Las buenas yerbas Las buenas yerbas 1 guión original de María Novaro Sec. 1 INT/NOCHE. Departamento de Dalia 1 Vemos una hoja verde de siete picos, humedecida como emplaste, sobre el abdomen de un niño pequeño, ALEX (de unos 4 1/2 años), que arde en calentura. Su joven mamá, DALIA le besa la frente y rehumedece dos hojas más, puestas a manera de plantillas en cada pie. DALIA está sola con su hijo, y se ve afligida. Sumerge un paño en un recipiente con hielos, y se lo pasa por la carita al niño. Sobre el buró hay una caja abierta de supositorios para bajar la fiebre. DALIA le toca las mejillas a su hijo, que revientan de coloradas. Le toca el pecho, que quema. Lo descobija completamente. El semblante de DALIA es de mucha preocupación. Sec. 2 INT/NOCHE. Pasillo del edificio DALIA toca a la puerta de una vecina. Abre BLANQUITA, una mujer mayor, vestida con bata de dormir. 2 DALIA (afligida) Blanquita ¿le encargo al niño? Le puse las hojas de higuerilla, y le di el tempra, pero no le baja la calentura. Voy al teléfono. BLANQUITA (apurada) Sí claro. Deja nomás apago la tele y agarro mis llaves. Sec. 3 EXT/NOCHE. Calle 3 DALIA corre bajo la lluvia y llega a una caseta telefónica. Hay algo irreal en el ambiente. 1 Las buenas yerbas 2 Tal vez sea que la luz del farol es extraña, ó quizás es la misma lluvia la que se siente falsa. DALIA marca un número y el semblante le cambia cuando escucha que una voz le contesta. Parece sorprendida. DALIA ¿¿Mamá?? DALIA cierra los ojos y respira como sintiendo un gran alivio. DALIA No pensé que me fueras a contestar. Es que… como ya no estás viva… (se le quiebra la voz) pensé que ya nunca iba a poder hablar contigo, mamá. Qué bueno que sí me contestaste. (se recupera un poco, aunque está llorando) Es el Alex, mamita, que no le baja la calentura y no sé qué hacer. _______________________________ Aparecen el título y créditos principales Sec. 4 INT-EXT/DIA. Café internet 4 En una pantalla de televisión se ve a una astrónoma famosa (JULIETA FIERRO) que está siendo entrevistada. JULIETA FIERRO La buena noticia es que tenemos una segunda luna, pequeñita. Se descubrió desde 1986 pero ahora ya se puede ver a simple vista. La mala noticia es que pronto la vamos a perder. Y una noticia simpática es que a Plutón, el explaneta, le salió cola. . . 2 Las buenas yerbas 3 ANA, una mujer joven (como Dalia), es la única que está mirando la tele. Hay también un PAR DE JÓVENES conectados a internet, y a un lado, en una mesa, AURA le está leyendo las cartas del tarot a DALIA. AURA Veo un hombre en tu futuro. DALIA (decepcionada) ¡¿Nada más uno?! ANA escucha y se acerca a ver qué más le dice el tarot a su amiga. DALIA (quejosa) ¿Ya oíste, Ana? ANA (enroscándose el cabello con los dedos) Pues no sé qué sea peor: un solo hombre en tu futuro o que a Plutón le salga cola. DALIA ¿De qué hablas? ANA se encoge de hombros y mira a AURA, una mujer neohippie con perforaciones, tatuajes y pulseras que tintinean, que luce muy profesional al momento de barajar las cartas. AURA No se agüiten, muchachas. (a ANA) A ver qué más le encuentro aquí a tu amiga que ya se me enojó. AURA se pone a voltear cartas sobre la mesa. Tiene la atención de ANA pero DALIA, escéptica, se distrae mirando por el ventanal que da a la calle. 3 Las buenas yerbas 4 De su rostro salen varias palabras que podemos leer: “tila, vara blanca, manzanilla, azahares y flor de manita .” DALIA (para sí misma) Ay, Blanquita, otra vez anda mal de los nervios. Vemos pasar a BLANQUITA, la vecina, apresurada, con una bolsa para el mandado, cargada, efectivamente, de ramos de manzanilla y tila, vara blanca, flor de azahar y flor de manita. Por la acera de enfrente camina en dirección opuesta una NIÑA DE TRENZAS casi más chiquita que su mochila de la escuela. Camina encorbada y con pasitos rápidos, con las manitas atrás de su cuerpo para ayudarse a sostener, por la parte de abajo, el enorme peso de su mochila. DALIA la mira y piensa (y de nuevo se leen las palabras): “el mundo”. Sonríe. peso del Sec. 5 EXT/DIA. Avenida ancha 5 CITLALI camina por un costado de una gran avenida. Hay mucho tráfico y el dia se ve sucio y ruidoso. CITLALI va vestida con un vaporoso vestido color durazno, de quinceañera, viejo y desgastado. Lleva una tiara de flores artificiales, chueca, sobre el cabello despeinado. CITLALI parece ser más bien veinteañera que quinceañera (de hecho, el vestido le queda chico) y camina a grandes zancadas entre los peseros y los puestos de fayuca china y mercancía pirata cercanos al tren ligero. Su figura se distingue nítidamente entre lo abigarrado del paisaje urbano. Es una imagen inusual que da vivacidad al paisaje. CITLALI ahora está parada a medio puente peatonal, mirando el flujo interminable de autos y camiones. 4 Las buenas yerbas 5 Le escupe a algunos de los carros que pasan. Cuando por fin le atina al parabrisas de uno, sonríe satisfecha. El sonido que hace el tren ligero al frenar en la estación rompe con la monotonía del ambiente. Sec. 6 EXT/DIA. Parque 6 DALIA parece estar viendo algo en su mente (pero en esta ocasión no leemos palabras sobreimpresas). Enseguida se pone a escribir en su cuaderno (pero tampoco leemos lo que escribe). De repente sopla viento (un tanto irreal e inesperadamente) y tiene que detener las páginas de su cuaderno, que se alborotan. Varias palabras salen del cuaderno y se disgregan en letras aisladas que no hacen sentido. DALIA Quietas, palabras. DALIA cierra su cuaderno para detener la escapada de palabras. Está sentada en un redondel de piedra bajo la sombra de un frondoso aguacate. De su morral, saca lo que parece ser un cigarro de mota, cortito, ya empezado. Con mucho sigilo se asegura que nadie la esté viendo. El viento se calma súbitamente, como para facilitarle la tarea de encenderlo. Lo prende y fuma con placer, humedeciendo los bordes de su toque para que le dure. Repentinamente vuelve a soplar el viento y DALIA mira a lo lejos, con cara de que ya está muuuuy a gusto. En un claro del parque juegan fut unos CHAVITOS y una FAMILIA está domingueando. El viento golpetea el mantel de plástico que cubre el mesabanco del parque, donde hay restos de un picnic. Todo transcurre muuuuy lentamente. 5 Las buenas yerbas 6 Una bolsa de plástico vuela casi al ras del pasto, dando vuelcos pausados, arrastrada por el viento. DALIA la sigue con la mirada, también pausada, y piensa (leemos las palabras sobreimpresas): “la clásica bolsa de plástico”. La SEÑORA de la familia pesca la bolsa flotando al aire y la aprovecha para echar la basura que ha juntado con su familia dominguera. DALIA sonríe. Otras palabras manuscritas salen de su pensamiento y las leemos en el aire: “Se viene el agua”. Mira al cielo y en efecto, las nubes se oscurecen súbitamente, el aire truena y unas gotitas caen sobre el rostro de DALIA. Sec. 7 EXT-INT/DIA. Mercado Ahora llueve a cántaros y estamos en un mercado donde la GENTE corre para guarecerse bajo el techo de la nave principal del local. 7 Adentro, los puestos están rebozantes de todo tipo de plantas, que invaden, por montones, los pasillos del mercado. Hay hierbas amarradas por racimos; hojas, semillas y flores metidas en sacos; ramos de plantas que cuelgan del techo. Las vamos mirando detenidamente al igual que lo hace LALA, de unos 50 años, aún hermosa, vestida con sencillez y buen gusto. Ahora LALA está frente a EVELIA, la marchanta que atiende el puesto mejor surtido en plantas. Un NIÑO le pasa una hojas de papel de estraza a EVELIA, que envuelve con ellas varios pedazos de corteza de tepescohuite. El NIÑO tose de tanto en tanto. 6 Las buenas yerbas 7 LALA Qué fea tos tiene su nieto, se le oye muy seca ¿qué no le sienta el gordolobo? EVELIA Le doy té de capulín con azúcar, bugambilia y canela. Se lo toma muy bien. LALA le hace un cariño al NIÑO y le pasa su bolsa del mandado a EVELIA para que ahí le guarde el tepescohuite. Se pone sus lentes, saca un lapicero y en una libretita que trae colgada del cuello empieza a tomar nota. EVELIA (cont) Se lleva también el árnica y la palmita, Entonces. Ésta es bien delicada ¿eh? EVELIA señala la palmita, que se ve como un helecho muy finito. LALA Sí. Póngame unas seis varitas. LALA sigue anotando mientras pregunta. LALA (cont) Me dijo que va macerada en alcohol y luego se toma como tónico ¿no? . . . una cucharada por las noches. EVELIA Sí, para el susto. Con cuidado, EVELIA acomoda las varas de palmita también dentro la bolsa mientras mira con curiosidad cómo LALA escribe y escribe. El NIÑO vuelve a toser. 7 Las buenas yerbas 8 EVELIA (muerta de la risa) Ay Lalita, usté todo apunta, de veras. ¿Se va a ir así, con el aguacero? LALA termina de apuntar, se quita los lentes y mira hacia la calle. LALA Pues ni modo. Si no tiene para cuando clarear. LALA se queda mirando al cielo y la imagen se va a blancos. _______________________________________________________ _ Sobre blanco se lee: PRIMER TIEMPO: ALGO NO ANDA BIEN Sec. 8 INT/DIA. Casa de Lala 8 Por la ventana se ve un chorrito de agua que escurre del techo, después de la lluvia. LALA mira el agua caer mientras pone sobre la mesa del comedor las varas de palmita, unos manojos muy vistosos de toronjil morado y el tepescohuite. LALA Qué bueno que estabas aquí para abrirme, hija, porque me fui sin mis llaves. DALIA está sentada a la mesa, leyendo un libro (un grueso diccionario que presume su contenido: “MÁS DE 100 000 PALABRAS”). DALIA cierra el libro y va adonde hay en la pared un tablón de madera con algunas llaves colgando. 8 Las buenas yerbas 9 LALA (cont) (mirándola de reojo) No están ahí, ni en ninguna parte. Estuve toda la mañana buscándolas. DALIA revisa las pocas llaves que están colgadas. Evidentemente no son las que busca. Mientras, LALA va hacia una maceta junto a la ventana. En ella está plantada una sábila de buen tamaño. DALIA Ay Lalita, a lo mejor las dejaste en el jardín botánico. Es tu llavero de siempre ¿no? con la sirena. LALA arranca una penca de la sábila y la parte en dos con un cuchillito que está clavado en la tierra de la maceta. Vemos cómo brota la pulpa brillante y suave de la planta. LALA ¿Y cómo entré anoche? No hay otra explicación: me las robaron. LALA se frota las manos con la pulpa que brota de la sábila abierta y se unta un poco sobre la frente y las mejillas, como para refrescarse. LALA (cont) Esto es oro: vale más que cualquier crema. DALIA (extrañada) Mamá, ¿quién te va a robar las llaves dentro de tu propia casa? LALA (como si nada) El hombre ése que se metió anoche. 9 Las buenas yerbas 10 DALIA la mira, perpleja. LALA siente su mirada inquisitoria y continúa. LALA No lo ví, pero por aquí andaba. DALIA ¡¿Se metió un tipo?! ¡Ay mamá, porqué no me llamaste! O hubieras llamado a mi papá. No vive tan lejos. LALA Ay sí, tu papá, ya parece. Qué papelón. Me atranqué en la recámara y ya. DALIA se queda pensativa. Algo le llama la atención en el frasco con galletas que está sobre la mesa. Lo abre y saca de ahí el llavero con la sirena y las llaves. LALA (mirándolas sonriente) Ay hija, mis llaves, qué bueno que me las encontraste. (de lo más tranquila) ¿De qué estábamos hablando? DALIA se queda viéndola, extrañadísima de haber encontrado las llaves dentro del frasco de galletas, pero a LALA no parece llamarle la atención, lo que resulta aún más raro para DALIA. Despreocupada, LALA tira en un bote la penca de la sábila, ya seca. LALA Hoy obtuve datos nuevos acerca del tepescohuite ¿sabes? 10 Las buenas yerbas 11 pero no de la corteza sino de la flor, que es chiquita y medio viscosita. (se pone a revisar las hojitas pequeñísimas de la palmita) Hace años había analizado unas muestras de esa flor, pero no seguí por el alto contenido de toxinas que encontré. Pero ahora no sé, igual hago nuevas pruebas ¿no crees? DALIA ya no le está poniendo demasiada atención. Intrigada, juega con el llavero de sirena mientras mira el frasco con galletas. Sec. 9 INT/NOCHE. Departamento de Luis 9 DALIA Mi mamá no es así. Un tipo se mete en su casa y no le da importancia. ¡Y como si nada, se pone a hablar de otra cosa! LUIS (un hombre joven como Dalia, y agradable) está poniéndole un suéter al ALEX (de 3 años) encima del overol mientras DALIA recoge sus juguetes y los mete en una mochila. DALIA (cont.) Ella es científica, Luis, tú la conoces, súper racional, premio-nacional-de-ciencias y todo el rollo. LUIS Por eso mismo, no es una ñora que se va a poner histérica si escucha ruidos en su casa. 11 Las buenas yerbas 12 DALIA Además ¿quién metió las llaves al frasco de galletas? LUIS (se encoge de hombros) ¿Y qué le robaron? DALIA Nada. Lo más raro es que no falta nada. LUIS la mira, sorprendido mientras DALIA suspira, preocupada. En eso ALEX abraza a su papá y lo llena de besos. LUIS le responde con cariños. LUIS (al niño) Mañana no me toca ir por ti, m´hijo, pero pasado mañana sí ¿eh? DALIA se acomoda la mochila en la espalda y levanta en brazos al ALEX, que ríe y no quiere soltar a su papá. DALIA le da un beso en la mejilla a LUIS y se encamina con su hijo a la puerta. DALIA Nos vemos, Luis. Si no me apuro se me va a quedar dormido el Alex en el camino, y ya no lo voy a poder bañar. LUIS OK. Cuídense. Sec. 10 EXT/NOCHE. Estación del tren ligero 10 DALIA y ALEX se suben al vagón que va para el sur y enfrente cruza el vagón que va para el norte. 12 Las buenas yerbas 13 Nuestra mirada se va en esta dirección contraria a la de ellos, siguiendo un vagón en que viaja PALOMA, una jovencita muy hermosa que viaja de pie, pegada a la ventana. Sec. 11 INT/NOCHE. Vagón del tren ligero 11 PALOMA viaja agarrada de un tubo junto a la puerta. Todos los PASAJEROS la miran, aunque sea de manera disimulada: su belleza es como un imán. Un VENDEDOR DE ESTAMPITAS pasa diciendo: -"Para el niño, para la niña…", y PALOMA le compra una, displicente. Enseguida, un muchacho, GABO, compra también una estampita, la saca de su sobre y mira después a PALOMA, que ni siquiera parece darse cuenta de que él existe. GABO mira ahora un anuncio de esos que van en la parte superior del vagón. Anuncia: “CURSO DE MILAGROS” y lleva anotado un número de teléfono. Sec. 12 INT/NOCHE. Departamento de Dalia 12 Los sueños son reales mientras duran ¿Podemos decir algo diferente de la vida? se leen las palabras que salen del rostro pensativo de DALIA, que arranca la página del cuaderno en que lo escribió y la pega en la pared de su cuarto, junto a otros papelitos con frases escritas también de su puño y letra. En la pared vemos que también está pegado un volante que anuncia el mismo CURSO DE MILAGROS (con número telefónico) que vimos en el anuncio del tren ligero. DALIA (murmurando apenas) “Coincidencias, sueños”. 13 Las buenas yerbas 14 Hay palabras escritas sobre papeles arrancados de diferentes libretas, o en servilletas, en un boleto del metro, sobre un pedazo del cartón de una caja de corn flakes, en un post-it amarillo o sobre algún recorte de periódico. DALIA parece leer alguno de los papelitos y luego despega el que acababa de pegar, para reacomodarlo junto a otros. Pareciera que tiene las frases y palabras clasificadas de algún modo. En un sofá, ALEX duerme, vestido con su mismo overol. Sec. 13 INT/NOCHE. Cocina de Dalia 13 DALIA retira un pocillo con agua que puso a entibiar en la estufa. La toca para asegurarse que no está demasiado caliente. Sec. 14 INT/NOCHE. Departamento de Dalia 14 DALIA se acerca al ALEX, profundamente dormido. Le saca los tenis, le quita el overol y lo deja en camiseta y truza. DALIA Un baño a la francesa, m’ijo, aunque sea. Humedece una toallita en el agua tibia y le limpia un poco la mugre de la carita, el chocolate que tiene en las comisuras de la boca. DALIA (tierna) (cont) ¿Qué comiste? Le abre las manitas, negras de tierra, y le pasa la toallita entre los dedos. Luego se las besa DALIA (divertida) (cont) ¿Con qué jugaste? 14 Las buenas yerbas 15 Le huele los pies (apestosos, a juzgar por el gesto) y enjuaga de nuevo el trapo para limpiárselos y luego besárselos. Todo es tan suave y pausado que el niño no se despierta. DALIA (cont) Hijos, besos. DALIA arropa al ALEX con una frazada después de limpiarlo y lo deja dormir en el sofá. Bajo el sofá hay una caja de zapatos. DALIA la abre: está llena de aún más papeles con palabras escritas o recortadas de periódicos y revistas. Hay un gran clip sujetando un bonche de papeles y fotos, clasificados con las palabras: “Hijos, besos” . De ese bonche saca una postal con la foto de un mar intensamente azul. DALIA (cont) (murmurando) Hay palabras que necesitan su música. Sec. 15 EXT-INT/DIA. Edificio Por una ventana vemos a BLANQUITA que está planchando ropa, doblándola y acomodándola dentro de una palangana roja. 15 Subida en un árbol está CITLALI, mirándola muy atentamente y con cierta ternura. CITLALI ahora trae unos aretes de corcholata con la virgen de Guadalupe pintada en ellos y está vestida de mezclilla, pero conserva la tiara puesta y el vestido color durazno está colgado en una rama. Escucha unos acordes de guitarra y busca con la mirada de dónde provienen. Por otra ventana del edificio se ven varios JOVENES que están haciendo música. 15 Las buenas yerbas 16 SANTIAGO (canta) Soleá da-mañá na-de-ho y me-de-mó ra Y salí mos-a-bái lara-lá is la-azulá-da Las letras de la canción (“Isla azulada” de La Lengua) se van saliendo por la ventana y flotan en el aire. CITLALI se estira en el árbol y alcanza a atrapar una (resulta ser la palabra “bailar”). Al hacerlo, una rama cruje y casi se quiebra. BLANQUITA parece inquietarse con el ruido y se asoma por su ventana. Mira hacia el árbol, pero ya no hay nadie ahí, ni está el vestido colgado en la rama (que todavía se agita un poco). Atrás de BLANQUITA, sobre un mueble, vemos una foto enmarcada: en ella vemos a Citlali muy jovencita, vestida de quinceañera con su vestido color durazno y su tiara de flores artificiales. Sec. 16 INT/DIA. Casa de Lala DALIA entra a la casa de su mamá con sus propias llaves. 16 DALIA ¿Mamá? ¿estás aquí? Se encuentra a LALA en su recámara llorando y muy perturbada. DALIA Mamá, qué te pasa ¿te sientes mal? ¿Porqué no fuiste a trabajar? 16 Las buenas yerbas 17 Fui al jardín botánico y me dijeron que no habías llamado ni nada. LALA se ve muy alterada. Tiene, absurdamente, un teléfono inalámbrico en la mano. LALA (angustiada) Se siguen metiendo a mi casa, hija, por las paredes. ¿No me crees, verdad? Ahorita están en el clóset. Y yo no me acuerdo cómo se marca el teléfono. Con suavidad, DALIA toma el teléfono de la mano de su mamá y lo cuelga. Las dos mujeres se miran, desconcertadas. LALA se toma la cabeza como si le doliera mucho. Por fin, DALIA abraza a su mamá, que se ha puesto a llorar. LALA (cont) ¿Qué me está pasando? La imagen se va a blancos. Sec. 17 INT/DIA. Centro de diagnóstico 17 La luz es intensa y blanquecina. LALA está recostada y viste una bata blanca. Su cuerpo se desliza entrando al tubo de la resonancia magnética. Mira a un lado y sonríe. DALIA le sonríe de vuelta, a través de un vidrio, y le enseña los dedos trenzados en un “changuito” de buena suerte. No se escucha nada más que el sonido característico del sofisticado aparato. LALA cierra los ojos y se pierde en la oscuridad del tubo. 17 Las buenas yerbas 18 Sec. 18 EXT/NOCHE. Terraza 18 De la oscuridad, una imagen empieza a percibirse. Es una MUJER que baila en los brazos de un HOMBRE. Atrás de ellos está el mar iluminado por la luna y todo se ve un poco extraño, falso. Es una imagen poco realista (o hiperrealista, todavía no sé). Seductora: por la manera en que él la toma por la cintura, por la forma en que ella se deja llevar en el baile, por cómo se deslizan, casi flotando. (La música que se escucha es: “Túneles” de La Lengua) Sec. 19 INT/DIA. Oficinas de Lala en el Jardín Botánico 19 Sobre la pantalla de la computadora se lee una página de internet: UNDERSTANDING THE STAGES OF ALZHEIMER’S DISEASE. A un lado está una foto enmarcada de Lala, que abraza a DALIA, que abraza a Alex LALA está sentada en un banco de madera, y mira con detenimiento todo su espacio de trabajo. Sobre una pared está un diploma enmarcado para “Eduarda Calderón, etnobotánica mexicana” y enseguida un poster que anuncia un encuentro nacional de herbolaria mexicana organizado por el Jardín Botánico de la UNAM. Vemos varios ejemplares apilados de un libro sobre “Plantas Curativas de México” y otro que se llama “Recetario de Quelites”. Pero lo que domina ese muro es un gran poster que dice “María Sabina, la sabia de los hongos”, con su fotografía. Al centro de la habitación está una mesa larga con microscopios, tubos de ensayo y muestras de plantas diversas. Atrás, sobre un pizarrón se pueden leer varios nombres y fórmulas químicas. 18 Las buenas yerbas 19 Junto a la ventana vemos reproducciones gigantes, perfectamente enmarcadas, de las ilustraciones de plantas curativas que aparecen en el Códice Badiano del Indio Martín de la Cruz (manuscrito azteca de 1552). La planta cardosa llamada huitzquilitl, y la de flores chiquitas llamada tlatlanquaye, que son “remedios para los males de la sangre”, según se lee en caligrafía antigua. El cococ xihuitl o hierba amarga, que “reconforta el alma”. Y salimos por la ventana hacia el verdor del jardín botánico. Sec. 20 EXT/DIA. Jardín Botánico 20 Entre la exuberante vegetación del jardín descubrimos a LALA, que ahora está vestida de otro modo. ALEX la abraza del cuello, LALA le da un beso y enseguida el niño se escapa en una carrera. LALA A esas matas de hojas largas sí no lo podemos dejar que se acerque porque sacan ronchas. Las plantas que señala LALA llevan su nombre indicado en una placa metálica: “MALA MUJER/ PLANTA CURATIVA MEXICANA. PRODUCE URTICARIA EN LA PIEL. SU SAVIA SE USA …” Ya no alcanzamos a leer más porque vemos que ALEX se agachó e intenta comerse un puñado de tierra . La mano de LALA lo detiene. LALA Ay hija, pónle más atención al niño. 19 Las buenas yerbas 20 DALIA (medio molesta) Está explorando el mundo, Lala. ¿Qué no te gusta tener un nieto con espíritu de investigación como tú? El niño se mete de nuevo algo a la boca y ahora es DALIA quien simplemente mete su mano y le saca lo que se metió: una piedra medio grande. LALA Necesito pedirte algo, hija, para organizar bien las notas de mi última investigación, la de testimonios de curanderos en la Huasteca hidalguense. ¿Tendrás tiempo para ayudarme? DALIA (molesta) Ay mamá, no empieces con que si estoy de güevona, que qué hago con mi tiempo, y blá blá blá. . . nadamás me tiras buscapiés para. . . LALA la interrumpe tomando el antebrazo de DALIA con suavidad, casi con ternura. LALA (muy seria) No hija, para nada. Te estoy pidiendo ayuda de verdad. La necesito. DALIA la mira sorprendida, además de molesta. 20 Las buenas yerbas 21 DALIA (sigue enojada) Eso sí que sería una novedad: que tú me pidas ayuda a mí. LALA (serena, insiste en explicar) Quisiera ponerme a organizar mis papeles, mis cintas, algunos datos. . . cosas que todavía traigo en la mente. Antes de que. . . Se le quiebra un poco la voz y se detiene un poco, antes de seguir hablando. DALIA se da cuenta que la cosa va por otro lado del que suponía. LALA (cont) …antes de que mi cerebro se desorganice por completo. A DALIA de golpe se le inundan los ojos de lágrimas. Turbada, mira a su mamá e intenta decirle algo. LALA con suavidad pone sus dedos sobre los labios de DALIA, para que no diga nada. Los ojos de DALIA parecen asustados. LALA Tengo Alzheimer. . . (se le quiebra la voz, pero trata de no detenerse al hablar) Y lo más importante que te quiero pedir, hijita, es que, llegado el momento, no me vayas a dejar vivir en calidad de bulto, te lo suplico. DALIA se abraza a su mamá. LALA, tiernísima, envuelve a su hija en sus brazos mientras le acaricia la mejilla. 21 Las buenas yerbas 22 LALA (con suavidad) Una persona puede perder casi cualquier cosa, hija, menos vivir con dignidad. La imagen se va a blancos. _______________________________________________________ _ Sobre blanco se lee: SEGUNDO TIEMPO: EL DIAGNÓSTICO CLÍNICO Sec. 21 Del cerebro y de las emociones (animación digital) 21 Vemos la parte superior de un cerebro, donde se ubican claramente los dos hemisferios, vistos desde arriba. Un voz explica, en tono científico: “Los cerebros del hombre y la mujer funcionan de manera muy diferente. En especial, han evolucionado de tal forma que reaccionan de modo distinto a las emociones.” Los hemisferios se iluminan con colores, de una manera parecida a como se ven funcionar en un estudio de resonancia magnética. Otra voz nos dice: “Los cerebros de las mujeres tienen muchas más conexiones neuronales entre los dos hemisferios. El de los hombres está menos conectado, y cada hemisferio tiende a ser más especializado.” Ahora vemos dos cerebros funcionando, que se convierten en cuatro, y después en ocho y en dieciséis, como en un hermoso caleidoscopio de luces y colores. Una voz más explica: “Para expresar e interpretar emociones se requiere que ambos hemisferios cerebrales funcionen simultáneamente.” 22 Las buenas yerbas 23 Algunos de los cerebros se iluminan consistentemente al centro, en el área circundante a la hendidura que marca la separación de los dos hemisferios Pero otros cerebros se iluminan en áreas claramente diferenciadas de cada hemisferio, casi sin tocarse. Y otra voz nos dice: “El pensamiento emocional se procesa en el lado derecho del cerebro mientras que el habla está en el izquierdo. El pobre flujo de información de un lado al otro en el cerebro del hombre indica que tiene que usar más áreas de su cerebro para interpretar las emociones. Así que es más difícil para el hombre, biológicamente, expresar sus emociones. Mientras que las mujeres están más conectadas para convertir las emociones en palabras.” Las voces que dan explicaciones se entremezclan, los textos se escuchan overlapeados, y por momentos se enciman o hasta se pierden. De las imágenes caleidoscópicas de los cerebros funcionando ahora salen palabras que nombran emociones; muchas palabras en el caso de unos cerebros y pocas en otros. El caleidoscopio se torna así más complejo y hermoso que antes: una especie de mosaico arabesco, un tanto psicodélico. Sec. 22 INT/DIA Departamento de Dalia 22 Sobre un papel, la mano de DALIA escribe la palabra “llorar “ muchas veces. DALIA está hablando por teléfono y ALEX está sentadito por ahí, jugando. DALIA Alex está bien, papá. Y yo ando triste. . . . . . pero bien, también. DALIA (cont) Sí. Hay que pagar la tomografía, pero mi mamá no quiere que tú pagues nada. . . Claro. . . no se tiene que enterar, tienes razón. Ahora escribe las palabras “mamá, mamita” muchas veces. 23 Las buenas yerbas 24 DALIA (cont) Recibí el depósito, el lunes, sí, gracias. Ahora escribe las palabras “abrazos, besos” muchas veces. DALIA (cont) No, no es imposible papá. El médico dice que el Alzheimer les puede darse a personas desde los 40 años. Sec. 23 La química del cerebro y la química de las plantas (animación digital y acción viva) 23 Al estilo de la sec 21, voces científicas nos hablan de la testosterona y de los estrógenos: de cómo modifican la proporción y distribución de músculos y de grasas en hombres y en mujeres, pero cómo, también, modifican los comportamientos. De otras hormonas y sustancias químicas en el cerebro y su relación con los sentimientos. Del ácido fólico: la felicidad y la risa. De cómo la novedad dispara dopamina en el cerebro, estimulando sentimientos de atracción. De las endorfinas y el enamoramiento. De cómo se termina la pasión cuando la pareja no ha encontrado una manera de estimular o mantener la producción de oxitocina. Las claves bioquímicas del amor. Se ven las fórmulas químicas de todas estas sustancias que circulan por el cerebro humano de parejas humanas, junto con otras imágenes aún por definir. DALIA está sentada en el suelo de su departamento, de espaldas a la pared en la que las imágenes parecieran proyectarse. Pero ella no las ve. 24 Las buenas yerbas 25 Trabaja en silencio y no parece oir las voces. Su atención está centrada en libros y cuadernos de notas que tiene esparcidos por todo el piso. DALIA (para sí misma) “La química del cerebro y la química de las plantas” Ay jefa, cómo se te ocurre. . . ponerme a trabajar estas cosas, de veras. . . Si ya sabes que reprobé física y química. DALIA apunta y revisa algunos datos y los compara con las fórmulas químicas de las investigaciones de Lala, que van acompañadas con fotos y dibujos de diferentes plantas. De repente, DALIA se echa para atrás y se estira, como cansada de trabajar. Harta de todo, se levanta del suelo para ir a ver el periódico que tiene sobre la mesa del comedor. Cuando se pone de pie las imágenes se esfuman. Ahora DALIA arranca la hoja del periódico que tiene la cartelera de películas y los horarios en los cines. Sec. 24 INT/NOCHE Pasillo del edificio 24 DALIA platica en la puerta del departamento de su amiga ANA. Estamos en el mismo edificio en el que vive DALIA. ANA (enroscándose el cabello con los dedos) No puedo, va a venir Nacho a verme. ¿No quieres pasar? DALIA No, Ana. Yo sí me voy a ver una película. Necesito llenar mi cabeza de pendejadas, 25 Las buenas yerbas 26 . . .que es lo único que pasan, por cierto. ANA (cariñosa) Yo te puedo platicar pendejadas, también. Anda, pásale. DALIA (niega con la cabeza, tristona) No. Me voy al cine. Se va, haciendo desganadamente un gesto de despedida con la mano. Sec. 25 INT/NOCHE. Sala de cine 25 DALIA está sentada en la sala de cine, viendo los tráilers de próximos estrenos. Entran dos tipos jóvenes, GABO y el RUSO, y se sientan justo detrás de ella. Vienen platicando. GABO A mí, de la facultad, me gustan Masha y Lucía. Pero a Masha no se cómo llegarle. El RUSO (que parece todo menos ruso), se acomoda en su asiento y le convida unas pocas de sus palomitas al GABO. GABO No seas codo, pinche Ruso. Dáme más. ¿Tendrá un güey? A lo mejor ya tiene un güey. RUSO ¿Masha? No sé. Creo que no. ¿A Lucía sí le llegaste? GABO Tampoco. Lucía sí tiene un güey. 26 Las buenas yerbas 27 RUSO ¿Quién te dijo, pinche Gabo? GABO Es que no se sabe bien porque nunca va a los revens ni nada. RUSO ‘Tons sí ha de tener güey ¿y Laura? ¿no te late Laura? GABO Me bateó. No supe cómo llegarle. RUSO Mmmm. Por su plática, GABO se nota desesperado. GABO ¿Sabes quién me late que igual sí se presta pa' gozar? Mariana. RUSO Ey. Puéque. La cosa es una que sí se preste. Ey. GABO DALIA ha estado escuchando. Cuando los tráilers terminan las luces se prenden. DALIA termina de anotar en su libreta. Alcanzamos a leer: “que se preste pa’ gozar…” . DALIA se levanta de su asiento y gira, mirando de frente a los dos chavos. DALIA (con su pluma en la mano) Oye ¿tienes un papelito? 27 Las buenas yerbas 28 GABO (sorprendido) Sí claro. DALIA le anota un número telefónico y le regresa el papelito. DALIA Gabo ¿verdad? Llámame, si quieres. Yo soy Dalia. GABO se queda hecho un pendejo y el RUSO se caga de la risa. Sec. 26 INT/NOCHE. Salón de fiestas 26 CITLALI baila con SU PAPÁ el vals de quinceañera (se escucha “Pájaros” de La Lengua, y no el clásico vals). Hay un ambiente extraño de hielo seco e imágenes difuminadas. OTRO HOMBRE se acerca y CITLALI cambia de brazos. LOCUTOR (OFF, solemne) Ahora la quinceañera deja de bailar con su papá y baila con su tío. El salón está lleno de gente que aplaude, pero el ambiente se escucha casi vacío, distorsionado. BLANQUITA está sentada en la mesa de honor y recibe felicitaciones de VARIAS PERSONAS por los 15 años de su nieta. BLANQUITA (OFF) A los hombres les gusta tener varias hembras. Son como animalitos. Sec. 27 EXT/NOCHE. Azotea del edificio 27 DALIA ¿Y a poco las mujeres no somos igual, Blanquita? 28 Las buenas yerbas 29 DALIA está fumando sentada en un recodo del último tramo de la escalera del edificio, el que abre a la azotea. Le ofrece un delicado-sinfiltro a la vecina. BLANQUITA Mejor dame un cigarrito d’ésos que dan risa. DALIA sonríe. Se busca en la bolsa de la blusa y saca el toque. ANA está tendiendo su ropa a unos metros de distancia. Atrás, DALIA apaga el cigarro que estaba fumando para compartir el toque con BLANQUITA. ANA se les acerca inmediatamente. ANA ¿Qué tal olfato traigo. eh? BLANQUITA le comparte el toque. BLANQUITA Yo en mi vida hice un batidillo de hombres, la verdad. ANA ¿Cuántos maridos tuvo? BLANQUITA Hice vida con cinco, creo. Según que-hasta- que-la –muerte-nos-separe” y qué va (se ríe). . . lo que nos separó, siempre, fue la vida. DALIA ¿Ya ve? 29 Las buenas yerbas 30 ANA Yo voy que chuto pa’ l mismo rollo. BLANQUITA (a ANA) Tú estabas casada ¿no? ¿qué no era tu marido ese muy risueño del Tsuru, que venía luego a buscarte? ANA (cortante) Era. BLANQUITA Y tú nunca le abrías. ANA Me cagaba que fuera tan risueño, Blanquita. Por eso. ANA se ríe sola, como quien se guarda un secreto. DALIA la ve como con ganas de preguntarle más pero BLANQUITA cambia el rumbo de la conversación. BLANQUITA (a DALIA) ¿Y ya se durmió el niño? DALIA asiente con la cabeza mientras aspira la fumada. BLANQUITA (cont) ¿Y tu mamá? DALIA (triste, se encoge de hombros) A veces está normal, pero a veces… Ya estoy pensando en mudarme con ella, para cuidarla. BLANQUITA (conmovida) Pues ahí si se te ofrece ayuda, ya sabes. 30 Las buenas yerbas 31 Me va a dar tristeza que te vayas, pero al fin ya estoy acostumbrada a extrañar …¿Te vas a llevar tus plantitas de mota? DALIA la mira sorprendida y ANA se ataca de risa. ANA ¡Y según tú las tienes donde nadie las puede ver! DALIA Mi mamá siempre tuvo mariguana en la casa, pero la usaba para darse fricciones con alcohol y otras cosas. BLANQUITA Según tú. Las tres se atacan de risa. DALIA (a las dos) No, en serio. Nunca la ví fumar mota, ni tabaco. No bebe, ni nada. BLANQUITA Seguro hay muchas cosas de tu mamá que no sabes. Que ni te imaginas. DALIA la mira, inquisitiva. BLANQUITA Todos tenemos una vida pública y otra privada. Pero también tenemos una vida secreta. DALIA sonríe y se queda pensativa. ANA se pone de pie, bruscamente. 31 Las buenas yerbas 32 ANA Yo no, mi vida es un libro abierto. Voy a seguirle con mi ropa, chavas. Se ríe y se va a seguir tendiendo la ropa lavada. Sec. 28 INT/NOCHE Edificio 28 Por la ventana vemos a DALIA acostada en su cama, semidesnuda. Habla con alguien que no alcanzamos a ver. Tampoco alcanzamos a escuchar. Ese alguien sale del cuarto y lo seguimos a la ventana siguiente. Es GABO, el chavo del cine, que termina de fajarse bien el pantalón, agarra una chamarra que dejó en la sala y sale del departamento. Sec. 29 EXT/NOCHE Edificio 29 GABO sale del edificio con una bicicleta. Se pone un casco, se trepa en su bici y se va. La imagen se va a blancos ________________________________________________________ Sobre blancos: TERCER TIEMPO: LAS TAREAS SE COMPLICAN (o el mundo se desorganiza) Sec. 30 INT/DIA Casa de Lala 30 DALIA está ayudando a su mamá a vestirse. LALA escoge una blusa, y enseguida escoge otra blusa más. LALA Hija, necesito que me consigas el Códice de Martín de la Cruz. 32 Las buenas yerbas 33 DALIA Tienes el facsímil, mamá. En tu escritorio. Ahí me marcaste lo de las plantas que todavía se utilizan en la Huasteca. DALIA vuelve a colgar una de las blusas, y en su lugar saca una falda. LALA, un poco desconcertada, mira la ropa extendida sobre la cama. DALIA (cont) Una blusa y una falda mamá, no te vas a poner dos blusas ¿o sí? LALA guarda la falda y vuelve a sacar la otra blusa. La extiende sobre la cama mientras habla. Parece confundida con la ropa, pero habla perfectamente bien. LALA Necesito encontrar el original del indio Martín de la Cruz, quién sabe cuál era su nombre real, porque él era un noble azteca, sabio en medicina herbolaria. Y es que la traducción que en 1552 hizo Juan Badiano, un español que ni médico era, está llena de lagunas. Por ejemplo. . . Mientras habla, LALA saca un blusa más y otra más que extiende sobre la cama. Ahora tiene cuatro blusas para ponerse y ninguna falda. DALIA, con gentileza, vuelve a sacar la falda del clóset, mientras su mamá sigue hablando del asunto del códice. sec 31 INT/DIA. Banco 31 Un hombre CAMPESINO, ya viejo y encorbado, de huarache y morral, se acerca a una ventanilla para cobrar un cheque. 33 Las buenas yerbas 34 La CAJERA ve al viejo, revisa el cheque y lo pasa por una maquinita. Lo vuelve a revisar. CAJERA (mascando su chicle) No pasa su cheque. Sin más se lo regresa. El CAMPESINO se lo vuelve a dar, como sin entender lo que le dicen. La CAJERA se lo vuelve a regresar. CAJERA La firma no pasa. Que le hagan otro. Se ve que al hombre se le sale el alma del cuerpo. Se nota que no tiene cómo reclamar otro cheque ni nada por el estilo. CAMPESINO Así me pagaron. No hay otro. La CAJERA llama al siguiente en turno. El CAMPESINO se hace a un ladito. Mira su cheque, como sin comprender. Simplemente se quedó sin su dinero: le tocó perder, como siempre. BLANQUITA, sentada esperando su turno, es quien se ha dado cuenta de todo esto porque, por supuesto, nadie más en el banco mira siquiera al CAMPESINO. Es como si ese hombre fuera invisible para todos, menos para BLANQUITA. El pobre hombre se encamina hacia la salida del banco, con su pasito resignado de hombre pobre que ha trabajado muy duro toda la vida. BLANQUITA lo mira y luego mira el letrero electrónico indica que le toca su turno con la cajera. BLANQUITA se acerca a la ventanilla con su recibo de luz en la mano, y un billete de $200 para pagar. Le toca la misma CAJERA. 34 Las buenas yerbas 35 BLANQUITA Oiga ¿de cuanto era el cheque que no le quiso pagar al señor? La CAJERA se tarda en comprender. Luego contesta, molesta. CAJERA (grosera) No le puedo decir. ¿Va a pagar su luz? La CAJERA extiende la mano para el recibo. Pero BLANQUITA lo retira. BLANQUITA Pobre hombre. BLANQUITA da la vuelta y sale del banco, apresurada con sus $200 en la mano. Sec. 32 EXT/DIA. Calle 32 BLANQUITA busca con la mirada para todos lados, pero por ninguna parte se ve el campesino. BLANQUITA camina hacia un lado, y luego hacia el otro, mirando para todos los lados, sintiéndose cada vez más desconsolada. BLANQUITA está parada en un esquina, triste hasta las lágrimas y con su billete de $200, inútil, en la mano. Sec. 33 INT/NOCHE Edificio 33 Por una de las ventanas del edificio vemos a VARIOS JOVENES con fiesta y música (tocan “Amigo lindo del alma” de Eduardo Mateo). Unos bailan y otros tocan. Sec. 34 INT/NOCHE. Edificio. Ventana de Dalia 34 Por otra ventana vemos en su departamento a DALIA, de piyama, bailando con ALEX, de mameluco. 35 Las buenas yerbas 36 Le da giros y lo mece, suavemente, como para dormirlo. El niño ya se ve flojito y a gusto, y cuando da la vuelta vemos que ya está perfectamente dormido en brazos de su mamá. Sec. 35 INT/NOCHE. Casa de Lala 35 LALA se desplaza obsesivamente, sin sentido, yendo y viniendo del closet, metiendo y sacando ropa sin ton ni son. (La vemos desde el balcón, a través de una ventana de plantas). Sec. 36 INT/NOCHE. Edificio. Ventana de Dalia 36 DALIA, de piyama, rebana cebolla en su cocina y eso la hace llorar. Con el dorso de la mano se limpia una lágrima antes de echar la cebolla en el aceite para hacerse una sopa. Sec. 37 INT/NOCHE. Edificio. Ventana de Ana 37 ANA mira una telenovela en la tele, con un hombre de cabello crespo (NACHO) dormido a su lado. Sec. 38 INT/NOCHE. Edificio. Ventana de Blanquita 38 BLANQUITA plancha alteros de ropa, junto a la foto de XV años de Citlali. De repente, deja la plancha y se pone a llorar sentada en un banquito. Sec. 39 INT/NOCHE. Salón de fiestas 39 CITLALI sigue bailando su vals, pero ahora lo hace sola, en un salón vacío. Se ve risueña, pero al dar un giro nos damos cuenta de que tiene el vestido manchado con sangre a la altura de su pecho, y que su rostro luce muy pálido. 36 Las buenas yerbas 37 Sec. 40 INT/NOCHE. Departamento de Dalia 40 DALIA, de piyama, se come su sopa de cebolla sentada a la mesa, sola. Está revisando el facsímil del llamado Códice Badiano o Códice Martín de la Cruz: se fascina con una página en la que aparecen 17 dibujos de plantas curativas con sus nombres en lengua náhuatl. DALIA los nombra, tratando de encontrar la pronunciación correcta: DALIA Temahuiztilli cuahuitl, tlapalcacáhuatl, cohuaxócotl, totonqui xóchitl. . . Termina su sopa, se estira con sueño, deja el libro abierto sobre la mesa, y se va para su recámara, dejando todo sin recoger. La luz se apaga. Sec. 41 INT/DIA. Departamento de Dalia 41 El sol mañanero ilumina la estancia. DALIA cierra el libro y se pone a recoger las cosas que dejó en la mesa la noche anterior. Sorprendida, ve un saco de hombre en el respaldo de una de las sillas. Es un saco que no estaba ahí la noche anterior. DALIA lo toma y lo huele; como si por el olor pudiera ubicar a su dueño. Termina de marcar un número en el teléfono. DALIA ¿Gabo? ¿Dejaste un saco en mi casa la otra noche? No, claro, tú no usas saco. OK. No, no mames. No fue ningún otro galán, tranquilo. Luego hablamos ¿eh? DALIA termina de marcar otro número. DALIA ¿Luis? ¿Pasaste anoche por la casa? No sé, por ropita del Alex o algo. 37 Las buenas yerbas 38 Sí, ya sé, ya sé. . . entonces no pasaste por acá. . . Ya sé que te pedí la llave hace mucho pero . . .Bueno, disculpa, no te pregunté en mala onda, me cae. Marca otra vez. DALIA ¿Papá, ora que viniste a comer no dejaste aquí tu saco?. . . Si, fue hace un par de meses ya… Sí, tres meses, de hecho. . . ¿Cómo? ah sí, recibí el dinero, todo bien. Mientras habla por teléfono les empieza a echar agua a sus matitas de mariguana, como para entretenerse y no desesperarse con su papá. Hace un gesto como para checar si desde la ventana otras personas del edificio pueden ver las macetas. DALIA (cont) En la cuenta de Banorte, ajá. Oye, igual no te acuerdas y sí lo dejaste. . . . . .Tu saco. No, ya sé: cómo te ibas a ir sin ponerte el saco, obvio. Pero. . . ¿qué talla eres papá? Mientras habla, DALIA va a revisar la talla marcada en el saco que apareció en su casa. Por su expresión nos damos cuenta que no corresponde al dato que le da su papá. 38 Las buenas yerbas 39 DALIA (cont) Cuando quieras, papá, de veras, ven a comer cuando tú quieras… No, no tienen que pasar otros 3 meses para que te invite: te estoy invitando ahorita. . . ¿Mi mamá? está estable, sin grandes cambios, por el momento. No, ya sabes, es que no te quiere ver. . . DALIA regresa a sus plantitas. Las revisa, les quita hojitas secas. Se entretiene. DALIA (cont) No es eso, papi, más bien no quiere que la veas porque está muy cambiada y. . . Sí, pagué lo de la señora que la cuida cuando yo no estoy. No, no es enfermera, es una vecina que conozco bien, Blanquita. . . Sí, toda la confianza del mundo: me cuida al Alex, también. . . Le pagué todo el mes, ajá. Con el cheque cruzado, sí. Entonces me llamas y nos ponemos de acuerdo para que vengas ¿te parece? Bueno. Besos a Elisa y a mis hermanitos ¿eh? Chau chau. DALIA cuelga el teléfono, emocionalmente agotada, y se sienta a respirar. 39 Las buenas yerbas 40 Mira una foto enmarcada que tiene sobre una repDALIA: es su papá (un hombre bien plantado, de barba y cabello ondulado) con una niña (DALIA, evidentemente) en brazos. Después, intrigada, mira el saco, que por supuesto sigue ahí. Sec. 42 INT/ATARDECER Escaleras del edificio 42 En la escalera del edificio DALIA se cruza con BLANQUITA, que lleva una palangana grande llena de ropa lavada y planchada. Lleva también algunas prendas colgadas en ganchos. DALIA Blanquita ¿le ayudo? BLANQUITA le pasa la ropa que lleva en ganchos. BLANQUITA La voy a entregar aquí en el seis. No sabes cómo se me juntó de ropa. Suben el siguiente tramo de la escalera. DALIA Quería preguntarle si alguien entró ayer a mi casa. BLANQUITA Llamé al plomero, como quedamos, pero que no puede venir hasta mañana. ¿Quieres tus llaves? DALIA No, no, quédeselas. Nomás quería saber . Hoy me quedo a dormir con mi mamá. Tengo que acomodar todo lo que ya sacamos de su oficina. 40 Las buenas yerbas 41 BLANQUITA Qué lástima que ya no pueda trabajar. Es bien inteligente tu mamá: el otro día me estuvo recitando en náhuatl, mientras la ayudaba a bañarse. DALIA (sorprendida) Mi mamá no habla náhuatl, Blanquita. Aprendió un poco delengua mazateca, pero náhuatl no. BLANQUITA Me dijo que está practicando porque va a dar una conferencia sobre cosas que escribieron los antiguos aztecas en un códice. DALIA pone cara de que no se lo puede creer mientras BLANQUITA toca en la puerta 6 para entregar la ropa. Sec. 43 INT/ATARDECER Casa de Lala 43 La luz del atardecer entra por la ventana. LALA está en su cocina con un jarrón con rosas en las manos. Le escurre el agua sucia en el fregadero y lo empieza a llenar de nuevo con agua fresca. Una de las rosas, ya un poco marchita, se deshace de todos sus pétalos de golpe, como les pasa siempre a las rosas ya un poco secas. LALA se sobresalta y se le llenan los ojos de lágrimas. No comprende lo que acaba de ver, no puede lograr darle significado a la imagen de la rosa deshojándose de nuevo, en su mente, con lentitud. Le resulta aterradora por incomprensible. LALA se mira fija y largamente en el espejo. No parece reconocerse. 41 Las buenas yerbas 42 Una lámpara china de papel blanco está encendida sobre la mesa del comedor. LALA mira el reflejo en la ventana y extiende la mano para tocar la esfera blanca que se mece suavemente sobre el vidrio. No la toca, y no la comprende. Tampoco descifra el movimiento ni el sonido de las copas de los árboles que se agitan con el viento en su jardín. LALA llora y su rostro se va a blancos. Sec. 44 INT/NOCHE Casa de Lala 44 Hay cajas con cosas empacadas por todas partes y alteros de libros, una computadora desconectada, microscopios, el pizarrón con fórmulas químicas (ya medio borroneadas) y los posters del Encuentro Nacional de Herbolaria Mexicana y el de “María Sabina, la sabia de los hongos”. Cosas todas que habíamos visto ya con anterioridad en las oficinas de Lala en el jardín botánico. DALIA trae una botellita con un aceite blancuzco (de esas que venden como bronceador en la playa, en envases que fueron de salsa búfalo). La abre y se la da a LALA para que la huela. DALIA Mira, mamá. Aceite de coco. LALA Mmmm. Huele a Acapulco. A cuando tenía 5 años. Con mis palitas y mi cubeta de plástico. (se ríe, contenta) Mi hermanita Julia está sentada en la playa con los calcetines puestos, porque no le gusta sentir la arena húmeda 42 Las buenas yerbas 43 en sus pies descalzos. Hasta grita para que la carguen. ¿La escuchas gritar? DALIA toma su libreta y anota cosas. Sobre su rostro leemos: “Olores, memoria”. LALA le “convida” del olor de la botellita a DALIA, que aspira y sonríe. LALA ¿Escuchas el mar? Le regresa el frasco a su mamá que se queda silenciosa y feliz, recordando o tal vez viviendo el momento, con el aroma del aceite de coco pegado a la nariz. DALIA acaricia los cabellos de LALA, que ahora se le ven muy canosos. LALA ha envejecido de golpe. DALIA Mami ¿no quieres que te ponga tu tinte? LALA ni siquiera le contesta, está ida. DALIA (cont) ¿Sigues de niña en Acapulco? DALIA, conmovida, peina un poco los cabellos de su mamá y le besa la frente. Sec. 45 INT/NOCHE Departamento de Dalia 45 DALIA y GABO, después del amor, están en la cama, bajo un mosquitero de tul. GABO se levanta y empieza a vestirse para irse. DALIA se prende un tabaco. DALIA Quédate un ratito. 43 Las buenas yerbas 44 GABO se sorprende. Ya se puso el pantalón y estaba por ponerse la camiseta. GABO (contento) Claro. Es que como siempre me dices que ya te tienes que ir a trabajar. DALIA Pero es pura mentira, yo no trabajo en ningún lado. GABO sonríe y deja la camisa en una silla y empieza a desabrocharse el pantalón antes de regresarse a la cama. DALIA (cont) No te quites el pantalón. Vamos a platicar un poquito. GABO se sienta en la cama con el pantalón puesto y buena disposición. GABO Cuéntame a qué te dedicas. DALIA le pasa una fumada al GABO. DALIA Colecciono palabras. GABO (divertido) ¿Para qué? DALIA Las voy clasificando, pero todavía no sé para qué. GABO Bueno, pero qué más haces, de qué vives. 44 Las buenas yerbas 45 DALIA Mi papá me pasa una lana, para que estudie. GABO Y qué estudias. DALIA Nada, por el momento ¿y tú? GABO Estoy en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. DALIA (burlona) Uy qué padre, con el Mosh. DALIA se ríe y GABO mira la camita del ALEX (un colchoncito en el suelo). GABO ¿Tienes un perrito? DALIA No, esa es la cama de mi hijo. GABO (sorprendido) Tienes un chavito. Órale. ¿Qué edad tiene? DALIA Es un poco más chiquito que tú. GABO se ríe. DALIA no le da tregua, pero él disfruta estar con ella. GABO ¿Y dónde está? DALIA Con su papá. Todos los miércoles y los viernes se va con él. 45 Las buenas yerbas 46 GABO (divertido) Aaaaah. Por eso yo vengo los miércoles y los viernes. DALIA asiente y sonríe. Los dos están relajados y tranquilos. DALIA Estábamos muy despistados y nos embarazamos por accidente. GABO (preocupado) ¿Y ahora... te estás cuidando? Digo si se rompe el condón o algo. DALIA No te preocupes. Cuando me embaracé no fue en mal plan. Se nos fue la onda. Pensábamos mucho en el sida y esas malas ondas, pero como los dos éramos fieles y demás, pues no nos preocupamos de eso. . . ni de nada, en realidad. DALIA se ríe y GABO le hace un gesto burlón pero tierno. GABO (riéndose) Y se les pasó el detalle del embarazo. . . . ¿Cómo se llama tu chavito? DALIA Alex, y es lo mejor que me ha pasado en la vida. Lo adoro. Se siguen pasando el cigarrito. Se miran. Se hace un largo silencio. Se sonríen. 46 Las buenas yerbas 47 GABO (contento) Es la primera vez que hablamos. DALIA asiente y le sonríe, seductora. Le acaricia la entrepierna. DALIA Bueno, pero ya platicamos y ora sí quítate el pantalón. DALIA se recuesta en la cama y le da unas palmaditas al lugar vacío junto a ella. GABO, risueño, obedece y se empieza a sacar el pantalón, rápidamente. GABO cuelga el pantalón en la perilla de la puerta del cuarto, que está entreabierta, y vemos que en una silla del comedor, el mismo saco que días antes apareció sin ninguna explicación, sigue ahí. La imagen se va a blancos ________________________________________________________ Sobre blancos se lee: CUARTO TIEMPO: ALTERACIONES EN EL COMPORTAMIENTO CON PERÍODOS DE LUCIDEZ (Ó EL MUNDO ES A VECES INCOMPRENSIBLE) ________________________________________________________ Sec. 46 INT/NOCHE Casa de Lala 46 Del aparato de sonido se escucha una vieja grabación con cantos chamánicos en voz de una mujer que los recita en lengua mazateca. En el piso hay un reguero de discos y cintas. El poster de María Sabina está simplemente recargado sobre la pared, pero domina todo el espacio. LALA está sentada también en el suelo, y abraza sus piernas escuchando la grabación. Repite algunas frases de María Sabina y algunas otras las va traduciendo al español. 47 Las buenas yerbas 48 LALA (se mece mientras repite) soy la mujer que chupa, dice soy la mujer que limpia, dice soy la mujer que cura, dice soy la mujer que arregla, dice soy la mujer yerbera, dice soy la mujer sabia en lenguaje porque soy la mujer sabia en medicina Sobre la mesa está un paliacate extendido, y en él se ven restos de algo oscurito (hongos), todavía con tierra. También hay una botella de vidrio con varias raíces suspendidas en una solución acuosa. Hierbas de hojas verdes y brillantes descansan sobre un papel de estraza. Semillitas rojas y semillitas azules están puestas en un plato pozolero. Un hermoso peyote. La imagen de la propia María Sabina (del documental de Nicolás Echevarría “María Sabina, mujer espíritu” de 1979) flota por toda la habitación. Su voz entremezclada con las voces diferentes que LALA va recreando, en una especie de rezo o murmuración polifónica. LALA (cont) Soy la mujer piedra del sol, soy la mujer luz de día soy la mujer que hace girar, soy la mujer del cielo soy la mujer de bien, soy la mujer pura soy la mujer espíritu porque puedo entrar, y puedo salir, en el reino de la muerte Sec. 47 INT/DIA Departamento de Blanquita 47 ALEX tiene cara de travieso. Sentado en el piso de la cocina, juega con unos botes vacíos. 48 Las buenas yerbas 49 DALIA (incrédula) ¿A poco se portó bien el Alex? BLANQUITA (señalándole) Pásame la latita roja esa, m’ija. DALIA va a una repisa sobre la estufa y toma la lata. Lee la etiqueta de “Royal-polvo-para-hornear”. BLANQUITA Este niño es un sol. (le guiña un ojo al ALEX sin que DALIA se de cuenta) ALEX se ríe mientras BLANQUITA recibe la lata, la abre, mete la uña de su dedo meñique y prueba el polvo blanco con la puntita de la lengua. DALIA se queda mirándola. BLANQUITA Siempre halla con qué entretenerse: todo le llama la atención. . . ¿Entonces desde mañana quieres que me quede con tu mamá también los lunes? ¿Ya le avisaste? DALIA Da igual. Ya no se da cuenta de cuando es lunes o martes o domingo. Tampoco se acuerda de las cosas recientes, por eso puse el pizarrón, para que le vayamos apuntando todo: si ya comió, si ya se bañó . . . cómo se llaman las cosas. Ya ve que luego se confunde. BLANQUITA pone la latita sobre la mesa. DALIA la ve a sospechosamente y toma la lata de Royal. Prueba el polvito blanco de la misma manera que BLANQUITA lo hizo. 49 Las buenas yerbas 50 DALIA (sorprendida) Es polvo para hornear. BLANQUITA ¿Y qué pensabas que era? DALIA (riendo, apenada) Pues es que con usted ya no se sabe, Blanquita. Es bien atascada. BLANQUITA va hacia un mueble y saca harina y azúcar morena. Los pone sobre la mesa, junto a unos plátanos. BLANQUITA Yo puro natural, m’ija. Vas a ver que postre tan rico. Sec. 48 EXT/DIA Jardín botánico 48 LALA camina entre las plantas, ya con cierta dificultad para coordinar sus pasos y movimientos. Hay algo ausente en su expresión pero habla con claridad y coherencia, aunque pareciera ir hablando sola y a ratos entrecierra los ojos, como recordando. LALA Sueños y sueños. He soñado todas las noches sueños de los que no quiero despertar. Sueños que me acompañan todo el día. Vemos una rama de pirul repleta de frutos globosos y rojos. LALA pasa su mano por la rama, como acariciándola, y se sigue de largo. LALA (cont) El de anoche por ejemplo. No quería desprenderme de mi sueño y me quedé en la cama hasta las diez y media. 50 Las buenas yerbas 51 DALIA, que camina unos pasos atrás, corta un puño de las frutillas. Todas las plantas del jardín botánico llevan su nombre indicado en una placa metálica. Este letrero dice: “SCHINUS MOLLE / PIRUL/ PARA CALMAR CÓLICOS Y CICATRIZAR HERIDAS” y lo leemos, al menos en parte, al pasar. LALA (cont) Y es que han sido sueños de hombres. DALIA sonríe. Vemos un arbusto de hojas muy verdes y gruesas con flores blancas que LALA huele al pasar. Un letrero explica: “MAGNOLIA/ GRANDIFLORA: PARA PADECIMIENTOS DEL CORAZÓN Y PROBLEMAS DE ATAQUES Y DE NERVIOS”. DALIA pasa también por las flores de la magnolia y las huele. LALA (cont) Sueños en que algún hombre me toca, me abraza, me mira, me hace el amor. LALA mira hacia arriba donde el viento mueve las largas ramas de varios bambúes, que se ondulan y parecen bailar. Esta vez no le producen inquietud. LALA (cont) Son sueños que alimentan mi nostalgia. DALIA, pensativa y emocionada, pasa su mano por la corteza de un hule gigantesco que llena todo con su sombra (“HULE/CASTILLA ELASTICA: DISLOCACIONES Y FRACTURAS.”). Adelanta sus pasos para caminar más cerca de LALA. LALA sonríe y su dedo meñique se engancha en un cardo de flores amarillas (“ARGEMONE MEXICANA /PAPAVERÁCEA: PREVIENE LA HEMORRAGIA POSPARTO”, dice el letrero). 51 Las buenas yerbas 52 Una espina hace que aparezca una gotita de sangre en la yema de su dedo, pero LALA ni se inmuta. DALIA le toma la mano a su mamá, y le revisa la herida pequeñísima. Descubre la pequeña espina en el dedo. Con las uñas, DALIA intenta sacar la espinita. LALA, dócil, extiende su mano y mira las plantas a su alrededor y suspira. LALA Extraño a los hombres. Sec. 49 INT/DIA Habitación de hotel tropical Leemos un letrero que está pegado sobre la puerta: 49 ESTIMADO HUESPED, LE ROGAMOS: 1. NO INTRODUCIR NINGUN TIPO DE ANIMALES EN LAS HABITACIONES. 2. NO UTILIZAR LAS TOALLAS NI LAS SABANAS EN LA LIMPIEZA DEL CALZADO. 3. EL HOTEL NO CUENTA CON SERVICIO DE PRESTAMO DE DINERO, NI SE CAMBIAN CHEQUES PERSONALES. 4. NO SE ACEPTAN ACOMPAÑANTES DE DUDOSA REPUTACION. 5. EL CUARTO VENCE A LAS 12. ATENTAMENTE: LA GERENCIA DEL HOTEL La mano de una MUJER marca con plumón rojo lo de “acompañantes de dudosa reputación” y se escucha su risa juguetona. Un HOMBRE que está detrás de ella toma repentinamente a la MUJER por la cintura. Le besa el cuello. Ella se ríe, se voltea y responde a sus caricias. La cama del cuarto está destendida. En el techo gira un viejo ventilador. La MUJER está aparentemente desnuda bajo el enredo de una sábana, con la que medio se cubre. 52 Las buenas yerbas 53 Abre la sábana y mete al HOMBRE dentro. Abrazados, se tiran en la cama como mejor pueden, siempre enredados por la sábana. Se ríen mientras intentan desenredarse para poder amarse. Sec. 50 EXT/NOCHE Alameda central 50 DALIA camina a pasos rápidos, muy angustiada. Hay GENTE paseando por la Alameda, un clásico domingo. Un grupo de TRASVESTIS (del Club de Amigos de la Cumbia) baila en el quiosco. DALIA apenas y los mira al pasar, pero de golpe descubre lo que busca. Es LALA, feliz y un poco loquita, bailando sola entre el grupo de PERSONAS que miran a los travestis. DALIA (acercándose, apresurada) ¿Mamá qué haces aquí? Llevo horas buscándote. LALA Vine a buscar a tu papá. DALIA la toma con suavidad y la aleja del barullo cumbiambero del quiosco de la Alameda. DALIA Es domingo, debe estar en su casa de Cuernavaca ¿quieres que lo llamemos? LALA Ése no. Tu papá biológico. DALIA se queda perpleja. Sec. 51 INT/NOCHE Casa de Lala 51 Sobre la pared está pegado el pizarrón con restos de fórmulas químicas. 53 Las buenas yerbas 54 De manera más reciente están marcados los días de la semana con anotaciones en marcador negro. Leemos: Desayuno- √- √- no quiso- √- √ Comida- √- √- √- √ Cena - √- √- √- √ Baño- √- no quiso - no quiso - no quiso DALIA mira de reojo las anotaciones del pizarrón. DALIA Hay que bañarse, Lalita. Sin excusas ni pretextos. Nada de que no quieres Por toda la casa hay papelitos pegados nombrando algunos objetos sobre los que están puestos: “mesa” , “lámpara” , “jarra”, “cocina” (sobre la puerta que da a la cocina). DALIA le está dando de merendar a LALA, ya vestida con ropa de dormir. Por el ritual alimenticio nos damos cuenta que LALA ya no come por sí misma, o que al menos no lo hace apropiadamente. DALIA le pone una servilleta de tela al cuello y le ayuda a sujetar una quesadilla. Luego dirige el movimiento de su mano para que la quesadilla llegue a la boca sin contratiempos. ALEX De cuando en cuando juega con los papelitos con nombres que quedan a su alcance. También está cenando quesadillas, sentado en su sillita alta. ALEX Así Lalita, mira. Como yo. Y le enseña lo bien que él se come su quesadilla solito y sin ayuda. ALEX (cont) Como come mi boquita. mira. DALIA le sonríe, aprobándolo. LALA sonríe todo el tiempo, sin que su sonrisa venga de un estímulo específico. 54 Las buenas yerbas 55 LALA Las mujeres somos transmisoras de palabras y sabiduría. Este niño es cazador-recolector. Pero vamos a hacer que sea un guerrillero y no un rey. (habla con la boca llena) DALIA A ver, mamá, un traguito de leche. DALIA le da a beber del vaso, con cierta dificultad. ALEX también bebe. ALEX Yo sí puedo solito, miren. En realidad se chorrea l a leche, y no lo miran. LALA Me gustó tu papá cuando lo ví cantando y tocando su guitarra. DALIA hace como si no le diera mayor importancia a lo que su madre le está diciendo, pero la delata su nerviosismo. Derrama la leche, ella también. LALA (mira a su hija, como recordando) Tú sacaste sus ojos y su boca. Una boca así carnosita como la tuya… DALIA la interrumpe, metiéndole un bocado en la boca. Se ve un poco tensa y se muerde el labio inferior (carnosito, efectivamente). 55 Las buenas yerbas 56 DALIA ¿Es… músico? LALA asiente, contenta. Come con apetito. LALA Se regresó a su país sin saber de ti. DALIA (se impacienta) ¿Qué es esta historia, mamá? ¿Te la estás inventando? No me hagas estas cosas, Lalita, que ya tengo bastante con lo que nos pasa . . . ¿de quién me estás hablando? DALIA se ve molesta y LALA se queda pensando, aunque sigue sonriendo. Guarda silencio un rato, pero luego insiste. LALA De tu papá, el que ando buscando. DALIA ya se ve francamente alterada. LALA se queda pensando otra vez antes de hablar. LALA (cont) Ya no me acuerdo cómo se llamaba. Se pone a tararear una canción, de nuevo con un pedazo de quesadilla en la boca. LALA (canta) ¿Por-qué mu-cha-cha, por-qué mu-cha-cha? ¿Por qué tú-no-meee, me quiee-eeeres? ALEX piensa que todo es chiste y se ríe. DALIA intenta controlarse pero no lo logra muy bien. Con brusquedad, toma un pedazo de quesadilla que se le salió de la boca a su mamá y lo regresa al plato. 56 Las buenas yerbas 57 Le intenta dar a beber la leche nuevamente, pero más bien para callarla. LALA no se deja. LALA Lloré mucho cuando se fue, de repente, a su país. . . que se llama. . . que está abajito de este otro. . . muy grande . . . que se llama. . . LALA señala en un mapa imaginario, como queriendo recordar, pero no hay manera: no se acuerda del nombre de ninguno de los países de los que habla. Sec. 52 EXT/DIA Parque 52 ALEX juega en el parque. Dispara contra enemigos imaginarios sus flechas también imaginarias (tiene el arco pero no la flecha). DALIA Estar con mi mamá es como subirme a la montaña rusa. No sabes en qué momento vas a ir de subida, de bajada, o vas a salir volando del carrito. DALIA y ANA, sentadas en un muro bajo, de piedra, los vigilan mientras conversan. ANA Un gringo no sé, pero un papá europeo no estaría mal . . . ¿no crees? Por lo del pasaporte. . . para poder viajar por el mundo sin visas. 57 Las buenas yerbas 58 ANA pone cara de estar feliz, viajando por el mundo sin visas. ANA (cont) Aunque mucho tipo nórdico no te veo, amiga, y anglosajón menos. DALIA La canción que canta mi mamá tiene letra en español, y suena como de Argentina, mira: (canta) “…no sé de quién seré, ché, no sé de quién seré, ché. Triiiiiiste amaneceeer.” ANA Cursi, además. (se ve un poco decepcionada) Ni hablar, resignación, piensa que podría haber sido, no sé, de un país como Uzbekistán o peor. (sigue cavilando) Total, argentino es como mexicano ¿no? países hermanos. Digo, en la escala de qué suerte te toca según dónde naciste. DALIA (riéndose del enredo de ANA) ¡¿De qué hablas?! ANA se encoge de hombros como diciendo “olvídalo”. 58 Las buenas yerbas 59 ANA El caso es que por fin sabemos porqué te gusta la música. Lo heredaste. DALIA (le da un manazo, riendo) No seas tarada ¿a quién no le gusta la música? ALEX se acerca muy exaltado dando explicaciones de que vio un azotador con pelos y que imperiosamente necesitan ir a verlo. ANA y DALIA se levantan para ir a ver el azotador con pelos. DALIA Ay Ana, tú no te tomas la vida en serio. Sec. 53 INT/DIA Departamento en planta baja 53 ANA, con otro look, recoge los platos del desayuno. Por la mesa puesta vemos que desayunaron dos personas. JOEL se aproxima y le da un beso en el cuello. Él ya está bañado y vestido, listo para irse a trabajar. ANA reacciona un poco huraña al aparente gesto cariñoso de JOEL. JOEL (muy risueño) Ya, chata, perdóname. No sé qué me atacó No vuelve a pasar, te lo juro. ANA no contesta nada pero da la vuelta para tirar algo en el basurero y le vemos un golpe en el pómulo, cerca del ojo. ANA abre la llave del agua y empieza a enjuagar los trastes. Se tarda, pero al fin mira a JOEL, que espera alguna respuesta, paciente y tranquilo, aparentemente. 59 Las buenas yerbas 60 JOEL (sigue risueño) ¿Qué vas a hacer hoy? ANA se tarda muchísimo en responder. No parece natural tardarse tanto en contestar una pregunta tan simple. ANA (casi no le sale la voz) No sé. Nada. El rostro de JOEL se tensa un poquito. Parece cosa de nada, pero su sonrisa se esfumó y ANA lo observa de reojo, casi con temor. JOEL (serio) ¿Y las llaves del Tsuru? Sec. 54 INT-EXT/DIA Ventana del departamento en planta baja 54 Por la ventana, ANA mira a JOEL subirse a su Tsuru y partir. (Estamos en un departamento al nivel de la calle). Sec. 55 INT/DIA Baño del departamento en planta baja 55 ANA está cantando (el son jarocho de La Bruja) mientras se baña bajo el chorro de agua de la regadera. ANA -Ay que bonito es volar, a las dos de la mañana. A las dos de la mañana, ay qué bonito es volar. Ay mamá. Se escucha lo que pareciera ser un cristalazo. ANA deja de cantar, porque alcanzó a escuchar algo. Se tensa. Se asoma tras la cortina de plástico y se queda quieta un momento para ver si se escucha algo más, pero reina el silencio. 60 Las buenas yerbas 61 ANA regresa a la regadera, mete su rostro bajo el chorro de agua y reanuda el canto. Su voz se escucha chistosa porque a veces le entra agua a la boca. ANA (canta bajito) -Volar y dejarse caer, en los brazos de una dama. Ay qué bonito es volar, a las dos de la mañana. Ay mamá. Sec. 56 INT/DIA Recámara del departamento en planta baja 56 ANA (sigue cantando) -Ay dígame, dígame, y dígame usté cuántas criaturitas se ha chupado usté Vestida con su ropa interior y con el cabello todavía mojado, ANA extiende sobre la cama el vestido que va a ponerse. Sigue cantando. ANA (cont.) -Ninguna, ninguna, ninguna no sé: ando en pretensiones de chuparla a usté La puerta se abre de golpe, JOEL aparece y agarra a ANA de los cabellos, con violencia. JOEL Si no vas a hacer nada para quién te arreglas ¿eh? ¿Para qué sacaste este vestido, si no vas a hacer nada? ¿por qué cantas, eh? ¿Muy contentita? 61 Las buenas yerbas 62 ANA está por contestar algo pero él le da una bofetada bestial. Ella corre a encerrarse de nuevo en el baño pero JOEL le da una patada a la puerta y se lo impide. Le sigue reclamando, sin esperar respuesta alguna. JOEL (cont) ¿Con quién te vas a ver? ¿eh? ANA toma una plancha que está en un repisa del baño y con ella golpea con fuerza a JOEL, directo a la cabeza. JOEL cae, inerte, con sangre escurriéndole por la cara. ANA lo mira (¿impasible? ¿asustada?). Sec. 57 EXT/ATARDECER Parque 57 El rostro de ANA se ve tranquilo bajo la luz dulce del atardecer. DALIA le truena los dedos enfrente de la cara, como para sacarla de un hechizo. DALIA ¿En qué estás pensando? Te fuiste volando y me dejaste hablando sola. ANA (canta, juguetona) Ay que bonito es volar, a las dos de la mañana. A las dos de la mañana, ay qué bonito es volar. Ay mamá. DALIA (ríe) ¿No te digo? Nunca te tomas nada en serio. 62 Las buenas yerbas 63 DALIA la mira extrañada mientras ANA sigue cantando, ahora sí a gritos destemplados. Sec. 58 INT-EXT/DIA Ventana del departamento en planta baja 58 El cristal de la ventana está roto. El aire, con lentitud, agita la cortina. Afuera se ve el Tsuru, mal estacionado en la calle. (En OFF, bajísimo, tal vez se sigue escuchando la canción de Ana) ANA recoge los pedazos de cristal que están regados por todo el piso. Su rostro está a contraluz y casi no vemos su cara amoratada. La imagen es triste: por la luz muy tenue y porque todo transcurre con una enorme lentitud. La imagen se va a blancos. ________________________________________________________ Sobre blancos se lee: QUINTO TIEMPO: ¿QUIÉN ERES TÚ? _______________________________________________________ sec. 59 EXT-INT/NOCHE Es noche de luna llena. Jardín de casa de Lala 59 LALA está en la terraza de su casa, mirando la quietud de su jardín y sus plantas, apenas iluminadas por la luna. De repente, un ventarrón agita las copas de los árboles y las plantas. LALA sonríe. De repente, LALA se orina y cuando se da cuenta de qué es lo que sucedió, primero parece no comprender, pero después se angustia. 63 Las buenas yerbas 64 Desde el exterior, un gato solitario mira hacia el interior de la casa, donde LALA grita desgarradoramente, y rompe cosas. Sec. 60 INT/NOCHE Departamento de Dalia 60 La luz de la luna que entra por la ventana ilumina de forma misteriosa el saco de hombre que sigue donde siempre: sobre el respaldo de una de las sillas del comedor. (Se escucha la grabación original de una rola uruguaya de los años 70: “¿Por qué mu-cha-cha? ¿Por qué mu-cha-cha? ¿Por qué tuuú, no-me, me-quieeeeeres? No sé de quién seré ché, no sé de quién sereeé. Triste atardecer” ). DALIA entra, enciende la luz y se sienta en el suelo, como acostumbra. Parece no darse cuenta de la música; no da muestras de escuchar nada. Abre un libro que tiene entre todo el reguero de libretas y textos esparcidos por el suelo, el sofá y sobre la mesa del comedor. Es el Mahabharata (un antiquísimo texto hindú). Abre su cuaderno y aplicada, copia unas líneas del libro que tenía marcadas: -¿Qué es la locura? - Olvidar el camino Las palabras se escapan del cuaderno, como acostumbran, y vuelan por el cuarto. Pensativa, DALIA arranca la hoja (en blanco) de su cuaderno y la pega en la pared. Las palabras regresan enseguida a la hoja en la que fueron escritas. Sobre la pared, hay cada vez más papelitos escritos y recortes con palabras. Dan la impresión de tener un orden, de estar clasificados de algún modo por su acomodo sobre la pared. 64 Las buenas yerbas 65 Ahora también hay imágenes de herbolaria mexicana, y textos con sus explicaciones, los materiales que Lala le dio a Dalia para que trabajara. Vemos las misma reproducciones de imágenes de plantas tomadas de un códice (Códice Martín de la Cruz, manuscrito azteca, bilingüe, de 1552: Libelus de Medicinalibus Indorum Herbis) que Lala tenía en su oficina del jardín botánico. Siguen perfectamente enmarcadas, pero descansan sobre el suelo. Leemos junto a una de ellas: “Cómo se cura el que ha sido vejado por el torbellino o el ventarrón” Sec. 61 INT/DIA Departamento de Dalia 61 Un recuadro pegado en la pared explica las “ETAPAS DE DETERIORO FÍSICO Y MENTAL DEL ENFERMO DE ALZHEIMER”. Leemos apenas algunas de las frases, como de pasadita: “ALTERACIONES EN EL COMPORTAMIENTO, CON PERIODOS DE LUCIDEZ. . . DIFICULTADES PARA REALIZAR TAREAS SIMPLES Y ELEGIR LA ROPA APROPIADA. . . EL ENFERMO REQUIERE AYUDA PARA VESTIRSE. . . PARA BAÑARSE Y ALIMENTARSE. . . PIERDE EL CONTROL DE SUS ESFÍNTERES. . .PIERDE LA CAPACIDAD DE SONREIR. . . Una voz masculina lee partes de la descripción de estas etapas, mientras vemos al pequeño ALEX, que juega por ahí. LUIS esta parado frente a la pared, y es él quien lee en voz alta; LUIS . . . No reconoce a sus familiares más cercanos. . . su lenguaje se reduce a media docena de palabras, a veces incomprensibles. . . su vocabulario se reduce a una sola palabra . . . 65 Las buenas yerbas 66 LUIS (cont) . . . Oye Dalia , no tanta ropa, si nomás me lo llevo dos días. DALIA está preparando la mochila del ALEX. Mete ropa, juguetes. Más ropa, más juguetes, como loquita. LUIS la mira. DALIA Ay Luis, no sé ni qué estoy haciendo, perdóname. DALIA se ve desconcertada y empieza a sacar todo, igual de loquita. LUIS se acerca y toma la mochila para guardar él mismo sólo las cosas que se necesitan. DALIA (cont) Ya no podemos dejarla sola ni un momento. Además de la vecina, ya contratamos a un enfermera para que se quede con ella por las noches, cuando no me puedo quedar yo. LUIS termina de empacar y abraza a DALIA con ternura. DALIA llora mientras ALEX los mira, sorprendido e inquieto. DALIA Nada te prepara a vivir una enfermedad así. sec. 62 EXT/ATARDECER Azotea del edificio 62 BLANQUITA ¿Y te sabes el chiste del viejito que entra al restorán con su viejita? BLANQUITA está recogiendo las sábanas y los manteles que están tendidos al sol. ANA también está por ahí recogiendo su ropa de los tendederos. Se ríe y niega con la cabeza. 66 Las buenas yerbas 67 BLANQUITA (cont) Viene diciéndole: “siéntate mi reina, a ver qué comemos, mi cielo, ten la carta. mi vida”. Y llega el mesero y le dice: “señor, lo felicito: qué bonito le habla usted a su señora : mi reina, mi cielo, mi vida…” Y entonces el viejito le explica al oido, en voz muy baja para que la viejita no le oiga: “Es que ya no me acuerdo cómo se llama.” ANA se ríe y BLANQUITA le pasa el extremo de una sábana, para que entre las dos la estiren y puedan doblarla bien. ANA ¿De qué se muere la gente con alzheimer, Blanquita? BLANQUITA se le acerca con una sábana grande para que ANA le ayude a doblarla. BLANQUITA No sé. Pero es una enfermedad muy dura. Cada día pasa algo diferente y terrible. Habías de llevarte a Dalia al cine, o algo. Orita está con su mamá, pero en la noche regresa. ANA Oiga ¿no será puro invento de ella eso de que el verdadero papá de Dalia era un cantante argentino? Inventan cosas ¿no? 67 Las buenas yerbas 68 BLANQUITA Fíjate que aunque le salgan las ideas todas revueltas, para mí que con la enfermedad esa se dicen puras verdades. Lo que pasa es que Lala ya no siente ninguna traba para decir todo lo que le pasa por la cabeza. ANA (escéptica) Pues sí pero. . . su cabeza. . . (como si quisiera decir que deja mucho que desear) ANA regresa a doblar su propia ropa. BLANQUITA Si ves que a Dalia le inquieta lo del nuevo papá, pues que le pregunte al otro, al papá de antes. . . Al de toda la vida, pues. ANA Dalia dice que todo eso del padre biológico le vale madres. Que ella ya tiene su papá, y que siempre lo ha tenido. BLANQUITA Pues entonces. . . ¿cuál es la bronca? Que le pregunte ¿no? él debe de saber. ANA se encoge de hombros, pensativa. 68 Las buenas yerbas 69 ANA ¿Y si no sabe?. . . Sería como traicionar a su mamá ¿no? (Se pone a cantar mientras quita las pinzas de la ropa) “Por-qué mu-cha-cha, por-qué muc-cha-cha, por-qué tuuú, no-me, me-quieereeees” ¡Ya hasta yo me aprendí la canción! BLANQUITA la mira. BLANQUITA Si anda cantando la cancioncita ésa no creo que sea porque no le importa. ANA se queda pensativa. sec. 63 INT/NOCHE Casa de Lala 63 Por una ventana reconocemos al PAPÁ DE DALIA que ya habíamos visto antes en una foto: es un hombre bien plantado, de barba y cabello ondulado y canoso. Está cuidando a LALA. Ella duerme y él lee un libro, aunque cada tanto la mira, vigilando su sueño. Por otra ventana vemos a DALIA que está recogiendo el tiradero de la casa (las cosas rotas). Suena el timbre y va a abrir. Entra una ENFERMERA uniformada. DALIA habla un poco con ella y luego aparece el PAPÁ DE DALIA que saca su cartera y le paga un dinero. Por la primera ventana (la de la recámara) vemos cómo la ENFERMERA empieza a armar todo el tinglado para administrarle suero a LALA, y le enseña a DALIA cómo hacerlo. Mientras, el PAPÁ DE DALIA le da un beso en la frente a LALA, otro a DALIA, y se va. 69 Las buenas yerbas sec. 64 INT-EXT/DIA Instalaciones del Instituto de Ecología 70 64 BIÓLOGO Estas especies ya no pueden alimentarse por sí mismas, por eso las tenemos en el acuario y no en los estanques, para que no se nos mueran. Vemos a los peces dentro del acuario. Hay NIÑOS y PAPÁS de paseo, escuchando al científico que los guía por las instalaciones del Instituto de Ecología de la UNAM. El BIÓLOGO (Dr. Constantino Macías) les hace el recorrido y les va explicando lo que ven. Describe cómo es el cortejo entre esos peces: es un cortejo en el que las hembras muerden de fea manera a los machos. Un HOMBRE JOVEN trae un bebé en una cangurera y camina junto con LUIS, que lleva a ALEX de la mano. BIÓLOGO Como ven, ni todo lo masculino es super agresivo, ni todo lo femenino es super gentil. Todos se ríen. Sec. 65 INT/NOCHE Departamento de Dalia 65 DALIA y ANA están navegando en internet. El saco sigue en la silla del comedor. DALIA busca y encuentra la foto de un hombre de look setentero con pelo largo, gorra y grandes bigotes. Hay un artículo en el que lee rapidísmo: “RAZONES LOCAS/ LA MÚSICA URUGUAYA/LA ECLOSIÓN DEL CANDOMBE-BEAT/ 70 Las buenas yerbas 71 PARA MUCHOS, EDUARDO MATEO ES PIEDRA FUNDAMENTAL DE LA CANCIÓN POPULAR URUGUAYA QUE SURGIÓ EN LOS AÑOS 70’S.” DALIA sonríe al terminar de leerlo. En la pantalla aparece una lista de títulos de canciones y entonces DALIA selecciona uno. Se empieza a escuchar la grabación: CANCIÓN (voz de E. Mateo) Hola Lalá, hola Lalá, mmmm cómo te va, cómo te va, aaaa Sabes Lalá, te quiero, sabes Lalá, te quiero. DALIA se pone triste y ANA la ve. ANA Ay amiga, ¿no irás a llorar con eso? DALIA Es que ésa es la voz de mi papá. . . supongo. Y le está cantando a mi mamá. ANA la mira, sorprendida de que DALIA se hay enganchado tan fácil. Sec. 66 Nostalgia por un lugar que no se conoce 66 Se escucha el mar, las olas que rompen contra la rambla. Los tambores de candombe de cuando empieza la canción: “Amigo lindo del alma” (versión de La Lengua) DALIA se imagina la ciudad de Montevideo. De su frente salen unas palabras: Sentir nostalgia por un lugar que no se conoce. Imágenes de Montevideo, tal vez proyectadas en una pared. e DALIA en una hamaca, mirándolas, tomando yerba mate con una bombilla de metal. (Secuencia todavía por definir en imagen) 71 Las buenas yerbas 72 Sec. 67 EXT/ATARDECER Azotea del edificio 67 DALIA y ANA están sentadas en un borde de la azotea. Ven jardines y edificios de la ciudad. Su ropa lavada está recién tendida al sol, y algunas prendas todavía gotean. Las dos están tomando mate, pero ANA pone cara de que le sabe amargo. DALIA Todo embona: Eduardo Mateo nació en Montevideo en 1940 y debe haber venido a México con todos los del exilio de la guerra sucia de por allá. (se va emocionando con la historia) . . . A lo mejor era guerrillero o algo, ANA mira a su amiga y le hace un gesto como para que se calme. ANA Salgamos de dudas ¿no? Sec. 68 INT/DIA Departamento de Dalia ANA hace una llamada de larga distancia, por operadora. 68 ANA Mire, lo que necesito es un número en Uruguay donde nos den informaciones, algo así como el 040 de acá. (tapa la bocina y le comenta a DALIA) Al fin que Uruguay es bien chiquito, todos se han de conocer. 72 Las buenas yerbas 73 (escucha lo que le dice la operadora) Pues eso, las páginas amarillas o lo que sea. Ahora ANA está en otra posición: tirada sobre el sofá, teléfono en mano y con papel y pluma para anotar. DALIA se pone a regar sus plantitas de mota, como hace siempre que se pone nerviosa. ANA El número del señor Eduardo Mateo, sí. (lo anota) ANA termina de marcar el número que anotó en el papelito. DALIA apachurra el cosito que tiene el teléfono para que la conversación se escuche en altavoz. ANA Buenas tardes, o días, no sé qué sea por allá. Mire, estoy buscando a Eduardo Mateo, y me dieron este número en la guía. Estoy hablando de parte de una joven mexicana que va a grabar un disco, para consultarlo sobre la posibilidad de usar una de sus canciones en el disco. ANA le guiña un ojo a DALIA, orgullosísima de su cuento. SEÑORA (OFF) ¿Ajá? 73 Las buenas yerbas 74 ANA Y bueno, pues quería ver si no podría comunicarme con él personalmente para explicarle y ver qué opina... SEÑORA (OFF, con voz amable) Sí, si. A ver espéreme un momento (se oye que se aleja del teléfono y grita ¡Mateo!) ANA (tapando el auricular, a DALIA) Está casado, parece. MATEO (OFF) ¿Diga? ANA Si bueno ¿señor Mateo? Sí. MATEO (OFF) ANA Mucho gusto, mire, hablo para consultarlo. De parte de Dalia, que es hija de Lala Calderón, de acá de México, no sé si le suene el nombre… (le guiña de nuevo el ojo a DALIA) ¿No? 74 Las buenas yerbas 75 Bueno, el caso es que DALIA es una joven, que también es mexicana y que está interesada en grabar un disco con canciones de músicos uruguayos que pasaron por México a fines de los años 70… MATEO (OFF, con voz amable) ¿Si? Qué bien. ANA Y en el libro hay un personaje, tangencial en la historia, que resulta ser usted. MATEO (OFF) ¿Es un disco o un libro entonces? DALIA le pone a ANA cara de “ya la cagaste”. Aguantándose la risa, ANA trata de componer su historia. ANA Las dos cosas, fíjese, libro y disco, porque Dalia escribe y canta, de hecho es muy talentosa --a alguien habrá heredado, digo yo-- y hay una canción suya que a ella le interesa mucho. “Hola Lalá, cómo te va” ¿a quién se la escribió? MATEO (OFF, amable siempre) Todo está muy bien, pero me parece que usted está buscando a Eduardo Mateo, el músico... Yo soy Eduardo Mateo, escribano. 75 Las buenas yerbas 76 ANA Ah, usted no es el músico. . . (mira a DALIA con cara de decepción) Híjoles, bueno, qué pena haberlo molestado. . . ¡Ah, pero usted es pariente del músico!. . . sobrino. . . en segundo grado, qué bien. (a DALIA, tapando otra vez el auricular) ¿Ves? allá todos se conocen. (de nuevo al teléfono) Pero Eduardo Mateo vino a México en los 80’s, no en los 70’s . . . ¿está seguro?. . . Positivo. (tapa el auricular de nuevo, para hablarle a DALIA) Tú seguro no naciste en los 80’s ¿verdad? DALIA niega con la cabeza, con un expresión de “qué bobadas dices”. ANA (de nuevo al teléfono) Además ya murió. Válgame… Lo siento mucho, de verdad. . . Ah! hace 15 años, bueno, ya lo superaron ¿no?. . .Ni hablar, pues. Le agradezco mucho igual ¿eh? y mil disculpas. ANA cuelga el teléfono y mira a DALIA. DALIA se ve muy enojada. 76 Las buenas yerbas 77 DALIA ¿Y por qué te dejó echarle todo el choro? Con lo que cuesta una larga distancia. ANA Es que así son en Uruguay, rete amables . . . y como no hay mucho qué hacer. No ha de haber querido cortarme la inspiración. Sec. 69 INT/DIA Casa de Lala Una gran sirena de latón, de mirada un poco estrábica, adorna la pared de la recámara de LALA. 69 DALIA De chiquita, cuando jugábamos, yo nunca quería que me tocara ser la mamá ¿te acuerdas? DALIA abre un gran libro de cuentos de hadas y saca de entre sus páginas unas muñecas recortadas en cartón, dibujadas y coloreadas a mano. Son princesas, evidentemente. DALIA (cont) Éstas me encantaban. Tú las dibujaste ¿no? Chiquita. LALA (habla con dificultad) DALIA (con ternura) Sí mamá, tú también eras chiquita. LALA elige una muñeca de vestido azul. Hay en su rostro una sonrDALIA extraña, infantil, extraviada. Sissy . LALA 77 Las buenas yerbas 78 DALIA sigue mirando las muñecas, una a una y no se da cuenta del momento en que, de golpe, la expresión de LALA cambia y mira a DALIA, con dureza y recelo. LALA (asustada) ¿Tú quién eres? DALIA ¿Yo? Déjame escoger. DALIA se pone a escoger entre las muñecas de papel cuando LALA le arranca el libro de las manos, con violencia. LALA (angustiada, balbucea con dificultad) No te conozco. No sé cómo te llamas. Los ojos de LALA son fríos y duros, pero sinceros. Ya no reconoce a su hija. DALIA intenta aproximarse y LALA se echa para atrás, con mucha desconfianza. DALIA siente que el mundo se le viene encima. DALIA Soy Dalia. Soy tu hija. (siente seca la boca) No me tengas miedo mamita. LALA niega violentamente con la cabeza y amenaza con golpear a DALIA si se le acerca. La imagen se va a blancos. sec. 70 EXT/NOCHE Azotea del edificio 70 De blancos pasamos a la luna llena que brilla a todo lo que da sobre la azotea, donde hay mucha ropa tendida. Algunas piezas son grandes y blancas, como sábanas y manteles. 78 Las buenas yerbas 79 Sopla el viento y sobre una de las jaulas para tender hay una lámina que está suelta y golpetea con fuerza, rítmicamente. Pareciera no haber nadie, pero entre el golpeteo de la ropa al viento y el de la lámina suelta alcanzamos a escuchar una voz monótona, que repite alguna frase que al principio resulta ininteligible. “(¿quiééén--eeeeeres-tuuú?”) En una esquina de la azotea vemos a alguien sentado en la oscuridad. Nos guía la luz de su cigarro: es DALIA. DALIA (murmurando apenas) “¿quiééén--eeeeeres--tuuú?” pregunta la oruga. “No lo sé, porque yo ya no soy yo” contesta Alicia “ No puedo acordarme de las cosas como antes” De cerca, su semblante luce triste. Repite, en voz muy bajita, el diálogo de Alicia en el país de las maravillas, la película de animación (cuando Alicia conoce a la oruga que fuma de su pipa sentada en un hongo). DALIA (cont) “¿Y quiééén--eeeeeres--tuuú?”. DALIA lo repite una y otra vez, haciendo ondulaciones con la boca, de la que salen aros de humo color de rosa (animación digital), como en la película de Disney, de dibujos animados. DALIA (cont, imitando voces) “Un lado te hará crecer, y el otro te hará más pequeña.” “¿Un lado de qué?” “ ¡Del hongo, tonta!” La imagen de DALIA haciendo aros con el humo de su cigarro se va a blancos. 79 Las buenas yerbas 80 ________________________________________________________ Sobre blancos se lee: SEXTO TIEMPO: SE PIERDE LA CAPACIDAD DE ESTAR SENTADO Y NO SE PUEDE MANTENER LA CABEZA ERGUIDA. _______________________________________________________ Sec. 71 INT/DIA Casa de Lala BLANQUITA saca un pañal de adulto de un paquete de plástico. 71 BLANQUITA Ay Lalita. extraño tu sonrisa, tan bonita ¡Ya no sonríes ni cuando te doy tu flan de guayaba! LALA efectivamente ya no sonríe. Está acostadita, quieta y de ojos abiertos. LALA Soy la mujer, dice. BLANQUITA le pone un pañal nuevo. LALA se ve extraviada. BLANQUITA Perdona que te hable con franqueza, pero se me hace que tú te vas a ir antes que yo así que voy a hacerte un encargo. LALA Dice, sabia dice. BLANQUITA Es por mi nieta, se llama Citlali, que quiere decir estrella en lengua náhuatl. Tú debes saber d’ eso ¿no? . . . porque yo sí te he oido que hablas lengua. 80 Las buenas yerbas 81 El rostro de LALA no expresa absolutamente nada. BLANQUITA Tú no tengas pendiente de tu hija, Lala. Ella y yo nos llevamos muy bien. Pero tú tienes que buscar a mi Citlali, y cuidármela también. Te cuento cómo es, para que la reconozcas. Me la mataron cuando cumplió 15 años, pero ahora ya debe andar por los 25. Sec. 72 EXT/ATARDECER Paraje solitario 72 BLANQUITA (OFF) Es delgadita, o no sé si haya embarnecido. . . CITLALI escarba con las manos en la tierra, y luego mete en un hoyo su vestido de quinceañera, color durazno, sucio, roto y manchado de sangre. Entierra también la tiara y una sola zapatilla forrada de satín. BLANQUITA (OFF) Tiene su cabello negro y largo y lo que más me gusta de ella son sus ojos. De chiquita le decía que tenía ojitos de capulín. CITLALI levanta la vista y con sus ojos oscuros y brillantes mira a la distancia. Sedienta, toma agua de una botella de plástico, y se pone a escarbar de nuevo. Sonríe cuando desentierra un uniforme de la secundaria: la blusa blanca, la falda a cuadros, el suéter verde, las calcetas largas y los tenis. 81 Las buenas yerbas 82 Entusiasmada sigue escarbando y encuentra un cuaderno que dice “tareas”. Un perrito de peluche. Un brillo para labios “sabor cereza” y un gran broche de plástico con el que se recoge el largo cabello. Sec. 73 INT-EXT/DIA Secundaria pública 73 A la salida de la escuela revolotean decenas de CHAVITAS y CHAVITOS de entre 15 y 16 años. Todos van de uniforme: camisa blanca, suéter verde. Ellos de pantalón gris y ellas de falda a cuadros y calcetas. Echan relajo, ríen, ligan, platican. Entre ellos se abre paso CITLALI, visiblemente mayor que todos ellos aunque también vestida de uniforme. Casi nadie la mira, pero aquí y allá hay alguno o alguna que sí repara en ella y suelta una risita burlona, porque se ve demasiado grande para ir en secundaria. CITLALI llega hasta un salón de clases y mira por la ventana. El salón está cerrado y vacío. Sin embargo, cuando lo recorremos con la mirada encontramos a CITLALI ya sentada en uno de los pupitres, esperando a que empiece la clase. Sec. 74 INT/DIA Vagón del tren ligero 74 BLANQUITA viaja sentada, tristísima, con la mirada fija en las formas oscuras que se deslizan velozmente por la ventanilla del vagón del tren ligero. Entra un VENDEDOR de CD’s, pregonando. VENDEDOR Aquíííí le venimos ofreciendooooo música para el corazóóóón, para el recuerdooooo, 82 Las buenas yerbas 83 para la noviaaaa, para la esposaaaa, para su ser queridoooo. Títulos románticoooos, títulos inolvidableeeees. Sin tíííí. Dónde estás corazóóóón. Pienso en tíííí. El vagón frena y BLANQUITA levanta la vista para ver la gente que baja, la gente que sube. Alguno compra algún CD pirata. Otros nada más miran. VENDEDOR Reloj-no-marques-las-horaaaaas, porque-mi-vida-se-acabaaaaaa. Entre la gente que subió descubrimos a PALOMA, que se para justo atrás del asiento de BLANQUITA y con suavidad le acaricia el cabello. Es un gesto que nadie parece notar, ni siquiera la propia BLANQUITA. Sin embargo, algo sucede que hace que BLANQUITA empiece a sollozar silenciosa y discretamente, desahogándose un poco. Sec. 75 INT/NOCHE Recámara de Lala 75 ENFERMERA Es por la inmovilidad. En el cuerpo de LALA, a la altura de la cadera, se han formado varias llagas. Supuran, sangran, y algunas dejan ver casi hasta el hueso. ENFERMERA Es difícil saber si hay dolor. . . El rostro de LALA, efectivamente, no refleja nada. DALIA (afligida) Necesito saber si está sufriendo. 83 Las buenas yerbas 84 La ENFERMERA simplemente se encoge de hombros y vuelve a cubrir con el camisón la cadera de LALA. ENFERMERA El tejido ya no se está regenerando. Yo creo que necesitan internarla para poder curarle mejor las llagas. DALIA mira a su madre con infinita tristeza. LALA, en cambio, mira fijamente la pared. Tiembla ligeramente. Sec. 76 INT/NOCHE Casa de Lala DALIA despide a la ENFERMERA en la puerta. 76 DALIA Gracias y buenas noches. Sec. 77 INT/NOCHE Recámara de Lala 77 DALIA se prepara para quedarse a dormir con su mamá. Ya está de piyama también. Las dos están sobre la cama. El cuerpo de LALA está ligeramente enderezado por grandes almohadones. DALIA ¿Qué sientes, mamita querida? ¿Te duelen mucho tus heridas? ¿Estás sufriendo? LALA mira a su hija, sin mirarla. DALIA empieza a hablarle como si pudiera restablecerse cierta normalidad, como si el diálogo fuera todavía posible. DALIA (cont) En qué viaje me metiste ¿eh? . . . cuál papá músico ni qué nada. 84 Las buenas yerbas 85 ¿Se te cruzaron los cables? ¿De dónde conocías esa canción? Los ojos de LALA están abiertos mirando al mismo punto vacío. Su cabeza tiembla un poco, como si le fuera difícil sostenerla, aún con el soporte de los almohadones. DALIA Qué pasa por tu mente ¿todavía estás aquí, conmigo? ¿Me escuchas? Es que todavía necesito preguntarte muchas cosas ¿Cómo le vamos a hacer para que me las contestes, Lalita? DALIA trata de sentarla mejor mientras le habla, pero no lo logra. DALIA ¿Cuántos novios tuviste? ¿A cuál de ellos quisiste más? De todos tus vestidos ¿cuál fue el que más te gustaba usar? ¿Con cuál te sentías más bonita? A LALA le tiembla aún más la cabeza. Parece un venadito asustado. DALIA se decide a recostarla completamente. No es fácil. DALIA Siento que acostada te lastimas más de tus llagas, mamita, pero ¿cómo te acomodo? DALIA por fin recuesta a LALA sobre su espalda, para que apoye mejor la cabeza. La besa y se recuesta a su lado. 85 Las buenas yerbas 86 DALIA Cuéntame, tú, que fuiste tan andariega, ¿por qué tantos lugares anduviste? Viviste feliz en Mérida, antes de que yo naciera. Fuiste con los huicholes, anduviste por la Huasteca y por los Altos de Chiapas. Yo te acompañé a Juchitán varias veces. ¡Cómo te gustaba Oaxaca! ¡Regresabas cargada de yerbas, de raíces y remedios! Y a Huautla. . . ¿cuántas veces fuiste? Conociste a María Sabina y yo no te pregunté más sobre todo eso. ¿Qué te dijeron los honguitos sagrados? ¿Sabías lo que estaba por venirnos? ¿Te lo advirtieron? Sec. 78 EXT/ATARDECER Paraje de la sierra mazateca 78 Escuchamos la voz de María Sabina, hablando en lengua mazateca. Escuchamos los mismos textos, en español, en la voz de LALA, en la voz de DALIA, en la de BLANQUITA y en otras voces femeninas, reconocibles e irreconocibles. Las palabras mismas a veces se entienden y a veces no. VOCES Porque soy la mujer reloj Porque me diste tu pensamiento Porque soy mujer intérprete Porque estoy debajo del árbol que gotea Porque soy mujer que vuela 86 Las buenas yerbas 87 De negros, empiezan a aparecer unas manos morenas, rugosas y ásperas de mujer campesina, que arrancan unos honguitos de una corteza de árbol. VOCES (cont) Porque soy el agua que mira Porque soy la mujer sabia en medicina Porque soy la mujer yerbera Porque puedo entrar y puedo salir en el reino de la muerte Ahora resulta que son las manos de BLANQUITA las que se llevan los honguitos a la boca. Y luego resulta que es CITLALI quien los come. Y vemos a Maria Sabina que reza (en imágenes de la película de Nicolás Echevarría). El rostro viejo de María Sabina se convierte en el rostro joven de CITLALI. Y vemos verde, y vemos flores, y vemos cielo, y vemos luz. Sec. 79 Secuencia de plantas específicas y sus usos específicos 79 Las voces siguen escuchándose, casi indescifrables, en diferentes lenguas (español, náhuatl, mazateco, maya, latín), sobre imágenes y textos que nos explican las propiedades de las plantas. Por momentos, las voces dicen casi lo mismo que leemos, pero a veces dicen cosas distintas . Vemos la hermosa y esbelta flor violácea del toloache. Toloache…sus hojas maceradas en alcohol curan las heridas… La infusión tiene olor desagradable, es planta venenosa para el cerebro… sus vaporizaciones alivian inflamaciones Las hojas que ahora vemos son de un verde oscuro y profundo, ovaladas, con flores blanquísimas como copos de nieve. Flor de manita. . . para curar los nervios, se hierve con tila, azahares y toronjil. . . en afecciones del corazón, se toma el cocimiento de la flor, a sorbitos. .. . 87 Las buenas yerbas 88 Ahora es una flor amarilla, gigante como un sol, de centro profundo y negrísimo. Girasol…remedio para las lombrices intestinales…mascar las semillas tostadas y saladas……para las llagas, las heridas y los trastornos nerviosos…como agua de uso, un cocimiento a base de hojas de girasol y cáscaras de guayabo. . . LALA Soy la mujer que habla, dice Vemos una planta espinosa de hojas recortadas y flores blancas, pequeñita y humilde, de lo más común. …Las hojas remojadas del Cardo, envueltas en un trapo, remojadas en agua caliente, alivian el dolor de muelas… …la flor en té detiene la hemorragia posparto La planta que ahora vemos es muy delicada y sus varas se agitan con el aire porque son ligeras, con pequeñas hojas verdes que se distribuyen como lagrimitas de manera hermosa e irregular. Las ramas del Culantrillo se maceran en aguardiente, con cempasúchil, toronjil y cáscara de limón… … tomándolo a cucharaditas se cura el susto LALA Soy la mujer que dice, dice. Sec. 80 INT/DIA Pasillo del hospital 80 DALIA camina por un pasillo del hospital, al lado de la camilla en la que transportan a LALA. El CAMILLERO se detiene junto a una puerta. Otro HOMBRE DE BATA AZUL abre y entre los dos empiezan a meter la camilla dentro de una habitación. 88 Las buenas yerbas 89 CAMILLERO (a DALIA) Por favor espere aquí. Le avisamos cuando ya esté instalada su enfermita. DALIA se resiste un poco a que la separen de LALA, pero no la dejan pasar. Sec. 81 INT/DIA Recepción del hospital 81 El PAPÁ DE DALIA está terminando de hacer los trámites y los pagos en la caja del hospital. Se acerca DALIA y se recarga en su hombro. Él la acaricia. Sec. 82 INT/DIA Pasillo y habitación del hospital 82 DALIA se asoma por entre las persianas de una ventana del pasillo que da a la habitación. Adentro, una ENFERMERA DEL HOSPITAL le pone al cuerpo de LALA curaciones en las llagas. Lo hace de mala manera, como quien cura a un animal, o peor. La voltea hacia un lado y luego hacia el otro, como si fuera un bulto. Aunque su rostro no refleja nada, el cuerpo de LALA se estremece. Sobre el rostro de DALIA vemos las palabras que piensa: Como un bulto… Enfurecida, DALIA entra a la habitación y vemos, a través de las mismas persianas, cómo discute con la ENFERMERA DEL HOSPITAL y la corre del cuarto. Sec. 83 EXT/ATARDECER Casa de Lala DALIA regresa con su mamá a su casa. De una ambulancia, unos PARAMÉDICOS bajan a LALA en una camilla. DALIA se angustia viendo cómo la sacuden al transportarla. 83 89 Las buenas yerbas 90 DALIA Con cuidado, por favor. Con más cuidado. Pero el rostro de LALA no expresa absolutamente nada. Sec. 84 INT/NOCHE Recámara de Lala 84 Los ojos de LALA están abiertos, mirando al mismo punto vacío de siempre. Está recostada en su cama e DALIA, llorosa, le acaricia las mejillas. DALIA Ay mamita. Tienes tu carita muy reseca. DALIA toma una penca de la sábila que está en la maceta junto a la ventana y la abre en dos partes. DALIA (cont) Esto es oro: vale más que cualquier crema. Con las yemas de los dedos DALIA toma la pulpa suave y brillante que brota de la planta. Con la pulpa de la sábila le refresca el rostro a su mamá: le acaricia las mejillas, los pómulos, la frente. DALIA (cont) Ay Lala, Lalita, calabacita… ¿Porqué el café con leche siempre supo más rico en tu taza que en la mía? ¿cómo preparabas la sopa de bolitas de semolina? Le unta sábila en el cuello, en los brazos. DALIA (cont) ¿Con qué flor machacada puedo curarte, mamita? 90 Las buenas yerbas 91 ¿Qué emplaste de hojas puede darle alivio a tu cuerpo? DALIA se ve infinitamente triste. Deja la sábila y vuelve a acariciar la mejilla de su mamá. DALIA (cont) ¿Qué menjurje de yerbas nos puede quitar la tristeza? ¿Qué infusión me tomo para hacerme la valiente? ¿Cómo se cura el espanto, mamá? DALIA toma un almohadón para asfixiar a LALA, y cuando empieza a ahogarla, todo se va a blancos. Sec. 85 INT/AMANECER Recámara de Lala 85 DALIA amanece dormida acurrucada al lado de su mamá, que yace inerte, con el rostro muy pálido y el semblante tranquilo. Tiene, por fin, los ojos cerrados. DALIA llama por teléfono, con los ojos enrojecidos de llorar. DALIA (con voz quebrada) ¿Papá? Mi mamá murió anoche. ¿Puedes venir? La imagen se va a blancos. ________________________________________________________ Sobre blancos se lee: SÉPTIMO TIEMPO: LA CURACIÓN _______________________________________________________________________ 91 Las buenas yerbas 92 Sec. 86 EXT-INT/DIA Camión por la carretera serrana 86 Ocotes, robles y pinos cargados de bromelias y de orquídeas bordean los oscuros barrancos que asoman tras cada curva de la carretera. Entre las copas de los árboles se asoma el sol y desaparece nuevamente, siguiendo los caprichos del angosto y sinuoso camino. Nos acercamos a Huautla de Jiménez, Oaxaca: nos lo dice un letrero. En el camión de pasajeros viaja DALIA, y es ella quien va mirando por la ventana. Después de una vuelta del camino aparece un amplio caserío que se extiende a lo largo de una verde montaña. Sec. 87 EXT/DIA Calle de Huautla 87 DALIA da unas señas que lleva anotadas en un papelito. Se las enseña a una PERSONA, y luego a OTRAS PERSONAS más, que a su vez le indican en cierta dirección. Sec. 88 EXT/DIA Casa aislada en el monte Una MUJER INDÍGENA está parada en la puerta de su casa (una vivienda humilde) mientras habla con DALIA. 88 MUJER INDÍGENA ¿A qué vienes a verme, si tu madre ya no tiene curación? DALIA A eso vengo. A curarme de su muerte. Sec. 89 EXT/ANOCHECER. Casa aislada en el monte 89 Cae la lluvia sobre la ladera de la montaña. Todo es verde e intenso. 92 Las buenas yerbas 93 De la casa de la mujer indígena sale una luz amarilla y parpadeante. Sec. 90 INT/ANOCHECER. Casa aislada en el monte 90 La lluvia golpea con fuerza en el techo de lámina metálica. Unas manos morenas, rugosas y ásperas de mujer indígena separan unos honguitos de hojitas y de tierra. Los entrega a otras manos, las manos de DALIA, que llevan los honguitos a su boca. DALIA mastica los hongos y cierra los ojos. Sec. 91 EXT/ANOCHECER. Casa aislada en el monte 91 Del interior de la casa de la mujer indígena salen cantos chamánicos dichos en lengua mazateca. La luz amarilla que se filtra de la casa es ahora más brillante que antes, y la lluvia arrecia. Sec. 92 EXT/NOCHE. Calle 92 Cae un rayo mientras DALIA corre bajo la lluvia y llega a una caseta telefónica. Hay algo irreal en el ambiente. Tal vez sea que la luz del farol es extraña, ó quizás es la misma lluvia la que se siente falsa. DALIA marca un número y el semblante le cambia cuando escucha que por fin una voz le contesta. Parece sorprendida. ¿Mamá? DALIA DALIA cierra los ojos y respira como sintiendo un gran alivio. DALIA No pensé que me fueras a contestar. . . . . . es que. . . 93 Las buenas yerbas 94 (se le quiebra la voz) pensé que. . . que ya nunca iba a volver a hablar contigo, mamá. (se recupera un poco, aunque está llorando a moco tendido) Es el Alex, mamita, que está otra vez con diarrea. Ya le hice el té de hierba luisa con hojas de guayabo, pero no se acaba de componer. (escucha con atención lo que se le dice mientras se limpia las lágrimas y los mocos con la manga del suéter) Sí, mamá, le voy a dar la suspensión también. . . No, ya no me voy a angustiar, no te preocupes. Qué bueno que sí me contestaste, Lalita. Te extraño. Sec. 93 INT/ATARDECER Departamento de Dalia 93 Bajo el tul que utiliza como mosquitero, DALIA despierta, bañada en llanto pero de semblante tranquilo. El sol del atardecer inunda su cama. A su lado duerme GABO. Se incorpora y se aflige al ver el rostro lleno de lágrimas de DALIA. GABO ¿Otra vez tuviste un mal sueño? 94 Las buenas yerbas 95 DALIA niega con la cabeza y sonríe, mientras se limpia las lágrimas con el dorso de la mano. DALIA No. Fue un buen sueño. GABO ¿Y entonces porqué lloras? DALIA Porque estoy contenta. GABO (cariñoso) Ay las mujeres, quién las entiende ¿eh? GABO le sonríe, le limpia la lágrima que le escurre por el cachete y en ese momento DALIA se le abraza. DALIA ¿Me quieres? ¿Me abrazas? GABO la envuelve con su abrazo y las palabras ¿Me quieres? ¿Me abrazas? salen del mosquitero que cubre la cama, flotan por el cuarto y se salen por la ventana hacia la calle. Sec. 94 EXT-INT/ATARDECER Calle 94 En la calle vemos a BLANQUITA que camina, apresurada, con una bolsa para el mandado, cargada con racimos de hojitas verdes y flores amarillas con rayas rojas. Leemos en el aire : Biburilla y hierba del pollo, para el dolor de espalda y la cicatrización. Por la acera de enfrente camina en dirección opuesta una NIÑA DE TRENZAS casi más chiquita que su mochila de la escuela. 95 Las buenas yerbas 96 Camina encorbada y afligida, con pasitos rápidos y las manitas atrás de su espalda para ayudarse a sostener, por la parte de abajo, el enorme peso de su mochila. BLANQUITA se acerca a la niña y platican. Después le ayuda con la mochila, sosteniéndola de un extremo: entre las dos el peso es más ligero. La toma de la mano y juntas cruzan la calle. Del otro lado de la calle, por un gran ventanal, vemos a CITLALI, vestida de pants, que toma clases de defensa personal junto con PALOMA y otras muchachas jóvenes. ANA es la instructora que les enseña golpes de aikido inmobilizadores, y es su novio NACHO quien estoicamente se presta para las demostraciones (o sea, recibir los golpes). Las muchachas festejan cada simulacro con risas: se ve que se divierten tomando juntas la clase. Afuera , en plena calle, el pequeño ALEX juega con LUIS, su papá, mientras una BANDA DE MÚSICOS (La Lengua) está tocando una rola (“Sin tus brazos”) para la gente más variada que se empieza a juntar para escucharlos. Es una tarde bonita, verde y soleada. FIN María Novaro ©2004 96