientes el porcentaje se duplicó y con los dependientes
graves (necesitan ayuda más de 5 horas diarias) se cuadriplicó. Los datos de
prevalencia eran bastante diferentes si la fuente de información era el anciano o
era el cuidador.
En función de las respuestas de los ancianos, el 1.5% decía haber
experimentado maltrato, pero si el cuidador era quien informaba, el porcentaje
aumentaba hasta un 4.6%.
Y también el tipo de maltrato difería según la fuente de información: un 1,7% de
los cuidadores aceptaron haber realizado abuso económico, maltrato psicológico
y/o maltrato físico, mientras que los ancianos denunciaban haber sido víctimas
de abuso económico en el
0.8% de los casos, 0,5% de negligencia, 0.5%
maltrato psicológico y solo 0.3% de maltrato físico.
Ambos tipos de discrepancia interestudio e intraestudio pueden deberse a
diferentes factores: sustantivos (por no utilizar la misma delimitación conceptual),
metodológicos (todavía no hay un instrumento validado y aceptado por la
comunidad científica para evaluar el maltrato a ancianos) y muestrales (se
utilizan distintas fuentes de información) (15) (24).
Los resultados de los estudios mencionados abarcan e identifican las tipologías
más usuales y frecuentemente manejadas en la literatura sobre el maltrato
familiar hacia los mayores. Pero, en general, resultan bastante eclécticos, no
permitiendo vislumbrar tendencias claramente marcadas. Lo que no hace más
que evidenciar la necesidad de un mayor número de investigaciones que
analicen el tema y que nos ayuden a dimensionar la situación así como una
urgente unificación y consenso de criterios relacionados con la definición de
maltrato hacia las personas mayores y su tipología.
En definitiva, a pesar de las importantes variaciones entre los resultados de un
estudio a otro, no que hay que perder de vista que se viene aceptando como
plausible el dato de que entre un 4 y un 5% de los mayores de 65 años sufren
alguna forma de malos tratos en el mundo (1).
20
Teniendo en cuenta el porcentaje de población de edad superior a 65 años en
España, un cálculo aproximado arrojaría una cifra en torno a los 350.000
ancianos y ancianas afectados. La conclusión, por lo tanto, es evidente y a ella
llegan todos los estudios aquí reseñados: la prevalencia del maltrato (o su
sospecha) hacia las personas mayores es elevada también en la sociedad
española y estamos ante un problema de magnitud considerable frente al que la
sociedad debe tomar conciencia y responder con medidas sanitarias , legales y
políticas adecuadas (18).
21
5.4 TEORÍAS SOBRE EL MALTRATO AL ANCIANO
Las razones por las que se producen los malos tratos son múltiples, y son
muchas las teorías que tratan de explicar las causas, aunque no existe consenso
entre ellas. Las propuestas teóricas que se han realizado sobre los malos tratos
hacia las personas mayores parten de distintos factores: los relacionados con las
características de las personas, los que analizan la interacción entre las
personas y los que enfatizan la importancia de las estructuras sociales,
convirtiendo la violencia hacia los mayores en un fenómeno complejo y
multidimensional (1) (21).
En la medida de lo posible, conviene no confundir un factor de riesgo con una
teoría causal de malos tratos. Un factor de riesgo como el estrés, puede estar
presente en diferentes teorías causales y es el conjunto de factores de riesgo el
que puede generar la estructura sobre la que se construye una teoría (8).
A continuación se muestran
las teorías causales más referenciadas en la
literatura revisada:
Modelo situacional: Es la primera teoría formulada para explicar los malos
tratos a las personas mayores. Esta teoría defiende que la presencia de ciertos
factores situacionales relacionados con el mayor (dependencia emocional y
física del mayor, la mala salud, el estado mental deteriorado y la personalidad
difícil del mayor), factores relacionados con el cuidador (crisis vitales, burnout,
carga o agotamiento debido al cuidado, problemas de abuso de sustancias y
experiencias previas de violencia) y/o factores estructurales (tensiones
económicas, aislamiento social y problemas ambientales), aumentaría la
probabilidad de que se produjera malos tratos, dado que el cuidador podría
percibir al mayor como fuente de estrés. Con esta teoría se corre el riesgo de
culpabilizar más a la propia víctima, por ser la fuente del estrés. Este modelo se
considera en la actualidad como inapropiado, debido fundamentalmente a los
problemas metodológicos de los estudios en los que se basa
(1) (8) (16)
.
22
Modelo patológico: Centrado en las características presentes en el responsable
de malos tratos, como por ejemplo problemas psiquiátricos y problemas de
abuso de drogas y alcohol; así como la disminución de la capacidad del cuidador
para tolerar la frustración y controlar su conducta. A pesar de que esta teoría fue
apoyada por un gran número de autores, los datos existentes hasta el momento
tampoco pueden avalar plenamente esta perspectiva
(1) (8)
.
Teoría del intercambio social: Esta teoría se basa en la idea de que una
interacción social incluye el intercambio de recompensas (recepción de recursos
y/o servicios, sentimientos positivos, etc.) y castigos (sentimientos negativos,
retirada de recursos y servicios y el intercambio de conductas de castigo) entre
las personas, por lo que los individuos intentan maximizar las recompensas y
minimizar los castigos. Por tanto, cuando el intercambio es equilibrado se
percibe que la situación es justa. Cuando este intercambio no es equilibrado,
surge la ira, el resentimiento y el castigo. No obstante, existen dificultades para
determinar los costes y los beneficios en las relaciones íntimas, en las relaciones
personales y, por sí misma, no permite una explicación completa para el maltrato
a mayores (1) (8).
Teoría del interaccionismo simbólico: Según este teoría, la interacción social
es un proceso en el que hay una interacción al menos de dos personas a lo largo
del
tiempo,
con
fases
identificables
recurrentes,
interrelacionadas
y
secuenciadas de modo flexible y que requiere negociación constante para
establecer un consenso sobre este encuentro. Incluye un proceso cognitivo, la
improvisación, la atribución y la consolidación de roles, la reciprocidad y la
compatibilidad. Cuando se produce un desfase en alguna de ellas surge la
posibilidad de conflicto y la representación inadecuada o inapropiada de la
persona (1) (8).
Teoría feminista: defiende un modelo basado en el desequilibrio de poder
existente entre hombres y mujeres en una sociedad machista. Da una visión
parcial del problema ya que los hombres mayores también son víctimas de
malos tratos (1)
(16)
.
23
Perspectivas teóricas de la economía crítica y la economía política del
envejecimiento: Hace referencia a la imagen de los mayores en la sociedad y al
impacto de ésta sobre la vida de las personas mayores. Los malos tratos serían
debidos a la marginación de las personas mayores por la sociedad y las
actitudes edadistas (8).
Teoría de las demandas excesivas o estrés interno o del cuidador
“agotado”: propone que el estrés de suministrar cuidado a una persona mayor
aumenta el riesgo de que el cuidador se comporte de forma. Aunque algunos
críticos afirman que esta teoría quita responsabilidad al posible responsable del
maltrato, otros afirman que el exceso de estrés que ocurre entre los cuidadores
de personas mayores y, por tanto, los esfuerzos para la prevención deben
centrarse en aliviar este estrés para beneficiar a la posible víctima. Esta teoría ha
llegado a ser bastante popular entre los profesionales de la salud mental y la
población en general, posiblemente porque permite estrategias de intervención
sencillas. Por ejemplo, existen servicios como la ayuda a domicilio y la “comida
sobre ruedas” apoyados por varias agencias con fondos gubernamentales para
disminuir la carga debida al cuidado de la persona mayor (1) (8) (16).
Teoría de la transmisión intergeneracional de la violencia: Se ha
hipotetizado que algunas situaciones de maltrato eran una consecuencia de
violencia inversa, es decir, el cambio de poder que acompaña al proceso de
envejecimiento, donde los hijos adultos se convierten en cuidadores de sus
padres mayores, suministra a la persona que en el pasado fue maltratada la
oportunidad para llevar a cabo la venganza ya sea a través del abuso o la
negligencia hacia sus padres. En otros casos, en cambio, la violencia ha llegado
a ser aceptada como norma dentro de la relación existente entre el cuidador y la
victima. Aunque hay algunos datos que apoyan esta teoría teniendo en cuenta
la violencia de género y el maltrato infantil, todavía no hay datos convincentes
que apoyen la extensión de esta teoría al maltrato hacia personas mayores
(1) (8)
.
24
Modelo ecológico: Dada la complejidad del tema del maltrato a mayores un
enfoque ecológico podría ser el mejor para dirigirse a los requisitos necesarios
para un mejor entendimiento del maltrato a mayores, por tanto este modelo
proporciona una interpretación de las relaciones intergeneracionales entre el hijo
(cuidador) y el padre mayor a lo largo del curso de la vida como base para el
desarrollo de programas de prevención e intervención, con el objetivo de mejorar
la calidad de vida de las personas mayores y sus familias en una sociedad
envejecida. Por tanto, la violencia, según este modelo, surge como resultado de
factores individuales, interpersonales y sociales (8).
25
5.5 FACTORES DE RIESGO PARA EL MALTRATO EN EL ANCIANO
Los factores de riesgo en el maltrato al anciano son características que se
pueden dar en el cuidador, en el anciano y/o en el entorno en el que viven, y
cuya presencia propicia la aparición del problema. De estas características, que
se describen a continuación, se considera que las relacionadas con el cuidador
incrementan en mayor grado la probabilidad de que el anciano sufra maltrato.
Los malos tratos hacia personas mayores no son la consecuencia de un único
factor, sino el resultado de la interacción entre diversos factores de riesgo (23).
La presencia de estos factores no implica o no justifican que se diagnostique una
situación de malos tratos, pero pueden servir como señal de alarma, al personal
sanitario, para estar atentos ante su posible ocurrencia.
Por ello, una evaluación pormenorizada tanto a la persona mayor, como al
posible responsable de los mismos así como al contexto de la situación es
necesaria para su confirmación (1).
Según la literatura revisada los factores de riesgo más importantes son los que
se exponen a continuación ,aunque como se refleja en el Anexo II (Tabla 3),
existen muchos más factores de riesgo que influyen en que se puedan producir
malos tratos al anciano (15)(16)(17)(23)(25)(26)(27)(28)(29)(30).
Factores de riesgo en la persona mayor:

Sexo: la gran mayoría de los estudios han encontrado un mayor
porcentaje de víctimas entre las mujeres que entre los hombres. Además,
son las mujeres las que sufren los casos más graves de maltrato tanto
físico como psicológico.

Aislamiento social: las personas mayores víctimas de maltrato tienen
menos contactos sociales Además, es común que la víctima conviva
únicamente con su agresor, que en muchas ocasiones es el único
cuidador.

Dependencia: se ha encontrado un porcentaje de maltrato superior a la
media entre las víctimas que presentan dependencia física o cognitiva,
sobre todo en personas mayores que sufren alzheimer o demencia.
26
Factores de riesgo del responsable del maltrato:

Sexo: Diversos estudios han encontrado diferencias en relación al sexo
del agresor. Por tipos de maltrato, parece que las mujeres son
responsables especialmente de los casos de negligencia, mientras que
los hombres lo son de las formas más extremas de maltrato, como el
maltrato físico y del abuso sexual.

Aislamiento social: Igual que en el caso de las víctimas, los agresores
que tienen problemas con las relaciones sociales, están más aislados y
carecen de apoyo social suelen ser más propensos a realizar conductas
abusivas.

Dependencia económica: En muchos casos, los agresores son
económicamente dependientes de la víctima para su alojamiento,
manutención, transporte y otros gastos.

Psicopatología: Los estudios demuestran, que los agresores de personas
mayores presentan más problemas psicológicos y de abuso de
sustancias que aquellos cuidadores que no muestran conductas abusivas
Asimismo, es más común el consumo de sustancias entre los agresores
que maltratan físicamente (7 de cada 9) que entre los que cometen
negligencia (1 de cada 9).

Relación con la víctima: las investigaciones realizadas demuestran que
hay un mayor porcentaje de hijos y conyugues entre los agresores, y
menor medida cuando el agresor tiene otra tipo de relación familiar. No
obstante estas cifras siguen siendo mayores a las obtenidas cuando el
agresor es ajeno al núcleo familiar.

Estrés: Hay evidencia empírica de que el estrés y el síndrome de burnout
predicen con mayor claridad la presencia de maltrato a personas
mayores que medidas objetivas como las variables demográficas o el
número de tareas que debe desempeñar el cuidador .Cuidar de una
persona mayor puede ser una importante fuente de estrés , además, hay
una serie de factores que pueden agravar esta situación, como la escasa
información respecto al proceso de envejecimiento, la falta de habilidades
de cuidado y unos recursos de apoyo inadecuados.
27
Factores de riesgo en el contexto de la situación de cuidado:

La existencia de una cultura violenta: La tolerancia de la violencia por
parte de la sociedad en general se hace presente en cuestiones tan
dispares como los juguetes de los niños, las películas y los programas de
televisión, los deportes o la forma en que las naciones resuelven los
conflictos. Esta aceptación o normalización de la violencia hace que ésta
impregne nuestras actividades diarias, lo que puede contribuir a la
aparición de maltrato hacia la persona mayor.

La violencia intergeneracional dentro de la familia: En algunas familias, la
violencia es un patrón de comportamiento habitual. En ellas, las personas
aprenden a ser violentas, bien por observación, bien por haber sido ellos
mismos víctimas de algún tipo de maltrato. Aquellos miembros de la
familia que hayan aprendido a actuar de forma violenta para conseguir
sus objetivos pueden reproducir este mismo patrón de comportamiento
en sus propias casas.

El edadismo: Las actitudes y estereotipos negativos hacia las personas
mayores hacen que, en cierta forma, se les deshumanice. Los estudios
muestran que estos estereotipos negativos sobre lo que conlleva la vejez
están presentes tanto en la población joven como en las personas
mayores.
Entre estas ideas se encuentra, por ejemplo, la de que las personas
mayores pierden poder y control sobre sus vidas con la edad, así como la
percepción de los ancianos como frágiles, débiles y dependientes. Todo
esto facilita que las personas abusen de ellos sin un sentimiento de
culpabilidad o remordimiento, además de la justificación por parte del
anciano al sufrir los malos tratos.
A partir de los factores de riesgo y de los datos obtenidos de la literatura
revisada he procedido a elaborar unos perfiles de la víctima y del cuidador
responsable el maltrato, que se muestran en la Tabla 4 del anexo II.
28
5.6 ASPECTOS ÉTICOS Y LEGISLATIVOS
En España no existe todavía una legislación penal específica para el maltrato a
las personas mayores, como la existente para la violencia de género .El maltrato
de personas mayores no está tipificado como delito específico, sino que forma
parte de un tipo penal referido a la violencia habitual entre algunos familiares (24).
Tras la reforma del código penal en el año 2003, este tipo de violencia se
encuentra regulado según el artículo 173, párrafo segundo. En él se establece
lo siguiente:
“El que habitualmente ejerza violencia física o psíquica sobre quien sea o haya
sido su cónyuge o sobre persona que esté o haya estado ligada a él por análoga
relación de afectividad aunque sin convivencia, o sobre los descendientes,
ascendientes... o sobre persona amparada en cualquier otra relación por la que
se encuentre integrada en el núcleo de su convivencia familiar... así como sobre
las personas que por su especial vulnerabilidad se encuentran sometidas a
custodia o guarda en centros públicos o privados, será castigado con la pena de
prisión de seis meses a tres años...”.
Destacar que tras la reforma, por primera vez es obligatorio que los jueces
acuerden la pena de alejamiento para los delitos cometidos contra las personas
en el ámbito familiar (15).
A nivel administrativo se aprobó el 14 de diciembre de 2006 y entro en vigor el 1
de Enero de 2007 la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a
las Personas en Situación de Dependencia (Ley de Dependencia)
(6)
. Esta ley ha
sentado las bases para financiar los servicios que necesitan las personas
dependientes para realizar las actividades básicas de la vida diaria (ABVD)
(levantarse de la cama, comer, ducharse…). La ley estable que la situación de
dependencia se puede clasificar en tres grados:

Grado I, o de dependencia moderada, en el que la persona necesita
ayuda al menos una vez al día.

Grado II, o de dependencia severa, cuando la persona necesita ayuda de
dos a tres veces al día para realizar varias actividades básicas de la vida
diaria, pero no requiere el apoyo permanente de un cuidador.
29

Grado III, o de Gran Dependencia, cuando por su pérdida total de
autonomía mental o física la persona necesita el apoyo indispensable y
continuo de un cuidador.
Entre los servicios establecidos en la Ley destacan los siguientes:

Servicio de teleasistencia.

Servicios de ayuda a domicilio.

Atención de las necesidades del hogar.

Cuidados personales.

Servicios de centros de día y noche.

Servicio de atención residencial.

Prestaciones económicas.
A nivel internacional hay varios países que han desarrollado leyes de protección
específicas para las personas mayores (15). Así, por ejemplo:

En Costa Rica existe la “Ley para la persona adulta mayor” desde 1999.
En ella se establece que las personas mayores tienen derecho a mejorar
su calidad de vida mediante protección jurídica y psicosocial en los casos
de violencia física, sexual, psicológica y patrimonial.

En Ecuador existe
la “Ley del Anciano” de 1991, cuyo objetivo
fundamental es garantizar el derecho de las personas mayores a vivir en
dignidad. Además, el artículo 21 hace referencia a las sanciones
administrativas en caso de abandono, malos tratos o maltrato psicológico.

En Estados Unidos existe desde 1965, la Older American Act. Esta ley,
que ha sido modificada en 1992 y en 2000, se creó para garantizar la
igualdad de oportunidades y preservar los derechos de las personas
mayores.

En México existe la “Ley de los derechos de las personas adultas
mayores” en vigor desde 2002, que tiene como objetivo garantizar el
ejercicio de los derechos de las personas mayores.
30
6. SÍNTESIS NARRATIVA
6.1 FORMAS DE PREVENCIÓN DEL MALTRATO EN EL ANCIANO
La prevención del maltrato de las personas mayores en un mundo que envejece,
nos concierne a todos, pues tiene consecuencias físicas, psicológicas y/o
sociales para el anciano, que se relacionan con un aumento de su
morbimortalidad, un detrimento de su calidad de vida y un incremento del
consumo de recursos personales, sanitarios y sociales (2)(31).
Dentro de la prevención del maltrato al anciano se distinguen tres niveles
diferentes (2) (5) (8):

Prevención primaria: su objetivo es evitar la aparición de nuevos casos
(incidencia) de malos tratos mediante el control de las causas y de los
factores de riesgo. Por lo tanto se asume que toda persona mayor tiene
el riesgo de presentar un problema malos tratos, por lo que la prevención
primaria intenta proporcionar ayuda a los cuidadores o familiares y las
personas mayores, dependan o no de sus cuidadores. Esta ayuda se
proporciona mediante la educación sanitaria y
la formación de los
cuidadores y familiares. Por ejemplo el 15 de junio de 2006 se celebró el
Día Mundial de la Prevención de los Malos Tratos a los Mayores, por
primera vez con el objetivo de concienciar a la población.

Prevención secundaria: su objetivo es reducir la prevalencia de malos
tratos mediante la detección precoz de los casos ocultos y la intervención
precoz de los profesionales que evite consecuencias más graves y la
posible reincidencia. Para ello los profesionales identificaran los posibles
factores de riesgo de malos tratos al anciano y localizaran a las personas
mayores con alto riesgo de sufrir malos tratos. Dentro de esta prevención
se incluyen los grupos de apoyo, programas educativos, periodos de
descanso para cuidadores, etc.
31

Prevención terciaria: su objetivo es reducir el progreso o las
consecuencias de una situación de malos tratos ya establecida,
minimizando las secuelas y sufrimientos causados. La prevención
terciaria
por necesidad es la más frecuente
y consiste en intentar
prevenir nuevos eventos de malos tratos una vez que ya han tenido lugar
e incluye la intervención legal.
En la actualidad en España
los programas de educación familiar, la
terapia familiar, los servicios de apoyo familiar desarrollados y ejecutados
mediante la prevención primaria y secundaria
no consiguen con la
intensidad que se desea la prevención de nuevos sucesos. La
experiencia indica que la intervención legal sí que suele evitar la
existencia de malos tratos en el seno familiar.
En el anexo III se puede observar un algoritmo sobre el funcionamiento y puesta
en marcha de los tres niveles de prevención.
Por lo tanto son tres los pilares en los que un buen programa de prevención del
maltrato a las personas mayores debe actuar: la información, la formación y las
políticas institucionales relacionadas con la asistencia geriátrica (2) (4) (5) (8) (12) (32).
Información: es un elemento necesario, para promover el cambio de actitudes
ante la vejez. Existen dos campos fundamentales: los medios de comunicación y
la educación en la escuela.

Educación a través de los medios de comunicación

Diseño de programas de radio y televisión que ayuden a integrar
la vejez, mostrando una imagen más positiva de las personas
mayores

Eliminación de los estereotipos que disminuyen el reconocimiento
y la valía de las personas mayores y atentan contra su dignidad.

Desenmascarar y rechazar los tópicos que catalogan rígida y
cruelmente a las personas mayores como personas “de segundo
orden”, sin expectativas, sin curiosidad ni interés por su entorno y
sin nada que aportar a la sociedad.
32

Puesta en marcha de programas informativos destinados a las
personas mayores que traten temas como el envejecimiento como
proceso, sus posibilidades, sus limitaciones, los derechos y
deberes de los mayores, los malos tratos y su inaceptabilidad, los
recursos disponibles para las personas mayores y sus cuidadores,
la prevención del fraude, la violencia o el robo y las medidas de
seguridad a tener en cuenta en el domicilio y en la calle.

Educación a través de programas específicos en la escuela

Generar o incluir en una asignatura reflexiones sobre el paso del
tiempo, el ciclo vital, la enfermedad, la pérdida de capacidad, la
tolerancia, el envejecimiento y las posibilidades que se ofrecen en
esta etapa de la vida.

Organizar encuentros con personas mayores en los centros
educativos infantiles con el objeto de promover la solidaridad y
limar las asperezas del conflicto intergeneracional.

Crear espacios para la presencia de los “abuelos” en el colegio de
los nietos, generando una imagen de la vejez ajustada a la
realidad.
Formación de los profesionales
La falta de formación de los profesionales muchas veces hace que no sea
posible la detención de malos tratos o de posibles factores de riesgo y por tanto
la intervención para solucionar el problema existente. Para ello los profesionales
deben tener:

Conocimiento de las necesidades específicas de las personas mayores,
con especial atención a las situaciones de dependencia y a su cuidado.
Es imprescindible que los profesionales de Atención Primaria reciban
formación geriátrica y gerontológica reglada y, más específicamente,
sobre el fenómeno de los malos tratos.

Concienciación de que los malos tratos en personas mayores son una
realidad y no una ficción y que su negación entorpece la dinámica
preventiva.
33

Consideración de los malos tratos como un problema de salud sobre el
que hay que actuar.

Inclusión del tema de los malos tratos en personas mayores en los planes
de estudio de pregrado, post-grado y en la formación continuada
propuesta por Colegios o Asociaciones Profesionales, Unidades de
Formación e Investigación, etc.
Desarrollo de políticas institucionales relacionadas con la
asistencia
geriátrica

En el ámbito jurídico

Cumplimiento de las leyes ya existentes

Desarrollo de un legislación penal específica para el maltrato a
las personas mayores

Desarrollo de nuevas normas jurídicas que amparen y protejan a
las personas mayores con deficiencias físicas y psíquicas.

En el ámbito asistencial

Desarrollo de programas desde las diferentes administraciones
públicas que favorezcan el envejecimiento activo

Aplicación de los programas de prevención y promoción de la
salud establecidos.

Aumento
de
los
presupuestos
destinados
a
la
atención
domiciliaria, tratamientos de rehabilitación, etc., que mejoren la
calidad de vida y fomenten la independencia de las personas
mayores.

Incremento de la oferta de plazas residenciales y Centros de Día
para personas mayores en instituciones de buena calidad,
coordinadas por personal con formación geriátrica acreditada.

Exigencia a los cuidadores asalariados los conocimientos,
habilidades y actitudes necesarios para desempeñar con
suficiencia la función de cuidado.

Creación y desarrollo de protocolos de prevención, detención e
intervención para los malos tratos en personas mayores
Centros
Sanitarios,
Sociosanitarios,
Centros
Geriátricos
en
y
Gerontológicos.
34

En el ámbito social

Desarrollar programas que fomenten las relaciones sociales de
los mayores, ofreciendo información, asesoramiento y soportes
asistenciales para ellos y sus familias.

Apoyo
a
las
familias
cuidadoras
de
personas
mayores,
especialmente de aquellas que presentan dependencias graves,
con programas de descarga, ayudas continuadas y recursos
específicos para situaciones de especial necesidad.

Coordinación
de
las
acciones
de
los
diferentes
niveles
asistenciales y departamentos para que no se den ni duplicidades
ni vacíos en la oferta de servicios.

Ampliación
de
ayudas
para
la
eliminación
de
barreras
arquitectónicas y adaptación de los domicilios a las necesidades
de los mayores. Facilitar ingresos temporales en instituciones
mientras se realizan los cambios en el domicilio.

Proporcionar recursos específicos para los casos de carencia
permanente de atención y facilitar alojamientos alternativos.

Creación y difusión de teléfonos de ayuda donde puedan dirigirse
las personas mayores que se encuentren en riesgo o estén
sufriendo malos tratos.

Generalización de la instalación del servicio de teleasistencia para
los mayores de 80 años y para otras personas mayores en
situación de fragilidad.
Destacar que en el año 2001, la Organización Mundial de la Salud, por medio de
la Unidad de Envejecimiento y Ciclo Vital del Departamento de Enfermedades no
Transmisibles, e INPEA (Red Internacional para la Prevención del Maltrato al
Mayor), dieron a conocer los primeros pasos de una estrategia global para la
prevención de los malos tratos a las personas mayores. Como más significativos
se pueden citar el estudio «Voces Ausentes. Opiniones de personas mayores
sobre abuso y maltrato al mayor» y la «Declaración de Toronto para la
prevención global del maltrato a las personas mayores» que se presentaron en
esta asamblea (4) (12).
35
En esta asamblea global organizada en Ginebra en 2001 se estableció el
contexto de la atención primaria como medio para establecer el proceso de
elaboración de una estrategia global, con el objetivo de que los trabajadores de
este ámbito tomen conciencia del problema del maltrato al mayor y tengan la
formación necesaria para detectar la existencia de malos tratos o los posibles
factores de riesgo y poder intervenir para solucionar el problema existente.
Además se establecieron nueve estrategias, como parte de su respuesta
conjunta y global contra el maltrato al mayor:

Elaborar un módulo formativo sobre el maltrato al mayor para la
formación de los profesionales sanitarios de atención primaria.

Elaborar un instrumento de detección y evaluación para los profesionales
sanitarios de atención primaria en países en desarrollo.

Elaborar y difundir un kit metodológico de investigación para extender el
estudio del abuso al mayor en los países en desarrollo.

Elaborar una base de datos mínima sobre el maltrato al mayor.

Promocionar estudios experimentales intergeneracionales de personas
mayores y jóvenes en sus organizaciones.

Elaborar un inventario global de buena práctica en la prevención del
maltrato al mayor.

Movilizar a la sociedad civil a través de una mayor concienciación sobre
la creciente extensión del maltrato al mayor.

Promover cambios políticos para enfrentarse al maltrato al mayor.

Garantizar la difusión de los resultados de investigación a través de
publicaciones científicas.
En general, existe consenso en la literatura revisada acerca de que la mejor
manera de prevenir el Maltrato al Anciano, es respetar y promover la autonomía,
tanto funcional como moral, de la persona mayor, pues, a menor dependencia y
mayor capacidad para defender sus propios valores, menor riesgo de malos
tratos
(33) (34)
. De ahí, la importancia de la labor educativa llevada a cabo, por los
profesionales de Enfermería del ámbito familiar y comunitario, pues contribuye a:
instruir, orientar, fomentar el autocuidado, potenciar la capacidad del paciente y
sus familiares para afrontar los problemas que se planteen y sugerir cambios en
el entorno físico que optimicen los cuidados y el bienestar (7)(33).
36
6.2 LA DETENCIÓN DEL MALTRATO AL ANCIANO Y SUS DIFICULTADES
Los profesionales de Atención Primaria, debido a su relación directa con la
familia cuidadora y con otros agentes de cuidado, se encuentran
en una
posición privilegiada para detectar situaciones de Maltrato al Anciano.
En muchas ocasiones, son las únicas personas externas a la familia con la
posibilidad de ver a la persona mayor de forma regular, pudiendo establecer con
las personas mayores y sus familias una relación de confianza, que les permitan
obtener la información necesaria para reconocer el maltrato y negligencia
potencial e intervenir antes de que éstas se produzcan (7) (16) (35).
Con la finalidad de detectar los malos tratos precozmente antes de que las
consecuencias sean más graves, se han elaborado diversos instrumentos de
cribado, entre ellos destacan (16):

El “Índice de Sospecha de Maltrato al Anciano” (Elder Abuse Suspicion
Index, EASI) que consiste en 6 preguntas breves y directas, que se
pueden realizar en el transcurso de una consulta de forma breve y
sencilla. Aunque el EASI no puede garantizar la detección de abuso o
maltrato a personas mayores, su sola aplicación es indicativa de la
conciencia del profesional sobre el problema. Anexo IV

La “Escala de Detección del Maltrato por parte del Cuidador” (Caregiver
Abuse Screen, CASE), con 8 preguntas sencillas que se responden con
afirmación o negación.

El “Test de Cribado de Maltrato al Anciano de Hwalek-Sengstock”
(Hwalek Sengstock Elder Abuse Screening Test, EAST), compuesto por
15 ítems. A través de estos 15 ítems se miden tres aspectos del maltrato
a mayores: La violación de los derechos personales o maltrato directo,
características de vulnerabilidad y potenciales situaciones abusivas.
Anexo IV
Pero aunque en la actualidad existen varios instrumentos para la detención del
maltrato al anciano, ninguno de estos instrumentos se ha podido validar
adecuadamente, debido a sus limitaciones (p. ej., estar desarrollados con
propósitos de investigación, índices de sensibilidad y especificidad no
estudiados, extensión excesiva, empleo de vocabulario inadecuado etc.)
37
Además la utilización de estos cuestionarios como cribado puede conllevar
diversos riesgos, como el de culpabilizar a personas mayores y familiares,
debido a la falta de sensibilidad y especificidad de estos (8) (16) (30) (34).
La existencia de tantos instrumentos indica la necesidad de un instrumento
práctico, fácil, rápido de aplicar, sencillo, fiable, que pueda ser usado por
cualquier tipo de profesional, redactado de manera clara y apropiada, que pueda
aplicarse en diferentes ámbitos geográficos y socioculturales.
Los instrumentos nos pueden servir, por un lado, para aumentar la
sensibilización y concienciación en el tema entre los profesionales que los
utilicen y, por tanto, aumentar la visibilidad del problema y, por otro, para
detectar la sospecha de casos de maltrato y, finalmente, para conocer la
prevalencia de sospecha de maltrato. Sin embargo, las herramientas de cribado
no son suficientes por sí solas para la confirmación del maltrato.
Nunca la aplicación de un instrumento de cribado nos puede llevar a confirmar
un caso de maltrato.
Para su confirmación es necesario realizar una evaluación y valoración más
pormenorizada que incluya no sólo a la persona mayor, sino también al posible
responsable del maltrato y al contexto de la situación. Sólo así se puede llegar a
confirmar, en su caso, la existencia de maltrato (16).
Diferentes asociaciones científicas aconsejan estar alerta ante la aparición de
indicadores de malos tratos, tratando de identificarlos precozmente mediante la
exploración y la entrevista con la persona mayor, dando prioridad a aquellas
personas que presentan factores de riesgo o situaciones de mayor dependencia
y vulnerabilidad (8).
Entre los principales indicadores de malos tratos al anciano se encuentran:
En la anamnesis:

Retraso en la solicitud de asistencia sanitaria.

Antecedentes de fracturas, lesiones, infecciones urinarias o episodios de
insuficiencia cardiaca frecuentes.

“Propensión” a tener accidentes.

Desconocimiento o no seguimiento de la pauta farmacológica.
38

Sobredosis de psicofármacos.

Uso frecuente de los servicios de urgencias.

Acompañamiento por una persona diferente al cuidador, o falta de
colaboración de éste.

Confusión, temor, ansiedad.
En la exploración física:

Deshidratación, desnutrición.

Quemaduras, contusiones, hematomas, fracturas.

Úlceras por presión.

Incontinencia de esfínteres.

Alteraciones del sueño o del habla.

Escasa higiene o ropa inadecuada.
En la persona mayor posible víctima:

Parece tener miedo de un familiar o de un cuidador profesional.

No quiere responder cuando se le pregunta, o bien mira al cuidador antes
de responder.

Su comportamiento cambia cuando el cuidador entra o sale de la
habitación.

Manifiesta sentimientos de soledad, dice que carece de amigos, familia,
dinero, de medio de transporte, etc.

Expresa frases que denotan baja autoestima: “no sirvo para nada”, “aquí
estoy molestando”, etc.

Se refiere al cuidador como una persona “con genio” o que
frecuentemente está “enfadada”.

Muestra continuamente excesivo respeto hacia el cuidador.
En el domicilio:

Entorno diferente para la persona mayor y el resto de las personas con
las que convive. Aislamiento físico o psíquico.

Reticencia y dificultades para que intervengan los profesionales.

Aunque no se utilicen en ese momento, se aprecian utensilios de
contención física (correas, cuerdas, etc.).
39
A pesar de la información disponible sobre los factores de riesgo del maltrato a
personas mayores, existe en la actualidad un porcentaje muy bajo de detección
de casos de maltrato, debido, fundamentalmente, a la presencia de barreras que
obstaculizan la identificación tal situación
(17)
. No resulta fácil detectar un
fenómeno que en muchas ocasiones permanece oculto, escondido por los
propios protagonistas del mismo.
Y sin embargo, la detección de los malos tratos a personas mayores es una
necesidad y, además, una responsabilidad profesional. Las barreras pueden
provenir de las mismas personas mayores que son víctimas, de los responsables
de los malos tratos, de los propios profesionales o de la sociedad en general (8).
Barreras por parte de la persona mayor víctima de malos tratos:

No reconocer la existencia de malos tratos, la negación es una de las
barreras más comunes y frustrantes para su detección

Temor de la víctima a posibles represalias como por ejemplo
que los
malos tratos aumenten en intensidad, a ser institucionalizada, a que si lo
cuenta no le dejen ver a sus nietos, etc.

Temor a que, al revelar la existencia de malos tratos, la persona
responsable de los mismos (normalmente, un hijo o una hija) tenga
problemas por ello.

Sentimientos de culpa.

Vergüenza. La víctima puede tener sentimientos abrumadores de
vergüenza porque alguien se pueda enterar de lo que está ocurriéndole y
afectar a la reputación del resto de la familia.

Pensar que si lo cuentan a alguien no les va a creer.

Sufrir deterioro cognitivo. La víctima puede ser incapaz de informar de la
situación en la que se encuentra debido a la presencia de problemas de
memoria, de comunicación, etc.

No ser consciente de estar siendo maltratado, ni de sus derechos, o
desconocer los servicios disponibles para garantizar los mismos.

Depender del cuidador. Resulta difícil quejarse de la persona que atiende
la mayor parte de sus necesidades diarias.
40
Barreras por parte del responsable de los malos tratos:

Negación. La persona responsable de los malos tratos, al igual que la
víctima, niega su existencia.

Aislamiento. Puede intentar impedir que la víctima tenga acceso al
sistema sanitario o a los servicios sociales para evitar que los
profesionales detecten los malos tratos.

Temor al fracaso.

Rechazo a cualquier forma de intervención, una vez que la persona ha
sido identificada como responsable de los malos tratos.
Barreras por parte de los profesionales:

Carecer de la formación adecuada para identificar correctamente los
signos e indicadores de malos tratos, manejar estos casos, conocer los
procedimientos adecuados a la hora de informar de un posible caso

No disponer de protocolos para la detección, evaluación e intervención
ante casos de maltrato o de una buena coordinación para trabajar en
equipo.

Incredulidad. Les cuesta creer que entre los pacientes que ellos tratan
existan estas situaciones.

Temor a que la persona responsable del posible maltrato aumente su ira
hacia la persona mayor y tome represalias contra ella, o a poner en
peligro su relación, como profesional, con la persona mayor o con su
familia.

Pensar que su intervención como profesional no va a mejorar el problema
sino incluso agravarlo.

No querer verse involucrado en cuestiones legales.

Mantener actitudes edadistas.
Además de estas barreras hay componentes del maltrato, como la negligencia
en el cuidado físico o el maltrato psicológico o emocional, muy difíciles de
objetivar
(7) (36)
. Hay que tener también en cuenta que la elocuencia de los
síntomas o indicios de maltrato se presenta a veces enturbiada, de cara a su
detección, por los efectos de las enfermedades crónicas que puede sufrir el
anciano.
41
Así, en el maltrato físico, ordinariamente el más fácil de detectar, los rastros o
indicios
pueden
aparecer
solapados
y
mezclados
con
características
dermatológicas y corporales del anciano, que puede hacer confundir señales de
maltrato con otras alteraciones.
Por su parte, los síntomas del maltrato psicológico pueden verse mezclados con
los cambios que acompañan a ciertas enfermedades y son no pocas veces de
difícil discriminación con episodios o procesos psicopatológicos derivados de un
posible deterioro cognitivo (5).
Por lo tanto al no existir escalas validadas o cuestionarios que puedan
emplearse como instrumento de diagnóstico, el maltrato se confirma, bien
cuando en la entrevista clínica se obtienen datos incongruentes con la situación
real del paciente o signos físicos y/o psíquicos no atribuibles a otras causas; o
bien cuando se presenta una denuncia por parte del agredido o una confesión
por parte del agresor (36).
En cualquier caso, sólo manteniendo una relación clínica basada en la
confianza, la valoración y observación, la empatía, la escucha activa y la
continuidad asistencial, podremos conseguir que el anciano víctima de un
maltrato encubierto se sincere (5) (7).
Además, el diagnóstico de confirmación de una situación de Maltrato al Anciano,
requiere una atención multidisciplinar, con la coordinación del profesional de
Enfermería Familiar y Comunitaria como facilitador del contacto con el resto de
profesionales, así como con la red de soporte comunitaria, social o legal que se
precise.(7) El problema que en muchos casos están poco delimitadas las
funciones y responsabilidades de cada uno de los agentes implicados (sanidad,
justicia, servicios sociales, etc.)(31)(35).
La visión negativa de la vejez y la percepción de las personas mayores como
indefensas, dependientes, y necesitadas de ayuda y apoyo constante, así como
la falta de concienciación hacia el tema de los malos tratos hacia ellas, forman
un contexto social que dificulta la identificación de los malos tratos hacia esta
población (17).
42
6.3 INTERVENCIÓN ANTE EL MALTRATO AL ANCIANO
El papel del profesional de enfermería es básico en la detección y la intervención
del maltrato al anciano; son estos profesionales los que mantienen un mayor y
más constante contacto con los ancianos y sus familias o cuidadores, tanto en la
consulta como en la atención domiciliaria y en al ámbito comunitario en general.
Una visión interdisciplinaria y próxima a la situación específica, como la del
profesional de enfermería, es la que nos permite abordar con mayor posibilidad
de éxito un problema tan complejo (7).
Ante una sospecha, es necesario tener mucho cuidado con las actuaciones que
se ponen en marcha, para evitar que desemboquen en consecuencias negativas
para la persona mayor (16).
Detectado el maltrato procede la intervención dirigida a poner fin al mismo,
reducir en la medida de lo posible sus efectos y evitar su repetición. Toda
intervención debe partir del análisis y comprensión de la situación y del problema
planteado, lo que requerirá un conocimiento directo de la persona en su medio,
el contacto con el médico, los servicios sociales, la familia, las demás personas
del entorno (5).
Una vez conocida y confirmada la presencia de una situación de maltrato, es
preciso (2) (5) (8) (25) (37):

Realizar una valoración inicial de la situación de riesgo: evaluando si es
una situación aguda o crónica, la gravedad de las lesiones físicas, del
daño a nivel psicológico y social. Si hay riesgo vital en ambos casos debe
remitirse con carácter urgente al hospital; si hay riesgo vital social
(situación de dependencia grave o riesgo de nueva agresión o
negligencia grave), se debe comunicar con carácter urgente al juez.
La evaluación puede ser realizada en una sola sesión o de forma gradual
durante un tiempo, en función de cómo sea la relación del profesional con
la familia, el nivel de cooperación que demuestre ésta, si considera que la
persona mayor corre un grave peligro, etc.
43
Es preferible que la sospecha sea planteada en primer lugar a la presunta
víctima, y establecer con ella cómo hacer la evaluación.
En el caso de pacientes domiciliarios, es aconsejable realizar visitas no
anunciadas con exactitud: “A ver si puedo ir a verles a lo largo de la
próxima semana”.
La evaluación debe incluir:
o
Realización de un examen físico a la persona mayor, con el
objetivo de identificar las posibles lesiones o condiciones que
requieran atención médica.
o
Valorar el posible deterioro cognitivo a través de una evaluación
neuropsicológica que determine el nivel de comprensión o
apreciación de la situación.
o
Hay que valorar si la vida de la posible víctima puede estar en
peligro, para decidir si es necesario o no llevar a cabo una
intervención de forma inmediata o establecer un plan de
seguridad.
o
Se debe intentar determinar si el cuidador tiene intención de hacer
daño o no, puesto que va a tener implicaciones significativas en la
intervención.
o
Evaluar si hay más de una persona responsable de los malos
tratos y grado de relación con la víctima.

Establecer un plan de actuación integral y coordinado, mediante la
actuación de un grupo interdisciplinar formado por médico, enfermera,
trabajador social y psicólogo, teniendo la posibilidad de coordinarse con
otros profesionales (servicios sanitarios especializados, servicios de
urgencias, asesoría legal, cuerpos de seguridad, etc.) dependiendo de la
tipología de los malos tratos y del tipo de intervención que se vaya a
realizar. El conjunto de estos recursos y su utilización pretende
proporcionara las víctimas de malos tratos una protección y/o atención
integral.

Si la víctima no conserva sus facultades mentales, debemos ponerlo en
conocimiento de los servicios sociales y/o el juez.
44

Mantener el equilibrio entre la protección a la víctima y el respeto a su
autonomía.

Informar al paciente acerca de la tendencia y las consecuencias del
maltrato y buscar una estrategia de protección y un plan de seguridad
(dar teléfonos por escrito de urgencias, policía, concertar un sistema de
teleasistencia, etc.) Y explicar al paciente las posibles alternativas y
escuchar cuáles son sus deseos y siempre hacer un seguimiento de la
situación.

También debe de dárseles toda la información y ayuda necesaria por si
desea formular la denuncia.

Hacer un seguimiento y evaluación de la situación. Además debe
registrarse todo detalladamente en la historia clínica: historia contada por
la persona mayor o por otras fuentes, la información que tenga sobre el
agresor, la exploración física y las pruebas complementarias. También se
debe indicar todas las opciones que se le han ofrecido a la víctima (plan
de seguridad, apoyos sociales, etc.) y si las ha aceptado o no.
Con frecuencia nos vamos a encontrar con el rechazo de la víctima del maltrato
a formular la denuncia y a que emitamos un parte judicial de lesiones, ya que
casi siempre el agresor es un miembro de la propia familia. Esta situación
plantea con frecuencia un conflicto ético-legal para el profesional con el paciente
y con la familia. Una vez valorado el riesgo inmediato para el anciano, las
causas, la voluntad del paciente y las posibilidades de intervención, el
profesional deberá tomar decisiones (37).
Si la causa de los malos tratos puede ser la sobrecarga del cuidador o un
trastorno psicopatológico abordable (depresión , ansiedad etc.), se pueden
valorar las posibilidades de intervención con un seguimiento estrecho por parte
de los profesionales sanitarios y el trabajador social, poniendo en marcha las
medidas de apoyo sociales y médicas que fueran precisas.
45
Algunas medidas de intervención para reducir el estrés de la familia o del
cuidador son:

Compartir el cuidado con otros miembros de la familia y facilitar si fuera
preciso cambios al domicilio de otro familiar más capacitado, de forma
temporal o permanente.

Contactar con las redes sociales comunitarias (grupos de apoyo,
voluntariado, asociaciones de enfermos o de familiares).

Garantizar períodos de descanso al cuidador facilitando personas de
apoyo de atención a domicilio de servicios sociales o voluntarios,
estancias en centros de día, o centros de corta estancia.

Dar apoyo técnico y emocional al cuidador por parte de los profesionales
del equipo de atención primaria, a través del programa de atención al
cuidador familiar.

Si el cuidador padece un problema psiquiátrico o de consumo de alcohol
o drogas, se le debe facilitar apoyo y tratar su problema.

Valorar la capacidad de la familia para garantizar los cuidados.
El objetivo principal del profesional sanitario al intervenir debe ser siempre la
protección y la seguridad de la persona mayor maltratada, por lo que se debe
evitar en todo momento la posible reacción violenta del agresor en el caso de
conocer o sospechar que el paciente ha comunicado información potencialmente
reveladora de malos tratos (25).
En todo caso, la prudencia, el conocimiento del contexto y tener en cuenta la
voluntad del paciente, cuando conserva sus facultades mentales, son factores
importantes en la toma de decisiones respecto a la realización o no de parte de
judicial y al momento de hacerlo.
Es fundamental que ante la sospecha de maltrato a un anciano se actúe de
manera coordinada con el resto de profesionales, tanto del propio centro donde
se está realizando la asistencia, como con el de otros recursos, tanto sanitarios
como sociales y jurídicos. Para facilitar esta actuación coordinada, en los últimos
años se están creando Comisiones de Atención al Maltrato y grupos de trabajo
tanto en los centros sanitarios como en la administración pública.
46
7. CONCLUSIONES
1. El maltrato a las personas mayores ha emergido como problema social en
las últimas décadas, unido al envejecimiento de la población debido al
notable incremento de la esperanza de vida. El maltrato al mayor es una de
las formas de violencia interpersonal más oculta e encubierta, que se da en
nuestra sociedad.
2. El abuso sobre el anciano es uno de los principales problemas de nuestra
sociedad actual y uno de los menos estudiados, a diferencia de otras formas
de violencia intrafamiliar.
3. El maltrato al anciano es un fenómeno iceberg, con una importante cifra
oculta, y por otro lado, posee la misma característica que la violencia de
género, en cuanto a su tendencia a mantenerse en lo íntimo. Por lo tanto
debería dárselo la misma importancia, atención y recursos para su combate
que a la violencia de género o a la violencia infantil.
4. No debemos permitir que la pasividad y la ignorancia de la sociedad ante
este problema sea un elemento principal para su perpetuación y
agravamiento.
5. Es fundamental una perspectiva cultural para comprender en profundidad el
fenómeno del maltrato, es decir, valorar y evaluar el contexto cultural en
cualquier comunidad particular en la que ocurre.
6. Una de las primeras medidas que se deben implantar para luchar contra el
maltrato es impulsar la divulgación de temas relacionados con el
envejecimiento a través de los medios de comunicación con el objetivo de
potenciar una imagen positiva de la vejez y de eliminar estereotipos, mitos
discriminatorios y actitudes edadistas que favorecen conductas que pueden
suscitar malos tratos. En España comparada con otros países como Francia
o Inglaterra , la concienciación en la sociedad sobre el mal trato en el
anciano es escasa
47
7. El primer problema que existe tanto a nivel nacional como internacional es
que no existe una definición consensuada sobre qué se debe considerar mal
trato a la persona mayor. Esto genera varios problemas entre ellos da lugar a
resultados muy contradictorios en la prevalencia de las diferentes
investigaciones y estudios. Y por tanto la imposibilidad de hacer una
comparación con los datos obtenidos de dichas investigaciones.
8. El hecho de no existir una definición clara sobre la que debe o no debe
considerarse malos tratos dificulta la diferenciación de los diferentes tipos de
maltratos existente y la creación de una metodología para detectar los
diferentes casos de malos tratos y por tanto decidir cuáles son las
intervenciones más adecuadas.
9. Muchos estudios e investigaciones no consideran coma forma de maltrato la
violación de derechos o el abuso social, y son dos formas de maltrato tan
importantes y presentes en la sociedad como el resto de tipo de maltratos.
10. Es un tema cuya discusión se encuentra excesivamente centrada en la
conceptualización y en la investigación, sin tener en cuenta que el aspecto
más importante es la intervención, mediante una correcta prevención y
detención.
11. Otro de los problemas es que se concibe el colectivo de las personas
mayores como un todo monolítico y unitario cuando en realidad incluye una
gran variedad de personas en muy diferentes situaciones y con muy diversas
características. Es evidente que la edad no deja de ser un elemento
convencional de delimitación del colectivo: no es lo mismo una persona de
65 años que una persona de 95, un anciano que mantiene su independencia
física y mental que una persona mayor dependiente, un hombre que una
mujer.
12. Aunque los estudios de prevalencia no pueden ser comparativos debido a los
problemas ya explicados, la mayoría destacan que el maltrato psicológico y
la negligencia son las formas de maltrato más presentes en el ámbito
domiciliario y que frecuentemente suele ser alguien del entorno familiar el
causante de los malos tratos.
48
13. Existe una gran controversia en la literatura revisada sobre si factores como
la dependencia de la persona mayor y el estrés del cuidador son unos
factores de riesgo vitales en la aparición del
maltrato o no , hay varios
artículos que defienden que estos aspectos suponen un riesgo potencial
mientras que otros artículos defienden que son solo un factor de riesgo más
y no decisivo .
14. La mayoría de
los artículos revisados
están enfocados a la
conceptualización del maltrato, la prevalencia, los tipos de malos de tratos,
los factores de riesgos o factores desencadenantes pero muy pocos tratan
sobre las intervenciones posibles que se pueden realizar para solucionar
este problema social.
15. Existe una gran falta de concienciación y formación sobre el maltrato al
anciano en los
profesionales sanitarios lo que impide y dificulta una
adecuada prevención y detención en caso de malos tratos al anciano
16. Los trabajadores de la salud de atención primaria tienen un papel
particularmente importante, debido a su
relación directa con la familia
cuidadora y con otros agentes de cuidado, se encuentran en una posición
privilegiada para detectar situaciones de Maltrato al Anciano. En muchas
ocasiones, son las únicas personas externas a la familia con la posibilidad de
ver a la persona mayor de forma regular, pudiendo establecer con las
personas mayores y sus familias una relación de confianza, que les permitan
obtener la información necesaria para reconocer el maltrato y negligencia
potencial e intervenir antes de que éstas se produzcan
17. Desde los sistemas sociosanitarios se precisa una formación específica de
los profesionales de los equipos multidisciplinarios, y preferentemente de las
enfermeras/os que realizan atención domiciliaria, dirigida a la detección y el
tratamiento del maltrato, así como el diseño de protocolos de actuación
frente al problema y la estructuración de servicios de apoyo y programas
específicos dirigidos a las víctimas y las familias.
18. También es necesario la formación específica para asesorar a quienes hayan
sido víctimas de malos tratos, para lo cual es importante la coordinación
entre los profesionales del área social y sanitaria.
49
19. Es preciso reclamar la intervención de las autoridades gubernamentales en
esta problemática, pues se prevé necesaria una mejor legislación sobre este
problema, así como la dotación de recursos a los profesionales que se
enfrentan al problema a diario.
20. Es necesario la creación de organizaciones o instituciones que estudien
sistemáticamente este tipo de violencia y puedan aportar datos más realistas
sobre el verdadero problema y su forma de abordarlo correctamente.
21. En España no existe todavía una legislación penal específica para el maltrato
a las personas mayores, como la existente para la violencia de género. Por
eso, cuando se identifican casos de maltrato de ancianos, con frecuencia no
pueden abordarse por falta de instrumentos legales apropiados para
responder a ellos.
22. En el contexto español, no suelen existir acciones y dispositivos que se
enfoquen hacia cuidadores en los que se detecten un elevado nivel de riesgo
de maltratar o tratar negligentemente a las personas mayores a su cargo.
23. La respuesta frente al maltrato hacia las personas mayores se ha venido
construyendo, paradójicamente, como algo al margen de las propias
víctimas, sin tener en cuenta su propia opinión del problema.
24. Es necesario crear un servicio de asesoramiento y apoyo psicoterapéutico
coordinado con los equipos sanitarios y sociales, dirigido a las familias
cuidadoras que están atendiendo a personas ancianas con un nivel alto de
dependencia.
25. Es necesario impulsar también el aumento de recursos para los cuidados de
larga duración, tanto en atención domiciliaria como en lugares de acogida
para los ancianos, aunque sean reserva de plazas en residencias u hogares
de día, para casos de elevado riesgo o certeza de maltrato, acompañados de
los suficientes programas de reinserción.
26. Destacar que son tres los pilares en los que un buen programa de
prevención del maltrato a las personas mayores debe actuar: la información,
la formación y las políticas institucionales relacionadas con la asistencia
geriátrica
50
27. Los instrumentos de cribado nos pueden servir para aumentar la
sensibilización y concienciación en el tema entre los profesionales que los
utilicen y, por tanto, aumentar la visibilidad del problema y para detectar la
sospecha de casos de maltrato .Pero las herramientas de cribado no son
suficientes por sí solas para la confirmación del maltrato, es necesario una
evaluación y valoración por parte de un equipo profesional interdisciplinar.
28. Una acusación no suficientemente fundada o una intervención no cuidadosa
ante la sospecha de maltrato puede ser también maleficiante con los
cuidadores. Un indicador de sospecha es simplemente eso, no se puede
convertir necesaria y definitivamente en un definidor de maltrato. Se
necesitará una exhaustiva valoración y evaluación, trabajando desde la
presunción de inocencia y el beneficio de la duda y que con estrategias
comunicativas adecuadas pueda conseguir su objetivo primordial, que no
puede ser el de búsqueda de culpables, sino el de identificar problemas y
encontrar soluciones.
29. El objetivo final del profesional sanitario al decidir intervenir ante un caso de
malos tratos debe ser siempre la protección y la seguridad de la persona
mayor maltratada.
51
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Tratado
de
Geriatría
para
residentes .1º
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Primaria. 2006; 37(2):113-115.
55
9. ANEXOS
Anexo I. Tabla 1 .Datos de prevalencia de Maltrato al anciano en estudios
internacionales
Año
Autores
País
Nº
Entrevistados
Resultados
- 9.6% síntomas de malos tratos
1979 Lau y Kosberg
EE.UU.
404 PM
- Más de un tipo de de maltrato
- 77% eran mujeres
- 4% eran maltratadas física,
económicamente
1979 Block y Sinnott
EE.UU.
73 PM
psicológica
- Victimas y responsables eran con mayor
frecuencia mujeres
- Presenta varios tipos de malos tratos de forma
simultáneamente
1983 Gioglio y Blakemore
New Jersey
342 PM
2020 PM
1989 Pillermer y Finkerhor
Boston
No
institucionaliza
dos
- 1% admitieron sufrir algún tipo de malos tratos
- 3.2 % víctima de algún tipo de mal trato
- 52% víctimas eran hombres
- 58% de los responsables eran conyugues
- 24% de los responsables eran hijos
- 4% sufrían más de un tipo de mal trato
1992 Podnieks
Canadá
2008 PM
- El más frecuente era el maltrato económico
2.5%
- 6.7% había experimentado malos tratos
1992 Kivela et al.
Finlandia
1125 PM
- La tasa de mujeres maltratadas fue más alta
que la de hombres.
- La violencia psicológica fue el tipo más comen
de malos tratos en ambos sexos.
1992 Ogg y Bennet
Reino
Unido
2130 PM
- 5% había
psicológicos
experimentado
malos
- 2% maltrato físicamente
- 2% malos tratos económicos
56
tratos
- 14.3% malos tratos físicos
1993 Pittaway y Westhues
Canadá
385 PM de
55 años
- 14% mal trato psicológico
- 20% mal trato económicamente
- 14% negligencia
- Más frecuentes en mujeres
1995
Pitsiou-Drroug
Spinellis
y
Grecia
506 PM
- 15.5 % habían sufrido al menos un tipo de
maltrato en el último año.
- Victimas con más frecuencia mujeres
- responsables con más frecuencia un familiar
- 1.2% malos tratos
- Más frecuente maltrato psicológico
1997 Kurrle et al.
Australia
5246 PM
- Mujeres eran maltratadas
frecuencia que los hombres
con
mayor
- Responsables el 57% eran hombres
- 1.6% había experimentado algún tipo de
maltrato
1997 Lachs et al.
2812 PM
- 64% de los casos era Negligencia
- El de los responsables el 45% eran hijos y el
26% eran conyugues
1998 Conijs et al.
Holanda
1797
PM
- 5.6% eran víctimas de malos tratos
- Más frecuente el mal trato psicológico (3.2%)
- 2.4% casos de malos tratos
- La negligencia el tipo más frecuente (48.7%)
1998
National Center of
EE.UU.
Elder Abuse
- Las mujeres eran las victimas con más
PM de 60 años frecuencia
- Los responsables eran frecuentemente
hombres a excepción de los casos de
negligencia en la que las mujeres
2006 Oh et al.
Corea
15230 PM
- El 6.3 % eran víctimas de malos tratos
- El más frecuente era el maltrato psicológico
57
- 2.6% de casos de malos tratos
- El tipo de malos tratos más frecuente es la
Negligencia
2007 O’Keeffe et al.
Reino
Unido
- El 6% había experimentado al menos dos tipos
2111 PM de
de mal tratos simultáneos
66 años
- Las mujeres informaron de mas casos de
malos que los hombres
- Los responsables eran con mayor frecuencia
los conyugues (51%)
2007 Cohen et al.
2008
Israel
730 PM
- 5.9% víctimas de malos tratos
- La negligencia fue el tipo más frecuente
- 11.9 % de mayores con sospecha de malos
tratos
953 PM de 65
años
- El tipo más frecuente era el psicológico
Yaffé et al.
- Las víctimas más frecuentes eran las mujeres
- 18.4% víctimas de malos tratos
2009 Lowenstein et al.
2009 Acierno et al.
Israel
EE.UU.
1045 PM
5777 PM
- La negligencia fue el tipo de malos tratos más
frecuente (26%)
- 11% víctimas de maltrato en el último año, un
1,2% al menos dos formas de maltrato y un
0,2%, tres formas de maltrato
Fuente: Pérez Rojo G, Chulián Horrillo A. Marco conceptual de los malos tratos
hacia las personas mayores. Sociedad y utopía. Rev Cienc Soc. 2013; 41:127167.
58
Tabla 2 .Datos de prevalencia de Maltrato al anciano en estudios nacionales
Año
Autores
País
Nº
Entrevistados
Resultados
- El 4.7% eran víctimas de malos tratos
2001 Bazo
España
- Las victimas más frecuentes eran las mujeres
PM usuarios
- Los responsables más frecuentes eran los
de SAD
hijos/as
- El tipo más frecuente era la negligencia
2005 Risco et al
Badajoz
209 PM de 72
- Sospecha de malos tratos en un 52.6%
años
- 44.6% de los casos existía sospecha de malos
tratos
460 PM
centros
salud
2008 Pérez-Carceles et al
de - El tipo más frecuente era la negligencia
de
- El perfil de las victimas que obtuvieron fue el
de mujeres de 75 años o más, solteras o viudas
que vivían solas o con sus hijos y con bajo nivel
socioeconómico.
- 12.1 % víctimas de malos tratos
2008
Pérez-Rojo,Izal
Montorio
y
España
Centro
Reina
Sofia
2008 Iborra
- El tipo más frecuente era el maltrato
396 PM de 65
psicológico
años
- Presencia simultánea de varios tipos de malos
tratos
2401 PM
64 años
- 0.8 % consideraba que estaba siendo
de maltratada por alguno de sus familiares
- 1.5% en el caso de personas mayores
dependientes.
- Sospecha de malos tratos en un 29.3%
2009 Garré Olmo et al
Girona
676 de
75
- El tipo más frecuente fue la negligencia
años o más
-La presencia simultánea fue de 3.6%
- 0.9 % malos tratos percibidos por el mayor
2011 El Gobierno Vasco
1207 PM
- 1.5% malos
entrevistadores
tratos
percibidos
por
los
- El tipo de mal trato percibido con mayor
frecuencia fue el psicológico
Fuente: Pérez Rojo G, Chulián Horrillo A. Marco conceptual de los malos tratos
hacia las personas mayores. Sociedad y utopía. Rev Cienc Soc. 2013; 41:127167.
59
Anexo II
Tabla 3. Factores de riesgo para el maltrato en el anciano
Factores de riesgo en el anciano, agresor y ámbito social.
Para el anciano:

Sexo: el la mayoría de los estudios hay un mayor porcentaje de mujeres
entre las víctimas y con abusos mas graves tanto físicos como
psicológicos.

Edad avanzada, la mayor incidencia se da en personas mayores de
más de 75 años.

Dependencia: discapacidad física, cognitiva o emocional.

Deficiente estado de salud.

Deterioro cognitivo y alteraciones de conducta.

Aislamiento social.

Deterioro rápido que no permite organizarse al cuidador

Estado civil: las personas mayores viudas, separadas o divorciadas es
más probable que experimentaran malos tratos.

Nivel educativo

Asumir estereotipos edadistas
Para el agresor (cuando es el cuidador):

Sexo: hombres en el caso de maltrato físico y mujeres en los casos de
negligencia.

Aislamiento Social

Sobrecarga física o emocional (situaciones de estrés, crisis vitales,
síndrome burnout).

Parentesco familiar

Padecer trastornos psicopatológicos.

Abuso de alcohol u otras toxicomanías.
60

Dependencia económica de la víctima.

Escasa formación educativa

Frustración y pérdida del control de la situación

Negación del papel de cuidador

Padecer alguna enfermedad o discapacidad

Cuidador único

Tener que cuidar a la persona mayor durante periodos muy largos

Desempleo
En el contexto de la situación de cuidado:

Transmisión intergeneracional de violencia

Normalización de la violencia

Edadismo

Mala relación o convivencia difícil entre el cuidador y la persona mayor.

Problemas económicos

Deterioro de la vivienda

Inexistencia de ayudas por parte del estado
61
Tabla 4. Perfiles de la víctima y del cuidador responsable del maltrato.
Perfil de la víctima
Sexo femenino.
Edad superior a 75 años.
Estado civil: viudedad.
Deterioro funcional con gran dependencia del cuidador para las
actividades básicas de la vida diaria.
 Alteración de la conducta.
 Convivencia con un familiar que es el principal o único cuidador.
 Enfermedades crónicas discapacitantes. Las enfermedades más
susceptibles de sufrir malos tratos son la demencia, el síndrome
confusional, el retraso mental y la patología psiquiátrica.
 Aislamiento social.
 Con frecuencia existen antecedentes de lesiones inexplicables y
recurrentes (58% de las víctimas han sufrido malos tratos con
anterioridad).
Perfil del cuidador responsable del maltrato






Perfil psicológico:
 Baja autoestima.
 Rechazo de responsabilidades.
 Poca capacidad de adaptación a los cambios.
 Impulsión.
 Relaciones sociales escasas.
 Sentimiento de que está siendo explotado.
Perfil general:
 Familiar de la víctima. Únicamente el 25% de los malos tratos no
son producidos por familiares cercanos (cuidadores,
instituciones...).
 No acepta el papel de cuidador o no asume la responsabilidad
que comporta.
 Depende del anciano desde el punto de vista económico y la
vivienda suele ser de la víctima.
 Consumidor de fármacos, alcohol o drogas.
 Antecedentes de enfermedad psiquiátrica o de trastorno de la
personalidad.
 Pobres contactos sociales.
 Renuncia a las ayudas médicas y sociales.
 Sufre estrés por otras causas (pérdida del trabajo, problemas con
la pareja, sufre alguna enfermedad...).
 Historia previa de violencia familiar.
 En las entrevistas suele ser hostil, irritable y suspicaz.
 Demuestra una pérdida de control sobre la situación.
Fuente: Arellano Pérez M, Garreta Burrie M, Cervera Alemany AM. Negligencia,
abuso y maltrato. En: Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
Tratado de Geriatría para residentes .1º ed. Madrid: International Marketing &
Communication; 2007. p. 133-140
62
Anexo III. Algoritmo de prevención de malos tratos en el anciano
Fuente: España, Malos tratos a los ancianos. Grupo de salud mental del PAPPS
Prevención primaria
Prevención secundaria
Prevención terciaria
Anciano que acude a consulta de atención primaria por cualquier problema de salud
Factores de riesgo de
MTPM:
Para el anciano: edad
avanzada, mala salud,
incontinencia, deterioro
cognitivo, dependencia
física / emocional,
aislamiento social.
Identificación de FR o
situación de mayor
vulnerabilidad para el
maltrato en el anciano
(MTPM)
Para el agresor:
trastornos
psicopatológicos,
sobrecarga física y
emocional, dependencia
económica, experiencia
familiar de MT.
NO
Situaciones de mayor
vulnerabilidad: vivienda
compartida, malas
relaciones entre víctima y
agresor, falta de apoyo
familiar, social y/o
financiero, dependencia
económica o de vivienda
del anciano.
Anotar en la
historia
SI
Preguntar si es víctima de MTPM
(Introducir preguntas dirigidas a la detección del MT)
NO
Estar alerta y hacer seguimiento de la situación
NO
Evidencia absoluta de maltrato
SI
Agresiones
sexuales
Físico (gravedad
de las lesiones)
Ante la observación de
signos de alerta
MTPM en la
exploración rutinaria.
SI
PLAN DE ACTUACIÓN INTEGRAL Y COORDINADO
Valorar riesgo inmediato
SI
Psíquico (riesgo
autolítico)
Social (amenaza
para la vida o
abandono)
Hacer parte de lesiones
Remitir
siempre al
hospital
para la
valoración
ginecológi
ca y
forense.
Remisión a S.
urgencias del
hospital
Remisión a
S.urgencias
psiquiátricas
Signos de alerta:
Retraso en solicitar
asistencia, alta
frecuentación al S. de
urgencias,
administración
involuntaria de
medicamentos, falta de
respuesta a
tratamientos, mala
evolución de las
lesiones (úlceras),
desnutrición sin motivo
aparente,
deshidratación, caídas
reiteradas,
contradicciones en el
relato del paciente.
Comunicación
inmediata al
juzgado
Pasada la situación aguda proseguir con las actuaciones de
coordinación y seguimiento en atención primaria
NO
Valoración y coordinación de la
actuación por su unidad básica de
atención:
 Valoración integral.
 Informar al paciente.
 Hacer parte de lesiones.
 Comunicar al trabajador social.
 Ofrecer servicios de apoyo social
(instituciones, servicios de atención
a domicilio, centros de día, etc.).
 Remitir a servicios especializados,
si precisa.
 Buscar estrategias de protección si
hay riesgo de nuevas agresiones.
 Hacer un plan de seguimiento.
 Control de FR63
vulnerables.
 Apoyo al cuidador.
 Tratamiento psicopatológico del
cuidador si lo precisa.
 Anotar en la historia.
Anexo IV.
Instrumentos de cribado
Índice de Sospecha de Maltrato hacia Personas Mayores (EASI)
1. ¿En alguna ocasión alguna persona le ha proporcionado o facilitado ayuda
para alguna de las siguientes actividades: bañarse, vestirse, comprar, ir al banco
o comer?
Sí
No
No contesta
En caso de respuesta afirmativa, ¿Habitualmente existen problemas entre usted
y esa/s persona/s?
Sí
No
No contesta
2. ¿Alguien ha impedido que usted obtuviera comida, ropa, medicamentos,
gafas, audífono o cuidado médico, o le han impedido estar con la gente con la
que quiere estar?
Sí
No
No contesta
En caso de respuesta afirmativa, ¿Esta situación se ha producido en más de una
ocasión?
Sí
No
No contesta
3. ¿Se ha sentido molesto porque alguien le ha tratado de alguna forma que le
ha hecho sentirse avergonzado o amenazado?
Sí
No
No contesta
En caso de respuesta afirmativa, ¿Esta situación se ha producido en más de una
ocasión?
Sí
No
No contesta
4. ¿Alguien ha intentado obligarle a firmar documentos o a utilizar su dinero o
sus pertenencias contra su voluntad?
Sí
No
No contesta
En caso de respuesta afirmativa, ¿Esta situación se ha producido en más de una
ocasión?
Sí
No
No contesta
5. ¿Alguien le ha amenazado o atemorizado, tocándole de alguna forma que a
usted no le guste o dañándolo físicamente?
Sí
No
No contesta
En caso de respuesta afirmativa, ¿Esta situación se ha producido en más de una
ocasión?
64
Sí
No
No contesta
Profesional: No haga la siguiente pregunta al paciente. Esta pregunta es para
que la conteste únicamente usted.
6a. El maltrato hacia las personas mayores podría estar asociado con
síntomas/indicadores como: poco contacto visual, introversión, malnutrición,
cuestiones de higiene, cortes, moratones, ropa inapropiada o cuestiones
relacionadas con la administración adecuada de medicamentos. ¿Ha observado
cualquiera de estos signos hoy o en los últimos 12 meses?
Sí
No
No contesta
6b. Aparte de usted y el paciente, ¿hay alguien presente durante la entrevista?
Sí
No
No contesta
Cuestionario de Detección del Maltrato a Personas Mayores de HwalekSengstock (EAST)
1. ¿Alguien pasa tiempo con usted, para ir de compras o al médico? (no)
2. ¿Está ayudando a alguien? (sí)
3. ¿A menudo se siente triste o solo? (sí)
4. ¿Quién toma las decisiones relacionadas con su vida, por ejemplo, decidir con
quién debe vivir o donde debe vivir? (otro)
5. ¿Se siente incómodo con alguien de su familia? (sí)
6. ¿Puede tomar usted mismo su medicación? (no)
7. ¿Siente que nadie le quiere a su alrededor? (sí)
8. ¿Alguien de su familia bebe mucho? (sí)
9. ¿Alguien de su familia hace que permanezca en la cama o le dice que usted
está enfermo cuando usted sabe que no lo está? (no)
10. ¿Alguien le ha forzado a hacer cosas que no quería hacer? (sí)
11. ¿Alguien le ha cogido cosas suyas sin pedirle su consentimiento? (sí)
12. ¿Confía en la mayor parte de su familia? (no)
13. ¿Alguien le ha dicho que usted da demasiados problemas? (sí)
14. ¿Tiene suficiente intimidad en casa? (no)
15. ¿Alguien cercano ha intentado recientemente herirle o hacerle daño? (sí)
Al final de cada pregunta, entre paréntesis, se indica la respuesta que se
relacionaría con el maltrato. Por lo tanto, el maltrato está asociado a la respuesta
“no” a las preguntas 1, 6, 12 y 14; a la respuesta “otro” al ítem 4 y, con la
respuesta “sí” al resto de los ítems.
Fuente: Barbero Gutiérrez J, Barrio Cantalejo IM, Gutiérrez González B, Izal
Fernández de Trocóniz M, Martínez Maroto A, Moya Bernal A. Malos tratos a
personas mayores: Guía de actuación .Madrid: IMSERSO; 2006.
65
66
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