ESCUELA AUSTRIACA, NEUROECONOMÍA Y NEUROLOGÍA COGNITIVA (II) Mauricio A.M. Vázquez 18-5-10 SORTEANDO EL EQUILIBRIO Y LA MAXIMIZACIÓN: en busca de un concepto amplio de racionalidad. “No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente” René Descartes Como decíamos en la Introducción, nuestra investigación no pretende profundizar en aspectos propios de la economía, sino solo cuando estos nos sirven para explicar ciertas aristas concernientes a los modelos de racionalidad imperantes en esta ciencia. Es por eso que si bien a continuación mencionaremos el importante concepto de Equilibrio, no dedicaremos nuestro tiempo a dar cuenta del mismo en detalle 1 . Sí, nos avocaremos a señalar, que existe una radical diferenciación entre el Modelo de Equilibrio de la Teoría Neoclásica, y los Modelos de Proceso de Mercado de la Escuela Austriaca de Economía (EAE). Y esto es importante para nosotros, porque estamos convencidos de que existe una ligazón inexpugnable, entre las concepciones antropológicas de racionalidad, supuestas en cada una de estas escuelas de pensamiento, y el correlato de los modelos de Equilibrio, que ambas proponen. Lo cierto es que la Teoría Neoclásica, parte del supuesto de un mercado en Equilibrio, para luego, mediante aportaciones ad-hoc, comenzar a acercarse a la realidad. Esta es la manera en que la ortodoxia económica ha trabajado, desde los comienzo de su ciencia, a mediados del Siglo XIX. Y más allá de los aciertos o desaciertos que esta metodología puede haber provocado, en esta ocasión el hacer una valoración epistemológica de esta concepción del Equilibrio quedará inevitablemente fuera de nuestro alcance. Sin embargo, lo importante para nosotros sí será el señalar, que bajo esta concepción de un mercado que se encuentra siempre en equilibrio (salvo en los casos contemplados por las proposiciones ad-hoc), se presupone un ser humano con las características atribuidas al Homo Œonomicus. Sería tal vez tedioso, el tener que enumerar todas las condiciones que están supuestas dentro de un mercado siempre en equilibrio, pero a los efectos de nuestra investigación, lo relevante es que este tipo de modelo presupone lo que se conoce como Conocimiento Perfecto, y este tipo de conocimiento, solo podría ser alcanzado, por un ser humano provisto de las virtudes supuestas del modelo ideal de Homo Œonomicus. De la siguiente manera, ilustraran este hecho, Krause, Zanotti y Ravier: “Así parece haber actuado sobre muchos economistas, cuyos análisis se han centrado en este modelo en el cual no existe ninguna imperfección. El problema, sin embargo, es que tal modelo demanda unos supuestos tan inexistentes que dicho mundo solo sería factible con dioses, no con seres humanos […]” (Krause, Zanotti, Ravier, 2007:119) De aquí en más, y siguiendo a Zanotti, llamaremos al postulado de racionalidad supuesto para el Homo Œonomicus, como Racionalidad en Sentido Restringido (RSR), en oposición a la Racionalidad en Sentido Amplio (RSA), que desarrollaremos luego. Concretamente, la RSR implica: Que el individuo actúa siempre logrando la correcta y eficiente asignación de medios con respecto al final que ha elegido. Esta es la característica principal y más reconocida de la racionalidad presupuesta para el Homo Œonomicus. Que el agente racional consta de toda la información disponible y/o ha considerado a la información de la que no dispone, simplemente como un costo más. Que efectuará siempre acciones de maximización monetaria, es decir, “comprará en el mercado más barato en situación de igual calidad y riesgo y venderá en el más caro en situación de igual calidad y riesgo. (Zanotti, 1993:58) Llegados a este punto, creemos que la pregunta decanta por propio peso: ¿Se comporta el ser humano según lo postulado por el principio de maximización? Bueno, como tantas otras, la respuesta a esta pregunta depende del contexto y del punto de vista. Si intentáramos darle solución desde la perspectiva de la Neurología Cognitiva, y de su flamante programa científico de investigación, la Neuroeconomía, la respuesta sería un tajante, no (desarrollaremos los argumentos de esta proposición en apartados próximos). ¿Pero qué sucede si queremos hacerlo desde la perspectiva de la Economía Teórica? También aquí, la respuesta dependerá del contexto de la escuela económica que tengamos en cuenta. Nosotros comenzamos nuestra investigación, exponiendo la concepción del Homo Œonomicus, de J. S. Mill. Pero como hemos visto, si bien aquél autor fue contundente al decir que sería absurdo el presuponer que alguna persona en la tierra se comporta de acuerdo a tal hipótesis, Blaug no dudó en afirmar, que incluso sus contemporáneos mucha veces obviaron esta observación de Mill, y de este modo, el concepto de Homo Œonomicus, fue paulatina y constantemente, convirtiéndose incluso en “[…] el esquema típico de comportamiento humano bajo el capitalismo. (Blaug, 1980:104) ¿Pero qué tiene que decir a esto la Escuela Austriaca de Economía? Para poder dar respuesta a este interrogante, deberíamos comenzar, de manera muy sucinta, por señalar que la EAE, está sumamente influida por una concepción antropológica del ser humano, que se deriva en gran medida de la Escuela Escocesa. Siguiendo a Ezequiel Gallo 2 , podemos decir que la gran contribución de la Escuela Escocesa, fue el haber señalado que ciertos procesos, e instituciones humanas, se han formado independientemente del deseo deliberado de los hombres. De allí, la famosa frase de Ferguson: “The result of human action, but not of human design”. Este descubrimiento, dirá Gallo, echó luz sobre las hoy conocidas como, consecuencias no queridas de la acción, y simultáneamente, ayudó a crear dentro de esta escuela, una concepción del hombre, cuyo intelecto y razón, son difusos, esporádicos, y sumamente limitados. (Gallo, 1988:3). En contraposición, dirá Hayek 3 , uno de los máximos exponentes de la EAE 4 , cierta concepción del individuo, derivada en grado sumo de la influencia de la escuela cartesiana (volveremos a esta misma proposición desde el punto de vista de la neuroeconomía, de la mano del Dr. A. Damasio), llevó a la conformación de un postulado de racionalidad cuasi omnímodo, que ha sido el sustento de lo que Hayek llama, las falacias constructivistas. (Hayek, 1948:8;51). Sin tiempo ni espacio para referirnos a estas últimas, solo diremos que creemos que gran parte de la ortodoxia económica neoclásica, ha sido notablemente influida, por esta última concepción del hombre, y que ha sido justamente esta perspectiva antropológica, la que ha servido de materia prima, para la construcción del Homo Œonomicus. Dicho lo cual, podemos volver a la pregunta sobre qué tiene para decir la EAE sobre la racionalidad y la maximización, cuestión que abordaremos en el apartado próximo. 1. Para quienes se sientan interesados en este particular tema de Economía, sugerimos la excelente obra de Krause, Zanotti y Ravier: “Elementos de Economía Política”, citada en nuestra bibliografía. 2. Ezequiel Gallo, PhD. en Historia, Universidad de Oxford; Investigador y Profesor del Instituto Torcuato Di Telia, del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Belgrano y el ESEADE. Entre sus libros destacan La formación de la Argentina Moderna (Paidós, 1968); La República Conservadora (Paidós, 1973); La Argentina del Ochenta al Centenario (Editorial Sudamericana, 1980); La Pampa Gringa (Editorial Sudamericana, 1984). El Dr. Gallo fue distinguido en 1975 con la Simón Guggenheim Felowship y es miembro del Consejo Directivo del Centro de Estudios Públicos. 3. (Friedrich August Von Hayek; 1899-1992) Economista británico de origen austriaco, nacido en Viena y fallecido en Friburgo. Desde 1927 hasta 1931 fue director del Instituto Austriaco de Investigación Económica, y, desde 1931 hasta 1950, año en que se trasladó a Chicago, ejerció la docencia en la London School of Economics. En la Universidad de Chicago permaneció hasta 1962 y luego pasó a la de Friburgo, en Alemania Federal, donde siguió dando clases hasta su jubilación. Alumno del matemático y filósofo Richard von Mises, desarrolló la teoría de las crisis y sostuvo tesis contrarias al intervencionismo del estado en la gestión económica y en favor del liberalismo capitalista. En 1974 compartió con Gunnar Myrdal, economista sueco, el premio Nobel de Economía. 4. Es necesario aclarar, que si bien F.V.Hayek es uno de los máximos exponentes de la Escuela Austríaca de Economía, existen ciertos debates epistemológicos aún abiertos, dentro de este paradigma, que lo enfrentan a otro de los grandes popes de esta escuela, como M. Rothbard.