La conversión desde la mirada de un niño pobre Provincia NORANDINA Ecuador, 19-23 de febrero MOTIVACIÓN DEL DÍA: Propuesta Propongo que el animador del Retiro motive este día desde el artículo de Pagola: Espiritualidad centrada en Jesús y/o desde la parábola del buen samaritano. En documento adjunto van los dos textos. El objetivo del día es doble: a) contemplar a Dios como el COMPASIVO, el Dios de la vida, de las entrañas de misericordia. Orar, interiorizar que la compasión es el modo de ser de Dios, su manera de mirar el mundo y de reaccionar ante sus criaturas. Convertir mi imagen de Dios. b) como consecuencia, plantear que la opción por el pobre, el mirar el mundo desde los ojos de un niño o joven pobre no es ni moda ni algo raro. Es lo propio de un creyente en este Dios compasivo. Al hombre o a la mujer espiritual se le conoce siempre por su proximidad a los pobres, por su defensa de los últimos y por su práctica liberadora I. Del primer texto, extraigo las siguientes ideas fuerzas y algunas aplicaciones: 1. La mayor urgencia que tiene hoy día la Iglesia es volver a Jesús para centrar la espiritualidad en su persona y en el Proyecto del Reino. * Esta urgencia es también válida para nosotros. Los últimos Capítulos Generales nos lo han recordado: “centrar apasionadamente nuestras vidas y obras en Jesús” (XX Cap. Gral) y el “salir de prisa con María a una nueva tierra” tiene también este llamado al cambio, a la conversión, a la centralidad de la vida en Jesucristo. Jesús puede ser para cada uno de nosotros y para la Iglesia en general la fuente y el camino humilde de una espiritualidad sana, creativa, liberadora y generadora de esperanza. * Necesidad de todos: laicos y religiosos/as de salir de la mediocridad espiritual para enfrentar los retos del momento actual. 2. Cuando hablamos de “espiritualidad de Jesús” nos referimos a un estilo concreto de vivir que se alimenta de su Espíritu y que conduce a los que lo siguen a vivir al servicio de una vida más digna y más abierta a la esperanza en el Misterio bueno de Dios. Esto tiene consecuencias: El Dios que sustenta nuestra espiritualidad es un Dios bueno, es el Dios de la vida, es el Dios que privilegia a los pobres, es el Dios que suscita en nosotros sensibilidad y compromiso social? ¿Cuál es la imagen que tenemos de Él? ¿Con quién vinculamos a Dios? ¿A qué nos impulsa Dios a nosotros? Jesús vincula a Dios con la vida. Lo primero para Dios no es el culto sino la vida de las personas. Con la venida de Jesús y el anuncio del Reino, empieza un tiempo nuevo. Dios quiere construir, junto a nosotros, una vida más humana. En este gran símbolo del “reino de Dios” Jesús recoge las aspiraciones y expectativas más profundas de Israel y de la humanidad. Este proyecto del reino de Dios constituye el principio estructurante de su espiritualidad. ¿También el Reino de Dios es el principio estructurante de nuestra espiritualidad? ¿Cuán presente está en nuestra vida el Reino de Dios? ¿El proyecto de Jesús? ¿La preocupación porque todos los seres humanos tengan una vida más digna forma parte de nuestras preocupaciones y de nuestra espiritualidad? Jesús capta y vive la realidad de Dios como bondad y compasión. Lo que define a Dios no es el poder ni la sabiduría, sino sus entrañas maternales de Padre. La compasión es el modo de ser de Dios, su manera de mirar el mundo y de reaccionar ante sus criaturas. El Padre lo vive todo desde la compasión. Esta es la experiencia de Dios que nos comunica Jesús. ¿Es la compasión parte central de nuestra espiritualidad o más bien somos insensibles al dolor de los demás, al mundo de los pobres, rígidos, inflexibles, cumplidores pero un tanto intolerantes? ¿Cómo es nuestra mirada al mundo?¿Compasiva o censuradora? 3. Jesús no separa nunca a Dios de su proyecto de transformar el mundo. No lo contempla encerrado en su misterio, ajeno al sufrimiento humano. Lo experimenta como la presencia de un Padre que intenta abrirse camino en el mundo para humanizar la vida. Por esto, no invita a sus seguidores a buscar a Dios por caminos de perfección y santidad, sino a “buscar el reino de Dios y su justicia” (Mt 6, 33). Acoger el reino de Dios va más allá de la aceptación de las creencias, preceptos y ritos de una religión. Es una experiencia nueva de Dios que lo resitúa todo de una nueva manera. Lo que Él quiere es humanizar la vida y que nosotros hagamos lo mismo. Tenemos que aprender a captar la presencia humanizadora de Dios no sólo en el marco de la religión sino en la experiencia de una vida cada vez más sana, más justa y más liberada, más acorde con lo que quiere el Padre para sus hijos. En realidad Jesús piensa en una transformación que abarca la totalidad de la vida y que humaniza todas las dimensiones del ser humano. De ordinario, la acogida del reino comienza en el interior de la persona que se convierte al Dios revelado en Jesús, y se va haciendo realidad social allí donde la vida se va haciendo más humana. 4. Los primeros en experimentar esa vida más digna y liberada han de ser aquellos para quienes la vida no es vida. Allí donde se cultiva una espiritualidad marcada por Jesús, tarde o temprano, de alguna manera, el Espíritu se difunde como Buena Nueva para los pobres, como liberación para quienes viven cautivos de tantas esclavitudes, como luz para los que caminan a ciegas en las tinieblas, como libertad para los reclusos y gracia para los desgraciados. Al hombre o a la mujer espiritual se le conoce siempre por su proximidad a los pobres, por su defensa de los últimos y por su práctica liberadora. Esto toca el corazón de nuestro Retiro. Aquí radica el por qué de las llamadas del Capítulo, el por qué de este Retiro. Quien vive desde el Espíritu de Jesús lucha contra ídolos, costumbres y movimientos que hacen daño al ser humano, deshumanizan el mundo e introducen muerte. Esto forma parte de nuestra conversión. El XXI Capítulo General nos insta a luchar contra lo que hace daño a los/as niños/as y a los jóvenes. Con frecuencia, la teología cristiana acentúa hasta el extremo su atención al pecado atenuando la tragedia del sufrimiento. Los diferentes relatos sugieren con diversos trazos que el proceso de curación generado por Jesús es una experiencia de recuperación de la vida, afirmación de la dignidad, crecimiento de libertad, reconciliación con Dios e integración en la convivencia social. Nuestra misión educativa debe apuntar en esta dirección. Recuperar la espiritualidad de Jesús es entender y vivir su iglesia como un espacio donde se defiende y se infunde vida, donde se lucha por hacerla mejor. Hacer de las comunidades cristianas, de nuestras comunidades, un lugar donde los seguidores de Jesús aprendemos a vivir de modo más humano y humanizador. II. Si el animador desea motivar el día desde la parábola del buen samaritano, adjunto va un power con el nombre de Datem samaritano. La conversión desde la mirada de un niño pobre Provincia NORANDINA Ecuador, 19-23 de febrero INDICACIONES GENERALES PARA ESTE SEGUNDO DÍA 1. El tema del día es: La compasión de Dios, sus entrañas maternales principio inspirador de nuestra conducta como hijos e hijas. 2. Estructuro el día de la siguiente manera: 2.1 contemplo una media hora de oración de la mañana todos juntos en torno a la parábola del padre con entrañas de madre. Hacer lectio divina. (Va texto) 2.2 Una motivación en la mañana, después del desayuno. 2.3 Cuatro momentos de oración personal al día (de 45 minutos a una hora). Para ello, cada participante recibe el texto llamado: Ejercicios espirituales. Creo que el material es abundante. No es necesario que los participantes tomen todo, sino aquello que es pueda producir más provecho espiritual. Creo que es bueno que el animador explique en la motivación en qué consisten los ejercicios que se proponen. 2.4 Un momento de oración mariana, todos juntos. (Va texto) 3. Para la Eucaristía no he preparado nada especial. El animador verá qué quiere resaltar. 4. Como símbolo que podría colocarse a los pies del altar : vino, aceite y una montura de caballo, haciendo alusión a la parábola del buen samaritano. La conversión desde la mirada de un niño pobre Provincia NORANDINA Ecuador, 8 al 12 de marzo EJERCICIOS ESPIRITUALES PARA EL DÍA 20 DE FEBRERO Primer ejercicio: Primer ejercicio: Lectura y oración del texto de Pagola Lee con atención este texto de Pagola. Subraya lo que más toca tu corazón, interioriza, guarda en tu corazón lo que te parezca más sustancioso. Revisa si tu imagen o tus imágenes de Dios coinciden con este Dios que tiene entrañas maternales de padre. Entra en diálogo con el Señor, a partir de las vivencias que te haya suscitado el texto. ESPIRITUALIDAD ALENTADA POR LA COMPASIÓN José Antonio Pagola La compasión como principio de actuación Jesús capta y vive la realidad de Dios como bondad y compasión. Lo que define a Dios no es el poder ni la sabiduría, sino sus entrañas maternales de Padre. La compasión es el modo de ser de Dios, su manera de mirar el mundo y de reaccionar ante sus criaturas. El Padre lo vive todo desde la compasión. Esta es la experiencia de Dios que comunica Jesús en sus parábolas más conmovedoras y que le impulsa a proclamar un nuevo principio de actuación. La espiritualidad más valorada en la sociedad judía partía de una exigencia formulada en el Levítico: “Sed santos, porque yo, Yahveh, vuestro Dios, soy santo” (Lv 19, 2). El pueblo de Dios ha de imitar la santidad del Dios del templo: un Dios que elige a su pueblo y rechaza a los paganos, bendice a los justos y maldice a los pecadores, acoge a los puros y separa a los impuros. El ideal es ser santos como Dios es santo. Paradójicamente, esta imitación de la santidad de Dios, entendida como separación de lo “no santo” o impuro, fue generando una sociedad discriminatoria que excluía a las naciones paganas e impuras. Pero, además, dentro del pueblo elegido los sacerdotes gozaban de un rango de pureza superior al resto del pueblo pues estaban al servicio del templo donde habita el Santo de Israel. Los varones estaban en un nivel de pureza superior al de las mujeres, sospechosas siempre de impureza por sus menstruaciones y partos. Los que gozaban de salud estaban más cerca de Dios que los leprosos, ciegos o tullidos, excluidos del acceso al templo. Esta búsqueda de santidad creaba barreras y discriminaciones; no promovía la mutua acogida, la fraternidad y la comunión. Jesús capta de inmediato que esta visión religiosa no responde a su experiencia de un Dios compasivo y acogedor. E introduce un nuevo principio que lo transforma todo: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”. Es la compasión y no la santidad el principio que ha de inspirar la conducta de los hijos e hijas de Dios. Jesús no niega la santidad de Dios, pero lo que califica esa santidad no es la separación de lo impuro. Dios es grande y santo, no porque rechaza o excluye a los paganos, pecadores e impuros, sino porque ama a todos sin excluir a nadie de su compasión. Esta compasión es la única manera de mirar la vida, de sentir con las personas y de reaccionar ante su sufrimiento. Y esto nos aproxima al Padre de la misericordia. La mirada compasiva Las tradiciones sobre Jesús conservaron el recuerdo de su mirada compasiva a los enfermos, leprosos y desequilibrados y, sobre todo su mirada conmovida a las gentes. “Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos (Mt 14, 14); “Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor” (Mt, 9, 36). Al entrar en Naím se encontró con los que llevaban a enterrar al hijo único de una viuda: «Al verla el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: ‘No llores’». J.B. Metz recuerda que, frente a la “mística de ojos cerrados”, enfocada sobre todo a la atención interior, quien se inspira en Jesús está llamado a cultivar una “mística de ojos abiertos” y una espiritualidad de responsabilidad absoluta hacia los que sufren. La espiritualidad de Jesús hace vivir a sus seguidores atentos al sufrimiento de las personas. La mirada al rostro del que sufre nos libera de ideologías que bloquean nuestra compasión o de marcos normativos que nos hacen vivir con la conciencia tranquila. Esta mirada nos arranca de la indiferencia, recordándonos nuestra propia condición vulnerable, despierta en nosotros la solidaridad fraterna. Cierto que en casi todos los caminos espirituales se privilegia la importancia de la conciencia, la atención al aquí y ahora, el silencio interior… y con razón. No obstante, me atrevo a decir que el camino más eficaz para sintonizar con la espiritualidad de Jesús es aprender a mirar el rostro del otro con compasión. Gestos de bondad El buen samaritano de la parábola es, para Jesús, el modelo del hombre compasivo que vive imitando la compasión del Padre del cielo: ve al herido en el camino, se compadece y se acerca a él, venda sus heridas, lo monta en su cabalgadura, lo lleva a la posada y se compromete a pagar los gastos. Este hombre no se siente obligado a cumplir un determinado código moral, sino que responde al sufrimiento del herido inventando toda clase de gestos orientados a aliviar su sufrimiento. La respuesta a los que sufren siempre es insuficiente e imperfecta, pero lo decisivo es vivir sembrando gestos de bondad e inventando respuestas al sufrimiento. Así es Jesús, a quien Dios “ungió con el Espíritu Santo y con poder, y pasó la vida haciendo el bien” (Hch 10, 38). No tiene poder político ni religioso, no puede resolver las inmensas injusticias que se cometen en aquel rincón del imperio, pero camina por Galilea y Judea, movido por el Espíritu de Dios, sembrando gestos de bondad. Abraza a los niños de la calle porque no quiere que los seres más frágiles de aquella sociedad vivan como huérfanos; bendice a los enfermos para que no se sientan malditos de Dios al no poder recibir la bendición en el templo; toca a los leprosos para que nadie los excluya de la convivencia; cura rompiendo el sábado para que todos sepan que ni la ley más sagrada está por encima de la atención a los que sufren. Acoge a los indeseables y come con los pecadores despreciados por todos porque el malo y el indigno tienen tanto derecho como el bueno y el piadoso a ser acogidos con misericordia. Estos gestos no son convencionales. Son gestos orientados a afirmar la vida y la dignidad de los seres humanos. Recuerdan que siempre es posible intervenir para sacar bien del mal que existe en el mundo. Acompañan a la indignación profética abriendo caminos directos e inmediatos frente a la pasividad y la indiferencia social, para no dejar abandonado en su desgracia a ningún doliente. Segundo ejercicio: Desde la parábola del “buen samaritano”: (Lc 10, 25-37) 1. Leo y medito el texto: ¿Qué dice el texto? ¿Qué me dice el Señor a mí? ¿Qué le digo yo al Señor? 2. Continúo profundizando: El Señor nos invita a bajar de la cabalgadura del poder y arrodillarnos ante quien está “medio muerto”: * “Este texto es un icono de nuestra vida cristiana y religiosa. Nos enseña a vivir los mismos sentimientos de Cristo y a arrodillarnos como Él ante la humanidad herida y violentada y a socorrer con todos los medios a los heridos y abandonados que yacen “medio muertos” en las periferias de nuestra sociedad. * En esta parábola, Jesús margina en su valoración a quienes son signos del poder religioso cuando no se dejan mover por la compasión y da protagonismo a un hombre conmovido que realiza gestos sencillos y pobres de curación con el aceite, el vino, las vendas, la cabalgadura y el mesón. * Lo importante no es saber quién es nuestro prójimo para amarlo, sino tener en el corazón una disposición para conmovernos y aproximarnos a quien nos necesita. * Jesús nos invita a bajar de la cabalgadura que nos hace seres privilegiados y nos separa de tantos caminantes que no tienen dignidad, ni casa, ni meta. También a derramar sobre sus heridas el aceite de nuestra contemplación y el vino de la ternura y de la gratuidad para que vuelvan la esperanza y el ansia de vivir”. * “¿No estaremos necesitando los maristas, tanto hermanos como laicos/as, que el gran Samaritano que es Jesús se nos acerque, cure nuestras heridas y derrame sobre ellas el aceite de su consuelo y el vino de su fuerza? ¿No nos estará regalando el Señor la gracia de descubrir en nuestra fragilidad un camino nuevo en el que la fuerza se manifiesta en la debilidad y la vida en la muerte? ¿No está siendo la hora de fiarnos perdidamente del Dios que está trabajando algo nuevo con nuestra pobreza e incluso con nuestra pérdida?” (Adaptación de un texto de Dolores Aleixandre. Lo que está en cursiva es agregado). 3. Después de leer estos textos de Dolores Aleixandre: ¿En qué personaje de la parábola te sientes más reflejado?¿Eres signo del poder religioso o una persona movida por la compasión? ¿Qué imagen de Dios pueden estar proyectando tus relaciones con el prójimo? En el presente año, ¿te has encontrado con heridos y abandonados que yacen “medio muertos” en las periferias de nuestra sociedad o en otras zonas? ¿De qué cabalgadura te invita a bajar el Señor? ¿A qué personas, en concreto, heridas, tendidas en el camino podrías brindar gestos de bondad en el presente año? Tercer ejercicio: Ejercicio de Discernimiento El siguiente es un ejercicio muy interesante para hacer que nuestra declaración capitular sobre la opción preferencial por los pobres, eso de “ver el mundo con los ojos de un niño pobre”, adquiera mayores grados de realidad en nuestras vidas de hermanos y laicos/as. Para ello, realicemos un paseo por nuestros “cuerpos comunitarios” (comunidades, familias, obras donde trabajamos). Paseemos: por nuestros ojos (qué leemos, a qué fuentes de información acudimos, en qué tipo de personas nos fijamos, qué programas de TV preferimos…); por nuestros oídos (qué voces, opiniones y juicios tienen más influencia en nosotros, de qué medio social proceden, desde qué experiencia hablan…); nuestros pies (qué lugares frecuentan, a quiénes visitan, dónde se detienen, de dónde escapan…); nuestras manos (para quiénes trabajan, a quiénes sirven, con qué situaciones contactan…); nuestro corazón (hacia quiénes se inclina, por quiénes se conmueve, por qué causas se apasiona…). Y al acabar el recorrido, en vez de hundirnos en atormentadas culpabilidades, buscar juntos en nuestro mapa vital cómo hacernos buscadores de caminos, salir fuera de los muros que nos protegen y situarnos en alguna encrucijada, al alcance de esa gente a quienes la marginación hace imprecisos, socialmente mudos e inapreciables. Y reconocer esos lugares como privilegiados para entrar en comunión con el “compasivo” y” tener parte con Él” (cf Jn 13,8). Cuarto ejercicio: A partir de la historia de Yann “Conozco a Yann desde hace unos dos años. En marzo próximo cumple 15 años. Cuando llegó a Vallée Jeunesse era muy difícil entenderle porque tartamudeaba mucho y tenía enormes dificultades para pronunciar dos frases seguidas. Recuerdo mi primer encuentro con él. Le saludé, le di la bienvenida, pero no pude ver sus ojos, pues el pelo le tapaba una parte de la cara y además llevaba una gorra. Apenas respondió a mi saludo. Pero no me causó mayor trastorno, porque nuestro modo de actuar es aceptar a la persona tal como ella es y tomarnos todo el tiempo que sea necesario hasta que ella confíe en el adulto que yo represento. Vienen a nosotros quienes han sido echados de la escuela, quienes tienen dificultades de comportamiento o dificultades familiares o sociales. Ello nos obliga a ser pacientes y a esperar el momento oportuno. Poco a poco pude llegar a crear una relación jugando con él al ping – pong en la sala de juegos. Más tarde, me ha pedido que le ayude en francés, pues venía muy atrasado y tenía muchas dificultades para comprender los distintos ejercicios que se le proponían. Con mucha paciencia y respetando su ritmo hemos podido dar pasos significativos. Después de mes y medio, una hermosa mañana llegó Yann después de haberse cortado el cabello. Ahí pude ver sus ojos, pues además no venía con la gorra puesta. Cada vez que llego al Centro de Servicios, él me acoge con una gran sonrisa y me pide que le acompañe a jugar ping – pong. Así nuestra mutua relación ha ido creciendo poco a poco, mes a mes. Llegó el final del año escolar y Yann pidió poder trabajar en el campo durante el verano recibiendo una remuneración simbólica. Trabajó siete semanas. El 11 de setiembre regresó al Centro de Servicios. Estará con nosotros posiblemente hasta finales de año. Pues Yann sigue todavía frágil. Ha hecho enormes progresos desde su llegada. Ha adquirido mayor confianza en sí mismo, se expresa con mucha mayor facilidad, ya no tartamudea. Es un campeón en el ping – pong. Da señales de mucha creatividad. Posee el potencial para triunfar en la vida. Quiere ser veterinario para cuidar de los animales heridos. Con frecuencia le repito que tenga confianza en sí mismo, que no pierda de vista el sueño que lleva en su corazón y que lo conseguirá si cree en él y en su potencial. Yann fue abandonado por su madre a la edad de dos años. Fue acogido por una familia gracias a las diligencias de la Dirección de la Protección de la Juventud. Estuvo en una buena familia hasta la edad de los diez años. Ahí desarrolló el sentido de la pertenencia. Ahora está en otra familia de acogida. Ve a su padre de vez en cuando, pero a su madre no la ha vuelto a ver. Cuando llegó a la secundaria cayó en la mala costumbre de amenazar, pero, en el fondo, es él el que ha sido más veces amenazado. Ello explica la tartamudez que traía al llegar a nuestro Centro. Continúo creyendo en Yann a pesar de los altos y bajos que sigue viviendo. Ahora sabe que puede contar con el apoyo de adultos, que para él son muy significativos. Llegará el día en que tomará conciencia de todo el potencial que posee. Y podrá volar con sus propias alas y realizar el sueño de ser veterinario para cuidar a los animales heridos. Suerte, Yann. Creo en ti y te amo”. Jean-Denis Couture fms. Vallée Jeunesse Québec Valcartier, 27 février 2012. ¿Cómo y cuánto te ha tocado el texto? ¿Cuántos Yann conoces y en qué niño/a o joven te sientes llamado a sembrar gestos de bondad? Ora por y con los Yann que conoces. ¿Qué le dices a Dios de ellos? ¿Qué te dice Dios a ti, desde ellos? Otros textos para orar: 4.1 Sintió compasión de la multitud (Mt 14, 14-22) 4.2 Viendo la multitud, se conmovió (Mt 9, 35-38) 4.3 Resucita al hijo de una viuda (Lc 7, 11-17) La conversión desde la mirada de un niño pobre Provincia NORANDINA Ecuador, 19-23 de febrero LAS ENTRAÑAS MATERNALES DE NUESTRO PADRE DIOS Salve Lectura del calendario 1. Texto Bíblico: Las extrañas maternales del Padre Lc 15, 1-3. 11-32 En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos. Entonces les dijo esta parábola. Dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y La Parábola del se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como Hijo Pródigo un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros." Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano."El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!" Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado." 2. Momento de Meditación Te proponemos interiorizar esta Palabra de Dios con una metodología que sugiere el Cardenal Martini: Lo primero, pregúntate: ¿qué es lo que se dice en este trozo? Frecuentemente nosotros saltamos estos escaloncitos, sobre todo si nos encontramos ante páginas que ya conocemos (la parábola del buen samaritano o del hijo pródigo, una narración de los milagros de Jesús), pensando que no hemos de encontrar nada nuevo. Si, por el contrario, nos esforzamos en releer con atención la página, descubrimos significados, valores que no habíamos notado. Personalmente uso siempre el método que os sugiero: me pongo frente a un texto como si no lo conociese y, con el lápiz en mano, subrayo los personajes, las acciones, las palabras clave. En la segunda experiencia, la pregunta es la siguiente: ¿qué me dice a mí el trozo en cuestión? Aquí acaece aquel descubrimiento que estremece el corazón y que muchos han vivido con estupor y maravilla: esta Palabra habla de mí, me explica, me sacude, me perturba, me lleva a comprender qué es lo que necesito ahora, aclara la confusión que llevo dentro, me interpela, quizá me llama, me ofrece perdón, paz, confortación. La Escritura es, en suma, una interpelación del Espíritu a cada uno que la lee. Por fin, sugiero verificar la experiencia de consuelo Quien se dedica con atención a la palabra de Dios contenida en la Biblia se siente confortado, consolado, empujado a caminar adelante, a resistir en circunstancias difíciles, advierte algo del misterio de la presencia de Jesús que está a nuestro lado. Lo experimentaba también santa Teresa del Niño Jesús señalando los «perfumes de la vida de Jesús»: «Apenas pongo la vista en el santo evangelio, enseguida respiro los perfumes de la vida de Jesús y sé hacia dónde caminar». Así, pues, la Escritura ilumina, orienta, conforta, consuela. 3. Proclamación comunitaria En forma comunitaria, y a dos coros, recitamos estos textos bíblicos que nos refuerzan la imagen del Dios compasivo: Coro 1: “El Señor pasó ante Moisés proclamando: El Señor, el Señor, el Dios compasivo y clemente, paciente, rico en bondad y lealtad, que conserva la misericordia hasta la milésima generación, que perdona culpas, delitos y pecados”… (Ex 34,6) Coro 2: “Porque el Señor, tu Dios, es un Dios compasivo: no te dejará ni te destruirá, ni olvidará el pacto que juró a tus padres” (Dt 4,31) Coro 1: “Rasguen los corazones y no los vestidos; conviértanse al Señor su Dios; que es compasivo y clemente, paciente y misericordioso, y se arrepiente de las amenazas” (Jl 2,13) Coro 2: “¡Ah, Señor, ya me lo decía yo cuando estaba en mi tierra! Por algo me adelanté a huir a Tarsis, porque sé que eres un Dios compasivo y clemente, paciente y misericordioso, que te arrepientes de las amenazas”. (Jo 4,2) Coro 1: “Voy a recordar la misericordia del Señor, las alabanzas del Señor: todo lo que hizo por nosotros el Señor, sus muchos beneficios a la casa de Israel, lo que hizo con su compasión y su gran misericordia”. (Is 63,7) Coro 2: “Observa desde el cielo, mira desde tu morada santa y gloriosa: ¿dónde está tu celo y tu valor, tu entrañable ternura y compasión? No la reprimas, que tú eres nuestro padre”. (Is 63, 15) Coro 1: Respóndeme, Señor, por tu bondadoso amor, por tu inmensa ternura vuelve tus ojos a mí” (Sal 69,17) Coro 2: “Dios mío, inclina tu oído y escúchame; abre los ojos y mira nuestra desolación y la ciudad que lleva tu Nombre; porque al presentar ante ti nuestra súplica no confiamos en nuestros méritos, sino en tu gran misericordia” (Dn 9, 18) Coro 1: “No pasaran hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el Compasivo y los guía a manantiales de agua” (Is 49,10). Coro 2: “El señor es compasivo y clemente, lento a la ira, rico en amor”. (Sal 103,8) Todos: “Acaso no es Efraín mi hijo amado? ¿Acaso no es mi niño preferido? Cada vez que lo reprendo, vuelvo a acordarme de él. Por él mi corazón se conmueve; por él siento mucha compasión -afirma el Señor–. (Jeremias 31:20) 4. Canto Final La conversión desde la mirada de un niño pobre Provincia NORANDINA Ecuador, 19-23 de febrero DESDE MI SER MARISTA, PAN Y VINO PARA EL POBRE QUIERO SER ORACIÓN MARIANA 1. María se pone el delantal para servir: (Lc 1, 39-55) “En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como había anunciado a nuestros padres , en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.» María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa”. (Momento de silencio e interiorización de la Palabra) 2. Escuchamos la siguiente canción: “Sigue habiendo tantos pies que lavar, sigue habiendo tanta oscuridad que iluminar, tantas cadenas que romper; pan y vino para el pobre quiero ser…(3) ( fortalece, Señor, mi poca fe) Ixcis 3. Quemar mi vida por ellos en nombre de Jesús “Creo que sigue habiendo tantos pies que lavar, en medio de mi pueblo y siento un compromiso grande de seguir, o no sé si es recién comenzar, a quemar mi vida por ellos en nombre de Jesús. Lo cierto es que el dolor de los preadolescentes que este año he acompañado me duele cada vez más, ya sea desde la tutoría de colegio, el compromiso pastoral, o desde el simple hecho de dedicarles unas horas a enseñarles a jugar ping pong. Creo que el Señor no me ha regalado la capacidad de disociar mi sensibilidad con los problemas de los chicos, o tal vez justamente lo que quiere es que me involucre más en sus vidas… creo firmemente es esto último. Lorena es una muchacha de 7° de primaria con una historia dolorosa y llena de heridas, pensar en ella y rezar sus problemas muchas veces me ha quitado el sueño. Elmer es un muchacho que ha roto la relación conmigo porque no he tenido el tacto de acercarme a su historia como tierra sagrada y lógicamente lo he perdido. Helen, de doce años, es una niña evangélica que me quiere como si fuera su padre, y ella es para mí como una hija, tiene la capacidad de cuestionar mi vida, mi fe, mi vocación… de hacerme bromas, contarme sus problemas, arrancarme una sonrisa… soy testigo de su crecimiento y me siento responsable de cuidarla y ayudarla en todo lo que pueda. Es doloroso ver en el lugar donde trabajo una gran cantidad de niños y niñas viviendo solos semana a semana, con apenas visitas de sus padres y en situaciones económicas sorprendentemente escasas. ……………………………………………………… Creo que esa es la importante tarea que tengo que realizar con ellos, recuperar la flexibilidad, compartir desde su lenguaje y valorar lo que les es significativo, solo así se abrirán a lo que es significativo para mí y que es lo esencial que quiero compartirles: “que Jesús les ama con locura…” ………………………………………………………. Me encanta la última frase del estribillo: “pan y vino para el pobre quiero ser…” Es lo mismo que fue Jesús, alimento para el pobre… quiero entregar mi vida a Jesús y ser simplemente un poquito de pan y de vino para mis hermanos y hermanas. Solicito se me permita seguir viviendo esta Gracia”. (Extracto de la carta de petición de admisión a la cuarta profesión de un hermanito joven) 4. Decena de rosario: Desde la experiencia de María servidora, desde la letra de la canción o desde la carta del hermanito completar una decena de avemarías, antecediendo cada avemaría de un nombre de un/a niño/a o joven a quienes sentimos que tenemos que lavar los pies. También se puede anteceder el avemaría con un versículo del Magnificat o con una frase de la carta del hermano. Se termina la oración cantando el estribillo del Magnificat de Taizé.