ANO CUARTO. IViim. 1 s e .—Julio 8 d e 1 8 6 6 . L A VIOLETA. REVISTA HISPANO-AMERICANA , DEDICADA A S . NT. LA REINA D Ú A A ISABEL M, Y DECLARADA ' • • ' • • ' • ; DE • • TEXTO POE EEAL ORDEN DE 1 5 ' • • • • ' • • - DIRECTORA • • , , • DE NOVIEMfiRB , • DE ' 1864 « , . : I • ^ , , PROPIETARIA DOÑA FAÜSTINA SAEZ DE MELGAR..^ s ,• PRECIOS DE SUSCRICION. En Madrid: un mes.;. . ., 8 rs. tres id . . . . . 23 un año 82 I ; | I En provincias: un mes, . ^ . tres nleses. . seisíí.. . . , un a ñ o . . . . . . iO rs. Í1 ' 52 ' ' • 100 Estranjero Y Ultramar: un año, 10 pesos fuertes. ' ^ ' ' • I A seis meses, 6 pesos fuertes. No se sirve ninguna susoricion que no venga acompañada de su importe en, libranzas ó letras de fácil cobro. '•••h.. ^-:: . . . • : -MM,;,'; -r. , M A D R I D : ' ' '.' ' '• ' '• • " • ' . • . • ' - - ' • ' . ) . ' • J' . 1 ''""""''_^' , ; li'j. i^ht\')r>V/:'^íi BSDÁCCION T Al^miSWACION, CO^CaPQI0N,,pE»ÓÍ<JMA, ^ 3 , pai^q^pÁt DBj^^^ t:M<'. ,, •u-tii4ii.-^,,.,i,i.;,,, :•:. •, . ADVERTENCIA. i' ' Suplicamos á nuestros suscritores nos dispensen la falta del pliego, (Je novela, que á pesar de nuestros buenos deseos nos ha sido imposible itepartir; esperamos cese muy pronto la causa que nos lo impide y entonces resarciremos debidamente á nuestros consecuentes y buenos abonados, dando juntos los pliegos que hayan dejado de recibir.—El secretario de la Redaceion. i ' • • '. CORRESPONDENCIA PARTICULAR DE LA VIOlílTA. Doña C. P.—Mahon.—Renovada la suscricion de D. Hl A.—Gijon.—Queda tomada nota de la nue' V. por un año, que terpi^^á en fin de Junio vji suscricion que ha pedido V. hasta fin de Di; de 1 867. Se ha remitido á V La Lira del Tajo. ciembre, í Hoña M. J. L.—Sevilla.—Queda renovada la suscri- D. J. A.—Peñón de la Gomera.—Queda V. suscri-, ; cion de V. hasta fin de Diciembre y se ha recibido to por seis meses desde 1 .• de Junio y se le han enviado los números de dicho mes. 'la libranza, doña C. M.—Antequera.—Queda renovada la sus- Doña E. R. S.—Coruña.—Renovada la suscricion de V. hasta fin de Agosto, se han remitido á V. los . cricion de V. hasta fin de Setiembre. números de Junio. Doña C. L .—Tuy.—Queda renovada la suscricion i de V. hasta fin de Diciembre; recibido su importe. Doña I. D. M.—Córdoba.—Renovada la suscricion de V. hasta fin de Setiembre; recibido su importe. Doña V. S. y R.—Valencia.—Queda V. suscrita desde Julio á fin de Setiembre. Dpña C. C. —Santander.—Queda renovada la susd. R. M.—Cacabelos.—Renovada la suscricion de cricion de V. hasta fin de Diciembre y se ha recibido su importe. ( de V. hasta fin de Agosto. l|ofia P. D.—Tarazona.—Se han recibido los 27 rea- Doña T. I. de L.—Granada.—Renovada la suscricion de V. hasta fin de Setiembre; recibido su im' les para su suscricion de V., que vence en Agosto. porte. I)oña E. R. de G.—Cádiz.—Queda renovada la sus' cricion de V. hasta fin de Octubre y se le han re- D. M. F. A.—Bailen.—Renovada la suscricion de V. hasta fin de Mayo del próximo año; recibida la ! mitido los números desde el 1.° de Junio. f libranza. [joña C. G.—Palma de Mallorca.—Queda renovada D. F. M.—Málaga.—Queda tomada nota de la nueva i la suscricion de V. por el presente mes. suscricion que pide V. Doña C. J.—Ciudad-Rodrigo.—Queda renovada la ' suscricion deV. hasta fin de Setiembre. VARIEDADES. gan á bien socorrerla con alguna cantidad, en la confianza de que nunca serán mas agradecidos ní i üíia señora desgraciada que ha ocupado en la so- mejor empleados sus beneficios. En la redacción de ciedad una posición distinguida y que por efecto de este periódico, Concepción Gerónima, <3, principal las circunstancias se encuentra sin recursos para derecha se admitirán los donativos, y se suplica á soSífeKKer á su numerosa familia y á su marido, ce- los periódicos de Madrid la reproducción de estas sante y. enfermo, suplica á las almas caritativas ten- líneas. CARIDAD. Igle<ias mayores en Europa. La iglesia de San Pedro, en Roma, tiene cabida para 54,000 personas; la catedral de Milán para 37,000; la iglesia de San Pablo en Londres para 25,000; la de Santa Sofía en Constantinópla para 23,000; Notre Dame de París para 21,000; la catedral en Pisa para 13,000; y San Marcos en Venecia para 7,000 personas. El amor. Es un Sentimiento muy dulce (he dicho mal, era); que nació en el corazón de los seres desde , el primer raomento|de su existencia. Andando el tien^po vino Éíl mundo su antagonista el interés y le quitó la plaza, dejándole á pedir limosna. Hoy, si existe . en algún corazón, es en clase de lacayo de inUrés para llevar recados de su amo, que son generalmente bien recibidos.'Cuando habla por sí solo so le trata como lacayo y no se le permite pasar de la puerta. '• ^ Coches ei> Pari«. En el aíio 1500 habia en París solo 3 carrozas de dos asientos. En 1600 llegó el n ú mero á 320 carruajes. A fines del mismo siglo llegaban á 1,500. En 1833 habia 16,892 de dos y cuatro ruedas; añadiendo las diligencias, malas postas, coches públicos, chirriones, camiones y carretas, ascendían á unos 50,000 vehículo^, para una población de 750,000, ó sea un carruaje por cada 15 habitantes. En 1883 el número llegó á 22,000. En 1869 á 39,000. La circulación se acreció en ptoporciones análogas; por ejemplo, en el boulevar de los Italianos, donde en 1850 circulaban 16,550 coches, se contaban pn <839 22,750 por dia. En 1863 el movimiento integral, ha escedido de 51,551 al de 1862. En 1864 ha sido igual. La población es en el dia de 1.700,000 almas: Pensamientos sobre la mujer. La furia del diablo Do es tan temible como la de una mujer, porque el diablo está solo, y la mujer tiene la ayuda del espíri^^n^ligno. (Tertuliano.) —La.mujer es un enemigo de la amistad, una pena lamentable, un mal necesario, una tentación natural, Una calamidad deseable, un peligro doméstico y Un daño deleotable. (San Juan CriSóstomo.) Mata-tercianas. Parece, segUB un periódico de Barcelona, que la empresa del canal de ürgel tiene y* Una gran porción de semilla de «wcotópíus para plantarla en los terrenos donde reinan intermitentes; á jin ¿e q^g g^ 9clim,ata,cion sea mas fácil,,poS6e, según el mismo periódico, en las inmediaciones de Barcelona algunos pies de uíia regular elevación, •íuya semilla será la primera que se sembrará. •~En el CáucaSo se acaba de hacer la mayor pereoeion del'cultivo. No negárnosla influencia de estas causas; pero en España, cdmo en Francia, la verdadera causa de este fenómeno consiste en los grandes gastos improductivos que hacen los gobiernos, que nO permiten medrar á las familias ni que la población consuma todo el pan que necesita. Si el pauperismo no estuviera encarnado en la población de los campos lo mismo que en la ciudad, el argumento tendría gran fuerza: pero no solo es asi, sino que ou medio do la abundancia falta el pan á muchas gentes, y en medio de la plétora de p r o ductos industriales, falta á los pueblos camisa limpia y ropas para vestirse con decericia. . Saludo previsor. Estando un individuo bastante chato sentado en el café tomando el ídem, estornudó. Un chusco que estaba inmediato le saludó d i ciéndole: —Dios conserve á V, la vista. Chocóle al chato la frase y la sonrisa, y dijo al entremetido saludador: —¿Por qué hadicho V. que Píos me conserve la vista? . ^-Porque en el caso de acortársela no podría V. usar anteojos. . Un labrador que estaba agonizando, mandó á su' hijo ir corriendo á avisar al cura. Así lo hizo el chico en efecto, pero después de haber estado- llamando dos horas a l a puerta: —¿Por qué no has llamado mas recio? le pregun- ^ tó el sacerdote. —Señor, por miedo de despertarle. —¿Pues entonces á qué vienes? —Vcingo porque me dijo mi padre: anda, vé al señor cura y díle que venga corriendo, porque estoy muriéndome. —¡Jesús, qué bruto! ¿y has estado dos horas á la puerta? —Sí, señor. , ,—Pues entonces escuso ir, ya se habrá muerto á estas fechas, —¡Quiá! ¡no señor! sé ha quedado el tío Pedro haciéndole compañía, y me ha prometido entretenerle hasta que Y. vaya. —En una comedia casera se hallaba un joven muy tímido colocado detrás de una señorita que le gi^staba mucho y con la cual no sabia como entablar conversación. De pronto ifió un insecto que subía por la manteleta d é l a jóvfiu,.y la dijo: ' —Señorita, la advierto á V . critó tiene u n .animal detrás. , . , —¡Ay Dios «iól dijo amostazada, no sabia q^e es^ tuviese usted aquí. CONDICIONES DE LA PUBLleACION. El periódico constará de 8 páginas con 16 columnas de texto, en escelente papel y elegantes t i pos; llevará su cubierta de color, y además 16 páginas de novela compaginada para que pueda encuadernarse aparte. Terminaremos en los pritneros meses del año la novela Angela ó el RamUlete dé Jazmínea, de la que solo falta el tercer tomo, y a l ternando con ella se concluirán l^S Tradioione» granadinas, de la señorita doña Rogelia Leen. Los s e ñores nuevamente suscritos que deseen adquirir los dos tomos que van publicados de Angela, pueden pedirlos enviando su importe en libranzas á razón de 8 rs. tomo, en Madrid y 9 en provincias, y los recibirán francos de porte. En cuanto a l a parte de grabados'mejoraremos notablemente nuestra publicación; daremos cada mes tres ó cuatro ngurines de los mejores que se publican en París, Uno ó dos pliegos de dibujos, v a rios de patrones y modelos de abrigos en la primadvera y otoño. Alternativamente se darán también dibujos dq crochet, |t^picería y labores para las maestras. Se publicará con la mayor regularidad los dias 8, 16, 34 yj3Q de cada njes,. evitando de este modo á nuestros repartidores el ímprobo trabajo.que tienen los domingos que spn dias destinados para el descanso. Con objeto de simplificar la^^contabilidad y evitar errores, todas fas suscricipnes empezarán á contarse desde 1." de mes, no sirviéndose ninguna sin que esté pagada anticipadamente. Todos lo^ señores que gusten suscribirse pueden hacerlo remitiendo el importe en libranzas á nuestra administración central establecida en [Madrid, Concepción Gerónima, n ú mero 13, principal derecha; ó por conducto de los corresponsales de la casa, que tendrán números^ demuestra. Los señores que anticipen elimporte de un año, recibirán como regalo una de las obras siguientes, á su elección:lia; Lira del.Tajo, poesías de la señora de Melgar.—Matilde ó El Ángel de Valdereal, nOVela de la misma.—Eco» de Gloría, leyendas históricas, de la, misma.—Lot Com^añeroi d^ Jchú, novela, por Alejandro Dumas.—^El Sitio de niaestrik, novela histórica.—Una Floí «(«erida, novela sentimental. PRECIOS OE SUSCRI&IOH. En Madrid: un mes, 8 rs.>; tres meses, 23; seis, 44; u n año, 82^—-EnProvincias:unmes, 10rs.; tres %*1; seis, 52; uii año, 100.—Estranjero y Ultramar: Seis meses, 6 pesos; 1*» año, 10 pesos.—Portugal tres meses, 34 rs.) seis, 66; un año 430. REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN, CONCEPCIÓN GERÓNIMA, 1 3 , PRINCIPAL DERECHA. Obras déla SEÑORA DOÑA FAUSTINA SAEZ BEjVfELGAR, qm se hallan de venta eú la i educción de. LA 'SiGveik, Concepción Gervíúma, rmnii 13, principal derecha, Madrid^ y se cederán á los señores suscritores á la misma con un tO por 100 de rebaja. . , , f á taiARQYTESA v s PINARES, qovela origipial, segunda parte y conclusión de La. PASTORA DEIi aDADlEl.A. Forma un grueso volihnén con 730 páginas, Uustradi) con once magníficas láminas. Su argumentó es la continuación dé los sücesds que- se han iniciado en l a p r i m w a {Jarte, siguiendo hasta la. muerte de sus priB|0.ipales,persoijiajes. Su precio 46 reales en Madrid y 5() en provincias: iio.se sirve nia-i fetm pedido que no venga ao()ij)pa6adp de su i m porte en libranzas. , . ' " XiOS miSERARLES DE ÍBSI^ASÍA, níDVéla oHgi^ ilál'. CónStá de 54 entregas (dos gpapi4?s tojnos)., ilustrados con 16 láminas litografiadas.^ Preció en Madrid, 54 rs.; en provincias, 60. kíA U R A DELVAao, coiecqloade poesiajB: u n precioso volumen con el retrato de su autora, 20 r s . en Madrid y 22 en provincias. ' mATIX.DE Ó Bt. ANOEI. BE VALSERSAZ., episodio histórico de la Güera civil: un tomo grande en 4." prolongado, con cinco l^minías, Í2 rs; eb Má* drid y 24-fin provincias. /<. ^ - :' ECOS SE GLORIA, leyendas históricas,' en verso. Comprendé las biografías de Alfonso I, el Cató^ lico;,una leyenda'de'Alfopso IX, el Casto, titulada La Cruz de los Angelu. La Batalla de loh Mavas de'Toloia, bscrita en octavad reales, finalizando con unas composiciones dedicadas al príncipe de Asturias coni motivo de la tomai de Tetuan. Precio, 5 rs. eh Madrid y'8 fen provincias. ' • •• '• :.: > .: ,ííA P A S t l ^ A OEL «IJADn»Ul, novela origi^ nal. (Tercera edición.) Consta dé ün grueso tomó dé más de SÓO páginas, ilustrs¿iJó«pn'ocho lótoiAas.Preeio, ^a.rs-en Madridjy 86.€ín provincia^. AtfOELA Ó EX^ RAMILLETE DE ^AZniMfES' consta d¿ trfes tíamosí;' «a vendeií á 8 tea. en Madrid y 9 ien provincias. E^tá en prenda el tercero. MADRID, 1865,—Imprenta de R. Viconle, Clavel 4. Madrid 8 d e Julio d e 1 8 6 6 . Año V I . Núxn. 188. PRECIOS. CONDICIONES. Se publica los dias 8, 16, 24 y 30, en un pliego de 8 páginas casi folio, á dos columnas. Además 16 páginas en octavo prolongado de novelas compaginadas. Contiene igualmente figurines, dibujos, labores ! y patrones. Un mes Tres Seis Un año Un mes Tres Seis Un año 8 r». 23 » 44 » 82 » iQ " 27 » 52 » 100 » Ultramar y eslranjero. . un año 10 ps. fs. — seis meses 6 ps. fs. LA VIOLETA. REVISTA HTSPANO-AMERICANA. DE INSTRUCCIÓN PRIMARIA, EDUCACIÓN, LITERATURA, CIENCIAS, LABORES, SALONES, TEATROS Y MODAS. DEDICADA A S. M. LA REINA DOÑA ISABEL I I . T DECLARADA DE TEXTO POR REAL ORDEN DEL 15 DE NOVIEMBRE DE 1 8 6 4 , AUTORIZANDO A LAS ESCUELAS NORMALES DE MAESTRAS Y LAS SUPERIORES DE NIÑAS PARA QUE SE SUSCRIBAN CON CARGO AL MATERIAL. DIRECTORA PROPIETARIA, DOÑA FAÜSTIHA SAEZ DE MELGAR. SUMARIO. Prólogo para La Pastora del GuadieJa, por D. Leandro A. Uernro.—Ejemplo, por doña Rogelia León.—Carenares de D. Mel- chor de Paiau, por D. R. Ferier y Bigné.—Exámenes en el Co'ígio de Santa Isabel.—Esplicacion del Fignrin.—Variedades. PROLOGO LA PASTORA DEL GÜADIELA. A ruego de algunos amigos y suscrilores que tienen La Pastora del Gtiadiela, insertamos á continuación el prólogo que para la cuarta edición do "icha obra que actualmente se publica en París ha escrito nuestro amigo D. L. A. Herrero. En el estado actual de las cosas, cuando las luces del progreso no llenan todavía completamente "e luz los sombríos receptáculcs de las almas y de las inteligencias, la novela, producto bellísimo de la imaginación, puede ser un medio mas ó monos elicaz de enseñanza puesto al servicio de la civilización. Escasa y todo como es la afición á la lectura en un pais como España, donde tan poca fortuna suelen iiacer los libros, la novóla ba logrado alcanzar un éxito muy satisfactorio, y esta risueña perspectiva ha decidido sin duda á\iuestros ingenios á tributarla un culto especial, razón por la cual vienen las prensas ofreciéndonos el ejemplo de una fecundidad incansable. No merece esto censuras sino encomios, que la novela, si no reporta la utilidad de las ciencias, forma parte do los placeres del alma y del entendimiento, los cuales no se deben economizar sabiendo que todos ellos son de un orden superior á los materiales, y asi se ve, que donde predominan los primeros se debilitan y anonadan los segundos, en lo que nada pierden los pueblos ni los individuos. Y aunque no fuera mas que esta la misión de la novela, aunque no tuviera mas objeto que el de proporcionar grato descanso á los fatigados espíritus, que, como dice el gran Cervantes, no siempre han de 194 LA VIOLETA. vivir entregados al cálculo, á la devoción, ni á las continuas dolencias y trabajos de la vida, bastarla esto para ¡jue nosotros la concediéramos suma importancia, considerándola como manantial do purísimos placeres morales, y en su consecuencia dispensadora de ventura y felicidad, siempre que no d i funda malas ideas, ni enseñe ejemplos perniciosos, ni ofrezca en dorada copa veneno impuro que perjudique á las buenas costumbres, á la familia, á la sociedad y á la religión. Y si la novela bien encaminada puede conducirnos á la adquisición <' conquista de inefables deleites intelectuales y morales, sirviendo de regocijo á los cansados espíritus, y reduciendo el imperio de los goces materiales que abrasan la carne y entumecen los corazones, preciso es pensar en darla formas perfectas y adecuadas á su trascendental objeto, considerando que cuando llama á las puertas del hogardoméstico, siempre sale á recibirla una juventud embellecida por los arreboles déla itiocencia y de la ignorancia; una juventud ansiosa del alimento del alma, soñadora, romancesca, sedienta de lo maravilloso; juventud, en fin, impresionable en tan alto grado, que toma por verdadero lo que no es mas que una ficción, siguiendo su curso con fiebre, con curiosidad vertiginosa, y participando de todos los afectos y sentimientos de los personajes de la fábula, hasta el punto de identificarse completamente con ellos. Hoy que el poema ha desaparecido y (|ue el teatro se resiente de una decadencia visible, la novela puede tomar con provecho algo de aquellos dos géneros, abrazando un campo mas dilatado y moviéndose d(>ntro de una órbita mas estensa, circunstancia muy favorable para acrecentar su variedad y amenidad, de la cual pueden sacar un partido notable los ingenios, satisfaciendo á todas las exigencias del gusto y á sus naturales inclinaciones. El éxito, cada vez mas creciente de esta literatura en España, nos ha acarreado de una manera insensible una verdadera inundación novelesca, y serla tarea muy complicada formar la estadística de las obras que han sudado las prensas en el periodo de veinte años, que es en el que se lia despertado y desarrollado la afición á estas lecturas. Verdad es que ese torrente no está compuesto en su totalidad de aguas claras y cristalinas, abundando en él por desgracia las olas turbias y cenagosas (¡uo el grosero mercantilísimo pone en circulación para realizar sus mise- rables ganancias; pero también es verdad que la mayor parte del cieno que arrastra ese rio no ha sido tomado de las playas propias sino de las estrañas, lo cual honra mucho á los ingenios patrios, cuya originalidad mas ó menos Interesante ha sabido basta hoy [ireservarse de los estragos espantosos del gusto que lauta celebridad han alcanzado en otras naciones. En época reciente, cuando esta actividad literaria de que hemos hecho mención llegó al último grado de su incremento, salló á luz el libro (|ue va al frente de estas páginas, debido á la tierna inspiración de una joven escritora, desconocida entonces, muy estimada hoy, que desde un pcíjueño pueblo reclinado en los pintorescos estribos de la sierra de Cuenca, pueblo donde se meció su cuna y donde están las tumbas de sus mayores, comenzó á cultivar con provecho las hermosas llores de la literatura, uniendo á sus perfumes los de una juventud bella y honesta, pasada en el recogimiento y la virtud, entregada á las santas alecciones de la familia y á los éxtasis de la contemplación de la naturaleza. Bajo estas suaves influencias, bajo estas encantadoras impresiones, y además bajo un cielo diáfano y puro donde el sol centellea de alegría y donde el ambiente no se halla inficionado por los miasmas y efluvios de los grandes centros de corrupción, se e s cribió La Pastora del Guadiela, obra que refleja maravillosamente el estado moral del ánimo de la autora, y la sencilla y elocuente poesía de la vida rural, rica en santos afectos y no combatida por los deseos furiosos y las ambiciones desapoderadas que nos asaltan en las populosas ciudades. Mas tarde, j cuando la joven escritora fué llamada á la corte por los deberes de su casamiento, verificado con una persona digna con quien comparte en la actualidad los bienes inapreciables de un matrimonio venturo- so, dio á la estampa La Pastora del Guadiela, cuya cuarta edición tenemos á la vista, circunstancia que nos dispensa de hacer mención del éxito que habrá obtenido y del juicio lisongoro que habrá alcanzado en el tribunal inapelable de la opinión pública. Nada mas frecuente y natural que los autores se equivoquen en la apreciación del valor de sus propias obras, y así se ve que la generalidad de ellos, lo mismo los grandes que los pequeños, -rara vez han dispensado justificadas iireferencias á sus concepciones. Algo de esto ha sucedido á la Sra. de Melgar, la cual no concede á La Pastora del (¡uadúla LA VIOLETA. importancia tan notable como á otras de las obras que han brotado de su fecunda y discretísima pluma; y sin embargo, por muy apreciables que sean aquellas, como lo son indudablemente, es la verdad que ninguna ha alcanzado vida tan feliz y tan dilatada como La Pastora del Guadiela, creación encantadora concebida bajo la suave influencia de la vida campestre, inspirada en la observación de las armonías de la naturaleza y en el estudio de las costumbres ferales y de la dicha patriarcal que se goza en las campiñas y en las montañas. Dejándose arrebatar la autora por el vuelo do su imaginación al trazar su primera obra, son lie notar la templanza y sobriedad del colorido de los cuadros que presenta A nuestra vista, los cuales no solo no adolecen de monotonía y pesantez, sino que se distinguen por la corrección del dibujo, por la pureza de las tintas y por la distribución proporcionada del ambiente y de las luces. Cuando la Sra. de Melgar concibió y ejecutó í-a Pastora del Guadiela, tal vez no habría gustado todavía el humor acre y disolvente de la literatura francesa, que lia llegado en los tiempos modernos á la plenitud de la corrupción y del estrago; y esta circunstancia felicísima hizo que su primera obra no adoleciera de mistificaciones repugnantes de géneros, brotando por lo mismo de su fantasía con seductora espontaneidad y originalidad, y á la vez con cierto color local, do un gusto y carácter completauieule españoles. Esta cualidad es altamente recomendable, máxime hoy que predomina la tendencia á las ¡milacio"es estranjeras, encaminadas á anular y destruir lodo lo que lleva el sello nacional. Por lo mismo 'i' obra de la Sra. de Melgar entraña el mérito niapreciable de aparecer calcada en nuestras costumbres, tomadas en sus fuentes mas puras. No es La Pastora del Guadiela una creación donde ''i'illan las impurezas eróticas (lue ha destilado la pluma de Jorge Sand, ni el sombrío escepticismo que rellejan las producciones de Mad. Girardin: es una obra que participa de la enervante y deslumbradora poesía (jue sobrenada en los cuadros de líernardino de Saint-Vierre y de las descripciones de Waller Scot: no se remonla á la grandeza é|)ic;' como las atrevidas inspiraciones de Mad. Cottin, pero participa del sabor mas agradal>le de las antiguas leyendas españolas y alemanas, y comprende Una serie de cuadros pacíficos y tranquilos donde se 198 reflejan la inefable beatitud del espíritu de la autora, la sublime ternura de una mujer delicada, el casto perfume de una esposa joven, y la calma seráfica de una madre de familia que templa su lira bajo el apacible asilo doméstico y pide acordes armoniosos á la religión y á la cuna de sus hijos. La testura de la obra es interesante y no pierde su amenidad desde la primera hasta la última página. Tanto la parte dramática como la legendaria están conducidas con soberana discreción, sin grandes complicaciones ni rodeos inútiles que producen cansancio y monotonía á los lectores. La misma economía de medios que se emplea para el desarrollo y desenlace de la fábula, facilita su comprensión y la presta un carácter de simplicidad adorable. El estilo es castizo y puro, y la dicción correcta y esmerada, sin ampulosidades ni redundancias. Tres son los tipos salientes do esta obra, y todos ellos personifican caracteres interesantes. En el de Isabela se corporaliza á la inocencia revestida de sus arreboles mas ardientes de hermosura, siempre desgraciada en el mundo, pero siempre triunfadora de las asechanzas de la maldad egoísta y del crimen. En Rogelio se caracteriza el tipo caballeresco de la juventud española, siempre generosa, siempre hidalga, tal y como la describen nuestras antiguas tradiciones. En Flora hallamos personificado el tipo de la mala educación, de la soberbia, de la ruindad de los sentimientos de la mujer, estraviados por una dirección tortuosa en la edad mas lozana de la vida. La acción de estos tres caracteres produce una lección moral en que la virtud queda triunfante y airosa, recibiendo el premio de sus glorias i n mortales. Bosquejada la juventud de Isabela d é l a manera que aparece en la obra de la Sra. de Melgar, caracterizadas admirablemente su inocencia, su bondad, su hermosura y sus desgracias en el abril florido de su existencia, faltaba á la autora completar el cuadro y sintetizar su pensamiento, presentándonosla en el hogar do la familia, elevada á la gerarquia santa y superior de esposa y madre, y esto lo ha verificado al fin escribiendo una segunda parle que lleva por título La Marquesa de Pinares, la cual es digna por cierto de figurar al lado de la primera. Ambas obras han alcanzado una fortuna muy lisongera, y abrigamos el convencimiento de que en todos los hogares merecen ser recibidas con cariño y benevolencia, puesto que sus flores no abrigan la LA VIOLETA. 196 ponzoña que envenena á los corazones, ni su filosofía es tan irracional como las de otras obras pretenciosas que ilustran poco y moralizan menos, ni sus ejemplos acusan daños á la moral, á las coutumbres y á la religión. Estos privilegios son lan raros como preciosos, y el autor de estas líneas halla un placer grande en reconocerlos, haciendo justicia á los talentos de la ilustre escritora que ha tenido la suerte de poseerlos en tan alta escala, por cuya razón felicita á la literatura patria por la colaboración de la Sra. de Melgar, cuyas obras pueden proporcionar á las familias solazy deleite honesto en sus deliciosas veladas. LEANDRO ÁNGEL HEBRERO. EJEMPLO 1. Una señora de la más alta clase de la sociedad, conocida y respetada por sus virtudes, habia bajado de su carruaje en un dia nebuloso de invierno y se habia detenido á orar en una iglesia de las más solitarias y lejanas á la población. Hincada de rodillas como so hallaba oyó un suspiro cercano, y volviendo la cara como asustada de no haber sentido pasos ni ver á nadie al entrar, se encontró con una mujer alta y harapienta, que tendiendo la palma suplicante le pedia ¡una limosna por amor de Dios! La señora era en estrenio caritativa, pero tenia la costumbre de repartir sus beneficios solo á aquellas personas que sabia positivamente eran pobres de solemnidad; pues abrigaba la idea de que hay pobres vagabundos que piden por holgazanería, á los cuales no se debe dar. Sus limosnas eran muchas; pero las más veces se desvirtuaban con sus preguntas íncjuisitoriales; pues necesitaba ver apuradas las heces del infortunio para decidirse á tributar sus beneficios. Nosotros, que seguimos la uiarcha siempre de Haz bien y no miren ú quien, nos espantamos cuando vemos que se aguarda al dia siguiente para socorrer una desgracia, sin mirar las consecuencias de este retardo. ¡Ay que horrible es auuardar al que tiene hamljre! La pobre de aquel templo .solitario, como decíamos, tendió la descarnada mano á la señora que oraba, y esta, levantándose al momento, la hizo una seña para alejarse de allí, invitándola á que la siguiese. —¿De qué parroquia sois, pobre mujer? la preguntó cuando se hallaron en el pórtico de la iglesia. —jDe San Cecilio, señora! —¿Sois casada ó soltera? —Viuda con dos hijos. —¡No me engañéis! ¿son esos niños de legítimo matrimonio? ¿observáis buena conducta y los educáis bien? —La pobre abrió los ojos con estrañeza y dijo á la señora:— ¡Mis hijos tienen hambre y os he pedido una limosna por amor de Dios! —¡Esas son evasivas á mi pregunta, buena mujer! porque cuando yo reparto mis intereses necesito cerciorarme de que no los empleo en gentes de malas costumbres ni faltas de cristiandad, dijola señora con tono dulce, pero severo, —¡Mis hijos se mueren de hambre! replicó aquella infeliz sin cuidarse de lo que oia. ¡Me podéis socorrer, señora! —¡Juan! dijo la dama á su cochero: ¡toma las señas de la casa de esta mujer y mañana sin falta ve á ver al cura de su parroquia para pedir informes y llevarle socorros!.... —Y satisfecha con el bien que iba á dispensar á las veinticuatro ó cuarenta y ocho horas de aquel triste encuentro, se metió en el carruaje y se tiró en los blandos almohadones de damasco carmesí, mientras la pobre tendía hacia ella sus palmas suplicantes y seguía díciéndola con voz doliente: —¡Una limosna por el amor de Dios! II. Al dia siguiente de tan triste escena el cochero de la señora no tuvo tiempo de dar un paso en favor de aquella infeliz. Al otro dia no encontró al cura ni en la parroquia ni en su casa. Y al tercero, cerca de noche, vino á decir á su ama que se había enterado que la situación de aquella desgraciada era terrible. Que era una buena mujer, viuda de un hombre muy honrado. Y añadió que la infeliz estaba muy enferma, y por eso no podía trabajar para ganar el pan á sus hijos. La dama no esperó mas ni aguardó á la doñee- LA VIOLETA. lia para que la diese una modesta mantilla que llevaba á sus actos benéficos. Ella misma abrió la cómoda con presteza y colocó esta graciosa prenda sobre sus hermosos cabellos, con un solo alfiler, diciendo entre tanto al cochero. —¡El carruaje no puede subir las pendientes calles donde vive esa desgraciada! ¡No importa, iremos á pié! —Y ligera como una ave atravesó la aristocrática dama la ciudad para internarse en aquel pobre barrio, que se eleva sobre una colina, y estanpedragoso y desigual, que las delicadas plantas de la señora parecían herirse con su delicada bolita de rusel. Era Dien entrada la noche cuando llegaron allá, y después de cruzar un grandísimo patio ruinoso los condujo una mujer, á quien preguntaron en el camino, á una húmeda y sombría vivienda, que era el sótano en otro tiempo de aquella casa denunciada y derruida mas de treinta añoshá. Un aire nauseabundo y horriblemente frió heló los nervios de la delicada señora, que aplicó un pañuelo blanco á su boca y se sintió atacada de un horrible frió. —¿Y viven gentes aquí? preguntó estremeciéndose? —¡No viven que mueren! respondió una voz ronca y lejana, y un suspiro profundo se unió á este eco sutural y dolorido á la vez. La dama dio un grito de espanto, pues á la luz de un negro candil colgado en la pared habia visto ía figura alta y descarnada de la pobre del templo, estrechando entre sus brazos convulsos dos tiernos niños, de los cuales uno era cadáver ya. Ll otro le afianzaba al cuello de su madre y posaba su rostro frío y cadavérico también en las desCarnadas mejillas de aquella madre infeliz. —¡Desgraciada! murmuró la señora con angustia. jYa os traemos socorro y felicidad! ¡Es ya muy tarde, señora! fué lo único que pudo contestar la infeliz, y cayó con sus dos hijos íjobre el duro suelo para no alzarse jamás. La dama dio un agudo grito y se desmayó; pero •"eanimáiKjose pronto, pudo oir el llanto de uno de los niños que vivia aun. El otro estaba muerto desde la noche anterior, v 'a madre acababa de morir estrechándole siempre sobre su corazón. Aquella escena era horrorosa, y tuvieron que 197 apartar de allí la convulsa dama; pero antes de partir tuvo cuidado de que su servidor le llevase el niño que lloraba, abrazándose al cuerpo de su madre con desesperada agonía. Al día siguiente las campanas de San Cecilio doblaban tristemente por la mujer mas desgraciada de la ciudad. La señora costeaba su entierro y el de su pequeño hijo, que la precedía en una caja blanca forrada de seda y llena de lazos y flores preciosas. Un gentío inmenso lloraba y seguía el cortejo fúnebre lleno de fervor y santo respeto. III. Pasaron algunos años de tan triste suceso, cuando una noche á la una llamaron al cura de la parroquia de San Matías para que fuese á auxiliar á una señora que habia sido atacada de un mal repentino. El caso era urgente y no se pudo aguardar á conducir el Santo Viático. El sacerdote entró en una alcoba suntuosa y encontró moribunda á una dama de cabellos blancos, pero de tez joven y hermosa todavía. Un joven adolescente estaba arrodillado á los pies del lecho murmurando oraciones entre sollozos y lágrimas. —¿Es vuestra madre la que espira? preguntó el sacerdote enternecido. —¡Es mi bienhechora! respondió sollozando el j o ven. — ¡Entonces hacéis bien en llorar, hijo mío! respondió el sacerdote, que tanto tira la sangre como el bien recibido. Y haciéndole una seña ])ara que se apartase de aquel sitio, se quedó solo con la moribunda, que á la sazón abría los ojos y parecía disponerse á h a blar. Su confesión fué larga é interrumpida por terribles abscesos nerviosos. A la madrugada llamó junto á su lecho al lloroso joven, que gomia en una antesala inmediata, y le dijo en i)resencia del sacerdote: —¡Eres mi único heredero, Miguel! Así pierso r e compen.sar la injusticia que cometí con tu pobre madre. ¡Ella me pedia una limosna para sus hijos que se morían de hambre! y yo la contestaba á sangre fria que esperase mi limosna, ultrajando la caridad hasta el punto de creer que para ser compasivo es menester consultar con el mundo lo que á ojos cerrados nos manda Dios. 19S LA VIOLETA. Yo era entonces joven y bella, y en pocos años he encanecido torturada por el remordimiento y la agonía. Hace muchos dias que anda la muerte á mi alrededor, y los remordimientos me devoran. Me hinco de rodillas ó imploro y escucho siempre una voz justiciera que me dice: . —¡Espera tú, como hiciste esperar á la pobre madre desvalida! Mi salvación es dudosa; ¡ya lo veis, padre mió! La muerte horrible de aquellos dos seres desgraciados pesa sobre mi corazón como una losa. El joven, á quien se revelaba por primera vez la muerte de su madre y hermano de aquella manera terrible, dio un grito agudo de dolor. —¡Decidle que me perdone! dijo la dama mirando con angustia al joven. Este por toda respuesta se arrojó en los brazos del sacerdote y escondió sus lágrimas en el pecho venerable de aquel ministro del Señor. El resto de la noche fué terrible, pero la muerte de la dama se prolongó muchos dias. El joven y el sacerdote oraron de continuo á los pies de su lecho prodigándola consuelos. La enferma en sus delirios pronunció mil veces estas terribles palabras: «¡Es ya muy tarde, señora!» Las mismas que habia pronunciado la pobre viuda al espirar de hambre. Aquellas palabras fueron el torcedor de la vida y la muerte de quien ejercía la caridad después de buscar la realidad descarnada y el origen del sufrimiento y la miseria. ¡El hambre siempre es hambre, sea por vicios ó por desgracia, y desdichado de aquel que aplaza para mañana el socorrerla! RoGELU LEÓN. CANTAfiES. i>. Mi:r.,ciiorv r>K P A L A U La literatura popular es lii ((ue priva. La égloga, el idilio y el género pastoril en general, inventado y cultivado por poetas cortesanos, nunca estuvo tan en voga como en los siglos y en las sociedades mas distanles del estado de naturaleza á que en versos y prosas se rendia culto, y tal vez por la misma razón en nuestros tiempos, en que la reflexión, como elemento literario, reempla- za á la espontaneidad, y en nuestras sociedades en que improvisadas aristocracias de todas clases r e niegan del pan-populartsmo democrático, tal vez por la misma razón, repetimos, y sin duda por la misma causa de aquel fenómeno, se ha hecho de moda la literatura popular, especialmente entre las gentes de buen tono, por lo mismo que les es mas estraña y desconocida. Valera se ha aprovechado de ella para sus Cuentos; Fernán Caballero la ha invocado en sus Cuadros; Trueba la ha idealizado en el campo; Garcia Gutiérrez la ha levantado en la Academia, y resultado de ello ha sido que los copiladores se afanan en r e cojer canciones antiguas, y los poetas componen cantares nuevos, cuyo mérito principal consiste en copiar é imitar los que, como cosa do nadie, andan en boca del vulgo. El anónimo tiene ante la opinión cierto misterioso ascendiente que no carece de magia y atractivo. Sea efecto de curiosidad no satisfecha, ó de instinto de la naturaleza humana, es lo cierto que esta suele mirar con veneración y respeto algunas cosas, cuyo origen no conoce, y en la necesidad de suponerles un autor, siempre les atribuye el mas digno. Por eso al oir ingeniosos cantares, tanto mas nos admiran, cuanto su origen os mas oculto he ignorado, y en vez de atribuirlos á algún coplero, se dice que son obra de un gran poeta, el pueblo. El pueblo, así considerado como poeta, tiene también su amor propio de artista, y no acoge de buen grado sino lo que se le hace creer que es obra suya. El anónimo cantar en que esto suceda ha h e cho ya su fortuna, y sin necesidad de fijarse ni r e producirse por medio de la prensa, vivirá en la voz del pueblo mas que los efímeros libros de n u e s tros dias. Este es, pues, el defecto capital de los libros de cantares que ahora se han hecho de moda, con el nombre del autor á la cabeza, y en cada una de sus páginas, invocando el derecho de propiedad, como quien dice: ciEste libro es propiedad de su autor, quien perseguirá ante la ley á quien, etc.» El pueblo, que no gusta de libros, y que es d e masiado temeroso de lajuslicia y acatador de la jurisdicción para que no le hagan efecto tales amenazas y derechos esclusivos, ni lee ni compra el libro, ni mucho menos lo reproduce en los siempre vivos caracteres de la tradición, de mayor p u blicidad y fama que los caracteres de imprenta. No podemos, pues, tener fé en la proCetica aserción del Sr. Cañete, en el elegante erudito prólogo que precede á los Cantares de Palau, cuando dice: «No pasará mucho tiempo sin que todos, ó la mayor parte de ellos, corran de boca en boca perlas poblaciones de nuestra Península y por las que hablan todavía la sonora lengua do Cervantes en uno y otro hemisferio.» Todavía no hemos oido cantar una sola vez las seguidillas del poema de Espronceda, y eso que LA VIOLETA. son la popularidad misma en su fondo y forma. Por si lo mismo sucede con los clásicos versos de Palau, y no se oyen cantar por esas calles y plazas, como el Sr. Cañete indica, no queremos retardar por mas tiempo á nuestros lectores el gusto de conocer á alguna de estas bellisimas composiciones que no conseguirán tal vez la popularidad, pero (|ue han conquistado para su autor el renombre de poeta. Véase si no lo merece e! que sabe espresar poéticamente estos delicados pensamientos: Fuiste flor que perfumaste El aire de mi existencia; Mas fuiste flor, y viviste Lo que una flor en la tierra. No de otra suerte dijo Malherbe: Et rose elle a vecu ce que vivent les roses. ¿Queréis ver continuada la elegia? Cada ángel mas en la gloria Es del mundo un ángel menos; Que al tiempo que aquí le entierran Le bautizan en el cielo. Como complemento de este género, solo citaremos los siguientes versos, que parecen escritos sobre la tumba de un niño: ¡Oh madre, no llores, No llores así! Un hijo perdiste, mas tienes un ángel Que vele por tí. ¿Quién al leer este cantar no lo imagina, mejor que en la boca del pueblo, sobre la losa de un sepulcro? Lo conocido y común de su pensamiento, repelido en tantos epitafios, no arguye, sin embargo, la falta de originalidad en el poeta, pues sabido 6s el precepto non nova sed nove. La musa que inspira á Palau no está reñida, á pesar de sus pretensiones de popularidad, con los poéticos modismos de los clásicos castellanos del siglo de Oro. Oí que quien siembra coge, Y no di paz á la mano; Sembré dichas y esperanzas, Y recogí desengaños. ¿Quién no reconoce en esc cantar de Palu de ''•••«y Luis de León? Muestra del lirismo clásico es también el siguiente: Arroyo que tan de prisa Te diriges hacia el mar. Despacio caminarías Si supieses donde vas. No nos detendremos en buscar estos rasgos que ^e deslizan involuntariamente de la pluma del poeta . *us Cantares con un conjunto de naturales aspira- V 199 ciones y de espontáneos pensamientos, pero que demuestran en la forma el refinado gusto producido por el estudio de los diversos géneros literarios. La poesía bucólica y piscatoria, el madrigal y el epigrama hallan respectivamente su manifestación en composiciones de Palau. Sí buscamos máximas y pensamientos morales y religiosos, encontraremos algunos, como los siguientes: Muchos hay que oro y mas oro En amontonar se afanan. Sin pensar que para Dios Toda esa moneda es falsa. No cubras nunca de flores Los sepulcros de los muertos; Eleva en ellos plegarias Que son las flores del cielo. El germen del apólogo filosófico y moral se bosqueja en las siguientes composiciones: Dijo un sabio: «Yo no paro Hasta encontrar la verdad:» Y en los brazos de la muerte Vino por (in á parar. Dios, con rodear de espinas Las rosas de los rosales. Nos enseñó que lo bueno Se logra á fuerza de sangre. ¿Dónde está, pues, la verdadera poesía popular de estos Cantares? Prolijo seria citar otros versos en que se hallan reunidas esa delicada espontaneidad en el fondo, y esa difícil facilidad de la forma que complacen el iliterario gusto del vulgo. No se crea por ello que desdeñamos este género de composiciones, mas difícil de lo que realmente se cree, si han de ser la espresion espontánea y genuina de los sentimientos del pueblo, en la forma característica de su poesía peculiar. No participamos del esclusivismo de cierta aristocracia literaria que no precia la belleza sino envuelta en la forma clásica; vale lo bello demasiado en sí mismo para que lo tengamos en menos que en la grandilocuente oda ó en el conceptuoso soneto, bajo la forma de la popular seguidilla ó del español romance. Los Cantares de Palau son la espresion algún tanto ingenua y algún cuanto artificiosa de sentimientos íntimos pero individuales. Si nos aviniésemos con los términos filosóficos de moda, tal vez pudiéramos decir que el motivo de los Cantares de Palau es perfectamente subjectivo. Algún escritor de la corte, haciendo uso del escalpelo de la crítica, masque para descubrir cualidades literarias para averiguar vidas agonas, se ha empeñado en buscar á estos dispersos Cantares la unidad de una tierna historia, que ha tratado de reconstituir, dándoles un orden diferente del del libro, para suponer una hilacion lógica, que su actor tuvo el buen tacto de ocultar. 200 LA VIOLETA. No contribuiremos á individualizar el asunto de este librito, viendo en él un poema, una tierna historia ó el corazón de su autor, pues creemos que generalización es lo que necesitan sus Cantares sueltos, incoherentes, sin ilación ni sistema, para merecer el nombre de populares. Tal vez exageremos nuestra idea: pero creemos que para alcanzar estos Cantares la popularidad que pretende, todavía les sobra descosas: la forma de libro y el nombre del autor. Confirman nuestra idea las siguientes palabras que el mismo Sr. Cañete ha escrito á propósito de tales Cantares: «Vivos en la memoria del pueblo, dice, cuando el oleaje de los tiempos haya hecho desaparecer las hojas frágiles y perecederas en que ahora salen á pública luz, no faltará quien los tenga por hijos legítimos de la musa popular, é ignorando el nombre de su verdadero padre, los atribuya discretamente al ingenio desconocido y siempre oculto que se inspira de sus propios sentimientos.» Entretanto, el librito de Cantares sirve de selecta lectura en los elegantes gabinetes de nuestras grandes poblaciones, como el género pastoral servia para hacer las delicias de los mas aristócratas cortesanos. inteligencia y aplicación de las señoritas que reciben tan esmerada educación en este notable establecimiento. El dia 27 fué la repartición de premios y los exámenes de música, recogiendo las alumnas gran cosecha de coronas, libros y bandas, como recompensa debida á su laboriosidad y talento. Distinguiéronse en la parte de música y canto varias de las mas antiguas educandas, y algunas de muy corta edad entusiasmaron á la concurrencia cantando con la mayor gracia y espresion bellísimas canciones, compuestas espresamente para este acto por el distinguido profesor Sr. Ovejero, que tiene á su cargo esta sección. Cantaron dos ó tres coros con mucha perfección y tocaron algunas piezas de una manera muy esmerada. Damos la enhorabuena al profesor, al Sr. Administrador, á la superiora y á las ilustradas y jóvenes profesoras por el brillante éxito obtenido en estos exámenes, que supera todas las esperanzas, haciendo adquirir á las familias de las alumnas y á cuantas personas los han presenciado la mas íntima confianza sobre la perfecta y distinguida educación que reciben las señoritas en este colegio, que recomendamos á todas las madres de familia. B. FERRER Y BIGNÉ. ESPLICACION DEL FIGURÍN. EXÁMENES El\' EL REAL COLEGIO DE SANTA ISABEL. En los dias 25, 26 y 27 de Junio víltimo hemos tenido el gusto de asistir á la csposicion de labores y exámenes verificados en este acreditado y notabilísimo colegio, quedando agradablemente complacidos, por la brillantez, inteligencia y esmero que han reinado en tan solemne acto. Las señoritas educandas han sido examinadas de lectura, doctrina, gramática castellana, aritmética, francés, historia sagrada, geometría, geografía, historia de España, higiene y economía doméstica, recitando, por último, fábulas y versos una sección de niñas pequeñitas, algunas que apenas cuentan seis anos, y que se espresaron admirablemente, siendo muy aplaudidas por el numeroso y escogido concurso que llenaba el salón. Todas las señoritas se distinguieron , rivalizando á porfía en todas las secciones, y demostrando con sus notables adelantos el buen orden y esmero de sus profesoras, que saben presentar alumnas tan aventajadas, igualmente en las secciones de instrucción elemental como en las clases de adorno. En la exposición de labores se presentaron obras bellísimas, no siéndonos posible citar ninguna en particular, por no herir susceptibilidades, máxime cuando todas y cada una en su género demuestra la Primera figura. Vestido de foulard azul, falda lisa y cuerpo alto, adornado con un fleco de pasamanería que guarnece también el delantero y el bajo de la falda. Manga justa. Sombrero bullonado de tul con guirnalda de florecitas azules. Segunda figura. Vestido liso color gris lila. En el delantero,de la falda á los dos lados lleva un entredós de guipur que baja desde la cintura formando cuadros entrelazados. Paletot de la misma tela muy corto y ceñido, adornado en el mismo género. Manga justa. Sombrero de crespón rosa con follaje verde y flores blancas. Tercera figura. Niña de i años. Vestido de fulard moteado, adornado en el bajo de la falda con tres tiras de guipur negro puestas encima de una cinta encarnada. Corselillo de la misma tela con tirantes y lazos en los hombros adornado del mismo modo. Camiseta de batista blanca con plieguecitos y cuello de encaje. Botinas encarnadas. Por lodo lo no firmado, El Secretario de la Redacción, JUAN DE MOLINA. Editor propietario, VALENTÍN MELGAR. Madrid: 1866.—Eslablecimiento tipogiáfico de R. Vicente. Calle del Clavel, 4, bajo. 2Sfl iLíi¥n®iLnpA Concepción Geronima, N°.l5, Pml Derecha MADRID