Vigilia de Pentecostés

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Misa de la vigilia
Monición de entrada:
Hermanos y hermanas muy buenas noches; hoy nos reunimos a semejanza
de los apóstoles y la santísima Virgen María para orar, alabar y estar en la
presencia de Dios, confiando en su inmensa gracia, la cual derrama a sus
hijos a través del Santo Paráclito, que es el defensor, guía, santificador etc.
Por ello siendo conscientes del inmenso amor de Cristo al dejarnos su Santo
Espíritu dispongámonos queridos hermanos para vivir este encuentro
fraterno en el que nos alimentamos de Dios mismo y renovamos nuestras
fuerzas para seguir firmes en el camino Cristiano. Iniciemos con alegría
cantando…
La misa de la vigilia puede celebrarse, entrada la noche, de forma más
extensa así:
La celebración se inicia como de costumbre. Puede tenerse, y es conveniente,
la bendición y aspersión con agua bendita, indicada para el tiempo pascual.
Ver apéndice, misal romano Pág. 1056. De lo contrario sólo hasta el Señor
ten piedad.
- En seguida, se hace la siguiente oración (misal romano Pág. 281)
Te pedimos, Dios omnipotente
Que brille sobre nosotros el resplandor de tu gloria
Y concédenos que la claridad de tu luz
Confirme con la iluminación del Espíritu Santo
Los corazones de quienes hemos renacido por tu gracia.
Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
Y es Dios por los siglos de los siglos.
Todos se sientan
A continuación el sacerdote exhorta al pueblo con estas palabras (misal
romano Pág. 281)
Amados hermanos:
Hemos empezado ya, la vigilia de Pentecostés
Imitando a los apóstoles y a los discípulos que,
Con María, la Madre de Jesús
Se dedicaban a la oración
En la espera del Espíritu prometido por el Señor.
Escuchemos ahora la Palabra de Dios
Con profunda atención y reposadamente.
Meditemos los prodigios que hizo Dios en favor de su pueblo
Y pidamos que el Espíritu Santo
Que el Padre envió como primicia para los creyentes,
Lleve a plenitud su obra en el mundo.
Luego siguen las lecturas propuestas por el leccionario como de libre
elección y, después de cada una, se recita el salmo responsorial indicado;
como en la vigilia Pascual, terminado el canto del salmo, se ponen todos de
pie y el sacerdote dice: Oremos. Entonces todos oran por un momento en
silencio. En lugar del salmo responsorial se podría dejar un espacio de
silencio sagrado, en cuyo caso se omite el tiempo de silencio después del
oremos.
(Primera lectura) Lectura del libro del Génesis
“Se llama Babel porque allí confundió el Señor la lengua de toda la
tierra”
Comentario: Hermanos y hermanas, escuchemos atentamente la lectura
tomada del libro del Génesis, la cual nos narrará el famoso episodio de la
torre de babel y nos ayudará a entender la acción del Espíritu Santo a la hora
del hablar. Dispongamos nuestro corazón dejándonos interpelar por el
mensaje divino.
Lectura del libro del Génesis:
Todo el mundo hablaba una misma lengua y empleaba las mismas palabras.
2 Y cuando los hombres emigraron desde Oriente, encontraron una llanura
en la región de Senaar y se establecieron allí. 3 Entonces se dijeron unos a
otros: “¡Vamos! Fabriquemos ladrillos y pongámoslos a cocer al fuego”. Y
usaron ladrillos en lugar de piedra, y el asfalto les sirvió de mezcla. 4
Después dijeron: “Edifiquemos una ciudad, y también una torre cuya cúspide
llegue hasta el cielo, para perpetuar nuestro nombre y no dispersarnos por
toda la tierra”.
5 Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban
construyendo, 6 y dijo: “Si esta es la primera obra que realizan, nada de lo
que se propongan hacer les resultará imposible, mientras formen un solo
pueblo y todos hablen la misma lengua. 7 Bajemos entonces, y una vez allí,
confundamos su lengua, para que ya no se entiendan unos a otros”. 8 Así el
Señor los dispersó de aquel lugar, diseminándolos por toda la tierra, y ellos
dejaron de construir la ciudad. 9 Por eso se llamó Babel: allí, en efecto, el
Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra.
Palabra de Dios
Salmo: 32,10-11.12-13.14-15
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad. R/.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R/.
Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones. R/.
- La oración siguiente, (misal romano Pág. 282)
Oh Dios, que en el monte Sinaí,
En el resplandor del fuego diste a Moisés la ley antigua,
Y que en el día de hoy, con el fuego del Espíritu Santo,
Manifestaste la nueva alianza:
Haz que nuestros corazones ardan con aquel Espíritu
Que infundiste de modo admirable en los Apóstoles,
Y que el nuevo Israel, reunido de entre todos los pueblos,
Reciba con alegría el mandamiento eterno de tu amor.
Por Jesucristo, Nuestro Señor.
R/ Amén.
(Segunda lectura) Lectura de libro del Éxodo
“El Señor bajó al monte Sinaí, a la vista del pueblo”
Comentario: En la siguiente lectura, tomada del libro del Éxodo, nos
encontramos con el diálogo entre Dios y Moisés, donde hay una inmediata
respuesta de Dios ante los interrogantes que Moisés hace a Dios; pero estas
respuestas se dan mediante un signo: el trueno. Escuchemos con atención.
Lectura de libro del Éxodo
Moisés subió hacia Dios. Yavé lo llamó del cerro y le dijo: “Esto es lo que
dirás a los hijos de Jacob, lo que explicarás a los hijos de Israel:”
Ustedes han visto cómo he tratado a los egipcios y que a ustedes los he
llevado sobre las alas del águila para traerlos hacia mí.
Ahora, pues, si ustedes me escuchan atentamente y respetan mi alianza, los
tendré por mi propio pueblo entre todos los pueblos. Pues el mundo es todo
mío,
pero los tendré a ustedes como un reino de sacerdotes, y una nación que me
es
consagrada.
Entonces Moisés bajó del cerro y llamó a los jefes del pueblo, y les expuso
todas
estas
instrucciones
que
Yavé
le
había
dado.
Todo el pueblo a una voz contestó: “Haremos todo lo que Yavé ha mandado.
Luego Moisés llevó a Yavé la respuesta del pueblo.
Al tercer día, al amanecer, hubo sobre el monte truenos, relámpagos y una
espesa nube; se oía un sonido muy fuerte de cuerno. En el campamento todo
el
pueblo
se
puso
a
temblar.
Entonces Moisés los hizo salir del campamento para ir al encuentro de Dios,
y
se
detuvieron
al
pie
del
monte.
El monte Sinaí entero humeaba, porque Yavé había bajado en medio del
fuego. Subía aquel humo como de un horno, y todo el monte temblaba muy
fuerte.
El sonido del cuerno iba creciendo: Moisés hablaba y Dios le contestaba con
el
trueno.
Yavé bajó a la cumbre del monte Sinaí y, desde allí, llamó a Moisés. Y
Moisés subió.
Palabra de Dios.
Salmo Daniel 3,52.53.54.55.56
R/. A ti gloria y alabanza por los siglos
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, bendito tu nombre santo y
glorioso. R.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.
Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. R.
Bendito eres en la bóveda del cielo. R.
- La oración siguiente, (misal romano Pág. 282)
Señor, Dios de Poder,
Que restauras al hombre caído
Y, una vez restaurado, lo conservas:
Aumenta el número
De los que se renuevan por tu acción santificadora
Y haz que todos los que reciben la purificación bautismal
Sean guiados siempre por tu inspiración.
Por Jesucristo, Nuestro Señor.
R/ Amén.
(Tercera lectura) Lectura del libro del profeta Ezequiel
“Huesos secos, traeré el espíritu sobre ustedes y vivirán”
Comentario: En esta tercera lectura, nos encontramos con el Profeta
Ezequiel, quien nos “narra” de cierta forma, lo que precedió a la construcción
de la torre de Babel, donde el Señor, confunde a los hombres y así los envía
por todo el mundo. Escuchemos atentamente…
Lectura del libro del profeta Ezequiel
1 Todo el mundo hablaba una misma lengua y empleaba las mismas palabras.
2 Y cuando los hombres emigraron desde Oriente, encontraron una llanura
en la región de Senaar y se establecieron allí. 3 Entonces se dijeron unos a
otros: “¡Vamos! Fabriquemos ladrillos y pongámolos a cocer al fuego”. Y
usaron ladrillos en lugar de piedra, y el asfalto les sirvió de mezcla. 4
Después dijeron: “Edifiquemos una ciudad, y también una torre cuya cúspide
llegue hasta el cielo, para perpetuar nuestro nombre y no dispersarnos por
toda la tierra”.
5 Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban
construyendo, 6 y dijo: “Si esta es la primera obra que realizan, nada de lo
que se propongan hacer les resultará imposible, mientras formen un solo
pueblo y todos hablen la misma lengua. 7 Bajemos entonces, y una vez allí,
confundamos su lengua, para que ya no se entiendan unos a otros”. 8 Así el
Señor los dispersó de aquel lugar, diseminándolos por toda la tierra, y ellos
dejaron de construir la ciudad. 9 Por eso se llamó Babel: allí, en efecto, el
Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra.
Palabra de Dios
Salmo: 106, 2-3.4-5.6-7.8-9
R/. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia
Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
norte y sur, oriente y occidente. R/.
Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida. R/.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a ciudad habitada. R/.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes. R/.
- La oración siguiente, (misal romano Pág. 282 en su primera fórmula)
Que tu pueblo, oh Dios, se recocije siempre
Al verse renovado y rejuvenecido
Por la acción de tu Espíritu Santo;
Y que la alegría de haber recobrado la adopción filial
Afiance su esperanza de resucitar gloriosamente.
Por Jesucristo, Nuestro Señor.
R/ Amén.
(Cuarta lectura) Lectura del libro del profeta Joel
“Sobre mis siervos y siervas derramaré mi espíritu”
Comentario: En esta cuarta lectura, el Profeta Joel, nos ayuda a entender
todas las acciones que la persona humana puede realizar con la ayuda del
Espíritu Santo y sus gracias, también, nos habla de algunos signos visibles y
además nos recuerda que todo el que invoque al Señor, se salvará.
Escuchemos atentamente.
Lectura del libro del profeta Joel
1 Después de esto, yo derramaré mi espíritu sobre todos los hombres: sus
hijos y sus hijas profetizarán, sus ancianos tendrán sueños proféticos y sus
jóvenes verán visiones. 2 También sobre los esclavos y las esclavas
derramaré mi espíritu en aquellos días. 3 Haré prodigios en el cielo y en la
tierra: sangre, fuego y columnas de humo. 4 El sol se convertirá en tinieblas
y la luna en sangre, antes que llegue el Día del Señor, día grande y terrible.
5 Entonces, todo el que invoque el nombre del Señor se salvará, porque sobre
el monte Sión y en Jerusalén se encontrará refugio, como lo ha dicho el
Señor, y entre los sobrevivientes estarán los que llame el Señor.
Palabra de Dios.
Salmo: 103, 1-2ª. 24 y 35c- 27-28.29b-30
R/. Envía tu espíritu Señor, y renueva la faz de la tierra
Bendice al Señor, alma mía:
¡Señor, Dios mío, qué grande eres!
Estás vestido de esplendor y majestad
y te envuelves con un manto de luz. R.
¡Qué variadas son tus obras, Señor!
¡Todo lo hiciste con sabiduría,
la tierra está llena de tus criaturas! R.
Todos esperan de ti
que les des la comida a su tiempo:
se la das, y ellos la recogen;
abres tu mano, y quedan saciados. R.
Si les quitas el aliento,
expiran y vuelven al polvo.
Si envías tu aliento, son creados,
y renuevas la superficie de la tierra. R.
- La oración siguiente, (misal romano Pág. 283).
Cumple para nosotros, complacido, Señor, tu promesa
Y envía al Espíritu Santo
Para que nos convierta ante el mundo,
En testigos valerosos del Evangelio
De nuestro Señor Jesucristo, tu hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/ Amén.
- Inmediatamente termina la oración, el sacerdote entona
solemnemente el himno Gloria a Dios en el Cielo (remitirse al misal
pág. 350). Luego, sigue la oración colecta, en la pág. 284.
- En seguida, se hace la lectura del apóstol (Rm. 8, 22-27), se entona el
aleluya y se proclama el evangelio que corresponde.
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos
Comentario: en esta última lectura, el Apóstol de los Gentiles: San Pablo,
nos reafirma que es el Espíritu Santo, el que nos ayuda a ser mejores
cristianos en nuestro diario vivir, ya que su Espíritu nos ayuda en nuestras
flaquezas y debilidades. Escuchemos…
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos
22Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de
parto. 23 Y no sólo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del
Espíritu, gemimos interiormente anhelando que se realice la plena filiación
adoptiva, la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque solamente en esperanza
estamos salvados. Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no se espera
más: ¿acaso se puede esperar lo que se ve? 25 En cambio, si esperamos lo
que no vemos, lo esperamos con constancia. 26 Igualmente, el mismo
Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como
es debido; pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables. 27
Y el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que su
intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.
Palabra de Dios
- Se proclama el Evangelio, (Leccionario Dominical Año C, pág. 207).
+ Lectura del Santo Evangelio Según San Juan (7, 37-39):
El último día de la fiesta, que era el más solemne, exclamó Jesús en voz alta:
“El que tenga sed, que venga a mí; y beba, aquel que cree en mí. Como dice
la Escritura: Del corazón del que cree en mí brotarán ríos de agua viva”.
Al decir esto, se refería al Espíritu Santo que habían de recibir los que
creyeran en él, pues aún no había venido el Espíritu, porque Jesús no había
sido glorificado.
Palabra del Señor.
- La misa continúa del modo acostumbrado.
- Se dice CREDO.
PRECES:
Hermanos y Hermanas:
En esta solemnidad de Pentecostés, donde la Iglesia toma aliento para
continuar su misión evangelizadora en el mundo, oremos al Padre
Misericordioso para que ayude a su Iglesia ante los nuevos desafíos del
día a día…
Oremos confiadamente diciendo: TE ROGAMOS, OYENOS…
1. Por la Santa Iglesia Católica, por nuestro Santo Padre el Papa
Francisco, por nuestro Papa Emérito Benedicto XVI, por todos los
Obispos y sacerdotes del mundo, en especial por nuestro Obispo,
Mons. Víctor Manuel y el Clero de la Diócesis de Cúcuta, para que
por medio de la acción del Espíritu Santo, logren anunciar siempre con
total sabiduría y convicción la palabra de Dios a los pueblos que se les
ha encomendado. Oremos.
2. Por los gobernantes de nuestra Patria Colombia, para que guiados por
la acción del Espíritu Santo en sus corazones, obren siempre en pro de
la paz y el bienestar de sus pueblos y así aporten a la construcción de
una mejor sociedad sin exclusiones. Oremos.
3. Por los enfermos del cuerpo y del alma, para que no pierdan la
esperanza de su recuperación mediante la oración y así el Espíritu
Santo les ilumine para que no caigan en la tristeza y desolación en este
momento de dificultad. Oremos.
4. Por todos lo que sufren, especialmente en nuestra ciudad y
departamento para que el Espíritu Santo suscite y motive a personas
para que les tiendan la mano y les ayuden a salir delante de sus
dificultades. Oremos.
5. Por todos nosotros que asistimos a esta Santa Eucaristía, para que
mediante la efusión del Espíritu Santo, seamos mejores cristianos y
así con el pleno testimonio transmitamos paz y alegría en medio de
nuestras familias y comunidades, creando así ambientes de armonía.
Oremos.
Padre Eterno, que con los dones y frutos de tu Espíritu Santo nos ayudas
en nuestro camino hacia la santidad, escucha estas súplicas que te hemos
dirigido confiando en tus designios, tu que vives y reinas por los siglos
de los siglos. AMÉN
- La oración de las ofrendas, (misal romano, pág. 284)
Concédenos, Señor,
Según la promesa de tu hijo,
Que el Espíritu Santo nos revele más profundamente
El misterio de este sacrificio,
Y que nos descubra propicio toda verdad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/ Amén.
- El prefacio, “Misterio de Pentecostés”, remítase al Misal, pág. 285286.
- Se sugiere usar la Plegaria Eucarística I o Canon Romano, el
Reunidos en comunión… es propio.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN:
“El último día de las fiestas, Jesús, de pie, exclamaba: El que tenga sed,
venga a mí y beba, aleluya”.
- La oración después de la comunión, (remítase al misal, pág. 284).
Oh Dios, que comunicas generosamente
A tu Iglesia los bienes del cielo:
Protege la gracia que le diste
Para que la fortalezca siempre con el don del Espíritu Santo
Como incremento de redención eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/ Amén.
- Puede usarse la fórmula de bendición solemne, remítase a la pág.
475.
Dios, padre de las luces,
Que iluminó la mente de los discípulos
Con la luz del Espíritu Santo,
Los alegre con sus bendiciones,
Y les conceda con abundancia los dones de su Espíritu.
R/. AMÉN
El mismo fuego admirable,
Que descendió sobre los discípulos,
Con su fuerza poderosa,
Purifique sus corazones de todo mal,
Y los ilumine con su claridad.
R/ AMÉN.
Y el que se dignó congregar en la confesión de una sola fe,
Las más diversas lenguas, les conceda perseverar en esta misma fe,
Y por ella los haga pasar
De la esperanza a la plena visión.
R/ AMÉN.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo, + y Espíritu Santo
Descienda sobre ustedes y permanezca siempre.
R. AMÉN.
- Para la despedida del pueblo, el diácono, o el mismo sacerdote,
dice:
Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.
R/ Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
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