Número 19 Invierno 2009 Editada por la Sociedad de Amigos de Sorbas Índice Número 19 - Invierno 2009 CONSEJO DE REDACCIÓN Ana Mª Rodríguez Agüero Rosa Mª Piqueras Valls Miguel A. Moreno Mañas Andrés Pérez Pérez Eulogio López Cayuela Enrique González Pérez Pedro Soler Valero COLABORACIÓN EN ARTÍCULOS Francisco Martínez Botella Juan Miguel Mendoza Garrido Jardín Botánico de Rodalquilar Jesús M. Contreras María Ángeles Rodríguez Inga Nausédaité W. Sáder Francisco Hernández Ortiz FOTOGRAFÍAS Francisco Martínez Botella GDR Filabres-Alhamilla Archivo Rosa Mª Piqueras Eulogio López Cayuela Jardín Botánico Rodalquilar Fotos Zamora Karin S. de Boer Eulogio López Andrés Pérez Pedro Rodríguez Mañas Familia García Muñoz Rafaela Romera Rodríguez Francisco Hernández Ortiz Ana Mª Llorente Galera Francisco José Contreras ILUSTRACIONES Pedro Soler Valero DIRECCIÓN Andrés Pérez Pérez COORDINACIÓN Ana Mª Rodríguez Agüero EDITA Sociedad de Amigos de Sorbas Calle Terraplén s/n 04270 Sorbas (Almería) DIRECCIÓN ELECTRÓNICA www.amigosdesorbas.com E-mail: elafa@amigosdesorbas.com DEPÓSITO LEGAL AL.213-2000 ISSN 1887-5505 MAQUETACIÓN ENARA (info@enarapublicidad.com) IMPRESIÓN Escobar Impresores S.L. El Ejido · Almería PORTADA Dibujo del Castillo de San Andrés (Carboneras). Catastro de ensenada de Sorbas, año 1752 CONTRAPORTADA Agradecemos especialmente la colaboración prestada por las empresas e instituciones que con su ayuda económica hacen posible la publicación de esta revista. «El Afa» Autoriza la reproducción total y parcial de sus artículos siempre que sea citada la fuente. «El Afa» No hace necesariamente suyas las opiniones y criterios expresados por sus colaboradores. Editorial.......................................................................... 3 Historia · Sorbas también es tierra de cine Autor: Ana María Rodríguez Agüero ................................. 4 · Diego López de Haro I, constructor del señorío almeriense de la casa de el carpio (1502-1525) Autor: Juan Miguel Mendoza Garrido .............................. 11 Etnografía · Las almazaras de Sorbas Autor: Jesús M. Contreras............................................. 22 · La matanza del cerdo. Una costumbre y un oficio casi desaparecidos Autor: Ana María Rodríguez Agüero.................................30 Naturaleza · El desierto florido Autor: Jardín Botánico de Rodalquilar ............................. 37 Folclore · La música tradicional y los últimos maestros boleros del levante almeriense Autor: Francisco Martínez Botella ................................... 38 Sociedad · Neorrurales los nuevos repobladores .................................41 Literatura · Misterium Autor: María Ángeles Rodríguez ..................................... 42 Recuerdos ..................................................................... 44 Literatura · La calle Autor: Pedro Soler Valero ............................................. 48 Sociedad · Nos movemos................................................................ 53 Conserva tu patrimonio · Un estupido dilema y las farolas del Afa Autor: Pedro Soler Valero ............................................. 56 Economía · La Autoridad Portuaria de Almería construirá una nueva terminal en el puerto de Carboneras Autor: Autoridad Portuaria de Almería ............................ 57 Y Además...................................................................... 58 3 Editorial La Sociedad de Amigos de Sorbas, este año celebramos nuestro X Aniversario. Aunque ya llevábamos un tiempo con la idea rondando por nuestras cabezas, no fue hasta octubre de 1999 cuando decidimos formar esta asociación y aprobar el reglamento por el que se rige. Desde entonces todos nuestros esfuerzos han estado dirigidos tal y como recogen nuestros estatutos a divulgar y conservar nuestro patrimonio. La edición de esta revista de la que ya van dieciocho números publicados, con esta diecinueve, las tres ferias de artesanía que llevamos a cabo en las Alfarerías, las cinco exposiciones de fotografía antigua, las jornadas de senderismo y algunas más han servido para dar a conocer y disfrutar de la riqueza de nuestro municipio. A esto añadimos, que desde hace algunos años aprovechamos la presentación de la revista El Afa correspondiente al verano para rendir homenaje y mostrar nuestra gratitud a aquellas personas que con su labor y esfuerzo, emprendieron esta empresa que nosotros humildemente queremos continuar y de los cuales hemos aprendido mucho. Los artesanos, los creadores de Sorbas Imagen de un pueblo, la asociación Banda de Sorbas y nuestro gran amigo Pedro Soler, nos han enseñado a querer y respetar a este pueblo nuestro. Conseguir que ustedes sientan lo mismo, es el principal de nuestros deseos y hacia esa voluntad van dirigidas todas nuestras acciones. Es justo, y así queremos expresarlo, reconocer que todas estas actividades se han hecho realidad porque desde el principio ha habido mucha gente que nos ha apoyado económicamente y gracias a su contribución se han podido materializar nuestros proyectos. Nos referimos a los socios en primer lugar, y a las instituciones, empresas y particulares que con sus subvenciones y colaboraciones nos han ayudado en todas ellas. Estamos muy satisfechos de todas las actividades que hemos desarrollado aunque reconocemos que ha habido momentos muy intensos, algunas veces hemos sobrepasado nuestros límites, y los de nuestras personas más queridas. Por eso creemos justo dar las gracias a todos nuestros familiares a los que tantas veces hemos abandonado. Pero diez años dan para mucho, y aunque hemos tenido muchos seguidores también sabemos que ha habido detractores y mucho peor aún, censuradores, pero aunque les pese ni ellos ni la dichosa crisis que estamos padeciendo nos van a intimidar para abandonar nuestros propósitos. Y por eso esta nueva revista viene cargada de nuevos y buenos artículos. La Junta Directiva 4 historia SORBAS TAMBIÉN ES TIERRA DE CINE Ana María Rodríguez Agüero Extras de la película La Guerra de Stella Por mi trabajo varios son los momentos en los que he tenido que indicar dónde e incluso acompañar a distintos cámaras que pretendían filmar algunos rincones de Sorbas, principalmente para uso turístico aunque estoy segura de que éste no es el único motivo por el que los técnicos acudían hasta aquí en un pasado no muy lejano. Entiendo que el pueblo tiene su encanto (puede ser que lo esté perdiendo para des­ dicha de todos), y que por ello varias veces los directores hayan escogido estos lugares para inmortalizarlos con sus filmadoras. La última vez este mismo verano. El pasado mes de septiembre, y después de unos cuantos años sin ninguno, hemos vuelto a sentir las delicias de un rodaje. Ha sido la culpable en esta ocasión, nuestra ya casi paisana pero holandesa de nacimiento, Karin S. de Boer enamo­ rada de esta tierra, hace más de veinte años que nos visita y a Góchar donde tiene una casa en la que pasa largas temporadas. Productora de profesión no lo dudó mucho cuando le encargaron la localización de ex­ teriores para esta cinta holandesa pues estaba segura de que los pai­ sajes sorbeños, dada su similitud con los de Palestina lugar donde transcurre la acción, eran los ideales para la filmación. Y no se equivocó, pues para los técnicos ha sido un éxito que les ha hecho cambiar de opinión respecto al destino de la cinta que estaba pensada en un principio para la televisión y la buena calidad obtenida ha propiciado el deseo de estrenarla esta primavera de 2009 en el cine. Su director ha sido Die­ derick van Rooijen, al que auxiliaron Karin e Inez Noirot también residente en Sorbas, como productora y asis­ tente de producción respectivamente. Tanto técnicos como actores princi­ pales se instalaron en los hostales Montelés y Sorbas. El Hueli y Moras en Sorbas, y algunas ramblas de Tabernas fueron los escenarios escogidos para desa­ rrollar este film cuyo argumento narra la historia de una pareja (Stella y Jur) que la guerra de Afganistán separa al marcharse este último has­ ta allí para participar en una misión de Paz en la provincia de Uruzgan junto a Twan hermano de Stella. Twan no sobrevive a la misión y cuando Jur regresa a casa, ya no es el mismo, el reencuentro con Stella es todo menos afectuoso y cariñoso. Ella entonces hace todo lo posible para conectar otra vez con él pero éste sigue muy distanciado. Cuando Stella descubre que Jur conlleva un secreto cruel empieza a investigar la historia. El casting se llevó a cabo en el mes de Agosto, después de la feria, en las oficinas que estaban situadas en la calle Regimiento de la Corona historia Secuencia de la película La Guerra de Stella a donde acudieron cuarenta y tres personas de las que fueron seleccio­ nadas 15 finalmente para las graba­ ciones que se efectuaron durante los días 5, 6, 7 y 8 de septiembre. Participaron en el rodaje entre otros: Diego García, Marie Luise, Juan Cabezas, Adrián Martínez, María de los Ángeles Ramos, su hijo Raúl Idañez, María López, María José Mañas, su hija, Ari, Juan Ignacio Grigoriadis, Pedro Francisco, Sergio Las jornadas de trabajo eran inten­ sas. Empezaban por la mañana con la sesión de maquillaje y caracterización. Para entonces ya se habían vestido con las ropas que la misma productora les tenía prepara­ das propias de estas tierras árabes donde supuestamente se desarrolla el argumento. Sobre ésto, María José Mañas a la que vistieron con un Burka al igual que a María de los Ángeles Ramos, nos dice que esa ropa le impresionó mucho pues el estar atrapada en ese velo por el que apenas podía ver la atormentaba e incluso le angustiaba. Para Diego García la experiencia fué muy positiva pues era la primera vez que había participado en un rodaje. Se le puede ver con un pequeño rebaño de cabras. Sin embargo a Juan Cabezas le hubiera gustado un poco más de acción, pues no hizo nada. Envidia por esta razón a los niños Ari, Juan Ignacio y Pedro que escenificaron algunas escenas de disparos, en las que resultaban heridos. Pero en conjunto todo muy bien. Quizás un poco más de jornal le hubiera parecido mejor. Aunque no se quejan del trato recibido, ni de la comida (un día le hicieron una paella y también le llevaron pasteles). Ciertamente una de las cosas que más atrae de los rodajes es precisa­ mente el dinerillo que se puede conseguir sin apenas hacer nada. Por esta razón nunca le ha costado demasiado esfuerzo a los directores encontrar extras ni figurantes en nuestro pueblo para realizar sus trabajos. Algunos incluso han parti­ cipado en más de una de ellas y han sido varias. Sorbas no vivió ajena al boom de rodajes que invadió a Al­ mería en los años 60 y 70 principal­ mente, y aunque no es comparable a los que se efectuaron en Tabernas, en el Término de Níjar o en el Cabo de Gata sí hubo unos cuantos. Nunca, sin embargo, sabremos con exactitud las películas que se llegaron a rodar, pues para ello se eligieron exteriores en distintos lugares del Término Mu­ nicipal. Respecto a las que tuvieron lugar en el pueblo quizás nos aproxi­ memos y no nos olvidemos de nin­ guna, pero de las que se llevaron a cabo en otros puntos es casi tarea imposible. Dos de ellas, el de María Schnei­ der y Jack Nicholson (El reportero), y el capítulo de Curro Jiménez (la Gran Batalla de Andalucía) son los más recordados a pesar de no ser los más recientes. En menor medida el rodaje de la de Antonio Banderas (Contra el viento). También he encontrado a perso­ nas que recuerdan la escena pero desconocen el nombre de la grabación, del director o de los pro­ tagonistas. Incluso no saben decir si se trataba de un anuncio o de una película. Este es el caso que me comentan Ana Alpañez, su hermana Isidra y su vecina Isabel Ridao. Ellas recuerdan que en el año 2000, por el mes de mayo en las Alfarerías, concretamente por los alrededores de la ermita, se rodaron algunas escenas no saben de qué. La fachada de la casa de Isidra la decoraron como si fuese un banco de cuyo interior salía una ladrona que llevaba una máscara como la cabeza de una gallina con su cresta y todo. La fa­ chada de la casa de Isabel pasó a ser la de una frutería. Isidra y sus hijas lo que más recuerdan era que uno de sus nietos Juan Francisco era pequeño y el ruido de las sirenas de los coches de policía le asustaban mucho. Tanto que a pesar de los años transcurridos todavía lo recuer­ da algunas veces. De la nostalgia, sin duda, me he valido sobre todo para hacer este reportaje, ayudada en algunos casos por los fríos textos de unos cuantos libros que eso sí, me han aportado muchos datos. Rebuscando entre ellos he podido saber que la primera cinta en la que aparecen paisajes sorbeños además de los de Tabernas, Mójacar, Alhama y Dalías es en el documental titulado Tierra de Fuego. Cuyo director José Luis Font junto a Enrique Torán como jefe de fotografía se recorrieron casi toda la provincia (1). No será hasta el año 1964 cuando el Término de Sorbas acoja a los técnicos que hicieron realidad el largometraje Saúl y David (2). Una coproducción italo-española en la que se cuenta las relaciones entre Saúl y David. Un relato bíblico, primera de la saga de películas de este género que dirigió Marcello Baldi. En Almería empezaron a rodar el 30 de abril de 1964 y continuaron hasta finales de junio. En Italia comenzaron tres meses antes. Los actores principales fueron Gianni Garko como David, Norman Wooland en el papel de Saúl y la actriz española nacida en Almería Luz Márquez caracterizada como Abigail. Aparte de en Sorbas las localizaciones exteriores se fijaron en el cortijo Joya Artica, situado en la carretera de Gata, en las dunas de Cabo de Gata, en las ramblas de Tabernas (Tabernas y confluencias, Lanújar y Salinillas), en Sierra Alhamilla y en una rambla de Carboneras. El motivo de elegir estas tierras fue sin duda por la gran semejanza existente con 5 6 historia Palestina, lugar donde transcurre la acción del film. Los interiores fueron confiados a los estudios Cinecitá (Roma). Tiene una duración de 119 minutos, su distribuidora fue la Paramount Films de España y su estreno se hizo el 2 de octubre de 1965 en Almería. En el mes de octubre del mismo año comien­ za el rodaje de El Último Mohicano (3), que empezó llamándose La venganza del Mohicano. Está basada en la novela homónima de Ferni­ more Cooper y suponía la tercera versión cine­ matográfica que se realizaba de esta obra. En esta ocasión se trata de una coproducción hispano-germano-italiana. Se hizo en color. Su director fue Harald Reinl y los actores principales Karen Door (esposa del director) y Joachim Fuchsberger, Daniel Martín y Darío France. Los exteriores se filmaron por completo en España: en Cuenca a partir del 5 de octubre durante tres días y en Almería hasta mediados de diciembre en el paraje de Tendero (Gérgal), en el Cabo de Gata y entre Rioja y Tabernas (aquí se construyó un fuerte expresamente para la película. En Sorbas se rodó en la rambla del Cucador. De Almería marcharon a Berlín donde finalizó el rodaje. Tiene la cinta una duración de 92 minutos de la distribuidora Bengala Film y su estreno se hizo el 27 de agosto de 1965 en Almería. El siguiente rodaje no se efectuará hasta el año 1973, año en el que estas tierras sorbeñas se utilizarán como escenario para The Reporter (4), una coprodución hispano-italo-francesa basada en un relato de Marck People que estuvo dirigida por Michelangelo Antonioni. Ocuparon los papeles principales Jack Nicholson y María Schneider. La historia, debida entre otros al propio realizador, giraba en torno a un famoso reportero metido a traficante de armas que había usurpado la personalidad de un desaparecido. El film inició su rodaje en Londres, prosiguió en Barcelona por espacio de un mes, y poste­ riormente, continuó en Almería. A finales de agosto los equipos abandonaron la ciudad para proseguir el rodaje en tierras de Málaga (Este­ pona y Marbella), pero regresaron de nuevo en el mes de septiembre para rodar otras secuen­ cias en Sorbas y otros puntos de la geografía almeriense. Esta filmación logró una gran expectación pues, la primera actriz no hacía mucho había acabado de rodar El último tango en Paris junto a Marlon Brando, y en la memoria de todos vagaban algunas de las escenas eróticas que ella protagonizaba. A partir del 6 de Septiembre y durante dos días más nuestro pueblo se convirtió en un gran plató de cine, cuyos decorados eran nuestras calles y algunos de nuestros rincones. Todos gracias a ella han quedado inmortalizados en la cinta: las casas colgantes, el Pocico, la placeta de Nieves, la calles García Roca y la O, todo muy limpio y decorado con macetas. Incluso se ve la fachada de Juan Requena donde Jack Nicholson parece que aplasta una flor. Por este Recorte de prensa sobre el rodaje de The Reporter historia desconchón, los dueños de la casa recibieron un buen dinero. Muchos de nuestros vecinos ac­ tuaron como figurantes. Entre ellos Adolfo Mañas (Adolfo Veraguas) que acompañaba a Jack en la placeta de Aureliano, Rosa Cazorla que explota una pompa de chicle, Juan Menchón en la puerta de su bar Fátima junto a Jack Nicholson al que le daba unas señas, Natividad García y José Codina que se bajan del autobús en el que se sube María Schneider, Cándida, Isabel y Carmen Requena que se suben y otros que iban subidos en él como Amalia Galera, Ana Requena, Juan Dionis, Diego Romera, Pedro Requena, Francisca García, Natividad Silvente Desgraciadamente algunos de ellos ya han muerto pero los de­ más guardan muy buena memoria y recuerdan algunas anécdotas que se produjeron durante el rodaje. Una de estas la siguiente: El autobús subía hasta Venta Alegre, daba la vuelta y bajaba hasta la ermita de Fátima y el Pocico donde se rodaron la mayoría de las escenas de Sorbas. Desde el Castillo, que por cierto aún no estaban construidos los pisos, se ve perfectamente. Mu­ chos se asomaban allí para seguir la grabación, entre ellos algunos jóvenes que no dudaron en silbar, cuando por exigencias del guión, los protagonistas se daban un cálido beso. Estos silbidos provocaron las iras del director y hubo que repetir la escena varias veces. Y esta otra que se originó debido al desconocimiento de los idiomas, sordera de una de los figurantes o ambas cosas. Todos los técnicos del rodaje, incluido el director, se hospe­ daron en el kiosco. Allí cada mañana los figurantes se acercaban para empezar la jornada. Una mañana de éstas el director muy educadamente hizo su saludo diciendo: Buongiorno. Una de las presentes que no lo entendió muy bien le contestó. ¡Bo­ chorno, Bochorno! Cuéntamelo tú a mí el calor que estoy yo pasando esta mañana. También en el libro Almería, mun­ do de película aparece otra anécdota, que se produjo durante el rodaje de esta película. En su página 178, se puede leer lo siguiente: Manuel Alós Cáceres, que había asumido la Pre­ sidencia de la Agrupación de Figu­ rantes, mandó dos escritos que en su fecha (septiembre) fueron cursa­ dos al Delegado de Trabajo y al Go­ bernador Civil dando cuenta del al­ calde de Sorbas, por haber Sancho Gracia en un descanso del rodaje de Curro Jiménez. contratado éste personal para la película, cuando la Productora tenía f i r m a d o u n c o n t ra t o c o n l a Agrupación, en el cual ésta le pro­ porcionaría toda la figuración nece­ saria. Otros puntos de rodaje fueron las dunas de Cabo de Gata, donde se montó el decorado de un hotel aislado en el desierto, la localidad de Vera, donde se hizo igualmente un hotel (la Gloria) junto a la Plaza de Toros, la playa de Roquetas de Mar y Rioja. El largometraje tiene una duración de 107 minutos. Su distribuidora es Cinema International Corporation y se estrenó el día 17 de julio de 1976 en Almería. Otra de las filmaciones de las que se tienen bastantes recuerdos es el capítulo La Gran Batalla de An­ dalucía de la serie española Curro Jiménez (5) protagonizada por el actor Sancho Gracia muy conocido por su papel anterior en la serie Los camioneros al que acompañaban en el reparto Álvaro de Luna como El Algarrobo , José Sancho como El Estudiante y Paco Algora como El Fraile. Cuenta las aventuras de un bandolero bueno y su cuadrilla empeñados en conseguir un gran Manolo Viola y el joven protagonista de La Gran Batalla de Andalucia. Delante del horno de Juan Mañas. 7 8 historia tesoro que tienen escondido los fran­ ceses. Se rodó durante una semana en el verano de 1975, posiblemente en el mes de agosto, aunque nadie re­ cuerda la fecha exacta. En lo que sí coinciden es en que hacía mucho calor y por ello, además de a los extras, hubo que contratar a varias personas encargadas de tener los botijos siempre llenos de agua fres­ quita. Las casas colgantes al principio nos muestran a Sorbas convertida en Villamansa para la serie aunque -misterios del cine- el interior del pueblo, incluida la plaza del ayunta­ miento pertenecen a Gérgal. En Sor­ bas se rodaron escenas en la calle y placeta del oficio de Juan Mañas, donde trabajaba en la ficción el pintor Manolo Viola que figuraba ser un alfarero. Al respecto Juan Mañas dice que sufrió algunos desperfectos en las tejas de su taller, porque quisieron tapar todo signo de modernidad como cables y antenas. Y en la rambla por donde avanzaba a gran velocidad una diligencia. En este capítulo diri­ gido por Antonio Drove, además de los protagonistas también intervinie­ ron Miguel Narros y Elisa Ramírez. Todos se maquillaban en el bar que poseía por entonces Ana Alpañez. Elisa Ramírez es la protagonista de una de las anécdotas ocurridas durante el rodaje. Como ya he apun­ tado anteriormente el oficio de Juan Mañas fue el escenario donde se rodaron la mayoría de las escenas de esta serie en Sorbas. En la placeta el alfarero tenía sus cántaros y otras piezas puestas al sol. Dentro también tenía las panzas de otros cántaros que estaban sin terminar. Los tenía tapados para que no se secaran mu­ cho y guardaran más la humedad. Elisa, nuestra protagonista ni corta ni perezosa se sentó encima de ellos y los aplastó. Ella cayó al suelo. Lo recuerda muy bien Francisca Oller, la señora de Juan Mañas. También es ella la que me cuenta ésta otra: Un mediodía en el que el calor apretaba, Sancho Gracia estaba descansando en el oficio. Fina Ro­ dríguez mientras tanto le abanicaba para remediarle un poco los sudores, hay que recordar que en vestuario predominaban las casacas y trajes nada apropiados para esas fechas, alguien preguntó qué ocurría para tanto mimo, a lo que contestó que se había mareado. En un momento se armó un gran revuelo. Varios fueron los figurantes como Algunos de los extras (Francisco Yañez, Antonio Cazorla, Juan Rafael Sánchez) que participaron en el rodaje de Curro Jiménez. Antonio Cazorla, Juan Rafael Sán­ chez, Juanita Romera, Fina Ro­ dríguez, José Francisco, Isabel Sal­ vador, Natividad García Juan Rafael dice por ejemplo que con el dinero que le pagaron unas 1200 pesetas se compró un reloj. Otros capítulos que forman parte de la saga son La Fuga, En la Boca del Lobo, La Trampa, La Promesa, El Destino de Antonio Navajo, El Campeón de Almería, Atrapados, Tras terminar los trabajos en la segunda quincena de Agosto, los cineastas españoles reemprendieron viaje a Madrid. El capítulo tiene una duración de 57 minutos y se estrenó en la 1ª Cadena de TVE el 27 de marzo de 1977. En Agosto de 1978 comienza el rodaje de una producción televisiva de carácter religioso, The Nativity (6) producida por la 20 Century Fox para la cadena televisiva CBS, y dirigida por Bernard Kowalsky e in­ terpretada por M. Stowe, J. Shea, A. Toter, P. Stewart y G. Voskovec. El guión fue escrito por Millard Kau­ fman y Mort Fine. La fotografía corrió a cargo de Gabor Pogany, Lalo Schi­ frin puso la música y Tony Pueo eligió el vestuario. historia Karian S. de Boer y el resto del equipo de rodaje de La Guerra de Stella Narra las relaciones entre José y María y las dudas que acogen a José (John Shea) ante el anuncio del na­ cimiento de Jesús. La serie fue rodada en su totalidad en tierras almerienses debido a su semejanza con los pai­ sajes desérticos de Israel. Las cámaras entraron en acción el día 9 en el cañón Negro de Senés, donde se levantó el pesebre. Para encarnar al Niño Jesús los cineastas echaron mano de un bebé de pocos meses de raza árabe, cuyos padres se encontraban de paso en Almería. En Sorbas rodaron escenas en la zona del Río Aguas, lugar donde tiene lugar la revelación del Señor a María. Los otros lugares de rodaje fueron el oasis, sito en Tabernas, la rambla Viciana, la rambla Otero, las dunas, playa y charcones salinos del Cabo de Gata entre las barriadas de San Miguel de Cabo de Gata y Las Salinas, por donde pasaron los Reyes Magos camino de Belén. En Polopos se construyó un maravilloso decorado representando el Palacio de Herodes, en el que se filmaron interiores, las escenas que aparentemente transcu­ rren en Nazareth. En la rambla de Otero, entre Rioja y Tabernas, se filmó en horas noc­ turnas la secuencia de José y el león en el desierto para lo que se necesitó un estupendo cachorro de más de 150 Kg. de peso. Sus domadores vinieron desde California. Este rodaje contó con un gran número de extras y gran variedad de animales. Muchos obreros también fueron contratados para llevar a cabo la gran cantidad de decorados que se hicieron para la ocasión. Kawalski completó las últimas tomas el día 15 de septiembre y al siguiente día, acompañado de sus actores y de su equipo técnico se despidió de Almería. Durante el rodaje de La Guerra de Stella The Nativity se emitió por la CBS en diciembre de 1978. Tuvo una duración de 97 minutos. Otro rodaje comienza en tierras almerienses en septiembre de 1985 Solar Babies distribuida comercial­ mente como Los guerreros del Sol (7). Su director fue Alan Johson, los efectos especiales de Richard Edlund, la música de Maurice Jarre y el guión de Walon Geen. De la productora norteamericana Brooks­ films para la Metro Goldwyn Mayer. Se trata de una filmación futurista donde los jóvenes protagonistas se desplazan en patines, requisito im­ prescindible para poder actuar en ella, y la humanidad habita refugiada en una especie de reserva, alejada del mundo exterior donde viven mar­ ginados todos los que no han querido someterse a este sistema. El rodaje de exteriores se efectuó durante doce semanas en paisajes españoles. En Almería se construye­ ron para ello grandes decorados con chapas de coches viejos, neumáticos, deshechos de desguaces y chata­ rrería. En la capital se eligió la Cueva de Roque en la Molineta para repre­ sentar la ciudad de los marginados y en el llano de Utrillo en Tabernas se construyó una gran ciudad y una fábrica a base de hierros que fue dinamitada por exigencias del guión. En Sorbas las cámaras se centraron en la zona de la cantera de yeso de Vilovigyps (actual Placo). Otros lugares almerienses fueron las minas de oro de Rodalquilar donde levantaron diversos decorados que representaban el Orfanato, las dunas de El Cabo de Gata que durante cinco días acogieron un extraño campa­ mento de tiendas, la rambla Carriza­ lejo de Gádor y uno de los desagües de la Central Térmica de Carboneras. Participaron actores conocidos como Richard Jordan y Charles Durning y otros no tanto como Jami Gertz, Jason Patrick, Lucas Haas -el niño de único testigo- Sarh Douglas y Calude Brooks junto a más de un millar de extras. Hacia mediados de diciembre el equipo termina su tra­ bajo en Almería y se desplaza a Madrid para continuar con el rodaje. Finalmente fue distribuida por la United International Pictures y su estreno se hizo en Madrid y Barcelona el 26 de junio de 1987. En Almería tuvimos que esperar hasta el 27 de octubre de ese mismo año. En 1989 de nuevo un rodaje des­ plazará hasta nuestro pueblo actores actrices y técnicos. Se trata del lar­ gometraje Contra el Viento (8) del director Francisco Periñán que supuso su debut como realizador. Contó con la aportación financiera de Cartel, Productora Andaluza de Programas, Francisco Periñán P.C. y Maestranza Films, y con una subvención del Mi­ nisterio de Cultura. Los productores ejecutivos fueron Eduardo Campoy y Antonio Pérez. Se trata una historia de amor incestuosa, cuyos protagonistas son Antonio Banderas, Enma Suárez, Rosario Flores y Bruce Maguire. Re­ cuerdo la gran expectación que suscitó la llegada de Antonio Bande­ ras entre las jovencitas, para mí entonces un total desconocido. Sin embargo, fue muy satisfactorio co­ nocer a Enma Suárez y a Rosario Flores. Incluso recibimos la visita de Victoria Abril que se desplazó hasta aquí para saludar a su compañero Gerard de Battista uno de los técnicos que auxiliaban al director. El film fue rodado íntegramente en tierras almerienses. Rodalquilar acaparó casi todas las escenas. El Parque Natural de Cabo de GataNijar, Polopos y San José también 9 10 historia fueron elegidos para rodar. El golpe de plaqueta anunció su inicio el 16 de octubre de 1989 y se alargó du­ rante siete semanas. En Sorbas, todas las tomas que se grabaron se hicieron dentro del cine, actual Teatro Villaespesa que aún estaba sin remodelar. Se acondicionó para representar una especie de local de fiestas con una barra en lo que antes había sido el patio de butacas (en esas fechas ya no quedaba nada) donde aparentá­ bamos charlar y divertirnos. Sobre el escenario y amenizando la reunión actuaba Juan Sorroche, a su lado, sentados alrededor de una mesa se encontraban José María Muñoz y Francisco González junto a sus señoras Ana Mañas y Ana María Pérez. Los protagonistas estaban mezclados con nosotros. Fue diver­ tido poder compartir algunos momen­ tos con ellos y tenerlos tan cerca, además de ver en directo una filmación y todo el ajetreo que eso lleva consigo. Se rodó durante dos días, los que recuerdo como fríos y lluviosos del mes de Octubre. La climatología, sin duda, fue la culpable de una de las anécdotas que ocurrieron: Lo más aburrido y pesado de cualquier rodaje es el gran número de veces que se puede llegar a repetir una escena y las veces que debes hacer lo mismo hasta que el director la da por buena. Por ello, una de las primeras adver­ tencias que te dan es que debes llevar mientras se rueda la misma ropa que en este caso no era otra sino la nuestra. Una de mis compañeras fue Ana María Ramos que a causa de la lluvia Momento del rodaje de La Guerra de Stella (1) Almería un mundo de película. José Enrique Martínez Moya. Instituto de Es­ tudios Almerienses. Diputación de Almería. 1999. De ahora en adelante. Almería un mundo de película. Pág. 29 (2) Más detalles de esta película se pueden obtener en las publicaciones: Almeria plató de cine. José Márquez Úbeda. Ins­ tituto de estudios almerienses. Diputación de Almería 1999. (De ahora en adelante Almería Plató de cine). Págs. 58-60. Almería un mundo de película Pág. 51. La producción Cinematográfica en Almería 1951-1975. Lola Caparrós Masegosa, Ignacio Fernández Mañas y Juan Soler Vizcaíno. Instituto de Estudios Almerien­ ses. Diputación de Almería.1997. (De ahora en adelante La producción cinema­ tográfica en Almería 1951-1975). Págs. 80 y 130 La Voz de Almería de fecha 16 de junio de 1964. (3) Si desea ampliar la información puede consultar las publicaciones: La producción cinematográfica en Almería 1951-1975 Págs. 52-53, 132: Almería Plató de cine se mojó la que llevaba puesta y con la que ya había grabado algo. Decidió por ello ir a su casa a cambiarse y ponerse otra distinta. Cuando se dieron cuenta de lo que había hecho tuvo que cambiarse de nuevo y po­ nerse la que llevaba en un principio. Como estaba mojada, tuvieron que secarla en la chimenea. Otros sorbeños que participaron en este rodaje fueron Inmaculada y Ana Ramos Requena, Juan de Dios Martínez, Conchi, José Zamora, Juan García, También recuerdo que Antonio Ban­ deras sufrió una indisposición y tuvo que acudir al médico. Este hecho me lo confirma también Inmaculada Ra­ mos. Distribuida por Lauren Films se estrenó el día 8 de octubre de 1990 en Sevilla. Momento del rodaje de La Guerra de Stella Págs. 68-70 Almería, un mundo de pe­ lícula Pág. 54. La Voz de Almería del día 12 de septiembre de 1973. (4) Más detalles en : Almería un mundo de película. Pág. 178. La producción cinematográfica en Almería 1951-1975. Págs. 117-118 y 174.Almería plató de cine Págs. 303-305. La Voz de Almería con fecha 13 de agosto de 1975. (5) La producción Cinematográfica en Almería, 1951-1975 Págs. 119, 187 Al­ mería plató de cine. Págs. 327-329. Al­ mería un mundo de película. Pág. 194. La Voz de Almería del 29 de agosto de 1978. (6) Almería plató de cine Págs. 349351.Almería un mundo de película. Pág. 204 (7) Almería un mundo de película Págs. 235-236. Almería. Plató de cine. Págs. 388-390 (8) Almería un mundo de película. Pág. 245. Almería plató de cine. Págs. 416417. La Voz de Almería con fecha 22 de octubre de 1989 Bibliografía: Almería plató de cine. José Márquez Úbeda. Instituto de estudios almerienses. Diputación de Almería 1999. Almería un mundo de película. José Enri­ que Martínez Moya. Instituto de Estudios Almerienses. Diputación de Almería. 1999. La producción Cinematográfica en Almería 1951-1975. Lola Caparrós Masegosa, Ignacio Fernández Mañas y Juan Soler Vizcaíno. Instituto de Estudios Almerien­ ses. Diputación de Almería.1997. Diario La Voz de Almería Agradecimientos: Nati García, familia Ramos Requena, familia Mañas Oller, Isidra y Ana Alpañez, Isabel Ridao, Rosa María Ramos, Maria José Mañas, Jose María Muñoz, José Za­ mora, Pedro Jesús Sánchez, Juan Rafael Sánchez, Rosa Cazorla, José Requena, Diego García, Juan Cabezas...y a todos los que de una manera u otra me han ayudado con este artículo. historia DIEGO LÓPEZ DE HARO I CONSTRUCTOR DEL SEÑORÍO ALMERIENSE DE LA CASA DE EL CARPIO (1502-1525) Juan Miguel Mendoza Garrido Doctor en Historia Medieval Comunicación presentada al Congre­ so Internacional Los señoríos en la Andalucía Moderna. El marquesado de los Vélez. Vélez Blanco / María / Vélez Rubio, 3, 4 y 5 de mayo de 2007. 1. Introducción. En julio de 1502 Diego López de Haro, señor de las villas cordobesas de El Carpio y Morente por su matri­ monio con doña Beatriz Méndez de Sotomayor, permutó con su pariente Bernardino Fernández de Velasco, Condestable de Castilla y conde de Haro, sus villas burgalesas de El Busto y Revilla por las almerienses de Sorbas y Lubrín. Con esta per­ muta el señorío de Sorbas y Lubrín, que había sido concedido por los Reyes Católicos al padre de Bernar­ dino en 1492, pasaba a manos de uno de los miembros más activos y destacados de la nueva oligarquía castellana con intereses territoriales en el levante almeriense, y se inicia­ ba una vinculación de estos pueblos con la casa del Carpio que marcaría su historia durante toda la Edad Moderna. El territorio que formó parte de este señorío equivale, con alguna variación, sobre todo en su sector marítimo, a los actuales términos municipales de Lubrín, Sorbas y Car­ boneras, y se extendió de Noroeste a Sureste desde la sierra de los Fila­ bres hasta el mar, eso sí, tras una serie de largos pleitos en los que el concejo de Vera disputó a los suce­ sivos señores parte de esos términos, que finalmente quedaron en posesión de la villa de Sorbas. La historia de este señorío a lo largo del siglo XVI, tan apasionante como poco conocida debido a diver­ sos avatares del destino, nos sitúa, como en tantas comarcas de la pro­ vincia de Almería, en el contexto de una dramática sustitución poblacional que acarreó el paso de una población morisca, continuadora en gran me­ dida de la tradiciones nazaríes, a una sociedad de repobladores de distinto origen que tuvieron que asumir un espacio heredado y previamente or­ ganizado, intentar mantener sus po­ tencialidades de cara a la supervi­ Dibujo del Catastro de Ensenada de la Villa de Sorbas, en él se representa también la ensenada de Carboneras hasta donde se extendía el término sorbeño hasta el primer tercio del siglo XIX. vencia y transformarlo en la medida de sus posibilidades, necesidades y aspiraciones. Durante la etapa morisca este señorío había conformado un micro­ cosmos en el que una comunidad cultural y mentalmente islámica ge­ neraba riquezas para una minoría cristiana que debía sentirse extran­ jera en ese territorio. Eso sí, en el transcurso del tiempo la gestión señorial de ese espacio pasó de la mentalidad emprendedora y dinámica de Diego López de Haro I, buen co­ nocedor del terreno por su perma­ nencia en él largas temporadas, a un cierto espíritu rentista y absentista de sus sucesores. En el punto de mira ponemos la construcción y gestión del señorío que Diego López 11 12 historia de Haro intentó llevar a cabo entre 1502 y 1525. Podría compararse con la gestión que llevarán sus herederos en el resto del siglo XVI para com­ probar las continuidades y diferen­ cias, aunque en ese tema no entraré de momento1. 2. Diego López de Haro llega al levante almeriense. La incorporación definitiva de Sor­ bas y Lubrín a la Corona Castellana debió producirse en 1489, mediante una capitulación que permitiría a sus habitantes musulmanes mantener su religión y propiedades. Ni Sorbas ni Lubrín se citan expresamente en la capitulación conjunta de los pue­ blos de Los Filabres, por lo que parece v e r o s í m i l q u e e x i s t i e ra u n a capitulación específica de ambas villas, tal y como fue alegado por parte de un procurador de Sorbas en el pleito que en 1548 se mantenía en la Chancillería de Granada entre el señor de Sorbas y el concejo de Vera por cuestiones de términos. En dicho pleito se hizo presentación del presunto documento original de la capitulación, aunque hasta la fecha no conocemos su contenido2. Nada se sabe del número de vecinos mu­ sulmanes que pudieron optar por emigrar ni de los efectivos militares que debieron quedar en las guarni­ ciones de ambas localidades, pero de alguna manera hubo de ser pre­ ciso asegurar el control de sus casti­ llos por parte de los nuevos señores del territorio. Concluida la conquista de Grana­ da, los Reyes Católicos iniciaron su política de concesión de señoríos en los nuevos territorios y, aunque no se ha conservado el privilegio funda­ cional, sabemos que las villas de Sorbas y Lubrín fueron cedidas al Condestable Pedro Fernández de Velasco en junio de 14923. Fallecido éste poco tiempo después, heredó dichas villas su hijo Bernardino Fer­ nández de Velasco, que efectuó una permuta con su pariente lejano Diego López de Haro por la que le cedió Sorbas y Lubrín a cambio de El Busto y La Revilla, en tierra de Burgos. Aunque algunos autores habían fe­ chado dicha operación en 14954, hoy sabemos que ésta se produjo en 13 de julio de 15025. También ha habido una mala interpretación, a mi enten­ der, de los términos de la permuta, pues se ha escrito que, aparte de sus villas de El Busto y La Revilla, Diego López de Haro pagó a Bernar­ dino Fernández de Velasco la suma de 2.500.000 maravedíes, lo que daría a entender que en el trato se estimaba un mayor valor de las villas almerienses frente a las burgalesas6. La copia del documento que he po­ dido manejar, sin embargo, creo que deja claro que el pago se efectuó a la inversa y que, por tanto, El Busto y La Revilla se consideraban más valiosas que Sorbas y Lubrín7. El tema no es secundario, pues puede variar mucho la comprensión de la valoración que ambos magnates daban a sus villas. A mi entender, en el canje las villas burgalesas se estimaron de un valor económico bastante mayor que las almerienses, y al Condestable no le importaba añadir una importante suma en la operación con tal de deshacerse de una poco atractiva herencia situada en territorio hostil y tan alejado de su terruño. Ahora bien, las motiva­ ciones de Diego López de Haro para ceder sus villas burgalesas, única herencia de su linaje paterno, y ha­ cerse con un patrimonio en un terri­ torio, según la opinión mayoritaria­ mente aceptada, poco atractivo, no creo que hayan sido correctamente interpretadas. La única explicación aportada hasta la fecha consiste en considerar que la operación se enmarcó en una estrategia de redon­ deo del patrimonio señorial de ambos magnates8, pero entender que ad­ quiriendo dos villas en el conflictivo extremo oriental del Reino de Gra­ nada, nada menos que en 1502, con una reciente rebelión mudéjar en el territorio, Diego López de Haro bus­ caba la mayor cercanía de este señorío a sus posesiones cordobesas en El Carpio me parece carente de toda lógica, máxime cuando sabemos por la trayectoria vital de este per­ sonaje que se movía de continuo por toda Castilla y contaba con propie­ dades dispersas por todo el territorio castellano: Málaga, Écija, Córdoba, Almería, Vera, Mojácar, Toledo, Pa­ lencia, Murcia 9 ¿Quién era este Diego López de Haro, que buscó y se hizo con el aparentemente poco atractivo señorío de Sorbas y Lubrín? ¿Por qué para conseguirlo se desprendió de su única posesión señorial en la tierra de origen de su linaje? Todo parece indicar que Diego López de Haro veía las villas de Sorbas y Lubrín desde una perspectiva distinta a la de un 1 El presente trabajo se inserta en un proyecto más amplio de estudio del señorío de Sorbas y Lubrín a lo largo de todo el siglo XVI en el que llevo trabajando desde hace varios años. 2 Archivo de la Real Chancillería de Granada (A.Ch.Gr.) 3-604-2. El acta de presentación de dicho documento es de 4 de mayo de 1548, y se describe como la capitulaçión original quel señor Rey Católico, de gloriosa memoria, hizo con la dicha villa de Sorvas quando se le entregó. Desgraciadamente, no se ha conservado el traslado del documento, al menos en la pieza citada. Tampoco he encontrado ninguna otra referencia documental ni bibliográfica a dicha capitulación. 3 Pérez Boyero, E. Moriscos y cristianos en los señoríos del Reino de Granada (1490-1568), Granada, 1997, pp. 29-31. 4 Cfr. Grima Cervantes, J. La fiesta de moros y cristianos en la villa de Carboneras, Almería, 1993, p. 9 y López de Coca Castañer, J.E., Los señoríos del reino de Granada (1490-1568), en Señorío y feudalismo en la Península Ibérica I, Zaragoza, 1993, p. 138. 5 Pérez Boyero, E. Moriscos y cristianos , p. 75. El autor se basa en el documento de confirmación del trueque, dado en 10 de marzo de 1506. Personalmente, he podido encontrar una copia del documento de permuta que confirma la data en Toledo, a 13 de julio de 1502. A.Ch.Gr. 25-6. 6 Pérez Boyero, E. Moriscos y cristianos , p. 75. 7 En el documento de permuta Pedro Fernández de Velasco afirma: y todo ello vos lo doy en el dicho troque e cambio e permutación, e más dos quentos y medio de maravedís de la moneda usual porque vos el dicho don Diego López me dais en el dicho troque e cambio las vuestras villas de Busto e Rubillas (sic) de Campos, con sus vasallos e fortalezas e con sus tierras e términos e jurisdiciones alta e baxa... A.Ch.Gr. 25-6. 8 Soria Mesa, E. Señores y oligarcas: los señoríos del Reino de Granada en la Edad Moderna, Granada, 1997, p. 59. 9 De hecho, y pese a la importancia del patrimonio cordobés dentro de los bienes de Diego López de Haro, éste suele considerarse en los documentos que firma vecino de Toledo, tal como sucede en la carta de permuta o en otro documento que firmó en Mojácar en 29 de febrero de 1496 (Biblioteca de la Academia de la Historia, Colección Salazar, M-93, f. 122r-125v). historia Mapa del Levante Almeriense durante el periodo morisco (S. XVI) según Juan Grima. noble convencional de la época y, posiblemente, muy alejada de la de algunos investigadores actuales, que han enfatizado tanto los rasgos ne­ gativos de las tierras cedidas en señorío por los Reyes Católicos en el Reino de Granada que llegan a parecer más un castigo que un pre­ mio por los servicios prestados10. El único historiador que hasta el momento ha prestado la atención que se merece a Diego López de Haro ha sido Juan Grima Cervantes, que desde luego creo que acertaba al considerar que preparó el terreno para hacerse con uno de los patri­ monios más importantes de todo el Reino de Granada 11 , y lo hizo a conciencia, desde un conocimiento certero de la comarca obtenido en su papel de repartidor de Vera y Mojácar12. Sorbas y Lubrín no pueden considerarse, en atención a estos 10 hechos, un territorio marginal y pobre que los reyes cedían en señorío a un determinado noble siguiendo un plan premeditado de recompensar sus servicios con las peores tierras del Reino de Granada. Al menos no re­ sulta lógico desde la óptica de la operación llevada a cabo por Diego López de Haro en 1502, ya que co­ nocía a la perfección el territorio en cuestión y no dudó en deshacerse, para poder obtenerlo, del terruño señorial heredado de su abuelo. Aunque no podemos extendernos en el tema, tal vez conviene señalar algunos datos de la biografía de Diego López de Haro con anterioridad a su acceso al señorío de Sorbas y Lubrín que pueden arrojar luz sobre su personalidad y su actuación. Diego López de Haro pertenecía a una rama menor de la poderosa casa de Haro que algunos genealogistas hacen descender de Lope López el Chico, hermano menor de Diego López de Haro el Bueno, X señor de Vizcaya13. Su abuelo Diego de Haro fundó el mayorazgo de las villas de El Busto y Revilla en 18 de febrero de 1451, en un documento en el que se intitula Guarda y vasallo de nuestro señor el Rey y guarda mayor de mi señor el príncipe Don Henrrique su hijo, y señor de la villa de Busto14. No es un título nobiliario ni el patrimonio señorial la base del estatus social de la familia, sino su pertenencia a la nobleza de servicio que obtiene sus principales rentas e ingresos de los cargos y mercedes que le concede la Corona por el desempeño de tareas concretas. Así, Diego de Haro recibió, por ejemplo, una renta de 40.000 maravedíes anuales en la Orden de Santiago, al tiempo que fue promovido a una encomienda de dicha orden por En­ rique IV en 145915. Siguiendo la trayectoria de su padre, Juan Alfonso de Haro también encontró en el servicio a la monarquía su principal actividad y fuente de ingresos, siendo promovido al cargo de Merino Mayor de Asturias por el príncipe Enrique con anterioridad a 145016. La vinculación con Córdoba de esta rama de los Haro se inicia cuando Juan Alfonso contrae matri­ monio con Aldonza Mendoza, hija de Diego Hurtado de Mendoza, primer Conde de Priego. Como no podía ser menos, el nuevo vástago de la familia, Diego López de Haro Mendoza, accede des­ de muy joven al servicio de la familia real, siendo el primer documento en que se le menciona una donación que la entonces princesa Isabel le hizo en 1468 de unas minas de alum­ bre en Alcaraz17. Sabemos que se le negoció un primer matrimonio bas­ tante favorable con Leonor de Ayala, hija de Pedro López de Ayala, primer conde de Fuensalida, pero éste se truncó pronto por la muerte de Leo­ nor, que sólo le había dado una hija, Aldonza. El segundo matrimonio de Diego será, a la postre, el que aporte a sus descendientes la posesión de la villa cordobesa de El Carpio, que terminará siendo el buque insignia de la familia y dará nombre al mar­ quesado que, en 1559, obtuvo de Felipe II Diego López de Haro II, nieto de nuestro protagonista. El matrimonio de Diego López de Haro con Beatriz Méndez de Sotoma­ yor en 1479 era una apuesta de alto riesgo en el mercado nupcial de Córdoba en aquella época. La don­ cella era hija de Luis Méndez de Sotomayor, poderoso noble local y titular del señorío de El Carpio, que aunque no muy extenso ocupaba algunas de las tierras más fértiles de la Campiña cordobesa y aportaba Galán Sánchez, A. y Peinado Santaella, R.G., Hacienda regia y población en el Reino de Granada: la geografía morisca a comienzos del siglo XVI, Granada, 1997, pp. 53-56. 11 Grima Cervantes, J. La tierra de Mojácar desde su conquista por los Reyes Católicos hasta la conversión de los mudéjares, Granada, 1987, p.142. 12 Algunos datos sobre su actuación en esta labor pueden verse en del Cerro Bex, V., El Repartimiento de Vera de 1496, en Roel, 6 (1985), pp. 3-33 y, con más detalle y contenido, en Jiménez Alcázar, J.F., El libro del Repartimiento de Vera, Almería, 1994, pp. 24-25. Desde 1491 Diego López de Haro estuvo a cargo del repartimiento, pero al parecer hasta 1493 no estuvo presente en el territorio. Entre esa fecha y 1496, sin embargo, su presencia en la comarca es continua y su labor le debió aportar un conocimiento pormenorizado de la zona. 13 Salazar y Castro, L. Historia genealógica de la casa de Haro (Señores de Llodio-Mendoza, Orozco y Ayala), Madrid, 1959, p. 247. 14 A.Ch.Gr. 25-6. 15 Biblioteca de la Academia de la Historia (B.A.H.), Colección Salazar (C.S.), M-63, f. 103r-104v. 16 Ostentaba dicho cargo cuando el príncipe de Asturias le donó la villa de Iniesta (Cuenca) en 28 de junio de 1450. B.A.H., C.S., M-45, fol. 292 r y v. 17 B.A.H., C.S., M-45, f. 303 r y v. Tal vez no sea mera coincidencia este temprano conocimiento del negocio del alumbre por parte de Diego López de Haro y la importancia que este mineral tendrá en nuestra posterior narración. 13 14 historia un alto nivel de rentas. Beatriz era la mayor de tres hermanas y, tras la muerte de su único hermano varón en 1476, posible heredera del señorío. Diego ofreció en arras la suma más elevada que se conoce de entre todos los matrimonios nobilia­ rios en la Córdoba del siglo XV, 500.000 mrs., lo que da cuenta de su poderío económico pese a no contar con un señorío de entidad. El problema era que la herencia de Beatriz iba a ser sin duda disputada por sus primos varones, por lo que la inversión de Diego podía irse al traste si no llegaba a heredar. De hecho, en 1486, muerto su padre, Beatriz tuvo que pleitear largo tiempo con su primo Luis Méndez, que re­ clamaba el señorío de El Carpio, y el asunto sólo pudo resolverse tras pagarle Beatriz y Diego 9.000 duca­ dos de oro por su renuncia18. Tras este elevado precio, Diego López de Haro ya podía intitularse, aunque como consorte, señor de las villas de El Carpio y Morente, fórmula que adoptó en el documento de permuta de Sorbas y Lubrín en 1502. El imparable ascenso de Diego López de Haro en el escalafón del servicio real y la confianza que la reina Isabel pone en él se confirman con su nombramiento en 1484 como Justicia Mayor de Galicia, zona aún conflictiva y lejos de pacificar. El cargo suponía disponer casi de plenos poderes en la gobernación del terri­ torio, y así se entiende que en 1486 los reyes le concedieran licencia para poder perdonar en su nombre a los delincuentes que considerara oportuno19. El registro del sello de la corte da cuenta de numerosas actuaciones de Diego en Galicia, donde parece residir con cierta con­ tinuidad hasta el inicio de la década de los 90, aunque mantiene el cargo, y por lo tanto las rentas a él asigna­ das, hasta 1498. La participación en la Guerra de Granada parece que fue el aldabona­ 18 zo definitivo en el ascenso político y económico de Diego López de Haro. Su activo papel en todas las campañas no dejó de tener recom­ pensas en salarios, mercedes de tierras y propiedades en los territorios conquistados y cargos políticos a los que iban asociados rentas impor­ tantes20. La llegada al levante alme­ riense de Diego López de Haro se produce a finales de 1490, cuando se le hace cargo del repartimiento de las tierras de Vera a los repobla­ dores cristianos. Al parecer, conflictos con el otro hombre fuerte de Vera, el alcaide Garcilaso de la Vega, le movieron a abandonar la población y sus obligaciones, pero retornó en 1493 para permanecer en la comarca hasta 1496, terminando las labores del repartimiento y, al tiempo, ha­ ciéndose con un importante patrimo­ nio. Sin duda, en ese tiempo debió alcanzar un inmejorable conocimiento de toda la comarca y de sus posibi­ lidades económicas, como la impor­ tante fuente de ingresos en que podía convertirse el control de tierras bal­ días en una zona que, desde tiempo nazarí, ocupaba un puesto de privi­ legio en los circuitos de la trashu­ mancia entre las sierras del Norte del Reino de Granada (pastos de verano) y la zona costera almeriense (pastos de invierno). La posibilidad de traducir esos extensos baldíos en rentas elevadas y seguras era evi­ dente, siempre que se pudiera obte­ ner su control y el derecho a arren­ darlos como pasto21. En 13 de abril de 1496 Diego López de Haro fue nombrado emba­ jador en Roma y abandonó provisio­ nalmente Vera. Sin embargo, dejaba un buen lote de propiedades y, tal vez, la idea de que podría ampliarlas y diversificar su hacienda con otras actividades. No sabemos cuándo regresó de Roma, pero el hecho es que en 1502, en Toledo, cerró un trato que hará que vuelva a la co­ marca en años posteriores, ya no como hacendado y oligarca de Vera, sino como el principal enemigo de este concejo, cuyos confusos térmi­ nos conoce a la perfección y está dispuesto a apropiarse en beneficio de su nuevo señorío de Sorbas y Lubrín. 3. Construcción territorial del señorío de Sorbas y Lubrín. 3.1. Diego López de Haro lucha contra Vera y Mojácar por conso­ lidar un término territorial amplio para sus villas. Diego López de Haro accedió al señorío de Sorbas y Lubrín en 1502 en las condiciones establecidas en la donación real hecha al Condestable de Castilla, como tantas otras dona­ ciones tempranas de señoríos en el Reino de Granada, totalmente impre­ cisa en cuanto a los límites terri­ toriales 2 2 . Debía conocer a la perfección la indefinición jurídica de los términos concejiles del territorio por su trabajo como repartidor de Vera y Mojácar, en cuyas labores tuvo que recorrer la zona de Sorbas en más de una ocasión por su carác­ ter limítrofe. El valor de las villas almerienses, también debía conocer­ lo, estaba relacionado en proporción directa con la población morisca va­ salla, traducida en pechos y derechos, pero no menos con la extensión del territorio a controlar, aunque en apa­ riencia de escaso o nulo valor agríco­ la. Otro elemento, en este caso aza­ roso, que podía multiplicar el valor del señorío era la posibilidad de en­ contrar en sus tierras alguna riqueza mineral en alza, como llegará a ser el caso. Por el motivo que fuese, Diego López de Haro diseñó el territorio que aspiraba a controlar, se hizo con él a modo de presura y se aprestó a pleitear hasta su muerte con los concejos de realengo vecinos, Mojá­ car y, sobre todo, Vera. Veamos Cabrera Sánchez, M. Nobleza, oligarquía y poder en Córdoba a final de la Edad Media, Córdoba, 1998, p. 57. B.A.H. C.S.,M-49, f. 9r-10v, 1486-12-22. 20 En 1491 recibió en Málaga una casa, 24 fanegas de tierra, 3,5 aranzadas de viña y cinco cuartas de huerta. En 1494 recibió en Vera y Mojácar una balsa de agua con 13 tahullas de tierra, 182 tahullas más en otras propiedades, un huerto y un molino. Cfr. Ladero Quesada, M.A., Mercedes reales en Granada anteriores al año 1500. Catálogo y comentario, en Hispania, 112 (1969), pp. 355-424. 21 Jiménez Alcázar, J.F. El libro del repartimiento de Vera, pp. 37-38. 22 Normalmente se mencionaba la cesión de determinadas villas con sus términos, según la fórmula típica en Castilla. Ahora bien, los señoríos granadinos se construían sobre una base teórica (términos concejiles) ajena a la tradición nazarí que, por otra parte, debía mantenerse. Esta superposición de una estructura mental y legal castellana sobre un territorio cuya población continúa entendiendo el mundo según patrones musulmanes será el origen de los numerosos e interminables pleitos sobre jurisdicción y términos concejiles en el Reino de Granada durante todo el siglo XVI. 19 historia Desembocadura del Río Alías, donde terminaban los dominios del señorío de Sorbas y Lubrin algunos momentos clave en este proceso. El pleito que nos informa por pri­ mera vez de un litigio por términos entre Diego López de Haro y el con­ cejo de Vera data de 151323, aunque en él se intuye que el señor de Sorbas llevaba varios años labrando su es­ trategia para incorporar a su señorío una porción de territorio despoblado, poco atractivo para la agricultura y costero, con la peligrosidad que ello implicaba en la época. Basándonos en la información de los testigos de este pleito y de otros posteriores, podríamos resumir los pasos que dio 23 Diego López de Haro para consolidar la base territorial de su señorío a costa de Vera y Mojácar. Don Diego, sabedor de que los términos entre los concejos de Al­ mería, Mojácar y Vera estaban con­ fusos en su zona de costa 2 4 , construyó una torre en un lugar co­ nocido como La Carbonera entre 1505 y 151225. Con ello asume per­ sonalmente el gasto de la protección de la zona26, pero también reivindica esa franja costera como término jurisdiccional de su villa de Sorbas y, por tanto, de su señorío. Los hombres de don Diego inician una política de prendar ganados y sancionar a vecinos de Mojácar y Vera que desde el tiempo de la con­ quista compartían el aprovechamien­ to de esos términos27, mencionándo­ se como actividades en esa zona la caza, la recogida de cañas y esparto y el pastoreo28. Se inician pleitos entre los conce­ jos de Vera y Mojácar, de una parte, y Don Diego López de Haro, de otra, por la posesión del territorio, y, en cualquier caso, contra la gestión privativa que el señor de Sorbas pretende hacer de él. Se llega a una sentencia arbitral muy favorable a Diego López de Haro y sospechosamente aceptada por los regidores de Vera en cabildo celebra­ do en 9 de julio de 1513. Por ella, la franja costera desde la desembo­ cadura del río Alías hasta la Mesa de Roldán (actual costa de Carboneras) se reconocía como término de Sor­ bas. A cambio, Diego López de Haro y sus sucesores pagarían una renta anual de 5.000 maravedíes (cantidad evidentemente exigua) al concejo de Vera. En el acuerdo se incluía la concesión de un préstamo por parte de Diego López de Haro al concejo de Vera de 160.000 maravedíes, que habrían de ser usados para adquirir heredamientos en la villa de Teresa para los propios de Vera. Caso de no devolver el préstamo en el tiempo estipulado, se establecía que las tierras adquiridas por Vera con dicho dinero pasarían a Diego López de Haro (como a la postre acaeció)29. Con posterioridad, tanto el con­ cejo y vecinos de Mojácar, que habían Archivo General de Simancas (A.G.S.), Consejo Real (C.R.), 93-3. De hecho, el amojonamiento de términos entre Almería y Vera por la zona marítima se había efectuado hacía poco, en concreto en 30 de junio de 1511. El traslado del acta de amojonamiento en A.G.S., C.R., 93-3. 25 Aunque existen menciones de una estancia de La Carbonera desde 1497, no cabe duda por las declaraciones de los testigos de que Diego López de Haro mandó construir una nueva torre en esa misma zona y asumió el coste de sus guardas. Un testigo afirmaba en 1513 que en los últimos días estaba en la Torre de don Diego ganando su sueldo en tapiar con los otros (...) ansí en guarda como trabajando. Cfr. A.G.S., C.R., 93-3. El problema es que parece que los testigos se refieren a una misma torre con dos denominaciones distintas, a veces usadas por una misma persona: torre de La Carbonera y torre de Don Diego. En fecha tan tardía como 1600, las gentes de la comarca aún mencionaban el topónimo sitio de la torre de Don Diego, que hay que suponer las ruinas de la torre edificada a comienzos del XVI: Ha visto este testigo acudir muchas vezes moros cossarios que de ordinario en esta dicha parte acuden viniendo por las dicha costa en galeotas y saltando en tierra en la parte de la Carbonera, Río Alías, y Las Salinillas y otras calas questán junto al sitio de la Torre de Don Diego A.Ch.Gr. 25-6. 26 Los testigos mencionan la presencia en la torre de un alcaide y guardas que cobraban sueldos mensuales de Diego López de Haro. 27 Así lo expresa un acta del Concejo de Mojácar de 16 de octubre de 1513, en la que el procurador síndico expone que el alcaide de don Diego López de Haro defiende a los vecinos de Mojácar entrar en la zona del Río Alías, donde se han puesto unos mojones de piedra seca que en parte ocupan tierras de Mojácar. Alega, además, que dicha zona era de Vera, pero existía comunidad de términos con Mojácar y se explotaba sin trabas por vecinos de ambas villas. Inserta en A.G.S., C.R., 93-3. 28 Un testigo afirma en 1513 que oyó desir a los que allí estavan, platicando el alcayde de la dicha torre con los que allí estavan, que avían de defender a quien quiera que fuese, así a los de Vera como a los de la villa de Moxácar, que no les avían de dexar cortar cañas, ni caçar ni haser otra cosa alguna, porque aquel término era del señor don Diego López. Cfr. A.G.S., C.R., 93-3. 29 La sentencia arbitral se dictó en 5 de julio de 1513 y el amojonamiento de los términos asignados a Sorbas se efectuó en 7 de agosto del mismo año. Cfr. A.G.S., C.R., 93-3. 24 15 16 historia gozado de dichos términos en man­ comunidad con Vera, como los veci­ nos de Vera, que acusan a sus regi­ dores de prevaricación y de haberse vendido a Diego López de Haro, van a iniciar una batalla legal por recu­ perar dichos términos que se prolongó en el tiempo hasta bien entrado en el siglo XVI. Diego López de Haro dejó a sus herederos un litigio judicial que pendería en distin­ tos tribunales del Reino durante años, pero también les dejaba un patrimo­ nio territorial de enorme potencialidad económica que se aprestó a intentar poner en explotación. 3.2. Diego López de Haro defien­ de su señorío contra intromisio­ nes ajenas. Inmediato en el tiempo al litigio con Vera en 1513 es el conflicto que Diego López de Haro inicia nada menos que con el tesorero de la Reina, y al tiempo hombre fuerte de la Corte, Francisco de Vargas. Al parecer, poco antes éste había inicia­ do en la comarca del Río Alías (justo la zona usurpada a Vera) la construcción de una pequeña explotación en torno a un yacimiento de alumbre, en virtud de una donación real que le permitía prospectar y explotar todos los yacimientos que pudieran hallarse en tierras del obis­ pado de Almería, incluidas las de jurisdicción señorial30. Pese al evi­ dente derecho legal de Francisco de Vargas a explotar las minas de alum­ bre del Río Alías, Diego López de Haro ordenó atacar y derribar el incipiente poblado y asumir el coste de una sentencia real en su contra. Por cierto, en el tiempo que duró el proceso criminal contra los hombres del señor de Sorbas por estos hechos, el inductor se encontraba en la Corte, mostrando en algunos escritos un tono arrogante hacia la propia reina, como se aprecia en esta carta fechada en 26 de enero de 1514: 30 Mesa Roldán límite sur del territorio de Don Diego López de Haro. Muy poderosa señora. Don Diego López de Haro, digo que a mi notiçia es venido que vues­ tra alteza ha mandado proveer en su consejo un pesquisidor para saber quién mandó derribare derribó çiertos hedifiçios que el liçençiado de Vargas, del vuestro consejo, mandó hazer para sacar alumbres en término de mi villa de Sorbas, los quales heran fechos en mi daño e perjuiçio, e porque el dicho pesquisidor fue pro­ veído estando yo en esta corte de vuestra alteza, sin ser yo llamado ni oydo, porque si lo fuera yo mostrara cómo justa-mentente fueron derri­ bados los dichos hedifiçios nueva­ mente fechos en mi daño e perjuiçio en término de mi villa ( ) suplico a vuestra alteza mande al dicho pes­ quisidor no conosca de esta cabsa ( ) pues yo mandé derribar los di­ chos hedifiçios y tengo mandado que los derruequen todas las vezes que se hizieren...31. En sucesivas peticiones por escrito presentadas a la reina, Diego López de Haro deja de mencionar la justa causa por la que había ordenado derribar las construcciones mineras del río Alías, limitándose a asumir la culpa en solitario ( tiene confesado que fueron derribados los dichos edefiçios por su mandado, y no ay otros culpantes ), a solicitar que se libere a los vecinos de Sorbas presos en Almería por dicha causa y a acep­ tar el pago de los daños causados32. La sentencia del proceso, final­ mente, fue muy favorable a los inte­ reses de Diego López de Haro, pues fue declarado único culpable y a cargo de la reparación de los daños el alcaide de Sorbas Alonso Ortiz, que, por cierto, al tiempo de la sen­ tencia debía hallarse a buen recaudo y protegido, pues no pudo ser hallado y se le condenó en rebeldía. Ante la constancia de que Diego López de Haro no iba a tolerar de ninguna forma que otro se aprove­ chase de la riqueza de unas tierras que con tanto trabajo había usurpado a Vera, Francisco de Vargas abandonó finalmente el yacimiento de alumbre del Río Alías. No hay evidencias, sin embargo, de que don Diego intentara retomar la explotación del yacimiento en su beneficio, lo que concede, en apariencia, escasa lógica económica a su guerra privada con el tesorero Francisco de Vargas. Antes incluso de la sentencia definitiva de la Corte en el proceso por la destrucción de la mina de alumbre, Vargas contra- La merced se concedió en 1 de mayo de 1509. A.G.S., Diversos de Castilla, 46-5. Cit. Grima, J., La Herrería de Sorbas, El Afa, 1 (2000), pp. 11-14. La explotación de minas no estaba incluida entre los derechos cedidos expresamente a los señores del Reino de Granada, por lo que continuaban siendo una regalía que podía donarse en el futuro. Obviamente, esto podía suponer molestas intromisiones legales en la jurisdicción de los señoríos, como se ve en nuestro caso, y conflictos por el aprovechamiento de otros recursos necesarios para las explotaciones mineras. 31 A.G.S., C.R., 93-3. 32 .... suplica a vuestra alteza mande al dicho pesquisidor suelte a los dichos presos y se venga sin cobrar costas allá ni otra pena de ninguno de los dichos vezinos, porque él está presto de pagar todo lo que por vuestra alteza le fuere mandado. A.G.S., C.R., 93-3. 33 Soria Mesa, E. Señores y oligarcas: los señoríos del Reino de Granada en la edad Moderna, Granada, 1997, p. 105. 34 Galán Sánchez, A. y Peinado Santaella, R.G., Hacienda regia y población, p. 216, calculan para 1504 90 cabezas fiscales historia Afloramiento de alumbres en el Río Alías atacó iniciando un nuevo pleito contra Diego López de Haro por la explotación ilegal de una mina de hierro en término de Teresa (villa pertene­ ciente a Vera pero en la que Diego López de Haro poseía un importante patrimonio fundiario, que se incre­ mentaría aun más gracias al impago del préstamo que hizo al concejo de Vera). En cualquier caso, la actitud de ambos magnates, hombres fuertes en el Consejo Real, se inserta proba­ blemente no sólo en una pugna por intereses económicos, sino que adop­ ta tintes de enfrentamiento personal en el que se intenta, tanto como obtener ganancias, perjudicar en lo posible al adversario. 4. Algunos aspectos de la explotación económica del señorío de Sorbas y Lubrín por parte de Diego López de Haro. No puedo extenderme mucho en este tema, que pretendo en un futuro tratar con mayor detenimiento, pero creo que resulta necesario adelantar algunos rasgos de la explotación económica que Diego López de Haro trató de hacer de su señorío alme­ riense, por que pueden ser cruciales para entender el porqué de su extraña apuesta por Sorbas y Lubrín en 1502. Al tiempo, comprobaremos que en algunos aspectos Diego López de Haro se comporta con una men­ talidad empresarial poco acorde con la que se asocia a la mayor parte de la nobleza de su época y de los siglos posteriores. No se entiendan por tanto las líneas que siguen como un intento de análisis de la renta señorial en tono técnico, al dictado de la consolidada historio­ grafía sobre este tema, sino como un medio para acercarnos a la men­ talidad de Diego López de Haro. 4.1. Los derechos sobre los va­ sallos moriscos. El dicho un morisco vale un te­ soro debió ser muy evidente para los señores granadinos de la segunda mitad del XVI33. Pero alguien que apostara en 1502 por un señorío en el reino de Granada, en una tierra semidesértica, con una población escasa y compuesta en su totalidad por vasallos musulmanes recién im­ plicados en una revuelta y, además, se empeñara en apropiarse de un trozo de costa, cuyo coste defensivo tendría que asumir con dudosas po­ sibilidades de obtener beneficios dada su peligrosidad, debía ser mirado con cierta sorpresa por la gente de su entorno social nobiliario. En cualquier caso, conocemos la población morisca de Sorbas y Lubrín en 1504 y no cabe despreciar la rentabilidad económica que podían aportar los derechos señoriales sobre las 230 cabezas pecheras moriscas de Sorbas y Lubrín34. Ahora bien, un tema que podía cambiar mucho el valor de cada pechero morisco era el derecho que pudieran alegar los señores a los diezmos pagados por esos nuevos cristianos a la iglesia. Aunque no vamos a extendernos en el tema, conviene recordar que el reparto del valor económico de los diezmos a pagar por la población morisca del Reino de Granada generó un conflicto a tres bandas entre la Iglesia del reino de Granada, la Co­ rona y los señores jurisdiccionales del territorio, y que finalmente se saldó con el reconocimiento del de­ recho señorial a percibir dos tercios de los diezmos de los moriscos de sus señoríos, a cambio de estar a cargo de la edificación y mantenimiento de las iglesias35. Cierto es que la bula papal de 1500 no acabó con los conflictos entre señores y obispos, y que el momento estelar de los pleitos entre el Obispado de Almería y la nobleza de su territorio comienza justo en tiempos del here­ dero de Don Diego, Luis Méndez de Haro, pero no menos cierto es que Diego López de Haro veía venir ese conflicto y pretendió asegurarse otra baza a su favor, procurándose un breve del Papa León X en el que se le confirmaba nominalmente su de­ recho a los diezmos de Sorbas y Lubrín36. Contra ese argumento poco podían alegar los obispos de Almería. En definitiva, la apuesta de don Diego López de Haro por hacerse con un señorío de vasallos moriscos en 1502 podía parecer arriesgada, pero en 1525, asegurados como mínimo unos ingresos bastante fijos, seguros y desligados de inclemencias climáticas y malas coyunturas económicas, comenzaba a tomar visos de acierto. 4.2. Los derechos sobre el terri­ torio. Voy a focalizar este tema en un aspecto parcial y muy concreto, pero que es el que más interesa a esta comunicación. Me refiero al arrenda­ miento de los pastos en todas las tierras baldías y montes (es decir, las no cultivables y las no cultivadas), cuyo beneficio era cedido por la Co­ rona a los concejos, y en el caso de una villa de señorío, se entiende, al señor. La potencialidad económica del arrendamiento de pastos en el Reino de Granada a comienzos del siglo moriscas en Lubrín y 140 en Sorbas. 35 Cfr., entre otros muchos, López Andrés, J.M., Real Patronato eclesiástico y Estado moderno. La Iglesia de Almería en época de los Reyes Católicos, Almería, 1995, pp. 90-91 y Cabrillana, N., Almería morisca, Granada, 1989, pp. 207-213 36 1519-9-9. Roma. B.A.H., C.S., M-49, f. 2-3. 17 18 historia Cuarzo de Fluorita. Alumbres. XVI era un tanto imprecisa. Por un lado estaba el problemático tema de la comunidad de pastos entre conce­ jos vecinos, heredada de la legislación nazarí y vigente, aunque no sin con­ flictos, en los primeros tiempos, y que de haberse mantenido habría supuesto una colmatación de anima­ les en los propios términos de los que no podría obtenerse beneficio económico. En cualquier caso, la tendencia que parecía imponerse era la de la explotación privativa por cada concejo de sus términos, lo que acotaba y reservaba a los señores jurisdiccionales la posibilidad de arrendar todas las tierras no cultiva­ das de sus villas, incluso a los gana­ dos de los concejos vecinos 37 . Disponer del derecho a arrendar pastos podía ser interesante, pero sólo si se disponía del control de un territorio amplio y propicio para ello. En 1502, que sepamos, por lo que apuntan algunos testimonios en plei­ tos posteriores, el señorío de Sorbas y Lubrín no tenía un término amojo­ nado, y en una enorme extensión de terreno baldío y escasamente poblado los vecinos de los concejos de Vera, Mojácar e incluso Almería se movían con cierta libertad con sus ganados y explotaban en común los recursos de montes y baldíos. Ahora bien, en caso de entrada de ganados foraste­ ros (los pertenecientes a vecinos de villas no limítrofes) se cobraban de­ rechos de pasto, y ahí surgía el pro­ blema en un territorio tan propicio para el pasto pero tan mal delimitado 37 como el del levante almeriense. En el caso de Sorbas y Lubrín, los largos y continuos pleitos por términos con Vera en el siglo XVI son un arsenal de datos sobre la ganadería y aportan informaciones relativas al período nazarí y a los primeros tiempos del señorío, incluso de época del Condestable. No pode­ mos detenernos en ellos ahora, pero conviene destacar la enorme confusión que se percibe en los ini­ cios del siglo XVI. Los términos con­ cejiles no estaban bien delimitados, pero es que Vera alegaba incluso que el señorío de Sorbas no debía gozar de término alguno, porque en época nazarí Sorbas y Lubrín no tenían términos ni jurisdicción propia desgajada de Vera, y el señorío se había concedido sin asignar más términos de los que dispusieran las villas en época musulmana. Legiones de testigos de uno y otro bando nos informan de ello o de lo contrario, según quien los presente, y en sus relatos y recuerdos aportan un arse­ nal de pequeños detalles. Es más, según los años y el ganadero, algu­ nos pagaban al concejo de Vera o al señor de Sorbas el precio por entrar con sus ganados en unos mismos términos. La rentabilidad económica del arrendamiento de pastos en Sorbas y Lubrín iba a depender del lado hacia el que se inclinara la balanza legal, y en este contexto Diego López de Haro puso en juego todas sus artimañas, legales o no, para asegu­ rarse un territorio extenso y propicio para el pasto. Como vimos en el caso de la franja marítima, en los primeros tiempos jugó a su favor el control que tenía sobre los regidores de Vera, que cedieron a sus deseos. Pero posteriormente, renovado dicho con­ cejo, ambas partes van a reanudar una lucha legal, y a veces física, por dominar la mayor extensión posible de terreno, iniciándose un rosario de pleitos nunca ganados ni perdidos definitivamente por Diego López de Haro ni sus sucesores, que termina­ ron imponiendo su voluntad adop­ tando la estrategia de hechos consu­ mados y la eterna apelación, consiguiendo así extenuar las arcas concejiles de Vera por los gastos judiciales. A la postre, Sorbas y Lubrín consolidaron un extenso término concejil desde los Filabres hasta el mar, siguiendo el imaginario mapa trazado por Diego López de Haro. En cuanto al arrendamiento de pastos como fuente de ingresos señoriales en Sorbas y Lubrín, la apuesta de Diego López de Haro no carecía de riesgo en 1502. En 1525, sin embargo, descontado el coste procesal que conllevaba, el arrenda­ miento de pastos de invierno a la importante cabaña ganadera de las sierras de Baza y Segura pudo con­ vertirse en una suculenta fuente de ingresos para el señor de Sorbas, tal vez la más atractiva y cómoda y la que más valoraron sus sucesores. 4.3. Actividades mineras de Die­ go López de Haro. La riqueza minera del levante almeriense ha sido conocida y explo­ tada, en diversas formas y medidas, en todas las etapas históricas. Algo, aunque poco, sabemos de la actividad minera en la comarca en época musulmana38. Tampoco se puede decir que sepamos todo lo que qui­ siéramos sobre la actividad minera en el siglo XVI, sobre todo en sus inicios, pese a algunos casos privile­ giados, como el de la minería del alumbre en Rodalquilar39, que conec­ ta con Sorbas y Lubrín, aunque sólo sea porque su impulsor y beneficiario, Francisco de Vargas, intentó extender su actividad infructuosamente al curso bajo del Río Alías, convertido por obra y gracia de Diego López de Haro en término de su señorío. Tendremos que dejar para mejor ocasión especulaciones personales, no faltas de indicios, sobre las ver­ daderas motivaciones de Diego López de Haro al frenar la puesta en explotación de los alumbres del Río Alías por parte de Francisco de Var­ gas, posiblemente relacionadas con su estancia en Roma como embaja­ dor y con la situación internacional del mercado del alumbre, en el que tantos intereses tenía el papado de la época. Como pista, baste recordar que los agentes comerciales del Papa habían tratado de gestar un acuerdo con Francisco de Vargas para que La costumbre nazarí de mantener la comunidad de pastos entre las villas vecinas, que intentó mantenerse tras la conquista, se suprimió definitivamente en 1501, salvo libre acuerdo entre concejos. Cfr. Ladero Quesada, M.A., Granada después de la conquista: repobladores y mudéjares, Granada, 1993, p. 22. 38 Martínez San Pedro. M.D. y García Pardo, M., La riqueza minera en la Almería medieval, Boletín del Instituto de estudios Almerienses, 6 (1986), pp. 274-281. 39 Hernández Ortiz, F., Minas de alumbre de Rodalquilar en el obispado de Almería: siglo XVI, Tierra y Tecnología, 2 (2002), pp. 37-45. historia éste frenara la producción de alumbre en Rodalquilar y se mantuviera el precio del mineral en los mercados internacionales, ya que el aumento de la oferta ponía en serio peligro las rentas papales. Dicho acuerdo se había frustrado en 1513, precisamen­ te meses antes de que Diego López de Haro ordenara la destrucción del nuevo yacimiento abierto en el Río Alías por Francisco de Vargas 40 . La motivación de Diego López de Haro para frenar la explotación del alumbre de su señorío, no teniendo posibilidad legal de hacerlo en su beneficio, se nos manifiesta, por tanto, poco clara, a menos que de­ mos por buena la explicación que daba un testigo en un pleito poste­ rior: solamente lo avía hecho el dicho don Diego López por estorbar al dicho liçençiado Vargas que no pudiese labrar ni fabricar los alumbres41. Un buen servicio prestado por Diego López de Haro ¿sin saberlo? al Papa León X, el mismo que algún tiempo después le otorga la cesión nominal de los diezmos de sus vasallos mo­ riscos. En cualquier caso, no era el alum­ bre la única riqueza minera del terri­ torio que Diego López de Haro con­ trolaba o aspiraba a controlar, y es difícil que ese dato se le hubiera escapado, habiendo sido responsable del repartimiento de Vera y Mojácar, que tuvo que facilitarle un conoc miento minucioso de la zona. Antes de 1502 no hay mención alguna a actividades mineras here­ dadas de época musulmana o inicia­ das por los conquistadores cristianos en el entorno de Sorbas y Lubrín. Ahora bien, tampoco podemos afir­ mar que las que se pusieron en mar­ cha en época de Diego López de Haro 40 se debieran a prospecciones iniciadas por su iniciativa. El único dato cierto es que en 1511 la reina doña Juana concedió a Diego López de Haro, el derecho de explotación de cualquier yacimiento de hierro que hubiera o se pudiera descubrir en thérmino de Theresa e Cabrera, que es juridiçión de la çibdad de Vera42. La extensión del territorio cedido se limitaba a dos leguas en derredor de Teresa y Ca­ brera, que según se señala expresa­ mente en el documento, seguro que a petición expresa de Diego López de Haro, irían desde el Puerto de Onor hasta el mar, curiosamente la zona que dos años después arrebató a Vera. La donación en favor de Diego López de Haro mencionaba la posi­ bilidad de construir una herrería, pero sólo le concedía el mineral de hierro extraído de un territorio bien delimitado. Su actuación, una vez más, nos muestra a un jugador de riesgo que invierte una buena suma contando con la intención de convertir el hierro en una nueva fuente de ingresos apoyada, que no incluida, en sus derechos señoriales. Es nue­ vamente un pleito el que nos informa sobre un Diego López de Haro frus­ trado inversor en el negocio de la minería. No siempre sus apuestas habían de salir bien. En este caso sabemos que Diego López de Haro puso mucho empeño en montar, arriesgando su propio capital, una fundición de hierro. El edificio de producción fue un molino harinero de agua que Diego López de Haro compró a uno de sus vasallos moriscos de Sorbas y adaptó para su nuevo uso43. El problema radica en la ubicación de dicho edificio, situado precisamente en el término disputado a Vera. No es de extrañar que tanto el concejo de Vera como Francisco de Vargas unieran sus fuer­ zas para pleitear con Diego López de Haro. En segundo lugar está el tema de la ubicación de los yacimientos de hierro que abastecían a la herrería. Si bien parece claro que parte del mineral salía de las inmediaciones de Teresa, y por tanto se ajustaba a la donación real, hay testigos que mencionan extracciones de mineral fuera de los términos de dicha donación, lo que suponía una ilegalidad44. El caso es que no fue la sentencia judicial la que frenó la empresa de minería y fundición de hierro, cuya puesta en marcha supuso una fuerte inversión en dinero, tiempo y esfuer­ zo por parte de Diego López de Haro, sino que fue la mala previsión, unida a imponderables climatológicos, la que terminó por arruinar un negocio cuya actividad parece no haberse reanudado a lo largo del siglo XVI, aunque debió servir de pista a em­ presarios mineros posteriores y dio nombre a la actual barriada de La Herrería. 4.4. Diego López de Haro empre­ sario pesquero. La actividad pesquera en la co­ marca del levante almeriense en época musulmana y a comienzos del siglo XVI resulta un tema poco cono­ cido por la historiografía. Todo parece indicar que los nuevos pobladores cristianos conocían perfectamente la enorme potencialidad de recursos pesqueros de las aguas situadas entre Vera y Almería, pero la alta peligrosidad de dichas aguas suponía A. Franco Silva, El alumbre murciano, Actas de las I Jornadas sobre minería y tecnología en la Edad Media peninsular, León, 1996, pp. 101-120. Citando a J. Delumeau, este autor afirma que en 1513 el Papa León X trató de que los genoveses intentasen cerrar todos los alumbres españoles para evitar la competencia. En este contexto, la posibilidad de poner en explotación el nuevo yacimiento en el río Alías debía verse con muy malos ojos por los agentes genoveses del Papa en España. Por cierto, en 1513 el factor de los negocios de Diego López de Haro en Almería era el genovés Tadeo de Espíndola, al que se tomó declaración en el proceso por la destrucción de los alumbres del río Alías. A.G.S., C.R., 93-3. 41 A.Ch.Gr., 1083-12. 42 J. Grima, La Herrería de Sorbas, p.14. 43 Según afirma un testigo en 1514, el dicho don Diego Lópes de Haro ha gastado en haser y edificar las dichas herrerías y en abrir las minas para sacar el fierro para ellas, y haser el edifiçio, porque donde lo fizo era un molino de pan que fue de un alguasil vasallo del dicho don Diego Lópes, e porque le diese logar que fisiese allí el sitio para la dicha herrería le dio en equivalencia heredamientos en las huertas de la dicha villa, y más cada año mientra el dicho alguasil biviere quatro mill mrs. de acostamiento porque cada año tuviese cargo de ver la dicha obra mientre se fazía el dicho edifiçio... Calcula que don Diego ha gastado en todo el asunto más de 2.000 doblas. A.Ch.Gr., 243-1. 44 Al menos se menciona otra mina de hierro situada entre Sorbas y Lubrín, que queda fuera de los límites de la merced. Así lo afirman dos testigos: ...lo de la vena, se falló en yrla a buscar con un venaquero viscayno que a la sazón allí vino, y la halló çerca de la villa de Lubrín, ques entre medias de Lubrín y Sorvas, y le dixo e conçertó con el dicho venaquero que toviese cargo de sacar la vena. Ha oydo desir que se abre la una de las minas çerca de la villa de Lubrín (...) la otra se abre çerca del Puerto de Onor... 19 20 historia un fuerte obstáculo para su explotación. La actividad pirática apartaba a los cristianos viejos del mar y las costas, y las prohibiciones fijadas a la población morisca de dedicarse a actividades marinas y, a partir de determinado momento, incluso de permanecer cerca de las costas, debieron terminar por arrui­ nar la actividad pesquera. Sin em­ bargo, Diego López de Haro se nos ha mostrado hasta el momento como inversor de riesgo, y en este tema todo parece indicar que volvió a apostar, aunque con poca fortuna. En fecha tan tardía como 1600, un testigo conocedor de la comarca habla de la enorme riqueza pesquera de las aguas en torno a la actual villa de Carboneras, inexistente en ese momento: es una parte de la mejor pesquera que ay en toda la playa desde Los Almaçarrones hasta Almería, y de mucho aprovechamiento de muchos géneros de pescados, que con la dicha seguridad de la dicha fortaleza avría grande almadrava de pesquería donde acudirían mucha gente y arrie­ ros a cargar pescado para muchas partes (...) las dichas villas se enno­ blecerían y serían pueblos de mucha vecindad.... 45 En el tiempo de la citada información se negociaba por parte de Luis Méndez de Haro, descendiente de nuestro Diego López de Haro, la construcción de una fortaleza que asegurara esa zona costera y permi­ tiera su puesta en explotación económica, casi totalmente abando­ nada. Dicho asunto concluirá con el inicio de la construcción del actual castillo en torno al que se desarrolló la villa de Carboneras, en término de Sorbas y del señorío de los Mar­ queses de El Carpio. Sin embargo, este proyecto, que acabará cuajando aunque no de for­ ma fulminante, no fue el primero en ese sentido, pues un siglo antes Diego López de Haro ya lo había intentado, construyendo la primitiva torre que mencionamos con anterio­ ridad y tratando de asegurar en sus inmediaciones una pesquería. La mayoría de los testigos que se refie­ ren a los restos de dichas edificacio­ nes en 1600 la denominan Torre de Don Diego, y aunque no estoy del 45 todo seguro de su ubicación exacta, la sitúan en las inmediaciones de la desembocadura del Río Alías, es decir, un tanto alejada de la ubicación del actual castillo de Carboneras. En un pleito que se desarrollaba entre Vera y el señor de Sorbas en 1545, Diego López de Haro II, algu­ nos testigos recuerdan la construcción en tiempos de su homónimo abuelo de la primitiva torre por ocho o diez negros de su propiedad46. Otros recuerdan la ac­ tividad pesquera en las inmediaciones de dicha torre, lugar de desembarco de la pesca que se llevaba a vender a Sorbas, en contra de las disposi­ ciones del concejo de Vera, que pre­ tendía cobrar la tasa impuesta a la venta del pescado de origen nazarí conocida como tigual. Sin duda, la apuesta de Diego López de Haro por la actividad pes­ quera podía proporcionar altos bene­ ficios, pero acarreaba el coste de la defensa del territorio, ya que tenemos datos de la existencia de un alcaide y una guarnición permanente en la primitiva torre de don Diego, que otros denominan en el mismo pleito Torre de la Carbonera, a su costa. Un testimonio de 1514 menciona a Alonso Pérez como alcaide de la Torre de la Carbonera, en la que aún se encuentran los negros de Diego López de Haro. Tal vez los mismos que habían participado en la construcción del edificio y que, tras ésta, seguían residiendo en su entor­ no a las órdenes del alcaide, ¿dedi­ cada tal vez a la pesca, entre otros posibles usos, esta mano de obra esclava? La aventura pesquera, como la del hierro, terminó en un fracaso. El empeño puesto en asegurar el con­ trol de la costa pleiteando con Vera, en construir la torre defensiva y mantener su guarnición y en poner en marcha la pesquería acabó trun­ cado ante la evidencia del dominio de los mares que ejercían los corsa­ rios berberiscos, y que acabó con cualquier expectativa de aprovecha­ miento económico de las aguas ma­ rinas y de la franja costera del señorío de Diego López de Haro. La aventura pesquera acabó precisamente por­ que, según nos cuentan varios testi­ gos, de çierto tiempo passó por allí Barbarroja con çiertas galeras e derribó parte de la dicha torre e la robó, e de allí acá no a vido más gente en la dicha torre ni se ha vuelto a edificar. 5. Conclusión. Aunque hemos dejado muchas cosas en el tintero en espera de un estudio más pormenorizado del señorío de Sorbas y Lubrín en el siglo XVI, que algún día espero concluir después de tantos años de recopilación documental, creo que lo expuesto refleja a las claras la mentalidad empresarial emprende­ dora de Diego López de Haro. Desde luego no parece uno más de los nuevos señores jurisdiccionales del recién conquistado Reino de Granada. A diferencia del resto, no había reci­ bido una donación real, sino que había elegido concienzudamente un territorio que conocía y esperaba poder rentabilizar, dadas sus múltiples posibilidades económicas. Indudablemente, la adquisición de Sorbas y Lubrín fue una apuesta basada en información privilegiada y en unas expectativas que, proba­ blemente, desconocía su pariente el Condestable. Algunas actuaciones de Diego López de Haro parecen típicas de la mentalidad nobiliaria de la época, interesada en conseguir derechos jurisdiccionales sobre territorios y vasallos que pudieran traducirse en rentas de forma cómoda. Otras, sin embargo, tienen más en común con una mentalidad que podríamos con­ siderar burguesa y emprendedora, que le lleva a arriesgar fuertes sumas y a tratar de gestionar de forma directa, aunque mediante agentes, sus inversiones de riesgo. De las dos facetas de este complejo personaje, que pasó bastantes años de su vida en la comarca en la que construyó su señorío, parece que sus herederos se decantaron por la primera. Las rentas, vasallos y propiedades de la casa de Haro crecían en diversos puntos de la geografía castellana, y Sorbas y Lubrín acabaron convirtién­ dose en una posesión marginal para los sucesores de Diego López de Haro. La puesta en marcha de algunos negocios en el levante almeriense A.Ch.Gr. 25-6. Un vecino morisco de Turre de 73 años afirma en dicho pleito que vio edificar la torre de Don Diego, y que trabajaron en la edificación ocho o diez negros. Otro añade que Diego López de Haro construyó una torre para defensa e guarda de los pobladores de la pesquería que allí tuvo el dicho don Diego López de Haro, e para los herbajeros (...) e junto a ella se hizieron dos pozos, e en la dicha obra truxo e tenía el dicho don Diego López de Haro nueve negros.A.Ch. Gr. 1083-12. 46 historia por parte de Diego López de Haro parece muy cercana a la mentalidad empresarial que en pleno siglo XXI actúa en ese mismo territorio y aledaños. Regidores de una villa costera corruptos que ceden a la tentación del potentado que les pone una suma ante la mesa, apropiación particular de tierras de disfrute común por todos los vecinos de la zona para su explotación particular, prevaricación de las instituciones concejiles, construcciones ilegales, actividades económicas que degradan el medio y pleitos interminables cuyas sentencias nunca acaban de cumplir­ se. Pudiendo ser buenos titulares que resuman esta comunicación, que habla del siglo XVI, algunas personas que los oyeran fuera de su contexto podrían pensar que hablamos de nuestro tiempo. Desde esta perspec­ tiva, Diego López de Haro se nos presenta como un personaje visiona­ rio tremendamente moderno, o tal vez es que muchos comportamientos de ahora son terriblemente antiguos. Funcionamiento de una fábrica de alumbre Francisco Hernández Ortiz (Geólogo) Trabajo de exterior en una fábrica de alumbre Trabajo de interior en una fábrica de alumbre A) Montón de material extraído de una mina de alumbre, dispuesto para su calcinación al aire libre. Se van alternando sucesivamente, las capas de leña y de material de la mina. B) Almacén donde se guarda el material ya calcinado. CCC) Estanques grandes para lixiviar la mina. DDD) Noques ó estanques pequeños para descargar en ellos las aguas aluminosas de los estanques grandes. E) Canal que conduce las aguas desde su depósito a los estanques mayores. F) Canal por donde va la lejía desde los noques al depósito general ó de reunión de las lejías. G) Continuación del mismo canal. H) Deposito general ó de reunión de lejías. I) Edificio de la fábrica de alumbres. A) Hornilla alimentada por carbón de tierra, cada una con su caldera montada. B) Campana de la chimenea. CC) Escalones para subir sobre las hornillas. D) Pared de separación que divide el edifico en dos. EEE) Noques, ó cristalizatorios de alumbre. F) Estanque ó depósito de refrescar y clarificar el licor, antes de pasarlas a los noques de cristalización. G) Deposito de las aguas-madres. H) Operario que hace pasar el agua-madre a las calderas por la canal de madera sostenida por varios pilares. I) Tonel en el que se echa a cristalizar el alumbre después de purificado. L) Canal por donde va el agua aluminosa desde la caldera al tonel. 21 22 etnografía LAS ALMAZARAS DE SORBAS Almazara de Sorbas - Las Alfarerías Estimado lector: Tras haber gozado el privilegio en fechas recientes de haber inventaria­ do las almazaras y el patrimonio oleícola de la comarca FilabresAlhamilla en general y del término municipal de Sorbas en particular, me encuentro ante la obligación de traspasarte el conocimiento adquiri­ do, a fin de que nuestro patrimonio etnológico y arquitectónico sea por todos conocido, y así por tanto pueda ser protegido y respetado. En multitud de ocasiones, cuando hablamos de patrimonio arquitectónico parece que únicamente hiciésemos alusión a los grandes monumentos, a las iglesias o cate­ drales, a las torres o mezquitas, a los circos o anfiteatros de la antigua Roma o a las obras militares que nos dejaran cristianos y árabes a su paso por el territorio a través del tiempo y sus guerras. Con esta actitud con­ seguimos ignorar en la mayoría de las ocasiones, esas otras obras civiles que forman parte de la historia de la sociedad humana reciente, que las edificó y las utilizó, y que sin embargo son tan fundamentales para entender la historia en general como las de mayor rango, más allá de los monumentos conmemorativos, reli­ giosos o militares. ¿Qué es una almazara? Del árabe masra (almazara) y del romano amurca (pasta amarga procedente de la molienda) En épocas recientes, muy recien­ tes en que la era del consumo y la globalización aún no habían llegado, la actividad rural sorbeña se basaba en la supervivencia y la autosuficien­ cia; no conocedora aún del cómodo pero frágil concepto de sociedad del bienestar, la sociedad en que se desenvolvían nuestros padres y abue­ los era una sociedad encaminada fundamentalmente a sobrevivir. Para hacerlo, la base de la economía era el campo, y las cosechas que de él se pudiesen obtener, a muy duras penas, en la mayoría de ocasiones. En este sentido, el olivo jugó un papel fundamental, que aún hoy lo sigue desarrollando aunque de una manera más industrializada; al ser el Olivo (Olea europaea) una planta netamente mediterránea, provenien­ te de su estado silvestre que se conoce como Acebuche (Olea euro­ paea var. sylvestris), el mismo juega un papel fundamental en esta eco­ nomía, pues su fruto que es la oliva o aceituna, no sólo puede utilizarse como alimento de por sí, sino que una vez estrujado o exprimido opor­ tunamente, proporciona un elemento esencial tanto para la alimentación como para otros muchos fines, desde curativos en forma de ungüentos y emplastos, hasta cotidianos como la elaboración de jabones y otros ele­ mentos del hogar. Estas propiedades plásticas del aceite de oliva las descubrieron hace ya muchos siglos los habitantes de Jesús M. Contreras INDALODEOZ TOURS ALMERIA indalodeoz@indalodeoz.com las comarcas mediterráneas, al igual que otros pueblos en otras latitudes utilizaran otros tipos de elementos grasos, animales o vegetales, para los mismos fines; como por ejemplo la grasa de ballena, la manteca de cerdo u otros. Pero el reto era difícil, pues para extraer de una forma provechosa el preciado líquido había que pasar por prensar los frutos (aceitunas) rom­ piendo así el duro hueso interior que conforma su semilla; y aquí es don­ de nace el concepto de la alma­ zara, que no es sino un lugar dedi­ cado a la colección y prensado de las aceitunas del olivo, para obtener el preciado aceite por un lado y otros subproductos por otro (entiéndanse alpechines y orujos, actualmente conocidos como alperujo, que es un subproducto único). Desde el origen de los tiempos en que el prensado de las aceitunas se entendió como un recurso de elaboración de los productos agrícolas que daba la tierra, el mismo fue evolucionando desde sus formas más primitivas, que consistían en una piedra cónica que giraba alrededor de un eje arrastrada por la fuerza de un hombre, a fin de extraer la máxima cantidad de oleoso jugo; posteriormente la piedra evolucionó hacia la prensa, y la fuerza humana fue sustituida por la fuerza animal primero y mecánica después, antes de la piedra incluso, se utilizó la madera como recurso de prensado. Ahora, pasado el tiempo, ya en los siglos XIX y XX de cuya época son los vestigios de los que les vamos a hablar de manera no ordenada, la labor de almazarero ha sido una profesión especializada que requirió de avanzados conocimientos espe­ cíficos a fin de que el preciado líquido fuese obtenido de la forma más pro­ vechosa posible y con calidad, tanto para el productor/agricultor como para el profesional almazarero. En este contexto las almazaras disemi­ nadas por nuestra comarca son edi­ ficios cerrados, que albergan diversas instalaciones auxiliares (corrales, trojes, pozos, balsas...) orientadas todas al mismo fin económico/productivo, y en cuyo interior yacen los restos de las diversas eta­ pas de modernización que han ido sufriendo desde su construcción hasta su cierre, si bien alguna de estas almazaras (Gafarillos) continúan en funcionamiento. Por doquier podemos encontrar etnografía restos de piedras de molienda, dise­ minadas y abandonadas por el campo o reutilizadas para otros fines (deco­ rativos o constructivos), mientras los edificios que las albergaron, yacen muchos de ellos, silenciosos y expec­ tantes..., observando el paso del tiempo y la evolución de las socieda­ des, así como la evolución en los métodos de molturación de las olivas. El cultivo del Olivo Cabe destacar que para la comar­ ca de Sorbas el cultivo del olivo ha gozado desde siempre de una parti­ cularidad característica de la zona y es que la complicada orografía montañosa del terreno, desde los abruptos arrecifes de Cariatiz hasta las suaves lomas de Gafarillos ha configurado la explotación del Olivo en lo que se conoce como cañadas o coloquialmente hablando cañás, que basan dicha explotación o cultivo en la utilización de las vertientes de ladera, que re­ cogen hasta la más mínima agua caída de cualquier lluvia (el mismo principio que los aljibes); para ello, un complejo sistema de balates, empedrados o ribazos eran elemen­ tos asociados a dicho cultivo para evitar que las grandes avenidas de agua descarnaran la tierra y desarrai­ gasen las plantas, arruinando así la explotación. Téngase en cuenta la climatología de la zona (entre Sierra Alhamilla y Sierra de Filabres), que lo mismo nos proporciona largas épocas de sequía como igualmente nos trae intensas y devastadoras lluvias torrenciales. Este sistema de balates y aterrazamientos nos viene heredado de muy antiguo, de los pobladores bereberes que habitaran estas tierras antes de la colonización cristiana, y que posteriormente ha sido mantenido y mejorado hasta fechas recientes por sus moradores, hasta que el abandono del campo (éxodo rural) se convirtió en una terrible realidad en los años 60-70 y posteriores. Respecto a las variedades de oliva o aceituna más frecuentemente cul­ tivadas en la comarca, hemos tenido noticia de las conocidas como Picual, Manzanilla y Caera, y otras en pobla­ ciones cercanas, pero que obviare­ mos por no ser objeto de la presente exposición. Las almazaras de Sorbas No podemos entender la historia de las almazaras, así como la de los molinos de molienda y otros elemen­ tos de la primera industrialización rural, sin tener en cuenta que fueron elementos funcionales que servían de utilidad para toda una comarca, y que por tanto generaban economía, tras una compleja y arriesgada inversión económica por parte del emprendedor o familia emprendedo­ ra; por ello, igualmente estas insta­ laciones eran centros neurálgicos para el trasiego de personas y núcleos de actividad social y de ne­ gocios. Cada pueblo de nuestra comarca tuvo su almazara en el peor de los casos, y hasta tres o cuatro en el caso de pueblos donde el cultivo del olivo era más concurrente, o donde por otros motivos se dieron cita una serie de circunstancias para ello; como por ejemplo la dispersión de la población en numerosos núcleos, tales como aldeas, cortijos y cortija­ das; sea por ejemplo el caso de Sorbas, que en conjunción con la gran extensión de territorio que ocu­ pa provocaron que cada núcleo hu­ mano optara por generar sus propios recursos de elaboración, erigiéndose así numerosas almazaras a lo largo y ancho de su territorio, de cuya presencia tenemos testimonio de al menos nueve de ellas, que o bien continúan en funcionamiento, como la de Gafarillos, o de ellas quedan aún restos de la más variada consideración; desde unas meras ruinas hasta almazaras que nos muestran perfectamente su maqui­ naria pesada abandonada, sin haber querido en esta exposición entrar en detalles cronológicos, sino de inven­ tario de muestreo en general. Al ser el olivo y su cultivo un asunto delicado del que dependía en buena medida la prosperidad de la familia (hablamos del Sorbas de me­ diados del Siglo XIX hasta bien en­ trado el XX); la labor de almazareo o prensado y estrujado de la aceituna era un asunto muy serio, que generó toda una cultura adyacente, cuya impronta está hoy sólo grabada en la memoria de nuestros más mayo­ res; dichos populares, refranes, can­ ciones y bailes, gastronomía, usos y costumbres, herramientas agrícolas y neoindustriales en desuso; y en general, toda una forma de vida que marcó profundamente a esta comar­ ca, a sus gentes y sus aldeas, junto con el cultivo de los cereales y los huertos, así como la cultura que rodeó la obtención, distribución y uso de ese bien tan preciado y nece­ sario como es el agua; asunto éste que configuró igualmente una serie redes y elementos como acequias, pozos, aljibes, estanques, norias, balsas y minas, sin cuya utilización (la cultura del agua) no hubiera sido posible la prosperidad de los cultivos oleícolas en la zona desde tiempos inmemoriales, ni en la época que nos atañe, de cuyos vestigios pasamos a hablarle. La Almazara de Peñas Negras Una de las almazaras que aún permanecen en pie en la comarca sorbeña es la de la Barriada de Peñas Negras, en desuso y conver­ tida hoy en almacén por su propie­ tario actual, pero que aún conserva en su interior multitud de elementos (escaleras de palo, prensa manual, rulos de transporte...); aunque la parte más nueva de la instalación está restaurada, pues estuvo en fun­ cionamiento hasta fechas recientes, esta almazara aún conserva en esta­ do original las que fueran sus insta­ laciones anexas, y que sirvieran en su día para recepción de caballerías y almacenamiento del fruto, en ele­ mentos unitarios e individuales co­ nocidos como trojes, atrojes o atroces, vocablo este último adap­ tado a la forma de hablar coloquial de la comarca; así como también dispuso de balsa de turbios, en la que se arrojaba el alpechín sobrante de la decantación; el orujo o sipia resultante de la molturación se deja­ ba secar y era reutilizado posterior­ mente para la alimentación del ga­ nado, como combustible u otros fines, según el caso. Esta almazara tiene más de cien años y cerró sus puertas hacia 1973. Primeramente estuvo dotada de una prensa manual (de las llamadas de tirones, por la forma en la que sobre ellas se operaba) y luego fue movida por un motor de gasoil; la molienda, antes de disponer de una prensa hidráulica, fue llevada a cabo por animales, prensas éstas conoci­ das como prensas de sangre. La barriada de Peñas Negras fue durante largo tiempo, paso obli­ gado para entrar a la comarca sorbeña desde el sudeste; de los innumerables conocimientos que amablemente nos brindó su actual propietario, cabe destacar el de la elaboración de las escaleras utiliza­ das para el laboreo en el olivar, que Escalera de pintones, Peñas Negras 23 24 etnografía los experimentados olivareros de los llanos y colinas de Jaén. Artesanía del esparto asociada al olivo se construían en esta zona con palos de agave (alzabaras, alzabarones, pitas, pitones o pitacos), planta ésta abundante en nuestras tierras, y que si bien hoy la planta sólo forma parte de la configuración de un pai­ saje típico, en su día fue ésta un apreciado elemento constructivo, relativamente resistente pero de muy bajo coste, utilizado en cons­ trucciones menores y otros elemen­ tos asociados; igualmente sus sucu­ lentas hojas eran dadas de comer al ganado caprino y ovino, abundan­ tes ambos en la zona; debido a que la madera del agave es poco resis­ tente, según los anclajes de los peldaños (palos de olivo o almendro) de estas escaleras de vareo de acei­ tuna se iban desgastando, los mis­ mos eran reforzados con trenzas de alambre por lo que la figura de la escala de pita con alambres es algo aún usual de encontrar en los viejos cortijos y en uso, algunas de las veces en el campo. Nos encontramos en un límite Almazara de Sorbas, Las Alfarerías geográfico y cultural donde el fruto del olivo se conoce como oliva si nos movemos hacia oriente y acei­ tuna si nos movemos hacia ponien­ te; aquí los jornaleros eran los mis­ mos propietarios, y la almazara abría sus puertas entre los meses de no­ viembre y marzo, pero únicamente para los años en que había suficiente cosecha para ello, viniendo a molturar hasta aquí gentes, incluso, de las lejanas Alpujarras (curiosamente hoy sucede en modo inverso). Aunque nuestra comarca ha sido abundante en expertos artesanos del esparto, los elementos conocidos como seras, cestos o capachos, primero fabri­ cados en esparto y posteriormente en guita de plástico, eran traídos (en la primera etapa) normalmente desde la vecina provincia de Jaén, y espe­ cialmente desde la localidad de Jódar, cuyos artesanos bien conocían el difícil arte del trenzado circular de este elemento, lo cual parece ser que no era labor fácil ni asequible a cualquier espartero, excepto para La Almazara de Sorbas (barrio de Alfarerías) Situada en el conocido como ba­ rrio de Alfarerías, que desciende hasta el paraje del Afa, el cual da nombre a esta revista, se erigió otra almazara; la única enclavada en un casco urbano de relevancia en el entorno de esta comarca. Esta instalación ha sido recientemente restaurada y puesta en valor por sus actuales propietarios, a modo de Restaurante, en el que no sólo se respeta y ensalza la tradición gastronómica de Sorbas, sino que se ha convertido también en un es­ merado y detallado Museo Familiar de la que fuese nuestra muy arrai­ gada actividad almazarero/oleícola en un pasado reciente; la maquinaria está perfectamente integrada en la decoración de la estancia y desde su techumbre original constituida por vigas de madera hasta los elementos de molturación y prensado, todo está perfectamente recuperado y adecen­ tado; en la pesada prensa de hierro reza aún la inscripción de su fabri­ cante J. Chico Sevilla. Esta almazara funcionó hasta hace pocos años, y debido a su circuns­ tancia de estar actualmente expuesta al público, entendemos más opor­ tuno invitar al lector a una visita a la misma, donde será perfecta­ mente informado de cualquier detalle al respecto. La Almazara de Cariatiz Cariatiz es una pedanía sorbeña que debe su nombre (Andrés Pérez et al, 2008) a la pasada época islá­ mica (la Alquería de Iz); cercana a Sorbas, a caballo entre la belleza de un arrecife fósil que la bordea al Norte y las explotaciones de yesos que lo rondan al Sur, esta barriada, Almazara de Sorbas, Las Alfarerías etnografía Almazara de Cariatiz, Los Martínez compuesta por multitud de cor­ tijos y cortijadas tuvo también su almazara, que aún hoy conserva, aunque sus puertas están cerradas, la delata unos rulos en la entrada y que según se nos cuenta (A. Pérez) es una de las más grandes de cuantas ha habido en la zona en los últimos tiempos. Esta almazara pertenecía al Cortijo de los Yepes, cuando era propiedad de la familia Soler de Cue­ vas, anteriormente fue propiedad de Doña María Llorente. Esta almazara molía la oliva de la fonca de Los Yepes y de los demás agricultores de la zona. Si bien fue renovada por los actuales propietarios, dejó de funcionar en la década de los 90. A pesar de la parcial modernización reciente, conserva todas las depen­ dencias y útiles antiguos, así como las dependencias anexa, patios de atroces, balsa etc. Como dato cu­ rioso en su fachada conserva una pequeña hornacina donde con toda seguridad se colocaba un santo ¿qui­ zás San Gonzalo de Amaranto? Almazara de Góchar sabido mantenerse en su esencia a lo largo del tiempo... y que incluso después de cerradas sus puertas aún huele a hermosamente rancia, rebo­ sante de cultura popular por los cua­ tro costados. Tras doblar unas calle­ jas, mi guía (A. Pérez) me llevó hasta un portalón amplio, sobre el que se derramaba una vieja parra que daba sombra al que fuera patio de caba­ llerías, en que arribaran en otros tiempos mulos, asnos, carros y ca­ rretas cargados de negro fruto oleoso a moler. Esta almazara fue construida por el abuelo de una vecina que aún vive en esta solitaria pedanía, y su fin fue el de evitar tener que trans­ portar las cargas hasta las por en­ tonces más cercanas instalaciones de prensa en Sorbas y Larache. Una fachada típica, encalada en blanco, con gruesas rejas negras en las ventanas y una puerta enorme en madera vieja, dan paso a la es­ tancia en la que dos viejos rulos de La Almazara de Los Castaños La almazara de Los Castaños se encontraba junto a la Venta de Abajo, ocupando los bajos de la casa señorial de Don Carlos, antiguo propietario del edificio. Esta Almazara era de tracción animal y se cerró entorno al año 50 del pasado siglo. En la actualidad se encuentra desmantela­ da, no he podido comprobar si en el edificio se conservan algunos restos. La Almazara de Góchar Góchar es otra pedanía de Sorbas, y que posee una de las almazaras más bonitas y mejor conservadas de cuantas hemos tenido ocasión de visitar mientras durara el inventario de patrimonio oleícola en toda la comarca de Filabres y Alhamilla. Con más de cien años en pie, de los cuales lleva ya treinta y cinco de ellos fuera de uso, la de Góchar es una almazara muy antigua, que ha Almazara de Góchar piedra duermen enfrentados sobre un clásico empiedro, pero sin mulo que los arrastre ya en su eterno y cansino girar; esta almazara nunca se modernizó en su sistema de molturación y siguió la antigua usan­ za mientras la misma estuvo en fun­ cionamiento. Viejos utensilios ador­ nan sus paredes y una escalera de pita de las descritas anteriormente, descansa colgada de unos cáncamos, perfectamente dispuesta a poder ser utilizada en cualquier momento. Una chimenea en un rincón, donde los niños hacían su deleite mojando las torrijas (pan tostado) en el aceite recién hecho por el almazarero... y una prensa antigua de las de tirones con matrícula T. AZNAR E HIJOS SUCESOR ALICANTE, completan la estancia, dando a la misma un aire que nos invita a pensar que en cualquier momento se pondrá todo el engranaje a funcionar y a destilar nuevamente el dorado y preciado líquido. 25 26 etnografía Inscripciones en la Almazara de Los Molinos del Río Aguas En la planta superior, cuyos suelos de madera crujen temerosamente a nuestro paso, podemos observar alguna artesa, orzas de barro, arne­ ses para las caballerías, serones y albardas, alcuzas de aluminio, cestos de mimbre, garrafas de cristal y otros tantísimos elementos etnológicos que yacen en el interior del edificio tal y como fueron abandonados por sus últimos ocupantes. Actualmente la edificación ha sido apuntalada en su interior, pues corre grave peligro de derrumbamiento... una auténtica pena el perder en breve una parte más de nuestro patrimonio. La Almazara del Río Aguas Aunque actualmente es un edificio en ruinas, debido al paso del tiempo y a su construcción precaria, esta almazara sita en la pedanía del Río Aguas nos ofrece no obstante un rico legado y una interpretación de la historia, dignos de mención; así... en sus paredes medio caídas aún podemos ver las marcas de maquila incisas en los yesones... estas marcas las hacían los almazareros o sus empleados para recordar y dar a conocer los valores de la maquila, que podríamos decir que era la uni­ dad en la que se basaba la prestación del almazarero a cambio de sus ser­ vicios, y que variaba según la alma­ zara y según el año de producción. Sus techumbres de caña no han aguantado bien el paso de los años, y el edificio en sí se nos aparenta tosco y vulgar; no obstante una cor­ nisa relicta en una de sus paredes exteriores nos habla de un pasado no tan estoico como aparenta. En su interior podemos aún deleitarnos en la solera del que fuera el empiedro de molienda, y la lectura de su es­ tructura nos habla de dónde estuvie­ ron enclavados los diversos elemen­ tos funcionales de este singular edificio, a caballo entre lo artesano y lo industrial... en el que diversos orificios basales nos indican dónde Almazara de Los Molinos del Río Aguas se ubicaba la cantarera de la que bebieran agua sus trabajadores y visitantes, o dónde era vertido el líquido elemento una vez prensada la pasta de la molienda; igualmente acompaña a la vieja instalación una cuadra que conserva los férreos ar­ gollones donde eran amarradas las bestias de tiro durante su descanso. Si bien su procedencia es incierta y posiblemente antigua, los restos del banco donde se ubicara un mo­ derno motor de gasoil, nos hablan de una modernización de la misma, por lo que podemos entender que no fue poco tiempo el que estuvo funcionando esta almazara del Río Aguas, aunque hay quien nos cuen­ ta que realmente estuvo funcionan­ do durante pocos años; las mismas fuentes (A. Pérez, 2008) nos infor­ man que los elementos funcionales de esta almazara (empiedro) fueron traídos en segunda instancia proce­ Almazara de La Herrería dentes de otras almazaras más vie­ jas que ya habían cerrado sus puer­ tas... cabe resaltar que este merca­ deo de despieces de segunda mano fue algo muy usual en esta era de inicio de la España preindus­ trializada. La Almazara de la Herrería La Herrería es otra pedanía de Sorbas, posiblemente la más alejada de la cabeza de partido de este in­ menso término municipal; según se nos informa debe su nombre a una vieja fundición de hierro que hubo en el lugar en tiempos pasados (Mar­ qués del Carpio), y cuyo funciona­ miento dio posiblemente origen al actual núcleo de población; a más inri se nos contó que muy posible­ mente, la que fuese la almazara de La Herrería esté construida sobre los restos de aquella vieja fábrica de fundición (F. Martínez Botella, 2008). etnografía tres piezas y de un grosor excepcional junto a la recia prensa cordobesa que espera algún día ser despertada del sueño de los justos. En una primera etapa, la maqui­ naria fue movida por un motor de gasoil y posteriormente lo hizo uno eléctrico; la instalación abría sus puertas de diciembre a enero, en que se trabajaba a turnos de 74 horas seguidas sin parar; los ope­ rarios tomaban café con bicarbo­ nato para no dormirse (algo así como los inicios de los actuales re­ frescos de cola). Se nos cuenta que los largos días y noches de almazareo eran de un fluir continuo de personas y bestias, con fiestas y cantes incluidos, y que como anécdota; incluso la patrulla de la guardia civil de por aquel en­ tonces hacían allí su paradilla noc­ turna de descanso. Almazara de La Herrería Este edificio en sí es una obra de arte, y quizás la complicada lectura de su pasado no nos permita llegar a entenderlo en su total complejidad, sin un estudio más detallado; no obstante, cabe anotar que es ésta la única almazara de la comarca dotada de un molino de agua de cubo (de cáncamo o de cárcavo), del cual se desconoce si en algún mo­ mento pudo formar parte el mismo en el proceso productivo almazarero, o tuvo más bien que ver con un anterior uso que se diera al edificio. Amén de su mal conservada sala de trojes, esta almazara mantiene en su interior diversos elementos como batidora, rulos de prensa, motor (marca MATACAS), vieja prensa (FUNDICIONES ALBA SA CORDO­ BA), seretas, poleas y un largo et­ Almazara de Larache cétera de elementos dispersados por su interior. Dicho interior está dividido en varias salas, entre las que destaca la grandeza de dos inmensos arcos que separan una de las mismas (la de la prensa) del resto del edificio. La Almazara de Larache Esta almazara sita a orillas de la carretera y a la entrada de Sorbas, según se llega desde la vecina Taber­ nas. Está enclavada en un paraje que porta el mismo nombre: Lara­ che; si bien el edificio mantiene sus puertas cerradas, las instalaciones están en perfecto estado de utilización y puesta en marcha, en cualquier momento. La misma lleva en pie unos ochenta años y fue cons­ truida por el padre del actual propie­ tario, cuyo fin era que su hijo pudiera heredarla al alcanzar la mayoría de edad a los veintiún años, pero la entrada en vigor de las nuevas nor­ mativas sanitarias hizo desaconseja­ ble el futuro rentable para la modernización de las instalaciones, actualmente en pie y en buen estado de conservación, pero en desuso. Dicen de esta almazara que téc­ nicamente hablando, es la mejor construida de toda la comarca, pues su propietario y constructor fue la persona que se dedicó a montar durante largo tiempo otras almaza­ ras, y por lo cual dedicó a la suya propia el mayor de los esmeros sin escatimar un céntimo, reduciendo el espacio al mínimo para maximizar los rendimientos operativos; así nos encontramos en su interior con un espacio reducido en el que reposa una inmensa solera de granito en La Almazara del Puntal Hasta que me dijeron lo contrario, yo siempre pensé que El Puntal era una barriada de Lubrín; ahora ya sé que El Puntal es una pedanía también sorbeña. En un bello entorno a media la­ dera, en la zona más oriental de los Filabres se ubica la pedanía de El Puntal, y aquí nos situamos para hablarle de otra de las almazaras de la comarca de Sorbas. Tan sólo al mirar por una de sus ventanas rotas, después de treinta años fuera de uso, nos percataremos de que ese viejo edificio aún en pie fue en un día una alamazara; la fachada se delata a sí misma en lo que fuera entonces una reconstrucción que sobredimensionara la altura de sus techos, posiblemente con la finalidad de modernizar la instalación. Desde la dicha ventana rota se observa un viejo y sucio motor de gasoil que hace ya años dio sus últimos soplidos de fuerza, junto con algunos otros elementos de almazareo y muchos enseres que han convertido el local en un trastero, aunque permítaseme el decirlo, un trastero digno de ser musealizado junto con las dos enormes piedras de moler que aún alberga. Un pozo acompaña al viejo edificio y una preciosa techumbre de teja vieja cocida, con principios de hun­ dimiento, recubren toda la unidad arquitectónica que nos habla sin lugar a dudas de la importancia del olivo y su cultivo, también en esta zona más septentrional de la comarca. La Almazara de Gafarillos Muy pocas gentes saben que la comarca y término municipal de Sor­ bas llegan hasta la misma orilla del Parque Natural de Cabo de GataNíjar. 27 28 etnografía billete de mil pesetas, mis hijos no hubieran cenado esta noche, pero con la tina de aceite sí que lo harán... y siguió avanzando calle alante, ti­ rando del ronzal de su burra. Adivinanza: Cien hermanas entraron en un agujero, todas hembras entra­ ron y todas machos salieron (Solución al final del artículo). De los malos usos del oficio por parte de algunos: (hubo mala fama de ciertos profesionales que cometían usura) Almazara de El Puntal Allí, en la barriada de Gafari­ llos, tan plena de identidad, nos encontramos con la última almazara sorbeña que pudimos descubrir du­ rante el tiempo que duró este estudio. Actualmente en uso, la nueva instalación nos permite contemplar su pasado reflejado en los diversos elementos que su propietario aún conserva como reliquias, tales como viejas tinajas de latón o el viejo y sofisticado motor de gasoil, fabricado en la Almería del pasado siglo, en los extintos Talleres Oliveros (cu­ rioso apellido, por cierto, para fabri­ cantes de maquinaria oleícola). La actual nave se conserva perfecta­ mente y está totalmente moderniza­ da y actualizada, si bien guarda su esencia de almazara vieja, con sólidas vigas de madera en la te­ chumbre, entre otros elementos. Su actual propietario, si bien ha sabido actualizarse oportunamente podemos decir que en la actualidad es la única almazara de Sorbas que está en funcionamiento y con una adecuada proyección de futuro. Cultura Popular Oleícola Existe todo un universo anecdótico apegado al olivo y al olivar, a la almazara y al aceite de la oliva, pues durante años fueron estos elementos el núcleo del sistema económico de la zona, en una economía unas veces de subsistencia y otras, de autosufi­ ciencia. Nuestros mayores recordaron pa­ ra nosotros algunos chascarrillos populares que paso a citarles, y que cada cual los interprete gustosa y justamente a su manera: Del valor del aceite frente al dinero: Cuentan de un hombre que un día fue al mercado de Sorbas, donde compró sin discutir el precio una tina de aceite, por la que le pidieron el abusivo precio de mil pesetas... A la vuelta de una esquina le asaltó un curioso preguntándole cómo había pagado esa cantidad sin discutir por algo que no valía ni la mitad de lo cobrado; a lo que el hombre le contestó raudo: con el papel del Un almazarero viejo en su lecho de muerte, antes de morir confesaba a su hijo: Hijo mío, he de confesarte un gran secreto de nuestra profesión... ese secreto no lo debes decir más que a tus hijos cuando vayas a morir... y es que CON LA ACEITUNA TAMBIEN SE PUEDE HACER ACEITE. Más acerca de la usura de algunos profesionales de la época: (dicho popular) Junta a cien molineros, cien almazareros y cien sastres... y tendrás a los cuarenta ladrones. Adivinanza: Verde fue mi nacimien­ to, y luego de luto vestí. Las ruedas me atormentaron y oro fino me vol­ ví. (Solución al final del artículo). Chascarrillo popular: (en alusión a las cosechas tempranas y su falta de rendi­ miento) El que coge la aceituna antes de enero, se deja el aceite en el madero. Coplilla popular (flor) al santo pagano de Cariatiz, San Gonzalo de Amaranto: San Gonzalo de Amaran­ to, flor de la uva, haz que baje el aceite y el vino suba. Coplilla popular: La aceituna en el olivo, si no se coge se pasa; lo mismo te ocurre a ti, mozuela si no te casas. Y así, tantas de tantas... Tampoco podemos obviar en el presente artículo la presencia de maravillosos olivares centenarios en Sorbas, como el conocido por Olivar de la Hoya de Góchar, cuyos pies antiquísimos estaban ya documenta­ dos en el Libro de Apeo y Reparti­ miento de Sorbas, provenientes de cultivo en la gloriosa y pasada época morisca, o la presencia de toda una cultura popular ante la recolección, en que se confeccionaban mantas con los trapos viejos, para colectar el fruto, si bien en épocas de abun­ dancia incluso se utilizaban las me­ jores prendas de los ajuares, en definitiva TODA UNA CULTURA DE­ TRÁS DE NUESTRO PATRIMONIO OLEICOLA. Almazara de Gafarillos Almazara de Gafarillos etnografía Almazara de Gafarillos Nota del Autor El final de las almazaras tradicio­ nales en nuestra comarca llegó de manos de la modernización, exigien­ do unos niveles de tecnología y sa­ nitarios que no fueron asequibles para la inmensa mayoría de almaza­ reros que tenían sus negocios como meros medios de subsistencia y true­ que, muy lejos del actual concepto de empresa, rendimiento y beneficio. La mayoría de los que funcionaban allá por la segunda mitad del pasado siglo, optaron finalmente por cerrar sus puertas, condenando así el actual sistema económico y social, a nuestra tradición y cultura a la ignominia y el olvido, al tétrico abandono del campo en lo que se llamó Éxodo Rural, y que esperamos que en bre­ ves fechas y debido a las actuales Olivo del olivar de la hoya de Góchar circunstancias sociales se reconvierta en un movimiento inverso de la ciu­ dad al campo, el Éxodo Urbano, en que nuestros pueblos y aldeas vuel­ van a brillar con el esplendor con que lo hicieron en épocas pasadas, no tan lejanas como algunos creen. Desaconsejamos en todo momento la visita al interior de los elementos arquitéctonicos citados, por conside­ rar dichas visitas de extrema peligro­ sidad, ya que muchos de los edificios aquí referenciados presentan en la actualidad avanzado estado de ruina o semirruina. Agradecimientos En el presente artículo se han ob­ viado nombres y apellidos de per­ sonas afectadas, pues considera­ mos que al ser una época tan reciente para nosotros, podríamos caer en agravio u ofender involuntariamente a cualquiera de ellos. No obstante, son multitud las personas las que me brindaron su conocimiento, disponibilidad y hospi­ talidad a la hora de realizar el trabajo de campo en que se basa el presente artículo y paralelo inventario de pa­ trimonio oleícola de la comarca de Filabres-Alhamilla, y a ellas/ellos sí que los deseo nombrar, pues son esas maravillosas gentes de nuestros pueblos y aldeas los verdaderos au­ tores, protagonistas y artífices de este resumen de patrimonio oleíco­ la de Sorbas, y lo que el mismo representa a nivel social e histórico. Mi agradecimiento por tanto a, entre otros que queden por olvido en el tintero: Alfarería Juan Simón-Sorbas; Ma­ nuel Martínez Gil-Olula de Castro; W. Sader-Almería; Francisco Martínez Botella-Albanchez; Baltasar Pérez Iniesta-El Arache de Sorbas; Ana María Pichon & Jessica Rippin-El Mar­ chal de Lubrín; Javier Martínez y familia-Olula de Castro; Juana More­ no y otros-Rambla Honda de Lubrín; Cecilia Martínez Mesas-Olula de Cas­ tro; José Marín Ortega-Lucainena de las Torres; Agustín el Chispas-El Puntal de Sorbas; Mercedes López Juárez y familia-Turrillas; Jose Anto­ nio Rodríguez Ubeda y otros-Senés; Rafael Alonso Aguilera-Tabernas; Antonio Gázquez Expósito-Tabernas; Antonio Díaz Rituerto-Gérgal; José Giménez González-Tabernas; Ramón Lázaro Cortés-Polopos; Juan José Molina González-Gafarillos de Sorbas; Rafael García Ramos-Lubrín; Juan Morales Guerrero-Alcudia de Monte­ agud; Luis Jiménez Alías-Alcudia de Monteagud; Ana Morales GuerreroAlcudia de Monteagud; Ana Reyes Paula Rueda-Tahal; Luis Rueda Losi­ lla-Tahal; Juan Francisco Martínez Carreño-Gérgal; Juana CarreñoGérgal; Melchor Idáñez Llorente y familia-Peñas Negras de Sorbas. Igualmente al Grupo de Desarrollo Rural GDR Filabres-Alhamilla (Al­ mería) y al GDR Sierra Mágina (Jaén). Y mi muy especial agradecimiento a mis amigos y guías por el territorio Andrés Pérez Pérez (Cariatiz de Sorbas) y a Jesús Díaz Gómez (Velefique) por su asistencia y apoyo constantes mientras duró el trabajo. Solución adivinanzas: (1) Las Aceitunas (femenino) al entrar en la almazara, se convierten en Aceite (masculino). (2) La Aceituna. Bibliografía consultada - Arboles y arbustos de la Península Ibérica e Islas Baleares. Tomo II. G. López González. Ed Mundiprensa. - El Olivo. R. Loussert & G. Brousse. Ed Mundiprensa. - Diccionario Arabe marroquí-Español. Francisco Moscoso García. Fundación de Estudios Arabes Ibn-Tufayl. - El viento y el agua en la construcción de un paisaje cultural. Varios autores. Junta de Andalucía. - Almería, Territorio y Cultura. Juan Salvador & Juan A. Muñoz. Instituto de Estudios Almerienses. - Almería andalusí y su territorio. Jorge Lirola Delgado. Fundación de Estudios Arabes Ibn-Tufayl. 29 30 etnografía LA MATANZA DEL CERDO. UNA COSTUMBRE Y UN OFICIO CASI DESAPARECIDOS No cabe duda que el tiempo va pasando día a día y en su camino va dejando atrás algunas cosas que no llegan a desaparecer del todo porque los recuerdos lo impiden, al igual que va creando otras nuevas que con el paso de los años resultaran igualmente obsoletas. No podemos negar ya entrado este dos mil (nues­ tros antepasados se echarían las manos a la cabeza) que muchos avances y las nuevas tecnologías nos hacen la vida mucho más cómoda y mucho más fácil; por ello viejos usos, maneras y formas de hacer las cosas han cambiado e incluso algunas han desaparecido. No podemos ni quere­ mos olvidar aquellos oficios, trabajos y faenas que tanto nuestros abuelos, como los vuestros llevaron a cabo mientras estuvieron en este mundo1. Algunos de ellos seguro que nos van a sorprender al principio, a mi por lo menos así lo han hecho, aun­ que si reflexionamos un poco nos daremos cuenta que antes eran tan necesarios como lo son ahora los técnicos informáticos o los expertos en telecomunicaciones. Este número de invierno es el idóneo para hablar de una actividad que ya apenas sí se realiza a pesar de que siempre ha sido una práctica muy común y en casi todas las casas se hacía por lo menos una. Se trataba de un hecho muy relevante y espe­ rado, hasta incluso puede considerarse como una fiesta familiar2 a la que acudían los parientes y amigos con la intención de echar una mano y hacerlas menos trabajosas. Baste recordar que en dos días se elaboraba 1 Ana María Rodríguez Agüero Pedro Rodríguez y Manuela Roca y se conservaba bien en aceite o salada, la carne que luego los abas­ tecía prácticamente durante el año. La matanza (del cerdo) es una tradición muy arraigada en España. La forma de hacerla es muy seme­ jante en todas las poblaciones y en todos los hogares, pues los conoci­ mientos se han ido transmitiendo de padres a hijos. Se consume en dos días habitualmente sin contar la vís­ pera que también se trabaja para ella, pues se pela, parte y cuece la cebolla para las morcillas, se limpian y fríen los pimientos, se parten las almendras3 y además se limpian tanto la caldera como la mesa de matar, los lebrillos, los barreños y demás objetos necesarios que han estado guardados durante todo un año en espera de ser utilizados otra vez, además de preparar las cañas donde se han de colgar los embutidos y se hace un acopio importante de leña4. Al igual que se compran los avios5, las tripas de ternera, el arroz para las morcillas, la sal, los hilos de atar y algunas botellas de licor y mantecados. Periodo que se puede extender a todo un año si incluimos el tiempo de engorde del animal y que en el verano se han puesto a secar los pimientos choriceros. Aunque ya metidos en faena hay No es nuevo. Comenzamos a hacerlo en El Afa número 5, págs. 16-19, correspondiente al verano de 2002, titulado Joaquín de Haro Cabezas, que como todos sabemos ha sido hojalatero. En El Afa nº 13, del invierno de 2006, págs.15-17 en el artículo Lo que saben nuestros mayores, cuando Francisca Martínez Pérez recordaba su trabajo de alpargatera. En El Afa nº 14, págs. 50-53, verano de 2006, Dolores Salas una turronera de toda la vida. En El Afa nº 16, verano de 2007, págs. 36-39, con el artículo titulado Juan El Lilas. El último esquilador. 2 De tal manera que algunas veces se ha suspendido e incluso no se ha llegado a hacer si en fechas cercanas había ocurrido alguna defunción en la familia. 3 La víspera se pelan, cortan y cuecen las cebollas (era costumbre antes añadirle un poco de bicarbonato pues se creía que se guisaban antes). Después se ponen a escurrir en un saco o similar (algo que deje salir el agua) y se cuelga. Otra manera de hacerlo es poner el mismo saco encima de una mesa y ponerle algo encima, que lo apriete y ayude a sacarle el agua. E incluso antes de echarla a la masa para preparar las morcillas se suele estrujar cerrando las manos y apretando. Las almendras se parten y se tuestan. 4 La vasija que se utiliza tanto para calentar el agua para limpiar el chino como para cocer los pellejos y los embutidos es la caldera. Dada su magnitud es necesaria una lumbre de palos y esta no es conveniente que se apague. etnografía Matanza en la Calle de La Iglesia. La Huelga. Años 60. trabajo para muchos, tanto hombres como mujeres e incluso es necesaria la ayuda de los niños, la mayor parte del trabajo lo realizan como siempre las féminas ya que preparan todo lo necesario antes de empezar y tienen que limpiar todo al acabar. Las matanzas que recuerdo son las que he vivido en Los Monicos, en la casa de mi tío Pedro Rodríguez Mañas y su señora, mi tía Manuela Roca. A ellos por tanto he acudido para pedirles consejo y colaboración. Sus experiencias me han ayudado a desarrollar y completar este estudio. Mi tío Pedro, cuenta en la actua­ lidad 81 años. Siempre ha sido la­ brador, hombre de campo y aunque son muchas las faenas relacionadas con este medio en las que es todo un experto: Labrar, segar, trillar, hacer y reparar balates La necesi­ dad en alguna ocasión ha propiciado que dedicara su tiempo a otras tareas menos vinculadas a este menester y por este motivo también ha hecho escobas de palma y trabajos de es­ parto. A pesar de todos estos traba­ jos, ha sabido también divertirse y en sus pocos momentos de ocio in­ cluso se ha atrevido a tocar el laúd yendo de baile en baile. Por razones distintas y compagi­ nando todo lo anterior durante treinta años más o menos ha sido matarife, mataor como él se autodefine y normalmente lo entendemos todos. Aunque nos explica y nos aclara que Ser mataor no es ningún ofi­ cio, es un trabajo, no se puede en­ tender como un oficio, pues nadie puede vivir haciendo sólo esto. Nadie que él conoce o haya conocido lo ha hecho, lleva asociada una tempora­ lidad, unas fechas que lo hacen im­ posible: La costumbre por estos lugares es a partir del 20 de Noviembre y hasta enero. Tiene que ser en esta fecha para que el chino cuando esté colgado se hiele para poder cortarlo. Añade además que no estaba pagado: la costumbre que tenían aquí era darle un espinazo al mataor y claro eso no es un buen sueldo. Confiesa que lleva ya unos veinte años sin matar ningún cerdo pero que han sido muchos los que ha sacrificado pues desde que era muy joven lo ha estado haciendo. Dice que lo aprendió de su padre, mi abuelo José María, de verlo como lo hacía él. No hay secretos pero sí maña. Es necesario pinchar en el sitio justo, para que el animal sufra lo mínimo. Habitualmente lo ha hecho para los vecinos y familiares por lo que 5 Se le llama de una forma general a todo lo que se utiliza en las matanzas: especies, sal, tripas de ternera Las especies más usadas en Sorbas son: la matalahúva, la canela, el clavo, el orégano, el pimiento molido a ser posible extremeño para los chorizos. Lo que más se utiliza es la pimienta y la que menos el clavo porque es muy fuerte. Tanto el clavo, como la pimienta y la canela le gustaba a la gente que se moliera delante de ellos. Algunos también adquirían arroz molido en el molino de mano. Como curiosidad la matalahúva antes de utilizarla se limpia como si fuese arroz en un cedazo o similar. Después se pone en remojo de donde se saca para ponerla a secar al sol y por último se tuesta. Todas estas especies se compran en onzas. Una onza son 28 gr., las tripas en mazos, de unos 30 metros aproximadamente; La sal en sacos de 25 kilos. Los hilos de algodón se utilizan para atar las tripas. Se vendían en madejas y cada paquete tenía unos 30 metros. También en ovillos y luego se cortaban. 31 32 etnografía su jornada de trabajo empezaba esa misma mañana. Aunque al principio, cuando aún no vivía en Cariatiz y vivía en el cortijo de La Dionisia había otro cortijo el de los Magañas, había otras familias allí también y también iba yo a matarlos. Allí eran dos chinos fijos y grandes, y muchas veces había que madrugar y yo por no madrugar me iba allí a dormir la noche de antes y a otra mañana a primera hora pues ya es­ taba listo. Para no pasar frío de un cortijo a otro. Entonces estaba soltero, pero cuando más trabajo tuvo fue cuando se fue a vivir a los Mónicos, a la casa en la que aún vive, después de ca­ sarse en el 57: me llamaban de un año para otro la misma familia, hasta que algunos de ellos se enseñaba y entonces ya no iba. Normalmente mataba un cerdo por familia o como mucho dos pero también han sido más He matado hasta tres chinos, pero siempre de la misma familia. Cuando terminaba con una me iba a otra. Nunca llevaba dos familias a la vez. Sus herramientas eran mínimas, un cuchillo y el hacha, lo demás lo ponían las familias, aunque si no lo tenían, como él también mataba en su casa pues de allí se las llevaba, no era como otros mataores que él conocía que iban provistos de toda clase de útiles: Con el mismo cuchillo lo hacia todo, como yo iba a los cortijos de aquí, a los vecinos, había otros que iban a otros cortijos y tenían que alejarse, siempre llevaban una capa­ chilla, y llevaban el cuchillo, una piedra para darle filo al cuchillo, las cucharas para pelarlo, el cordón para el hocico, las sogas para amarrarlo , muchas cosas Su trabajo consistía en matar y despedazar al chino, para ello nece­ sitaba dos días Yo iba dos días. El primero a matarlo, y cuando termi­ naba de colgarlo, abrirlo y eso hacíamos el almuerzo, almorzábamos y entonces yo me iba a mi trabajo hasta el día siguiente por la mañana para terminar, que era cuando se despedazaba. Primer día Las matanzas, que yo recuerdo 6 Matanza en Los Alías en casa de Francisco Pérez Sánchez. Oficiaba de matador Juan Ramírez Gachas. siempre han sido de madrugada. Pedro esto nos lo confirma...a las 8 o antes cuando se juntaba la gente. Aún de noche, apenas sí se veía, pues era necesario madrugar para que cuando asomaran las pri­ meras luces todo estuviera preparado ya que son días de mucho trabajo y no se puede perder tiempo. Los desplazamientos no eran muy grandes pero la generosidad de las familias sí lo era: Cuando yo llegaba a la casa nor­ malmente me tenían preparada una botella de licor, anís o coñac y en un plato unos mantecados, y eso como se acercaba la Navidad.... Para él la fecha ideal es la coinci­ dente o más cercana al 8 de diciem­ bre (día de la Inmaculada), pues para la Navidad los chorizos están en su punto6. En la calle ya estaba preparada la caldera en la lumbre, hirviendo agua para cuando hiciera falta, al igual que ya estaba dispuesta la mesa para el sacrificio: Yo no empezaba hasta que el agua de la caldera estuviera calen­ tándose. El cerdo desde el día anterior no había comido, sólo le habían dado un poco de agua: El día de antes no se le daba de comer nada, a lo mejor la tarde de antes agua. Si se les daba de comer el día de antes luego las tripas esta­ ban llenas y entonces se rompían al sacarlas. Con una soga atada a una pata y con una vara lo iban aproximando a la mesa, después lo tumbaban y entre cuatro o cinco lo cogían de las patas, del rabo y de la barriga y lo subían encima. Allí lo inmovilizaban atándole las patas para que no se moviera mucho. Él, mi tío, entonces lo sujetaba por la cabeza para que no le golpeara, ni le mordiera para ello le ataba también el hocico: Al chino lo amarraba, le ataba el hocico, para que no mordiera, entre todos lo echábamos a la mesa, y le pinchaba. En la mesa lo sujetaban varios hombres: Según el chino si era muy gran­ de cuatro o cinco hombres, las patas de atrás, el rabo, otros las orejas si no había quien las cogiera, yo con el cordón que tenía amarrado el hocico, para que no abriera la boca y entonces con una mano le levantaba la cabeza para arriba, y a lo mejor tenía que coger la oreja también y entonces con la otra mano le pincha­ ba al chino también . Dice que no es difícil pinchar, pero sí hay que tener mucha maña Siempre se les toca para llegar al Una costumbre de nuestros antepasados era comer chorizo y torta de aceite el día de Navidad. etnografía Matanza en Quijiliana, familia Contreras Mañas, año 1970. sitio. Se le lava la zona y se le clava el cuchillo en la garganta. Las mujeres ponen un lebrillo encima de una silla para recoger la sangre sin parar de moverla con una cuchara de palo Para que no se cuaje. Es normal que el cerdo se resista y no pare de moverse para defenderse. El que está sujetando las patas en la mesa tiene que tener mucha fuerza para que no se vaya de la mesa porque empieza a mover las patas (Hace calceta) También con el hocico te puede dar . Cuentan que se han dado casos que algunas veces el cerdo a medio matar ha salido corriendo pero él dice muy orgulloso: Nunca se me ha escapado ningún chino de la mesa. Cuando deja de sangrar: Se le hacen unos agujericos en el cuello donde está el pinchazo, se 7 le meten unos palillos y se amarraba, cruzándolos para que no salga más sangre. Se procede entonces al pelado, para ello se ha estado calentando el agua en la caldera, porque el agua es necesario que esté muy caliente. Se comienza por los apéndices y para facilitar la labor se atraviesa el chino en la mesa con las patas col­ gando. Se meten, el hocico, las patas y las puntas de las orejas, en agua muy caliente para que se puedan limpiar. Las pezuñas se quitan con un gancho de hierro, que llevábamos o lo tenían ya ellos allí en su casa , de ancho como un cigarro haciendo un gancho , entonces cuando ya estaban calientes las pezuñas, meti­ das en agua caliente, entonces las enganchabas y salían Si no tenías de eso nada más que cogerlas y las doblabas con la mano para atrás y salían . Hecho esto, se continúa con el raspado con la cuchara, con la que se acaba con casi todo el pelo. Si alguno queda se pasará después la maquinilla: Entonces cuando ya está eso pelado, entonces se pone el chino a lo largo de la mesa y entonces ya se le echaba el agua caliente, iban dos o tres echando con cazos o con unas ollas, antes se hacía con ollas, de una punta a la otra, y entonces cuan­ do ya estaba el agua , estaba que les echabas la mano a los pelos y se sacaban los pelos con la mano, en­ tonces ya estaba para pasarle la cuchara Si después quedaba algún pelo se le quitaba con la maquinilla El rabo se metía en la olla de agua caliente y entonces cuando ya estaba caliente, lo sacabas de la olla y con un trocillo de saco lo cogías, para no quemarte las manos, lo cogías le tirabas y se quedaba pelado Ya limpio, se le hace un corte en el ano con la intención de encontrar el intestino y atarlo para que la por­ quería no se saliese: Al chino en el culo, se le va qui­ tando un trozo7, buscando la tripa del culo, y esa tripa es la que se amarra , luego cuando está colgado y abierto de esa tripa es la que vas tirando para sacar las demás. Hecho esto, se procede al pesado del chino con una romana y se le cuelga en el camal que está dispuesto en el techo, por las patas traseras, para que se pueda abrir más cómodamente: Cuando estaba colgado se lim­ piaba con un trapo por si le quedaba algún pelo o algo y después se va abriendo de arriba a abajo Se pone un lebrillo en el suelo por si quedara algún resto de sangre no se desperdicie, y se mantiene abierto con una caña atravesada sobre la que cuelgan los lomos, y las costillas. Así la carne está más aireada: Lo primero que se sacan son las tripas Las tripas se van despegando con cuidado de que no se rompan , vas tirando y se va despegando Que tiene algún telillo que no se viene con la mano, pues con el cu­ chillo lo cortas , y las tripas se van viniendo todas juntas , las mujeres están sujetando una criba con espar­ tos, para que las tripas8 no caigan al Este trozo no se tiraba, se usaba para engrasar las sogas (maromas) del pozo, para que corrieran bien. 33 34 etnografía suelo Se le saca también el hígado y el corazón9, los lomos y las costillas se separan10 para que el chino se quede abierto se le atraviesa una caña en la caña se cuelgan los lomos todo queda al descubierto y se airea mejor: En este momento es cuando se corta algún trocillo para que lo exa­ mine el veterinario: Aquí no venía el veterinario había que llevar un trocico de carne para que le hiciera el análisis11. Le pregunto si se pagaba algo: A lo primero no, cuando yo em­ pecé a matar aquí no se pagaba nada después había que pagar por peso. Cuando yo empecé a pagar, estaba Juan López de alcalde y ese fue el primero que vino aquí reco­ rriendo las matanzas para cobrarlas. El primero que yo pagué se lo pagué a Juan López no me acuerdo de lo que pagué. Se espera hasta comer la fritá, y después de esta comida se iba a su casa hasta el día siguiente a con­ tinuar con sus otras faenas. Su tra­ bajo como mataor ese día había terminado. Segundo día Chino abierto y colgado para que se oree El segundo día solía llegar más temprano pues hay mucho que hacer todavía. El cerdo está casi entero y hay que despedazarlo: Cuando ya estaba toda la noche, que ya estaba oreado, entonces se­ guía quitándole cosas Primero quito las costillas, los lomos , se le quita la cabeza que se parte y se cuece sin las orejas que se salan, se sigue con las paletillas, las mantas de tocino, se cortan los espinazos y por último los jamones que se repelan12 y van a la sal. Para ello alguna persona e incluso el mismo dueño debía de cogerle el chino y así evitar que se moviera 8 Las tripas una vez desliadas y limpias de sebo, se lavan por dentro y por fuera con mucha agua, naranja y limón. Luego estas tripas son las que se utilizan para llenar los chorizos y los rellenos. Las morcillas y las butifarras se llenan con las de ternera. 9 Con esto se hará la cena del primer día. El caldo de hígado 10 Con las papás del chino, las puntas de las costillas y algunas costillas, junto con patatas, pimiento y tomate, se hace la primera comida de la matanza. La fritá de pimiento, tomate y patatas. 11 Existe una reglamentación especifica al respecto. La Consejería de Salud de la Junta de Andalucía lo recoge en una disposición en el BOJA nº 98 del 27-11-1990. Entre otras cosas podemos leer que el periodo para la realización de las matanzas domiciliarias en Andalucía es el comprendido entre el primer día de Noviembre de cada año y el último de Febrero del año siguiente y corresponderá a cada uno de los ayuntamientos el desarrollo de la campaña y además donde no exista matadero, podrá autorizar el sacrificio en los domicilios particulares, poniéndose en tal supuesto, a disposición del Veterinario un local de inspección acondicionado para la realización del examen micrográfico. 12 Los jamones, las paletillas y los espinazos cuando se separan del chino tienen mucha carne, están muy gordos, por ello se repelan, se les va quitando toda esta carne que sobra. Las reondas que se llaman. Todos estos trozos de carne sobrante se utilizan para los chorizos y los rellenos. etnografía nos aprendieron de verme y luego ya no me llamaban lo hacían ellos yo le decía que se hacía de esta manera o de la otra No era costumbre que él mismo salara las piezas cortadas, pero al­ guna vez lo ha tenido que hacer. Al respecto nos cuenta una cosa: Los jamones se tapan con la sal y se dejan en la sal unos 15 o 20 días Cuando se sacan los miras a ver si se han maleao o no Si están bien, para verlo los pinchas un poco por arriba y si no huelen los tapas otra vez con la sal Después de comerse las migas con tajás y morcilla, que es la comida de mediodía típica del segun­ do día de matanza, su trabajo había­ terminado hasta la matanza siguiente. Continuamos charlando con mi tía Manuela que nos va a contar cómo hacía ella los embutidos y otras cosas más dulces. Desliando las tripas en La Rellana, Gafarillos. Familia Muñoz García Lavando tripas en el Río de Aguas, en la Huelga mientras cortaba: El dueño, o algún zagalillo del dueño lo sujetaba de una pata para que no se moviera mientras yo cor­ taba a veces el dueño estaba con­ migo para ver como lo hacía algu­ Los embutidos El primer día de matanza se hacen las morcillas: Se ponen en el barreño, la cebo­ lla ya pelada, partida, cocida y escu­ rrida, el arroz cocido, la sangre y el reaño del chino, si tiene poco sebo se parten las mantecas. A continuación y según la cantidad que haya en el lebrillo, y a tanteo con una cuchara como medida 13 le añades los avíos (matalahúva, cane­ la, pimienta, pimiento molido, clavi­ llo), las almendras tostás y no muy molidas y la sal. Se prueba, para ello en una sartencilla o en un trozo de papel se echa un poco de masa y se asa un poco en la lumbre. Si está bien se llenan las morcillas con las tripas de ternera que habíamos com­ prado. Nos cuenta un truquillo.Se sabe cuando están porque se coge una tripa por donde está amarrada. Con la uña la tanteas, si con la uña se rompe el pellejo es que está cocida Pero hay que tener mucho cuidado porque se suelen reventar en la cal­ dera. Varías pueden ser las razones: Las morcillas hay que tener cui­ dado porque se revientan. Puede ser porque las tripas no sean buenas, porque vayan demasiado llenas o porque el agua esté muy caliente, si está muy arrebatada se le va echan­ do de vez en cuando agua fría Mi 13 Aunque no hay medida exacta, todo es a tanteo, según lo aprendido por la experiencia para unos 10 kg. de carne se ponen 4 cucharadas. De clavillo menos que es muy fuerte. 35 36 etnografía puede poner un poco de pimiento rojo. Se cuecen durante una hora más o menos (un poco más que las morcillas). Se utilizan el intestino grueso, junto a la botija (vejiga)15 y el perro (estómago) e incluso los telos de las mantecas16. Cuando ya están cocidos se ponen sobre una mesa, puede ser la misma de matar, y sobre ellos una tabla y encima mucho peso, pueden ser unas piedras llanas con las que se aplastan y con un molde de tricotar o algo punzante le vas pinchando para que salga la grasa. Los chorizos llevan carne más magrosa, junto con la carne del pimiento rojo17, ajos, pimienta, clavillo y sal. Se amasa y se prueba también. Mientras se van llenando y atando se les va pinchando con un alfiler o una aguja para que salga todo el aire que puedan haber cogido y no se pongan malos. Estos no se cuecen y se ponen a secar. Repostería El tio Pedro haciendo caballones tía tiene otra explicación. Yo lo tengo comprobado que si la cebolla está savia, ya un poco grillá, se revientan las morcillas. Yo además recuerdo que cuando estaban con los embutidos, sobre todo con las morcillas no era aconsejable que ninguna mujer que tuviera la menstruación tocara demasiado nada de lo que allí se estaba haciendo. El segundo día se hacen las butifarras14, los rellenos y los chorizos. Las butifarras se hacen igual que las morcillas con la misma masa, pero se le añaden además los pellejos ya cocidos junto con la carne guisada y picada de algunos huesos que no se salan y un poco de tocino. También se utilizan las tripas de ternera. Tanto para los rellenos como para los chorizos se utiliza, ya lo hemos visto los repelos de las paletillas, los jamones y los espinazos, ya picados. Para los rellenos se utiliza una carne más grasa que para los chorizos además de huevos, matalahúva, canela y pimienta. También se le 14 Anteriormente he comentado que se fríen las man­ tecas. Éstas al freírlas no se derriten del todo, sino que dejan unos restos sólidos que se llaman chicharrones. Ambas cosas se guardan por separado en unas orzas pequeñas pues en los días de matanza no se suelen utilizar. Bastante jaelo hay como para ponerse a amasar. Con la manteca y los chicharrones se hacen tortas. Para ello se coge una parte de la masa que se utiliza para hacer el pan y se le agrega un ingrediente u otro. Sólo manteca para las tortas de manteca o chicharrones si se quiere la torta de chicharrones. Se le añade azúcar al gusto y en un horno de leña están buenísimas. Aún recuerdo las que hacía otra de mis tías (Beatriz) que estaban para chuparse los dedos. También la manteca se utiliza para hacer los mante­ cados. Éstos llevan manteca, harina, huevos, canela, limón y azúcar. Los huevos y la manteca se baten juntos hasta conseguir casi diluirlos. Después se va añadiendo la harina y por último el azúcar, la canela y el limón. Agradecimientos: José Angulo García María Mañas García Ana Agüero Codina Antonio Rodríguez Mañas Inmaculada Maldonado Malo Bibliografía Estudio etnolingüístico de la matanza del cerdo en el ámbito rural almeriense. Olga Cruz Moya. Instituto de Estudios Almerienses. Diputación de Almería. 2006 Mi tía también las conoce como sangrisebas. La vejiga es más bien pequeña, para agrandarla y que quepa más se le echa agua y se le va dando pasadas con mucha fuerza y apretando. Se puede conseguir de esta manera casi el doble de su capacidad original. 16 El segundo día ya las mantecas están oreadas y más tiesas. Con la mano se le va despegando el telo que las cubre (Como si fuese un adhesivo). Este telo se cose y entonces se puede utilizar también para llenar la masa de los rellenos. 17 Los pimientos rojos secos se ponen en remojo el día primero después de cenar. Están toda la noche en agua y antes de llenar los chorizos con una cuchara se les va quitando la carne. Ahora es mucho más fácil pues se muele al igual que la carne en la picadora. 15 naturaleza EL DESIERTO FLORIDO Pradera de Linaria Nigricans Todos los años, con la llegada de las lluvias, la naturaleza nos sorpren­ de en los subdesiertos de Almería con un espectacular regalo de colores que deleita nuestros ojos, tan bello y fugaz que parece un espejismo. Este fenómeno lo producen las plan­ tas de vida efímera (también llama­ das plantas anuales o terófitos), que permanecen en forma de semilla una buena parte del año, siendo percep­ tibles sólo cuando germinan y crecen. Este crecimiento sucede en ocasiones tan rápido que en pocos días cambia el paisaje de nuestros campos. Merece la pena destacar que este modo de vida supone una de las adaptaciones más efectivas de la flora a nuestro entorno árido. Su objetivo, al que inconscientemente les ha conducido la evolución natural, es evitar las duras condiciones del periodo de sequía y aprovechar al máximo los escasos momentos de bonanza hídrica. Tras largo tiempo latentes en el suelo en forma de semilla, el estímulo de la lluvia des­ encadena su germinación. La canti­ dad de agua es la que determina normalmente la cantidad anual de individuos, pudiendo contabilizarse de miles de plantas en años secos a millones en años lluviosos. Si hay una época anual algo más húmeda, será ésta la que aprovechen para comenzar una carrera contrarreloj en su lucha por la vida. En un corto periodo de tiempo, en ocasiones días, la planta habrá de germinar, crecer, Jardín Botánico El Albardinal Consejería de Medio Ambiente Pradera de Chaenorrhinum Grandiflorum florecer, fructificar y dispersarse, antes de acabar sus días sometida a las duras condiciones climatológicas imperantes. Los porcentajes de germinación de las especies de zonas áridas, por lo general, son muy bajos. Por esta razón, una característica mayoritaria entre este tipo de especies es la alta producción de semillas. Por ejemplo, Linaria nigricans es capaz de producir unas 600 semillas por flor. Parece que uno de los objetivos primordiales es mantener un potente banco de semillas permanente en el suelo. De esta forma, siempre hay semillas que permiten asegurar el futuro de la población, puesto que existen algunos años en los que la germinación se adelanta y se da una pérdida de individuos importante, derivada de golpes de frío posteriores que pueden paralizar las plántulas o producir su muerte. Además, la ma­ yoría de las semillas de estas espe­ cies, tal y como se comenta en el párrafo anterior, tienen la capacidad de quedar en estado de latencia durante años, y no germinar hasta que las condiciones ambientales les sean propicias. Especies como Linaria nigricans (espuela de Almería), L. pedunculata o L. oligantha, así como Chaenorrhi­ num grandiflorum subsp. grandiflo­ rum (espuela de yesos) o Campanula fastigiata (estas últimas característi­ cas de los sustratos de yeso de la comarca), son algunas de las plantas Flor de Chaenorrhinum Grandiflorum anuales que responden a los patrones antes descritos. La celeridad con la que suelen aparecer las flores y lo llamativo de muchas de ellas, suele crear un pai­ saje que no deja indiferente al pa­ seante. Los rosas, amarillos y blancos se mezclan con el verde, tanto tiempo escaso en nuestros campos. A esta explosión de vida en los territorios áridos es a lo comúnmente se conoce como desierto florido (término que también se utiliza en otras grandes zonas áridas como Atacama en Chi­ le). Pocas cosas hay comparables con el renacer, la renovación y la esperanza de futuro que podemos observar en la vegetación en estos meses. Este año las lluvias han permitido que las condiciones sean ideales para disfrutar de este espectáculo en su mayor expresión. ¡Que no te pase desapercibido! 37 38 folclore LA MÚSICA TRADICIONAL Y LOS ÚLTIMOS MAESTROS BOLEROS DEL LEVANTE ALMERIENSE I. LA MÚSICA TRADICIONAL A la altura del año 2008, aparen­ temente nada queda de los antiguos cantes y bailes sueltos en el Levante Almeriense, pero es nada más que la apariencia. A poco que uno se decida a investigar -ni que decir tiene que primero hay que saber qué se busca y no ir al azar- comenzará a sorprendernos la ingente cantidad de coplas de todas clases que viven en la memoria de los mayores y que muchos de ellos además saben los bailes a los que pertenecen dichas coplas. Como es sabido, los bailes tradicionales se agrupan en familias, que grosso modo, podemos reducir a: A ) L a s S e g u i d i l l a s : Pa r r a n ­ das/Seguirillas, Sevillanas, Manche­ gas y Campanilleras/Peretas. B) Fandangos: Malagueñas en sus distintas variantes, Murcianas y Fan­ dangos abandolaos. C) Jotas. D) Baile bolero: Soleares, Peteneras, Mollares, Sevillanas, Malagueña, Jota Bolera y Bolero. Las personas que tienen en torno a ochenta años en todos los pueblos: Turre, Los Gallardos, Bédar, Lubrín y su campo, Sorbas y su campo, Paca Severiana y Juan Clemente junto al molino de La Herrería Vera, Garrucha, Mojácar y Cuevas, vieron a sus padres bailar parrandas (llamadas también seguirillas en Lu­ brín y parte del campo de Sorbas) jotas y malagueñas en sus distintas variantes, además de sevillanas y otros bailes sueltos naturales, es decir, no aprendidos de maestro bo­ lero. En el término de Lubrín hasta los años cincuenta estos bailes suel­ tos coexistieron con los consabidos pasodobles, mazurcas y valses de vueltas, los bailes sueltos eran sobre todo las murcianas y sevillanas. En el Marchal de Lubrín todavía conocen la malagueña Marchalera o de arri­ ba (tocada por Mi) además de la Garruchera (tocada por Fa sostenido), junto a las parrandas y algunas va­ riantes de sevillana y una jota (1). En la sierra Cabrera de Turre se b a i l a r o n t a m b i é n p a r ra n d a s , malagueñas, jota e incluso recuerdan las manchegas algunos vecinos de la Carrasca (2). En Cariatiz, recuer­ dan todavía el vistoso baile de las parrandas de tres o enrreás (3). En los Ventorrillos de Peñas Negras también bailaban las seguirillas y malagueñas junto con las jotas (4), al igual que en la Rambla Honda de Lucainena y en Polopos (5). La música tradicional no sólo es música bailable, también hay piezas que pertenecen al ámbito religioso. Las piezas tradicionales de carácter religioso son: misas de gozo, agui­ landos de ánimas y coplas de aurora. Los encargados de interpretar estas piezas eran las cuadrillas de ánimas o como se decía en la zona, simplemente Las Ánimas, varios músicos de cuerda (no mas de cinco o seis) con guitarras y laúdes, ade­ más de los clásicos platillos de bronce y la pandereta. Algunas cuadrillas como la de Turre también se acompañaban de música de viento (clarinetes) (6) e incluso en la Ca­ rrasca (7) y Gafarillos llevaban un acordeón (8). El ritual de estas cua­ drillas era el mismo que en los Vélez, el río Almanzora y las comarcas limí­ trofes de Murcia y Granada: acompañados de uno o dos "Inocen­ tes y con una o varias caballerías Francisco Martínez Botella Sacerdote y Etnografo Pilar Clemente tocando la malagueña en el laúd recorrían durante los días de Pascua todas las casas de la Parroquia a la que pertenecían. El dia de los Ino­ centes, a mediodía, se subastaban los productos recogidos en forma de limosna y se hacían los Bailes de Puja o de Ánimas. Las Cuadrillas desaparecieron en los años sesenta como consecuencia de la emigración y el consiguiente despoblamiento de las zonas rurales; las últimas que se mantuvieron activas fueron las de La Huelga, Gafarillos y La Carrasca, ya que en la mayoría de los otros pueblos y aldeas, habían desapare­ cido durante la Guerra Civil. En la zona que estamos estudiando han llegado a nuestros dias varios toques distintos de aguilando, con el común denominador de usar unos estribillos preestablecidos para ser repetidos por los cuadrilleros, enlazándolos con el último verso de la cuarteta que el guión acaba de cantar, como ejemplo, las que cantaba la cuadrilla de La Carrasca (9): Por la Sagrada María, La que baja al Purgatorio El sábado a mediodía si a las Animas oyeras, Sangre dales por limosna Si otra cosa no tuvieras. folclore ¡ay que dolor y que llanto!, Que tienen las pobres almas En el Purgatorio Santo En cuanto a las coplas de las Misas de Gozos, estas pertenecen a dos familias melódicas, la primera es la misma que se extiende desde los Vélez por todo el río Almanzora y la sierra de Filabres, esta variedad es la que se cantaba precisamente en los pueblos de las estribaciones de Filabres: Lubrín, Bédar y Uleila del Campo. En todo el valle del río de Aguas existe otro giro melódico distinto y las letras de las coplas también experimentan ciertas varian­ tes. Las auroras todavía se cantan en Mojácar en el mes de octubre, en torno a la fiesta de su patrona, la Virgen del Rosario. En los demás pueblos las tradicionales coplas de aurora coincidían en cuanto a las letras, no así en cuanto a los giros melódicos, de los que hubo varios. nuevas mudanzas o incluso nuevos bailes que posibilitaban un aporte de novedad y así la continuación de la profesión. A finales del siglo XIX, comienzan a ponerse de moda los bailes centroeuropeos: valses, ma­ zurcas, polcas etc, conocidos genéri­ camente como el valse o el aga­ rrao. Estas novedades junto a la posterior llegada del gramófono y la consiguiente difusión de música gra­ bada y la fuerte emigración hacia el Oranesado y América hacen que lle­ gue la decadencia en las ciudades y grandes poblaciones de la escuela bolera. En cambio, en el medio rural, la enseñanza de los maestros llegará sin interrupción hasta los años se­ senta del siglo XX. Los maestros abandonan las grandes ciudades don­ de ya apenas se demanda sus servi­ cios y se refugian en poblaciones medianas del medio rural, en cabe­ ceras comarcales desde las que ex­ tienden su tarea docente en un radio de unos treinta o cuarenta kilómetros a la redonda. En el levante almeriense hubo maestros en Garrucha: la fami­ lia Fernández (Juan Luis y su hijo Frasquito); en Vera: Antonio Caparrós y el antedicho Frasquito Fernández; Isabel Escoriza, de Velefique, tocando las postizas 1890, formó parte de una de las últimas dinastías de maestros boleros de nuestra provincia y de toda España. A comienzo de los años Los maestros boleros, fueron los veinte del pasado siglo, estaba afin­ encargados desde la segunda mitad cado en Cariatiz, concretamente en del siglo XVIII, de enseñar los bailes Los Mónicos, donde casó con de escuela y el toque de María Codina (10). Desde su las postizas que los casa de Cariatiz se despla­ acompañaba. Aquellos zaba por todo en el entorno bailes de escuela o bailes llegando incluso a La Mela y boleros eran recreaciones Góchar impartiendo su coreográficas de bailes po­ enseñanza. El maestro Gálvez pulares de la época, ela­ empleaba una técnica muy boradas por los propios depurada en el aprendizaje maestros que las del baile bolero, enseñando enseñaban. El más compli­ primero pasos sueltos y poses cado de todos estos bailes que luego serían de utilidad era precisamente el Bolero, a la hora de aprender los creado a partir de las anti­ distintos bailes. En primer guas seguidillas. Los lugar se enseñaban unas maestros boleros, formaron seguidillas boleras conocidas parte de compañías de ac­ como Los Toreros, a tores que combinaban la continuación Peteneras, So­ interpretación dramática con leares y Seguidillas Mollares los bailes intercalados en las Bailando seguidillas en la puerta de la iglesia de Benizalón y Sevillanas. En un segundo obras representadas o al nivel de dificultad estaban las En el término de Sorbas y en Níjar final de las mismas, a los que se malagueñas: malagueña primera o y su campo: José Fernández Contre­ sumaba buena parte del público asis­ sencilla, doble y de tres. Las ras El Gálvez y Francisca Clemente tente al espectáculo. A mediados del malagueñas eran simultaneadas con Paca Severiana en su casa de La siglo XIX, muchos maestros boleros la jota bolera y finalmente, debido Huelga. simultaneaban sus actuaciones en a su gran dificultad, el bolero: culmen los cafés cantantes con la y cumbre del baile de este mismo A) JOSÉ FERNÁNDEZ CONTRERAS, enseñanza en sus academias o a nombre. No todos llegaban a bailar EL GÁLVEZ (1890?-1973?) domicilio. La profesión de Maestro el bolero, ya que hacían falta más Bolero era, por su propia idiosincra­ de dos años de enseñanza constante Se podría escribir un libro, cosa sia, una profesión itinerante ya que, para poder llegar a bailarlo. Si tene­ que no descarto, con el relato de la una vez habían enseñado todo su mos en cuenta que el maestro Gálvez vida y obra del que se llamó en los repertorio en un pueblo o ciudad cobraba un duro por ocho clases documentos José Fernández Contre­ tenían necesariamente que marchar mensuales- en los años veinte del ras y en lo artístico El Gálvez. Na­ a otro y así una y otra vez. Los siglo pasado- (11), llegaremos a la cido posiblemente en Níjar hacia maestros, periódicamente inventaban II. LOS MAESTROS BOLEROS 39 40 folclore Cuadrilla de Almendricos junto al horno de los Andreses, en Cariatiz conclusión de que no todos tenían posibilidad de culminar el aprendiza­ je. Durante el periodo de aprendizaje el maestro bolero no empleaba música, solamente se acompañaba con el toque de las postizas y al mismo tiempo tarareaba con la boca la música correspondiente al baile que estaba enseñando. Cuando el maestro había enseñado varios bai­ les, convocaba a los vecinos y llama­ ba a varios tocadores para poder mostrar los progresos de los alumnos, generalmente niños y niñas de entre 8 y 15 años. El maestro Gálvez iba también a las fiestas de Sorbas, Lubrín y las demás localidades co­ marcanas para exhibir las habilidades de sus aprendices, para ganar pres­ tigio y además conseguir más alum­ nos y así poder seguir viviendo de su enseñanza (12). Al finalizar la Guerra Civil, el maestro Gálvez se traslada con su familia al Campo de Níjar, concreta­ mente al Cortijo de la Leche. Desde este nuevo domicilio, prodigó su enseñanza en todo el contorno: Los Perales, El Campico de Honor, Peñas Negras, Gafarillos, Mizala, los Alami­ llos, Morillas, Polopos, Fernán Pérez, La Villa de Níjar y otros muchísimos cortijos dispersos por todo el campo de Níjar. Aún hoy quedan decenas de alumnos del maestro, desde los más veteranos como la tía Isabel García Mañas, de Cariatiz, con no­ venta años hasta los más jóvenes como Obdulia López González, de cincuenta y seis años, natural de los Pipaces (Níjar). Así pues, hasta poco antes de morir -en Almería en 1973cuando hacía décadas que en el resto de España no había maestros boleros, el Gálvez permaneció dando clase. Todavía hoy decir Gálvez sig­ nifica baile bolero para una extensa zona del levante almeriense, yo mis­ mo he comprobado como se hume­ decían los ojos de muchos hombres y mujeres ya ancianos al recordarles su años mozos de baile con el Gálvez, uno de ellos es Rafael Haro Menchón, de ochenta y dos años, natural y vecino de Gafarillos. Rafael, hijo de labradores acomodados, permaneció aprendiendo con el Gálvez durante tres años, llegando a saber todos los bailes, acompañado de un magistral toque de postizas adornadas con sus multicolores lazos de tres cuartas de largo. A) FRANCISCA CLEMENTE TIA PACA SEVERIANA Nacida en La Huelga en el año 1900, se casó en 1920 con su primo hermano Juan Clemente, hijo único igual que ella. Miembros de una fa­ milia de propietarios, Paca, aprendió el baile bolero en Vera cuando tenía trece o catorce años, con uno de los maestros boleros que entonces había en dicha ciudad. No sólo aprendió el baile si no también a tocar magistral­ mente la guitarra y el laúd (13). Mujer inteligentísima, llegó incluso a comprar una maquina de fotos (uno de aquellos armatostes coloca­ dos sobre trípode) y aprender por sus propios medios no sólo a mane­ jarla sino también a revelar las fotos, pero esto merecerá un estudio apar­ te. Su marido tocaba también la guitarra y ellos fueron los que incul­ caron a sus vástagos el amor al baile y la música. Sus hijos: Pilar, Antonio, Juan y Cayetano (junto al hijo mayor llamado igualmente Cayetano y muerto en 1926), aprendieron el baile y la música desde la mas tierna infancia. La tía Paca murió en 1978, después de toda una vida dedicada a la enseñanza del baile en su casa de la plaza de La Huelga. Su reper­ torio bolero era el mismo que el del maestro Gálvez y el de los otros maestros de la zona: toreros, pete­ neras, soleares, mollares, sevillanas, jota, malagueña primera, malagueña doble, malagueña de tres y bolero, por lo tanto podemos hablar con toda propiedad de un Escuela Bolera Almeriense con una serie de carac­ terísticas propias que la singularizan dentro del panorama bolero español. Pilar, la hija de la tía Paca, enseñó también en su casa de La Huelga (tengamos en cuenta la singularidad de ser maestra bolera y no maestro que era lo normal, además al ser mujer, enseñó siempre en su casa y no a domicilio como hacían los hom­ bres). Todavía hoy quedan muchas alumnas que recuerdan perfectamen­ te a la tía Paca y a su hija Pilar enseñando el baile, el toque de pos­ tizas y el cante. Pilar a sus ochenta y cinco años y con un enfermedad que le ha robado casi toda la memo­ ria, conserva sin embargo intacta la capacidad de tocar la música y bailar y además una voz de ángel con la que todavía canta la malagueña ga­ rruchera (tocada en fa sostenido y sol), garganteando de forma magistral aquella copla que dice: Eres chiquita y bonita Como un grano de cevada, Lo que tienes de chiquita, Lo tienes de resalada (14). Todo lo anteriormente dicho, no es más que un pequeño esbozo, si se quiere impresionista, del riquísimo patrimonio musical y en definitiva cultural del Levante Almeriense y por ende, del Sureste- que algunos locos intentamos a toda costa res­ catar de las brumas del olvido, aun­ que cada día esta tarea se haga más y más difícil. En breve, se darán a conocer los resultados de una investigación sis­ temática que sobre este tema se está realizando en toda esta comarca y en algunos otros pueblos cercanos: Tabernas, Velefique, Castro de Fila­ bres, Senés y Gergal entre otros. sociedad NEORURALES, LOS NUEVOS REPOBLADORES: Inga Nausédaité (Sorbas) Inga Nausédaité con su familia Soy lituana y mi tierra natal se encuentra al lado del mar Báltico. Lituania es muy pequeña comparado con España y su población es sólo de 3.6 millones de habitantes. Su clima marítimo continental. Llegué a España en marzo de 2000 a través de mi exmarido, que trabajaba aquí en una empresa de construcción. Así decidí visitarlo y conocer España. Mis planes eran estar en España seis semanas y vol­ ver a Lituania porque en la tempora­ da de verano solía ayudar a mi her­ mana en su restaurante en un puerto deportivo. Al llegar a España mi vida cambió. Al cuarto día ya trabajaba. Sin saber el idioma era muy difícil, pero yo conocía mucha gente que me ayuda­ ba en todo. Me encontraba muy a gusto. El sol y el cielo azul todos los días, me parecía algo increíble. En agosto del mismo año mi ma­ dre me visitó. Esto le parecía un paraíso, gente buena, clima cálido y la cocina mediterránea, le parecía que aquí no existía el estrés. Ella comprendió que yo aquí estaba muy bien. Cuando se fue lloraba, presintió que mi estancia aquí sería larga. Al poco tiempo conocí a Paco, mi marido. Es una persona honesta, decente y trabajadora. Tenemos un hijo en común, Nicolás. Es un niño muy noble. Va a cumplir siete años y yo una mamá feliz. Mis raíces cada vez están más profundas en esta tierra. Estoy contenta de vivir en un pueblo tan pequeño y tranquilo como Sorbas. Respiramos aire limpio, aquí no hay fábricas que contaminen, no hay tráfico que agobie tanto. Estoy segura, que como se come en España no se come en ningún otro país. El jamón, el vino bueno, queso curado, aceite de oliva, maris­ cos, frutas y verduras, todo lo mejor lo tenemos aquí. Todo lo eché mucho de menos cuando visité a mi hermana en Estados Unidos. El verano pasado mi hermana de USA con su marido me visitaron, les gustó mucho el clima, el mar Mediterráneo. En casa practico más cocina española. Sé hacer comidas calientes como lentejas, gurullos, fideos, es­ tofado de habichuelas y cocido. Me gustan mucho las migas acompañadas de pimiento frito, morcilla y habas. Todavía tengo mucho que aprender. Considero que la cocina española es más sana que la cocina lituana. Algunas veces echo mucho de menos a mi tierra natal y lo paso mal en las fiestas más grandes del año, como Nochebuena y Nochevieja. Entonces mi hijo me abraza fuerte y mis amigos me apoyan. Estoy ro­ deada de gente que considero mi familia. Tengo nacionalidad española y me considero una española más. 41 42 literatura MISTERIUM María Ángeles Rodríguez madrugada hacía muchas veces a Doña Paquita había cumplido ya Ángela María, que dormía en una los setenta y ocho años. Había vivido habitación contigua a la suya, des­ hasta entonces en la ciudad pero ya pertar para tomarse un vasito de las piernas le flaqueaban y no podía agua o un zumito de naranja. realizar todas las labores domésticas -¡Ay hija! Es que tengo la boca como en las mismas condiciones que antes. una salmuera, -decía-. Sus sobrinos decidieron trasladarla hasta el pueblecito de Sorbas a la casa en la que habían vivido y terminado sus días todos sus ancestros. Era una casa antigua pero no había resultado demasiado costoso acondicionarla a los nuevos tiempos que corren, porque Doña Paquita, aunque se los podía permitir, nunca le gustaron en exceso los lujos. Contaba esta vivienda con un patio rectangular y amplio que todavía conservaba a su alrededor una serie de jar­ dineras encaladas en las que la muchacha que estaba a su cuidado, Ángela María, había plantado toda clase de ro­ sales, claveles y geranios. Desde la salita donde se sentaba doña Paquita que tenía una ventana al patio esperaba todo el año verlos florecer. Ángela María tenía unos veintiocho años de edad. En estos tiempos en lo que transcurrió esta pequeña historia era, aunque resulte hoy raro, una edad un tanto avanzadilla para casarse. Lo Ilustración de Pedro Soler cierto es que Ángela María Nunca se molestó por esto Ángela era muy menuda y poco bonita aun­ María que sabía bien cumplir con sus que eso sí muy pilla y graciosa por obligaciones hasta que un sábado, lo que Doña Paquita estaba con ella de noche le presentaron a un mu­ encantada. La muchacha venía todos chacho con el que siguió saliendo los días un rato a casa a hacer la todos los sábados posteriores. Alber­ comida y la limpieza. El resto del día to, que así se llamaba el muchacho, lo pasaba con su madre o como más tenía novia hacía diez años en el le placía y a eso de las diez de la pueblo de al lado, novia formal para noche volvía de nuevo a casa de casarse y a la que nunca, como man­ doña Paquita para dormir con ella. daban los tiempos, le había tocado La única noche que tenía libre para un pelo. Alberto iba a visitar a su salir era el sábado porque uno de novia en casa un día en semana. Se sus sobrinos bajaba a hacerle sentaba en una silla de la salita y compañía y se quedaba allí a dormir ella en otra, con la suficiente distan­ con su mujer y su niña. cia, sin brasero no se fueran a en­ Doña Paquita, que por el día se redarse los cuerpos de mala manera portaba bien, tenía sin embargo un entre las faldas de la mesa de camilla sueño muy ligero, se acostaba muy y con la madre de la muchacha la temprano y bien descansada y de mayoría de las veces en frente mi­ rándoles de hito en hito. Otras veces estaba una sobrinita ya crecidita de la novia deseando pillar algo para ir corriendo a contarlo. La novia era una muchachita demasiado joven para él pero ya iba planteándose Alberto el fijar fecha para su boda. Estas cosas tenía en mente el muchacho cuando conoció a Ángela María. Viendo Alberto que Ángela María le daba confianza en exceso se atrevió a visitarla todos los sábados en el pueblo. A eso de las diez quedaban y aunque empezaron viéndose un par de horas terminaron alojados en un hostal toda la noche. Conoció con ella Alberto el amor sencillo y sin recatos, la llamada de la selva sin las conversaciones in­ trascendentes en la salita de la casa de su novia, sin nadie que los pudiera vigilar, pues la madre de Ángela María creía que pasaba estas noches en casa de Doña Paquita y no temía por la honra de su hija pues siempre se supo comportar. Pero Ángela María veía pasar los años y compro­ baba que, dado su escaso atractivo, ninguno se acercaba y si alguno lo había hecho no había sido del todo de su agrado. Veía también como sus amigas se iban casando y ella con eso de la decencia se seguía que­ dando soltera y se atrevió a jugar una carta arriesgada. Alberto que pensaba sólo distraerse y casarse después con su novia se le fueron complicando un tanto las cosas por­ que quien juega con fuego termina ardiendo y Ángela María lo sabía bien llevar; poco a poco iba acomodándo­ se a una situación que no le resultaba ni desagradable ni desventajosa. Pero como el destino siempre enreda, las cosas se empezaron a complicar para Ángela María. El so­ brino que venía a acompañar a doña Paquita los sábados manifestó su intención de ir a la costa un par de meses, contando con que Ángela María se pudiera ocupar de doña Paquita. Azorada y no poco preocu­ pada llevaba la chica la mala noticia literatura que por otra parte ya contaba con algún que otro problemilla con Alber­ to pues quería quedar con ella en más de una ocasión. Para relajarse en uno de sus últimos sábados libres visitó con unas amigas, en una excursión programada, un jardín botánico situado en Rodalquilar. Exis­ tían allí muchos arbustos mediterrá­ neos y muchas florecillas difíciles de encontrar, ya que hay que visitar zonas alejadas y rocosas del interior para tropezárselas. Había también hermosas plantas de otros lugares que se habían adaptado bien a este clima y que el guía les iba mostrando. Se quedó Ángela María un tanto rezagada contemplando una flor de alargados pétalos blancos semejante a la azucena común pero de hojas más anchas y largas. Las hojas de la planta eran esbeltas parecidas a las de las adelfas aunque algo más estrechas y de color verde aceituna. Estaba pensando Ángela María, ahora que los otros andaban más adelan­ tados, arrancar algún que otro tallo de raíz y plantarlo en el jardín de doña Paquita; presurosa para que nadie la riñera arrancó varios y los metió deprisa en el bolso. El guía volvió la cabeza y la divisó a lo lejos acariciando las flores. Se dirigió raudo de nuevo hacía ella y le dijo que no tocara la planta porque era altamente venenosa y al contacto con la carne provocaba hinchazón y graves irritaciones en la epidermis. Ángela María preguntó su nombre: Misterium,- le dijo- porque sus flores aguantan intactas un mes entero y los botánicos aún no han dado con la causa de esta singular maravilla. Ilustración de Pedro Soler Preguntó la chica al guía si podría adquirir una, pero él le explicó que estas plantas venenosas no se ofre­ cían a la venta, además venía de la pampa argentina y era muy difícil de conseguirlas. Hizo María una mueca de tristeza ante el guía disimulando así que llevaba ya la planta en el bolso mien­ tras empezaba a notar en sus manos una cierta hinchazón. Con todo, más que preocuparse se alegró y al día siguiente por la noche una vez estaba doña Paquita en ese primer sueño tan profundo, y aunque después solía marearla con el agua y el zumo, la persignó con la planta y se fue al patio donde cuidadosamente la plantó y regó. Cuando despertó doña Paquita a las cuatro tenía la cara completamen­ te hinchada. Haciendo miles aspa­ vientos de preocupación trajo Ángela María el espejo para que doña Paquita se viera la cara completamente de­ formada. Ésta con la enorme aprensión que le tenía a las enfermedades no la dejó dormir en toda la noche y a la mañana siguiente llamaron para que la visitara el doctor. Cuando llegó el médico y vio a doña Paquita le dijo que se trataba de una reacción alérgica y le mandó unas pastillas que no debía dejarse de tomar. En aquellos tiempos esto se solucionaba así o con una inyección y los análisis ni se hacían. Encargada Ángela del medicamento compró en la farmacia Transilium 10 y todas las noches se lo suministraba diciéndole a doña Paquita que ya sabía lo que había dicho el doctor:que no se podía dejar la pastilla de la alergia. Con el Transilium doña Paquita dormía a cuerpo de rey hasta las diez o las once del día siguiente y Ángela María pasaba las noches tranquila y la mayoría de las veces fuera de casa con Alberto. Si notaba doña Paquita a veces cierta irritación intestinal y algún que otro dolorcillo porque era un poco delicadilla del hígado y en más de una ocasión se empeñó en no tomarse la pastilla de la alergia mas Ángela María, en el primer sueño, la volvía a persignar y a la otra mañana doña Paquita viéndose la cara de ogro que se le ponía de­ sistía de su intento y terminaba dán­ dole la razón a la chica y así volvía a la pastilla de la alergia y a sus molestias y Ángela María a sus esca­ ramuzas. Alberto estaba cada vez más con­ vencido de que aquella novia formal que tenía no habría de hacerlo muy feliz viendo lo bien que se entendía con Ángela pero no se atrevía a dejársela después de tanto tiempo y no se fiaba del todo de cómo esto pudiera resultar y de si en verdad estaba bien. Pero pasó lo que tarde o temprano había de suceder, que Ángela María quedó en cinta, y los hermanos viendo a la chica tan pre­ ocupada le preguntaron y asediaron y dieron con la causa y tomaron cartas en el asunto. Tuvieron una reflexión con Alberto en la que poco faltó para que el muchacho terminara molido a palos por el atrevimiento; de esta forma Alberto y ella final­ mente se casaron y se fueron a vivir a la ciudad donde él tenía muchos buenos clientes. Doña Paquita quedó muy triste con la partida de la chica y hubo de buscar otra que le acompañara que fue una señora más mayor y ya ca­ sada, también vecina del pueblo. Vino por entonces a Sorbas un far­ macéutico nuevo que compró la far­ macia y se afincó aquí y cómo sabía mucho de análisis se puso un cartel en la puerta en el que constaba que los hacía. Preocupada la mujer que cuidaba a Doña Paquita por el tema de la alergia y pensando si le podía dar algo que le sentara mal y también preocupada por las molestias intes­ tinales y su enfermedad del hígado se fue a hablar con el farmacéutico y le contó el caso y éste se comprometió a pasarse por casa de doña Paquita y hacerle cuantos análisis fueran necesarios hasta dar con la causa que la provocaba. Se los hizo y le dijo a Doña Paquita que la hinchazón no era a su juicio de nin­ guna alergia y que debía de nuevo ir al doctor. El doctor al saber que ya no se le hinchaba nada desde hacía tiempo le dijo que no tomara nada y que ya verían como transcu­ rría la cosa. Florecía por entones en el patio el magnífico Misterium con sus gran­ des y hermosas flores blancas. Doña Paquita lo contemplaba extasiada desde su mecedora. María la nueva criada para complacerla le arrancó unos tallos con sus flores y se los puso en agua encima de la mesa. Doña Paquita acarició tiernamente las flores y le dio a María las gracias. A la media hora ambas tenían ambas manos hinchadas como botas. ¡Ángela María! Exclamó suspiran­ do y bien indignada al rato doña Paquita al descubrir ella misma sin la ayuda del doctor la misteriosa causa de su mal. 43 44 recuerdos FOTOS ANTIGUAS Juan Ramírez El Gachas y Pedro Rodríguez con una licera de soga. Los Mónicos-Cariatiz. 2004. Colec. Pedro Rodríguez Francisco Roca Roca, Quijiliana. 1960. Col. Manuela Roca Retrato escolar. Rafael y Emilio Requena. Mediados de los 60. Col. Fina García Cabezas recuerdos 45 Miembros de la burguesía de La Huelga. Principios de siglo XX. Col. Familia Llorente Requena Juana Ramos Mañas, su hija Catalina y su cuñada María. Año 1920. Col. Emilia Pérez Ramos Andrés Barranco, Diego Galera, Antonio Cazorla, Francisco Requena, Francisco Idañez, Diego Codina, Juan Agustín Herrera, Baltasar Pérez, Anselmo Codina,... Procesión del Encuentro. Calle San José. Viernes Santo. Década de los 70. Col. particular 46 recuerdos Equipo de fútbol de Sorbas y seguidores. Entre otros Joaquín Silva, Joaquín Segura, Pepe Martínez, José Zamora, Diego Rodríguez,... Campeones. Finales de la década de los 60. Col. Pedro García Martínez. La tienda de Antonio Pérez Haro en Los Alías. Hacia 1960. Colec. Ana Pérez García. recuerdos Puente del Pocico. Años 60. Col. Fina García Cabezas Mari Luz Cayuela, Luisa Amérigo y Rosa Pérez. Delante de la farmacia. Década de los 60. Col. Rosa Pérez 47 48 literatura LA CALLE Pedro Soler Valero Se habían comprado una casa en la parte nueva del pueblo que antes era de bancales con balates, almen­ dros, y olivos quejumbrosos por la sequía. En aquellos oteros desmo­ chados, crecieron bojas, retamas y tomillo, donde en otro tiempo, el trigo y la cebada denunciaban la primavera con un verde intenso, y espigas que los chiquillos desgrana­ ban para comerlas. Apenas comen­ zado el mes de Junio, aquel exube­ rante verde se tornaba del color del oro y se ondulaba suavemente con la caricia del aire, como un mar de brillos y sombras imprevistas. El pueblo había crecido por aque­ llos bancales de forma ordenada y regular; calles verticales y casas adosadas con porche y un minúsculo jardín. En una de ellas habitaba Ade­ la, única hija de Vicente, que se negaba a pisar la casa de su hija por el nombre que le habían puesto a la calle donde vivía. Su yerno, Jacinto, lo tomaba por una excentricidad de su suegro y reía con su mujer la ocurrencia. Pero los nietos, algo cre­ cidos ya, nunca entendieron un empeño tan pertinaz y firme como el de su abuelo. Tenían dificultad para visitarle asiduamente por el peligro de la carretera. Era necesario cruzarla para acceder a la parte an­ tigua del pueblo, donde vivía su abue­ lo. Hasta las cenas de navidad y las celebraciones de santos, cumpleaños y primera comunión de los nietos, hubieron de celebrarse en casa de Vicente, porque ni en tales efeméri­ des torció su voluntad para ir a casa de su hija. Hombre cabal y firme, había for­ jado su personalidad en la emigración y en satisfacer la curiosidad de saber aquellas cosas que estuvieron nega­ das a todos los de su condición. Por alimentar esa curiosidad, Vicente se había forjado una acusada persona­ lidad y un juicio sobre la vida y las relaciones con los demás, que le granjearon el respeto y la atención de todos cuando exponía sus criterios sobre las cuestiones más diversas. Llegó a la vejez con la misma firmeza en las ideas que tuvo en la juventud; la vehemencia para todo aquello que no creía justo, y la insistencia en que no le vendieran duros a cuatro pese­ tas. Por ello, su compañía era apete­ cible para muchos, y evitada por otros que guardaban el aire de su dialéctica y razonamiento. La viudez le proporcionó un dolor solitario y taciturno que llevó con dignidad, y le hizo afianzarse con más firmeza en muchos de sus con­ vencimientos, sobre todo en cuanto a la religión y algunos de los que la administraban. Según decía, más por su beneficio personal que por la prédica de su doctrina. Su hija Adela era creyente, aunque no practicante. Fue educada por su madre en esos ideales, a los que Vicente nunca se opuso. Siempre respetó las creencias de su mujer, aunque ésta, nunca logró que su marido torciera un mínimo gesto en favor de ellas. Adela tenía un profundo respeto y cariño por su padre, aunque entre ambos eran frecuentes las discusio­ nes; abrigaba el temor de que influ­ yese y adoctrinarse a los nietos en su ateismo militante. Fue un temor infundado, Vicente siempre procuró no cambiar, ni influir en nada que entorpeciese o estuviera en contradicción con la educación que recibían sus nietos. Pero conforme estos iban creciendo, más se acrecentaba en ambos la curiosidad por las rarezas del abuelo, sobre todo, la de no visitarles en su casa. No os preocu­ péis, -les decía- las personas, cuando nos hacemos mayores estamos car­ gados de manías y ésta, es una de ellas. Con semejantes aseveraciones fue sorteando las preguntas que le hacían, sobre todo Francisco, el ma­ yor, que sentía una profunda admiración por su abuelo. Una tarde de otoño, Vicente fue dando un paseo hasta los colegios, que habían quedado rodeados por las casas y las calles del nuevo pue­ blo. A mitad de su camino se encontró con Adela y su marido, que llevaban la intención de tomar un café antes de que los hijos salieran del colegio. Los tres entraron en el bar y ocuparon una mesa, dispuestos a consumir el tiempo que restaba para su propósito. Podrías ceder de una puñetera vez -exclamó Adela- y venir a casa cuando quieras. Ya está bien que, el pérfido como tú le llamas, a semejante altura de tu vida ocupe aún tus manías. Igualmente, deberías también ser más discreto con tu anticlericalismo militante. Parece mentira Adela, -le contestó el padre- no ejerces la inteligencia que de siempre has hecho gala. Sa­ bes de sobra que no soy anticlerical, ni anti nada. Sabes también porque los has conocido, que he sido amigo y he disfrutado con su amistad, de varios sacerdotes. Has conocido igualmente, la cantidad de amigos que me han honrado con su afecto. Muchos de ellos contrarios a mis ideas sociales y políticas, creyentes y practicantes de la misma fe que tú profesas. Pudiste comprobar como se dirimían nuestras diferencias; unas veces con vehemencia y otras con sosiego, pero nunca con violen­ cia, ni sobrepasando el respeto que imponía nuestra amistad. De esa forma he ido despidiendo amigos que se fueron al olvido, aunque en mi memoria gozan del mismo o más cariño que cuando vivían. Has vivido el ejemplo más cercano, que fue la convivencia entre tu madre y yo. Desde niña traté de inculcarte el concepto de la libertad, como el único bien supremo que debemos preser­ var. ¿Cómo puedes ahora decirme que soy anticlerical? Soy anti todo lo que pretenda mediatizar mi vida, sea sacerdote, médico o titiritero. Ninguno de los dos últimos, que yo sepa, lo han intentado. De modo que sobran aclaraciones. Adela y su marido se miraron en silencio. Interrogándose con la mira­ da, quien de los dos contestaba a Vicente. De cualquier forma -dijo Adelaespero que sigas preservando a los niños de referirles determinadas ideas. ¡Vete a la mierda Adela! -Exclamó Vicente enfadado- ¿por quién me has tomado? Aún no estoy chocho, como para que me aconsejes de cómo debo comportarme. Sobre el particular podría darte innumerables lecciones. Aunque tal como te estás comportando dudo que las entendie­ ras. ¿Qué ha ocurrido, para que el entendimiento se te haya cegado de semejante forma? ¿Quién te crees que eres? ¿Dónde crees que has llegado? Escucha de una puñetera vez, te lo digo aquí, delante de tu marido, que es el padre de mis nie­ literatura tos. Jamás les diré nada que sea contrario a vuestras enseñanzas, salvo si éstas fuesen tenebrosas o perversas. Pero cuando los niños cumplan la mayoría de edad, si aún vivo, les explicaré el por qué no quiero pisar vuestra calle, y quien fue el pérfido. Tampoco me privaré de satisfacer sus preguntas si me las hacen, por mucho que te desagrade lo que les diga. Procederé así, con tu consentimiento o sin él. No creo que, nada de lo que pueda decirles o enseñarles les perjudique. Ilustración Pedro Soler Adela emocionada, abrazó a su padre y le dio un beso. ¡Además! -Prosiguió Vicente- Sé que mi manía es poco razonable y no justifica el que no vaya a vuestra casa. Muchas veces me hice el propósito de arrinconarla, pero mi­ rándolo de otra manera, a mi edad, la vida ya me ha privado de tantas cosas, que las manías son los únicos fantasmas que me permiten ejercer cierta firmeza. Mientras sean éstos los que me ocupen, los otros, aque­ llos que sobreviven y que por perti­ naces no me abandonarán nunca, los mantengo sosegados y en silen­ cio. Por vuestra juventud no enten­ deréis lo que os digo, pero cuando lleguéis a mi edad podréis comprobar como gran cantidad de fantasmas conviven con vosotros. Sólo hace falta dignidad y destreza para man­ tenerlos en su sitio y que no te hagan desvariar en demasía. Pero en el fondo, todo tiene el mismo final; nos preocupamos de cosas absurdas, nos enfadamos y peleamos por cuestio­ nes nimias, y mañana todos seremos el olvido. Unos nos re­ cordarán con afecto, otros con rencor. Después vendrán a pisar el suelo que ocupamos quien ni siquiera nos recordará. Entonces no seremos ni memoria. A Vicente le cayeron algunos años más, y con ellos los achaques y los devaneos que la salud depara. Después de una operación, no tuvo más remedio que instalarse en casa de Adela para facilitar los cuidados de su con­ valecencia. Aunque nunca quiso confesarlo, comprobó las ventajas de vivir con su hija; la compañía y la convivencia con sus nietos le reconfortaba. Seguir sus estudios y crecimiento le llenó de curiosidad. Aún así, echaba de menos la in­ dependencia y los rincones de su casa, reflejo y re­ cuerdo de lo que había sido su vida. No sabía como plantearle a su hija los deseos de regresar. Sus nietos ya tenían la edad para ir a visitarlo por su cuenta, pero el temor a incomodarla y que lo tomase como un desaire a sus cuidados, le hizo andar de titubeos, flojo de humor y decaído. Un domingo por la mañana despertó reser­ vado y taciturno. No era lo habitual en él. Después de enviudar y sufrir de­ terminados incidentes graves en la salud, se propuso que en adelante, su pensamiento y su vida aliviarían muchos de los conceptos que hasta en­ 49 50 literatura tonces creía imperturbables. Pero aquella mañana, éstos volvieron a la influencia negativa de años que creía olvidados. Su nieto Francisco, siempre era el primero en ir a salu­ darle, entre ambos había crecido una complicidad repleta de afectos y secretos, alimentada con largas e incisivas conversaciones. Aquella mañana se sentó a su lado, preocu­ pado por la actitud poco habitual de su abuelo. Ambos se mantuvieron ausentes durante un rato, hasta que inesperadamente, Adela hizo su aparición apremiando para el desa­ yuno. Sorprendida y preocupada por el silencio de ambos, observó como su hijo le daba a entender con un gesto, que también ignoraba las cau­ sas del silencio y seriedad de Vicente. Este creyó llegado el momento de que su nieto supiera una de sus manías más pertinaces, y que hasta entonces Francisco no había enten­ dido. Creyó también que, no tenía por qué obviar más sus preguntas, buscando excusas para evitar con­ testarlas. Aprovechando que su hija estaba presente, decidió que su relato iniciase el imaginario camino de una ensoñación. Esta noche he padecido un sueño -dijo al fin Vicente-. Un sueño que me ha dejado en el desaliento y el desconcierto. Aún estoy en él, trato de descifrarlo y así, poder desterrarlo definitivamente. Ha sido tan real, que no logro desvelar si verdadera­ mente ha sido un sueño, o por el contrario, la memoria comienza a traicionarme y fue realmente un episodio que formó parte de mi vida y conocí de forma directa. Esta última posibilidad es la que más me preocu­ pa. Si fuese así indica, que mi me­ moria se trastabilla, y está cercano el día en el que no pueda dominarla. He logrado descifrar el origen de tan taimado sueño; fue un artículo que leí en el periódico, donde se alababa y ensalzaba la figura de un cura que ejerció en éste pueblo. En el centro de la página, una fotografía del emérito párroco en su juventud, delataba una mirada inquisitorial y ladina, que no casaba en nada con lo que exponía el periodista, al que sólo le faltó pedir la apertura de un proceso de beatificación. Era un periódico atrasado que estaba en el bar y que leí para matar el aburri­ miento. Pregunté por el artículo en cuestión, y alguien me dijo, que ante la disconformidad de alguno por el escrito, el autor le contestó sorpren­ dido por los datos que le proporcio­ naron, tan contrarios a las virtudes que ensalzaba en el periódico. Parece ser -según el exegeta del cura- que, el mencionado artículo fue encargado o recomendado por un grupo de gente del pueblo y algunos de sus representantes, quienes le informa­ ron de tan excelsas virtudes. No creo equivocarme en ligar mi desagradable pesadilla, con el tema al que me refiero. Aunque hace días de ello sabemos, que los sueños nunca anuncian su visita. En mi sueño aparece un joven y vehemente sacerdote, que en tiem­ pos de la República, con la guerra ya entrada y con las persecuciones y arbitrariedades que ello conlleva, él puso aún más empeño en profesar y propagar la fe en la que creía, a pesar de los malos tiempos que co­ rrían para tales propósitos. Fue por ello detenido, encarcelado y creo, no lo recuerdo bien, que condenado a muerte. Aunque sobre éste particular no estoy muy seguro, el sueño se me escurre algo. Afortunadamente no llegó a ejecutarse la sentencia; con el triunfo de los sublevados fue puesto en libertad y restituido en sus funciones sacerdotales, como capellán de una cárcel. En ella, otros penaban por la misma arbitrariedad que antes había sufrido él, aunque muchos con menos fortuna que la suya. No lograron sobrevivir a sus condenas. Las circunstancias, vinieron a co­ locarle como testigo directo de una sentencia terrible y desafortunada. En la cárcel donde ejercía como ca­ pellán, internaron a cuatro estudian­ tes, entre ellos una chica que apenas había alcanzado la mayoría de edad. Los cuatro eran muy jóvenes y sin afiliación política alguna. Corrían malos tiempos; los oscuros y tétricos años que prosiguieron al final de la Guerra Civil. Ya estaba iniciada la Segunda Guerra Mundial y nuestro invicto Caudillo, decidió que este país estaría incondicionalmente con los nazis y fascistas. Empeñando toda la propaganda de que era capaz en tal propósito. Los cuatro jóvenes a los que me he referido antes, reco­ gían en el Consulado Inglés de Al­ mería un periódico editado en Gibral­ tar que daba las noticias de la guerra desde el bando aliado. Lo traducían para distribuir copias por algunos comercios y los sorprendieron, fueron detenidos, juzgados en un sumarísi­ mo consejo de guerra y condenados a muerte. Uno de ellos, el sueño me lo desvela como afín al capellán de la cárcel, como si hubiese habido relación de amistad con su familia. Incluso que le impartió clases y le administró la primera comunión. Los pormenores de mi sueño así me lo indican. Tan disparatada y criminal sen­ tencia, provocó que personas de bien se movieran para evitarla. Hicieron cuantas gestiones pudieron, y por recomendación de alguien afecto al régimen y en situación preeminente, fueron a visitar al capellán de la cárcel, para que interviniese a favor de aquellos jóvenes. La conmiserativa respuesta del capellán, a la insistente solicitud de que pidiera clemencia para cuatro muchachos que iban a fusilar fue: es bueno para la Patria, que de vez en cuando se dé un es­ carmiento. Extraño sueño el mío. continuó pensativo Vicente- Extraño y perverso, porque mis entendederas me dicen que, cualquier persona por malvada que sea, en circunstancias similares guardaría silencio. Claro es, que tal vez, cualquier Patria es merecedora de tamañas barbaridades y por ello, a mi siempre me han mirado como un bicho raro y poco de fiar. Porque según he pensado siempre, no hay patria que justifique felonías semejantes, ni la sangre vilmente derramada. Pero, igualmen­ te soy un individuo tosco, que no aprecia determinados sentimientos enaltecedores de gloriosas gestas, que a otros le hacen babear y seguir banderas e himnos, en pos de em­ presas que casi siempre tienen la bendición divina. Bueno ¡A lo que iba! -exclamó Vicente- Ya sabemos que los sueños son caprichosos y nos introducen en túneles de tránsito difícil y oscuro. El capricho del mío me situó en un pueblo extraño, donde un sacerdote predicaba su fe en encendidos ser­ mones. Desde un púlpito donde ana­ temizaba indirecta o directamente, a todo aquel o aquella que se saliera de su ortodoxia; bien por unas faldas que consideraba ajustadas, mangas que según su criterio eran cortas. Éste les dejaba con la boca abierta sin entregarles la ostia cuando pre­ tendían comulgar. Castigándoles así con el ridículo público, por llevar una indumentaria que despertaba el lu­ jurioso deseo del sexo contrario. Este jodido sueño que he tenido, me ha colocado en la proa de un bajel en el que nunca quise embarcar. Siempre navegaba rumbo a la ver­ dad, comandado por el párroco de ese extraño pueblo, que enfervoriza­ literatura do por su adoctrinamiento militante lo siguieron ciegamente. Parece ser (según el sueño) que aunque cándi­ do, yo también era un joven con no menos fervor que el resto. Hasta que un día, en uno de los bares del pue­ blo, mi admirado capitán de la fe fue testigo de un hecho humillante y malvado; presenció como su amigo, abofeteaba públicamente al aparcero de una de sus fincas, por no haberse quitado el sombrero al dirigirse a él. Aquel pobre y humillado hombre, cuando se marchaba avergonzado, recibió el consuelo (como no podía ser menos) del sacerdote que era guía y enseña de su alma. Le puso el brazo por la espalda y le dijo: Venga Juan, que no es para tanto. Aunque en adelante debes guardar las formas Seguramente, aquel hombre marchó reconfortado por tan generoso y evangélico consuelo, mientras su guía espiritual continuaba el asueto de vinos con su amigo. No sé por qué extraño y díscolo resorte, aquella situación me enardeció y me enfrenté a mi caudillo espiritual; le dije que minutos antes, encendido por la inspiración divina, desde un púlpito de mármol mandaba al infier­ no a quien era ajeno a la caridad cristiana y en cambio, ante la humillación pública de un hombre humilde y honrado, no solamente no lo había defendido, tampoco hizo una leve y amistosa advertencia al agresor. Se limitó a recomendar que guardase las formas al humillado y agredido. Aquel franco enfrenta­ miento con el sacerdote me proporcionó después las más dispa­ ratadas situaciones. Fue a ver a mi padre, con la intención de que tomase medidas ejemplares y disciplinarias para la templanza de mis prontos. Pero aquél, que ya estaba advertido del suceso le contestó; según mi criterio, por lo presenciado, mi hijo ha obrado con normalidad y acorde con lo sucedido. Supongo que aque­ llo fue demasiado para él, no tenía ningún apoyo para doblegar mi ca­ rácter rebelde e indomable. Yo solo -se dijo- me bastaré para inclinar la voluntad de un imberbe. Adela y su hijo escuchaban a Vi­ cente embelesados, absortos por el éxtasis con que Vicente relataba el sueño que tuvo aquella noche. Sin intención de interrumpirlo, hasta que él mismo lo diese por concluido. Este jodido sueño que he tenido -repitió Vicente- no sé a qué viene, ni por qué ha tenido que visitarme a mí. Pero ya que estamos en ello prosigamos. Hay que sacarlo todo para que se vaya de una vez y no justifique aquellos versos de Segis­ mundo: Yo sueño que estoy aquí Destas prisiones cargado Y soñé que en otro estado más lisonjero me vi ¿Qué es la vida? Un frenesí ¿Qué es la vida? Una ilusión. Una sombra, una ficción Y el mayor bien es pequeño; Que toda la vida es sueño Y los sueños, sueños son. Los versos verdaderamente son hermosos, pero no interpretan mi pesadilla. Por esos extraños vericuetos que no dominas cuando duermes y que te hacen ir a su merced, me vi en ese extraño pueblo siendo amigo de otro sacerdote; persona joven y diná­ mica, que le habían enviado al pá­ rroco titular para que le ayudase. El ferviente y arrebatado titular, debió interpretar mal las intenciones de su obispo al enviarle un cura joven y poco dado a la integridad ardorosa que él predicaba e imponía. Lo humilló todo cuanto pudo, privada y públicamente. Lo desacreditaba cons­ tantemente y en una ocasión, cuando aquel celebraba el sacrificio de la misa, en medio del altar le increpó arrebatándole el misal de las manos, que cayó con estrépito al suelo ante el asombro de los asistentes. Con soberbias advertencias le dijo que se fuera, mientras él seguía oficiando. Tiempo después, aquel joven sacer­ dote se fue del pueblo humillado y aburrido. Pero no, no es eso lo que yo quería decir, -se interrumpió Vi­ cente dubitativo- la cuestión iba por otro lado, otro lado que me afectaba a mí. ¡Ah, sí! Ya la tengo. El fervoroso párroco, aprovechó la amistad del joven cura conmigo, para hacer co­ rrer un bulo; ambos éramos marico­ nes (eso de homosexual no se llevaba entonces). Pero con semejante infa­ mia había pisado arenas movedizas; mi padre, sin dilación y con más vehemencia que él ponía en sus ser­ mones, se le enfrentó abiertamente y sin disimulos. Le dijo todo cuanto se le ocurrió, y dos días después fue a ver al obispo, a quien encargó que frenase a su impetuoso sacerdote. La cosa no fue a más, bien porque el obispo lo llamó al orden o, porque al encontrarse con tan sólida oposición, decidió ponerse coto vo­ luntariamente. No recuerdo por qué curiosa par­ ticularidad, aquel hombre puso tan insistente empeño en perjudicarme; cumplía yo entonces con el precepto de confesar y comulgar, como corres­ pondía a cualquier miembro de una familia que se preciase. Creía a pies juntillas que mis perversiones y pe­ cados me eran perdonados en aquel oscuro confesionario. Creía también, que lo dicho en aquel receptáculo de madera era un secreto inviolable y sagrado. Qué profundo desconcierto tuve, cuando personas allegadas a mí, me reprochaban cuestiones que sólo aquella guarida tenebrosa sabía. Pero no me amilané por ello; puse tan inusual comportamiento en co­ nocimiento de un sacerdote que era pariente mío, el cual, tras escuchar lo que le dije montó en cólera, al no creer nada de lo que le decía. Pero había contado con ello y le dije: voy a confesarme de una cuestión, que aunque falsa, te afecta a ti. Veremos cuanto tiempo tardas en saberlo. Dicho y hecho, sin salir de su asom­ bro, en silencio y recogimiento, mi pariente reconoció que no le había engañado. El sueño se me pierde en infinitas vaguedades más que no logro recor­ dar con limpieza. En una de ellas me veo en aquel pueblo, donde la miseria y el hambre campaban a sus anchas, comiendo a manos llenas queso, mantequilla, y bebiendo una leche que se disolvía en agua. Dijeron que habían llegado en unos camiones, y que procedía de un país extranjero, que la donó para paliar las penurias que padecían muchas familias. El párroco, que era el más cercano por dedicación caritativa a los más nece­ sitados, fue el encargado de repartir entre ellos aquellos alimentos. Pero por arte de birle y birloque, la ma­ yoría de éstas viandas, en su ma­ yoría, aparecieron en las despensas de las casas que no las necesitaban. Parece ser que, en aquellos años, aún teniendo dinero, determinados productos no se podían comprar por­ que no existían en los comercios. Para cubrir el expediente, una parte de aquélla donación se repartió entre sus verdaderos destinatarios. He visto también, en esa penum­ bra de mi sueño, como unos hombres demolían el interior de la Iglesia, dirigidos por el párroco y ante el sometido silencio del pueblo, que vio 51 52 literatura como quedaba en escombros todo su pasado religioso. Y como después, todo el interior de la Iglesia, desnuda ya de toda su ornamentación fue pintado en un azul celeste brillante que pretendía evocar el cielo prome­ tido. Pero lo cierto fue que, aquélla evocación del Paraíso se parecía más a una caseta de feria y una cocina barata y estridente. Donde hacía falta un gran acopio de fe, para entrar en el recogimiento que se necesita en esos lugares. El silencio entre su hija y nieto era sepulcral mientras Vicente habla­ ba. Incluso cuando se detenía en pausados silencios, para recordar con más fidelidad su sueño. Como he dicho antes -prosiguió Vi­ cente- hay muchas vaguedades y cosillas que no logro centrar bien, pero supongo que en poco afectan a mi pesadilla. Son partículas meno­ res de un todo, que más o menos lo he embastado bien. Lo peor de todo, porque nos afecta a nosotros, y a mi manía de no visitar vuestra casa es, que el sueño me dijo con toda fijeza que, el nombre de aquel fervoroso y patriótico sacerdote es el mismo que le han puesto a la calle donde se ubica ésta casa. Ilustración Pedro Soler Es posible -pensó Vicente en voz alta- que sea así, para que el pueblo no olvide que existe la infamia y los infamantes. Puede ser posible tam­ bién, que la vileza en cualquiera de sus aspectos tenga sus partidarios; bien lo sean a conciencia, por olvido o por desconocimiento. Sea lo que sea, como dije al principio: nos pre­ ocupamos por nimiedades, cuando todos seremos un día el olvido. Unos flotarán en el Paraíso prometido (es­ pero que alguno me lo cuente) y otros, materia inútil, que no ha de abonar ni la memoria. sociedad NOS MOVEMOS Desde que iniciamos esta sección hemos podido comprobar con mucha alegría que en este semestre corres­ pondiente al verano y último del año, las actividades se multiplican y son más numerosas de lo habitual. Ello es debido en gran medida a que es en este periodo cuando se celebran la mayoría de las fiestas patronales del municipio y todos queremos que estos días sean un poco especiales. Aunque hay que señalar que la ma­ yoría de ellas son ajenas a nosotros y además suponen un gran desem­ bolso económico pero no se suele escatimar en gastos. Este año sin embargo, las arcas no han debido de estar muy boyantes pues las fies­ tas han estado alarmantemente po­ bres y las actividades han sido un poco escasas. Claro que esto no es nada nuevo, pues la iniciativa y la creatividad años hace que se acaba­ ron para nuestros políticos y no se dan cuenta o no quieren darse cuenta de que estamos muchos en este pueblo que sí las tenemos y que sólo e s p e ra m o s u n a o p o r t u n i d a d . Especialmente me gusta que sea­ mos nosotros los que realicemos las actividades pues se disfruta doble­ mente: Mientras las estás preparando y cuando la estás realizando. Y no debe ser un pensamiento exclusivo, pues a pesar de todo muchos sorbeños seguimos llevando a cabo actividades como éstas: A comienzos de julio se pone en marcha, como se ha ido haciendo en los últimos años la Escuela de Verano organizada por la asociación juvenil New Young en la que ha colaborado el ayuntamiento. También es éste el que organiza los cursos de natación en Sorbas y Cariatiz programados para los meses de julio y agosto. Ana Mª Rodríguez Agüero Pocos días después, el viernes 4 la Banda de Música Santa Cecilia de Sorbas clausura el curso de la Escuela de Música que ellos mismos organizan en el Teatro Villaespesa con audiciones de los alumnos dando muestra de lo que habían aprendido durante el curso. El fin de semana correspondiente a los días 12 y 13 de este mismo mes se lleva a cabo la Fería de la Juventud, organizada por el Grupo para el Desarrollo Rural de la comarca Filabres Alhamilla, Diputación de Almería y el Ayun­ tamiento de Sorbas. Ese mismo sábado día 12 por la tarde la Banda Santa Cecilia marcha hasta Gádor para participar en el I Encuentro de Bandas de Música que allí su ayun­ tamiento había organizado. Junto a ésta estaban la anfitriona, la Asociación Musical Villa de Gádor y la Asociación Cultural Musical Eladio Guzmán de Canjayar. Se celebra a cargo de la cofradía de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena la festividad de ésta última en el barrio nuevo (día 19 de julio), con procesión desde la Casa Hermandad hasta la calle Cádiz acompañada por la Banda de Corne­ tas y Tambores Sagrado Corazón de Jesús, donde se le ofreció una misa. Por la noche y para finalizar hubo verbena. Entre los días 22 al 25 se realiza el taller de Hip-hop y Breackdance, organizado por el Área de Juventud del Ayuntamiento de Sorbas. El domingo 27 la Banda de Sorbas se desplaza hasta Terreros (Pulpí) para participar en el XV Festival Provincial de Bandas de Música organizado por la Diputación de Almería, Ayuntamiento de Pulpí, Participantes en el Taller de Hip-hop y Breackdance y la Federación Andaluza de Ban­ das de Música. Finalizando el mes, el Museo de Almería a través de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía inaugura la exposición Huellas de color y barro, de nuestro paisano Pedro Soler Valero. Desde el día 31 y hasta el 7 de septiembre, pudi­ mos contemplar esta gran muestra que como su título contempla estaba formada por pinturas y piezas de cerámica. Con esta maravillosa exposición nos adentramos en agosto y con él, en las fiestas que en este mes se celebran. Las primeras que encontra­ mos en el calendario son las que se llevan a cabo en Gafarillos en honor de San Lorenzo (día 10) y las de Mizala celebradas este año el día 14, en honor de Ntra. Sra. del Rosario que coinciden en parte con las acti­ vidades culturales y deportivas pre­ vias a la Feria. La XVIII Edición de las 24 horas de Futbol-Sala abre este programa que continúa con los cam­ peonatos de melero, natación, pingpong y más futbol sala en cuanto a lo deportivo y cine, teatro y magia en cuanto a lo cultural. A lo que añadimos la exposición de los traba­ jos realizados en pintura al óleo por los alumnos de la escuela de Adultos que estuvo colgada desde el 4 hasta el 17. El día 5 de agosto los jóvenes que participaron en el Taller de Teatro organizado por el Ayuntamiento el verano de 2007, se acercaron hasta Tabernas para participar en la I Muestra de Teatro Aficionado que allí se estaba llevando a cabo gracias a su ayuntamiento y a la colaboración de la Diputación de Almería. Los Chorreones que así se hicieron llamar Participantes en el taller de Creatividad Escénica. Año 2007 53 54 sociedad Algunos de los participantes en la Feria de la Juventud realizaron por un lado el montaje de me dijeron que no hay ladrón que por bien no venga que ya escenifi­ caron en el acto fin de curso del IES Río Aguas. Y también la escenificación aprendida durante el Taller de Crea­ tividad Escénica organizado por el Ayuntamiento de Sorbas y el Instituto Andaluz de la Juventud en julio de 2007. Todo muy divertido. Casi los mismos chicos el viernes día 8 y en la plaza de la Constitución de Sorbas, nos ofrecieron una exhibición de lo aprendido en el taller antes mencio­ nado de Hip-Hop y Breackdance. Alguien debía tomar nota de las ga­ nas que se traen estos chicos. Al día siguiente, la Banda de Música Santa Cecilia, lleva a cabo el XI Encuentro Interprovincial de Bandas de Música en el Audito­ rio Municipal Juan Rafael García Ba­ rranco que se realiza en la Feria junto a la Banda de Música de Cehegín (Murcia) todo ello con la colaboración del Ayuntamiento. Un día después, el domingo día 10, La Sociedad de Amigos de Sorbas presenta el número 18 de la revista El Afa en las instalaciones de las Cuevas de Sorbas. Durante el acto la asociación homenajeó al pintor y escritor Pedro Soler, incon­ dicional colaborador de la revista El Afa. El recién abierto restaurante al finalizar el acto ofreció un ágape a los asistentes. La noche del miércoles día 13 pudimos escuchar la lectura al Pregón de las Fiestas 2008 a cargo de su autor nuestro paisano Joaquín Améri­ go Segura, y ver la presentación de las Reinas de las Fiestas y su Damas de Honor, con lo que se da por ini­ ciada la Feria de San Roque y San Roquillo de este año pasado, a los que acompañamos en procesión los días 16 y 17 respectivamente. Durante todas las fiestas en la puerta de la iglesia se montó un pequeño puesto donde algunos miembros de la parroquia estuvieron vendiendo diversos objetos para re­ caudar fondos para la realización del retablo del Altar Mayor. Se lleva a cabo por estas fechas Presentación de la revista El Afa nº 18 en la terraza del Restaurante Cuevas de Sorbas un casting para escoger a los figu­ rantes que participaran en el rodaje de la película titulada La Guerra de Stella. Cierran el mes las tradicionales fiestas de San Agustín (día 28) en La Huelga y San Ramón (día 31) en Cariatiz. Pero seguimos con nuestro reco­ rrido con el que llegamos al día 6 de Septiembre, día en el que comienza la exposición de lienzos de Eduardo Roca Silva titulada Viaje Incierto compuesta por 40 imágenes, en el palacete del siglo XIX, Villa Anita, renovado y comprado por Miguel Servera (arquitecto mallorquín) en la población de Cuevas del Almanzo­ ra. Ese mismo fin de semana (6 y 7) la asociación Sunseed del Río de Aguas, organiza unas jornadas de puertas abiertas. Coinciden en fecha con el viaje organizado por el área de Juventud del ayuntamiento a Terra Mítica. Durante los días 5, 6, 7 y 8 de septiembre se inicia el rodaje de la película La Guerra de Stella en la que participaron varios sorbeños y también el curso de la Escuela de Música de la Banda que este año han ampliado hasta Lucainena de las Torres. El día 20 de este mismo mes comienzan los encuentros del C.F.S. Sorbas en la categoría de 1 Nacional B, con el equipo Benalmádena. A partir del 22 de septiembre se lleva a cabo el Curso de Diseño Gráfi­ co con una duración de 30 horas. Organizado por el Área de Juventud del Ayuntamiento de Sorbas. El sábado 27 la cofradía Ntra. Sra. de las Angustias celebra su festividad. Durante la jornada estaba previsto celebrar misa y procesión pero ésto último por previsión ante la amenaza de lluvias no llegó a realizarse. Sin darnos cuenta llegamos a octubre recordando que el 4 de oc­ tubre comenzó el campeonato el equipo infantil de Futbol Sala que también está federado en la 1 División de la categoría. Y también por estas fechas lo hicieron Los Pumukis de la liga independiente. Los componentes del Espeleo Club El Tesoro viajan hasta Villa­ luenga del Rosario en Cádiz, lugar en donde se encuentra la Escuela Deportiva de la Federación Andaluza de Espeleología. También han prota­ gonizado varias salidas a cuevas. El 17 de octubre recibimos la visita de un gran amigo nuestro, Rafael García Yebra, ex-párroco sociedad nombre, dentro del proyecto comar­ cal Cortijos de Arte. Es una iniciativa de sus propietarios Thomas Neurkich y Frédérique Edy. La Escuela de Adultos el miércoles 17 organiza el I Certamen de Villan­ cicos. Las alumnas acompañadas de Jesús profesor del Colegio Rural Lu­ sor, nos deleitaron en el Teatro Villa­ espesa con algunos villancicos. Una buena iniciativa que merece conti­ nuidad. Dos días después el viernes, en el mismo escenario se pudo ver la actuación del Grupo de Baile que iniciaban las actividades culturales navideñas que el Ayuntamiento había organizado para estas fechas tan señaladas. Magia, cine, actividades para los niños y el clásico Concierto de Navidad que ofrece la Banda de Música por estas fechas cierran este recordatorio semestral. de Sorbas, que vino a contarnos su experiencia en tierras de la Patagonia Argentina. Al Teatro Villaespesa acudió numeroso público amigos y conocidos a los que nos encantó su charla titulada La Patagonia Bajo la Mirada de Rafa. El lunes 20 de octubre a las 21 horas en el Salón Social de la UNED, se presenta el libro AlmeríaEmery: de la A a la Y, escrito por Joaquín Amérigo Segura y Txabi Ferrero Alonso. Ha sido editado por el Instituto de Estudios Alme­ rienses. Se inician también por estos días los talleres de Coro y Rondalla que organiza el Ayuntamiento de Sorbas. Con ellos damos por finalizadas las actividades de Octubre y nos aden­ tramos en Noviembre. Es en este mes cuando se cele­ bran las fiestas en honor de San Diego en Gacía Bajo. También la Banda de Música ce­ lebra la festividad de su patrona Santa Cecilia (día 22) aunque el día escogido para tal fin fue el 23 que era domingo. Lo hizo con procesión misa y paella. Ese fin de semana el Área de Deportes de la Diputación en colaboración con el Ayuntamiento de Sorbas organiza un viaje para muje­ res a Roquetas de Mar. Casi estamos acabando pero todavía nos queda diciembre. El miércoles día 3, la Banda de Música Santa Cecilia acude a la Universidad de Almería para participar en el Semi­ nario Organización, Recursos Humanos y Orquesta, en la Sala Bioclimática de la Facultad de Huma­ nidades y Ciencias de la Educación. Los días 13 y 14 de diciembre son los días en los que se realiza el III Curso de Espeleología organi­ zado por El Espeleo Club- El teso­ ro, el Ayuntamiento de Sorbas y la Diputación de Almería. El domingo 14 de Diciembre se inaugura la Sala de Exposiciones la Barquilla en el cortijo que lleva su Cartel de las III Jornadas de Espeleología Portada del catálogo de la exposición de Eduardo Roca. Un Viaje Incierto SORBAS II W. Sader Sobre un peñasco bravío Sorbas se yergue altanera ¡Oh, sus vegas y sus fuentes Y sus noches silenciosas Engalanadas de estrellas ! En su alegre romería -¡San Gonzalo de Amaranto !Le cantan lindas canciones A este venerado santo Nota: Dos interesantes páginas sobre Sorbas, se pueden visitar en la Red. www.sorbascofrade.es y www.sorbasalnatural.com ¡Santo de un Pueblo admirable -de solera y con historia Que a todo el que lo visita Se le grava en la memoria ! ¡Góchar, Moras, La Herrería Gafarillos y La Huelga Los Molinos del Río Aguas Cariatiz y La Mela ! Con su Tajo sobre El Afa ¡Y los bellos panoramas De sus ramblas y sus montes Que enmarcan cumbre lejanas ! ¡Y las mujeres de Sorbas Cantadas por sus poetas ! ¡Y sus cuevas ! ¡Maravillas En yeso cristalizado ! ¡Un mundo de filigrana Misterioso y encantado ! ¡Sorbas Sorbas quien te ha visto, -y quien te verá o te viera Vestida de primavera ! 55 56 conserva tu patrimonio UN ESTUPIDO DILEMA Y LAS FAROLAS DEL AFA Parece ser, que Madrid y Barcelo­ na han importado de Inglaterra una campaña estúpida e inútil; unos cuel­ gan propaganda con el eslogan: Dios sí existe. Los otros con el contrario, aunque con el matiz probablemen­ te, lo que les da una pátina más científica y menos fundamentalista. No voy a entrar en disquisiciones trilladas por unos y por otros; el mundo del pensamiento y el científico ya fueron razonablemente categóricos al afirmar: es científica­ mente y fuera de razón, además de imposible, demostrar lo que no exis­ te. En cambio, si hay que demostrar y así lo exige su asentimiento, aquello que afirmamos que existe. No hay vuelta de hoja a semejante plantea­ miento, si alguien la tiene que la diga; si así lo hace, abrirá para la ciencia y la filosofía un camino tan inesperado como asombroso. Su nombre será impreso en todos los libros y habrá postulado un orden nuevo. De momento, y atento a unos y otros, yo me sigo quedando con aquel lema anarquista: Si Dios existe es problema suyo. Me agradaría ver que esa discusión u otra semejante llegara a Pedro Soler Valero Sorbas; que cívicamente y con ve­ hemencia, unos y otros se entregasen a la defensa de sus ideas. Qué es­ pectáculo más edificante sería escu­ char esa controversia en los bares, por las esquinas y en el mercado; el pescadero, las carniceras, los que venden verduras, pollos asados, lo­ teros, municipales etc. Mezclados entre sí y discutiendo; unos apoyando a teólogos de tres al cuarto y otros, enfervorizados por los razonamientos de filósofos de pacotilla. Sería esper­ péntico ver unidos a cristianos, islá­ micos, semitas y otras creencias, contra agnósticos, ateos, dubitativos y cínicos reincidentes. No creo equi­ vocarme si predigo, que los segundos seríamos aplastados y derrotados por los defensores de la verdad; santos y vírgenes con banderas y estandartes, saldrían a la calle en procesiones silentes, entre el mur­ mullo de rezos y rogativas. De los balcones penderían mantones y ada­ mascados con crespones. Tan efusi­ vas y aplastantes serían las muestras de que Dios sí existe, que los escép­ ticos, pusilánimes y otras estirpes, quedaríamos relegados para siempre a las tinieblas infinitas. Es seguro que en semejante oscuridad no me encontraría cómodo; sobre todo, si no tengo mi rinconcito para hacer mis muñecos y escribir dislates y divertimentos inútiles. Pero por esa caridad que predican los creyentes, estoy seguro que alguno, de vez en cuando me abriría una ventanica, y por ella vería la luz. Esa luz de la que me vi privado por mi ignorante rebeldía y por no escuchar a la COPE. Hace ya mucho tiempo que no me planteo el dilema que ahora, unos y otros se empeñan en resuci­ tar; tengo otras cuestiones más in­ quietantes e importantes en las que ocupar mi tiempo y mis pensamien­ tos. Pero puestos en el asunto, y en el supuesto de que ese señor esté por ahí, en algún lugar ignoto y desconocido le preguntaría: ¿por qué no terminas de una vez con tanta ignominia y canallada? No me vengas ahora con esa zarandaja y superchería de que nos diste el libre albedrío. Le pediría también, que nos iluminara a muchos para no decir tantos dislates y tonterías. Que iluminara a todos aquellos que han de tomar decisiones, sobre todo si éstas afectan a los demás y en con­ conserva tu patrimonio creto a éste pueblo pequeño y apar­ tado, epicentro del mundo según alguno de sus habitantes. Pediría esa luz para muchos de los que nos gobiernan. Tiempo atrás, cuando Paco Cazor­ la comenzó con las obras de su casa y ellas afectaban a la fachada, pre­ gunté en la plaza a un destacado miembro del consistorio, si éste tenía algún plan u ordenanza para el aca­ bado de esa fachada. Pasmo me dio cuando escuché su respuesta: no lo sé me dijo- en éste pueblo cada uno hace lo que le viene en gana. Hube de apretar las piernas, creí que se me descolgaban los pendulares. Para la fachada de la casa más em­ blemática del pueblo, no había norma alguna que impidiese a cada propie­ tario hacer lo que le viniera en gana. El Ayuntamiento dejaba al libre albedrío de cada uno, hacer lo que sus pelendengues y gusto tuviesen a bien. Y así ha sido; la restauración de la parte izquierda es impecable, podrían objetarse algunos detalles o cosillas, pero el buen gusto y criterio ha imperado. Incluso en la fachada lateral, el propietario se ha atenido al color que ya habían pintado en la parte alta. El zócalo o arrimadero que puso en la fachada principal, lo ha continuado por la lateral, para dar criterio y unidad a todo el edificio. A la vista del buen gusto también están las puertas y la conducción de los cables. Es tanta la evidencia contraria en la fachada derecha y su lateral, que no haré mención alguna. No criticaré a quienes la hicieron u ordenaron su ejecución, al fin y al cabo obraron según su criterio. Pero sí hay que asombrarse de que no se hubiera previsto el disparate actual y que podría ocurrir lo que ha ocurrido. Imagino que los permisos estarían concedidos y nadie se preocupó de qué haría cada cual con su fachada. No quiero pensar si los dos propietarios de la parte alta hubieran obrado con distinto criterio y, una mitad fuese roja y la otra amarilla o verde. ¿Alguien se lo habría impedido? Veo también (ya resignadamente) cómo, aquel pueblo blanco que mereció ser cartel de reclamo turís­ tico. Poco a poco quiere parecerse a un pueblo sevillano. Nos quejamos del centralismo político, pero copia­ mos los colores y el aire de Sevilla. El ocre y el almagra característicos de aquella capital se están imponien­ do en Sorbas. No es que tenga nada en contra de Sevilla y sus colores, pero... cada uno en su casa y Dios en la de todos. Pero estas cosas llevan implícitas aquella condición atávica: se admira al poder y se le imita, aunque se le critique o se le odie ¡Señor, Señor! Si estoy equivoca­ do, señálame con el índice de tu mano y que de él parta un rayo que acabe con mi perseverante mala leche, o si quieres, que me fulmine de una puñetera vez. Al menos, des­ de las tinieblas de la nada no incor­ diaré a nadie. Y desde las tinieblas más cutres reivindico las farolas que han de iluminarnos. Me refiero a las farolas que están colocando en el nuevo paseo del AFA. El antiguo sendero para ganado y caballerías, se con­ vierte en paseo de grasientos, con­ templativos y avariciosos del coles­ terol y los triglicéridos. Al margen de la guasa, creo que es una buena y bonita idea. Incluso el barandal tiene gracia por la sencillez y los materiales empleados. Pero....¡Vive Dios! - Aquí sí que reivindico su intersección e influencia- Qué paste­ lera mente habrá pensado que, unas farolas iguales a las del otro paseo (que también tiene su coña) son las ideales para anular las sombras que de siempre reinaron en el Afa. No es que pretenda yo que el barranco continúe sumido en la oscuridad de la noche. Pero cualquier cabeza que se esfuerce un poco sabe, que hay infinidad de aparatos discretos y sin artificio para alumbrar el sendero. Pero igual soy un cachondo mental que vive en la Luna de Valencia y no soy capaz de ver más allá. Tal vez, la idea es convertir todo el Afa en un parque urbano y las farolas son un adelanto. Quizás, el que realizó el proyecto quiera reivindicar en Sorbas el mar que la abandonó en los albores de los tiempos, y con las farolas pretenda emular los paseos marítimos de los pueblos de la costa. Si es así me callo, sólo le faltaría un estanque o una acequia, para que los niños jugaran con barquitos de papel. ¡Y menos mal! Parece que la falta de presupuesto (según me han dicho) obliga a echar yeso sobre el camino y no, como se pensaba, ali­ catarlo con un mosaico de color ram­ pante, y como el de la carretera mostrase a todos el gusto, el atrevi­ miento, y aquel dicho castizo: ¡Me cago en la leche, aquí lo tenéis, pa que veáis los guevos que tenemos en éste pueblo! Si no fuese nada de lo que he pensado y los tiros fueran por otro lado, aunque me de vergüenza con­ fesarlo; pido a Dios con todas mis fuerzas para que ilumine a gobierno y oposición de éste pueblo y, aunque sea de vez en cuando piensen; los proyectos están para discutirlos y cambiarlos si es preciso. No todo es válido, por eminente que sea quien lo diga o lo proponga. Si el Altísimo escucha estos ruegos, estoy dispues­ to a colgar una banderola en mis balcones que diga: EN ESTE PUEBLO (al menos) DIOS SI EXISTE. 57 58 economía LA AUTORIDAD PORTUARIA DE ALMERÍA CONSTRUIRÁ UNA NUEVA TERMINAL EN EL PUERTO DE CARBONERAS Esta obra podrá generar 300 puestos de trabajo en el Levante almeriense La Autoridad Portuaria de Almería ampliará el Puerto de Carboneras con una nueva terminal de carga y descarga. Este muelle, cuyo acto de presentación de las obras tuvo lugar el 28 de enero en Carboneras, podría generar 300 puestos de trabajo en el municipio levantino y se calcula que la terminal producirá un volumen de negocio de 120 millones de euros. El acto de presentación de la nue­ va terminal comenzá a las 8 de la tarde en la Casa de la Música del municipio de Carboneras y contó con la intervención de la Presidenta de la Autoridad Portuaria de Almería, Trinidad Cabeo, el Consejero de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, Luis García Ga­ rrido, el presidente de Puertos del Estado, Mariano Navas Gutiérrez, y el alcalde de Carboneras, Cristóbal Fernández Fernández. La nueva terminal, cuya longitud será de 220 metros y su calado de 18 metros, ocupará una superficie de unas 20 hectáreas, de las cuales 6 corresponden al muelle y 14 a la superficie adyacente al sur del mismo muelle. Estará abrigado de los oleajes por el dique del Puerto de Endesa y podrán atracar barcos de hasta 100.000 TPM. Con esta obra, se abren, además, nuevas posibilidades para la exportación e importación de grane­ les sólidos, que transportan barcos de gran capacidad que podrán atracar en este lugar. Asimismo, se puede dar servicio, sin depender de las condiciones meteorológicas, a la desaladora de Carboneras, lo que permitirá abastecer de agua a las regiones de España cuando sea ne­ cesario. Entre los beneficiados por la ter­ minal se encuentran también las empresas del Polígono Industrial próximo al Puerto y la futura zona logística, actualmente en estudio y con posible ubicación en Níjar. Dibujo del Fuerte de la Carbonera en el Catastro de Ensenada (S. XVIII) de Sorbas, jurisdicción en la que se integraba el actual municipio de Carboneras. Importancia del Puerto de Car­ boneras El Puerto de Carboneras genera, por su volumen de negocio y movi­ miento, dinamismos económicos lo­ cales y regionales que posibilitan la creación de empleo en la zona. Su Ayuntamiento, atendiendo a criterios de oportunidad, potencialidad y de­ sarrollo territorial, está promoviendo la creación de un espacio productivo contiguo al Puerto, siendo la construcción de la nueva terminal un punto de atracción industrial fundamental para este espacio. Autoridades durante el acto de presentación y además SOCIEDAD DE AMIGOS DE SORBAS SENDERISMO CONOCE TU EN­ TORNO, CONOCE TU IDENTIDAD El pasado otoño-invierno gracias al programa de senderismo CONOCE TU ENTORNO, CONOCE TU IDEN­ TIDAD organizado por la Sociedad de Amigos de Sorbas y el Centro de Visitantes Los Yesares, gestio­ nado por Natur-Sport Sorbas S.L., hemos realizado nuevas rutas pro­ moviendo la difusión del patrimonio natural, cultural y paisajístico del municipio de Sorbas y la provincia de Almería: 26 Octubre: La Vereda de Alco­ záyar (Alboloduy): El Río Naci­ miento, Desierto de Almería, La Bal­ silla de Agua Salobre, Poblado Ibérico del Peñón de la Reina. 16 Noviembre: La Sierra de Bé­ dar: La Minería de Hierro y Plomo, Arqueología Industrial, Ferrocarril Bédar-Garrucha, la aldea de Serena. 14 Diciembre: El Karst en Yesos de Sorbas: El Marchalico ViñicasCortijo de los Yesares- El Puente de la Mora-El Tesoro-Los Molinos del Río Ruta por Alboloduy. Balsica de Agua Salobre Ruta por las Minas de Bédar de Aguas. Geomorfología, manantia­ les, huertas de tempranos, caminos históricos, los secanos, endemismos botánicos, tortuga mora. 25 Enero: El Río Antas: El volcán del Cabezo de María, Ermita de la Virgen de la Cabeza, Los Raimundos de Antas, Los Matreros de Bédar, Jauro de Lubrín y El Marchal: los Bosques ocultos, Floración del Almen­ dro, Cascada del Goterón. Yacimien­ tos argáricos, cortijadas, arquitectura popular, las riadas históricas del Río Antas. Ruta por las Minas de Bédar 59 H AN Te asesoramos para ayudarte a encontrar la mejor solución a tus necesidades de productos y servicios digitales. 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