UNIVERSIDAD REGIOMONTAN RESPONSABILIDAD SOCIAL Material de apoyo para Curso en Línea José Asunción Zepeda Segundo Parcial SEMANA 5 VIVIR LOS VALORES Los cuatro ámbitos valiosos. Lo personal y lo social en los valores. Antes de ofrecer un cuadro de valores, hay que especificar cuáles son los criterios de clasificación que va a utilizar. ¿Cómo se clasifican los valores? ¿Qué criterios vamos a utilizar para clasificar los valores? Primer criterio: valores objetivos y valores subjetivos. Valores objetivos son los reconocidos como un deber-ser intuido por la conciencia. Valores subjetivos en cambio son los que el hombre crea cuando atribuye valor a algo que no tiene valor por sí mismo. Segundo criterio: valores propios y valores derivados. Valores propios son los que valen por sí mismos. En cambio, los valores derivados reciben su valiosidad o deber-ser de los valores propios Tercer criterio: valores de cosas y valores de personas. Valores de cosas son aquellos cuya materia es una cosa. En cambio, los valores de personas están en las acciones humanas, en la conducta humana, como un acto de justicia o un acto de paciencia, por ejemplo. Supercriterio de clasificación. Unifica los tres anteriores criterios. Este supercriterio dice así: los valores objetivos son los mismos que los valores propios y son los mismos que los valores de personas. Por consiguiente, los valores subjetivos son los mismos que los valores derivados y son los mismos que los valores de cosas. (Sesión 4ª.p.1). ¿Cuáles son los grandes ámbitos en que todos vemos algo valioso? Todos coinciden en que hay cuatro grandes ámbitos en que todos vemos algo valioso, algo con relevancia axiológica. Se les ha llamado lo bueno, lo bello, lo santo y lo útil. También se usan las expresiones valores éticos, estéticos, religiosos y económicos. O más escuetamente ética, estética, religión y economía. En el siguiente cuadro tienes, de acuerdo con la Primera Ley Axiológica, la relación de estos cuatro ámbitos y el supercriterio de clasificación Coordenadas axiológicas de los ámbitos valiosos según la altura y la fuerza combinadas. . Altura Valores ascensión axiológica ascéticos estéticos éticos económicos ascéticos estéticos antivalores Fuerza éticos económicos degradación axiológica Los valores más fuertes y menos altos son los económicos. Los valores más altos y débiles son los religiosos. La escalera ha de subirse peldaño a peldaño. El soberbio o el fariseo pretende colocarse en lo alto de la escalera, dando un brinco, por así decir, sin subir peldaño a peldaño... En cambio, el perezoso o el mediocre viola la ley de la altura, pero respeta la fuerza. Va subiendo peldaño a peldaño, aunque se queda a mitad de camino. No sube hasta la cima de la escala de los valores. ¿Quién es el protagonista de los valores? Frente a un mundo de valores hay un ser libre capaz de vivirlos o violarlos. . El encargado de vivir los valores es un espíritu dotado de libertad. Ese es el protagonista que sube por la escala de los valores propios, constituida por ética, estética y religión. La vida, el cuerpo, es de momento una cosa situada en el nivel de los valores económicos. ¿Qué abarca el primer peldaño? Pues bien, el primer peldaño, el de los valores económicos, abarca los valores subjetivos, derivados y de cosas. Nuestro protagonista, pura libertad o espíritu, necesita de cosas para vivir valores. El espíritu sólo actúa a través del cuerpo. Incluso para violar los valores necesita también de cosas. Y la primera cosa que necesita es la vida del animal humano, el cuerpo, la vitalidad, el hecho biológico de estar vivo, y posiblemente sano. Y con la vida y la salud, necesitamos los bienes económicos más indispensables para el desarrollo de la vida, como alimentos, vestidos, habitación, instrucción, sanidad, medios de transporte y comunicación, instrumentos de trabajo, etc., etc. Y también los bienes jurídicos o las instituciones civiles y políticas, que están tantas veces inextricablemente unidas con las estructuras económicas Pero no atribuye ese valor subjetivo a capricho, porque le da la gana y nada más, sino en función de los valores propios. Sólo adquiere valor subjetivo o derivado aquello que es medio adecuado para vivir los valores propios. Ese es el primer peldaño, los valores económicos. Por desgracia, aun a finales del siglo XX, la mayoría de los seres humanos son incapaces de ascender en la escala de los valores, porque carecen del mínimo necesario para practicar la virtud, como decía Santo Tomás. Ciertamente los valores económicos, en el sentido de la fuerza, son los primeros. Por eso constituyen el primer peldaño, lo más fuerte y lo más bajo a la vez. Pero lo importante ahora es captar que, si bien el primer peldaño de los valores económicos es el reino de medios, los tres peldaños siguientes constituyen el reino de los fines, los valores propios en cuya realización alcanza la persona su perfección. Decir que la sociedad, como un medio, está al servicio de la persona es lo mismo que afirmar que es el espíritu libre el que tiene ante sí un mundo de valores en cuanto fines, y que sobre él incumbe la tarea de realizarlos. Hasta el mismo Bertrand Russell supo verlo así. No siempre la gente recuerda que la política, la economía y la organización social en general pertenecen al reino de los medios y no de los fines. Una sociedad buena es un medio para la vida buena de los que la componen. La segunda ley axiológica. Socialidad de los valores (1). Lo personal y lo social. La relación entre la persona y la sociedad siempre ha sido un problema. La polémica sigue viva entre aquellos que acentúan los aspectos sociales y aquellos que ante todo estiman la iniciativa personal. ¿Cómo encontrar la medida exacta en que el hombre se debe a la sociedad, y la medida en que la sociedad se debe al hombre? La unidad de la vida humana nos previene contra los exclusivismos: ni valores puramente sociales, ni valores exclusivamente personales; más bien, cabe distinguir un aspecto social y otro personal en cada valor o estrato valioso. Así sugiere Russell:” Sin moralidad cívica, las comunidades perecen; sin moralidad personal, su supervivencia carece de valor. Por consiguiente la moralidad cívica y la persona son igualmente necesarias para un mundo bueno” (2). Así, en la vivencia de cualquier valor, no sólo se ennoblece la persona, sino también la comunidad a la que pertenece. Y en la realización de cualquier antivalor, no sólo se degrada la persona; sino que también se daña, de modo más o menos intenso, a los demás. Hay un ámbito de valores en que la incidencia social prevalece sobre lo personal; y otro en que lo personal prevalece sobre lo social. Podemos preguntarnos ¿en qué proporción la realización de los valores beneficia a la persona y a la sociedad? y ¿en qué proporción la realización de los antivalores perjudica a la persona y a la sociedad? ¿Cuál es la frontera que separa estos ámbitos? La segunda ley axiológica (5) Todo parece sugerir que la solución al dilema entre lo personal y lo social hemos de buscarla en relación con la jerarquía de los valores. La ley dice: en los estratos más bajos y fuertes, lo social tienen más peso relativo que lo personal; en los estratos más altos y débiles ocurre lo contrario. La segunda ley axiológica traza la frontera entre lo social y lo personal en la realización de los valores. Caben los dos eternos extremismos: el individualismo quiere anular lo social a favor de lo personal; el socialismo pretende exactamente lo contrario. Observar en la siguiente gráfica los cuatro ámbitos de valor y el peso proporcional entre los social (S) y lo personal (P) a lo largo de la escala: P Valores Ascéticos Valores Estéticos S Valores Éticos Valores Económicos Los valores más bajos, los económicos y los éticos, son los más sociales. La zona S representa el ámbito donde la persona, sólo en común, puede realizar valores. La sociedad es aquí un medio.“No siempre –dice Russelll- la gente recuerda que la política, la economía y la organización social en general pertenecen al reino de los medios y no de los fines. Una sociedad buena es un medio para la vida buena de quienes la componen” (6). En la zona baja de la escala puede darse una amplia coincidencia entre lo que busca el individuo para realizarse como ente moral y lo que la sociedad necesita. En los valores más bajos predomina la igualdad y la socialización. Mientras se trate de cuestiones económicas o éticas, lo social es esencialmente aquel campo de actuación de valores que exige como condición previa la colaboración entre personas. _____ En los valores más altos lo personal prevalece sobre lo social. En la zona P las personas también se relacionan unas con otras para que la realización de valores sea posible; pero no ya como coautores del valor, sino como término a los que se dirigen las acciones valiosas. El amor, por ejemplo, no es un producto de la cooperación económica o de una relación jurídica; aunque también para amar hace falta la compañía de otras personas. La persona humana necesita siempre de la socialidad. De todas formas, lo social en la zona P es muy distinto de lo social en la zona S. Se ha denominado a la zona P: comunidad de personas, comunidad de espíritus, sociedad abierta. En lo estético –como el amor, la amistad, la comunión de sentimientos artísticos- lo personal empieza a prevalecer sobre lo social. La fraternidad ascética, por ejemplo, une a cada una de las personas con la persona de Dios. Los hombres se aman entre sí porque aman a Dios. Violaciones de la segunda ley axiológica Encontramos dos actitudes contrarias al espíritu de esta ley: El egoísmo y el gregarismo. El egoísmo consistiría en una inmoderación; haría prevalecer lo personal sobre lo social en todos los estratos valiosos. El gregarismo también es una inmoderación; negaría carácter personal a todo valor. El error consiste en pensar que a lo largo de la escala axiológica es siempre idéntica la forma de realizar valores. La vida axiológica crece de abajo arriba. La primera tarea social es dotar a cada personal de suficiente bienestar económico para desarrollarse como tal. En caso de conflicto entre valores, debe prevalecer el más bajo. El engrandecimiento moral a costa del respeto es una contradicción axiológica. Vivir los valores más altos sin realizar antes los más bajos es un riesgo que moralmente nunca puede estar compensado por el éxito Tercera ley Axiológica Valores Ascéticos I Valores Estéticos E Valores Éticos Valores Económicos Esta tercera Ley se describe brevemente. Es la más sencilla de las tres. Pero permea y regula la escala de valores, lo mismo que lo hacen la altura y la fuerza, o bien el equilibrio entre lo personal y lo social. Se trata ahora de la conducta externa (E) y la adhesión interior (I) la coherencia entre las manifestaciones exteriores y los sentimientos del corazón. Obviamente esta Tercera Ley afecta sólo a los valores propios En los valores más bajos y sociales basta la conducta exterior; no se requiere el sentimiento interno. Se es justo, por ejemplo, cuando se paga lo que se debe, aunque se desprecie al acreedor. Pero a medida que ascendemos por la escala, la unión entre la acción externa y el sentimiento interno se hace imprescindible. Ciertamente, el ideal es que en los valores más bajos el sentimiento interior acompañe a la conducta; pero aunque esto no ocurra, no por eso los valores más bajos quedan automáticamente desvalorizados La Tercera Ley Axiológica tiene una muy importante significación. Nos hace ver que, a medida que la persona va ascendiendo en la escala, no sólo se hace más valiosa, sino que va reconstruyendo su unidad interior. Pagar la deuda a la persona que se odia es un desgarro interior, una falta de unidad en la construcción de la personalidad. Cuanto más coherente es la conducta externa con los sentimientos internos tanto más sólida y lograda nos parece una persona, tanto menos torturada por dudas o tensiones psicológicas, tanto más sana o perfecta axiológicamente. ¿Qué es la sociedad? La persona se define en Axiología como el ente dotado de libertad que tiene ante sí un mundo de valores propios. Obviamente la sociedad no es persona, no posee libertad ni tiene ante sí un mundo de valores. No está dotada de inteligencia, que es el correlato necesario de la libertad. En cambio, un espíritu humano es a la vez inteligencia para discernir los valores y libertad para vivirlos o rechazarlos. Pero la sociedad no es persona en este sentido. En el Derecho se habla de personas jurídicas, como una asociación, por ejemplo. Pero se trata de una fictio iuris, de una ficción del Derecho. La sociedad es más bien una cosa. Puede ser vista como un conjunto de instituciones jurídicas, políticas y económicas. Y si la sociedad es una cosa, la situaremos, como un medio más, junto a la vida, en el nivel de los valores que aquí llamamos económicos. También la sociedad es un medio para que la persona realice su destino, que no es otro que la realización de los valores. Toda organización social es un entramado de relaciones útiles para que el espíritu libre realice valores. En primer lugar, la economía… Pero no sólo la organización económica, la producción y distribución de bienes y servicios más elementales y básicos, entra dentro de lo que aquí llamamos valores económicos. También lo que denominamos el Derecho, el conjunto de leyes que regulan la vida civil y política, es también una cosa, que cae dentro de lo que aquí llamamos, en un sentido sin duda más amplio que el ordinario, Economía, ámbito de los valores de lo útil. Quizá sea más fácil ver el Derecho como una cosa, si pensamos, no tanto en las leyes y los códigos, los tribunales, los jueces y los abogados, o los derechos y deberes, sino que pensamos en las llamadas instituciones jurídicas, como la herencia, la familia, la empresa, los diversos contratos, el municipio, el estado, etc., etc. Por más que siempre estén implicadas las personas, en realidad se trata de cosas, de reglas de conducta objetivadas, y que están al servicio de las personas. Gracias a las instituciones jurídicas, que posibilitan las relaciones civiles, políticas y muchas veces también económicas, la persona dispone de medios para promocionarse como tal persona, es decir, realizadora de valores. ¿Qué abarcan los otros tres peldaños? Los otros tres peldaños -Ética, Estética y Religión- son los valores objetivos, propios y de personas. Aquellos que el espíritu libre percibe, no ya como medios, sino fines. Estamos en este mundo para vivir esos valores. Junto con el don de la libertad recibimos el acceso a un mundo de valores, recibimos el encargo de dedicar nuestra libertad a la realización de esos valores. El sentido de la vida humana consiste en vivir los valores propios y objetivos. Por eso mismo son valores de personas. El deber-ser que acompaña a los valores sólo llega a ser como debe ser en las acciones humanas valiosas. Los valores propios y objetivos nunca se fosilizan en cosas. Son la permanente tarea de las personas. Y ya se entiende que por persona entendemos esencialmente un espíritu libre, que tiene ante sí un mundo de valores. Act. 5: Reflexión personal sobre los 4 ámbitos valiosos SEMANA 6 PASOS PARA VIVIR LOS VALORES ¿Cuáles son los primeros e indispensables pasos para realizar valores? ¿Cuáles son las actitudes básicas que debemos adoptar para vivir cualquier valor? ¿Cuál es la raíz de de toda acción valiosa? ¿Por qué el ser humano se adhiere al mal? Llamamos virtudes formales a las actitudes básicas: Humildad, Constancia y Prudencia (P.1) ¿Qué hay que hacer para vivir valores? Hay tres actitudes básicas: HUMILDAD CONSTANCIA Valor PRUDENCIA ¿Qué hay que hacer para vivir de modo auténticamente humano? Humildad. La honradez intelectual consiste ante todo en una actitud humilde en la búsqueda de la verdad. Lo primero que hay que hacer para vivir de modo axiológicamente correcto, o si se prefiere, de modo auténticamente humano, es aceptar que estamos en este mundo para vivir valores y nada más que para eso. Eso es la humildad (P.1-2). Así, pues, llamamos humildad a la actitud básica y primaria de aceptar el hecho de que la libertad propia de cada persona tiene delante de sí un mundo de valores. Humildad no es apocamiento de ánimo o encogimiento de carácter, sino amar todos y cada uno de los valores. Tal amor a los valores consiste esencialmente en reconocerlos, admitirlos como fines objetivos de nuestra presencia en este mundo. Humildad es aceptar los valores como razón de ser de nuestra vida. Se nos ha dado la libertad para hacer el bien; no el mal. Si hacemos el mal, atentamos contra nuestra finalidad objetiva y más pronto o más tarde tendrán que aparecer las indeseables consecuencias, si es cierto que los valores son finesobjetivos. El vicio formal contrario de la humildad es la soberbia. Así, como la raíz de toda acción valiosa está en la humildad, así en la base de toda traición a los valores estará siempre la soberbia. Ciertamente no hay nadie que ignore o rechace todos los valores. En realidad lo que ocurre en la experiencia humana es que se aceptan unos valores y se rechazan otros. El hombre se adhiere al mal, no sólo por la decisión de su libertad positiva, sino también por la ofuscación de su inteligencia y por la presión de sus pasiones o instintos no suficientemente controlados. La ignorancia, aunque no es la única causa del mal moral, constituye un enorme obstáculo para ser axiológicamente humildes; hace a veces confundir el bien con el mal. Por otra parte, las pasiones le arrebatan y le presentan como deseable lo que es malo objetivamente. En todo caso, La concupiscencia es también una barrera efectiva, que limita de hecho nuestra capacidad de elección. Pero aunque la soberbia humana siempre esté más o menos atenuada por la ignorancia y la concupiscencia, nunca deja de ser soberbia. La libertad positiva tiene siempre la última palabra. Algunas de las múltiples variantes de la soberbia: El fariseísmo. No sólo hay que aceptar y amar todos y cada uno de los valores como meta de nuestras intenciones, sino igualmente hay que amar su jerarquía interna. El fariseísmo es la forma concreta de soberbia, que desprecia la jerarquía que nace de la altura y fuerza de los valores. La envidia. Se trata de una deformación o enfermedad del ojo axiológico, causada por la vehemencia de nuestros odios o resentimientos contra personas concretas. No toleramos que esas personas odiadas puedan tener efectivos valores o virtudes. La ambición. El ambicioso cree tener derecho al poder, a la autoridad, a la riqueza, al prestigio y la fama. Estimarse ya poseedor de los valores, y en consecuencia merecedor del reconocimiento y la estima de los hombres. En realidad, todo ambicioso se ha coronado ya a sí mismo en el fondo de su corazón. El orgullo y la vanidad. Los valores no se aman por sí mismos, sino porque gracias a ellos se consigue la admiración de los demás. Por eso el vanidoso no tolera que sus méritos pasen desapercibidos. La vanidad es una burda instrumentalización de lo valioso en sí. Constancia La humildad no basta para ser moralmente buenos. Tomar la decisión de realizar valores, como obvia consecuencia de aceptarlos como fines objetivos de mi vida, es el primero e indispensable paso. Pero nada más. Hace falta traer de hecho los valores a la existencia, ponerlos por obra. Una cosa es querer y otra hacer. La actualización de los valores requiere constancia en el esfuerzo para vivir los valores y su jerarquía. Es más fácil vencer a cualquier enemigo que vencernos a nosotros mismos (Séneca). La necesidad de la perseverancia y continuidad en el esfuerzo se hace patente sobre todo en la vida ética, cuando nuestras tendencias, instintivas, costumbres, se dirigen ciega y poderosamente hacia el mal. El famoso verso de Ovidio video meliora proboque, deteriora sequor -veo lo mejor y lo apruebo, pero hago lo peor- describe de modo bien preciso cuál es la situación del humilde pero no constante, del que deja de hacer el bien por falta de decisión o de empeño en la vida práctica, a pesar de que, teóricamente o en el plano del mero conocimiento, sea plenamente consciente de que hace el mal (P.2-3). El vicio formal contrario de la constancia es la pereza. El perezoso no cae en la soberbia del fariseo o del hipócrita; pero no es capaz de dominar su pereza. No se desea ser malo; pero renuncia al esfuerzo por ser mejor. Se prefiere la comodidad a la fatiga que supone la conquista de los valores. La primera acepción de la pereza es la mediocridad. No quiere ascender a la cima, se para a mitad de la escala. La renuncia a ser mejores equivale a la complicidad de la libertad positiva con las pasiones corporales. La lucha axiológica supone una carrera hacia la unidad interior del ser humano (tercera ley axiológica). La recompensa de aspirar a los valores más altos es la felicidad. Por eso la pereza es la renuncia a la felicidad. Algunas formas de pereza: La frivolidad: ese empezar muchas cosas y no terminar ninguna. La pusilanimidad: no atreverse con lo grande, pero que es factible alcanzar con esfuerzos pequeños, aunque repetidos y constantes. La impuntualidad…son algunas formas de la pereza. Ahora bien, si no basta la perseverancia, la aceptación y el conocimiento de los valores que dan sentido a la vida ¿qué más hace falta conocer? Hay dos concepciones completamente distintas de saber sobre temas éticos: Conocer teóricamente el contenido o materia de un valor. Sólo hay ciencia ética de los principios generales de conducta, y conocer cuál es la respuesta que pide de mí tal valor en esta situación concreta, la que tengo delante y en la que ese valor interviene, justo ese saber es el que nos compromete. El conocimiento moral, aplicado a la vida real, es un conocimiento comprometido (P.4). La virtud formal de la prudencia La prudencia es vista también como virtud formal, es decir, algo que afecta a todas las demás virtudes, o valores con un contenido material. Todo valor debe ser humilde, constante y prudente .Su radio de acción se extiende de suyo a toda la vida humana, a todos los valores y no sólo a los éticos. (p.1) La prudencia es la virtud formal que aplica los valores ideales y teóricos a las circunstancias concretas en que éstos se presentan. La tarea de la axiología es ofrecer una tabla completa y jerarquizada de los valores éticos. Pero aplicar y acertar en medio de las situaciones concretas de la vida es tarea de la persona prudente. Nadie puede substituirle en esa responsabilidad, ni asumir la culpa o el mérito de sus acciones. Hace falta la prudencia para decidir en las situaciones concretas de la vida de cada cual. Enfoques de la prudencia. El primer enfoque se refiere a la relación entre los valores en cuanto reglas generales y su aplicación práctica a los casos concretos. El segundo enfoque ve la prudencia como el modo de solucionar conflictos de valores. El tercer punto de vista entiende la prudencia como el arte de encontrar los medios más adecuados para conseguir los valores, que ya hemos dicho son fines, y fines objetivos (P.4). El primer enfoque o la primera aplicación de la prudencia consiste en pasar de los valores, en cuanto reglas generales de conducta a los casos concretos. Cuanto más prudente sea la persona, tantas más probabilidades tiene de acertar. Y cuanto más imprudente sea, tanto mayor es el peligro de equivocarse. Ciertamente hay que ser prudentes antes de tomar la decisión, pues el error más frecuente suele ser la irreflexiva precipitación. Pero también se peca de imprudente, si una vez tomada la decisión, las dudas dejan a la persona inactiva. Debemos ser lentos para decidir y rápidos para ejecutar, decía Aristóteles. La aplicación de la regla general al caso concreto no es tanto una cuestión de ciencia o conocimiento, sino más bien de arte, habilidad, sentido de la oportunidad. Como mucho, se sabe cuántos y cuáles son los valores que interfieren en ese caso concreto, y es entonces misión de la prudencia encontrar la decisión más adecuada, la que cumpla mejor con todos los valores y con todas circunstancias en presencia. Así pues, en primera aproximación la prudencia consiste en adecuar las reglas generales a la situación concreta en que la persona se encuentra. No se puede delegar en nadie ese juicio prudencial, que sólo la persona protagonista de la acción puede hacer: el prudente ha de conocer no sólo los principios universales de la razón, sino también las realidades concretas sobre las que versa su acción moral (II-II, 47, 3). La prudencia es igualmente imprescindible para decidir en los conflictos entre valores. El segundo enfoque consiste en el modo de solucionar conflictos cuando entran en juego más de dos valores. Siempre se ha hablado de una jerarquía de valores, de un orden entre las materias valiosas. Pero siempre también se ha concebido esa escala valiosa como unidimensional. Está muy extendida la idea de que los conflictos entre dos valores se resuelven dando la preferencia al valor más alto sobre el más bajo. La situación es tal, que no se pueden vivir ambos valores en la misma acción. Cumplir con un valor sólo es posible violando el otro. Tenemos que pensar siempre en una escala bidimensional de los valores. En ética somos libres para escoger los medios, pero no para escoger los fines. Ahora bien, supuesto que respetamos los valores-fines, encontrar los mejores medios disponibles, en las circunstancias concretas y particulares en que la vida pone a cada uno, es ciertamente un nuevo ejercicio de la prudencia: encontrar los medios más adecuados para un fin bueno. Tal es el tercer enfoque de la prudencia . Se exige además que los medios sean indiferentes, o sea, en sí mismos ni valiosos ni antivaliosos. Si fueran antivaliosos, el fin se haría también antivalioso. Y si lo valioso es usado como medio, estaríamos instrumentalizando un valor, tratando como medio lo que es un fin en sí mismo Se podría llamar prudencia jurídico-económica a esta adecuación de los medios-cosas a fines valiosos. Conseguir que la economía se ponga al servicio del hombre y deje de ser inhumana, que las organizaciones políticas y sociales estén inspiradas por los valores, eso sería su contenido o tarea. (Las perspectivas sociales de los valores) Los medios pueden ser de dos tipos: medios-cosas y medios-acciones. El trabajo humano es en sí mismo un valor ético. Pero es también objeto de compra y venta Se trata de lo que podríamos llamar paradoja del trabajo, o en sentido más amplio paradoja de la acción humana En cuanto valor ético, el trabajo es un fin. El hombre se eleva como persona moral mediante el ejercicio del trabajo. Pero ese trabajo es también un medio para satisfacer necesidades económicas y la acción humana misma de trabajar se compra y se vende en un mercado. Los valores-fines nunca pueden ser instrumentalizados o tratados como medios. Pero al mismo tiempo no podemos evitar hacer ahora las cosas con la vista puesta en alguna finalidad a conseguir en el futuro. Esta es la paradoja de la acción humana . El opositor que estudia con denuedo para un examen, si es suspendido, se sentirá con la conciencia tranquila, porque cumplió bien su deber de estudiar. Que no llegue el éxito esperado no desvaloriza el esfuerzo que hizo antes. Su acción valiosa no pierde su mérito porque haya resultado luego inútil o ineficaz en cuanto medio..El valor de su trabajo no proviene de su posible utilidad hacia nada. Es un valor propio...Y si el éxito llega, tampoco por eso el mérito de su trabajo habrá aumentado por haber resultado útil. Su estudio fue valioso por sí mismo y no por sus consecuencias, aunque éstas fuesen favorables Utilitarismo. Instrumentalizar los valores hacia consecuencias futuras, incluso si son muy valiosas, constituye la esencia del utilitarismo La inclusión de las consecuencias futuras y previsibles en nuestra decisión de hoy no es ciencia ética o acto del entendimiento; se trata de un juicio prudencial o acto de la voluntad. Weber lo llama ética de la responsabilidad, pero en rigor no es sino la virtud formal de la prudencia La introducción de las consecuencias no atañe a la ética de reglas o valores, a la única ciencia ética posible, sino a la prudencia, a la aplicación de esas reglas generales o valores materiales al caso concreto. El error básico de Utilitarismo está en presentarlo como ciencia y no como prudencia Las consecuencias futuras, y los valores o antivalores que en ellas puedan darse, sólo son un dato para la decisión prudencial. Pues aparte de las consecuencias habrá otros elementos a considerar El vicio formal contrario de la prudencia es la imprudencia. La mejor definición de la prudencia sería ésta: adecuación inteligente y sincera a la vez de los valores a la situación práctica concreta. Inteligente, porque se supone apoyada en un suficiente conocimiento teórico de los valores. Y sincera, porque la intención de la voluntad va dirigida a los valores de cada momento. La mejor manera de ser prudente es estudiar Axiología. El que no busca con sincera honradez intelectual la verdad en Ética, y no intenta superar la confusión entre lo objetivamente bueno y lo que desea, agrada, conviene o interesa, ya sólo por eso es un gran imprudente. Probablemente la mayor imprudencia consiste en no saber, en la ignorancia axiológica. Si no conocemos qué es la virtud, malamente podremos ponerla en práctica. Y no saber es la obvia consecuencia de no estudiar, de no pensar. O incluso de no querer saber: Lo más grave de la ignorancia ética está en que todo el mundo cree que sabe ética. ¿En qué se distingue la ética ilustrada de la ética espontánea? En el hecho de que los verdaderos valores éticos son generalizables. Y si no son generalizables, no pueden engendrar obligatoriedad ética. Generalización de los valores éticos. ¿Hay alguna manera de corregir los defectos o enfermedades del ojo axiológico, de la conciencia moral, como por ejemplo de la envidia? Disponemos de un método para corregir los posibles errores de la intuición axiológica. Hagamos el siguiente experimento mental. ¿Podría existir un mundo en el cual todos los seres humanos, todos sin excepción, viviesen el presunto valor A? Pues bien, si la respuesta es claramente positiva, es decir, si todos los humanos saliesen beneficiados en tal hipotética situación, y ni uno solo saliese perjudicado, entonces A es un verdadero valor ético. Y por el contrario, si vemos con no menor claridad que no todos, o que algunos, o incluso que uno solo sale perjudicado, entonces A no es un verdadero valor ético. Referencia MÉNDEZ. José María La PRUDENCIA En http://contenidos.educarex.es/cnice/etica/recursos_05.rtf SEMANA 7 TABLA ÉTICA DE VALORES Pocas cosas habrá más importantes para la convivencia humana que precisar qué hemos de entender en concreto por jerarquía de valores. Se establecen tres niveles clasificatorios. Los grandes ámbitos axiológicos de lo bueno, lo bello, lo santo y lo útil, es decir: los valores éticos, estéticos, religiosos y económicos, estarían situados en el nivel clasificatorio 0º. ÁMBITOS VALIOSOS En el nivel clasificatorio 1º. Aparecen los tres valores éticos básicos: respeto, justicia y autodominio. . 1. NI VE L ALTURA Autodominio Justicia Respeto FUERZA Incontinencia Injusticia Violencia Al dividir cada uno de éstos en dos, tenemos seis valores en el nivel 2º. N 2. . E IV L AUTODOMINIO JUSTICIA Sobriedad Templanza RESPETO Equidad Solidaridad Paz Fisiodulia Codicia Intemperancia Parcialidad Insolidaridad V. Moral V. física Por último, en el nivel 3º. Aparecen 19 nociones que, más o menos, coinciden con lo que de modo tradicional se han llamado virtudes. . RESPETO 3.nivel PAZ Subsidiaridad Suficiencia FISIODULIA Democracia Igualdad Genodulia Biodulia Ecodulia Estatalismo Indigencia Tiranía Violencia moral Desigualdad Contracepción Prepotencia Violencia física Contaminación JUSTICIA . 3.nivel EQUIDADAD Gratitud Lealtad SOLIDARIDAD Veracidad Trabajo Polipequia Pancracia Ingratitud Deslealtad Mentira Gorronería PARCIALIDAD INSOLIDARIDAD . Desobediencia Oligarquía AUTODOMINIO 3.nivel . SOBRIEDAD DISCRECIÓN MODESTIA AUSTERIDAD TEMPLANZA VALENTÍA CASTIDAD MANSEDUMBRE FRIVOLIDAD VANIDAD COMODIDAD COBARDÍA CODICIA PROCACIDAD IRACUNDIA INTEMPERANCIA He aquí la tabla derivada de la altura y la fuerza combinadas elaborada por JMM 323 Discreción 322 Modestia 321 Sobriedad 32 Austeridad Autodominio 3 313 Valentía 312 Castidad 311 Mansedumbre 223 A Gratitud 222 L Templanza 31 Lealtad 221 T Equidad 22 Veracidad Justicia 2 U 213 R VALORES Trabajo 212 A Polipequia 211 Solidaridad 21 Pancracia 124 Subsidiaridad 123 Suficiencia Paz 12 122 121 Igualdad 113 Genodulia 112 111 FUERZA Frivolidad Codicia 32 Incontinencia 3 323 Vanidad 322 Comodidad Intemperancia 31 321 Cobardía Procacidad 313 312 Respeto 1 Democracia Biodulia Ecodulia Fisiodulia 11 Iracundia 311 Ingratitud Parcialidad 22 223 Deslealtad 222 Mentira ANTIVALORES 221 Injusticia 2 Gorronería Insolidaridad 21 213 Desobediencia 212 Oligarquía 211 Estatalismo Violencia 124 Indigencia Moral 12 123 Tiranía 122 Desigualdad Violencia 1 121 Contracepción Violencia Física 11 113 Prepotencia Contaminació n 112 111 Antecedentes: Las célebres cuatro virtudes cardinales, que arrancan de las más viejas tradiciones de la cultura (Sab. 8,7; Cicerón, De off 1,43) sirven aún hoy día de trama básica para elaborar el cuadro de virtudes humanas. Desde el Renacimiento hasta nuestros días apenas si ha habido progresos en materia de Axiología. Los únicos intentos serios por clasificar valores o las virtudes se reducen a: Aristóteles, Santo Tomás, Hartmann, JMM. Tablas de valores de Aristóteles (7). La tabla de Aristóteles (Elaborada por David Ross) SENTIMIENTO ACCIÓN Miedo EXCESO MEDIO Cobardía --------- Confianza DEFECTO Sin nombre Valentía Temeridad Cobardía Placer táctil --------- Descontrol Insatisfacción de Dar dinero Prodigalidad Placer Tomar dinero Tacañería Liberalidad Prodigalidad Rumbosidad Magnificencia Mediocridad - - - - - - -- - - - - - Buscar grandes honores Vanidad Magnanimidad Humildad ------------ Buscar pequeños honores Ambición Amor propio Abulia Ira --------- Irascibilidad Fortaleza Mansedumbre ------------ Dar dinero a lo grande Templanza Insensibilidad Tacañería Verdad sobre sí mismo Socialidad Diversiones en general Exageración Veracidad Bajeza Bufonería Ingenio Aburrimiento Obsequiosidad Amistad Antipatía Vergüenza --------- Desvergüenza Modestia Timidez Compasión --------- Envidia Piedad Malevolencia La tabla de Santo Tomás (p54) Es el cuadro más elaborado y sistemático que conocemos: Subjetivas Prudencia teórica Propia 111 Solercia Recibida 112 Docilidad de los medios 113 Providencia de las circunstancias 114 Circunspección De los obstáculos 115 Precaución 121 Prudencia personal 122 Prudencia familiar 123 Prudencia política 11 a Prudencia imperativa i c n Bien propio e Familia d Integrales u 12 Promover Bien común Estado Autoridad r Promover 124 Civismo P Privados 125 Prudencia militar 131 Eubulia Ordinario 132 Sínesis Extraordinario 133 Gnome 211 Justicia legal por autoridad 212 Justicia distributiva por privados 213 Justicia conmutativa 221 Justicia constitutiva Espontáneamente 222 Justicia restitutiva por la fuerza 223 Justicia vindicativa a Dios 230 Religión a los padres 231 Piedad a grandes hombres 232 Observancia Decir verdad Promesas 233 Fidelidad Conducta 234 Simplicidad Devolver favores 235 Gratitud Devolver injurias 236 Castigo Gastar dinero 237 Liberalidad Trato cotidiano 238 Afabilidad Aplicación de la ley 239 Epiqueia Defender 1 en el consejo Potenciales en el juicio 13 Subjetivas debido a la sociedad 21 Debido a la persona a i Cumplir lo mandado c Integrales i 22 Restituir t s u Dar menos de lo debido J Potenciales 2 23 Dar más de lo debido a Subjetivas z 31 No tiene e l Integrales a 32 no intimidarse 321 Paciencia no cejar 322 Perseverancia Preparar el ánimo 323 Magnanimidad Realizar lo planeado 324 Magnificencia en la comida 411 Abstinencia en la bebida 412 Sobriedad en el sexo 413 Castidad odio de lo torpe 421 Vergüenza amor de lo honesto 422 Honestidad m en concupiscencia 431 Continencia e en la ira 432 Mansedumbre en castigo 433 Clemencia en afirmación de sí mismo 434 Modestia En bienes materiales 435 Moderación t Resistir Atacar r o F Potenciales 3 33 a Subjetivas z 41 Las mismas que las integrales, aunque para peligros menores n a Integrales l 42 p T Potenciales 43 4 La tabla de Hartmann Primer Nivel Segundo Nivel Tercer Nivel 111 Vida 112 Conciencia de sí 11 Valores del sujeto 113 Acción 114 Sufrimiento 115 Fuerza de ánimo 116 Libre albedrío 117 Providencia o previsión 118 Eficacia finalista 121 Existencia 122 Situación 123 Poder 124 Felicidad 125 Otros bienes 311 Justicia 312 Sabiduría 313 Coraje 314 Autodominio 315 Liberalidad 316 Mansedumbre 317 Magnanimidad 1 Valores de contenido básico 12 Valores de bienes 2 Valores morales básicos 21 Lo bueno 22 Lo noble 23 Experiencia 24 Pureza 31 Virtudes antiguas 3 Valores morales específicos (virtudes) 32 33 Virtudes cristianas Otras virtudes 318 Equidad 319 Pudor 321 Amor al prójimo 322 Veracidad, sinceridad 323 Honradez, fidelidad 324 Confianza, fe 325 Modestia, humildad 326 Vida interior 331 Amor a lo lejano 332 Entrega de sí 333 Personalidad 334 Amor personal La tabla de Hartmann: 3 Valores morales específicos (virtudes) 33 Otras virtudes 334 Amor personal 333 Personalidad 332 Entrega de sí 331 Amor a lo lejano 2 Valores morales básicos 32 Virtudes cristianas 326 Vida interior 325 Modestia, humildad 324 Confianza, fe 323 Honradez, fidelidad 322 Veracidad, sinceridad 321 Amor al prójimo 31 Virtudes antiguas 319 Pudor 318 Equidad 317 Magnanimidad 316 Mansedumbre 315 Liberalidad 314 Autodominio 313 Coraje 312 Sabiduría 311 Justicia 24 Pureza 23 Experiencia 22 Lo noble 21 Lo bueno 12 Valores de bienes 125 Otros bienes 124 Felicidad 123 Poder 122 Situación 121 Existencia 11 Valores del sujeto 118 Eficacia finalista 117 Providencia o previsión 116 Libre albedrío 115 Fuerza de ánimo 114 Sufrimiento 113 Acción 112 Conciencia de sí 111 Vida 1 Valores de contenido básico Primer Nivel Altura Segundo Nivel Tercer Nivel Altura Descripción de los valores éticos: He aquí una breve descripción de los valores éticos: RESPETO, JUSTICIA Y AUTODOMINIO, haciendo un total de 19 valores éticos de 3er. Nivel. 1er. Nivel 2º. Nivel 3er. Nivel o A la Naturaleza o Fisiodulia: Ecodulia, Genodulia y Biodulia o A la Persona o Paz: Igualdad, Democracia Beneficencia y Subsidiaridad. o La Solidaridad o Justicia social: Pancracia, Polipequia y Trabajo o Equidad o Justicia particular: Veracidad, Lealtad y Gratitud. RESPETO: JUSTICIA: Templanza: Mansedumbre, Castidad, Valentía o AUTODOMINIO Sobriedad: Austeridad, Modestia Discreción. RESPETO. Ante todo: no hacer daño a nadie; abstenerse de toda Violencia física y de toda Violencia moral. A esta conducta o actitud es lo que aquí se denomina Respeto. Tal actitud abarca el respeto a la naturaleza (Fisiodulia) y respeto a la persona humana (Paz). El respeto a la naturaleza (Fisiodulia) se descompone en tres estratos: o el respeto debido al medio ambiente (Ecodulia), o el respeto a la vida de la especie humana (Genodulia) o y el respeto a la vida humana individual (Biodulia). Su Antivalor es la violencia física. El respeto a la persona (Paz) o Implica la igualdad como personas en su actividad pensante y libre. La igualdad jurídica. o Conlleva el derecho a vivir en sociedad democráticamente, y con ella la aparición y respeto a una autoridad (democracia). o Comprende los deberes sociales de los recursos propios (beneficencia). Su Antivalor es la violencia moral. JUSTICIA. La Justicia trata del orden en las relaciones con los demás: lo (Solidaridad) y lo debido a las personas individuales (Equidad). debido a la sociedad La Solidaridad o Justicia social implica dar lo debido a la sociedad: o Conlleva fomentar la cultura de la responsabilidad política de los ciudadanos, el interés por los asuntos públicos y el deseo sincero de contribuir a la solución. Promueve la participación de todos los miembros de una sociedad cualquiera en el ejercicio de la autoridad (Pancracia) o Fomenta el carácter solidario de la obediencia social. Aquí, la solidaridad consiste en obedecer la norma jurídica positiva (Polipequia) o Y promueve el carácter solidario del trabajo o laboriosidad. La Insolidaridad va en contra de lo debido a la sociedad. Equidad o Justicia particular regulas las relaciones de persona a persona: o Implica la veracidad. La veracidad se entiende como decir lo debido a quien tiene derecho a saberlo. o La lealtad que designa el fiel cumplimiento de toda clase de promesas, pactos, compromisos o contratos lícitos o Y la gratitud. La persona agradecida estima como una deuda de gratitud los favores recibidos. La Parcialidad sugiere acepción de personas, lo que suele ir en contra de lo debido a las personas singulares AUTODOMINIO. Consiste en realizar el orden dentro del propio yo. Paz consigo mismo. Si el Autodominio lo entendemos como el control de los instintos de agresión, reproducción y conservación, hablaremos de Templanza. Y si se trata del instinto de posesión, hablaremos de Sobriedad. Templanza. Si atendemos a la moderación de los instintos de agresión, reproducción y conservación, hablaremos de: mansedumbre, castidad y valentía. o Mansedumbre. o Controla el instinto de agresión. Es la fuerza que nos permite superarnos, vencernos a nosotros mismos, desarrollar en nosotros la virtud de la constancia, reducir al mínimo el vicio de la pereza e impide que los brotes de ira, malhumor o impaciencias rompan la convivencia con personas que desean vivir el valor de respeto y justicia. Las personas, sin este valor, no lograrán nunca vivir en paz de modo estable y duradero. Castidad: El sexo es un medio y no un fin. Es positivo. Es el incentivo que asegura la conservación de la sociedad. o Si aumenta la permisividad sexual, no es de extrañar que aumenten la violencia y el crimen, el desprecio de la persona humana en sus formas más atroces. Valentía: Controlar el instinto de conservación consiste en dominar el miedo y el dolor al tomar decisiones, al asumir nuestras responsabilidades para hacer el bien. El antivalor de la Templanza es la intemperancia o falta de control de nuestros instintos; proviene de la pereza, de la soberbia y de la imprudencia. La paideia o educación en valores tendía a hacer al hombre capaz de vencerse a sí mismo. La sobriedad consiste en hallar la medida justa en la posesión de bienes, mediante los valores de Austeridad, Modestia y Discreción. La Codicia, su antivalor, consiste en tener medios que no se usan para vivir. o o o Austeridad El valor de Austeridad nos recuerda que no es la materialidad del tener lo que engrandece, sino el uso axiológico de lo que se tiene. Estamos ante la pasión de la Avaricia, si se trata del afán de poseer bienes materiales. El afán posesivo enturbia la visión de la realidad. La Comodidad, como antivalor - una vida volcada en la satisfacción material- se convierte en un obstáculo insalvable para acceder a la excelencia axiológica. Modestia Es muy fuerte la tentación de convertir el deseo de sobresalir, de ser estimado y de ser obedecido en un fin, en vez de un resultado. Estamos ante la pasión de la Ambición. El control o dominio de la Ambición se llama Modestia. Su antivalor: Vanidad. Discreción No es fácil sujetar la lengua. El deseo de poseer la atención, de ser escuchados es una pasión muy arraigada. La Frivolidad, como antivalor, estima más ser escuchado que trasmitir la verdad. SEMANA 8 RECURSOS DIDÁCTICOS: “LIBERTAD POSITIVA y NEGATIVA” y “SER O NO SER” LOS ENCUENTRAS EN EL CURSO