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NUMERO SUELTO
5
CÉN"r:rI:rv.rOS
'2.ó e~em1l\al'es
9 0 CÉNTIMOS
•
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Toda la cOI'l'espondencia al Administrador, Cristo, 18.
NUM.6.
AÑO 1.
135 or 1
- =-
Emprendemos esta eampalin
en nombre de In moral, por el
bien del pueblo, por la honra de
todos. porque es un compl'omiso
sagrado que tenemos contraído
con In. opinión y con nuestra conClenCla.
Nosotros vamos :1 ella con la
frente alta y el mirar tl>nnquil ,
sin miedo al peligro, sin tomol'
al sacrificio, pero rehu, ~ndo pOI'
instinto el a plauso y el lau rel.
Quédenso los aplausos para estos po}(Licos defen '01'08 ad·/¿oc dol
estómngo, ampal'a\lol'es del ca ic¡uismo, e Los políticos que engañan al pueblo, y so titulan graciosamen to protectores J' padres
del mismo, estos hombres que
hacon de su voluntad una Ley
y de su capricho un C6digo.
Nosotros, para guien el ideal
lo es todo, sabemos que en esta
empresa peligra nuestra tranquilidad, y ¡quién sabe si nuestra
vida;! pero así y todo, Quijotes
mouernos somos, que en alas de
la indignaciGn qu e nos produce
pl'esenciar tantas injusticias, vam os con éllanzólJ. dJ nuestro entu sias mo á de~ face l' ontuedos y
á Yengar agl'aVlOs .
Bion de sobra sabemos que en
este asunto hemos do obtener 01
mismo l'esultado qu o on las basuras, aquí preg untam os y nadie contesta, pero on cambio
nos place ver que la opinión YO
con gusto intern nuestras campafias, y que se estú formanuo
una ola que arrollará todo lo que
estorba.
No~otros preguntamos, á los
Presidentes de Círculos, si es
cierto que entregaron á la au toridad cantidade$ destinadas á la
Beneficencia.
Nosotros preguntamos á la autoridad si es cierto que recibió
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Chispa, La. 2/10/1905.
dinoro para osto y en gu6 cantidad lo rocibió.
Nosoil'OS preguntamos ú todus
la~ porsonas, impar 'ialesy aman tes do b. verdad, qU(t digan todo
lo que sepan relacionado con este llSunto, pues 6S 110m ele que
el pueblo sep", que se hace bU~ll1a
administmeión en 01 Ayuntamiento ó que all ( Guda uno hace
lo que lo di la gana.
No otl'OS pl'eguntumos qué es
lo c¡ lIe lwn c st8.do las obl'a'" y
1'ofo1'1n:1.s del Hospital, sobre todo
la canaleja, quo algunos asefl'u1'an pal'eu~l'se al Canal de SUOl.,
?\osOtl'08 nel:e 'ita.tl1os saberlo
Lodo, investigarlo todo, pues uc¡uí
parece ser que la política solo es
un tapal'l'abos que cubre los defectos de los que le emplean.
E~tún acostumbrados nuestros
políticos á hacerlo todo á cencerros tapados, sin que el pueblo
se entere de nada, yeso ha terminado ya por completo, el pueblo intervendrá da una manera
dir cta en todos los asuntos que
le interesan.
y en el próximo número seremo más claros.
I
Es 01 licor qu e bebo con mús
agrauo, el qne liban mis labios
con alegria intensrr, el qu e ani.
. '
ma mi cuerpo y l'eaCClODa mi ospíl'iLu, prGci~amente porque en
su amal'gura inmensa lleva el
dolor y el SUfl'il'. la tristeza del
vencido va destilada en sus gotas; al beberlo recuerdo los mártires que la redención humana
exije, me acuerdo dol Calvario
donde un rebelde contra la tiranía I'ué martirizado y muei,to en
afrento!Sa cruz por redimir al
hombre.
¡El ajenjo! Eres amargo y te
bebo con deleito y nnsia, porque
eros ellicol' de los tristes, de los
desbaroda los, de los míos, y después ele beberte, extenuado y
rendido, me acuel'do del aguardiente que no bebo porque quiero que tú s610 llones todo mi
sel'.
tN o habeis probado jamás el ajenjo? Probadlo, y si os encontrais
en la playa del riente Mediterráneo, os parecerá su etema músi
ca de:notas indescifrables, la eterna canci(m que cantan las brumas, el poema del dolor, y las
olas que lleguon ú vuostros pies
os pnr'ccel'án gige\.ll tes justicieros,
yencidos por la (uel za de la maldad, y la hirviente espuma semejará, ante nuestros ojos, la
impotencia de la. razón vencidas
por la mentira, y seguramente
que en este bullir de pensamientos dan ganas de arrojarse al mar
sepultando el Occeano de penas
que en vuestros corazones anida,
en ese otro occeano en que la
Naturaleza exhubet'ante muestra
su impotencia ante lo artibcial 6
iójll!sto.
Beber una vez más el ajenjo y
observar las planicies inmensas
de la Mancha, mudas y silenciosas como 01 dolor honrado , y os
parecerán sOó u ra:m on te q u o
mu estran al ciolo su osh ,do ÍlTedento, pOl'que también ollas sintieron Ja tirana mano de la maldad, escudl'iüar sus Slll'COS, arrebatándoles 01 flujo de la matol'nidad y dejando el yelmo de lo in
servible on su larga sábana de
aam pos sin límites.
Apurar las copas del ajenjo y
visitar la fábrica en que trabaja
y desgasta sus músculos el obrero; visitad el taller donde una
faena ct'Íminal ele doce hol'as diarias ..suprimo en el hombre la
energía y la vida; id más tarde
al campo y observar hombl'es de
musculatura hercúlea luchando
con la tierra para arrancarle fru
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tos que luego se comerán otros,
y seguramente gue una honda
pena anegará vuestros ojos en
llanto y derramareis lágrimas en
obsequio á la vida de lOtll humildes que empiezan sufriendo y
acaban en la plenitud del dolor.
y al beber u na vez más el
ajejo mirareis al infinito como la
inmensidad que con sus peflejos
inundará nuestras retinas de luz,
y escapareis de allí buscando la
oscuridad y las tinieblas, que es
donde la felicidad humana no
tienen asiento y donde domina
el dolor recoruando aquel memorable día en que un mártir sufrió
la mofa y el despr'ecio del mismo
pueblo que quería redimir.
(!,a~e\an.o
'N\o\\n.a
La Galerna
Q
Valdehorras era una populosa y rica
ciudad de Castilla la Nueva, enclavada
en la vertiente septentrional de la cordillera Mariánica¡ riega sus e1C.ten30S contornos un apacible río, afluente del Guadiana, y pródiga la Naturaleza, ha espar·
cido por el subsuelo de esta región ricoS
veneros de caliza, donde la vid rompe la
monotonía del terreno extendiéndose por
dilatadísiruos y bien cultivados campos.
Todo era paz y alegría en la célebre
ciudad castellana¡ Valdehorras era un
pueblo libre, porque sus moradores tenían
limpia la conciencia: porque jamás el re·
mordimiento turbó el reposo de sus cansados miembros, ni su corazón latió con
movimiento anormal: la tranquilidad del
hogar el amor á la familia, sin admitir ingerencias extral'las, era su deseo constante, la aspiración de su corazón noble y
genero30. Valdehorras era un pueblo riCOi nadaba, como se dice vulgarmente,
en la opulencia¡ la clase pobre no existía
porque la propiedad estaba muy repartida, de modo que la absurda división de
clases no tenía razón de ser en una sociedad, que como la del pueblo que nos ocupa se había ido elevando por el trabajo
y dignificado por la cultura: pueblo agrícola, modificó el laboreo de sus !ierras
haciéndoles producir el doble que en
tiempos de sus antepasado!¡ pueblo in-
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