X Aniversario del Acuerdo de Paz Firme y Duradera de

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RED POR LA PAZ Y EL DESARROLLO DE GUATEMALA
P.O. Box 4209 – Grand Central Station – New York, NY 10163-4209 - USA
RED POR LA PAZ Y EL DESARROLLO DE GUATEMALA (RPDG)
COMUNICADO NACIONAL E INTERNACIONAL
En el XV Aniversario del Acuerdo de Paz Firme y Duradera de Guatemala:
Para recuperar la paz desperdiciada, urge un nuevo pacto social y político
Llegamos este 29 de diciembre al 15º aniversario de la firma del Acuerdo de Paz Firme y
Duradera. Llegamos a esa fecha, no con satisfacción y entusiasmo, sino sumergidos en la
frustración y el desaliento, nada optimistas ante el futuro cercano, y con creciente
indignación. El cuarto gobierno de la transición de la guerra interna a la coexistencia, el
de Colom, ha pecado de los mismos errores y omisiones de los tres anteriores: los de
Arzú, Portillo y Berger. Las mismas acusaciones que se hicieron antes de corrupción,
favoritismo, nepotismo, politiquería y, básicamente, desperdicio de los Acuerdos de Paz,
se aplican hoy al gobierno de la UNE, multiplicadas con exageración por los medios de
comunicación social en manos del gran capital. Para colmo, los yerros políticos de
Álvaro Colom y Sandra Torres hicieron que los votantes se inclinaran para presidente por
un ex militar, que si bien firmó la paz, nunca ha creído en ella, como lo prueba su falta de
iniciativas a este respecto en más de ocho años..
Hace cinco años, el entonces Coordinador General de la RPDG decía con relación al X
aniversario de la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera: “La situación social y
económica de Guatemala no se ha recuperado. Al contrario, nuevas crisis han azotado al
país, que han hecho que más del 12% de la población se haya desplazado a los Estados
Unidos, como inmigrantes indocumentados la mayoría de ella. La pobreza y el hambre
que siguen azotando a Guatemala, intensificadas por desastres naturales, encuentran
algún alivio solamente en las remesas que los guatemaltecos y guatemaltecas en el
exterior envían constantemente. Falta todavía que dichas remesas se conviertan en
verdadero motor de desarrollo”. ¡Hoy, la situación ya no es la misma; es peor!
El mensaje continuaba: “Son muchas, por desdicha, las disposiciones del Acuerdo de Paz
Firme y Duradera que siguen a la espera de ser cumplidas. Algunas, al igual que las
reformas constitucionales, por falta de voluntad política, y otras, por falta de recursos
económicos. Los compromisos verbales y escritos con el Acuerdo...no se han traducido
en las asignaciones presupuestarias que permitieran su plena implementación. La ayuda
internacional, que al inicio era muy promisoria, se ha venido limitando en los últimos
años, en parte por la falta de determinación del Estado y de la sociedad guatemalteca por
llevar adelante la implementación plena del Acuerdo”. Hace cinco años, todavía
quedaban esperanzas, que nuestro comunicado mencionaba: “La población del país,
particularmente los pueblos indígenas, confía en que en la próxima legislatura exista la
voluntad política de formular las reformas constitucionales que permitan a nuestro país
dar el salto del siglo XIX al siglo XXI”. En el 2011, pasado un decenio del nuevo siglo,
podemos afirmar que la clase política se ha encargado de sepultar dichas esperanzas.
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Por ello, la RPDG considera que ya concluyó el período de confiar en que los gobiernos
responderían a los clamores de las grandes mayorías, en vez de ser, como fueron,
instrumentos de la burguesía y los intereses extranjeros. Una nueva gran lucha debe
comenzar desde este mismo 29 de diciembre de 2011: vamos a hacer que los Acuerdos de
Paz se rediscutan y mejoren al interior de la sociedad civil, para exigir su plena e
inmediata implementación por parte del gobierno y demás actores políticos, no
importando quien ocupe la presidencia del país. Hay problemas viejos no resueltos,
particularmente la reforma agraria y la atención de otras demandas campesinas y obreras,
el respeto y promoción de los derechos de los pueblos indígenas, la seguridad
alimentaria, el desarrollo de obras públicas que generen empleo, el mejoramiento de la
educación y la salud pública, solamente para mencionar algunos, y hay fenómenos
nuevos, como las migraciones, la marginalización de la juventud, la impunidad, la
corrupción y la falta de oportunidades. La burguesía nacional y los intereses foráneos,
que se deshicieron de los altos oficiales del ejército, como indeseable socio, y satanizaron
y marginaron al movimiento revolucionario, su verdadero contrincante, han demostrado
en quince años de “usufructo y desperdicio de la paz” su total incapacidad y su codicia.
Es hora de pedirles cuentas directamente.
No proponemos una revolución violenta. El pueblo de Guatemala ya aportó suficiente
sangre y la sigue vertiendo ahora a raudales con la violencia y la inseguridad que nos
castigan. Será un movimiento sin violencia; pero no por ello dejará de ser una revolución.
Para ello, proponemos dos pasos importantes: a) la reapertura del Diálogo Nacional,
conducido por el Reconciliador Nacional, en el seno de una reformulada Asamblea de la
Sociedad Civil, en la cual las y los migrantes exigimos tomar parte; y b) la convocatoria a
un año plazo de una Asamblea Nacional Constituyente, para redactar una nueva
Constitución, que nos permita funcionar como nación multiétnica, multicultural y
plurilingüe por los siguientes 50 años, en la cual se consiga la erradicación de la
marginación, la discriminación, la explotación, la represión y la opresión.
Comité Ejecutivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG)
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