Ver documento - Fundación Nueva Cultura del Agua

Anuncio
 PROPUESTAS DE LA FUNDACIÓN NUEVA CULTURA DEL AGUA PARA UNA POLÍTICA MÁS SOSTENIBLE DEL AGUA Septiembre 2015 UNA GESTIÓN DEL AGUA CRECIENTEMENTE INSOSTENIBLE A grandes rasgos y a pesar de su diversidad ecológica y social, la gestión actual del agua en las cuencas españolas se caracteriza por su mercantilización, que comporta desigualdad social, enfrentamientos territoriales e insostenibilidad debido a la creciente presión urbana, industrial y agraria sobre los ecosistemas hídricos. Al superar ampliamente los recursos disponibles, estas presiones son la principal causa de la grave degradación de los ecosistemas hídricos en numerosas regiones. La extracción abusiva y las grandes obras hidráulicas como presas y derivaciones causan una pérdida de calidad de las aguas y la alteración de los ecosistemas. Estas presiones, entre las que destaca el regadío, constituyen la mayor dificultad para avanzar en la conservación o recuperación del buen estado ecológico de las aguas, principal objetivo de la Directiva Marco del Agua (DMA) vigente desde el año 2000. Sin embargo, en lugar de afrontar tales presiones, el núcleo de los Planes Hidrológicos se sitúa fuera de la lógica de la DMA y sigue girando en torno a la vieja y obsoleta política de aumentar la oferta mediante grandes obras hidráulicas para “reducir la brecha” entre los recursos disponibles y las "demandas", en vez de evitar los excesos en éstas. Además, estas infraestructuras hidráulicas generalmente ocasionan grandes impactos ambientales, tienen enormes costes económicos y muy a menudo dan lugar a conflictos sociales. La otra gran clave de la política del agua actual, su mercantilización, se basa en una progresiva privatización de los servicios del agua, que alcanza – cada vez más‐ a los propios recursos hídricos. Esta privatización ya se ha asentado sólidamente en muchos servicios de abastecimiento urbano, saneamiento y depuración, se ha introducido en los servicios de abastecimiento “en alta” (iniciándose con colaboraciones público‐privadas) y avanza rápidamente hacia la privatización del propio recurso, a través de la mercantilización de los derechos concesionales. En el ámbito del abastecimiento urbano la privatización constituye la principal amenaza, con el señuelo de una mayor eficiencia y racionalidad económica, a pesar de estar categóricamente desmentidas tanto por la experiencia como por los resultados de la amplia investigación existente en la materia. Frente a esta situación, hay que abandonar obsoletas e ineficaces políticas de oferta, a través de un sistema productivo menos dependiente de los recursos hídricos y apostar por una política del agua centrada en la gestión de la demanda, que permita recuperar el buen estado ecológico de nuestros ríos, manantiales, humedales, acuíferos y aguas costeras, aplicando una gestión adaptativa y transparente basada en el conocimiento y la participación activa y real de la sociedad. Sólo así podrá conseguirse un aprovechamiento sostenible del recurso y enfrentarse a amenazas como el Cambio Climático. A continuación se presenta un conjunto de propuestas básicas para una política del agua más sostenible. Estas propuestas se centran en los ámbitos local y autonómico, aunque también se incluyen medidas en coordinación con la administración estatal competente. Fundación Nueva Cultura del Agua ‐C/Pedro Cerbuna, 12, 4ºdcha.‐50009 Zaragoza‐ http://www.fnca.eu Página 2 de 9
PROPUESTAS PARA UNA GESTIÓN SOSTENIBLE DEL AGUA EN LOS ÁMBITOS LOCAL Y AUTONÓMICO 1. Gestión pública y participativa del ciclo urbano del agua Adhesión a la #Iniciativagua 2015, en torno al Pacto Social por el Agua Pública, promovida por la Red Agua Pública y las 300 organizaciones que ya han firmado dicho Pacto y todas las propuestas que el mismo contiene. A continuación se presentan las principales propuestas en el ámbito del ciclo urbano del agua: i) Paralizar y revertir los procesos de privatización de los servicios de abastecimiento, saneamiento y depuración, rescatando la gestión plenamente pública de dichos servicios. ii) Garantizar una gestión transparente y en la que participe la ciudadanía, estableciendo mecanismos de control participativo en la toma de decisiones en el ciclo urbano del agua que garanticen los objetivos del servicio, por encima de intereses políticos o burocráticos. En esta línea deben establecerse y potenciarse los Observatorios del Agua para el seguimiento transparente y riguroso de la gestión, con indicadores que permitan la evaluación de los operadores de los sistemas del ciclo urbano del agua. iii) Garantizar el Derecho Humano al Agua Potable y al Saneamiento, reconocido por Naciones Unidas. En coherencia con ello, debe asumirse el compromiso de no cortar el suministro en casos de impago socialmente justificados por una situación de precariedad económica, casos en los que debe asegurarse una dotación mínima –cuyo valor debería concretarse, pero que en el contexto mundial está entre 60 y 100 litros por persona y día ‐ evitando situaciones de pobreza hídrica. Ello implica un reto de inversiones y financiación inconsistente con la idea de asignar tal responsabilidad a los mercados. Todo ello implica también la aprobación de legislación que garantice los suministros básicos como derecho ciudadano que materialice el derecho humano al agua. iv) Aplicar un modelo de gestión integrada del agua urbana, que contemple el abastecimiento, el saneamiento y depuración, el drenaje urbano, el aprovechamiento de aguas regeneradas y la protección (o recuperación) de los ecosistemas de donde se toma y a los que se vierte el agua usada, aplicando los estándares más exigentes de calidad y eficiencia. v) Incorporar la dimensión urbana‐territorial a través de a) la revisión de los planes municipales de ordenación urbana para evitar la ocupación de zonas inundables o revertir en lo posible dicha ocupación y b) una gestión adecuada y sostenible de las aguas pluviales y del drenaje urbano. Especialmente en los espacios públicos, se pueden implantar medidas para incrementar la masa vegetal para la captura de CO2, crear huertos sociales, implementar sistemas naturales para la depuración de aguas grises y diseñar Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS). Estos sistemas incluyen medidas como jardines de infiltración para la disminución de la escorrentía, redes separativas, suelos permeables, zanjas de infiltración, humedales artificiales, incentivos a la construcción de aljibes privados y cubiertas vegetales. Estas medidas proporcionan un potencial importante de reducción de la escorrentía pluvial y de reducción de su carga contaminante, con la consiguiente descarga de los sistemas de evacuación convencionales. Los SUD contribuyen además a la mejora de la calidad del conjunto del espacio urbano e incluyen espacios que permiten su uso como lugar de paseo y recreo, contribuyendo a la sensibilización ambiental ciudadana. vi) Aplicar enfoques innovadores y sostenibles al conjunto del ciclo urbano del agua basados en las infraestructuras verdes y las tecnologías blandas, desde las fases de captación (como la gestión de aguas de lluvia), a la depuración (con filtros verdes y otras medidas), el aprovechamiento de aguas regeneradas y el drenaje urbano (Sistemas de Drenaje Urbano Sostenible). El uso de infraestructuras verdes y tecnologías blandas permitirá reducir los costes económicos y energéticos de la construcción, operación y mantenimiento de tales infraestructuras, reducir sus impactos ambientales y generar beneficios ambientales añadidos. En este sentido, los sistemas de depuración natural basados en filtros verdes con especies adecuadas pueden ser particularmente adecuados en Fundación Nueva Cultura del Agua ‐C/Pedro Cerbuna, 12, 4ºdcha.‐50009 Zaragoza‐ http://www.fnca.eu Página 3 de 9
entornos de baja densidad de población, que son los que a su vez disponen de menos recursos económicos para mantener otro tipo de instalaciones. Esos sistemas de depuración natural pueden constituir además un espacio natural de excepción para el ocio, paseo y reconocimiento del entorno natural asociado. vii) Garantizar la sostenibilidad económica del ciclo urbano del agua a través de tarifas que permitan recuperar el coste de los servicios, que sean socialmente justas, que penalicen el derroche y en su conjunto respondan a los criterios de equidad y sostenibilidad social y económica. ix) Utilizar los recursos económicos que se obtengan del ciclo urbano del agua para financiar programas que atiendan no sólo la construcción de infraestructuras sino también su necesario mantenimiento. Justamente el olvido generalizado de estas tareas de mantenimiento es una de las causas de buena parte de los problemas actuales en materia de depuración y saneamiento. Estos programas deben basarse en las infraestructuras verdes y las tecnologías blandas, la adaptación a las condiciones locales, el impulso de empresas autóctonas y la generación de empleo de calidad. En este sentido, la intervención integrada sobre el ciclo urbano del agua y la energía, además de ahorro de recursos y disminución de costes para los vecinos, constituye una vía de generación de empleo local y regional. 2. Aplicar medidas de gestión de la demanda Frente a las actuaciones de incremento de la oferta, las medidas de gestión de la demanda sí permiten equilibrar de forma duradera recursos disponibles y consumos y por tanto garantizar la sostenibilidad del uso del agua a medio y largo plazo. Si bien la gestión de los recursos hídricos es básicamente de competencia estatal (en las cuencas intercomunitarias), la gestión de la demanda recae en competencias de ámbito autonómico y local, que resultan claves para resolver los problemas en torno al agua y para reorientar la propia gestión de los recursos, que debería ser subsidiaria de la gestión de la demanda. A continuación se detallan las principales propuestas en este sentido. 2.1. Medidas transversales de gestión de la demanda i) Una buena política de gestión de la demanda requiere necesariamente la integración de diversas políticas sectoriales, tales como política agraria, desarrollo rural, urbanismo, política energética y ordenación territorial. No obstante, en realidad, estos sectores se ignoran ‐ cuando no están directamente enfrentados. La necesaria integración, pues, sigue constituyendo una asignatura pendiente, que debe superarse a todos los niveles de la Administración. ii) Debe abordarse la racionalización económica de las medidas de gestión del agua. Se debe aplicar de forma sistemática, transparente y con seriedad un análisis coste‐eficacia de las posibles medidas de gestión de la demanda y sus alternativas, con el fin de garantizar la selección de las que permiten alcanzar los objetivos con un menor coste económico, energético, social y ambiental. iii) Igualmente, siguiendo los principios de la DMA, se deben calcular con rigor y publicar los costes y la recuperación de costes (incluyendo los costes ambientales y los costes del recurso) que se espera alcanzar mediante las medidas de gestión aplicadas. La imputación de costes debe especificarse para cada masa de agua y basarse escrupulosamente en el principio de quien contamina (deteriora) paga. iv) Dado el nivel de sobreexplotación de partida, para que las medidas de gestión de la demanda lleven realmente a un ahorro neto de agua y no sólo a una mejora de la eficiencia (evitando que dicha mejora en eficiencia aliente una mayor demanda y dé lugar a un mayor consumo total), hay que establecer sistemas de monitorización de las extracciones y los consumos (contadores) que sean obligatorios para todo tipo de usuarios, con sistemas de actualización anual y que permitan una evaluación real de todos los usos del agua accesible a los ciudadanos. De esta forma se conseguirá además una evaluación más fin del ajuste entre demanda y disponibilidad. Fundación Nueva Cultura del Agua ‐C/Pedro Cerbuna, 12, 4ºdcha.‐50009 Zaragoza‐ http://www.fnca.eu Página 4 de 9
2.2. Medidas para la gestión de la demanda urbana e industrial i) Se deben asignar los distintos recursos a los diferentes usos en función de la calidad del agua requerida, con el fin de reducir los costes económicos, energéticos y ambientales y mejorar la calidad del agua para abastecimiento. Se propone cumplir con la obligación de reservar las aguas de mayor calidad (como la existente en algunos acuíferos) para el abastecimiento de la población, lo que permite reducir costes de tratamiento, beneficia la salud y mejora la calidad organoléptica del agua de boca. La garantía de buena calidad del agua de las redes urbanas contribuirá además a reducir la pesada carga ambiental del agua embotellada. ii) Se deben adoptar medidas efectivas de carácter sectorial para prevenir y reducir la pérdida de calidad de las aguas derivada de actividades productivas contaminantes, promoviendo la utilización de sustancias inocuas o menos tóxicas, la depuración in situ y la aplicación de procesos alternativos (por ejemplo, la utilización de la siega o el laboreo en lugar de herbicidas en el mantenimiento de infraestructuras viarias). Es urgente acotar y proteger convenientemente los perímetros de protección de las captaciones de agua para abastecimiento urbano y realizar un seguimiento de los potenciales impactos de las actividades próximas a tales perímetros. iii) Han de establecerse sistemas de doble circuito en el suministro en alta para abastecimiento urbano, evitando el uso de agua potable para usos urbanos que no lo requieren, como usos industriales conectados a las redes de abastecimiento, el riego de jardines o la limpieza de calles. iv) Incorporación de medidas de ahorro de agua en las viviendas, entre los que cabe citar el uso de dispositivos de ahorro de agua en las viviendas, que con bajas inversiones por vivienda permiten cuotas de ahorro en torno al 30%, así como la implantación de sistemas de doble circuito en el ámbito doméstico (aguas grises/aguas negras), el cual proporciona ahorros considerables si bien necesita también importantes inversiones. Estos sistemas de ahorro y doble circuito son también muy relevantes en entornos industriales (polígonos o fábricas) y de servicios (hospitales, residencias, campus universitarios, etc.). La búsqueda de una adecuada relación coste/eficiencia hace necesario estudiar las diferentes opciones tecnológicas, así como la escala de intervención más adecuada según los casos o entorno de que se trate. v) Se fijarán objetivos de ahorro en los usos urbanos no domésticos (hostelería y servicios, usos industriales conectados a la red urbana, centros escolares y otros equipamientos públicos) vi) La intervención sobre el ciclo urbano del agua constituye una herramienta muy potente de intervención para aumentar la eficiencia y la sostenibilidad urbana, incluyendo ámbitos como el energético. El agua y la energía constituyen un binomio estrechamente interrelacionado, dado que el agua caliente sanitaria representa el 50% de toda la energía consumida en usos domésticos. Deben implementarse estrategias para la reducción del consumo energético del ciclo urbano del agua, integrando tanto actuaciones públicas como campañas de sensibilización ciudadana, para promover y facilitar medidas como la mejor calibración de los equipos de presión, un mayor aprovechamiento de la presión de servicio de la red urbana, los ahorros económicos potenciales en la conexión de los lavavajillas a la red de agua caliente sanitaria y el uso de agua fría en lavadoras, entre otras medidas. 2.3. Medidas para la gestión de la demanda agraria La gestión de la demanda agraria constituye una de las piezas clave para alcanzar avances significativos en la sostenibilidad del agua, dado que en España la agricultura consume de media en torno al 70% de todos los recursos hídricos disponibles. Se proponen en concreto las siguientes medidas y líneas de actuación para la gestión de la demanda agraria: i) Mantenimiento y actualización periódica de los Inventarios de Regadíos, con transparencia en los datos y metodologías así como en la accesibilidad ciudadana a los mismos. Fundación Nueva Cultura del Agua ‐C/Pedro Cerbuna, 12, 4ºdcha.‐50009 Zaragoza‐ http://www.fnca.eu Página 5 de 9
ii) Realización de auditorías del regadío existente, con el fin de identificar posibles perímetros en situación irregular a nivel jurídico o administrativo, a los que se debe aplicar de forma estricta la normativa vigente. iii) Evaluación de los costes económicos y de los objetivos alcanzados con los Planes de Modernización de Regadíos, con el fin de garantizar que tanto en los ya ejecutados como en los que se vayan a ejecutar, se alcanzan los ahorros de agua previstos y que tales ahorros se destinan a aliviar los ecosistemas hídricos bajo mayor presión. En consecuencia, debe exigirse que antes de iniciar cualquier proyecto de modernización se acepte por parte de los beneficiarios la renuncia expresa a los derechos de uso de las aguas que se prevé ahorrar, de forma que se reduzan correspondientemente las concesiones implicadas iv) Apoyo claro al secano, no dependiente de la aportación de recursos hídricos y con enorme potencial para una agricultura sostenible. Deben elaborarse planes de apoyo al secano que incluyan líneas de I+D+I que permitan generar y aumentar su valor añadido sobre la base de una diferenciación que potencie la agricultura ecológica y los productos de calidad. Junto a su valor productivo, deben ponerse en valor los valores paisajísticos y culturales del secano. v) Apoyo a la conservación de las huertas tradicionales junto a los ríos por su valor ambiental y cultural. Para ello deben promoverse medidas normativas y de ordenación territorial que eviten su transformación a otros usos y que favorezcan su función productiva y ambiental. 3. Incorporación de los recursos no convencionales En el ámbito autonómico existe también una importante capacidad competencial para utilizar los recursos hídricos no convencionales (aguas regeneradas, desalinización marina) en la transición hacia un modelo productivo sostenible. Estos recursos no convencionales pueden complementar las medidas principales, de gestión de la demanda, para resolver los problemas clave y aliviar la gran presión que los usos ejercen sobre los ecosistemas hídricos y sobre el estado ecológico de ríos y manantiales, acuíferos, deltas, estuarios y ecosistemas costeros. Este uso de los recursos no convencionales debe realizarse en el marco de planes más amplios que permitan la transición desde el uso de recursos sobreexplotados a recursos renovables. Entre otras cuestiones, tales planes deben i) gravar económicamente el uso de masas de agua que no cumplan con los objetivos ambientales exigidos por la Directiva Marco de Agua; ii) contemplar la viabilidad económica y social de la transición hacia recursos renovables y iii) prever y evitar un posible efecto rebote en las demandas generado por las expectativas del uso de recursos no convencionales. De forma más específica se plantean las siguientes propuestas: 3.1. Aprovechamiento de aguas residuales regeneradas En línea con la iniciativa europea para promover la utilización de aguas residuales regeneradas, debe incrementarse la reutilización de las aguas residuales urbanas e industriales, adecuadamente depuradas y tratadas, en usos agrarios y otros usos adecuados. 3.2. Optimización de las infraestructuras existentes para la desalinización marina En años recientes se ha construido plantas de desalinización marina en diversas zonas costeras, muchas de las cuales permanecen infrautilizadas, funcionando muy por debajo de su capacidad y umbral de rentabilidad económica. Como complemento de la gestión de la demanda y para facilitar la transición hacia horizontes más sostenibles, se deben optimizar dichas infraestructuras, a través de las siguientes medidas: i) Utilizar las plantas de desalinización marina ya existentes al máximo de su rendimiento, para reducir los costes unitarios del agua desalinizada y disponer de esos valiosos recursos en sustitución de recursos no renovables o menos sostenibles. Fundación Nueva Cultura del Agua ‐C/Pedro Cerbuna, 12, 4ºdcha.‐50009 Zaragoza‐ http://www.fnca.eu Página 6 de 9
ii) Utilizar energías renovables para la desalinización marina. Debe promoverse el uso de energía solar y eólica para la desalinización, lo que permitiría la autosuficiencia energética de las desalinizadoras, reducir los costes unitarios de la desalinización marina de forma que no sean un obstáculo para su funcionamiento y reducir sus efectos ambientales, cerrando el ciclo de sostenibilidad agua‐energía. 4. Afrontar las profundas raíces culturales de los problemas del agua Es necesario abordar las raíces culturales profundas del problema del agua, con el fin de superar los valores productivistas enraizados en la sociedad y la fuerte inercia de la cultura de la intervención infraestructural, de artificialidad y domesticación del sistema hidrológico. El axioma de que “hay que evitar que el agua se pierda en el mar” está cuestionado pero todavía no está superado en términos sociales. Se requiere por tanto aplicar, entre otras, las siguientes medidas, que conformarían una apuesta política por modificar las percepciones y actitudes sociales. i) Necesidad de políticas de comunicación y pedagogía social generalizadas, con calendarios, objetivos y evaluación de resultados. ii) Explicación adecuada de las cuentas del agua, valorando correctamente los servicios ambientales de los ecosistemas y los paisajes del agua. Apuesta política por modelos de desarrollo basados en valorar dichos servicios y no en intensificar la agricultura a través del regadío, como se ha venido haciendo hasta ahora. iii) Campañas de explicación pública sobre la desigual distribución social de costes y beneficios de la gestión del agua, explicando quienes están perdiendo y quienes están ganando con el deterioro de los ecosistemas acuáticos. 5. Fortalecer el tejido social partidario de la sostenibilidad y la justicia ambiental en el ámbito del agua Pese a los avances experimentados en las últimas décadas, la comunidad basada en la política hidráulica tradicional sigue manteniendo un poder hegemónico frente a otros actores sociales. En el actual marco institucional, desde el convenio de Aarhus hasta la Directiva de información ambiental (Directiva 2003/4), pasando por la Directiva Marco Europea del Agua (DMA) (Directiva 2000/60/CE), se exige un gran esfuerzo de difusión de la información y participación pública activa en las decisiones sobre el agua. Para ello – en el tema del agua, como en otros relacionados con lo público y la gestión de los bienes comunes ‐ es necesario afrontar esta debilidad del tejido asociativo de la sociedad civil como un problema político, marcándose estrategias, objetivos y recursos para superarla, a través de medidas como las siguientes: i) Asumir la transversalidad de contenidos de la política del agua y desarrollar los mecanismos de coordinación interadministrativa que esta exige. Buena parte de las medidas necesarias para lograr los objetivos de buen estado ecológico y uso sostenible de la política de aguas están repartidas entre los diferentes departamentos (o consejerías) de las administraciones. Es por tanto necesario actualizar y armonizar los programas sectoriales (agricultura, ordenación del territorio, industria, etc.) y alinearlos con los objetivos de sostenibilidad y protección ambiental. ii) Reorientación drástica de la concepción de la participación ciudadana en la planificación hidrológica, que supere la mera información pública actual y avance hacia el concepto de proceso continuo y abierto a toda la ciudadanía interesada. Deben establecerse procesos con respaldo normativo y claras condiciones de contorno que garanticen una participación ambiciosa en sus objetivos, alcance y resultados concretos frente a la incoherencia actual de, por un lado unos órganos formales de participación con excesivo peso de los usuarios tradicionales, léase regantes, y por otro unos procesos informales más abiertos a la ciudadanía, pero mayoritariamente percibidos como poco útiles. Para ello hay que constituir equipos técnicos de calidad, especializados y experimentados en facilitar dichos procesos, con recursos humanos suficientes y con dominio de las Fundación Nueva Cultura del Agua ‐C/Pedro Cerbuna, 12, 4ºdcha.‐50009 Zaragoza‐ http://www.fnca.eu Página 7 de 9
técnicas más adecuadas, incluyendo las TICs, que asuman el compromiso de devolver a los agentes sociales los resultados de su participación, con el fin de integrar tales resultados en las decisiones a adoptar. iii) Incorporar las experiencias de los movimientos sociales en curso que más sintonizan con los objetivos y los procedimientos de la DMA, identificando, resaltando y tratando adecuadamente la relación entre participación y conflicto. iv) Diseñar medidas de sensibilización no sólo para la ciudadanía (el público en general) sino también de carácter interadministrativo, para concienciar y actualizar en su formación a los técnicos de los organismos públicos. v) Aumentar significativamente la presencia de las organizaciones y entidades activamente implicadas en el cambio de política del agua en los órganos de participación relativos al agua (Consejos de Demarcaciones y Consejos autonómicos y municipales). PROPUESTAS EN COORDINACIÓN CON LA ADMINISTRACIÓN ESTATAL 6. Establecer hojas de ruta hacia la sostenibilidad en las demarcaciones que soportan trasvases y territorios beneficiarios de los mismos, así como en los territorios afectados por obras hidráulicas Si el concepto de cuenca excedentaria carecía ya de base alguna a la luz del conocimiento científico existente, las perspectivas de cambio climático lo despojan de todo sentido, dado que ninguna cuenca puede considerarse excedentaria. Los caudales disponibles seguirán reduciéndose, afectando también a los ríos que hoy soportan trasvases, como el Tajo o el Júcar. Asumiendo esta realidad y teniendo en cuenta que la Directiva Marco de Agua exige por ley garantizar el buen estado ecológico de todos los ríos, incluidos los que sustentan trasvases, se debe redimensionar de forma realista la expectativa de caudales y abrir procesos de diálogo entre cuencas y comunidades. Estos procesos de diálogo, realizados de forma plenamente transparente y con participación ciudadana, deben permitir diseñar una hoja de ruta hacia horizontes de mayor sostenibilidad. En las cuencas beneficiarias de estos trasvases, la gestión de la demanda agraria, urbana e industrial y la incorporación de recursos no convencionales (aprovechamiento de aguas residuales regeneradas y desalinización marina donde esté disponible) constituyen piezas clave en esta hoja de ruta de transición hacia horizontes más sostenibles, al reducir la dependencia de recursos externos. En el caso del trasvase Tajo‐Segura, dada su gran dimensión y las implicaciones ambientales, sociopolíticas y económicas en la cuenca cedente, este diálogo debe ir encaminado a una gradual desconexión de ambas cuencas. Igualmente deben abordarse los conflictos en torno a las grandes obras hidráulicas que se han producido especialmente en la cuenca del río Ebro. Se deben paralizar los grandes proyectos de nuevos regadíos y de nuevos embalses a los mismos, como el recrecimiento de Yesa, o los proyectos de embalse de Biscarrués y Mularroya, entre otros, que están poniendo en peligro una gestión sostenible de la cuenca y que afectan de forma especial al delta del Ebro. La moratoria de estas grandes obras hidráulicas es una condición necesaria para abrir procesos de diálogo, participación y concertación que permitan abordar la gestión sostenible de la cuenca. Junto a dicha moratoria, es necesario reevaluar todos los proyectos en conflicto desde el punto de vista social, económico y ambiental y abrir procesos de negociación y acuerdo por consenso entre las partes, desde la transparencia y en igualdad de condiciones en la negociación. Fundación Nueva Cultura del Agua ‐C/Pedro Cerbuna, 12, 4ºdcha.‐50009 Zaragoza‐ http://www.fnca.eu Página 8 de 9
7. Aplicar el régimen concesional y revertir la creciente mercantilización de los derechos concesionales En los últimos años se han realizado reformas legislativas que suponen abrir los procesos de privatización al conjunto de los recursos hídricos (Disposición Final Cuarta de la Ley 21/2013 de Evaluación Ambiental). Además, la dimensión de esta mercantilización de los derechos concesionales, que permite la libre compra‐venta de agua por parte de cualquier concesionario, se verá ampliada a través de las posibilidades que ofrecen las infraestructuras de trasvases existentes. Es necesario por ello derogar tales reformas legislativas y cortar el paso a la creciente privatización de los recursos hídricos. Igualmente debe hacerse con los derechos de uso de agua, procediendo a la revisión y a la caducidad de las concesiones en los casos necesarios, así como a la modificación de las asignaciones anuales de agua en cumplimiento de la Directiva Marco del Agua y de la puesta en valor de otros recursos ambientales y patrimoniales (como los paisajísticos, etnográficos y culturales). Todo ello exige la puesta al día, el mantenimiento actualizado y la aplicación del Registro de Derechos de Aguas superficiales y subterráneas. 8. Control estricto de las captaciones de agua y del Dominio Público Hidráulico Deben reforzarse los mecanismos de control de las captaciones de agua, superficiales y subterráneas, tanto en relación con su legalidad, penalizando seriamente las captaciones ilegales, como en relación con los volúmenes captados, exigiendo el cumplimiento de la utilización de contadores y caudalímetros y aplicando programas de inspección y vigilancia adecuados. Asociados al levantamiento de estos datos, deben crearse sistemas de contabilidad real armonizados entre cuencas y en formatos abiertos al público. De la misma forma, deben reforzarse las actuaciones de control frente a otros problemas de generalizada indisciplina en el Dominio Público Hidráulico, como vertidos, ocupación de cauces, dragados, extracciones de áridos y actividades incompatibles en zona de policía. 9. Soluciones eficaces y sostenibles frente a riesgos climáticos y de inundaciones La tradicional y todavía creciente ocupación desordenada de llanuras de inundación sigue estando en la raíz de los problemas de inundación cuya frecuencia e intensidad no hará más que aumentar, según las previsiones del cambio climático. Por otra parte, cada vez se dejan sentir con más intensidad las consecuencias del sellado e impermeabilización de suelos, con impacto en procesos de hidrología urbana que crean nuevas situaciones de riesgo o agravan las existentes. Los embalses, dragados y motas son falsas soluciones al problema de las inundaciones, que a la larga agravan los problemas, además de tener un gran coste económico y ocasionar importantes impactos ambientales. Comunidades Autónomas y Organismos de Cuenca deben coordinarse para aplicar conjuntamente medidas de ordenación territorial de competencia autonómica (planes territoriales de ordenación) y urbana (planes generales de ordenación urbana y puesta en marcha de Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible), combinados con medidas de recuperación de los territorios fluviales y gestión de los ríos. Las medidas de ordenación territorial y urbana deben impedir y revertir la ocupación de zonas inundables, mientras que la recuperación del territorio fluvial debe deslindar las zonas inundables y de Dominio Público Hidráulico, devolver su espacio a los ríos mediante procesos de restauración fluvial y realizar una gestión blanda y sostenible de las crecidas, en línea con la Directiva Europea de Inundaciones, en combinación con sistemas de seguros y compensaciones adecuadas a los agricultores que vean afectadas sus cosechas. Fundación Nueva Cultura del Agua ‐C/Pedro Cerbuna, 12, 4ºdcha.‐50009 Zaragoza‐ http://www.fnca.eu Página 9 de 9
Las sequías son un fenómeno natural de nuestro clima, que – según las predicciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) ‐ serán más frecuentes y persistentes en el futuro inmediato. La respuesta social a esta situación depende de la prevención (Planes de sequía), pero también del estado (y resiliencia) de los ecosistemas y de una asignación de usos precautoria que deje margen de maniobra suficiente ante una situación temporal de escasez. La consecución del buen estado cuantitativo y cualitativo de los acuíferos es prioritaria en este sentido. 10. Conservación y recuperación del buen estado de ríos, riberas, lagunas, humedales, manantiales y otros espacios acuáticos como paisajes de identidad territorial, disfrute social y emprendimiento económico en actividades sostenibles Los espacios acuáticos son tan importantes desde una perspectiva ecosistémica como para nuestra vivencia de la naturaleza y del paisaje con el que nos identificamos desde nuestra infancia. La alteración y artificialidad de estos espacios no sólo deteriora la vida que alberga sino que también dificulta o impide nuestro disfrute en su contemplación o bañándonos en sus aguas. Conservar estos espacios y restaurar su carácter natural no solo mejora la salud del medio ambiente sino también nuestra salud social, nuestra percepción del patrimonio natural y nuestra relación con él. Es prioritario frenar el deterioro de estos espacios provocado por actuaciones que disminuyen la naturalidad, que impiden los procesos y equilibrios ecosistémicos y que dificultan la conectividad de los cauces a nivel longitudinal, lateral y con el nivel freático. Los denominados "parques fluviales" o la pretendida naturalización artificial de riberas de ríos y humedales, a base sobre todo de plantaciones lineales o con especies que no son propias de las riberas afectadas, no son medidas de restauración ni mejora ambiental, al tiempo que suponen impactos ambientales y paisajísticos muy considerables. Por el contrario, las actuaciones en los espacios fluviales deben responder a una verdadera restauración ecológica de los mismos. Asimismo debe buscarse una máxima integración ambiental de aquellas obras e infraestructuras que sean estrictamente necesarias y queden debidamente justificadas. El disfrute de estos espacios fluviales, además de crear empleo en su restauración, también puede generar nuevos modelos económicos en torno a su puesta en valor a través de actividades sostenibles de turismo de la naturaleza. Fundación Nueva Cultura del Agua ‐C/Pedro Cerbuna, 12, 4ºdcha.‐50009 Zaragoza‐ http://www.fnca.eu 
Descargar