Área de Ética y Valores Humanos Lic. Reybaldo Rafael Romero Ávila M A C R O V A L O R E S EL RESPETO El respeto es la consideración de que alguien o incluso algo tiene un valor por sí mismo y se establece como reciprocidad: respeto mutuo, reconocimiento mutuo. El término se refiere a cuestiones morales y éticas, es utilizado en filosofía política y otras ciencias sociales como la antropología, la sociología y la psicología. El respeto en las relaciones interpersonales comienza en el individuo, en el reconocimiento del mismo como entidad única que necesita que se comprenda al otro. Consiste en saber valorar los intereses y necesidades de otro individuo en una relación. Principio de respeto o autonomía de las personas Este principio se basa en dos teorías ético-morales que dicen textualmente: El respeto por la autonomía del individuo: Que se sustenta esencialmente en el respeto de la capacidad que tienen las personas para su autodeterminación (Libre decisión del individuo.) en relación con las determinadas opciones individuales de que disponen. Protección de los individuos con deficiencias o disminución de su autonomía: En el que se plantea y exige que todas aquellas personas que sean vulnerables o dependientes resulten debidamente protegidas contra cualquier intención de daño o abuso por otras partes. Este principio de autonomía sirvió como base de la bioética desde los aspectos sociopolíticos, legales y morales aunque no para garantizar el respeto de las personas en las transacciones médicas. Bioética: La bioética es la rama de la ética que se dedica a proveer los principios para la correcta conducta humana respecto a la vida, tanto de la vida humana como de la vida no humana (animal y vegetal), así como al ambiente en el que pueden darse condiciones aceptables para la vida. El respeto como virtud moral El respeto también puede considerarse como punto medio entre dos extremos vistos: por exceso y por defecto. Por defecto: el miedo, tanto a las personas que le rodean como a objetos o situaciones que afronta el individuo, llevándole a situaciones de imposibilidad a realizar determinados proyectos o metas, tal el caso de los complejos de inferioridad. Por exceso: el abuso o desmedida de los límites preestablecidos para un correcto orden y trato de las personas o situaciones de cada individuo, lo que lleva a conflictos con los otros como también la imposición de límites y/o normas a fin de superar la crisis del abuso y restablecer el orden de los derechos de cada individuo. Los valores no se pierden se dejan de usar, porque cuestionan nuestro ejemplo de vida R3 Ayapel 2014 Página 1 de 6 Área de Ética y Valores Humanos Lic. Reybaldo Rafael Romero Ávila LA AMISTAD La amistad (del latín amicus, que significa amigo, este deriva de amare, que traduce amar) es una relación afectiva entre dos o más personas. La amistad es una de las relaciones interpersonales más comunes que la mayoría de las personas tienen en la vida. La amistad se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y trascendencia. La amistad nace cuando las personas encuentran inquietudes comunes. Hay amistades que nacen a los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo. Puede haber relaciones «amistosas» donde interviene una persona y otro tipo de «personalidad» (ángeles, santos) o de una forma animal. Por ejemplo, algunas personas catalogan como amistad a su relación con un perro, no en vano a este último se le conoce como «el mejor amigo del hombre». También se puede dar la amistad incluso entre dos o más animales de especies distintas. LA RESPONSABILIDAD Un ejemplo de situación en la que se puede actuar con responsabilidad es aquella en la cual la persona sabe que va a conducir y no toma licor. La responsabilidad es un valor que está en la conciencia de la persona, que le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos, siempre en el plano de lo moral. Una vez que pasa al plano ético (puesta en práctica), se establece la magnitud de dichas acciones y de cómo afrontarlas de la manera más positiva e integral. La persona responsable es aquella que actúa conscientemente siendo él la causa directa o indirecta de un hecho ocurrido. Está obligado a responder por alguna cosa o alguna persona. También es el que cumple con sus obligaciones o que pone cuidado y atención en lo que hace o decide. En el ámbito penal, culpable de alguna cosa, acto o delito. En otro contexto, es la persona que tiene a su cargo la dirección en una actividad. Principios de la responsabilidad El cumplimiento responsable en nuestra labor humana, sea cual fuere, se regiría por principios como: Reconocer y responder a las propias inquietudes y las de los demás. Mejorar sin límites los rendimientos en el tiempo y los recursos propios del cargo que se tiene. Reporte oportuno de las anomalías que se generan de manera voluntaria o involuntaria. Planear en tiempo y forma las diferentes acciones que conforman una actividad general. Asumir con prestancia las consecuencias que las omisiones, obras, expresiones y sentimientos generan en la persona, el entorno, la vida de los demás y los recursos asignados al cargo conferido. Promover principios y prácticas saludables para producir, manejar y usar las herramientas y materiales que al cargo se le confiere. Los valores no se pierden se dejan de usar, porque cuestionan nuestro ejemplo de vida R3 Ayapel 2014 Página 2 de 6 Área de Ética y Valores Humanos Lic. Reybaldo Rafael Romero Ávila LA SOLIDARIDAD La solidaridad nace del ser humano y se dirige esencialmente al ser humano. La verdadera solidaridad, aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos de cambio que favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones, está fundada principalmente en la igualdad universal que une a todos los hombres. Esta igualdad es una derivación directa e innegable de la verdadera dignidad del ser humano, que pertenece a la realidad intrínseca de la persona, sin importar su raza, edad, sexo, credo, nacionalidad o partido. La solidaridad trasciende a todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales, culturales, etc. Para instalarse en el hombre, en cualquier ser humano, y hacer sentir en nuestro interior la conciencia de una “familia” al resto de la humanidad. La solidaridad implica afecto: la fidelidad del amigo, la comprensión del maltratado, el apoyo al perseguido, la apuesta por causas impopulares o perdidas, todo eso puede no constituir propiamente un deber de justicia, pero si es un deber de solidaridad. Un análisis del concepto del valor de la solidaridad nos ofrece los siguientes componentes esenciales: Compasión: porque la solidaridad es un sentimiento que determina u orienta el modo de ver y acercarse a la realidad humana y social, condiciona su perspectiva y horizonte. Supone ver las cosas y a los otros con los ojos del corazón, mirar de otra manera. Conlleva un sentimiento de fraternidad, de sentir la empatía por el dolor de los otros. Reconocimiento: no toda compasión genera solidaridad, sólo aquella que reconoce al otro en su dignidad de persona. La solidaridad así tiene rostro, la presencia del otro demanda una respuesta. Universalidad: “La desnudez del rostro”, la indefensión y la indigencia es toda la humanidad y simboliza la condición de pobreza de esfera intimista y privada. ¿Qué entendemos por solidaridad? Su concepto ha experimentado un proceso de transformación que se refleja en todos sus ámbitos. Para algunos es la reivindicación de derechos fundamentales y para otros sólo una actitud de piedad centrada en la limosna y en la asistencia. La solidaridad siempre implica los siguientes puntos: La solidaridad es una virtud contraria al individualismo y al egoísmo. Se refleja en el servicio y busca el bien común. Su finalidad es intentar o solucionar las carencias espirituales o materiales de los demás. Requiere discernimiento y empatía –ponerse en el lugar del otro- ¿Por qué solidaridad? Solidaridad, porque es lo justo, porque todos vivimos en una sociedad, porque todos necesitamos de todos, porque todos estamos juntos en este barco de la civilización; porque somos seres humanos, iguales en dignidad y derechos. Los valores no se pierden se dejan de usar, porque cuestionan nuestro ejemplo de vida R3 Ayapel 2014 Página 3 de 6 Área de Ética y Valores Humanos Lic. Reybaldo Rafael Romero Ávila LA TOLERANCIA La tolerancia es el respeto y la aceptación de los demás, con sus virtudes y defectos; es la aprobación de la diversidad de culturas, religiones y de cualquiera de nuestras formas de expresión como personas civilizadas. La tolerancia posibilita ostentar una mente y una actitud abiertas, y la libre comunicación de nuestros pensamientos y sentimientos. Ser tolerantes no denota ser condescendientes, no significa dejar que nos humillen ni quiere decir que seamos permisivos con las injusticias. Tolerancia es reconocer el derecho que cada ser humano tiene de expresar cómo se siente, cómo quiere vivir y cómo percibe el mundo que lo rodea. Significa respetar los valores fundamentales de las personas y reconocer dichos valores en cada una de ellas. Los seres humanos poseen pleno derecho a vivir en paz y a ser como decidan sin que nadie le imponga sus opiniones y estilos de vida. El mundo actual, en el que la tolerancia cobra mucha más fuerza y vigencia, la globalización y la comunicación viabilizan una gran apertura en las migraciones y éstas provocan desencuentros, muchos de ellos de gran intensidad. La diversidad ha sustituido a los modelos sociales y es algo que, con el tiempo, debería ser asimilado y aceptado. Cotidianamente observamos como la intolerancia incrementa la diferencia entre las personas y los conflictos, que van desde los más simples hasta los más complejos, crecen sin que nadie pueda hacer mucho por evitarlos. Sin embargo es conveniente comenzar a practicar la tolerancia en pequeños grupos, que irán creciendo hasta conseguir la fusión entre ellos. La cuestión es comenzar. Resulta sumamente imperioso detener la vorágine de sucesos y hacer un esfuerzo para fomentar la tolerancia, la solidaridad, la humanidad y el pensamiento abierto. Pero debe hacerse en todos los estamentos, desde el hogar hasta donde llegue la influencia de cada uno. Es preciso tomar plena consciencia acerca del peligro que representa la pérdida de los valores. Existen muchas premisas a tener en cuenta en la elevación de los niveles de tolerancia, una de las que más cerca están es la que expresa que los derechos de uno terminan donde comienzan los derechos de otro. Es primordial que la tolerancia se base en el hecho de que nadie es dueño de la verdad absoluta, pues lo que para unos puede significar algo, es posible que varíe para otros. Para la vida en sociedad, es muy importante ser tolerantes porque brinda la posibilidad de hallar el camino hacia la felicidad y realización personal, permite visualizar el modo de lograr la libertad. Implica plantearse una nueva manera de vivir, en armonía y paz con todos y con nosotros mismos. La tolerancia debe ser una práctica interactiva entre todos para que tenga sentido. Debe ser una gran cadena con eslabones muy firmes. Respetar las opiniones o prácticas de los demás, sobre todo cuando son diferentes a las nuestras, es tolerancia y, tal vez, lo único que nos hace falta para ser felices es practicarla. Los valores no se pierden se dejan de usar, porque cuestionan nuestro ejemplo de vida R3 Ayapel 2014 Página 4 de 6 Área de Ética y Valores Humanos Lic. Reybaldo Rafael Romero Ávila LA LABORIOSIDAD Laboriosidad es la cualidad de laborioso. Este adjetivo, por su parte, procede del latín laboriōsus y hace referencia a aquel que es muy aplicado al trabajo (muy trabajador). Por ejemplo: “Mi padre construyó esta casa gracias a su laboriosidad”, “Lamentablemente no puedo destacar a ningún empleado por su laboriosidad: son todos perezosos”, “Si quieres un ascenso en esta empresa, demuestra tu laboriosidad”. La laboriosidad suele considerarse como un valor moral o una virtud. Gracias a la laboriosidad, la labor (el trabajo) pasa de ser algo obligatorio o necesario a un valor. Implica realizar las tareas con esmero, atendiendo los detalles y tratando de conseguir el mejor resultado posible. La laboriosidad, por lo tanto, es hacer algo más que cumplir con lo imprescindible, lo obligatorio o lo mínimo necesario. Supone realizar un esfuerzo extra para conseguir un logro adicional y progresar. Es importante, de todas formas, no confundir el esfuerzo con la adicción al trabajo ni con la explotación. Una persona tiene derecho a disfrutar del tiempo libre y necesita descansar, sin que eso implique pereza o una falla moral. LA CONVIVENCIA Se denomina convivencia al hecho de compartir o vivir con otras personas. La convivencia se desprende de la esencia del ser humano, que es la sociabilidad, es decir la facultad de vivir en sociedad, de compartir con otros sujetos y estructurar la vida social de modo que la socialización y la convivencia sean armónicas. Para esto, el Hombre a lo largo de la Historia, ha desarrollado estructuras como el lenguaje, la escritura, las ciencias o las artes para organizar la vida y permitir mejor socialización. Si pensamos detenidamente, día a día estamos insertos en diferentes grupos sociales, compuestos por sujetos con los cuales debemos convivir: la escuela, la universidad, el trabajo, el club, la escuela de artes, organizaciones donde participamos, etc. Estos grupos, con estos sujetos, con los cuales tenemos que convivir frecuentemente son precisamente los grupos sociales a los cuales pertenecemos. Cuando asistimos a una conferencia o viajas en metro, las personas a nuestro alrededor no son sujetos con los cuales convivamos, pues somos cercanos a ellos (y ellos son cercanos a nosotros) sólo por (cómo máximo) unas horas. En cambio, con los compañeros de trabajo o de la escuela, nuestros amigos del club o nuestra familia, debemos convivir muchas horas y varias veces a la semana. En general, para lograr que la convivencia sea armónica, en muchos lugares suelen crearse normas de convivencia como es el caso de empresas, organizaciones civiles o no gubernamentales, e incluso las escuelas. Por ejemplo, dentro de una empresa puede convenirse previamente que nadie fumará dentro del lugar de trabajo o almorzará en un espacio que sea fuera del comedor o espacio reservado para tal fin. En el caso de la escuela, las normas de convivencia pueden establecer que está prohibido dentro del espacio de la escuela tirar papeles al suelo, golpear a un compañero o gritar en el patio cuando los demás están en clases. También en nuestra familia, aunque no se lo establezca de manera explícita, suele haber reglas o normas, que todos los integrantes de la casa conocen: no se debe dejar la luz prendida o la televisión encendida si nadie está mirando o está presente en el ambiente de la casa; o la ropa Los valores no se pierden se dejan de usar, porque cuestionan nuestro ejemplo de vida R3 Ayapel 2014 Página 5 de 6 Área de Ética y Valores Humanos Lic. Reybaldo Rafael Romero Ávila sucia debe dejarse en el canasto dispuesto para ese fin, y no simplemente tirada en el suelo del baño. Sin dudas, la existencia de normas de convivencia dentro del hogar, que son asimilados desde que somos pequeños, favorece que luego podamos adaptarnos y cumplir con las normas de convivencia en otros espacios, junto a otros grupos sociales. LA HONESTIDAD La honestidad u honradez es el valor de decir la verdad, ser decente, recatado, razonable, justo u honrado. Desde un punto de vista filosófico es una cualidad humana que consiste en actuar de acuerdo como se piensa y se siente. Se refiere a la cualidad con la cual se designa a aquella persona que se muestra, tanto en su obrar como en su manera de pensar, como justa, recta e íntegra. Quien obra con honradez se caracterizará por la rectitud de ánimo, integridad con la cual procede en todo en lo que actúa, respetando por sobre todas las cosas las normas que se consideran como correctas y adecuadas en la comunidad en la cual vive. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo. Dado que las intenciones se relacionan estrechamente con la justicia y se relacionan con los conceptos de "honestidad" y "deshonestidad", existe una confusión muy extendida acerca del verdadero sentido del término. Así, no siempre somos conscientes del grado de honestidad o deshonestidad de nuestros actos. El autoengaño hace que perdamos la perspectiva con respecto a la honestidad de los propios actos, obviando todas aquellas visiones que pudieran alterar nuestra decisión. LA PAZ Paz (del latín pax), definida en sentido positivo, es un estado a nivel social o personal, en el cual se encuentran en equilibrio y estabilidad las partes de una unidad; definida en sentido negativo, es la ausencia de inquietud, violencia o guerra. En el plano individual, «paz» es lo cotrario de la guerraun estado interior (identificable con los conceptos griegos de ataraxia y sofrosine) exento de sentimientos negativos (ira, odio). Ese estado interior positivo es deseado tanto para uno mismo como para los demás, hasta el punto de convertirse en un propósito o meta de vida. También está en el origen etimológico de los saludos: shalom en hebreo y salam en árabe significan «paz» o «la paz esté contigo o con vosotros», y también se emplean como despedida, significando entonces ve en paz o id en paz; en cambio, salve, el saludo latino, es un deseo de salud, concepto también muy relacionado. El saludo de paz o beso de la paz es una parte de la misa en que los asistentes «se dan la paz». ¡Los valores no se pierden, se dejan de usar porque cuestionan nuestro ejemplo de vida! R3 Ayapel Los valores no se pierden se dejan de usar, porque cuestionan nuestro ejemplo de vida R3 Ayapel 2014 Página 6 de 6