La cuenta atrás para los Juegos Olímpicos La represión de

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PREGUNTAS Y RESPUESTAS
2 de abril 2008
SÓLO PARA USO INTERNO
Este documento no debe distribuirse como declaración oficial de Amnistía Internacional.
Su propósito es ayudar a las personas encargadas de prensa a responder verbalmente a las preguntas de
los medios de comunicación.
La cuenta atrás para los Juegos Olímpicos
La represión de activistas amenaza el legado olímpico
¿Puede China todavía cumplir sus compromisos de derechos humanos en los pocos meses que
quedan para el inicio de los Juegos Olímpicos?
Todavía es posible. Sin embargo, Amnistía Internacional observa con preocupación que, pese a que las
autoridades chinas han afirmado que la celebración de los Juegos brindaría una oportunidad para
mejorar los derechos humanos, la situación se está deteriorando, no sólo a pesar de las Olimpiadas, sino
precisamente a causa de su celebración. Las medidas que han tomado para reprimir a quienes plantean
cuestiones de derechos humanos demuestran que, hasta la fecha, los Juegos Olímpicos no han servido
de catalizador del cambio. Mientras las autoridades chinas no modifiquen sustancialmente el modo de
abordar los problemas de derechos humanos, el legado positivo de los Juegos Olímpicos será una meta
cada vez más inalcanzable.
A tan sólo cuatro meses de la cita olímpica se cierne el riesgo de que la celebración de los Juegos quede
empañada por un legado de represión y persecución. Nos preocupa especialmente la difícil situación de
activistas y periodistas individuales que han tenido el valor de intentar exponer los abusos que se siguen
cometiendo contra los derechos humanos y han instado al gobierno a que los solucione. Los recientes
disturbios que han tenido lugar en el Tíbet no sólo ponen de relieve el uso excesivo de la fuerza en la
actuación policial contra las manifestaciones, la detención arbitraria y la violación de la libertad de
expresión y reunión, sino también el hecho de que no se han abordado las injusticias de larga data que
sufre gran parte de la población tibetana. Es crucial que la comunidad internacional –incluidos quienes
tienen un vínculo con los Juegos Olímpicos como el Comité Olímpico Internacional (COI) y los líderes
mundiales– se pronuncie abiertamente y adopte una postura más firme ante las autoridades chinas para
poner fin a tales abusos.
Muchos gobiernos han afirmado que es mejor plantear los motivos de preocupación de derechos
humanos a las autoridades chinas en privado. ¿Es eficaz este proceder?
Amnistía Internacional no se opone al diálogo en privado sobre cuestiones de derechos humanos, pero
años de diálogo sobre derechos humanos entre diversos gobiernos y China ponen de manifiesto que
plantear estos asuntos a las autoridades chinas en privado sólo ha tenido, en el mejor de los casos, un
efecto limitado en la situación de los derechos humanos del país. Por ello, Amnistía Internacional cree
que el diálogo en privado debe ir respaldado de expresiones públicas de preocupación cuando proceda.
A medida que se acercan las Olimpiadas, el silencio de los líderes mundiales transmite a las autoridades
chinas una aprobación tácita de las violaciones de derechos humanos que se cometen en relación con los
Juegos. No pronunciarse abiertamente, sobre todo cuando se silencia a activistas chinos y se violan sus
derechos humanos, equivale en la práctica a una “conspiración de silencio” que socava los principios y
el espíritu de la Carta Olímpica. Amnistía Internacional hace un llamamiento a los gobiernos que
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mantienen un diálogo con China en materia de derechos humanos para que incluyan en el orden del día
de su próxima reunión los motivos de preocupación sobre las recientes protestas que han tenido lugar en
el Tíbet y asuntos relativos la libertad de expresión, sobre todo en lo que respecta a la represión contra
defensores y defensoras de los derechos humanos. Además, los gobiernos han de insistir en que se
incluya a las ONG pertinentes en las reuniones que se celebren, según convenga. Permitir que las
autoridades chinas veten el orden del día o a los participantes de las reuniones socava aún más el
proceso de diálogo.
¿Creen ustedes que el COI está haciendo lo suficiente para ejercer su influencia sobre las
autoridades chinas en materia de derechos humanos?
Cuando el COI eligió Pekín como sede de los Juegos Olímpicos, afirmó claramente que esperaba que la
celebración de los Juegos en China contribuiría a mejorar la situación de los derechos humanos. Por
tanto, Amnistía Internacional considera que es apropiado esperar que el COI utilice su influencia sobre
las autoridades chinas para lograr un cambio positivo acorde con la Carta Olímpica.
Acogemos con satisfacción la declaración1 hecha el 23 de marzo por Jacques Rogge, presidente del
COI, en la que ha expresado su esperanza de que el “conflicto del Tíbet” se resuelva pacíficamente y ha
afirmado que el COI seguirá “respetando la causa de los derechos humanos”. Hasta la fecha, las
declaraciones del COI han presentado un panorama casi universalmente positivo de aparente “progreso”
de los derechos humanos en China, sobre todo respecto a la promulgación de leyes y reglamentos. En
nuestra opinión, no es apropiado referirse públicamente al progreso en ciertas áreas mientras se pasa por
alto el profundo deterioro en otros ámbitos.
Por tanto, Amnistía Internacional insta al COI a que se pronuncie abiertamente sobre los motivos de
preocupación de derechos humanos que se exponen en nuestro informe, especialmente sobre el deterioro
de la situación de activistas individuales de derechos humanos en China. El gobierno chino puede
interpretar el silencio o la insistencia en mantener únicamente un diálogo en privado –sobre todo cuando
se pone una mordaza a activistas chinos y se violan sus derechos humanos– como una aprobación tácita
de las violaciones de derechos humanos que se cometen durante los preparativos de los Juegos.
¿Por qué tiene el COI responsabilidad alguna en ayudar a China a mejorar su historial de
derechos humanos?
Obviamente, la responsabilidad primaria recae en las propias autoridades chinas. Sin embargo, la
Declaración Universal de Derechos Humanos establece que tanto los individuos como las instituciones
tienen la obligación de promover el respeto a los derechos humanos. En el periodo previo al inicio de los
Juegos Olímpicos, el COI ejerce una influencia considerable sobre las autoridades chinas, y tanto éstas
como el COI tienen interés en que la celebración de las Olimpiadas no quede empañada por continuos
El 23 de marzo de 2008, el presidente del COI Jacques Rogge emitió una declaración en la que reafirmaba que los Juegos
Olímpicos son una “fuerza para el bien”. En una mención inusual a motivos concretos de preocupación de derechos humanos en
China, Jacques Rogge añadió: “Los sucesos del Tíbet son motivo de gran preocupación para el COI. El COI ha expresado ya la
esperanza de que este conflicto se resuelva pacíficamente lo antes posible. La violencia, cualquiera que sea su razón, es contraria a
los valores y el espíritu olímpicos. El COI continuará respetando la causa de los derechos humanos”. Amnistía Internacional acoge
con satisfacción la decisión del COI de hacer públicos sus motivos de preocupación sobre la situación del Tíbet, y lo insta a que se
pronuncie abiertamente sobre otras cuestiones de derechos humanos que son motivo de preocupación, incluidas las expuestas en
el informe.
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informes de abusos graves contra los derechos humanos, sobre todo los relacionados específicamente
con la organización de los Juegos. El COI ya asegura que las sedes de los Juegos Olímpicos cumplan
importantes disposiciones de protección medioambiental, por lo que es razonable esperar que también le
preocupe la protección contra las violaciones de los derechos humanos causadas por la celebración de
los Juegos. Abordar tales motivos de preocupación estará en sintonía con las disposiciones centrales de
la Carta Olímpica sobre el “mantenimiento de la dignidad humana” y el “respeto por los principios
éticos fundamentales universales”, y con la función del COI de promover un legado positivo de los
Juegos Olímpicos en Pekín y en China.
Dado que los preparativos de las Olimpiadas de Pekín y los anteriores Juegos Olímpicos han estado
asociados a violaciones de los derechos humanos, creemos que es hora de que el COI reconozca la
necesidad de adoptar cambios fundamentales en la organización de las Olimpiadas. Haremos un
llamamiento al COI para que establezca un “cuarto pilar”,2 basado en las normas internacionales de
derechos humanos. Deberán realizarse evaluaciones expertas del impacto que tendrá en los derechos
humanos la celebración de los Juegos Olímpicos en los países en cuestión. Deberá exigirse a las
ciudades candidatas que presenten planes creíbles que garanticen que la celebración de los juegos no
contribuirá a la comisión de violaciones de derechos humanos. Asimismo, deberá haber indicadores
verificables y una vigilancia independiente que determinen los progresos logrados.
¿Por qué mezcla Amnistía Internacional el deporte con la política?
“¿Por qué politizar las Olimpiadas?” es el argumento recurrente que han esgrimido muchas de las
entidades que tienen que ver con la celebración de los Juegos Olímpicos de Pekín, sobre todo las
autoridades chinas. Los derechos humanos no son una cuestión política. Los derechos humanos
proporcionan la base de toda vida humana, desde la salud y el alojamiento a la libertad de expresión y
religión. Todo ser humano tiene derecho a disfrutarlos y todas las personas estamos unidas por ellos.
Defender estos derechos, consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos, es defender
también los valores olímpicos recogidos en la Carta Olímpica. Los derechos humanos no son una
cuestión política, pero arrestar a activistas de derechos humanos y acusarlos de “subversión” sí es una
cuestión política. Al establecer vínculos con los derechos humanos, Amnistía Internacional simplemente
insta a las autoridades chinas a cumplir los compromisos que suscribieron oficialmente y en repetidas
ocasiones durante el proceso de presentación de candidaturas, a saber, que la situación de los derechos
humanos mejoraría en el periodo previo a las Olimpiadas.
Las recientes alarmas sobre la posibilidad de atentados terroristas ¿justifican un aumento de la
vigilancia y de las detenciones por parte de las autoridades chinas?
El 9 de marzo de 2008, el gobierno chino anunció que había frustrado un plan para atentar contra las
Olimpiadas y lo relacionó con presuntos separatistas uigures. Esta información se basa en un asalto a
una “banda terrorista” en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang en enero de 2008 durante el cual,
según fuentes oficiales, la policía china mató a dos integrantes de la banda y detuvo a otros 15. No
2
Los tres pilares del olimpismo son el deporte, la cultura y el medio ambiente. Con la colaboración de
ONG ecologistas, el tercer pilar del medio ambiente se añadió en los Juegos Olímpicos de Invierno
celebrados en Lillehammer en 1994. Al añadir un “cuarto pilar” relativo a los derechos humanos
probablemente se incorporaría este aspecto al proceso de presentación de candidaturas y a los contratos
con las sedes elegidas, por lo que estaría directamente relacionado con la celebración de los Juegos, y
dejaría de observarse únicamente la situación general de los derechos humanos en el país.
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obstante, las autoridades chinas no han proporcionado pruebas concretas que apoyen estas afirmaciones.
Amnistía Internacional reconoce la responsabilidad de los gobiernos de adoptar las medidas y
precauciones de seguridad adecuadas contra amenazas terroristas u otros actos de violencia. Sin
embargo, las autoridades también han esgrimido la amenaza del terrorismo y la seguridad del Estado
para justificar una represión más amplia de la comunidad uigur de mayoría musulmana del Sin-kiang.
Este enfoque parece repetirse en las medidas represivas que se están aplicando en el periodo previo al
inicio de los Juegos, por las que varios periodistas y activistas pacíficos de derechos humanos han sido
acusados de “subversión” y de otros delitos contra la seguridad del Estado. En este contexto, es posible
que las autoridades exageren la amenaza terrorista para justificar una posición más dura de Pekín en aras
de la seguridad o para desviar la atención internacional de la continua represión contra activistas
pacíficos.
¿Qué importancia tiene que se haya restablecido la revisión por el Tribunal Supremo Popular de
todas las condenas a muerte que se dictan en China?
Amnistía Internacional ha acogido con satisfacción esta medida, pues alberga la esperanza de que
conlleve una reducción del numero de condenas a muerte y ejecuciones. Según las declaraciones
oficiales, la reimplantación del proceso de revisión de las condenas a muerte por el Tribunal Supremo
Popular ha supuesto una disminución considerable del número de ejecuciones en China en 2007, pero
no se han presentado estadísticas que respalden esta afirmación. Los informes de algunos tribunales
provinciales parecen confirmar la reducción. Por ejemplo, un funcionario judicial (del que no se ha dado
el nombre) de un tribunal intermedio del noroeste de China afirmó, según informes, que el tribunal sólo
había llevado a cabo 10 ejecuciones en 2007, en comparación con la media de 60 de años anteriores, y
añadió que esta disminución no había afectado negativamente al orden público. El descenso en el
número de ejecuciones puede deberse en parte a una creciente acumulación de causas de pena de muerte
que están siendo revisadas por el Tribunal Supremo Popular.
Informes recientes indican que el proceso de revisión adolece de problemas serios, como la falta de
claridad de los procedimientos que deben seguir los abogados defensores para acceder al Tribunal
Supremo Popular, y a las personas que se enfrentan a la pena de muerte se les sigue negando el derecho
a un juicio justo. Continúan saliendo a la luz ejemplos de errores judiciales en casos de pena de muerte,
al parecer derivados del uso de la tortura o los malos tratos por parte de la policía para extraer
“confesiones” de los detenidos. El único modo de proteger plenamente a las personas de errores
judiciales irreversibles y garantizar el derecho a la vida pasa por una abolición total de la pena de
muerte.
El restablecimiento de la revisión de causas de pena de muerte por el Tribunal Supremo Popular
parece haber reducido sustancialmente el número de condenas a muerte y de ejecuciones en 2007.
Ése es un paso positivo, ¿no?
Amnistía Internacional acoge con satisfacción toda reducción del número de ejecuciones, pero la
publicación de estadísticas nacionales completas y de otra información detallada sobre la aplicación de
la pena de muerte en China es primordial para respaldar estas afirmaciones. Las estadísticas sobre este
asunto siguen estando clasificadas como secreto de Estado; publicarlas sería coherente con el objetivo
de presentar una “China más abierta” para las Olimpiadas. La transparencia también es esencial para
que la opinión pública china pueda discutir sobre este asunto y forjarse una opinión informada sobre la
pena de muerte.
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Amnistía Internacional no sólo ha abogado por una disminución de las condenas a muerte, sino que
también ha instado a las autoridades chinas a reducir el número de delitos punibles con la muerte. Sin
embargo, la cifra de delitos punibles con la muerte sigue rondando los 68, y recientes interpretaciones
judiciales hechas por el Tribunal Supremo Popular sobre el sabotaje de centrales eléctricas y la
producción o venta de medicamentos falsificados pueden aumentar la probabilidad de condenar a
muerte a personas por determinados delitos.
¿Considera Amnistía Internacional que la inyección letal es más “humana” que otros métodos de
ejecución?
A Amnistía Internacional le preocupa enormemente que las autoridades chinas estén extendiendo el uso
de la inyección letal y aseguren que es un método de ejecución más “humano”. Esta afirmación
desprecia el inmenso dolor y sufrimiento psicológico de las personas que van a ser condenadas a muerte
o que están en espera de ejecución, sean cuales sean los métodos utilizados para acabar con su vida.
Además, en la ejecución por inyección letal participa personal médico, lo cual contraviene los principios
internacionales de la ética médica. En el reducido número de países en el que se aplica o se ha aplicado
la inyección letal ha habido problemas técnicos durante la ejecución que han ocasionado sufrimiento a la
persona condenada. Entre estos problemas cabe mencionar el alargamiento de la ejecución cuando el
personal médico explora con agujas el cuerpo del reo para encontrar la vía; la necesidad de realizar una
“incisión” quirúrgica para acceder a una vena interior; los retrasos en la inducción de pérdida del
conocimiento, o la inyección de las sustancias químicas en el tejido, en vez de en las venas. Se ha tenido
noticia de que en otros países las ejecuciones han llegado a durar hasta 90 minutos. Las ejecuciones,
sean cuales sean los métodos, contravienen el espíritu de la Carta Olímpica, que otorga al
“mantenimiento de la dignidad humana” un lugar central en el movimiento olímpico.
¿Qué relevancia tiene la reciente decisión de la Asociación Médica China de poner fin al
transplante de órganos de personas ejecutadas?
Es una decisión significativa. A Amnistía Internacional le preocupa desde hace tiempo que el lucrativo
mercado de órganos sea un potente incentivo económico para continuar con las ejecuciones. La
organización no cree que pueda demostrarse la existencia de un verdadero consentimiento de las
personas que esperan ejecución cuando éstas no han expresado el deseo de donar sus órganos con
anterioridad a su encarcelamiento (por ejemplo, habiendo rellenado una tarjeta de donante de órganos u
otro documento equivalente en el que se manifestase tal intención). También hay un riesgo de que se
acabe aceptando la idea de que las personas en espera de ejecución son una fuente de órganos para
transplantes, lo que dificultaría la adopción o aplicación de medidas encaminadas a la abolición de la
pena capital. Además, la elección del momento de la ejecución podría verse influida por la intención de
usar los órganos de un determinado reo. Esta práctica transforma efectivamente las ejecuciones en
operaciones casi médicas en la que participan médicos que contravienen su código deontológico.
En este sentido, Amnistía Internacional acoge con agrado la reciente decisión de la Asociación Médica
China, que al parecer cuenta con el respaldo del Ministerio de Salud, de no transplantar órganos de
personas condenadas u otras bajo custodia, excepto a miembros de su familia más inmediata. Sin
embargo, funcionarios del Ministerio de Salud han asegurado, según los informes, que las personas
ejecutadas seguirán siendo una fuente de órganos durante cinco años o más mientras se eliminan
paulatinamente los transplantes relacionados con las ejecuciones. El acuerdo de la Asociación Médica
China también parece contradecir declaraciones recientes de otros funcionarios chinos según las cuales
las personas condenadas a muerte podrán ser donantes de órganos siempre que lo decidan
“voluntariamente” y que ellas o su familia hayan dado su consentimiento.
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¿Qué opina Amnistía Internacional de las denuncias sobre extracción de órganos “por encargo”
de presos ejecutados de Falun Gong?
Amnistía Internacional no ha podido comprobar la veracidad de las denuncias sobre extracciones de
órganos a integrantes de Falun Gong. Las acusaciones, por graves que sean, han de estar respaldadas de
un modo que satisfaga el rigor de nuestras investigaciones antes de que emprendamos campaña o
defensa alguna. Dada la gravedad de las denuncias, seguiremos investigando, en la medida de lo posible,
los indicios que puedan surgir y analizaremos toda información que llegue en el futuro a nuestro
conocimiento.
La organización sigue considerando extremadamente preocupante la persecución que sufre el
movimiento espiritual de Falun Gong en China. El 12 de marzo de 2008, el Centro Informativo Falun
Dafa, con sede en Estados Unidos, publicó datos que apuntaban a que al menos 67 integrantes de este
movimiento habían sido detenidas en Pekín desde diciembre de 2007. Uno de los casos que ponemos de
relieve en el periodo previo a los Juegos Olímpicos es el de Bu Dongwei, al que se le impuso la sanción
de “reeducación por el trabajo” después de que la policía encontrase literatura de Falun Gong en su casa.
Amnistía Internacional lo considera preso de conciencia, por lo que debe ser liberado.
Amnistía Internacional lleva tiempo expresando motivos de preocupación sobre la extracción de
órganos de personas ejecutadas para abastecer el creciente negocio de los transplantes en China. Las
normas médicas internacionales estipulan que la donación de órganos debe contar siempre con el
“consentimiento libre e informado” del donante. El 5 de octubre de 2007, la Asociación Médica China
acordó no transplantar órganos de personas presas u otras personas bajo custodia, excepto a miembros
de su familia más inmediata. Se llegó a este acuerdo en una reunión de la Asociación Médica Mundial
celebrada en Copenhague. Si bien éste es un paso alentador, no está claro hasta qué punto se ve
reflejado en la práctica oficial de transplante de órganos de China. El acuerdo parece contradecir
declaraciones recientes de otros funcionarios chinos según las cuales las personas condenadas a muerte
podrán ser donantes de órganos siempre que lo decidan “voluntariamente” y que ellas o su familia hayan
dado su consentimiento. Pensamos que ninguna persona que se vea confrontada con la angustia de su
inminente ejecución está en situación de dar tal consentimiento. Mientras las personas condenadas sigan
sin tener derechos de acceso a sus familiares o abogados, las afirmaciones de que se ha procurado
siquiera tal consentimiento no pueden comprobarse de forma independiente.
¿Qué opinión les merecen las nuevas normas para los periodistas extranjeros? Sin duda, ése es un
paso positivo, ¿verdad?
Amnistía Internacional ha acogido con satisfacción las promesas oficiales de las autoridades chinas de
permitir “plena libertad de prensa” en el periodo previo a las Olimpiadas. La promulgación de normas
más abiertas para periodistas extranjeros antes de los Juegos es bienvenida, pero debe hacerse extensiva
a todo el país e ir acompañada de una aplicación uniforme y sistemática. Los hechos ocurridos
recientemente en el Tíbet, donde se excluyó a periodistas extranjeros de zonas afectadas por los
disturbios, parecen demostrar que las autoridades chinas no tienen un compromiso real con la libertad de
los medios de comunicación ni con el escrutinio internacional que esta apertura conlleva. Más
concretamente, Amnistía Internacional considera motivo de preocupación que, en la práctica, sigan
incumpliéndose las normas promulgadas y que varios periodistas extranjeros hayan sufrido obstáculos –
incluso violencia– cuando trataban de informar. El Club de Corresponsales Extranjeros de China ha
documentado más de 180 infracciones de las normas en 2007, incluidos algunos casos que constituyeron
agresión y detención arbitraria. Al mismo tiempo, se ha prohibido a varios activistas de derechos
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humanos hablar con periodistas extranjeros y muchos están encarcelados o permanecen bajo “arresto
domiciliario”, incluso en Pekín.
Además, las nuevas normas más abiertas para los periodistas extranjeros apenas tienen efecto sobre la
extensa y sistemática censura de los medios de comunicación nacionales y de Internet. Estas normas no
son aplicables a los periodistas nacionales, y se han recrudecido los controles sobre los medios de
comunicación del país y sobre Internet. Esto apunta a un doble rasero. Los periodistas chinos siguen
trabajando en condiciones de control y censura férreos, y quienes publican artículos críticos se arriesgan
a sufrir persecución y cárcel. Asimismo, se han adoptado nuevas medidas para afianzar el control oficial
de Internet, entre cuyos blancos más recientes en Pekín figuran varios sitios web con información sobre
el VIH/sida. Según informes, los controles sobre la información se están extendiendo a los mensajes de
texto enviados por SMS en Pekín.
¿Por qué se centra Amnistía Internacional únicamente en China, y no en otros países que
participan en los Juegos y que tienen un peor historial de derechos humanos?
El mundo reconoce la oportunidad única que representan los Juegos Olímpicos para lograr un cambio
significativo y duradero en China. Amnistía Internacional no le tiene “manía” a China ni tiene
“prejuicios” contra el país; en el pasado hemos hecho campaña en relación con otros países que han
albergado los Juegos Olímpicos, por ejemplo, exponiendo los motivos de preocupación sobre el trato
dispensado a la población romaní en el periodo previo a los Juegos de Atenas, o sobre la pena de muerte
en Estados Unidos cuando los Juegos se celebraron en Atlanta. Amnistía Internacional no clasifica a los
países por su historial de derechos humanos y sigue llevando a cabo numerosas campañas destinadas a
poner de relieve y responder a abusos contra los derechos humanos en países de todo el mundo.
Amnistía Internacional ha decidido que es adecuado hacer campaña sobre los derechos humanos en
China en relación con las Olimpiadas de Pekín por los compromisos que suscribieron las autoridades
chinas durante la presentación de las candidaturas para la sede de los Juegos, así como por las
declaraciones del COI de que los Juegos servirían para impulsar el cambio y mejorar la situación de los
derechos humanos en el país.
¿Qué compromisos concretos de derechos humanos anunció China cuando presentó su
candidatura a los Juegos Olímpicos?
En abril de 2001, Liu Jingmin, vicepresidente del Comité para la Candidatura de Beijing a las
Olimpiadas de 2008, afirmó lo siguiente: “Permitiendo que Pekín sea sede de los Juegos, contribuirán
ustedes al desarrollo de los derechos humanos”.
“[Los Juegos Olímpicos] ayudarán a promover todos los proyectos económicos y sociales, y también
beneficiarán al continuo desarrollo de nuestra causa de derechos humanos”, Liu Qi, alcalde de Pekín,
citado en Christopher Clary, “Despite Worries Over Rights, It Wins on Second Round of Voting:
Beijing Is Awarded 2008 Summer Olympics”, International Herald Tribune, 14 de junio de 2001.
Más concretamente, en julio de 2001, Wang Wei, secretario general del Comité para la Candidatura de
Beijing a las Olimpiadas de 2008, declaró: “Daremos a los medios de comunicación libertad absoluta
para informar cuando vengan a China. [...] Tenemos plena confianza en que la celebración de los Juegos
Olímpicos de 2008 en China no sólo promoverá nuestra economía, sino que también mejorará todas las
condiciones sociales, incluidas la educación, la salud y los derechos humanos”. [Extraído de China
Daily].
¿Por qué cree AI que la preparación de los Juegos Olímpicos ha contribuido a la comisión de
violaciones de derechos humanos?
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Nos preocupa enormemente que gran parte de la actual oleada de represión no esté ocurriendo a pesar
de las Olimpiadas, sino precisamente debido a las Olimpiadas. Activistas pacíficos de derechos
humanos y otras personas que han criticado públicamente la política oficial del gobierno han sido blanco
de la “limpieza” de las autoridades previa a los Juegos. Algunos de los detenidos han sido golpeados y
han sufrido otras formas de tortura o malos tratos. Las personas que han relacionado las
responsabilidades del gobierno chino con la celebración de los Juegos Olímpicos han estado entre las
que han recibido un trato más duro.
Pese a los esfuerzos que desde hace tiempo tratan de reformar sustancialmente o abolir la “reeducación
por el trabajo”, este sistema sigue intacto y a disposición de la policía de Pekín, que lo aplica para barrer
de “indeseables” las calles de la ciudad. Entre los blancos recientes de esta sanción administrativa se
encuentran activistas y peticionarios, a algunos de los cuales se les ha impuesto tras haberlos detenido
en Pekín y devuelto a sus provincias de origen. Informes recientes sobre redadas de peticionarios en
Pekín sugieren que las autoridades están recurriendo a métodos similares a la “custodia y repatriación”,
sistema abusivo de detención administrativa cuya abolición en 2003 fue presentada por las autoridades
como una importante mejora de derechos humanos.
¿Qué hará Amnistía Internacional si esta campaña no resulta eficaz?
Las cuestiones en las que nos centramos con respecto a los Juegos Olímpicos de Pekín son cuestiones en
las que llevamos muchos años trabajando, y seguiremos haciéndolo hasta que se hayan logrado reformas
permanentes en materia de derechos humanos, tanto en la ley como en la práctica. Son también
cuestiones que suscitan gran preocupación entre los reformistas chinos, como juristas y activistas de los
derechos humanos. Creemos que nuestros llamamientos para que se produzcan avances son realistas y
que todas nuestras recomendaciones pueden cumplirse antes de agosto de 2008. Por ejemplo, no
esperamos necesariamente la abolición de la pena de muerte en China, pero sí pretendemos que las
autoridades den a conocer las estadísticas sobre este tema y reduzcan el número de delitos punibles con
la muerte. AI ha adoptado un planteamiento constructivo a fin de lograr mejoras considerables y
sostenibles en los derechos humanos en China. Después de los Juegos, AI continuará evaluando los
progresos, dando a conocer las violaciones de derechos humanos y trabajando con grupos de personas,
dentro y fuera del país, en nuestra búsqueda de un cambio duradero.
Dado que los preparativos para los Juegos Olímpicos de Pekín y para Juegos celebrados anteriormente
han ido asociados a violaciones de derechos humanos, creemos que es hora de que el COI admita la
necesidad de introducir cambios fundamentales en la organización de las Olimpiadas. Haremos un
llamamiento al COI para que establezca un “cuarto pilar” basado en normas internacionales de derechos
humanos. Debe haber una valoración, realizada por expertos, del impacto que tendrá en los derechos
humanos la celebración de los Juegos en Estados concretos. Debe pedirse a los candidatos que presenten
planes creíbles para garantizar que la celebración de los Juegos no contribuye a la comisión de
violaciones de derechos humanos. Y deben existir indicadores verificables y una labor de vigilancia
independiente para medir los progresos.
¿En qué cambiará AI su forma de actuar si la campaña no logra el impacto deseado?
Un legado negativo desacreditará a las autoridades chinas y transmitirá a la comunidad internacional el
mensaje de que, a pesar de los cambios que se han ido produciendo en China, las autoridades están
decididas a impedir avances reales en los derechos humanos. Esto no sólo afectará a cómo enfocamos
nuestro trabajo sobre China, sino que también debe influir en la forma en que otros gobiernos conciben
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su compromiso con los derechos humanos en China. Debe hacer que la comunidad internacional se
pregunte si realmente se puede confiar en las promesas oficiales de reformas en materia de derechos
humanos.
La campaña de AI en favor de la libertad de expresión y asociación, ¿no entra en contradicción con la
obligación que tienen todas las sedes de las Olimpiadas de impedir “manifestaciones políticas” durante
los Juegos?
China tiene un historial nefasto en cuanto al respeto por la libertad de expresión, asociación y reunión.
Uno de los presos de conciencia que destacamos en nuestra campaña es Ye Guozhu, que lleva cuatro
años encarcelado simplemente por solicitar autorización para celebrar una manifestación pacífica en la
que poner de relieve el elevado número de personas que han perdido sus hogares debido a las obras
relacionadas con la construcción de infraestructura olímpica en Pekín. La Carta Olímpica establece
claramente que la prohibición de celebrar manifestaciones se limita a las instalaciones o a los
emplazamientos olímpicos. Todo intento de esgrimir esta norma como excusa para impedir a
particulares o activistas participar de forma más general en manifestaciones legítimas y pacíficas
violaría las normas sobre libertad de expresión, asociación y reunión.
¿Qué opina AI sobre las “cláusulas de silencio” propuestas para impedir que los deportistas den
su opinión en Pekín?
La libertad de expresión es un derecho humano y nos opondríamos a los intentos de impedir que los
deportistas expresen su opinión mientras están en China. Sin embargo, somos conscientes de que la
prioridad de los deportistas es el deporte y que hablar sobre violaciones de derechos humanos debe ser
una cuestión de conciencia personal y una elección individual. La Carta Olímpica especifica que “no se
permitirá ningún tipo de manifestación ni propaganda política, religiosa o racial en ningún
emplazamiento, instalación u otro lugar que se considere parte de los emplazamientos
olímpicos”. Esta disposición no debe utilizarse como pretexto para restringir de un modo más general
los derechos humanos a la libertad de expresión, asociación y reunión en Pekín o en China mientras se
estén celebrando los Juegos. En vista de la controversia suscitada por las “cláusulas de silencio”, AI
insta al COI a que aclare públicamente cómo interpreta esta disposición en el contexto de la libertad de
expresión y haga públicas las directrices sobre este tema que pueda haber enviado a los Comités
Olímpicos nacionales.
¿Deben los dirigentes mundiales que tienen previsto asistir a los Juegos boicotear las ceremonias
de inauguración y clausura?
Amnistía Internacional hace un llamamiento a la comunidad internacional, incluidos los dirigentes
mundiales, para que expresen públicamente, y planteen de forma directa y firme a los representantes
chinos, la preocupación que suscita la situación de los derechos humanos en China, especialmente la de
los relacionados con la celebración de las Olimpiadas, a fin de alentar a las autoridades del país a
ocuparse de estas cuestiones. No pronunciarse ahora sobre las violaciones de derechos humanos
cometidas en el periodo previo a los Juegos Olímpicos supone desperdiciar una oportunidad única de
presionar con el fin de lograr un cambio positivo en los derechos humanos en China. AI no pide que se
boicotee la ceremonia inaugural ni que se lleve a cabo un boicoteo más amplio. Comprendemos que
otros grupos y personas apoyen el boicoteo. Creemos que hay otras formas de oponerse a los abusos
contra los derechos humanos y de trabajar de forma efectiva para mejorar la situación de esos derechos
en China.
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Por los derechos humanos en todo el mundo
Premio Nóbel de la Paz 1977. Declarada de utilidad
pública (Acuerdo Consejo Ministros 31 julio 1981)
Fernando VI, 8, piso 1º. 28004 Madrid
Telf. + 34 91 310 12 77 / Fax + 34 91 319 53 34
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PREGUNTAS Y RESPUESTAS
¿Deben los patrocinadores comerciales de las Olimpiadas de Pekín retirar su apoyo a los Juegos?
En la reciente polémica aparecida en los medios de comunicación en torno al patrocinio del relevo de la
antorcha olímpica a su paso por el Tíbet y a la retirada de Steven Spielberg como asesor artístico de las
ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos en relación con la situación de Darfur, diversos
observadores han indicado que las empresas que patrocinan los Juegos deben considerar con mayor
detenimiento su participación en las Olimpiadas. Los patrocinadores de las Olimpiadas deben tener en
cuenta la situación de los derechos humanos en China y utilizar su influencia para plantear las
preocupaciones que suscita esa situación. Para minimizar el riesgo de quedar asociados a unos Juegos
Olímpicos caracterizados por graves violaciones de derechos humanos, Amnistía Internacional insta a
los patrocinadores de las Olimpiadas a que planteen al COI y a las autoridades chinas sus
preocupaciones en torno a la situación de los derechos humanos en China.
¿Deberían boicotearlos los aficionados al deporte?
Amnistía Internacional anima a las personas de todo el mundo, tanto si tienen pensado asistir o ver los
Juegos como si no, a que se unan a nuestra campaña y emprendan acciones, como llamamientos en
favor de personas que han sido perseguidas por las autoridades chinas. Pueden hacerlo poniéndose en
contacto con la oficina de AI en su país o con el Secretariado Internacional en Londres, que les facilitará
información sobre esta cuestión y sobre las distintas formas de participar en nuestra campaña. AI no
pide que se boicotee la ceremonia inaugural ni que se lleve a cabo un boicoteo más amplio.
Comprendemos que otros grupos y personas apoyen el boicoteo. Creemos que hay otras formas de
oponerse a los abusos contra los derechos humanos y de trabajar de forma efectiva para mejorar la
situación de esos derechos en China.
¿Consideran legítimo que manifestantes interrumpan el recorrido de la antorcha olímpica?
Las protestas pacíficas relacionadas con la antorcha olímpica están protegidas por las normas
internacionales de derechos humanos y debe permitirse su celebración. Los Estados no deben negar la
libertad de expresión y reunión y deben garantizar que no hacen un uso excesivo de la fuerza al impedir
que se interrumpa el recorrido de la antorcha olímpica.
¿Cómo responde AI a las críticas de que está siendo demasiado blanda con China, al centrarse
sólo en una parte del historial de derechos humanos de China y oponerse a la idea de un boicoteo?
No se trata de ser más o menos blandos, sino de hallar la forma más efectiva de lograr mejoras. La
campaña de AI se centra en problemas de derechos humanos fundamentales que requieren reformas
urgentes en China. De hecho, asuntos como la pena de muerte y la privación de libertad sin juicio ya
aparecen desde hace muchos años en los planes de reforma de China. Todos los temas que hemos
seleccionado están vinculados al valor olímpico de la dignidad humana (pena de muerte y derecho a la
vida) y a los compromisos oficiales sobre la libertad de los medios de comunicación (colectivo de
defensores de los derechos humanos e Internet). Hasta el eslogan oficial de las Olimpiadas, “Un mundo,
un sueño”, implica el respeto de los derechos humanos universales, o, en palabras de la Carta Olímpica,
“el respeto por los principios éticos fundamentales universales”. China está cambiando a gran velocidad
y AI considera que se pueden realizar reformas positivas y concretas en los cuatro temas de nuestra
campaña.
¿Apoya AI la reciente petición de los agricultores chinos en contra de las adquisiciones de tierras
y a favor de un aumento de las prestaciones sociales y económicas bajo el lema “No queremos
Olimpiadas, queremos derechos humanos”?
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Un número creciente de activistas chinos, incluidos los que defienden el derecho a la vivienda y a la
tierra, están aprovechando la organización de los Juegos Olímpicos en China para poner de relieve sus
motivos de preocupación en materia de derechos humanos. Si continúa la represión actual, tememos que
las autoridades ejerzan sobre ellos una presión cada vez mayor a medida que se acerquen las
Olimpiadas. Las autoridades deben permitir a la población que formule sus quejas de forma pacífica, así
como adoptar medidas concretas que aborden el origen de sus preocupaciones. Encerrar a las personas
conculcando sus derechos no hace sino echar leña al fuego y no garantizará la estabilidad social.
Sentimos honda preocupación ante el hecho de que, el 24 de marzo, Ye Guozhu, uno de los
organizadores de esta petición, fue declarado culpable de “incitar a la subversión” y condenado a cinco
años de cárcel. Según los informes, la policía del juzgado le golpeó en repetidas ocasiones con porras
eléctricas cuando intentó hablar con familiares que asistían a la vista para dictar condena.
Dadas las atrocidades que se han cometido en Darfur, ¿se valdrá AI de los Juegos Olímpicos para
presionar a las autoridades chinas a fin de que reconsideren su apoyo al gobierno sudanés? Mia
Farrow, actriz y embajadora de buena voluntad de la ONU, ha calificado estos Juegos Olímpicos
de “olimpiadas genocidas”, y ha anunciado una carrera de relevos con antorchas al estilo olímpico
a través de países en los que se hayan cometido atrocidades generalizadas. ¿Apoya AI esta carrera
de relevos?
AI conoce la iniciativa, pero ya tiene desde hace tiempo su propio programa de acción para abordar las
graves violaciones de derechos humanos cometidas en Darfur, cuyo objetivo es Sudán pero también
China y otros países. Nuestra campaña sobre China y los Juegos Olímpicos se centra en la situación de
los derechos humanos en ese país, en función de las promesas que hicieron los representantes chinos a
ese respecto cuando en 2001 se concedió a China la organización de los Juegos Olímpicos. Esperamos,
sin embargo, que cualquier legado positivo de los Juegos Olímpicos en el ámbito de los derechos
humanos también se refleje en la política exterior de este país. Como demuestra su elección como país
anfitrión de los Juegos Olímpicos, China es un país que tiene interés en ser considerado un actor de
primera línea en el escenario mundial, y ese papel entraña responsabilidades con respecto a los derechos
humanos que irán traspasando progresivamente sus fronteras.
El uso de Internet se ha extendido rápidamente en los últimos años, convirtiendo a China en la
segunda comunidad en línea del mundo después de Estados Unidos. Sin duda esto comporta
beneficios a la vez que riesgos, ¿no es así?
El crecimiento de Internet y de otros novedosos instrumentos de comunicación ha ayudado al activismo
en favor de los derechos humanos en China, así como en otros países. Muchos activistas chinos los
emplean con eficacia para poner en común sus conocimientos y recursos y crear redes informales. Sin
embargo, al mismo tiempo, el gobierno chino ha aumentado la vigilancia de Internet y ha intentado
endurecer su control. En el informe que hemos publicado recientemente destacamos las nuevas medidas
que se han tomado para aumentar el control oficial sobre Internet, como el cierre que se ha producido
últimamente de sitios web radicados en Pekín, entre los que había varios que ofrecían noticias
relacionadas con el VIH/sida. Los informes indican que el control de la información también se está
extendiendo a los servicios de mensajes de texto de los teléfonos móviles en Pekín. Muchos asuntos que
se consideran políticamente delicados siguen siendo inabordables, como la represión de las protestas de
1989 en favor de la democracia que se celebraron en Tiananmen, y la lista de estos asuntos cambia y
aumenta continuamente. Las personas que caen en desgracia con los censores pueden además ser
sometidas a estrecha vigilancia policial, acabar en la cárcel o sufrir ciertas modalidades de “arresto
domiciliario” que vulneran la legislación china y las normas internacionales de derechos humanos.
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¿Debe pasar por el Tíbet la antorcha olímpica?
Amnistía Internacional siente honda preocupación ante el hecho de que las autoridades chinas han
cerrado el Tíbet y las provincias limítrofes al escrutinio internacional. Las autoridades chinas deben
cumplir su promesa de ofrecer “plena libertad a los medios de comunicación” para las Olimpiadas y
permitir la entrada de todos los periodistas en el Tíbet. Las nuevas normas para los periodistas
extranjeros de las que han alardeado el COI y las autoridades chinas no convencerán a nadie si, ante la
posibilidad de recibir críticas de la comunidad internacional, se impide el escrutinio internacional. Del
mismo modo deben permitirse las protestas pacíficas legítimas, al igual que en los demás países por los
que pase la antorcha olímpica. Las autoridades chinas deben responder de modo proporcionado a las
protestas, en el Tíbet u otras provincias, y no detener, recluir ni castigar de otro modo a quienes
participen en las que se celebren de forma pacífica.
¿Deben reunirse los dirigentes mundiales con el Dalai Lama?
Muchos dirigentes ya lo han hecho, o han expresado su deseo de hacerlo. Se reúnan o no con el Dalai
Lama, los dirigentes de los gobiernos deben hacer todo lo posible por ayudar a poner fin a las graves
violaciones de derechos humanos en el Tíbet. AI hace un llamamiento a los gobiernos para que apoyen
las recomendaciones de la organización a China a fin de que permita una investigación de la ONU sobre
los hechos acaecidos en el Tíbet desde el 10 de marzo; permita la entrada de observadores
internacionales y medios de comunicación en el Tíbet y en las provincias limítrofes; y respete el derecho
a la libertad de expresión, reunión y religión. Los dirigentes deben transmitir estos mensajes a las
autoridades chinas de forma directa y firme, y deben pedir públicamente que se respeten los derechos
humanos en el Tíbet.
¿Pide Amnistía Internacional a las autoridades chinas que hablen con el Dalai Lama?
Por lo general, Amnistía Internacional no se pronuncia sobre propuestas concretas de conversaciones o
negociaciones políticas. Conviene recordar que, desde 2002, autoridades chinas se han reunido
previamente con representantes del Dalai Lama en diversas ocasiones y que recientemente han
manifestado que estarían dispuestas a hacerlo de nuevo. Las conversaciones anteriores no se tradujeron
en una mejora significativa de la situación de los derechos humanos, y por ello AI haría hincapié en que
las conversaciones que se celebren deben abordar cómo poner fin a las graves violaciones de derechos
humanos que se han producido en el Tíbet y deben ofrecer un resarcimiento a sus víctimas.
¿Debe permitirse el regreso del Dalai Lama al Tíbet?
Sí. Amnistía Internacional considera que el Dalai Lama tiene derecho a regresar al Tíbet, de donde lleva
exiliado desde 1959. En línea con lo establecido en el derecho internacional, Amnistía Internacional se
opone al exilio forzado, que se produce cuando un gobierno obliga a una persona a abandonar su país a
causa de sus convicciones políticas, religiosas o de cualquier otro tipo, o debido a su origen étnico, sexo,
color, idioma, origen nacional o social, situación económica, nacimiento u otras circunstancias, y
prohíbe su regreso o, si esa persona ya se encuentra fuera de su país, le impide regresar por las mismas
razones. Por lo tanto, Amnistía Internacional pide que se reconozca el derecho de las personas que se
encuentran en exilio forzado a regresar a su país. El derecho al retorno al propio país se basa en el
derecho internacional y es la forma más evidente de ofrecer un resarcimiento a las personas exiliadas.
Entre los principios fundamentales de derechos humanos consagrados en la Declaración Universal de
Derechos Humanos se encuentra el derecho al retorno. El artículo 13 de la declaración afirma: “Toda
persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país”. El Pacto
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Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el tratado que da entidad legal a muchos de los derechos
establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, estipula el derecho al retorno y, en el
artículo 12.4, afirma: “Nadie podrá ser arbitrariamente privado del derecho a entrar en su propio país”.
¿Apoya Amnistía Internacional la independencia del Tíbet?
Amnistía Internacional no adopta posición alguna sobre la independencia del Tíbet, la
autodeterminación o cualquier otra cuestión territorial, y trabaja en el marco de la posición de la ONU.
AI se centra en la necesidad de que las autoridades respeten los derechos humanos de la población
tibetana, incluido su derecho a la libertad de expresión y creencias.
Amnistía Internacional también hace notar que el Dalai Lama no pide que el Tíbet se convierta en un
Estado independiente, sino la autonomía real del Tíbet en China.
¿Apoya Amnistía Internacional que se conceda mayor autonomía al Tíbet?
AI no se pronuncia sobre el tipo de acuerdo político al que debe llegarse. Lo que preocupa a la
organización es que, cualquiera que sea la estructura política existente, la población tibetana debe poder
disfrutar plenamente de sus derechos humanos, incluido el derecho a la libertad de religión, expresión y
reunión y a no sufrir discriminación. Y debe establecerse un proceso que permita ofrecer un
resarcimiento por las graves violaciones de derechos humanos que se han producido.
¿Considera Amnistía Internacional que China está cometiendo un genocidio cultural en el Tíbet?
Amnistía Internacional lleva mucho tiempo considerando motivo de preocupación las graves violaciones
de derechos humanos que se producen en el Tíbet, como las restricciones arbitrarias a la libertad de
cultos y la persecución por ejercer el derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión.
Muchas personas han sido detenidas o encarceladas por cumplir los preceptos de su religión o expresar
sus opiniones, como ha ocurrido con las monjas y los monjes budistas tibetanos. Varios de ellos han
sido golpeados o han sufrido otros tipos de torturas o malos tratos mientras estaban detenidos, sobre
todo si expresan su apoyo al Dalai Lama o a la independencia del Tíbet.
Amnistía Internacional no utiliza la expresión “genocidio cultural”, dado que no tiene un significado
legal aceptado. Los responsables de la redacción de la Convención para la Prevención y la Sanción del
Delito de Genocidio (1948) excluyeron expresamente su tipificación como delito en virtud de dicha
Convención, lo que no resta gravedad a las violaciones de derechos humanos cometidas contra la
población tibetana, de las que es responsable el gobierno chino.
¿Qué implica la “reeducación patriótica”? ¿Qué opina Amnistía Internacional sobre ello?
La campaña de “reeducación patriótica” comenzó en el Tíbet en torno a 1996, durante la campaña de
"mano dura" contra la delincuencia que se llevó a cabo en toda China. Con la “reeducación patriótica”
se pretende “adoctrinar” a la población monástica para que renuncie a apoyar la independencia del
Tíbet, al Dalai Lama y al gobierno tibetano en el exilio. Los monjes que se han resistido a la
“reeducación patriótica” han sido expulsados de monasterios y detenidos. AI considera motivo de
preocupación el hecho de que la campaña de “reeducación patriótica” en el Tíbet ha desembocado en
una gran cantidad de graves violaciones de derechos humanos, incluido el derecho a la libertad de
expresión y religión.
¿Está el Panchen Lama retenido en contra de su voluntad?
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PREGUNTAS Y RESPUESTAS
En 1995, el Dalai Lama anunció que Gedhun Choekyi Nyima, de seis años, era la reencarnación del
décimo Panchen Lama (cuya muerte en 1989 provocó disturbios y la posterior promulgación de la Ley
Marcial en el Tíbet). Según los informes, poco después de este anuncio sacaron a Gedhun Choekyi
Nyima y a su familia de su casa en Pekín, y desde entonces se desconoce su paradero. Las autoridades
chinas cuestionan la autoridad del Dalai Lama para anunciar el hallazgo de una reencarnación del
Panchen Lama, y en noviembre de 1995 rechazaron que Gedhun Choekyi Nyima fuese esa
reencarnación; a su vez, sostienen que otro niño, Gyaltsen Norbu, que tenía seis años en 1995, es el
undécimo Panchen Lama. Según las autoridades chinas, Gedhun Choekyi Nyima vive con su familia en
un lugar secreto en el que cuenta con protección oficial que sus padres solicitaron para protegerle.
Algunos observadores afirman que está retenido en contra de su voluntad; otros sostienen que ha
muerto.
Amnistía Internacional ha pedido reiteradamente a las autoridades chinas que permitan a observadores
independientes visitar a Gedhun Choekyi Nyima para valorar su bienestar y garantizar que no está
retenido contra su voluntad. Dado que Gedhun Choekyi Nyima ya tiene más de 18 años, él debe ser
quien tome sus propias decisiones sobre su bienestar (en vez de ser sus padres quienes decidan dónde y
cómo debe vivir).
AI no tiene opinión sobre quién es el auténtico Panchen Lama.
¿Quién es el representante legítimo del pueblo tibetano?
Amnistía Internacional no decide quién representa al pueblo tibetano. En general, se acepta (salvo en
China) que el Dalai Lama goza de considerable autoridad y respeto entre un gran número de tibetanos,
que lo consideran su líder espiritual. También hay tibetanos dentro y fuera de la provincia que abogan
por un planteamiento más belicoso para garantizar los derechos de la población tibetana. Y el Dalai
Lama ha declarado recientemente que no puede hacer nada para poner fin a la violencia de los tibetanos
que se manifiestan contra China.
¿Qué opina AI sobre el hecho de que China considere que el Dalai Lama es un delincuente que ha
organizado los recientes disturbios y protestas?
Las autoridades chinas aún tienen que presentar pruebas que confirmen estas afirmaciones. Al Dalai
Lama se le conoce en todo el mundo por rechazar la violencia y abogar por las protestas pacíficas, y ha
pedido públicamente a la población tibetana que ponga fin a los actos violentos contra China e incluso
ha amenazado con dimitir si esa violencia continúa.
¿Qué opina AI sobre los abortos forzados?
Las esterilizaciones y los abortos forzados llevados a cabo por responsables de planificación familiar u
otras personas que ejerzan una función oficial suponen una grave violación de la integridad física y
mental y conculcan la prohibición absoluta de infligir tortura y otros malos tratos.
FIN
Para más información: Carmen López o Ángel Gonzalo, gabinete de prensa de la Sección
Española de Amnistía Internacional. Tfnos. 91 310 12 77 ó 630 74 68 02. info@es.amnesty.org
Documentos y comunicados de prensa: www.es.amnesty.org .
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