El escritor que nos hizo conocer el hielo

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Sociedad
| Lunes 21 de abriL de 2014
comienzos | Noticia de uN secuestro (1996)
“
Antes de entrar en el automóvil miró por encima del hombro para estar segura de que nadie la acechaba.
Eran las siete y cinco de la noche en Bogotá. Había oscurecido una hora antes, el Parque Nacional estaba mal
iluminado y los árboles sin hojas tenían un perfil fantasmal contra el cielo turbio y triste, pero no había a la vista
nada que temer. Maruja se sentó detrás del chofer, a pesar de su rango, porque siempre le pareció el puesto más
cómodo. Beatriz subió por la otra puerta y se sentó a su derecha. Tenían casi una hora de retraso en la rutina
diaria, y ambas se veían cansadas después de una tarde soporífera con tres reuniones ejecutivas. Sobre todo
Maruja, que la noche anterior había tenido fiesta en su casa y no pudo dormir más de tres horas.”
sociedad
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gabriel garcía mÁrquez 1927-2014
María Rosa Lojo
para La NacioN
cuando alguien le echaba en cara desmesuras fantásticas, porfiaba García Márquez que
nunca había escrito sino sobre la realidad, y
sobre la realidad latinoamericana y colombiana en particular. cabe recordar que no
sólo se inició en las letras como periodista (y
publicó su primer cuento en un diario), sino
que jamás dejó de lado este oficio.
Su Relato de un náufrago (1955), que recoge catorce crónicas aparecidas en El Espectador, es una pequeña joya del género
testimonial, que articula de manera eficaz
y conmovedora la historia contada por el
náufrago Luis alejandro Velasco en ciento
veinte horas de entrevistas. Marinero del
destructor caldas, de la armada colombiana, Velasco cae por la borda junto con otros
compañeros cuando el barco de guerra escora violentamente, antes de arribar a cartagena. Se lo da por muerto hasta que una
pareja de campesinos lo encuentra en una
playa apartada, a la que llega nadando con
sus últimas fuerzas. Su increíble reaparición
lo convierte en una celebridad condecorada
por el gobierno y halagada por la publicidad.
pero se tergiversan las verdaderas causas de
la caída de los tripulantes.
En las antípodas de la retórica militar, el
relato de Velasco, héroe que tuvo “el valor
de demoler su propia estatua”, erige una entrañable épica de la supervivencia. Su único
mérito, declara el entrevistado, es haberse
resistido a la muerte durante diez días sin comida ni alimento a bordo de una balsa. Firmado originalmente por el mismo náufrago
(lo importante era el suceso y no la pluma del
entonces desconocido escritor), publicado
por entregas, con una graduación magistral
del suspenso, el texto revela claramente la
impronta de García Márquez y anticipa los
rasgos de su mundo imaginario (junto con la
ficción La hojarasca, del mismo año, donde
aparece por primera vez Macondo).
En el testimonio del náufrago emergen
las aldeas pobres, aisladas del progreso tecnológico, la sociedad tradicional y devota,
la avidez de novedades (más de seiscientas
personas terminan acompañando al casi
resucitado, llevado a pie y en hamaca hasta
el pueblo más cercano, en el que una multitud desfilará para verlo como una atracción
de circo); el mismo náufrago habla todas las
noches, en la balsa solitaria, con su compañero Jaime Manjarrés, que se le presenta de
manera inexplicable. También se plantea
la atroz ironía situacional que atravesará la
obra del autor: no es una tormenta en el caribe sino el peso de la corrupción (el contrabando alojado en la nave de guerra) lo que ha
provocado la caída de los marinos.
Si Velasco pierde “su gloria y su carrera”
por atreverse a contar toda la verdad, García
Márquez debe marchar al exilio (eran los
tiempos del dictador Gómez pinilla) como
corresponsal de su diario en parís, lo que
en definitiva lo lanzó al mundo y terminó
redundando en su beneficio. Fundador de
la revista alternativa, creador de la Fundación Nuevo periodismo iberoamericano,
seguiría siempre vinculado a la prensa independiente y a la formación de nuevos cronistas. cinco tomos que recopilan su obra
periodística entre 1948 y 1984 dan fe de esta
pasión perdurable.
a ellos se suman diversos libros de crónicas y ensayos. De interés especial es La aventura de Miguel Littín, clandestino en Chile
(1972), larga entrevista al cineasta que vuelve
con nombre falso a su país para filmar un documental cuando ya han transcurrido doce
años de dictadura pinochetista.
Noticia de un secuestro (1996), sobre el
narcoterrorismo, ha sido definida por su
autor como novela-reportaje. Crónica de una
muerte anunciada (1981), una de sus más difundidas novelas, basada en hechos reales,
presenta una marcada hibridación genérica
con el relato de investigación periodística y
el policial. ambas obras fueron llevadas al
cine. También el autor estableció lazos estrechos con este arte (hubiera querido ser
él mismo director cinematográfico y realizó
guiones). La bendita manía de contar (1994)
recoge los imperdibles debates sostenidos
en su calidad de director de un taller de guionistas en la Escuela internacional de cine y
Televisión cubana.
El lenguaje en estado mágico
Si algo distingue particularmente la escritura de García Márquez es su capacidad
de provocar asombro y deslumbramiento.
“Suspende y maravilla” (para usar un verso
de cervantes), retrotrae a una visión inaugural y liminar del mundo que recrea en sus
páginas. creo que conocí el hielo a los diecinueve años, al abrir mi primera edición de
Cien años de soledad, que todavía conservo
El escritor que nos
hizo conocer el hielo
Poder, violencia, identidad, amor y erotismo, revolución y tradición
protagonizan la obra de García Márquez, donde una magnífica
prosa nos interroga sobre la extrañeza del mundo y de la Historia
El 6 de marzo pasado, en su cumpleaños, García Márquez saludó desde la puerta de su casa en México
en la biblioteca. Si antes lo concebía en forma de cubitos que refrescan las bebidas, o
lo asociaba a las tarjetas postales con un
paisaje de altas cumbres, los ojos del niño
aureliano Buendía y de su padre, José arcadio, me lo devolvieron en forma de prodigio. El hielo era un tesoro inconcebible,
custodiado en un cofre de pirata: “Dentro
sólo había un enorme bloque transparente,
con infinitas agujas internas en las cuales se
despedazaba en estrellas de colores la claridad del crepúsculo”.
Del mismo modo, el arte de García Márquez transforma para sus atónitos lectores
toda la percepción de la realidad. El “realismo mágico” (concepto aportado por Franz
roh), lo “real maravilloso” de alejo carpentier, son categorías que se han usado para
definir este viraje. Entiendo que el procedimiento va aún más allá del extrañamiento
artificioso provocado con destreza. Tampoco se trata siempre y necesariamente de la
apelación a determinadas creencias o experiencias de lo sobrenatural que impregnan
la cotidianeidad de los personajes. El mito,
sin la censura racional, podrá ser un elemento constitutivo de la cultura pasada y presente de américa latina. pero García Márquez
aborda ese horizonte común también desde
otro ángulo: en ese límite fundador, genético, donde confluye con el hecho poético.
Es que los conceptos (nos recuerda Ernst
cassirer) comienzan a construirse de la misma manera en el mito y en el lenguaje, iluminando las afinidades secretas que la emoción
descubre en las cosas. por eso la poesía, para
Gérard Genette, no sería sino el lenguaje en
su estado original, es decir, en estado mágico.
García Márquez rescata con genialidad esa
condición primaria de la percepción y de la
lengua, del mito y de la poesía.
La magia no consiste sólo en que remedios La Bella ascienda a los cielos (Cien años
de soledad), o en que un ángel anciano y deteriorado (“Un señor muy viejo con unas alas
enormes”) recale en el patio de una casa, en
un pueblito, después de una tormenta. además (y a través) de los juegos, siempre sorprendentes, con lo maravilloso y legendario
ya acuñado por las religiones, los cuentos de
hadas, los mitos, la fuerza transfiguradora de
su imaginación logra mostrarnos el mundo
fuera de las rutinas utilitarias y los carriles ya
trazados. como si todo lo existente comenzara recién a ser nombrado y reconfigurado
desde una lengua y una mirada prístinas y
fluidas, con poderes de encantamiento.
Esa: la fluidez, la naturalidad, es otra de las
características centrales de la prosa garciamarquiana. Sus vastas lecturas no están citadas, exhibidas, discutidas, en sus ficciones,
sino íntimamente procesadas en un torrente
narrativo de rica sensorialidad, que se desliza sin aparente esfuerzo ni impostación,
aun en sus textos más barrocos. pero bien
se sabe el inmenso trabajo requerido para
obtener lo que Garcilaso de la Vega llamaba
“el arte natural”, resultado, en verdad, de una
decantación y depuración extremas.
por otro lado, esta prosa tersa puede articularse en arquitecturas narrativas muy
complejas, por la multiperspectiva en las
miradas y en las voces, por el intrincado
manejo de la temporalidad: Cien años de soledad (1967) o El otoño del patriarca (1975)
son buenos ejemplos.
Historia y mito
No por ser exponente fundamental del
realismo mágico, que abreva en el mito,
la narrativa de García Márquez ignora los
procesos históricos. Su más famosa novela,
archivo
Cien años de soledad, no sólo es un redescubrimiento poético del mundo, sino un mapa
simbólico de la historia de colombia. como
nuestro “Matadero”, Macondo se erige en
tanto “simulacro en pequeño” de lo que ocurre en el país a través de varias generaciones de los Buendía. No hay fechas precisas
ni cronologías, pero sí emergen episodios
traumáticos reconocibles, así como las pautas constructivas y los valores de una sociedad marcada por la violencia intestina. a tal
punto que se han designado corrientemente
“pequeña violencia” y “La Violencia” los sanguinarios enfrentamientos de la década de
1930 y de 1948-1962, herederos de la serie de
guerras civiles del siglo XiX y de la Guerra
de los Mil Días (1898-1902).
aunque los Buendía viven en un medio
en principio “arcádico” (bien lo sugiere
ya el nombre del patriarca fundador, José
arcadio), no escaparán a las generales de
una ley que parece ser la fatalidad nacional. por el contrario, más bien la representan. Baste recordar que la primera escena
del libro nos retrotrae a la imagen de aureliano Buendía frente al pelotón de fusilamiento (aunque su destino no fuese, al
fin, la muerte por las armas). Macondo se
crea a raíz de un crimen y para escapar de
un fantasma más triste que vengativo: el
de prudencio aguilar (asesinado por José
arcadio Buendía en un lance de honor).
pero la familia no eludirá la maldición endogámica del incesto ni podrá mantenerse al margen de la guerra que convierte a
algunos de sus miembros en militares y
en caudillos dictatoriales. El progreso con
sus fabulosos inventos, que tanto ilusiona
al primer José arcadio, termina mostrando su cara más siniestra cuando la United
Fruit company se instala con pretensiones
depredadoras y son masacrados miles de
trabajadores, episodio que la historia oficial condenó al olvido.
El humor punzante suele teñir la desmesura hiperbólica de los sucesos narrados.
como los que convierten la vida del antes
pacífico y sedentario aureliano Buendía,
el orfebre, en una monstruosa sucesión de
hechos bélicos y lances amorosos: “promovió treinta y dos levantamientos armados
y los perdió todos. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisiete mujeres distintas, que
fueron exterminados uno tras otro en una
sola noche (...). Escapó a catorce atentados, a
setenta y tres emboscadas y a un pelotón de
fusilamiento. Sobrevivió a una carga de estricnina en el café que habría bastado para
matar un caballo”. La increíble supervivencia de aureliano (que lo vincula con los indestructibles héroes del cartoon) empalma
con la masculinidad exacerbada de su hermano José arcadio, un gigantón cavernario
que parece extraído de una caricatura.
por otro lado, el poder que parece estar
sólo en manos de los hombres violentos es
reclamado y ejercido por una matriarca como Úrsula iguarán, la verdadera cabeza de
familia. Ella es la única que logra detener
los abusos de arcadio, su nieto, convertido
en dictador aldeano. Y lo hace sacudiéndolo a vergajazos: “Sin misericordia, lo persiguió hasta el fondo del patio, donde arcadio
se enrolló como un caracol”. “a partir de
entonces, fue ella quien mandó en el pueblo.” El sentido común de la realidad y la
vocación de paz y justicia señalan a Úrsula,
empeñada en mantener vínculos de afecto
y deber cuando todo orden se despedaza.
La situación de las mujeres: matriarcas o
prostitutas esclavizadas, sometidas a códigos de honra, madres de hijos ilegítimos
engendrados por hombres irresponsables
y errantes, condenadas a la frigidez por la
moral al uso en las clases altas, es objeto
permanente de interés en el relato y parte
de su crítica implícita a los valores de una
sociedad machista.
García Márquez también incursionó
abiertamente en la ficción histórica con
El general en su laberinto (1989), una novela
centrada en el viaje de Bolívar desde Bogotá hasta la quinta de san pedro alejandrino, en la costa caribeña, donde finalmente
muere sin iniciar su programado exilio europeo. El libro dibuja un Bolívar estragado
por su incierta y fatal enfermedad (presumiblemente la tuberculosis), envejecido
en forma prematura, y acentúa, como es
habitual en las nuevas novelas del género,
la intimidad física y sentimental, los ritos
del cuerpo y su decadencia, las fragilidades
y contradicciones del héroe (lo que le valió
ser colocada en el ojo de la polémica). Lejos
de la perfección, su Bolívar es un hombre
intemperante, impulsivo, afectivamente
inestable, muchas veces arbitrario y con
sed de poder a pesar de sus renuncias.
La novela permite adivinar no sólo el futuro de discordia interna que espera a toda
la región, sino también, en Bolívar mismo,
el germen de los futuros dictadores que se
proyectan en El otoño del patriarca. Si al Libertador lo redimen su inteligencia e ilustración, su grandeza de miras, su apasionado idealismo, su enorme desprendimiento y
generosidad, estas virtudes desaparecerán
en líderes posteriores, donde la tentación
totalitaria dominará todo y creará pseudorrepúblicas gobernadas por el terror.
Debates y balance
¿construyó Gabriel García Márquez una
visión de américa latina estereotipada, for
export, que generó repeticiones en serie?
¿oscureció con su presencia dominante
otras poéticas diversas y valiosas de autores contemporáneos? Éstas son algunas de
las críticas recurrentes cuando se analiza
su impacto.
a nuestro entender, ningún escritor
original (como él lo fue y en grado sumo)
tiene la culpa de sus epígonos ni tampoco
de los recortes que otras miradas puedan
hacer de un campo cultural (que no es por
cierto una américa latina monolítica, sino
matizada y varia), o de las políticas editoriales e institucionales que se centran en
figuras únicas.
profundamente representativo de su
cultura caribeña, García Márquez alcanzó
desde ella repercusión universal. Su magnífica prosa y el denso tejido simbólico de
su imaginario dieron cuenta, con acento
específico, de los núcleos problemáticos
que atañen al sujeto humano. El poder, la
violencia, la identidad, el amor y el erotismo, la revolución y la tradición, se ven en
sus libros a la vez con la lupa y con el catalejo del mago Melquíades y vuelven a interrogarnos sobre la extrañeza del mundo y
de la Historia.ß
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