PRO PÓN TE LOS OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER CRÉDITOS © Educación Sin Fronteras, 2009 Edita y distribuye Educación Sin Fronteras Josep Anselm Clavé, 6 1o 1a 08002 Barcelona 93 412 72 17 Dirección técnica Eulalia Alemany Autores José Ángel Medina. IC Iniciativas Fernando Cembranos. IC Iniciativas Carolina Cid. IC Iniciativas Mariana Duffill. IC Iniciativas Jorge Mora. IC Iniciativas Blanca Sánchez. IC Iniciativas Comisión de trabajo Olga García Magdalena Chiurazzi Isabel Magalló Clara Miranda María Martí David Llucián Cristina Pavón Guillermo Cuñat Sonia Aldea Lucía Forcadell Paloma Oltra Diseño y maquetación Publigat.com Fotografía de portada Imagen cedida por Marc Coma y Anna Pérez Català. Fotógrafos: Alberto Martinez y Belén Domínguez Maquillaje: Fidel Fernandez Impresión ARTS GRAFIQUES CEVAGRAF Depósito Legal ISBN 2 OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER ¿Qué les queda a los jóvenes? MARIO BENEDETTI “¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco? ¿sólo graffiti? ¿rock? ¿escepticismo? también les queda no decir amén no dejar que les maten el amor recuperar el habla y la utopía ser jóvenes sin prisa y con memoria situarse en una historia que es la suya no convertirse en viejos prematuros ¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de rutina y ruina? ¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas? les queda respirar / abrir los ojos descubrir las raíces del horror inventar paz así sea a ponchazos entenderse con la naturaleza y con la lluvia y los relámpagos y con el sentimiento y con la muerte esa loca de atar y desatar ¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de consumo y humo? ¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas? también les queda discutir con dios tanto si existe como si no existe tender manos que ayudan / abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno / sobre todo les queda hacer futuro a pesar de los ruines de pasado y los sabios granujas del presente.” 3 Índice 00 03 06 01 04 07 02 05 08 Introducción La economía de los cuidados Mismo trabajo, menos dinero 4 Lo dicen en los anuncios Yo ayudo a mi madre El lenguaje Educación en la igualdad Violencia contra las mujeres Necesidades o enriquecimiento OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER 00 Introducción En septiembre de 2000 tuvo lugar en la ciudad de Nueva York, la Cumbre del Milenio. En ella los representantes de 189 estados recordaban los compromisos adquiridos en los noventa y firmaban la Declaración del Milenio. En esta Declaración se establecía un acuerdo en el que la comunidad internacional se comprometía a “no escatimar esfuerzos para liberar a nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños de las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema”. Ese compromiso tomaba forma en la decisión de establecer y conseguir ocho objetivos antes del año 2015. Estos objetivos abarcaban diferentes áreas relacionadas directa o indirectamente con la pobreza extrema: la erradicación de la pobreza y del hambre, la educación primaria universal, la igualdad de sexos y la autonomía de la mujer, la reducción de la mortalidad infantil, la mejora de la salud maternal, el combate contra el VIH, el paludismo y otras enfermedades, la sostenibilidad del planeta y la formulación de una asociación mundial para el desarrollo. Todos los objetivos tienen como finalidad primordial la erradicación de la pobreza extrema y el hambre pero cada uno de ellos actúa de forma independiente en un ámbito diferente de la vida humana. El propósito es establecer acciones y conseguir logros en cada una de las áreas para que actúen de forma sinérgica, es decir, para que los logros en cada una de las áreas apoyen y faciliten los logros en otras. Así todos los objetivos tienen una estrecha relación entre sí; algunos se tocan e incluso a veces se solapan en sus planteamientos. Sin duda no se puede entender la mejora de la salud infantil y la reducción de la mortalidad de los niños y niñas sin asegurar que van a nacer y crecer en un medio ambiente saludable; o la igualdad entre hombres y mujeres si a ellas les cuesta la vida dar a luz; o la erradicación de la pobreza si no existe una forma de comercio mundial justa y equitativa. Aunque hayan sido los estados los que firmaron la Declaración del Milenio sería injusto afirmar que el problema de la pobreza extrema y el hambre es tan sólo de los estados y no de las personas que habitamos el planeta y que lo compartimos como lugar y forma de vida. La responsabilidad sobre lo que en el planeta acontece es de todas las personas que lo habitan y las diferencias entre el poder de unas y otras no es una excusa para no comprometerse en la lucha contra las situaciones que matan a muchas personas y degradan a otras. El problema es de todos y, si acaso, es más de las personas que habitan en los países del norte, cuyo nivel de vida y situación económica es en gran parte el origen de los problemas del sur. En cada sector de población, en cada institución, en cada barrio, en cada casa la responsabilidad no recae por igual, pero es una responsabilidad global. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son objetivos de todos y de todas y como tales deben contar con una acción decidida. La población joven es más o menos el 50% de la población mundial y por lo tanto tiene una parte de la responsabilidad. 5 ¿En qué consiste esa responsabilidad? En función de las limitaciones que el modelo social, económico y cultural impone al acceso al poder y a las decisiones al colectivo juvenil se podría pensar que consiste en poco. Sin embargo hay dos factores que son clave para explicar el papel de los jóvenes en esta “tarea”. En primer lugar su papel como futuros hombres y mujeres sobre los que descansa la esperanza y las posibilidades de construir un mundo necesariamente diferente. En segundo lugar su capacidad como fuerza reivindicadora por su atrevimiento, creatividad y fuerza. Para poder acometer las responsabilidades que a cada persona le tocan en esto es necesario actuar con diligencia, con corrección, con estrategia. Y esa estrategia comienza por tomar postura: ¿estamos de acuerdo con los Objetivos del Milenio?, ¿en qué?, ¿cómo se miden estos Objetivos?, ¿qué podemos hacer?, ¿sabemos lo que pasa?, ¿qué significan las palabras que se usan en los Objetivos?, ¿cuál es la cuota de responsabilidad? Estas y otras preguntas son obligatorias. Es necesario pensar para poder actuar, es necesario discutir y debatir para poder compartir, es necesario saber para poder cambiar. Este documento que tienes en las manos intenta facilitar ese primer paso: la reflexión, el pensamiento, el debate, la toma de postura ante una situación que no es posible que pase desapercibida y que exige que se elabore una posición personal y se construya con otros una colectiva. Este cuaderno trata de provocar esa reflexión, ese intercambio y ese debate en torno al Objetivo 3 de la 6 Declaración del Milenio: “Promover la igualdad de sexos y la autonomía de la mujer”. Este objetivo pretende entre otras cosas: Eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la enseñanza antes de finales de 2015. Pero ¿qué es igualdad?, ¿qué significa que las mujeres se dediquen mayoritariamente a cuidar de las personas?, ¿qué dice el mercado y la publicidad sobre los papeles de los sexos?, ¿quién enseña lo importante a los niños y las niñas?, ¿y por qué las mujeres cobran menos?, ¿qué ocurre con la violencia machista? Estas y otras preguntas han de ser contestadas, en los textos de este cuaderno y en las actividades que los acompañan pueden encontrarse algunas respuestas. OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER 01 La economía de los cuidados Según un estudio de la Fundación FUNCAS publicado en 2008 en el que se realiza un análisis de las familias españolas desde perspectivas sociológicas y económicas las mujeres españolas dedican 4 horas y 55 minutos a las tareas domésticas mientras que los hombres españoles dedican 1 hora y 37 minutos. O sea tres veces menos. Hacer un recuento del tiempo dedicado a labores domésticas entre hombres y mujeres del grupo Los datos de este estudio ponen en evidencia una realidad cada vez más sangrante. Mientras que las mujeres se han ido incorporando al mercado de trabajo, el reparto de las tareas domésticas sigue teniendo un desequilibrio hacia ellas muy importante. La sociedad en la que vivimos está basada en el patriarcado, en el que las personas del sexo masculino detentan el poder y el bienestar y desarrollan actitudes educativas, sociales y económicas orientadas a que esta situación siga siendo así. La búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres no es posible si no nos atenemos a un reparto equitativo de las tareas domésticas. Cuidar la vivienda y hacerla habitable, atender a los niños y niñas, cuidar de las personas mayores y de los enfermos son un conjunto de tareas que son necesarias para la supervivencia de las personas y están realizadas principalmente y, en algunos casos exclusivamente, por mujeres. La igualdad de hombres y mujeres ha ido dando pasos en la obtención de derechos formales, en los que las leyes y las disposiciones han ido equiparando el acceso y los derechos de las mujeres. En ciertas áreas del mercado de trabajo y el empleo comienzan a establecerse situaciones de igualdad, aunque hay algunas áreas donde aún hay pocas mujeres. También existen trabajos y empleos que tienen una altísima oferta para mujeres y cuyos puestos son cubiertos de forma exclusiva por mujeres. Aún cuando podríamos decir que en algunos momentos haya una equiparación de situaciones al respecto del empleo entre hombres y mujeres (que es un supuesto un poco imprudente), los datos revelan que la mayoría de las mujeres tienen doble jornada laboral: la que tienen en su puesto de trabajo y la que tienen en casa. Eso por si sólo es un problema muy importante para avanzar en la igualdad, pero además hay que tener en cuenta la falta de remuneración de cualquier tipo (monetaria, social, familiar…) que las mujeres obtienen por hacer esos trabajos. Uno de los sistemas que el patriarcado y el sistema de mercado ha utilizado para mantener la situación de desigualdad entre hombres y mujeres ha sido la invisibilización del trabajo doméstico de las mujeres, la invisibilización de la economía de los cuidados. La economía de los cuidados consiste en la preparación (aprendizaje) y desarrollo (ejecución) de toda una serie de tareas que suponen un esfuerzo en energía y tiempo y que tienen que ver con las viviendas, los hijos e hijas, los enfermos y las personas mayores. Además de los datos que se daban anteriormente hay que añadir otros. ¿Quién compra la ropa a los niños y niñas? ¿Cómo se reparte la baja laboral por nacimientos? ¿Cuántas 7 mujeres hay en las sillas que están al lado de las camas de los hospitales? ¿Cuántas mujeres integran las visitas de los centros de ancianos? Responder a la pregunta ¿quién cuida a quién en tu familia? ¿y en tu barrio? Las mujeres han desarrollado a lo largo de la historia casi todas las funciones que permiten la vida, o al menos que la permiten en gran parte. En nuestra sociedad estas tareas están asociadas al cuidado (de ahí lo de la economía de los cuidados), pero en otras culturas estas tareas alcanzan la obtención de agua potable, la fabricación de productos de primera necesidad (como la vestimenta y el calzado) o la obtención de combustibles (madera). De hecho durante cientos de años fue así. Sólo la sociedad de mercado basada en el consumo y en la compra de los productos necesarios ha eliminado una parte en nuestra sociedad cercana. La economía convencional es la que mide en nuestra sociedad qué tiene valor y qué no lo tiene, qué es valioso o no valioso. Un trabajo muy cualificado para el que hace falta experiencia y estudios académicos es muy importante, así lo dicen las leyes, los sueldos y las dificultades para acceder a un puesto de esa naturaleza. Las personas que son responsables de miles de millones de euros para invertir en infraestructuras educativas están muy “preparadas” y así ha de ser porque el sistema así lo explica. Sin embargo esta misma economía es la responsable de la invisibilización del trabajo femenino. Enseñar a hablar a un niño o a una niña 8 repitiendo sin cesar sílabas durante días no vale dinero, a excepción de que ese niño o esa niña no consigan hablar. En ese caso se contará con la aportación de profesionales de la psicología infantil que sí que son valiosos porque cobran por ello. ¿Qué pasa entonces con las miles de horas de enseñanza para hablar que las mujeres han desarrollado durante cientos de años? Han desaparecido. Cuando las personas se ponen enfermas y no pueden producir, no pueden ganar dinero, el Estado o algún sistema privado les paga un dinero mientras se recuperan, y valiosas y costosas investigaciones llevadas a cabo por profesionales han creado medicamentos para que se restablezcan ¿Qué ocurre con la atención y el cuidado personal que millones de mujeres dispensan a esas personas enfermas y contribuyen de forma definitiva a la recuperación de la salud? Han desaparecido. Tras muchos años de trabajar para obtener dinero, los hombres dejan de hacerlo y se les da una pensión para que sigan viviendo con dignidad. Tras muchos años de trabajar para que la vida se perpetúe las mujeres siguen haciéndolo, además de haciendo su trabajo, cuidando de las personas mayores y de sus parejas o hermanos, que ya están jubilados y no trabajan más. ¿Qué ocurre con la pensión, con la jubilación de los cuidados? Nunca existió porque los cuidados se alargan durante toda la vida de las mujeres. Hacer una lista de labores de cuidado necesarias en la vida actual Los hombres viven en un mundo hecho por ellos y para ellos. En él las mujeres ocupan un lugar de servicio (de esclavitud en muchos casos), y sólo se les ha permitido acceder al mercado de trabajo cuando es necesario ganar más dinero para que el sistema de mercado siga creciendo. Las mujeres son directamente responsables de la vida del resto de las personas, sin embargo en una sociedad dominada por una economía ciega su trabajo no se tiene en cuenta a pesar de que es imprescindible para eso, para la vida. Los sistemas de invisibilización son múltiples y variados. Además del desigual reparto en las tareas de cuidado, los hombres aluden a un sinfín de causas y razones por las que no se dedican a esas tareas que van desde la vejación a la locura, pasando simplemente por tener la cara más dura que el cemento. Estas razones (no saber, mencionar que las mujeres lo hacen mejor, no valer para eso, ¡no tener tiempo!, etc.) están aprobadas y admitidas por la sociedad. Incluso algunas mujeres las admiten. “No valgo para eso”, ¿realmente alguien puede pensar que para limpiar la taza de un baño hay que valer? Hacer una lista de tareas domésticas y valorar cuáles son más difíciles, cuáles más desagradables, cuáles más duras, etc. Algunos otros sistemas más sutiles denominan a las mujeres que no tienen un puesto de trabajo en el mercado pero que pasan todo el día desarrollando tareas, esfuerzos y trabajo dentro del título de “población inactiva”. ¿No sería más adecuado “población no pagada”? OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER La cultura ha desarrollado modelos de explicación de estos comportamientos que nos aportan tranquilidad y nos evitan tener que enfrentarnos a la injusticia y la desigualdad que suponen. Unos dicen que las mujeres están genéticamente mejor preparadas para realizar los cuidados y la atención a otras personas y que por lo tanto es mejor que ellas se dediquen a estas tareas. La obligación social, cultural y familiar de hacer estas tareas impuesta durante siglos a las mujeres genera que efectivamente ellas lo hagan. La conclusión es que lo hacen porque les sale mejor. Es como si alguien obligara a otra persona a recibir tortazos en la cara durante diez años y al cabo de ese tiempo declarara que parece evidente que es una persona mejor preparada para recibir tortazos que otra, y si no bastaría con mirar los diez años anteriores. La historia de los pueblos, su evolución, su supervivencia, su cultura, su aprendizaje, su crecimiento, su consolidación en los territorios y su riqueza social se han debido en una gran parte al trabajo de cuidado que las mujeres han realizado durante cientos de años. Sin embargo los libros de historia miden el avance de ésta a través de las personas que han gobernado o reinado, de las guerras y los conflictos armados, del desarrollo económico y productivo, de la conquista, es decir, en los libros de historia salen los hombres, aunque una gran parte de ella pertenece a las mujeres. Hacer un debate sobre qué cosas habría que incluir en la Historia y que no se incluyen habitualmente para entender la evolución del ser humano. Tampoco el autoabastecimiento que las mujeres han realizado para la supervivencia familiar ha sido contabilizado en los grandes números de la economía: el desarrollo de la cultura alimentaria de un pueblo, la medicina tradicional, el mantenimiento de la huerta familiar, el cuidado del bosque y del río próximos a los asentamientos… Todas estas tareas también estaban realizadas por mujeres. Las mujeres se han pasado la Historia cuidando de la especie humana, y mientras no haya en primer lugar un reconocimiento de ese papel y, en segundo lugar, un reparto equitativo de él, no podremos hablar en ningún caso de igualdad entre hombres y mujeres. 9 02 Mismo trabajo, menos dinero En los últimos tiempos las mujeres están consiguiendo que se les trate con cierto grado de igualdad en el campo de los derechos formales. Atrás quedaron los tiempos en los que las mujeres necesitaban el permiso o la compañía de los hombres para viajar a cualquier lugar. Algunos derechos fundamentales de las mujeres están regulados por las leyes, aunque no se respetan de forma clara e inequívoca por las instituciones y las personas. Uno de los campos donde la legalidad y la normativa han avanzado sobre el papel pero donde las cosas no están exactamente donde deberían estar es el mercado de trabajo. Aún hoy hay puestos de trabajo o áreas laborales donde no está prohibido el acceso de la mujer, pero de hecho existe una prohibición social. Y hay áreas laborales que se reservan y se ofertan los puestos de trabajo sólo a mujeres. En algunos de los niveles más altos de las grandes empresas, en los grupos de personas que dirigen la empresa es fácil encontrar ahora una o dos mujeres donde antes no había ninguna. ¡Una o dos! Es más, muchas de estas empresas 10 exhiben la presencia femenina entre sus directivos como una política de igualdad de oportunidades. Hacer una investigación sobre los empleos de las madres y los padres, de las hermanas y los hermanos y sacar alguna conclusión Uno de los datos más espectaculares de cómo actúa la discriminación silenciosa es la cantidad de mujeres que cobran un salario inferior por hacer el mismo trabajo que los hombres, exactamente (según datos de la Comisión Europea) un 15%. Las razones principales se desconocen, aunque se sabe cuáles son las causas: no se aplica la legislación vigente. Aproximadamente un 60% de las personas con título universitario son mujeres sin embargo la mayoría de los puestos de trabajo para los que se necesita un título universitario son ocupados por hombres. Los trabajos que están asociados (por la cultura patriarcal) a las mujeres suelen estar peor pagados que los asociados a los hombres: cobra más alguien que trabaje en la policía que alguien que haga labores de enfermería, y cobra menos quien atiende la caja del supermercado que quien atiende los almacenes. Es interesante saber en qué se basan las asociaciones que hacemos entre trabajo de hombres y trabajo de mujeres. Pongamos por ejemplo la fuerza. Se suele pensar que la fuerza está del lado de los hombres y no de las mujeres. Pero, ¿a qué le llamamos fuerza? Las personas expertas en educación física o salud tendrían mucho que decir en esto, pero parece ser que se confunde la fuerza con la potencia. La fuerza o la fortaleza puede estar relacionada con la capacidad para cargar peso. Deberíamos preguntarnos entonces cuántos kilogramos de peso mueve una mujer en un día teniendo un bebé de un año y una niña de tres años, que tiene que hacer la compra y guardarla en la casa, que tiene que mover muebles para la limpieza y trasladar a su padre enfermo de la cama al sofá y del sofá a la cama, todo ello después de sus ocho horas de trabajo. Probablemente un hombre podría llevar más bolsas a la vez desde la tienda a la puerta de casa, pero el número total de kilos desplazados por metro OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER sería una cosa a tener en cuenta. Eso sin hablar de la fuerza que hay que hacer para estar de pie, que es la postura en la que se hacen casi todas las tareas domésticas. Hacer un estudio de las condiciones físicas que hacen falta para hacer las tareas domésticas y el cuidado de las personas Hacer un estudio de las condiciones intelectuales y emocionales que hacen falta para hacer las tareas domésticas y el cuidado de las personas En lo alto de las áreas de trabajo están las personas que mejor lo hacen. Se supone, y esto es sólo un supuesto de partida, que será la elite de un área laboral quien mejor la ejecute. Podríamos intentar entender por qué habiendo muchas más alumnas universitarias hay muchos más decanos, por qué habiendo muchas más cocineras solemos conocer el nombre de grandes chefs masculinos o por qué habiendo una cantidad importante de mujeres que ejercen la costura los más famosos diseñadores son hombres. ¿Será que quién más arriba está en la pirámide laboral tiene más poder y que el poder está reservado en nuestra sociedad a los hombres? y porque de hecho es así). La edad fértil de las mujeres coincide con el periodo de mayor productividad laboral. Es el momento en que la edad y la motivación laboral mejor pueden actuar para conseguir la experiencia, el contacto y la relación con la jefatura para el futuro laboral. Muchas mujeres han tenido que sacrificar sus oportunidades reproductivas para satisfacer sus necesidades o deseos laborales. Debería ser una elección triple: reproducción, trabajo o ambas cosas, pero no sólo reducida a las dos primeras. Contar alguna situación en que las mujeres por ser madres o por querer serlo han tenido problemas en el trabajo La situación laboral de las mujeres está legislada a muchos niveles, simplemente quien emplea a esas mujeres no cumple con las normas. Y lo peor es que a casi todo el mundo le parece bien que las mujeres accedan a todo tipo de trabajos y a todos los niveles del escalafón laboral, pero nadie hace nada por ello. Las mujeres embarazadas tienen muchas dificultades para encontrar trabajo, las personas que las podrían emplear piensan que durante los próximos años estarán demasiado pendientes de sus hijos e hijas (porque dan por hecho que los cuidados van a depender de ellas 11 03 Lo dicen en los anuncios Los anuncios publicitarios venden productos, esta es una afirmación evidente. Pero para contarnos lo que de bueno tiene un producto, lo barato que es o lo felices que seremos cuando lo poseamos o lo consumamos, los anuncios están insertados en historias, en entornos, en situaciones que nos resultan deseables, o cuando menos simplemente reconocibles. Un producto alimenticio es probable que se anuncie en el comedor de una casa, en una cocina; un coche se anuncia casi seguro en la ciudad o en una carretera; un bolígrafo en una situación en la que alguien tiene que escribir. Hace mucho tiempo se descubrió que se podían insertar imágenes o fotogramas en una filmación que el ojo no era capaz de distinguir, es decir no se es consciente de que se está viendo algo. Sin embargo el cerebro sí que tiene alguna posibilidad, no siempre, de captar esas imágenes y archivarlas en su memoria. Simplemente al no haber conciencia de haber recibido un mensaje no se establece ninguna relación con él, se archiva y nada más. La publicidad subliminal (aquella que está por debajo del límite de 12 lo que se puede percibir con los sentidos) está prohibida y nadie la utiliza. Sin embargo los anuncios publicitarios están llenos de publicidad subliminal. Aquello que no es un mensaje publicitario estrictamente hablando no le hacemos caso, nos pasa desapercibido como información y lo desechamos (al menos a priori); sin embargo llega a nuestro cerebro. Cuando estamos ante un anuncio publicitario nos están vendiendo el producto, pero están vendiendo también otras cosas: el lugar, la vestimenta, los objetos. Todo lo que está presente es un mensaje. Si están anunciando un teléfono móvil pueden hablarnos de su precio, de su peso, de sus posibilidades técnicas o de otras características. Pero la persona que sujeta el móvil representa un tipo de persona que es quien usa ese móvil. El lugar donde se desarrolla la acción también es representativo de algo: la juventud, el ocio, el profesional perfecto, etc. Hacer un listado de cosas que salen en los anuncios y que no son el producto, pero parece que nos quieren decir algo con ello. Volvamos a nuestros escenarios anteriores. En nuestro producto alimenticio, por ejemplo unos cereales, aparece una familia desayunando en su casa. ¿Qué toman? Muchas cosas, muchas más de las que suele haber en un desayuno normal de una casa cualquiera, pero ese es el desayuno perfecto. ¿Qué actitud tienen? Sonríen y disfrutan de la vida, pero hay una gran cantidad de gente que a esas horas de la mañana no sonríe especialmente. Y, principalmente, ¿qué personas están sentadas y quién está de pie? Eso está claro, el hijo, la hija y el padre desayunan, la madre sirve. Y en el coche. Dependiendo del coche nos presentarán como sus valores principales el poder y el estatus que da ese coche, o lo juvenil que es, o lo útil y práctico que es. Da lo mismo el coche, podrían contarse la cantidad de anuncios publicitarios en los que conduce un hombre y en los que conduce una OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER mujer. Incluso habría que contar no solo las personas que conducen el coche que se publicita, sino los que aparecen alrededor. Y un simple y neutral bolígrafo. Un bolígrafo puede no tener las asociaciones masculinas o femeninas que tienen la preparación de la comida o la conducción de los coches. Pero sería interesante atender qué hacen las personas que utilizan ese bolígrafo en el anuncio. Eso no es lo que nos quieren vender, quieren que elijamos ese bolígrafo en el futuro, pero si la persona protagonista firma un cheque o un crédito hipotecario ¿quien tiene el bolígrafo?. Y si resulta que quien lo usa está haciendo las labores de secretaría de un despacho ¿quién lo usa? Buscar ejemplos de publicidad real en los que la posición de la mujer sea especialmente clara al respecto del hombre o de otros referentes de su papel en la sociedad La publicidad vende productos sí. Pero al decirnos cómo se usan, en qué entornos, junto a qué personas, de qué modo están esos productos en nuestra realidad, la publicidad está definiendo esa realidad y al definirla es curioso ver cómo utilizan los papeles del hombre y de la mujer. Los hombres están fuera de la casa y juegan con sus hijos a practicar cualquier deporte, las mujeres y las hijas observan divertidas por la ventana. Están tranquilas porque su casa es muy calentita. Podría esgrimirse que la publicidad sólo se encarga de representar aquello que ya está en la sociedad, que no inventa nada nuevo y que no está diciendo a nadie lo que tiene que hacer con su vida. Sin embargo existe alguna idea que puede transformar la responsabilidad publicitaria en la reiteración de la posición discriminada de la mujer en la sociedad. La idea principal es el peso que tiene la publicidad en la forma de socialización de las generaciones del futuro. La cantidad de horas que los padres y las madres trabajan para ganar dinero (para comprar cosas innecesarias que anuncia la publicidad), la retirada de la calle como lugar de juegos y algunos otros factores sociales más, han aumentado de forma considerable el tiempo de exposición a la televisión (que actualmente está en torno a las tres horas de media por persona y día). La televisión se nutre de la publicidad, vive de ella y cada periodo de tiempo que se pasa frente a la televisión es una exposición brutal a mensajes publicitarios. Los niños y las niñas son más sensibles a la llegada indiscriminada de mensajes a su cerebro puesto que carecen en su mayoría de criterios que les permitan discernir un discurso ideológico. Por eso cuando un niño o una niña ve desfilar ante sí a un montón de hombres haciendo de hombres y a un montón de mujeres haciendo de mujeres va adquiriendo una idea aproximada de cuál es el papel de cada una de esas personas en la sociedad, en la familia, en la calle, en el trabajo y en la vida. Incluso muchos de esos niños y niñas pueden saber ya distinguir qué es un producto y que no, los padres y las madres se cuidan de ello. Pero es la “otra” información acerca de hombres y mujeres (y otras muchas cosas más) la que está llegando a su cerebro y archivándose en él. Contar una anécdota de un niño o niña que haya aprendido algo sobre las mujeres o los hombres en la publicidad y lo haya reproducido en una reunión familiar o en otro momento La publicidad es además una de las formas de comunicación más sexista de la que disponemos. Asocia a los hombres con el poder, con la calma, con la prudencia, la inteligencia y el dinero. Y a las mujeres con las emociones, con los cuidados, con la practicidad y con el sexo. Por supuesto que existen anuncios publicitarios en los que esto no es así. Y este tipo de discusiones se suelen alargar innecesariamente con ejemplos y contraejemplos. Lo importante es el peso, la cantidad, el número de anuncios y mensajes que mantienen un trato desigual hacia la mujer y favorable al hombre. Es más algunos mensajes publicitarios son especialmente contrarios a lo esperado y hacen una ostentación evidente de asociar los papeles de hombres y mujeres de forma cambiada, pero a menudo sólo es el resultado de un artificio publicitario más, cuyo objetivo principal es centrar la atención en el anuncio. Reunir eslóganes y frases publicitarias que utilicen a la mujer (o su papel social) como excusa, como reclamo o como justificación para comprar un producto. 13 04 Yo ayudo a mi madre El hogar es el lugar donde se aprende una parte importante de cómo es la vida y cómo hay que vivirla. Las fuentes de información que tenemos en casa son a menudo poco fiables o están orientadas a otras cosas. Por ejemplo la televisión, que está diseñada para poder vender productos a través de la publicidad, pero que, de paso, nos va mostrando cómo son las cosas en general y en este caso, cuál es el papel de los hombres y el papel de las mujeres. Otras fuentes de información sobre la vida son los vecinos (cada vez menos en nuestros bloques de hormigón y nuestros chalets unifamiliares), los familiares lejanos (los abuelos y abuelas cuando tenemos la suerte de tenerlos cerca) o los amigos y amigas. Este proceso por el que las personas aprendemos los valores de la vida, la forma de vivirla y las cosas para nuestra supervivencia cotidiana, tanto física como social se llama socialización. Mediante este proceso todas las personas aprendemos en torno a la adolescencia y la juventud cuáles son las claves para poder vivir en la sociedad en la que hemos nacido y nos desarrolla14 mos como seres humanos. Cuáles son los valores, qué es lo bueno y lo malo, que se espera de las personas, qué hay que defender o atacar, qué es el éxito y qué el fracaso, qué es valioso y qué no tiene valor, etc. La mayoría de la información en el proceso de socialización acerca de cómo se comportan los hombres y las mujeres se obtiene de las diferentes fuentes ya mencionadas y, sobre todo, de una muy importante: la familia. A pesar de que la configuración de la familia está cambiando y hay mucho modelos diferentes: hombre-mujer, hombre, mujer, hombre-hombre, mujer-mujer, la familia sigue siendo un lugar donde “mirar” qué se espera de los hombres y las mujeres. Aunque no sean ellos o ellas quienes nos trajeron al mundo, por ejemplo si vivimos con la abuela. Además de porque es una injusticia milenaria y un procedimiento que en ocasiones se parece a la esclavitud, otra de las razones por las que es necesario que el reparto de las tareas domésticas y de cuidado en las casas sea igualitario es por la función educativa que hace ese reparto. Porque la forma de resolverlo en casa está dando información sobre cómo se resuelve en la sociedad. De nada sirven los grandes discursos y las grandes declaraciones igualitarias si lo que ocurre en el reparto de las tareas no se corresponde. Hablar de lo que nunca hace papá y de lo que nunca hace mamá en casa La frase que titula el texto: “yo ayudo a mi madre” tiene que ver con esto. A veces la hemos oído así, otras veces la escuchamos en forma de pregunta: “Y tú, ¿ayudas a tu madre?” Es muy importante que reconozcamos cuáles son las dos ideas que se esconden tras esta pregunta. La primera de ellas es la concepción de la participación en las tareas domésticas como una ayuda. Cuando ayudamos a alguien a hacer algo, estamos colaborando para que eso salga bien, es un acto de cooperación. Pero tenemos claro que no es nuestra tarea, no es nuestro problema, no es nuestra obligación o tenemos compromiso alguno. Por eso le llamamos ayuda, porque la OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER tarea no es nuestra pero nos avenimos a echar una mano. Así aprendemos lo primero: las tareas domésticas no son nuestras, no son de los niños y las niñas son de otras personas. Y cuando algo no es nuestra tarea perdemos una cosa al respecto de esa tarea: la responsabilidad. Como no soy responsable, si lo hago bien, pero si no lo hago no pasa nada; alguien lo hará por mí. Este aprendizaje acerca de aquellas cosas de la casa y la vida cotidiana sobre las que los niños y las niñas son responsables es desigual. Nuestra sociedad exige a los hombres y las mujeres desde que son muy jóvenes un compromiso no equitativo, una responsabilidad desigual. Y esto es clave. Porque no se trata ya de el esfuerzo o el tiempo que requiere una tarea, sino que la responsabilidad sobre ella es diferente. Así las dudas sobre si algo está bien o mal hecho, la prioridad de las tareas sobre otras actividades más placenteras o las consecuencias de no hacer una tarea se reparten de forma desigual. Es decir, en primer lugar las chicas aprenden que es un poco más responsabilidad suya que de los chicos. ¿Por qué? Veamos la segunda parte de la pregunta: “a mi madre”. esta idea de forma repetitiva. Las tareas domésticas y de cuidado son de las mujeres, y lo que podemos hacer los niños y las niñas buenas es ayudarlas, y lo que tenemos que hacer los hombres responsables es ayudarlas. En este principio hay una desigualdad implícita en esta afirmación. Las niñas cuando sean mayores y mujeres ya habrán asociado su papel como sexo a las tareas domésticas y preferirán eso sí como pareja, a un hombre que las ayude. Pero ¿y si ayudan ellas a ellos? La correspondencia y la relación íntima entre las mujeres y las tareas domésticas y de cuidado de las personas siguen estando en el centro de la desigualdad. Y si no cambia este principio y el cuidado de la vida se resuelve de una forma equitativa no es posible acceder a la igualdad. Cualquier argumentación psicológica o de otro tipo que sostenga este reparto desigual es falsa y determinante del mantenimiento de esa desigualdad en el tiempo. Comparar la aportación de los miembros de cada familia individualmente y por sexos a las tareas domésticas Ayudar a una madre a hacer determinadas tareas es afirmar y admitir que es ella la responsable última de ellas. También hay hombres que afirman “ayudar en casa” ¿Cómo que ayudar? Si la casa es de todas las personas que viven en ella, todas tienen la misma responsabilidad. Nuestra historia y nuestra evolución cultural dominada por valores e ideas próximas al patriarcado (la concentración de poder en los hombres) han remarcado fuertemente 15 05 El lenguaje Cuando una sociedad habla, describe, define o cuenta cómo es algo es muy importante la frase o la palabra que utiliza. Si elegimos una palabra u otra para definir algo estamos haciendo que el significado de ese algo, su peso, su valor, su presencia sea diferente. Pongamos por ejemplo una relación. No es lo mismo mi amiga, que mi colega, que una conocida. En cada uno de los tres casos usamos una palabra pero estamos queriendo decir muchas más. Cada uno de los términos que utilizamos para referirnos a la relación con una persona implica algo, va más allá de la propia palabra. Los eufemismos son una forma de cambiar el significado de las cosas. Por eso en algunos medios de comunicación se utiliza la expresión guerra para referirse a una situación, y para referirse a la misma, pero en otra parte del mundo, utilizan conflicto armado. Es como si fueran dos cosas diferentes, pero son la misma. El hecho de que se utilice una u otra forma está diciéndonos algo de quien se expresa y también está marcando las conclusiones a las que va a llegar quien escucha. 16 Poner ejemplos de los medios de comunicación en que se utilicen eufemismos o cambios de palabra para hablar de algo En el lenguaje que utilizamos para referirnos a las mujeres y a los hombres, en las palabras que usamos para incorporar lo femenino y lo masculino a nuestro lenguaje existen algunos factores que es importante observar por la misma razón. Porque hablar de las mujeres con uno u otro término o utilizar unas palabras femeninas o masculinas para referirse a algo está hablando de quien habla y está influyendo en quien escucha. No hay que olvidar que para que las personas se relacionen es esencial que haya comunicación, y que el lenguaje hablado o escrito es la parte principal de esa comunicación. Así que lo que hagamos con él, nos lo hacemos como personas. Durante los muchos siglos en los que los hombres han trabajado y desarrollado sistemas para seguir concentrando el poder, uno de los instrumentos que ha sido también utilizado (y se utiliza aún) es el lenguaje, la forma de expresarse. En muchos aspectos del lenguaje las palabras que tienen un sesgo masculino (porque son sustantivos masculinos o porque significan algo masculino) han sido utilizados para dar valor a las cosas, mientras que lo femenino es un conjunto de palabras y términos que se utilizan para restar valor a las cosas. Por ejemplo en el caso del poder familiar. La forma que el lenguaje tiene para realzar el poder masculino es utilizando expresiones como padre de familia o cabeza de familia. Sin embargo en el ámbito de lo familiar sólo se asocia al poder el concepto de suegra, que está usado siempre en sentido negativo. Los hombres utilizan su poder para guiar a la familia hacia el bienestar, son jefes de un grupo. Las mujeres utilizan el suyo para molestar, para dificultar el acceso a la felicidad. Buscar ejemplos de la utilización positiva del masculino y la negativa del femenino Otra idea a tener en cuenta es cómo utilizamos expresiones que tienen que ver con la feminidad, con la forma de ser de las mujeres para desvalorizar las actividades, OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER las cosas, los procesos o la realidad. La emoción, el cuidado, la cooperación, la lentitud son áreas y formas que son femeninas. El lenguaje las utiliza para otorgarles un valor negativo o, cuanto menos, de poca utilidad. Las palabras relacionadas con la velocidad, la competitividad, la ciencia y la racionalidad que están asociadas a lo masculino representan un valor más importante. Queremos cosas rápidas, competitivas, eficientes, científicas. Las cosas subjetivas, cooperativas o que se dedican al cuidado de las cosas y las personas son subsidiarias, son menos importantes. Por ejemplo la asociación, la cooperación, la solución de tareas de forma compartida es una de las versiones más inteligentes de resolver problemas que ha utilizado el ser humano desde el principio de los tiempos. Cuando se localiza en el ámbito de los hombres la asociación, el trabajo conjunto tiene valor, es un acierto, es una muestra de inteligencia. Cuando se localiza en el ámbito de las mujeres se interpreta como una debilidad, como un lastre que ellas tienen, como que el hacer las cosas juntas fuera una necesidad que ellas tienen como sexo y que hay que asumir, aunque no sea útil. Las palabras que se eligen para definir una tarea, o que se seleccionan para hablar de un proceso tienen que ver a menudo con si esas tareas o procesos están en manos de una mujer o en manos de un hombre. Cuando una fábrica emplea a mujeres en la fabricación de un artilugio complicado es porque ellas son más minuciosas y laboriosas, cuando emplea a hombres lo hacen porque ellos comprenden mejor la tecnología. La complejidad de la tarea es la misma, pero las mujeres son laboriosas y los hombres tecnológicos. La tecnología tradicionalmente usada por mujeres se degrada y se le arrebata el sentido de tecnología, cuando la usan los hombres su carácter tecnológico es ensalzado. Freír patatas fritas es aplicar fuego a un alimento, como se quema demasiado si se hace directamente, el calor se aplica a un recipiente de metal que lo trasmite a una grasa (normalmente aceite) esta grasa se calienta mucho sin arder y permite extraer de las patatas toda su agua y romper algunos enlaces químicos para que sean más digeribles y agradables al gusto. Esto son principios químicos, tecnología pura, que nadie identifica como tal. Un martillo utiliza el principio de la palanca de manera que la aplicación de una fuerza a un elemento (el mago) y su distancia al punto apoyo (la cabeza) generen una multiplicación de la fuerza que se ejerce. Esto es un principio físico, es tecnología, que suele ser considerada así por más gente que la que lo haría con la fritura de las patatas. Uno de los sistemas que el lenguaje ha utilizado para ahorrar esfuerzo y tiempo a la hora de comunicar ideas es el de las palabras genéricas, que son aquellas que se refieren a los dos sexos de la especie humana con una sola palabra. Las hay de dos tipos aquellas que sirven a para mencionar a los dos sexos con una palabra que incluye a ambos sexos pero en las que el género del vocablo no es importante. Así tenemos personas, que aunque es una palabra femenina es una palabra en la que todo el mundo entiende a ambos sexos. O seres humanos, que le pasa lo mis- mo a pesar de que es una palabra de género masculino. Existen otros genéricos que se utilizan usando el término masculino (los niños, los padres, los trabajadores, los pobres) para referirse a ambos sexos. Hacer un listado de genéricos para referirse a las personas o a las cosas y que no sean masculinos El caso de estos últimos genéricos es especialmente significativo porque para definir un grupo compuesto por dos tipos excluyen a uno de ellos. Es como si dijéramos que en la granja tenemos vacas, queriendo decir que tenemos vacas y ovejas. Supongamos que las vacas y las ovejas tuvieran inteligencia y pudieran comprender lo que decimos. Nos plantaríamos en las puertas del establo y gritaríamos: “que salgan las vacas”. ¿Qué ocurriría? Pues que independientemente de lo que hagan las vacas (salir o no), lo que es seguro es que las ovejas se quedarían donde están, nadie se ha dirigido a ellas. A las mujeres les pasa lo mismo, se sienten invisibilizadas por los genéricos masculinos. Se sienten así porque lo están. Eliminar una de las dos partes de algo significa eludirlo, hacerlo desparecer. A muchas personas estás implicaciones de los genéricos y su uso les parece poco importante, sin embargo las niñas pequeñas que van a la escuela, a las que les hablan todo el tiempo de los niños, los alumnos, los profesores, los padres, etc. tienden a pensar que no están o que no deberían estar. La escuela es muy importante, quién no lo sabe. Y, sin embargo, desde muy pequeñas en un lugar donde se les ha dicho que es muy 17 importante lo que ocurre, ellas no son aludidas nunca. Discutir si las mujeres se sienten invisibilizadas con los genéricos masculinos y por qué Las discusiones sobre el uso del lenguaje en general y de los genéricos en particular con el objetivo de que no sean sexista y excluyente suelen aparecer junto a argumentaciones de que lo mejor es hacer las cosas sencillas, que así es más rápido y eficiente la comunicación, que no es para tanto y que por esas razones no vamos a perder el tiempo. Claro que si tuviéramos el poder sobre algo y quisiéramos mantenerlo actuaríamos en consecuencia. Esto no quiere decir que todas las personas del sexo masculino quieran esclavizar a las mujeres (aunque habría que hablarlo) sino que un mundo, una sociedad y un lenguaje diseñado, construido y, sobre todo, autorizado por los hombres, es lógico que tenga tendencia a utilizar su referente como el de valor positivo y dejar el otro referente para lo negativo, o para invisibilizarlo. Al igual que ocurre con las tareas domésticas, con el cuidado de las personas, con el acceso a las oportunidades o con otras actividades, la igualdad en el uso del lenguaje y la responsabilidad de resolver las injusticias (por muy tradicionales que sean) es un elemento esencial, primero, anterior a planteamientos de igualdad real. Hacer un listado de propuestas para quitar el sesgo masculino al lenguaje 18 Vamos, que este texto les ha podido parecer a las personas que lo lean un coñazo o por el contrario un texto cojonudo. No hay nada más que decir. OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER 06 Educación en la igualdad Si afirmamos en cualquier lugar de nuestro país que las mujeres y los hombres deben ser educados en igualdad no habrá nadie que se oponga a ello. La educación, en la medida, en que es una forma de preparar y facilitar a las personas su acceso a la calidad de vida, a la autonomía y al bienestar en el futuro debería ser repartida por igual sin distinción alguna entre unos seres humanos y otros. Existen leyes como la de la escolarización obligatoria hasta una edad que buscan precisamente eso, que no haya nadie sin las bases educativas esenciales. Sin embargo no está de más hacer algunas puntualizaciones sobre la educación en la igualdad. Sobre todo dos, la que hace alusión al acceso a la educación y la que se refiere a los contenidos de la educación. Vayamos con el acceso. El acceso a la educación por parte de las niñas y los niños está legislado y asegurado en una parte importante del mundo, pero no en todo el mundo. Existen territorios en los que el acceso a la educación por parte de los niños y las niñas no es posible porque la situación económica de estos países y de sus familias se lo impide. No pueden ir a la escuela porque tienen que trabajar para mantener a sus familias en primer lugar, y en segundo lugar porque las instituciones internacionales del comercio y la economía exigen unas condiciones a los territorios que ponen a la educación en un segundo plano al respecto de la producción. Cuando algunos de estos territorios pueden alcanzar un nivel de independencia económica mínimo y pueden escolarizar a una parte de su infancia eligen a los niños sobre las niñas. Es una injusticia que siempre ocurre en la misma dirección. No existen países que por cultura, por ley, por tradición o por cualquier otra razón inventada hayan impedido el acceso de los niños priorizando el de las niñas. Si uno de los dos grupos no va a la escuela, serán las niñas. No vamos a discutir cuál es el peso de las tradiciones, y cuál es la verdadera razón de que una cultura genere rechazo a que las niñas sean educadas. Pero no deja de ser sospechoso. Cuando hay un acuerdo general en torno a que la educa- ción es un sistema de acceder a la libertad (esto lo decía José Martí), impedir que un grupo humano tan numeroso no acceda a ella es una forma de controlar también su acceso a la libertad, la autonomía y la independencia personal. Lo dicho, suena muy sospechoso. Existe un problema con el acceso de las niñas y mujeres a la educación. Y este no es tan típico de países y territorios con dificultades económicas, es más bien propio de otros más aparentemente desarrollados. El acceso de las niñas y mujeres a determinado tipo de estudios, certificaciones y aprendizajes está vedado por una cultura que reserva a los hombres los saberes más directamente relacionados con el poder, la productividad y el bienestar propio y reserva a las mujeres los aprendizajes más relacionados con la supervivencia de la especie, pero alejados del poder y el control social. ¿Cuántas matemáticas o físicas recuerdas? Hablar de qué estudios se les dan mejor a los niños y qué estudios a las niñas, ¿por qué es así? ¿es algo natural? 19 Los contenidos de la educación, también nos hablan de la educación en igualdad. La educación de los niños y de las niñas está fundamentalmente en el conocimiento científico. La educación ya no es un conjunto de saberes sino que se ha ido orientando cada vez de forma más clara y específica hacia lo académico, hacia la ciencia. Cada vez más padres y madres exigen y solicitan de la escuela que prepare a sus hijos e hijas para el futuro, y esto se refiere a que tengan la cultura y el aprendizaje necesario para poder participar en la sociedad de mercado a través del empleo. Los conocimientos que transmite la escuela son sólo aquellos que se consideran científicos y aquellos saberes que no cuentan con la legitimidad de la ciencia y el saber organizado son excluidos. Enseñar a hablar a un niño es conocimiento cuando se convierte en psicología científica, hacer una mayonesa es saber cuando se convierte en una reacción química, cuidar de una persona se convierte en saber cuando se transforma en un servicio social. Si algo no cabe en la ciencia, no suele caber en la educación. Las habilidades que se aprenden en la escuela para el futuro también son parte de su contenido. Las competencias y destrezas que se transmiten en ella son acordes con el mundo en el que los niños y las niñas van a vivir, un mundo creado y desarrollado desde el patriarcado. Así son más recompensados y enseñados aquellos hábitos y aquellas capacidades que encajen en él. La sencillez, la rapidez, la competición, la fuerza, la individualidad, el volumen de voz alto, la productividad, la cuantitatividad son habilidades y formas de actuar y medir el mundo 20 que se corresponden con la forma de mirar la realidad de los hombres. Y casi parece razonable si la sociedad en la que vivimos sigue su curso. Los contenidos de las mujeres son complementarios, son añadidos. Serían una experiencia educativa perfectamente compatible con la actual. Tan compatible que sería un acierto que los niños y las niñas incorporaran en su aprendizaje igualitario la lentitud, la cooperación, la paciencia, la subjetividad, la complejidad, la suavidad, la intuición… Las mujeres no son mejores ni peores que los hombres en los contenidos que se transmiten (habitualmente de unas a otras, puesto que en la escuela no están), pero una persona que reciba formación y educación en ambos sentidos sería sin duda más completa. Mientras los saberes de las mujeres (sobre el cuidado, sobre la vida) no estén incorporados al currículo educativo, a las políticas educativas y a la metodología educativa del profesorado la educación no será en igualdad. Inventar asignaturas relacionadas con los saberes femeninos La educación en igualdad requiere el acceso igualitario de las mujeres a formas, espacios, ideas y aprendizajes que se les niegan y también requiere la presencia de los saberes y contenidos femeninos en la educación. Mención aparte requieren los juegos. Un juego infantil es, en esencia, una forma divertida y lúdica de incorporar aprendizajes a los cerebros en evolución de las personas que los juegan. En este sentido el disimulo, el papel que hay que cumplir, saltar, contar y multiplicar, tener equilibrio, apoyarse, trabajar en equipo, dudar, esconderse y otras muchas cosas se aprenden en el juego. Los juegos sirven para ensayar y entrenar algunas habilidades que serán útiles para la vida y también para comprender la vida. Cuando los niños y las niñas juegan a los disparates aprenden a usar el lenguaje, a conocer los significados, a arriesgar, a combinar palabras, a anticipar resultados. Cuando juegan a ser una familia imitan a la vida y, al hacerlo, la comprenden, la interiorizan. ¿Existen los juegos de niños y los juegos de niñas? Si la respuesta es sí estamos asumiendo que la forma en la que los niños y las niñas van a ejercitarse para la vida es diferente; y también estamos favoreciendo que las niñas se entrenen y ensayen unas habilidades y competencias, mientras que los niños ensayan otras. O sea que se demostrará que los niños y niñas son diferentes. La respuesta está más cerca del no que del sí. Jugar a cosas de niñas o jugar a cosas de niños es comprometer seriamente la educación en la igualdad. Discutir la pregunta con la que empieza el último párrafo OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER 07 Violencia contra las mujeres La violencia contra las mujeres es un problema antiguo y grave. Gran parte del discurso social que ha sido generado por los hombres para justificar, para razonar y para argumentar su posición de dominio y explotación de las mujeres se ha topado a menudo con respuestas que evidencian la falta de justicia y equidad de todos esos argumentos. Demasiadas veces la respuesta contraria de las mujeres a ese discurso social y familiar o el simple ejercicio de su libertad ha supuesto actos de violencia. No se trata de hacer un análisis profundo de lo que significa que 84 mujeres hayan sido asesinadas en el año 2008 por sus parejas sólo en España. O de realizar una investigación de cómo esos números se multiplican y no dejan de crecer si contabilizamos el acoso que sufren las mujeres por hombres que no son sus parejas o de qué ocurre si ampliamos el territorio a otras partes del mundo. Es complicado y no tenemos tiempo. Pero sí que está bien poner sobre las mesas algunas ideas en torno a la violencia machista que deben ser visibilizadas para que no sean olvidadas y para que formen parte de la reflexión. En primer lugar habría que puntualizar qué significan los asesinatos en el mapa de la violencia. El asesinato de cualquier persona es una desgracia humana, pero es conveniente saber que, en el caso de las mujeres, los asesinatos son la punta del iceberg. Hay incluso gente a la que las cifras de muertas no le parece una exageración. Son la punta del iceberg porque, efectivamente, no en muchos casos se llega a cometer un asesinato. Pero ¿qué hace falta para que ocurra? que las amenazas se den en este número tan grande, hay previamente que asumir una cantidad muchísimo mayor de coerciones, impedimentos, prohibiciones y atentados contra la libertad de las mujeres. Para que sea posible este grado de restricciones y limitaciones a la libertad de un grupo es necesario dar por hecho la existencia de una cantidad ingente de aspectos y factores que legitimen, es decir, que den por bueno, que no castiguen, que permitan, que esto ocurra. Podríamos decir que los asesinatos de mujeres se encuentran en la cúspide de una pirámide de violencia contra ellas y que lo que es verdaderamente importante de trabajar, de detener y de resolver es la base. Por supuesto que los legitimadores culturales y sociales de la dominación masculina no aseguran la restricción, ni esta las amenazas, ni estas las agresiones, ni estas las palizas, ni estas los asesinatos. Sólo basta con decir que mientras haya mujeres que mueran a manos de la violencia machista, existe un número infinitamente superior que está en niveles más bajos de la pirámide sufriendo la devastación de una situación social inadmisible. Para que haya casi cien asesinatos de mujeres, tienen que haber un número mucho mayor de agresiones físicas graves: palizas, heridas y lesiones. Para que este número de palizas se produzca tiene que haber un número bastante amplio de agresiones físicas como empujones, golpes y puñetazos. Para que estas agresiones existan, hay que dar por hecho un número muy grande de amenazas físicas y verbales. Para Contar anécdotas o historias en las que alguien se haya sentido agredido o amenazado y hablar de lo que se siente 21 En segundo lugar habría que preguntarse cuál es la razón de que los hombres acudan a la agresión y a la muerte como forma de solventar un conflicto. Si acudimos a la historia comprobamos que el devenir de los pueblos y los territorios desde que el hombre es “dueño” del mundo (desde que el patriarcado está impuesto en casi todas las culturas), es una historia de violencia. Las guerras, los conflictos humanos a gran escala, los conflictos a pequeña escala, la resolución de estos conflictos por medio de la imposición, la fuerza, la competición o el enfrentamiento violento son patrimonio casi exclusivo de la forma de actuar masculina. Es bastante lógico que su forma de resolver problemas sea esta. Discutir si los hombres son violentos por naturaleza Muchos juegos infantiles, el trato que se les da a los niños sobre las niñas, la adecuación de cada niño a su papel en la sociedad, el aprendizaje que se recibe de familias y entornos educativos y no educativos tienen un amplio elenco de explicaciones sobre por qué los hombres adultos han aprendido que gritar, pegar, amenazar o empujar son formas razonables y adaptadas de resolver cosas. Algunas personas aluden a referencias de otras especies en la que los machos compiten por el favor de las hembras para justificar la violencia (o la agresividad como se suele decir en estos discursos). Casi nunca hablan de que los animales no suelen poner en peligro su supervivencia, ni la de los demás miembros de su manada, ni la de sus congéneres por ello. Saldrían perdiendo y lo saben. Nosotros parece que no. La pregunta que cabe hacerse si esto de la violencia es tan natural es ¿por qué los delitos sexis22 tas y las agresiones sexuales siempre van en la misma dirección? Una tercera idea que conviene aclarar y que está en sintonía con la anterior es lo referente a la provocación. Algunas agresiones físicas, agresiones sexuales, maltratos y asesinatos se fundamentan o se justifican en la provocación. Es decir alguien (ella) hizo, dijo, vistió o pensó algo que justifica que alguien (él) pueda agredirla por ello. Esto, además de ser un atentado grave contra la libertad de las personas, es una prueba más de que la violencia como herramienta para resolver conflictos no sólo puede estar argumentada por cuestiones “naturales” sino que además, socialmente hablando, la provocación es una causa suficiente para cometer cualquier tipo de tropelías o delitos. Los hombres aprenden desde su más tierna infancia que la sociedad y el mundo giran sobre ellos, son los que producen, los que mandan, los que hacen, los que deciden. Y parece como si fuera justificable que, cuando una mujer hace lo que realmente le da la gana como decir una frase, salir a un sitio o vestir de una forma determinada, se pueda pensar que lo hace precisamente para provocar, enfadar o rebelarse contra un hombre o su posición. ¿No parece más probable pensar que la gente hace lo que quiere porque lo desea? Hacer un ejercicio creativo sobre qué causas estaría dispuesta cada persona a defender “hasta sus últimas consecuencias” Las mujeres tienen tantos derechos como los hombres a tomar sus decisiones y a hacer lo que crean oportuno. No tienen licencia para nada, pero tampoco la tienen los hombres. Cada persona ejerce su libertad como quiere y la relación de pareja y mucho menos pertenecer a un sexo o a otro no otorga derechos de control, ni mucho menos de uso. Un ejemplo eficaz, y sangrante, de esto son los derechos sexuales. Las mujeres son las dueñas de su cuerpo y de su mente, elementos ambos imprescindibles para vivir una sexualidad plena y satisfactoria. Las únicas personas responsables de la satisfacción sexual somos nosotros mismos. No podemos cargar a alguien con la obligación de satisfacernos sexualmente según nuestros propios apetitos y momentos. El caso más extremo es la violación, pero cada día, las parejas discuten y se enfrentan porque alguno de los dos no satisface las expectativas y los deseos sexuales de la otra persona “a pesar de ser mi pareja”. La obligación moral y social de satisfacer la sexualidad de la pareja está tan profundamente instalada en el cerebro de las personas que en este asunto hay plena coincidencia entre los hombres y algunas mujeres. Las hay que se sienten culpables por no hacerlo y las hay que viven una vida sexual controvertida, triste u odiosa sólo porque se obligan a hacer frente a ese “pacto”: si me quieres es que tienes que tener sexo conmigo. Cuando alguna de las personas de una pareja sacrifica sus deseos, su ritmo, su actividad o su planteamiento en el área sexual, las probabilidades de que sea una mujer son muy altas. Los hombres no están acostumbrados a ello y, a menudo, reaccionan con frustración, furia y rabia. Debatir sobre las obligaciones sexuales que tiene cada persona de la pareja con la otra OBJETIVO 3 PROMOVER LA IGUALDAD DE SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER 08 Necesidades o enriquecimiento Desde el punto de vista del planeta es muy curioso observar cómo gran parte de las tareas, los cometidos, las responsabilidades y las acciones de las mujeres a lo largo de la historia han estado orientadas a las necesidades humanas, a la vida, al mantenimiento del equilibrio (social y ecológico), al bienestar real (al que producen las relaciones). Mientras, las tareas, los cometidos, las responsabilidades y las acciones de los hombres han estado orientadas al poder (a su conquista o a su mantenimiento) y al enriquecimiento (personal, grupal o empresarial). Es una buena decisión: vida o dinero, necesidades o enriquecimiento. Hoy en día, cuando la revolución de las mujeres sigue su camino y cada vez son más claras, diáfanas y potentes sus voces, ya no hay tantas mujeres que soliciten la igualdad formal de derechos. Una de las razones por las que ya no lo hacen es porque la legislación ya está orientada hacia ello. Aunque luego haya una forma de incumplimiento continuado de esas leyes. Las mujeres no desean tanto tener, ni disfrutar lo que tienen los hombres. Quieren que no se las invisibilice, que se reconozca lo que son y se deje de publicitar lo que no son, quieren su libertad, su autonomía y su espacio propio, para hacer con todo ello lo que estimen adecuado, divertido, útil, apacible, interesante o productivo. Pero con su propio criterio. Quieren hacer sus cosas a su manera sin que ningún hombre les ponga trabas ni claras, ni difusas, sin que haya prohibiciones explícitas o implícitas. Están cada vez más contentas de cómo son y de cómo hacen las cosas y no permiten que nadie las desprestigie o las desprecie por nada. Y los hombres habrán de acostumbrarse. Porque es justo y es natural. Y porque mientras esto ocurre las mujeres siguen siendo las máximas responsables de la vida en la Tierra. Y los hombres los máximos responsables de su destrucción. Discutir en qué medida son iguales los hombres y las mujeres y en qué medida diferentes 23 PRO PÓN TE LOS Financiado por