02. Distintas miradas sobre el territorio metropolitano Nota: Las fotos de este capítulo fueron tomadas por Natalia Uval durante las entrevistas. • Autoridades, expertos y académicos • Agenda Metropolitana: construyendo horizontes compartidos. Dr. Ricardo Ehrlich • Cuando los puentes unen. Dr. Marcos Carámbula • La Intendencia de San José como agente de desarrollo y generador de oportunidades. Sr. Juan Chiruchi • La ruralidad en el Área Metropolitana. Dr. Diego E. Piñeiro • Apuntes sobre la contribución del Libro Blanco del Área Metropolitana al ordenamiento territorial. Arq. Roberto Villarmarzo • Desafíos de la Agenda Metropolitana: un modelo de gestión transversal. Lic. Altair Nagri y Lic. Abel Oroño • A propósito del Área Metropolitana. Arq. Miguel Cecilio • La experiencia de la microrregión Ruta 5 Sur: La Paz - Las Piedras - Progreso y áreas circundantes. Arq. Julio Capote • Desafíos para las políticas públicas en el Área Metropolitana: información y participación. Ec. Alma Espino • Por una metrópolis proactiva. Arq. Federico Bervejillo • Actores locales • “Un mundo aparte”. Judith Barboza, empleada textil • “Es otra cosa”. Cono Díaz, empleado de mantenimiento • Lo urbano y lo rural. Darío Félix, comisionista • “Como un barrio”. Mary, pediatra • El diario viaje hacia el mar. Jorge Grigas, cartonero • “Un abismo”. Héctor Mateos, edil local titular de Colonia Nicolich • El mismo trato. Jorge González, chofer de COPSA • La gente y los perros. Enrique Martínez, obrero • “No sé de dónde”. Pilar Teijeiro, periodista • “No queda otra”. Daniela, funcionaria pública • “Todo era mejor”. Oribe Hernández, guarda de COPSA • “Como en medio del desierto”. Yoana Carballo, trabajadora social • Ediles departamentales • Fortalezas del Área Metropolitana • Debilidades del Área Metropolitana • Futuro deseado para el Área Metropolitana • Diputados • Actualizar el marco normativo. Washington Abdala • Hacia la creación de organismos supradepartamentales. Eduardo Brenta • Una cuestión de actitud. Luis Lacalle Pou • Hacia la regionalización. Iván Posada 51 Miradas diversas sobre un mismo territorio: la de quienes lo viven, la de quienes lo piensan, la de quienes lo proyectan. Opiniones, ideas, sentimientos. Formas de ver, de mirar, de observar desde el presente y hacia el futuro. Formas de involucrarse desde lugares distintos. Autoridades, expertos y académicos Agenda Metropolitana: construyendo horizontes compartidos Ricardo Ehrlich1 En el siglo XXI, la construcción y el desarrollo de los espacios locales implican propuestas integradas de planificación territorial, desarrollo económico local y calidad de vida de la población, vinculadas y articuladas estrechamente con los espacios nacionales y regionales. Por otra parte, y en tanto unidades en un complejo organismo global, en las próximas décadas los espacios locales jugarán progresivamente un papel protagónico en el entramado cultural, político y económico de nuestras sociedades. Desde esta perspectiva, parece necesario prestar particular atención al papel de las políticas sociales en los espacios locales. Las políticas sociales ya no sólo estarán destinadas a atender y resolver urgencias y desafíos coyunturales, como tampoco a asumir únicamente servicios que hacen a la calidad de vida de la población, sino que serán parte integral de las políticas de construcción, gestión y proyección de futuro. La mayoritaria y creciente distribución de la población mundial en áreas urbanas confiere particular relevancia a los esfuerzos proyectivos y prospectivos en esta dirección. Las grandes transformaciones, que hoy conmueven nuestras sociedades con consecuencias diversas, plantean desafíos mayores tanto por la intensidad de los cambios como por su velocidad. El acortamiento de tiempos y distancias exige la elaboración de respuestas adaptativas rápidas y de alta complejidad, que contemplen equilibradamente las urgencias y las necesidades de planificación en el largo plazo. 1 Intendente Municipal de Montevideo. 52 El optimismo asociado a la universalización de las reglas de juego de un modelo que aseguraba equilibrio, estabilidad e inmutabilidad, primera respuesta global al nuevo contexto y sobre el que se sustentaron las propuestas de un nuevo orden mundial, fue acompañado de una profundización de desigualdades y un aumento de distancias que recorrió el planeta entero. A nivel territorial, dos procesos se profundizaron en niveles distintos: los últimos decenios han sido escenario de la búsqueda y consolidación de espacios supranacionales y, al mismo tiempo, testigos de procesos de fragmentación política y territorial con bases muy diversas. Simultáneamente se fue verificando un creciente protagonismo de las ciudades en la construcción de nuevos equilibrios y de nuevos paradigmas. Puntos de interrelación entre las infinitas redes que configuran hoy el espacio mundial, los espacios locales tienen singulares posibilidades en la construcción de nuevos equilibrios, y las responsabilidades de los gobiernos locales son cada vez mayores en este sentido. Por su cercanía a la vida cotidiana de la gente, su condición de ámbitos privilegiados de la producción, la cultura y la información, y por constituir puntos fundamentales en la articulación de las redes de circulación de capitales, de flujos de información y de movilidad de personas, es en los espacios locales donde se encuentran las claves para el desarrollo de sociedades sostenibles desde un punto de vista integral. En este contexto, el futuro de nuestras sociedades debe necesariamente recorrer caminos que conduzcan a asegurar calidad de vida de la población, reducción de distancias en la sociedad y construcción de un contexto de equidad, de reconstrucción del entramado social y urbano, de creación de cohesión social y de generación de ciudadanías. Asumir plenamente el desafío del nuevo rol de las ciudades y de los espacios locales en el contexto de los intercambios económicos, culturales y sociales que marcan el siglo XXI supone hacer de ellos espacios de oportunidades, de formación, de desarrollo pleno de las personas, pues esto permitirá la integración de cada espacio urbano en el concierto internacional, operando en una red cuyas reglas de equidad debemos asegurar. Los últimos años han significado para el departamento de Montevideo el inicio de un proceso de profundización del desarrollo de su vocación integradora y de su proyección como capital del país y del Mercosur. Con casi 1.400.000 habitantes, centro de la actividad cultural, económica, social y política del país, con una bahía y puerto natural privilegiado, Montevideo tiene importantes responsabilidades a cumplir en la construcción del país productivo e innovador, democrático, más justo y solidario, integrado a la región, con el que los uruguayos estamos firmemente comprometidos. Numerosos acuerdos, convenios y múltiples acciones coordinadas nos permiten hoy trabajar conjuntamente en forma activa con el gobierno nacional y con los 18 departamentos del interior del país 53 hacia el logro de estos objetivos. La Agenda Metropolita constituye, en este sentido, un espacio de particular significación, ya que, imaginada desde sus inicios como un ámbito de cooperación flexible que trasciende los límites administrativos, actualmente vincula en forma permanente a Montevideo con los departamentos de Canelones y San José en un sistema solidario para el desarrollo integrado de la región, y posibilita la concreción de acuerdos específicos con otros departamentos en la misma dirección. Desde este ámbito, a través de acuerdos para la implementación de acciones concretas que contemplen tanto las urgencias sociales como la proyección de la región en el largo plazo, se promueve la gestión sinérgica de recursos humanos y materiales del Área Metropolitana y su proyección regional. A partir del firme compromiso de los gobiernos departamentales y con amplio respaldo del gobierno nacional, la Agenda Metropolitana se abre camino desde hace ya dos años. En el camino recorrido se registran importantes avances en áreas diversas de valor estratégico para la proyección de la región, tales como movilidad, sustentabilidad ambiental y desarrollo cultural. El abordaje conjunto de los Objetivos del Milenio permite atender en forma coordinada el dramático presente y la hipoteca de futuro que representan los niños y niñas que crecen en situación de pobreza e indigencia. Un desafío de particular importancia es para la Agenda Metropolitana el proyecto de gestión compartida de la cuenca del Arroyo Carrasco, a partir del cual se ha comenzado a trabajar en un plan estratégico de desarrollo humano, territorial y productivo para una zona en la que habitan más de 200 mil personas. Sin lugar a dudas, la Agenda Metropolitana constituye una valiosísima experiencia de construcción de horizontes compartidos, desde la que juntos, ciudadanos y ciudadanas, funcionarios y funcionarias de las distintas comunas, gobierno nacional y gobiernos departamentales, nos comprometemos diariamente con la construcción de un futuro más justo y solidario. En momentos en que el país se propone encarar una profunda transformación del Estado orientada a la profundización democrática y a la revalorización de la relación con la ciudadanía, la descentralización y las diversas iniciativas que abren puertas a la participación ciudadana adquieren especial importancia. Continuar avanzando en la cooperación y articulación de proyectos integrales, con un fuerte anclaje en la vocación de profundización democrática, aparece como un desafío inmediato en la proyección del Área Metropolitana. En esta dirección, la información es una herramienta imprescindible. Confiamos en que este Libro Blanco del territorio metropolitano sea un instrumento que nos permita acercar realidades y conocernos mejor, para poder así asumir juntos la construcción del futuro. 54 Cuando los puentes unen Marcos Carámbula2 Quizás resulte un lugar común, pero es necesario volver al principio que nos alentó y reafirmar que nuestra gestión municipal tiene por centro al ser humano. La persona, por sí y en su contexto es la principal destinataria de nuestra acción, y el objetivo final que perseguimos incesantemente es mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos del departamento de Canelones, en especial de aquellos que hoy tienen mayores dificultades. Para ello nos hemos propuesto realizar una gestión democrática, descentralizada, austera y participativa, que logre el equilibrio entre las demandas de interés colectivo y la respuesta a las mismas mediante el uso eficiente de los recursos humanos, materiales y financieros disponibles. Ese punto de partida es esencial para abordar nuestras relaciones en la escala regional y nacional, para pensar y proyectar los trabajos con los departamentos vecinos y con todo el país. Nosotros pensamos el Área Metropolitana desde Canelones y asumimos con respeto, generosidad y entrega la responsabilidad que nos cabe para alcanzar en la región lo mismo que queremos para nuestra comarca, la comuna canaria. Antes que una cuestión técnica es, debe ser, una opción ética. Los desafíos son enormes y asumimos que somos parte de los problemas pero sabemos que podemos dar mucho para las soluciones. Aportamos un departamento de formidable potencialidad, con su industria frigorífica, la producción de alimentos, la vitivinicultura, la horticultura, la fruticultura, la avicultura... Están allí los polos tecnológico y agroalimentario como espacios de oportunidades para todos. Ofrecemos paisajes y ámbitos con condiciones para un turismo de todo el año. Nos entregamos con servicios municipales claros y dispuestos, que buscan superar afanosamente viejas adversidades. Y, sobre todo, tenemos una población trabajadora, hospitalaria, leal, abierta. Necesitamos generar un territorio integrado e integrador, disfrutable y diverso. Un territorio para el desarrollo sustentable, que brinde posibilidades en equidad para el despliegue productivo y la competitividad. Un lugar donde haya trabajo y una organización 2 Intendente Municipal de Canelones. 55 inteligente para vivir. Necesitamos conectividad para facilitar la comunicación, el acceso al conocimiento y también para los negocios y el trabajo. Buscamos ámbitos que estimulen la creatividad y la innovación. Nos resulta imprescindible repensarnos desde nuestras identidades, las de cada lugar y cada pueblo, reconociendo y valorando la diversidad para crecer juntos, plenamente. Sin duda, en esas perspectivas puede haber tensiones pero no hay contradicciones insalvables, hay una gran oportunidad. De hecho, en estos dos años ya empezamos a recorrer ese camino cuando acordamos los trabajos conjuntos en el Área Metropolitana. Comenzamos a ver en los caminos, ríos y arroyos, no límites ni fronteras infranqueables sino nexos y cauces de convergencia. Miramos a los ojos de la realidad y apuntamos juntos a superar la fragmentación socioeconómica en el territorio que compartimos. Se inició un proceso de complementación de roles económicos. Juntos encaramos los problemas ambientales, concientes de que éstos no se detienen en las márgenes de tal o cual competencia. Desarrollamos planes y acciones conjuntas, grandes y pequeñas, para mejorar la calidad de vida en términos sustentables. Con medidas como las del boleto estudiantil o la extensión de líneas, la rebaja de precios y la creación del boleto metropolitano, demostramos que es posible articular acciones para garantizar mejores condiciones de movilidad y no paramos, seguimos trabajando hacia un sistema de transporte metropolitano. Pudimos organizar nuestros recursos artísticos y deportivos para disfrutar de nuestras costas. Juntos reconocemos nuestro rico patrimonio y democratizamos su apropiación. En línea con la gran iniciativa nacional, cuando acordamos el Programa Agenda Metropolitana, comenzábamos a operar en nuestro territorio compartido esa transformación del Estado –sus formas de organización y sus prácticas– que el Poder Ejecutivo impulsa. Nos sentimos parte de esa reforma esencial que tiene como línea rectora a la descentralización, que siente a los gobiernos locales como sus interlocutores y protagonistas insoslayables y que exhorta a nuevas modalidades de gestión, innovadoras, transparentes, flexibles y articuladoras. Aunque pueda resultar complejo y difícil, los diferentes planos de la imprescindible participación han ido complementándose y comienzan a verse los frutos de esa sinergia, desde las instancias cívicas, donde la sociedad civil participa planificando, actuando y controlando, hasta el respaldo político, técnico y financiero de la OPP, más el apoyo vital de organizaciones internacionales como el PNUD. Poco se podría hacer si no se contara con la sumatoria de todas las voluntades. En síntesis, desde nuestras experiencias y con nuestras posibilidades, hemos contribuido a fortalecer el trabajo de los gobiernos locales y la descentralización en concreto. Nuestros 56 directores y funcionarios municipales son actores de la nueva experiencia de coordinación y transversalidad. Por nuestra parte, estamos proyectando articuladamente, entre los gobiernos y también con el sector privado, nuevas políticas para la promoción del desarrollo sustentable de la región, con plena conciencia de la responsabilidad que implica el peso de la misma en la vida del país. Los acuerdos firmados y las acciones implementadas están a la vista; es el aval de la práctica. Algunas veces por desconocimiento, cuando no por costumbre o por una simple predisposición a ver todo mal, se oye repetir que los discursos no se proyectan en la realidad. Sin embargo, creo que si uno analiza seriamente lo uno y lo otro, lo que se dice y lo que se hace, puede llegar a otras conclusiones. La madurez que requieren estos procesos, tanto para permitir la medición precisa de su alcance como para identificar sus fortalezas y debilidades, exige un tiempo prudencial pero ya podemos celebrar la sensación del deber cumplido, en especial con la gente. La cuestión metropolitana puede ser descrita de muchas maneras y, en esa dirección, muchos expertos han realizado valiosos aportes. Pero, por sobre todas las cosas, era y es una demanda de la sociedad. Cuando, en la misma noche del último acto electoral, nos encontramos con Ricardo Ehrlich en “el puente de La Paz” que une a nuestras comunas, se trataba de algo más que el abrazo de dos viejos amigos junto a su gente: era una manera de expresar con entusiasmo la seriedad del compromiso que asumíamos. Por primera vez en la historia del país, bajo el acuerdo del gobierno nacional y los gobiernos departamentales, hay una acción concertada y sistemática, transversal en lo programático e interinstitucional más allá de las competencias específicas, con consenso político y con efectos tan concretos en un territorio donde viven casi las dos terceras partes del país. 57 La Intendencia de San José como agente de desarrollo y generador de oportunidades Juan Chiruchi3 La región metropolitana abarca una significativa parte de San José. Conforma un territorio donde se interrelacionan intereses y actividades que están determinados por la capital del país. Responde a situaciones que en su mayor parte se originan fuera de San José. Requiere un abordaje desde la perspectiva regional, basado en acuerdos que permitan acciones coherentes y uniformes. Las intendencias de Canelones, Montevideo y San José acordamos el Programa Agenda Metropolitana como herramienta idónea para tratar problemas que trascienden las fronteras administrativas de los departamentos. En esa tarea participan también el gobierno nacional y la sociedad civil, en un proceso continuo de apoyos y sinergias. En mi calidad de Intendente de San José, me resulta prioritario fortalecer y generar nuevas posibilidades para el departamento. Entendemos al municipio como agente de desarrollo: un desarrollo que no es sólo crecimiento económico sino que tiene como centro al hombre, su familia y su entorno. Abarca aspectos sociales y culturales, y tiene por objetivo primordial la mejora de la calidad de vida a través de avances sucesivos en el camino del desarrollo económico social. Jerarquizamos la caminería rural para permitir la salida fluida de la producción agropecuaria, de importancia fundamental en la economía nacional. No hay caminos de tierra en San José, son más de dos mil kilómetros de caminos de balasto. Y hemos iniciado la bituminización de los principales caminos rurales. La extensa obra de electrificación rural permitió que la ordeñadora y el tanque de frío llegaran a los establecimientos. Pero también el electrodoméstico –que facilita la tarea del ama de casa– el televisor y la computadora, que son medios de información, conocimiento y entretenimiento. En áreas rurales así provistas son accesibles la atención de la salud, los centros de enseñanza y los servicios de que disponen los centros poblados. Estas tareas, junto a la recolección de residuos, la vialidad urbana y el alumbrado, son tareas tradicionales de las intendencias. Sin descuidarlas, el municipio debe asumir protagonismo en el desarrollo de su comunidad. Por eso las unidades de cultura, higiene, tránsito, servicio social, ordenamiento territorial y desarrollo cumplen intensa actividad. 3 Intendente Municipal de San José. 58 San José es atractivo para radicarse. La información de la fase I del censo 2004 indica que su población creció más que la media nacional, el 8 por mil, mientras la media es del 3,2 por mil. Tiene alto índice de población rural, el 17,6%, mientras la media nacional es del 9,2%. La emigración rural ha sido prácticamente inexistente. Nuestra gente de campo decidió radicarse donde trabaja, evitando despoblar la campaña y asumir el drama de la inserción en los centros urbanos: falta de adaptación, formación de cinturones de pobreza, asentamientos irregulares. En San José se produce un millón de litros de leche por día. Es el mayor productor de papas y tiene también importantes cultivos de arándanos, tomates, frutillas, cítricos, cereales y maíz. Colonia y San José producen el 82% del queso artesanal y hemos acordado –junto a Flores y Soriano– la capacitación técnica de los productores y la adaptación de los establecimientos para lograr una producción de exportación que impactará en la realidad productiva y social. El fomento del desarrollo y de la actividad económica requiere mayor inversión, así como la protección de los emprendimientos y su rentabilidad para que permita reinvertir y generar nuevas fuentes de trabajo. Ésta es la forma de lograr una mejor calidad de vida para todos. La falta de trabajo es el mayor problema que nos afecta. Para superarlo, la solución de fondo es mayor actividad y mayor producción, lo que requiere mayor inversión. Trabajo para todos es la mejor política social. Las políticas asistenciales deben tener duración acotada. Deben ser complementadas con una genuina política de reactivación económica, con políticas activas de empleo, de formación profesional, de incentivos a la ocupación, de servicios para la orientación y asistencia para el encuentro entre la oferta y demanda, de apoyo a la microempresa. Pero también el Estado debe ser agresivo en la obtención de nuevos mercados, procurando las mejores condiciones para la producción nacional. Deben concretarse acuerdos comerciales con el mayor número de países posibles, contemplando las asimetrías y la calidad del comercio. Debe acentuarse un modelo de desarrollo dirigido hacia sectores innovadores, especializados y con valor agregado. Debe apoyarse la expansión de la actividad privada a todos los sectores de la economía nacional. Son legítimas las reivindicaciones sindicales y la protección de las condiciones de trabajo, pero también debe respetarse la actividad emprendedora, que es la base del empleo. Debemos enfrentar el alto costo del Estado, de las tarifas y los precios públicos de los combustibles, la energía y las telecomunicaciones, que encubren subsidios y necesidades fiscales, las actividades reservadas como monopolio estatal, que no tiene vocación de eficiencia. Como administradores transitorios de la empresa de todos los maragatos, mantenemos muy vigentes las consignas de austeridad y correcta administración de los recursos que la comunidad aporta. Recursos imprescindibles para financiar las obras y servicios que son responsabilidad municipal. Nada más fácil que ser generoso con el dinero ajeno, proveniente de una pesada carga impositiva. Lo difícil es tomar decisiones en la tensión de mayores demandas y las posibilidades de los veci- 59 nos. La Intendencia de San José ha mejorado mucho en la aplicación de los recursos, reduciendo sensiblemente gastos de funcionamiento y aumentando el porcentaje destinado a inversiones. La Intendencia está al día con los funcionarios, que desde hace veinte años no han dejado de percibir sus retribuciones antes del fin de cada mes. No existen deudas con proveedores públicos ni privados, de los que se obtienen cotizaciones convenientes de pago contado. Renovamos el sistema de recolección de residuos, instalando nuevos contenedores e incorporando camiones para levantarlos y lavarlos. También renovamos la maquinaria pesada y toda la flota de camiones destinada a obras. Financiamos toda esta actividad con recursos genuinos, sin endeudamiento. Son innumerables los sectores que requieren de un abordaje metropolitano. Para San José, uno de los mayores desafíos está vinculado al transporte público de pasajeros y de carga. Requerimos y apoyamos un plan estratégico del transporte para la región que llegue hasta la ciudad de Libertad, con servicios bajo la responsabilidad de una unidad coordinadora. Ciudad del Plata cuenta con casi 30.000 habitantes. Si bien no es sólo una ciudad-dormitorio, su población tiene como referencia natural a Montevideo por razones de proximidad. Ciudad del Plata requiere también de mejoras en infraestructura, entre las que se destacan el saneamiento y la vialidad. También la gestión ambiental de la región debe ser coordinada y se ha adelantado en un plan metropolitano de manejo y disposición final de residuos. Se han concretado acuerdos en otras importantes áreas. Dentro del Programa actúan funcionarios y técnicos de los tres departamentos, junto al equipo coordinador. También participan otras Intendencias en los temas que las involucran. En la Junta Directiva, que integramos junto a Marcos Carámbula y Ricardo Ehrlich, hemos logrado excelentes avances. Si bien aún queda mucho por hacer, nos encontrarán trabajando hacia el logro de metas que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los vecinos de San José. Víctor Rossi, Ministro de Transporte y Obras Públicas, en oportunidad de acordarse el Sistema Metropolitano de Transporte. Setiembre de 2006. “Nos parece un hecho importante que se haya dispuesto integrar un grupo de trabajo para diseñar el Sistema Metropolitano de Transporte que estará coordinado por Agenda Metropolitana y que cuenta con representantes de cada una de las intendencias del área y del propio Ministerio. El acuerdo abordará los temas institucionales y jurídicos lo que permitirá trabajar mejor y sumar nuestros esfuerzos. Se podrá extender la aplicación de tecnología al servicio del mejoramiento del Sistema, se avanzará en el desarrollo de la infraestructura necesaria para que su modernización. El convenio persigue el objetivo de mejorar esa coordinación de un sistema tan necesario pero además tan criticado, tan sensible, tan vinculado a la sensibilidad de la población… No estamos terminando este trabajo, por el contrario, éste es un paso más por el camino que habrá que profundizar para llegar a conclusiones imprescindibles”. 60 La ruralidad en el Área Metropolitana Diego E. Piñeiro4 Una presentación que pretenda dar cuenta de la ruralidad en el Área Metropolitana tiene que lidiar con dos problemas. Uno es de carácter metodológico y tiene que ver con la definición territorial del Área Metropolitana; el otro es de carácter sustantivo y tiene que ver con la propia definición de la ruralidad. Empecemos por el primero. La definición del territorio que abarca el Área Metropolitana es crucial para comprender la cantidad y la calidad del territorio rural que queda incluido en el mismo. Para este artículo adoptaremos lo que parece ser el camino más directo, que es el de considerar íntegramente los departamentos de Canelones, Montevideo y San José. Esta definición operativa tiene la ventaja de que permite trabajar en forma más sencilla y prolija con la información censal, para intentar describir con unos pocos números el área rural metropolitana. Con esta definición del Área Metropolitana, hagamos notar ahora que en el territorio considerado hay una intensa producción agropecuaria. El 28% de las explotaciones rurales del país se localiza en él, con una producción de características más bien intensivas. Así, en relación al total de la producción nacional, este territorio produce anualmente el 32% de la leche, tiene el 42% de los cerdos y el 90% de las aves. En la producción vegetal, dispone del 69% del área de producción de hortalizas, del 83% del área de viñedos y del 90% del área de las frutas no cítricas. También es cierto que tiene una baja presencia la producción ganadera extensiva, porque si bien tiene 600.000 cabezas de vacunos esto es sólo el 6% del stock vacuno nacional. Algo similar pasa con otros rubros como los lanares, el arroz, los cereales, los cítricos, que tienen una baja presencia o están totalmente ausentes en este territorio. También es preciso tener en cuenta que en el Área Metropolitana se radican muchas de las industrias de transformación de la producción agropecuaria, debido a la cercanía del principal centro de la demanda interna y a la proximidad con el puerto para algunos rubros exportables: frigoríficos que procesan carne vacuna, de cerdos y de aves, cámaras de frío, plantas empacadoras y procesadoras de frutas, bodegas vitivinícolas, plantas lecheras; cervecerías y malterías, etcétera. 4 Profesor Titular de Sociología Rural, Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, UdelaR. 61 En resumen, desde el punto de vista de la producción agropecuaria nacional, puede trazarse una gran línea divisoria. Mientras en el resto del país se producen básicamente nuestros rubros exportables, en el Área Metropolitana se producen los rubros granjeros y se procesan productos que proporcionan los alimentos básicos a los pobladores urbanos del país. En ese sentido, es posible ver al área rural metropolitana como la “despensa” del Uruguay. Pasemos ahora al segundo problema, bastante más complejo, que consiste en comprender las modificaciones que ha experimentado el concepto de ruralidad. En principio, lo rural se define, por oposición a lo urbano, como un espacio en el cual la población está dispersa en el territorio y en el cual se llevan a cabo actividades que implican el contacto con la naturaleza. Durante siglos, se entendió que la población que residía en el medio rural desarrollaba tareas agropecuarias. Vivir en el campo era sinónimo de trabajar en el campo. En el último tercio del siglo XX, como producto de una serie de cambios sociales, esta sinonimia es parcialmente modificada, produciéndose lo que se conoce como la “dislocación” entre lo rural y lo agropecuario. Veamos qué fue lo que ocurrió. Por un lado, cada vez hay mayor proporción de trabajadores agropecuarios que no residen en el campo sino en pueblos y ciudades. Es decir, son trabajadores agropecuarios pero no tienen residencia rural. En nuestro país, el 38% de los trabajadores agropecuarios reside en áreas urbanas. En el caso que nos incumbe, el 66% de los trabajadores agropecuarios de Montevideo, el 38% de los trabajadores agropecuarios de Canelones y el 25% de los trabajadores agropecuarios de San José reside en áreas urbanas. Por otro lado, una proporción creciente de aquellos trabajadores que residen en el área rural trabaja en tareas que no son agropecuarias. En nuestro país el 45% de los trabajadores con residencia rural trabaja en actividades industriales, de servicios, comercio, transporte, etcétera. Si bien no disponemos de datos para el Área Metropolitana, es posible que esta proporción sea mayor. La brecha tecnológica entre el campo y la ciudad también se ha reducido. La electricidad llega hoy a casi todo el territorio y detrás de ella, la telefonía, la televisión, la informática, internet, se expanden rápidamente y eliminan las distancias sociales entre quienes residen en el campo o en la ciudad. Ha mejorado la caminería rural y se ha expandido el uso de vehículos, en particular de las motos de baja cilindrada para el transporte de los traba- 62 jadores, lo que ha incrementado su movilidad espacial. Hoy es cada vez más frecuente que los establecimientos rurales tengan una muy baja dotación de personal permanente y recurran a la contratación de personal temporario para muchas tareas, ubicando a los trabajadores por teléfono y esperando que éstos se desplacen diariamente al lugar de trabajo en su vehículos. Es posible que esta modalidad esté aun más extendida en el Área Metropolitana por la cercanía de pueblos y ciudades. También se percibe la tendencia a que quienes residen en el área rural se desplacen a trabajar a las ciudades o, sin desplazarse, trabajen en tareas no agropecuarias. No es posible dimensionar esta tendencia para el Área Metropolitana; estamos pensando aquí en jóvenes profesionales que se han ido a vivir a las áreas rurales de Montevideo y Canelones pero que trabajan en la capital o en numerosos establecimientos rurales que operan con fines turísticos, educativos o recreativos. Estos procesos han terminado por erosionar la frontera que separaba lo urbano de lo rural. Si bien la frontera física existe (lo productivo) y es visualmente identificable, no lo es tanto la frontera laboral, como ya hemos explicado, y mucho más difusa aún se ha hecho la frontera cultural. Cada vez más, aquellos que trabajan en el campo (y en especial si no residen en él) tienen menos diferencias culturales con los que no trabajan en tareas agropecuarias. A su vez, quienes residen en pueblos y ciudades tienen hoy vínculos más fuertes con las actividades agropecuarias, ya sea porque trabajan en ellas o porque se vinculan a ellas por las actividades de transformación de los productos agropecuarios. De esta manera, la brecha entre una cultura rural y una cultura urbana se ha reducido por múltiples vías, y en particular lo ha hecho en el Área Metropolitana. En síntesis, el espacio rural del Área Metropolitana puede ser mejor comprendido como un territorio multifuncional: residen trabajadores agropecuarios y no agropecuarios, trabajan personas que no residen en él, se realizan actividades agropecuarias, industriales, de servicios, etcétera. El conjunto de políticas que se elaboren para el Área Metropolitana debería admitir un enfoque multidisciplinario y plural que pueda dar cuenta de esta diversidad. 63 Apuntes sobre la contribución del Libro Blanco del Área Metropolitana al ordenamiento territorial Roberto Villarmarzo5 “No sabemos muy bien o no tenemos suficientemente sistematizado un marco teórico, una batería de indicadores, una batería de instrumentos de gestión que nos permitan tener un fundamento suficientemente sólido del punto de vista científico y suficientemente dinámico del punto de vista de la gestión, como para dar respuestas satisfactorias o para tomar iniciativa en un desarrollo que conduzca a una convivencia más digna, más sustentable y a un proceso de superación de los dualismos, de las exclusiones y de las carencias.”6 El impulso de políticas públicas que reconozcan el territorio como ámbito diferenciado y privilegiado de gestión es uno de los más singulares desafíos que enfrentamos, luego de décadas de políticas centralizadas e indiferentes al espacio y su diversidad natural, productiva y sociocultural. En este sentido, en el Área Metropolitana se produce actualmente una de las más importantes innovaciones en materia de gestión gubernamental: tres gobiernos departamentales han emprendido la edificación de un camino de regionalización inédito en nuestro país, que se está consolidando bajo la denominación de Agenda Metropolitana. Y si nuevo es el objetivo asumido, lo es también el camino elegido. El Libro Blanco, particular trabajo de recopilación y puesta a punto de la información territorial sobre el área, permite observar, junto al rigor técnico disciplinario, un efectivo esfuerzo por integrar en el proceso formas de participación social y administraciones departamentales de orientación político-partidaria diversa. Al mismo tiempo, se incorpora también el aún incipiente esquema de descentralización. La realización de diagnósticos territoriales –como los aquí emprendidos– que reconozcan la participación social en un enfoque descentralizador es una forma de construir políticas públicas más democráticas7 y un ejemplo necesario a ser proyectado en futuras etapas de gestión. 5 Director Nacional de Ordenamiento Territorial (DINOT/MVOTMA). 6 Rodé, Patricio (1999): “Apertura del Primer Seminario de Economía Urbana”. Intendencia Municipal de Montevideo, Montevideo. 7 Ver particularmente: Coraggio, José Luis, Javier Marsiglia y Diego Piñeiro (1999) “Participación social 64 Tanto en la elaboración de planes como en el monitoreo de la gestión y la situación territorial, deberá continuar volcándose energía y recursos para que la construcción de políticas públicas se lleve a cabo con creciente participación democrática. Y, sin duda, este esquema alcanzará similar desarrollo al momento de la evaluación de los planes y de la condición del territorio, a los efectos de su eventual revisión. Este monitoreo técnico y social exige un trabajo específico en la construcción de indicadores de desarrollo territorial, tarea en la que está especialmente comprometida la Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial, en el seno del respectivo Ministerio. Al establecer su aporte a lo que puede entenderse como “línea de base” en la documentación del estado de su espacio, con el Libro Blanco la Agenda Metropolitana contribuye simultáneamente al proceso de construcción de indicadores para el monitoreo territorial. Esta colaboración con la definición de indicadores podría caracterizarse, en un primer intento conceptual, en tres niveles8 . Un primer grupo, que incluye los componentes “iniciales” del medio físico o espacio geográfico: los recursos del suelo y el subsuelo –su relieve y paisaje–, las características del clima y la dinámica del agua en la atmósfera, en la superficie y por debajo de ésta. Y también la biodiversidad, la flora y la fauna en sus equilibrios y desajustes con el ambiente. Esto implica el modo en que el territorio contribuye al bienestar del grupo humano que lo ocupa, y las condiciones que impone a la distribución espacial de sus actividades sociales y económicas. La individualización de los posibles indicadores9 en este campo tendrá en cuenta el hábitat en su balance ecológico, el medioambiente y sus recursos: el suelo –particularmente, sus calidades productivas y los procesos erosivos que lo afectan–, la calidad del aire, el agua –ríos y cuencas– y la biodiversidad. Y deberán incluirse también indicadores de las capacidades del territorio para la producción agrícola y minera, así como de las condiciones para sostener la diversidad en la economía. Pero un territorio como el considerado ha experimentado el aporte de sucesivas generay gestión de políticas sociales”, en Descentralización y Democracia. Un debate necesario, Agencia Española de Cooperación Internacional/Intendencia Municipal de Montevideo, Montevideo. 8 Esta temática ha sido desarrollada con mayor extensión y detalle en Zoido Naranjo, Florencio (coordinador) (2001) Informe de Desarrollo Territorial de Andalucía, Universidad de Sevilla. 9 Se reconoce aquí y en los capítulos que siguen el aporte de la conferencia de San Martín, Ignacio (2006) “Replanteando el futuro de la ciudad: hacia una Agenda de la Viabilidad”, Universidad de Arizona, en el Congreso Iberoamericano de Urbanismo, Salamanca, 2006. 65 ciones, a través de transformaciones y nuevos valores que potencian su desarrollo presente y futuro. Así, en un segundo nivel podrán agruparse las dotaciones –equipamientos e infraestructuras– que el territorio ha ido recibiendo en su historial. Deberán incluirse en este segundo nivel las características demográficas del grupo humano en el territorio, ya que los indicadores a construir sólo son relevantes si tienen en cuenta la población –aunque esto merecería un capítulo propio y no debe reducirse a una mera dotación en el territorio. En tercer y último plano corresponde a las oportunidades de acceso a los dos primeros grupos mencionados. No es suficiente caracterizar y medir la evolución de los contenidos básicos del territorio en las dotaciones que a él se incorporan, dado que el nivel de desarrollo refiere al modo en que la comunidad se apropia de ellos. Por un lado, remite a las condiciones y posibilidades para el acceso de la población al conjunto de ofertas territoriales y, por otra parte, a los niveles de facilidad para el acceso a ellas por parte de emprendedores y empresas. Ninguno de los procesos planteados es posible sin la instrumentación efectiva de un sistema apropiado de información, cuyos datos deben asociarse a su localización espacial. La información territorial eficiente y oportuna –en sus aspectos físicos y sociales– resulta imprescindible para habilitar los procesos de definición de políticas de gestión planificada del territorio, así como su eventual corrección. Porque un sistema de información eficaz y eficiente es inútil si no se asocia a potentes instrumentos de monitoreo y evaluación. La planificación, como instrumento de formación de políticas públicas, deberá incorporar, en la región metropolitana y en cualquier otra, indicadores de procesos y de resultado. Estos últimos expresarán si lo que se propuso se obtuvo, y los primeros permitirán evaluar si lo obtenido responde a la adecuación de los instrumentos seleccionados a tales fines. Para este proceso de planificación metropolitana en curso hemos contado con el invalorable apoyo de la Junta de Andalucía, tanto en el pertinente apoyo técnico y metodológico como en los medios, lo que nos ha permitido catalizar nuestras propias capacidades y recursos. El Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente está fuertemente comprometido con la construcción de espacios supradepartamentales de coordinación y gestión conjunta y, en particular, con los esfuerzos de la Agenda Metropolitana en este sentido. 66 Desafíos de la Agenda Metropolitana: un modelo de gestión transversal Altair Nagri / Abel Oroño10 La Agenda Metropolitana se orienta a la conformación de un modelo de gestión innovador para Uruguay11, que puede denominarse gestión transversal. Constituye una alternativa para la producción de políticas públicas en contextos complejos, allí donde la dimensión social y la dimensión política ven dificultada su articulación en la satisfacción de las necesidades y demandas sociales. La gestión transversal aspira, entonces, a conjugar dos grandes tensiones: • la aparición de demandas que no encuentran espacios de respuesta en la estructura institucional o que, por su magnitud y complejidad, desbordan los canales habituales de respuesta; • la necesidad del gobierno de tener una visión amplia, integrada e integradora de contextos sociales complejos, donde se cruzan demandas sectoriales (bienes de infraestructura y servicios básicos inherentes al bienestar familiar) y territoriales (fuentes de trabajo, calidad ambiental, participación). En una estructura de tipo metropolitano la gestión se complejiza por el desarrollo de las actividades comunitarias –de consumo, laborales, sociales, culturales– en un territorio dividido políticamente entre varios gobiernos departamentales y sobre el que, además, se superpone la competencia sectorial de las diversas agencias del gobierno nacional. Este fenómeno, propio de la metropolización, produce tendencias dispares en la ejecución de políticas públicas, lo que genera un campo difuso en cuanto a la identificación de quién gobierna y para quiénes se gobierna. El fracaso sucesivo de algunos modelos institucionales ensayados en Europa y América del Norte –gobiernos metropolitanos o asociaciones intermunicipales– ha llevado a visualizar, en el caso uruguayo, la adopción de la gestión transversal como respuesta política a un contexto que exhibe dos problemas centrales: • concurrencia institucional: la dificultosa articulación de las funciones genera una gestión diversificada y a menudo superpuesta, con resultados 10 Docentes de la Facultad de Ciencias, UdelaR. 11 Otras experiencias de gestión transversal se observan en el Ministerio de Desarrollo Social y en el Plan de Invierno de la Intendencia Municipal de Montevideo. 67 frecuentemente contrapuestos; • subsidiariedad: el marco normativo determina que el nivel más próximo a la sociedad civil –gobiernos departamentales y locales– tenga con frecuencia un rol secundario en el diseño de políticas para el ámbito local. A esto se suma la denominada geometría variable de los territorios, es decir, la que éstos adquieren en virtud de la dinámica funcional que la sociedad les imprime. Dicha condición incide en los movimientos demográficos del área: la población se traslada en función de los incentivos o restricciones que recibe de los actores gubernamentales (nacionales o departamentales) y de los emitidos desde el campo económico. La contradicción o incongruencia entre estas señales provoca un desarrollo territorial desordenado, situación en la que se encuentra, precisamente, el Área Metropolitana del sur del país. Esta geometría variable de los espacios subnacionales impone dos desafíos adicionales en la elaboración de políticas públicas: • la flexibilidad en materia de decisiones, para construir escenarios que promuevan el equilibrio entre las diferentes realidades departamentales que comparten un espacio y problemas comunes; • la solidaridad, para generar una distribución de recursos equitativa en los sistemas departamentales con diferentes capacidades y recursos para actuar en materia de políticas públicas. Los rasgos de transversalidad en la gestión de la Agenda Metropolitana El Área Metropolitana vive, desde hace décadas, una sucesión de fracasos en términos de articulación institucional. Esto es consecuencia de una lógica política que privilegia los intereses individuales de los actores frente a la articulación y cooperación políticoinstitucional sustentada en las necesidades colectivas de la estructura social. Contrariando la lógica dominante, y en el marco de una concepción política compartida entre el gobierno central y los gobiernos departamentales, la Agenda Metropolitana se propone como una construcción institucional de naturaleza político-social cuya meta es la transformación del problema social en asunto político. Este problema social está compuesto de demandas tradicionales y demandas emergentes de nuevo tipo, que son parte esencial del proceso de metropolización. Dicha situación asigna a la Agenda Metropolitana la tarea de asumir la prioridad del 68 problema y la de amalgamar, bajo una lógica común –transversal–, las distintas dimensiones con sus lógicas específicas. La posibilidad de gestionar exitosamente la compleja realidad del Área Metropolitana deriva de la capacidad de interactuar, bajo una lógica compartida, desde tres dimensiones claves: política, técnica y social. La peculiaridad de este modelo es, pues, su capacidad de amalgamar las diferentes lógicas y aunar los intereses de actores e instituciones participantes. A continuación se señalan algunas de las características que permiten identificarlo como de gestión transversal: • es un instrumento organizativo, que asume la realidad metropolitana en su condición multidimensional sin afectar las competencias y capacidades de los niveles de gestión territorial y sectorial (gobiernos, sectores estatales y organizaciones de la sociedad civil), a partir de la voluntad política de los actores; • su campo de trabajo no tiene carácter operativo ni productivo sino que utiliza la información y el análisis de situación para la propuesta y el diseño de instrumentos de gestión; • el relacionamiento es su modus operandi. Facilita las relaciones institucionales y socio-institucionales; • tiene voluntad y capacidad de lograr consenso entre intereses encontrados o divergentes; promueve instancias consultivas y participativas entre niveles de gobierno, y la generación de redes socio-institucionales; • su visión del proceso metropolitano se orienta al abordaje de problemas concretos que se tratan desde múltiples campos disciplinarios, apuntando a conciliar la complejidad del campo social con la fragmentación operativa del campo institucional; • el indicador principal de su gestión es la eficacia en la agregación institucional y el impacto de las políticas, esto es, el cambio efectivo en las condiciones que el problema concreto ocasiona en la sociedad. No tiene competencia sobre los resultados que las instituciones formales generan, aunque tiene el poder de evaluar los resultados de los procesos convergentes en la elaboración de las políticas en cuestión. En este sentido, apunta a su propia legitimación por resultados, que consiste en lograr las articulaciones de referencia: entre actores individuales e institucionales. 69 Los desafíos del Área Metropolitana Los desafíos de la gestión transversal del Área Metropolitana remiten a su capacidad de hacer sustentable el proceso de articulación política y social inherente a su misión. El principal desafío es, tal vez, fortalecer su área de influencia más allá de los apoyos sobre los cuales hoy se sustenta: la voluntad política y la cooperación internacional. La sostenibilidad temporal de la Agenda Metropolitana dependerá de su efectiva generación de áreas de incidencia sobre las instituciones formales y del logro de legitimidad pública en la sociedad. A tales efectos, necesitará potenciar su capacidad de relacionamiento a través de ámbitos de deliberación social, ámbitos de conocimiento técnico y ámbitos de articulación política, para propiciar cierta estabilidad en el tratamiento del tema metropolitano y promover buenas prácticas de políticas públicas. A propósito del Área Metropolitana Miguel Cecilio12 Enfoque El recurrente tema de la macrocefalia que afecta a nuestro país, aplicado a la distribución de la población, la inversión y la actividad social, cultural y económica, el poder político y las estructuras religiosas es, en realidad, un problema congénito provocado por la coincidencia en Montevideo del puerto (factor fundamental en la conexión con la metrópoli en todos los aspectos), la defensa y la autoridad civil de la Banda Oriental. Cuando poco más de 100 años después se jura la Constitución sólo existen 24 poblados dentro de lo que hoy es Uruguay, de los cuales 20 están al sur del río Negro. Montevideo, entonces pequeña ciudad, tiene aproximadamente la mitad de la población total. Si bien en el siglo XIX se realiza un esfuerzo importante de fundación de asentamientos al norte del río Negro –con el lúcido objetivo de afirmar la soberanía en esa porción del territorio– el esquema demográfico varía muy poco si se toma el Área Metropolitana como una unidad. 12 Director del Instituto Técnico para la Promoción del Desarrollo Integral (INTEC). 70 Posicionamiento Lo antedicho deja en claro dos necesidades aparentemente contrapuestas en la mirada prospectiva: • descartar toda ilusión voluntarista en las propuestas de largo y aun mediano plazo respecto a la consolidación de estructuras o proyectos que garanticen una distribución más equilibrada de las fuerzas vitales del país en el territorio; • disponer los instrumentos para el esfuerzo de largo plazo, con su complemento de evaluación y reposicionamiento, escuchando la voz del territorio (y de la realidad global que lo determina) sobre las iniciativas en curso, estando listos para modificarlas –y aun cambiarlas radicalmente– si aquellos mensajes lo aconsejan. Queda así planteado que se descarta aquí la esperanza –que tiene hoy tan buena prensa– de que las fuerzas económicas liberadas a su empuje cerril puedan sustituir a la inteligencia humana y al tenaz empeño por lograr los objetivos entrañables de la sociedad en un campo tan determinante y complejo como la definición de la estructura territorial de su despliegue. Y se descarta también la imposición a la realidad de un libreto derivado de macrovisiones añejas, caras a burocracias anidadas en pequeños cenáculos en instituciones prestigiosas, mareadas por sus propios discursos y sordas a la música de la realidad. Marco Entendemos que la propuesta de planeamiento para el territorio metropolitano, visto desde el departamento de Canelones, que ha mantenido un lugar importante en la convocatoria de población y actividad desde las épocas fundacionales hasta el presente (triplica al departamento del interior que lo sigue en población), por lo menos debiera atender con perfil propio a dos áreas de problemas y oportunidades: A) la solución de los problemas surgidos de la hibridación de su territorio, sus centros urbanos y las prácticas sociales en la franja de 12 a 14 kilómetros de ancho más allá del límite con Montevideo, considerado aquí como el límite del Área Metropolitana en Canelones; 71 B) la afirmación de las potencialidades de su estructura socio-territorial al norte de esa franja, afirmando el perfil heredado de su historia: la identidad cultural y la ubicación privilegiada entre el centro y el sur del país. Debe pues instrumentarse a nivel de todo el departamento, y en coordinación con Montevideo, San José y Florida (para la proyección hacia el norte) y las unidades correspondientes del gobierno central, un marco de política territorial donde encaje una planificación de mediano plazo de la Intendencia de Canelones, de la gestión de sus recursos destinados a inversión, de las demandas de apoyo del gobierno nacional y agencias internacionales, así como de las áreas reservadas a la presentación de expresiones de interés de la inversión privada. La definición de este marco y de su planificación derivada requieren de la imprescindible negociación política, dada la extensión del plazo de los acuerdos y la trascendencia de las decisiones. Visión esquemática por áreas Se sintetizan aquí algunos aspectos de las áreas mencionadas en el punto anterior. A) El área que podría denominarse corona metropolitana de Canelones –con muy fuerte influencia en su carácter de la zona norte de Montevideo– tiene la marca de la construcción de normativas, modificación del medio ambiente, implantación de artefactos y asentamientos poblados casi siempre ajenos a la planificación y preservación del territorio para futuras generaciones (por ejemplo, las del tiempo presente). Esto ha generado la depredación de territorio apto para agricultura a favor de loteos especulativos, graves carencias de servicios de saneamiento, un caótico estado de la infraestructura vial, la extensión de la práctica de ocupación irregular de tierras para asentamientos con sus consiguientes problemas humanos y ambientales, la instalación de plantas industriales con total despreocupación por sus impactos negativos. También, en la fracción costera sobre el Río de la Plata, a la que con humor se ha denominado “Ciudad” de la Costa, ha provocado la acumulación de factores de riesgo por falta de saneamiento y la ausencia de pavimentación en muchos de los fraccionamientos, todo esto agravado por la significativa densificación del tramo mencionado; factores que han provocado el deterioro de un área 72 trascendente para el desarrollo departamental. Esta “corona canaria”, en la que viven aproximadamente 300.000 personas –muchas de las cuales trabajan en Montevideo–, sufre intensamente el flagelo de un sistema de transporte caro e ineficiente que obliga al pasajero a pagar cerca de US$ 3 por día y demorar hasta 4 horas diarias en recorrer no más de 40 km (ida y vuelta) porque a menudo hay que efectuar transbordos. En este tramo metropolitano de Canelones se entiende necesario priorizar: • el análisis del rol de los distintos centros y una propuesta de sus interrelaciones y dotación de equipamientos; • la inversión en saneamiento y pavimentación de la faja costera del Plata, importante en el aumento de la oferta de servicios y para las finanzas de la Intendencia de Canelones; • un programa de integración (mejoramiento social, edilicio y ambiental) en los asentamientos irregulares que atienda los problemas de acceso a soluciones decorosas, en coordinación con el gobierno central y ANEP y MSP; • mejoras sustanciales del sistema de transporte de pasajeros. B) Para el Canelones no metropolitano resulta de interés plantear dos temas capaces de renovar y estimular el crecimiento, potenciando activos valiosos de esta zona ubicada al norte de la “corona metropolitana”: • con base en el concepto de “nueva ruralidad” con que los europeos han propiciado el crecimiento de pequeños poblados y su área de influencia, preparándolos para proveer servicios vinculados al turismo, interesa analizar las potencialidades que Canelones tiene en sus diferentes zonas rurales, derivadas a veces del perfil de las explotaciones rurales (vitivinicultura, fruticultura, lechería, etcétera) y, en otros casos, de la calidad paisajística y/o urbana del área. A modo de ejemplo: en el área de influencia de Cerrillos parece posible potenciar los atractivos del Santa Lucía y su aptitud para actividades náuticas (que sería necesario complementar con un muelle), la infraestructura del Parador Tajes (que necesitaría un reciclaje y ajustes en la gestión), los dos grandes predios del Banco de Seguros del Estado –donde el excelente programa de forestación, ya maduro, podría generar un parque y un área de campamentos– y la cultura de chacinería de la zona, que deriva en ferias populares que cuentan ya con tradición local. 73 Es de interés formular un proyecto que, a partir del capital existente y del estudio profesional de mercado, pueda evaluar la puesta en valor del área promovida en una capa más amplia de turistas nacionales y extranjeros, procedimiento válido para otros casos análogos. • Potenciar la oportunidad que representa el cruce de casi todas las troncales viales que articulan al país de norte a sur y llegan al centro de Montevideo y al puerto, todas ellas atravesadas por la ruta 11, cuyas posibilidades de conectividad –así como las de su intersección con las rutas nacionales– están aún muy lejos de ser aprovechadas adecuadamente. Particularmente habría que potenciar el cruce con la ruta 5, coincidente con el emplazamiento de la capital departamental, la represa del arroyo Canelón Chico y su gran espacio verde de propiedad pública, apto para la radicación de un complejo recreativo-deportivo, la descentralización de servicios de educación terciaria y superior y la instalación de industrias no contaminantes. Un complejo de estas características, planteado desde la convocatoria a la inversión privada, tendría a su vez la potencialidad de atraer otro tipo de actividades al área de influencia. Esto requiere una decisión de política territorial que resuelva explotar las posibilidades de Canelones de vincularse al centro del país y protagonizar el esfuerzo nacional de descentralización indispensable para repartir el beneficio del desarrollo en todo el territorio, demanda del interior desde la época fundacional. Este compromiso de Canelones con la descentralización –que significa también defensa de la soberanía en tanto amplifica la presencia de la comunidad nacional en el territorio– debiera formar parte del impulso de programas y proyectos en todas las regiones, como por ejemplo el del gran complejo maderero en el norte (y de la correspondiente política forestal selectiva) o la concreción del puerto de aguas profundas en Rocha, que en su hora –y todo llega– generará su área metropolitana. 74 La experiencia de la microrregión Ruta 5 Sur: La Paz - Las Piedras - Progreso y áreas circundantes Julio Capote13 Los orígenes En sus orígenes las localidades de esta microrregión tuvieron una fuerte identidad y vida propia: eran el lugar de acceso del ganado de todo el país. A fines del siglo XIX comenzó a desarrollarse la industria extractiva y en el correr del siglo pasado se destacó también la producción agrícola. Pero la desaparición de las industrias y la especulación con el valor de la tierra, a través del negocio inmobiliario, modificaron la situación. Comenzó así el afincamiento de personas provenientes desde Montevideo y del interior del país –que deben trasladarse cotidianamente a la capital en busca de nuevas fuentes de trabajo. De allí surge la habitual caracterización de estas localidades como “ciudades-dormitorios”. Es el resultado de una forma inadecuada de hacer las cosas. El negocio inmobiliario en la microrregión de Ruta 5 Sur El crecimiento urbano fue estrictamente manejado por la especulación inmobiliaria. La tierra, que tenía un valor para la explotación agropecuaria y extractiva, al decaer la industria se destinó a un mejor negocio: fue subdividida y vendida para construir viviendas destinadas a quienes no encontraban respuestas habitacionales en su lugar de origen. Este “negocio” se realizó prácticamente sin control; los fraccionamientos se aprobaban con servicios mínimos o inexistentes: las rutas, el alumbrado, las aguas residuales, los restos orgánicos e inorgánicos de la actividad humana, las aguas pluviales y todo lo que hace al normal desarrollo social de los seres humanos no fue tenido en cuenta. Ésa es la realidad que heredamos y de ella surge el desafío que afrontamos: pensar en la situación actual generando estrategias a corto, mediano y largo plazo. 13 Arquitecto, ha vivido prácticamente toda su vida en la ciudad de La Paz. Desempeñó el cargo de secretario en la Junta Local de La Paz y actualmente es Secretario de la Junta Local de Las Piedras e integrante del equipo de trabajo a nivel microrregional. 75 La planificación No sólo debemos hablar de planificación territorial sino también de lo social, lo productivo y lo institucional; con una visión integradora, que es la mejor manera de encarar la gestión desde lo local y lo microrregional, la única que cabe cuando se piensa en términos de desarrollo sustentable. De todas formas el territorio es el soporte, y estamos impulsando una experiencia microrregional –como lo establece el Plan Estratégico Canario– que permite quebrar la vieja experiencia centralizadora y trabajar con una participación real de la población, que es el objetivo final de este gobierno. Con la escala microrregional fortalecemos las escalas locales e integramos los entornos rurales, tantas veces olvidados. Puedo pecar de optimista pero la visión de nuestro presidente –y su planteo descentralizador y participativo– y la de nuestro intendente, que pone en marcha las veintinueve juntas locales, dan un fuerte respaldo a nuestro trabajo. Hace pocos meses nuestra comuna, a través del grupo de trabajo de la microrregión (Unidad de Gestión) y el Centro de Estudios Estratégicos Canarios, realizó un histórico llamado a consultores (con el respaldo de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, el MTOP y el MVOTMA) para generar, por primera vez en el departamento, una propuesta de planificación territorial de escala microrregional. Posteriormente se constituyó un equipo multidisciplinario que trabaja en Las Piedras, en la “Casa de la Microrregión”, con la finalidad de desarrollar el Plan Estratégico Microrregional (PEM) y los respectivos Planes Estratégicos Locales (PEL). Estos planes están en pleno proceso de elaboración y deben traducirse en programas y proyectos en las cuatro grandes dimensiones: territorial-ambiental, productiva, social e institucional. En distintas fases: algunas inmediatas, otras con metas al 2010 y las más ambiciosas al 2015, al igual que el Plan Estratégico Canario. La identidad Si se asume que la identidad es un valor muy importante para el desarrollo, en este caso, con esta mirada microrregional, podemos hablar de identidad en varios niveles: • a nivel metropolitano, como un proyecto común en un territorio con diversas escalas y distintas piezas, donde Montevideo es la más potente pero no la única. Allí están nuestra microrregión y sus escalas locales; • a nivel microrregional, con ciudades y territorios rurales asociados por vocaciones comunes cuyos límites no siempre coinciden con los administrativos 76 (en este caso, los habitantes del departamento de Montevideo cercanos al arroyo Las Piedras han tenido vínculos históricos con La Paz y Las Piedras, como centros de servicios más inmediatos, que no hay razón para dejar afuera)14 . Desde el punto de vista de la gestión, la microrregión se percibe como una escala válida y manejable por los vecinos y sus representantes locales (ediles), secretarios, delegados de las direcciones generales, que lejos de debilitar las relaciones estructurales con el gobierno departamental, las fortalecen. • a nivel local, allí hay mucha historia –La Paz, Las Piedras, Progreso–, y el trabajo conjunto en la microrregión no significa borrar esas identidades sino asumir que cada una de las piezas tiene su pasado, su presente y su futuro. Pero no deben verse como cosas sueltas y a menudo enfrentadas en localismos retardatarios: deben sumar fuerzas, construir escalas competitivas, afirmar vocaciones más potentes. • a nivel barrial hay también identidades: el barrio es parte de un todo en una escala donde está el vecino que, integrado y en relación con los problemas de su espacio, tiene que poder ser parte de la construcción colectiva. Todo esto tiene mucho que ver con el Área Metropolitana, ya que la escala microrregional nos plantea el desafío de encontrar un rumbo capaz de generar trabajo y mejores condiciones para un conglomerado que puede considerarse como la “segunda ciudad del país” (más de 120.000 personas). El Plan Estratégico Canario ha delimitado esta microrregión por su vocación agroalimentaria, y el mundo está en un buen momento para que podamos empezar a caminar en torno a esa misión. No es una tarea de un día, de un mes ni de un año, pero si la tenemos clara y ponemos el hombro sin mezquindades, tarde o temprano llegaremos a los objetivos, dentro de los cuales está también lograr un mejor equilibrio en el Área Metropolitana. 14 La cuenca del arroyo Las Piedras unifica más que divide. En estos momentos se trabaja –con un fuerte apoyo del MTOP– para diseñar y construir el gran parque de La Paz, a partir de una zona de canteras ubicadas en Canelones pero con extensión hacia el departamento de Montevideo. Con ello, una zona hoy deteriorada y peligrosa será en breve un parque microrregional y departamental. Esta situación también se repite en otros puntos de la cuenca. 77 Desafíos para las políticas públicas en el Área Metropolitana: información y participación Alma Espino15 Las siguientes reflexiones surgen desde la perspectiva de quienes nos dedicamos a la investigación con el objetivo de conocer e interpretar la realidad económica del país. Y en este sentido, creemos que la actividad académica puede constituir un soporte para las políticas públicas y la comunidad académica es un interlocutor válido. Sobre esta base, se retoman aquí los objetivos de la Agenda del Área Metropolitana y los desafíos que éstos implican, así como la cuestión de la pertinencia del Área Metropolitana como escala territorial de análisis e intervención, para luego resaltar algunas características de dicho espacio socioeconómico. Finalmente, se plantean algunos problemas de información que pueden obstaculizar el logro de los objetivos citados y se abren algunas interrogantes sobre posibles estrategias y políticas a abordar. Los objetivos de la Agenda del Área Metropolitana y sus desafíos Entre los objetivos de la Agenda del Área Metropolitana se señalan los de revertir las inequidades, asegurar el pleno desarrollo humano y favorecer una radicación de la población con pautas claras. Su cumplimiento impone a las políticas públicas varios desafíos: potenciar el posicionamiento competitivo de los municipios o el territorio local, fomentar la creación de riqueza y ocupación, manteniendo la calidad de vida y la cohesión social en una necesaria perspectiva de desarrollo sostenible. Las posibilidades de potenciar el crecimiento exigen, por su parte, maximizar la utilización de los recursos humanos, sociales, institucionales y territoriales. El Área Metropolitana como unidad de análisis e intervención El concepto de territorio que se maneja trasciende la dimensión meramente física y alude a un espacio de interacción socioeconómica entre actores públicos y privados. No está entonces determinado por fronteras político-administrativas o geográficas, sino asociado 15 Directora del Instituto de Economía (IECON), Facultad de Ciencias Económicas, UdelaR. 78 a una óptica de desarrollo local. En este marco, la referencia a un territorio relativamente homogéneo e identificable es la base para la coordinación de las decisiones y acciones de los diferentes actores interesados en el desarrollo económico local. Éstos deben ser identificados y reconocidos en la definición de las estrategias de desarrollo, a fin de alcanzar un compromiso consensuado de objetivos a futuro. Y es a partir de este concepto que la dimensión del Área Metropolitana adquiere importancia, en tanto espacio de interacción socioeconómica que trasciende los límites administrativos departamentales. En particular, la magnitud del Área Metropolitana en el contexto nacional –en términos demográficos, sociales y económicos– justifica el esfuerzo por diseñar una agenda específica y ajustada a dicha escala territorial para las políticas públicas, que permita aprovechar mejor las inversiones (públicas y privadas) y gestionar de un modo integrado y sustentable los recursos del territorio. La existencia de un territorio de referencia puede contribuir a aglutinar esfuerzos, rentabilizar y dar coherencia a los objetivos socioeconómicos. Características del Área Metropolitana El Área Metropolitana concentra más de la mitad de la población del país –según la información que brinda la Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadística–, y algo más de la mitad de la población económicamente activa, particularmente con referencia a las mujeres. Diversos estudios muestran que los departamentos de Montevideo, Canelones y San José ocupan un puesto privilegiado en cuanto a desarrollo económico relativo a nivel nacional, lo que constituye una ventaja comparativa del Área Metropolitana respecto al resto del país. Los tres departamentos tienen además una posición de mayor competitividad, disputada por Maldonado y en menor medida por Colonia, aunque estos departamentos se potencian también a partir del Área Metropolitana. Los indicadores del mercado laboral permiten observar que el Área Metropolitana dista de ser homogénea en este aspecto, lo que se vincula al diferente desarrollo de cada una de las actividades económicas, así como a aspectos socio-demográficos. En particular, 79 Montevideo tiene un peso significativo en la producción total del país y representa el 86,4% del total de la producción de bienes y servicios del Área Metropolitana, seguido por Canelones (10,5%) y San José (3,1%). Esa participación de Montevideo influye de manera peculiar en las estadísticas económicas del Área Metropolitana en su conjunto y le imprime sus principales características. Por ejemplo, si bien desde el punto de vista del mercado laboral la situación del Área Metropolitana refleja un mejor posicionamiento en términos de ingreso per capita promedio respecto al total del país, una mayor desagregación muestra que esto se explica por la información correspondiente a Montevideo. Con relación a la participación económica de la población, la tasa de actividad es más baja en San José que en el resto, lo que se explica principalmente por la tasa de actividad femenina. El desempleo masculino, por su parte, es en el Área Metropolitana más alto que el promedio debido principalmente a lo que ocurre en Canelones y San José. Los ocupados se distribuyen con mayor peso en el comercio (21%) y en la industria (15%), lo que supera la participación en el promedio del país, seguidos por los servicios sociales y de salud, el servicio doméstico y porcentajes relativamente similares en las demás ramas. La ausencia del sector agropecuario en los datos del Área Metropolitana respecto a la distribución del empleo entre las principales actividades económicas se relaciona con su escaso peso en Montevideo (1% del total del Valor Agregado Bruto, VAB, generado en el departamento), que es algo mayor en Canelones (8%) y muy significativo en San José (37%). Esto explica que el sector tenga una participación reducida en el VAB del Área Metropolitana (3%), considerablemente menor al del resto del país (28%). Necesidades de información para analizar un territorio extenso y complejo Desde el punto de vista estrictamente económico la información con que se cuenta en la actualidad refiere al ámbito departamental, lo que oculta la heterogeneidad del Área Metropolitana. Ello se vincula a la carencia de información económica georreferenciada, por ejemplo, a partir de censos económicos. Por su parte, un área tan heterogénea requiere la realización de estudios específicos con trabajo de campo, que distingan necesidades y potencialidades a nivel de rubros de producción y localidades, del entramado de comunicaciones y actores. La ECH para 2006, fuente fundamental en la elaboración de indicadores socioeconómicos, da cuenta de localidades tan diferentes como las ubi- 80 cadas al este de Canelones –Atlántida, por ejemplo–, Toledo o Pando, con realidades diversas en cuanto a la localización de la producción y las potencialidades respecto a inversiones y tipos de actividad. Canelones, por ejemplo, reúne los principales cultivos de vid en Juanicó, Sauce, Santa Rosa, Progreso, Canelón Chico y Canelón Grande, pero incluye también localidades marcadamente diferentes como las de la Costa de Oro, que junto a Montevideo son los principales destinos turísticos en el Área Metropolitana. Por otro lado, y según el Censo Agropecuario 2000, en el rubro de la lechería comercial los departamentos del Área Metropolitana concentran el 37% del total de establecimientos, pero San José es el departamento lechero por excelencia. Las localidades que integran el Área Metropolitana presentan realidades diferentes en términos de localización de la producción, potencialidades respecto a inversiones y tipos de actividad y nexos laborales, educacionales, culturales y económicos con Montevideo. La investigación, el diagnóstico, la coordinación y la concreción de acciones, que son pilares básicos de esta agenda, requieren un conocimiento específico de cada una de estas realidades. Para ello, la coordinación con los responsables de la recolección y el procesamiento de la información es un requisito indispensable. En cualquier caso, reforzar las capacidades de desarrollo desde una perspectiva estratégica requiere un profundo conocimiento de la realidad sobre la que se pretende intervenir. Los estudios departamentales, que constituyen un buen paso inicial, resultan insuficientes a la hora de proyectar políticas y estrategias concretas. Por una metrópolis proactiva Federico Bervejillo16 El buen desarrollo de la Región Metropolitana es clave para el futuro del país. Este buen desarrollo no vendrá solo: se necesita una “estrategia territorial” de largo plazo y una gestión integrada. Como el poder está distribuido, la estrategia tiene que ser compartida entre los poderes públicos, la sociedad civil y los actores económicos. En este sentido, existen tres prioridades para los años que vienen: 16 Consultor en Urbanismo, Desarrollo y Gestión Territorial. Profesor de la Maestría en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, Facultad de Arquitectura, UdelaR. Ex Director Nacional de Ordenamiento Territorial. 81 • afinar la agenda, entendida como una identificación y priorización de los asuntos críticos y sus relaciones, apoyada en conocimiento de calidad y compartida por los principales actores. “Afinar” significa a la vez precisar y consensuar el diagnóstico; • pactar lineamientos estratégicos capaces de ordenar el tratamiento de los asuntos críticos en el corto, mediano y largo plazo, adoptando compromisos fuertes en torno a un núcleo de “políticas de estado” metropolitanas; • construir gobernanza, en el sentido de capacidad de decisión y acción regional, a partir de redes de cooperación entre actores y mediante la creación de nuevas instituciones como agencias y autoridades conjuntas. Escalas de abordaje El desafío metropolitano es “multiescalar”: esto significa que hay que trabajar a la vez en distintas escalas, reconociendo a cada una su especificidad. La escala mayor corresponde a la emergente “región urbana de la costa sur”: una realidad en formación entre Colonia y Maldonado, que a su vez se conecta intensamente con la metrópolis de Buenos Aires. Las interdependencias urbanas dentro de la costa sur irán en aumento, y consecuentemente también aumentarán los conflictos y la necesidad de una planificación y gestión coordinada (DINOT, 1996; Bervejillo y Lombardi, 1999). La segunda escala decisiva es la que corresponde a la aglomeración metropolitana, los espacios urbanizados, periurbanos y rurales en un arco de unos 35 km en torno a Montevideo. La aglomeración ya es hoy un espacio económico, social y ambiental altamente integrado, pero institucionalmente y en materia de políticas territoriales sigue siendo un espacio fragmentado. Es necesario definir lineamientos estratégicos metropolitanos, como un marco para la gestión de los grandes sistemas (transporte, saneamiento, áreas verdes) y para planes de escala menor. La tercera escala es la que corresponde a los grandes subespacios metropolitanos, la que podríamos llamar “escala intermedia”, entre la aglomeración y lo propiamente zonal o local. Hay ya algún avance en su tratamiento (CostaPlan, Directrices Ruta 5, Plan Estratégico Cuenca del Arroyo Carrasco, en elaboración). Ésta es la escala más apropiada para promover una integración entre las políticas de desarrollo (económico, social y ambiental) y el ordenamiento físico-espacial. En resumen: la “región urbana de la costa sur”, la aglomeración metropolitana en su conjunto y los grandes componentes o subespacios que la componen se plantean como las 82 escalas más adecuadas para avanzar en la definición de estrategias metropolitanas de tipo interjurisdiccional. Dos debilidades críticas Hay varias fortalezas de nuestra Región Metropolitana que alimentan cierto optimismo en su planificación y gestión: la escala “manejable”, el contexto político favorable a la cooperación, etcétera. Pero es necesario destacar las debilidades que ponen en riesgo el desarrollo metropolitano. La primera es la fragilidad demográfica: la metrópolis casi no crece en población, la reproducción está mayormente a cargo de quienes viven en la pobreza y una proporción importante de jóvenes formados sigue emigrando. Éste es un problema grave, tanto que parece imposible imaginar estrategias metropolitanas de largo plazo que no estén acompañadas de políticas demográficas promotoras de la reproducción, la retención y la atracción de población. La segunda amenaza es la creciente segregación socio-espacial y los procesos de exclusión asociados. En la escala de la aglomeración metropolitana lo que se advierte es un refuerzo de la “macro segregación”, cuyos polos son las áreas costeras por un lado y las periferias interiores por otro. En el medio queda la ciudad de composición social mixta que poco a poco se va debilitando. Para combatir esta tendencia existen al menos tres tipos de políticas que debieran ser complementarias: por un lado el desarrollo urbano y social de las periferias mediante un esfuerzo de inversión pública, por otro lado la retención del mix social en las áreas centrales e intermedias, y finalmente la promoción de la diversidad económica y social en todo el espacio metropolitano, favoreciendo la localización de inversiones y la migración de sectores medios y medios-altos hacia los espacios no costeros. Construir gobernanza En el futuro cercano cualquier estrategia metropolitana integrada deberá apoyarse en un fuerte componente de innovación institucional. Es imprescindible construir capacidades de conducción y acción integrada frente a los temas metropolitanos, en sustitución de la actual fragmentación de las políticas. Algunas claves de esta construcción son: • territorializar las políticas: incorporar el enfoque territorial en las políticas sociales, económicas, de obra pública, que inciden sobre la metrópolis; • compartir el mapa: avanzar hacia un conocimiento integrado y compartido 83 de la realidad metropolitana; • más coordinación y cooperación: pasar de la coordinación “defensiva” a la cooperación estratégica; • arreglos fiscales y financiamiento: construir la Región Metropolitana como espacio de solidaridad fiscal; • visión y liderazgo: compartir una visión sobre el futuro metropolitano, y contar con autoridades y líderes sociales capaces de promoverla; • adoptar modos de planeamiento y gestión más proactivos e integrados, asociando urbanismo con desarrollo económico, social y ambiental. El Programa Agenda Metropolitana viene promoviendo cooperación en torno a temas clave; de esta forma las coordinaciones se van ampliando y el concepto metropolitano va ganando espacio. Es una forma de construir gobernanza yendo de las partes al todo. Sin embargo, se necesita un salto cualitativo. Pienso en un camino complementario que vaya del todo a las partes: un ciclo de planificación estratégica metropolitana, con participación de los gobiernos nacional y departamentales, y abierto a los actores de la sociedad y la economía. Este ciclo podría culminar en algunos “compromisos” orientadores para el mediano y largo plazo. Contar con un núcleo de “políticas de estado” metropolitanas sería ya un gran paso para responder a los desafíos actuales. Pasar de una gestión metropolitana fragmentaria y residual a una “metrópolis con proyecto” y con una gestión más integrada es posible, pero demandará el esfuerzo sostenido de muchos actores y un liderazgo consistente durante los próximos diez años.17 17 Se han usado las siguientes referencias bibliográficas: Bervejillo, Federico y Mario Lombardi (1999) Globalización, Integración y Expansión Metropolitana en Montevideo Hacia una Región Urbana de la Costa Sur. Ponencia al VI Encuentro de Investigadores sobre Globalización y Territorio. Toluca, Mexico, 1999. Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial: Directrices de Ordenamiento Territorial y Desarrollo. Bases de discusión. Montevideo: DINOT-MVOTMA. Montevideo, 1996. 84 Actores locales “Un mundo aparte” Judith Barboza - 48 años - Empleada textil “Yo me crié entre las vacas, y venir al centro era como...” A Judith le cuesta definir su primer encuentro con la capital del país. Vivió prácticamente toda la vida en Ciudad del Plata, en San José, y la falta de trabajo en su pueblo natal la empujó hacia Montevideo. “Venía de plena campaña, y me costó un montón adaptarme. Ahora, más o menos ando ahí. A los tumbos, pero ando”, dice con una sonrisa. Tiene 48 años y desde hace siete trabaja como empleada textil en Manos del Uruguay, luego de hacerlo en otras empresas textiles de la capital que ya cerraron. En una hora de ómnibus está en Montevideo. Hace veinte años, en cambio, hacía cinco kilómetros a caballo, tres kilómetros en moto y en el kilómetro 80 de la ruta 1 se tomaba la Onda, que llegaba en dos horas y media. “Montevideo es totalmente diferente. Es un mundo aparte. La gente, el tránsito... En San José la gente es más comunicativa. Acá preguntás algo y a veces te hablan bien, pero a veces... En mi casa todavía puedo vivir con la puerta abierta, cosa que acá no se da. Allá es tranquilo, a pesar de que estamos señalizados como zona brava”, asegura. Sin embargo, la proximidad física es un hecho. “Estamos muy cerquita, prácticamente cruzando el puente. Y hay mucha gente que viene a trabajar a Montevideo”, admite. Cree que el vínculo que une a la capital con Canelones y San José es diferente al que mantiene con el resto del interior. “Tengo amigos en Soriano y para ellos la capital es un cuco, no se adaptan. No sé por qué, si las tecnologías han llegado a todos lados. A veces, es la propia gente la que se encierra en aquello de que como está fuera de la capital...”, reflexiona Judith. 85 “Es otra cosa” Cono Díaz - 44 años - Empleado de mantenimiento Cono viaja todos los días en bicicleta desde su casa en Progreso, Canelones, hasta su lugar de trabajo en Pocitos, Montevideo. El día en que lo entrevistamos, sin embargo, bajaba de un vagón en la estación de AFE, con la bicicleta a cuestas, porque el cielo estaba amenazante. “De casualidad vengo en tren”, se apresuró a aclarar, y agregó: “El tren sirve. Es económico, traés la bicicleta, es cómodo”. Cuando viaja en bicicleta demora una hora en llegar, apenas diez minutos menos que el tren. Cono tiene 44 años y trabaja como empleado de mantenimiento en un edificio. “Tiene sus cosas, porque demorás. Pero vivir afuera no lo cambio por nada. Es más tranquilo, tenés ciertas comodidades. Podés tener tu casa, tus perros, tus animales. A tus hijos los criás de otra manera. En cambio, en Montevideo todo es muy encerrado”, opina. Trabaja en la capital porque en Progreso “hay muy poca cosa”. Y considera que su pueblo se parece más al resto del interior que a Montevideo. “Esto es una selva. Allá es mucho más familiar. Acá lo veo muy frío. En cambio, en Progreso nos conocemos todos. Es otra cosa”, afirma. Lo urbano y lo rural Darío Félix - 56 años - Comisionista Darío –o “el Gato Félix”, como lo llaman en Libertad– une diariamente los departamentos de San José y Montevideo. Es comisionista y su trabajo consiste en hacer trámites en las oficinas estatales de la capital a pedido de empresas y estudios profesionales de Libertad y San José. A veces aprovecha el viaje para hacer otro tipo de mandados y, además de pagar créditos en los bancos, sacar marcas de ganado y levantar pasajes para empresas mayoristas de turismo, cambia un par de championes para alguna amiga, por ejemplo. Nació en la ciudad de San José pero hace once años que vive en Libertad. Sale a las ocho de la mañana y vuelve a su casa sobre las once de la noche. El resto del tiempo lo pasa en Montevideo. Al comparar San José con la capital, hace distinciones. “El área urbana de San José tiene muchas similitudes con Montevideo. La Paz y Las Piedras son Montevideo, pero Rincón de la Bolsa, a pesar de ser una ciudad-dormitorio, tiene vida propia y no está integrada a la capital”, afirma. Y describe el peculiar fenómeno migratorio en San José, donde el campo atrae gente de la ciudad y la gente de la capital se traslada crecientemente a lugares 86 como Rincón de la Bolsa. Se queja de la escasa frecuencia en el transporte que une Montevideo y Libertad, y de la inexistencia de servicios de salud específicos en su ciudad. “El área de salud está totalmente subordinada a Montevideo. El que quiere hacerse una tomografía computada no puede hacérsela en San José, en Libertad ni en Ecilda Paullier”, protesta. Tampoco está muy contento con la gente de la capital. “La gente de San José se para en la calle y se toma el tiempo necesario para explicarte cómo llegar a un lugar. Acá ya no existe lo que hasta hace veinte años era propio del montevideano, el tomarse dos minutos, el pararse a explicar las cosas”, opina. “Como un barrio” Mary - 56 años - Pediatra El vínculo de Mary con ese “interior próximo” (o “barrio de Montevideo”, como a menudo lo llama) comenzó en épocas oscuras. Había nacido en la capital pero a los 28 años empezó a ejercer la medicina en Toledo, un pueblo canario ubicado al noreste de Montevideo. En ese momento sólo había allí “alguien que hacía de médico”, que había cursado hasta tercer año de Facultad. “Esas cosas se daban mucho en el interior”, recuerda Mary. Era el año 1976. En el pueblo al que llegó resonaban los cantos militares del Batallón de Infantería Nº 14, que hablaban de muerte, y “caían del cielo los paracaidistas”. “Eso nos generaba muchísima angustia. Así que salimos a buscar otro lugar para vivir y nos fuimos a Suárez. Me comuniqué con CAMEPA (Cooperativa Médica de Pando) y empecé a trabajar ahí. Era diferente: uno llegaba a Suárez y sentía que llegaba a la luz”, relata. Aunque no todo era fácil. Las dificultades en el transporte y las comunicaciones transformaban unos pocos kilómetros en distancias insalvables. “Teníamos pocas posibilidades para educar a nuestros hijos y muchas de sus actividades se desarrollaban en Pando. Allí había más opciones, pero no teníamos mucho acceso a ellas porque la locomoción de Suárez a Pando era muy dificultosa y había que estar horas para tomar el ómnibus”, cuenta. El esposo de Mary trabajaba en Montevideo y ella vivía en Suárez junto a sus dos hijas. “Estábamos solas durante días y días, en tiempos en que hablar por teléfono no era como ahora. Hoy cualquier niño tiene un celular; en aquella época teníamos que llamar a la central telefónica para que nos comunicara y a veces podíamos demorar tres horas en hablar con mi marido. Y estábamos a 28 kilómetros de Montevideo”, agrega. Por todo eso, un día volvieron a la capital. Mary, que ahora tiene 56 años, combina su trabajo como pediatra en el Hospital Pereira Rossell con el que desarrolla en Suárez y en 87 Pando y se siente “más de Pando que mucha gente que vive allí”. “En realidad, esto es parte de Montevideo. Es como si fuera un barrio de Montevideo. Para mí no es como irme al interior. Una de mis hijas trabaja en Montevideo y vive en Las Piedras; cuando voy a visitarla paso por los accesos y, cuando quiero acordarme, ya llegué”, afirma. Además, el desarrollo de las comunicaciones ha incrementado la influencia que la capital ejerce sobre estos pueblos, aunque se mantienen algunas diferencias: en materia de atención médica hay un mayor vínculo con el paciente, porque se conoce su entorno y generalmente se lo atiende en su domicilio. Y los montevideanos siguen siendo “más apurados”. “Ellos se lo toman con más calma”, dice Mary. El diario viaje hacia el mar Jorge Grigas - 33 años - Cartonero La historia de Jorge es como la de tantos trabajadores que tuvieron que aprender a vivir de lo que otros desechan. Trabajaba en la planta de Coca-Cola hasta que perdió el empleo y se puso a hacer changas. Conseguía algo todos los días pero después eso “se cortó, y me enganché con esto”, cuenta mientras señala un carro tirado por un caballo, repleto de bolsas de nylon. Y ahora “es bravo” conseguir trabajo. Hace nueve años que vive en Paso Carrasco, Canelones, y todos los días hace el mismo viaje hacia la costa montevideana, en dirección a los barrios capitalinos de mayor poder adquisitivo: Carrasco, Malvín y Pocitos. Lo acompaña su primo, porque Jorge no tiene compañera ni hijos. Sale a las siete de la mañana y vuelve a las dos de la tarde, y lo que recoge le da “más o menos para vivir”. Se traslada a la costa porque en Paso Carrasco “no hay nada”, y además “anda mucha gente” haciendo lo mismo. En cambio, en los barrios que recorre le “da todo la gente” y tiene conocidos que a veces le alcanzan pan y bizcochos. El arroyo Carrasco, que separa el lugar donde Jorge vive (“soy de Canelones”, aclara enfáticamente) de La Cruz de Carrasco, en Montevideo, es un límite para ciertas cosas pero no para otras. En materia de servicios de salud, por ejemplo, a menudo hay que trasladarse a La Cruz. Pero los precios en los almacenes son iguales, y tampoco hay diferencias en el trato de la gente. “En Montevideo algunas personas son malas y otras son buenas, como en todos lados. Acá igual. Es lo mismo, es todo lo mismo”, opina. 88 “Un abismo” Héctor Mateos - 66 años - Edil local titular de Colonia Nicolich Los montevideanos acostumbran a visitar, de vez en cuando, las playas de Ciudad de la Costa. Pero esto no ocurre con los habitantes de Colonia Nicolich. Entre otras cosas, porque no hay un ómnibus que los lleven directamente al sur, al mar. Y por eso tampoco pueden acceder a los servicios de salud de Solymar. “Es como si fuera un pueblo de campaña”, resume Héctor Mateos, edil local titular de Colonia Nicolich por el Partido Nacional. Tiene 66 años y asumió su cargo en agosto de 2005, aunque el edificio de la Junta Local no fue inaugurado oficialmente hasta diciembre de 2006. Antes de eso, dicho organismo no existía en Colonia Nicolich. Héctor es jubilado y vive en Solymar desde hace seis años, pero ha pasado la mayor parte de su vida en Montevideo. Entiende que entre la capital y un pueblo como Colonia Nicolich hay diferencias “abismales”. “Esto es más rural, está muy abandonado. La gente tiene carencias de todo tipo. La ambulancia no entra a la mayoría de las calles porque están deshechas. Alumbrado público casi no hay. Después de cuarto año de liceo, los chiquilines tienen que irse a estudiar a Pando”, afirma. Opina que la gente de Montevideo es “más fría”. “Acá enseguida te hacen pasar a su casa. Es gente muy humilde, humana, sensible”, resume. El mismo trato Jorge González - 41 años - Chofer de COPSA Jorge vive en Delta del Tigre, pasando la Barra de Santa Lucía. Trabaja desde hace dos años como conductor cobrador de un ómnibus interdepartamental y en su continuo trato con los pasajeros no percibe diferencias entre los habitantes de Montevideo y los de Canelones. “Eso de repente era antes, cuando la gente vivía más afuera. En realidad, estás sólo a 23 kilómetros. La gente, en vez de ir para afuera, viene para acá y viaja diariamente a trabajar a Montevideo”, indica. Afirma que el boleto del Área Metropolitana “facilitó las cosas, sobre todo a quienes viven en el límite con Canelones”, y “ha hecho que la gente viaje más”. “Por ejemplo, en la zona donde vivo, muchos cruzaban el puente del Santa Lucía en bicicleta. Y dejaban las bicicletas ahí. Vos ibas y encontrabas las bicicletas atadas a los árboles, a las columnas... porque a la gente no le daba la plata. Ahora con el boleto metropolitano es más fácil y cada día estamos vendiendo más”, sostiene. 89 En materia de servicios, Jorge piensa que éstos aún están muy centralizados en Montevideo. “Con el tiempo hay cosas que se van a ir corrigiendo, se irán a construir hospitales... Se están haciendo muchos liceos, escuelas, y eso es bueno. Pero por ahora es así, en Montevideo encontrás todo”, señala. La gente y los perros Enrique Martínez - 48 años - Obrero A Enrique le gustan los lugares poblados. Será porque se crió en Montevideo y ahora que vive en El Pinar, desde hace cinco años, extraña los sitios donde “las casas están más pegadas y tenés más contacto con la gente”. Tiene 48 años y viaja todos los días a la capital para hacer changas como obrero de la construcción. En las viviendas donde reside, todos los vecinos a excepción de tres trabajan en Montevideo. “La diferencia más grande es que la gente de El Pinar viaja para dormir y la de Montevideo ya está en la casa. En El Pinar, en vez de ver gente, ves perros. Son ciudades-dormitorio”, señala. A pesar de sentirse montevideano, Enrique no puede venirse a vivir a la capital porque los recursos no le alcanzan. “Se precisa más plata. Afuera vivís de otra manera: no tenés plata, caminás cinco cuadras y pedís una cebadura de yerba. O tenés cincuenta pesos y hacés un guiso. En Montevideo no podés”, indica. “No sé de dónde” Pilar Teijeiro - 36 años - Periodista “Cuando llegás acá no sos nada. Yo era una canaria. El tipo de ropa ya me vendía. En el trabajo me decían ‘la canaria’, y así me siguen diciendo”, cuenta Pilar. Sin embargo, nació y vivió casi toda su vida en la ciudad de San José y su acento podría confundirse con el de cualquier montevideana, al igual que su vestimenta. Tiene 36 años y trabaja como conductora en TV Ciudad, el canal municipal. Todavía recuerda la primera vez que vino a Montevideo a estudiar Comunicación. “Extrañaba pila. Es otra vida la de pueblo. En todos lados te conocen, el reconocimiento y la identidad son importantes. Cuando llegué me relacionaba más con otras personas del interior. Compartís muchos códigos, la manera de hablar es la misma. Recuerdo que me llamaba la atención 90 cómo la gente se besaba y se abrazaba. En el interior somos más parcos”, considera. Actualmente vive en San José por razones de proximidad familiar, porque la vida es “más barata” y porque hay más posibilidades de tener una casa propia. A la hora de definir a dónde pertenece, Pilar vacila. Al principio afirma que se siente de San José, pero más tarde confiesa que se ve más cercana a Montevideo. “Claro, voy allá y me disfrazo de allá. No sé de dónde soy”, admite. “No queda otra” Daniela - 20 años - Funcionaria pública Espera el ómnibus en mitad de la estación de Río Branco y Galicia, con gesto resignado. “Los ómnibus son todo un tema”, es lo primero que dice. Pasó otro día de trabajo y Daniela vuelve a “su barrio”, como llama a San José de Carrasco. La capital “es parte de tu vida”, dice no sin cierto cansancio. “Nunca pensé que iba a tener que viajar todos los días y ahora paso más tiempo acá que allá”, expresa. “Tu barrio es tu barrio, y una ciudad... Yo recién ahora me estoy adaptando a las calles. Para mí esto era otro mundo. Me quedo allá toda la vida. Nunca me gustó venir para este lado. Es más, siempre dije que iba a trabajar allá, pero… no queda otra”, afirma. Tiene 20 años y trabaja en el Ministerio de Transporte y Obras Públicas. No ve muchas oportunidades laborales en su lugar natal. Por eso piensa incluso en mudarse a Montevideo. “Me quiero mudar para acá. Aunque odie todo y me vaya de mi lugar. No te queda otra, porque lo que ganás no te da para viajar todos los días, y después, el tiempo de viaje… cansa. Cansa bastante”, confiesa. “Todo era mejor” Oribe Hernández - 61 años - Guarda de COPSA Para Oribe la diferencia no está dada por la geografía sino por el tiempo. Tiene 61 años y vive en Santa Lucía. Considera que la zona de Canelones, Montevideo y San José es toda “medio parecida”: la distancia, para él, es entre un pasado mejor y un presente de consumismo, estrés e indiferencia. Hace veintiocho años que trabaja para una empresa de transporte interdepartamental. Fue guarda durante veinticinco años y actualmente, como esa función casi ha desapare- 91 cido en el transporte suburbano, cumple tareas administrativas en Montevideo mientras espera el momento de jubilarse. Viaja todos los días a la capital y no ve diferencias en el trato de la gente. “No hay diferencias en el trato. Antes sí se notaba. Capaz que cambió por el tema de las comunicaciones. El celular conecta a todo el mundo y el transporte ni hablemos, porque une muchas ciudades dentro de Canelones y con Montevideo. En otras épocas andábamos en carreta, en relación a como es hoy. No había directos, no había nada. Era todo por rutas viejas”, recuerda Oribe. La única diferencia que señala entre su ciudad y la capital es que en Santa Lucía aún existe “cierta credibilidad en los vecinos” que le permite, por ejemplo, dejar la puerta de su casa abierta. Después, traza la línea divisoria entre pasado y presente. Evoca un Montevideo “maravilloso”, en las épocas del London Paris, donde “todo era mejor” y la gente era “más cálida”. “No había el estrés que hay ahora. En Santa Lucía es igual, no hay diálogo entre la gente. Y después, el consumismo. Parece que a la gente nada le alcanza”, reflexiona mientras llena formularios en la cafetería de la estación Río Branco. “Como en medio del desierto” Yoana Carballo - 25 años - Trabajadora social Yoana, como tantos estudiantes del interior, tuvo que dejar San José, su ciudad natal, para trasladarse a estudiar a Montevideo. Eligió la carrera de Trabajo Social y vivió en un hogar estudiantil durante seis años. “Se siente pila. La vida cotidiana te cambia en todo. Además del paso del liceo a la facultad, que ya es un cambio importante, dejás tu casa y te encontrás con una realidad muy impactante, porque todo es distinto, hasta los horarios. Te sentís como si estuvieras sola en medio del desierto... es bravo”, afirma. Los hábitos y las rutinas de la capital son muy diferentes a los del interior. “Allá todo el mundo, después de comer, se duerme una siesta. Es como un rito. Y acá la gente no duerme siesta salvo que esté cansada. Y no hay mucho espacio para la reunión con la familia. Todo el mundo hace mil cosas. Allá a las seis o siete de la tarde todo el mundo está en su casa”, señala. También es distinto el vínculo con la gente. “Acá cada uno está en su vida, en su mundo. Cuando llegás no conocés a nadie y tenés que interactuar con mucha más gente. Además, no hay un buen acceso a la información para las personas que vienen del interior. Uno a 92 veces no sabe dónde preguntar, o le da vergüenza...”, cuenta. A pesar de todo, Yoana ya se integró a la capital: trabaja desde hace unos meses en el Ministerio de Desarrollo Social y planea continuar viviendo en Montevideo, pues considera que es la única manera de continuar su formación profesional. Ediles departamentales Los ediles departamentales han jugado, desde hace tiempo, un rol interesante en el proceso metropolitano, con la particularidad de que el cuerpo que conforman –el Plenario de Ediles Departamentales del Área Metropolitana– está también integrado por los representantes del departamento de Florida. A los efectos de lograr una instancia colectiva, el 24 de abril de 2007 se realizó, en el Edificio Libertad, un taller con la participación de dieciséis ediles18 y la presencia de miembros del equipo de trabajo del Libro Blanco y de Agenda Metropolitana. Una vez presentados los asistentes y enunciados los objetivos del taller, se conformaron los grupos de trabajo. Éstos abordaron un primer tramo destinado a analizar las fortalezas y debilidades actuales del Área Metropolitana y otro orientado a la construcción de una visión prospectiva o de futuro deseado. Los productos fueron volcados en el plenario por los respectivos relatores, lo que generó una rica discusión. A continuación se trascribe lo más importante de esas conclusiones. Fortalezas del Área Metropolitana 1. La unión de los cuatro departamentos para el tratamiento de temas que muchas veces son comunes. 2. La conciencia que está tomando la población. La riqueza turística: más de cien playas, 18 Participaron: por Canelones: Carlos Amaya, Cristina Castro, Juan López, Rosario Villarreal y Julio Dossier; por San José: Carlos García, Hugo Poggio; por Florida: Socorro Franquini, Eduardo Morales, Raúl Amaro, Héber Martínez, Beatriz Cuenca, Carlos Montaño y Luis Álvarez; por Montevideo: Graciela Garín y Álvaro Maynard. 93 por ejemplo. La cercanía al puerto y al aeropuerto. La gran cantidad de tierras productivas. 3. Las posibilidades de unir las cuatro juntas departamentales (incluida la de Florida) para el trabajo común en áreas como turismo (natural, religioso, costero, fluvial, rural), transporte colectivo (población en general, población estudiantil), acercamiento o interrelación de poblaciones limítrofes, capitales departamentales y gobiernos departamentales. Medio ambiente: contralor de lagos y ríos por contaminación, por ejemplo, Paso Severino, río Santa Lucía, protección de humedales. 4. Realización de estas instancias de discusión. Conformación de la Agenda Metropolitana. Trabajo de integración a nivel de producción y turismo. Trabajo con diferentes actores técnicos, conductores, ciudadanos. 5. Voluntad de planificar. Interés en coordinar tareas. Transporte-Combinación metropolitana. 6. Primeras medidas sobre la problemática del área como ámbito supradepartamental. 7. Aunque no contemple a Florida, el boleto estudiantil y la combinación. Reuniones de las cuatro juntas, agendar en conjunto. 8. Fortaleza humana: la mayoría de los habitantes del país se encuentra en el Área Metropolitana (comunidad e instituciones). Las industrias vitivinícola, artesanal, lechera. Turismo: Costa de Oro, granjas. El puerto y su potencial. Creación de Agenda Metropolitana como política nacional. 9. El área se fortalece a medida que avanzamos y profundizamos la integración. Potencial humano, desarrollo en toda su extensión. Cuenca lechera. Cauces de agua. Eventos hípicos, comerciales (fiesta de la miel). Batalla de Sarandí. 10. Espacio geográfico, riqueza. Comunidad e instituciones. Franja etaria: alto porcentaje de jóvenes. 11. La integración de realidades diferentes que al sumarse enriquecen las vivencias colectivas. 94 Debilidades del Área Metropolitana 1. Dificultad para romper el espíritu localista, sobre todo de las pequeñas poblaciones; esto implica la pérdida de valiosas vivencias particulares y colectivas, así como enormes dificultades para asumir trabajos y metas comunes. Dificultad para integrar organismos departamentales con regiones de similares características. 2. Transporte bastante deficitario (el transporte carretero no entra a la ciudad de Florida). Exclusión de Florida: por ejemplo, el ferrocarril no llega. Falta de centros de estudios terciarios en el interior. Carencia de servicios básicos: entes, organizaciones estatales, sociedades médicas, etcétera. Falta de identidad. 3. Problemáticas comunes: transporte, estudios, trabajo, droga, inserción laboral (problemática juvenil). Contaminación (frenar, soluciones, aguas del río Santa Lucía). Ordenamiento de servicios médicos. Dificultad para resaltar el espíritu localista. Dificultad para integrar organismos comunes locales con objetivos comunes. 4. Imprecisión en la delimitación del Área Metropolitana. Falta de viviendas o mala distribución de las mismas. Poca fuerza y falta de coordinación en la preservación del medio ambiente. 5. Locomoción centralizada hacia Montevideo, ausencia de locomoción transversal. Centralización de las fuentes de trabajo en Montevideo. Ausencia de descentralización política y económica, con poder de decisión. Falta de inversiones extranjeras. Ausencia de ordenamiento territorial. Carencia de caminería rural en buen estado (bituminizado). Ausencia de mano de obra para ofrecer a los inversores extranjeros. Pérdida de población rural. 6. Dudas con respecto a lugares históricos del Área Metropolitana, como Paso Severino, Festival Tres Orillas. Ausencia de algunos ediles en las reuniones del Área Metropolitana. Falta de apoyo a quien más trabaja, por ejemplo, los ediles. 7. Predominio de lo departamental sobre lo metropolitano. Dificultad para dar el salto hacia lo colectivo y solidario. Problemas ambientales. 8. Considerar a Florida a veces sí y a veces no como integrante del Área Metropolitana. 95 Falta de consulta a las respectivas juntas. Distintos parámetros para considerar el transporte metropolitano en los cuatro departamentos. Desacuerdo entre Canelones y San José con respecto a la tala indiscriminada. 9. Centralismo exacerbado. Crecimiento no planificado. Área Metropolitana definida en función de los departamentos y no de realidades geográficas. Poca información sobre las actividades realizadas por Agenda Metropolitana. 10. A nivel institucional: falta de coordinación entre los diferentes organismos que tratan sobre la problemática del Área Metropolitana. Superposición de organismos que atienden los mismos temas. A nivel organizativo: se consideran tres departamentos dejando de lado problemáticas similares en otros departamentos (ejemplo: Florida). Futuro deseado para el Área Metropolitana 1. Recuperar la interrelación comunal a favor del Área Metropolitana (fuerza integradora). Documentar, mapear (a nivel histórico y/o geográfico) y difundir todo lo relacionado con el Área Metropolitana. Democratizar la comunicación y generar expectativas reales. 2. Fortalecer el área profundizando la integración en todos los aspectos –cultural histórico, laboral, de salud, de transporte– en beneficio de la población. Profundizar el relacionamiento metropolitano mediante actividades y una política comunicacional individual y colectiva. Recuperar la comunicación y el transporte ferroviario como principal vía integradora de las pequeñas comunidades. 3. Promover proyectos comunes al área que apunten a mejorar la calidad de vida de su gente. Avanzar en generación de fuentes de trabajo, cuidado del medio ambiente, proyectos para la juventud. Coordinar los proyectos; larga vida a Agenda Metropolitana. 4. Integrar plenamente Florida al Área Metropolitana. Respetar el trabajo del edil por parte de la Agenda Metropolitana. Emparejar a las empresas que hacen trabajo social. 5. Lograr que Agenda Metropolitana considere a las cuatro juntas departamentales. Lograr que las empresas netamente departamentales (transporte) que realizan las llama- 96 das líneas sociales obtengan algún tipo de subsidio. Impulsar y lograr un buen ordenamiento territorial. 6. Invertir en capacitación; legislar para que esa capacitación se desarrolle en el Área Metropolitana. Ofrecer gente capacitada y lugares estratégicos a los inversores. Tener juntas electivas en todos los poblados más o menos importantes. 7. Configurar un Área Metropolitana bien delimitada y sin exclusiones. Avanzar permanentemente en la solución de los problemas actuales: transporte, medio ambiente, vivienda, agro, turismo. 8. Construir un área descentralizada y participativa. Promover una urgente definición sobre tránsito, Ley Orgánica Municipal, reforma. Recuperar el transporte ferroviario de pasajeros. 9. Apoyar a los ediles de aquellos departamentos que lo demandan (por ejemplo: apoyo económico para que realicen su trabajo, aportes al BPS). Generar trabajo en localidades olvidadas (pueblos). Proteger peones y pequeños productores rurales. Mejorar caminos y carreteras del área. Construir más viviendas en pequeñas localidades. Apoyar el turismo rural. 10. Unificar ordenanzas en temas como tránsito, transporte y medio ambiente. Rescatar el patrimonio histórico y cultural. Fomentar estudios universitarios. Generar políticas de igualdad de oportunidades. 11. Controlar la posesión de la tierra y los cultivos, hacia el país productivo. Promover la descentralización política, económica y administrativa. Establecer igualdad de condiciones de transporte para Canelones, San José y Montevideo. Fortalecer las escuelas rurales. Apoyar profesiones: educación física, inglés. Fumigar en conjunto el área del río Santa Lucía. 97 Diputados Actualizar el marco normativo Washington Abdala19 Para Washington Abdala, diputado del Foro Batllista por Montevideo, la Ley Orgánica Municipal es “cuaternaria” y debería modificarse, ya que las normas deben ir “en sintonía” con los procesos sociales. No obstante, considera que en los procesos de desarrollo urbano la ley siempre va detrás de la voluntad de las comunidades. A Abdala le gusta más hablar de “regiones” que de “descentralización”, aunque vaya “un poco a contrapelo con la tendencia uruguaya”, como él mismo admite. “Tal vez pueden conjugarse las dos tendencias. En Uruguay el discurso de la descentralización gana muchísimo terreno. Pero me parece que también debería pensarse en términos de regiones”, indica. Para el diputado, en las regiones es fundamental la coordinación y complementariedad en los servicios. “Hay áreas donde los servicios que se brindan tienen un alto grado de desconexión, son muy asimétricos y no tienen los mismos costos. El ciudadano que vive allí no puede comprender cómo una comuna y otra, que están prácticamente en la misma región, tienen niveles de eficacia y efectividad tan distintos”, señala. Por otra parte, agrega que la complementación en una región es fundamental y que no todas las comunas tienen que hacer lo mismo, aunque apunta que “a los uruguayos nos cuesta mucho eso de complementar y distribuir los roles”. A su juicio, el transporte y la logística son dos áreas que deben ser necesariamente coordinadas. “Ése es un capítulo de desarrollo del país descomunal, y el Área Metropolitana es el área donde más movimiento se ve en torno a logística y transporte”, afirma. A pesar de que define sin ambages a la Ley Orgánica Municipal vigente como un “mamarracho” y sostiene que “hay que actualizar el marco normativo”, Abdala enfatiza que las leyes no pueden anteponerse a la realidad ni a la voluntad de las comunidades. “Tiene que haber ganas, también. No es la ley la que va a cambiar esto; es la realidad social y económica. La ley es un instrumento que puede aceitar, lubricar, pero no debe ser la que dé la orden de construcción del Área Metropolitana”, considera. 19 Diputado por el Partido Colorado. 98 El diputado valora positivamente la definición de una agenda metropolitana y la coordinación de políticas entre las comunas del área. “Recién en los últimos años los intendentes de la región empezaron a captar que hay una serie de actividades que pueden hacer en común, a la vez que empieza a tomarse conciencia del espacio físico que ocupa esa zona, sustancial para la vida económica del país”, destaca. Hacia la creación de organismos supradepartamentales Eduardo Brenta20 El diputado frenteamplista Eduardo Brenta (Vertiente Artiguista) integró entre 2000 y 2005 la Comisión de Área Metropolitana, constituida por ediles de todos los partidos políticos de los departamentos de la zona. Considera “imperioso” promover el fenómeno del Área Metropolitana, ya que los límites departamentales no reflejan las semejanzas en materia socioeconómica y productiva. Dado el desarrollo demográfico que ha tenido el sur del país, y en particular Montevideo, en los límites de la capital los distintos departamentos adoptan características similares. “Tal vez alguien que vive en Kiyú no se sienta parte del Área Metropolitana, por más que lo sea, pero los casos de Rincón de la Bolsa, La Paz, Las Piedras, Barros Blancos y Costa de Oro no plantean diferencias con el de Montevideo. Hay problemáticas comunes: los asentamientos, las cuencas de los arroyos, la disposición de los residuos...”, señala Brenta. Incluso apunta que el departamento de Florida podría incorporarse al Área Metropolitana. Para el diputado frenteamplista, el fenómeno del Área Metropolitana debe visualizarse en el marco de tres procesos: la descentralización, que trasciende a la zona pero impacta en ella; la reforma del Estado, que permitirá avanzar en materia de descentralización política (por ejemplo, mediante la electividad de las juntas locales); y el desarrollo local, que debe promoverse en el área. Considera necesario profundizar el fenómeno del Área Metropolitana y cree que existe voluntad política para avanzar al respecto. En ese sentido, sugiere la creación de organismos supradepartamentales que, sin carácter resolutivo, se constituyan en ámbitos de coordinación de políticas. “La institucionalidad la irá dando la vida, pero la Constitución habilita a desarrollar procesos de regionalización 20 Diputado por el Frente Amplio. 99 y hay que pensar en eso respetando las autonomías departamentales. Esto parece lógico en un área crecientemente homogénea”, estima Brenta. No cree necesaria la elaboración de proyectos de ley específicos del Área Metropolitana; piensa, en cambio, en la posibilidad de incorporar a las leyes algunos aspectos dirigidos a la zona. Por ejemplo, introducir disposiciones especiales para el Área Metropolitana en la reforma de la Ley Orgánica Municipal, actualmente a estudio del Parlamento (Brenta opina que la ley vigente exige una “reformulación inmediata”, ya que fue redactada en el año 1935 y no responde a la realidad actual). “No me parece que esto pase por generar un nuevo marco normativo. Creo que hay que pensar en cuestiones más flexibles desde el punto de vista institucional, que tengan controles de los organismos legalmente constituidos y delegaciones claras, pero que actúen y luego validen en los ámbitos correspondientes las decisiones adoptadas”, indica. Una cuestión de actitud Luis Lacalle Pou 21 El diputado herrerista Luis Lacalle Pou, representante por Canelones, reconoció que hay temas que “trascienden a cada departamento”, como el transporte público y la recolección de residuos. No obstante, no se mostró partidario de las agendas. Consideró que la solución a los problemas del Área Metropolitana pasa por la ejecutividad y la eficacia. A Lacalle Pou le parece correcto que, sin perjuicio de los partidos que estén en los gobiernos municipales, se busquen puntos de contacto en temas que involucran a varios departamentos, como el tratamiento de los residuos, el medio ambiente o el tránsito. Pero opina que a veces “algunas cuestiones quedan más en agenda y en intenciones que en realidades”. Afirma que habría que mejorar el sistema de transporte urbano y el tema de la disposición final de residuos. “En el primer caso, se ha actuado claramente en beneficio de Montevideo y en detrimento de Canelones y San José. Las compañías de esos departamentos se han perjudicado, si bien los usuarios de todos los departamentos se han beneficiado, lo 21 Diputado por el Partido Nacional. 100 que es un punto a favor. En el segundo caso, se está hablando de que Canelones va a ser el basurero de la zona metropolitana. Me parece que no se ha actuado con un criterio de justicia, porque el que recibe la basura de los otros departamentos tiene que ser beneficiado en otros sentidos y hasta el momento eso no se ha establecido así”, sostiene. Con respecto a la agenda del Área Metropolitana, aclara que no es muy partidario de las agendas. “Prefiero que se vaya resolviendo por temas. A veces las comisiones y las agendas se dedican a hacer diagnósticos y no llegan a las soluciones. A mí me gustan los gobernantes efectivos y eficaces, y creo que lo son los que abordan un tema y hasta que no lo resuelven, no lo dejan”, señala. Por otro lado, Lacalle Pou se muestra preocupado ante el avance del Área Metropolitana. “Ojalá que no se extienda mucho más. El gran drama del Área Metropolitana es su crecimiento. Porque además crece en marginalidad. Hay que ver cuánta gente que viene a vivir al Área Metropolitana viene expulsada y termina en los asentamientos”, expresa. Considera que no es necesario introducir modificaciones legislativas que acompasen la nueva realidad, ya que es un tema que se vincula más a la voluntad y la ejecutividad. Y por otra parte, porque las leyes orgánicas municipales “no pueden cambiar lo que dice la Constitución en materia de competencias territoriales”. Hacia la regionalización Iván Posada22 Iván Posada, diputado por el Partido Independiente, considera que debería pensarse en una regionalización del país, para definir políticas más globales. En ese marco, el Área Metropolitana sería una región claramente definida, con características y problemáticas comunes. “Hay ciertos temas, como la disposición final de residuos y la prestación de servicios, en los que debe haber una integración entre departamentos. Por ejemplo, Ciudad de la Costa en Canelones y Ciudad del Plata en San José están claramente vinculadas a Montevideo en materia de saneamiento, que es un problema muy serio”, indicó Posada. Agregó que 22 Diputado por el Partido Independiente. 101 el tema del transporte debería abordarse más desde la perspectiva de las intendencias y no tanto desde una óptica centralista regida por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas. El diputado del PI opina que la definición de una agenda metropolitana es muy positiva y va aun más lejos: cree que las regiones deberían integrarse en la definición de políticas, bajo la idea de que “el desarrollo debe ser mirado sin tener en cuenta los límites departamentales”. “Las intendencias no deberían estarse disputando la radicación de inversiones, por ejemplo”, señala. Al mismo tiempo, considera que la regionalización debe combinarse con la descentralización local, la creación de la perspectiva municipal y la figura de un “alcalde” que gobierne en cada localidad. En materia de leyes, sostiene que la perspectiva regional debe incorporarse a diversas temáticas, por ejemplo al ordenamiento territorial. Y destaca la ya aprobada Ley de Parques Industriales, que visualiza como un “estímulo para la radicación de inversiones con sentido regional” y una “herramienta formidable” para el desarrollo. 102