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!J(I-
quia i aquí mismo mas de Hila vez. Los caleños se rindieron
a
López de buena fe, i corno mansos corderos se entregaron
al
lobo r¡ne los d.espedazó sin pie,la,l i sin eserúpnlo ; pero López,
cual otro de Serré, rlespues de hnbor sido el mas vigoroso campeon del partido liberal, se constituyó
fatalmente
el hombre
del poder, atacando
lo Cjue hahia defendido, destruyendo lo
qne habla fundado, i quemando lo que hahia adorado. Atemorizado el partido del gohierno llama a toda prisa a López ; llega este, se arroja a cuerpo descubierto
en lo mas recio de la
pelea: cambia al instante mismo el terreno de 1:1,batalla, i lleva la ofensiva con la victoria sobre el campo de Jos liberales,
que confiando en sus promesas caen a SIlS piés despedazados.
El dia de la entrada de López a Cali fuó de espanto i confnsion, dia de pasmo i de terrible sorpresa, porqne fué el día de
los desengaños:
tuvo mucha razón el Sr. Juan Antonio Delgado para decirle a López desde su prision, en una carta, " q ne
en su vida había visto dos dias del juicio final, el dia que entró
Sárnano a Popayan, i el dia que entró López a Cali," i le dice
con boca de profeta, que su conducta le e quivará la opiniou i
los recursos en el Canea, como sucedió.
Los que figuraban como jefes o cabczil1as de la plaza ÍLWl'OTl
inmediatamente
presos en los cuarteles i en la cárcel, i la multitud fné encerrada en una casa en qnc no cabían 111 parados,
siendo tanta la opresion, qne hasta sus dilijencias
corporales
tenían qne hacerlas allí mismo, levantándose una fetidez insnfrible, que pudo haber desarrollado el cólera o el tifo, i vencidos del sueño se recostaban
entre la inrnundicia i los gusanos.
A los tres dias de esta vida, el Mayor Rincon les dijo, q11e el
Jeneral iba a requerir a los qu e vol~tntariamente quisi eran acompañarlo a Bogotá, i q ue habian preparadas unas cargas de lazos para amarrar a los que no dieran el pMO al frente: positivamente, al dia siguiente los hizo formar, i todos dieron el paso
al frente, porque valia mas esto qne eltener que ir amarrados;
escoj ió, pues, 500 hombres, qne vol vió a aprisionar como reclutas, i dió salida al resto espidiendo un indulto Ileuo de dudas,
que dió lugar a varias esplicaciones i consultas, j (pH.l al fin rué
despreciado por el Tribunal i los .T uzgados, pues ni ngllll liberal
de algnna influencia se escapó de las persecuciones
aun cuando
no hubiera tenido parte algnna en la revoluciono
López permaneció algnnos dias en Cali ] resenciando j autorizando con su silencio los mas horrendos atentados ejercidos
por la fuerza bruta, i dando hipócritas suspiros, porque dccia
no pocha remediarlos ¿i qnión
era la causa ele que Tejada hubiera entrado a Cali como a un lugar enemigo, i de que ejerciera sus brutales i rastreras venjranzas ! i Quién el que faltando a sus pl"Ome~as i abusando de la buena fe do un pueblo, lo
entregó al verdugo para que lo sacr-ificara i saciara sobre /,1 HUS
antiguos odios de partido]
López es la causa do todos los males
que ha sufrido el país, porque si correspondiendo
agradecido a
10.confianza i jencrosidad del pueblo que se lo cutrogn volunta-
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riarnente le estiende los brazos, habría organizado
inmediatamente una fuerte di vision COIl la .i ente ele la plaza i de la columna TÓ1Tes con que hubiera marchado ít B;)got.á a salvar el
Gobierno i la Constitucion : habria evitarlo la deserción i -el
disgusto de la jente que llevó forzada : habria sal vado al Canea
de los bochinches posteriores, i ele las crueles escenas de sangre
q ue ti ñeron su suelo; i para decido todo, se habria engrandecido mas i mas dando la paz i la tranqui lidad a un pueblo;
pero 1éj os de esto, su pésima cond ucta, su disfraz, su doblez, su
ingratitud i su perfidia con los que se le confiaron ciegamente,
hizo crear una verdadera opinion por la revolucion de Melo,
que produjo nuevas desjrracias e hizo correr a torrentes la sangre granadina en las calles de Cartago i ele Palrnira i De esa
sangre tendrá que responder el Jeneral ante Dios i ante la sociedad!
El J en eral López, apesar de sus esfuerzos, no pudo hallar
la gracia del partido conservador, qne hoi 10 desprecia, j perdió la popularidad i alta estima qne le profesaba el partido
liberal: concluyó su carrera pública, pOl'(ple de él puede decirse lo que el Jeneral Foy decía hablando
de Sel'l'e: "Hai en
política situaciones tan despreciables, fJlle en nada son consideradas pOl' opinion alguna."
Pero López, despedido ele la escena i conocedor ele las tendencias del partido a quien ayudó a
triunfar, declamará, no mui tarde, como Lafayette:
": Oh có"micos!
j Oh cómicos!
i Oh cómicos qnc disfrazáis la libertad!
"no es esa la que yo habia soñado, la que yo habia servido, no,
"no es esa, no la conozco; pero j 'ya no había remedio! "
CAPITULO LTIX,
CONDUCTA DEI. PARTIDO OONSTI'l'UOIONALISTA
DESPUES DEL 'l'RIUNFO.
La entrada de López i Tejada a Cali i los sucesos precedentes se consideraban como los hechos de armas mas estupendos
que han visto los siglos.pues ni en las guerras púnicas, ni en la de
Pharsalía, ni en Austerlitz, ni en Waterloo, ni actualmente
en
la de Oriente, hubo ni habrá tan grandes acontecimientos
como los que publicaban los conservadores, ni bravos tan bravos
como Tejada, Rueda i Madriñan
que, cual basiliscos, matan
con la sombra, sepun lo dijo elseñor Cárlos IIolguin en su cuaderno que publico historiando los acontecimientos,
ie
Jll~
estampando mas falsedades que líneas i mas adulaciones
que"
letras, insulta atrozmente
al honrado pueblo de U:Mt irrogandele las calumnias mas groseras, pues hasta le atr';b,'fIye haber
incendiado dos casas, porque In. casualidad
o alg\in descuido
,/
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hizo <)110 se qllcmara
un rancho cubierto de guadua, por la orilla de la ciudad ; pero corno la difamacion i la calumnia son
las armas que siempre han usado los conservadores, nada hai
que estrañar. En ningun tiempo ha manifestado el pueblo de
Oali mas moralidad ílue en In, revoluciou a qne aludimos: se
pronunció ele una manera solemne i digna. Al ~ohierno de Po]0 solo le faltó Ia legalidad, pnes aun cuando él no tuviera conocimientos adrniuistrati \TOS ni pericia para las circunstancias,
posee un buen corazon i es incapaz de hacer mal; i así fué que
a nadie c1ió 01 mas pequeño motivo ele queja o de disgusto
en los nueves dias qne asumió el carácter de Gobernador, Toval' tenia la legalidad, i conservó el mejor órden en tan terribles emerjencias, habiendo hecho castigar conforme a las leyes
a un individuo que hurtó unas libras de tabaco al comerciante Ramon Oarnpclo ; i por último, desde la ltrision de
Tova!' quedó el pueblo sin mas autoridad (l'le la militar, i a
ninguno le cansó el mas pequeño daño cn sus personas ni en
sus intereses, sin embargo de tener a su disposición almacenes i
tiendas de comercio que sus dueños habiau abandonado. 1 que
a vista de estos hechos se atreva Rolguin a insultar a su propio
país? Remos creído ele nuestro eleber hacer esta pequeña manífestacion en obsequio de un pueblo que en justicia no merece
ser insultado. Sigamos nuestra narracion.
Inmediatamente que Tejada ocupó la plaza de OaE, desplegó la persecucion mas cruda contra los ílue llamaban dictatoriales, prendiendo a cuantos tenian 0101' de liberales: cargó de
grillos i cadenas a los presos, manteniéndolos por muchos dias
en completa incomunicacion : mandó rondas jenerales a todas
las casas de la ciudad, sin que escaparan ni los templos, pues
San Pedro fué rondado como llueve vezes; i últimamente, no se
escapaba ya ni el convento de San Francisco, pues de los cláustros salieron los soldados por las súplicas i esfuerzos de los relijiosos i de otras personas Influentee. Siguióse la ronda por todas las casas, haciendo en las de los liberales el saqueo mas público e inmoral por nueve días, bajo el protesto de que todo lo
que hallaban era d Arrofohondo : así, por' ejemplo, al señor
Vicente Cobo le robaron cuanto tenia, no dejándole ni una camisa para mudarse, j)07'1)1(etodo era de A1"1'oyolwndo : a Juan
Antonio Escovar le rompieron las puertas de su casa i le robaron todo, hasta la ropa de la señorf)"por'q1,U)todo era de Arroyohondo: la casa de Manuel María Victoria fué casi destruida,
porque cuanto en ella había i la casa misma eran de A1'1'Oyahondo : a Juan do la Oruz Esoovar le robaron hasta los instrumentos de su oficio, jJOrq7te eram. de Arrouohondo : a los Prados les robaron unas alhaj as de oro, porq1,M eran de Arroyohondo : a .Manuel J ervasio Rodríguez le robaron varias cosas,
porq1,le eran. de Arrouohondo , a Oárlos Perlaza le robaron unas
navajas de barba, única cosa. que encontra.ron,por'q1le eran. de
Arroyohondo : a una mujer le robaron diez pesos en plata que
le había producido la venta de un puerco, porqtw eran. de Arra-
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la casa i le
de San Pedro se robaron un pabcllou qne habia servido en el altar, pO'I'que era de A?"I'O'Ijohondo, i de San .Nicolas se robaron también
un estandarte,j.;o1'gne
era de Arrouolumdo
: a Francisco Antonio Núñez le robaron de sn hacienda 85 reses, todos los caballos, una java de loza, una ruana de bayeta que públicamente
usaba el Capitan Manuel E. Pedroza, cuanto mas encontraron
en la casa, últimamente las galLimls, _ZJ01>que
todo era de Arroyohondo: a Rafael Panezo le rompieron la casa i le robaron
un poco de cobro qnc tenia como latonero,pO?'qlle era de Á?'I'Oyolwndo: a Manuel Antonio Y 0l'11aZa]e robaron uuns vaqnetas i la Topa de las cri adas, pOl'q~M raai de A¡'1'oyolwndo : a '1'0masa Cobo una mouturn que heredó de su hijo Dionisio,pm;que
era de Arl'oyoh.onclo ,. i en fin, para no cansar, cuanta silla chocontana, estribos amarillos, freno i hasta ollas i úti les de cocina
de los liberales, eran de Arrouohondo, i se los llevaban, o los
conetitucionaiizebam; porc]ne a esto vino '1'ejada, habiendo logrado vestir constitucionalmente
su columna, que llegó en calzoncillos i con camisetas.
Los ])1'í .ioncros sufrian la opresión mas tiránica, los mas
groseros insultos i las mas oprobiosas vejaciones:
no les dejaban visitar de S11S mnjeresni
de sus hijos: las comidas las 1'ejistraban i revol vian con las bayonetas i con palos: sus cartas
eran violadas, allauadas Sl1S casas e interceptados
Sl1S papeles.
Se complacían en maltratar a los que tomaban prisioneros. El
anciano Juan Antonio Delgado i el antiguo catedrático Vicente Cobo, fueron atados con cerdas i puestos en un alar como
~allos, en que pasaron la noche de un cruel invierno.n-ecibiendo insultos de una soldadesca embriagada.
El jóven Cesáreo
Sánchez, Administrador
de correos fuó atado COIl un rejo que
le hizo verter sangre por las ligacluras,
i colgado a una ventana, pasó las mas crueles agonías. Las rondas e11la cárcel eran
frecuentes hasta por el mismo Tejada, con que privaban a 108
presos del único reposo que podían tener, olvidando con e1811efío sus sufrimientos;
i de este modo 110 omitían medio al$uno
de molestarlos.
1 todo se hacia eu presencia
del Jeneral López, que no se atrevió a indultarlos, como lo habia ofrecido, ni
a mínorarles sus sufrimientos, sinembargo de que esos hombres
no eran criminales, porque en política 'haifaltas,
hai aberraciones, hai errores, pero no hai delitos, i habían sido sus sinceros amigos i sus mas leales defensores combatiendo en Pasto,
en Antioqnia
i contra el mismo Tejada, qne levautó el estandarte de la rebelión en 1851 i Scria por miedo a Tejada !iU~e_observó López semejante conducta'? Tln hombre quehabi~eóN'"
1"""';'
tribuido a la libertad de los esclavos, que había hecho ~teo al
gobierno, que había espulsado a los jesnitas i sancionas
tantas
i tan tremendas reformas COIl mano fuerte i podría ter eWlemiedo a Tejada, quien, como se lo dijo en sus barbas el P ~lsionero
Gobernador Luis Tova}', no era mas que 'lbn Ooronei cle,gttCtsan:'
yohondo: a Manuel de J esus Jiron le rompieron
robaron todo, pO'rque erar: cosas de Arroyohondo:
í
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ga ? No admitimos
el honor de la disculpa:
no haí mas sino
q lit! Lópcz ~e echó en brazos
los conservadores,
i no podía
cli~gustadns.
~LI)' (Jolljot·ieon8t31·Vct8 o coustitnciou alistas de Cali desplegaron a una el sistema de persecución lilas ardoroso i frenético, i
el mismo Tejada i SIlS sicarios no lmhieran aflijido tanto al pais
si no huhierau
encontrudo tan enea" cooperuciou en muchos
dellngar,
la mayor parte plebeyos, que ol'galliZHl'On un círculo
de sangre i de esteruriuio contra el pueblo i ,contra todo liberal:
108 prilJcipales
qne forrnaban este circulo eran Vicente Ochoa,
Tornas Pizarro,
J'uan D. Al'ízühdctil,
Vicente Olave Jiron,
Rafael Uellj ifo Valencia, Frunci"co A. Pulan, 1falluel K ,Pedroza, Francisco Montes, Cárlus llolguin, Justo Caicedo, .Inan
Antollio SlÍllchez, Autouio Mercado, Bernardino Zapata, Lean
Pazifico Cuevas, 'Maullel Ignacio 13el'lnúdez, Vicente Montehermoso í otros mas (Ine haciau gala do una rabiosa ferozidad,
cou la yne aspu-aban, UllOS a destinos, i otros a merecer el cariño ele la aristocracia, Je la que distan inmensamente
1,1 quióDes son estos hombres? Qlwr0ll10S evitar las personalidades,
i
pOI' esto no decimos lo que pudiéramos
ele cada uno de ellos;
empero, el público los conoce.
Algunas iuujeres, que contra sus deberes se meten en la politica i (Ine di ce 11 S("11 conservadoras,
se tra .formaron en fieras,
i hasta las q ue parecían mas recatadas i vi rtuosas mancharon
sus labios con insultos, con delaciones, i lo que no es creíble,
pidiendo sangre i muerte; i así se vió ql1e unas señoritas en
unas orj ías que tuvieron con Tej ada, le d ijero n q 1Ie solo una
cosa le pedian, i era que HO dejara vi \'0 a niuguu negro: otras
señoritas, qne, como las auteriores, no nombramos por respeto i
cortesanía, fueron una noche tarde al Colej [o de niñas en donde estaban los presos, i les cantaron versos insultantes i un tanto inrnorale , i despues, tomando agua del caño de la calle les
echaron por las veutauas ; i de este modo se vió que en el sexo
cuyo principal oficio es suavizar las costumbres
de los hombres, en este sexo de amor i de dulzura, de sensibilidad i de
ternura i en quien reside principalmente
la piedad i compasion,
hubo mujeres qne, despojándose de sus mas preciosos adornos,
desobedeciendo
a sus destinos 80u1'o la tierra i sofocando en su
corazón los naturales sentimientos de humanidad i de virtud,
se convirtieran en perseguidoras i denunciantes,
i en idólatras
de la lanza i de la espada embotadas aun con la sangre de sus
hermanos. Por esto se empeñarou en mil adulaciones i bajezas
indignas con Tejada, a quien coronaron i proclamaban
héroe,
inmortal, libertador, preclaro, invicto, escelso, omnipotente
i
toda esa cáfila de términos que ya no se usan porque han caido
en ridículo, i que eran de los tiempos de los andantes caballeros
de los doce pares de Francia j.i por esto le dieron a Sil
héroe las mas tiernas despedidas,
llenando de insultos a los
liberales. 1 estas mujeres que han manifestado un corazón tan
dañado j se confiesan cada ocho dias l pero las mujeres creen'
ue
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qne guardando la castidad del cum'po son santas, aun cuando
se entreguen a 1:1, munnuracion,
al coqueteo, al chisme, al enredo i al denuncio; aun cuantlo sean soberbias, orgullosas i no
tengall ni una chispa de caridad con el prójimo . .LV1! ¡Cómo
se liau multiplicado
entre nosotros las Herodias, que piden cabezas : las Dád ilas, que traicionan la amistad i la confiauza : las
V estales, que apesar de su castidad adoran a la impúdica Vé-.
nus ; i la" Helenas, <]ue arrojan la manzana de la discordia entre sus hermanos!
i 1 no lmi una Vcturia qne ofrezca su vida
:para salvar Iu misma ingrata patria i a los mismos ciudadanos
<:Ll1C liubian
por<:iegniclo i desterrado
injustameuto a su Lijo; i
HU hai uua Susana
qnc prefiriendo su honor a la vida i. su virtud a la vcuganza., iuarche al suplicio .in denunciar el crimen
de sus ealumuiadoros
i verdugos ; i no liai una Éster 11\1e salve
a su pueblo del osterrninio deerotacl!cl por los Azueros ; i no hai
una Bulml ellle acoja i proteja en su casa a los emisarios de sus
enom igos que halnau de destruir su propio pueblo l l l
Dispóuscno: el lector esta digresíon, i qne nos dispensen las
señoritas el que les hayamos hablado la verdad, pura i desnuda,
en fuerza de la fidelidad (lUC nos hemos propuesto, aunque por
otra parte nos sea verdaderamente
sensible; í vol vamos a n uestra interrumpida
uarracion.
Contra los presos se abrió un procedimiento por lo' delitos de rebeliou, traicion i cuadrilla de
rualhecliores, porqllü Tejada invadió la provincia i atacó las
autoridades constitucionales
de ella, i porque ¿ los caleños estaban en rebelión cuando fueron atacadosr No, i mil vezes no,
porque desdo el 2 de mayo se habla restablecido el réjimen
constitucional;
i esto es tan cierto, como que Tovar era Gobernador constitueional, i el Ministro del Tribunal Antonio Mercado, i el Juez del circúito Tomas Pizarra, ámbos conservadores, i qne fueron los mas fieles verdugos contra los que llamaban dictatoriales, despacharon públicamente
en esos dias varios
negocios civiles i criminales, pronunciando Lasta sentencias definiti vas, Los caleños cometerían
este delito ante la leí desde
e119 al 28 de dicho mes, mas tampoco lo cometieron ante la
:filosofía i ante los principios ele la ciencia, porque el Gobierno
fué destruidopor Melo, i faltando este pllnto de union i centro
de unidad, los pueblos se encontraban
en libertad para dispoDel' de su suerte como les fuera mas conveniente.
Porque el
Gobierno se ha hecho para defender i sostener a los pueblos, i
no se han reunido lo' hombres en sociedad para sostener i defender gobiernos impotentes para garantirles sil vida, su honor,
su propiedad i bienestar comnn. Zurich se separó justamente
de la Coufederacion
jermáuica, i el pais de Zug rompió su pacto con la Suiza, porque SIlSgobiernos fueron impotente
BU defensa.
Colombia, o mejor dicho, toda la América oopMfola sacudió el yugo de su antigua. metrópoli cuando N apoleon
invadió la España, pues aun cuando había jurado su orlf~diencia
a Fernando, este débil monarca era el juguete de BU ~'IDbicioso
enemigo, i estaba en impotencia absoluta de sostener i defen-
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L
t;. '
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der sus dominios e Hizo mal Colombia 1 Cometió un del ito?
Sin duda q ne no; i si somos lójicos debemos igualmente reconocer que no hicieron mal ni cometieron ningnn delito los pueblos de la Nueva Granada
que dispusieron
de :'.\1 suerte, una
vez destruido el Gobierno por la revolución fleL17 de abril.
Esto hizo Calí p01' nueve dias, i tan pronto como 811pO(Ine el
Designado
ejercia el Poder Ejecutivo,
volvió a someterse al
Gobierno que veia renaciente eu Ibagné: diez l nueve di" despues de restableci lo el órden constitucional,
fué atacarlo ; luego los que lo invadieron
i atacaron fueron los verdaderos facciosos i rebeldes, i no los fIne se defendieron,
Se les siguió, pues, la can 'a en que el Fiscal Holjruin esprimió todo el tósigo en que abuudanlos
hombres de cabello colorado, i fueron condenados a dieziseis años de destierro fuera de
la República pOI' A ntnnio Landínez,
Juez suplente del ele los
negocios criminales,
Tomas Pizarro, que sacó el cuerpo a la
causa cnnndo estuvo en estado de sentencia, pero como se tuvo
tan especial cuidado para escojo!' a los hombres en esas circunstancias, no f116 estrañado Pizarro. Landincz quedó tan satisfecho de su sentencia, que la hizo imprimir i se paró en la puerta
de su tienda a repartir ej ernplares a cuantos pasaban : nosotros
tuvimos, por consiguiente, unestra 1'aC1011,que abrirnos con ansiedad creyendo hallar en ella filosofía i j nrisprudencia i qué
chasco! no encontramos sino el proceso del partido conservador, pues vimos calificados como cabczillas de la rebelion a
hombres que como el Dr. Camacho uo hicieron mas que conservar el órden, :i a otros que, como Vicente Oobo, fueron indiferentes ; pero eran liberales i esto bastaba. Ouando Mirabeau,
procedente de ilustre erina, acaudilló la clase media contra la
nobleza de Aix, qne babia cometido la 10c11l'a de espulsarlo de
sus filas 'Laja el pretesto do (lue no tenia propiedad 1Ii fondos,
él, comparándose
a Graco proscrito po]' el Senado de Roma,
se despide de sus partidarios
con estas formidable.' palabras :
" En todos los tiempos i rej iones persiguieron implacaulemente
"los grandes a los amigos del pneblo, i, si por inesperada com"binaciol1 de fortuna, elevóse del seno de la aristocracia un
"amante desinteresado
de la humanidad ultrajada, sobre este,
"de preferencia, descargóse la sana de los nobles, deseosos de
"inspirar
el terror por la elección de su víctima,.,
.Asi pere"ció el último de los Gracos por mano d e los Patricios; pero
"herido del golpe mortal, arrojó un puñado de tierra al cielo
"invocando
a los dioses vengadores, i do aquel pol vo nació .Má" rio; lVIário, mónos grande por haber estcnninado a los Oim"bríos, que pOI' haber abatido en Roma el orgullo de la nobleza,"
Vimos tambieu calificados
de cabez illas a hombres que,
como Pata ele Lancha, no hablan hecho otra cosa qne decir:
"Viva
el Gobierno provisorio;"
a J'oaquiu Lozano, que solo
fué comisario de policía; a Rafael Bustamante,
qne como herrero compuso por su paga las armas que le mandaron componer; a J ervasio Rodríguez,
que únicamente leyó el acta del
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proaunciamlcnto.;
i 1\ otros tantos infelizes que si prestaron al,..
gl1u servicio fué en destinos subalternos, i como simples solda-:
dos, i que por lo mismo estaban comprendidos
eu el indulto del
Jeneral López ¿ 1 es justo, es raciona'! siq ni era igualar a estos
con los quc obraron como jefes i principales empleados en lo
político i en 10 militar, para imponerles la misma pena" i I no
fuó monstruoso ver absueltos
a Ricardo Flórez (paisano del'
j~tez i casado con mujer bonita) i a José 'I'ápia, que como ofíciales veteranos desempeñaron un buen papel en la revolucion,
i ver condenados a tantos infelizes que jamas pueden ser cabesillas, pues son hombres sin talento, sin dinero i sin influencias?
& Qué juicio formarán
de la Nueva Granada las naciones estranjeras, viendo que estos hombres, muchos de 108 cuales no
saben leer ni escribir, son los cabezillas de su revoluciou i 1
sinembargo, todos son espulsados porque el juez sin citar los.
hechos ni analizar las pruebas, dice que está. plenamente
probado que son cabezillas ; i que aunque no se les hizo la intimacion que previene el código penal para que la rovoluoion
sea
consumada legalmente, el Diccionario español dice que consumar es concluir i dar la última mano a alguna cosa, i que aunque la lei diga lo contrario,
la rebelión fué consumada. Esta
sentencia nos recordó las que se daban en la antigua audiencia
de Quito: "Vistos:
por ende fallamos, que se ahorque a Pedro
Pernández."
U na verdad sí nos revela la sentencia cuando
asegura eljuez, con mas fe que una comadrona, qne la 1'evolucion de Cali fué hija de la de Melo. Corriente;
pero nosotros
queremos decir quién filé su padre, ya que no lo dice el juez:
ella fuó hija Iejítima de los partidos conservador i gólgota, que
la enjendraron
con sus iniquidades,
que nació como único remedio para salvar a la República ele su tiranía, pues muchas
vezes se echa mano ele un mal para buscar UI1 bien: así se toma
un brevaje amargo para librarse de una fiebre (111e consume;
i así se amputa un miembro gangrenado
que lleva consigo la
muerte. El Dr. Antonio Mercado, Ministro del Tribunal, confirmó por supuesto la senteucia, sal vando a su pariente Santiago
Mercado, que fué Sarjento Mayor ele las fuerzas rebeldes, i a
unos cinco o seis mas pOlo quienes hubo magníficos empeños,
No habia esperanza de justicia j era el partido vencedor el que
juzgaba al partido vencido!
Durante
este tiempo daba Tejada repetidas
órdenes para
que los presos fueran asesinados, pues él, descoso de seguir el
ejemplo del Capitán Giusseppe Campauella,
quería aliviarse
de esta carga.: este Capitan para alijarar su buque arrojó el
cargamento al mal' j i el cargamento eran los prisioneros!
Las
órdenes eran que al oirse el primer tiro o al abocarse alg~
tumulto todos fueran alanzeados ; i el Coronel Pedro .A.ntQi't.io
Vergara salia por las noches con patrullas tumultuosas
~ctore ando al J eueral Melo por las calles, i Diego Oollaaor n su
natural estado de beodez hacia tiros de fusil por la orill
e la
ciudad j Oh, terrible situacion l a cada instante
veían lGlfpoí
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bñes.presoe la irnájen de la muerte, de- que solo pudo.salvsrlos
el Gobernador Ma.l1arino, qué volteando a ver sus hijos i comprendiendo bien las consecuencias de tamaña barbaridad, se
opuso constautementea tales órdenes. Pero en cambio se reno"aban las incomunicaciones, los grillos, .las cadenas, las esposas ;\i cuando ya no encontraban otros males que hacer, prendieron a multitud de mujeres', sin saberse la causa de este nuevo atentado, ~rivando as~ a los presos de los ausilios i SOC01·'l"OS
que ellas pochan proporcionarles. Los españoles quedaron en
pañales; i muchos. constitucionalistas de buena fe, quedaron
aterrados de semejantes procedimientos.
E1Jllas damas provincias se desplegaban ignales persecnciones, principalmente en las de Popayan i Pasto, cuyos Gobernadores prendían i desterraban a su voluntad, sin fórmula de
juicio ni apariencia de razono A Cali llegó una sarta de 19 prisioneros, i entre ellos dos relijiosos respetables de San Agustin
de Pasto, Fr. José :1fada García i Fr. José Ibarra, que fueron
colocados en la cárcel, en la. que permanecieron ignorantes de
su delito i con ejemplar resiguacion, hasta qne los caritativos
franciscanos pudieron conseguir, despues de mil súplicas i ruegos, que se les señalara el convento por prision.
Tal fué la conducta del partido constitncionalista en Oalí,
después que el pueblo se entreg6 a L6pez, i que no acabaríamos si quisiéramos individualizar todos los hechos. Baste saber
que las persecuciones, los insultos i las delaciones eran ejercidos por hombres i mujeres, i que hasta a los niños ponían en
estos oficios, corrompiéndoles así su inocente corazón. Los mirustros de paz contribuyeron tambien eficazmente a estos males; i despues de haberse visto con lanza en mano, el 16 de junio, a los presbíteros Juan .Antonío Rívas, Rafael Guerrero i
N. Peñaranda, se YÍó a los presbíteros José .Ioaquin Orejuela,
:francisco Ji! i Gregorio Roa haciendo centinela, con el fusil al
hombro, en los cuarteles, i el primero fU~1 a la cárcel a remachar grillos a los presos i Dignos discípulos del conquistador
Fr. Vicente Val verde! Los conservadores p(\nsal'on que .solo
con el rigor podían afianzar su poder i asegurar la paz, estinguíende al partido vencido, así corno Alejandro VI, César Borgia i Oárlos IX lo pensaron tainbien i procuraron destruir a
todos sus euemigos ¡Miserable error 1 Los actos de severidad
aniquilarán a un individuo, pero ellos dasenvuelvcn el odio i
el deseo de la venganza en sus padres, hermauoe, parientes,
amigos i aun en los estraños, i cuando se ha logrado salir de
lino, se han creado veinte, treinta o mas enemigos. V óase la
historia, póngase la mano sobre el corazón, i dígase si no es esto
16)que sucede siempre.
No acabaremos, sinembargo, este capítulo sin rnnnífestar,
que despues de tres o cuatro meses mejoró un tanto la SlHl1i;€)
de los presos, i que algunos que cayeron últimos fueron trat~l.dos con humanidad i con decoro. Tampoco dejaremos ele tribut.al' un homenaje de justicia a 108 oficiales i soldados de Popa-
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yan i a algrmos de Caloto, por sus buenas mnnerss'I trato dulce,
comedido i respetuoso
que dieron a los presos. 1faltal'Íl't1hos ~
nuestro deber si no consagráramos
unas líneas a la virtuosa
señora .Mercedes Cabal de Mallarlno, qnp no omitió medio
algnno de aliviar a muchos desgraciados, olvidando qu.e tal vez
ella fué una de las que mas sufrieron de los mismos a quienes
estendió una mano jenerosa ; i si no admiramos la virtud de la
señorita Zoila Camacho, niña de trece años, hermosa i pnra
como una estrella, que habiendo
sabido que un Teniente 16pez herido i prisionero el16 dejnnio, se encontraba en miseria
i desamparo, se dedicó a servirle mandándole
cama, ropa i alimentos, apesar de qne llO le conocia,i de qne era enemigo de
la causa porque padecia Sil padre. Ojalá tantas señoritas que
sin motivos especiales han observado
una conducta opuesta,
si~an el ejemplo de aquella respetable matrona i de esta linda
ntña, Debemos tambien manifestar en justicia que no pertenecieron al número de los perseguidores
los Sres. José J oaqnin I
José Marí.a Guerrero,
J-osé María Cañadas, Vais Antonio Del!Yado,Dr. Francisco Caicedo, Vicente Velazco, Pedro Pstiño,
~'rancisco Antonio Alvarez, J'ustiniano Escovar, Martín Samarano, Vicente Vallejo, Dr. Pedro Antonio Velazco, Felipe·Vallecilla, Francisco
Rebolledo,
Cárlos Guerra, Gregorio Viera,
José Ignacio Ramírez, Di'. J osé 'Maria Sánchez, Andrés Lénis
Echeyerri, Remijio Collazos i tal vez otros varios que no recordamos, i los que, aunque son conservadores, improbaban
la
conducta de su partido, i varios de ellos procuraron
con su
amistad i sus servicios suavizar la desgraciada suerte de los prisioneros. 1por último, tenemos la grata satisfacciou de apuntar
aq ní los nombres <le los cancanes José :NIaria Moliua, J osé Ma~
ría Patino, Santiago Riascos, Bárbara
Ortíz, Dolores Cabal,
Dr. José Francisco Aparicio,
Manuel José Aparicio i Pedro
Antonio .Martínoz Ouéllar i S'JS respectivas
familias, que apesal' de sns conocidas opiniones, protejieron
en sus casas de la
manera mas dulce i afectuosa a varios liberales de Cali qué se
hallaban perseguidos,
dándoles seguridades i sirviéudoles con
jeuerosidad i desinteres, esponiéndose a las críticas i murmuraciones de muchos i aun a las persecuciones
de sus propios
arnjgos,
CAPITULO XXX.
LAS CARNICEUÍAS.
......
.'"
Las persecuciones
referidas j el cúmulo de male~, ·s que a
torrentes se derramaban sobre el pueblo liberal de t
produjer.o~ el deseo consigt1i~nte de la venganza, i ~reó un deoicl!d8i.
0plDlOn por la revolueion
de Meh, que lmbiera desa ~'e~ld:o_
) ,.
,
........ -
.
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y
-
-luu-
completamente
si los constituoionalistas
observan otra políticn,
Algunos caleños que pudieron escapar i ocultarse en Jos bosques del Cauca, de acuerdo con los palmiranos,
pensaron en
una reaccion; pero no tenían armas, i este OT:t 1111 ¡.!;ntvísimo inconveniente:
el primer paso era conseguirlas,
i sin dificultad
algnna (i parece que de acuerdo con las autoridade» de Palmira, todas liberales) se tomaron unos pocos fusiles que allí Labia,
i siguiel'on para Buga, con el objeto de tomarse el parque que
tenia el Gobernador
Maténs i que iba a remitir para Ibagué :
sabedor Tejada de estas intenciones mandó una regnlar gnarnicion con el Coronel Verga.ra; i los reaccionarios se vieron en el
caso de desistir, por los consejos del Comandante José Mauuel
Oalle, que andaba oculto en esa provincia,
i regresaron de
Quebradaseca.
Entónces el Coronel Ratnon Jim6nez fuó nombrado Comandante
de Palmira para organizar la 5." columna
de la division del SI11', i este jefe ocurrió al J eneral López pidiéndole un indnlto para todos los que en ese cantan hubieran
contraído algnn comprometimiento,
el qne fué concedido: prevaliéndose de él, llamó i acuarteló esa jeuto qne andaba errante dispersa, con el verdadero objeto de prepararla i disponerla para lo que pudiera ocurrir; pero el Gobernador 1\Iat011S no
le mandó ni armas ni raciones, i fllú necesario desacuartelarla,
aunque sin desistir de tan loco pensamiento.
Los caleños se
volvieron, a los bosques de Caucaseco 1. Gn achal , i los val miranos, bajo las órdenes del Oomandaute Calle, marcharon sobre
Matéus que con 200 hombres Iiabia seguido conduciendo el
parque para Ibagué, protejido por Vergura que marchaba por
la banda occidental del Canca con otros tantos, siendo de todo
punto imposible que pudieran
acometerle
aquello, qne carecian de armas, de municiones i de disciplina militar; desistieron, pues, de esta empresa i abrieron sus operaciones en Palmira, comenzando por asaltar la casa de J oaquin Gómez i quitarle 600 pesos fuertes de que le dejó recibo el Comandante,
como empréstito forzoso para ausiliar al Gobierno provisorio;
i esa jente naturalmente
desbordada por carácter, P >1' su ignorancia i por la impunidad de sus crímenes en 1851, saqueó tarnbien varias otras casas del pueblo, i en partidas sueltas i desorganizadas marcharon para Oartago bebiendo aguardiente,
rompiendo casas en el camino i robando sin pudor aun a los mismos que les proporoionahan
alimentos i protección.
Llegaron a
Cartago llevando el terror i la desolaeion, i atacaron aquella
plaza, cuya guarnicion bajo las órdene: de los Comandantes
José María Carrillo i Eduardo Valdez 80St11\'0 un largo fuego,
habiendo perdido mas de sesenta horn bres, pues h11 bo la circunstancia de que habían tomado tambicn mucho licor i se
presentaban
en grnpos en las esquinas de la lJlaza, en términos
que los invasores no perdían ni un tiro. Se tomaron por fin la
plaza; pero S11 ventaja no fué un triunfo, porquo allí no hubo
orden, ni el mas pequeño arreglo, i cada uno andaba pOl' su
cuenta entregado a los mayores escesos, hasta quo, acobardados
í
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-101-
eon 811 propio crímen, armaron viaje al tercer dia.otra vez para
Palmira en el mismo desorden i con la misma inmoralidad
con
que habían baj ado, habiendo desbaratado a sn paso una partida
coustitucional,
que al mando del presbítero Juan Ignacio Valdez se presentó en el lluun de las Arditas, i de la que mataron
dieziseis, la, mayor parte personas decentes, segun su aspecto.
A esta espedicion se habiau agregado algunos de Roldanillo, '1'01:0, Auserrna i otros pueblos del Canea i Antioquia, los
que de Oal't~tg-()se fueron a sus casas, no habiendo podido sufrir a los palmiranos qne cometían toda clase de escesos (sobresaliendo UIlOS Arauas) i que no hacian caso de jefes ni de nadie.
Eu los días anteriores el Comandante Laureano Urrego, de Antioqnia, qne liabiu tenido malos resultados en aquella, se vino
para la del Cnucn, i a su paso ofreciú sus servicios al Gobernado!' .Maténs, quien aceptándolos le prometió completas garantías: en esta confianza .:iguiú para Roldanillo, a donde entró
con 4QU hombres en regular orden, i descuidado en las promesas de Matóus, se dejó sorprender por Clodomiro Ramírez, que
le utacó una madrugada
con '70 constitncionalistas,
habiéndole
mata lo ocho, hecho treinta prisioneros
i dispersado a los de~
mas: los restos de este cuerpo fueron los que protejierou la espedicion de Oartag0, i abandonaron
un tumulto que no era posible ni conveniente qne tuviera buenos resultados.
A todo esto. los de Caucaseco i Guachal amenazaban falsamente a Oali para llamar la atención de Tejada i mantenerlo en
sus posiciones, quien salió a lHttirlos un día que supo estaban
. en el paso del Rincon:
aHí se le presentaron nueve fusileros
'en la banda oriental del Cauea, con quienes cruzó unos tiros i
se vol ~·iQ a Culí, habiendo perdido a su pariente Aníbal Escovar, atravesado ele un balazo. En esa noche intentó Tejada asesinar a los presos; }Jero el Gobernador i muchos se le opusieron.
Entónccs pensó este 011 pasar noPalmira, porque sabia los movimientos (le Calle, lo 1ue verificó yéndose por el paso de N avarro, i mandando pOl' el Rincon al Coronel Pedro Antonio
Vergara, q uieu pernoctó en el Arrastradero
robando éli su
jente cuanto hallaron i matando mas de cien gallinas, por constitucionalizar
a SIl dueño Rafael Soto. Tejada llegó H, Malagana en donde debía reunírsele Vergara i pero como este no parecia, presajiando algull mal suceso, mandó a su encuentro una
compañia al mando del Oomandante Anjei María Ayalu; quien
avistándose
i desconociéndose
con Vergal'a en el Palmar, se
hicieron fuego poI' lo pronto, hasta que se reconocieron,
no habiéndose hecho nada UllOS ni otros.
El :31 de agosto ocupó Calle a. Palmita, i su jente andaba.
por las calles be bieudo aguardiente con Julian Castillo, ~
1.1tigllO malvado que hacia de Comandante,
porque es de satlel"S!j)
que a Calle no le hacían caso, lo burlaban, desobedéeian i amenazaban cuando quería castizar algun esceso o it ái!oll1er órden
i. disciplina. Tejada i Vergfnl
marcharon sobr
almira COIl
una fuerza de 7()lllombl'es:
Calle formó su jente
ue eran 21u
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I
-10.2 -
hombres, casi todos lanzaros, en el Panteón, i al primer tiro se
desorganizó toda la cab all ería i huyeron con un Tello de Amnime,lUlm!->ll Arana, un Quijano i otros jefes i oficiales: Oalle
trató.de reunirlos, pero no habiendo podido conseguirlo i observando que ya todos se hallaban en fuga, se escapó él tambien, dejando la poca infantería abandonada, la que se replegó
a la plaza en donde fué rodeada i alanzeada sin haber hecho nn
solo tiro, porque Tejada dió la bárbara órden de que no se hí-eieran prisioneros, la que BUS crueles beduinos cumplieron con
el mayor placer: en vano rindieron sus armas i se postraban de
rodillas a pedir a gritos misericordia i compasion, pues desata<las las furias infernales fueron sacrificados así humillados i
rendidos ; i cuando dejaron la plaza empapada en sangre i sembrada de cadáveres palpitantes aún, partieron por las calles
alanzeando a cuantos encontraban, no habiendo escapado ni un
mendigo que estaba en un alar i a quien cojió la funcion pidiendo su limosna en las puertas de las casas: se entraban a
estas rompiendo puertas i ventanas i sacaban cuanto hombre
hallaban i en el acto eran despedazados unos, i otros conducidos a la plaza en donde recibian la muerte arrodillados ¡ catorce asesinó así el Comandante Ayala l el anciano Luis Palacios
fué hecho picadillos dentro de la casa, porqne de una de sus
ventanas salió el tiro que atravesó a un Comandante Sánchez
-del Ecuador, que servía a las órdenes de Tejada. Siguieron en
la persecncion por los campos, i en el llano del Loreto alanzeó
el Coronel Vergal'a 21 derrotados i sin armas, que en el acto
hizo rodear i fueron todos asesinados a lanza, haciendo lo mismo todas las partidas que se regaron por distintas direcciopes :
se entraban a las casas de los labriegos i no perdonaban la vida
al hombre que habia en ellas; mataban en Jos caminos hasta a
los traueeuntes.i tiñeron cou sangre humana las en trañ as de los
bosques, siendo tanta la ferozidad i sed de sangre de estos hombres.que Ianzearon dos jornaleros que estabandesyerbando una
huerta j los infelizes se abrazaron i entregaron su alma al Criador, cayendo sobre las palas con que desyerbaban i regando con
.su.sangre la misma tierra que acababan de regar con su sudor
para adquirir un pan con que alimentar a sus pobres hijos! i otro
que, sacaba bejucos en un bosque ¡corrió In misma suerte!
1 Zas, zas, zas, crujian las lanzas por todas partes! los reniegos
de condenados, las imprecaciones de la furia i los insnltos de la
10<;I11'a
de los asesinos, se confundían con los jemidos lastimeros
i ag,oni~alltes de las víctimas; i los ayes desfallecidos de los
moribundos se mezclaban confusamente con los bufidos i tazca
de los caballos que los pisoteaban! iAi del vencido ! i ai del
veneido l Fan¡. esta escena fué que dijo el poeta:
Una saliu« victis
N'tbllam spemre saiutem;
¡Dios' eterno! i Es rosible
tanta barbaridad?
¡La mano
til'l1':Il bla al trazar estas líneas ; se erizan los cabellos i se hiela la
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-H}8-
sangre- en el' corazon ~ Ese olor desangre que se exha¡~ p0T
todas partes horrorizará aun despnes .de muclios siglos, lmes
nunea prod ucirá provecho alguno fructuoso para la ]N acion,
Por grande que pueda considerarse un gobierno o un partide,
Ia.justicia i la humanidad deben limitar su poder i De qué sirvieron a la rsvolneion francesa en 1793 las olas de sangre vertidas en setiembre, los tribunales revolucionarios, el antagonismo de los clubs, la insurreccion de las municipalidades, los
motines, los cadalsos permanentes, las guillotinas am bulantes,
tantos ínfelizes anegados, tanta metralla 'Vomitada contra eiudadanos inofensí vos e indefensos, las declaraciones fuera de la
Iei, los encarcelamientos de ancianos, de mujeres i de niños ,1
¿ Tantas crueldades e infamias, fortificaron acaso el gohierno de
los revolucionarios ~ Fué pOI"esto la Francia mas respetada,
mas justa, mas amada, mas victoriosa? i Ganaron algo el pro·
greso) la moralidad i los principios proclamados? No, i nunca
hará, el terror sino una mella pasajera en el corazón de un pne~
blo. El sistema. de esterruinio no estermina, sino que ántes fecunda el suelo i multiplica hasta lo infinito el fruto que se
quiere aniquilar, pues las grandes desgracias subliman el espíritu del hombre i engrandecen su corazón con un jérmen de
esperanzas, que pronto se desarrolla i domina las situaciones
mas difíciles: la persecucion a los primeros cristianos, hizo poblar la tierra do cristianos : las persecuoiones a los protestaetes,
hizo, como dice el profundo Dumas, que el proselitismo marchara con paso igual: las persecuciones produjeron el noble
sacrificio de las mujeres ele Nnmancia, de Sagunto i de Caetago; i en el sistema de persecucion está el secreto providencial
q'tiC abatió el poder de César, de Tarquina i de N eron.
Imposible parece en este siglo que se haya visto una carnicería. como La que estamos historiando; pel·'()mil testigos hai de
esta trajedia dolorosa: hasta ahora humea la sangre que ennegreció la plaza elePalmira i marchitó la yerba de los cam pos; i
los centenares de huérfanos i viudas están dando testimonio de
esta tristísima verdad. Tres dias estuvieron amontonando los
cadáveres UIlOSsobre otros, ostentando los trofeos de la crueldad mas inaudita, i en su yerto silencio, en el silencio espantase
de la muerte ¡se veia una maldición sobre los asesinos! 1 iTe¡:riMo maldicion ! Estos cadáveres, así confundidos i hacinados,
son el trono sobre que se elevó Tejada con su partido ; mas i ai
que el cimiento es mas deleznable que la arena! DOSCI;ENTAS
SEIS víctimas se eontaron en el pueblo i sus alrededores, fuera
de todas las que inmolaron en los bosques i cuyo número es in-Cierto,j T-ejada solo perdió al Comandante SáHch~ze
lo
mataron de una ventana a su paso por la calle, porqnesos 'n:f'~
lízes rendidos no le Iiicierou siquiera un tiro. EL mismh Tejada
formó su proceso en el parte que dló al Gobierno G a earnicería que él llama accion de Palmira, pues le dice IIl(U· ieron 106
(rebajó los 100) sin haber tenido él mas pérdida qu~. a de S!Í:n- l
chez, i que tornó ionce fusiles idiezisiete lanzas! i Cn~nto~ f e
?"
'.y.~"I>.~..
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,;
4
-104.-
ron, pues, los combatientes ~ i Cuántos los enemigos armados a
quienes mató ~ Si el Gobierno hu hiera sido justo, sí aun fuera
justo hoi, no quedaría impunida. la carnicería
del 31 de
.agosto; pero i qué puede esperarse de un Gobierno de partido 1 Tejada no ha recibido sino olojios, decreto de honores,
medallas i recompensas,
i si mas hubiera degollado mas habi'ia merecido.
En esta matanza se distinguieron
a porfía el Coronel Pedro
.Antonio Vergara, Francisco Antonio 'Mallarino, Manuel .Anto.nio Pizarro Rójas, Vicente ffonzález, Juan Antonio Borrero,
Pedro Pablo González Mora, Francisco Móntes, Justo Oaieedo,
Mariano Diaz, un Escandon, 1111 Il.erran i deinas ealotenos, un
zapatero Rivera de Palmira, Deltiu Rostrepo, el Oomandante
Ayala, José María Martinez, Gaspar Sil va i tantos otros que se
.cubrieron cou la gloria <le! crimeu ; i revolcándose en sangre
humana se saciaron, cual antropófagos,
con el asesinato, como
el tigre con la prosa que despedaza. Ignal carnicería no se hizo
jamas por los españoles, ni '0 viú entre los romanos, qne respetaban siempre la vida al enemigo rendido i desarmado.
Los pocos derrotados (inc CIncelaron ele Palmira, siguieron
para abajo, sin jefes i en el desorden consiguiente, i por Mnri110 fueron dispersados por José :Mal'ía Oarrillo, de Roldanillo,
que les salió al encuentro. Tejada se situó en Ruga, i de allí
mandaba partidas
en todas direcciones con el mismo sistema
de esterminio, porque mataron a muchos en los bosques, i los
que tenían In. suerte de escapar eran encerrados en la cárcel,
aunque
no hubieran
tenido compromiso alguno en la revolnoion ; i llegó a tauto ostremo el eucaruizamiento
de Tejada, que
no satisfecho
con los torrentes
de sangre que hizo correr en
Palmira, se molestaba cuando le llevaban prisioneros. En una
de esas oscursioues supo el Coronel Vergara que habia unos
pobres escondidos en un pastal de guinea:
en el acto 10 hizo
rodear i dar fuego indistintamente,
i mató dos con la mayor
calma i sangre fria. Este insigne malvado, que el año de 1851
díó tantas i tan repetidas pruebas de su cobardía en la campaña de Pasto: este antiguo Iadron que se robó e11la misma época diversas partidas de ganados, mulas i caballerías que mandó a sus guaridas de Quilcasé, i que en Cali mismo se robó 60
caballos del servicio militar que estaban en una manga, cumple perfectamente
la mision de un cobarde i de un malvado
asesinando i robando como lo hizo en la desgraciada provincia
del Canea ¡Pero hai unaj usticia eterna que es infalible!
, A la vez un Oapitan Oórdova, hijo del Ooronel Jacinto Córdova, salió de Cali para Vijes, i en la boca del rio Amaimo
abaleó catorce hombres que estaban allí refujiados, i tuvo la
crueldad patiana de alanzear a una mujer que estaba haciéndoles de comer, porque estaba tambion su esposo: la infeliz quedó tendida entre las ollas, i su sangre corrió hasta el fuego coIl}0 en sacrificio de espiacion, o para elevarse
en humo hasta el
cielo a demandar venganza.
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-IU5-
Córdova no se quedaba atras, pues los caribes no ceden entre sí el mérito de hacer mayores
males. Un día se le antojó
salir por Canea, i en una laguna encontró a unos pescadores
que andaban embarcados esteudiendo sus atarrallas i sus redes,
i en el momento les rode6 i les hizo dar fllego : uno que estaba.
cn la orilla agnal'clando el peje par;!. compra!', corrió al inesperado estruendo de los fusiles i al zumbido de las balas qne se
cruzaban
en todas direcciones, i a este desgraciado padre de
familia le trancaron de 11U balazo la carrera i la vida. Córdova
regresó rnui satisfecho a Cali de su singnlal' i nunca bien ponderada batalla, a la. que dió el 110m bre de "batalla
del Guasimal." Felipe Rójas le preguntó a 11110 de los jenizaros de Córdova, quó arma les hablan cojido a los pescadores, i mostrándole este UIl()S famosos bocachicos (pejes) le contestó " que esos
eran los mas grandes que les habían tomado. "
El socio Martín Caicedo quc se volvió gólgota, i que era cuñado del muerto en la Ciénaga, fuó a donde el Gobernador Ma.llarino a. darle las quejas por semejante atentado, i él, 11e11Ode
la nU18 santa resignacion le contestó, qne .asi le habría convenido, i 'lile peor era qne se viniera a apestar aquí en la cárcel.
Otra partida salió por el Canea i asesinó dos mujeres que
bajaban el rio embarcadas.
Una patrulla asesinó a Marcelino
Domíngnez
en la orilla del rio Cali. El Comandante
Carrillo,
que llevaba 40 prisioneros para Cartago, asesinó mas de la mitad diciendo (1110 se iban los tiros de los fusiles: tres asesinó por
el Bolo i otros puntos, qne sacó de la cárcel de Pahnira en calidad de baq uiauos, i cuando entraba a los bosques se le iban 10s
tiros; i de este modo murieron
multitud
en distintos puntos,
con la .rcpetida casualidad de q ue se iban los tiros. Pedro Sánchez asesinó a otro en Vijes.
Júzgnose por lo dicho, cuán lamentable era la suerte de
todo el Valle del Canea, digno por cierto de otra mejor. Cali
estaba cual otra J erusalen, desolada: las calles solas i desiertas
a las doce del día: solo se aja el tambor de guerra i el ruido
rechinador de las cornetas, i por las noches el grito lúgubre i
destemplado del centinela. Los liberales perseguidos solo hallaban hospitalidad entre las fieras, i hasta las mujeres buscaban
albergue i seguridad en el centro de los bosques, porque contra
ellas también se habia decretado una infame persecnciou,
Los
constitucionalistas
borraron de su corazou todo sentimiento de
humanidad,
i obraron sin recordar la .instabilidad
del poder
entre nosotros, i sin temer las represalias:
en una pared apareció escrito este dístico:
t
A • TI• C• D •
Liberales,
aprended.
i Terrible amenaza!
~<4
_.
_4
,--
Dios no permita llegue el 3Jlo de que
un partido jcneroso i humano aprenda
las lecciot
de crueldad que le han dado sus enemigos - iBastante sangt se ha rega.do ya sobre esta tierra!
. ~~~c ;.
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",
.;
.,/
....r.,
-106-
CAPITULO XXXI.
SUCESOS POSTERIORES.
Despues de la carnicería de Palmira i de los asesinatos ejecutados en distintos puntos, quedó el Cauca en aquella aparente tranr, uilidad que produce siempre el tenor, que es la misma
ele los sepulcros, o la del esclavo que cargado de hierros i en
un estrecho i oscuro calabozo reposa SUR mi smbros abatidos i
duerme sobre un monton de paja. Las cárceles estaban llenas
de prisioneros, i los bosques daban albergue a multitud de Iiberales que huían ele las persecuciones
que diariamente
desplegaban
contra ellos los vencedores, i ele cuya salía no se escapaba 111 lo mas sagrado: las casas de los poblados i los campos eran allanadas pOI' cualquier soldado i sin guardar la mas
mínima fórmula legal: a las iglesias i oratorios se entraban con
lanza en mano i se subian sobre los altares con espuelas i zamarros a buscar en los nichos de los santos ihasta en los sagrarios
en que estaba colocada la Majestad; no habiendo escapado en
OaE ni el convento de San Francisco, que fuó sitiado i allanado, i del que sacaron a los señores .Mauuel Antonio Vernaza,
Á.velino Escovar, Pedro Pablo Polo, Cárlos Perlaza i Rafael
Paneso, produciendo
un terrible escándalo en un pueblo católico, pnes por los cánones está espresamente
prohibido .i castigado con la escornunion, el allanamiento
de los conventos:
el
.de Oali fué siempre respetado por los españolea en medio ele Sl1
-barbaridad,
i ni en el tiempo ele la mas cruda guerra filó allanado por ellos ni por los patriotas:
en 1851 este convento sirvió de asilo a Juan Antonio Sánchez, a los Bcrreros, a los González i a muchos otros conservadores
comprometidos
en la revolucion, i los liberales no se atrevieron a allanarlo, sineinbargo de que las autoridades tuvieron diversos denuncios i hasta
-lista de los mdividuos que en él estaban, las celdas que ocupaban i los escondites que tenian: cuando el prouuuciamiento
del 19 de mayo se ocultaron tambien allí ochenta conservadores a vista i preseucia de los liberales, sin que estos tuvieran
ni.el pensamiento
de cometer un solo irrespeto contra el C011veoto ; i. el mismo Tejada cedió a las instancias de los padres i
de otras personas para no rondado
después del 29 de junio.
Este atentado se hallaba reservado
para Vicente Ochos i Tomas Pizarro 1 qué personajes, Dios mio! Solo ellos han podido
despreciar las prohibiciones
i censuras canónicas, ultrajar un
con vento respetado
por todos con tanta justicia, i tener la impolítíca de desprestíjiarlo
para lo sucesivo, pues de hoi en adel1'l!tnteserá allanado cuantas vezes se quiera por todos los partidos ¡Recuerden
que este convento ha sido siempre un seguro
-asilode los conservadores
eu gran número, i ·que hoi ha sido
allanado, hollado, ultrajado i abatido con fuerza armada, por
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-10'1-
Cilloo;üMrales, qne' pe]' primera vez lo' eeupaeonl No olvidani los Vadl'es de San. Francisco.
Oomo-vimes arriba, machos de ros primeros prísioneres fueron condenados a es-pulsion del territorio de la República,
el
B2de noviembre salieron a cumplir BI1 pena los. señores 001'0nel.Francisco Antonio Quijano, Teniente Coronel José AntoniorBánohez,
Luis Calero, Basilio Gam ero , Manuel 831Iltia.go, i
Perfecto Vergara, Pedro Pablo Puente, Jacinto Selaao, Cáelos
Mesa, Mignel A~nadoi Juan N. Parédes, Mi~nel Garcia, Gregorio LÓ1~ez,Jose H. CaSRllQ'Va"Salvado» Ró,las; Juan Bantísta Sá:Ílohez., Rafael Bustamante, Segl1ndo Mal'tíuez, .4g'ap:ito
Pereira, .Ramon Cuevas, Benito Guerrero i Joaquín Lozano,
habiendo sacado a este de.la cama en donde estaba postrado
con una pronunciada hidropesía, hinchado i abatido de la fiebre, en términos de no poder dar paso, i así lo hicieron, marchar a pié. Con escepcion de los cuatro primeros, los demás
fueron atramoj&dos con esposas, i los ceusti tuei onalistas 'se ,a:tfu.'
multuarorr en el balcon de' la cárcel i en la calle de la salida. a
complacerse con este espectáculo i a reirse de -las Tág -imas de
las esposas? de :los hijos i de l?s padres de los desterrados, que
en tan, terrible mstaute uo teman consuelo. .Por fortuna; el 00-"
mandante ..Aya-l.o;, que fué el conductor, los trru!ió en eJ camino
perfectamente bien con entera confianza, éon }il'Umaniclad (con
decéncia : les quitó las pris10ues ea la ])I;uúera jórnada i ~
condujo.a Cail"tag@cl;j,n~tªnta Hb~l't3ia,q:ue mas paseeian eompañeros ,~e viada que 'priaioneroa: en Ebga fueron bien l'eeib:H
dos' i obseq uiados pOlO el Gobernador R6ra:ulo Darán i por otros
varios sujetos: en Carta~o q uiso hostilizarlos el Jefe' político
Pedro José. ]¡IIllI gn'eit:ÍJ0\ (el mismo que'con loco eutnsíaemo les
seo
a'ñfJ al prollulol:c;amiento en Oali el19 de mayo) pero el
Comandante Ayale pndoevitarles aquel ultraje i consigllió que
marchara c.on eilos un buen oficial q ue los llevó a IbaguéJó@!J.
iguaf comedimiento, i allí el Gobernador los trató CClO las.mas
dtílces i.afeotuosas ocon~idet'aciones: !Siguieron. Eara Bogotá,' en
donde 'ya estaba trlUn~ante ,el Gobíerno, a solicitar un indulto,
percoel Vieepresidente Oli>.aldía los recibió mal-i Leshizo l1egtre;
sal' iilmediata-m:ente a Honda en donde los' embarcaron pal'flI
Cartajena, .par~ de aHí botados en cualquier isla! de las Alltlllas, En Mompos muri'O Parédes de hambre i falto de remedios :
Oartajena, Segundo Maetínee, Gnerrero i un )¡Lijo del
Comandante. Sánobea qlle había llevado: Fuente" murió-a bon
do de un baquee ca i todos se enfermaron i se disperaaron; sin
que hoi sepamos ~ punto fij 0 de la suerte de vaeios .de ellos. 1;
Muehos 'Iiheralesque se' hallaban ocultos, por los bosqU~b
del GauC3I intentaron reunirse :para .quitar ~ los prisio
(lB'
cuando los "sacaron de OaliiaHrir la cárcel a los demas: !llSOS~
particularmente a Manuél María.Vie:to:rlEj. i tres -One
qua
estaban condenades a muerte, pero no Ies.fué posible
utarlo, mesfió habría 'sido prudente. Vicoocia i los (jll!l~QS 8' íllgá-'
.roR<Bnda. '!leche del 91 ,cle.:nQvi~mbre,apeear de las ~~ 'dias '
roo esto los conservaderes
í
o
en
tl
® Biblioteca Nacional de Colombia
-108-
de estar cargados de hierros, pues con especialidad el primero
tenía mas de tres arrobas en grillos i cadenas, i no se supo por
donde fné la fuga- pues no dejaron rastro de ninguna clase. Los
nuevamente conjurados, ignorantes de este hecho i sabedores
de que la' plaza tenia poca glla1'llicion, quisieron llevar siempre a cabo sus intentos, i el·29 de noviembre se presentaron
por la llanura de la Agn,tblanca 60 hombres en buena formaCiOD al mando de J,'élix Jl.Iercado, que marchaba a tornarse el
camino del sur i las alturas de San Antonio, para de allí atacar
de acuerdo con Victor Balcásar, qne debía hacerlo por el norte
con la jente quc habla reunido en las Pabas, i Juan José Moreno pOI' el occidente; pero descubiertos los primeros fueren
inmediatarneute atacados por las fuerzas de la plaza i las que
se reunieron al toque de una jenerala, Mercado sinembargo
pudo retirarse en órden i tomar las montañas de la. Carolina
con su jente, ele la que solo perdió al guapo Sarjento Pedro
Bram i dos mas alanzeados en el llano, i a un negrito Borrero
que truian prisionero i alanzearon en las primeras calles de la
ciudad. Balcazar i Moreno no parecieron, i posteriormente con
las noticias del triunfo del Gobierno en Bogotá, abandonaron
enteramente la idea de una reaccion, l)1'oCurr.rlclocada uno escapar i salvarse como le fuera posible. El 29 de noviembre
fueron encerrados los presos en un cajon i la escolta estaba lista
para alanzearlos si los del llano se aproximaban a la ciudad:
en noches anteriores linbia sucedido lo mismo, cuya órden por
escrito dió el J efe del Estado Mayor Malluel José Garcés Guzroan, con aprobaoicn de Tejada, i la que recibió el Alferez
Amaya; i así con mucha profusion se daban frecuentemente,
como se multiplicaban las rondas, las privaciones i las hostilidades de todo jénero, particularmente despues que el Gobierno
triunfó de Jl.feloen Bogotá. La cárcel política es la peor de
todas las cárceles, porque en ella 110 castiga la sociedad un crimen, sino qne el vencedor castiga al vencido, el fuerte al débil,
un partido al otro partido i el individuo al individuo: en ella
levanta el hombre el estandarte de la venganza contra otro
hombre que no tuvo la suerte ele pensnr como él pensara, i se
ostenta el poder de la fuerza bruta, que veja, oprime i vilipendía al vencido. .Mas en justo cambio la cárcel política no infama, no deshoura, porque en política no hai delitos, i las aberraéíones que se tengan acerca de la intelijencia de los principios
que se proclamen, vienen del entendimiento i no del corazón :
en Nueva Granada no se encontrará un solo hombre de alguna
importancia que no haya sufrido esta clase de persecuciones.
Las repetidas órdenes de muerte i el cúmulo de sufrimientos de
los presos eran, pnes, mui naturales, como lo son siempre que
el partido triunfante carece de hidalguía i de magnanimidad.
NQnea hizo esto el partido liberal.
. El 4 de diciembre ocupó el Gobierno la capital de la República, despnes de un decidido triunfo sobre las fuerzas de
K.elo,. q:ue no costó toda la sangre que era de suponerse .en
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-lO!l-
atcnciol1 al número i calidad de los combatientes, porque Herrnncomo J eneral en Jefe de las fuerzas constitncionales
dictó
repetidas órdenes para que no se matara ni se insul tara a niugUI1 prisionero
ni rendido, i para que en todo :"e gnardaran
las
reglas de humanidad
i de justicia j Quú conducta tan diferente
a la de 'I'ejada en Palmira, quien, cuando el Comandante Boso
le reclamó que contuviera esa horrible carnioería, tuvo el cinismo de contestad e "que los dejara dQ§allOgar!" El triunfo del
Gobierno fué celebrado cou l'fítúsfela:s, hIn mal'ias, repiques i cañonazos, i posteriormente se hicieron fiestas públicas, reducidas
a corridas de toros, banderas en las ventanas i fuertes cañonazos de día i de noche: tarnbien hubo un pleito en la plaza, de
Vicente González con el Coronel Vergara;
unos foetazos que
en la plaza le dió Delfín Restrepo a Vicente Ochoa, Jefe político; otros que tambien le dió Tejada a un Lijo del Dr. Malla"
rino ; algunos desaires que hicieron al mismo Ochoa i a otros
mulatos i sus familias para los bailes aristocráticos
que se hicieron; i por último, varios insultos que por las ventanas ele la
cárcel hacían a los presos algunos constitucionalistns,
i particularmente una noche J'nan Antonio TÓ1'1'es(balseño) i Jos guabineños José Antonio Orej uela i tJ osé J oaquin Caicedo. Pero se
nos olvidaba lo mas esq uisito i del icado, q ne fué un muñeco de
pólvora que mandó hacer Juan Antonio Sáuchez, mui parecido
al Coronel Vergara, pero q~le decian era .Melo, i a quien quemaron en la plaza con sumo contento i alegría: a Obando tambien lo quemaron en la Chanca e111 de julio ele 18-12. El mismo Sánchez, como Alcalde, mandó uua partida de muchachos
a despedazar los vesti los a unas mujeres porqne tenían cintas
verdes j qné almas tan miserables
las de ciertos personajes
conservadores
q ue mandan
en Cali !
Sinembargo de todo, no cesaban las persecuciones
a los liberales, pues eran frecuentes las rondas, patrullas i partidas
por los campos, en que se cometían ultrajes i atentados de todo
jénero, sin respetar la honradez, la amistad i los serviciosdel
individuo perseguido. Para prueba (le lo dicho, bástenos referir el siguiente hecho. Pocos días ántcs ele saberse el triunfo
del Gobierno en Bogot~L, i cuando ya en el Cauca no habia a
quien temer, fl1é el Comandante Francisco de P. Madriüar, a
Yunde con una partida: llegó a la casa del Sr. Pascual Zorri11a, i de allí mandó a los soldarlos solos a la casa del Sr. Juan
Antonio Samorano : llegaron ele tropel; rondaron de su propia
autoridad hasta los últimos rincones, insultando inicuamen te a
este honrado ciudadano i a su virtuosa familia; se robaron una
cuchara de plata i otras cosas que encontraron
11, mano, ~QIlt_
seguida le ataron con un rejo. indomado i lo conunjer.
0011
mil ultrajes hasta donde Madl'iñan iCuál era el delito
l16 habia cometido SamoranoI
Ninguno:
es liberal, pero
el había.
tomado la mas pequeña parte en los acontecimientos,
:viendo
dedicado a su trabajo con que sostiene a su familia i ena SU,B
deberes como hombre de bien. Pero lo que hai de mas
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-110-
es que Samorano es· íntimo amigo de Madrifian i cercano pstiente de su mujer: que cuando este se posesionó e11el mismo
sitio de Yunde, Samorano le sirvió i protejió con cuanto le fué
posible, i no salia de su casa recibiendo en ella cuantos favores
exíjia : que en 1851, en que Madriñan anduvo de faccioso,
que los yundeños intentaron derrocharle las cercas de su estancia, Samorano se dedicó a cuidarla i defenderla, abandonando
sus propios quehaceres, i llegando aun el caso de finjirse dueño
de la posesion pOtO un supuesto documento de compn1., para salva-rla, como lo cons-iguió, logrando así que su amigo Madriñan
no sufriera en esa ~poca el mas mínimo perjuicio; i últimamente, cuando lleno de trampas se fngó Madriñan al Ecuador
huyendo de sus acreedores, Sarnorano se hizo cargo de sus bieHes tomándolos en depósito judicial grat{litameute i cuidándolos en términos que 110 desmerecieran ¡ 1c6mo le corresponde
el ingrato Madrifían! Dice Oasiodoro, que quien no sepa corresponder un beneficio debe ser privado del político comercio
i trato racional con los hombres, i destinado a habitar con las
fieras gi qué merecerá el que lo corresponde con insultos, ultrajes i vejaciones, como lIadriñan correspondió los muchos
que debia a .sn benefactor Samornno j Despues de este hecho
no fué estraño que Madriñan quitara al Sarjento Fajardo una
espada en prenda por cuatro pesos qne le dió prestados, i gue
se quedara con dicha espada despnes elehaberle pagado Fajardo dichos cuatro pesos con usura.
Despnes del triunfo del Gobierno fueron remitidos al destierro los Sres, Juan Antonio Delgado i Manuel J ervasio Rodríguez, sineur bargo de estar ám bos enfermos, particularmente
e¡ primero a quien el célebre médico snizo Guillermo 101'8, i el
intelijente Dr. José lV[arÍaSánchez declararon con nun hidropesía mortal ; pero deseosos sus enemigos de que muriera en el
camino, lo hicieron reconocer nuevamente (para salva¡' la fórmilla) del Dr. Francisco Córdova i elel Padre Madero, los que,
como era consiguiente, lo declararon en estado de poder marchar, POI' supuesto bastaba ver el estado en que se hallaba
Delgado para creer a los primeros i no a los segundos, :11111
prescindiendo de la notabilísima diferencia que hai entre aquellos i estos; pero como el fin era asesinarlos con una penosa
marcha, fué muí del agrado i aceptacion de las autoridades el
último reconocimiento, i lo despacharon sin mas demora. Este
venerable pr6cer de la independencia se despidió de sus COlUpatriotas por medio de la boleta que copiamos: "Juan Anto"nio Delgado Martínez de Escovar, natural de Popayan i ave"'dndado en Oali, pide a U. órdenes pnra la F;TEltNIDAD, supues~'to que en su edad sexajenaria, padre de dos familias, casi sin
¡¡vista, hidrópico, i con 'enfermedades complicadas, pobre, po"brísimo; i después de haber fundado, sostenido i defendido
,1' la independencia i libertad de la patria desde los primeros
"movimientos en Qnito en 1809, se le espulsa por 1.6 años para
"~hel'ade la República por el Gobierno constitucional-CaU,
í
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-111 ~
'~&.a" Estas cuatro palabras
contienen una llistol'ia i forln:fti1·
un tremendo pl"Oceso contra el partido constituéionak
-Las al~
mas sensibles supieron apreciar enS11 justo valor esta tierna,
elocuente i sentenciosa despedida :-otros se echaron a reir .eorno
unos simples, pues no alcanzaron a comprender lo que élli{ encierra; i los mal vados, heridos en lo mas profundo de su alma,
tuvieron la perversidad
ele contestarle
insultos arrastrados
i
groseros por un largo impreso que dicen escribió Paulino Oórdova, i que repartieron públicamente
Vicente Ochoa i Vicente
'Montehennoso
j Semejante
perversidad
es propia de 'tales Vicentes!
El Gobernador 'I'ovar, el héroe que en Saraguzo derrotó'
con treinta hombres a una division de dos mil el 27 de febrero
de le 29, después de haber sufrido mas ele siete meses de prtsion, de haber sido atado con una serda i conducido a pié hasta
J'amundí snfriendo las vejaciones i los insultos de' los constitucionalistas, fué tarribien remitido a Bogotá a ser juzgado por la
Oorte Suprema de la N acion, Otros varios presos, viendo q ue
110 tenían garantía
alguna de justicia i que habían de ser espulsados precisamente, se fugaron de la cárcel i emigraron de la
Nueva Granada a respirar libertad en suelo estranjero, en donde permanecieron
gozancÍo de la tranquilidad
que les fué negada en su patria.
Victoriosos los conservadores i aliviados con haber salido
de los rn'incipales liberales, 1'n6 su primer l)aso organizar circulos de familias, q no bien pronto les proporcionaron
emulaoíoues
i molestias porque cada uno quería tener el predominio.
Por
consiguiente, 10:3 destinos públicos se los repartieron
volando, i
en el instante fueron colocados el Dr. Miguel Borrero Piedrahita de Gobernador interino; el Dr. Fernando González, cuñado de este, de Secretario de la Gobernacion ; el Dr. Mannel María V elazco, cunada tambien. del Gobemador, de Majistrado interino del 'I'ribunal iJ' osé J\faría Borrero, primo hermana del
Gobernador,cle
Secretario del Tribunal;
el Sr. Juan de Dios
Borrero, pads» de este i &/;0 dci Gobernarlor, de Rector del 00lej io ; Bartolornó Borrero, 7v(io de este i _P1'úno hermano del Goberruuior, ele Personero municipal;
Miguel Borrero Dura.n,pl"imo hermano i cunado dcl Gobernador, de Zelador del Dagua;
Juan Antonio Borrero, hermano del Gobernador" de Coman- f
dans« ele la plaza; i así hasta en los destinos ele escribientes
fueron colocados individuos del círculo" Borrero,"
o de algun
otro q!le le fuera adicto, lmes fué casi total la reuovacion de .los
empleados, en que no l5e COn8f31rVa1'on sino los que habían sido
lUUl fillOS conseroadores.
Otros especularon con el presidio, llevándose a varios pr " ~.
diarios ~ trnbajat' en sus casa~ i ha~ielldas :.a81, por ejern¡:z __
!!(~
Sr. Mal'lano Oorclova se llevo a Silvestre Moneada, AJÍ'-~lll1a't
"_/~~
Sáv~'ia, Pecho Cisneros i otro: Pedro José Ouadros séflevó a
Julian Poso i a Manuel J osó Osse; i el Sr. Manuel
ntonio
..
Scarpetta se llevó seis; i todo esto apesar de que- el pi"'{ldio no
¡
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® Biblioteca Nacional de Colombia
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puede dh¡trMl'i:lodel servlcio público
Q
que está destinado, i. de'
que está prohibido pOI' disposiciones
ejecutivas el concertar a·
los presidiarios individualmente,
pues si llega a ocurrir este
caso de. necesidad, el concierto ha de hacerse por secciones. El
Sr. Manuel E. Pedroza, Director del presidio, construyó una
casa de su propiedad en el otro lado del rio Oali con el trabajo
personal del indicado presidio, habiendo empleado principalmente en ella a los presidiarios José J oaquin Oaicedo, Anjel
Quesadas, Aujel-Lozano,
Francisco Jaramillo, Domingo Escovar, Pedro Leon Cuero, José. Delgado, José Quintalla
i Juan
Antonio Hernández:
asistieron los trabajos los Cabos capataz es '
Ignacio Domínguez, Márcos Soto, N. Vázquez
.Maximino Camino. Los infelizes presidiarios sufrían tambien los rigores del
hambre, pues el proveedor
de sus alimentos era, o es, Rafael
Pedraza, hermano menor del Director:
muchoscomenzaron
a
desertarse por esa circunstancia.
í
CAPrrULO XXXII.
ULTHIAS ELECOIONES.
Las elecciones de 1854 se hicieron en medio de las turbulencias i persecuciones
que hemos descrito;
i por tanto, inútí! es decir que en ellas no sufragó níngun liberal, i que en
consecuencia no fueron populares, 110 solo en CaE, sino en ninguna de las provincias del Sur.
Abogados-los conservadores
en los torrentes de sangre derramada por todas partes : algo satisfecha su venganza con los
destierros, ultrajes i vejaciones contra todo el que siendo liberal gozara de alguna influencia que le diera su posiciou social;
i estimulados, o mejor dicho, aherrojados
pOl' "El Tiempo,"
periódico que levantó su elocuente voz en favor de la humanidad i en contra de los tiranos, cesaron un tanto las persecuciones i el Congreso espidió un indulto, el que, apesar de ser a
medias i de añadir la burla a la hnmillacion,
sirvió de principio
para que el Poder Ejecutivo espidiera algunos otros, que aunque en el mismo sentido, restablecieron
algo la confianza, o por
lo ménos hicieron ver que ya el alto Gobierno no quería nuevas persecuciones.
Por consecuencia
salieron de los bosques
muchos liberales, i los ele Cali, organizándose
como pudieron,
tentaron trabajar en las elecciones de 1855.
Comenzaron, en efecto, a reunir sus miembros dispersos formando una sociedad eleccionaria, q ue progresaba rápidamente,
pues se refundía en un solo cuerpo el antiguo partido liberal,
que se había dividido i despedazado
entre sí para dar el triunfo a su enemigo COm\111; mas los conservadores eran los dueños
® Biblioteca Nacional de Colombia
, -113-
..
'
..
del poder en Oali, i enbraron en mil temores ~ so.spech~s, c0'rrie-'
tiendo, para tranquilizarse, los atentados mas escandalosos. l!llá
tarde que rieran entrar de los campos varias partidas de einlila-.
danos ql;leIban a la sociedad eieocionaria, levantaron en el acto ,
que era una conspiracion ; i aun cuando taJes individuos estaban paeifieos i sin armas, por la noche hube grandes pstrrdlas,
los cañones fueron colocados en las esqninae de la plaza i la
guarnicion pernoctó sobre 'las armas. OtTa noche seaboeó-una
partida armada a casa del Sr. Mariucl Antonio Scarpétta, en
donde habia una gran. reunion de liberales, a provocarles con
los insultos mas groseros: el Sr. Scarpetta moderó su j ente justamente írrieada,
salió solo a la puerta de la calle en donde se
presentó como víctima a su furor con un denuedo verdaderamente republicano, i allí les habló con la enerjía, firmeza i facilidad que le son propias: esto los arredró i se retiraron; mas tal
insolencia no fué castigada, puesaunql1El el Sr. Scaepetta elevó
al día siguiente sn justa queja a la Gobernacion, nada.pudo
conseguir. I últimamente, cuando ya se acercaban los días de
las elecciones, viendo los conservadores que el partido liberal
estaba potente, resucitaron en el acto la caestion " robo de
parque ., guardada haciamas de dos años i comenzaron a pel'seguir a cuantos podían tener alguna influencia en las elecciones, con el pretesto de q'ue habiali1 sido empleados en esa época i (pIe no les comprecdia
el indulto del Oongreso i en consecueneía, aprisionanon unos tantos, i al Sr. Luis José ]Jscoval'
que era Presidente de un Jurado lo arrancaron del puesso que
dignamente eenpaba i Jo redujeron tambien a la cárcel: r~garon la chispa por todas partes que iban a aprehender a todos
los liberales, í.de este modo consiguieron difundir el alarma
temor hasta en los campos para que no salieran a snfi'agar multitud de ciudadanos.
Los liberales, empero, no desmayaron, i presentaban ereci(los números de sufrargautes para que fueran inscritos en. las listas eleetcrales ; pero 110 pudiendo conseguirlo, porque se 00111taban Ioa Alcaldes unas '\Teze~,.ícuando estos parecían se oeulroban los Jurad(!)s, i por los indignos i reprobados manejos que
en todo sentido empleaban los conservadores, resolvió la Junta
eleccionaría dejar de sufragar, elevando ante la Nación i el
Gobierno la siguiente
í
í.
" PROTESTA.
, La Junta liberal eleccionaría, considerando: que hasta
, ahora no se han reunido los Jurados pal~ainscribir en l
. ~
" electorales mas de 600 ciudadanos que 10 han selicí
.tute
H el Alcalde del distrito parroquial
de Santa Librada
n núe, mero poco menor que también lo ha pedido ante
Icalde
" del distrito pahoqtual de la Merced. Consideran
: qne la
" conducta observada por los J urados el dia 2~ del me pasado,
'! ocultándose los miembros de uno, i teniendo sesion~'1il 'Ji a
8
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-114-
"por mónos dé unn hora, i la arden del AI'calde de Santa Lí"brada disponiendo que el Jurado-no se reune hasta el día 11
" del corriente, víspera de la última eleccion que debe verifi" earse, no permiten dudar que hai una couspiraeion penna," nente contara el partido liberal para impedirle sufragar, Con"¡¡ideJ'ando: que esto mismo demuestra- las perseellciones, las
"amenazas, los alarmas difundidos en este i etroa lugares, i Ja
" ostentaeion de la fuerza pública, Considerando: que en estas
"circunstancias no seria honroso para el partido liberal que
"una parte de sus miembros hiciera uso del sufrajio ouando S6
" niega este mismo derecho a, un grau número de sus copartida"rios.Oonsiderando
: que todos los miembros de un partido
"honrado deben sa1Jvarsej'Unw8 a p&reoe~'iWl;¡,tos,
c' El partido liberal se abstiene de votar en las próximas
" elecciones.
"Publiquese eeta-resoltrcion por la imprenta i comuníquese
"sin. demora a todas las juntas liberales de la provincia,
" Oali,4: de agosto de 1855.
.
"El Presidente, Juan. Antonio Salaza1',
" .El Secretario, Al~jandJró JJfiooUa."
I
alguna sobre
la conducta de los conservadores de Oali en las elecciones:
solo añadiremos gue este partido procedió lo mismo en casi
todas las provincias. de la República, en mnchas de las cuales
no faltaron- asesinatos, horribles palizas, ultr'aj es, ínsnltos, sermones i eecomuniones contra los liberales, logrando así obtener
la mayoría en favor de individuos de su comunion 1 Tristes
recursos de que tiene gue echar mano un partido cuando no
'cuenta con el apoyo de la opinion I
Los conservadoree hicieron uso de esa Zib&rtaa aqresora que
define i COlD bate valientemente el Sr, Mariuel María Madiedo
en su articulo "Entendámonos," publicado en el número Bf de
" El Porvenir," pues, corno él elice "con esta malvada libertad
"es que se comete el 'Vil atentado de negar a los hombres el" derecho de 'Votar que les clan las leyes, solo porque,son de una
" opinioD contraria a los que reciben 108 'Votos. Oon esta mal" vada libertad se roba opinión, se roban empleosi se roban los
" sueldos de esos empleos, tan robados como se roba en un ca"mino con lanza i trabuco. Oon esa malvada libertad se des" potiza, se tiraniza i se oprime."
El Sr. Madiedo pintó ro.. vivo la conducta del partido a que
hoi nuevamente pertenece,
Pasadas las elecciones, volvió-el país a la calma, i todos los
perseguidos i procesados por el robo del parque fueron absueltos: el delito verdadero eran las elecciones,
El año de 1855 concluyó con el asesinato del señor Antonio
Maténs, acaecido el 4: ele diciembre en las calles de Palmíra.
Despues
de esto, inútll es agregm' observaoion
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~u~Este filé el aniversario del 4 de diciembre 'de 1854!en qué el
Gobierno triunf6 de Melo i a cuyo triunfo cooperó poderosamente el Sr. Matéus, siendo uno de los Frimeros que victorearon la Oonstitueien en la plaza mayor de Bogotá. Un oficial
Maderoi unoasoldados apareeieron como los ejecutores de taá
atrea como familiar delito: les pusieron en la cárcel pOl!fórmula, de donde, despues de bien visitados, regalados i aoarieiados
por los eonservadores de Palmira, salieron el?-libertad i en
triunfe por haberlos absuelto el J urado que los Juzgaba, Pueden ser ,a9.uel1oslos ejeeutorea materiales del hecho; peTo. , , .
]la cosa 'VIene de muí alto!
CAPITULO XXXIII.
CONCLUSION.
Tales son los principales hechos que nos propusimos rusto'ríar, i que hemos procurado haceslo siguiendo la verdad con una
imparcialidad fria i severa i sin ninguna consideracion de partidos ni person as. El cúmulo 'de los aeonteoimientos referidos:
las antiguas i enteañadas divisiones de partido: la falta de probidad política en ellos: su eeelusivismo ': las aspiraciones de
banderías: 11'1
poca o ninguna honradez política de muchos de
nuestros hombres : el aferramiento que los partidarios tíenen a
ciertas personas, a determinados nombres, con esclusion de los
principios, en quienes no ponen fe ni esperanza : el espiritn de
odio i de esterminio que por tauto tiempo se ha creado i eurobustecido en el corazon de todos; i por último, la sangre humana profusamente derramada, haeen que el jenio del mal se '
cierna sobre nuestra cabezas, i demuestran claramente una tristísima verdad, i es : que si elpaís continrúa en el estado e'n que
7wi se enc'lwntm, M tendremoe paz, Los pueblos, caasados de
sus luchas, se tomarán sus tiempos para reposar: habrá treguas;
pero no habrá paz,
.
Mas, si los males descritoa nos han aflíjido tanto tiempo i
nos amenazan 'para el porvenir, creemos que hai sobrados medios para mejorar nnestea situacion i evitar a la República
nuevas i tal vez mayores desgracias. El principal seria la refnsicn de los partidos, sin perjuicio de una racional oposicion
al poder para moderar Sl¡S deseos iencarrilar sus actos pOi' el
sendero de la leí i del bien pública; pero como tall'efusio.w.o."",__
una utopia que 8010 puede entretener los doradcs eDSU . -:¿e
un venturoso ideal, nadie, de buena fe, puede pensa1'
ella.
POl' esto, pues, i sin que se e-ntienda que presumimos
filósofes ni de políticos, nos atrevemos solo. a apuntar a]g
dios que, segun nuestro modo de pensal', pueden con
aquel grande objeto.
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1. o .Dar OCU1;)(u;,:ion(f¡ los .:púeolo8. Esto se conseguiría protejiend0 la agricultura, las artes i el comercio en todo senside, i
abriendo camiaes i canales por donde se puedan esportar los
produetos de la industria. Ninguno se atreve a producir lo que
ne tiene seguridad de gozar; i aun cuando se tenga. esta segu,ridad, ninguno produce rna.'>,de lo, qu:e puede censumiu, pues
careciendo de -vias palla esportar los sobrantes, 'necesariamente
haria una pérdida, Da aquíviene qué nuestros pueblos se aseg\l1'lliU fácilmente la subsistencia 0(:)(1, pocas horas de trabajo,
i
quedan desocupados la. mayor parte (lel tiempo, en ql1e para
hacer algo se dedican a la llolitica : hacen revoluciono
2.° Propender a otras mejoras materiales de inmediato interes para los. pueblos. N o basta tener instituciones 'liberales ni
un profuso código de garantías para que la N acion sea ilustrada i feliz: los salvaj eíl errantes en los bosques son absolutamente libres, i no por esto son ilustrados ni feliáes. Es preciso unir
a la libertad los gozes i comodidades que proporcionen la mayor suma de bienestar posible:
..
3.° Realizar
la g1'ande idea de la Federaoior; OolorJ'bbiar
~, uniendo de tal manera la vida i los' intereses jenerales de
los' Est.!l(.dosentre sí, que los males del uno sean sentidos por
tQ..d0S¡ i que la prosperidad del uno refluya en la de.todos. Esto'
d3t1-á:1Ul sentimiento ele dig¡nidad i de grandeza, que nos hará
miral' él pasado como un sueño, i nuestras disensiones políticas
con t¡i ridícula 9.M ellasmerecen : entónces 'seriamos respetados en el estranjero, respetados entre nosotros mismos, i tendríamos inagctables fuentes de. prosperidad :
,
.
4.° Si esw na J!~4dil!tl'eo0n8.egwirse, &!UJfJ.If¿ehar
el poder m~.IIWÍaipcil de tal modo que cada provincia tensa el poder i los medios de hacer su felicidad, i que la accíon ~el Gobierno jerreral
solo se sienta para protejer esta misma independencia 1 eonte~l' los trastornos que ocurran en cualquiera de ellas. Esta desGenttaliza"CÍon administrativa, creemos es la que conviene a 181
República.:
5. Oal@ca1'a la oabeea de.~ G.oOWno '1J/J:bhamore qtM~ 8qJC4
kermana1' 71ll/;es'&ra8 bdla« 'ÍI1Mti&uciones con el progreso mate7'i{i(¡l:
que no haya eselusivismo por razon de opiniones, i que se llaroen a .los destinos públicos a los hombres que 10 merezcan por
I sea aptitudes,
conducta i honradez, sean cnaleafuesen S'nS:
creencias i convicciones políticas. Este seria un paso ajig¡:tntado en la gl'ande. obra de la reeonciliaciou nacional:
6.° No etaoa» la 'PeVij~Qn ni' a 8U8 mini8tros. Algunas imprudencias en esta delicada materia han servido de ]'lnetesto
para las mas fuertes revoluciones, como sucedió en Pasto en el.
año de 1839. Pl'otéjasele en su libre ejercicio, i déjese a cada
uno en la libertad de ser fraile, clérigo o sacríssan t
7. o AboUr la J!erna de muerte: heoer Ias demas j!enas pr'()_p0'1'ei{)1n;jJ;la la 'fn,al~eia i gr(J/l)edad del deUto, qwitándole.s la O(lll'OWl'üiJiw;. que tienen in si i en su ejemwion. De este modo se conseguirá que las penas prod uzcan el saludable efecto de correFIQ
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al delincuente, sin que el individuo sea objeto de la burla i de
la irrisión de los demas, ni que sobre él se ejerza el poder desp6tico i bruta. 1 que hai vemos en lo.s carceleros i verdugos de
los presidios A Raí cosa mas ridícula que vestir a ~;:t,!fesidiario
de ,diversos eolores i .,Esto s,o10~'Ve paya ,quitar ~:olbre
los
estímulos de la vel'guenza 1 abatir 8U dlgmdad: ~
8,e> Elilffl/MuJ¡r 00'8 delifJosjJolít.ioos,
Na~ mag.~i~rto que en
¡>olítica no hai delitos, porque. no hai lllit'fuénlfge'1erdad
infalible que revele sus dogmas a un pa.;
ni.;'@i,OÚtdividuo, i
ninguno puede jactarse de no estar equivócado·,.;lí?rs',pues, necesal'io respetar en todos sus opiniones i su modo de pellsai' aunque 1arezca una estravagaucia : esta es la verdadera tolerancia,
sin la cual no puede existir una República democrática. Cuando alguno trastorne el órden público, se le someterá en el último caso pOI' la fuerza, i se le quitará el poder de dañar a1ej ándolo del lugar : si él quiere vindicarse se le oirá en juicio contradictorio con el ministerio público; pel'o encausar, calíficar
de criminal a un hombre porque intentó hacer triunfar talo
cual }Jrincipio, i tenerlo eternidades en Una cárcel sufriendo
todas las vej aciones elel que triunfó porque fué mas fuerte, no
porque tuviera mas rason, es una barbaridad que exasperf!, i
que ~nsp.ira el deseo de nuevas revoluciones para vengar los
l11tl'a¡)
es,
.
9.° Por último, que realis8 el; (}obi8'f'IJ'bOel gratn problema
jJo7f¿.'&Íaode herrrulIna1' eZ órClen con la Zibe?·tad, escrito siempre i
nunca resuelto por desgracia; pues hemos visto q ue cuando ha
mandado el partido conservador ha habido órden, pero no ha.
habido libertad, i cuando ha mandado el partido liberal ha
abído libertad, pero no ha habido órden. Que se trabaje, pues,
ncesantemente porque marchen unidos i compactos estos dos
.ra11desprincipios, únicos que pueden salvar i hacer feliz la
ociedad, i que los gobiernos, sean cuales fueren, tengan siemre presente que
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6JIDEN
SIN' LIDERTAD
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ES TIRANÍA,
I.L:m"ERTAD SIN óRDEN, ANARQUÍA.
Estos medios, unidos con otros tantos que les son consiguientes, muchos de los cual.es s» se han puesto en p.1au.ta., alejp;l'.á:q
de entue nosotros los odios, las divisiones sistemáticas '1l:tii a
las denominaciones de partido, que tanto influyen en.· estro
porvenír ; la naoion tendrá un verdadero progresGWq raerá
c.ons$go el órden, la libertad i Ia p,az, fuentes inagot ¡\JiJesele
dicha i eleventura.
'
í
FIN.
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