Esta es Mi Vida 1- Mis orígenes se remontan, a la hermosa zona de Traslasierra, ubicada al oeste de las Sierras Grandes de la Provincia de Córdoba. Nací en la ciudad de Villa Dolores, el 28 de Marzo de 1932. Hijo de Don José Tobares, nacido también en Villa Dolores y Doña Juana Gómez, oriunda de Villa Cura Brochero, soy el cuarto de siete hermanos. A la edad de 4 años aproximadamente, mi padre buscando nuevos horizontes, decidió trasladar la familia a la ciudad de Córdoba. Primero viajamos mi madre, mis hermanos y yo, en un colectivo de la época. Aun retengo en mis retinas, la imagen de mi padre, mirándolo a través de la pequeña ventana del colectivo, viendo con los ojos llenos de lagrimas como su imagen cada vez se hacía más pequeña, recuerdo también que llore todo el camino hasta Córdoba. Siendo tan pequeño no comprendía que nos reuniríamos en la ciudad dentro de muy pocos días. 2 - Mi niñez: Ya instalados en Córdoba Capital, nos establecimos en el barrio Santiago Cáceres. Nuestra casa colindaba con el predio provincial, donde hoy está emplazado el Dispensario Blanco del Hospital Nuestra Señora de la Misericordia, en ese momento, todo el terreno que corresponde al Hospital, estaba alambrado y contenía una enorme vegetación autóctotona, donde he disfrutado muchos de los mejores momentos de mi infancia, con de siestas de juegos, descubrimientos y muchas travesuras junto a mis hermanos y amigos que hicimos en este nuevo lugar. Cuando al día de hoy paso por la estructura de piedra, que contiene el curso de agua de nuestra emblemática y tradicional “Cañada”, que recorre nuestra ciudad y desemboca en el Río Suquía, recuerdo como nadaba y los baños que nos dábamos en ese mismo río, en ese entonces cristalino, con pececitos, solo interrumpido por divertidos embalses, que los vecinos con gran dedicación habían construido con piedras o bolsas de arena, convertidos en trampolines ideales para practicar saltos mortales, en esas hermosas tardes de calor. 3 - Mi adolescencia: Ya con solo 11 años, debuté trabajando como aprendiz de sastre para un conocido de mi familia, quien era de origen griego, donde hacia una tarea de sastrería, llamada “picado de solapa y de entretela”, mas adelante me aventure como vendedor de pan, llevando una canasta y recorriendo las viviendas en barrio Cáceres. Al cumplir 12 años y acompañado por mi hermano Ángel, comenzamos a trabajar en la Panadería “La sin Bombo”, ubicada en la calle Belgrano casi llegando a Peredo, debido a una gran demanda de trabajadores por un pedido de 60.000 kg de pan dulce encargados por el Presidente, Gral. Juan D. Perón. Con 14 años incursione en mi hogar con mis primeros pasos como albañil y a medida que fui aprendiendo y dedicando mas tiempo a ese oficio, fui especializándome en oficios como plomero, electricista, colocador de mosaicos, armador de hormigón, azulejista y pintor de obras. 4 - Mi juventud. A los 18 años di un giro drástico y haciendo uso de mi habilidad con el dibujo, trabaje en publicidad como dibujante para el Sr. Carreras. Recuerdo con gusto haber hecho graficas de un muy conocido analgésico, con su famosa cabeza llena de clavos o la casa de óptica Lutz Ferrando, cuyos avisos se destinaban a los tranvías de la época. También desarrollamos cartelerías para cine, dibujando las letras de los nombres de las películas. Esto me permitió contactarme y también tomar tareas como acomodador o decorador de vidrieras en una casa de ventas de trajes. Mientras tanto no abandonaba mis trabajos de albañil hasta convertirme en Maestro mayor de Obras que asociado con mi amigo Salvador “Tuto” García, fuimos contratados para realizar muchas obras de construcción. En ese entonces mi padre, que era peluquero de caballeros, me pidió que lo ayudara en su salón, porque necesitaba ayuda para atender a sus clientes, pedido al cual no pude negarme y comencé siguiendo sus enseñanzas a aprender el oficio de peluquero, primero cortando gratis a los niños del barrio, que a medida que aprendía cada vez se incrementaba la clientela “gratuita”. Cuando mi padre considero que estaba listo, debuté con guardapolvo blanco en su peluquería a la edad de 20 años y fue oficio al que después me dedique toda mi vida. 5- Servicio Militar Obligatorio: Ese mismo año me incorporan al Servicio Militar, siendo mi destino el Distrito Militar 43 y el Consejo de Guerra, ubicados ambos en el mismo edificio. Gracias a mi oficio de peluquero pude desarrollar el servicio militar en zona céntrica, cuya oficina estaba ubicada en 27 de Abril y Mariano Moreno, vestido con un elegante uniforme color gris perla, con horario de oficina, sin pasar por los rigores que implicaban la experiencia de todo soldado. Pero como contraparte, al no encontrar un peluquero reemplazante, tuve que permanecer 10 meses más después de mi baja. Finalice con el grado de Cabo de la Reserva y con la especialización de Oficinista Dactilógrafo, según consta en mi libreta, además de una enorme experiencia en cortes de pelo, por cierto. Sin saberlo, mientras hacia el servicio militar, lo mejor de mi vida estaba por suceder: conocer a mi futura esposa y la madre de mis hijos. En el año 1954, mi amigo “Tuto”, fue contratado para que construyéramos una farmacia en el Barrio Bella Vista, tarea que podía hacer cuando salía de la oficina del Consejo de Guerra, el resto de las tardes colaboraba en la peluquería de mi padre. Mientras tanto, Tuto negoció tantos detalles de los materiales y la construcción, que terminó poniéndose de novio con la dueña de la Farmacia, una bioquímica llamada Tota. A su vez Pipa, la hermana de Tota, que vivía al lado, había recibido en su casa a una hermosa joven proveniente de la localidad de los Hornillos, llamada Luisa Blanca. A partir de ese mismo momento, comencé a visitar todas las noches la familia de Pipa, con diferentes escusas, como por ejemplo explicar la confusión que el peluquero y el soldado eran diferentes personas. Finalmente y después de un tiempo, Blanca acepto ser mi novia, 5 años después, el 14 de Marzo de 1959 nos casamos en la Iglesia de los Padres Capuchinos donde Tuto y Pipa, personas entrañables para nosotros, fueron nuestros padrinos de casamiento. La vida nos premio con cuatro hijos, Sergio, Claudia, Carolina y Juan Pablo. 6 - Actividades gremiales: En el año 1956, por una invitación de un tío, también peluquero, comencé activamente a trabajar en el Centro de Peinadores y Peluqueros de la Ciudad de Córdoba, desempeñándome como Secretario de la Institución. Esto me permitió participar en congresos nacionales en Buenos Aires. Tuve el privilegio que me inviten a integrar la Federación Cordobesa de Peluqueros y Peinadores y representar a nuestra provincia a nivel nacional. Además me convocaron para integrar la Confederación Nacional de Peinadores y Peluqueros. Con ansias de trabajar, también para mi comunidad, comencé a participar del “Centro Vecinal y de Fomento del Barrio Bella Vista”, hasta que fui nombrado dentro de la Comisión Directiva como Secretario. Recuerdo que luego de innumerables gestiones la Municipalidad construyo un puente sobre la calle Fuencarral que permitía atravesar la Cañada y acceder al barrio contiguo ya que antes solo había una pasarela de piedras sobre el lecho del río. Por pedido del presidente del Centro Vecinal, Don Atilio Altamira, a quien tengo en mi más alta estima, accedí a redactar y pronunciar el discurso de inauguración en presencia del Intendente Municipal a cargo en ese momento Dr. Víctor Martínez y toda la comitiva municipal. Otro importante anhelo que pudimos concretar, aunque con algunas dificultades e interrupciones, fue la construcción de una escuela pública de nivel primario en nuestro barrio Bella Vista. Quiero destacar que las gestiones fueron a nivel provincial y nacional. Primero ubicamos un lote, en el barrio, para sugerir a la Municipalidad, el cual fue expropiado. Luego, con gusto presenciar cuando el Dr. Martínez colocó la piedra fundamental. Otra importante medida fue redactar, en mi función de Secretario, una carta dirigida al Presidente Dr. Arturo Humberto Illia, solicitando colaboración para la realización de la escuela. Para nuestra sorpresa, recibimos desde la Nación una donación de un millón de pesos. Como aun no teníamos personería jurídica, el Dr. Víctor Martínez y el Concejo Deliberante, resolvieron depositar el importe en el Banco Industrial y Comercial de Córdoba. Este aporte económico nos permitió adquirir 150.000 ladrillos, hierro y demás materiales para construcción del colegio, los cuales se guardaron en los galpones del predio de la empresa de tranvías. Lamentablemente el golpe de estado, producido en el año 1966 que provoco el derrocamiento del Dr. Illia, interrumpió el sueño del colegio y sumergió la situación del país en una situación difícil y confusa. El Centro Vecinal quedo acéfalo, ya que muchos de sus integrantes renunciaron a sus funciones, quizás por temor. Cuando se trato de rastrear el destino de los materiales y el dinero del banco, se recibió una respuesta del interventor o comisionado municipal de facto, donde no podía precisar el destino de ambos. Años después una comitiva militar se presento en mi peluquería consultando por los responsables del Centro Vecinal, comunicando que traían orden del Tercer Cuerpo de Ejército para comenzar la construcción del Colegio en el predio destinado inicialmente. Luego de algunos inconvenientes por suerte esta historia tuvo un feliz desenlace ya que hoy, el barrio cuenta con la Escuela Dr. CARLOS VAZ FERREIRA. Más adelante tuve el placer de conocer al Dr. Ramón Mestre, Intendente de Córdoba quien tuvo la deferencia de recibirme en su despacho, y colaboró activamente poniendo los medios de transporte necesarios para las donaciones que obteníamos para una escuela rural ubicada en Barrio Sacchi. 7 - Mi paso por el Hospital Privado: uno de los clientes de mi peluquería, Roberto Heiman, casado con la Sra. Norma Landi, quien fuera una reconocida locutora de nuestra Córdoba y oriunda del Barrio Bella Vista, me comentó que necesitaban un peluquero en el Hospital Privado Centro Médico de Córdoba, por lo que me apresure a redactar una nota de presentación y entregarla en la Dirección del Hospital. Felizmente aceptaron mis servicios, pude desempeñarme como peluquero del cuerpo médico, me especialice en preparar y rasurar cráneos de pacientes para neurocirugía, luego comencé a rasurar a los bebes recién nacidos, tarea que realice por más de 40 años. Era realmente muy satisfactorio para mi, durante el servicio de rasurado de bebes recién nacidos, cuando escuchaba a las abuelas, que me reconocían y le contaban a sus hijas, que el mismo peluquero que ahora estaba pelando a su hijo recién nacido, las había pelado a ellas décadas atrás, Sinceramente he disfrutado muchísimo poder compartir estos momentos de alegría con tantas familias que pasaron por el hospital. 8 – Personalidades: Mi labor en el hospital me permitió conocer muchas personalidades de Córdoba, comenzando por el Dr. Agustín Caeiro uno de los fundadores del Hospital, el Dr. Severo Amuchástegui, cardiólogo, el Sr. Martin Ferreyra, dueño del ex palacio Ferreyra (hoy El Museo Superior de Bellas Artes Evita) y de las Canteras Malagueño, al Dr. Alberto Urrets Zavalía, reconocido oftalmólogo y tuve el honor de atender en sus últimos días, al Dr. Arturo Illia. 9 – El día que todo cambio: el 28 de Marzo del 2006, un fatídico día según la denominación de mis hijos. Esa mañana me cuentan que me no estaba como todos los días, mis hijos dicen que había amanecido particularmente callado o distante y una persona luego comento que me notó como ausente, cerca del mediodía había perdido fuerza en mi mano y pierna derecha, no podía hablar bien y tenía caído el labio del lado derecho, causados por un derrame cerebral que se estaba produciendo. Erróneamente no permití que me lleven al hospital, pero más tarde mi situación empeoraba y mis hijos de todos modos me trasladaron al hospital. Hoy se muy bien, que al detectar al menos esos tres síntomas que mencione, es fundamental recibir atención médica de inmediato, para que los médicos tengan la oportunidad de reducir los daños en el cerebro. Ya en el Hospital Privado, luego de realizar los estudios médicos necesarios, me diagnostican un Accidente Cerebro Vascular, de tipo hemorrágico. Mi estado era muy reservado, estuve internado en terapia intensiva y la mancha en mi cerebro alcanzaba unos 10 centímetros, donde fui sometido a un coma farmacológico. No tengo palabras de agradecimiento para todas las personas que rezaron por mí, comenzando por mi familia, Charito y Hayde Díaz, dos entrañable vecinas de mi cuadra, que pidieron innumerables misas por mi salud, en la parroquia de mi barrio, Amigas de mi hija mayor Claudia, entablaron cadenas de Oración en Salta y misas de sanación realizadas en el Colegio Amparo de María, etc. Todo esto sumado a la excelente atención que recibí en el hospital, permitieron que la lesión comenzara a ceder, una semana después me trasladaron a una sala común. Esta fue solo una batalla ganada, de innumerables más que tuve que luchar después. Me cuentan que tenia sin movilidad el lado derecho, había perdido el olfato, no podía tragar alimentos, y no podía hablar entre otros detalles, podía reconocer los rostros de mi familia pero me era imposible recordar sus nombres. Cuando me dieron de alta después de un mes ya podía consumir algunos alimentos blandos y pronunciaba algunas palabras como “si” “no” “bueno”, ya en mi hogar mis hijos convirtieron la casa en un centro de relajación o un spa, como le dicen ellos, donde recibí los mejores cuidados. No fue nada fácil para mí, después de ser una persona tan activa e independiente, tener que aceptar mi nuevo estado en el cual no podía moverme, ni hacer nada sin ayuda, pero también siento que soy un bendecido por la nueva oportunidad que recibí, prácticamente como nacer otra vez. Cinco años después y con mucho trabajo de rehabilitación realizado, con el apoyo de la familia y ayudado por excelentes fisioterapeutas como Erika, Cristian, Gabriela, Rafael y actualmente Héctor, he mejorado muchísimo, además con la guía de mis hijos estoy mis primeros pasos en internet y puedo leer varios diarios y encontrar información sobre cualquier tema que me interese. 10 - Mi alegre vejez: Hoy con mis 79 años ya cumplidos, gozando mi jubilación, feliz por estar rodeado de toda mi familia, con enormes ganas de seguir adelante, de mejorar día a día las secuelas que aun tengo, de compartir todos los días con mi señora, disfrutando los mates que me seba en la mañana y nuestras interminables charlas sobre tiempos pasados plagados de recuerdos, continuar dedicándome a la lectura de mis libros, sobre todo de los que tratan sobre la segunda guerra mundial, y recordar los versos del Martín Fierro, mi reconciliación, después de tantos años, con el dibujo y la pintura, que gracias al incentivo de mi hija Carolina, he podido pintar hasta ahora 5 cuadros con temperas primero y luego con acrílico, con el enorme orgullo de tener una nieta excepcional María del Rosario, que nos ha llenado de orgullo no solo por haber llevado la bandera tanto en la primaria como en la secundaria, sino por ser tan hermosa persona, por todo esto y más puedo decir que he tenido una hermosa vida completa de satisfacciones y alegrías. Por último, agradezco la oportunidad de contar mi historia y compartir un sencillo poema que le escribí a mi esposa, con muchísimo sentimiento, en ocasión del día de la Madre: A una Mujer, Luisa Blanca A la mujer que amo A la novia inolvidable de los veinte años A la madre de mis hijos A la compañera inseparable en los buenos y malos momentos A la esposa abnegada y fiel A la abuela comprensiva y cariñosa A esa Mujer, mi Mujer con la que he compartido los mejores años de mi vida Le deseo un Feliz Día de la Madre. Con todo mi amor, Juan (15/10/2000) Juan Indolfo Tobares