La importancia de la interpretación en los destinos turísticos Por: Licda. Ena López Técnica Sectorial Célula de Turismo Dirección de Innovación y Calidad De acuerdo a los principios del turismo sostenible, la Organización Mundial de Turismo reconoce que la interpretación en los destinos consiste en acercar al público un lugar de importancia, ya sea natural o cultural. La Interpretación en los productos como: rutas, senderos e itinerarios interpretativos busca posicionar en el centro del mensaje a la identidad que diferencia al destino. Se entiende como “El arte de compartir” el significado e importancia de los productos históricos y naturales al visitante para que lo comprenda, lo aprecie, disfrute y contribuya a su conservación. En este caso, la interpretación del patrimonio se conoce como “un conjunto de técnicas de comunicación”. Por lo que es importante que se organicen los destinos, para ofrecer algo nuevo, distinto y enriquecedor, con lo cual se obtiene lo siguiente: 1. Comunicar el significado del lugar de forma interesante y efectiva. 2. Contribuir a la satisfacción de las necesidades del visitante, por lo que es significativo conocerlo en todos los aspectos para ajustar a su medida el lenguaje a utilizar. 3. Proteger el recurso, conservarlo para que pueda seguir siendo utilizado en el tiempo y el espacio. 4. Mejorar la vida de los lugareños, en la medida de lo posible la interpretación debe servir para darle valor a los aspectos culturales y sociales. Son las rutas y senderos en donde más se utiliza la interpretación, permiten conocer los valores de un lugar de una forma amena, relevante, participativa y ordenada. De esta forma, se posibilita la interacción de las personas con el medio y los visitantes se convierten en actores de su propia experiencia. A la hora de planificar los senderos se debe mostrar a los visitantes los lugares singulares y las características más sobresalientes de cada lugar, evitando las zonas peligrosas o sensibles a la acción humana, delimitando así el límite de carga aceptable. Los itinerarios interpretativos siempre son temáticos. Las paradas se configuran alrededor de un tópico (el bosque, el humedal, la desertificación o la conservación) se concreta en una frase o tema, como por ejemplo: “este es un bosque primario”; “los humedales son imprescindibles para nuestra vida”; “la conservación de esta área aumenta la calidad de vida de la población local”, y demás. 2. Didáctico: diseñado con la finalidad de que los visitantes conozcan determinados aspectos del área. Las etapas están pensadas de forma secuencial para lograr un aprendizaje significativo, siendo así que el orden para abordar los contenidos es fundamental. 3. Turístico/recreativo: pensado para que los visitantes tengan una experiencia gratificante en el lugar. El diseño está basado en la sorpresa, la singularidad de algún rasgo y en potenciar la participación de los visitantes. En cada parada se aborda el tema desde distintas perspectivas o subtemas para reforzar y profundizar en la idea principal del recorrido. La ruta tiene que estar planificada (debe ser un relato lógico y ordenado) para que las personas puedan entender la importancia de ese lugar; para eso se diseña un itinerario en paradas temáticas. En cada parada debe haber una introducción, un cuerpo y una conclusión. El diseño también se debe basar en la inclusión de las emociones, en la concepción de la satisfacción del turista, particularmente a que la mayoría de los servicios se basan en experiencias, participación o vivencia (Benkenstein, Yavas y Forberfer 2003). Las partes de una parada temática pueden ser las siguientes: 1. De relato o de lugar: dan a conocer la importancia del lugar, o de alguna característica del mismo, a través de una historia o de las características de distintos rasgos del recorrido (la flora, la fauna, el paisaje, la cultura de la zona, etc.). En las paradas se abordan distintos aspectos que ayudan a recrear el tema del itinerario. El orden de las paradas se puede variar manteniendo el objetivo de la interpretación. 4. Cognoscitivo: son las rutas que se diseñan para comprender un proceso natural, presentando los elementos de forma interesante. El orden de los contenidos responde al proceso que se va a presentar. Se recomienda evitar las rutas lineales que comienzan en un punto y terminan en otro alejado, así como los itinerarios que van y vienen por el mismo camino; estos últimos son poco aconsejables cuando la ruta es muy frecuentada, porque los visitantes tienen sensación de saturación al cruzarse constantemente con los otros turistas que interfieren negativamente en su experiencia. En este caso, es mejor diseñar itinerarios circulares de una dirección, en los que se sale y se vuelve al mismo sitio y los visitantes no se encuentran unos con otros. El mejor diseño es en “ocho”, lo que permite varias alternativas de visita o incluso acortar la ruta. Los itinerarios pueden dividirse en guiados y autoguiados, teniendo en cuenta si el grupo cuenta con el apoyo de un guía o realiza la visita de forma autónoma. En los recorridos guiados, el guía adquiere un protagonismo especial porque es quien conoce el lugar y la ruta preestablecida; un buen guía pasa a segundo plano, dándole protagonismo al lugar y a los visitantes. Su función, además de garantizar la seguridad de los visitantes, es facilitar información relevante de forma atractiva. físico, limitaciones de movilidad, etc. a la vez, pueden buscar alternativas en caso de algún contratiempo (lluvia, accidente o indisposición de un turista, mal estado del camino, etc.) Contar con un guía tiene un costo extra y no debería trabajarse con grupos de más de 15 personas. El número de itinerarios que se ofertan en un día es limitado, están sujetos a los horarios preestablecidos y el ritmo de la ruta y los contenidos se ajustan a los intereses de la mayoría. Si el recorrido es auto guiado deberá estar debidamente rotulado (vías de acceso, puntos de reunión, recomendaciones, señalización, etc.), cuando se realiza de esta manera, se deberá conocer el número de personas que están realizando esta actividad por su propia cuenta. Es complejo establecer hasta qué punto la imagen de un destino está conformada por aspectos cognitivos o por aspectos emotivos, por lo tanto la interpretación del destino turístico debería tener ese doble componente (cognitivo-afectivo). Son muchas las ventajas de los itinerarios guiados ya que facilitan el contacto personalizado con el objeto patrimonial, posibilitan observar, manipular, interaccionar, responder a dudas, identificar especies, entender procesos o hechos que acontecen, etc. En resumen, las experiencias de los turistas en los destinos deben ser agradables, seguras, enriquecedoras y educativas. Para lograr esto, los destinos deben brindar los insumos necesarios para la satisfacción de los turistas. De esta manera, se obtiene una fidelización y nuevos turistas en los destinos. También adaptan el recorrido a los intereses y características del grupo como la edad de los participantes, estado Ena López Técnico Sectorial Célula Inventa Turismo Dirección de Innovación y Calidad Edición: Nelson Alfaro Ministerio de Economía