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Senado de la Nación
Secretaria Parlamentaria
Dirección General de Publicaciones
(S-0728/09)
PROYECTO DE LEY
BALANCE SOCIAL
El Senado y la Cámara de Diputados,...
Artículo 1º.- Definición. Se entiende por balance social al documento
que permite identificar, en términos cuantitativos y cualitativos, la
gestión social de una empresa en un período determinado.
Artículo 2°.- Obligatoriedad. Quedan obligados a elaborar anualmente
un balance social, conforme la modalidad y pautas que se especifican
en la presente ley:
a) Las empresas privadas que ocupen a TRESCIENTOS (300) o más
trabajadores durante el año anterior a su elaboración, aún cuando
estén
distribuidos
en
diferentes
establecimientos.
b) Las empresas concesionarias de servicios públicos, de cualquier
naturaleza, independientemente del número de trabajadores.
Artículo 3º.- Contenido. El balance social deberá contener, como
mínimo, información sistematizada relacionada con:
a)
LA EMPRESA: balance general anual, cuenta de ganancias y
pérdidas, detalle total de remuneraciones y cargas sociales abonadas
en el año. Tercerizaciones y subcontrataciones efectuadas. Programas
de innovación tecnológica y organizacional.
b)
LOS EMPLEADOS: evolución anual de la dotación, discriminado
por antigüedad en la empresa, sexo, formación profesional, edad y
altas y bajas del período. Modalidades de contratación utilizada y
porcentaje que abarca cada una de ellas. Planes de formación
profesional y capacitación del personal.
c)
SALUD DE LOS EMPLEADOS: inversión en planes de
salud,asistencia médica, y programas de medicina preventiva.
d)
SEGURIDAD EN EL TRABAJO: inversión en seguridad en el
trabajo. Estadísticas sobre accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales e inculpables.
e)
OTROS BENEFICIOS. Beneficios otorgados al personal,
detallando su carácter remunerativo o no. Gastos en seguros.
f)
APORTES A LA COMUNIDAD: inversiones en áreas de cultura,
deportes, salud pública, campañas, etc. Protección de derechos de
consumidores y usuarios.
g)
PRESERVACIÓN
DEL
MEDIO
AMBIENTE:
acciones
desarrolladas para la recomposición del medio ambiente, tratamiento
de residuos industriales, utilización racional de recursos naturales.
Artículo 4º.- Presentación. El balance social confeccionado en la forma
especificada en el artículo 2º de la presente ley, deberá ser presentado
ante la asociación sindical de primer grado con personería gremial que
tenga afiliado al mayor número de trabajadores de dicha empresa y a
la entidad sindical signataria del convenio colectivo de trabajo aplicable
en la empresa si fuere otra asociación gremial. Las empresas
suscriptoras de más de un convenio colectivo de trabajo de empresa o
aquellas en las que se aplique más de un convenio colectivo de trabajo
de actividad, deberán entregar a cada organización sindical un
ejemplar de un mismo y único balance social.
También se deberá presentar copia del balance social al Ministerio de
Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación y a los entes
reguladores en el caso de los concesionarios de servicios públicos.
Artículo 5º.- Época de presentación. Las empresas obligadas a
confeccionar el balance social, deberán elaborarlo antes del 30 de abril
del año siguiente al que correspondiere el balance, debiendo presentar
el mismo a las entidades y autoridades especificadas en el artículo 4º
de la presente ley dentro del plazo de treinta (30) días de elaborado.
Artículo 6°.- Primer balance. El primer balance social de cada empresa
privada corresponderá al año siguiente al que registró la cantidad
mínima de trabajadores exigida por esta ley.
Articulo 7°.- Copias. A requerimiento de autoridades nacionales, y/o de
las provinciales o municipales en las que se desenvuelva la empresa
presentante, esta última extenderá copia del Balance Social. Las
autoridades mencionadas sólo podrán utilizar la información contenida
en el balance con vistas a la formulación de políticas o programas de
naturaleza económico-social, tanto a nivel nacional como regional.
Artículo 8º.- Autoridad de aplicación. Será autoridad de aplicación de la
presente ley el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la
Nación, que habilitará una oficina de registro, control y seguimiento del
cumplimiento de las disposiciones sobre balance social.
Artículo 9º.- Información Confidencial. Quienes reciban información
calificada de confidencial por la empresa, están obligados a guardar
secreto acerca de la misma.
Artículo 10°.- Disponibilidad colectiva. Los Convenios Colectivos de
Trabajo podrán ampliar la información requerida en el art. 4 de la
presente ley, atendiendo las especificidades de las actividades de que
se trate.
Artículo 11.- Sanciones. El incumplimiento de cualquiera de las
obligaciones previstas en esta ley por parte de las empresas
constituirá práctica desleal y se sancionará de acuerdo a lo
preceptuado en los artículos 53 a 55 de la Ley 23.551.
Artículo 12.- Práctica desleal. Incorporar como inciso l) del art. 53 de la
Ley 23.551, el siguiente texto:
“l) El incumplimiento del deber del empleador de confeccionar y
entregar el Balance Social en tiempo y forma, como así también la
inclusión en dicho balance de manifestaciones falsas e insuficientes”.
Artículo 13.- Vigencia. La presente ley es de orden público, rige en
todo el territorio nacional y entrará en vigencia a partir de la fecha de
su publicación en el Boletín Oficial, resultando operativa y plenamente
aplicable desde su vigencia en todo aquello que no necesite
específicamente norma reglamentaria para su aplicación.
El Poder Ejecutivo reglamentará la presente ley dentro de los treinta
(30) días a partir de su promulgación.
Artículo 14.- Disposiciones transitorias. Las empresas que cumplan
con los requisitos del art. 2 de la presente ley a la fecha de su
publicación en el Boletín Oficial, deberán confeccionar el balance
social con datos correspondientes al cierre de su último ejercicio
financiero, y presentarlo ante las entidades y autoridades
especificadas en el artículo 4º, dentro de los ciento veinte (120) días
contados a partir de la publicación.
Artículo 15.- Derogación. Derogar los artículos 25, 26 y 27
correspondientes al Capítulo IV del Título II de la Ley 25.877.
Artículo 16.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Marcelo A .G. Guinle. –
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
El proyecto de ley S-47/07 que promovía una nueva regulación sobre
el Balance Social, ha perdido estado parlamentario en virtud de lo
establecido en el artículo 106º del Reglamento de la Cámara de
Senadores de la Nación y lo normado en la Ley 13.640 y sus
modificatorias.
Vuelto a evaluar el mismo por el suscripto, he decido reiterar la original
iniciativa con modificaciones, ello teniendo en cuenta el análisis del
proyecto en la Comisión de Trabajo y Previsión Social, los estándares
internacionales del Global Reporting Initiatives (GRI), la norma
internacional AccountAbility 1000 (AA 1000), las Recomendaciones de
la O.I.T., y proyectos de ley en el resto de Latinoamérica.
En los últimos tiempos hemos asistido a una inquietud generalizada en
muchos países, en especial en la Unión Europea, tendiente a
involucrar a las empresas en acciones que importen un efectivo
compromiso social, traducido en primer lugar como el mejoramiento de
la calidad de vida de sus trabajadores, sus familias y luego en un
beneficio y mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad en
general.
Nuestro país no es la excepción y hoy vemos que muchas empresas,
instituciones y Cámaras Empresarias están decididamente
comprometidas con prácticas tendientes a difundir un nuevo
paradigma empresario, consistente en pregonar que el accionar y fin
de la empresa excede largamente el fin de lucro, implementando
principios éticos de naturaleza universal y ejecutando acciones
comprometidas con el desarrollo sustentable y el mejoramiento de la
sociedad en la que se desenvuelve la actividad económica de dichas
empresas.
Se suele sostener que existen muchas formas de actuar con
responsabilidad social, y las acciones que se promueven y los grados
de participación son múltiples, pero en líneas generales se entiende
que lo fundamental es la organización de acciones e inversiones en
acción social como parte de la estrategia de negocios, creando con
ello vínculos más estrechos con la sociedad, lo cual inclusive les
puede generar ventajas competitivas.
No cabe duda que cuando hablamos de responsabilidad social
empresaria, en lugar preeminente debemos colocar el deber de las
empresas para con sus empleados, y en este sentido es fundamental
no sólo las acciones que se lleven a cabo sino la información que
puedan utilizar los representantes de los trabajadores en una
negociación colectiva, lo cual en líneas generales está previsto en el
“balance social”, originalmente legislado en la ley 25.250 y hoy en la
ley 25.877 de ordenamiento laboral.
En función de los derechos consagrados por nuestra Constitución
Nacional en su artículo 14 bis, se legisló en materia del balance social,
con la finalidad de que el mismo fuera un instrumento idóneo para la
negociación colectiva, pero del tenor de la información que emergía
del mismo, es claro que también se ampliaba la información en la
dirección de la “responsabilidad social empresaria”, eso sí orientada
fundamentalmente en lo que fuera a la relación con su personal
dependiente.
A mi entender, este instrumento debe servir no sólo para mejorar la
aptitud del sector sindical a la hora de negociar condiciones de trabajo,
sino fundamentalmente, como un parámetro objetivo que refleje el
grado de beneficio y compromiso social de la empresa no sólo en
relación con sus trabajadores, sino con la comunidad en la que se
desenvuelve su actividad económica, ello para que sea posible la
correcta valoración del compromiso social de la misma y sirva de
estímulo e inducción para generalizar este tipo de prácticas positivas.
Los propios empresarios, el Estado y fundamentalmente los
trabajadores y sus organizaciones sindicales, impulsan que las
empresas sin perjuicio de perseguir el fin de lucro, deben también
actuar y perseguir un resultado positivo para la sociedad en la que
interactúan, y en este sentido, entiendo que el Balance Social previsto
en la ley 25.877, si bien importó una sustancial mejora en cuanto a la
técnica legislativa en relación con su antecedente -la derogada ley
25.250, no cumple acabadamente con el criterio expuesto en el
párrafo precedente.
El Balance Social y la Responsabilidad Social Empresaria
Mundialmente, se entiende por Balance Social a la herramienta de
política empresaria que permite evaluar cuantitativa y cualitativamente
el cumplimiento de la responsabilidad social de la empresa en
términos de activos y pasivos sociales en sus ámbitos interno y
externo, durante un período determinado y frente a metas de
desempeño definidas y aceptadas previamente. El fin es determinar un
diagnóstico del clima laboral y social, información, planeamiento de su
política social y concertación con los diversos sectores con los cuales
la empresa se relaciona.
Es una expresión de la dimensión social del quehacer empresario,
mostrando datos -cifrables o no- acerca del impacto de la relación de
la empresa con su entorno y con sus grupos humanos interno y
externo.
La demanda de información relacionada con la actividad social de las
instituciones, requiriendo indicadores relacionados con los recursos
naturales, el ecosistema, el desarrollo de la comunidad y otros
aspectos sociales, es una tendencia irreversible que se relaciona
directamente con el desenvolvimiento creciente de la civilización.
Si la empresa es una comunidad de personas que mediante la unidad
de trabajo buscan un objetivo común, es lógico que la moderna
concepción empresarial no tienda a identificarla únicamente con el
capital, sino que conciba también a la empresa como un ente de
naturaleza social que tiene una misión de servicio y una función social
implícita en el derecho a la propiedad privada.
En el Código Internacional del Trabajo de la O.I.T, sin que se haga
mención explícita a la responsabilidad social de la empresa ni a sus
instrumentos, muchos aspectos de su contenido son contemplados en
diferentes Convenios y Recomendaciones. Algunas de las normas
tienen vínculos directos con el tema del Balance Social, como por
ejemplo las Recomendaciones 94/1952 y 129/1967 sobre las
Comunicaciones, la Consulta y la Colaboración en el ámbito de la
empresa. Otras normas internacionales se refieren de alguna manera
a la política social de las empresas y sus organizaciones.
En este orden de ideas, la Responsabilidad Social trasciende la
filantropía y las acciones aisladas para ser inherente a la estrategia
empresaria, pues las organizaciones son plenamente responsables del
impacto en sus trabajadores, en sus clientes, en sus proveedores, en
sus acreedores, en la comunidad y en la sociedad.
De todo lo anterior surge el concepto de Responsabilidad Social,
entendida ésta como la respuesta que la empresa debe dar a las
expectativas en los sectores con los cuales ella tiene relación, en
materia de desarrollo integral de sus trabajadores y en el aporte a la
comunidad que le permitió crecer y desarrollarse.
Esto significa que la Responsabilidad Social de la empresa es al
mismo tiempo interna y externa. La primera concierne a su recurso
humano, el cual tiene sus propias expectativas y objetivos
complementarios a los de la empresa, aunque no idénticos y en cuya
satisfacción ella debe participar. La segunda tiene que ver con los
demás sectores con los cuales la empresa tiene relación,
considerándolos no como entes aislados y anónimos (clientes,
proveedores, accionistas, distribuidores, sociedad, etc.), sino como
grupos que tienen sus propias expectativas y a las cuales la empresa
puede responder, y de hecho en nuestro país hay ejemplos de
múltiples acciones.
En conclusión, el Balance Social es un instrumento para medir y
evaluar en forma clara y precisa los resultados de la aplicación de la
política social de la empresa.
Antecedentes y orígenes del Balance Social
Los primeros intentos de exponer públicamente indicadores
semejantes a los que hoy caracterizan al Balance Social, surgieron a
partir de 1966 en los Estados Unidos de Norteamérica con la finalidad
de mejorar la imagen pública de las instituciones. Bajo el concepto de
Responsabilidad Corporativa (Corporate Responsibility) y con la
denominación de Auditoria Social (Social Audit), se procuró cuantificar
en términos monetarios los beneficios y perjuicios sociales
directamente relacionados con las políticas laborales emprendidas por
las instituciones.
Esta traducción del esfuerzo social de las organizaciones en términos
cuantitativos ocultó, de alguna manera, su verdadera faz social, por lo
que la concepción norteamericana resultó insuficiente para los
investigadores de los países europeos que también comenzaban a
preocuparse por el tema.
Durante la década del 70´-tanto en los ámbitos empresariales como
académicos europeos- continuaron elaborándose sistemas de
información social más complejos, particularmente en Alemania,
España, Francia, Holanda e Inglaterra.
En Francia se dio la primera definición legal de Balance Social (Bilan
Social). Para la ley francesa, que data del año 1977, el Balance Social
(obligatorio para las empresas que ocupan más de 300 personas), es
un instrumento de información global retrospectiva, mediante el uso de
ciertos indicadores referidos básicamente al ambiente social interno.
Desde entonces, los balances sociales fueron evolucionando en su
profundidad y alcance. Su implementación permite cumplir con los
objetivos fundamentales: información, planeamiento, transparencia,
gestión y concertación. A los indicadores normalmente utilizados en el
ámbito interno (características sociolaborales del personal, servicios
sociales que la institución presta a sus empleados, integración y
desarrollo de los mismos, etc.) se sumaron los que evidencian una
mayor preocupación por evaluar la gestión de la organización en
relación con la demanda de los sectores afectados por sus acciones
en el ambiente externo (familia, comunidad, medio ambiente, otras
entidades, etc.).
En los ochenta en cambio, no hubo evolución de este concepto. Pero
en los noventa, se empezaron a difundir las auditorias ambientales e
impulsado por este éxito de las mencionadas auditorias, surgió en
Europa un nuevo movimiento relacionado con las ventajas que
implicaba a la empresa la publicación de este tipo de balance. En
Iberoamérica, las principales instituciones públicas y privadas de
países como Chile, Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Uruguay
publican anualmente su Balance Social.
En Argentina, como expuse anteriormente, tuvo su primera regulación
con la Ley 25.250 que si bien limitaba su ámbito de aplicación al
interior de las empresas, sirvió de puntapié inicial para la discusión y
análisis del tema. La reforma de la Ley 25.877, tampoco satisfizo las
expectativas con respecto a este instituto. Finalmente, en diciembre de
2007, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dictó la Ley 2594
determinando la obligatoriedad de un Balance de Responsabilidad
Social y Ambiental para las empresas que funcionen en el ámbito de
su jurisdicción.
Análisis del proyecto
Hoy muchos empresarios sostienen como imprescindible para una
eficiente gestión de los negocios profundizar el compromiso e
integración con sus propios trabajadores y con la comunidad,
mediante el desarrollo de estrategias y la ejecución de acciones
mediante las cuales se les otorguen beneficios concretos. Justamente,
en función de estos objetivos, es que a través del presente proyecto se
intenta en primer lugar hacer más eficiente el instituto del denominado
balance social, sistematizando en forma más precisa la información
con destino a las organizaciones sindicales representantes de los
trabajadores de las empresas y, por otro lado, ampliando sus alcances
también a información relacionada con acciones positivas en materia
de derechos humanos, ambiental y de relaciones de consumo.
El presente proyecto también apunta a crear un régimen que mejore la
eficiencia del instituto, pues a casi cinco años de la sanción de la ley
25.877, el balance social legislado en la misma se evidenció como
ineficiente en orden al fin perseguido. Esta conclusión a la que he
arribado se basa en que luego de verificar que el Ministerio de
Trabajo, Empleo y Seguridad Social, en función del rol asignado por la
ley de depositario de tales instrumentos, es insignificante el grado de
cumplimiento del mismo por parte de los obligados.
Como afirman la mayoría de los autores que han tratado el tema, el
balance social constituye el medio idóneo de acceder a la información
necesaria para poder negociar con mejores herramientas las
convenciones colectivas y es una derivación lógica del deber de
negociar de buena fe, pues como afirma Grisolía Julio Armando el
conocimiento de la evolución de la empresa, innovaciones
tecnológicas y organizativas, su situación económico-financiera y todo
otro dato de interés es importante cuando la asociación sindical
formula peticiones.
Cuando el Congreso Nacional sancionó la ley de ordenamiento
laboral, se pensó que se potenciaba el rol de este instituto al disminuir
el número de trabajadores que determinaba la obligatoriedad de
confección y entrega del citado instrumento a la organización gremial
signataria de un convenio colectivo de trabajo. Pero como hemos
visto, los hechos demostraron todo lo contrario, y como enseñanza,
entiendo que el Estado no debe ser un mero depositario de tales
instrumentos, sino que debe actuar como autoridad de aplicación y
ejercer el poder de policía para garantizar el cumplimiento en tiempo y
forma de la obligación de confeccionar y presentar el balance social.
Aún más, debe actuar para garantizar que no exista ocultamiento o
falseamiento de la información contenida.
Conforme lo expuesto precedentemente, el presente proyecto
pretende ampliar la finalidad original del balance social, a fin que el
mismo contenga una mayor información relacionada con el
compromiso social de cada empresa, posibilitando que la información
emergente del mismo sirva no sólo para la negociación colectiva, sino
para la articulación de políticas de desarrollo social y la valoración por
parte de la sociedad de la conducta empresaria. Se modifica asimismo
la redacción del contenido con respecto a su antecesor para evitar
caer en un rigorismo que desaliente su cumplimiento.
Conforme lo expuesto se proyectó un nuevo régimen completo, en el
que se amplía el universo de empresas que deben confeccionar el
balance social, ya que aún por debajo de la cantidad de 300
empleados en relación de dependencia considero necesario incluir a
todos los concesionarios de servicios públicos, cualquiera sea la
cantidad de empleados que tenga.
Expuesto ya lo que entiendo constituye una mejora en cuanto a la
operatividad del instituto, ahora corresponde avanzar sobre la segunda
finalidad tenida por el suscripto con el presente proyecto de ley, cual
es la de ampliar los horizontes del instituto, para que también pueda
ser útil a las comunidades en las que desarrollan sus actividades las
empresas, ampliando la naturaleza de la información que se debe
suministrar.
Potenciando el instituto en la dirección señalada, también se prevé
que el Balance Social contenga información que coadyuve a la
planificación estatal y de la sociedad toda, posibilitando verificar el
grado de compromiso y participación social que tienen estas grandes
empresas y los concesionarios de servicios públicos en las
comunidades en las que se desenvuelven. En suma, poder comprobar
la eficiencia del compromiso social hoy tan declamado por el sector.
Conclusión
Las Naciones Unidas ha llevado adelante una iniciativa de su
Secretario General denominada “Pacto Mundial”, tendiente a incluir a
las fuerzas del mercado mundial en principios sociales universalmente
aceptados, posibilitando con ello que todos los países y culturas
tengan parámetros objetivos para medir el comportamiento social de
las empresas sobre la base de tres áreas principales, como son los
derechos humanos, condiciones de trabajo y protección del ambiente.
El éxito comercial acompañado del fracaso humano, no es éxito. Por lo
que no resulta descabellado ni muchos menos, proponer que en el
marco interno tengamos una herramienta compatible con estas
iniciativas internacionales y que sirvan para que desde la sociedad y el
Estado Nacional, provincial y municipios involucrados con la actividad
empresaria puedan verificar el compromiso empresario y utilizar la
información estratégica para potenciar el rol del capital en un marco de
desarrollo sustentable.
Señor Presidente, en coincidencia con las iniciativas nacionales e
internacionales señaladas, y luego de verificar la ineficiencia de la
herramienta sancionada con la ley 25.877 por su falta de cumplimiento
en orden a los medios dispuestos en la norma, es que se promueve un
nuevo modelo de balance social, más inclusivo de la actividad
empresaria, y cuya finalidad no sólo sea la de facilitar la información
para la negociación colectiva de condiciones de trabajo, sino acreditar
el rol activo y la obligación de todos los que habitan y desarrollan
actividades en este país tienen en materia de derechos humanos,
preservación ambiental y respeto de los derechos de lo consumidores
y usuarios, y con ello posibilitar el mejor desarrollo de la actividad
empresaria en nuestro país, por lo que solicito a mis pares el
acompañamiento a la presente iniciativa.
Marcelo A. H. Guinle. -
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