Edición y recopilación: Curso 2012-13 Maquetación definitiva: Junio 2013 Impresión: Septiembre 2013 Revista Acequia 2 de septiembre de 2013 Volumen VII Edita: Colegio Mayor Loyola - Compañía de Jesús Provincia Bética Director del C.M. Loyola: D. Francisco Rodríguez Sáez Director de la Revista: J. Federico Moldenhauer G. Consejo de dirección: Manuel Campos González José Miguel Rosado Santiago Manuel Piné Méndez Rafael Segura Báez Maquetación: Federico Moldenhauer Romero Portada: Federico Moldenhauer Romero Colaboración en el colegio Mayor Loyola: Kevin Doello Depósito legal: 878-07 Dirección Postal: ISSN: 1887-7281 Campus Universitario de Cartuja ACEQUIA es una publicación de carácter plural, múltiple, vario. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de la exclusiva responsabilidad de los firmantHs, no son, por tanto, opinión oficial de la revista. Callejón de Lebrija Nº3 18011 GRANADA ESPAÑA Telf: +34 958 160 516 Correo electronico: antiguos.loyola@gmail.com ACEQUIA agradece públicamente a cuantas personas han aportado cualquier tipo de trabajo para la publicación de esta revista. Web: ZZZFPOR\RODFRP 1 Sumario Revista Acequia Sumario 1 Editorial 3 Nosotros Los Colegiales 6 Los años vividos casi sin aliento (J.Monzó Seva) 6 Memoria Gráfica 9 In memoriam (J.M. Rosado Santiago) 12 ¡Cuán universal tu señoría! (J.F. Moldenhauer) 14 La estación de Madrid, los cuarenta vagones y el ferrocarril (M. Castro Nogales) 15 Semblanza de D. Pedro Herrera Puga (M. Piné Méndez) 17 Sobre Antonio Martínez (F. Rodríguez Sáez) 21 Nuestro nuevo Papa (J.C. Pérez-Lanzac López) 22 Entrevista con Ignacio Mauri S.J 23 Entrevista con Federico Moldenhauer 25 ¿Por qué un Colegio Mayor? 31 Literatura Crítica 33 Crítica Social en “El lazarillo de Tormes” (D. Mesa Muñoz) Ensayo 33 41 Dos ilustres tuertos frente a frente (M. Piné Méndez) 41 Andalucía y la creación del Derecho Administrativo en España e Indias. El Exmo. Sr. D. Francisco Javier Burgos Olmo (R. Pérez Guerra) 47 Rincón poético 51 Luz depositada (R. Segura Báez) 51 Puntos Cardinales (R. Segura Báez) 52 1 Conversaciones de un toro con un gallo 53 Poema 54 Más allá del mar 55 Dos poemas diminutos, indisimulados, tiernos y absurdos 56 Catoblepas Lejana cercanía 57 A vuela pluma 58 A día de hoy Viajes 59 Noventa grados norte Relatos, corto, breve y lacónico 59 61 Seis sueños 61 Mi árbol. Interdit d’interdire 64 El móvil 65 El ascensor 66 Recuerdos del mandarín 69 Un día glorioso en las cañadas 71 Perfiles 89 Desde el Carmelo 89 Profesor Dr. D. Rafael Vara Thorbeck 92 Ciencia 97 Celulas madre tumorales Música 97 102 Partitura manuscrita del paso doble “Manuel Piné” 2 102 EDITORIAL Al remate de 40 años Era octubre del año 1973 del pasado siglo y comenzaba un nuevo curso académico. El Colegio Mayor Loyola estrenaba dignatario, D. Carlos Muñiz Romero S.J. que sustituía al indeleble D. Carlos García Hirschfeld S.J. Yo acababa de leer Un día de la vida de Iván Denísovich por consejo de mayo Scott de 2013 Volumen VII de éste, aún me movía cómodo entre los narradores norteamericanos 15 Faulkner, Fitzgerald, London, Henry James, Poe; comenzaba a adentrarme, de forma embarazosa, en la narrativa sudamericana, con Borges, Octavio Paz, Vargas Llosa, García Márquez; en poesía aún me quedaban rescoldos de Jorge Guillén, Gerardo Diego, Salinas, Aleixandre y Cernuda y, ya superadas las odas y la poesía amorosa de Neruda, comenzaba a apreciar los guiños de su Canto General y su Canción de gesta, mientras me iba atrapando poco a poco César Vallejo con su Cuida España de España y Huidobro cuando su Altazor se preguntaba “¿por qué un día de repente sentiste el temor de ser?”; releía Hojas de Hierba pues no había conocido a Pessoa ni a su Libro del Desasosiego y aún no había acabado de leer a Unamuno. Dejaban este mundo Neruda, Picasso y Casals, también John Ford. Un desconocido Patrick White recibía el Nobel de literatura, García Blázquez el premio Nadal por “El rito”, Carlos Rojas el premio Planeta por “Azaña”, un Libro de relatos de Luis Martín Abril recibía el Premio Nacional de Narrativa Española, Ángel García López el Nacional de Poesía y el premio Adonáis de poesía de este año fue para José Antonio Moreno Jurado; Boy Casares publica “Dormir al sol”, Vargas Llosa “Pantaleón y las visitadoras”, y Gala acababa de estrenar en Madrid “Anillos para una dama”; hace su aparición en el mercado literario Ediciones Cátedra, mientras yo continuaba adicto a los libros de la Editorial Losada que conseguía en la hoy desaparecida, como tantas otras, Librería Europa. Pues bien, inmerso en este amalgamado y personal medio literario, con escasa o ninguna influencia nacional y a un curso de completar mi primer ciclo universitario, en comunión con un grupo de locos estudiantes universitarios a los que nos complacía paladear la palabra escrita (Pepe Rosado, Manolo Piné, Jenaro Ruiz Taboada, Arturo de Francisco, Ramón Fernández-Canivell, Luis Gajate, Antonio Parody, Horacio Arenas, Manolo Sainz, José María Moreno entre otros ocultos bajo seudónimos) lográbamos poner en los casilleros de la portería del Colegio Mayor Loyola (fue como ponerla en los kioscos) cinco números de una presuntuosa revista literaria a la que intitulamos ACEQUIA. Escribía en su Primera Página D. Carlos Muñiz Romero: Aquí están, no distintas, exactamente en el tono y manera con que las estábamos esperando, páginas primerizas casi con velo de catecúmenas, leves los finos pasos, con un cierto pudor de intrusas, en el misterio de lo mágico-poético…. Lo hicimos henchidos de ilusión y con escasos medios (la multicopista, a la que hacía referencia Manolo Piné en su memorable carta y una vieja máquina de escribir), sin otra pretensión que no fuera la de dar cabida a quien tuviera algo que decir de forma espontánea en una hoja de papel, incompatible con la fría norma impuesta por cualquier tipo de poder. No eran tiempos fáciles para la cultura, siempre intervenida, por tantos menospreciada y nunca rentable. Ahora, 40 años después, vuelvo a empuntar una revista que se encuentra lejos de aquellos bisoños primeros cinco números; hoy, la revista ACEQUIA, por tener, tiene hasta ISSN, muchos años y horas de trabajo y sacrificio a 3 sus espaldas, y esto no es poco. ACEQUIA se siente agradecida con todos aquellos que han aportado trabajo, cualquiera que fuere, para que haya seguido teniendo vida, para llegar a la actualidad; no ha debido de ser fácil. No son hogaño años mejores para la ilustración, ni la cultura cuenta ahora con más adeptos que antaño, salvo los parásitos chupones y atarjeas de siempre; tampoco recibe mejor trato por mucho que los políticos y un grupo de oportunistas que se autoproclaman como intelectuales y únicos depositarios de la ilustración, quieran hacernos creer que nos encontramos, ahora, en un paraíso cultural y de libertad (D. Pedro Herrera Puga, inolvidable, diría un paraíso de catetos burgueses), ni de mayo de 2013 Volumen VII tampoco con apoyo pese a las subvenciones siempre interesadas y más15 pendientes de chabacanos fastos y relumbrones propios de puticlub de carretera, que del fin único de la cultura que debería estar siempre alejado del mercantilismo, del interés, de la avaricia y del régimen imperante; por poner un ejemplo de la similitud de la situación entre aquellos años y la actual diré que entonces algunos libros no se podían comprar porque los prohibía la policía, hoy día los libros no se pueden comprar porque lo prohíbe su precio; el resultado es el mismo pero sin el morbo de la prohibición gubernamental. Hoy, en la época que vivimos, nuestro Gobierno (da igual el color) sigue siendo el mentor, el artista-empresario que ordena, conmina, reivindica, acaudilla y protege a unos pocos de su cuerda a cambio de unos cuartos; en ocasiones acosa, persigue y castiga por las ideas… pedagógicas en el caso de nuestro compañero Pepe Rabasco, para quien la justicia, como siempre, llegó tarde; descansa en paz compañero. Hemos iniciado esta nueva época sin presupuesto, ni falta que hace; también, es bueno decirlo, sin cortapisas, imposiciones y sin dirigismo, pero ilusionados y ambiciosos como aquel año de 1973. Pretendemos ser, nada más y nada menos, como aquel suplemento del Diario La Verdad de Murcia (Revista de Verso y prosa), que contó con la péñola de Dámaso Alonso, García Lorca, Bergamín, Alberti, Chagas, Gerardo Diego, Antonio Espina, Jorge Guillén, Jarnés, Pedro Salinas, Aleixandre, Fernández Almagro, Cossío, Max Aub, Cernuda, y el pincel de Gaya, Hall, Palencia, Dalí, Esteban Vicente, Gregorio Prieto, Bonafé, Vázquez Díaz, Picasso, Mallo. ACEQUIA quiere contar con la energía inédita de los actuales residentes de los colegios Jesús-María y Loyola, con la de los últimos residentes, los anteriores, los que están en la cuarentena, con los cincuentones y sesentones también y, sin duda alguna, con todos aquellos que tengan algo que decir, contar, opinar, historiar, sostener, enunciar, dibujar, componer…, aunque no hayan residido en el Colegio. Como dice nuestro presidente de los Antiguos, Manolo Campos, hemos de caracterizarnos por la comunicación abierta; nuestra bandera: fronteras abiertas a todos los que respeten y quieran hacerse conocer o hacerse conocer mejor. Es dura y lenta la captación de autores, pero ilusionante y gratificante cuando recibe una colaboración; ACEQUIA espera y desea que tras este primer número se desborde el interés por colaborar en el próximo. ACEQUIA no va a hacer distinción entre buenos y malos, esto corresponde al lector, pero queremos decir que también nos interesan los que inventan una forma de ver el mundo, de comunicarse, y que la revista quiere volver a recordar lo que decía ACEQUIA en 1973 en boca de D. Carlos Muñiz Romero: La obra de arte –se ha dicho- tiene un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de transpiración, o sea, de sudor, de trabajo, de técnica estudiada y asimilada, la única capaz de ser un día, si resultara necesario, revolucionaria. Sólo puede cambiarse lo que se conoce bien. Sólo quien maneja 4 certeramente la técnica del verso, puede progresar en un sentido liberador de las formas. Uno puede romper la andadera cuando ya no se es un niño y sabe caminar por su cuenta; pero para aprender a caminar ha necesitado de la andadera, no seamos ingenuos… Hoy, podemos volver a decir aquí estamos, sin la cobija de lo neófito de aquellas primeras páginas de 1973, pero, en palabras de Pepe Rosado, seguimos teniendo una vocación de continuidad a la que entregarnos. Revista, según el diccionario de la RAE, significa publicación periódica por cuadernos, con escritos sobre varias materias; si añadimos a revista el vocablo literaria, estamos diciendo que los temas tratados son relativos a la literatura, es decir, al arte que emplea como mayo de 2013 Volumen VII instrumento la palabra; es sencillo, pues, el objetivo de ACEQUIA y, 15 pordetanto no necesita más comentarios. Otra cosa es con qué tipo de contenidos se van a llenar su cuaderno; la intención de la revista es una que todos conocéis, pero la realidad es la que vosotros, nosotros, todos los que hemos cintribuido a su creación, hemos sido capaces de aportar, nada más que decir al respecto. Otra cosa a tener en cuenta es la periodicidad de su publicación y el número de ejemplares; en este tema tenemos dos factores que va a interferir, uno ya lo conocemos, nuestras artesanas y virtuosas creaciones, no necesita comentario; el otro factor es el de siempre, el económico, es decir, patrocinadores; contamos con la generosidad de la Asociación de Antiguos Alumno del Colegio Mayor Loyola que nos garantiza un número al año y 50 ejemplares por número, si conseguimos financiación de empresas o particulares podremos aumentar la tirada y acortaremos la periodicidad de la emisión. Otra posibilidad en cuanto al número de ejemplares sería la siguiente, que previa reserva de ejemplar y pago a precio de costo nos permita aumentar la tirada. En este primer número de la V época (esperamos que ya no haya más épocas, sólo continuidad) hemos contado con 19 firmas, 8 crónicas colegiales y alguna memoria gráfica, tres ensayos, once poemas, un viaje, siete relatos de desigual extensión, dos perfiles, un artículo científico y una partitura manuscrita de su autor; más de cien páginas. No ha sido corta la cosecha si no pensamos en el número de antiguas que somos. A los lectores os pido atención y benevolencia a la hora de acoger a ACEQUIA y a todos disculpas porque mi nombre aparezca demasiada veces, será la última vez y si vuestras expectativas se han visto decepcionadas. Gracias a todos, a los que nos proporcionáis animo, a los que habéis aportado vuestra savia, a los que de una u otra formas habéis logrado que hoy se encuentre este ejemplar de ACEQUIA en la calle, a los que lo habéis intentado y a los que no también. A todos, gracias y, como me consta que le vino crea buenos lazos, bebo con todos y levanto mi copa ¡por vosotros! ACEQUIA cuenta con todos para el próximo número. J. Federico Moldenhauer. Granada, primavera de 2013 5 Revista Acequia Nosotros los Colegiales LOS AÑOS VIVIDOS CASI SIN ALIENTO Por Javier Monzó Seva (1981-1982) “Yugoslavo, por tu padre, chuta ya, chuta, que se acaba el tiempo…” El “yugoslavo” era yo, Javier Monzó, corría noviembre de 1981 y me gritaba estas palabras Pedro Bosch, compañero del equipo de fútbol sala del Colegio. Estábamos en Madrid, en el Palacio de los Deportes, jugando la fase final del primer Campeonato de España Universitario. Habíamos ganado durante el curso anterior el trofeo Rector obteniendo el derecho de participar en las finales nacionales. Recuerdo que el Colegio nos compró equipajes nuevos y fue una experiencia fantástica, desde el viaje en tren metiendo bulla hasta nuestro último partido y el retorno, mezclado todo ello con la camaradería, el hotel, la inmensidad del Palacio o nuestra charla en la grada con el periodista José Ángel de la Casa. Vino a animarnos, y supongo que también a controlar que no hiciéramos barbaridades, el Padre Maury y llevamos como delegado al “Atún”. Faltaron por lesión Enrique García y “Falconetti” y, finalmente, creo que quedamos en una digna 5ª posición. Todo había empezado para mí 14 meses antes, en septiembre de 1980, cuando llegué al Loyola como colegial, desde mi Alicante natal, mientras terminaba mi licenciatura. Había estudiado en la Universidad de Alicante los tres primeros años de Filología y vine para acabar en Granada la especialidad de Filología Clásica. Comenzaron entonces dos años frenéticos, repletos de vivencias, dos años vividos casi sin aliento en compañía de personas entrañables. Muchas veces parece que fue ayer. Tras pasar las semanas iniciales soportando las reglamentarias bromas de los veteranos (recuerdo con especial cariño el festival del novato haciendo los coros de “Don Diablo” de M. Bosé), se fue abriendo ante mí la variopinta galería de personajes que formábamos la familia del Colegio. Tuve pronto buena relación con los veteranos de la provincia de Alicante como Enrique García, el “Fotre”, y Rafael Cardenal. Pronto, también, estreché contacto con los veteranos del equipo de fútbol (Pedro Bosch, Marco, Imbernón …) y con aquellos que organizaban actividades culturales (Pedro Martín, Carlos Bruzón …) pues siempre tuve presente que la cabra tira al monte. El mayor número de vivencias y de horas fueron las compartidas con los compañeros que llegaron conmigo aquel año: Javier Ruíz “Falconetti” (mi adjunto en la cátedra del gol), Gonzalo García el “Tardío”, Kiko, Palomitas (que en paz descanse, S.T.T.L.), Zacarías, mi compañero de habitación el canario Cristóbal Cáceres que casi lloraba a causa del frío granadino, Miguel Luque, el Esponja, Santi Villanueva … Me va fallando la memoria en cuestión de nombres y me disculpo por no citar a más personas. 6 Revista Acequia Nosotros los Colegiales Relacionar todo lo vivido aquellos años me parece tarea casi quimérica y, por ello, voy a mencionar escuetamente alguno de los episodios más significativos: *El curso de italiano que nos impartió Antonio Navas, hombre bueno y simpático como pocos. *Las clases de inglés que nos daba el amigo Pedro Martín, que por entonces preparaba sus oposiciones. *Las horas y horas pasadas en la biblioteca por las tardes y noches, interrumpidas apenas por el rato que le dedicábamos a la cena. *Las constantes derrotas que sufríamos en balonmano, a pesar de los esfuerzos de un servidor y de Gonzalo el “Tardío”. *El seminario de latín que organicé en el Chus para ayudar a las chicas de letras a las que se les atragantaba nuestra lengua madre. *La moto de Falconetti, que me salvó de más de un apuro. Me la dejaba con la condición de que le echase 20 duros de gasolina. *La mini huelga de comedor en protesta por alguno de los menús diarios habituales. *El dolor de garganta sobrevenido cada vez que una tuna rival osaba acercarse a las puertas del Chus. *Las 24 horas de fútbol sala que conseguimos ganar. Era una cosa de locos: nos tocó jugar una eliminatoria a las tres de la madrugada en pleno invierno. Yo no reaccionaba y uno de los veteranos, Pirri, sacó una botella de coñac y me hizo tragarme dos chupitos. En ese instante el frío se me fue pero dejé de distinguir quiénes eran los míos y quiénes los otros. *Las tertulias en la habitación de Kiko y Falconetti mientras escuchábamos a Silvio Rodríguez. *La sala de TV, que terminaba convirtiéndose en campo de batalla cuando los situados en la fila del fondo sacaban los canutos y los granos de arroz para disparar contra el Capitán Trueno que, bravamente, se revolvía gritando: dad la cara, no sois hombres. 7 Revista Acequia Nosotros los Colegiales *La liga de fútbol sala entreplantas. *Las conferencias en el salón de actos como la de Federico Mayor Zaragoza o el Padre Pilón. Este jesuita habló de fenómenos paranormales y nos dio a escuchar una psicofonía, momento en el que resonaron los gritos y algunas chicas del Chus salieron escopetadas. *La abundante bollería del desayuno de los domingos. *El equipo de balonmano que creé y entrené en el Chus. Habiéndome enterado hace poco del fallecimiento de Maribel Navas (q.e.p.d.), capitana de aquellas chicas, en otro momento dedicaré un artículo a recordar aquella maravillosa experiencia. Irá por tu memoria, Maribel. No se me olvida el aplauso que me dedicaron mis compañeros de promoción y las chicas del equipo de balonmano cuando subí al escenario para recoger mi beca de colegial; acababa el 2º año, terminé mis estudios y, con ello, terminaba también mi estancia en el Colegio y en Granada.. A lo largo del año siguiente a mi marcha, mientras preparaba las oposiciones, intercambié alguna carta con el Padre Maury y tuve noticias del Colegio a través de Maribel Navas. Después llegó la mili, la incorporación al trabajo, las nuevas obligaciones, etc., y el contacto con el Loyola fue languideciendo, se adormeció pero jamás murió. Hoy, gracias a internet, a la Asociación de ex colegiales, a Federico Moldenhauer y a Gonzalo García, el “Tardío”, he podido revivir el espíritu de aquellos años imprescindibles y retomar el contacto con algunos de los amigos de entonces. Cuando volvamos a vernos, un abrazo bastará para borrar el paso del tiempo. Mientras tanto, os dedico a todos estas líneas como modesto homenaje (personalizado en el recuerdo de Palomitas y de Maribel) a lo que el Colegio significó para mí. Por cierto, el tiro aquel, segundos antes de que terminara nuestro último partido en Madrid, ENTRÓ. Magnum amplexum omnibus uobis, bene ualeatis! Playa de San Juan (Alicante), enero 2013. 8 Revista Acequia Nosotros los Colegiales Memoria Gráfica Uno de los equipos de Hockey Hierba. 1970 De pie: Miguel A. Hernández, Gonzalo García, Adolfo Gross, Daniel Vicente, Federico Moldenhauer, Jacinto García Pascual, Antonio Anguiz. Sentados: José A. Ruiz Ros, Ramón Hidalgo, Rafael González Maldonado, Manuel Blesa, Paquito Sánchez Prados. Equipo de Balonmano. 1968 De pie: Cantó, Luis Martínez Meseguer, Federico Moldenhauer, Pérez Briant, Vicente Delgado, Antonio Vicente. Agachados: Eduardo Berástegui, Manuel Blesa, José A. Ruiz Ros. 9 Revista Acequia Nosotros los Colegiales Equipo de Fútbol Sala. 1982 De pie: Oñín, Pedro Boch, Falconetti, Cardenal y Pirri. Agachados: Marco, Javier Monzó (quien nos ha proporcionado la foto), Payo, Imbernón y Palomitas. Equipo de Rugny. 1994 De pie: Javier López Agredano, José Manuel Domínguez, Arturo González, Villaca, Sergio Linares, Herman Martínez, Padre Nava, Francisco García, Guillermo Sierra, Pablo cabrera, Aritz Martínez de Luco, Mariano García Agachados: Rubén Ruiz, Eugenio Abengózar, Luis Palacios, Álvaro Domínguez, Kiko Sánchez, Eduardo Martínez, Manuel Castro, Melchor Lavado, Curro Linares, Miguel Ventura. 10 Revista Acequia Nosotros los Colegiales Equipo de Rugny. 1989 De pie: Fresquillo Hidalgo Tallón, Carlos Artacho, Julio Cabellos, Manuel Castro, Alfonso Artacho, Cabrilla, Luis Utor, José Fernández Bermúdez, Tomás Carvajal, Luffing Hidalgo Tallón, Fernando Trujillo. Agachados: Antonio José Díaz B, Gusiluz, Ezequiel Vigo, José María Miralles, Comunards, Pedro Cerezuela. (Pedimos disculpas por los nombres que nos faltan (la inevitable desmemoria), y utilizar el nombre de guerra en otros por igual motivo). El día que Luís Cárdenas acabo derecho Detrás: Juan Ramos, Máximo Segura, Baltasar González, Manolo Saenz, Jose Luís Gómez Villagran. Sentados: Luís Cárdenas, Rafael González, Manolo Piné, Joaquín Climent, Federico Moldenhauer, Antonio Jimenez Minaya. Delante: Arturo de Francisco. 11 Revista Acequia Nosotros los Colegiales El moho en mi mejilla recuerda el tiempo ido y una gota de plomo hierve en mi corazón Pere Gimferrer INMEMORIAM Por José M. Rosado Santiago (1971-1974) La amable llamada de Federico Moldenhauer para informarme del resurgir de Acequia, me ha llevado a reflexionar, una vez mas, sobre lo distante que, por circunstancias varias y una cierta dejadez que me caracteriza, he permanecido de los avatares del Loyola. Y de los que fueron mis compañeros a lo largo de tres cursos académicos. Ahora de casi todo hace mas de veinte años, escribía Gil de Biedma. Pero en nuestro caso son casi veinte mas veinte. Para sentir vértigo. Nunca se olvida aquella etapa en que aprendimos tantas cosas. En la Facultad, unas más útiles que otras, y mejor o peor enseñadas. Fuera, en el Colegio y en la calle, fue donde se sentaron las bases de lo que íbamos a ser mas adelante. Y esa formación, la que de verdad importaba, corrió a cargo, en buena medida, de compañeros que te abrían los ojos a mundos que ignorabas, y que suscitaban en ti esa curiosidad y esa duda que están en la base de todo aprendizaje. Con los años, he llegado a la conclusión de que solo conviene el trato con aquellas personas que puedan enseñarte algo. Y no es elitismo, ya que estoy hablando de, al menos, cuatro quintas partes de la humanidad (o más, si nos ceñimos a los mayores, especialmente esos abuelos de pueblo a los que nunca te cansas de escuchar). Del resto, mejor mantenerse alejado, especialmente de los que se creen en posesión de la verdad. De casi todos aprendemos algo. Pero de unos pocos hemos aprendido mucho. Si hoy analizo mi vida en Granada, en el Loyola, he de concluir que tres personas, de entre tantos compañeros, influyeron en mí de manera muy especial. Y quiero dedicarles un recuerdo cariñoso. Y triste, a la vez, porque dos de ellos se han marchado antes de tiempo. Federico Moldenhauer me acogió en la tuna, pese a mis nulas aptitudes musicales. Y esa tuna, aparte el componente lúdico y festivo, era una muy buena escuela de madurez, algo que, a los diecisiete años se precisa y se agradece. Luego fueron años de recibir sus sensatos consejos, y de compartir reflexiones, lecturas e inquietudes que un buen día decidimos concretar en Acequia. Y exponer a la mirada critica de los demás una serie de textos que nos quemaban por dentro. A Federico le tocó la mayor parte del peso de coordinación, selección y revisión de textos. Y algo más. Os revelo un pequeño secreto. A su impronta artística se debe la portada de la revista. Una mancha de profidén extendida con la punta de un cuchillo sobre una cartulina negra. 12 Revista Acequia Nosotros los Colegiales Manolo Gomis consiguió que muchos de nosotros gozásemos por primera vez de la música clásica o, cuando menos, que aprendiésemos a apreciar sus múltiples facetas. Y lo hacia siempre como sin querer, suavemente, con un leve empujón, que procedía más del arrobo que mostraba ante las diferentes piezas, que de un magisterio que se negaba a ejercer, por mas que estuviese plenamente legitimado para impartirlo. Pepe Rabasco nos hizo amar el cine. Conocerlo. Trabajar por divulgarlo. Con una mezcla de modestia e ironía que te llevaba a dedicar el tiempo que fuese necesario para preparar el siguiente cine forum. Siempre recordaré las horas que pasábamos buceando los Cahiers du cinema para preparar el siguiente “programa de mano” o ficha. Y luego ciclostilarlo en la vietnamita. No soñábamos aun con internet ni con las impresoras. He sabido de las muertes prematuras de Pepe y de Manolo hace apenas unos días. Mi desconexión con los antiguos compañeros me había ahorrado esas tristes noticias. Pero una especie de desazón, a la hora de poner por escrito estas ideas, me llevo a indagar en Google y averiguar que había sido de ellos. Y me tope con sus necrológicas. Y pude saber entonces que Manolo había permanecido hasta el final fiel a sus dos grandes pasiones, la música y la medicina, y de sus logros en ambas. Comprobé que Pepe había consagrado, como se preveía, su vida a la enseñanza. Y que esta, o su administración (mejor con minúsculas) le había pagado su esfuerzo con total ingratitud. Y que, a titulo póstumo, los tribunales han reparado la injusticia que se había cometido con el. Un recuerdo agradecido para ambos. Claro que aprendí de muchos otros, de casi todos, y en la distancia, guardo un entrañable recuerdo de muchísimos compañeros. Pero he querido simbolizar en ellos esas enseñanzas. Debo, y quiero, referirme también a Carlos García Hirschfeld, S.J. Dirigió el Loyola con mano firme, enguantada en el puño de seda de su savoire-faire, y sus toques de ironía. Siempre al corriente de todo lo que acontecía, su tacto le llevaba a intervenir lo mínimo imprescindible para garantizar la, no siempre fácil, convivencia de ciento cincuenta postadolescentes. Y, al propio tiempo, el logro por nuestra parte de unos resultados académicos que justificasen nuestro paso por el Colegio. Y cuando lo precisabas, siempre estuvo dispuesto a escucharte con respeto y aconsejarte con tino. También he sabido recientemente de su muerte, y vaya para el también mi respetuoso afecto. No puedo acabar estas líneas, last but not least, sin una referencia a Ignacio Bertrán. No tenia noticia de su paso por la dirección del Loyola. Nuevo mea culpa. Pero los que tuvimos la suerte de estar bajo su tutela en el “Colegio de El Palo”, podemos dar fe de su condición de maestro de hombres. Siempre próximo y afable, hasta en las inevitable reprimendas. Siempre dispuesto a regalarnos su escaso tiempo libre para lo que necesitásemos. Seguro que, cuantos habéis transitado por el Loyola durante los muchos años en que ha sido su director, compartiréis mi respeto y afecto por el. Un abrazo Ignacio. 13 Revista Acequia Nosotros los Colegiales ¡Cuán universal tu señoría! Por J. Federico Moldenhauer (1968-1974) Palabras como las de este escrito, que atizan el dolor y nos recuerdan que el destino se cumple inexorablemente, sirven para insistir en la realidad de nuestra humilde condición, aunque tratemos de disimularlo tras el ingenio de la palabra. Pero si los hombres buenos no murieran esto no sería necesario. En el año 1958, en la antigua Facultad de Teología, existió una revista de poesía, entre cuyos colaboradores se encontraba D. Carlos García Hirschfeld; el nombre de aquella revista era AINADAMAR, nombre de la fuente y acequia que regaba la finca que hoy también alberga el Colegio Mayor Loyola, cuna de la Revista Acequia que por segunda vez (ya lo hizo en el primer número en 1973), quiere rendir merecida veneración y fidelidad a aquél hombre de Dios. Nos recuerda y recomienda el Eclesiastés que no alabemos a nadie antes de su muerte, por este motivo, aprovechando la circunstancia de que D. Carlos ya disfruta la hora de la esperanza y que su sentido del pudor ya no va a incomodarle, quiero que todas, todas mis palabras, se tornen alabanzas; no son vocablos exentos de contenido, ni fofos, ni repetidos, (tampoco importa cuando son sentidos), y aunque la vulgaridad de mi pluma no sea capaz de mostrar otra cara distinta, aquí están. La imagen que quiero evocar de él no es otra que la que ofrecía desde lo alto del escenario del Salón de Actos del Colegio Mayor Loyola, desde donde agavillado, enredado a la silla nos contemplaba con pudor; luego se dirigía a los alumnos lacónicamente, sin temer a su propio silencio ni tampoco al nuestro, apenas nos había dicho algo ya se lo habíamos entendido todo. D. Carlos García Hirchfeld, se lo voy a decir ahora, cuando puedo, cuando mi recato no me lo impide y el suyo no le sonroja: tuve la suerte y el orgullo de haber convivido cinco años bajo el mismo techo; era tiempo de aprendizaje, durante el cual fui asimilando su prudencia, su austeridad, su sencillez, su parquedad en palabras, las justas, las adecuadas en cada momento, su respeto para con ideas y personas. Lástima que mi pudor de existir unido al suyo, hayan tenido un efecto multiplicador que ha hecho imposible nuestra aproximación, pese a nuestra proximidad física y deóntica; me arrepentiré toda mi vida, quién sabe si también en la otra. Misión cumplida D. Carlos. Su ejemplo perdurará en mi memoria y en mi corazón. Que Dios lo tenga a su lado, maestro; hasta pronto. Hacienda “La Trinidad”, primavera de 2012 14 Revista Acequia Nosotros los Colegiales La estación de Madrid, los cuarenta vagones y el ferrocarril Por Manuel Castro Nogales (1988-1993) En casa siempre habíamos sido muy deportistas, como legado de la pasión de mi padre por el fútbol y también por su afición a otros deportes. De pequeño, había practicado varios y, de un modo algo más serio, el fútbol-sala. En consecuencia, en la entrevista de ingreso con el Padre Maury, la única pregunta que mi timidez me dejó formular fue referente al deporte en el Mayor. Recuerdo que me dijo algo como: “si eres un Butragueño, enseguida te van a coger”. De este modo, cuando entré en el Colegio, de lo primero que hice fue interesarme por las competiciones, por los equipos. Y encontré el rugby. Las únicas referencias que tenía del mismo eran, como las de muchos otros, las de las transmisiones del UHF narradas por Celso Vázquez. Recuerdo que, dada mi poca compresión del deporte, entonces acababa por aburrirme. He de decir que ahora me apasiona. Los terceros tiempos, la violencia controlada, su rudeza, su nobleza me cautivó. De tal modo que estuve jugando hasta los 38 años, cuando mis responsabilidades profesionales y familiares me impidieron seguir. En el Colegio participé en los Trofeos Rector y CCMM de fútbol, fútbol-sala y rugby durante los cinco años de mi estancia. También lo hice en la liga interna de futbol-sala, que coorganicé con mi compañero Javier Purón, autor de la idea, durante los tres últimos años. Asimismo intervine en innumerables pachangas, partiditos, etc. con mis compañeros del Colegio. Fui delegado de deportes un par de años, creo recordar, y me responsabilicé de algunas tareas, como la compra de material. Recuerdo haber comprado aquella equipación de rugby, gris y roja, que mis compañeros no pararon de criticar durante muchos años. Todavía hoy sobrevive. La cuestión es que bien cara costó: 80.000 pesetas de entonces. Que no me escuche el Hermano Martínez (q.e.p.d.). La experiencia del Colegio Mayor supuso un punto de inflexión en mi manera de concebir el deporte. Era un servidor uno de ésos que sufría por 'su' equipo, fuera el Real Madrid, la selección de fútbol, etc. Visto en perspectiva, considerar 'tu' equipo a alguien que tan lejano se encuentra, física y emocionalmente, me parece un ejercicio absurdo. Desde entonces sólo me apasionan los deportes 15 Revista Acequia Nosotros los Colegiales en sí, nunca el fervor por las partes intervinientes. En tal sentido, contemplo con bastante escepticismo el deporte profesional. Recuerdo aquella vez que nos encontrábamos celebrando un tercer tiempo en mi segundo año, y José Fernández Bermúdez, más conocido como 'Panocha', nos llevó por ahí a un grupo de medio novatos, aprendiendo lo que llamamos 'canciones de rugby', que no son más que cánticos, algo subidos de tono, en los que se entremezclan pasajes de nuestro deporte. Esa noche contemplé, en los televisores de los bares por los que pasábamos, como el Madrid encajaba una goleada (5-0) por parte del Milán (¿o era el Inter?). Aquella circunstancia hubiera conllevado mi sufrimiento y desesperación de aficionado forofo tan sólo un par de años antes. Sin embargo, era observada por mí con la distancia que provocaban no sólo las cervezas ingeridas, sino el hecho de constatar que yo tenía más que ver con un grupo de chavales de un modesto e insignificante equipo de Colegio Mayor en un deporte minoritario, que con cualquier estrella del deporte futbolero. Nunca más volví. Durante los años del Colegio viví un conjunto de experiencias, pasé buenos y malos momentos. Sin embargo, la memoria suele seleccionar lo positivo, las enseñanzas y los buenos recuerdos: como la de aquel partido de semifinales contra Derecho en 1991, el cual siempre recordamos, que ganamos 'in extremis', y del que salimos muchos emocionados; como la de aquel sector que jugamos en Almería en 1989 representando a la Universidad de Granada; como, en definitiva, las de un sinfín de anécdotas, que ahora se han convertido en ”batallitas” que contar a tus hijos. El grupo que formamos en aquella época en el equipo de rugby constituye para mí lo que los anglosajones llaman el 'gold standard'. Me sirve de referencia a la hora de evaluar un grupo o un ambiente. En la medida en que el mismo se aproxima a los valores de diversión, compañerismo, respeto y educación que allí viví, la experiencia ha sido tanto más gratificante. Puedo decir que sólo alguna de las que he tenido se ha acercado o igualado. El deporte es siempre un medio de socialización. Y el Colegio Mayor como lugar de participación y convivencia, no puede menos que fomentar dicha actividad entre sus residentes. Durante los años del Colegio se dice que se crean vínculos que perduran, y puedo decir que al menos para mí, ello no ha sido un lugar común; en mi caso ha constituido una realidad. Es, quizás, el motivo por el que llevamos desde 1997 reuniéndonos todos los años para disputar el partido de las VIEJAS GLORIAS, frente al equipo de rugby integrado por los colegiales del Mayor. Puedo decir que, por las características y exigencia de nuestro deporte, reunir un grupo de excolegiales dispuestos no es tarea fácil, a no ser que existan unos lazos, un apego. También he de señalar que, más allá de los saltos generacionales, los que nos reunimos cada año, hablamos el mismo idioma, y no me refiero al castellano. 16 Revista Acequia Nosotros los Colegiales SEMBLANZA DE D. PEDRO HERRERA PUGA Por Manuel Piné (1967-1974) Hacer una semblanza de alguien requiere al menos un gran conocimiento de su persona, así como al menos haber compartido con él las mismas inquietudes y los mismos objetivos durante muchos años, para poder transmitir a los demás la realidad de quien fue, sin tener que echar mano de los tópicos tan manidos como conocidos y aburridos. El caso es que para nada es esta mi situación: D. Pedro Herrera Puga, o, como era en general para nosotros, primero alumnos internos en Málaga y después estudiantes en Granada, “El Puga”, nunca me otorgó ninguna familiaridad, y tampoco recuerdo de él un especial afecto a mi persona ni compartimos en común ninguna actividad más allá de la estrictamente docente y formativa. Ni tan siquiera recuerdo haber leído en su momento ninguno de sus excelentes trabajos sobre la Sociedad española en el Siglo XVI, sus estudios sobre las cárceles y la delincuencia, sobre todo en Sevilla, siguiendo los “Manuscritos del P. León”, aunque sí me llegaba algún comentario de quien estaba más al tanto de sus trabajos. Por el contrario, y no es en modo alguno tópico a recurrir, sí es lo cierto que mucho aprendí de él y su persona al escucharle. Probablemente bastante más que de las asignaturas que tan magníficamente nos enseñaba. Debió ser más o menos en los años del Concilio Vaticano II, cuando conocí al P. D. Pedro Herrera Puga. Me encontraba entonces interno en el Colegio de San Estanislao de Kostka en Málaga, y debió ser en esa época porque recuerdo perfectamente que las misas todavía se decían de cara a Dios y de espaldas a los feligreses. Todas las mañanas, una vez limpios, aseados, bien peinados, y repasados por el P. Inspector, bajábamos los alumnos a la misa diaria en aquella inolvidable capilla, misa que era algo que todos aceptábamos pues así estábamos formados, pero en el fondo inquietos por el cura que nos pudiera tocar, por aquello de que hasta después de la celebración no había desayuno, y el conseguir con prontitud este objetivo dependía y mucho del cura de turno. Tan educados de mente como estábamos lo que nos costaba realmente a nosotros educar eran las tripas. 17 Revista Acequia Nosotros los Colegiales Como entrábamos en dos filas la mar de formales, y nos colocábamos conforme entrábamos, a mí me tocaba siempre el último del segundo banco de la derecha, justo al lado y bien pegado al primer altar lateral a la izquierda del Altar Mayor. La misa empezaba y nadie osaba manifestar ni en voz baja su aprobación o no si se trataba del P. Félez, P. Maury, el P. Gallego, el P. Tejera, el P. Carbonell, el P. Salgado, el P. Peinado, el P. Parrado o cualquier otro sacerdote. Así fue siendo durante siete años antes para mí y hasta ocho o nueve para otros. Sin embargo en la época a que me refiero había una variación que duró largo tiempo. Justo en la lectura de la Epístola aparecía por la sacristía camino del altar lateral que quedaba a mi lado el P. Herrera Puga con un monaguillo y comenzaba su misa diaria él solito. Y, claro está, con un cura diciendo misa que casi te daba con el manípulo en la cara a poco que adelantaras la cabeza y otro enfrente más lejos, ambos en lo que para nosotros era, y para mí sigue siendo, el acto más sublime al que puede asistirse, a ver a quien sigues. D. Pedro decía su misa diaria posiblemente sin llegar a saber nunca que los que estábamos tan cerca de él seguíamos la suya, aunque comulgáramos en el Altar Mayor, centrado como estaba en la más absoluta conexión con algo muy superior a cuanto le rodeara, algo de lo que éramos testigos y que se respiraba cuando se le veía orar. Durante años, D. Pedro fue para mí un cura más de los que había en el Colegio, pero que si en alguna ocasión te cruzabas con él y, sobre todos por las noches, siguiendo las costumbres de la época besabas su mano, era, de los que transmitían la sensación perseguida de que besabas no la mano del cura, sino la mano que te bendice. Poco después, cuando ya en los cursos superiores lo tuve de profesor de Historia del Arte me tropecé con las facetas del P. Herrera Puga que más recuerdo y que para mí marcaban su personalidad en aquella época: No admitía bromas con el arte, y cuando creía que tenía razón, era de los que se subían de las paredes. De la primera soy testigo y merecida víctima directa. Nos enseñaba las ruinas de Itálica en Sevilla, dándonos una magistral lección del Arte Romano que seguíamos con no toda la atención que merecía. De hecho me quedé atrás con mis buenos compañeros de entonces, el recordado granadino-cordobés Ignacio Cárdenas y el incombustible alpujarreño Elías Moreno, que no éramos 18 Revista Acequia Nosotros los Colegiales precisamente la seriedad en bote, cuando se me ocurrió decirles “¡Vamos, esas piedrecitas de colores dice “El Puga” que llevan ahí 2.500 años! Seguro que las han colocado para los turistas y las van cambiando de sitio cada vez que viene un grupo”. Pero D. Pedro tenía el oído bastante más fino de lo que a mí me parecía y tronó su voz con un “Piné: Eres un vicerotónico. Ven para acá y entérate bien de lo que se te explica”. Tantos años después aún recuerdo el vocablo, pero no tengo una idea cierta y exacta de lo que me quiso decir, aunque es fácil de imaginar. De lo segundo éramos testigos todos los alumnos del curso de sus enfrentamientos dialécticos con el P. Moreno Escribano, gran detractor del arte abstracto y D. Pedro, enorme defensor de Picasso. El P. Moreno era sin duda un buen hombre. Nos daba idiomas, y se comentaba que dominaba siete lenguas. Pero la simple e inmadura intuición de adolescentes ya nos conducía por los caminos que daban la razón a D. Pedro. Conforme iba pasando el tiempo, el P. Herrera Puga iba creciendo con nosotros y ya en los últimos años de el Colegio San Estanislao y desde el principio en el Colegio Mayor “Loyola” fuimos siendo conscientes de su obra, incluso los que no tuvimos con él un trato más allá del afecto del profesor al alumno y el respeto a la viceversa que otorgan muchos años de conocerse sin tener jamás un mal encuentro. Hasta que, como todo en la vida que aparece cuando menos te lo esperas, surgió este mal encuentro. El incidente, que hoy día sin duda carecería de importancia, en aquellos días podía alcanzar cotas inauditas de lo inimaginable. Ocurrió que durante una fiesta en el LOYOLA, a D. Pedro al parecer por un conducto perfectamente estrangulable, le llegó la información de que alguien había subido una chica a su habitación. Aunque las intenciones que conllevaban subir una chica a la habitación en aquel entonces no tienen nada que ver con las que podemos pensar hoy día que tanto hemos aprendido, afirmo en defensa de mi generación que, en primer lugar que eran en general muy caballerosas, y en segundo que si quien no lo hubiera hecho ya a aquellas alturas tuviera que tirar la primera piedra, casi cuarenta años después aún estaríamos todos en el pasillo mirándonos a la cara con la piedra en la mano. El hecho cierto fue que repentinamente se abrió la puerta de mi habitación y apareció el Padre Herrera con una cara que jamás le había visto, bien por lo que esperaba encontrar y por fortuna no encontró, o bien porque no era aquella la primera puerta que abría aquella noche. 19 Revista Acequia Nosotros los Colegiales La situación, por lógica, cuando menos sorprendente, y no solo para mí, fue a continuación pasando con rapidez por varios escalafones, desde la realmente embarazosa a la nada, puesto que nada había reprobable, y conforme se iba diluyendo me iba encontrando con un D. Pedro bastante distinto del que esperaba, porque conocía algo de su carácter y por ello esperaba que la evolución de los acontecimientos discurriera por derroteros muchos más borrascosos. He leído, a estas alturas, algunos datos de la vida de D. Pedro, y conocido algunos de sus problemas personales y familiares, que en todo caso no hacen más que ensalzarle, y que justifican sobradamente los cambios de humor que le veíamos de vez en cuando y que entonces, como ahora la mayoría de nosotros, desconocíamos. En todo caso, aquel suceso fue el que me inspiró el artículo que le dediqué en ACEQUIA sobre la “Danza del Arlequín de rombos azules sobre un veraniego sol de media noche sobre la tierra helada y celeste de las colinas de Thule (Recuerdos)”. Escribiéndolo, por primera vez supe acercarme a la personalidad, como para mí la interpretaba, del Padre D. Pedro Herrera Puga. Llegados a la vida profesional, puedo añadir, porque me consta, su enorme inquietud hacia los que sentía como suyos. No me atrevo a relatar cómo consiguió a última hora y casi ya camino de Alcalá Real llevando a Rafa Pérez Aguilera a celebrar su boda con Conchita, las flores para la Iglesia que el “Pérez”, como no, había olvidado comprar. Y era día de fiesta, con todo cerrado y sin tiempo casi para llegar. El ingenio de D. Pedro iba parejo a su inquietud por solucionar los problemas de los que apreciaba. Y los casó. Y con flores. Y además siguen bien casados casi cuarenta años después, en un alarde similar al de aquel cura de película que gritaba sobre el matrimonio aquello de que “¡Lo que yo he unido en la tierra no lo separa ni Dios en el Cielo!”. Nada volví a saber del P. Herrera Puga, hasta tener noticia de su defunción. Lo supe tarde, como suele ocurrirnos a los que estamos fuera, pero estoy convencido de que tuvo el entierro cristiano que se merecía y rodeado de tanta gente que le conocía y quería, de modo que estoy también seguro de que entró en el Cielo, al lado del Todopoderoso sin manifestar ninguna protesta. Pero también estoy seguro de que si por algún extraño e inaudito azar hubiera abandonado este mundo en tierra extraña y entre desconocidos y hubiera debido pasar por los servicios funerarios modernos que vemos a veces, a la hora del Adagio que siempre suena, habría asomado un poco entre las nubes para escuchar mejor la música que tanto la gustaba y deleitarse con ese movimiento entre lento y andante destinado para él. Tan seguro como de que si al continuar la ceremonia, a alguien se le hubiera ocurrido decir aquello tan manido de que “Pedro: Donde quiera que estés…”, habría tronado una fuerte y audible voz que viniendo de arriba diría: ¡Eeeeh!, ¡Que estoy aquí! Murcia, en la Inmaculada Concepción del 2012 20 Revista Acequia Nosotros los Colegiales Sobre Antonio Martínez (Breve pincelada de los años vividos en el Colegio Mayor Loyola) Por Francisco Rodríguez Sáez (1985-1991) Conocí al Hermano Martínez cuando apenas cumplía los dieciocho años, iniciando mi andadura universitaria en el Colegio Mayor Loyola, allá por el año 1985. Su personalidad intensa no tardó en contagiarme de valores que ya entonces, pero sobre todo ahora, a la vuelta de los años, entiendo como esenciales para la vida. El hermano, pues casi nunca le llamábamos por su nombre, era una persona de referencia, que llenaba con su presencia y sus palabras los espacios que por aquél entonces, joven y entusiasta, habría de llenar con algo más que clases en la facultad. El hermano siempre mostró una preocupación sincera por aquellos que como yo, disponíamos de menos medios económicos, valorándonos por el ser y nunca por el tener. Recuerdo charlas interminables (que sólo él decidía cuando daban fin), hablando unas veces de cosas sin importancia, y otras, de auténtica profundidad; tengo recuerdos nítidos de consejos que bien podrían haber sido de un padre para con sus hijos, de una persona experimentada en los avatares (no siempre sencillos) vividos. El Hermano siempre estuvo más cerca de los que más necesitaban, ya fuéramos colegiales, ya fuera el mismo personal del Colegio, al que supo cohesionar y motivar, todo ello posiblemente con un estilo particular, muy a su medida (a veces incluso mostrando su lado severo), pero sin lugar a dudas, desprendido, tolerante y agradecido. De los años que compartimos en el Mayor, destacaría su estilo paciente de conversar, con una percepción sui generis del tiempo, sin temor a perderlo, sin horarios que conociéramos, sin más compromisos que “el compromiso” de estar siempre y en todo momento, dispuesto a ayudar; incluso algún tiempo, fumando en pipa, con ese aire conciliador y reflexivo con que sabía aderezar una conversación importante, camuflada hábilmente entre anécdotas y cuestiones intrascendentes. La amistad que tantos le hemos proferido no ha surgido nunca de manera interesada, sino que nace naturalmente de ese trato pausado, de esa presencia suya que asemeja a la lluvia “calabobos”, lenta, llovizna amigable, imperceptible por momentos, pero que acaba por empaparte hasta el extremo. Creo que hablo en nombre de muchos al expresar qué ha significado una persona “necesaria” en nuestra formación de aquellos años, por cuanto tuvo el mérito de convertir su trabajo en un arte, y a muchas personas, a las que realmente quiso, con el tiempo, en amigos suyos incondicionales y sobre todo agradecidos. 21 Revista Acequia Nosotros los Colegiales NUESTRO NUEVO PAPA Por Juan Carlos Pérez-Lanzac López (1967-1972) El papa Francisco I salió por orden del Espíritu Santo el día 13 de marzo de 2013 a las 19,06 horas. Estaba yo en el coche esperando a una buena amiga que había llevado al hospital para una revisión por parte del traumatólogo. Al oír que salía humo blanco, mis pabellones auditivos se crecieron y esperaba con impaciencia su nacionalidad. Creo que pasó más de una hora en conocerse que era Argentino y la verdad es que me alegré por el hecho de pertenecer al mundo hispano americano, pues es en Sudamérica donde se encuentran el 42% de los católicos y pensaba que era necesario que saliera el nuevo Pedro desde estas tierras. Cuando además oí que era jesuita, mi sorpresa y alegría fue mayor. Era el primer jesuita sucesor de Pedro y pensé: seguro que se pondrá de nombre Ignacio I, pero no, ha elegido Francisco que no se por cual de los santos Francisco. Pienso que será por el jesuita San Francisco Javier. Mi mente se fue situando y aceptando al nuevo papa. Las noticias corrían a velocidad proporcionando datos sobre su biografía que por lo visto ha sido una carrera religiosa densa y de gran formación. Mis ojos se volvieron a mis años en el colegio de los jesuitas de Málaga, al Colegio Mayor de Granada y de Santiago de Compostela, recordando a los jesuitas que estuvieron más próximos en mi vida y siempre recuerdo la gran formación teológica que tenían a base de largos años de estudios. Continué la tarde oyendo la radio mientras llevaba a mi amiga lesionada a su casa a que descansara y después me recogí en la mía. Conecté el ordenador y el primer mensaje fue el Federico que me pedía colaboración para el próximo número de ACEQUIA. Le conteste que no sabía qué tipo de colaboración me solicitaba, pero más tarde me ha venido la idea de plasmar mis pensamientos en este folio sobre el nuevo Papa, tal y como ha sucedido en una tarde normal y corriente del mes de marzo. El Espíritu Santo ha querido que sea jesuita y los Antiguos Alumnos debemos alegrarnos por lo que esta compañía ha significado para nosotros. Como es natural yo hubiera aceptado a cualquiera, pero en el nuevo Papa se da la circunstancia de que es Hispano-americano, hijo de emigrantes italianos y de formación jesuítica. Ahora nos toca muy especialmente a los Antiguos Alumnos rezar para que le de fuerzas, lo ilumine en sus decisiones y que sirva para reavivar las vocaciones de los jesuitas. Desde estas páginas de ACEQUIA, decirle a Francisco I que los Antiguos Alumnos nos sentimos orgullosos de él y que seguiremos llevando el mensaje de SER HOMBRES PARA LOS DEMAS. 22 Revista Acequia Nosotros los Colegiales Entrevista a Ignacio Maury Rodríguez-Bolívar s. j. las calles, quema de Iglesias y de edificios culturales etc., desembocaron en la Guerra civil. A uno de mis hermanos le cogió en Madrid, otro estaba en el frente de voluntario y cayó herido grave. Cuatro meses después de terminada la Guerra en España, Alemania e Italia declaran la Guerra al resto de países de Europa.. Estamos en septiembre de 1939... Después vendrían años de hambre y de graves privaciones para muchos ciudadanos, vida de escasez y de insuficiencia de alimentos, y así hasta un largo etc. Breve Biografía Soy el sexto y último de seis hermanos, todos ellos varones. Mi padre era de Sevilla y mi madre de Granada, pero yo nací en Cádiz por orden ministerial, ya que mi padre era militar y estaba destinado en aquella bella ciudad. Nací junto a la también bella bahía, en el Gobierno Militar, hoy convertido en un Centro cultural. Junto a tanto desastre social había organizaciones dinámicas de jóvenes, como los jóvenes de Acción Católica o las Congregaciones Marianas que a través de círculos de estudio, de actividades sociales, de experiencias vitales como ayudar en los hospitales o en los barrios deprimidos de la ciudad etc., percibíamos y aspirábamos a otro mundo mejor organizado y a valorar lo gratificante que es el servicio y la generosa entrega a los demás y un largo etc. Cuando apenas tenía dos años murió mi padre, víctima de una infección, que según los galenos, hoy se quita con un antibiótico. Mi madre se trasladó a Granada a casa de la abuela, cerca del Arco o Puerta de las Granadas. En el Colegio de los HH. Maristas cursé mis estudios de primaria y Bachillerato. Como deportes preferidos practiqué el senderismo de alta montaña y el futbol. Todo muy normal. R A: ¿Cómo supo Vd. Que Dios lo llamaba? Revista Acequia: ¿Cómo y cuando decidió dedicarse a Dios y a la Iglesia. I M: Muchos jóvenes de aquellas generaciones, y yo entre ellos, pensábamos que se podía trabajar para hacer un mundo mejor y más ideal que el que vivíamos y optamos por la vida religiosa o sacerdotal. La última decisión la tomé en unos Ejercicios Espirituales en el Edificio donde se ubica hoy la Facultad de Odontología, Mi madre y mis hermanos me hablaron con gran cariño de lo que significaba para mí y para ellos esta decisión. Pero jamás se opusieron a ella. Respetaron con gran cariño la opción que libremente elegí. I. Maury: A mí me tocó vivir, como a las personas de mi generación, momentos de dolor, de incertidumbre y de lo que podríamos decir brevedad de la vida. Cuando apenas tenía pocos años ya se estaba hablando en mi casa de la Guerra de África. En la casa donde vivía estaba también un hermano de mi madre, comandante de Estado Mayor con una enfermedad grave contraída en la guerra de Marruecos. Murió cuando yo tenía 6 años. El 29 de septiembre del año 1942 ingresé en el Noviciado, que tenía la Compañía de Jesús en El Puerto de Santa María. Fueron 16 años inolvidables de formación en distintas ciudades de España. Y después, hasta los 70 años de jesuita Poco después, el año 1932 se declara en España la Segunda República. Los graves problemas políticosociales de la época, los incidentes con muertos en 23 Revista Acequia Nosotros los Colegiales que cumplí el pasado 29 de septiembre, los dediqué principalmente a trabajar o dirigir centros de enseñanza y durante 30 años en el Colegio Mayor Loyola de Granada - No olvidar que este espacio del Mayor tiene también una dimensión educativa con mucho trabajo de siembra, de observación, de aguante y de imaginación, de estudio y de diálogo, y que por tanto, no pidamos sólo grandes frutos a corto plazo. R A: ¿Cómo resumiría su larga experiencia en el Colegio Mayor?. -Que no confundamos, en nuestro caso, oferta cristiana con práctica sacramental. IM: Yo llegué al Colegio Mayor el curso 76-77 siendo Director el P. Restituto Méndez. Hasta entonces había estado con cargos de responsabilidad o de Dirección en dos grandes Colegios de Enseñanza Primaria y Bachillerato: El Colegio San Estanislao de Kostka, El Palo, Málaga 12 años. En el Colegio San Ignacio de Loyola en Las Palmas de Gran Canaria 7 años. Después de unos meses de descanso me nombraron Director del Colegio Mayor Loyola, responsabilidad que duró 16 años, desde el curso 77-78 hasta el 92-93. R A: Reflexión final I M: Por aquellos años cayó en mis manos el libro “Descargo de conciencia” (1976) del Profesor Pedro Laín Entralgo, antiguo Rector de la Universidad Complutense de Madrid en el que resumía su estancia en el Colegio Mayor San Juan de Ribera de Valencia con estas palabras que entresaco: “nunca dejó de serme singularmente grata la estancia en el Colegio de Burjasot...en ese Colegio fui de veras joven, y entre sus muros recibí año tras año el regalo impagable de la verdadera amistad... Intelectual, religiosa y profesionalmente fueron decisivos para mí esos seis años.. Mis diversas y ávidas lecturas ... la diaria y animada conversación con estudiantes de otras disciplinas... todo ello contribuyó no poco a que en el orden del pensar y del saber fuese yo luego lo no mucho que luego he sido” Estas palabras yo se las leía a muchos colegiales de distintas promociones en los 16 años que estuve de Director del Mayor, unas veces en el despacho, otras en las Asambleas que se tenían a principio de cada trimestres. El Colegio Mayor era una experiencia nueva para mí, distinta a las experiencias anteriores. La primera pregunta que yo me hice al tomar esta responsabilidad es preguntarme: ¿de qué se trataba?, o ¿qué objetivos pretende un Colegio Mayor dirigido por la Compañía de Jesús? La respuesta la fui recibiendo de los mismos colegiales a través de los dos primeros cursos observando su comportamiento, sus deseos, sus problemas, sus posibilidades. etc. La conclusión a la que llegué con la experiencia y la reflexión fue a que el Colegio Mayor debía ofrecer al universitario un espacio donde se pueda convivir con respeto a los prójimos, donde se valore la libertad, , la justicia, el pluralismo, el diálogo interdisciplinar, etc. concretamente los tres objetivos me marqué fueron: Ahora, después de muchos años los antiguos me las recuerdan todavía, en las visitas “románticas” que hacen al Colegio siempre que vienen a Granada, porque ese era y ese es el ideal de “hombre universitario” que debe forjarse en los privilegiados años que se viven en un Mayor. - Crear un espacio donde se valore la libertad, la justicia y el pluralismo. 24 Entrevista con Federico Moldenhauer Revista Acequia.- Federico: imagínate que vives en un país donde el precio de los libros no te prohíbe su compra y que dispones de un buen número de ellos en tu biblioteca, pero un mal día te levantas y ves que el populacho (multitud en revuelta) se dedica a quemar todos los libros, casa por casa (no sería la primera vez), con ese regusto con el que lo han hecho en la historia todos los pirómanos de la cultura ¿Qué libro procurarías salvar de las llamas? Federico.- Difícil me lo pones, pues no conozco placer como los libros, al no existir límite en su hábito y uso. Habría que salvar, al menos, uno de cada cultura (las grandes epopeyas Gilgamesh, Ramáyana, Mjábbarata, La Biblia, El Teche-Ly, Iliada, Odisa, Eneida, Shahnameh, Heike monogatan, Popol vuh, Cantar de los Nibelungos, Farsalia, Tebaida, La Divina Comedia, Cantar de Roldán, Cantar de Mío Cid, Edda, Epopeya Sundiate, Os luisiadas, Jerusalén libertada, La Araucana, El paraíso perdido, Martín Fierro ..); pero si sólo puedo indultar a uno, yo elijo, sin temblarme el pulso, dos libros, pues con uno se me iba a hacer insoportable el resto de años que me quedaran de vida; aunque el cuerpo, bribón él, termina por habituarse a todo. Yo salvaría “El libro del desasosiego” obra ortónima del gran poeta portugués de los heterónimos, D. Fernando Pessoa; también indultaría del fuego a las Obras completas de D. Miguel de Unamuno el hombre angustiado ante el ser, Dios, la muerte y la inmortalidad del alma; poeta, dramaturgo, novelista, ensayista y filósofo. Lo siento por el que tuviera aspiraciones, no me ha resultado difícil aunque no haya podido librar de las llamas a muchos y extraordinarios libros. RA.- El populacho (una masa de estúpidos insensible, de agitados agitadores), en su afán incendiario y contracultural, también arroja las partituras musicales (papel escrito) en la hoguera ¿Qué obra musical librarías del totalitario, tiránico e interesado fuego? (Fundador de la Revista Acequia) Biografía reducida. Nací en Granada en la mitad del siglo XX. En la actualidad huérfano de Francisca y Francisco. Estudié con los Hermanos Maristas en Murcia (once años) y no he olvidado lo mucho que allí aprendí. Me licencié en Medicina y Cirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada. Viví seis años en el Colegio Mayor Loyola de la Compañía de Jesús, la mejor Universidad, donde, entre otras cosas, fui cofundador de la Tuna, de la que fui el primer solista y de la revista Acequia. Doctor por la universidad de Granada con Premio extraordinario. Tuve un maestro en medicina, el Profesor Vara Thorbeck. Soy médico especialista en neurocirugía. Estoy felizmente casado con Nati (la primera madrina de nuestra tuna), empresaria y madre de tres magníficos hijos: Loreto, Natividad y Federico; tengo un nieto y otro que viene de camino. Disfruto con mi profesión y con mi tiempo libre bien aprovechado. He escrito 25 libros, de ellos siete están publicados. Soy, sin jactancia alguna, heterosexual y nunca he estado en la cárcel. Tampoco tengo cáncer, ni falta que hace. Deseo seguir ejerciendo mi profesión, leer, escribir, pintar, disfrutar con la compañía y el amor de mi familia, amigos y una botella de vino, sin que se dé la circunstancia de que el camarero tenga que preguntarme si estoy enfermo porque haya dejado la botella medio llena… No, no soy un borracho por que hable mucho del vino, pues son demasiados en este país los que están siempre hablando de democracia y no por eso son demócratas. Yo, como Machado, sigo los aúreos consejos del vino, que el vino es escala de sueños. 25 Revista Acequia Nosotros los Colegiales F.- Toda la música, la mayor expresión del alma humana (no disponemos de nuestro compañero Manolo Gomis para que no lo ratifique-R.I.P.-), especialmente la del romanticismo, es digna de ser redimida de las despóticas, ignorantes y resentidas llamas, pero de forma especial la Sonata Kreutzer de Beethoven; (he dejado a Bellini, Mozzart, Wagner, Chopin y mucho me duele haberlo hecho). RA.- Federico, ponte ahora en esta nueva situación: a alguien se le ha ocurrido (a los políticos se les puede ocurrir cualquier cosa), que los cuadros que a lo largo de la historia humana fueron pintados por seres humanos capaces de sublimar con un pincel un poco de color sobre un lienzo, van a ser distribuidos entre la población, dada la soledad que viven estos en los museos ¿Qué cuadro te gustaría llevarte? F.- No tengo ninguna duda a la hora de escoger un cuadro para mi disfrute: “La Venus del espejo” de Velázquez o el retrato de la condesa de Chinchón de Goya, para el salón de mi casa, delante de la TV; y “El retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa” de Jan van Eyck, para poder contemplarlo desde mi cama; este cuadro debería llamarse Retrato de Jeanne Cenami y su esposo, pues jamás he visto a una mujer más tiernamente satisfecha porque acaben de embarazarla; nos lo robaron los ingleses, pero estoy dispuesto a recuperarlo. RA.- Imagínate que la tierra ha sido invadida por extraterrestres (o por políticos que jamás han ganado en las urnas, que viene ser lo mismo), se han hecho con el poder y como ha ocurrido siempre con los imperialismos, totalitarismos y con las revoluciones, nos quieren imponer su lengua y su religión para borrar las señas de identidad de nuestra civilización y, con éstas, también destruyen nuestras obras arquitectónicas; sólo nos permiten que una de ellas quede en pie, ¿Cuál elegirías y qué harías con ella? y en Granada, ¿qué monumento librarías del pico y de la pala? F.- La Basílica Papal de San Pedro del Vaticano, para poder seguir disfrutándola; no he visto tanta belleza junta bajo el mismo y hermosísimo techo, ni dentro de la misma y bellísima caja. La Iglesia Catedral, es sin duda alguna, el edificio más hermoso con el que cuenta la ciudad de Granada. Es obvio que no estoy a la moda de los viajeros románticos, no soy tan chabacano, ordinario, ni tan vulgar como aquellos; para mí, el romanticismo no es lo que para la gran mayoría, pues como dijera Pessoa el romanticismo representa la verdad interior de la naturaleza humana, por tanto, no puede ser algo vulgar. RA.- Ponte ahora en la misma situación anterior, los nuevos usurpadores de nuestra tierra quieren fundir todas las estatuas para hacer encofrados y utilizar las piedras de las esculturas para cimientos de sus nuevos edificios: qué escultura salvarías. F.- Cuanto cafre hay en el mundo y qué capacidad de destrucción tienen (los hay que dedican toda su vida a defender a un animal o una planta y no son capaces de dedicar ni una sola mirada al ser humano que padece, ni al resultado del alma humana que también padece, el arte). Voy a salvar El Perseo de Benvenuto Cellini y pido perdón a Fidias, Policleto, Michelangelo Buonarroti, Vinzenzo Bellini y a la escultural Victoria de Samotracia. RA.- Si consideras que el cine es una forma de arte, nombra una película, un director de cine y un personaje del mundo del cine que te gustaría representar en la vida; pero si consideras que el cine no es el séptimo arte, contesta también. F.- También contestaré, pero me vas a permitir elegir tres películas, sabrás por qué: Viaje al centro de la tierra, la de Henry Levin, (yo tenía 10 años cuando la vi y no había leído la novela de Verne), Sibila, de Serge Burguignon (la vi con 17 años) y Casablanca (no sé cuantas veces he podido verla, nunca me ha hecho falta oírla; sus primeros planos sí son una obra de arte). John Ford u Orson Welles, por decir alguno. El hombre invisible, pero sin sus miseria; quizás hoy día preferiría ser en la vida Supermán, ¡lo bien que se lo iba a pasar conmigo 26 Revista Acequia Nosotros los Colegiales mi nieto y lo mucho que iba a presumir de abuelo entre sus amigos! RA.- Si consideramos que la gastronomía está llena de obras maestras, efímeras, sí, pero al fin y a la postre obras de arte, te invito a que elijas un plato y una bebida para acompañarlo. Buen provecho. F.- Una bien cocinada tortilla de patatas con vino tinto (comida y bebida de gente honrada). Estáis invitados. A los nuevos ricos, en su mayoría políticos, les pediré que me inviten a unas ostras de Marennes-Oléron o de Belon, con una copa de vino de uva de godello o chardonay, por supuesto sin salsa de chalota, sólo con una gota de limón. RA.- ¿En medio de qué jardín levantarías tu casa y a qué arquitecto se la encargarías? F.- En medio de los jardines de Bóboli podría mi casa que le encargaría a cualquier arquitecto renacentista; yo pondría algo de mi cosecha, estoy seguro. RA.- Nombra a un narrador, un poeta, un dramaturgo y un ensayista con quien te gustaría compartir un rato de charla y una botella de vino. F.- Scott Fitzgerald; Pablo Neruda (si no habla de política); Pedro Muñoz Seca; Miguel de Unamuno. RA.- Al taller de qué pintor, escultor y músico acudirías a encargarle algún trabajo para ti: F.- A Goya le encargaría que pintara a mi mujer como lo hizo con la condesa de Chinchón; a Michelangelo la Piedad de la Basílica de San Pedro con el rostro de mi madre; a Chopin le volvería a encargar sus nocturnos y a Bellini todas sus arias. RA.- Al margen de tu familia, ha existido en tu vida cotidiana un personaje digno de tener en cuenta. F.- Sí, los HH Maristas y los Jesuitas. RA.- Qué personaje histórico español y mundial de todas las épocas, te habría gustado suplantar y en qué circunstancias. F.- Creo que no ha existido en nuestro país, ningún personaje histórico digno de ser suplantado por mí (a los escritores, arquitectos y pintores jamás podré suplantarlos) y, en el resto del mundo y de la historia del hombre, por respeto a Jesucristo y lo que ha representado en mi vida, tampoco. Pensándolo bien, sí me habría gustado ser el hipotético médico que hizo abortar (¡cuán justificados habrían estado estos abortos!) a las madres de los grandes asesinos que consideraron que el estado estaba por encima del individuo o que todo era válido al servicio del estado o de la revolución; no hace falta recordarlos, además son demasiados). RA.- Si alguien te ofreciera aprender en media hora a tocar con maestría un instrumento musical ¿Qué instrumento elegirías? F.- El piano; pero aprovecharía esa gran facultad para enseñar para que, en media hora más, también me instruyera en tocar el violín y el chelo. RA.- Elije un personaje de viñeta o comic que te hubiera gustado haber creado. F.- Mafalda, la otra epopeya Argentina además de Martín Fierro. RA.- Federico: ¿Te consideras buena persona? F.- No. No me puedo considerar buena persona. Quien es tímido y tiene un carácter que tiende a la bondad (herencia, para Pessoa un capricho temeperamental), no puede ser buena persona. El Padre Herrera Puga siempre me decía (hasta pocos días antes de su fallecimiento) que tenía cara de buena persona, pero sólo era eso; se equivocaba. RA.- ¿Eres un ser sociable? F.- En absoluto y cada año que pasa lo soy menos, aunque siempre he tenido la virtud de saber adaptarme a las circunstancias. RA.- ¿Cuál es el rasgo fundamental de tu personalidad? F. - N o s e r e n v i d i o s o , n i c o m p l i c a r m e innecesariamente la vida, pero sin esconderme. 27 Revista Acequia Nosotros los Colegiales RA.- Te encuentras en continuo intercambio, activo, con el mundo que te rodea? F.- A duras penas, pero sólo con lo que me interesa, que es bastante poco en la actualidad. Hay demasiada vulgaridad en el mundo, cada día más y, lo que es peor, no existe pudor alguno para mostrarla, hasta se presume de ella; son muchos los que lo hacen. RA.- Federico, ¿te muerdes la lengua? F.- Cada día menos; es demasiado doloroso. RA.- ¿Te habría gustado disponer del don de hacerte visible o invisible a voluntad? ¿por qué? F.- He soñado siempre con ese don, con un sólo fin: poder molestar cuanto me fuera posible a todo aquél que se merezca ser ridiculizado. RA.- ¿Cuales fueron el mejor y el peor momento de tu vida? (si consideras íntima la pregunta puedes dar sólo la fecha). F.- Considero que mi vida (salvando la adolescencia que fue corta gracias a Dios) ha sido y es la de un hombre feliz, no por ser tonto, sino por haber sabido adaptar el mundo a mi medida. Creo haber contestado ambas preguntas y acaba de ocurrírseme la felicitación de año nuevo que voy a enviar este año. RA.- ¿A lo largo de tu vida has pretendido parecerte a alguien? ¿a quién? F.- Siempre a mi padre en su ética, y aunque me ha proporcionado numerosos problemas con el entorno, he seguido fiel a su imagen, y no he dudado ni en una sola ocasión. RA.- ¿Desde cuándo pintas? ¿por qué lo haces? F.- De forma intermitente desde mi más tierna infancia, con grandes periodos alejados de un lienzo por estar haciendo otra cosa. Pinto por un sólo motivo: me divierte. Le preguntaba hace pocos días a un amigo que cuantos cuadros llevaba pintados en su vida y me contestó que unos 20; yo llevo, sólo en el último año, 65; pero que no os extrañe, Picasso pintaba varios cuadros al día, pero claro, yo no soy Picasso. RA.- ¿Cómo te aproximaste a la literatura? F.- Primero por mi padre, en mi infancia, tras leer el capítulo VIII “La jubarte” de la novela de Julio Verne “Un capitán de quince años”, después leí toda la novela de un tirón, era el día de Reyes, yo tenía siete años y no hice otra cosa en todo el día; continué leyendo muchas novelas más de este autor y de Emilio Salgari. Más tarde, el Hermano Eugenio (Hermano Marista) me mostró otros caminos, y el padre Muñiz Romero S.J. acrecentó mi gusto por escribir. RA.- Federico, alguien dijo que la constitución física, el temperamento y la inteligencia son la base de una personalidad, ¿cuál te ha ayudado más en la vida? F.- Ninguna, sólo la picardía de conocer a la gente y saber adaptar el mundo a mi medida, ya lo he dicho. RA.- ¿Qué han aportado los jesuitas a tu vida? F.- Hicieron que arraigara más en mi el deseo de respetar a personas e ideas; respetar algunas ideas me han costado más trabajo, por ser éstas poco respetables y, digo como Unamuno, si no mostrara alguna vez mi intolerancia ¿Qué valor tendría mi tolerancia? RA.- ¿Qué te llevó a la medicina? F.- Llegué a elegir la carrera de medicina por exclusión de las demás; no fue vocacional ni creo que la vocación exista, salvo en aquellos que dedican toda su vida a los demás. Me habría gustado ser arquitecto, pero mi realismo me hizo ver que mi cabeza no estaba preparada para ser un técnico, algo, al parecer, por aquél entonces, necesario para quien quería llegar a hacer arte con la arquitectura; hoy día, creo, que aquella exigencia técnica en las antiguas Escuelas de arquitectura, no perseguían otra cosa que evitar la competencia. 28 Revista Acequia Nosotros los Colegiales RA.- De no haber sido médico ¿qué habrías querido ser de mayor? F.- Acabo de contestar a esta pregunta: Arquitecto. RA.- ¿Tuviste en tu profesión un buen maestro? F.- Sí, tres: mi padre, mi madre a quienes le debo ir poniendo aquí y allí la mano con ternura sin que apenas se note, y el profesor Vara Thorbeck al que elegí por sus obras. RA.- ¿Por qué elegiste la cirugía para aliviar el dolor del ser humano? F.- Porque proporciona soluciones más rápidas y resolutivas, cuando están indicadas; soy fiel al principio de Kocher: El cirujano es un médico capaz de operar, que sabe cuando no debe hacerlo. RA.- ¿En qué piensas cuando ves al paciente dormido en la mesa de quirófano y tomas el bisturí? F.- Sólo pienso en que no surja ninguna complicación. Si no hay complicaciones todo irá bien; la naturaleza es muy sabia, pese nuestra necesaria agresividad con el bisturí. Y cuando la complicación ha surgido, siempre he dado la cara con la verdad y sin recurrir a razones heteróclitas ni a explicaciones propias de los tratados hipocráticos. RA.- ¿Qué es para ti lo mejor y lo peor de la profesión médica? F.- Lo mejor, unos ojos agradecidos. Lo peor, los médicos que miran por encima al paciente diciendo yo sólo puedo cuarte y, la rutina; pues la medicina no puede ser rutinaria, ni estar basada en la ignorancia, ni en la ciencia infusa, ni en la cincaficción, ni puede ser obsoleta, ni estar intervenida, ni debemos exagerar la dolencia buscando un mayor aplauso; la medicina será mala cuando trabajemos con casos en lugar de hacerlo con personas, cuando tratamos de simplificar algo tan complejo como es el hombre en su enfermedad, cuando sea mercantilista (que no es lo mismo que hacer rentable el dinero de los impuestos dedicado a la asistencia sanitaria) o, para terminar, cuando la medicina se convierte en artículo de consumo. RA.- Si pudieras hacerlo ¿qué suprimirías de la persona-médico? F.- La soberbia y la ignorancia que suelen ir unidas. Siempre he dicho que nuestras facultades son escuelas de necios y soberbios. RA.- Si tus hijos te plantean ser médicos ¿los animarías? F.- Nunca. No deseo darte las razones y me consta que te gustaría saberlas. No es el momento Lo cierto es que no sé qué decirte. Pero no animaría a ninguno de mis hijos a ser médico, no lo he hecho y hace ya algunos años que acabaron su formación universitaria. RA.- Si hubiera que darle un consejo a quien acaba de alcanzar la licenciatura en medicina, tú cual le darías. F.- Que busque un buen maestro, que no olvide que existen los libros y que los utilice, y por encima de todo, que no tenga pereza, ni prisa (mas que la necesaria) para llegar al diagnóstico, y que si no sabe qué enfermedad tiene su paciente, que se lo diga y lo envíe a quien pueda saberlo; ante un enfermo hay que olvidar el prestigio personal (que no es nada) por el interés del paciente que ha de ser todo para un médico. No olvidaría decirle: ten en cuenta que a los médicos nos pagan por estar en el hospital, el trabajo lo hacemos gratis. RA.- Aunque tras la entrevista de Hermida al Rey, ya no quedarán preguntas por hacer, sé peculiar e insólito y dinos que le preguntarías al Rey. F.- Majestad, ¿tiene usted el don de la eternidad o reencernación? RA.- ¿Qué le aconsejarías al Presidente del Gobierno? Te pedimos originalidad en tu petición y sentido del humor.. F.- Señor presidente, llevo ya dos ajustes en la nómina, he perdido no sé cuantos días sin trabajo, dos miércoles cada mes contribuyo con ocho horas gratuitas de trabajo en el quirófano , yo digo que 29 Revista Acequia Nosotros los Colegiales nos pagan por estar en el hospital y que el trabajo lo hacemos gratis; nunca me he manifestado, ni he protestado por todo lo dicho, ni pienso hacerlo; si realizamos un trabajo privado nos rebajan del sueldo una buena cantidad sin disminuir el número de horas de trabajo por lo de la exclusividad, y no nos permiten tener más de un sueldo del estado; todo muy razonable. Señor Presidente del Gobierno (con esto termino), pídame usted lo que quiera, pero no suba el precio del vino. RA.- Hoy, tal y como andan la clase política, si votar en blanco tuviera como consecuencia que el número de políticos se redujera en proporción al número de votos en blanco ¿lo harías? F.- Rotundamente SÍ. Hay demasiado bribón que no saben hacer la O con un canuto ni han doblado el lomo en su vida, viviendo demasiado bien a costa de los impuestos que pagamos los españoles. Deberíamos exigir a cualquier individuo que se acerque a la política, que tenga una profesión conocida y que sea capaz de ganarse la vida con ella; con esta exigencia el número de políticos quedaría muy reducido. RA.- ¿Qué deberíamos aprender los españoles de nuestro pasado que no hayamos aprendido? F.- Nuestra historia sin visiones interesadas, algo imposible. P.- Las causas políticas, sociales, territoriales e ideológicas que nos llevaron a la Guerra Civil ¿se están dando ahora? R.- Exactamente las mismas y provocadas por los mismos, los que sólo pretenden conseguir por otros medios lo que no son capaces de alcanzar en las urnas; pero que a pesar de esto, no se les caen de la boca dos palabras: democracia y progresismo ¡manda huevos su cinismo! RA.- ¿Cómo contemplas el 2013? F.- Muy cerca, demasiado, hoy es 30 de diciembre. F.- Lo que todos queramos y logremos que sea. RA.- Federico, ¿Qué te queda por hacer? F.- Todo lo que pueda. Federico, gracias por haberme dedicado tu tiempo. (Esta entrevista estaba preparada para nuestro presidente de la Asociación de Antiguos alumnos del Loyola, por circunstancias que no vienen al caso, la redacción de la Revista Acequia cambió el personaje, sin cambiar las preguntas. La próxima entrevista será la de Manolo Campos). RA.- ¿Qué es ACEQUIA? 30 Revista Acequia Nosotros los Colegiales ¿POR QUÉ UN COLEGIO MAYOR HOY La primera reflexión tras seis meses de Dirección en el Colegio Mayor Loyola ha de ser, por derecho propio, la percepción de cambio de ciclo hacia una transformación profunda en cuestiones sensibles de nuestra experiencia global, que hasta hace muy poco dábamos por sólidamente asentadas en el acervo colectivo. Son muchas las voces sonoras que surgen desde dentro de una sociedad herida, compleja y complicada, tristemente indignada, y que cuestionan por fuerza el planteamiento y criterios de una obra como la nuestra (asentada en valores éticos y solidarios, con un mensaje cristiano que ofrecer), nuestra posición, opinión y divulgación frente a las familias y también hacia nuestro entorno social y universitario. La excelencia académica y profesional ha pasado de ser un valor opcional para convertirse en una elección imprescindible, como único camino para tener posibilidades en el mercado laboral, entendido como universal, globalizado y crudamente exigente. Este reto nos anima a una búsqueda proactiva de recursos formativos que puedan seducir a una juventud universitaria que vive tiempos de futuro incierto, bajo la sombra de un aumento sin pausa del número de personas sin trabajo en nuestro país. Las habilidades personales que puedan adquirir nuestros colegiales, como único y real bagaje que ofrecer, les permitirán adaptarse a cada nueva situación, ya sea dentro o fuera de nuestras fronteras. Cuando vivimos tiempos en que buena parte de la confianza en los dirigentes políticos se ve cuestionada y todo el panorama vital se encuentra contaminado por la crisis económica, creemos posible una superación de la mediocridad, obligándonos a un ejercicio de análisis de la realidad y de una reflexión personal que nos ayude a decidir; decidir fundamentalmente cuestiones sobre nuestra propia vida, tomando auténtico control sobre la misma, pero también decidir cuánto de cada uno de nosotros estamos dispuestos a ofrecer a los demás. 31 Revista Acequia Nosotros los Colegiales Desde iniciativas dirigidas a jóvenes que vendidas como diversión, los sumergen con facilidad en espirales de gasto y consumo, hasta actitudes de relativa pasividad en la exigencia académica y autodisciplina (que no legitiman el esfuerzo cada vez mayor que realizan las familias para posibilitar los estudios de sus hijos); todo forma parte de las cuestiones en que el Colegio Mayor debe involucrarse, trasladando al menos la duda razonable. Lo demás consiste en proponer alternativas, propiciar oportunidades, abrir expectativas, exigir compromisos, ofrecer diálogo (del trivial y del trascendente; los dos son necesarios), acompañar, en definitiva ayudar a ser. La opción de vivir en el Colegio Mayor es una más de las posibles; desde nuestro punto de vista de las que mejor prepara a la persona para progresar en la vida, tanto académica y profesionalmente como en valores esenciales (tolerancia, solidaridad, esfuerzo, lealtad, liderazgo, compromiso…), y aunque no es un patrimonio exclusivo, sí existe una apuesta muy decidida para que estos valores estén presentes en la vida cotidiana de nuestros colegiales. La experiencia colegial lleva implícita un ejercicio y aprendizaje de la convivencia que no se adquiere en otros contextos y las acciones formativas y participativas que se ponen en marcha, enriquecen sin duda la experiencia universitaria y personal de nuestros colegiales. Como además vivimos en el Colegio Mayor, contamos con instalaciones y servicios adecuados para dar soporte al proyecto formativo; queremos tener y ofrecer buenos servicios y con frecuencia lo conseguimos (alojamiento, comida, cafetería, wifi, gimnasio, instalaciones deportivas, parking para las motos, una pantalla grande para ver los partidos de fútbol, ….), pero estamos seguros de que éstos no son sino meros medios, sin duda necesarios, al servicio del objetivo principal de acompañamiento y orientación de nuestros colegiales. La Compañía de Jesús en España tiene un explícito interés en velar porque esta labor perdure y se actualice con los nuevos tiempos, en una nueva frontera, manteniendo la esencia y la enseñanza de San Ignacio de Loyola a la luz del Evangelio. Francisco Rodríguez Director Colegio Mayor Loyola Granada, 1 de Marzo 2013 32 Revista Acequia Literatura crítica Crítica social en el “Lazarillo de Tormes” Por David Mesa Muñoz (2005-2011) Introducción Mi objetivo principal es llevar a cabo un estudio de la crítica social que se realiza en la obra literaria “El Lazarillo de Tormes”. La obra que es objeto del presente estudio se publicó en el año 1554 y se cree que se escribió unos pocos años antes de esta fecha. Para poder realizar este estudio de la crítica social considero indispensable hacer un repaso previo del contexto histórico, político y social de la sociedad española de finales del Siglo XV y del Siglo XVI. En este primer apartado prestaré especial atención a las distintas clases sociales en las que se dividía España en dicho período, haciendo particular hincapié en el estamento al que pertenece el clero. Una vez hecha esta exposición de la situación de la sociedad española, me centraré en la crítica social que aparece en el libro de La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades analizando el prólogo y cada tratado del mismo. Para ello escogeré determinados fragmentos de la obra original y daré mi interpretación particular. Esta crítica social se enfoca principalmente en el clero y las instituciones políticas y lo podemos comprobar mediante los distintos amos por los que pasa nuestro protagonista Lázaro. Para terminar extraeré las conclusiones del presente trabajo donde expresaré mi opinión sobre la crítica social que se produce y los resultados de mi investigación. Contexto histórico, político y social en la España de finales del Siglo XV y del Siglo XVI La sociedad española del siglo XVI no se podría comprender sin hacer un análisis previo del último cuarto del siglo XV. El año 1492 fue de capital importancia en la historia de España. Entre otros acontecimientos, se consumó la Reconquista de los territorios conquistados por los árabes con la toma de Granada. Al mando de los Reinos Cristianos estaban los Reyes Católicos Fernando e Isabel. Uno de los pilares sobre el cual sustentarían su soberanía fue la religión y para mantener la unidad de la fe cristiana rápidamente tomaron la medida de prohibir otras manifestaciones religiosas dando lugar a la expulsión (judíos) o a la conversión (conversos): “With Granada conquered the Catholic Kings lost no time in promulgating a decree, dated March 31, 1492, requiring conversion or expulsion, and applicable to both Castille and Aragon” (Chapman 212). [Traducción mía: “Una vez que se conquistó Granada, los Reyes Católicos no perdieron tiempo en promulgar un decreto con fecha 31 de mayo de 1492, en el que requerían la conversión o la expulsión y que fue de aplicación tanto en Castilla como en Arágon”.] 33 Revista Acequia Literatura crítica Unos años antes, en 1478, se creó la Santa Inquisición para tener un mayor control de la sociedad: “The Castilian Inquisition, first created in 1478 for specific and temporary objects, underwent considerable modification when retained as a permanent body to combat heresy in general.”(Chapman 223). [Traducción mía: La Inquisición en Castilla se creó por primera vez en 1478 para fines específicos y temporales, y sufrió un cambio considerable cuando se convirtió en una institución permanente para combatir la herejía en general]. En el siglo XVI seguía vigente dicha institución. Este control se puede observar en la censura de ciertas obras que pudieran suponer una amenaza para el Estado o para la Iglesia como institución: “More important still, the censorship of the press was put into the hands of the Inquisition. A Pragmatic Sanction of September 7th, 1558, ordered the publication of its Index Librorum Prohibitorum.” (Davies 144). [Traducción mía: Y lo que es más importante aún: la censura de las obras pasó a ser responsabilidad de la Inquisición. La Pragmática Sanción con fecha 7 de septiembre de 1558 ordenó la publicación del Index Librorum Prohibitorum.] La obra que es objeto de nuestro estudio no se salvó de esta censura, debido en gran parte a la crítica social que se realiza en la misma y en particular al estamento clerical: “The Lazarillo de Tormes, which contained several coarse expletives and jesting allusions to things sacred, was expurgated” (Davies 145). [Traducción mía: El Lazarillo de Tormes, que contenía un léxico impropio y algunas alusiones burlescas hacia elementos sagrados, fue expurgado.] Esta censura y persecución hacia los autores de las obras que no estuvieran en consonancia con los ideales religiosos del Estado, invita a pensar que el anonimato de El Lazarillo se podría deber al miedo que tendría el autor por lo que le pudiera ocurrir al hacerse responsable del contenido del libro. La creación de la Inquisición pone de manifiesto la estrecha relación que existió en esta época entre la monarquía y la Iglesia. La Corona poseía todo el poder y constituía la punta de esta sociedad piramidal. Uno de sus principales aliados para el control de la sociedad fue la Iglesia: “The influence of the Church owed much of its political value to the fact that the Spanish hierarchy was almost completely subordinate to the Crown.” (Davies 10). El poder de la Iglesia –gracias al beneplácito de la Corona- en España era incluso superior al procedente del Papa. “So strong was the Crown in the support of the clergy that it was able to forbid (1514) the publication of any papal bull or prescript in Spain without preliminary examination by the Royal Council and without royal approval” (Davies 10). [Traducción mía: “El apoyo de la Corona al clero era tan fuerte que permitió prohibir (1514) la publicación de cualquier bula papal o precepto en España sin que hubiera un examen previo de éste por parte del Consejo Real y la aprobación real.”] Además del poder que ostentaban el clero y la Iglesia, tenían una gran presencia en la sociedad de la época: “The power and social influence of the clergy were materially enhanced. The regular clergy was looked upon with especial favor, with the result that both in riches and in membership they far surpassed the secular branch”. (Chapman 304). El estamento clerical gozaba de un alto prestigio social, que no está de acorde con los hechos que se denuncian en el Lazarillo de Tormes. “The clergy enjoyed the highest social consideration, and intervened in all phases of Spanish life.” (Chapman 305). Por este, entre otros motivos, considero que El Lazarillo supone una 34 Revista Acequia Literatura crítica crítica a la sociedad del momento. No obstante, el estamento clerical no sólo gozaba de prestigio social, sino que también acumulaba numerosos bienes. A mediados del siglo XVI, el clero poseía la mitad de la riqueza del Reino: “Toward the middle of the sixteenth century the combined rents of the clergy amounted to some 5,000,000 ducats ($75,000,000) a year, or half the total for the kingdom, four-fifths of which amount was paid to the establishments of the regular clergy.” (Chapman 305). La participación religiosa de manera activa por parte de la sociedad española del siglo XVI era una realidad: “Like many Spaniards he [Felipe II] heard Mass every day.” (Davies 131). Todas las clases sociales estaban en contacto con las doctrinas religiosas y morales que predicaba la Iglesia, aunque esta moralidad no la cumplieran los mismos clérigos dando muestra de hipocresía y avaricia. Esta es la gran crítica que desde mi punto de vista se quiere transmitir con la obra de El Lazarillo de Tormes: “Despite the flourishing condition of the Spanish clergy and their high standing in the península the state of morality among them left much to be desired. Abundant evidences on this score are at hand, not only in the form of unsympathetic attacks and satires, but also in the works of zealous and devout reformers.” (Chapman 305) El otro grupo que estaba a la cabeza de la sociedad era la nobleza, aunque habían perdido algunos de los privilegios históricos que tenían durante la Edad Media. Aún así, junto a la Iglesia conformaban la clase dirigente de la época: “Though with diminished prestige the nobility continued to be the leading social class in Castile, sharing this honor with the higher officials of the church.” (Chapman 210). En la nobleza también había grados, que los podemos resumir en los siguientes, de orden ascendente a descendente: grande; duque; marqués; conde; hidalgo y caballero. En esta sociedad de clases emergió una nueva: los mercaderes o también conocidos como burgueses. Aunque cada vez tenían mayor poder económico, nunca llegaron a tener el mismo prestigio social que la nobleza o el clero. Todavía eran considerados plebeyos. El estamento más numeroso de la sociedad era el conformado por las personas trabajadoras. Constituía la gran masa social y casi todos eran pobres ya que trabajaban para miembros de la nobleza o el clero que recibían los beneficios de su trabajo y además tenían que pagar fuertes impuestos. Los miembros de la Iglesia, a menudo se aprovechaban de los pobres y les arrebataban los bienes que poseían: “…los Obispos y presbíteros convirtieron en hacienda y renta suyas lo que había sido de los pobres”. (Sánchez 144). Este hecho es una constante a lo largo de la vida de Lázaro y en su relato se aprecia la crítica a este estamento. Aún así la situación de los pobres había mejorado levemente con respecto a la Edad Media: “The masses were poor, as always, but their legal condition, except in Aragon, had been improved.” (Chapman 275). Muchas personas de esta clase social padecían penurias económicas que se veían reflejadas en los vagabundos, los mendigos y el hambre que estos pasaban: “Misery, idleness, and vagabondage were characateristic of Spanish life in the late sixteenth and throughout 35 Revista Acequia Literatura crítica the seventeenth century; it has been estimated that there were 150,000 vagabonds at the close of the sixteenth century whose principal occupations were begging, thieving, and prostitution.” (Chapman 333). Lázaro y su familia pertenecían a este grupo de la sociedad: “…mi padre, que Dios perdona, tenía cargo de proveer una molienda de una aceña que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince años.” (Foster 559) En el último peldaño de la sociedad se encontraban los esclavos y los negros, quienes también servían a la nobleza o a la Iglesia. Este estamento está representado en el Lazarillo de Tormes, mediante su padrastro Zaide, que era un esclavo negro. “The institution of slavery itself was generally recognized; even charitable and religious establishments possessed slaves. Moslem prisoners and negroes, together with their children, made up the bulk of this class, although there were some slaves of white race.” (Chapman 275). Estas serían las clases sociales en las que se dividía la sociedad española en el siglo XVI. Como podemos observar se trata de una sociedad piramidal, separada por estratos sociales. En la cúspide de esta pirámide estaría el monarca; en el siguiente escalón la nobleza y el clero con sus correspondientes grados; a continuación se situarían los mercaderes y miembros de profesiones liberales que aunque no gozaban de privilegios, tampoco tenían una condición económica acuciante; y por último encontramos a la gran masa trabajadora en la que también se encuentran los vagabundos y los esclavos a la que pertenecen Lázaro y su familia. Por lo tanto, Lázaro “se encuentra atrapado en una sociedad estática, dentro de la cual predomina un sistema de castas que juzga a los individuos, tanto por su ascendencia social como por el tipo de de actividad que realizan.” (Sánchez 145). Para poder sobrevivir a estas dificultades económicas y escapar de esta precaria situación surgió la figura del pícaro, que se ve reflejada en el protagonista de la obra. Crítica social en El Lazarillo de Tormes Según mi interpretación de la obra, la intención del autor es realizar una crítica de los estamentos que constituían la sociedad española y que he descrito anteriormente, prestando especial atención a los quehaceres del clero. Esta idea encuentra apoyo en varios investigadores: “El Lazarillo puede haber sido resultado de una intención de hacer crítica social (no necesariamente de España en particular) utilizando medios y perspectiva [sic] novedosos. O puede ser al revés, en la intención de ensartar una serie de anécdotas entretenidas en una elaborada forma artística narrativa, el autor vislumbra las posibilidades de hacer crítica social y esto determina su norma al escoger y engarzar las anécdotas”. (Jaén 134) 36 Revista Acequia Literatura crítica Asimismo, esta crítica que el autor hace a cada uno de los amos por los que pasa Lázaro se puede extrapolar a toda la clase social a la que ellos pertenecen: “… the careful observers will discover that Lazarillo’s sardonic humor often transcends the simple reference to an individual character, aiming at an entire social class, of which they may be members.” (McGrady 557) Haciendo una lectura y un análisis minucioso y detallado del prólogo considero que el autor realiza una crítica a las principales instituciones y clases que tenían poder en la sociedad española y que gracias a la protección y amparo que les otorgaba el sistema se aseguraban la perpetuación de dicho poder para estas clases en el futuro. En primer lugar observo una crítica a la Santa Inquisición y a la idea que a ella se asociaba de pensamiento único cuando el autor expresa que “los gustos no son todos unos, más lo que uno no come, otro se pierde por ello” y “ para que ninguna cosa se debería [sic] romper, ni echar a mal, si muy detestable no fuese, sino que a todos se comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar de ella algún fruto; porque, si así no fuese, muy pocos escribirían para uno solo.” (Foster 558). De este modo el autor, sabedor de que su obra levantaría polémica por no encontrarse en consonancia con los ideales del estado, critica esa falta de libertad para escribir saliéndose de los terrenos delimitados por la Inquisición. Ante la posibilidad de que el libro fuera expurgado, ya que temía que lo consideraran como una obra perjudicial, defiende la parte positiva del mismo citando al escritor romano Plinio: “Y a este propósito, dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena.” (Foster 558) En segundo lugar, también manifiesta que las actitudes poco éticas que desarrolla Lázaro no son distintas a las que practica el resto de la sociedad: “confesando yo no ser más santo que mis vecinos, de esta nonada...” (Foster 559). Entiendo que con el término sus vecinos no se refiere a las personas de su misma clase social, sino que quiere hacer alusión a los distintos amos a los que sirve y a la clase social que éstos pertenecen. El siguiente elemento que será objeto de la crítica es la Iglesia que se enriquecía con el trabajo de la clase trabajadora y los pobres arrebatándoles los pocos bienes que estos poseían o generaban: “Suplico a Vuestra Merced reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera más rico si su poder y deseo se conformaran.” (Foster 559) La figura de Vuestra Merced ha generado bastante controversia y ha sido objeto de estudio por parte de distintos investigadores. No obstante no hay duda de que se trata de una figura que tiene poder en la sociedad en la que vivía Lázaro y muy probablemente forma parte del ámbito religioso. 37 Revista Acequia Literatura crítica El prólogo concluye con una crítica a la nobleza y al método por el que heredan los bienes y patrimonios, dando lugar a una sociedad estática que no deja progresar a las clases más bajas: “…y también porque consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando salieron a buen puerto.” (Foster 559) Con esta última alusión se refiere a sí mismo y a la figura del pícaro en general que se tenía que valer de su ingenio para sobrevivir y prosperar, a diferencia de los que pertenecían a las clases superiores que sin esfuerzo ya gozaban de privilegios por el sistema social existente. En el primer tratado hace alusión a su padrastro, el negro Zaide, y deja patente su baja condición social y que tenía que robar para poderle dar algo de comida a su concubina, la madre de Lázaro. No obstante, Lázaro justifica la acción diciendo que “no nos maravillemos de un clérigo ni fraile porque el uno hurta de los pobres, y el otro de casa para sus devotas y para ayuda de otro tanto, cuando a un pobre esclavo el amor le animaba a esto” (Foster 561). De nuevo encontramos la crítica al estamento clerical que roba a los pobres y de este modo, Lázaro justifica la actuación de Zaide. Tras la desaparición de su padrastro Zaide, y la imposibilidad de mantenerse con su madre, Lázaro se ve abocado a irse con su primer amo, el ciego, quien le enseñará todas las artes de la picaresca: “y siendo ciego me alumbró y adiestró en la carrera de vivir” (Foster 563). En este tratado se comprueba que la vida religiosa está muy presente en la sociedad de la época ya que el ciego, se gana la vida recitando oraciones gracias a la limosna que le da el pueblo. Sin embargo, las oraciones y rezos son sólo el instrumento para sobrevivir y a menudo queda en entredicho su verdadera actitud ante la religión: “También él abreviaba el rezar y la mitad de la oración no acababa, porque me tenía mandado que, en yéndose el que la mandaba rezar, le tirase por cabo del capuz.” (Foster 565). Además, apenas comparte la comida con Lázaro y casi lo mata de hambre y de maltrato físico, por lo que al final de este primer tratado nuestro protagonista decide abandonarle y va a parar a manos de un clérigo. El clérigo es todavía peor que el ciego: “Escapé del trueno y di en el relámpago” y más avaro todavía: “No digo más sino que toda la laceria del mundo estaba encerrada en éste (no sé si de su cosecha era o lo había anexado con el hábito de clerecía).” (Foster 574). En esta frase se realiza una crítica al estamento clerical ya que Lázaro duda sobre si el clérigo es avaro de por sí o ha sido el clero el que ha influido de manera negativa en él y lo ha convertido en avaro. Además, cuando el sacerdote le indica que ellos “han de ser muy templados en su comer y beber” Lázaro le responde que “mentía falsamente, porque en cofradías y mortuorios que rezamos, a costa ajena comía como lobo, y bebía más que un saludador.” (Foster 576). De nuevo observamos la hipocresía del clero y cómo éste goza de privilegios y come a costa ajena. Durante el desarrollo de este segundo tratado podemos encontrar numerosos ejemplos de la avaricia del clérigo que poseía riqueza y comida mientras que Lázaro, su mozo, se moría de hambre. Finalmente Lázaro se ve obligado a engañar al clérigo y robarle comida para poder sobrevivir. El clérigo tras darse cuenta de 38 Revista Acequia Literatura crítica lo que Lázaro estaba haciendo lo despide y de este modo va a parar a manos de un escudero que es incluso más pobre que él, aunque esto no lo sabía en un principio. En este tercer tratado la vida religiosa vuelve a estar presente y se puede observar que el asistir a la misa forma parte de la vida diaria del escudero y de la sociedad en general. El escudero pasa tanta hambre como Lázaro y no es avaro como los anteriores amos ya que comparte con él lo poco que tiene. Sin embargo, a pesar de la pobreza y hambre que experimenta, el escudero no busca trabajo ya que esta actividad no es propia de su clase social: “En Lazarillo se muestra la honra como un impedimento social que limita la capacidad de algunas personas para un trabajo. Tal era el caso del escudero.” (Sánchez 143). De este modo podemos apreciar una nueva crítica a la sociedad de la época ya que el escudero prefiere pasar hambre a buscar un trabajo para salvaguardar su honor social. Al final, el escudero perseguido por las deudas tiene que huir y abandona a Lázaro. Lázaro encuentra a su cuarto amo, un fraile de la Merced a quien describe como “amicísimo de negocios seglares y visitar” y “gran enemigo del coro y de comer en el convento” (Foster 603). En este tratado se puede entrever que el fraile pasa bastante tiempo fuera del convento dedicándose a actividades que se alejan de la vida de oración dentro de la Iglesia, que es lo que se supone que debería hacer. En el quinto tratado podemos apreciar una crítica a las instituciones ya que el buldero tiene un pacto con el alguacil para estafar al pueblo fingiendo la recuperación milagrosa de este último gracias a la intervención de la bula papal. Esta estafa hará que todo el pueblo y los pueblos cercanos quieran comprar estas bulas papales propiciando grandes beneficios económicos para ambas figuras. Por lo tanto observo una doble crítica social: por un lado a las instituciones laicas que son corruptas y estafan a las clases más bajas, y por otra al pueblo ya que lo describe como ignorante. Lázaro comenta que esta debe ser una práctica común entre estas instituciones cuando exclama “¡Cuántas de éstas deben hacer estos burladores entre la inocente gente!” (Foster 611). Esta idea queda reforzada en la investigación de Sánchez cuando afirma que “la deshonestidad de algunos oficiales públicos, contemplada desde la dinámica de su época, ofrece ciertos visos de algo rutinario, o al menos no extraordinario, entre quienes sirven en las instituciones” (144). El próximo amo de nuestro protagonista será un capellán. La situación de Lázaro ya mejoró con el servicio al buldero, pero es en este tratado cuando empieza a ganar más dinero para él mismo. Aún describiéndolo como ventajoso para lo que estaba acostumbrado considero el trato hecho entre Lázaro y el capellán bastante injusto ya que parafraseando sus palabras “daba cada día a mi amo treinta maravedís ganados, y los sábados ganaba para mí, y todo lo demás, entre semana, de treinta maravedís.” (Foster 611). De este modo, el capellán se enriquece a costa del trabajo de Lázaro quien le tiene que dar casi toda la riqueza que gana. No obstante, gracias a su trabajo, puede prosperar, aunque decide dejar el oficio de aguador que era a lo que se dedicó en este sexto tratado. 39 Revista Acequia Literatura crítica En el séptimo y último tratado, tras un efímero servicio con un alguacil, Lázaro trabajará como pregonero de vinos para el arcipreste de San Salvador. Lázaro se casa con una mujer que dicho arcipreste le recomienda. En el libro se deja entrever cómo era vox populi que su mujer le era infiel con el arcipreste, pero como a su vez éste era el que le proporcionaba la posibilidad de tener una vida sin penurias económicas, Lázaro acepta la situación y prefiere mirar hacia otro lado: “Mas yo de un cabo y mi señor de otro, tanto le dijimos y otorgamos, que cesó su llanto, con juramento que le hice de nunca más en mi vida mentalle nada de aquello, y que yo holgaba y había por bien de que ella entrase y saliese, de noche y de día, pues estaba bien seguro de su bondad” (Foster 614) En esta ocasión se critica la falta de moral de los miembros de la Iglesia a la hora de respetar el celibato y la abstinencia de relaciones con mujeres. Este hecho lo podemos intuir en el tratado en el que el Lazarillo sirve al fraile y de manera más evidente en este último tratado con la relación que mantiene el arcipreste con su mujer. “Clerical concubinage had been abolished (1480) under the most stringent regulations.” (Davies 10). Y de este modo finaliza la obra de Lazarillo de Tormes, aceptando las infidelidades de su mujer con el arcipreste, dirigiéndose a Vuestra Merced y encontrándose Lázaro en una posición económica bastante más cómoda de la que partió, en una sociedad cuya principal característica era el estaticismo de las clases sociales, las dificultades para prosperar de las clases bajas y la corrupción que se presentaba en las clases dirigentes. Conclusiones Tras finalizar este estudio me refrendo en mi opinión inicial de que el Lazarillo de Tormes tiene una finalidad crítica y satírica de la sociedad en la que vivía Lázaro. Sin embargo, desde mi punto de vista y aunque pueda parecer que la obra realiza una fuerte crítica a la religión, la crítica la hace a la sociedad y a las instituciones religiosas y no a la fe católica. Esta idea encuentra apoyo en la cita de Chapman donde se afirma que “few periods of history more clearly illustrate the distinction maintained in Catholic countries between Catholicism as a religious faith and the Catholic Church as an institution.” (303). De hecho, a lo largo de la obra se aprecia cómo la familia de Lázaro y él se encomiendan a Dios y a su fe como remedio para sus males. Bibliografía: Anónimo. “La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades”. Literatura española: Tomo 1 De los orígenes hasta 1700. Ed. David William Foster. New York: Routledge, 1995. 558-615. Impreso. Chapman, Charles E. “A History of Spain.” New York: Free Press, 1965. Impreso. Davies, R. Trevor. “The Golden Century of Spain 1501-1621.” New York: Harper Torchbooks, 1961. Impreso. Jaén, Didier T. "La ambigüedad moral del Lazarillo de Tormes." PMLA: Publications of the Modern Language Association of America 83.1 (1968): 130-134. Impreso. McGrady, Donald. "Social Irony in Lazarillo de Tormes and Its Implications for Authorship." Romance Philology 23 (1970): 557-567. Impreso. Molinero, Baltasar Fra. "El negro Zaide: Marginación social y textual en El Lazarillo." 76.1 (1993): 20-29. Impreso. Sánchez, Ángel. "Lázaro y su alternativa a la pobreza." Crítica Hispánica 19.1-2 (1997): 141-150. Impreso 40 Revista Acequia Ensayo DOS ILUSTRES TUERTOS FRENTE A FRENTE Por Manuel Piné Méndez (1967-1974) Horacio Nelson Blas de Lezo Desde muy jóvenes, los que siempre hemos sido aficionados a las cosas de la mar y no nos hemos perdido ninguna película de “piratas”, hemos visto, hasta el punto de parecernos algo normal, algún que otro individuo en un barco con un ojo tapado, sin que la merma nos pareciera algo exagerado. Tampoco este hecho, era muy valorado en las compensaciones de las hermandades de piratas, para las que la pérdida de un ojo no era de las más consideradas, a la hora de ser valoradas económicamente. Seguramente nos vendría a la mente, o de alguna manera se aceptaría el dicho, tan absolutamente común como falso, de que con un ojo se ve igual que con dos. Ello es aún de más importancia se cabe, si nos atenemos a los tiempos en los que transcurre la historia que nos ocupa, en los que la pérdida de un ojo sí que podría tener capital importancia. En primer lugar, el funcionamiento conjunto de los dos ojos da lugar a la visión estereoscópica, gracias a la cual se puede calcular la distancia a que está un objeto. Todos los animales depredadores la utilizan para saber en qué punto exacto hay que dar el golpe, mientras que 41 Revista Acequia Ensayo los animales cuya defensa es la retirada a toda prisa, tienen los ojos lateralizados para así aumentar el campo visual y tener lo antes posible la información de por donde se acerca el peligro. En segundo lugar, la pérdida de un ojo disminuye enormemente campo visual bilateral, reduciéndolo a la mitad al menos, y reincidiendo en lo dicho en el párrafo anterior es una gran limitación para el posible animal que pudiera ser depredado, que solo podrá ver a un lado de su cara. Un ejemplo de adaptación total de la naturaleza a estas circunstancias, la tenemos en el camaleón, capaz de mover independientemente ambos ojos en busca de insectos o en prevención de la presencia de enemigos, pero que a la hora de alcanzar la presa, endereza ambos ojos fijándolos sobre ella, para calcular de forma exacta la distancia a que se encuentra y alcanzarla al primer intento. Así pues, estas mermas, ocasionadas por la pérdida de un ojo, que por reiteradamente vistas en personajes en los que parece que nada se altera en su vida se puede llegar a entender como de poca importancia, resulta que, en la época en la que situamos esta historia, finales del XVIII, época en que la lucha cuerpo a cuerpo era muy habitual, podían ser de la mayor importancia, y de hecho pudieron serlo, según vamos a ver más adelante. Las Historia nos pone ante nosotros a tuertos ilustres. Recordemos a Blas de Lezo. D. Blas perdió el ojo izquierdo en 1707 en la defensa del castillo de Santa Catalina, aunque ya antes en 1704 en el combate de Vélez-Málaga había perdido la pierna izquierda siendo guardiamarina destinado en un buque francés, en una especie de “Beca Erasmus” de la época. Para terminar el capítulo de ir dejando partes de su cuerpo, en 1712, en el segundo asedio a Barcelona durante la Guerra Sucesión, perdió el brazo derecho. Todas estas faltas no impidieron a Blas de Lezo disponer la defensa de Cartagena de Indias cuando en 1739 Inglaterra declaró la guerra a España a raíz del suceso conocido como “Guerra de la oreja de Jenkins”. Como es de todos conocido Los españoles infringieron a los ingleses la que posiblemente fue su mayor derrota de la Historia, y, lo más importante, Blas de Lezo evitó la caída en manos de los británicos la plaza que era la clave para la victoria que esperaban en aquella guerra según el plan establecido por ellos, en el que el almirante Vernon atacaría Portobelo, Cartagena de Indias y La Habana, es decir, debía hacerse dueño de todo el Caribe, el almirante Anson atacaría el tráfico español en las costas del Pacífico de los virreinatos del Perú, Nueva Granada, y, sobre todo Panamá, mientras el también almirante Haddok se ocuparía de bloquear las costas españolas cercanas a Cádiz. Todo ello habría colapsado el comercio español con América y habría supuesto una gran victoria sobre España, que se vio truncada por la tenacidad de un marino con tantas mermas, que se le llegó a conocer por “medio hombre”, a costa por cierto de una nueva herida en la mano izquierda, y contraer una enfermedad a consecuencia de la cual murió pocas semanas después del asedio, el 7 de Septiembre de 1741. 42 Revista Acequia Ensayo La sociedad, no siempre justa con sus héroes, ha hecho que aún hoy día no se sepa el lugar exacto donde está enterrado Blas de Lezo. Sin embargo la Armada nunca le olvidó. Recordemos como ejemplos la fragata tipo F 100 que hoy día luce en sus aletas su nombre, y el crucero ligero, gemelo del “Méndez Núñez”, con el que por cierto cambió su nombre poco antes de su botadura en 1922, desgraciadamente perdido por naufragio en 1932, pero del que cabe recordar que formó parte de la comisión internacional a China en 1927, durante su guerra civil de aquel país, fondeando en el río Yang-Tse para salvaguardar intereses de los españoles y países aliados en aquellos días. Entremos ahora a recordar, ya en el tema que nos ocupa, a otro ilustre marino, el Almirante Horacio Nelson, que, de todos es sabido, era también tuerto, esta vez del ojo derecho, perdido en el sitio de Calvi, en Julio de 1794, al parecer tras recibir el rebote de una esquirla de piedra tras el impacto de un disparo de mosquete. El daño ocasionado en el ojo, aunque se sabe que dio lugar a la pérdida de la visión del mismo, no parece ser que fuera muy mutilante. El ojo no debió quedar en muy mal estado ya que el propio Nelson se negó siempre a tapárselo con ningún parche que ocultara la mutilación, a pesar de que en alguna imagen existente se le representa con un parche sobre el ojo derecho. Posiblemente, a tenor de la imagen que muestran de él los retratos de la época, la pérdida de visión pudo deberse a cicatrices corneales por la cicatrización de la herida, lo que se conoce técnicamente como “Leucoma Corneal”, por lo que en los cuadros se muestra la turbidez típica de la córnea en estos casos, o bien, por complicaciones posteriores a la lesión inicial que dieran lugar a la presencia de un Glaucoma traumático, lo que daría lugar a una dilatación pupilar que así se adivina en algún cuadro del marino británico, como apuntó en su día en un magnífico trabajo comparando la muerte de Gravina con la de Nelson el traumatólogo murciano y gran aficionado a las cosas de la mar Luis Carceller, publicado en la Revista General de Marina. Sin embargo, y en contra de esa teoría, estaría el hecho de que generalmente los glaucomas post-traumáticos suelen acompañarse de complicaciones que dan lugar a muy altas presiones intraoculares lo que inevitablemente conduce a grandes dolores, de los que no consta se quejara Nelson, que se permitía hasta el lujo de mofarse de su ojo, al tiempo que a veces lo hacía de su superior, como ocurrió con el almirante Parker en la batalla de Copenhague, donde Nelson decidió no obedecer sus órdenes enviadas por señales porque, según manifestó posteriormente, no las vio, lo que sin duda fue cierto, ya que existen testimonios de que daba saltos en el alcázar se su barco mientras dirigía el anteojo hacia el buque insignia poniéndoselo en el ojo tuerto y gritando ¡No veo nada! ¡No veo nada!, en un acto que al menos, de ser cierto, a nuestro modo de ver no le honraba en absoluto, por más que ganara la batalla. Como todos sabemos, Nelson combatió en la triste jornada del 14 de Febrero de 1797 en el enfrentamiento de la escuadra inglesa del Almirante Jervis con la española del Almirante D. José de Córdova, donde sufrimos una derrota que hizo crecer el ánimo de los ingleses hasta el punto de 43 Revista Acequia Ensayo lanzarse posteriormente a la conquista de Cádiz, donde solo esperaba encontrar una escuadra caída en el desánimo y con poca voluntad de resistencia. Sin embargo los británicos se encontraron enfrente con unas defensas aguerridas y muy bien organizadas que, al mando de D. José de Mazarredo y con la excepcional colaboración de D. Antonio Escaño, D. Federico Gravina y D. Cosme Damián Churruca, organizaron la defensa formando una primera línea con una gran flotilla de fuerzas sutiles en forma de botes y cañoneras que impidieron el desembarco de los ingleses por más empeño que pusieron. Para oponerse a estas flotillas, los ingleses organizaron las suyas propias, utilizando los botes de sus navíos al mando de sus oficiales, en uno de los cuales embarcó el propio Nelson, viéndose envuelto en una dura refriega en la noche del 3 de Julio de 1797 enfrentándose a un bote al mando del marino español D. Miguel de Irigoyen, que resultó herido en la lucha, salvando la vida el inglés en dos ocasiones, en una de ellas gracias al patrón de su lancha, John Skyes, que se interpuso entre su superior y un sablazo directo a su cabeza. Cabría preguntarse si Nelson sencillamente no vio venir el sablazo por la falta de campo visual ocasionada por carecer del campo visual del ojo derecho, si fue por ese lado por donde le vino el ataque. Sin la lealtad de aquel patrón, la conjunción de un sablazo bien dirigido y la falta de campo visual de un ojo lesionado podrían haber cambiado el curso de la Historia ocho años después en Trafalgar. Tras el fracaso ante Cádiz, Jervis da orden a Nelson de navegar a Tenerife. La razón, al parecer, era cierta información llegada a los ingleses de que un navío español procedente de América, cargado de riquezas y con el Virrey de Nueva España a bordo había fondeado allí, y apoderarse de él sería un golpe muy espectacular, además de muy productivo dentro de la mentalidad en la Marina Británica de entonces de que “War is bussines”. Por otra parte, la noticia tenía muchos visos de verosimilitud. Ningún comandante de un navío, con la responsabilidad de llevar a bordo no solo un tesoro de su Rey sino además una personalidad de aquella categoría, se habría aventurado a tratar de forzar un bloqueo típico ingles para intentar entrar en Cádiz, y no sería nada de extrañar que hubiera optado por dirigirse a las Canarias en espera de mejores tiempos para intentar fondear en la Península. Este navío nunca fue localizado por las fragatas inglesas enviadas a localizarlo, a pesar de lo cual, el 20 de Julio de 1797, Nelson, ya ante Tenerife desde el día 17, da orden de ataque a la ciudad. 44 Revista Acequia Ensayo Posiblemente hay que ver tras este ataque pues, no la búsqueda y captura de un hipotético navío enemigo, sino la intención por parte de los ingleses de apoderarse de Tenerife como una base en la ruta hacia las Indias Orientales, al estilo de Gibraltar y Malta en la ruta del Mediterráneo, que si además tenía éxito, podría extenderse a todas las Canarias como punto de apoyo impagable para la navegación Atlántica, en las mismas narices de los españoles. Sin embargo, Tenerife en particular, y las Islas Canarias en general, eran tierras acostumbradas desde muchos años atrás, incluso siglos, a tener que defenderse de los ataques por mar, tanto de naciones en guerra con España, como lo fueran en su momento Francia, Inglaterra y Holanda, como también, y con mucha mayor frecuencia, de todo tipo de piratas más o menos organizados que asolaron sus tierras, aunque al final siempre se vieran obligados a reembarcar por la defensa a ultranza de los canarios, de manera que nunca mantuvieron establecimientos fijos y duraderos en las Islas. Con este sentimiento por delante, no le fue difícil a D. Antonio Gutiérrez Otero de Santayana, Capitán General de Canarias, organizar rápidamente una milicia con la que junto a las fuerzas regulares de que disponía, llevó a cabo una muy eficaz defensa que terminó con la derrota de Nelson, que, para colmo de males, perdió el brazo derecho cuando se puso al frente de uno de los grupos de desembarco. El brazo le fue amputado al parecer de una forma no muy correcta, porque Nelson siempre se quejaría desde entonces de dolores casi permanentes que le acompañaron toda su vida. Esta mutilación se unía a la que ya padecía de la pérdida del ojo derecho. Y aquí es donde nos surge la sorpresa: D. Antonio Gutiérrez, el enemigo que Nelson tenía enfrente, también era tuerto, solo que esta vez lo era del ojo izquierdo. Así se deduce desde el punto de vista médico de la iconografía en que a este gran militar se representa. En todas las que hemos visto que D. Antonio aparece con el ojo izquierdo torcido hacia afuera, lo que se conoce con el nombre técnico de “Esotropia”, y quien esto padece, aún en el caso de que el ojo desviado pudiera tener alguna visión, esta sería inútil: La imagen obtenida por el ojo derecho, el ojo director, en modo alguno coincidiría con la que percibiría el ojo izquierdo si este está torcido, y el cerebro, incapaz de fusionarlas, para no ver doble, sencillamente inhibe el ojo torcido que es siempre el que menos ve. 45 Revista Acequia Ensayo Esto puede suceder por enfermedad, lesión traumática o cualquier situación que induzca a que las imágenes que perciben los ojos sean distintas, o bien, aunque sea la misma, tengan una diferencia de tamaño igual o superior a la que inducen tres dioptrías, que es el máximo aceptable por el cerebro para poder fusionar ambas imágenes cuando ambos ojos perciben la misma imagen. D. Antonio Gutiérrez tuvo una vida militar tan intensa como dilatada, que le llevó a combatir en escenarios tan dispares como Las Malvinas, Italia y el Mediterráneo, Argel, donde por cierto cayó herido, y el Sitio de Gibraltar. Sin embargo no sabemos si la pérdida de visión del ojo izquierdo de D. Antonio fue debida a enfermedad o a herida accidental o de guerra. Bien es posible pues, que la pérdida pudiera ser por una acción bélica, si bien, si analizamos que en los retratos de D. Antonio el ojo, aún torcido y por tanto con poca o nula visión mantiene el globo ocular en buen estado anatómico, por lo que cabría pensar por este dato que se trató de una enfermedad. Pero el resultado, fuera cual fuera la causa, era el mismo en sus limitaciones: Nos encontramos con “Dos ilustres tuertos frente a frente” Quede como final que “Lo tuerto no quita ni lo cortés ni lo valiente”. Del valor de ambos, no hay quien dude, y de su cortesía quedan amplios testimonio del comportamiento tras la batalla de ambos líderes entre ellos y, sobre todo, de los dos para los que por ellos y su patria habían ofrecido su sacrifico y sus vidas, al mejor estilo de la época. Quede como colofón que, si lo que hoy día se puede considerar cuando menos como algo desafortunado, en el trabajo que se nos ha ocurrido hacer, no pretendemos sino ensalzar a quienes aún padeciendo y de algún modo, hasta despreciando, las limitaciones que hemos enumerado, no hicieron sino superarlas para cumplir sobradamente con su deber. BIBLIOGRAFÍA 1.- “Antecedentes bélicos de Trafalgar”. Instituto de Hª y Cultura Naval. Ciclo de Conferencias Octubre 2004. 2.- “El desastre de Nelson en Tenerife”. Fernando de la Guardia Salvetti. Revista de Historia Naval Nº 65. 1999 3.- “El día que España derrotó a Inglaterra” Pablo Victoria. Altera 2005 46 Revista Acequia Ensayo “ANDALUCÍA Y LA CREACIÓN DEL DERECHO ADMINISTRATIVO EN ESPAÑA E INDIAS: EL EXCMO. SR. D. FRANCISCO JAVIER DE BURGOS Y OLMO” Por Raúl Pérez Guerra (1986-1992) Es este año 2013 un buen momento para evocar la azarosa vida y fructífera labor de uno de los protagonistas más relevantes del Derecho Administrativo español, D. Francisco Xavier de Burgos y Olmo que, curiosamente, recaló en la Almería de la primera década del siglo XIX como subprefecto durante los años de la Guerra de la Independencia Española. Hay que reconocer que se trata de un andaluz de los más ilustres de todos los tiempos, pero que ha sido olvidado injustamente con el paso del tiempo. De Burgos ha pasado a la historia por auspiciar dos acontecimientos fundamentales: primero, por la creación del Derecho Administrativo Español a través de sus aportaciones en la Administración Pública; y segundo, por la división de España en provincias, vigente hasta hoy sin apenas alguna variación. Sin embargo, este andaluz fue un erudito tardío de la época, un intelectual formado en el afrancesamiento de finales del siglo XVIII, que no sólo explica su opción a favor de José Bonaparte, sino también sus criterios estéticos y literarios. En definitiva uno de los primeros liberales españoles. Supo aunar las cualidades de un poeta -con sus Odas, A la Razón y Al Porvenir…-, un traductor, un literato, un dramaturgo –en El Heredero, Los Tres iguales, etc…-, un periodista y un político. En definitiva, un hombre polifacético y prolífico, un verdadero adelantado a su momento. En una primera etapa, De Burgos adquiere una sólida formación y da sus primeros pasos en la Administración. Nace el 22 de octubre de 1778, en el seno de una familia acomodada, en la ciudad granadina de Motril, inició sus estudios en Granada y en 1798 marchó a Madrid. Es allí donde contacta con Meléndez Valdés quien lo relaciona con Melchor de Jovellanos, en aquel momento Ministro de Gracia y Justicia. Su aspiración es contactar con la aristocracia y la Corte de la España de aquella época, pero la caída de Jovellanos arrastra a Meléndez Valdés, y ello le obliga a volver a su ciudad natal. En 1799 es nombrado Regidor Perpetuo y Alguacil Mayor de la Real Justicia de Motril y Secretario de la Sociedad Económica de Amigos del País de dicha ciudad. Durante esta etapa se dedicará al estudio de la economía y de la Administración, además de hacer prosperar su patrimonio personal. En 1806 se casa, por poderes, con María de los Ángeles del Álamo y Algava y participa en la obra colectiva Memoria presentada a la Sociedad Económica de Amigos del País de la ciudad de Motril. En ella ofrece algunos apuntes sobre la división territorial, la economía y el papel del poder político. 47 Revista Acequia Ensayo Bajo la invasión francesa, opta por las nuevas reformas napoleónicas, y es nombrado capitán de la sexta compañía del batallón de Milicia honrada de Motril y, más tarde, subprefecto de Almería en 1810, dependiente de la prefectura de Granada. Es decir, De Burgos se presenta como subprefecto en una de las actuales capitales andaluzas desempeñando dicho cargo desde el mes de junio de ese mismo año. Aunque trata de renunciar en varias ocasiones, para continuar su vida en Granada, realiza algunas actuaciones significativas como la formación de listas de vecindario con todos los datos de estado, con una distribución equitativa de las contribuciones y con una reordenación urbanística de la ciudad. Una segunda etapa, se caracteriza básicamente porque De Burgos se forja como un docto humanista, que sobresale por una incesante labor literaria y periodística, pero sin abandonar su floreciente carrera política. En 1812 se traslada a Granada, donde es nombrado Presidente de la Junta General de Subsistencias y, poco después, Corregidor Interino. La retirada del ejército francés provoca su marcha a Francia, pasando así a formar parte de los denominados afrancesados. En el país vecino visitará las ciudades de Montpellier, Auch y París donde contactará con el pensamiento liberal europeo de la época. En 1817 se encuentra de regreso en Jaén, desde donde dedica al Rey Fernando VII la traducción de las Poesías Completas de Horacio. Con este motivo se inicia el Expediente de Purificación frente a Javier de Burgos, favorablemente resuelto en noviembre de 1819, debido a los testimonios que obtiene a su favor por su paso por Almería y Granada, y lo que finalmente le rehabilita para obtener nuevos destinos bajo el Rey Fernando VII. En 1818 empieza la publicación de la obra Continuación del Almacén de frutos literarios o Seminario de obras inéditas que culmina el 5 de julio de 1819. Su contenido consistía en una colección de obras inéditas de españoles célebres, algunas con notas y comentarios y otras con biografías. El 1 de diciembre de ese mismo año, comienza la publicación de Miscelánea de Comercio, Artes y Literatura que, tras la jura del Rey Fernando VII de la Constitución de 1812, pasa a denominarse Miscelánea de Comercio, Política y Literatura, y que obtiene una gran difusión hasta la publicación de su último número dos años después. En esas mismas fechas, el andaluz pasó a dirigir El Imparcial, siendo también redactor junto con Lista, Miñano, Almenara y Hermosilla, hasta julio de 1822. Es alrededor de este medio informativo donde se reúnen los afrancesados portadores de las nuevas ideas sobre la Administración, entre las que se distinguen: la organización de los Ministerios, la creación del Ministerio de lo Interior y, la necesidad de la creación de un código administrativo. Durante ese tiempo publica también la traducción de las célebres Poesías de Horacio traducidas en versos Castellanos (su primer tomo aparece en 1820 y el segundo en 1824) que dedica al monarca y que había realizado durante su exilio en Francia. Tras dejar la labor periodística reanuda sus tareas literarias con Biografía Universal y Biografía Universal Antigua y Moderna, escrita en francés bajo la dirección de Augier y que aparece en España en 1822, aumentada por De Burgos con biografías de personajes españoles. En 1824, siendo Ministro de Hacienda López Ballesteros, es nombrado Comisionado de la Real Caja de Amortización en París, con la misión de remover, en esta ciudad, los obstáculos que 48 Revista Acequia Ensayo impedían realizar el Empréstito del francés Güebhard, labor que ejecuta con prontitud y a la que siguen otras de la misma naturaleza. Desde París remite, al monarca español, el documento de la Exposición dirigida a Su Majestad Fernando VII, desde París el 24 de enero de 1826, por el Excmo. Señor Don Javier de Burgos sobre los males que aquejaban a España en aquella época y medidas que debía adoptar el gobierno para remediarlos, aunque no se publicará hasta 1834. En 1827, regresara a España, y es nombrado individuo de la Junta de Fomento de la Riqueza del Reino (en la que alcanzó el cargo de Secretario en ese mismo año y ministro cuarto un año después en la sección de agricultura), Intendente de provincia de primera clase con los honores del Consejo de Hacienda en 1829, y recibiendo los honores del Consejo Supremo de Hacienda y la cruz supernumeraria de Carlos III. El 19 de julio de 1827 ingresa en la Real Academia Española en la plaza de Académico Honorario, y un año después, el 7 de enero de 1830, en la de Académico de Número. En 1832 es nombrado Secretario del despacho del Ayuntamiento de Madrid. En esa época hay que reseñar su comedia Los tres iguales, pero sin desdeñar otros menesteres particulares como la gestión de sus intereses agrícolas y fabriles, hasta el punto de ser uno de los tres empresarios de las obras del Canal de Castilla. En una última etapa, la consagración política del motrileño se evidencia con su nombramiento en las más altas esferas de responsabilidad política, al tiempo que compagina su faceta en las buenas letras. En 1832, vuelve a Granada, y en el verano de 1833 Cea Bermúdez, a iniciativa del monarca, lo llama a la Corte. Tras la muerte de Fernando VII, su viuda, la Reina Regente María Cristina de Borbón, lo nombra Ministro de Fomento el 22 de octubre de ese año. Un mes después, aunque con la oposición del Consejo de Gobierno, se publica con la unanimidad del Consejo de Ministros el Decreto que establecía la división territorial de España en provincias y el Decreto de los Subdelegados de Fomento. En base a este último, unos días después, se publica la Instrucción para los Subdelegados de Fomento, a la que acompañan decenas de reales decretos y órdenes. Durante su etapa de Ministro, en la que es duramente atacado por la oposición, ocupa interinamente -tan sólo 15 días- el Ministerio de Hacienda. Su último servicio en el Gobierno de esta etapa fue intervenir en la redacción del Estatuto Real de 1834, considerada como la segunda Constitución Española. Cesa en su cargo el 19 de abril de 1834 al tiempo que recibe la Real Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III para ser nombrado, poco después, Prócer del Reino. Tan sólo cinco meses más tarde es acusado de dilapidaciones públicas y culpables manejos en el empréstito Güebhard. Como defensa de sus actuaciones escribe Observaciones sobre el empréstito de Güebhard pero, a pesar de todo, es expulsado del Estamento de Próceres en octubre. Este suceso lleva a De Burgos a marchar nuevamente a París hasta finales de 1835 cuando el Estamento de Próceres lo rehabilita en su escaño y lo exculpa totalmente. Durante su vuelta a España, en el verano de 1836, se produce el alzamiento de La Granja que acaba con el procerato, y el político regresa por cuarta vez a París donde escribe Anales del reinado de doña Isabel II, obra autobiográfica póstuma, que publicada en la Imprenta de Francisco de Paula y Mellado de Madrid en 1850, estructurada en VI tomos de los que el último fue escrito por su hijo, Augusto de Burgos. En esta época De Burgos se mueve en el entorno del pretendiente don Carlos. 49 Revista Acequia Ensayo En agosto de 1840 se encuentra felizmente establecido en su querida Granada y realizando una activa y profusa labor científica-cultural en El Liceo. Es allí en dónde pronuncia varias conferencias entre 1840 y 1841, entre las que destacan el Discurso sobre el Teatro, las Biografías de autores dramáticos, el Discurso sobre la Libertad de Comercio y, sobre todo, sus Ideas de Administración. Estas últimas se publicaron en el diario Alhambra de Granada y, posteriormente, fueron recopiladas por Manuel Ortíz de Zúñiga en la obra Elementos de Derecho Administrativo, publicada en tres volúmenes, el primero en 1842 y los otros dos en 1843-. Podemos afirmar que desde un punto de vista formal y literal, ésta sería el primer libro de Derecho Administrativo español. Tan sólo pasarán tres años cuando vuelve de nuevo a Madrid para obtener el acta de diputado. En esta última etapa fueron numerosos los nombramientos: Presidente de la Comisión formada para el estudio y planteamiento del nuevo sistema tributario, con un papel destacado en la reforma Mon; nuevamente diputado y Presidente de la Comisión de Presupuestos en 1844; Senador vitalicio y miembro del Consejo Real ocupando la presidencia de la sección de Hacienda. Por último, el 16 de marzo de 1846, es nombrado Ministro de la Gobernación en el Gabinete de Narváez, cargo del que dimitiría en menos de un mes para volver poco tiempo después por un breve espacio de tiempo. Finalmente el 22 de enero de 1848 fallece en Madrid, como siempre, trabajando en su despacho y corrigiendo galeradas de distintas obras que preparaba. Muchos fueron los autores de la época que supieron reconocer los méritos y logros, tanto literarios como políticos, alcanzados. Entre otros, para Ramón de Mesoneros Romanos en sus famosas Memorias, “De Burgos, vence a los dramaturgos y se erige como nuevo licurgo”, o Ángel Fernández de los Ríos que, en su Álbum Biográfico…, lo calificó como “una de las autoridades más destacadas de todos los tiempos no sólo de España sino a nivel mundial”. Sepamos nosotros emularlos y sirvan estas palabras de gratitud a todos aquellos hombres del siglo XIX que como el Sr. De Burgos, con su buen hacer, contribuyeron a sentar las bases del moderno constitucionalismo español que hoy celebramos y de manera concreta enaltezcan a los andaluces de aquélla época que contribuyeron a que los españoles fueran cada vez más libres con el conocimiento de una nueva ciencia de las más difíciles e importantes “la Administración” o si se prefiere del “Derecho Administrativo Español”. 50 Revista Acequia Rincón Poético “Luz depositada” Por Rafael Segura Báez (1974-1978) Durante el verano pasado, un grupo de amigos iniciamos la tarea de promover la rehabilitación, al modo romántico, de una iglesia en ruinas situada en la zona pasiega de Cantabria. Su techo no existe y algunas paredes están sensiblemente perjudicadas. Todo el interior es pasto de la maleza y muchas raíces abrazan sus piedras. Pretendemos no ocultar el paso del tiempo, simplemente retardar su colapso definitivo con el fin de darle un eventual destino cultural. Esto, por otra parte, es un motivo para reunirnos periódicamente y celebrar la iniciativa. En una reunión que se celebró en las mismas ruinas el pasado mes de noviembre, fue leído ese poema. En principio no lo había titulado. Vuelvo al lugar en el que nunca estuve Cuando cautelosa avanza la claridad a través de recogidas estancias, Despertando suavemente los silencios. Aquellos familiares sonidos Que siempre acompañaron al hombre Durante su vigilia y en sus sueños Vagan esparcidos en el pasado lejano. El amor de los que se fueron Alienta pacientemente leves recuerdos Que estructuran, piedra sobre piedra, El perfecto desorden del lugar. Mueren quienes permanecen. Depósitos de palabras no dichas, Prestas a ser liberadas algún día Por manos gentiles y amorosas. Agitado mar sombrío, rotunda frialdad, Ajena al mostrar y al decir. Escombros de consumada alegoría, Espesas capas de esperanzado sentido. Acaso el tiempo no impuso tu presencia Otorgando el más bello ornamento Al contundente argumento de la ruina. 51 Revista Acequia Rincón Poético “Puntos cardinales” Por Rafael Segura Báez (1974-1978) Es la memoria un espacio salino, pretendido reflejo, coloreado aroma. Huye la luz primordial de la oscuridad primera y un silencio preciso, vertical, se expande poderoso por la densa geometría de la espera. Funambulista en el imaginario arco entre el allí y el mañana, te encaminas sin rumbo por avenidas sin trazar, sostenidas por la materia de la que están hechas las renovadas ansias, las ciegas esperanzas. Obscenos llamamientos a guerrear disfrazados con vibrantes adornos inundan el tiempo y su espacio cuando tus párpados aciertan a inaugurar el latir festivo de las cosas. Nunca antes la rosa fue tal sin tu presencia. Nos desean el silencio y su luz en la contemplación de lo incierto. 52 Revista Acequia Rincón Poético “Conversación de un toro con un galgo (cuadernavía)” Por Manuel Campos (1967-1968; 1972-1973) ¿De dónde vienes Jalapeño con ese pesar? Triste vengo, Galgo, por lo que te voy a contar, Pues mucho fue el daño que me hicieron pasar Dejándome desfallecido y sin ganas de habitar. Hace siete días me trajeron a Granada Con cinco hermanos de la misma camada. Dos bragados, dos berrendos, uno de testuz ojalada. Cinqueños todos, todos con la misma albarada. Me encerraron en corral donde no podía caminar, Ni tampoco en el chiquero pude beber ni rumiar, Aquí comenzaron mis desdichas sin tiempo para llorar Cuando a un sol infame y abrasador me obligaron a recalar. Un extraño muñeco se movía a mí alrededor, Gritaba ¡toro! ¡eh toro! una y otra vez el toreador ¡Eh toro! ¡a ti te llamo, indolente empitonador! ¡Ven!, ¡arráncate ya!, que pueda lucirse el matador. Fijamente lo miré ofendido y lo desafié Él tenía mucho miedo, temor de mí, y yo de él, Sólo, cuando comencé a envestirlo ceñido a su hiel. El sudor apareció en su rostro y por mi cobriza piel Mientras a lo lejos se oía ¡olé! ¡olé toreador! Con cada acometida controlando mi furor, Pero con toda la raza que de mi padre fui tomador, Él, muletazo a muletazo, transformó en placer su sudor. Que lo indulte, que lo indulte, clamaban todos a una Aplaudiendo mi marcha altiva, para mí, oportuna. Ya, acurrucado, comencé a lamer mis heridas una a una, Y por fin pude llorar, Galgo, por mi marchita fortuna. A mi buen amigo D. Antonio García, toreador y ganadero por devoción. 53 Revista Acequia Rincón Poético “*” Por Sirex Millard (198...) A veces, tan sólo es el silencio y el tiempo que pasa, pero siento que tú eres la misma, escondida tras esa mirada a veces cansada, … del tiempo, de esa vida ajetreada, tantas veces urgente, inaplazable, y tan pocas importante. Los que éramos, ahora también somos no como el primer día, sino más que nunca…. enamorados. A veces, es tan sólo el silencio y el tiempo que pasa, porque nos debemos a una promesa, y vivimos para verla cumplida en cada minuto de tu vida. “Te prometo que habrá momentos difíciles para olvidar, pero hagamos nuestros todos los demás” Love me tender…. Love me sweet” Por eso quiero hablarte con las palabras de antes, cuando el universo se terminaba entre tus labios, cuando las estrellas sólo brillaban con tu luz, porque esas palabras han de ser las nuestras, nuestra brújula que siempre apunta al norte. Quiero quererte más, porque eres el camino hacia lo que yo quiero más, porque lo que más nos importa tan sólo es verdad entre las cosas pequeñas, entre la intimidad breve de lo que piensas…, y me gusta estar entre tus cosas. Déjame que me pierda todas las horas en ti, déjame estar esperándote, amarte desde dentro, quedarme ciego en esa luz inmensa de tus ojos. Déjame conversar con tu sonrisa, y descubrirla todos los días, Porque quiero olvidarme de tus manos para sentirme poseído con nuevas manos cada mañana. Déjame olvidarme cada día de que existo sólo para ti. 54 Revista Acequia Rincón Poético “Más allá del mar” Por Sirex Millard (198...) ¿Nos olvidarán las estrellas? Más allá del mar, El corazón no entiende de distancia, hay un cielo más azul ni de continentes. donde la luna protege las aguas dulces Sólo tiene razones para la alegría o la tristeza, del lago del amor. y quiere estar entre sus cosas, A este lado del mar, hoy estamos más a oscuras, entre sus recuerdos vivos el brillo limpio de cuatro estrellas y la mirada perdida. dan luz al sitio de donde vinieron. Allí florecerán las nuevas estrellas, Nos encontraremos al alba, y se harán soles espléndidos, de cualquier día inesperado, e inolvidables. cuando la luna vista manto de nácar, a un lado u otro del mar inmenso…, Y hay un murmullo de aire, para detener el vendaval de sus ojos tiernos, inabarcables, un silencio atrevido, y fundirnos en el abrazo. se hace difícil la despedida y un adiós, mejor un hasta luego. Cada día me recuerdo Hoy no nos olvidamos, que tan sólo necesito mirar dentro de mí, ni mañana, ni el resto de nuestra vida, para sentirme a vuestro lado; de las estrellas, y agradecer cada minuto de cada día, ese regalo infinito de la sonrisa fácil de su gesto, de su ternura, de su vida entregada, de mis estrellas bolivianas. de sus horas, de sus risas, de sus anhelos… 55 Revista Acequia Rincón Poético “Dos poemas diminutos, indisimulados, tiernos y absurdos” Por Jenaro Ruiz Taboada (1973-1976) Podría ser El pelo de Olimpia "podría hoy ser miércoles "nunca vi si hubiera habido día ayer. de ternura morir a un corazón. hoy podría llover si el cielo fuera gris nunca las caricias y existiera la tierra. derrumbaron los viejos edificios hoy no respiraría que con crueldad dinamitan. si hubiera muerto entonces cuando lo creí. nunca vi una herida pero hoy es hoy, donde un beso. y hay un mañana esperando a la vuelta nunca una grieta con dos rosas rojas bajo una caricia. a las que amo con espinas" así son estas cosas delicadas. pura brisa imposible de mover tu pelo" 56 Revista Acequia Rincón Poético Por Jose María García Linares (1995-2002) El Catoblepas Lejana Cercanía Aplastados contra el fango, No dejas de mirar nuestro paso perezoso la hoja cibernética del mundo. nos define como especie. Qué esperas, qué buscas, qué añoras. Agachamos la cabeza Aguardas a que surjan las palabras por el peso de lo injusto, como si de agua milagrosa se tratara. por el miedo a decir basta, El tablet, el teléfono, el portátil, porque somos cobardía, te avisan de que estoy al otro lado, conformismo e ignorancia. lejano en lo cercano de tu mesa. Sin embargo, nuestros ojos hierven de ira milenaria, Faltó que nos habláramos entonces, del dolor grabado a fuego que ambos nos dijéramos la vida por el frío de la historia. viviendo cara a cara y cuerpo a cuerpo. Si aprendiéramos a alzarnos, Ahora lo que escribes es ligero como el ruido, si pudiésemos mirar excusas en el código binario del olvido, cara a cara a la mentira, metáforas de nuestra soledad, a la palabra del poder, del ansia de tener en la pantalla al exceso de los dioses. aquello que perdimos con la lluvia, Si pudieran nuestros ojos arrasar con la edad, con el descuido. los embustes del imperio de la desesperanza. Así tal vez sea menos doloroso ir poco a poco disolviéndose, dejando que el recuerdo se haga foto, que se abrevien las palabras y que estar no sea otra cosa que un perfil, un estado ausente u ocupado, un icono y una huella digital de lo perdido una mañana de noviembre. 57 Revista Acequia Rincón Poético Por José Miguel Rosado Santiago (1971-1974) A día de hoy A vuelapluma Es que tinc com una mica El escultor tacha, del bloque de granito, lo superfluo. de olvido acumulado, de memoria absurda, El transeúnte ebrio traza eses sobre la acera mojada. de tristeza. El abanico multiplica la brisa de poniente. De razón para callar, El saxofón imprime al Jazz un velo azul. de consistencia La campana resta horas al día. (en los actos más sublimes), de quimera El muro dibuja el contorno de la casa. El coche copia la prisa del reloj. Com una conciencia típica e idéntica El árbol se conoce la historia de los nidos. (y aún necrótica) El orfebre intuye el alma del metal. del adusto metro que se impone. 58 Revista Acequia Viajes Noventa grados norte Por Santiago Villanueva Serrano (....) Aquella mañana, el médico asomó la cabeza por tercera vez a través del ábside de la tienda de campaña de color naranja. El campamento seguía silencioso e inmóvil, medio enterrado en la nieve, y en la tienda de los pilotos rusos no se apreciaba el menor indicio de vida. Después de vivir durante diez días en la base derivante de Borneo, echaba de menos las impresionantes auroras boreales de Khatanga. En la base de Borneo no había auroras boreales en mayo. Ni siquiera había auroras. El sol giraba alrededor del campamento rodando sobre el horizonte sin ocultarse durante meses. Cuatro españoles estaban a punto de poner el pie en el Polo Norte Geográfico, después de caminar durante 60 días sobre la costra de hielo que flota sobre el Océano Ártico, sufriendo un frío insoportable y exprimiendo sus fuerzas hasta el límite de la resistencia humana. El cascado helicóptero ruso debía estar ya volando para rescatarles, y sin embargo permanecía posado junto a las tiendas, como un insecto disecado y congelado. Por primera vez desde que comenzara la expedición, Mihail, el piloto jefe, estaba a punto de faltar a su palabra. Se había comprometido a aterrizar en el Polo Norte pocos minutos después de que los cuatro caminantes alcanzaran su meta. El grupo español de apoyo y varios reporteros de televisión vestidos como astronautas, empezaban a ponerse nerviosos. Pero el médico sabía bien lo que estaba pasando. Wasili, el radio-operador, había cumplido 38 años el día anterior, y toda la tripulación del helicóptero lo había estado celebrando desde la mañana bebiendo vodka y comiendo estofado de caribú. Por la tarde, algunos estaban tan borrachos que apenas podían hablar, mientras que otros yacían inconscientes. El médico le había regalado a Wasili una navaja multiuso, y había levantado su vaso más de una docena de veces en su honor, pero se las había arreglado para escupir el vodka disimuladamente sobre el suelo helado. Aquel día, el médico salió de la tienda de los españoles y se dirigió hacia la de los rusos, con la nieve a la altura de las caderas. Dentro de la tienda de los pilotos, el espectáculo era indescriptible. Toda la tripulación estaba dormida, o comatosa, en las posturas más inverosímiles, sentados alrededor de la mesa que ocupaba casi todo el espacio en el interior de la tienda de 59 Revista Acequia Viajes campaña. Las botellas vacías de vodka se amontonaban por todos los lados. Abriéndose paso entre los cuerpos, el médico llegó hasta Mihail que roncaba estrepitosamente, con la cabeza apoyada sobre la mesa. Como no pudo despertarle a empujones, derribó la silla y Mihail cayó sobre el frío suelo. Eso funcionó. El jefe de los pilotos se despertó, como si volviese del más allá, reconoció al médico español, miró a su reloj y cayó lentamente en la cuenta de que tenía un trabajo que hacer. Asintió con la cabeza y prometió estar listo para despegar en dos horas. Ni siquiera a patadas consiguió el primer piloto despertar más que a cuatro de los siete rusos que formaban parte de la tripulación del Mi26. Pero cuatro personas eran suficientes para hacer volar aquel resto de chatarra de la guerra fría. Algunas horas después, milagrosamente a tiempo, el helicóptero con media tripulación y el grupo de españoles se posaba sobre el hielo a 90ºN exactos y los extenuados caminantes brindaban entre lágrimas por la proeza conseguida, y porque había terminado aquel infierno. En verdad, no hay lugar más extraño que el Polo Norte. Todo es blanco y luminoso hasta donde alcanza la vista. Cuando pones los pies sobre él, son todas las horas a la vez, y al mismo tiempo no es ninguna hora, ya que los 24 husos horarios de la tierra confluyen en el mismo punto. La brújula no apunta hacia el norte, como es su obligación, sino hacia el sur, hacia el Polo Norte Magnético que se encuentra a mil kilómetros, en la costa de Canadá. Es el único sitio del planeta en el que vayas a donde vayas, siempre regresas al sur. 60 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Seis Sueños Por J. Federico Moldenhauer (1967-1974) Resignar (Sueño I) Los buenos negocios brotan en el corazón antes que en la cabeza. “Aire puro” Jesús López Pacheco … dirán quienes tienen cubiertas todas sus necesidades con garantías. Hay que evitar, amigo Sancho, la emulación terrenal y estimular la lucha por la utopía que no crea competencia alguna ni merma ningún saco repleto, ya que la fantasía, lo imaginativo, lo ilusorio, lo vano, el sentimiento, ni ocupa lugar, ni tiene precio alguno; por tanto, y con esto termino, amigo Sancho, sólo es apetecible por quien nada tiene, ni tan siquiera capacidad para poseer. No somos, por inconcebible y asombroso que parezca, la inmensa mayoría. Retornar (Sueño II) -¿Necesitas ayuda? -Uno que me mate. “Ayuda” Enri de Luca Si necesitas un matador, amigo Sancho, es porque has perdido el fundamental instinto animal, extravío que te aleja engañosamente de algo que te va a ocurrir con y sin aquél, quieras o no, lo necesites o no lo requieras. Lo llevas contigo desde que germinó tu exigua vida, por tanto no precisas quien lo haga por ti, sí, acaso, quien lo utilice en tu nombre o en el de Dios o en el del Diablo. Tienen muchas caras, tantas como aquellos que están dispuestos a servirse, a beneficiarse. No olvides, amigo Sancho, y con esto termino, que desde que llegas al mundo la tierra te cautiva, te atrae sin prisa, en espera de que regreses a sus manos y en su seno te transformes. 61 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Suplicar (Sueño III) El hombre vive de sueños y con ellos es feliz. “Bonitos compromisos” Maguib Mahfuz -Y aquél que ni sueños tiene ¿de qué vive? -preguntó el bueno de Sancho-Quien ni sueños tiene, -terció don Quijote- ni vive, ni merece vivir; más aún, ni amerita una mirada de consuelo. Así lo afirmo de rotundo, yo, el Caballero de la Triste Figura que nací de una sirena y un ahogado. Quiero que vuelva el resucitador de cadáveres, pues me han contado que los médicos (modernos inquisidores) sólo logran fallidos y persistentes ensayos, mientras nos roban los sueños a golpe de bisturí, píldoras y abstinencias. Que me devuelvan, amigo Sancho, la última veta de locura, sólo necesito una pizca de vesania. Que regrese el resucitador que redima nuestras miserias y memorias aprendidas. Que me dejen soñar. Que son gigante, Sancho, que te lo digo yo. Agonizar (Sueño IV) Uno no muere si no está conforme con ello… “La Muerte” Thomas Mann Pregúntaselo a cualquiera de los que se cruzaron en tu camino y hoy son sólo ausencia, amigo Sancho. Ninguno podrá decirte cosa distinta pese a la variedad de lenguas y lenguajes. Todos mueren conformes, conocedores de que se le ha acabado el plazo o por suplicar que no le den más oportunidades. Las combinaciones son infinitas, pero la realidad del momento solo una. Y el hombre, incluso el que ha perdido el instinto, cobra en ese instante de su vida la mejor de las razones y la mayor de las sonrisas, aún sin saber si han sido capaces de conquistar el tiempo. Fui D. Quijote de la Mancha, y ahora soy don Alonso Quijano el Bueno, y nada ni nadie podrán obligarme a despertar para comenzar, una vez más, mi eterno sueño. 62 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Disfrutar (Sueño V) La violencia del sufrimiento le insensibiliza. “El cacique” Maguib Mahfuz -¡Ay! Respondió Sancho llorando, no se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo, y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie lo mate…. -Señores. Dijo Don Quijote, vamos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo, el sufrimiento es el final del camino, la cúspide donde cesa la violencia para dar paso al orgasmo de sensaciones en el límite superlativo del dolor, en una anatomía de fragilidad humana y ternura de dioses sin necesidad de performance. Como casi todo en esta vida llega tarde, sin avisar y sin consentimiento previo. Pero llega y hay que estar realmente loco para no abrirle la puerta de par en par. Disfrutemos, amigo Sancho, el momento que es único, personal e intransferible. Apelar (Sueño VI) No quiero que la rutina y el aburrimiento rocen mis últimos días. “La muerte” Thomas Mann Créeme amigo Sancho: llevo 99 vidas vividas (o 12764, qué importa el número), precedidas de otras tantas muertes con sus respectivos introitos y epílogos, más o menos prolongados, todos igualmente tediosos. Por este motivo, Sancho, te pido que me quites la resurrección de esta quimera, no merece la pena tanta miseria y dolor para finalizar como tela de araña entretejida en una campana de Gaus en un descuido del sabio, sin una palabra de amor desde la primera reencarnación. Nací sólo, he vivido sólo y he muerto sólo. El mundo necesita prescindir de mi presencia para continuar existiendo. Del libro de relatos “Escudriñando infinitivos” 63 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Mi árbol Por José Miguel Rosado Santiago (1971-1974) El árbol de mi infancia fue un nogal, no un olmo redivivo a lo Machado (más tarde me regalaron las Obras escogidas, Colección Crisol; y mucho después lo musicó Serrat). Un árbol misterioso y sencillo; un nogal de porte medio y piel grisblanquecina, satinada y cálida. Con dos crucetas robustas y oferentes, que invitaban al ascenso hasta la copa, mi atalaya, desde donde oteaba sueños y aventuras. Fue el fortín de cien batallas entre amigos, la santabárbara repleta: bolas de papel rellenas de barro endurecido, dardos de junco verde, saetas y arcos de avellano. Y cubos de agua (nuestra pez hirviente) para repeler asaltos; y, siempre al abasto, las nueces inmaduras con su cáscara verde que amortiguaban el daño. No pudo envejecer como aquél olmo, para retoñar en primavera: lo talaron un mal día, no sé aún por qué. Y hoy, después de medio siglo, lo evoco así, casi al desgaire. Interdit d´interdire Por José Miguel Rosado Santiago (1971-1974) “Todo infractor será castigado” reza el aviso que cuelga de la valla. La admonición se muestra vacía, desnuda de la oración principal que, a buen seguro, arrancaba con “PROHIBIDO” y que ha sido pacientemente eliminada. A navaja y con esmero, como evocando, o tal vez invocando,el interdit d´interdire del 68 parisino. Si la primera vista suena hueca, luego deviene inquietante. Sin el oportuno rol de infracciones La amenaza de sanción resulta kafkiana. Nada amedrenta tanto como la duda. Si identificas el fruto prohibido, puedes decidir comerlo, arrostrando la sanción. Pero la amenaza de una pena que se impondrá, inexorablemente, por no se sabe qué conducta, impide la transgresión libre y voluntaria y te asoma a un abismo vertiginosos. Quien enmendó la plana al prohibidor no era consciente de la consecuencia última de su acto. No supo que estaba abriendo un resquicio a la paranoia. 64 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico El móvil Por J. Federico Moldenhauer (1967-1974) -¿Dígame? -Mire usted, es que me he encontrado una llamada perdida en mi móvil y le llamo para saber qué desea usted. -¿Y usted quién es? -Pues yo me llamo Sebastiana, ¿no me ha llamado usted?, porque su número se ha quedado grabado en mi móvil por una llamada recibida a las 10 y 27. -Dice usted que se llama… -Me llamo Sebastiana, Sebastiana Sánchez. Y usted ¿cómo se llama? -Mire, señora o señorita, yo por teléfono no tengo la costumbre de dar mi nombre, salvo que sea yo quien haga la llamada y ahora la que ha llamado ha sido usted, así que usted dirá lo que quiere de mí. -No, mire, resulta que, como ya le he dicho, me he encontrado una llamada perdida en mi móvil que corresponde al número que acabo de marcar ¿es el suyo, verdad? - ¿Usted a qué número ha llamado, señora? -Soy señorita. -Bueno, señorita, le vuelvo a hacer la pregunta: ¿usted a qué número ha llamado? -Pues ya le he dicho que a un número de una llamada perdida que he encontrado en mi móvil y que supongo que es el suyo, así que si es usted tan amable ¿me puede decir para qué me ha llamado a las 10 horas y 27 minutos de esta mañana? -Escuche señorita, yo a usted no la he llamado, y si ahora estamos hablando entre nosotros es porque usted ha hecho una llamada. -Ya lo sé, señor; ahora he sido yo quien ha hecho la llamada, pero esta mañana, a las 10 y 27 usted ha llamado a mi teléfono, su número y su llamada han quedado registrados en la memoria de mi móvil, y por este motivo yo le he devuelto la llamada. -Mire señorita, se lo voy a repetir nuevamente, yo no la he llamado a usted ni a nadie que se llame Sebastiana Sánchez, es más, no conozco a ninguna Sebastiana o Salustiana Sánchez, o como usted se llame, y si quiere usted que le aclare otra cosa sobre el móvil, lo haré con mucho gusto. -Pues hágalo señor, hágalo, por favor. -Lo que deseo aclararle desde que comenzamos nuestra absurda conversación es, señorita, que ¡yo no tengo móvil! Del libro de relatos: “Relatos breves pretéritos indefinidos” 65 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico El ascensor Por Ignacio Gil Vallés Llamé al ascensor mientras repasaba mentalmente los asuntos más urgentes que en unos minutos ocuparían mi jornada laboral. El ascensor tenía que bajar más de cincuenta pisos, por lo que aún tenía tiempo para decidir qué asunto debía afrontar en primer lugar, y cuáles en segundo y en tercer lugar. Normalmente soy bastante impaciente, pero a esas horas de la mañana, cuando todavía no me he tomado el primer café, no me importa esperar. A la vez que apretaba el botón con el número 56 que me llevaría hasta mi oficina, entró apresuradamente una mujer de unos treinta y cinco años. –¡Buenos días! –me saludó. –Buenos días –respondí con amabilidad. La señora se dirigía al piso 57, es decir, justo encima de mí. Todo apuntaba a que era otra picapleitos más a sueldo de Mc Mullen, Romero y asociados, me dije. La gente de Mc Mullen, Romero y asociados nunca me había caído bien, tal vez fuera envidia por mi parte, pero a mí me parecía que todos eran unos prepotentes. Aquella chica, sin ir más lejos, vestida con su traje gris de ejecutivo y aquél maletín grande y desgastado que parecía que iba a estallar en cualquier momento. Olía a Chanel nº 5 y tenía el pelo recogido y tirante, de manera que su boca no podía hacer otra cosa sino sonreír. Seguro que fue la número uno de su promoción. Estábamos a la altura del piso 20 y el ascensor continuaba subiendo, lento pero seguro. Después de ese buenos días del principio habíamos permanecido en silencio y empezaba a sentirme incómodo. Normalmente no hablaba con la gente en el ascensor, pero en ningún caso lo hacía cuando mi compañero de trayecto era un miembro de Mc Mullen, Romero y asociados. Me estuve entreteniendo gestionando mi agenda mentalmente, pero al legar al piso 25 ya no tenía dudas de lo que iba a hacer durante las ocho horas siguientes. Sin embargo, ella, no había parado de mirarme, más bien con poco disimulo. Nuestras cabezas distaban la una de la otra menos de medio metro y ella llevaba por lo menos diez pisos estudiándome como si fuera un tratado de Código Penal. Seguramente se había quedado cegata durante sus años en la facultad, de tanto estudiar, y desde entonces no podía evitar mirar así a la gente. 66 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Ante un examen tan detallado, a la vez que descarado, yo no podía evitar ponerme más y más nervioso. Intenté aflojarme un poco el nudo de la corbata, ya que estaba empezando a sudar. En ese momento, ella empezó su ataque: –¡Yo a ti te conozco! Noviembre de 2.000, García de la Quintanilla contra el Estado. ¿Me equivoco? Por supuesto que no se equivocaba. Yo no la recordaba, pero sí, en noviembre de 2.000 había llevado el juicio de García de la Quintanilla contra el Estado. Un juicio aparentemente sencillo, que inexplicablemente había perdido. –Creo que se equivoca –mentí. Para mí era una pequeña satisfacción ver ese sentimiento de frustración en el rostro de un empleado de Mc Mullen, Romero y asociados. Por otro lado, yo que ya de por sí era poco sociable, no tenía ninguna intención de confraternizar con nadie en ese ascensor a aquellas horas de la mañana. Y menos aún cuando ese alguien era un picapleitos de Mc Mullen, Romero y asociados. Ya estábamos en el piso 53. Unos segundos más y las puertas del ascensor se abrirían dándome paso a un universo en el que no habría cabida para esa mujer. En ese preciso instante, en el que las puertas iban a abrirse fue cuando ocurrió. Se fue la luz y el ascensor se quedó parado. Colgado, a doscientos metros de altura con doña perfectita, de Mc Mullen, Romero y Asociados. –¡Qué emocionante! –dijo ella al instante–. Nunca me había quedado colgada en un ascensor y menos aún con un abogado que no sabe mentir y que dice que no me conoce. ¿Será gilipollas?, pensé, aunque la educación que me habían dado mis padres me obligó a decirle: –La verdad es que es una situación graciosa. –Fernando. Puedo llamarte Fernando, ¿verdad? Estaba atónito. Se acordaba de mi nombre y quería tutearme. –Pues sí, me llamo Fernando. La verdad es que tiene una memoria prodigiosa –no había nada como usar la tercera persona del singular para tratar de mantener las distancias. –¡Cómo iba a olvidarte! Cuando lo de García de la Quintanilla yo era abogado del Estado. Gracias a ese golpe maestro que me llevó a obtener la victoria de mi cliente pude entrar en bufetes de abogados por la puerta grande. Y todo gracias a ti –rió. –Me alegro de haberle dado el empujón, pero estoy seguro de que solo era cuestión de tiempo el que alguna firma grande se fijara en usted –respondí con amabilidad–. Ahora todo cuadraba, ella era la cabrona que me ganó el juicio y truncó mi carrera. Esa especie de agente Clarece Starling, es decir, de Jodie Foster en El Silencio de los Corderos, que había supuesto un antes y un después en 67 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico mi carrera. Y ahora, el destino nos situaba a los dos allí, encerrados en aquel ascensor suspendido a doscientos metros de altura, en uno de los edificios más emblemáticos de la capital. Yo, que nunca había creído en las casualidades, tenía que aprovechar esa oportunidad. –Y, ¿lleva mucho tiempo trabajando para Mc Mullen, Romero y asociados? –pregunté con mi tono más amable. –Pues no, la verdad es que soy la nueva. Y, ya se sabe, cuando alguien es nuevo y tiene cierta responsabilidad… cuesta que la gente te acepte. –La gente es muy envidiosa –ironicé. –Desde luego –Entonces no tendrá inconveniente en comer conmigo hoy. Conozco un restaurante que sirve un pescado excelente, justo en la esquina de enfrente. Sus compañeros no la echarán en falta, así que sería una pena que no me acompañara. En ese momento se encendieron las luces y el ascensor se puso de nuevo en movimiento. Ella me miraba con esa sonrisa, producto no solo de su pelo recogido y tirante, sino también de una sorpresa inesperada. –Por supuesto. Estaré encantada. –No se hable más, a las dos en punto en el hall. Le tendí la mano con fuerza y le regalé la más falsa de mis sonrisas, al tiempo que las puertas se abrían. –Hasta luego. –Hasta luego. Tres semanas más tarde la llevé hasta mi casa, después de una cena en la que no faltaron el vino y la buena comida. Desde entonces ella dejó de acudir al trabajo y no se tienen noticias suyas. Nadie sabe qué le ha podido ocurrir. ¡Qué lástima! 68 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Recuerdos del mandarín Por Ángel Alfonso Centeno (2008-2011) Mi tío Guillermo se casó por dinero. No guardo mayor recuerdo de su mujer. Pasó la mayor parte de su vida postrada en cama. Él era notario. Su nueva posición le permitió despojar de miserables terruños a humillados labradores descalzos. Su cuñado, el Cítrico, le cobró el cambio. El Cítrico no estaba bien de la cabeza. Abusaba de la fortuna familiar en cartas y alcohol. Cuando su propia madre le cerró la cuenta, el Cítrico quiso aclararle las cosas. Salió de su casa con pistola en mano. La lució por todo el pueblo de camino a casa de su madre. Entró al salón con la pistola delante, apuntando. Había decidido que era mejor pasar a la conclusión en vez de a la discusión. Pero la madre de mi tío Guillermo estaba de visita y se entrometió. La bala en la cabeza le dejó suficiente vida a mi abuela para que caminara un par de pasos, con la mirada perdida de los fantasmas, antes de desplomarse. El tío Guillermo juró encerrarlo de por vida. Pero no obtuvo su consuelo. El Cítrico ya había acumulado deudas por su parte. Antes de empezar el proceso un amante suyo le destajó la cabeza. La muerte de la abuela era sólo un presagio. El tiempo pasó y el tío prosperó con triquiñuelas legales de mayor calado. Adquirió casas en la playa y engordó y se hizo en el pelo largo una larga trenza de mandarín. En una fiesta, en una de sus casas de playa, la familia escuchó por primera vez mi voz ronca. Solemnemente anuncié que me convertiría en pianista. Mi madre miró al cielo. Ella quería que fuera administrador o algo parecido. A mi padre le daba igual. Y el resto de la familia… bueno. Mi tío fue el único que se puso de mi lado. Llevándome aparte, me dijo que lo importante era que hiciera lo que me gustara. Le tomé mucho cariño por eso. Como era esférico y pequeño, se me antojó un dios chino de la felicidad con su sempiterna sonrisa. El tío Guillermo se enamoró. Cuando hubo alcanzado una posición holgada aflojó el negocio. Entonces conoció a una abogada. Brillante para ser mujer, decía. Pero tardó poco en dejar de ocultar su deslumbramiento. Ella escribía libros. Incluso nos la presentó. Hasta le cayó bien a mi madre. Le regaló un libro dedicado. Sobre derechos de la mujer. Si no hubiera sabido que era la amante, se habrían hecho amigas. Se llamaba R. M. Cisneros. Por inconfesado cariño la llamábamos la Cisne. También peleaba con los campesinos por los derechos de sus tierras. En esa época era una quijotada. Pero la ley debía imperar, decía ella. Supongo que el tío se enamoró primero y luego se asoció a ella. Lo cierto es que no ganaba nada. Las largas horas de trabajo eran por placer. Hacían un equipo triunfador. Generalmente él hacía los papeleos y trazaba la estrategia general del juicio, y ella improvisaba con contundencia y brillantez. Pero seguía siendo una locura. Los antiguos socios del tío Guillermo le advirtieron una vez. Le advirtieron dos veces. A la tercera, le dieron la espalda. Una tarde, cuando la Cisne regresaba de asesorar una Cooperativa, la interceptaron los encapuchados. La bajaron del coche, la hicieron arrodillarse y le descerrajaron la cabeza. Aquella mente brillante que el tío amaba tanto quedó esparcida entre las piedritas del polvoriento camino. El 69 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico tío no fue invitado al funeral. Por un lado la familia de la Cisne lo consideraba una ofensa. Por otro lado, el tío se acobardó. Temía justamente por su vida. Renegó de la Cisne en adelante. El viejo se recluyó en su soledad. El tío Guillermo había tenido cuatro hijos con su legítima esposa. Yo los conocía a través de rumores. Mi madre no quería que nos relacionáramos con ellos. No es gente de bien, bufaba. El primero era el Exacto. Hacía y corría apuestas. Llevaba un registro pormenorizado de las deudas de sus clientes. Era fiable con los números. Pero eso no importa si se tiene los clientes equivocados. Lo cocieron a puñaladas un amanecer. Ni más ni menos setenta y siete, según el parte policial. El segundo, el Talento, se hizo cura. Un franciscano convencido. Pensaba que la pobreza no era sólo una vocación, sino la condición natural del ser humano. Explícitamente dejó dicho que lo enterraran desnudo, tal como había venido al mundo. La familia política de mi tío no lo permitió. Impotente, vio cómo le quitaban el tosco hábito de monje con el que quería disimular el místico deseo de su hijo. Y lapidariamente le encorsetaron un traje. Las historias de las dos hijas pintaban lo más diverso. Pero todas coincidían en el hecho inverosímil de que habían sido raptadas por gitanos cuando eran niñas. Durante un año entero. Un rumor capaz de explicar su constatado comportamiento criminal. Porque cuando regresaron a casa por sus propios pies, no volvieron a ser las niñas que eran. La mayor, la Chuleta, era grande, basta y de facciones porcinas. Llevaba el pelo rizado y suelto como una maraña. La menor era flaca y daba mala espina mirarla a los ojos. Tenía poco pelo y se le veía la calva. Como un matojo de hierba seca en terreno baldío. La llamaban la Bruja. Siempre iban juntas. La Chuleta se dedicaba al fraude. Era tahúr y hacía chanchullos con cheques en blanco. Se amancebó con un pistolero. La Bruja leía las cartas y era santera. Fueron los tiempos en que la fortuna se alejó del tío Guillermo. De tener casas en la playa pasó a tener cebollas para cenar. El tío acabó arruinado en casa de la Chuleta, arrastrando consigo a su esposa inválida. Estaba flaco, sin pelo, con un aspecto enfermo, esperando deprimido la muerte. Mi madre hubiera preferido no visitarlo. Quería evitar un encuentro con la Chuleta, porque entonces temía que sería capaz de secuestrarme. Pero los protocolos en la familia son tan ineludibles como su destino. La Chuleta y la Bruja maltrataban al viejo Mandarín. Lo trataban a patadas. Lo agarraban de los tirantes y le tiraban los cubiertos en la sopa humeante. Fue la última vez que lo vi con vida. Su mujer lo siguió poco después. Del antiguo aspecto mandarinesco que tenía le quedaban tan solo unas uñas largas, puntiagudas y agrietadas. De las hijas no volvimos a saber nada. La brigada Antisecuestro de la policía mató al chulesco pistolero en un turbio operativo. Poco después les cayó a ambas una orden de captura. Se evadieron. Se les busca hasta el día de hoy. Mi histérica madre sigue temiendo un eventual secuestro, aunque yo haya sobrepasado ya la edad crítica. Pero está contenta porque abandoné la idea del piano. A mi padre le dio igual. El resto de la familia… bueno. La fortuna dotó mejor al Exacto, pero a mí tampoco se me da mal la contabilidad. 70 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Un día glorioso en las Cañadas Por Manuel Piné Méndez (1967-1974) Todo comienza con una llamada telefónica. La llamada, siempre en calma y tranquilizadora, impregna de inmediato la mente y el cuerpo cambiando la actitud que llevas hasta ese momento en el día. Puedes estar leyendo, descansando, trabajando, haciendo cualquier actividad, que la llamada te transforma, te enhiesta la mente y despierta tus más primitivos instintos: Matar y comer. Con la certeza de que lo primero es probable, pero lo segundo al menos es seguro, contestas entusiasmado. La llamada transcurre más o menos así: Miguel Ángel: - Manolo, estamos organizando ir esta tarde a la finca. ¿Puedes venir? Manolo: - Por supuesto Miguel Ángel: - Perfecto. A mediodía te avisaré de cómo nos organizamos. A partir de ahí pueden suceder tres situaciones. A. Que pase Miguel Ángel a recogernos B. Que Miguel Ángel vaya por delante y Manolo se ponga de acuerdo con Mariano C. Que Miguel Ángel y Mariano se vayan pronto y que Paco recoja a Manolo y Basilio Como cada apartado tiene su historia, merece la pena describirlos. A.- MIGUEL ANGEL PASA A RECOGERNOS La cosa empieza por Manolo. También se inicia con una llamada de teléfono: Miguel Ángel: - Manolo, salgo para allá. Manolo, que ya lo tiene todo preparado, baja a la calle bien cargado. En el ascensor va repasando: Llevo el arma y la munición También los permisos pertinentes, la mirilla La mochila, que pesa un montón Y cuidado con ella, que dentro va la tortilla. Cuando llega a la calle, Miguel Ángel ya está aparcado. Lo cargan todo en el coche y arrancan. Apenas llegados al Arenal, primera llamada: Miguel Ángel:- Mariano, acabo de recoger a Manolo y vamos a por ti. No hay respuesta. Ya en la autovía, segunda llamada: Miguel Ángel: - Mariano ¿Me oyes? Vamos a recogerte 71 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico No hay respuesta Pasando por la Redonda, tercera llamada, mientras recogen a Paco que espera en la esquina del autobús mochila y rifle listos. Miguel Ángel:- Mariano te recogemos en tres minutos. Silencio. Llegamos a la puerta de casa de Mariano. Nadie. Ni fuera ni en el portón. A continuación, claxon y llamadas. Nada. De pronto se abre el portón y sale Mariano disparado Tan deprisa va que tras de él, hasta la acera arde Mientras nos azuza, deja en el coche todo su equipo cargado Al tiempo que entra diciendo: ¡Vamos! ¡Vamos! que llegamos tarde. Enfilamos hacia Las Cañadas. B.- MARIANO RECOGE A MANOLO Mariano sabe que Manolo anda mal de corazón, así que quiere acercarse lo más posible a su portal para que no ande mucho cargado. Viene por Gran Vía hacia el puente viejo con su bólido “Opel Made” modelo “Viriato fecit me”. Hay que parar lo más cerca del portal que es la esquina con Madre de Dios. Queda a la izquierda. Es prohibido. “Discos rojos a mí”. ¡Y encima a la izquierda!, piensa Mariano, mientras tuerce, como no, a la izquierda y se queda a medias con el morro del coche en Madre de Dios y el resto en el “Carril Bus”. El autobús se acerca y se acaba de abrir el semáforo de Madre de Dios-Gran Vía. Se va a liar el “Rocío” pero en tráfico. Manolo que se da cuenta, intenta con la lengua afuera llegar lo antes posible. “Mariano dixit”: Tranquilo Manolo, que te ayudo con todo ese alijo El capullo del Autobús que se espere y se aguante Y el que quiera pasar pronto que se toque el pijo O que hubieran llegado antes. Cargan todo en el Opel y salen como perseguidos por Ness y sus muchachos. Cambian el coche en Las Torres por el Patrol verde, y se encaminan hacia las Cañadas. Manolo dice: -Mariano: Podemos parar para reponer la intendencia. Mira que solo llevo tortilla y tres bocadillos Mariano: - No, que llegamos tarde. Manolo: Mariano, piénsalo que solo tardamos una mijilla Que no llevo mejillones Y que tu sin mejillones y tortilla 72 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Acabas tocándote los cojones. Además hay que reponer, que no queda casi nada Y te causará gran desilusión No encontrar ninguna mariconada Y nada, pero nada, de Chinchón. Mariano cede ante los ruegos y accede a parar cinco minutos en La Parroquia. La intendencia se repone. Llegamos a la casa. Se inicia el protocolo. D.- PACO RECOGE A MANOLO Y BASILIO Como siempre el mismo procedimiento. Llamada telefónica: Paco: - Manolo: Salgo para allá. Paco recoge a Manolo en Mercadona de Gran Vía, y después avanza unos metros hasta la esquina de Jara Carrillo con El Arenal. Allí tendría que estar Basilio. Nada. Un guardia mira con ojos de “¡Ahí no puede vd. estacionar!”. Permanecemos con el motor en marcha, silbando, mirando de acá para allá, con un reojo a la Virgen de los Peligros. Madre mía, y nunca mejor dicho, el guardia acaba de cambiar la mirada por la de ¡”Aquí hay tajo. Voy a hacer una llamadita al de la cámara”!. Nos vamos. Paco con gran habilidad y gran conocedor de esas callejas, se las apaña para aparcar justo delante de la puerta de Basilio frente a la parada de Taxis de la Glorieta. Se baja y le llama por el interfono. Pasa el tiempo. Por fin aparece Basilio. Podría medirse el tiempo como ¡Me han pillado en plena siesta y lo he tenido que preparar todo! A pesar de ello, baja seguro y sin vacilar. Parece increíble cómo se puede sostener el rifle, cargar la mochila, llevar la manta, echar al brazo la cazadora, ir encendiendo un cigarrillo y hablándonos, todo al mismo tiempo. Si no lo conociéramos, pensaríamos que solo una mujer puede hacer tantas cosas a la vez. A todos nos pasa por la mente lo que sería capaz de llegar a hacer Basilio al mismo tiempo que esta fumando, pero, claro está, no nos atrevemos a preguntárselo a Isabel, su mujer. Todo cargado y listo. Basilio no se sube al coche. Se queda apurando el cigarrillo. Aguanta un poco hermano Dice con ojos llenos de brillo Dejadme acabar el cigarrillo ¿Acaso hay acaso algo más sano? Al fin se sube. Se anima la conversación. Marchamos. ¡Temblad marranos! ¡Llegan Buffalo Bill y sus muchachos! Son las 6 de la tarde. El sol aun está alto, pero a la sombra de los pinos el calor es soportable. El grupo de atisbados, feroces, y temibles guerreros se acerca. Todavía, según su servicio de información, siempre eficiente, han de parar en la casa, dejar algunas cosas, sacar el viejo todoterreno del “Ratas´s Room”, recorrer y cebar los puestos, y distribuirlos después mientras meriéndan. Aún hay tiempo, un par de horas al menos por delante. 73 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Pero D. Eulogio es marrano prudente, por eso ha llegado a viejo, y ya ha convocado a la tropa, que se va reuniendo a su alrededor allá muy dentro del bosque y lejos de los caminos, donde los humanos no los ven ni los oyen, y solo raras veces los huelen sin poder localizarlos. Acuden todos: Los solitarios guardando las distancias, que D. Eulogio tiene mucha mala uva si interpreta algo mal. Los primales dándose empujones van por pequeños grupos. Los bermejos, tratando de acercarse a las enormes marranas madres que andan pegadas a las marranas más jóvenes y los rayones que no hacen más que dar la lata, como siempre. -¿Estamos ya todos?, pregunta D. Eulogio mientras con la mirada parece recorrer a todos los presentes. - No, dice un marrano del fondo. Faltan los de la finca del alemán, los de arriba del todo y los que pasan por la Zanja. - Bueno, añade D. Eulogio, peor para ellos y mejor para nosotros. Si no están a tiempo, ya se acordaran de nosotros cuando escuchen los tiros. Hoy es día de cuidado para cochinos viejos Vienen los Cazadores de La Cañada D. Eulogio nos reúne y nos da consejos Sabe que no les gusta irse sin nada Todos deben escuchar atentos a su testa No sea que como a los tontos de fuera Nos den un tiro a la primera Al perderse a la reunión, por no dejar la siesta. El camino del grupo de Murcia hacia Las Cañadas es ameno. Por fortuna, nadie puede grabar su conversación en el coche, que haría felices al oírla a mil detectives Colombo, Poirot o policías de homicidios que hubiera cerca, cuando no a “Jack el Destripador”, si no están informados de adonde va esa tropa. Los comentarios son algo así como: -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ Hoy mato yo. No, hoy me toca a mi primero. Como mates tu antes que yo, me das el disgusto Si tú te duermes y no matas ni a los sordos Matar lo que se dice matar yo, que ya llevo 15 este año Pues yo mato poco, paro al que mato, lo mato bien muerto. Tu al que tienes que matar es al gordo que ronda por tu caseta Mata también a la zorra rubia que hay por allí que es muy follonera Pero no la mates pronto, que detrás de una zorra siempre anda un guarro ¿Has visto que chiste te ha salido? Vale, así mato a dos esta noche. Con esta charla transcurre el camino por la llanura Chistes, anécdotas y hablando del mundo entero Discusiones sí, pero todos de acuerdo sin fisura A la hora de poner verde a Zapatero. 74 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Ya llega la tropa a la casa. Se vacían los coches, se desordenan las cosas, dejándolas sobre las ya desordenadas que hay dentro. Como debe ser. Con ese matiz de desorden desordenado que hace echar de menos cualquier objeto, rifle, funda, manta, que no se encuentra en su desordenado sitio en un momento dado. Ahora, cada cual cumple su misión en silencio. Todos sabemos lo que hay que hacer. Sacar el coche del cobertizo, preparar la comida de los cochinos, colgar la comida nuestra de la viga, preparar las armas, la ropa, y todo con un ceremonial de eficacia y exactitud que para sí quisieran los muchachos de la Chacón. De vez en cuando, sale alguno y la casa queda vacía Permanecen alejados y de espaldas a los demás Parecen apaches al horizonte mirando Allá al fondo, a la tierra labrada y la baldía Unos tardan menos y otros más ¿Qué es lo que están tramando? ¡Coño!, pero si lo que están es meando! Este último comentario ha sido de Marranín. Marranón, Marranín y Marranete forman el servicio de información que D. Eulogio establecido entre Los Pinares y La Cañada. Son los tres bermejos más despiertos de la finca. Su misión es informar de lo que acontece a la entrada de la Cañada. Otros se encargan de las demás fincas. Desde que los cazadores enfilan por delante de Los Pinares los van observando. Se han bañado previamente para que no los huelan, no hacen ruido y apenas se dejan ver entre las malezas bajas. Su misión principal es la de informar a D. Eulogio de cuantos son los que vienen, si se quedan, si traen armas para aviar perdices y conejos o para arreglarlos a ellos. La información más importante sin embargo, es saber quiénes son los que han venido. Nunca abandonan la observación. Si la novedad es importante, Marranón, que es el que manda, enviará a alguno a informar al mando con orden de volver de inmediato, y, aunque tuviera que mandar a los dos, él permanecería en el puesto hasta la caída del sol o la salida hacia los puestos de los cazadores, momento en que tiene ordenado reintegrarse al puesto de mando donde ya le tendrán preparado un resumen de las instrucciones para pasar la noche y comerse lo que pongan sin exponerse demasiado. Marranón ya ha decidido que la información es suficiente para enviar la novedad a D. Eulogio. Corre a la reunión, Marranete Informa a D. Eulogio de la situación, vienen solo Miguel, Mariano, Paco, Basilio y Manolo Es decir, esta vez son cinco y no son siete. Marranete sale disparado, mientras Marranón y Marranín permanecen observando al enemigo. Mantendrán el contacto hasta poco antes de que se oculte el sol o hasta que vean a los cazadores salir hacia los puestos. Hasta entonces esperaran a Marranete, pero si no ha vuelto, ellos cumplirán las órdenes y acudirán a dar la novedad de la salida a los reunidos, recibirán las instrucciones de aquel a quien haya designado D. Eulogio para ello, y a partir de ahí, dispersión, a comer y que Dios reparta suerte. Mientras Marranete va a dar la novedad a D. Eulogio, los cazadores salen cargados de almendras y panizo para preparar los puestos. Después elegirán cada uno el que crea que está más “tocado”, y dejando libres los que están con toda la comida. No siguen la sabia regla que dice: 75 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Si no lo han tocado, no es por derroche Que si es que ayer no han entrado Nada indica hoy que vuelvan y entren esta noche Y se coman lo que les hemos dejado El viejo Jeep va dando tumbos. Va cargado con todo lo imaginable. Ha sta con los cazadores. Hay herramientas, sacos, cubos con panizo, cubos con almendras, baterías, hachas, azadas y algunos objetos difícilmente clasificables, pero todos serán útiles cuando menos te lo esperas. Y algunos varias veces. De puesto en puesto se analiza por los expertos, Miguel y Mariano, dónde han entrado y dónde van a entrar. Paco escucha, Basilio fuma y Manolo no sabe no contesta. La dura lucha dialéctica es entre los dos primeros. Paco y Basilio se pondrán donde quieran y Manolo va fijo a la caseta del pino gordo. De vuelta a la casa, la merienda cena, y allí se deciden los puestos: Miguel arriba del todo, encima de la escalera. Allí esta tan alto que como los cochinos no pueden levantar la cabeza es difícil que lo vean. Mariano a su puesto en la ladera del cerro. El puesto es fácil de descubrir. No hay más que seguir la cantidad de artilugios que ha montado. En todo caso, seguir las cuerdas con panochas atadas de las que jala desde su sillón, y no hay pérdida. Paco se situará en la caseta pequeña. Cuando sale se transforma igual que los contorsionistas de circo, pero el puesto es bueno y desde donde esta como le entre alguno lo arregla seguro. Basilio se va a las Retamas. Allí estará en alto y se cree que echando el humo hacia arriba los cochinos no se enteran, pero son muy listos, como vamos a ver. Y Manolo, a la caseta del Pino. Que no le entre ninguno pronto. Porque es el caso que mientras llega, sube, coloca la mochila, prepara el rifle, la linterna, se recoloca, pone los prismáticos, saca la radio, se pone la sordina y capta una emisora que dé futbol, los marranos ya han tenido tiempo de entrar jalarse toda la comida, hacer sobremesa, hacer una corta siesta y ponerse de nuevo en marcha. A la caza del marrano Han salido los cinco. Cual héroes de la Ilíada Los perseguirán con ahínco O con golpes mano Y si es el caso que regresen sin nada De honor les dará el alma un brinco Y mandarán los cochinos al guano. Más ¡Ay de aquel Que se les cruce por delante! El recado le llegará certero Fijaros bien en aquel que, Que silencioso y artero, Va y te atiza el tiro con talante. Marranete ya ha llegado a la reunión, dada la novedad a D. Eulogio, que le manda devuelta con la orden de regresar a los tres. D. Eulogio: ¡Orejo! Quedas encargado de comunicar a los informadores las instrucciones para cuando se reintegren. Orejo: ¡Sus órdenes mi gran marrano! 76 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico D. Eulogio: Sin pitorreos Orejo, que te apaño la otra oreja de un mordisco y te dejo guapo. Orejo calla y otorga. Es cochino viejo y sabe con quién se la juega. A Orejo le pusieron el mote desde que tuvo un tropiezo con ese al que llaman Paco. Lo sorprendió cuando iba pensando en las musarañas y le arreó un tiro que le dejó la oreja izquierda abierta como a las vacas marcadas. Al notar el tiro Orejo se tumbó al suelo como fulminado. Al poco, vio al tal Paco acercarse. No tuvo que fijarse mucho para darse cuenta que después del tiro el visor laser que llevaba se había descentrado, así que de repente pegó un brinco y echó a correr cuanto pudo. Paco, todo sorprendido Apuntó al cochino de nuevo Mas el tiro certero y decidido En vez de en pos del cochino perseguido Iba errático cual loco chivo Y por más que repetía la faena No solo no acertaba al fugitivo Sino que tras errar el tiro definitivo, Se quedó con la gana llena Y desde entonces vive Orejo con media oreja Adorado por la marrana joven y la vieja Y con el corazón chulesco y altivo. D. Eulogio: - ¡Mariconazo! ¿Dónde estás? Mariconazo:- Aquí al fondo D. Eulogio. D. Eulogio:- - Bien. Haz un recuento por encima de todos los marranos de Las Cañadas mientras voy repasando las indicaciones para la noche de hoy. Mariconazo:- ¡Sus órdenes mi… mi coronel! D. Eulogio había levantado la mirada, y Mariconazo apenas tuvo tiempo de cambiar el nombramiento de aquel a cuyas órdenes se ponía, y por muy poco había podido evitar un rápido mordisco del jefe. Mariconazo se pone a la faena. El curioso nombre que lleva este marrano se lo encasquetó ese al que llaman Manolo. Fue hace tiempo, en una tarde calurosa. Muy de día aún lo dejaron al borde del camino apenas unos metros más allá de la casa. Iba sin duda al puesto que hay donde está la gran charca, donde ahora están los artilugios del tal Mariano. Mariconazo lo vio avanzar por el borde del sembrado recién labrado, con la mochila a la espalda, la gorra un poco hacia atrás y el rifle al hombro. Vamos, que parecía un guerrillero de Sierra Maestra. Le faltaba el pañuelo rojo al cuello. Decidió darle un susto que le sirviera de escarmiento. Mariconazo lo dejó avanzar, hasta que estuvo a su altura, a un par de metros de distancia, él en la espesura y el tal Manolo al descubierto. Entonces, el marrano muy diestro Le dio un rebufo de mandanga El tal Manolo dio tal salto Que más parecía un gato kurdo Y el marrano, que era además zurdo Culminó el feroz asalto Con un sonoro corte de manga Utilizando el brazo siniestro. 77 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico El tal Manolo no pudo reaccionar ni queriendo, pues para colmo ni el rifle llevaba puesto el cerrojo, de manera que lo único que hizo fue gritarle al cochino al tiempo que lo veía marcharse, diciéndole ¡Mariconazo!. Como realmente parece una palabra que expresa algo grandioso, al marrano le gustó y desde entonces todos lo conocen con ese apodo aunque ningún cochino ha sabido explicarle que significa el epíteto. D. Eulogio por fin se dirige a la tropa formada. Vamos a repasar las tres normas fundamentales para la salida nocturna y papeo seguro. REGLA PRIMERA: DE LA COMIDA Hay que estar atentos a los puestos en los que se detecte más comida de lo habitual. Recordad la regla del recluta: Cuando al guripa le dan de comer Es que lo van a moler Y cuanto mayor es la comida Mayor será la molida La comida está servida Mas pensad que quien eso hizo Con lo mal que anda la vida No pretende perder ni la almendra ni el panizo Lo que pretende el muy vivo Es a ver quién viene y se lo cepilla Para pillarlo como a un chivo Y atizarle en todas las cotillas Así que piensa con inteligencia Si voy y me lo como En cuanto vea mi apariencia El que esté va y me arrea en el lomo. Cuando se vea un comedero especialmente dispuesto, prosigue D. Eulogio, hay que obrar con cautela utilizando la táctica más certera a elegir: -­‐ -­‐ Mandar por delante unos cuantos pequeños. Se pondrán a comer como locos y, si hay cazador, éste intentará que se vayan gritándoles o tirándole piedras. Ya sabéis entonces que ahí no se puede entrar, que hay cazador, y los pequeños corren poco riesgo, salvo que esté ese al que llaman Basilio, que le gustan tiernos para la parrilla. Asomar el morro lo justito para, mirando hacia arriba lo posible, ver si una figura se enhiesta y adelanta. Si es así, retroceder de inmediato, y pensar que ya habéis echado la tarde, porque al que le toque, ese se queda ahí repitiendo la faena y cabreando al cazador, al tiempo de que avisa al que se acerque del peligro. Eso, si el que aparece es de La Cañada Que si se trata de algún chuleta De esos que vienen de fuera Que os mira con desprecio como si nada Y que viene de otra finca a por la papada Con toda cortesía le cedéis el paso, 78 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Con buena y educada manera Os apartáis por si acaso Y ya veréis como le ponen la paleta. Sin embargo, y a pesar de estas normas, debéis utilizar siempre la calma y la inteligencia. Recordad la historia de Gruñonazo. Todos recordaban lo que le pasó a ese gran marrano, lo que los cazadores llaman “un tanque”. Era una noche oscura como boca de lobo. En el sitio que llaman “Las Retamas” estaba Paco en lo alto del andamio. Un grupo de marranillos andaban comiendo, pero el tal Paco en vez de espantarlos se quedó quieto sin mostrar indicio alguno de su presencia, así que Gruñonazo, se quedó esperando a pocos metros, hasta que estimó seguro que no había cazador en el puesto, y se adelantó para espantar a los primales con un buen bufido y ponerse ciego a continuación de almendras y panizo. Paco se había armado de paciencia Es tirador certero y sensato No es de los que aquí te pillo, aquí te mato Y supo esperar un cochino con más apariencia. Gruñonazo pasó junto a la escalera Paco vio abajo el bulto Y desde arriba oculto Apuntó al marrano de fina manera. Lo tenía en el centro de fuego Paco iba a dar el disparo certero El marrano miró hacia lo alto Paco quedó descubierto, pero avizor Apretó el gatillo del rifle artero Más fue el arma la que “luego aluego” Falló pues que picó en falto La bala que el avezado cazador Puesto había en el rifle para hacer fuego Al oír el ¡Clic! tenebroso, Gruñonazo puso pies en polvorosa Y oculto tras una retama hermosa Con gruñidos gruesos y groseros Se mantuvo expresando sus deseos más indecorosos Para quién, si no le llega a fallar la bala Le deja arreglado su cuerpo hermoso. Así se pasó tres días del ala Sin parar de gruñir venablos y tacos Y algún que otro palabrotazo Y fue desde entonces que se ganó del tal Paco El apodo de “Gruñonazo”. REGLA SEGUNDA: DEL ATAQUE NOCTURNO Todos conocemos las ventajas e inconvenientes del ataque nocturno. 79 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Ventaja del ataque nocturno: El enemigo no te ve Inconveniente del ataque nocturno: Tú no ves al enemigo Más si la noche es oscura Como sotana de cura Y tú no te ves ni el ombligo, Una ventaja tienes en este turno Que aunque no os veáis ni a lo corto ni a lo ancho Tú sí que sabes el momento En que vas a atacar el rancho Mientras el que te espera Puede muy bien estar en la higuera Y tú, a comer tan pancho. REGLA TERCERA: DE LA COCINA Y EL CONVENTO Es de sobra conocido Que los monjes en el refectorio Comen agua y migajas de pan cocido Mientras que la cocina Del convento, es notorio Que abundan jamón y chorizo Amén de un buen puchero Es decir, la cocina es una mina Para aquel que bien la hizo Y que bien organizó el despensero. ¡Muchachos!, dijo D. Eulogio. Como sabéis esto se traduce en que por norma hay que ir a ponerse moraos de almendra y panizo justo en los puestos que hemos dejado sin tocar en toda la semana, ya que ellos repondrán bien llenos los que nos hemos “jalado” pensando que vamos a volver, cosa que no haremos hasta que se hayan ido, por supuesto. A lo lejos se oye el ruido de los todoterrenos que de vez en cuando se paran. A continuación un leve murmullo y un portazo. Los cazadores se van colocando. D. Eulogio continúa. Como ya sabéis es arriesgado mandar a ninguno a que localice los puestos que quedan cubiertos, ya que aún es de día, los tíos van armados y todos han mostrado ya en varias ocasiones que vista la pieza esta no se les escapa. Por eso, como sabemos, gracias al servicio de información quienes han venido, vamos a repasar como detectarlos. Y vamos a analizarlos por el orden de antigüedad que los conocemos. MIGUEL ANGEL: Ojo con ese que es fino. Se suele poner muy en alto, por lo que es difícil sacarlo por el olor. También hace muy poco ruido y está todo el tiempo quieto y despierto, así que la mejor forma de detectarlo es con la vista, asociándola al oído. Si sospechas que está Miguel 80 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Asoma el morro solo un poco Y rápido después, retrocede a la espesura. Repite la operación ante el puesto, sin entrar en él De modo que cada vez El cazador se levante para apuntar un poco. Así, antes o después Al darse algo de premura Algún ruido sonará Y por el sabrás de buena mano Que Miguel está en la altura Y que si te descuidas te arreglará Tu lindo cuerpo serrano. Ojo: El que lo detecte ahí se queda, como ya ha sido ordenado, para avisar a los propios y ceder el paso educadamente a los extraños. La última vez le tocó el numerito a Rigodón, y cumplió como los buenos avisando a los nuestros y dejando pasar a un chuleta de Vélez, bien gordo por cierto, al que el tal Miguel lo avió a la primera, y al que tuvieron que pistear todos los cazadores porque se metió, desconocedor del terreno, en lo más inaccesible de la espesura. Por cierto, que como acudieron todos a echar una mano, con la tranquilidad de que estaban los puestos libres, nos fuimos todos los cochinos a los comederos y nos dimos un festín de los de recordar mientras los cazadores localizaban al de Vélez. Buen elemento Rigodón. Se ganó el apodo en una apuesta delante de la caseta en la que estaba el tal Manolo. Todos sabían que el cazador estaba allí, y algunos cochinos aficionados incluso afinaron el oído para escuchar “Tiempo de Juego”, que era la sintonía que tenía puesta en la radio. Jugaba el Madrid, y no pudo resistirse a la tentación. Rigodón se apostó a que era capaz de pasar delante del puesto por detrás del comedero marcándose un trotecito rigodón tres veces. Varios cochinos aceptaron la tentadora apuesta, que era nada menos que una cita con la marrana “Venpacáqueverascomoteenderezoelrabo”. Rigodón pasó las tres veces por el puesto, con “paradiha” y todo, entre los aplausos de la marranería presente, y solo fue descubierto en la última. Estaba en pleno sambeo sabrosón, cuando vio a Manolo asomar el rifle con el tiempo justito de meterse debajo de una olivera. Se salvó por los pelos. No contó con que el feísimo y largo morro que tenía por delante y el enorme y negro lomo que tenía por arriba lo hacían especialmente fácil de detectar, además de que el Madrid iba perdiendo, y el tal Manolo mosqueado se asomó más de la cuenta. De todas formas, ganó la apuesta. MARIANO: Conocer su puesto es fácil. No hay más que seguir los artilugios, relojes, cámaras y panochas volantes que hay en todo el recinto alrededor de su caseta. Otra cosa es saber si está Mariano para entrar o no a comer. Repasemos lo que hay que hacer. Para a Mariano detectar Tu mejor sentido Habrás de utilizar Pues no se habrá movido En ningún momento De su esperar Y con él es peligroso entrar Si es que el cochino no anda atento. 81 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Afina bien el oído Por si allá en lo alzado Suena algún leve ronquido Lo que indicará que está, pero privado. La vista, poco te ayudará Solo verás un bulto asomar Muy quieto mirando Y saber no podrás Si está de guardia al velar O en realidad esta sobando. Es el olfato quién te salva Ya que si está de hecho, En todas las ocasiones Te vendrá de arriba derecho Un olor fuerte y a mansalva A tortilla con mejillones. Y ojo con Mariano, para no estar perdido Que con el no vale camuflarse con habilidad Con ese truco de encogerse hasta la mitad Para pasar más desapercibido Eso nos hace parecer más pequeños y gorditos Como si fuéramos tejones Y eso despierta en Mariano Un ímpetu desaforado Puesto que en cuanto ve un tejón Sus ojos se clavan en el desafortunado Y en breve lo deja arreglado De un disparo certero y atinado Que es por ello, de buena mano Que le fue impuesto de modo acertado El apodo de Mariano García Otero Alias, “El Tejonero”. BASILIO: Basilio, es detectable a distancia No hay que esperar mucho Quince o veinte minutos a lo más Para que se ilumine su rostro ducho Y en breve después notarás Del mejor tabaco la gran fragancia. Por eso es fácil de esquivar Pero también os hago notar El cariño que a Basilio todos tenemos Por lo mucho que nos respeta Que cuando viene a cazar 82 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Y en la casa se ponen a cenar Desde lejos percibimos con ilusión Como saca la mejor panceta La mejor salchicheta Y el mejor jamón. Y es que esa es hermano La mejor forma y manera Que tiene el ser humano De mostrar en cada ocasión El respeto debido a un buen marrano. Con que ya sabéis muchachos: Si veis luz reiterada y huele luego a tabaco caro ¡Adiós Lucas!, que ya vendré otro día. PACO Ojo con el tal Paco Que es difícil de sacar Ni bebe ni fuma tabaco Y cuesta trabajo poderle engañar. Además, se mete en la caseta En alto y casi sin asomar No se le ve ni la camiseta Ni se le oye casi respirar. Pero como todo ser humano Tiene su debilidad Y es por ahí hermano Por donde le podemos pillar. No hay que entrarle a la primera Que bien despierto y atento estará Pero pasada la primera hora A torrarse comenzará Agachaos tras el barril, que el mirará Pero mal calculará vuestro tamaño Y si piensa que eres pequeño Apenas abrirá un ojo y para si dirá Ese es un primal que no merece apaño Y seguirá después con el sueño. Así que ojo con Paco: Entrarle tarde y a hurtadillas, agachándoos para que os crea de menor tamaño, y así escapareis bien de la cena. MANOLO El tal Manolo es fácil de detectar si se está atento al parche. Detectarlo es una papeleta Cuando Manolo, para meter baza En lugar de la terraza Se mete dentro de la caseta 83 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Ahí, de nada te sirve la vista Ni el olfato, pues está muy alto Aquí es el oído el artista Y es el cochino sordo el que se lleva el sobresalto. Primero has de estar informado De si el Murcia o el Madrid están compitiendo Porque si es así andará anonadado Pegado el transistor al oído y oyendo. Puedes así pasar desapercibido Más no te arriesgues, si no es seguro y lo ves Que de los que han tenido algún descuido Estando Manolo en la caseta Les ha dado la gran pataleta Atinándoles certero con el exprés Y dejándolo a la primera fenecido. La noche es luminosa, serena y plena de susurros y perfume a tierra recién mojada. La luna es casi llena. Buena para los cazadores que ven muy bien y mala para los cochinos descuidados que se quedan temerariamente al descubierto. La larga lucha ha comenzado. Los cazadores tratan de identificar cualquier signo que indique que el marrano está cerca, al tiempo que se empequeñecen para no descubrirse. Los marranos viejos caminan por la umbría, donde no se les ve y tampoco se les oye, porque la humedad reinante y las ramas mojadas no hacen crepitar sus pisadas. Pase lo que pase, es una noche gloriosa, y el mero hecho de estar allí, en la soledad de una enorme y silenciosa compañía, ya es suficiente motivo para que haya valido la pena acudir a Las Cañadas. Algún lejano ladrido de perro que sin duda ha detectado un marrano cerca. Gemidos de una zorra que ha perdido la presa, que se asemejan al llanto desesperado de un niño pequeño. Pájaros nocturnos que arrullan o anuncian. Liebres que, inquietas, juegan alegres sin imaginar que hay dos ojos humanos que las ven divertidos. Y en medio de esta susurrante algarabía, imposible de sospechar y menos de imaginar sino se presta atención, un leve gruñido, una rama que cruje, un indicio de marrano gordo, y los sentidos se agudizan para detectar y no ser detectado. Y es entonces, en medio de esa noche llena de armonía, cuando suena seco, duro, discordante y fuera de sentido, el disparo de un rifle. Miguel Ángel ha oído el disparo. Está en la parte alta y el tiro ha sonado de abajo. Viene de donde Basilio está Seguro que al cochino le ha dado Como lo haya aviado En casa una semana cochino comerá. Basilio afina el oído inquieto: Ese ha sido Paco con uno de sus rifles viejos El tiro viene de la Olivera 84 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Porque si Miguel fuera El tiro habría sonado más lejos Paco asoma la cabeza por la caseta: Vaya, ese tiro del puesto de Manolo viene Será algún marrano que se me ha escapado a mí. Vaya suerte que este pendón tiene O será que en vez de matar un cochino Lo que ha ocurrido, si mal no atino Es que ha marcado un gol el Madrí. Manolo se quita la sordina del transistor y escudriña el horizonte. Es tiro ha sonado y no sé de donde Paco no ha sido, que lo tengo cerca Mariano tampoco, que no ha sonado en la alberca Como si lo llamo, no me responde Mejor esperar a la reunión A ver quien ha sido el matador O si le falló el disparador Y el cochino anda ya por La Unión. Mariano abre un ojo. Medita: Ese ha sido Miguel que está en lo alto Y mira que me joroba con ahínco Que si ha sido él, y yo sigo falto Con este ya este año me lleva cinco. Después vuelve a cerrar el ojo, no sin antes anotar la hora a la que ha sonado el tiro, no sea que no pueda demostrar que estaba despierto en ese momento. La noche calmada prosigue su impasible marcha. Todo vuelve a lo habitual, salvo que los cazadores están más atentos y los marranos, más desconfiados y más prudentes si cabe. Pasa más o menos una hora cuando suena un nuevo disparo. Esta vez no hay duda. El disparo viene de la altura Del puesto de Miguel Y como no hay otro en esa anchura Tiene que haber sido él. Ya es hora de recogerse Los cazadores recogen los aperos Y como buenos compañeros Hacia arriba comienzan a moverse. Miguel no está en su sillón De él solo se oyen palabros gruesos y algún rebufo Que vienen lo más espeso y quebrado 85 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Y es que pisteando al machón Se guía más por el tufo Que por los signos que ha dado. Todos acuden al grito de ¡A mí la Legión! Sin amilanarse cuando con tino fino Se dan cuenta que el gorrino Es de los que pesa un montón. Hasta Manolo ayuda a la gente Iluminando desde el camino Para que la tropa se oriente Mientras cargan con el cochino. Por fin, derrengados y sudorosos Sacan al camino el marrano Que es de todo: feo, cara de oso De todo, menos enano. Que feo que es, madre mía, Con ese morro de elefantiario Y ese lomo de dromedario. Este no es de Las Cañada Ni de Murcia tiene nada Este, seguro, es de Almería. Mariano, rápido a lo suyo: A por el trofeo. Esta noche han triunfado, porque si bien es uno quien lo ha cazado, para sacar al bicho de donde se había metido hizo falta el esfuerzo de todos. Pero ¿Han triunfado solo los cazadores? Rigodón estuvo contemplando la escena, hasta el momento en que vio que todos los humanos se metieron en la maleza, excepto uno, el tal Manolo, que también se encontraba ocupado marcándoles el camino con una luz. Escucha claramente conversación del grupo: -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ No lo veo Pues por ahí debe andar Por aquí se huele Si es que se lavan poco ¡Ay! Que tropiezo. Cuidado por ahí que hay un pozo. No quiso esperar más, y en cuanto vio a todos los cazadores ocupados salió disparado al cuartel general para dar la novedad a D. Eulogio. Apenas una hora antes, Rigodón había detectado la presencia de Miguel en su puesto, y cumpliendo instrucciones para mantener al cazador ocupado: 86 Revista Acequia Relatos, corto, breve y lacónico Asomaba y se retiraba Cascaba una rama de vez en cuando Acompañando a un leve bufido Todo, para mantener entretenido Al cazador según se le ordenaba Y así lo disponía el mando. Y en estas estaba Cuando le sorprendió por detrás El gruñido de un gran marrano Que además lo miraba Con cara de ¿Adonde irás Estando aquí este tirano? Ni se te ocurra pensar, Le dijo el mal avenido, Que de esa almendra vas a probar Que para jalármela he venido Y presto voy a empezar Rigodón, todo educado Se apartó cediendo el paso al altanero Diciéndole como muy achantado Y muy cortés y esmerado ¡Adelante!: Tú primero. Pasó a comer el de Almería Mas el cazador ya estaba prevenido Y con lo claro que se veía No falló el tiro, y dejó bien cumplido Al que osó hacer tal villanía. Al notar el tiro, el marrano huyó despavorido Y sin conocer por donde andaba Fue a meterse, con hondura Y cada vez más penetraba En medio de la espesura Sin saber donde se había metido. Y tras de él se metieron Todos los cazadores, hasta el más feo Pisteando todo lo que vieron En busca del trofeo Del cochino que hirieron. Cuando Rigodón llegó ante D. Eulogio, este se incorporó de su cama y dijo: -­‐ ¿Estás seguro de que están los cinco? -­‐ Sí mi coronel, respondió Rigodón bien cuadrado como mandan las ordenanzas. 87 Revista Acequia -­‐ Relatos, corto, breve y lacónico Bueno, pues mientras lo encuentran, lo sacan, obtienen el trofeo, charlan, se cuentan aquello de que es igualito al cazó no sé quién en no sé qué sitio, les va a dar el Señor. Hay tiempo de sobra, así que: Adelante: Orden de caza general de todos los comederos. Rigodón salió disparado comunicando la orden a los enlaces que corrieron raudos por toda La Cañada a dar la buena nueva, dando paso a lo que los cazadores siempre ignorarán: Y toda la marranería Se puso rápido en danza Para darse a la pitanza Donde cazadores no había Se pusieron feos de panizo Si más ello era posible Gracias al que el de Almería hizo Caso del Rigodón tan plausible Y de todo ello deducimos Que con marranos listos Como los de La Cañada No es previsible nada Ni tretas, ni cariños, ni mimos Todo artilugio es cosa vana Guiados por D. Eulogio o quien se añada A pesar de nuestro inventos de artistos Harán siempre lo que les venga en gana. ACLARACIÓN AL CUENTO: A. Cualquier parecido entre los hechos descritos y la realidad son ciertos. B. Todo lo más que admito son algunos adornos, pero pocos, y en lo que atañe a los humanos. Y ES QUE IGUAL QUE EN LO TAURINO SE DEFIENDE AL TORERO Y AL TORO, EN LA CAZA NO TODO LO QUE RELUCE ES ORO Y HAY QUE DEFENDER TAMBIEN AL COCHINO. 88 Revista Acequia Perfiles Desde El Carmelo Por Belén de San José. cd Escribo desde el Carmelo de Málaga, un convento de monjas “de clausura”. Entro en territorio de la Compañía de Jesús y les aseguro que me siento en familia. Francisco Rodríguez me ha pedido una colaboración para su revista y la escribo con gusto. Voy a intentar describirles nuestra forma de vida, algo de mi vocación y de cómo la vivo. Todo el mundo nos conoce como Carmelitas Descalzas pero el nombre oficial de nuestra familia religiosa es el de Monjas descalzas de la Orden de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo. El tronco primitivo de la Orden nació en Tierra Santa, en las grutas donde vivió San Elías con la comunidad de profetas en la falda del Monte Carmelo. Fueron Cruzados que decidieron quedarse en la Tierra de Jesús para vivir como ermitaños y se agruparon en torno a una capilla dedicada a la Virgen María, su Señora. Circunstancias históricas les obligaron a trasladarse a Europa y acomodar sus estructuras a las de las Órdenes Mendicantes. Pronto surgió una rama femenina y fueron abriendo fundaciones. En una de ellas, en Ávila, entró Teresa de Ahumada. Y en esa tierra fértil del Carmelo plantó ella una viña nueva. Somos pequeñas comunidades de mujeres que compartimos vocación, llamada interior a vivir en obsequio de Jesucristo. Nuestra vida es simple y sencilla. Se organiza en torno a dos ejes: la oración como trato asiduo de amistad con Dios y la relación con las hermanas, conjugando soledad y encuentro comunitario. Así cada día dedicamos unas cinco horas a orar de forma expresa, bien en la liturgia, bien en el silencio del corazón. Y tenemos también dos momentos fuertes de encuentro entre las hermanas. Vivimos en clausura, creando un espacio que haga posible la soledad y el silencio que favorecen la atención al Dios que nos vive dentro. Si esa atención se da y es verdadera, la clausura no nos aísla sino que hace de nuestras casas lugares de escucha, acompañamiento e intercesión. Entonces, como decía Pablo VI, los muros del convento se vuelven de cristal. Nos ganamos la vida con nuestro trabajo; abastecemos de formas para la Eucaristía a casi toda nuestra Diócesis, una hermana restaura imágenes y hacemos rosarios, escapularios y pequeñas labores de sacristía. Realizamos también las tareas propias de una casa grande, algo parecido a una casa de campo: lavandería, limpieza, enfermería, cocina, jardín, portería, sacristía... La priora organiza y distribuye los distintos oficios y, salvo en aquellos que requieren una cualificación especial, vamos rotando cada año y medio o tres años. Nos ayudamos de personal externo para los trabajos más fuertes. 89 Revista Acequia Perfiles Procuramos cuidar el espacio en que habitamos, que termina siendo como un reflejo del espacio interior que abrimos a la Presencia de Dios. Cuando yo era postulante me encargaron cuidar un trozo del jardín. Mi Maestra me decía que lo hiciera acordándome de la imagen que utiliza Santa Teresa en el libro de la Vida al comparar el alma con un huerto: que arrancara las malas hierbas, moviera la tierra, regara, imaginando que lo hacía conmigo misma para ser tierra buena para el Señor. Lo hacemos de forma inconsciente, pero siempre me llama la atención la belleza y armonía que encuentro en nuestros Monasterios a pesar de que suelen ser caserones antiguos y pobres. Cada uno de nuestros Carmelos es una Comunidad con autonomía jurídica. Cada tres años las monjas eligen a la priora y a tres consejeras. La priora gobierna la Comunidad en calidad de superiora mayor. Desde tiempos de Pío XII hemos ido dando tímidos pasos para constituir Federaciones de Monasterios que nos permitieran ayudarnos y hacernos espaldas a la hora de afrontar las dificultades y los retos de cada momento y de responder de la mejor manera a lo que el Señor y el mundo de hoy puedan esperar de nosotras. Nada de esto sabía yo cuando pisé por primera vez el locutorio de esta casa para pedir una experiencia. Me llamo Belén Jiménez de los Galanes Gayo, en el Carmelo Belén de San José. Tengo 49 años y entré en el Carmelo al cumplir los 22. Dos años antes estas monjas me concedieron vivir una especie de “inmersión” carmelitana. Sólo fueron 10 días porque en mi familia se produjo todo un terremoto cuando dije que me iba unos días a un convento. Esa experiencia me tranquilizó y me confirmó en lo que yo creía una llamada de Dios. Me tranquilizó porque yo siempre tuve la idea de que un convento de clausura era algo triste y oscuro y las monjas eran más bien “monjitas” cursis cortadas por un mismo patrón, con las manos debajo del escapulario y los ojos bajos. Terreno vedado para la normalidad y la espontaneidad. Y encontré mujeres alegres, de trato llano, sin encorsetamientos. El convento me pareció pobre, sencillo en extremo, con las paredes encaladas y lleno de luz. Se podía respirar hondo. Y me confirmó que este era mi sitio porque vi un retrato de lo que había leído en Santa Teresa. Una cosa sobre todo me sobrecogió, sentí como nunca antes y nunca después, una presencia casi física de Jesús, como si anduviera por los claustros y tránsitos y lo pudiera encontrar de carne y hueso al doblar una esquina. Quedé en paz, a la espera de que el Señor dijera que era hora de entrar. Mi vocación no surgió de forma repentina, fue más bien de crecimiento lento, al ritmo de mi relación con Dios. Yo deseaba ser médico para cuidar a los más necesitados. A la vez en mi conciencia se abría paso con claridad creciente una atracción a la vida contemplativa en clausura. Una vida que yo no conocía -no había visto jamás una carmelita- pero que entendía como una dedicación en exclusiva a Dios, sin otra motivación que Él mismo. Llegó un momento en que comprendí que tenía que mirarlo de frente y responder. Responder a Dios, porque sabía que era Él quien me llamaba y que podía decir que sí pero también que no. Que el Señor respetaba mi libertad y que una negativa por mi parte no acarrearía represalia alguna por la suya. Pero también era una respuesta a mí misma, porque esa llamada empatizaba con lo más genuino de mi persona y en el 90 Revista Acequia Perfiles fondo negarla era negarme. Me decidí a hablarlo con un sacerdote y busqué a un jesuita que era el único a quien había oído hablar de oración como yo la vivía. Estaba destinado en la Comunidad del C. M. Loyola. Él me sugirió la idea de la experiencia y me animó a empezar Medicina y seguir mi vida con toda normalidad, atenta a lo que el Señor fuera haciéndome sentir y dispuesta a dejar todo si fuera preciso. Y lo fue, dejé la carrera a la mitad y comencé otra bien distinta. Nunca me he arrepentido. Los años de vida en el Carmelo han dado para mucho. Hoy ya no puedo decir que camino a oscuras por más que la fe siempre lo sea, porque sé de quien me he fiado, sé que nunca falta, que siempre me espera, que cuando alzo mis ojos a mirarle los suyos ya me estaban mirando. He aprendido que la vida de fe, la vida cristiana es tan fácil que nos resulta muy difícil. Que no consiste en hacer grandes cosas, ni muchas, consiste en en acoger el regalo que Dios nos hace de sí mismo y así dejarnos despojar de lo que no es Él. Ahora creo en los milagros porque los veo cada día, cuando un grupo de mujeres de procedencia y formas de ser tan distintas, a veces tan opuestas, convivimos en un espacio reducido, sorteando las dificultades de convivencia en un equilibrio que parece imposible. El Señor hace su obra con lo que somos cada una, sin que nuestros defectos, limitaciones y pecados se lo estorben. Le basta nuestra buena voluntad. Santa Teresa siempre quiso a la Compañía de Jesús. No le faltaron motivos, fueron jesuitas los primeros en entender su alma y asegurarla en las vías del espíritu. Toda su vida les guardó agradecimiento. Sus hijas no queremos ser menos. Todos ustedes forman parte de alguna manera de la gran familia que hoy es la Compañía. En Málaga, en el Carmelo de calle Don Rodrigo, tienen su casa. 91 Revista Acequia Perfiles Prof. Dr. D. Rafael Vara Thorbeck Por J. Federico Moldenhauer (1968-1974) Fue el 21 de octubre de 1971. Sentado en su despacho de la primera planta del pabellón quirúrgico, tras una pequeña mesa sobre la que se podían ver algunas revistas médicas, libros, un cenicero con forma de búho y unas manos, frente a un amplio ventanal que iluminaba su rostro con la escasa luz de un día gris del recién comenzado otoño granadino, se encontraba el nuevo profesor de Patología y Clínica Quirúrgicas. Años después, su amplio despacho albergaba en sus paredes más de 35 años de historia; una fotografía del día de mi investidura como doctor ocupaba un rincón de la pared a la espalda de su generosa mesa. Vestía una especie de mono blanco donde se podía leer Prof. R. Vara Thorbeck, y calzaba zuecos igualmente blancos (el verde lo trajeron otros, él guardó siempre fidelidad al albo). Fumaba un cigarrillo, despacio, parecía, mientras se recreaba e las volutas de humo, esperar algo importante. Sobre su amplia frente se perfilaba una abundante cabellera rubia, pobladas cejas, ligera caída de las mejillas en un rostro joven, ojos claros, con carácter, que disimulaban el cansancio tras una larga mañana de quirófano, precedida por la clase en la Facultad a las 8 de la mañana. Eran las catorce horas y cuarenta minutos, por fin llovía tras los cristales. Había finalizado la sesión quirúrgica programada. -Si están dispuestos a trabajar aquí tendrán todo el trabajo que quieran, pero si no son trabajadores, no pierdan el tiempo ni nos lo hagan perder a nosotros, aquí trabajamos 24 horas al día-. Fueron las palabras con las que nos recibió a los nuevos alumnos internos de cuarto curso, de la primera promoción a la que explicó las tres quirúrgicas. No exageraba lo más mínimo, como hube de comprobar desde el día siguiente. En ese primer año de trabajo como alumno interno con el Prof. Vara subí a comer al colegio Mayor Loyola un número de días que se podrían contar con los dedos de una mano, pues tras la jornada matinal, me encerraba en el antiguo servicio de Rayos (en la planta baja del pabellón de consultas, debajo del entonces Servicio de Urgencia), para realizar las exploraciones neurorradiológicas: mielografías, radiculografías, neumoencefalografías, arteriografías, yodoventriculografías; mi habilidad para realizar punciones lumbares y “cazar” carótidas me permitieron realizar estas exploraciones, nuevas en Granada, que los radiólogos no hacían por aquel entonces y que en más de una ocasión me hicieron perder también la cena del colegio. Y por si esto fuera poco, también hacía guardias. Lo aprendido bien vale las comidas y cenas perdidas e incluso otras renuncias a mis 20 años. No nos engañó cuando nos dijo que se trabajaba 24 horas al día. 92 Revista Acequia Perfiles Había escrito Ángel Ganivet que nuestros centros docentes son edificios sin alma: dan, a lo sumo, el saber; pero no infunden el amor al saber. El profesor Vara Thorbeck vino a Granada (tierra de aquél) con la idea de romper este maleficio que acompañaba a gran parte de la enseñanza y a tantas cosas en este país. Para él la enseñanza, la buena enseñanza, es (prefiero hablar en presente) aquella que capacita a cada uno para que se forme así mismo bajo la batuta del maestro, que no hará sino ir sembrando entusiasmo, ejemplo, dando la mano al discípulo en los momentos de debilidad y apartando de su camino la presunción. Por este motivo elegí su escuela. Miserable cosa es pensar ser maestro el que nunca fue discípulo, nos recordaba Francisco de Rojas en la Celestina. D. Rafael Vara Thorbeck, discípulo del profesor Vara López, ha escrito: si ante un padre hay que inclinarse y ante un maestro arrodillarse yo, ante mi padre y maestro me inclino y me arrodillo, tampoco son vanas estas palabras; huelgan comentarios. Estudió en la Facultad de Medicina de la Complutense de Madrid, con expediente difícilmente superable, donde se licenció con matrícula de honor en todas las asignaturas y premio extraordinario fin de carrera. Premio extraordinario en el doctorado. Profesor adjunto de Patología y Clínica quirúrgica de la Facultad de Medicina de Madrid, Neurocirujano Adjunto de la Escuela Profesional de Neurocirugía de la facultad de Medicina de Madrid, y catedrático de Patología y clínica quirúrgicas de la Facultad de medicina de Granada. Catedrático-Director de las escuelas profesionales de Anestesología y Reanimación, y de Traumatología y Ortopedia de la facultad de Medicina de Granada. Decano Comisario de la facultad de Medicina de la Universidad de Málaga y Vice-Rector de la Universidad de Granada; su camino docente. La vida de este profesor de cirugía, fue la de un hombre con un proyecto claro y ambicioso (las alas de las grandes acciones que dijera Goethe), con una voluntad indomable, resuelto a sacarlo adelante y con una capacidad de trabajo difícil de imaginar, sólo superada por su competencia para contagiarla. Para conseguir su meta, hubo de luchar contra perezas, inercias, provincianismo, zafiedad, vanidades, bostezos, zancadillas y complejos de inferioridad, instalados en un hospital clínico de provincia, con algunos personajes sesteantes, acomodados y remisos a que le complicaran su cómoda vida, donde tampoco faltaban excepcionales figuras de la medicina (Carreras, Dulanto y Ciges). Consciente de que el poder humano que no esté sujeto a la pereza es casi ilimitado, y que si, además, está basado en la confianza se hace incalculable, el profesor Vara Thorbeck, paso a paso va creando, casi de la nada, la Cátedra de Patología y Clínica Quirúrgicas II de la facultad de Medicina de Granada; donde partiendo de la cirugía general, van surgiendo las especialidades de traumatología, neurocirugía, cirugía torácica, cirugía pediátrica, cirugía endocrina e incluso la cirugía cardiaca, y los cuidados intensivos postquirúrgicos (recuperación). Su fidelidad 93 Revista Acequia Perfiles al elemental principio de no operar cuando no debe de hacerse y el enano y soberbio provincianismo ante un caso supuestamente quirúrgico, impidieron que la cirugía cardiaca se desarrollara en el Hospital Clínico, dando pie a que se creara el servicio en el hospital Ruiz de Alda algunos años más tarde; como siempre el peor enemigo lo tienes en casa y los de fuera sólo tienen que poner las manos. La cátedra de Patología y Clínica Quirúrgicas II disponía de 40 camas y un quirófano (por llamarle de alguna forma), cuando el profesor Vara Thorbeck se hizo cargo de la misma, consiguiendo pocos años después más de 100 camas: 36 de traumatología, 40 de cirugía general, 18 de neurocirugía y otras 18 de tórax, además de las 15 camas con las que contaba la recuperación quirúrgica y tres de reanimación, con un laboratorio incluido. Tres quirófanos. Un cuarto de curas y otro de yesos. Cirugía experimental donde se fraguaron 47 tesis doctorales, amén de otros muchos trabajos experimentales. Esta fue su aportación en medios materiales, amén de la continuada modernización de quirófanos y recuperación. La sutilidad puede, ocasionalmente, conseguir pequeños logros, mientras que un carácter austero y fuerte consigue lo que quiere, mostrándose su propietario tal y como la empresa emprendida les exige ser y no como en realidad es, sin necesidad de otros medios, ya que su fuerza está en “querer”. Sólo así se parte con medio camino andado, sólo de esta forma, ni la vanidad ni la gloria serán un obstáculo, pues la vanidad es vacio, popularidad entre los necios, un rumor que seduce al estúpido, una fácil lisonja para quien después pasará factura. No era esta su incomoda meta, que no fue otra, que el trabajo diario y la satisfacción personal de haber dado un paso más hacia su destino. El profesor Vara no “desea”, ya que el deseo sólo significa impotencia; el profesor Vara “quiere” que es donde se encuentra la fuerza. Fiel al principio de Juvenal así lo quiero, así lo ordeno, valga por razón mi voluntad, va apartando del camino de su proyecto perezas, dudas, cánticos celestiales, todas aquellas debilidades humanas que podían obstaculizarlo (no todos pueden comprender esto); nadie lo iba a hacer por él, ni él estaba dispuesto a esperar a que alguien le prepara el camino, aunque siempre contó con la fidelidad, en el sentido de fe reciproca, convertida en deber (al hacerlo partícipe de su proyecto), y no en sumisión, de todo aquél que con el trabajo fue capaz de ganar su confianza. Un carácter digno siempre suscita respeto, admiración y lealtad, menos para aquél que se encuentre revestido de inútil soberbia, sea presuntuoso, tenga miedo al trabajo o disponga, como única arma, siempre dispuesta, el fácil aplauso. El desleal siempre mira desde la soberbia, desde la presunción. No maquines mal alguno contra el amigo que ha puesto en ti su confianza, nos dice la Biblia; pero no todos lo hemos aprendido, algunos, tarde. Cuantas veces no hemos oído las quejas de otros compañeros del hospital relativas a la falta de carácter y de ambición de sus jefes. En cuantas ocasiones tu proyecto personal ha sido víctima de 94 Revista Acequia Perfiles la desidia, inoperancia, debilidad, volubilidad, abulia o egoísmo de tus superiores. No fue el caso de la Cátedra de Patología y Clínica quirúrgicas II de la Facultad de Medicina de Granada dirigida por el profesor Vara Thorbeck, en cuya Escuela me hice médico neurocirujano, donde tu aspiración personal tenía tanta importancia como la colectiva, donde con exquisita generosidad obtenías los medios necesarios, cualesquiera que fueran, sin necesidad de pedirlos. La labor investigadora llevada a cabo por el prof. Vara, está avalada por 25 memorias de grado de licenciatura, 47 tesis doctorales todas calificadas con sobresaliente cum laude, de las cuales 15 obtuvieron Premio Extraordinario. Trescientas veinticinco ponencias y comunicaciones a congresos nacionales y 145 a congresos internacionales. Cientos de trabajos monográficos publicados en revistas nacionales e internacionales. Noventa y ocho cursos y seminarios impartidos y 49 recibidos en España y en el extranjero. Amén de haber organizado y dirigido 20 Jornadas Internacionales de Cirugía. Su trabajo científico, que sería muy largo pormenorizar, no ha pasado inadvertido ni en nuestro país ni en el extranjero, prueba de ello han sido los reconocimientos que posee en su haber: Víctor de plata en 1962, Burgalés del año en 1970, Medalla de Oro de la Real Academia Nacional de Medicina en 1973, Miembro de número de la Real Academia de Medicina de Granada, Cruz del Mérito Civil de primera clase (Verdienstkreutz 1 klasse) de la República federal Alemana 1982; Medalla de plata de la Universidad de Granada 1995, Medalla de la Faculta de Medicina de Málaga 1998, La Orden de “Carlos J. Finlay” otorgado en 1999 . Igualmente avala su talla científica la pertenencia a los siguiente consejos editoriales: Cirugía Española, Revista Quirúrgica Española, Revista de Cirugía Osteoarticular, Revista de Cirugía de Urgencia, S.I.L.A.C., World Journald of Surgery, Zentralblatt für Chirurgie, Seminario Médico del Instituto de estudios Jiennenses, Cirugía Iberoamericana, Cirugía Laparoscópica y Endoscópica, Special Consultant for Spanissh Abstracts, miembro del Editorial Board of European Surgical Researche y miembro del Editorial Board World Journal of Surgery. No me constaban estos datos hasta que alguien me los ha proporcionado. El insaciable sexto sentido que llamaba a la vanidad Carlyle, no lo he conocido en el profesor Vara, consciente de que aquella es capaz de deshacer el mayor de los proyectos, él sólo la tiene de sus discípulos; y si existe en él otra forma de vanidad, lo es en el sentido de tener conciencia de su obstinación por el trabajo, virtud necesaria para mover el motor de su vida hacia su proyecto. No era de los que quieren vender todos los días la misma obra, la de un sólo día. A las pruebas me remito. Recurrir a la asepsia de las cifras para referir las sociedades a las cuales pertenece sería devaluar este apartado, donde la calidad prima sobre la cantidad -y esta no es pequeña-, así que me permitirán, al menos, enumerar las sociedades a las cuales pertenece: Miembro de la Academia de 95 Revista Acequia Perfiles Cirugía de Madrid. Miembro de la Asociación Española de cirujanos, Miembro de la Societé International de Chiruirgie (SIC/ISS), Académico de número de la Real Academia de medicina de Granada, Miembro de la Sociedad Española de Patología del aparato respiratorio, Socio de Honor de la Sociedad Médica de Las Palmas, Presidente de la Asociación Cultural Hispano-Alemana de Granada, Korrespondierender Mitglied der dt. gesellchaft f. Neurochirurgie, Ordentliches Mitglied der dt. Gesellschaft f. Chirurgische Forschung, Miembro fundador de la Sociedad Española de Investigaciones Quirúrgicas (SEIQ), Member of the European Surgical Research Society, Presidente de la S.E.I.Q., Wissenschaftl. Rat. der GÖRRES GESSELLSCHAFT, Sodalem honoris causa und ehrenmitglied der dt. Gessellschaft f. Chirurgie der D.D.R., Fellow American College of Surgeons, Korrespondierender Mitglied der dt. Gessellschaft f. Chirurgie, Miembro de honor de la Sociedad Cubana de Cirugía, Delegado Español de la Sociétè International de Chirurgie, Socio de Honor de la Sociedad Extremeña de Cirugía, Sodalem honoris causa und ehrenmitglied Societatis Chir. Bohemoslovacae, Vice-Presidente del 35 Congreso de la Sociétè International de Chirurgie (SIC/ISS) (1991-1993), Councillor of the Inter-American Medical and Health Association, Miembro fundador y Presidente de la Inetrnational Association for Surgical Metabolism and Nutritonial Support (IASMEN), Miembro correspondiente de la Academia Ecuatoriana de Medicina, Miembro Numerario de la Sociedad de Cirugía del Mediterráneo Latino, Miembro de la Academia Scientiarum et Artium European y Advisory Board IASMEN. Conciliar la claridad con la profundidad, hermanar la sencillez con la combinación, conducir por el camino llano y amaestrar al propio tiempo en andar por senderos escabrosos, mostrando las angostas y enmarañadas veredas por donde pasaron los primeros inventores, inspirar vivo entusiasmo, despertar en el talento la conciencia de las propias fuerzas, sin dañarle con temeraria presunción: he aquí las atribuciones del profesor que considera la enseñanza no como fruto, sino como semilla. Palabras de Jaime Balmes que, mejor que yo pudiera hacerlo, definen a este hombre, profesor, cirujano y maestro. La semilla dejada en tantos médicos, desde la Facultad, desde su departamento de cirugía, desde las escuelas, desde el quirófano, desde tantos foros, fue encontrando buena tierra en muchos profesionales de la cirugía, que hemos dejado algo de nuestra personalidad para contagiarnos de la suya, será, sin duda alguna, el mayor mérito que la historia de la medicina conserve, pues su enseñanza larga y eficaz, siempre con el ejemplo por delante, superará a las personas y al tiempo. A mí me cabe el orgullo de pertenecer a la escuela quirúrgica de del profesor Vara Thorbeck, que supo enseñarme a amar al hombre enfermo y a la empresa de cúralo desde el rigor científico y desde la ética. Espero encontrarlo algún día allí donde él se haya marchado, pues será prueba de que hasta el último hálito he seguido sus pasos. Granada 20 de abril de 2012 96 Revista Acequia Ciencia Células madre tumorales: ¿posible diana terapéutica para el tratamiento del cáncer? Por Kevin Doello González Estudiante 4º Medicina, colegial C.M. Loyola ¿Por qué fracasan los tratamientos oncológicos en la actualidad? ¿Por qué, a pesar del dinero y esfuerzos invertidos, algunos tipos de cáncer siguen siendo en la actualidad incurables? ¿Por qué tras haber sido completamente erradicados, recidivan, es decir, vuelven a aparecer? Para poder erradicar una enfermedad es necesario atacar a aquello que la origina, tal y como postulaba la corriente médica etiopatológica de mediados del S.XIX. En el caso del cáncer, la etiología permanece aún sin ser vislumbrada de forma clara. Sin embargo, desde hace unos pocos años parece haber llegado una posible respuesta a este problema de la mano de la Biología Celular y, más concretamente, del paradigma de las células madre, siendo éstas las protagonistas de la nueva teoría sobre el origen tumoral. Son las conocidas como células madre tumorales o cancer stem cells (CSCs), en inglés. Según este nuevo modelo, los cánceres funcionarían como cualquier otro tejido del organismo: un puñado de células con capacidad de crecimiento (self – renewal) y de diferenciación serían las encargadas del crecimiento de los tumores malignos y de la génesis de los diferentes tipos celulares, tanto proliferativos como quiescentes, que los constituyen. Sin embargo, esta nueva teoría no sólo se limita a dar una explicación al origen y crecimiento tumorales sino que va más allá, exponiendo que el fracaso de los tratamientos oncológicos actuales tendría su origen en estas células, que se comportarían como poblaciones quimio y radiorresistentes dentro de los tumores y que sobrevivirían, incluso, a los tratamientos más agresivos. Además, este modelo expone que los fenómenos de invasión tumoral y metástasis, que tan mal pronóstico tienen para los pacientes, serían llevados a cabo por estas poblaciones celulares. Incluso, la recurrencia de los mismos una vez curados se relacionaría también con poblaciones de CSCs que permanecerían latentes en los tejidos sanos del paciente. Es lógico pensar, que sería interesante focalizar las investigaciones oncológicas en el conocimiento tanto anatomopatológico como fisiológico de estas poblaciones celulares, de tal manera que se lograsen tratamientos más eficaces atacando la causa etiológica que genera los tumores malignos, los hace resistentes a los tratamientos y los convierte en invasivos y metastásicos. Pero, ¿qué define a una célula madre tumoral y qué la hace diferente del resto de células que componen un tumor? He aquí las características fundamentales: 1) capacidad de autorrenovación y diferenciación hacia estirpes celulares diversas; 2) resistencia a la quimioterapia y radioterapia; 3) capacidad de invadir, metastatizar y dar lugar a recidivas. 97 Revista Acequia Ciencia Sin embargo, lo realmente interesante de las cualidades expuestas es el conocimiento de los mecanismos bioquímicos y moleculares implicados en cada una de ellas, de tal manera que puedan sintetizarse fármacos que, actuando en un nivel molecular determinado, sean capaces de atenuar el fenotipo carcinogénico y de resistencia de estas células a los tratamientos convencionales o de erradicar estas poblaciones directamente, ya sea mediante su apoptosis o reprogramación celular. Antes de continuar desvelando las fisiología a nivel molecular de estas poblaciones celulares sería interesante exponer cuáles son los marcadores a nivel molecular que permiten distinguir a las CSCs del resto de células dentro de un tumor, es decir, exponer la anatomía patológica de las mismas. Los marcadores moleculares que caracterizan a estas poblaciones celulares varían en función del tipo de cáncer estudiado, aunque existen algunos marcadores comunes como tal es el caso de la enzima ALDH (aldehído deshidrogenasa) o el sistema MDR (Multi - Drug Resistance), este último constituido por sistemas enzimáticos tales como la Glicoproteína – P. Sin embargo, como se ha comentado antes, existen marcadores específicos para cada tipo de cáncer. Por ejemplo, para aislar las CSCs en cáncer de colon se usan los marcadores CD44, CD166 y EpCAM; en glioblastoma, CD133 y nestina; en cáncer de páncreas, ESA (Epithelial Specific Antigen), CD44 y CD24; en leucemias, CD34+ y CD38-; y así se podría continuar relatando una lista constituida por un sinfín de estirpes tumorales y los marcadores específicos para sus CSCs. Pero, ¿cuáles son los procesos moleculares que subyacen a las características de las CSCs? Una de ellas, es la capacidad de autorrenovación y de diferenciación, la cual es propia de las células madre no tumorales tanto adultas como embrionarías. En al caso de las CSCs, la posesión de estas capacidades se debe a la expresión de los factores de transcripción Nanog, Sox2 y Oct4, característicos de células madre embrionarias. Este fenotipo embrionario es mantenido gracias a moléculas de señalización paracrina del entorno tumoral que activan vías de transducción de señales y expresión génica tales como la vía Wnt, Hedgehog o Notch. Por otro lado se ha comentado que las CSCs son resistentes a la quimioterapia y la radioterapia, atribuyéndoseles el fracaso de estos tratamientos y las recidivas tumorales. La quimiorresistencia está intimamente ligada a la expresión del sistema MDR y más concretamente de la Glicoproteína P, que actúa como una bomba que expulsa el fármaco del interior de la célula e impide que actúe. Por otro lado, tanto la quimiorresistencia anteriormente mencionada, como la radiorresistencia, se relacionan con la expresión de sistemas de reparación del DNA tales como las enzimas ATR, ATM, Chk1 o PARP. Asimismo, las CSCs expresan factores antiapoptóticos tales como Bcl – 2 o NFkB, presentando además una expresión reducida de p53, lo que hace a las células tumorales resistentes a la muerte celular mediada por los tratamientos. Además dentro de las CSCs existen poblaciones que tienen una velocidad de replicación baja y que exponen poco su material genético a los agentes genotóxicos, por lo que resisten a los agentes terapéuticos convencionales. La capacidad de recurrencia tumoral atribuida a las CSCs se relaciona con poblaciones de las mismas que quedan en tejidos no resecados (es decir, no eliminados quirúrgicamente) y que llevan a cabo un metabolismo de glucólisis anaeróbica (efecto Warburg), y por consiguiente, poseen una 98 Revista Acequia Ciencia baja tasa de replicación. Estas pobaciones son difíciles de eliminar con los tratamientos convencionales y son, por ello, las responsables de la recidiva. Por último, cabe destacar que la capacidad metastásica de los tumores, que como se ha comentado, se atribuye a las CSCs se encuentra íntimamente ligada a un proceso conocido como transición epitelio – mesénquima (EMT). Éste fenómeno ha sido relacionado con algunos factores de crecimiento entre los que destaca el TGF – beta, el cual se encarga de reprimir la expresión de genes epiteliales como la E – cadherina e incrementar la expresión de otros mesenquimales, como la vimentina o metaloproteinasas que degradan la matriz extracelular, a la vez que confiere a las células un aspecto mesenquimal. Se cree que este es el proceso mediante el cual las células tumorales adquieren la capacidad de migrar vía hemática o linfática hacia otros órganos o tejidos dando lugar a metástasis. Algunos autores se refieren a las células metastásicas que se encuentran en sangre como cancer circulating cells (CTCs), relacionando la cantidad de las mismas con la supervivencia de los pacientes. Una vez descritas las características clínicas y moleculares de las cancer stem cells sería interesante destacar cuál podría ser el origen de las mismas según los estudios ratificados a día de hoy. Realmente se conoce bastante poco acerca de este proceso, obteniéndose opiniones diversas al respecto. La hipótesis genética y mutacional siempre ha estado vigente, según la cual sería la acumulación de daños en el material genético lo que induciría a las células de un tejido a convertirse en CSCs e iniciar un tumor maligno. Sin embargo, otros autores, atribuyen la génesis de las CSCs y, por ello, de los tumores malignos a fenómenos hipóxicos regionales que ocasionarian una sobreexpresión de factores como el Factor Inducible por Hipoxia (HIF – 1). Éste factor sería el encargado de la reprogramación de la expresión génica de células sanas hacia el fenotipo de CSCs al mismo tiempo que induce a las mismas a producir factores angiogénicos como el VEGF que favorecen la formación de vasos sanguíneos en la región tumoral. Estos, a su vez, producen factores que mantienen el fenotipo tumoral. Si se tiene en cuenta todo lo descrito con anterioridad respecto a las cancer stem cells, no sería de extrañar que pudieran ser consideradas como posibles dianas terapéuticas para el tratamiento del cáncer, ya que demuestran tener un papel central tanto en el origen como en la resistencia de los tumores malignos a los tratamientos convencionales, así como en los fenómenos de recidiva tumoral, invasión y metástasis. Atacar a las células madre tumorales sería como erradicar los tumores “de raíz” ya que se focalizaría la actividad terapéutica en el germen mismo de la enfermedad. Aunque aún debe avanzarse mucho en este campo, existen algunas patentes de posibles fármacos que pretenden tener este abordaje terapético. He aquí algunos de ellos. Existen fármacos como la amiodarona, el verapamilo o el tracólimo que parecen tener, según algunos estudios de laboratorio, acción inhibitoria sobre sobre los complejos MDR, que como se indicó antes, son los encargados de la expulsión de los fármacos del interior de las células tumorales. Es por ello que se está estudiando la posibilidad de combinar inhibidores del complejo MDR, ya sean fármacos existentes o de síntesis, con la quimioterapia tradicional. Otro abordaje sería la inhibición de las vías de señalización celular que mantienen el fenotipo pluripotencial y de resistencia en las células madre tumorales. Existen compuestos patentados como 99 Revista Acequia Ciencia la ciclopamina o el Vismodegib (éste último aprobado por la FDA a principios de 2012), que inhiben la vía Hedgehog, así como otros inhibidores en el caso de las vías Wnt y Notch. Se propone la combinación de estos compuestos con la quimioterapia convencional. También, actualmente, se han postulado inhibidores del factor de transcripción Nanog, presente en las células madre tumorales y embrionarias, y ausente en el resto de células sanas del organismo. Algunos autores, incluso, exponen la vacunación frente a Nanog como un posible método de prevención del cáncer. Otros autores proponen la utilización de anticuerpos monoclonales o inhibidores de síntesis dirigidos hacia proteínas funcionales específicas de las CSCs. Además, se han llevado a cabo estudios con el objetivo de diferenciar las células madre tumorales, intentando así que pierdan su malignidad. A este respecto se han llevado a cabo estudios con líneas celulares de gliobastoma multiforme (un tumor maligno cerebral) empleando el factor BMP4. Por último, es interesante mencionar que existen compuestos patentados que actúan como inhibidores del TGF – beta y que pretenden inhibir el fenómeno de transición epitelio mesénquima y sus consecuencias, entre ellas la metástasis tumoral. Estos son sólo algunos de los posibles abordajes terapéuticos que se están estudiando a día de hoy. Existen muchos más, algunos de ellos en proceso de desarrollo y otros aún por investigar. Los estudios actuales acerca de las CSCs parecen esperanzadores ya que localizan el fenómeno tumoral en una población celular concreta que posee características que la distinguen de las células sanas del organismo y, además, aportan datos de peso acerca del fracaso de las terapias convencionales y de los mecanismos implicados. Además, las CSCs permiten explicar otros fenómenos relacionados con la malignidad tumoral, entre ellos, las metástasis y las recidivas. Los tratamientos centrados en compuestos que ataquen a las células madre tumorales aún son escasos y, la gran mayoría, no han sido probados en humanos mediante ensayos clínicos controlados. Sólo el tiempo dirá si todo esto han sido sólo elucubraciones o si empieza una nueva era en el tratamiento de las neoplasias malignas. Figura 1.- Características de las cáncer stem cells (CSCa) 100 Revista Acequia Ciencia Referencias Alison MR, Lin WR, Lim SM, Nicholson LJ. Cancer stem cells: In the line of fire. Cancer Treat Rev 2012;38:589-98. Zhao L, Zhao Y, Bao Q, Niess H, Jauch KW, Bruns CJ. Clinical Implication of Targeting of Cancer Stem Cells. Eur Surg Res 2012;49:8-15. Mathieu J, Zhang Z, Zhou W. HIF Induces Human Embryonic Stem Cells Markers in Cancer Cells. Cancer Res 2011;71:4640-52. Maugeri – Saccà M, Vigneri P, De Maria R. 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El gran maestro de la música, como se le conocía por las tierras bajas del Segura, fue director de la Orquesta Sinfónica de Cartagena, de la Orquesta Sinfónica de Ceuta y de la Orquesta Sinfónica de Valladolid, además de haber sido, en su etapa de militar, director de varias bandas de música militares, también fue director invitado de la Unión Musical de Liria, de la Orquesta Municipal de Madrid y de la Orquesta Sinfónica de Baden-Baden. Dejó escritas más de 200 obras, entre ellas 20 sinfónicas que les proporcionaron numerosos premios y distinciones, y un gran recuerdo entre sus muchísimos alumnos, por sus generosas enseñanzas y por su gran humanidad. Esta partitura manuscrita del que fuera conocido en los círculos musicales, como el dominador de la armonía, que gracias a la generosidad de Manolo Piné ACEQUIA trae como la primera partitura, consta en la obra de Berná García catalogada con el número 127; sus autoras (Pertusa R. y Giner T.) la describen así: “con tempo de pasodoble y ritmo marcial comienza esta obra, utilizando muchas semicorcheas y seisillos de semicorcheas, y con gran lucimiento para las trompetas. Está basada en la cadencia flamenca.” Estamos convencidos que nuestro compañero Manolo Gomis Gavilán lo habría hecho mucho mejor. 108 Subvencionada por la asociación de AntigXos &ROHJLDOHV del &olegio Mayor Loyola Con el patrocinio de Herogra Fertilizantes S.A y Hacienda la Trinidad (el aceite de frantoio) 109