Poder Judicial de la Nación

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Poder Judicial de la Nación
Neuquén, 3 de diciembre de 2012.
Y VISTO: Para dictar sentencia en los presentes
autos
caratulados:
“PÉREZ,
EDGARDO
C/
PREFECTURA
NAVAL
ARGENTINA S/ DAÑOS Y PERJUICIOS (ORDINARIO)”, Expte. Nº 570,
Folio 311, Año 2000, de los que
RESULTA: 1) Que a fs. 1/7 comparece el Sr. Edgardo
Pérez, por medio de apoderado, a iniciar demanda de daños y
perjuicios contra los Sres. Edgardo Enrique Urquiza y Rubén
Aníbal Peloso, así como contra Prefectura Naval Argentina,
persiguiendo el cobro de la suma de $ 1.895.000, o la que en
más o en menos resulte de la prueba a producir, en concepto
de
indemnización
del
lucro
cesante,
daño
moral,
daño
psicológico y daño material sufridos, con más sus intereses.
Relata
el
presentante
USO OFICIAL
trabajar para Prefectura Naval
que
el
actor
ingresó
a
Argentina en el año 1981,
manteniendo una conducta impecable que se ve reflejada en las
constancias de su legajo personal.
Afirma que el 8 de noviembre de 1998, en ocasión de
desempeñarse el actor en el Destacamento de El Chocón, fue
visitado en él por los oficiales Peloso y Urquiza, quienes
luego de provocarlo y agredirlo verbalmente y
con gestos
procaces, lo amenazaron y golpearon utilizando incluso su
arma para apuntarle y gatillarle en falso sobre su cabeza.
Asegura
que
además,
los
demandados
agraviaron
y
humillaron al actor, habiéndose negado a brindarle la ayuda
que les solicitó para trasladarse al Hospital, contestándole
en cambio “…ANDATE CAMINANDO,…MORITE H… DE P…” (sic).
Explica que su mandante quedó gravemente afectado
por el episodio, siendo transportado al centro sanitario por
la Sra. Adriana Fukushima en estado crítico, con un cuadro de
hipertensión
arterial,
con
dificultades
para
movilizarse,
pérdida de estabilidad, dificultades en el habla y en el
control
de
esfínteres,
siendo
allí
atendido
por
el
Dr.
Reverté.
Añade que aquél quedó desconectado de la realidad,
manteniéndose
que
los
en la actualidad las secuelas, generando ello
propios
médicos
de
la
institución
fijaran
su
incapacidad total que derivó en su retiro de la fuerza y
determinaran que
ella tiene relación causal con actos de
servicio.
Expone que la Prefectura Naval Argentina instruyó
un sumario administrativo en el que violando al actor su
derecho de defensa, e ignorando sus declaraciones, le impuso
una
sanción
disciplinaria,
lo
que
a
su
juicio
resulta
contradictorio con considerar como producida en un acto de
servicio la incapacidad que padece.
Sostiene
que
irreversible, total
la
incapacidad
del
actor
es
y permanente, reclamando entonces el
resarcimiento del 100 % de incapacidad laboral que exhibe,
como el daño moral sufrido por el actor, su esposa e hijo
(fs. 4), el daño material proveniente del inferior nivel de
vida del que gozará tanto el actor como sus hijos (en plural)
(fs. 4 vta.)
y el grave daño psicológico sufrido.
Bajo el título “Intereses”, pide que “se actualicen
los importes reclamados desde la fecha en que se tendría que
haber
abonado
la
indemnización
hasta
la
fecha
de
la
sentencia”. (fs. 4 vta.).
Ofrece
prueba
y
pide
que
oportunamente
se
haga
lugar a la demanda, con costas.
A
fs.
11-I
amplía
la
demanda
respecto
a
la
diferencia que le corresponde en el haber jubilatorio dado el
porcentaje total y permanente de incapacidad que padece (del
100%) en lugar del 30% en función del cual le es calculado su
haber de retiro.
2) Corrido traslado de la acción (fs. 22), a fs.
40/47 la contesta Prefectura Naval Argentina, por medio de
apoderado.
Reconoce que el actor es Personal Subalterno de
Prefectura Naval Argentina desde el 01/01/81, y que se le
otorgó el retiro obligatorio a partir del 08/11/2000, así
como que prestaba servicios en el Destacamento Temporario
Lago Ezequiel Ramos Mexía de la Provincia de Neuquén.
Pero niega que el 8
de noviembre de 1998 los
hechos hayan sucedido como los relata el actor en la demanda,
exponiendo en cambio que en esa fecha, a las 15.30 horas,
el
Subprefecto Edgardo Urquiza concurrió con el Oficial Auxiliar
Rubén Peloso a inspeccionar aquél Destacamento Temporario,
ocasión en la cual su encargado, el Sr. Pérez, se mostró
Poder Judicial de la Nación
molesto
con
las
directivas
que
le
fueron
impartidas,
manifestando que se iba a desvincular de la institución y que
por
ende
se
retiraba
del
lugar,
ingresando
nuevamente
momentos después para anunciar que no se sentía bien y que
concurriría al médico para que le tomen la presión arterial.
Expresa
impropios
y
realizadas
que
gestos
por
el
funcionamiento
el
de
actor
se
dirigió
reprobación
Subprefecto
operativo
a
las
Urquiza
del
en
términos
observaciones
referidas
Destacamento
y
al
al
desconocimiento profesional por parte del Cabo de Segunda
Guelardi con los temas del quehacer náutico.
Niega
igualmente
que
el
actor
haya
quedado
gravemente afectado en su desenvolvimiento y desconectado de
la realidad, así como que los codemandados le hayan negado
ayuda para obtener atención médica y que haya sido llevado al
USO OFICIAL
hospital
con
un
cuadro
de
hipertensión
arterial,
con
dificultades para movilizarse y en el habla, y pérdida de
estabilidad.
Niega que el daño que padece Pérez sea consecuencia
de
una
ilegítima
agresión
de
sus
superiores
en
acto
de
servicio, como que el deterioro sufrido haya generado una
incapacidad total.
Niega que en el sumario administrativo labrado se
haya
violado
el
derecho
de
defensa
en
juicio
del
actor
descartando también que en el legajo del actor no se hayan
registrado sanciones, como se alega.
Niega
por
último
la
existencia
de
los
daños
reclamados.
Brinda su versión de los hechos, según la cual,
como se anticipara, a las 15.30 horas del 8 de noviembre de
1998 el Subprefecto Edgardo Urquiza
concurrió con el Oficial
Auxiliar Rubén Aníbal Peloso al Destacamento Temporario Lago
Ezequiel Ramos Mexía para realizar una inspección, ocasión en
la cual el Sr. Pérez se mostró molesto con las directivas que
le fueron impartidas, manifestando que se iba a desvincular
de la institución y que por ende se retiraba del lugar,
ingresando nuevamente momentos después para anunciar que no
se sentía bien y que concurriría al médico para que le tomen
la presión arterial.
Expresa
impropios
y
realizadas
que
gestos
por
funcionamiento
el
el
de
actor
se
reprobación
Subprefecto
operativo
dirigió
a
las
Urquiza
del
en
términos
observaciones
referidas
Destacamento
al
y
al
desconocimiento profesional por parte del Cabo de Segunda
Guelardi con los temas del quehacer náutico.
Llevada
a
cabo
una
investigación
añade, no fue posible comprobar
administrativa,
los hechos invocados por
Pérez contra sus superiores jerárquicos, quedando en cambio
demostrado el proceder del actor, a quien se le impuso una
sanción
de
sesenta
(60)
días
de
arresto
por
“Faltar
la
consideración al superior y ser negligente en los deberes
impuestos por los reglamentos y en el cumplimiento de las
órdenes
impartidas
por
sus
superiores
al
ejercer
tareas
ajenas al servicio sin contar con la debida autorización que
lesionan el prestigio institucional”.
Expone
que
si
bien
el
actor
atacó
dicho
acto
administrativo, en su recurso no negó haber incurrido en las
faltas que se le reprocharon, habiendo por lo demás aquél
ejercido plenamente su derecho de defensa.
Destaca que la resolución adoptada en el expediente
administrativo
P-1269-“R”/99
caratulado
952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ENFERMEDAD”,
“ASCCSG
(12964)
MR
según la cual la
afección que sufre el actor desde el 08/11/98 se ha producido
en actos de servicio, es de carácter irreversible, incurable
y definitiva, y fue estimada en un 30% VTO generando su pase
a
retiro
obligatorio,
nada
tiene
que
ver
“con
los
inverosímiles hechos relatados por el actor y que éste achaca
a los oficiales Urquiza y Pelozo”. (fs. 45).
Funda su derecho, ofrece prueba, hace reserva del
caso federal y pide que oportunamente se rechace la demanda
en todas sus partes, con costas.
3) A fs. 130/137, a su turno, se hizo parte el
demandado Rubén Aníbal Peloso, quien planteó excepción de
prescripción en el marco del art. 4037 del C.C..
Subsidiariamente contestó la demanda en su contra
incoada,
negando
todos
los
hechos
constitutivos
de
la
pretensión -con excepción del carácter de Pérez de personal
de la Prefectura Naval Argentina desde el 01/01/81, destinado
al
Destacamento
de
El
Chocón,
y
del
retiro
obligatorio
Poder Judicial de la Nación
dispuesto a partir del 08/11/2000, que admite- así como los
daños invocados.
Refiere que desde el 8 de junio de 1995 el actor
fue
destinado
a
la
Subprefectura
de
Neuquén,
cumpliendo
funciones en el Destacamento Temporario Lago Ezequiel Ramos
Mexía, sito en la localidad de Villa El Chocón, distante
aproximadamente unos 80 kilómetros de la ciudad de Neuquén.
Expone que allí cumplía sus funciones específicas
del servicio, que sólo realizaba en temporada estival, con un
régimen laboral de quince días en el Destacamento por quince
días de franco. Añade que el franco transcurría en su hogar,
que
se
hallaba
cumpliendo
el
mantenimiento
en
las
resto
del
inmediaciones
del
año
lugar.
Su
tareas
vida,
del
Destacamento,
de
vigilancia
indica,
y
transcurría
íntegramente en El Chocón.
USO OFICIAL
Explica que durante el año 1998 el Prefecto de Zona
Lacustre y del Comahue, Prefecto Mayor Bonifacio Robaldo,
dispuso que los Suboficiales encargados de los Destacamentos
Temporarios
dependientes
de
la
Zona
debían
cumplir
su
servicio durante quince días en los Destacamentos que tenían
a su cargo y luego quince días de franco, tras los cuales
debían
acudir
Neuquén
para
durante
cumplir
quince
tareas
días
a
la
Subprefectura
administrativas
u
de
operativas
según la necesidad de la dependencia, período al cabo del
cual el Jefe de la Subprefectura en cuestión, Hugo Alberto
Ilacqua
decidiría
si
los
suboficiales
volverían
a
sus
respectivos destacamentos o rotaban a otro o si se quedaban
prestando
servicios
principalmente
en
la
operativas.
Subprefectura
cumpliendo
Enumera
razones
las
tares
de
tal
decisión para agregar que los Destacamentos que dependían de
la Subprefectura Neuquén eran cinco.
Afirma que según los dichos del entonces Prefecto
Principal Hugo Alberto Ilacqua, la orden impartida no habría
sido bien recibida ni con ánimos de ser cumplida por el
actor,
pues
le
ocasionaría
un
cambio
radical
en
su
vida
diaria.
En ese contexto, expresa, el 8 de noviembre de 1998
acompañó
al
Destacamento
Subprefecto
Temporario
Edgardo
Lago
Enrique
Ezequiel
Ramos
Urquiza
Mexía
al
para
practicar una inspección, en cuyo transcurso éste realizó una
serie
de
observaciones
prestación
agrado,
del
servicio,
dirigiéndose
reprobación
al
y
actor
las
aquél
términos
atinente
que
no
su
superior
a
impropios
a
la
habrían
tales
correcta
sido
con
como
de
su
gestos
de
“ESTÁ
BIEN
QUÉDENSE TRANQUILOS, AHORA ME RETIRO, PIDO LA BAJA, MAÑANA
VOY
A
ENTREGAR
LA
PISTOLA
AL
SR.
CREDENCIAL NO PORQUE TENGO QUE
PREFECTO
DE
ZONA,
LA
HACER UNOS TRÁMITES, HAGO
ABANDONO DEL SERVICIO, HASTA LUEGO”, retirándose del lugar
para aparecer nuevamente segundos después diciendo que se
sentía mal y que se iba al hospital.
Alega que con motivo de ello se formó un sumario
administrativo
que
culminó
con
la
sanción
de
60
días
de
arresto para el Sr. Pérez.
Si bien reconoce que el 8 de noviembre de 2000 se
dispuso el Retiro Obligatorio del actor con arreglo al art.
81 inc. d) de la ley 18.398 y art. 5 inc. a) ap. 1 y 11 inc.
a) Ap. 1 de la ley 12.992, con un porcentaje de incapacidad
del 30% del V.T.O. con relación con un acto de servicio,
descarta que la supuesta enfermedad mental haya sido causada
por el inexistente enfrentamiento que mantuviera con él y con
el Sr. Urquiza.
Impugna los rubros reclamados, ofrece prueba y pide
que oportunamente se rechace la demanda en todas sus partes,
con costas.
4) Citado el codemandado Edgardo Enrique Urquiza
por edictos a tomar la intervención que le corresponda bajo
apercibimiento de nombrar al Defensor de Ausentes para que lo
represente, a fs. 251 se hizo
efectivo el apercibimiento
respectivo, contestando a fs. 257/258 el Sr. Defensor Oficial
la demanda en su representación.
Negó
impecable
que
durante
el
su
actor
haya
relación
mantenido
laboral
con
una
la
conducta
institución
demandada, así como toda clase de agresión de su defendido
para con el Sr. Pérez y en general, todos los hechos que se
invocan como sucedidos el 8 de noviembre de 1998, incluyendo
el
pedido
sufridos
de
por
atención
el
médica
actor
como
y
los
daños
que
consecuencia
se
del
dicen
evento,
cuestionando la procedencia de los daños reclamados.
5) Corrido traslado de la excepción de prescripción
intentada
por
el
demandado
Peloso
(fs.
147),
la
actora,
Poder Judicial de la Nación
debidamente notificada (fs. 254 vta., según se indicara a fs.
470 y 474) mantuvo silencio.
Celebrada
a
fs.
496/499
la
audiencia
preliminar
prevista por el art. 360 del CPCyC y fracasada la instancia
conciliatoria, allí mismo se ordenó la apertura del período
probatorio, produciéndose las siguientes medidas: informativa
al Hospital de El Chocón (fs. 536/537), a la Comisaría de El
Chocón (fs. 547), a la Dirección de Sanidad de la Prefectura
Naval Argentina (fs. 588/611), a la Dirección de Personal de
la Prefectura Naval Argentina (fs. 618/729) y a Consultorios
Norte (fs. 855/856); agregación por cuerda de la causa penal
caratulada: “Urquiza, Edgardo y otros s/ Delito contra la
Administración Pública”, nº 335/00 del Juzgado Federal Nº 2
de
esta
ciudad
(fs.
545)
y
agregación
de
fotocopias
certificadas de la causa “Urquiza, Edgardo y Pelozo, Rubén s/
USO OFICIAL
Delito contra la libertad y contra las personas”, nº 2229023-00 del Juzgado Federal de Primera Instancia de Zapala
(fs. 899/1001);
pericial psicológica (fs. 575/580); y las
testimoniales de los Sres. Daniel Rubén Vergez (fs. 767/769),
Miguel Oscar Bravo (fs. 786/787), María Adriana Fukushima
(fs.
788/791),
Hugo
Alberto
Ilacqua
(fs.
825/828)
y
de
Bonifacio Robaldo (fs. 838/841).
A
fs.
1009
se
clausuró
el
período
probatorio,
agregándose a fs. 1013/1014 el alegato de la actora y a fs.
1016/1017 el de la demandada, llamándose a fs. 1023 AUTOS
para dictar sentencia; y
CONSIDERANDO: I. Que el actor reclama que se le
resarzan
los
perjuicios
derivados
del
hecho
ilícito
que
habrían llevado a cabo los demandados Edgardo Enrique Urquiza
y
Rubén
agentes
Aníbal
de
noviembre
la
de
Peloso,
en
Prefectura
1998
a
ocasión
Naval
las
de
sus
funciones
Argentina,
15.30
horas
el
día
como
8
de
aproximadamente,
oportunidad en la cual habrían agredido verbalmente al actor,
proferido amenazas y aplicado golpes utilizando incluso su
arma para apuntarle y gatillarle en falso sobre su cabeza,
agraviándolo y humillándolo, negándole posteriormente ayuda
para trasladarse al Hospital para recuperarse del shock que
todo
ello
le
produjo,
en
términos
ofensivos
(“…ANDATE
CAMINANDO,…MORITE H… DE P…” –sic-). Valúa el daño en la suma
de $ 1.895.000.
También demanda la diferencia que le corresponde en
el haber jubilatorio dado el porcentaje total y permanente de
incapacidad que padece (del 100%) en lugar del 30% en función
del cual le es calculado su haber de retiro (fs. 11-I).
Los
demandados
hecho
ilícito
Rubén
Aníbal
negaron
ofreciendo
Peloso
–no
la
existencia
la
Prefectura
así
el
Sr.
Naval
Urquiza-
misma
del
Argentina
una
y
versión
completamente distinta de la forma en que los acontecimientos
se
sucedieron,
accionados
alegando
procedieron
que
a
en
la
fecha
inspeccionar
indicada,
el
los
Destacamento
Temporario Lago Ezequiel Ramos Mexía, ocasión en la cual su
encargado, el Sr. Pérez, se mostró molesto con las directivas
que
le
fueron
impartidas,
manifestando
que
se
iba
a
desvincular de la institución y que por ende se retiraba del
lugar, ingresando nuevamente momentos después para anunciar
que no se sentía bien y que concurriría al médico para que le
tomen la presión arterial. Alegaron que
el actor se dirigió
en
reprobación
términos
impropios
y
gestos
de
a
las
observaciones realizadas por el Subprefecto Urquiza referidas
al
funcionamiento
operativo
del
Destacamento
y
al
desconocimiento profesional por parte del Cabo de Segunda
Guelardi con los temas del quehacer náutico, todo lo cual le
valió luego una sanción de arresto de 60 días.
Negaron también que el Sr. Pérez haya sufrido las
secuelas denunciadas.
El
Sr.
Peloso
articuló
además
una
excepción
de
prescripción, fundada en el art. 4037 del Código Civil.
II.
Comenzando
por
razones
metodológicas
por
el
tratamiento de esta última defensa, tenemos que el art. 4037
del
C.C.
fija
un
plazo
bienal
de
prescripción
para
las
acciones por responsabilidad civil extracontractual, tal la
ejercida por el Sr. Pérez contra el Sr. Peloso.
De
la
simple
lectura
del
escrito
inicial
se
desprende que el hecho ilícito de cuyas consecuencias dañosas
el actor pretende ser indemnizado se habría llevado a cabo el
8 de noviembre de 1998, por lo que el plazo de
dos años
habría finalizado, conforme las disposiciones de los arts. 23
a 29 del C.C., en la medianoche del día 8 de noviembre de
2000.
Poder Judicial de la Nación
La demanda fue articulada a las 12.30 horas de ese
día, según cargo de fs. 7, es decir, antes del vencimiento
del plazo, lo cual es suficiente para desestimar la defensa
de prescripción intentada, con costas al demandado Peloso.
III. Ingresando así a lo que constituye el meollo
de la cuestión, tenemos que como se mencionara, el actor
atribuye a los demandados Urquiza y Peloso haberlo agredido
verbalmente,
haberle
amenazado
golpeado
y
dirigido
gestos
utilizando
procaces,
incluso
su
haberlo
arma
para
apuntarle y gatillarle en falso sobre su cabeza, agraviándolo
y humillándolo, habiéndose negado luego de ello a brindarle
la
ayuda
que
les
solicitó
para
trasladarse
al
Hospital,
contestándole en cambio “…ANDATE CAMINANDO,…MORITE H… DE P…”
(sic).
Todo
hipertensión
ello
le
arterial,
habría
con
ocasionado
dificultades
un
para
cuadro
de
movilizarse,
USO OFICIAL
pérdida de estabilidad, dificultades en el habla y en el
control
de
realidad,
esfínteres,
secuelas
generando ello
que
quedando
se
luego
mantendrían
que los propios
desconectado
en
de
la
la
actualidad,
médicos de la
institución
fijaran su incapacidad total que derivó en su retiro de la
fuerza y determinaran que ella
tiene relación
causal con
actos de servicio.
Agresiones
procaces,
amenazas,
verbales,
golpes,
utilización
gatillar
en
de
falso
dirigida a su cabeza, humillaciones y negativa
gestos
su
arma
a brindar
ayuda para su traslado a un centro médico infiriendo otra
expresión gravemente ofensiva, son las acciones que Urquiza y
Peloso habrían llevado a cabo según el escrito inicial, y a
las que considera causa adecuada del daño sufrido (afectación
de su salud física y principalmente, mental).
Encontrándose la existencia de tales hechos negada
por los tres accionados, dos de los cuales brindaron una
versión de los hechos distinta y armónica entre sí, será
menester evaluar la prueba producida para intentar dilucidar
qué fue lo sucedido el 8 de noviembre de 1998, y en caso de
no resultar ello posible, decidir a quién afectará el déficit
probatorio.
Creo de especial utilidad reseñar, para comenzar
con dicha tarea, cuáles fueron los relatos que del hecho
efectuara el propio damnificado en las distintas instancias
judiciales y administrativas en las que fue oído, lo que haré
siguiendo el orden cronológico en que ellos fueron brindados.
Así tenemos que el mismo 8 de noviembre de 1998, a
las 17 horas -a escasa hora y media del hecho-,
el Sr. Pérez
formula denuncia ante la autoridad policial en la misma sede
del Hospital de El Chocón, centro sanitario al que se habría
dirigido tras el altercado mantenido con los codemandados
Urquiza y Peloso, cuya copia obra a fs. 902/903. En ella
relata que siendo las 15.30 horas, “en circunstancias de
encontrarme en el Destacamento de Prefectura con asiento en
esta localidad, en compañía del Cabo 1ro. MIGUEL BRAVO y el
Cabo
2do.
JUAN
BELARDE,
ya
preparando
todo
para
salir
a
navegar,…se hicieron presentes el Subprefecto EDGARDO URQUIZA
y el Oficial Auxiliar RUBEN BELLOSO. Comenzaron a hacerles
preguntas
con relación al trabajo específico de la fuerza,
lo hacían de una manera irrespetuosa, hasta tal punto que
como el Cabo BELARDE no realizó una respuesta acorde a lo que
ellos tenían como correcta, le
pregunta URQUIZA, y usted
quién es?, haber” [sic] “tiene credencial, muéstremela; le
muestra el Cabo BELARDE su documentación, y URQUIZA le dice:
“Guarde, guarde”; para esto el Oficial BELLOSO, escuchaba y
asentía
con
la
cabeza,
pero
en
ningún
momento
habló.
Inmediatamente a las consultas, les dice a BRAVO y a BELARDE,
que se retiren que le tienen que hacer observaciones a mí,
Los efectivos se retiran. Ocurrido esto y siempre URQUIZA, le
pregunta: “Vos apretastes a Ríos, para que abra la tranquera,
sino va a tener problemas con vos”, yo le dije que no, que
cualquier cosa se podía aclarar, todo esto lo decía con la
tranquilidad de que lo que se estaba expresando era ridículo,
ya que en el Destacamento tenemos la llave de esta tranquera,
y para nada entorpece; inclusive con el Sr. RÍOS tenemos
excelente relación, es más ayer estuvimos hablando y nada se
comentó al respecto. URQUIZA desestimando esto dijo: “No, vos
lo jodés a RÍOS porque sos empleado de MAZZONE”, aclarando
que el Sr. MAZZONE es el Intendente. Le expresé que yo era un
efectivo de Prefectura y le iba a demostrar mañana cuando
viniera
el
Prefecto
Mayor
ROBALDO,
y
le
entregue
mi
armamento, para que vea mi buena voluntad y desinterés en
realizar nada incorrecto, porque todavía con todo lo que
usted se ha manejado yo no he perdido mi compostura y respeto
Poder Judicial de la Nación
por su persona; URQUIZA me expresó: “si mañana vos llegás a
hablar y pasa algo te vamos a reventar”, entonces yo le
pregunto
al
Oficial
PELOZO
si
él
es
testigo
de
las
expresiones de URQUIZA o estaba a favor de lo que manifestaba
URQUIZA, contestándome: “Terminado, Ayudante, terminado”. Si
bien en ningún momento verbalizó si estaba dispuesto a ayudar
a URQUIZA en hacerme algo si yo comunicaba a la Superioridad;
realizó
continuamente
movimientos
con
la
cabeza
como
asintiendo; y por otro lado cuando manifestó que la terminara
era una manera de corroborar su apoyo a URQUIZA. Luego de eso
me paro, y les expresé que yo nunca les falté el respeto, y
que debido a sus amenazas me iba a retirar. Caminé hacia mi
casa; hice algunos metros y comencé a marearme y les pedí por
favor que me dieran asistencia, recuerdo que dije: “Necesito
ir
a
un
hospital…necesito
ir
al
hospital”;
comienzan
a
USO OFICIAL
reírse, por lo que por mis propios medios llegué a casa, y mi
señora me trajo
hasta aquí. Recuerdo haberme desvanecido, no
sé si perdí en algún momento el conocimiento.”
Preguntado en tal ocasión por el personal policial
interviniente
si
hechos
similares
habían
ocurrido
con
anterioridad, dijo que “Desde hace siete meses que han venido
[ocurriendo] situaciones en las cuales realmente me vienen
perjudicando psicológicamente; pero, desde hace 2 o 3 semanas
se
han
venido
intensificando,
hasta
tal
punto
de
haber
llegado a que mi estado de salud llegara a este límite.”
Agregó el actor que “Recuerdo que en algún momento,
posterior a la salida de los efectivos subalternos…me dijo
URQUIZA, que el Jefe no iba a autorizar que yo tuviera un
comercio
a
las
orillas
del
lago,
porque
era
indigno;
realmente eso me hizo sentir muy mal, porque en ese comercio
yo he colocado a todos nuestros ahorros de familia y mucho
esfuerzo personal.”.
Añadió además que el día anterior, a las 24 horas,
se hizo presente en el Destacamento el Oficial Peloso, siendo
atendido por el Cabo Guelardi, a quien según le refiriera al
actor otra persona (Bravo), Peloso le habría expresado “Ah,
duermen
acá,
tienen
miedo
que
los
reventemos…”,
lo
que
consideró una prueba más de que “desde hace tiempo que hay un
ánimo
de
persecución”
psicológicamente”.
con
fines
de
“perjudicar
No se formuló en dicha ocasión manifestación alguna
referida a los golpes que habría recibido ni a la utilización
con
fines
perversos
del
arma
reglamentaria.
Tampoco
se
describieron gestos procaces ni se mencionó la ofensiva frase
emitida para rechazar la ayuda requerida para trasladarse al
centro de salud.
Únicamente se describieron agresiones verbales y el
trato humillante al que habría sido sometido el actor y el
cabo Guelardi (aludido en la declaración como “Belarde”), así
como las amenazas proferidas supuestamente para evitar que
anoticiara al Prefecto Mayor Robaldo de la situación vivida.
A fs. 904/905 obra un informe escrito que el mismo
actor elaboró para el Jefe de la Subprefectura de Neuquén el
2 de diciembre de 1998 –menos de un mes después-, el que
según explicara
luego, ante la
Fiscalía Federal (fs. 906
vta., líneas 28 y siguientes), aquél nunca le recibió.
La
versión
de
los
hechos
es
sustancialmente
similar, pero se agregan algunos datos: el primero, que al
ordenar el Sr. Urquiza a los subalternos que se retiren del
Destacamento, el actor
manifestó a Urquiza “que estábamos
por salir de patrulla junto con el CI Bravo.
Urquiza
Edgardo
responde
que
suspendamos
la
El Sr. SP
patrulla
y
mirando al CI Bravo le dice en tono sarcástico que se `vaya
afuera a ver si llueve´ junto con el CS Guelardi Juan. Ambos
salen del Destacamento y se quedan parados en la puerta de la
calle.”.
El segundo, que al referirse el Sr. Urquiza que el
Jefe
Ilacqua
no
estaba
de
acuerdo
con
su
pedido
de
autorización para trabajar fuera de la Fuerza elevado días
anteriores
al
hecho,
agregó
que
el
mismo
“le
parecía
improcedente debido a que él sabía lo que pasaba en esos
`barcitos´ o `piringundines´, a lo que yo les respondo que en
ese lugar la que va a trabajar es mi esposa y que no tenía
ningún derecho a dirigirse de esa manera sobre el lugar.
Entonces dice que quien creía que era yo, que me tomaba
atribuciones que no me correspondían…”.
El
tercero,
que
con
anterioridad
presentado roces o altercados entre Urquiza
ya
se
habían
y Pérez. En
efecto, agrega el actor en su informe que “Luego le expresé
al Sr. SP Urquiza Edgardo que debido a todas las veces que él
Poder Judicial de la Nación
me había increpado en el día de la fecha y con anterioridad
(cuando me dijo por ej. Que tenía un rum-rum que el Sr. SP
Montaldo me estaba investigando a mí y a mi mujer porque
estábamos haciendo política y que antes que me `volterara´ la
zona lo iba a hacer él por no comunicarle lo que hacía en mi
tiempo libre. Esto dicho por teléfono tiempo atrás por el Sr.
Urquiza Edgardo, a lo que le respondo que era falso y que por
favor no se metiera con mi familia) y el día lunes 09/11/98,
cuando se hiciera presente el Sr. PZIC Bonifacio Robaldo,
pediría hablar con él, que si era necesario entregaría mi
pistola y me pondría a las órdenes de éste para lo que
quisiera disponer.”
“En ese momento es cuando el Sr. Urquiza me dice
que no me haga el piola y que si yo hablaba con el Sr. PZIC
Bonifacio Robaldo, me iban a reventar. Seguidamente comienzo
USO OFICIAL
a sentir calor en la cara, procedo a pararme y decirle al Sr.
Peloso Rubén que es seguro que de todo esto no iba a salirme
de testigo y comienzo a sentir un dolor de cabeza muy fuerte.
En ese momento les pido que me lleven al hospital y se miran
entre ellos y se sonríen, les vuelvo a pedir lo mismo y
debido a que no encuentro otra respuesta en ellos que
sus
sonrisas, decido salir por mis propios medios. Al llegar a la
vereda ya casi no veía y lo poco que podía hacerlo se torna
color rojo, me encuentro con el CI Bravo Miguel y el CS
Guelardi
Juan
que
todavía
se
encontraban
en
la
puerta
esperando [a ver] si llovía, les digo que me iba al hospital
por sentirme muy mal.”
“En el jardín de mi casa se encontraba mi esposa
que me ve en el estado que me
encontraba y me traslada
inmediatamente al nosocomio de la Villa El Chocón, donde soy
atendido de urgencia…”.
La versión de los hechos coincide en lo sustancial,
como se adelantara, con la brindada a la autoridad policial
el mismo día del hecho. Siguen sin mencionarse ni los golpes
físicos
ni
el
uso
indebido
del
arma
reglamentaria,
como
tampoco la ofensa vertida como respuesta al requerir ayuda
para su traslado al hospital. Incluso se afirma aquí que la
única
respuesta
recibida
socarrona) de cada uno.
fue
una
sonrisa
(presuntamente
Se amplió en cambio la gama de agresiones verbales
y expresiones inadecuadas atribuidas al codemandado Urquiza,
y se reafirma que la situación de mal trato era preexistente
al encuentro del 8 de noviembre de 1998.
El 7 de diciembre de 1998, cinco días después de
elevado
aquél
informe,
el
actor
declara
en
la
Fiscalía
Federal de esta ciudad (fs. 906/907).
Allí
ratifica
en
general
lo
relatado
en
las
anteriores ocasiones, pero agrega que “en el transcurso de la
conversación se lo amenazó con motivo de la intención del
declarante de poner un comercio de sandwichería en El Chocón,
en el que trabajaría su esposa María Adriana Fukuyima, y el
declarante
como
mozo,
para
lo
cual
ya
había
pedido
autorización con anterioridad al día del hecho, y no se le
llegó a
acordar. …”, amenaza que no había estado hasta ahora
relacionada con esta circunstancia sino con la de evitar que
el actor transmitiera al Prefecto Robaldo lo sucedido.
Pero además, explica allí el motivo por el cual el
acta de denuncia de fs. 902/903 no se encuentra rubricada por
personal
policial alguno y por el cual la Comisaría de El
Chocón informó a fs. 547 vta. que en sus archivos no existe
constancia de la denuncia: refirió así que su Jefe inmediato,
Prefecto Hugo Ilacqua, “le indicó que no haga la denuncia,
que las cosas `se cocinan en casa´, que él se iba a encargar,
por lo cual el declarante solicitó la denuncia que había
efectuado en la Comisaría del Chocón, que todavía no estaba
firmada por la policía, y le entregaron la copia que agrega
al
presente,
que
la
denuncia
se
la
tomó
el
Subcomisario
Verges en la comisaría, que no llegó a dársele entrada.”
Añadió por otro lado que el Ayudante de 3era. Jara
tomó declaración al Cabo 2º Guelardi en la Delegación Neuquén
de Prefectura, y le indicó “que no declare los gritos que
escuchó
durante
la
conversación
en
que
lo
amenazaron
al
declarante ni tampoco que lo vio descompuesto. Que a Bravo
Miguel lo llama Ilacqua y le pregunta qué pasó y él cuenta
que cuando entró después de la conversación, Urquiza y Peloso
le refirieron que `no pensarás que a este lo apretamos´, `el
sueldo a este se lo pagamos nosotros´..”.
Tras ello, Pérez brindó declaración indagatoria en
el sumario que se le formó, caratulado P-3372/99 18 “R”/99
Poder Judicial de la Nación
caratulado “ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/
CONDUCTA”,
reservado
en
Caja
de
Seguridad,
lo
que
hizo
recién el 8 de julio de 1999 (fs. 66/70 de dicha pieza).
Allí repitió su versión de los hechos, pero ahora,
incorporó
que
el
Sr.
Urquiza,
preguntó “de mala manera como
durante
la
entrevista,
había conseguido
le
el predio
donde instalé una sandwichería sobre la Avenida Costanera, le
contesté que ese proyecto era de mi esposa y mío que él ya
tenía
conocimiento
anteriormente
de
ello,
que
yo
había
solicitado autorización a la Prefectura para trabajar ahí, la
cual me contestó que era indecoroso trabajar de mozo, viendo
que se ponía cada vez más violento le dije que por favor me
respetara…”.
Esta inquietud o curiosidad de Urquiza respecto del
origen del predio en el que el actor había instalado el
USO OFICIAL
comercio no
había sido hasta ahora referida.
Añadió
codemandado
que
además
“si
que
todo
lo
en
ese
que
él
estado
me
manifestó
había
dicho
al
era
incurrir en algún delito yo me iba a poner a disposición del
Señor Jefe o del Prefecto de Zona, el cual el día nueve se
haría
presente
para
efectuar
una
inspección
a
ese
Destacamento, al escuchar eso se puso más violento y empezó a
agredirme diciéndome que quien me creía yo para hablar con el
Prefecto de Zona, que si llegaba a hablar con el Prefecto de
Zona iba a tener problemas graves, volví a repetirle que yo
lo respetaba a él en todo sentido y que él me respetara a
mí,…que iba a contarle al Señor Prefecto de Zona algunas
irregularidades que ocurrían en el Destacamento a partir de
ahí empezó a decirme que si yo
llegaba a hablar con el
Prefecto de Zona me iba a reventar o me iban a reventar a mí
y a mi familia, que me iban a quemar el rancho de enfrente,
en ese momento me paro le digo al Señor PELOSO usted es
testigo de todo lo que está diciendo el Señor Subprefecto,
hasta ese momento el Señor PELOSO no había hablado nada, lo
único que dijo vuele de acá Suboficial vuele de acá, en ese
tono, a partir de ahí empecé a sentir calor en la nuca
en la
cara, se me empezó a torcer la boca hacia la derecha, empecé
a perder el sentido de la pierna derecha y del brazo y se me
empezó a recoger hacia el estómago, le pedí en ese momento al
Señor Subprefecto URQUIZA que me llevara al hospital que
tenía miedo de lo que me estaba pasando, volví a pedirme que
me lleve al hospital ya con toda la cara torcida y me dijo
que me fuera caminando, ándate
caminando, morite hijo de
puta, empecé a salir hacia la calle y me empecé a mojar el
pantalón,
en
el
acceso
de
la
entrada
por
el
portón
se
encontraban el Cabo Primero BRAVO y el Cabo Segundo GUELARDI
y le dije que entraran que lo llamaban, que se fijen que no
me pongan nada ni se lleven nada…”.
El
relato
transcripto
es
novedoso
tanto
en
lo
atinente a los síntomas que en ese momento exteriorizó su
salud, como a la ofensa vertida por Urquiza al requerirle
ayuda para trasladarse al hospital.
Por
último,
Pérez
declaró
una
vez
más
en
sede
administrativa a fs. 61/62 del expediente administrativo P1269-“R”/99
caratulado
“ASCCSG
EDGARDO AV/ENFERMEDAD”,
(12964)
MR
952.393-3
PEREZ
obrante en Caja de Seguridad, donde
lo hizo el 12 de agosto de 1999.
Allí ratificó en general lo ya relatado pero agregó
que empezó a sentir la indisposición física “Al momento de
ser amenazado por el Señor URQUIZA, tanto a él como a su
familia.” En cuanto al tipo de dolencia, describió “haber
sentido calor en la nuca, que el brazo derecho se torcía y se
contraía
hacia
arriba,
perdía
estabilidad
en
la
pierna
derecha y la boca se torcía hacia la derecha no dejándole
hablar bien. Deja constancia que en ese momento pidió al
Señor URQUIZA que lo lleve al Hospital a lo cual el mismo se
rió y respondió “ANDATE CAMINANDO Y MORITE HIJO DE PUTA”…Que
al
llegar
Destacamento)
a
su
pidió
domicilio
a
su
Señora
particular
que
se
(lindante
encontraba
al
en
el
jardín que lo llevara al Hospital; que en ese momento perdió
control de sus esfínteres…”.
La versión de los hechos dada por Pérez en sus
múltiples declaraciones es en general armónica: en ninguna de
ellas afirma, como lo hizo en la demanda, que se le hayan
aplicado
golpes
ni
que
se
haya
utilizado
su
arma
reglamentaria para gatillar en falso apuntándolo.
Tampoco menciona gestos procaces.
Refirió
sí
el
trato
humillatorio
al
que
fue
sometido y las amenazas que recibió, dirigidas presuntamente
Poder Judicial de la Nación
a lograr que el actora mantuviera silencio sobre situaciones
que no han quedado debidamente establecidas.
Respecto
de
esto
suceso el actor denunció
último,
dos
años
después
del
penalmente -el 14 de junio de 2000-
la presunta omisión del Subprefecto Urquiza y del Prefecto
Ilacqua
de
control
de
represas
dar
cumplimiento
las
tareas
a
las
normas
subacuáticas
correspondientes
a
la
que
imponen
efectuadas
jurisdicción
en
el
las
territorial
dependiente de la Delegación de la Prefectura Naval Argentina
con asiento en la ciudad de Neuquén y otros actos irregulares
con la finalidad de permitir la intervención en dichas tareas
de la empresa Tracsub. En tal ocasión, vinculó las agresiones
y
amenazas
sufridas
el
8
de
noviembre
de
1998
con
una
entrevista mantenida dos meses antes, en septiembre de 1998,
con el Sr. Urquiza, en la que le comunicó que en la represa
USO OFICIAL
de Arroyito se estarían realizando trabajos subacuáticos por
la
empresa
Tracsub
sin
haber
formulado
la
comunicación
mediante mensaje naval que debían realizar los buzos para que
la actuación de éstos fuera controlada por el Destacamento,
relación
que
dijo,
recién
pudo
establecer
cuatro
meses
después del hecho.
Explicó que en aquella oportunidad
Urquiza le dijo
que ya estaba investigando el hecho, pero luego ya no fue
tratado
de
la
misma
manera,
habiendo
mantenido
diversos
altercados, que relató.
Esta sería la explicación que tiempo después el
actor pudo encontrar para las
amenazas que denuncia como
recibidas del Sr. Urquiza.
Ahora bien: en su relato inicial, próximo a los
hechos, no se hizo mención a la frase que con desprecio le
habría dirigido el Sr. Urquiza al actor frente a su pedido de
ayuda para trasladarse al hospital. Por el contrario, indicó
a fs. 904/905 que “En ese momento les pido que me lleven al
hospital y se miran entre ellos y se sonríen, les vuelvo a
pedir lo mismo y debido a que no encuentro otra respuesta en
ellos
que
sus
sonrisas,
decido
salir
por
mis
propios
medios.”
Tampoco se aludió en las narraciones efectuadas en
fecha más próxima a los sucesos,
referidos:
En
efecto,
el
8
a los agudos síntomas luego
de
noviembre
de
1998
(fs.
902/903) relató que
que
yo
nunca
les
“Luego de eso me paro, y les expresé
falté
el
respeto,
y
que
debido
a
sus
amenazas me iba a retirar. Caminé hacia mi casa; hice algunos
metros y comencé a marearme y les pedí por favor que me
dieran
asistencia,
recuerdo
que
dije:
“Necesito
ir
a
un
hospital…necesito ir al hospital”; comienzan a reírse, por lo
que por mis propios medios llegué a casa, y mi señora me
trajo
hasta aquí. Recuerdo haberme desvanecido, no sé si
perdí en algún momento el conocimiento.”
De lo aquí narrado,
sólo luego de retirarse la
primera vez del Destacamento sintió un mareo, que lo hizo
retornar para pedir ayuda para trasladarse al hospital.
Del
mismo
modo,
en
el
informe
elaborado
a
fs.
904/905, el 2 de diciembre de 1998, consignó que “En ese
momento es cuando el Sr. Urquiza me dice que no me haga el
piola y que si yo hablaba con el Sr. PZIC Bonifacio Robaldo,
me iban a reventar. Seguidamente comienzo a sentir calor en
la cara, procedo a pararme y decirle al Sr. Peloso Rubén que
es seguro que de todo esto no iba a salirme de testigo y
comienzo a sentir un dolor de cabeza muy fuerte. En ese
momento les pido que me lleven al hospital y se miran entre
ellos y se sonríen, les vuelvo a pedir lo mismo y debido a
que no encuentro otra respuesta en ellos que
sus sonrisas,
decido salir por mis propios medios. Al llegar a la vereda ya
casi no veía y lo poco que podía hacerlo se torna color rojo,
me encuentro con el CI Bravo Miguel y el CS Guelardi Juan que
todavía se encontraban en la puerta esperando [a ver] si
llovía, les digo que me iba al hospital por sentirme muy
mal.”
En esta
versión, salió del Destacamento con fuerte
dolor de cabeza y sólo después se agudizan los síntomas.
Recién
declaración
el
8
de
indagatoria
en
julio
el
de
sumario
1999,
que
al
se
le
brindar
formó,
caratulado P-3372/99 18 “R”/99 caratulado “ASCCSG (12964) MR
952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ CONDUCTA”,
reservado en Caja de
Seguridad (fs. 66/70 de dicha pieza), mencionó que “que iba a
contarle al Señor Prefecto de Zona algunas irregularidades
que ocurrían en el Destacamento a partir de ahí empezó a
decirme que si yo llegaba a hablar con el Prefecto de Zona me
iba a reventar o me iban a reventar a mí
y a mi familia, que
Poder Judicial de la Nación
me iban a quemar el rancho de enfrente, en ese momento me
paro le digo al Señor PELOSO usted es testigo de todo lo que
está diciendo el Señor Subprefecto, hasta ese
momento el
Señor PELOSO no había hablado nada, lo único que dijo vuele
de acá Suboficial vuele de acá, en ese tono, a partir de ahí
empecé a sentir calor en la nuca
en la cara, se me empezó a
torcer la boca hacia la derecha, empecé a perder el sentido
de la pierna derecha y del brazo y se me empezó a recoger
hacia
el
estómago,
le
pedí
en
ese
momento
Subprefecto URQUIZA que me llevara al hospital
al
Señor
que tenía
miedo de lo que me estaba pasando, volví a pedirme que me
lleve al hospital ya con toda la cara torcida y me dijo que
me fuera caminando, ándate caminando, morite hijo de puta,
empecé
a
salir
pantalón,
en
el
hacia
la
acceso
calle
de
la
y
me
empecé
entrada
por
a
el
mojar
el
portón
se
USO OFICIAL
encontraban el Cabo Primero BRAVO y el Cabo Segundo GUELARDI
y le dije que entraran que lo llamaban, que se fijen que no
me pongan nada ni se lleven nada…”.
Es decir que en el relato efectuado siete meses
después del hecho se intensifica la naturaleza y gravedad de
las dolencias evidenciadas durante la entrevista.
Pero
según el mismo actor relata, al salir del
Destacamento se encontró con los agentes Bravo y Guelardi, a
quienes
les
encomendó
que
ingresaran
y
evitaran
que
los
Oficiales Peloso y Urquiza pusieran o se llevaran nada. Así,
a fs. 66/70 del sumario administrativo caratulado P-3372/99
18
“R”/99
caratulado
EDGARDO AV/ CONDUCTA”,
“ASCCSG
(12964)
MR
952.393-3
PEREZ
relató que “le pedí en ese momento al
Señor Subprefecto URQUIZA que me llevara al hospital que
tenía miedo de lo que me estaba pasando, volví a pedirme que
me lleve al hospital ya con toda la cara torcida y me dijo
que me fuera caminando, ándate
caminando, morite hijo de
puta, empecé a salir hacia la calle y me empecé a mojar el
pantalón,
en
el
acceso
de
la
entrada
por
el
portón
se
encontraban el Cabo Primero BRAVO y el Cabo Segundo GUELARDI
y le dije que entraran que lo llamaban, que se fijen que no
me pongan nada ni se lleven nada…”.
No
resulta
verosímil
que
quien
se
encuentra
atravesando una crisis que le hace sentir calor en la nuca,
le tuerce la boca hacia la derecha, le hace perder el sentido
en la pierna derecha y en el brazo, le afecta el estómago y
pierde el control de sus esfínteres, se detenga a recomendar
a dos subalternos que adopten medidas de prevención para su
futuro.
Tampoco es verosímil que los subalternos que vivan
una situación de tal naturaleza la
perciban con normalidad y
omitan toda asistencia, por precaria y recatada que ella
fuera.
En
este
sentido
cabe
observar
que
el
Sr.
Bravo
declaró a fs. 786 que al salir del Destacamento, el actor
estaba “colorado, me pidió que entrara…y que le cuidara el
libro de guardia…”. Similar fue su declaración en sede penal,
brindada a fs. 925/926 el 2 de marzo de 1999: “…Que no sabe
cuánto
tiempo
pasó,
salió
el
Suboficial
Pérez,
estaba
colorado, y con una mano se agarraba el estómago. Que Pérez
le dijo que de adentro lo llamaban y que se fijara que no le
pusieran algo para perjudicarlo en el libro de guardia…”.
Guelardi refirió a fs. 927 vta. que “después de más
o menos 5 o 10
minutos salió
el Suboficial Pérez de la
oficina, nervioso, colorado y les manifestó que los llamaba
Urquiza.
Asimismo
Preguntado
propios
si
les
les
medios,
manifestó
pidió
ayuda,
Manifiesta:
a
que
si
la
se
iba
al
hospital.
podía
caminar
primera
que
por
no,
a
sus
la
segunda manifiesta que sí.”
El médico que lo atendió esa misma tarde, en la
guardia
del
hospital
declaró
a
fs.
945
que
el
actor
“presentaba un cuadro de excitación psicomotriz, estaba muy
nervioso…Estaba muy confuso…e inquieto, …estaba hipertenso.”
Agregó
que
el
actor
le
manifestó
que
“había
tenido
un
disgusto muy grande en su trabajo…”.
En suma, estimo que el Sr. Pérez no se encontraba,
al momento de pedir ayuda a los Sres. Urquiza y Peloso para
trasladarse al
hospital –siempre según su versión de los
hechos- en el lamentable estado en el que se describe, lo que
no significa que con posterioridad a ello no lo haya estado.
Pero la negativa a brindar ayuda para su traslado
al hospital –de haber existido el pedido, circunstancia que
no
ha
quedado
establecida
en
tanto
fue
negada
por
los
involucrados- no configura por sí, en este contexto, hecho
ilícito
–o
mejor
dicho,
omisión
ilícita-
de
ninguna
Poder Judicial de la Nación
naturaleza,
ya
que
no
ha
quedado
acreditado
que
en
ese
momento se encontrase en riesgo la vida o la salud del Sr.
Pérez.
Obsérvese que el art. 106 del Código Penal sanciona
a
quien “pusiere en peligro la vida o la salud de otro, sea
colocándolo en situación de desamparo, sea abandonando a su
suerte a una persona incapaz de valerse y a la que deba
mantener
o
cuidar
o
a
la
que
el
mismo
autor
haya
incapacitado”, sin que tal fuese el supuesto del actor, que
pudo
perfectamente
salir
caminando
de
la
oficina
y
dar
incluso indicaciones a sus subalternos, a quienes por lo
demás, tampoco demandó ayuda.
De acuerdo al art. 1074 del C.C. Art. 1.074. la
omisión que hubiese ocasionado un perjuicio a otra persona
sólo genera responsabilidad civil “cuando una disposición de
USO OFICIAL
la
ley
le
impusiere
la
obligación
de
cumplir
el
hecho
omitido.”
En el caso, esa disposición de la ley es el art.
106 del Código Penal, que tipifica una hipótesis que no se
configuró.
Así lo consideró además el juez penal que intervino
en la denuncia por abandono de personas formulada por el Sr.
Pérez, conforme auto que en copia certificada luce a fs. 990,
ocasión
en
la
actuaciones
cual
resolvió
“Archivar
las
presentes
de conformidad a lo normado por el artículo 195,
2do. Párrafo del C.P.P.N.”, por entender que de las probanzas
colectadas en autos “no se desprende la existencia de los
dichos intimidatorios referidos por el denunciante
como así
tampoco se dio la configuración de la situación de desamparo
del ilícito en cuestión”.
Descartada,
declaraciones
a
través
brindadas
por
del
el
análisis
propio
de
las
damnificado,
la
existencia de los gestos procaces, de golpes, y del uso del
arma
para
desechada
brindar
gatillar
la
ayuda
en
falso
posibilidad
para
constituido,
en
el
antijurídica
alguna
su
de
apuntando
que
traslado
marco
–pues
en
el
la
a
que
su
eventual
un
fue
estado
a
centro
cabeza,
y
negativa
a
médico
requerida,
físico
en
haya
omisión
que
se
encontraba el actor al retirarse del Destacamento no permitía
suponer que estuviese en riesgo su vida o su salud-, queda
por verificar si se ha logrado demostrar la presencia de las
agresiones
verbales,
amenazas
y
humillaciones
que
se
denuncian, y en su caso, si ellas pueden haber configurado
una causa adecuada para los daños denunciados.
Previo
recordar
que
el
a
avanzar
art.
en
1103
el
del
punto,
Código
creo
Civil
necesario
dispone
que
“Después de la absolución del acusado, no se podrá tampoco
alegar en el juicio civil la existencia del hecho principal
sobre el cual hubiese recaído la absolución.”
En nuestro supuesto, como se mencionara,
formuló
denuncia
individualiza
penal
como
en
relación
causantes
del
persigue, resolviendo el juez penal
actuaciones
a
los
daño
el actor
hechos
cuya
que
reparación
“Archivar las presentes
de conformidad a lo normado por el artículo 195,
2do. Párrafo del C.P.P.N.”, por entender que de las probanzas
colectadas en autos “no se desprende la existencia de los
dichos intimidatorios referidos por el denunciante
como así
tampoco se dio la configuración de la situación de desamparo
del ilícito en cuestión, conforme surge de los dichos de los
testigos
de
Guelardi
fs.
23/24
obrantes
en
y
25/26”
copia
a
(testimonios
fs.
925/928
de
Bravo
de
y
estas
actuaciones).
El art. 195, 2do. Párrafo del CPPN, establece que
“El juez rechazará el requerimiento fiscal u
ordenará el
archivo de las actuaciones policiales, por auto, cuando el
hecho imputado no constituya delito o no se pueda proceder.
La resolución será apelable por el agente fiscal y la parte
querellante.”
La doctrina
las resoluciones
ha debatido sobre cuál es el efecto de
dictadas en sede penal que concluyen el
proceso por una vía diferente a la absolución (sobreseimiento
o archivo de las actuaciones).
Cuando
la
decisión
permite
eventualmente
la
continuación de la causa si aparecieran nuevas pruebas que
así
lo
justifiquen,
se
la
ha
desechado
como
idónea
para
sustentar vínculos de prejudicialidad civil.
Pero cuando declara definitivamente que el hecho
principal no existió, la doctrina presenta matices de opinión
variables.
Poder Judicial de la Nación
Para algunos, el caso queda entonces captado por la
referencia genérica a la “absolución” que hace el art. 1103
del C.C., pues pone fin al juicio y hace cosa juzgada.
Para otros, en cambio, aquéllas decisiones no hacen
cosa
juzgada
en
los
mismos
términos
que
la
absolución.
Argumentan que la ausencia de referencia normativa impide
recurrir a la analogía como mecanismo interpretativo de una
norma restrictiva de derechos.
Una tercera posición adopta un criterio intermedio
y
así,
diferencian
las
razones
por
las
cuales
el
sobreseimiento definitivo o archivo fue dictado. Y así, si el
juez penal sobreseyó porque hay evidencia de que el hecho no
se cometió, tal condicionante tendrá la misma incidencia que
la
absolución
para
el
sentenciante
civil,
que
no
podrá
afirmar lo contrario. Pero si el sobreseimiento obedece a la
USO OFICIAL
prescripción de la acción penal, el pago de una multa o la
muerte
del
imputado,
absoluta
libertad
dirigido
por
Highton,
en
cambio,
(Cfr.
Alberto
Editorial
Edgardo
Bueres
el
juez
Saux
y
en
civil
“Código
coordinado
Hammurabi,
Tomo
queda
3A,
por
en
Civil”,
Elena
I.
332
y
pág.
siguientes).
En
nuestro supuesto, como se refiriera, la causa
concluyó con el archivo de las actuaciones previsto en el
art.
195
del
CPPN,
auto
que
ha
sido
considerado
por
la
jurisprudencia como no idóneo para causar estado.
Ha sostenido la jurisprudencia que “El archivo de
las actuaciones decretado con motivo de la desestimación de
la denuncia no constituye una forma de conclusión del proceso
con
el
efecto
provocar
la
nuevamente
circunstancias
denunciado
Nacional
de
o
de
que
cosa
el
Apelaciones
material,
avocamiento
rodean
desaparece
juzgada
el
en
al
núcleo
obstáculo
lo
Penal
pues
si
fáctico
permite
varían
del
impeditivo.”
Económico,
las
hecho
(Cámara
sala
B,
Darbyshire, Barry Y. s/inc. de exepción de cosa juzgada y
nulidad en: Movilmat S.A. • 17/07/2003, con cita de Francisco
J. D'Albora, "Código Procesal Penal de la Nación", AbeledoPerrot, 1993, p. 183; Julio B. J. Maier, "Derecho Procesal
Penal", Ed. del Puerto, 1996, ps. 625/626.)
Ello, a diferencia del auto por el cual se resuelve
un sobreseimiento, estableciéndose que si bien el archivo de
las
piezas
iniciales
con
motivo
de
la
desestimación,
"...impide la apertura de la instrucción... su definitividad
con respecto a la causa sólo subsiste mientras se mantengan
sin variantes los elementos meritados: "rebus sic stantibus".
De aquí que no rija el "non bis in idem". Sí varían las
circunstancias que rodean al núcleo fáctico o desaparece el
obstáculo
impeditivo,
nuevamente
el
podrá
avocamiento"
producirse
(conf.
Clariá
o
provocarse
Olmedo,
"Derecho
Procesal Penal", Ed. Lerner, Córdoba, 1984, t. II, p. 559.).”
(Cfr. precedente citado, publicado en DJ 2003-3 , 1071
2003-IV , 809
• JA
• AR/JUR/2818/2003).
En similar sentido se expidió la
Sala A del mismo
Tribunal en “Teak y Rattan S.A.” (09/06/2009, Publicado en:
DJ 23/12/2009 , 3623 con nota de Adrián García Moritán, Cita
online: AR/JUR/18777/2009), al señalar que el archivo de las
actuaciones de prevención carece de los efectos de la cosa
juzgada
y
permite
nuevos elementos
al
querellante,
en sustento de
en
caso
de
contar
con
su postura, efectuar una
nueva denuncia.
En
consideró
nuestro
que
con
especial
las
supuesto,
probanzas
reunidas
el
juez
no
era
penal
posible
considerar que el hecho principal (dichos intimidatorios) –
sobre
el
hubiese
cual
se
funda
también
el
reclamo
resarcitorio-
existido.
De
respetarse
tal
parecer,
el
reclamo
indemnizatorio no tendría chances de prosperar.
De ingresarse en cambio al análisis de la prueba
reunida arribándose a una conclusión contraria en esta sede,
se provocaría indudablemente el escándalo jurídico que la
norma pretende evitar.
Estimo por ello que en el caso, dado el contenido
del
pronunciamiento
penal,
que
tras
analizar
la
prueba
producida, concluyó que “no se desprende la existencia de los
dichos intimidatorios referidos por el denunciante”, cabe en
el caso hacer aplicación del art. 1103 del C.C. y eliminar
toda posibilidad
de arribar a
una conclusión
distinta en
estas actuaciones.
Por lo demás, cabe de todas maneras dejar sentado
que en relación a Peloso, descartada como está por el juez
penal y por este Tribunal que se haya verificado la situación
Poder Judicial de la Nación
de desamparo que creaba la obligación de brindar ayuda, no es
posible atribuirle responsabilidad alguna en los demás hechos
ilícitos (agresiones verbales y trato humillante) pues de
acuerdo al relato de los hechos formulado por el mismo actor,
fue
Urquiza
quien
se
habría
encargado
de
propinarlo,
limitándose Peloso a mantener silencio sin interceder en su
favor, conducta omisiva que no encuentra correlato en ninguna
disposición legal que imponga el deber de actuar (art. 1074
C.C. citado) y por lo tanto, no puede ser considerada ilícita
en el marco del art. 1109 del C.C.
En cuanto a Urquiza, tenemos que por un lado, el
actor no impugnó judicialmente el acto administrativo que
concluyó el sumario caratulado P-3372/99 18 “R”/99 caratulado
“ASCCSG
(12964)
MR
952.393-3
PEREZ
EDGARDO
AV/
CONDUCTA”
imponiéndola una sanción de arresto de 60 días por estimar
USO OFICIAL
demostrada la versión de los hechos allí informada por aquél,
consintiendo la resolución de fs. 658 mediante la cual se
rechazó su recurso administrativo.
En efecto, a fs. 1 del expediente administrativo P1269-“R”/99
EDGARDO
caratulado
“ASCCSG
AV/ENFERMEDAD”,
(12964)
obrante
en
MR
952.393-3
Caja
de
PEREZ
Seguridad,
Urquiza informó al Jefe de la Subprefectura de Neuquén, el
día siguiente a los hechos (9 de noviembre de 1998) que
habiendo
realizado
una
inspección
en
el
Destacamento
Temporario Lago Ezequiel Ramos Mexía el día anterior, siendo
recibido por allí por el actor, éste “se mostró molesto ante
la recepción de las directivas, manifestando que se iba a
desvincular de la Institución y que por ende se retiraba;
segundos más tarde volvió a ingresar, diciendo que no se
sentía bien y concurría a un médico para que le tome la
presión arterial. Por lo expuesto se retiró disponiéndose a
posteriori el relevo del mismo…”.
Así lo hizo constar también, con fecha 8/11/98,
en
el Libro de Guardia de aquél Destacamento, cuya copia luce a
fs. 20 del sumario administrativo caratulado P-3372/99 18
“R”/99 caratulado “ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO
AV/ CONDUCTA”,
también reservado en Caja de Seguridad: “En
la fecha, siendo las 15.30 hs. me hago
presente en este
Dto., siendo recibido por el AS Pérez Edgardo, en funciones
de
Encargado,
me
acompaña
el
Oficial
Auxiliar
Peloso,
procediendo a realizar una inspección siendo las 16.00 hs.,
se
retira
el
AS
Pérez,
manifestando
que
se
encuentra
descompuesto y que se va al hospital.”
El episodio habría tenido una duración máxima de
media
hora,
pues
de
acuerdo
Destacamento en cuestión,
al
Libro
de
Guardia
del
a las 15.30 horas ingresaron a él
el Sub Prefecto Urquiza y el Oficial Peloso, y a las 16.00
horas se suspende la patrulla por retirarse el A.S. Pérez
Edgardo a su domicilio (fs. 23 del sumario administrativo
reservado en Caja de Seguridad).
De acuerdo al relato de los hechos brindado por el
actor,
al
momento
Destacamento
de
apersonarse
Temporario
Lago
Urquiza
Ezequiel
y
Peloso
Ramos
en
Mexía,
el
se
encontraban con él allí los Sres. Miguel Oscar Ceferino Bravo
y Juan Alberto Guelardi, a quienes Urquiza habría mandado
fuera del recinto “a ver si llueve” –expresión peyorativa
utilizada para indicarles que su presencia era molesta en el
lugar-
tras
presencia
lo
de
cual,
Peloso,
habría
las
descargado
amenazas
y
sobre
Pérez,
en
trato
degradante
relatado.
Bravo declaró el 20 de noviembre de 1998 en el
marco
de
caratuladas
las
actuaciones
“ASCCSG
AV/ENFERMEDAD”,
(12964)
administrativas
MR
952.393-3
P-1269-“R”/99
PEREZ
EDGARDO
obrantes en Caja de Seguridad (fs. 11/12)
que efectivamente, el 8 de noviembre de 1998 encontrándose él
de
guardia
en
el
Destacamento
Ezequiel
Ramos
Mexía,
se
hicieron presentes en el mismo los Sres. Urquiza y Peloso,
impartiendo el primero directivas al Cabo Segundo Guelardi en
su presencia. “Posterior a ello, el Subprefecto le ordenó al
deponente que salga a la patrulla prevista para ese día junto
al Cabo Segundo Guelardi, en esa circunstancia el Ayudante de
Segunda Pérez le manifiesta al Subprefecto que la patrulla ya
estaba organizada para que salieran el deponente como timonel
y el Suboficial Pérez a cargo de la misma, a lo que el
Subprefecto Urquiza le ordena al suscripto y al Cabo Segundo
Guelardi que nos retiremos del interior del Destacamento, por
lo que cumplen la orden saliendo y quedándose en el portón de
acceso al mismo. Luego de transcurrir aproximadamente media
hora, observa que se retira del Destacamento
el Ayudante
Pérez, manifestándole al declarante que ingresaran nuevamente
Poder Judicial de la Nación
al interior del Destacamento, a lo que al ingresar nuevamente
el Subprefecto Urquiza nos consulta si nos parecía bien que
el Suboficial Pérez tuviera un bar frente al Destacamento, ya
que eso daba mala imagen a la Institución”. Preguntado si
durante la visita observó algo
anormal entre
el Personal
Superior y el Encargado del Destacamento, contestó que no.
Con posterioridad, el Sr. Bravo declaró el 2 de
marzo de 1999 como testigo en la causa penal (fs. 925/926),
ocasión en la
cual su relato se modificó significativamente.
En efecto, si bien en lo sustancial se sucedieron
los
mismos
hechos,
aportó
detalles
omitidos
en
sede
administrativa, y así indicó que tras interrogar a Guelardi
con términos mortificantes, les ordenó a él y a Guelardi que
salieran del Destacamento “a ver si llueve”. Y tras mencionar
que
se
quedaron
entonces
en
el
portón
de
entrada,
USO OFICIAL
permaneciendo en la oficina el actor y los demandados, “Se
escuchaban gritos pero no claramente las palabras. Que se
sentía que Urquiza gritaba a Pérez. Que no sabe cuánto tiempo
pasó, salió el Suboficial Pérez…le dijo que de adentro lo
llamaban…que el compareciente ingresa junto al cabo Guelardi
y Urquiza le dice: `No pensarás que lo apretamos´ espero que
tenga más de 20 años de servicio porque no sino se va de
baja”. Aclaró que el portón de entrada está más o menos a 15
metros de distancia del recinto donde se mantenía la reunión.
Similar fue la versión dada en esta sede a fs.
7856/787.
Relató además en sede penal (fs. 925/926) diversas
irregularidades
administrativa
que
al
se
momento
habrían
de
cometido
recibir
su
en
sede
declaración
testimonial, narrando que ella había sido brindada el 20 de
enero de 1999 en lugar de la fecha en ella consignada y que
en algunas partes le aconsejaron modificar su declaración
omitiendo algunos aspectos, por ejemplo que “reemplazara a
ver si llovía, por `que se retirara afuera´. Que esto se lo
decía Jara diciéndole que no lo tomara a mal, que era un
consejo como compañero porque si no Urquiza se iba a quedar
acá un año más y le iba a hacer la vida imposible. Que en
algunas cosas el declarante no le hizo caso y le pidió que
pusiera lo que estaba diciendo.”
Luego
volvió
a
brindar
declaración
en
sede
administrativa el 27 de mayo de 1999, esta vez en el sumario
administrativo reservado en Caja de Seguridad (caratulado P3372/99 18 “R”/99 caratulado “ASCCSG (12964) MR 952.393-3
PEREZ
EDGARDO
AV/
CONDUCTA”)
y
allí
fue
concretamente
interrogado sobre si en algún momento escuchó expresiones en
voz alta y/o gritos durante la entrevista mantenida entre los
codemandados y el actor, contestando Bravo “Que se escuchaba
la conversación en un tono elevado, sin gritos, y que no
podía distinguir las expresiones debido a que se encontraba
alejado del sector Guardi, y cuando se hallaban todos los
intervinientes dentro de la misma el diálogo era normal”.
Juan Alberto Guelardi también declaró como testigo
en
dicha
pieza
administrativa
(P-1269-“R”/99
caratulada
“ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ENFERMEDAD”)
(fs. 17), relatando el nombrado que el día 8 de noviembre de
1998 se hicieron presentes en el Destacamento aludido los
codemandados, que fueron recibidos por el actor, recibiendo
entonces el testigo y el Cabo Primero Miguel Ceferino Bravo
distintas
directivas
por
parte
del
Personal
Superior
visitante, “por lo que finalizadas las mismas, el deponente y
el Cabo Primero BRAVO se retiraron del destacamento a fin de
continuar con las tareas diarias asignadas. Posteriormente, y
habiendo
transcurrido
unos
cinco
minutos
aproximadamente,
vieron salir del interior del Destacamento al Ayudante Pérez,
quien… les ordenó que ingresaran nuevamente al Destacamento.”
Al igual que Bravo, interrogado por el instructor si durante
la mencionada visita observó algo anormal entre el Personal
Superior y el Encargado del Destacamento, contestó que no.
En sede penal agregó (fs. 927/928) que Urquiza les
dijo
a
él
y
a
Bravo,
al
indicarles
que
salieran
del
Destacamento, que se fueran “a ver si llueve”, tras lo cual
salieron de la oficina, y se situaron a unos 10 metros de
ella. “Que de afuera se veía que estaban hablando en el
interior
de
la
oficina…Preguntado
si
escuchaba
voces:
manifiesta que no. Que después de más o menos 5 o 10 minutos
salió el Suboficial Pérez de la oficina…Que cuando entraron,
Urquiza les dijo: `no
pensarán que lo hemos apretado, no?´,
que las preguntas iban
más bien dirigidas a Bravo. Que
también les manifestó que él les debía una explicación de lo
Poder Judicial de la Nación
que
había
ocurrido
momentos
antes,
con
Pérez.
Que
hizo
comentarios sobre Pérez de que éste andaba en política, que
tenía trato con el Intendente de la Villa y que Pérez no
podía poner negocio en la Villa.”
Afirmó
haber
prestado
declaración
testimonial
en
sede administrativa en dos ocasiones, “una fue con el Oficial
Jara quien le inducía a cambiar su declaración por ejemplo,
`que
Urquiza
fue
a
dar
directivas´
cuando
Urquiza
fue
a
hablar con Pérez y Jara le decía `va a quedar mejor así´
referido
a
preguntó
si
`Urquiza
fue
Urquiza
lo
a
dar
había
directivas´.
tratado
mal
y
Que
Jara
él
le
le
hizo
contestar que no, y en realidad Urquiza lo había tratado mal,
y se había burlado del compareciente.”
USO OFICIAL
Cuando
con
sumario
caratulado
(12964)
MR
posterioridad
P-3372/99
952.393-3
PEREZ
18
a
ello
“R”/99
EDGARDO
declaró
caratulado
AV/
en
el
“ASCCSG
CONDUCTA”
(fs.
51/52), negó también haber escuchado gritos ni tono elevado
en la conversación, desde la posición en la que se encontraba
(fuera del recinto).
El
análisis
de
las
declaraciones
transcriptas
permite verificar que se produjo una situación de conflicto
entre Urquiza y Pérez en el Destacamento del Lago Ezequiel
Ramos Mexía el 8 de noviembre de 1998 a las 15.30 horas
aproximadamente, en presencia del codemandado Peloso.
A ella cabe atribuir el elevado tono que refiere
Bravo
haber
escuchado
de
sus
protagonistas
–negado
por
Guelardi-.
Pero la existencia de tal desacuerdo fue admitida
por
ambos,
aunque
atribuida
a
distintas
causas
y
caracterizado con distinto contenido.
Y con la prueba reunida no es posible tener por
acreditado
que
el
tono
de
voz
elevado
haya
provenido
únicamente de Urquiza, ni tampoco, que a través del mismo
haya injuriado, agraviado, ofendido o humillado al Sr. Pérez,
y menos aún, amenazado.
El
contenido
de
los
posteriores
comentarios
que
aquél habría formulado a Bravo y Guelardi referidos a la
inadecuada
conducta
de
Pérez
de
instalar
un
comercio
destinado al expendio de comidas y bebidas en frente del
Destacamento no tiene connotación peyorativa alguna, si se
tiene en cuenta además que formulado por Pérez el pedido de
autorización para llevar a cabo tal actividad –actuación como
mozo en el local mencionado- el 3 de noviembre de 1998
55
del
sumario
caratulado
P-3372/99
18
“R”/99
-fs.
caratulado
“ASCCSG (12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ CONDUCTA”-, el
mismo
fue
rechazado
por
el
Director
de
Personal
de
la
Prefectura Naval Argentina el 12 de agosto de 1999 (fs. 88 de
la misma pieza), por Disposición Nº 55/99, por considerar que
la actividad “se halla reñida con la ética y desmerecedora de
su
rol
de
Suboficial
Encargado
de
Destacamento,
dada
la
proximidad del local toda vez que se efectúa prácticamente en
el mismo ámbito”.
En cuanto a la alusión que Urquiza habría dirigido
para
acallar
cualquier
suposición
de
los
Sres.
Bravo
y
Guelardi sobre la ejecución de un “apriete”, no es suficiente
para demostrar su existencia y menos aún, su sentido.
Es
que
aun
dando
por
sentado
que
existió
una
discusión de elevado tono con mediación de gritos por parte
de Urquiza a Pérez, si no se conoce su contenido,
no es
posible dilucidar si ella tuvo idoneidad para provocar los
perjuicios
cuyo
resarcimiento
se
persigue,
de
modo
de
establecer si medió causalidad adecuada entre el hecho y del
daño.
Y en este sentido, habiéndose dirigido la acción
también contra el único testigo de la conversación (Peloso),
inhabilitándolo así para relatar lo sucedido bajo juramento
de decir verdad en sede judicial –y más allá de la valoración
que de su testimonio se hubiese efectuado-, concluyo, al
igual que el juez penal, que no ha quedado demostrada la
existencia
del
hecho
ilícito
civil
atribuido
a
los
accionados.
Tampoco estimo que la efectiva existencia de las
amenazas
denunciadas
y
trato
degradante
referido
en
el
escrito inicial sea la única explicación para las importantes
secuelas que en el plano psíquico sufrió el actor, pues de
sus propias declaraciones surge la importancia que tenía para
éste el proyecto comercial desarrollado en las inmediaciones
del Destacamento para cuya explotación había formulado una
solicitud
resolución,
de
autorización
aspecto
éste
pendiente
sobre
el
a
cual
esa
pudo
fecha
de
residir
la
Poder Judicial de la Nación
discordancia o desacuerdo con el Sr. Urquiza –considerando
que según lo relatado por Ilacqua a fs. 825 vta., se había
emitido una orden de acuerdo a la cual los encargados de los
cinco destacamentos que dependían de la Subprefectura Neuquén
tendrían que cumplir funciones en la ciudad de Neuquén, lo
que no convencía al actor “porque… dejaba sin atender un
Kiosko que había construido en cercanías de una
bajada de
lanchas en el propio Chocón”- que lo llevó al desequilibrio
emocional
fue
que le provocó la crisis de angustia por la cual
atendido
desde
entonces
(fs.
534/535,
pericial
psicológica de fs. 575/580, fs. 855/856).
Por lo demás, cabe señalar que en el legajo clínico
del actor agregado a fs. 588/611 por la Dirección de Sanidad
de
la
Prefectura
Naval
Argentina,
obra
a
fs.
592
un
antecedente del año 1988 en el que el actor habría consultado
USO OFICIAL
al servicio médico por ansiedad y estado eufórico, lo que
pudo haber constituido un antecedente de la enfermedad luego
desarrollada.
En síntesis, sin aventurar una hipótesis concreta
sobre lo sucedido, estimo que la efectiva existencia del daño
psíquico evidenciado en Pérez a partir de esa entrevista
no
es suficiente para tener por demostrado que Urquiza fue el
autor del hecho que lo ocasionó.
Tampoco lo es la circunstancia de que Prefectura
Naval
Argentina
haya
calificado
su
incapacidad
como
ocasionada en actos de servicio, pues lo cierto es que se
desencadenó por motivos no debidamente dilucidados mientras
Pérez
estaba
ejerciendo
sus
funciones,
lo
que
impedía
descartar que éstas tuvieran relación con la afección.
Ello conducirá al rechazo de la acción en su contra
incoada, así como la promovida contra el Sr. Peloso.
IV.
Sólo
queda
por
analizar
la
pretensión
complementaria introducida por el actor a fs. 11-I,ocasión en
la cual amplió la demanda promovida contra Prefectura Naval
Argentina, en lo que atañe a la diferencia que le corresponde
en el haber jubilatorio dado el porcentaje total y permanente
de incapacidad que padece (del 100%) en lugar del 30% en
función del cual le es calculado su haber de retiro.
De acuerdo a las constancias obrantes a fs. 90 del
expediente
administrativo
P-1269-“R”/99
caratulado
“ASCCSG
(12964) MR 952.393-3 PEREZ EDGARDO AV/ENFERMEDAD”,
obrante
en Caja de Seguridad, por Disposición del Prefecto Nacional
Naval Nº 790-“R”-Ka-2000, se dispuso el pase a situación de
retiro obligatorio del actor a partir del 8 de noviembre de
2000, con un porcentaje de incapacidad estimado en el 30% de
la V.T.O.
Ello fue notificado al actor el 28 de noviembre de
2000 (fs. 5 de la misma pieza), quien recurrió la decisión,
en recurso que fue rechazado el 27 de marzo de 2001 (fs.
654/655). También lo fue la denuncia de ilegitimidad cursada
durante el curso de este proceso judicial y ya vencidos los
plazos para recurrir aquélla decisión (fs. 642) “previsto en
el Artículo 10.207, inciso d), apartado 1 de la mencionada
Reglamentación para el Personal” –Decreto 6242/1971-. Ello le
impediría acceder en esta instancia a su revisión judicial.
No obstante ello, en la ocasión el actor acude a la
sede
judicial
incapacidad
pretendiendo
entonces
que
se
establecido
revierta
en
base
el
a
grado
la
de
pericia
practicada por la Junta Ordinaria de Reconocimientos Médicos
a fs. 85 del mismo legajo, alegando padecer una incapacidad
total, del 100% de la V.T.O.
Pero
no
ofreció
pericia
médica
alguna
que
acreditase el extremo, negado por la accionada (fs. 42 vta.,
apartado ll). Sólo acompañó a fs. 11 la copia de un memorando
enviado por el Jefe del Departamento Bienestar al Jefe de la
Subprefectura Comahue adjuntando cheque por liquidación del
Seguro
Colectivo
de
Vida
por
la
“incapacidad
total
y
permanente” que sufre el actor, documento cuya autenticidad
fue desconocida a fs. 40 vta. sin que fuera sometido a la
testimonial de reconocimiento del firmante para verificar la
misma.
La pericial psicológica ofrecida a fs. 6 vta. –
antes de ampliar la demanda incorporando la nueva pretensión
ahora
analizada-
estaba
destinada
a
probar
los
daños
y
perjuicios sufridos, más no el grado de incapacidad (lo que
no constituyó punto de pericia específico), sin que por lo
demás,
el
profesional
en
incumbencia
profesional
para
tratarlas.
Por
ello,
el
psicología
diagnosticar
contenido
de
la
designado
tenga
enfermedades
pericia
de
y
fs.
575/580 está dirigido a demostrar la existencia del daño
Poder Judicial de la Nación
moral y del daño psíquico denunciado, pero no a probar el
grado de incapacidad.
Encontrándose
entonces
huérfana
de
todo
sustento
probatorio, la pretensión será rechazada.
Las
costas
serán
soportadas
por
el
demandado
perdidoso, de acuerdo al principio general de la derrota. Sin
perjuicio
de
advertir
que
no
se
encuentra
acreditada
la
condición de cada profesional frente al Impuesto al Valor
Agregado en el modo exigido por la Resolución General 689/99
de la AFIP y por razones de economía procesal, se procederá
igualmente en este estado a regular los honorarios de los
profesionales intervinientes según la actuación cumplida por
cada uno, dejando aclarado que sólo corresponderá adicionar
el
21%
del
profesionales
Impuesto
que
al
Valor
acrediten
su
Agregado
condición
de
de
aquellos
Responsables
USO OFICIAL
Inscriptos ante aquél Tributo.
Por ello,
RESUELVO: 1) RECHAZAR la excepción de prescripción
articulada por el demandado Rubén Aníbal Peloso, con costas
al demandado Peloso.
2)
PÉREZ
RECHAZAR
contra
la
PREFECTURA
demanda
NAVAL
articulada
ARGENTINA,
por
EDGARDO
EDGARDO
ENRIQUE
URQUIZA y RUBÉN ANÍBAL PELOSO, persiguiendo el cobro de la
suma de $ 1.895.000 en concepto de indemnización del lucro
cesante,
daño
moral,
daño
psicológico
y
daño
material
sufridos, así como la diferencia que le corresponde en el
haber
de
retiro
incapacidad
que
por
el
padece
porcentaje
(del
100%)
total
-en
función del cual le es calculado-.
y
permanente
lugar
Con
del
costas
30%
al
de
en
actor
perdidoso.
3) Tomando como monto base el del reclamo, de $
1.895.000,
regulo
los
honorarios
del
Dr.
VÍCTOR
MARCELO
ORTIZ, actuando en doble carácter por el actor en la suma de
pesos
OCHENTA
Y
OCHO
MIL
QUINIENTOS
($
88.500)
(4,67%).
Asimismo regulo los honorarios de la Dra. ALICIA B. GARAYO,
actuando en idéntico carácter por la misma parte en la de
pesos CIENTO SETENTA Y SIETE MIL ($ 177.000) (9,34%). Regulo
también los honorarios de la Dra. MARISA DE LAS MERCEDES
CARUSO, actuando en doble carácter por la Prefectura Naval
Argentina, y como patrocinante de los demandados Rubén Aníbal
Peloso y Edgardo Enrique Urquiza (éste último a partir de fs.
460), actuando la nombrada en doble carácter por ambos a
partir de fs. 506,
en la suma de pesos TRESCIENTOS MIL ($
300.000)
los
(15,83%),
del
Dr.
DIEGO
FEDERICO
CARLOS
LANDABURU, actuando en doble carácter por Prefectura Naval
Argentina
en la suma de pesos CIEN MIL ($ 100.000) (5,27%).
Regulo finalmente los honorarios de la Dra. NATALA SEOANE y
del Dr. NÉSTOR OMAR SCARLATTA, quienes intervinieran en el
diligenciamiento
del
exhorto
diligenciado
en
extraña
jurisdicción para recibir las testimoniales de fs. 825/828 y
838/841 tomadas en extraña en representación y patrocinio de
Prefectura Naval Argentina
también
-la primera- y como patrocinante
del demandado Peloso
el segundo, en la suma de
pesos UN MIL ($ 1.000) para cada uno. Todo de conformidad con
lo dispuesto por los arts. 6, 6, 9, 11 y 38 de la ley 21.839.
No habiendo realizado gestión útil alguna en favor
de Prefectura Naval Argentina, no se regularán emolumentos en
favor de las Dras. María Flavia Juárez (fs. 158) y María
Estela L. Sánchez (fs. 897.
Regulo
en
cambio
los
honorarios
del
perito
psicólogo MAURICIO RAÚL CHAPAR en la suma de pesos SETENTA Y
CINCO MIL OCHOCIENTOS ($ 75.800) (4%).
Los honorarios regulados devengarán en caso de mora
un interés a la tasa pasiva promedio que publica mensualmente
el Banco Central de la República Argentina hasta la fecha del
efectivo pago.
En lo que atañe a la defensa de prescripción que se
rechaza, en la que se impusieran las costas al demandado
Peloso, se regulan los honorarios de la Dra. MARISA DE LAS
MERCEDES CARUSO, actuando como patrocinante del nombrado, en
la suma de pesos OCHO MIL ($
8.000) (2%). (art. 33 ley
21.839).
4) Fíjase la tasa judicial en la suma de $ 56.850,
que deberá ser abonada por el actor dentro de los cinco días
de notificado bajo el apercibimiento previsto por el art. 11
de la ley 23.898. Todo, en atención a lo que surge de la
resolución que en copia luce a fs. 1034 (perención del pedido
de beneficio de litigar sin gastos).
Regístrese
y
notifíquese.
Firme
que
sea,
desglóseses la causa penal agregada por cuerda y devuélvase
Poder Judicial de la Nación
al
Juzgado
Federal
Nº
2
mediante
oficio
de
estilo.
Devuélvanse igualmente a la Prefectura Naval Argentina los
expedientes administrativos reservados en Caja de Seguridad,
los que serán puestos a disposición de la parte para su
retiro a tales fines en dicha ocasión.
USO OFICIAL
María Carolina Pandolfi
Juez Federal
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