JOAQUÍN COSTA Y MARTÍNEZ (Monzón, Huesca, 14 de septiembre de 1846 / Graus, Huesca, 8 de febrero de 1911) Hijo de Joaquín Costa Larrégola, pequeño propietario rural, y de María Martínez Gil, que acabaron por establecerse en Graus, pudo realizar sus estudios secundarios y de magisterio superior en Huesca al tiempo que trabajaba como albañil y peón en obras públicas. En 1867, formando parte de un grupo de trabajadores becados, visitó la Exposición Universal de París, donde permaneció dos años. Tras obtener el título de maestro de escuela superior, se trasladó a Madrid en 1870, doctorándose en Derecho Civil y Canónico (1872) y Filosofía y Letras (1873). Renunció a su puesto docente en protesta por la política educativa de la Restauración, junto a Francisco Giner de los Ríos y otros miembros de la Institución Libre de Enseñanza. Su vinculación con esta institución laica de enseñanza, inspirada en la filosofía del krausismo, le llevó a dirigir su Boletín (1880-1883), a impartir clases y a participar en el Congreso Pedagógico Nacional de 1882. Su identificación con el organicismo krausista le llevó a destacar el predominio de las organizaciones sociales intermedias frente al Estado. Le preocupó especialmente el problema agrario, en el que subrayó la importancia de la tradición colectivista anclada en el derecho consuetudinario español (Colectivismo agrario en España. Doctrinas y hechos, 1898). Fue oficial letrado de Hacienda en Cuenca, Guadalajara (1876-1877) y Huesca (1877– 1879), donde redactó Cuestiones celtíberas: religiones, organización política, civil y religiosa de los celtíberos y Derecho consuetudinario del Alto Aragón. Siguió desarrollando una importante actividad investigadora, participando en congresos nacionales e internacionales y publicando ensayos sobre derecho o economía. De nuevo en Madrid como pasante, colaboró en la Revista de España, en la Revista General de Legislación y Jurisprudencia y en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, donde presentó sus Estudios jurídicos y políticos y su Teoría del hecho jurídico individual y social. En 1887 trazó el Plan de una Historia del Derecho español en la antigüedad. También participó en numerosos mítines y conferencias africanistas y abolicionistas, planteando su visión colonialista en la obra El comercio español y la cuestión de África (1882). Dirigió además el Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil (1883), fue cofundador de la Sociedad de Africanistas y Colonistas (que auspició las expediciones al África occidental y ecuatorial) y tomó parte en la Revista de Geografía Colonial (1885-1887). Tras obtener plaza de notario en Jaén en 1888, obtuvo la excedencia por enfermedad y se trasladó temporalmente a Graus, ejerciendo la Abogacía. De ideas republicanas y librecambistas, no participó directamente en la política hasta la década de 1890, cuando se hicieron notar los efectos de la crisis agrícola y pecuaria y los primeros atisbos de crisis del sistema político de la Restauración. En 1893 se presentó a las elecciones municipales de Graus en representación de la Cámara Agrícola del Alto Aragón, pero su elección fue impedida por el caciquismo local. En 1893 obtuvo la deseada plaza de notario, pero en 1896 fue derrotado en las elecciones generales, a las que se presentó como candidato independiente por el distrito de Barbastro a través de la Cámara Agrícola del Alto Aragón. La experiencia reforzó su interés por la participación política al margen de los partidos del turno, y estimuló su interés por el mundo agrario, fruto del cual fue su magna obra Colectivismo agrario (1898), en la que hace una dura crítica de las desamortizaciones y reivindica los ancestrales sistemas de propiedad comunal. Para entonces ya había intervenido en la creación de la Liga de Contribuyentes de Ribagorza, que junto con la Cámara Agrícola del Alto Aragón fue su primera plataforma política. Entre sus propuestas de reforma económica figuraban la revisión del arancel proteccionista de 1890, el fomento de la vida municipal por medio de la autonomía administrativa de los ayuntamientos y la suspensión de la venta de bienes comunales, o el desarrollo de un amplio programa estatal de obras públicas, especialmente hidráulicas. Su pensamiento, poco sistematizado y desplegado en frases rotundas («escuela y despensa», «cirujano de hierro», «echar siete llaves al sepulcro del Cid»), se inscribe de pleno en la corriente regeneracionista de la época. En febrero de 1899, el movimiento corporativo altoaragonés representado por Costa se unió a otros de similar naturaleza para constituir la Liga Nacional de Productores, que al año siguiente se unió a la Asamblea de Cámaras de Comercio (animada por Basilio Paraíso) en la llamada Unión Nacional. Más que un partido político, como deseaba Costa, esta organización acabó derivando en un grupo de presión antifiscal de escasa eficacia. Tras una breve oposición a la política de austeridad de Raimundo Fernández Villaverde, Costa abandonó la Unión Nacional en septiembre de 1900 y se unió al republicanismo. En 1903 resultó elegido diputado en las listas de la Unión Republicana, aunque no llegó a tomar posesión de su escaño debido al avance de su enfermedad muscular degenerativa. Sus opiniones políticas, muy críticas hacia el funcionamiento del régimen restauracionista, quedaron reflejadas en su contribución a la encuesta del Ateneo titulada Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno de España. Urgencia y modo de cambiarla (1901-1902). Retirado en Graus, siguió teniendo una cierta influencia intelectual y política, e incluso participó en 1908, ya mortalmente enfermo, en la campaña de oposición a Maura con motivo de la discusión de su polémica Ley antiterrorista. Entre sus obras merecen mención Reconstrucción y europeización de España (1900), El problema de la ignorancia del Derecho (1901), Política hidráulica (1911), La tierra y la cuestión social (1911-1912) y La Marina española o la cuestión de la Escuadra (1912). Su legado intelectual y político resulta ambiguo, ya que para unos fue el abanderado de la democracia ruralista y para otros el profeta del autoritarismo que alumbró las dos dictaduras del siglo XX español. BIBLIOGRAFÍA Ciges Aparicio, Manuel (1930): Joaquín Costa, el gran fracasado. Madrid: Espasa-Calpe. Gambón Plana, Marcelino (1911): Biografía y bibliografía de D. Joaquín Costa. Graus (Huesca): Faustino Gambón. Ortí, Alfonso (1975): Estudio introductorio a Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España. Urgencia y modo de cambiarla: Madrid: Eds. de la Revista de Trabajo, vol. I, pp. XIX-CCLXXXVII (incluido en En torno a Costa, pp. 171-389). — (1996): En torno a Costa (populismo agrario y regeneración democrática en la crisis del liberalismo español). En el 150 aniversario del nacimiento de Joaquín Costa. Madrid: Centro de Publicaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.