Poder Judicial de la Nación Neuquén, 3 de diciembre de 2012. Y VISTO: Para dictar sentencia en los presentes autos caratulados: “PÉREZ, EDGARDO C/ PREFECTURA NAVAL ARGENTINA S/ DAÑOS Y PERJUICIOS (ORDINARIO)”, Expte. Nº 570, Folio 311, Año 2000, de los que RESULTA: 1) Que a fs. 1/7 comparece el Sr. Edgardo Pérez, por medio de apoderado, a iniciar demanda de daños y perjuicios contra los Sres. Edgardo Enrique Urquiza y Rubén Aníbal Peloso, así como contra Prefectura Naval Argentina, persiguiendo el cobro de la suma de $ 1.895.000, o la que en más o en menos resulte de la prueba a producir, en concepto de indemnización del lucro cesante, daño moral, daño psicológico y daño material sufridos, con más sus intereses. Relata el presentante USO OFICIAL trabajar para Prefectura Naval que el actor ingresó a Argentina en el año 1981, manteniendo una conducta impecable que se ve reflejada en las constancias de su legajo personal. Afirma que el 8 de noviembre de 1998, en ocasión de desempeñarse el actor en el Destacamento de El Chocón, fue visitado en él por los oficiales Peloso y Urquiza, quienes luego de provocarlo y agredirlo verbalmente y con gestos procaces, lo amenazaron y golpearon utilizando incluso su arma para apuntarle y gatillarle en falso sobre su cabeza. Asegura que además, los demandados agraviaron y humillaron al actor, habiéndose negado a brindarle la ayuda que les solicitó para trasladarse al Hospital, contestándole en cambio “…ANDATE CAMINANDO,…MORITE H… DE P…” (sic). Explica que su mandante quedó gravemente afectado por el episodio, siendo transportado al centro sanitario por la Sra. Adriana Fukushima en estado crítico, con un cuadro de hipertensión arterial, con dificultades para movilizarse, pérdida de estabilidad, dificultades en el habla y en el control de esfínteres, siendo allí atendido por el Dr. Reverté. Añade que aquél quedó desconectado de la realidad, manteniéndose que los en la actualidad las secuelas, generando ello propios médicos de la institución fijaran su incapacidad total que derivó en su retiro de la fuerza y determinaran que ella tiene relación causal con actos de servicio. Expone que la Prefectura Naval Argentina instruyó un sumario administrativo en el que violando al actor su derecho de defensa, e ignorando sus declaraciones, le impuso una sanción disciplinaria, lo que a su juicio resulta contradictorio con considerar como producida en un acto de servicio la incapacidad que padece. Sostiene que irreversible, total la incapacidad del actor es y permanente, reclamando entonces el resarcimiento del 100 % de incapacidad laboral que exhibe, como el daño moral sufrido por el actor, su esposa e hijo (fs. 4), el daño material proveniente del inferior nivel de vida del que gozará tanto el actor como sus hijos (en plural) (fs. 4 vta.) y el grave daño psicológico sufrido. Bajo el título “Intereses”, pide que “se actualicen los importes reclamados desde la fecha en que se tendría que haber abonado la indemnización hasta la fecha de la sentencia”. (fs. 4 vta.). Ofrece prueba y pide que oportunamente se haga lugar a la demanda, con costas. A fs. 11-I amplía la demanda respecto a la diferencia que le corresponde en el haber jubilatorio dado el porcentaje total y permanente de incapacidad que padece (del 100%) en lugar del 30% en función del cual le es calculado su haber de retiro. 2) Corrido traslado de la acción (fs. 22), a fs. 40/47 la contesta Prefectura Naval Argentina, por medio de apoderado. Reconoce que el actor es Personal Subalterno de Prefectura Naval Argentina desde el 01/01/81, y que se le otorgó el retiro obligatorio a partir del 08/11/2000, así como que prestaba servicios en el Destacamento Temporario Lago Ezequiel Ramos Mexía de la Provincia de Neuquén. Pero niega que el 8 de noviembre de 1998 los hechos hayan sucedido como los relata el actor en la demanda, exponiendo en cambio que en esa fecha, a las 15.30 horas, el Subprefecto Edgardo Urquiza concurrió con el Oficial Auxiliar Rubén Peloso a inspeccionar aquél Destacamento Temporario, ocasión en la cual su encargado, el Sr. Pérez, se mostró Poder Judicial de la Nación molesto con las directivas que le fueron impartidas, manifestando que se iba a desvincular de la institución y que por ende se retiraba del lugar, ingresando nuevamente momentos después para anunciar que no se sentía bien y que concurriría al médico para que le tomen la presión arterial. Expresa impropios y realizadas que gestos por el funcionamiento el de actor se dirigió reprobación Subprefecto operativo a las Urquiza del en términos observaciones referidas Destacamento y al al desconocimiento profesional por parte del Cabo de Segunda Guelardi con los temas del quehacer náutico. Niega igualmente que el actor haya quedado gravemente afectado en su desenvolvimiento y desconectado de la realidad, así como que los codemandados le hayan negado ayuda para obtener atención médica y que haya sido llevado al USO OFICIAL hospital con un cuadro de hipertensión arterial, con dificultades para movilizarse y en el habla, y pérdida de estabilidad. Niega que el daño que padece Pérez sea consecuencia de una ilegítima agresión de sus superiores en acto de servicio, como que el deterioro sufrido haya generado una incapacidad total. Niega que en el sumario administrativo labrado se haya violado el derecho de defensa en juicio del actor descartando también que en el legajo del actor no se hayan registrado sanciones, como se alega. Niega por último la existencia de los daños reclamados. Brinda su versión de los hechos, según la cual, como se anticipara, a las 15.30 horas del 8 de noviembre de 1998 el Subprefecto Edgardo Urquiza concurrió con el Oficial Auxiliar Rubén Aníbal Peloso al Destacamento Temporario Lago Ezequiel Ramos Mexía para realizar una inspección, ocasión en la cual el Sr. Pérez se mostró molesto con las directivas que le fueron impartidas, manifestando que se iba a desvincular de la institución y que por ende se retiraba del lugar, ingresando nuevamente momentos después para anunciar que no se sentía bien y que concurriría al médico para que le tomen la presión arterial. Expresa impropios y realizadas que gestos por funcionamiento el el de actor se reprobación Subprefecto operativo dirigió a las Urquiza del en términos observaciones referidas Destacamento al y al desconocimiento profesional por parte del Cabo de Segunda Guelardi con los temas del quehacer náutico. Llevada a cabo una investigación añade, no fue posible comprobar administrativa, los hechos invocados por Pérez contra sus superiores jerárquicos, quedando en cambio demostrado el proceder del actor, a quien se le impuso una sanción de sesenta (60) días de arresto por “Faltar la consideración al superior y ser negligente en los deberes impuestos por los reglamentos y en el cumplimiento de las órdenes impartidas por sus superiores al ejercer tareas ajenas al servicio sin contar con la debida autorización que lesionan el prestigio institucional”. Expone que si bien el actor atacó dicho acto administrativo, en su recurso no negó haber incurrido en las faltas que se le reprocharon, habiendo por lo demás aquél ejercido plenamente su derecho de defensa. Destaca que la resolución adoptada en el expediente administrativo P-1269-“R”/99 caratulado 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ENFERMEDAD”, “ASCCSG (12964) MR según la cual la afección que sufre el actor desde el 08/11/98 se ha producido en actos de servicio, es de carácter irreversible, incurable y definitiva, y fue estimada en un 30% VTO generando su pase a retiro obligatorio, nada tiene que ver “con los inverosímiles hechos relatados por el actor y que éste achaca a los oficiales Urquiza y Pelozo”. (fs. 45). Funda su derecho, ofrece prueba, hace reserva del caso federal y pide que oportunamente se rechace la demanda en todas sus partes, con costas. 3) A fs. 130/137, a su turno, se hizo parte el demandado Rubén Aníbal Peloso, quien planteó excepción de prescripción en el marco del art. 4037 del C.C.. Subsidiariamente contestó la demanda en su contra incoada, negando todos los hechos constitutivos de la pretensión -con excepción del carácter de Pérez de personal de la Prefectura Naval Argentina desde el 01/01/81, destinado al Destacamento de El Chocón, y del retiro obligatorio Poder Judicial de la Nación dispuesto a partir del 08/11/2000, que admite- así como los daños invocados. Refiere que desde el 8 de junio de 1995 el actor fue destinado a la Subprefectura de Neuquén, cumpliendo funciones en el Destacamento Temporario Lago Ezequiel Ramos Mexía, sito en la localidad de Villa El Chocón, distante aproximadamente unos 80 kilómetros de la ciudad de Neuquén. Expone que allí cumplía sus funciones específicas del servicio, que sólo realizaba en temporada estival, con un régimen laboral de quince días en el Destacamento por quince días de franco. Añade que el franco transcurría en su hogar, que se hallaba cumpliendo el mantenimiento en las resto del inmediaciones del año lugar. Su tareas vida, del Destacamento, de vigilancia indica, y transcurría íntegramente en El Chocón. USO OFICIAL Explica que durante el año 1998 el Prefecto de Zona Lacustre y del Comahue, Prefecto Mayor Bonifacio Robaldo, dispuso que los Suboficiales encargados de los Destacamentos Temporarios dependientes de la Zona debían cumplir su servicio durante quince días en los Destacamentos que tenían a su cargo y luego quince días de franco, tras los cuales debían acudir Neuquén para durante cumplir quince tareas días a la Subprefectura administrativas u de operativas según la necesidad de la dependencia, período al cabo del cual el Jefe de la Subprefectura en cuestión, Hugo Alberto Ilacqua decidiría si los suboficiales volverían a sus respectivos destacamentos o rotaban a otro o si se quedaban prestando servicios principalmente en la operativas. Subprefectura cumpliendo Enumera razones las tares de tal decisión para agregar que los Destacamentos que dependían de la Subprefectura Neuquén eran cinco. Afirma que según los dichos del entonces Prefecto Principal Hugo Alberto Ilacqua, la orden impartida no habría sido bien recibida ni con ánimos de ser cumplida por el actor, pues le ocasionaría un cambio radical en su vida diaria. En ese contexto, expresa, el 8 de noviembre de 1998 acompañó al Destacamento Subprefecto Temporario Edgardo Lago Enrique Ezequiel Ramos Urquiza Mexía al para practicar una inspección, en cuyo transcurso éste realizó una serie de observaciones prestación agrado, del servicio, dirigiéndose reprobación al y actor las aquél términos atinente que no su superior a impropios a la habrían tales correcta sido con como de su gestos de “ESTÁ BIEN QUÉDENSE TRANQUILOS, AHORA ME RETIRO, PIDO LA BAJA, MAÑANA VOY A ENTREGAR LA PISTOLA AL SR. CREDENCIAL NO PORQUE TENGO QUE PREFECTO DE ZONA, LA HACER UNOS TRÁMITES, HAGO ABANDONO DEL SERVICIO, HASTA LUEGO”, retirándose del lugar para aparecer nuevamente segundos después diciendo que se sentía mal y que se iba al hospital. Alega que con motivo de ello se formó un sumario administrativo que culminó con la sanción de 60 días de arresto para el Sr. Pérez. Si bien reconoce que el 8 de noviembre de 2000 se dispuso el Retiro Obligatorio del actor con arreglo al art. 81 inc. d) de la ley 18.398 y art. 5 inc. a) ap. 1 y 11 inc. a) Ap. 1 de la ley 12.992, con un porcentaje de incapacidad del 30% del V.T.O. con relación con un acto de servicio, descarta que la supuesta enfermedad mental haya sido causada por el inexistente enfrentamiento que mantuviera con él y con el Sr. Urquiza. Impugna los rubros reclamados, ofrece prueba y pide que oportunamente se rechace la demanda en todas sus partes, con costas. 4) Citado el codemandado Edgardo Enrique Urquiza por edictos a tomar la intervención que le corresponda bajo apercibimiento de nombrar al Defensor de Ausentes para que lo represente, a fs. 251 se hizo efectivo el apercibimiento respectivo, contestando a fs. 257/258 el Sr. Defensor Oficial la demanda en su representación. Negó impecable que durante el su actor haya relación mantenido laboral con una la conducta institución demandada, así como toda clase de agresión de su defendido para con el Sr. Pérez y en general, todos los hechos que se invocan como sucedidos el 8 de noviembre de 1998, incluyendo el pedido sufridos de por atención el médica actor como y los daños que consecuencia se del dicen evento, cuestionando la procedencia de los daños reclamados. 5) Corrido traslado de la excepción de prescripción intentada por el demandado Peloso (fs. 147), la actora, Poder Judicial de la Nación debidamente notificada (fs. 254 vta., según se indicara a fs. 470 y 474) mantuvo silencio. Celebrada a fs. 496/499 la audiencia preliminar prevista por el art. 360 del CPCyC y fracasada la instancia conciliatoria, allí mismo se ordenó la apertura del período probatorio, produciéndose las siguientes medidas: informativa al Hospital de El Chocón (fs. 536/537), a la Comisaría de El Chocón (fs. 547), a la Dirección de Sanidad de la Prefectura Naval Argentina (fs. 588/611), a la Dirección de Personal de la Prefectura Naval Argentina (fs. 618/729) y a Consultorios Norte (fs. 855/856); agregación por cuerda de la causa penal caratulada: “Urquiza, Edgardo y otros s/ Delito contra la Administración Pública”, nº 335/00 del Juzgado Federal Nº 2 de esta ciudad (fs. 545) y agregación de fotocopias certificadas de la causa “Urquiza, Edgardo y Pelozo, Rubén s/ USO OFICIAL Delito contra la libertad y contra las personas”, nº 2229023-00 del Juzgado Federal de Primera Instancia de Zapala (fs. 899/1001); pericial psicológica (fs. 575/580); y las testimoniales de los Sres. Daniel Rubén Vergez (fs. 767/769), Miguel Oscar Bravo (fs. 786/787), María Adriana Fukushima (fs. 788/791), Hugo Alberto Ilacqua (fs. 825/828) y de Bonifacio Robaldo (fs. 838/841). A fs. 1009 se clausuró el período probatorio, agregándose a fs. 1013/1014 el alegato de la actora y a fs. 1016/1017 el de la demandada, llamándose a fs. 1023 AUTOS para dictar sentencia; y CONSIDERANDO: I. Que el actor reclama que se le resarzan los perjuicios derivados del hecho ilícito que habrían llevado a cabo los demandados Edgardo Enrique Urquiza y Rubén agentes Aníbal de noviembre la de Peloso, en Prefectura 1998 a ocasión Naval las de sus funciones Argentina, 15.30 horas el día como 8 de aproximadamente, oportunidad en la cual habrían agredido verbalmente al actor, proferido amenazas y aplicado golpes utilizando incluso su arma para apuntarle y gatillarle en falso sobre su cabeza, agraviándolo y humillándolo, negándole posteriormente ayuda para trasladarse al Hospital para recuperarse del shock que todo ello le produjo, en términos ofensivos (“…ANDATE CAMINANDO,…MORITE H… DE P…” –sic-). Valúa el daño en la suma de $ 1.895.000. También demanda la diferencia que le corresponde en el haber jubilatorio dado el porcentaje total y permanente de incapacidad que padece (del 100%) en lugar del 30% en función del cual le es calculado su haber de retiro (fs. 11-I). Los demandados hecho ilícito Rubén Aníbal negaron ofreciendo Peloso –no la existencia la Prefectura así el Sr. Naval Urquiza- misma del Argentina una y versión completamente distinta de la forma en que los acontecimientos se sucedieron, accionados alegando procedieron que a en la fecha inspeccionar indicada, el los Destacamento Temporario Lago Ezequiel Ramos Mexía, ocasión en la cual su encargado, el Sr. Pérez, se mostró molesto con las directivas que le fueron impartidas, manifestando que se iba a desvincular de la institución y que por ende se retiraba del lugar, ingresando nuevamente momentos después para anunciar que no se sentía bien y que concurriría al médico para que le tomen la presión arterial. Alegaron que el actor se dirigió en reprobación términos impropios y gestos de a las observaciones realizadas por el Subprefecto Urquiza referidas al funcionamiento operativo del Destacamento y al desconocimiento profesional por parte del Cabo de Segunda Guelardi con los temas del quehacer náutico, todo lo cual le valió luego una sanción de arresto de 60 días. Negaron también que el Sr. Pérez haya sufrido las secuelas denunciadas. El Sr. Peloso articuló además una excepción de prescripción, fundada en el art. 4037 del Código Civil. II. Comenzando por razones metodológicas por el tratamiento de esta última defensa, tenemos que el art. 4037 del C.C. fija un plazo bienal de prescripción para las acciones por responsabilidad civil extracontractual, tal la ejercida por el Sr. Pérez contra el Sr. Peloso. De la simple lectura del escrito inicial se desprende que el hecho ilícito de cuyas consecuencias dañosas el actor pretende ser indemnizado se habría llevado a cabo el 8 de noviembre de 1998, por lo que el plazo de dos años habría finalizado, conforme las disposiciones de los arts. 23 a 29 del C.C., en la medianoche del día 8 de noviembre de 2000. Poder Judicial de la Nación La demanda fue articulada a las 12.30 horas de ese día, según cargo de fs. 7, es decir, antes del vencimiento del plazo, lo cual es suficiente para desestimar la defensa de prescripción intentada, con costas al demandado Peloso. III. Ingresando así a lo que constituye el meollo de la cuestión, tenemos que como se mencionara, el actor atribuye a los demandados Urquiza y Peloso haberlo agredido verbalmente, haberle amenazado golpeado y dirigido gestos utilizando procaces, incluso su haberlo arma para apuntarle y gatillarle en falso sobre su cabeza, agraviándolo y humillándolo, habiéndose negado luego de ello a brindarle la ayuda que les solicitó para trasladarse al Hospital, contestándole en cambio “…ANDATE CAMINANDO,…MORITE H… DE P…” (sic). Todo hipertensión ello le arterial, habría con ocasionado dificultades un para cuadro de movilizarse, USO OFICIAL pérdida de estabilidad, dificultades en el habla y en el control de realidad, esfínteres, secuelas generando ello que quedando se luego mantendrían que los propios desconectado en de la la actualidad, médicos de la institución fijaran su incapacidad total que derivó en su retiro de la fuerza y determinaran que ella tiene relación causal con actos de servicio. Agresiones procaces, amenazas, verbales, golpes, utilización gatillar en de falso dirigida a su cabeza, humillaciones y negativa gestos su arma a brindar ayuda para su traslado a un centro médico infiriendo otra expresión gravemente ofensiva, son las acciones que Urquiza y Peloso habrían llevado a cabo según el escrito inicial, y a las que considera causa adecuada del daño sufrido (afectación de su salud física y principalmente, mental). Encontrándose la existencia de tales hechos negada por los tres accionados, dos de los cuales brindaron una versión de los hechos distinta y armónica entre sí, será menester evaluar la prueba producida para intentar dilucidar qué fue lo sucedido el 8 de noviembre de 1998, y en caso de no resultar ello posible, decidir a quién afectará el déficit probatorio. Creo de especial utilidad reseñar, para comenzar con dicha tarea, cuáles fueron los relatos que del hecho efectuara el propio damnificado en las distintas instancias judiciales y administrativas en las que fue oído, lo que haré siguiendo el orden cronológico en que ellos fueron brindados. Así tenemos que el mismo 8 de noviembre de 1998, a las 17 horas -a escasa hora y media del hecho-, el Sr. Pérez formula denuncia ante la autoridad policial en la misma sede del Hospital de El Chocón, centro sanitario al que se habría dirigido tras el altercado mantenido con los codemandados Urquiza y Peloso, cuya copia obra a fs. 902/903. En ella relata que siendo las 15.30 horas, “en circunstancias de encontrarme en el Destacamento de Prefectura con asiento en esta localidad, en compañía del Cabo 1ro. MIGUEL BRAVO y el Cabo 2do. JUAN BELARDE, ya preparando todo para salir a navegar,…se hicieron presentes el Subprefecto EDGARDO URQUIZA y el Oficial Auxiliar RUBEN BELLOSO. Comenzaron a hacerles preguntas con relación al trabajo específico de la fuerza, lo hacían de una manera irrespetuosa, hasta tal punto que como el Cabo BELARDE no realizó una respuesta acorde a lo que ellos tenían como correcta, le pregunta URQUIZA, y usted quién es?, haber” [sic] “tiene credencial, muéstremela; le muestra el Cabo BELARDE su documentación, y URQUIZA le dice: “Guarde, guarde”; para esto el Oficial BELLOSO, escuchaba y asentía con la cabeza, pero en ningún momento habló. Inmediatamente a las consultas, les dice a BRAVO y a BELARDE, que se retiren que le tienen que hacer observaciones a mí, Los efectivos se retiran. Ocurrido esto y siempre URQUIZA, le pregunta: “Vos apretastes a Ríos, para que abra la tranquera, sino va a tener problemas con vos”, yo le dije que no, que cualquier cosa se podía aclarar, todo esto lo decía con la tranquilidad de que lo que se estaba expresando era ridículo, ya que en el Destacamento tenemos la llave de esta tranquera, y para nada entorpece; inclusive con el Sr. RÍOS tenemos excelente relación, es más ayer estuvimos hablando y nada se comentó al respecto. URQUIZA desestimando esto dijo: “No, vos lo jodés a RÍOS porque sos empleado de MAZZONE”, aclarando que el Sr. MAZZONE es el Intendente. Le expresé que yo era un efectivo de Prefectura y le iba a demostrar mañana cuando viniera el Prefecto Mayor ROBALDO, y le entregue mi armamento, para que vea mi buena voluntad y desinterés en realizar nada incorrecto, porque todavía con todo lo que usted se ha manejado yo no he perdido mi compostura y respeto Poder Judicial de la Nación por su persona; URQUIZA me expresó: “si mañana vos llegás a hablar y pasa algo te vamos a reventar”, entonces yo le pregunto al Oficial PELOZO si él es testigo de las expresiones de URQUIZA o estaba a favor de lo que manifestaba URQUIZA, contestándome: “Terminado, Ayudante, terminado”. Si bien en ningún momento verbalizó si estaba dispuesto a ayudar a URQUIZA en hacerme algo si yo comunicaba a la Superioridad; realizó continuamente movimientos con la cabeza como asintiendo; y por otro lado cuando manifestó que la terminara era una manera de corroborar su apoyo a URQUIZA. Luego de eso me paro, y les expresé que yo nunca les falté el respeto, y que debido a sus amenazas me iba a retirar. Caminé hacia mi casa; hice algunos metros y comencé a marearme y les pedí por favor que me dieran asistencia, recuerdo que dije: “Necesito ir a un hospital…necesito ir al hospital”; comienzan a USO OFICIAL reírse, por lo que por mis propios medios llegué a casa, y mi señora me trajo hasta aquí. Recuerdo haberme desvanecido, no sé si perdí en algún momento el conocimiento.” Preguntado en tal ocasión por el personal policial interviniente si hechos similares habían ocurrido con anterioridad, dijo que “Desde hace siete meses que han venido [ocurriendo] situaciones en las cuales realmente me vienen perjudicando psicológicamente; pero, desde hace 2 o 3 semanas se han venido intensificando, hasta tal punto de haber llegado a que mi estado de salud llegara a este límite.” Agregó el actor que “Recuerdo que en algún momento, posterior a la salida de los efectivos subalternos…me dijo URQUIZA, que el Jefe no iba a autorizar que yo tuviera un comercio a las orillas del lago, porque era indigno; realmente eso me hizo sentir muy mal, porque en ese comercio yo he colocado a todos nuestros ahorros de familia y mucho esfuerzo personal.”. Añadió además que el día anterior, a las 24 horas, se hizo presente en el Destacamento el Oficial Peloso, siendo atendido por el Cabo Guelardi, a quien según le refiriera al actor otra persona (Bravo), Peloso le habría expresado “Ah, duermen acá, tienen miedo que los reventemos…”, lo que consideró una prueba más de que “desde hace tiempo que hay un ánimo de persecución” psicológicamente”. con fines de “perjudicar No se formuló en dicha ocasión manifestación alguna referida a los golpes que habría recibido ni a la utilización con fines perversos del arma reglamentaria. Tampoco se describieron gestos procaces ni se mencionó la ofensiva frase emitida para rechazar la ayuda requerida para trasladarse al centro de salud. Únicamente se describieron agresiones verbales y el trato humillante al que habría sido sometido el actor y el cabo Guelardi (aludido en la declaración como “Belarde”), así como las amenazas proferidas supuestamente para evitar que anoticiara al Prefecto Mayor Robaldo de la situación vivida. A fs. 904/905 obra un informe escrito que el mismo actor elaboró para el Jefe de la Subprefectura de Neuquén el 2 de diciembre de 1998 –menos de un mes después-, el que según explicara luego, ante la Fiscalía Federal (fs. 906 vta., líneas 28 y siguientes), aquél nunca le recibió. La versión de los hechos es sustancialmente similar, pero se agregan algunos datos: el primero, que al ordenar el Sr. Urquiza a los subalternos que se retiren del Destacamento, el actor manifestó a Urquiza “que estábamos por salir de patrulla junto con el CI Bravo. Urquiza Edgardo responde que suspendamos la El Sr. SP patrulla y mirando al CI Bravo le dice en tono sarcástico que se `vaya afuera a ver si llueve´ junto con el CS Guelardi Juan. Ambos salen del Destacamento y se quedan parados en la puerta de la calle.”. El segundo, que al referirse el Sr. Urquiza que el Jefe Ilacqua no estaba de acuerdo con su pedido de autorización para trabajar fuera de la Fuerza elevado días anteriores al hecho, agregó que el mismo “le parecía improcedente debido a que él sabía lo que pasaba en esos `barcitos´ o `piringundines´, a lo que yo les respondo que en ese lugar la que va a trabajar es mi esposa y que no tenía ningún derecho a dirigirse de esa manera sobre el lugar. Entonces dice que quien creía que era yo, que me tomaba atribuciones que no me correspondían…”. El tercero, que con anterioridad presentado roces o altercados entre Urquiza ya se habían y Pérez. En efecto, agrega el actor en su informe que “Luego le expresé al Sr. SP Urquiza Edgardo que debido a todas las veces que él Poder Judicial de la Nación me había increpado en el día de la fecha y con anterioridad (cuando me dijo por ej. Que tenía un rum-rum que el Sr. SP Montaldo me estaba investigando a mí y a mi mujer porque estábamos haciendo política y que antes que me `volterara´ la zona lo iba a hacer él por no comunicarle lo que hacía en mi tiempo libre. Esto dicho por teléfono tiempo atrás por el Sr. Urquiza Edgardo, a lo que le respondo que era falso y que por favor no se metiera con mi familia) y el día lunes 09/11/98, cuando se hiciera presente el Sr. PZIC Bonifacio Robaldo, pediría hablar con él, que si era necesario entregaría mi pistola y me pondría a las órdenes de éste para lo que quisiera disponer.” “En ese momento es cuando el Sr. Urquiza me dice que no me haga el piola y que si yo hablaba con el Sr. PZIC Bonifacio Robaldo, me iban a reventar. Seguidamente comienzo USO OFICIAL a sentir calor en la cara, procedo a pararme y decirle al Sr. Peloso Rubén que es seguro que de todo esto no iba a salirme de testigo y comienzo a sentir un dolor de cabeza muy fuerte. En ese momento les pido que me lleven al hospital y se miran entre ellos y se sonríen, les vuelvo a pedir lo mismo y debido a que no encuentro otra respuesta en ellos que sus sonrisas, decido salir por mis propios medios. Al llegar a la vereda ya casi no veía y lo poco que podía hacerlo se torna color rojo, me encuentro con el CI Bravo Miguel y el CS Guelardi Juan que todavía se encontraban en la puerta esperando [a ver] si llovía, les digo que me iba al hospital por sentirme muy mal.” “En el jardín de mi casa se encontraba mi esposa que me ve en el estado que me encontraba y me traslada inmediatamente al nosocomio de la Villa El Chocón, donde soy atendido de urgencia…”. La versión de los hechos coincide en lo sustancial, como se adelantara, con la brindada a la autoridad policial el mismo día del hecho. Siguen sin mencionarse ni los golpes físicos ni el uso indebido del arma reglamentaria, como tampoco la ofensa vertida como respuesta al requerir ayuda para su traslado al hospital. Incluso se afirma aquí que la única respuesta recibida socarrona) de cada uno. fue una sonrisa (presuntamente Se amplió en cambio la gama de agresiones verbales y expresiones inadecuadas atribuidas al codemandado Urquiza, y se reafirma que la situación de mal trato era preexistente al encuentro del 8 de noviembre de 1998. El 7 de diciembre de 1998, cinco días después de elevado aquél informe, el actor declara en la Fiscalía Federal de esta ciudad (fs. 906/907). Allí ratifica en general lo relatado en las anteriores ocasiones, pero agrega que “en el transcurso de la conversación se lo amenazó con motivo de la intención del declarante de poner un comercio de sandwichería en El Chocón, en el que trabajaría su esposa María Adriana Fukuyima, y el declarante como mozo, para lo cual ya había pedido autorización con anterioridad al día del hecho, y no se le llegó a acordar. …”, amenaza que no había estado hasta ahora relacionada con esta circunstancia sino con la de evitar que el actor transmitiera al Prefecto Robaldo lo sucedido. Pero además, explica allí el motivo por el cual el acta de denuncia de fs. 902/903 no se encuentra rubricada por personal policial alguno y por el cual la Comisaría de El Chocón informó a fs. 547 vta. que en sus archivos no existe constancia de la denuncia: refirió así que su Jefe inmediato, Prefecto Hugo Ilacqua, “le indicó que no haga la denuncia, que las cosas `se cocinan en casa´, que él se iba a encargar, por lo cual el declarante solicitó la denuncia que había efectuado en la Comisaría del Chocón, que todavía no estaba firmada por la policía, y le entregaron la copia que agrega al presente, que la denuncia se la tomó el Subcomisario Verges en la comisaría, que no llegó a dársele entrada.” Añadió por otro lado que el Ayudante de 3era. Jara tomó declaración al Cabo 2º Guelardi en la Delegación Neuquén de Prefectura, y le indicó “que no declare los gritos que escuchó durante la conversación en que lo amenazaron al declarante ni tampoco que lo vio descompuesto. Que a Bravo Miguel lo llama Ilacqua y le pregunta qué pasó y él cuenta que cuando entró después de la conversación, Urquiza y Peloso le refirieron que `no pensarás que a este lo apretamos´, `el sueldo a este se lo pagamos nosotros´..”. Tras ello, Pérez brindó declaración indagatoria en el sumario que se le formó, caratulado P-3372/99 18 “R”/99 Poder Judicial de la Nación caratulado “ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ CONDUCTA”, reservado en Caja de Seguridad, lo que hizo recién el 8 de julio de 1999 (fs. 66/70 de dicha pieza). Allí repitió su versión de los hechos, pero ahora, incorporó que el Sr. Urquiza, preguntó “de mala manera como durante la entrevista, había conseguido le el predio donde instalé una sandwichería sobre la Avenida Costanera, le contesté que ese proyecto era de mi esposa y mío que él ya tenía conocimiento anteriormente de ello, que yo había solicitado autorización a la Prefectura para trabajar ahí, la cual me contestó que era indecoroso trabajar de mozo, viendo que se ponía cada vez más violento le dije que por favor me respetara…”. Esta inquietud o curiosidad de Urquiza respecto del origen del predio en el que el actor había instalado el USO OFICIAL comercio no había sido hasta ahora referida. Añadió codemandado que además “si que todo lo en ese que él estado me manifestó había dicho al era incurrir en algún delito yo me iba a poner a disposición del Señor Jefe o del Prefecto de Zona, el cual el día nueve se haría presente para efectuar una inspección a ese Destacamento, al escuchar eso se puso más violento y empezó a agredirme diciéndome que quien me creía yo para hablar con el Prefecto de Zona, que si llegaba a hablar con el Prefecto de Zona iba a tener problemas graves, volví a repetirle que yo lo respetaba a él en todo sentido y que él me respetara a mí,…que iba a contarle al Señor Prefecto de Zona algunas irregularidades que ocurrían en el Destacamento a partir de ahí empezó a decirme que si yo llegaba a hablar con el Prefecto de Zona me iba a reventar o me iban a reventar a mí y a mi familia, que me iban a quemar el rancho de enfrente, en ese momento me paro le digo al Señor PELOSO usted es testigo de todo lo que está diciendo el Señor Subprefecto, hasta ese momento el Señor PELOSO no había hablado nada, lo único que dijo vuele de acá Suboficial vuele de acá, en ese tono, a partir de ahí empecé a sentir calor en la nuca en la cara, se me empezó a torcer la boca hacia la derecha, empecé a perder el sentido de la pierna derecha y del brazo y se me empezó a recoger hacia el estómago, le pedí en ese momento al Señor Subprefecto URQUIZA que me llevara al hospital que tenía miedo de lo que me estaba pasando, volví a pedirme que me lleve al hospital ya con toda la cara torcida y me dijo que me fuera caminando, ándate caminando, morite hijo de puta, empecé a salir hacia la calle y me empecé a mojar el pantalón, en el acceso de la entrada por el portón se encontraban el Cabo Primero BRAVO y el Cabo Segundo GUELARDI y le dije que entraran que lo llamaban, que se fijen que no me pongan nada ni se lleven nada…”. El relato transcripto es novedoso tanto en lo atinente a los síntomas que en ese momento exteriorizó su salud, como a la ofensa vertida por Urquiza al requerirle ayuda para trasladarse al hospital. Por último, Pérez declaró una vez más en sede administrativa a fs. 61/62 del expediente administrativo P1269-“R”/99 caratulado “ASCCSG EDGARDO AV/ENFERMEDAD”, (12964) MR 952.393-3 PEREZ obrante en Caja de Seguridad, donde lo hizo el 12 de agosto de 1999. Allí ratificó en general lo ya relatado pero agregó que empezó a sentir la indisposición física “Al momento de ser amenazado por el Señor URQUIZA, tanto a él como a su familia.” En cuanto al tipo de dolencia, describió “haber sentido calor en la nuca, que el brazo derecho se torcía y se contraía hacia arriba, perdía estabilidad en la pierna derecha y la boca se torcía hacia la derecha no dejándole hablar bien. Deja constancia que en ese momento pidió al Señor URQUIZA que lo lleve al Hospital a lo cual el mismo se rió y respondió “ANDATE CAMINANDO Y MORITE HIJO DE PUTA”…Que al llegar Destacamento) a su pidió domicilio a su Señora particular que se (lindante encontraba al en el jardín que lo llevara al Hospital; que en ese momento perdió control de sus esfínteres…”. La versión de los hechos dada por Pérez en sus múltiples declaraciones es en general armónica: en ninguna de ellas afirma, como lo hizo en la demanda, que se le hayan aplicado golpes ni que se haya utilizado su arma reglamentaria para gatillar en falso apuntándolo. Tampoco menciona gestos procaces. Refirió sí el trato humillatorio al que fue sometido y las amenazas que recibió, dirigidas presuntamente Poder Judicial de la Nación a lograr que el actora mantuviera silencio sobre situaciones que no han quedado debidamente establecidas. Respecto de esto suceso el actor denunció último, dos años después del penalmente -el 14 de junio de 2000- la presunta omisión del Subprefecto Urquiza y del Prefecto Ilacqua de control de represas dar cumplimiento las tareas a las normas subacuáticas correspondientes a la que imponen efectuadas jurisdicción en el las territorial dependiente de la Delegación de la Prefectura Naval Argentina con asiento en la ciudad de Neuquén y otros actos irregulares con la finalidad de permitir la intervención en dichas tareas de la empresa Tracsub. En tal ocasión, vinculó las agresiones y amenazas sufridas el 8 de noviembre de 1998 con una entrevista mantenida dos meses antes, en septiembre de 1998, con el Sr. Urquiza, en la que le comunicó que en la represa USO OFICIAL de Arroyito se estarían realizando trabajos subacuáticos por la empresa Tracsub sin haber formulado la comunicación mediante mensaje naval que debían realizar los buzos para que la actuación de éstos fuera controlada por el Destacamento, relación que dijo, recién pudo establecer cuatro meses después del hecho. Explicó que en aquella oportunidad Urquiza le dijo que ya estaba investigando el hecho, pero luego ya no fue tratado de la misma manera, habiendo mantenido diversos altercados, que relató. Esta sería la explicación que tiempo después el actor pudo encontrar para las amenazas que denuncia como recibidas del Sr. Urquiza. Ahora bien: en su relato inicial, próximo a los hechos, no se hizo mención a la frase que con desprecio le habría dirigido el Sr. Urquiza al actor frente a su pedido de ayuda para trasladarse al hospital. Por el contrario, indicó a fs. 904/905 que “En ese momento les pido que me lleven al hospital y se miran entre ellos y se sonríen, les vuelvo a pedir lo mismo y debido a que no encuentro otra respuesta en ellos que sus sonrisas, decido salir por mis propios medios.” Tampoco se aludió en las narraciones efectuadas en fecha más próxima a los sucesos, referidos: En efecto, el 8 a los agudos síntomas luego de noviembre de 1998 (fs. 902/903) relató que que yo nunca les “Luego de eso me paro, y les expresé falté el respeto, y que debido a sus amenazas me iba a retirar. Caminé hacia mi casa; hice algunos metros y comencé a marearme y les pedí por favor que me dieran asistencia, recuerdo que dije: “Necesito ir a un hospital…necesito ir al hospital”; comienzan a reírse, por lo que por mis propios medios llegué a casa, y mi señora me trajo hasta aquí. Recuerdo haberme desvanecido, no sé si perdí en algún momento el conocimiento.” De lo aquí narrado, sólo luego de retirarse la primera vez del Destacamento sintió un mareo, que lo hizo retornar para pedir ayuda para trasladarse al hospital. Del mismo modo, en el informe elaborado a fs. 904/905, el 2 de diciembre de 1998, consignó que “En ese momento es cuando el Sr. Urquiza me dice que no me haga el piola y que si yo hablaba con el Sr. PZIC Bonifacio Robaldo, me iban a reventar. Seguidamente comienzo a sentir calor en la cara, procedo a pararme y decirle al Sr. Peloso Rubén que es seguro que de todo esto no iba a salirme de testigo y comienzo a sentir un dolor de cabeza muy fuerte. En ese momento les pido que me lleven al hospital y se miran entre ellos y se sonríen, les vuelvo a pedir lo mismo y debido a que no encuentro otra respuesta en ellos que sus sonrisas, decido salir por mis propios medios. Al llegar a la vereda ya casi no veía y lo poco que podía hacerlo se torna color rojo, me encuentro con el CI Bravo Miguel y el CS Guelardi Juan que todavía se encontraban en la puerta esperando [a ver] si llovía, les digo que me iba al hospital por sentirme muy mal.” En esta versión, salió del Destacamento con fuerte dolor de cabeza y sólo después se agudizan los síntomas. Recién declaración el 8 de indagatoria en julio el de sumario 1999, que al se le brindar formó, caratulado P-3372/99 18 “R”/99 caratulado “ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ CONDUCTA”, reservado en Caja de Seguridad (fs. 66/70 de dicha pieza), mencionó que “que iba a contarle al Señor Prefecto de Zona algunas irregularidades que ocurrían en el Destacamento a partir de ahí empezó a decirme que si yo llegaba a hablar con el Prefecto de Zona me iba a reventar o me iban a reventar a mí y a mi familia, que Poder Judicial de la Nación me iban a quemar el rancho de enfrente, en ese momento me paro le digo al Señor PELOSO usted es testigo de todo lo que está diciendo el Señor Subprefecto, hasta ese momento el Señor PELOSO no había hablado nada, lo único que dijo vuele de acá Suboficial vuele de acá, en ese tono, a partir de ahí empecé a sentir calor en la nuca en la cara, se me empezó a torcer la boca hacia la derecha, empecé a perder el sentido de la pierna derecha y del brazo y se me empezó a recoger hacia el estómago, le pedí en ese momento Subprefecto URQUIZA que me llevara al hospital al Señor que tenía miedo de lo que me estaba pasando, volví a pedirme que me lleve al hospital ya con toda la cara torcida y me dijo que me fuera caminando, ándate caminando, morite hijo de puta, empecé a salir pantalón, en el hacia la acceso calle de la y me empecé entrada por a el mojar el portón se USO OFICIAL encontraban el Cabo Primero BRAVO y el Cabo Segundo GUELARDI y le dije que entraran que lo llamaban, que se fijen que no me pongan nada ni se lleven nada…”. Es decir que en el relato efectuado siete meses después del hecho se intensifica la naturaleza y gravedad de las dolencias evidenciadas durante la entrevista. Pero según el mismo actor relata, al salir del Destacamento se encontró con los agentes Bravo y Guelardi, a quienes les encomendó que ingresaran y evitaran que los Oficiales Peloso y Urquiza pusieran o se llevaran nada. Así, a fs. 66/70 del sumario administrativo caratulado P-3372/99 18 “R”/99 caratulado EDGARDO AV/ CONDUCTA”, “ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ relató que “le pedí en ese momento al Señor Subprefecto URQUIZA que me llevara al hospital que tenía miedo de lo que me estaba pasando, volví a pedirme que me lleve al hospital ya con toda la cara torcida y me dijo que me fuera caminando, ándate caminando, morite hijo de puta, empecé a salir hacia la calle y me empecé a mojar el pantalón, en el acceso de la entrada por el portón se encontraban el Cabo Primero BRAVO y el Cabo Segundo GUELARDI y le dije que entraran que lo llamaban, que se fijen que no me pongan nada ni se lleven nada…”. No resulta verosímil que quien se encuentra atravesando una crisis que le hace sentir calor en la nuca, le tuerce la boca hacia la derecha, le hace perder el sentido en la pierna derecha y en el brazo, le afecta el estómago y pierde el control de sus esfínteres, se detenga a recomendar a dos subalternos que adopten medidas de prevención para su futuro. Tampoco es verosímil que los subalternos que vivan una situación de tal naturaleza la perciban con normalidad y omitan toda asistencia, por precaria y recatada que ella fuera. En este sentido cabe observar que el Sr. Bravo declaró a fs. 786 que al salir del Destacamento, el actor estaba “colorado, me pidió que entrara…y que le cuidara el libro de guardia…”. Similar fue su declaración en sede penal, brindada a fs. 925/926 el 2 de marzo de 1999: “…Que no sabe cuánto tiempo pasó, salió el Suboficial Pérez, estaba colorado, y con una mano se agarraba el estómago. Que Pérez le dijo que de adentro lo llamaban y que se fijara que no le pusieran algo para perjudicarlo en el libro de guardia…”. Guelardi refirió a fs. 927 vta. que “después de más o menos 5 o 10 minutos salió el Suboficial Pérez de la oficina, nervioso, colorado y les manifestó que los llamaba Urquiza. Asimismo Preguntado propios si les les medios, manifestó pidió ayuda, Manifiesta: a que si la se iba al hospital. podía caminar primera que por no, a sus la segunda manifiesta que sí.” El médico que lo atendió esa misma tarde, en la guardia del hospital declaró a fs. 945 que el actor “presentaba un cuadro de excitación psicomotriz, estaba muy nervioso…Estaba muy confuso…e inquieto, …estaba hipertenso.” Agregó que el actor le manifestó que “había tenido un disgusto muy grande en su trabajo…”. En suma, estimo que el Sr. Pérez no se encontraba, al momento de pedir ayuda a los Sres. Urquiza y Peloso para trasladarse al hospital –siempre según su versión de los hechos- en el lamentable estado en el que se describe, lo que no significa que con posterioridad a ello no lo haya estado. Pero la negativa a brindar ayuda para su traslado al hospital –de haber existido el pedido, circunstancia que no ha quedado establecida en tanto fue negada por los involucrados- no configura por sí, en este contexto, hecho ilícito –o mejor dicho, omisión ilícita- de ninguna Poder Judicial de la Nación naturaleza, ya que no ha quedado acreditado que en ese momento se encontrase en riesgo la vida o la salud del Sr. Pérez. Obsérvese que el art. 106 del Código Penal sanciona a quien “pusiere en peligro la vida o la salud de otro, sea colocándolo en situación de desamparo, sea abandonando a su suerte a una persona incapaz de valerse y a la que deba mantener o cuidar o a la que el mismo autor haya incapacitado”, sin que tal fuese el supuesto del actor, que pudo perfectamente salir caminando de la oficina y dar incluso indicaciones a sus subalternos, a quienes por lo demás, tampoco demandó ayuda. De acuerdo al art. 1074 del C.C. Art. 1.074. la omisión que hubiese ocasionado un perjuicio a otra persona sólo genera responsabilidad civil “cuando una disposición de USO OFICIAL la ley le impusiere la obligación de cumplir el hecho omitido.” En el caso, esa disposición de la ley es el art. 106 del Código Penal, que tipifica una hipótesis que no se configuró. Así lo consideró además el juez penal que intervino en la denuncia por abandono de personas formulada por el Sr. Pérez, conforme auto que en copia certificada luce a fs. 990, ocasión en la actuaciones cual resolvió “Archivar las presentes de conformidad a lo normado por el artículo 195, 2do. Párrafo del C.P.P.N.”, por entender que de las probanzas colectadas en autos “no se desprende la existencia de los dichos intimidatorios referidos por el denunciante como así tampoco se dio la configuración de la situación de desamparo del ilícito en cuestión”. Descartada, declaraciones a través brindadas por del el análisis propio de las damnificado, la existencia de los gestos procaces, de golpes, y del uso del arma para desechada brindar gatillar la ayuda en falso posibilidad para constituido, en el antijurídica alguna su de apuntando que traslado marco –pues en el la a que su eventual un fue estado a centro cabeza, y negativa a médico requerida, físico en haya omisión que se encontraba el actor al retirarse del Destacamento no permitía suponer que estuviese en riesgo su vida o su salud-, queda por verificar si se ha logrado demostrar la presencia de las agresiones verbales, amenazas y humillaciones que se denuncian, y en su caso, si ellas pueden haber configurado una causa adecuada para los daños denunciados. Previo recordar que el a avanzar art. en 1103 el del punto, Código creo Civil necesario dispone que “Después de la absolución del acusado, no se podrá tampoco alegar en el juicio civil la existencia del hecho principal sobre el cual hubiese recaído la absolución.” En nuestro supuesto, como se mencionara, formuló denuncia individualiza penal como en relación causantes del persigue, resolviendo el juez penal actuaciones a los daño el actor hechos cuya que reparación “Archivar las presentes de conformidad a lo normado por el artículo 195, 2do. Párrafo del C.P.P.N.”, por entender que de las probanzas colectadas en autos “no se desprende la existencia de los dichos intimidatorios referidos por el denunciante como así tampoco se dio la configuración de la situación de desamparo del ilícito en cuestión, conforme surge de los dichos de los testigos de Guelardi fs. 23/24 obrantes en y 25/26” copia a (testimonios fs. 925/928 de Bravo de y estas actuaciones). El art. 195, 2do. Párrafo del CPPN, establece que “El juez rechazará el requerimiento fiscal u ordenará el archivo de las actuaciones policiales, por auto, cuando el hecho imputado no constituya delito o no se pueda proceder. La resolución será apelable por el agente fiscal y la parte querellante.” La doctrina las resoluciones ha debatido sobre cuál es el efecto de dictadas en sede penal que concluyen el proceso por una vía diferente a la absolución (sobreseimiento o archivo de las actuaciones). Cuando la decisión permite eventualmente la continuación de la causa si aparecieran nuevas pruebas que así lo justifiquen, se la ha desechado como idónea para sustentar vínculos de prejudicialidad civil. Pero cuando declara definitivamente que el hecho principal no existió, la doctrina presenta matices de opinión variables. Poder Judicial de la Nación Para algunos, el caso queda entonces captado por la referencia genérica a la “absolución” que hace el art. 1103 del C.C., pues pone fin al juicio y hace cosa juzgada. Para otros, en cambio, aquéllas decisiones no hacen cosa juzgada en los mismos términos que la absolución. Argumentan que la ausencia de referencia normativa impide recurrir a la analogía como mecanismo interpretativo de una norma restrictiva de derechos. Una tercera posición adopta un criterio intermedio y así, diferencian las razones por las cuales el sobreseimiento definitivo o archivo fue dictado. Y así, si el juez penal sobreseyó porque hay evidencia de que el hecho no se cometió, tal condicionante tendrá la misma incidencia que la absolución para el sentenciante civil, que no podrá afirmar lo contrario. Pero si el sobreseimiento obedece a la USO OFICIAL prescripción de la acción penal, el pago de una multa o la muerte del imputado, absoluta libertad dirigido por Highton, en cambio, (Cfr. Alberto Editorial Edgardo Bueres el juez Saux y en civil “Código coordinado Hammurabi, Tomo queda 3A, por en Civil”, Elena I. 332 y pág. siguientes). En nuestro supuesto, como se refiriera, la causa concluyó con el archivo de las actuaciones previsto en el art. 195 del CPPN, auto que ha sido considerado por la jurisprudencia como no idóneo para causar estado. Ha sostenido la jurisprudencia que “El archivo de las actuaciones decretado con motivo de la desestimación de la denuncia no constituye una forma de conclusión del proceso con el efecto provocar la nuevamente circunstancias denunciado Nacional de o de que cosa el Apelaciones material, avocamiento rodean desaparece juzgada el en al núcleo obstáculo lo Penal pues si fáctico permite varían del impeditivo.” Económico, las hecho (Cámara sala B, Darbyshire, Barry Y. s/inc. de exepción de cosa juzgada y nulidad en: Movilmat S.A. • 17/07/2003, con cita de Francisco J. D'Albora, "Código Procesal Penal de la Nación", AbeledoPerrot, 1993, p. 183; Julio B. J. Maier, "Derecho Procesal Penal", Ed. del Puerto, 1996, ps. 625/626.) Ello, a diferencia del auto por el cual se resuelve un sobreseimiento, estableciéndose que si bien el archivo de las piezas iniciales con motivo de la desestimación, "...impide la apertura de la instrucción... su definitividad con respecto a la causa sólo subsiste mientras se mantengan sin variantes los elementos meritados: "rebus sic stantibus". De aquí que no rija el "non bis in idem". Sí varían las circunstancias que rodean al núcleo fáctico o desaparece el obstáculo impeditivo, nuevamente el podrá avocamiento" producirse (conf. Clariá o provocarse Olmedo, "Derecho Procesal Penal", Ed. Lerner, Córdoba, 1984, t. II, p. 559.).” (Cfr. precedente citado, publicado en DJ 2003-3 , 1071 2003-IV , 809 • JA • AR/JUR/2818/2003). En similar sentido se expidió la Sala A del mismo Tribunal en “Teak y Rattan S.A.” (09/06/2009, Publicado en: DJ 23/12/2009 , 3623 con nota de Adrián García Moritán, Cita online: AR/JUR/18777/2009), al señalar que el archivo de las actuaciones de prevención carece de los efectos de la cosa juzgada y permite nuevos elementos al querellante, en sustento de en caso de contar con su postura, efectuar una nueva denuncia. En consideró nuestro que con especial las supuesto, probanzas reunidas el juez no era penal posible considerar que el hecho principal (dichos intimidatorios) – sobre el hubiese cual se funda también el reclamo resarcitorio- existido. De respetarse tal parecer, el reclamo indemnizatorio no tendría chances de prosperar. De ingresarse en cambio al análisis de la prueba reunida arribándose a una conclusión contraria en esta sede, se provocaría indudablemente el escándalo jurídico que la norma pretende evitar. Estimo por ello que en el caso, dado el contenido del pronunciamiento penal, que tras analizar la prueba producida, concluyó que “no se desprende la existencia de los dichos intimidatorios referidos por el denunciante”, cabe en el caso hacer aplicación del art. 1103 del C.C. y eliminar toda posibilidad de arribar a una conclusión distinta en estas actuaciones. Por lo demás, cabe de todas maneras dejar sentado que en relación a Peloso, descartada como está por el juez penal y por este Tribunal que se haya verificado la situación Poder Judicial de la Nación de desamparo que creaba la obligación de brindar ayuda, no es posible atribuirle responsabilidad alguna en los demás hechos ilícitos (agresiones verbales y trato humillante) pues de acuerdo al relato de los hechos formulado por el mismo actor, fue Urquiza quien se habría encargado de propinarlo, limitándose Peloso a mantener silencio sin interceder en su favor, conducta omisiva que no encuentra correlato en ninguna disposición legal que imponga el deber de actuar (art. 1074 C.C. citado) y por lo tanto, no puede ser considerada ilícita en el marco del art. 1109 del C.C. En cuanto a Urquiza, tenemos que por un lado, el actor no impugnó judicialmente el acto administrativo que concluyó el sumario caratulado P-3372/99 18 “R”/99 caratulado “ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ CONDUCTA” imponiéndola una sanción de arresto de 60 días por estimar USO OFICIAL demostrada la versión de los hechos allí informada por aquél, consintiendo la resolución de fs. 658 mediante la cual se rechazó su recurso administrativo. En efecto, a fs. 1 del expediente administrativo P1269-“R”/99 EDGARDO caratulado “ASCCSG AV/ENFERMEDAD”, (12964) obrante en MR 952.393-3 Caja de PEREZ Seguridad, Urquiza informó al Jefe de la Subprefectura de Neuquén, el día siguiente a los hechos (9 de noviembre de 1998) que habiendo realizado una inspección en el Destacamento Temporario Lago Ezequiel Ramos Mexía el día anterior, siendo recibido por allí por el actor, éste “se mostró molesto ante la recepción de las directivas, manifestando que se iba a desvincular de la Institución y que por ende se retiraba; segundos más tarde volvió a ingresar, diciendo que no se sentía bien y concurría a un médico para que le tome la presión arterial. Por lo expuesto se retiró disponiéndose a posteriori el relevo del mismo…”. Así lo hizo constar también, con fecha 8/11/98, en el Libro de Guardia de aquél Destacamento, cuya copia luce a fs. 20 del sumario administrativo caratulado P-3372/99 18 “R”/99 caratulado “ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ CONDUCTA”, también reservado en Caja de Seguridad: “En la fecha, siendo las 15.30 hs. me hago presente en este Dto., siendo recibido por el AS Pérez Edgardo, en funciones de Encargado, me acompaña el Oficial Auxiliar Peloso, procediendo a realizar una inspección siendo las 16.00 hs., se retira el AS Pérez, manifestando que se encuentra descompuesto y que se va al hospital.” El episodio habría tenido una duración máxima de media hora, pues de acuerdo Destacamento en cuestión, al Libro de Guardia del a las 15.30 horas ingresaron a él el Sub Prefecto Urquiza y el Oficial Peloso, y a las 16.00 horas se suspende la patrulla por retirarse el A.S. Pérez Edgardo a su domicilio (fs. 23 del sumario administrativo reservado en Caja de Seguridad). De acuerdo al relato de los hechos brindado por el actor, al momento Destacamento de apersonarse Temporario Lago Urquiza Ezequiel y Peloso Ramos en Mexía, el se encontraban con él allí los Sres. Miguel Oscar Ceferino Bravo y Juan Alberto Guelardi, a quienes Urquiza habría mandado fuera del recinto “a ver si llueve” –expresión peyorativa utilizada para indicarles que su presencia era molesta en el lugar- tras presencia lo de cual, Peloso, habría las descargado amenazas y sobre Pérez, en trato degradante relatado. Bravo declaró el 20 de noviembre de 1998 en el marco de caratuladas las actuaciones “ASCCSG AV/ENFERMEDAD”, (12964) administrativas MR 952.393-3 P-1269-“R”/99 PEREZ EDGARDO obrantes en Caja de Seguridad (fs. 11/12) que efectivamente, el 8 de noviembre de 1998 encontrándose él de guardia en el Destacamento Ezequiel Ramos Mexía, se hicieron presentes en el mismo los Sres. Urquiza y Peloso, impartiendo el primero directivas al Cabo Segundo Guelardi en su presencia. “Posterior a ello, el Subprefecto le ordenó al deponente que salga a la patrulla prevista para ese día junto al Cabo Segundo Guelardi, en esa circunstancia el Ayudante de Segunda Pérez le manifiesta al Subprefecto que la patrulla ya estaba organizada para que salieran el deponente como timonel y el Suboficial Pérez a cargo de la misma, a lo que el Subprefecto Urquiza le ordena al suscripto y al Cabo Segundo Guelardi que nos retiremos del interior del Destacamento, por lo que cumplen la orden saliendo y quedándose en el portón de acceso al mismo. Luego de transcurrir aproximadamente media hora, observa que se retira del Destacamento el Ayudante Pérez, manifestándole al declarante que ingresaran nuevamente Poder Judicial de la Nación al interior del Destacamento, a lo que al ingresar nuevamente el Subprefecto Urquiza nos consulta si nos parecía bien que el Suboficial Pérez tuviera un bar frente al Destacamento, ya que eso daba mala imagen a la Institución”. Preguntado si durante la visita observó algo anormal entre el Personal Superior y el Encargado del Destacamento, contestó que no. Con posterioridad, el Sr. Bravo declaró el 2 de marzo de 1999 como testigo en la causa penal (fs. 925/926), ocasión en la cual su relato se modificó significativamente. En efecto, si bien en lo sustancial se sucedieron los mismos hechos, aportó detalles omitidos en sede administrativa, y así indicó que tras interrogar a Guelardi con términos mortificantes, les ordenó a él y a Guelardi que salieran del Destacamento “a ver si llueve”. Y tras mencionar que se quedaron entonces en el portón de entrada, USO OFICIAL permaneciendo en la oficina el actor y los demandados, “Se escuchaban gritos pero no claramente las palabras. Que se sentía que Urquiza gritaba a Pérez. Que no sabe cuánto tiempo pasó, salió el Suboficial Pérez…le dijo que de adentro lo llamaban…que el compareciente ingresa junto al cabo Guelardi y Urquiza le dice: `No pensarás que lo apretamos´ espero que tenga más de 20 años de servicio porque no sino se va de baja”. Aclaró que el portón de entrada está más o menos a 15 metros de distancia del recinto donde se mantenía la reunión. Similar fue la versión dada en esta sede a fs. 7856/787. Relató además en sede penal (fs. 925/926) diversas irregularidades administrativa que al se momento habrían de cometido recibir su en sede declaración testimonial, narrando que ella había sido brindada el 20 de enero de 1999 en lugar de la fecha en ella consignada y que en algunas partes le aconsejaron modificar su declaración omitiendo algunos aspectos, por ejemplo que “reemplazara a ver si llovía, por `que se retirara afuera´. Que esto se lo decía Jara diciéndole que no lo tomara a mal, que era un consejo como compañero porque si no Urquiza se iba a quedar acá un año más y le iba a hacer la vida imposible. Que en algunas cosas el declarante no le hizo caso y le pidió que pusiera lo que estaba diciendo.” Luego volvió a brindar declaración en sede administrativa el 27 de mayo de 1999, esta vez en el sumario administrativo reservado en Caja de Seguridad (caratulado P3372/99 18 “R”/99 caratulado “ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ CONDUCTA”) y allí fue concretamente interrogado sobre si en algún momento escuchó expresiones en voz alta y/o gritos durante la entrevista mantenida entre los codemandados y el actor, contestando Bravo “Que se escuchaba la conversación en un tono elevado, sin gritos, y que no podía distinguir las expresiones debido a que se encontraba alejado del sector Guardi, y cuando se hallaban todos los intervinientes dentro de la misma el diálogo era normal”. Juan Alberto Guelardi también declaró como testigo en dicha pieza administrativa (P-1269-“R”/99 caratulada “ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ENFERMEDAD”) (fs. 17), relatando el nombrado que el día 8 de noviembre de 1998 se hicieron presentes en el Destacamento aludido los codemandados, que fueron recibidos por el actor, recibiendo entonces el testigo y el Cabo Primero Miguel Ceferino Bravo distintas directivas por parte del Personal Superior visitante, “por lo que finalizadas las mismas, el deponente y el Cabo Primero BRAVO se retiraron del destacamento a fin de continuar con las tareas diarias asignadas. Posteriormente, y habiendo transcurrido unos cinco minutos aproximadamente, vieron salir del interior del Destacamento al Ayudante Pérez, quien… les ordenó que ingresaran nuevamente al Destacamento.” Al igual que Bravo, interrogado por el instructor si durante la mencionada visita observó algo anormal entre el Personal Superior y el Encargado del Destacamento, contestó que no. En sede penal agregó (fs. 927/928) que Urquiza les dijo a él y a Bravo, al indicarles que salieran del Destacamento, que se fueran “a ver si llueve”, tras lo cual salieron de la oficina, y se situaron a unos 10 metros de ella. “Que de afuera se veía que estaban hablando en el interior de la oficina…Preguntado si escuchaba voces: manifiesta que no. Que después de más o menos 5 o 10 minutos salió el Suboficial Pérez de la oficina…Que cuando entraron, Urquiza les dijo: `no pensarán que lo hemos apretado, no?´, que las preguntas iban más bien dirigidas a Bravo. Que también les manifestó que él les debía una explicación de lo Poder Judicial de la Nación que había ocurrido momentos antes, con Pérez. Que hizo comentarios sobre Pérez de que éste andaba en política, que tenía trato con el Intendente de la Villa y que Pérez no podía poner negocio en la Villa.” Afirmó haber prestado declaración testimonial en sede administrativa en dos ocasiones, “una fue con el Oficial Jara quien le inducía a cambiar su declaración por ejemplo, `que Urquiza fue a dar directivas´ cuando Urquiza fue a hablar con Pérez y Jara le decía `va a quedar mejor así´ referido a preguntó si `Urquiza fue Urquiza lo a dar había directivas´. tratado mal y Que Jara él le le hizo contestar que no, y en realidad Urquiza lo había tratado mal, y se había burlado del compareciente.” USO OFICIAL Cuando con sumario caratulado (12964) MR posterioridad P-3372/99 952.393-3 PEREZ 18 a ello “R”/99 EDGARDO declaró caratulado AV/ en el “ASCCSG CONDUCTA” (fs. 51/52), negó también haber escuchado gritos ni tono elevado en la conversación, desde la posición en la que se encontraba (fuera del recinto). El análisis de las declaraciones transcriptas permite verificar que se produjo una situación de conflicto entre Urquiza y Pérez en el Destacamento del Lago Ezequiel Ramos Mexía el 8 de noviembre de 1998 a las 15.30 horas aproximadamente, en presencia del codemandado Peloso. A ella cabe atribuir el elevado tono que refiere Bravo haber escuchado de sus protagonistas –negado por Guelardi-. Pero la existencia de tal desacuerdo fue admitida por ambos, aunque atribuida a distintas causas y caracterizado con distinto contenido. Y con la prueba reunida no es posible tener por acreditado que el tono de voz elevado haya provenido únicamente de Urquiza, ni tampoco, que a través del mismo haya injuriado, agraviado, ofendido o humillado al Sr. Pérez, y menos aún, amenazado. El contenido de los posteriores comentarios que aquél habría formulado a Bravo y Guelardi referidos a la inadecuada conducta de Pérez de instalar un comercio destinado al expendio de comidas y bebidas en frente del Destacamento no tiene connotación peyorativa alguna, si se tiene en cuenta además que formulado por Pérez el pedido de autorización para llevar a cabo tal actividad –actuación como mozo en el local mencionado- el 3 de noviembre de 1998 55 del sumario caratulado P-3372/99 18 “R”/99 -fs. caratulado “ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ CONDUCTA”-, el mismo fue rechazado por el Director de Personal de la Prefectura Naval Argentina el 12 de agosto de 1999 (fs. 88 de la misma pieza), por Disposición Nº 55/99, por considerar que la actividad “se halla reñida con la ética y desmerecedora de su rol de Suboficial Encargado de Destacamento, dada la proximidad del local toda vez que se efectúa prácticamente en el mismo ámbito”. En cuanto a la alusión que Urquiza habría dirigido para acallar cualquier suposición de los Sres. Bravo y Guelardi sobre la ejecución de un “apriete”, no es suficiente para demostrar su existencia y menos aún, su sentido. Es que aun dando por sentado que existió una discusión de elevado tono con mediación de gritos por parte de Urquiza a Pérez, si no se conoce su contenido, no es posible dilucidar si ella tuvo idoneidad para provocar los perjuicios cuyo resarcimiento se persigue, de modo de establecer si medió causalidad adecuada entre el hecho y del daño. Y en este sentido, habiéndose dirigido la acción también contra el único testigo de la conversación (Peloso), inhabilitándolo así para relatar lo sucedido bajo juramento de decir verdad en sede judicial –y más allá de la valoración que de su testimonio se hubiese efectuado-, concluyo, al igual que el juez penal, que no ha quedado demostrada la existencia del hecho ilícito civil atribuido a los accionados. Tampoco estimo que la efectiva existencia de las amenazas denunciadas y trato degradante referido en el escrito inicial sea la única explicación para las importantes secuelas que en el plano psíquico sufrió el actor, pues de sus propias declaraciones surge la importancia que tenía para éste el proyecto comercial desarrollado en las inmediaciones del Destacamento para cuya explotación había formulado una solicitud resolución, de autorización aspecto éste pendiente sobre el a cual esa pudo fecha de residir la Poder Judicial de la Nación discordancia o desacuerdo con el Sr. Urquiza –considerando que según lo relatado por Ilacqua a fs. 825 vta., se había emitido una orden de acuerdo a la cual los encargados de los cinco destacamentos que dependían de la Subprefectura Neuquén tendrían que cumplir funciones en la ciudad de Neuquén, lo que no convencía al actor “porque… dejaba sin atender un Kiosko que había construido en cercanías de una bajada de lanchas en el propio Chocón”- que lo llevó al desequilibrio emocional fue que le provocó la crisis de angustia por la cual atendido desde entonces (fs. 534/535, pericial psicológica de fs. 575/580, fs. 855/856). Por lo demás, cabe señalar que en el legajo clínico del actor agregado a fs. 588/611 por la Dirección de Sanidad de la Prefectura Naval Argentina, obra a fs. 592 un antecedente del año 1988 en el que el actor habría consultado USO OFICIAL al servicio médico por ansiedad y estado eufórico, lo que pudo haber constituido un antecedente de la enfermedad luego desarrollada. En síntesis, sin aventurar una hipótesis concreta sobre lo sucedido, estimo que la efectiva existencia del daño psíquico evidenciado en Pérez a partir de esa entrevista no es suficiente para tener por demostrado que Urquiza fue el autor del hecho que lo ocasionó. Tampoco lo es la circunstancia de que Prefectura Naval Argentina haya calificado su incapacidad como ocasionada en actos de servicio, pues lo cierto es que se desencadenó por motivos no debidamente dilucidados mientras Pérez estaba ejerciendo sus funciones, lo que impedía descartar que éstas tuvieran relación con la afección. Ello conducirá al rechazo de la acción en su contra incoada, así como la promovida contra el Sr. Peloso. IV. Sólo queda por analizar la pretensión complementaria introducida por el actor a fs. 11-I,ocasión en la cual amplió la demanda promovida contra Prefectura Naval Argentina, en lo que atañe a la diferencia que le corresponde en el haber jubilatorio dado el porcentaje total y permanente de incapacidad que padece (del 100%) en lugar del 30% en función del cual le es calculado su haber de retiro. De acuerdo a las constancias obrantes a fs. 90 del expediente administrativo P-1269-“R”/99 caratulado “ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ENFERMEDAD”, obrante en Caja de Seguridad, por Disposición del Prefecto Nacional Naval Nº 790-“R”-Ka-2000, se dispuso el pase a situación de retiro obligatorio del actor a partir del 8 de noviembre de 2000, con un porcentaje de incapacidad estimado en el 30% de la V.T.O. Ello fue notificado al actor el 28 de noviembre de 2000 (fs. 5 de la misma pieza), quien recurrió la decisión, en recurso que fue rechazado el 27 de marzo de 2001 (fs. 654/655). También lo fue la denuncia de ilegitimidad cursada durante el curso de este proceso judicial y ya vencidos los plazos para recurrir aquélla decisión (fs. 642) “previsto en el Artículo 10.207, inciso d), apartado 1 de la mencionada Reglamentación para el Personal” –Decreto 6242/1971-. Ello le impediría acceder en esta instancia a su revisión judicial. No obstante ello, en la ocasión el actor acude a la sede judicial incapacidad pretendiendo entonces que se establecido revierta en base el a grado la de pericia practicada por la Junta Ordinaria de Reconocimientos Médicos a fs. 85 del mismo legajo, alegando padecer una incapacidad total, del 100% de la V.T.O. Pero no ofreció pericia médica alguna que acreditase el extremo, negado por la accionada (fs. 42 vta., apartado ll). Sólo acompañó a fs. 11 la copia de un memorando enviado por el Jefe del Departamento Bienestar al Jefe de la Subprefectura Comahue adjuntando cheque por liquidación del Seguro Colectivo de Vida por la “incapacidad total y permanente” que sufre el actor, documento cuya autenticidad fue desconocida a fs. 40 vta. sin que fuera sometido a la testimonial de reconocimiento del firmante para verificar la misma. La pericial psicológica ofrecida a fs. 6 vta. – antes de ampliar la demanda incorporando la nueva pretensión ahora analizada- estaba destinada a probar los daños y perjuicios sufridos, más no el grado de incapacidad (lo que no constituyó punto de pericia específico), sin que por lo demás, el profesional en incumbencia profesional para tratarlas. Por ello, el psicología diagnosticar contenido de la designado tenga enfermedades pericia de y fs. 575/580 está dirigido a demostrar la existencia del daño Poder Judicial de la Nación moral y del daño psíquico denunciado, pero no a probar el grado de incapacidad. Encontrándose entonces huérfana de todo sustento probatorio, la pretensión será rechazada. Las costas serán soportadas por el demandado perdidoso, de acuerdo al principio general de la derrota. Sin perjuicio de advertir que no se encuentra acreditada la condición de cada profesional frente al Impuesto al Valor Agregado en el modo exigido por la Resolución General 689/99 de la AFIP y por razones de economía procesal, se procederá igualmente en este estado a regular los honorarios de los profesionales intervinientes según la actuación cumplida por cada uno, dejando aclarado que sólo corresponderá adicionar el 21% del profesionales Impuesto que al Valor acrediten su Agregado condición de de aquellos Responsables USO OFICIAL Inscriptos ante aquél Tributo. Por ello, RESUELVO: 1) RECHAZAR la excepción de prescripción articulada por el demandado Rubén Aníbal Peloso, con costas al demandado Peloso. 2) PÉREZ RECHAZAR contra la PREFECTURA demanda NAVAL articulada ARGENTINA, por EDGARDO EDGARDO ENRIQUE URQUIZA y RUBÉN ANÍBAL PELOSO, persiguiendo el cobro de la suma de $ 1.895.000 en concepto de indemnización del lucro cesante, daño moral, daño psicológico y daño material sufridos, así como la diferencia que le corresponde en el haber de retiro incapacidad que por el padece porcentaje (del 100%) total -en función del cual le es calculado-. y permanente lugar Con del costas 30% al de en actor perdidoso. 3) Tomando como monto base el del reclamo, de $ 1.895.000, regulo los honorarios del Dr. VÍCTOR MARCELO ORTIZ, actuando en doble carácter por el actor en la suma de pesos OCHENTA Y OCHO MIL QUINIENTOS ($ 88.500) (4,67%). Asimismo regulo los honorarios de la Dra. ALICIA B. GARAYO, actuando en idéntico carácter por la misma parte en la de pesos CIENTO SETENTA Y SIETE MIL ($ 177.000) (9,34%). Regulo también los honorarios de la Dra. MARISA DE LAS MERCEDES CARUSO, actuando en doble carácter por la Prefectura Naval Argentina, y como patrocinante de los demandados Rubén Aníbal Peloso y Edgardo Enrique Urquiza (éste último a partir de fs. 460), actuando la nombrada en doble carácter por ambos a partir de fs. 506, en la suma de pesos TRESCIENTOS MIL ($ 300.000) los (15,83%), del Dr. DIEGO FEDERICO CARLOS LANDABURU, actuando en doble carácter por Prefectura Naval Argentina en la suma de pesos CIEN MIL ($ 100.000) (5,27%). Regulo finalmente los honorarios de la Dra. NATALA SEOANE y del Dr. NÉSTOR OMAR SCARLATTA, quienes intervinieran en el diligenciamiento del exhorto diligenciado en extraña jurisdicción para recibir las testimoniales de fs. 825/828 y 838/841 tomadas en extraña en representación y patrocinio de Prefectura Naval Argentina también -la primera- y como patrocinante del demandado Peloso el segundo, en la suma de pesos UN MIL ($ 1.000) para cada uno. Todo de conformidad con lo dispuesto por los arts. 6, 6, 9, 11 y 38 de la ley 21.839. No habiendo realizado gestión útil alguna en favor de Prefectura Naval Argentina, no se regularán emolumentos en favor de las Dras. María Flavia Juárez (fs. 158) y María Estela L. Sánchez (fs. 897. Regulo en cambio los honorarios del perito psicólogo MAURICIO RAÚL CHAPAR en la suma de pesos SETENTA Y CINCO MIL OCHOCIENTOS ($ 75.800) (4%). Los honorarios regulados devengarán en caso de mora un interés a la tasa pasiva promedio que publica mensualmente el Banco Central de la República Argentina hasta la fecha del efectivo pago. En lo que atañe a la defensa de prescripción que se rechaza, en la que se impusieran las costas al demandado Peloso, se regulan los honorarios de la Dra. MARISA DE LAS MERCEDES CARUSO, actuando como patrocinante del nombrado, en la suma de pesos OCHO MIL ($ 8.000) (2%). (art. 33 ley 21.839). 4) Fíjase la tasa judicial en la suma de $ 56.850, que deberá ser abonada por el actor dentro de los cinco días de notificado bajo el apercibimiento previsto por el art. 11 de la ley 23.898. Todo, en atención a lo que surge de la resolución que en copia luce a fs. 1034 (perención del pedido de beneficio de litigar sin gastos). Regístrese y notifíquese. Firme que sea, desglóseses la causa penal agregada por cuerda y devuélvase Poder Judicial de la Nación al Juzgado Federal Nº 2 mediante oficio de estilo. Devuélvanse igualmente a la Prefectura Naval Argentina los expedientes administrativos reservados en Caja de Seguridad, los que serán puestos a disposición de la parte para su retiro a tales fines en dicha ocasión. USO OFICIAL María Carolina Pandolfi Juez Federal