PARTICIPACIÓN DE LA SEÑORA MINISTRA OLGA SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS, EN EL PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL "LA REFORMA DEL ESTADO”, EL 27 DE OCTUBRE DE 2004, EN EL AUDITORIO DE RECTORÍA DE LA UNIVERSIDAD ANÁHUAC, EN HUIXQUILUCAN, ESTADO DE MÉXICO. REFORMA DEL ESTADO. “Vince in bono malum” “La democracia es una forma de convivencia, no una utopía o un evangelio de salvación, ni siquiera un programa positivo de gobierno. Respira en espacios abiertos entre hombres libres que discuten, no entre hombres serviles que trepan; hombres liberados de sus arquetipos, no de sus sueños.” Enrique Krauze. Sumamente agradecida por el honor que me confiere la Universidad Anáhuac esta tarde, sus autoridades, su plantel docente, su facultad de derecho, pero sobre todo con ustedes que me distinguen con su atención, quisiera hacer algunas reflexiones sobre el tema principal que han estado discutiendo en estos días: la Reforma del Estado, y sobre la función que tiene la Universidad, en particular, esta universidad, en el tema que han venido debatiendo con tan excelentes ponentes. Quisiera comenzar, con su venia, narrando una anécdota que se le atribuye a un hombre que ustedes seguramente habrán visto en los libros de historia como el típico hombre renacentista: Federico de Montefeltro, Duque de Urbino. Gracias a las riquezas acumuladas ejercitando el arte de la guerra, Federico construyó en Urbino una corte (gobierno) cuya notoriedad se propagó en toda Europa, no solo por la fama de guerrero de su gobernante –que lo era cuando tenía que serlo– sino por la de cortesano, en el buen 2 sentido de la palabra, cultivador del arte, protector e impulsor de artistas como el arquitecto Francesco di Giorgio Martini y el pintor Piero della Francesca. En síntesis un hombre del cinquecento. Cuentan que alguna vez, alguien le pregunto a Montefeltro qué se necesitaba para gobernar un reino, a lo que este respondió: –Essere umano (ser humano). La anécdota la traigo a colación, porque pienso que esa es la función primordial de cualquier universidad; pero más aún porque estoy convencida de que esa ha sido en realidad la función que la Universidad Anáhuac ha venido desempeñando durante 3 cuarenta años: formar seres humanos, en el más amplio sentido de la palabra. Pero habrán de preguntarse ahora: ¿por que clausurar un evento sobre reforma del Estado hablando sobre la importancia de formar seres humanos? La respuesta parece sencilla, pero no lo es. Los seres humanos amamos la vida, queremos vivir, pero queremos vivir bien. Y en ese bienestar de la humanidad reside la relación entre formar seres humanos y reformar al Estado. Ya los clásicos griegos hablaban de gobierno de los más capaces, de los mejores, de los sabios, para referirse al gobierno más deseable. Moro y Campanella soñaron con una sociedad ideal en la que los 4 seres humanos fueran el eje del gobierno. En fin, buscar a los mejores hombres para gobernar sigue siendo un sueño que en nuestros días se ve opacado por la mercadotecnia política, el manejo de imagen, las alianzas pragmáticas y los consensos de intereses. Porque sin duda, con la crisis financiera de los países más desarrollados y la crisis política de los gobiernos autoritarios en países en desarrollo –con sus economías amenazadas por el endeudamiento externo y por los procesos inflacionarios- sumadas al desmantelamiento de los estados socialistas, el mundo pasó a convivir con la noción de que el Estado estaba en crisis, y por lo tanto, era necesario reformarlo. 5 La reforma del Estado, en teoría, debería pugnar por reducir su tamaño, tornarlo más ágil, flexible y eficiente, además de responsable delante de la sociedad. Pero conforme avanza nuestra incipiente democracia, nos hemos venido dando cuenta de que esa no es una percepción compartida por todos los actores de la vida social. Por eso debatimos sobre reforma del Estado, últimamente de manera casi obsesiva. Reformar parece estar de moda en este mundo de cambios intempestivos que no dejan lugar a la pausa ni a la reflexión. La constante es: hay que reformar. Y tradicionalmente lo que la reforma del estado propone tiene que ver con los temas que ustedes han visto en estos días: los derechos humanos, la constitución, la 6 reforma de los poderes públicos, el federalismo, el derecho, en fin; pero hace falta detenernos un poco más, a mi juicio, en el elemento fundamental de toda reforma, en el eje vertebral de todo pensamiento y acción. Hay que detenernos en el ser humano como factor de esa reforma, como factor integrante de las instituciones que comprende esa reforma y como destinatario principal de esa reforma. Perder de vista al ser humano en la reforma del estado conduce, y la historia nos lo ha enseñado, a la formación de estados autoritarios, formados por hombres carentes de valor y de valores, que olvidan que el bienestar de una nación pasa necesariamente por el bienestar de sus habitantes, por la satisfacción de sus 7 necesidades, pero sobre todo por el respeto hacia su dignidad. “Vince in bono malum” ha sido el lema que ha enarbolado esta institución por cuatro décadas y que hoy está inscrito no solo en el escudo que distingue a esta universidad, sino en el corazón de quienes le profesamos algún tipo de afecto. Vencer el mal con el bien, en el tema de la reforma del estado, significa abrirle paso al elemento humano. Significa, como se dice en los postulados fundamentales de esta institución, elevar la condición humana y social de los hombres y mujeres que se forman integralmente en la Universidad Anáhuac. Significa ejercer un liderazgo de acción positiva. 8 Un liderazgo que, para los efectos de una eficaz reforma del estado debe traducirse en un arte de gobernar. Un arte del gobierno que debe repensar instituciones continuamente democráticas, las proponerse constantemente hacer del estado un ente más eficaz, más eficiente, más auditable y transparente, que cumpla con sus fines usando el menor número de recursos. Entre tantos otros temas. Pero particularmente, la reforma del estado que necesitamos requiere hombres y mujeres que sepan, en concordancia con su formación en valores, introducir al debate los aspectos mínimos de una agenda que de tan extensa ya resulta casi imposible de poner a punto. Definir los contenidos de esas reformas, aceptando que no solo 9 tenemos dificultades al momento de crear consensos, sino desde el planteamiento de propuestas. Por eso implica sobre todo debatir, como lo han hecho en este primer seminario internacional. Implica preguntarnos ¿a quién le interesan las reformas?, ¿para qué son?, ¿a quién benefician? Porque en las respuestas a estas interrogantes subyacen temas que conviene al menos sacar a la superficie. En ese sentido, es de destacar que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha culminado recientemente un proceso que inició con una convocatoria nacional, por la que solicitó a la sociedad en general que hiciera integral propuestas y “para coherente del una reforma sistema de 10 impartición de justicia en el estado mexicano”. Este diagnóstico nos llevó a recibir alrededor de cinco mil propuestas provenientes de todo el país, que ahora están sistematizándose para su discusión. Con este proceso, considero, la Corte ha propuesto debatir instituciones, sobre ampliar el nuestras margen para reformar, extendiéndolo del ámbito de la acción política (institucional) al de la participación ciudadana. Así, la Corte misma se somete al escrutinio ciudadano, a la crítica profesional, somete a debate el contexto en el que opera. Hablar sobre la reforma que hace falta en el ámbito de lo judicial implicaría mucho tiempo más del que amablemente se me ha concedido en esta intervención, por lo que 11 solo quisiera dejar asentadas un par de ideas que, a mi juicio resumen la agenda de discusión (inmediata, porque de otra forma también sería algo extensa) sobre la reforma judicial: 1. Ampliar las garantías de independencia judicial, sobre todo en los poderes judiciales locales. Lo que conlleva, por supuesto, la disposición de los gobiernos estatales de otorgar garantías de independencia a sus juzgadores, en la selección y el nombramiento, en la inamovilidad y remuneración, no solo en los hechos, sino desde el derecho, promoviendo que en los presupuestos de egresos se consideren partidas importantes para la consolidación de los poderes 12 judiciales; pero no solo eso, sino también garantías para la sociedad en cuanto al sistema de responsabilidades. Ello sentaría, al menos, las bases de un sistema de impartición de justicia más independiente, sin sujeción a ningún otro de los poderes del estado. 2. Impulsar los cambios al juicio de amparo, propuestos en el proyecto de nueva ley de amparo que, hace ya algún tiempo, la Suprema Corte de Justicia remitió al Poder Legislativo Federal. de La general inconstitucionalidad, establecimiento clara declaración en de materia una de el jerarquía fuentes del derecho, particularmente en lo que se 13 refiere a los tratados internacionales en especial en materia de derechos humanos, nuevas formas de integrar jurisprudencia, mayor amplitud en la legitimación amparo, para entre interponer tantas reformas otras, el son verdaderamente estructurales, que sacuden lo que por muchos años ha estado estático y que así ha permanecido, en interés y beneficio de algunos cuantos. En fin, las reformas que requiere el sistema judicial son verdaderamente estructurales: dotar al Poder Judicial de la Federación de un presupuesto fijo y subsanar algunas lagunas existentes en el procedimiento de integración de nuestro máximo tribunal, son cuestiones que solo 14 esbozo, en atención a su tiempo, pero que tocan verdaderamente la estructura y el funcionamiento importante de la en institución cualquier más proceso democrático: el árbitro de la contienda. Todo ello nos lleva a concluir que no hay que perder de vista que todo proceso de reforma implica siempre costos, en ocasiones muy altos. Cuando se reforma, se corre el riesgo de dejar fuera de los beneficios y sobre todo de la discusión de la reforma a las personas. Cuando se reforma, se puede romper con muchos privilegios, cuando se relaciones, reforma, nuevas se crean nuevas instituciones, nuevas categorías. Reformar concesiones conlleva entre los pactos actores implícitos, políticos. 15 Implica la detención de las pretensiones totalizantes, y con ello el impulso de las propuestas plurales. necesariamente, reconocer humana y valorar e Conlleva, la diversidad incorporar las diferencias de todo tipo: religiosas, étnicas, políticas, al proceso de reforma. Conlleva, en fin, el aprender a vivir en democracia. Un compromiso férreo por parte de las instituciones del país, y de quienes las integran por supuesto, por encauzar sus diferencias en el marco de la ley, requiere de consensos inclusivos en los cuales, quienes tradicionalmente son excluidos de los procesos de toma de decisiones tengan voz, en los que todas las voces suenen. 16 Requiere volver los ojos a lo único que se necesita para un buen gobierno: reformar al estado requiere mirar al ser humano, como propuesta y resultado de cualquier reforma. Por ello, entre tantas otras cosas, agradezco la distinción de compartir con ustedes estas ideas. Agradezco que me permitan engrandecer mi condición humana con la enseñanza que me da el tenerlos esta tarde aquí. Muchas gracias. 17